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miércoles, 22 de enero de 2025

Capítulo 50-1, Románico en Tudela

Catedral de Tudela

Capiteles

Primer capitel izquierda
El primer capitel de la Puerta del Juicio de Tudela, con el que se inicia el relato de algunos pasajes del Antiguo Testamento, está dedicado a la creación de los Ángeles por parte de Dios. Según las referencias que aparecen en distintos pasajes de la Biblia, estos seres han estado presentes desde el principio de la Creación, aunque su origen exacto no está específicamente definido. La palabra 'Ángel' significa 'Mensajero' y su función principal es la de ejecutar las órdenes de Dios.
La tradición cristiana medieval distinguía nueve tipos de Ángeles. Estos eran, por orden de mayor a menor jerarquía: Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones, Virtudes, Potestades, Principados, Arcángeles, y Ángeles.
Según la descripción que aparece en la Biblia, los ángeles representados en este capitel son Serafines, seres celestiales de seis alas que ocupan el primer orden dentro de la jerarquía angelical. Su superior directo es el propio Creador, de cuyo trono son guardianes. Según aparece en Isaías 6, 2: “Unos serafines se mantenían erguidos por encima de Él. Cada uno tenía seis alas: con un par se cubrían la cara, con otro se cubrían los pies, y con el otro par aleteaban”. Como se puede apreciar en el capitel, sus alas están cubiertas por multitud de ojos, simbolizando el don de la ubicuidad y la omnisciencia, y para poder ver cuando se cubren el rostro con sus alas ante el intenso resplandor que emite Dios.

Segundo capitel
En el principio creó Dios los cielos y la tierra' (Génesis 1, 1). Esta es la frase inicial de la Biblia y el comienzo del relato de los orígenes del mundo y de la humanidad, según la tradición judeocristiana.
Como recogen las Sagradas Escrituras, Dios creó el mundo y puso orden en el caos de la tierra. Esta labor se prolongó durante seis días. En el primero de ellos, Dios creó el día y la noche; en el segundo, los cielos; en el tercero, la tierra, los mares y las plantas; en el cuarto, los astros celestes; en el quinto, los peces y las aves; y en el sexto, los animales terrestres y los seres humanos.
En este capitel se realiza un compendio de la Creación mezclando las obras divinas relativas a distintos días. Así, la figura de Dios ubicada a la derecha crea los cielos o firmamento (segundo día), en los que ya se ven algunos astros celestes (cuarto día). Por su parte, la imagen de la izquierda acumula las aguas por debajo del firmamento para crear los mares (tercer día), en cuyo interior se pueden apreciar hasta tres peces (quinto día).
Según la Biblia, una vez finalizada la creación de los cielos y la tierra, Dios dio por concluida su labor en el séptimo día..., 'y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho' (Génesis 2, 3).

Tercer capitel
Tras separar la luz de la oscuridad para crear el día y la noche, y después de apartar las aguas para crear los cielos, Dios inició el tercer día de la Creación acumulando 'las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, dejando ver lo seco. Y llamó Dios a lo seco 'tierra' y al conjunto de las aguas lo llamó 'mares' (Génesis 1, 9-10).
Seguidamente, Dios se dedicó a la creación de las plantas, acción representada escultóricamente en este capitel. La figura de Dios esculpida en la escena en cuestión eleva su mano derecha y, como recoge la Biblia, parece decir: 'Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra. Y así fue. La tierra produjo vegetación: hiervas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día tercero' (Génesis 2, 11-13).
Como se puede ver, la escena esculpida en este capitel se ajusta fielmente a la descripción bíblica del tercer día de la Creación. La figura de Dios, a la derecha de la imagen, alza su mano para hacer brotar de la tierra un buen número de plantas que se alzan hasta cubrir la práctica totalidad de la mitad izquierda del capitel.

Cuarto capitel
Este capitel muestra al espectador la creación de los animales por parte de Dios. En el anterior (Las plantas, aparece representado el surgimiento de los peces, algo que, según la Biblia, ocurrió en el quinto día de la Creación.
El capitel que ahora nos ocupa realiza una mezcla entre el surgimiento de las aves (también correspondiente al quinto día) y el de los animales terrestres, algo que Dios dejó para el último día de la Creación, el sexto.
Así como las aves del capitel se pueden distinguir relativamente bien, resulta imposible identificar a los animales terrestres, aunque el situado en primer plano bien podría ser una especie de elefante a tenor del extraño apéndice en forma de trompa que todavía se conserva en el centro de la escena.
Como recoge la Biblia en su relato correspondiente al quinto día de la Creación: "Dijo Dios: 'Bullan las aguas animales vivientes y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento'. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies" (Génesis 1, 20-21).
En cuanto al sexto día, las Sagradas Escrituras cuentan: "Dijo Dios: 'Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes, alimañas terrestres de cada especie'" (Génesis 1, 24).

Quinto capitel
El sexto y último día de la Creación, Dios hizo al ser humano a su imagen y semejanza para mandar "en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas, terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra" (Génesis 1, 26).
Justo después de la Creación, la Biblia narra cómo Dios creó al primer hombre "con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida" (Génesis 2, 7). El nombre de Adán proviene del hebreo y significa "Hecho de tierra". El gesto de Dios en este capitel corresponde a ese preciso instante en el que, como aparece en las Sagradas Escrituras, insufla ese "aliento de vida" sobre Adán.
Además, el relato bíblico incluye dentro de este segundo capítulo la creación de "un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer" (Génesis 2, 8-9). Según el texto, de este lugar salía un río que regaba el jardín antes de dividirse en cuatro brazos: Pisón, Guijón, Tigris y Eúfrates. Tomando como referencia estas pistas geográficas, varios autores han localizado el Edén en algún lugar de Mesopotamia o de Arabia, aunque no existen pruebas científicas o históricas que confirmen la existencia del Edén en esta zona geográfica, al menos, tal y como está descrito en la Biblia.

Sexto capitel
La historia de la primera mujer sobre la tierra comienza en el Génesis 1, 27, donde la Biblia apunta que "Dios creó al ser humano a imagen suya, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: "Sed fecundos y multiplicaos y henchid, la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra".
Según la descripción concreta de la creación de Eva narrada en la Biblia, Dios dejó a Adán en el Jardín del Edén "para que lo labrase y cuidase" (Génesis 2, 15) y se dijo a sí mismo: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada" (Génesis 2, 18). Es entonces cuando se describe la creación de Eva tal y como aparece representada en este capitel: "Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que había tomado del hombre formó una mujer" (Génesis 2, 21-22).
Así como el nombre dado al primer hombre es el de "Adán" atendiendo al significado hebreo de esta palabra ("Hecho de la tierra"), Eva recibe su nombre de parte de su propio compañero, quien decide llamarla así "por ser ella la madre de todos los vivientes" (Génesis 3, 20). Y es que el nombre de "Eva" proviene del hebreo "Jawah", que significa "Fuente de vida".

Septimo capitel
Cuenta la Biblia que Dios hizo brotar en el medio del Jardín del Edén el Árbol de la Vida -cuyos frutos otorgaban la inmortalidad a quien los comiese- y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. "Y Dios impuso al hombre este mandamiento: "De cualquier árbol del jardín puedes comer, más del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio" (Génesis 2, 16-17).
Este capitel muestra el instante en el que la serpiente engaña a Eva para que pruebe el fruto del árbol prohibido con estas palabras: "Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses" (Génesis 3, 4). Fue entonces cuando Eva "tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. Entonces se les abrieron los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores" (Génesis 3, 6-7). La tradición popular apunta que el fruto en cuestión era una manzana, pero lo cierto es que la Biblia no lo especifica.
Conocedores de su pecado, el Pecado Original, Adán y Eva intentaron esconderse de Dios, pero éste llamó al hombre, quien confesó que la mujer le había dado de comer del árbol. Dios preguntó entonces a Eva el motivo de su acción y ésta le contestó: "La serpiente me sedujo, y comí" (Génesis 3, 13).

Octavo capitel
Este capitel es el último de la parte izquierda de la Puerta del Juicio. Está ubicado en la parte más externa de la portada y, por ello, es el más expuesto a las inclemencias del tiempo que parecen ser la causa de su deterioro.
Cronológicamente, el capitel está situado entre la escena del Pecado Original y la de la expulsión del Paraíso, con lo que, en buena lógica, debería corresponder al pasaje bíblico en el que Adán y Eva intentan ocultarse de Dios tras comer del árbol prohibido o de la enumeración de castigos que el Creador hace caer sobre la pareja tras confesar su pecado.
Según las referencias bibliográficas consultadas, las desaparecidas figuras de este capitel correspondían a Eva dormida y tapada con una hoja de higuera, junto a la cual aparecía la serpiente burlándose de ella. Como provocadora de la tentación, la serpiente fue castigada por Dios: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida" (Génesis 3, 14).
En el siguiente versículo, Dios enfrenta a la serpiente con la mujer, lo que puede explicar el hecho de que ambas figuras sean protagonistas de este capitel perdido. El texto dice así: "Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su talón" (Génesis 3, 15).

Primer capitel lado derecho

Después de que Adán y Eva confesaran haber comido del árbol prohibido, Dios decidió su expulsión del Paraíso e impuso a ambos diferentes castigos. Según se narra en el Génesis, Dios se dirigió primero a la mujer con esta sentencia: "Con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará" (Génesis 3, 16). Inmediatamente después le llegó el turno al hombre, a quien Dios le dijo: "Maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo, y al polvo tornarás" (Génesis 3, 17-19).
Así, con la expulsión del Jardín del Edén, Dios castiga a la mujer a estar sometida al hombre y a parir con dolor, mientras que al hombre le condena a ganarse con fatiga el alimento. Además, el conocido como Pecado Original es castigado con la expulsión de la humanidad del Paraíso y su sujeción a la muerte. Pese a todo ello, Dios muestra su desconfianza hacia el hombre y toma medidas para que no pueda volver a entrar en el Edén. Como recoge la Biblia en el versículo final de La Caída (Génesis 3, 24), Dios puso delante del jardín a varios Querubines para que guardaran su entrada, "y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del Árbol de la Vida", cuyo fruto podía otorgar la inmortalidad.

Segundo capitel
Una vez expulsados del Paraíso, la Biblia no hace muchas más referencias a lo que ocurrió con Adán y Eva fuera del Jardín de Edén. Por ello, este capitel se inspira en el castigo impuesto por Dios (La expulsión del Edén) para mostrar gráficamente al espectador cómo pudo ser su vida cotidiana a partir de entonces.
Ambos aparecen vestidos con humildes atuendos, ropajes distintos a las "túnicas de piel" que, según aparece en el Génesis 3, 21, Dios les proporcionó en el momento de la expulsión del Edén.
Adán está trabajando la tierra cumpliendo así la maldición de Dios: "Maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida" (Génesis 3, 17). Por su parte, Eva hila lana de oveja en una rueca, representando así la sumisión al marido a la que Dios condenó a la mujer.
Las únicas referencias que la Biblia hace de Adán y Eva tras su salida del Paraíso se limitan a explicar cuál fue su descendencia. Así, las Sagradas Escrituras recogen que Eva dio a luz a Caín y, posteriormente, a Abel. Tras la muerte de Abel a manos de su hermano Caín, la Biblia narra que Eva dio a luz al tercer hijo de la pareja: Set.
Según la Biblia, Adán tenía 130 años cuando engendró a Set y vivió 800 más en los que tuvo "hijos e hijas". En cambio, de Eva no aporta ningún dato más.

Tercer capitel
Después de ser desterrados del Paraíso, Adán y Eva concibieron a su primer hijo, Caín, al que siguió otro varón: Abel. Ambos fueron los primeros hijos del hombre y la mujer creados por Dios. Caín se dedicó a la agricultura, mientras su hermano Abel se decantó por la ganadería. Cuando obtuvieron los primeros frutos de su trabajo, ambos quisieron ofrecérselos a Dios. Caín preparó un haz con frutos de la tierra y su hermano Abel hizo lo mismo con las primeras crías de sus ovejas.
Fue entonces cuando tuvo lugar el veredicto de Dios recogido en la Biblia y tan claramente esculpido en este capitel. "Yahveh miró propicio a Abel y su oblación, más no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro" (Génesis 4, 4-5).
La Biblia no aclara el motivo de esta diferencia de trato por parte de Dios. Una posible explicación la ofrece el teólogo francés Pedro Coméstor (1110-1178) en su Historia Scholastica. Según él, Abel entrega su mejor oveja y la ofrece a Dios con sumo respeto. Caín, por el contrario, tiene un comportamiento avaro, se reserva lo mejor para sí, y ofrece a Dios gavillas de trigo mezcladas con cizaña. En el capitel se ve esta diferencia. Abel, vestido con túnica y manto, utiliza la ropa para cubrir sus manos y entregar la oveja sin tocarla. En cambio Caín, vestido con el atuendo típico de campesino, presenta su ofrenda con las manos descubiertas.

Cuarto capitel
Tras ver cómo Dios eligió la ofrenda de su hermano Abel despreciando la suya (Ofrendas de Caín y Abel), Caín se irritó tanto que no pudo contener su furia. Según la Biblia: "Caín dijo a su hermano Abel: "Vamos afuera". Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató" (Génesis 4, 8).
Los textos sagrados no especifican de qué forma Caín mató a Abel, aunque la tradición siempre ha apuntado que el arma homicida fue una quijada de asno. Así aparece en este capitel, donde se aprecia como Abel se dispone a golpear a su hermano con la mandíbula del animal que porta en su mano.
En la escena aparece un tercer personaje que vuela sobre los hermanos. Debido al deterioro de la imagen no se puede precisar su identidad, pero todo hace indicar que se trata de un demonio que contempla el fratricidio y que, incluso, parece dirigir la mano de Caín. La versión que defiende que esta figura es un demonio se apoya en que su destrucción es claramente intencionada, tal y como han sufrido muchas imágenes diabólicas a lo largo de la historia (Satanás).
Las acciones de Caín descritas en este capitel y en el anterior (Ofrendas de Caín y Abel) muestran cómo este personaje bíblico cometió hasta tres pecados capitales: la Avaricia, al no ofrecer sus mejores frutos a Dios; la Envidia hacia su hermano; y la Ira, que le llevó a cometer el fratricidio. 

Quinto capitel
Tras asesinar a su hermano Abel, Dios salió al encuentro de Caín y le interrogó sobre lo ocurrido. "Yahveh dijo a Caín: "¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: "No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano? Replicó Yahveh: "¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo" (Génesis 4, 9-10). Si hasta entonces Caín había cometido tres pecados capitales -Avaricia, Envidia e Ira- (ver Caín mata a Abel), tras la respuesta que ahora da a Dios peca también de Soberbia, al mostrarse arrogante ante Yahveh.
Después, y como muestra este capitel, Dios lanzó sobre Caín su maldición con estas palabras: "Pues bien: maldito seas, lejos de este suelo que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Aunque labres el suelo, no te dará más su fruto. Vagabundo y errante serás en la tierra" (Génesis 4, 11-12).
Tal sentencia fue recibida por Caín con gran pesadumbre, como parece mostrar el rostro de la figura del capitel. "Entonces dijo Caín a Yahveh: "Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Es decir que hoy me echas de este suelo y he de esconderme de tu presencia, convertido en vagabundo errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará". Respondió Yahveh: "Al contrario, quien quiera que matare a Caín, lo pagará siete veces". Y Yahveh puso una señal a Caín para que nadie que lo encontrara le atacara". (Génesis 4, 13-16). 

Sexto capitel
Después de ser desterrado por Dios de la tierra de sus padres, Caín se estableció al oriente del Edén. Entre sus descendientes se encontraba Lamec, autor de dos asesinatos que él mismo confesó con este canto: "Yo maté a un hombre por una herida que me hizo, y a un muchacho por un cardenal que recibí. Caín será vengado siete veces, más Lamec lo será setenta y siete" (Génesis 4, 23-24). Lamec se presenta así vanagloriándose de sus asesinatos y defendiendo el acto de la venganza.
Pero existe otra versión de la historia de Lamec que encaja perfectamente con la escena esculpida en este capitel. Esta interpretación pertenece a las llamadas hagadás o leyendas judías. Según estas narraciones, Lamec, quien era ciego, salió a cazar con su hijo Tubal. El niño vio entre el boscaje lo que parecía ser el cuerno de una bestia y se lo advirtió a su padre, quien disparó una flecha contra el animal. Cuando ambos se acercaron, el niño advirtió que el animal muerto era un hombre, el cual tenía un cuerno en la frente. Lamec cayó entonces en la cuenta de que ese hombre era en realidad su antepasado Caín y que el cuerno era la señal que Dios le puso al ser desterrado (Dios maldice a Caín),. En su desesperación, Lamec golpeó accidentalmente a su hijo en la cabeza matándolo en el acto.
Así, inspirándose en la citada leyenda judía, este capitel cierra la historia de Caín mostrando cómo pudo ser su muerte, algo que la Biblia no explica. 

Séptimo capitel
Según la tradición cristiana, los descendientes de Caín prevalecieron sobre los de Set, tercer hijo de Adán y Eva, y el mal se extendió sobre la tierra. Esto decepcionó de tal forma a Dios que se propuso exterminar "de la haz del suelo al hombre que he creado" (Génesis 6, 7-8).
De estos planes de exterminio Dios decidió salvar a Noé, a quien la Biblia define como "el varón más justo y cabal de su tiempo" (Génesis 6, 9). Dios le advirtió de que en siete días traería un diluvio sobre la tierra y le dio instrucciones para la construcción de un arca. Esta nave debía tener unas dimensiones de 150 metros de largo, 25 de ancho y 15 de alto, con el fin de poder acoger en su interior a Noé y su familia, y "siete parejas -macho y hembra- de todos los animales puros; y una pareja de todos los animales que no son puros" (Génesis 7, 2).
El capitel muestra el instante en el que Noé conduce a los animales al arca. Los animales esculpidos parecen ser camellos, pero con rasgos muy grotescos. Esta deformación se puede explicar teniendo en cuenta que es muy probable que el cantero encargado de labrar al animal no hubiese visto nunca antes un camello, por lo que seguramente se guiaría por indicaciones de terceras personas.
Según la Biblia, la inundación duró 150 días en los que perecieron todas las criaturas vivas de la tierra, excepto Noé y el resto de pasajeros del arca. 

Octavo capitel
Según las religiones cristiana, judía y musulmana, Abraham es el primero de los patriarcas postdiluvianos del pueblo de Israel y del pueblo árabe. Según la Biblia, Abraham fue elegido por Dios para convertirse en su voz sobre la tierra.
El pasaje de la vida de Abraham más conocido es el del sacrificio de su hijo Isaac, representado en este capitel, último de la serie dispuesta en la Puerta del Juicio. Según la Biblia, Dios probó la fe de su elegido pidiéndole el sacrificio de su hijo Isaac. A la madrugada siguiente de este anuncio, Abraham partió con su hijo hacia el lugar indicado por Dios. Una vez allí, Isaac se dirigió a su padre. "Aquí está el fuego y la leña para el sacrificio, pero ¿dónde está el cordero?". Dijo Abraham: "Dios proveerá el cordero para el holocausto hijo mío". (Génesis 22, 7-8).
Tal y como aparece en el capitel, una vez en el lugar, Abraham construyó el altar, ató a Isaac y tomó un cuchillo para inmolar a su hijo. En ese instante, el Ángel de Yahveh llamó a Abraham "y le dijo: "No alargues tu mano contra el niño, ni le hagas nada, que ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios, ya que no me has negado a tu hijo, tu único". Levantó Abraham los ojos, miró y vio un carnero trabado en un zarzal por los cuernos. Fue Abraham, lo tomó y lo sacrificó en lugar de su hijo" (Génesis 22, 12-13). Como recompensa por su obediencia, Abraham recibió del Ángel la promesa de una numerosa descendencia y prosperidad.

Imagen románica de culto: Virgen Blanca
Entre las imágenes de culto de la colegiata de Tudela sin duda destaca la imagen conocida como Virgen Blanca, conservada actualmente en la capilla interna del transepto sur o capilla de San Juan Evangelista. Esta imagen románica fue realizada en piedra por el taller del claustro, de acuerdo a las características estéticas propias de la escultura de dicho recinto. Probablemente fue la imagen titular de la iglesia desde sus inicios hasta el momento en que fue sustituida por el retablo pintado para el altar mayor en 1494. De hecho, al ser retirada fue guardada detrás del citado retablo mayor, lugar donde la encontraron Castro y Fuentes en 1930. Su conexión con el taller escultórico del claustro permite datar esta imagen de María hacia 1195- 1200 (MELERO MONEO, 1997).

Claustro y dependencias claustrales. Aspectos arquitectónicos
En el claustro hemos conservado sus cuatro galerías y una parte de los ambientes conventuales que se proyectaron para la vida en comunidad de los canónigos, aunque, debido a la temprana secularización del cabildo en 1238, algunos de dichos ambientes pronto fueron transformados para ser usados como capillas (MELERO MONEO, 1997 y 2007).
Como ya he indicado, el claustro y las estancias que lo rodean se construyeron al sur de la iglesia, pero no se adosaron a ella, sino que entre la iglesia y el claustro quedó un espacio que originalmente había sido ocupado por la Mezquita Mayor y después por la iglesia de la primera mitad del siglo XII y que cuando la iglesia nueva o de la segunda mitad de dicho siglo estuvo acabada fue utilizado con fines funerarios (MELERO MONEO, 2007). En la parte más oriental de esta zona, justo en el límite con el brazo sur del transepto, existieron desde una fecha muy temprana la capilla del Santo Cristo de la Consolación y la capilla del Espíritu Santo. Esta última capilla está documentada en 1239 y en 1283, y en el siglo XVIII fue unida con la del Santo Cristo en una obra barroca que dio como resultado la actual capilla del Espíritu Santo, realizada a partir de 1737. Al sur de estas dos capillas y del espacio que hoy conocemos como tránsito al claustro, encajado en la galería oriental del claustro, estaba originalmente el dormitorio de los canónigos, que posteriormente fue compartimentado y convertido en capillas, de las que la más septentrional fue usada tardíamente como sacristía de las parroquias de Santa María y San Julián.
Así, en el muro de la galería oriental encontramos (de Norte a Sur) diversas puertas de épocas distintas, aunque aquí nos interesan los restos de puertas románicas como la puerta que comunicaba la galería oriental del claustro con el dormitorio de los canónigos, que corría paralelo a buena parte de la panda oriental, como he dicho, a continuación del actual tránsito al claustro y de la capilla del Espíritu Santo. Se debía acceder a este dormitorio a través de un arco de medio punto (hoy tapiado) que encontramos a continuación del sepulcro gótico ubicado poco después de la puerta post-medieval del tránsito (MELERO MONEO, 2007). Más hacia el sur hay otras puertas tardías, por ejemplo la que comunica el claustro con lo que fue la capilla de San Denis, que en el siglo XII era también parte del dormitorio de los canónigos. La ubicación del dormitorio del cabildo en este espacio puede suponerse tanto por los restos arquitectónicos, como por la topografía habitual del dormitorio en conjuntos catedralicios y monacales o por la documentación de esta iglesia de Tudela, de acuerdo a la cual el dormitorio existía todavía en el año 1299, como puede comprobarse en el documento en el que se realiza la concesión de un sepulcro al lado de la puerta del dormitorio en el claustro. Este documento confirma lo que sabemos por los restos, es decir, que fue en el siglo XIV cuando el espacio del dormitorio románico se partió y se destinó a distintas capillas. Justamente, en el muro norte del dormitorio las recientes excavaciones han encontrado restos arqueológicos correspondientes a la quibla de la antigua mezquita anterior al edificio románico (Sesma, 2006) y restos pictóricos de la remodelación del siglo XIV, también detectables en los muros oeste y sur del espacio conocido como sacristía de las parroquias de Santa María y San Julián por el uso tardío que se dio a esta parte del dormitorio (MELERO MONEO, 2007). Como ya he indicado, la segunda capilla ubicada en el espacio del antiguo dormitorio fue dedicada a San Dionisio o San Denis, tal y como nos indica un documento de 1418 por el que el deán de Tudela Sancho Sánchez de Oteiza autorizaba a la cofradía de San Dionisio la construcción de una capilla en el claustro. Este espacio fue usado posteriormente como capilla de la cofradía penitente de San Pedro y San Pablo, formada principalmente por sacerdotes. En fin, esta capilla también fue conocida como Escuela de Cristo.
En la galería sur las puertas antiguas han sido totalmente desfiguradas, pero, tras las nuevas puertas quedan restos que podrían identificarse con el refectorio (el espacio situado más al este de la galería) y con algunas estancias de la cilla de la colegiata, los espacios situados más hacia el Oeste. Así, el refectorio del cabildo debió ser una gran sala cuyo eje longitudinal es paralelo a la galería sur del claustro y que en época tardía, ya moderna, fue dividida en dos pisos desde el punto de vista de su altura.
Recordemos que este espacio es citado en distintos documentos del siglo XII y que en él se conservan restos escultóricos similares a los de la cabecera de la iglesia, que desde el punto de vista cronológico es la escultura más temprana del conjunto. A continuación de lo que suponemos fue el refectorio hay otros ambientes utilizados como  almacenes y bodegas, en uno de los cuales se construyeron grandes recipientes (quizá utilizados como silo, lagar o nevera) para recoger los diezmos agrícolas que recibía el cabildo de la colegiata. En esta misma galería debió estar la cocina. Mientras que los espacios de la galería oriental fueron transformados en capillas como consecuencia de la secularización del cabildo de Tudela en 1238, los ambientes de la galería sur después de la secularización se pudieron seguir dedicando a funciones prácticas relacionadas con los bienes en especie que seguía recibiendo la colegiata por distintas vías (MELERO MONEO, 2003 y 2007).
En la galería oeste hemos perdido las construcciones originales, ya que a finales del siglo XV y principios del XVI fueron sustituidas por el palacio decanal, como consecuencia de la ampliación de la casa del deán de la colegiata. Finalmente, en la galería norte o lado que corre paralelo a la iglesia, el muro presenta diversos restos que explican algunos aspectos del espacio con función funeraria que debía estar situado entre la iglesia y el claustro (MELERO MONEO, 2007). Además, durante las obras de la iglesia románica parte de esta misma zona debió ser utilizada con fines constructivos, según indican los resultados de la excavación del espacio situado al oeste del tránsito (entre el muro sur de la iglesia y el muro norte del claustro), donde el equipo de arqueología dirigido por Jesús Sesma ha encontrado restos de un horno y un aljibe, además de una fosa de enterramientos.

Escultura del claustro
Las cuatro galerías del claustro de la iglesia de Santa María conforman un espacio cuadrangular con dos lados algo más largos (este y oeste) que los otros dos (norte y sur) y como se ha visto están rodeadas de una serie de estancias. Estas galerías están integradas por arcos de medio punto que apoyan sobre columnas cuyos capiteles tienen una rica decoración escultórica. Además, en el centro de cada una de las cuatro galerías hay un pilar en el que se adosan dos capiteles dobles y en cada uno de los cuatro ángulos del claustro hay otro pilar que tiene adosados capiteles por sus cuatro lados. La escultura conservada en el claustro es en su mayor parte figurativa y se localiza en los capiteles de las cuatro galerías, aunque también hay un cierto número de capiteles vegetales en la galería oeste, así como en la zona alta de los pilares noreste, suroeste y noroeste. A esta escultura habría que añadir los restos ya comentados de capiteles realizados por el taller de la cabecera de la iglesia en el refectorio y algunos capiteles vegetales ubicados en el muro norte del claustro.
El taller escultórico que realizó los capiteles de la arquería del claustro fue el que más trabajó e influyó tanto en la misma iglesia de Santa María como en otros edificios de Tudela. Se trata de un taller que deriva claramente de los capiteles del pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela y que está conectado con el que realizó la escultura de San Nicolás de Tudela o con el que trabajó en el interior del ábside de la Seo de Zaragoza y de forma menos estrecha también se puede conectar con otros conjuntos escultóricos como una parte de la escultura de la fachada que Santo Domingo de Soria y otros conjuntos aragoneses, castellanos y riojanos. La relación de la escultura tudelana con Compostela se ve en los capiteles del pórtico gallego, pero no en las formas que se aprecian en las figuras de las jambas o en las zonas altas de las tres puertas de dicho pórtico (arquivoltas y tímpano). Así, las relaciones son especialmente evidentes con capiteles como el que presenta las Tentaciones de Cristo en el parteluz de la puerta central del pórtico compostelano. En este sentido, no parece de ningún modo aceptable la antigua teoría que veía en la escultura del tímpano de San Nicolás de Tudela, y por tanto en una parte de la escultura del claustro de Santa María, lo que se denominaba como la obra del Maestro Mateo joven. La escultura de Tudela está conectada con el pórtico compostelano, pero no parece posible que se trate de una obra anterior, sino posterior. En definitiva, el taller escultórico de Tudela pudo ser una consecuencia del pórtico y no un precedente. Del mismo modo, no podemos olvidar la cuestión de la relación de los escultores del claustro de Santa María y de la iglesia de San Nicolás de Tudela con los que trabajaron en el interior de la cabecera de la Seo de Zaragoza, respecto a los cuales hay un claro paralelismo formal y de modelos, al margen de que pueda haber diferencias de calidad entre los conjuntos tudelanos y el de Zaragoza (MELERO MONEO, 1997, 2006 y 2007). Es evidente por los datos documentales que conservamos relativos a la Seo de Zaragoza que su escultura debió realizarse en los últimos años del siglo XII, quizá en la década de los años 80 del citado siglo. Pero, también debemos tener en cuenta que la fecha de 1188 dada para el Pórtico de la Gloria supone que en ese momento la escultura localizada debajo del dintel del tímpano estaba no sólo realizada, sino también colocada en su lugar. Ello implica que la realización de tal escultura pudo ser unos cuantos años antes y que los escultores responsables de los capiteles pudieron dispersarse por diversos lugares del norte de la península, que en esa época realizaban obras con esculturas.
En este taller del claustro destaca la alta calidad del modelado y una gran riqueza compositiva, si bien, como ocurre en la mayoría de la escultura románica, la escultura de esta zona fue realizada por un taller, que debía estar integrado por un maestro de bastante calidad que pudo ser el jefe del taller y por una serie de ayudantes, que realizaron la mayor parte de la escultura del claustro y que muestran una buena asimilación respecto a los conceptos estéticos del escultor principal. En este sentido, la escultura de este claustro presenta bastante unidad estilística, a pesar de que pueden apreciarse tres fases distintas con pequeñas variaciones, y el trabajo del taller se puede fechar entre la década de los 80 y 1200 o poco después. Según mi opinión, la escultura de las galerías del claustro se inició por los capiteles de la galería norte y fue avanzando por la galería este y la sur, para acabarse por la oeste y por los capiteles vegetales del muro norte. Pero, hay que tener en cuenta que la escultura del pilar angular noroeste no corresponde a la escultura del primer momento, sino a la etapa correspondiente a la galería oeste, galería que acaba con el citado pilar. Desde el punto de vista del estilo, el taller que trabajó en la escultura del claustro posee unas características formales que se enmarcan dentro de lo que fue la escultura del románico tardío hispano. Se trata de una figuración con gran volumen y con gran movilidad de figuras, que en parte se había liberado de su dependencia del marco arquitectónico, a pesar de seguir teniendo como base estructuras arquitectónicas como los capiteles. Los plegados eran abundantes y muy plásticos, con gran modelado, aún cuando hay excepciones, pero los rostros seguían siendo bastante generalizados. También es evidente una clara concepción espacial y en los mejores capiteles una compleja y bien pensada composición de las escenas. Puede comprobarse además que la acción desarrollada en los capiteles figurativos es casi siempre evidente, gracias a la gesticulación de los personajes y al uso de elementos que sirven como contexto de los diferentes espacios o lugares representados (MELERO MONEO, 1992, 1997, 2006 y 2007).
Entre los capiteles de mejor calidad de la galería norte destacan los de las Bodas de Caná y de la Resurrección de Lázaro, mientras que entre los de peor calidad habría que citar por ejemplo el de la Epifanía. En cambio, a lo largo de las galerías este y sur hay un nivel bastante similar de calidad, aún cuando se podrían citar algunas excepciones a ello en ambas galerías. Como ya he indicado en otras publicaciones anteriores, las similitudes de algunos capiteles de la galería oeste del claustro de santa María respecto a algunas figuras del tímpano conservado de la iglesia de San Nicolás, sirven para demostrar que en la fase final de las obras escultóricas del claustro de la iglesia de Santa María hubo una nueva relación con el taller de San Nicolás, que realizó formas muy similares aunque de mayor calidad. Estas similitudes son evidentes en los capiteles de la galería occidental del claustro dedicados a David y sus músicos o a la Parábola de Lázaro y Epulón. También debemos recordar que esta conexión no era la primera, ya que parece muy probable que el inicio del taller escultórico de las galerías del claustro de Santa María fuese realizado por algún escultor del taller de San Nicolás de Tudela, iglesia de patrocinio real y cuya escultura tiene una altísima calidad (MELERO MONEO, 1992).
En cuanto a la iconografía, la escultura del claustro de Santa María de Tudela posee una temática amplia con asuntos evangélicos, hagiográficos, simbólicos, ejemplares (a través de parábolas) y decorativos, en este caso por el uso de animales o vegetales. El ciclo más extenso del claustro de Tudela es el de la vida de Cristo, que se desarrolla a lo largo de las galerías norte y este, y que alude tanto a la Infancia como a la Vida Pública, Pasión y Resurrección. El ciclo hagiográfico se desarrolla a lo largo de la galería sur y en el pilar central de la galería oeste, aunque en este caso en el tema de San Martín pudo primar su carácter ejemplar. Finalmente, es en la galería oeste donde encontramos algunos temas ejemplares junto a capiteles simbólicos, moralizantes y decorativos. A ello se unen los capiteles vegetales colocados en la zona alta de tres de los cuatro pilares angulares del claustro y el complemento figurativo del ciclo de resurrección situado en la parte alta del pilar sureste, donde encontramos representada la figura de Cristo de la Ascensión y una imagen de la Maiestas Domini sobre la Pentecostés.
Entre los capiteles dedicados a la Infancia de Cristo encontramos los que narran la Natividad, la Epifanía, el Anuncio y adoración de los pastores y la Presentación de Jesús en el templo, mientras que es evidente que existieron (aunque han desaparecido) otros temas como la Anunciación, la Matanza de los Inocentes o la Huida a Egipto. Dentro del ciclo de la vida pública de Cristo se representaron los episodios de las Bodas de Caná, el Bautismo de Jesús y la Predicación de San Juan Bautista, la Resurrección de Lázaro y la Entrada triunfal de Cristo en Jerusalén. En este ciclo, el capitel del Bautismo de Cristo presenta una clara manipulación posterior a la restauración del claustro realizada poco antes de mitades del siglo XX, según puede apreciarse en una foto del Archivo Uranga correspondiente al momento en que se desmontó el claustro y en la que se ve claramente que la figura de Cristo que debía estar situada entre San Juan Bautista y un ángel había desaparecido, igual que la mayor parte de la figura angélica. Sin embargo, hoy día puede apreciarse una tosca figura de Cristo, así como la figura del ángel, elementos que debieron ser añadidos en el siglo XX.
En el los capiteles del pilar noreste se inicia el ciclo de Pasión, donde encontramos en el capitel oeste a Jesús lavando los pies a sus apóstoles, antes de celebrar la Pascua judía con ellos; la Última Cena, en el capitel sur; los sacerdotes judíos reunidos para intrigar contra Cristo en el capitel norte del pilar; y los judíos pagando a Judas las treinta monedas a cambio de que les entregase a Cristo, con el demonio como instigador de la acción susurrando en el oído de Judas, en el capitel oriental del pilar. A partir de aquí y a lo largo de la galería oriental se representan distintos momentos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Entre los episodios conservados puede citarse el Prendimiento, pero también encontramos los capiteles que representan la petición del cuerpo muerto de Cristo y su entierro; la petición de la guardia que vigilase el sepulcro de Cristo después del entierro y el sellado del sepulcro; las Marías ante el sepulcro vacío; el Descenso al Infierno; la Aparición de Cristo a las santas mujeres, a la Magdalena y a uno de sus discípulos; los Peregrinos de Emaús; las Apariciones de Cristo a sus apóstoles; la Ascensión; y la Pentecostés. Sin embargo, no hemos conservado ni la crucifixión ni ninguna otra escena relacionada con la Pasión.
El episodio en el que se representa la petición de guardia que vigilase el sepulcro de Cristo, realizada por los judíos con objeto de impedir que los cristianos robasen el cuerpo de su mártir, se utiliza un esquema similar al del capitel que le precede, en el que se representa la petición del cuerpo de Cristo por parte de los cristianos. De hecho, entre los dos episodios de petición, la única diferencia es la indumentaria de los personajes que se dirigen a Pilatos. En un caso se trata de cristianos, ataviados como ocurre en todo el claustro con túnica y manto, y en el otro caso se trata de judíos, quienes en todo el claustro presentan una indumentaria característica. Así, éstos llevan siempre unos pantalones muy plisados y capas con capuchas, lo cual puede ser indicativo del tipo de indumentaria que ya en el siglo XII distintas normativas obligaban a llevar a los judíos.
En la galería meridional encontramos el ciclo hagiográfico, que se inicia con un capitel dedicado al entierro y asunción de la Virgen. A continuación, cada capitel posee un pequeño ciclo dedicado a alguno de los apóstoles o mártires. Concretamente los santos representados son San Pablo, San Lorenzo, San Andrés, Santiago y San Juan Bautista, pero inicialmente debieron existir también otros santos, ya que hay algunos capiteles desaparecidos. Uno de los santos apóstoles que también debió contar con un capitel (hoy perdido) pudo ser San Pedro. La elección de estos santos debió estar en relación con su papel en la formación de la iglesia primitiva y con la liturgia y devoción de la propia iglesia de Tudela. Por otro lado, la presencia del tema del traslado milagroso de los restos de Santiago a Galicia en el claustro de Tudela nos hace recordar dos cuestiones importantes. En primer lugar, que el desarrollo del tema de la Translatio Sancti Jacobi en el capitel dedicado a Santiago puede deberse al hecho de que el taller escultórico de este claustro tenía, como se ha visto, conexiones con Compostela y por tanto conocía bien los temas jacobeos, especialmente el tema de la Translatio que daba sentido y legitimidad a Compostela como sede apostólica. En segundo lugar, la presencia de este tema en el claustro de Santa María de Tudela puede depender del hecho que Tudela formó parte de una de las vías secundarias de peregrinación a Compostela con más afluencia de peregrinos. Era la vía que desde Jaca pasaba por San Juan de la Peña y Zaragoza, donde se le unían los peregrinos de los condados catalanes, y que después de Tudela seguía hacia Logroño para unirse con la vía principal que venía de Estella y que era el resultado de la fusión en Puente la Reina de las vías que pasaban por Pamplona (entrando por Roncesvalles) y por Sangüesa (entrando por Somport).
La última galería u oeste se inicia con el pilar suroeste (trigésimo primero según el número de orden), en el que dos de sus cuatro capiteles presentan animales afrontados. Estos capiteles son los situados en los lados sur y oeste, mientras que el capitel norte del pilar es nuevo, ya que se ha perdido el original. En el capitel sur fueron representados unicornios afrontados y en el capitel oeste dos grifos también afrontados, que tienen preso entre sus garras a un hombre. Por otro lado, en el capitel situado en la cara oriental del pilar, encontramos un hombre flanqueado por sendos animales cuadrúpedos encadenados.
En este caso, el personaje sujeta con cadenas a dos animales monstruosos, cuyas cabezas fueron rehechas después de la restauración de mitades del siglo XX, ya que hay fotos antiguas en las que puede apreciarse que los animales habían perdido las cabezas. También cabe notar que los animales son hembras, ya que están amamantando a sus crías. A partir de este pilar, los capiteles ubicados en la galería oeste poseen temas ejemplares, moralizantes o simbólicos en los casos de capiteles figurativos, mientras que juntos a ellos hay otros que poseen animales o vegetales y quizá tuvieron un sentido decorativo.
Entre los temas figurativos más interesantes de esta galería pueden citarse el identificado recientemente como la representación del enfrentamiento del anticristo con Enoch y Elías realizado poco antes del final de los tiempos (PATTON, 2004a y 2004b); el que presenta David y sus músicos, mediante cuatro figuras con un instrumento musical de cuerda y dispuestas en los cuatro ángulos del capitel; el tema de la Caridad de San Martín en los dos capiteles del pilar central de esta galería; o la parábola de Lázaro y Epulón, tal y como aparece en el Evangelio de Lucas. Junto a estos temas hay un interesante capitel dedicado a la caza del oso y otros que presentan aves y vegetales. Es pues evidente que en la galería oeste hubo un cambio en la orientación de la iconografía, ya que ésta tiende hacia un carácter ejemplarizante, alegórico y en parte simbólico, lo cual complementa el carácter también ejemplar, aunque bastante más evidente y narrativo, presente en el resto de las galerías claustrales a través de los ciclos dedicados a la vida de Cristo y de diversos santos.
Desde el punto de vista de la cronología tenemos algunos indicios documentales que nos ayudan a fechar esta escultura, pero, sobre todo nos hemos de ayudar del estudio de la propia escultura y de la relación de ésta con otras obras cuya datación es admitida. En este sentido, no sólo hemos de tener en cuenta el documento de 1186 en el que se hacía una donación en favor de las obras del claustro, sino también la cronología general del edificio y naturalmente el inicio de dicho edificio algo antes de 1170 desde el punto de vista arquitectónico, así como la dedicación de la cabecera en 1188. Todo lo dicho aconseja fechar el taller escultórico del claustro de Santa María de Tudela entre los últimos años de la década de los años 80 como inicio y probablemente hasta fines del siglo XII o primeros años del XIII. 

Vamos a detallar los capiteles
Los 42 capiteles historiados del claustro guardan semejanzas con las de otros claustros navarros y aragoneses, y algunos de ellos están dedicados a la peregrinación jacobea, como el dedicado al mismísimo Santiago el Apóstol:
·       Ala Norte: desde el nacimiento de Jesús hasta lavando los pies a los apóstoles (pasando por La presentación de Jesús en el Templo, y varios milagros como La resurrección de Lázaro, Las Bodas de Caná, etc.
·       Ala Este: continuación de la vida de Jesús hasta la escena de su Ascensión.
·     Ala Sur: desde la asunción de la Virgen, pasando por martirios de santos (San Lorenzo, San Andrés, Santiago, San Juan Bautista, etc.)
·   Ala Oeste: entre otros temas: aves y vegetales entrelazados, músicos, San Martín cortando su capa, aves rapaces devorando a conejos, parábola del rico Epulón, La Anunciación, etc.
El taller que trabajó en el claustro comenzó a realizarlo hacia el año 1180 en la galería norte, siguió por la este, sur y finalmente concluyó en la oeste. Presenta características formales que se enmarcan dentro de la escultura del románico tardío hispano, que tiene su manifestación más destacada en el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela.
Su extraordinaria calidad escultórica estaba sufriendo un deterioro progresivo que, según todos los especialistas, iba a ser de muy difícil solución, si no imposible. Se trataba de un extraño mal en el que intervenía la humedad, la calidad de la piedra "campanil", en la que está trabajado, y las sales de magnesio. Éstas aumentaron tras la restauración que se efectuó en 1950 en la que utilizaron mortero con estas sales. No obstante, en marzo del 2015 se reabrieron las puertas tras concluir una nueva restauración efectuada durante dos años consistente en la reparación de las cubiertas con el fin de evitar las filtraciones de agua y la limpieza y consolidación de los capiteles.

1.- NATIVIDAD           

Natividad         N (pilastra) - Dos aves picotean el árbol 

2.- EPIFANÍA
N- Adoración de los Reyes Magos    
WS - Anunciación a los pastores
S - Anunciación a los pastores
W- Adoración de los Reyes Magos 
Adoración de los Reyes Magos

3.- PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO
W - Simón toma al Niño     
N – La Virgen y San José con palomas
E – Acompañantes
S - Ángel depositando incensario en una mesa 

5.- BODAS DE CANÁ
S - Criado sirviendo a la novia
W - Novios en la mesa
N - Virgen María
E - Jesús con tinaja 

6.- BAUTISMO DE JESUCRISTO

7.- PREDICACIÓN DEL BAUTISTA

9.- RESURRECCIÓN DE LÁZARO
N - María llorando
E - Apóstoles acompañando a Jesús
S- Apóstoles acompañando a Jesús
W - Cristo con Lázaro amortajado. Marta y María de rodillas

10.- ENTRADA EN JERUSALÉN
N - Cristo monta en un asno, seguido de apóstoles y una
persona extiende un sayo al paso de Cristo
S- Apóstoles siguen a Jesús
E - Las puertas de Jerusalén
W - Apóstoles con el pollino 

11- LAVATORIO (pilastra)
W - Lavatorio de pies: Cristo lava a Pedro
W - Lavatorio de pies: Cristo lava a Pedro
N - Conciliábulo de Sacerdotes y fariseos. Preside Caifás con gorro litúrgico y libro
E - Los fariseos pagan a Judas su traición

CRUJÍA ESTE: Pasión, muerte, resurrección, apariciones y ascensión de Jesucristo
12.- LA ÚLTIMA CENA
W (pilastra)
E (pilastra)

13.- ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ W y S

14.- PRENDIMIENTO
W
N
E -Pedro corta la oreja a Malco
W y S

16.- ENTIERRO DE CRISTO
N - José de Arimatea pide a Pilatos el cuerpo de Cristo
W - José de Arimatea pide a Pilatos el cuerpo de Cristo
S - Cristo amortajado en el sarcófago

17. CUSTODIA DEL SEPULCRO
E
EN
W
S

18.- RESURRECCIÓN
E - Las tres Marías ante el Sepulcro
N - El sepulcro vacío 

19.- DESCENSO DE JESUCRISTO AL HADES


20.- APARICIONES DE CRISTO
EN - Ángeles sobre el sepulcro vacío
N - Aparición de Cristo a las tres Marías
WS - Aparición a Santiago y Noli me tangere (Aparición a la Magdalena)


21.- LOS PEREGRINOS DE EMAÚS
N - Cristo en una mesa bendice el pan
W y S - Peregrinos de Emaús
E - Peregrinos de Emaús
S - Peregrinos de Emaús 

23.- APARICIÓN DE CRISTO A LOS APÓSTOLES
E- La duda de Tomás
N - La duda de Tomás
W - La duda de Tomás
W y S  - deteriorados 

24.- PREDICACIÓN DE CRISTO A LOS APÓSTOLES

25.- ASCENSIÓN
(pilastra) E - Virgen rodeada de apóstoles con la mirada al cielo
(pilastra) EN - Apóstoles mirando al cielo
(pilastra) N – Apóstoles
(pilastra) ES – Apóstoles 

25.- ASCENSIÓN

Pilastra, parte superior) E 

CRUJÍA SUR: Muerte de la Virgen y martirio de santos
26.- MAIESTAS DOMINI
S (pilastra parte superior) 

26.- LA VIRGEN Y DISCÚPULOS EN EL  CENÁCULO
W (pilastra)
S (pilastra)
W  y N (pilastra)
WS (pilastra) 

27.- ENTIERRO DE LA VIRGEN
W - Reunión de los apóstoles llevando el cuerpo de la Virgen al sepulcro
S - Virgen dentro de una orla la suben al cielo cuatro ángeles
E y N - Tomás incrédulo hace que se abra el sepulcro de la Virgen que aparece lleno de rosas. 

28.- CONVERSIÓN DE SAN PABLO
S - Asombro de unos personajes
E - Saulo postrado y ciego en el camino a Damasco
N - Asombro de unos personajes
W - Ananías cura la ceguera de Pablo a través del bautismo

30.- MARTIRIO DE SAN LORENZO
S
E - San Lorenzo en la parrilla
N

31.- MARTIRIO DE SAN LORENZO
S - San Lorenzo ante el juez 

32.- MARTIRIO DE SAN ANDRÉS

34.- LEYENDA DE SANTIAGO EL MAYOR
E - El juez sentado a la derecha lee la sentencia
N - Decapitación de Santiago
S - Decapitación de Santiago con Espíritu Santo en forma de paloma
W - Traslado del cuerpo de Jerusalén a Compostela 

35.- MARTIRIO DE SAN JUAN BAUSTISTA
S - Herodes en la mesa del banquete
E - Danza de Salomé con tejoletas
W - Detención del Bautista
N - Degollación de San Juan Bautista, Salomé sujeta la bandeja

Danza de Salomé 

36.- GRIFOS SIMÉTRICAS DEVORANDO UN CADAVER

36.- DANIEL EN LA CUEVA DE LOS LEONES

36.- UNICORNIOS AFRONTADOS

CRUJÍA OESTE:
38.- PARÁBOLA DEL SEMBRADOR Y EL CIEGO
E y N - Hilera de fariseos
S y W - Cristo en el ángulo señala la ceguera de los fariseos a sus apóstoles 

41.- GRIFOS
N
S
SW
W 

42.- MÚSICOS
N y W - David tocando el arpa, con las piernas cruzadas
E y N
S y E 

43.- CARIDAD DE SAN MARTÍN
S y W - San Martín corta su capa y se la da al pobre
S y W - El pobre con la capa
N - Cristo (el pobre) muestra la capa con ángeles a los lados


45.- ESCENA DE LA CACERÍA DEL OSO
S, E, N, W

46.- ESCENA DE CAZA DE ÁGUILAS A CONEJOS
E, S, N 

48.- ARPÍAS Y ENTRELAZOS VEGETALES
N, W S, E 

49.- PARÁBOLA DEL RICO EPULÓN Y EL POBRE LÁZARO
N
S - Banquete en la casa de Epulón
N -Lázaro lamido por un perro
NE - Epulón engullido por un monstruo 

50.- VISITACIÓN Y ANUNCIACIÓN

Pilastra

 

Iglesia de Santa María Magdalena
Situada en una de las vías principales de acceso al recinto amurallado (entre las actuales calles del portal y caldereros, muy cerca del puente del Ebro), la iglesia de la Magdalena parece ser una de las más antiguas de la capital de la Ribera navarra y a menudo se ha afirmado la práctica de culto cristiano en ella durante la ocupación musulmana.
Aunque muy pocos datos ayudan a reconstruir la historia del edificio, se sabe que en 1119, recién conquistada la localidad, la catedral de Pamplona recibió la iglesia de Santa María Magdalena de Tudela con su parroquia y cementerio de manos de Alfonso I el Batallador, por la colaboración del obispo Guillermo en la toma de la ciudad. La presencia en 1135 de Arnaldus Sanctae Mariae Magdalenae como uno de los testigos de una donación al altar de Santa María de Tudela, publicada por E. Flórez, corrobora la existencia del templo por estas fechas y es interesante destacar que el mismo Arnaldo vuelve a aparecer entre los testigos de los clérigos de una exención de diezmos realizada en 1143. La iglesia también figura en el documento de 1144 en el que Celestino II toma bajo la protección apostólica la catedral de Pamplona y confirma sus posesiones, diezmos y límites. Según explica M. Melero basándose en J. Moret, antes de que la Magdalena pasara a la diócesis de Tarazona, el obispo de Pamplona Sancho de Larrosa la donó al Hospital de Roncesvalles, pero Lope de Artajona la recuperó para su sede iruñesa, hecho que motivó una serie de conflictos relacionados con la posesión de las rentas. Aunque el problema quedó solventado al atribuir los derechos a Santa María de Tudela, tal disposición no contó con la aprobación de las partes implicadas y en 1193 se ordenó a los vecinos de la Magdalena y a los fratres de Roncesvalles que pagaran los diezmos a la colegiata según lo dispuesto por el cardenal Gregorio, legado apostólico. En 1196 aún se investigaba la verdad de la concordia ajustada entre los cabildos de Pamplona y Tudela acerca de esta iglesia y, según indica C. Orcástegui, no fue hasta 1235 cuando pasó a depender del prior y cabildo tudelanos.
Al margen de estos incidentes y desavenencias, hay otras menciones al templo en el propio siglo XII y en un documento de 1175, divulgado por J. M. Lacarra, se cita a don Gassion de Sancta Maria Magdalene, mientras en el testamento realizado en 1195 por Guillermo Doelino se encarga la celebración de cien misas para su alma y se entrega un maravedí para las obras de Santa María Magdalena (una cantidad pequeña si se tiene en cuenta que, entre otras, dona dos maravedís a la cofradía de Santa Cristina y diez sueldos a las obras de Santiago).
Si bien las noticias mencionadas no permiten concretar si hubo algún responsable principal de la monumentalización de esta parroquia (existente, como se ha dicho, desde antes de la conquista cristiana), el marcado interés por ella refleja su categoría ya que, en palabras de C. Orcástegui, “era considerada como la segunda iglesia en importancia, después de la de Santa María”.
Se trata de un edificio formado por una sola nave de dimensiones notables y cabecera recta erigido en la duodécima centuria. Su arquitectura se caracteriza por presentar el eje longitudinal desviado y siete tramos desiguales articulados mediante arcos fajones ligeramente apuntados, que ciñen una bóveda de cañón igualmente apuntada y descansan en semicolumnas (la mayor parte de ellas seccionadas a poca altura por debajo de los capiteles, si bien dos han sido reconstruidas en la restauración de 1981). A partir del siglo XVI se le añadieron capillas laterales, dos de las cuales, junto con la sacristía y la capilla bautismal, fueron derruidas en dicha restauración. La relevancia de este templo se debe más a su escultura que a la arquitectura, de manera que su interés se centra por un lado en la fachada occidental, por otro en la puerta norte y finalmente en los capiteles del interior.



En la portada oeste destaca un tímpano con la imagen de Cristo en majestad dentro de una mandorla tetralobulada (a la manera de las de San Miguel de Estella o Saint Denis). Sentado sobre un trono rematado por cabezas de leones, levanta su brazo derecho para bendecir mientras con la mano izquierda sostiene sobre su rodilla un libro abierto; alrededor, el Tetramorfos, esculpido en su forma más habitual bajo la apariencia de animales (todos con nimbo), y un par de mujeres. La de la izquierda del espectador, con el cabello bajo la toca y nimbo, se encuentra arrodillada de perfil y gira el torso para mostrar sus dos manos colocadas frente al pecho en actitud de plegaria dirigida hacia Cristo, a quien mira elevando su rostro. La otra, con la misma vestimenta y aspecto de asombro, pero con diferente postura (en este caso de pie por detrás del sarcófago), coge su túnica con la mano izquierda a la altura del regazo al tiempo que saluda con la derecha. La interpretación de estas figuras no cuenta con consenso, y mientras algunos autores como R. Crozet, J. E. Uranga o F. Íñiguez creen que son la Magdalena y Marta, lo que implica que el sepulcro sería el de Lázaro, otros como P. Duval o M. Melero opinan que se trata de la Magdalena representada en dos momentos sucesivos: cuando encuentra la tumba de Jesús vacía y cuando contempla al Resucitado, de modo que la sepultura sería la de Cristo. Por su parte, A. de Egry considera que son los donantes y no aporta explicación para el sepulcro. Lojendio planteó que fueran la Magdalena y el propio Lázaro.
Parece existir consenso actualmente en que una de las mujeres, muy probablemente la situada a la derecha de Cristo, ha de ser la Magdalena, en relación con la dedicación de la iglesia. La duda se plantea acerca de la segunda dama. Ninguno de los restantes tímpanos tardorrománicos hispanos con figuras en los extremos repite a ambos lados la presencia de un mismo individuo, por lo que estimo más probable que nos encontremos ante dos personajes distintos.
Según la narración de Mateo (28, 9), fueron dos las santas mujeres que se acercaron al sepulcro al alba del primer día de la semana: María Magdalena “y la otra María”. Justamente María Magdalena y María Iacobi suelen ser las representadas en la mayoría de las composiciones bizantinas de la visita al sepulcro, y no es ocioso recordar la considerable presencia de temas y soluciones bizantinizantes en el foco tardorrománico tudelano. La visión de la mandorla no desentonaría con el pasaje de la aparición tras la Resurrección de Cristo, puesto que el texto especifica que Jesús “les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron”. No obstante, el sepulcro de nuestro tímpano aparece cerrado con su tapa, lo que contradice un hecho esencial en la narración de la Resurrección de Jesucristo. En cuanto a la otra hipótesis, el conjunto tudelano también podría representar con notable fidelidad el momento en que María Magdalena, avisada por su hermana Marta, se dirigió hacia Jesús, quien se encontraba a la entrada de Betania, presto para acercarse al sepulcro de Lázaro: “Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto»” (Jn 11, 32). Este diálogo tuvo lugar antes de la resurrección de Lázaro, es decir, con el sepulcro cerrado, tal y como se ve en el tímpano. Nótese que las posturas de las mujeres se corresponden a la perfección con la escena narrada por San Juan, ya que María Magdalena está arrodillada a los pies de Cristo y Marta, en cambio, está de pie.
Cuatro arquivoltas radiales con decoración variada rodean el tímpano. La primera cuenta con quince dovelas y en ellas están seis apóstoles, a la izquierda del espectador, y seis profetas a la derecha del grupo principal en el que se distingue una Anunciación con Gabriel arrodillado portando una corona ante la Virgen que muestra las palmas en aceptación del designio divino. Junto al ángel, una paloma con nimbo crucífero, símbolo del Espíritu Santo, desciende desde el cielo y remite a la Trinidad. Para M. Melero se trata de una imagen con un significado de “redención que abandona el simple anuncio de la Encarnación para representar la Encarnación misma”, y para P. Duval esta escena debe ser entendida dentro de un ciclo relacionado con la doctrina chiíta en el cual se incorpora a los catorce purísimos y al Espíritu Santo. Resulta difícil admitir esta conexión con la religión musulmana en un periodo plagado de controversias respecto a las herejías, por lo que la interpretación más adecuada parece ser la de una representación que rememora la doble naturaleza de Cristo.
Entre los personajes del Nuevo y Antiguo Testamento se reconoce perfectamente a Pedro y Moisés colocados uno enfrente del otro (en la tercera dovela de cada lado) identificados por las llaves y las tablas de la ley respectivamente. El resto de los protagonistas (casi todos barbados, excepto dos) portan libros (la mayoría cerrados) y se sientan cada uno en un banco en cuyos laterales se han esculpido dos decorativas hojas de acanto con el nervio central perlado. Por encima de esta rosca, dieciséis dovelas muestran una serie de arpías con cola de reptil enfrentadas por parejas. Estos animales fantásticos (algunos barbudos) se sitúan por detrás de un tallo vegetal ubicado en el vértice de la dovela y bifurcado en dos ramas, una de ellas localizada por delante de los cuellos y dividida de nuevo en tres tallos más cortos que acaban en hojas vueltas sobre sí mismas. El efecto decorativo de la segunda arquivolta queda limitado por algunos detalles como la pérdida de un relieve completo (en la novena pieza) y la presencia de diferentes dimensiones en algunas dovelas. La tercera rosca muestra diecinueve gacelas de perfil enfrentando sus cuerpos (pero no sus cabezas) también dispuestas tras hojas que parten de un intrincado laberinto de tallos. En la arquivolta exterior se observan veintidós dovelas con vegetales a modo de gruesas hojas de acanto vueltas sobre sí mismas en la parte superior. Y finalmente, un estrecho guardalluvias corona el conjunto con grifos alternados con elementos geométricos.
Ocho capiteles fuertemente deteriorados sostienen estas arquivoltas. A la izquierda del espectador aparece, tal y como interpreta M. Melero desde la zona más externa, la Ascensión de Alejandro seguida de las tres Tentaciones de Cristo en el desierto: la escena de las piedras que el diablo le manda convertir en pan, el templo de Jerusalén desde donde se debe lanzar hacia el vacío y el triunfo tras el cual Jesús es servido por los ángeles. La ménsula de la izquierda está muy dañada y sólo se aprecian tres personajes mientras en el lado opuesto un par de ángeles trompeteros llaman a la Resurrección de los muertos. En el resto de los capiteles se ve a Daniel entre los leones (en una pieza visiblemente menor); a continuación, hojas de acanto colocadas en dos registros con volutas en el ángulo superior, entre las cuales asoma una cabeza humana; un tercer capitel, sumamente estropeado, que también muestra elementos vegetales; y una cuarta pieza totalmente lisa.
Por encima del cuerpo avanzado de la portada destacan los canecillos del tejaroz que, pese a no formar un conjunto totalmente homogéneo, representan algunos oficios como costurera, viñador, escriba (?), cantero o escultor, músico y bailarina (en ocasiones el deterioro de los atributos impide discernir qué es cada uno de ellos). Según C. Fernández-Ladreda, aquí se ilustra cómo el trabajo es una consecuencia del triunfo de Satanás (presentado en el penúltimo modillón de la derecha), idea relacionada con la mentalidad eclesiástica que, por estas fechas, ve a los oficios artesanales como algo negativo.
El programa de la portada occidental, de acuerdo con M. Melero, debe ser entendido desde el exterior hacia el interior, pasando de lo malo a lo positivo, en un camino de salvación que comienza en el pecado hasta la presencia de Dios en la “resurrección final y definitiva de la Segunda Venida de Cristo (...) de la que participa la Magdalena y todos los hombres”.

Capiteles



1 Capitel Ascensión Alejandro el Magno

2 Capitel Tentaciones de Cristo en el desierto: Pasaje de las piedras que le manda el Diablo convertir en pan.

3 Capitel Tentaciones de Cristo en el desierto: Pasaje en el que le manda el Diablo lanzarse al vacío desde el alto del Templo de Jerusalén

4 Capitel Tentaciones de Cristo en el desierto: El triunfo de Jesús que es servido por los ángeles

5 Ménsula izquierda con dos Ángeles trompeteros, parte superior(La parte inferior está tan dañado que no es perceptible)

6 Ménsula derecha. Parte superior, un ángel. Parte inferior, dos personajes desnudos  ¿hombre y mujer? ¿Expulsión de Adán y Eva del paraíso? El de la izquierda parece mirar implorante al ángel

7 Capitel de Daniel en el pozo de los leones

8 Capitel en el que aparece una cabeza humana entre volutas

9 Capitel Fitomórfico 

Arquivoltas
La primera arquivolta la componen quince dovelas.
Podemos ver un tema central (dovelas 7, 8 y 9) en las que se representa el pasaje de la Anunciación, la Virgen María, sentada, muestra las palmas de las manos en señal de aceptación a la corona que porta el ángel genuflexo que vemos a su izquierda. A la izquierda de éste, se nos presenta una paloma con limbo crucífero como símbolo del Espíritu Santo.
En las dovelas del uno al seis, están Apóstoles (identificable San Pedro en la tres) y de la diez a la quince Profetas (Moisés en la trece).
 





Arquivolta segunda
En las 16 dovelas que componen esta arquivolta, se representan, enfrentadas, arpías con cola de reptil entre tallos vegetales.
Se trata de animales fantásticos híbridos. Se representan, indistintamente, con cabeza masculina o femenina.
Eran considerados unos animales tentadores y traicioneros, también asociados a la lujuria, igualmente pueden representar el dolor producido por los remordimientos o sentimiento de culpa subsiguiente a la satisfacción de los vicios. También eran considerados como una representación de la avaricia y de la seducción.




Tercera arquivolta
La decoración de esta arquivolta consiste en diecinueve venados (ciervos o gacelas).
Presentan enfrentados los cuerpos pero no las cabezas y, como en la segunda arquivolta, están entre una maraña de vegetales.
La "Historia Natural" de Plinio, y otros escritos clásicos, considera que el ciervo es enemigo de las serpientes.
Basado en esta teoría, el cristianismo adoptó al ciervo como figura de Cristo que vence a la serpiente del infierno o como símbolo de la victoria de la Iglesia sobre el demonio.
En esta arquivolta, más bien parece que representa las almas de los Justos, ya que en el Salmo 42, 2, dice: "Como jadea la cierva tras las corrientes de agua, así jadea mi alma en pos de ti, mi Dios."





Cuarta arquivolta
La decoración en esta arquivolta se limita a veintidós dovelas con hojas de acanto rizadas en su parte superior.

Guardalluvia
Detalle de las 23 dovelas que componen el guardalluvia.
La primera, tercera, veintiuna y veintitrés están lisas o irreconocibles, en las otras diecinueve vemos grifos enfrentados y dibujos geométricos.
El origen de los Grifos es la fantasía oriental. Mezcla a su antojo elementos provenientes de distintos animales, si bien con el tiempo se mantuvo definitivamente como la fusión de dos animales de máxima categoría: el león rey de los cuadrúpedos y el águila real con dominio entre las aves. Cabeza-alas de águila y cuerpo de león.
El grifo era, por tanto, considerado como guardián de tesoros, tumbas, y del Árbol de la Vida. Por su doble naturaleza, terrestre y aérea, es símbolo de Cristo como guardián del tesoro de la creación.

Canecillos – Modillones
En los aleros laterales y en el de la puerta principal, tenemos modillones de varios tipos y muy diferentes, animales mitológicos, guerreros, oficios, vegetales de esta zona como la alcachofa y la flor de col, entre otros.
Hay una gran representación de los oficios: Panadero, alfarero, maestro cantero, músico, zurrador, panadero, herrero, guerreros, boticario, contorsionista y una aguadora, entre otros.
Pensando que en esta época, hay gran cantidad de construcciones de iglesias, la catedral, defensas, puentes, habría cientos de personas en estas obras, cada uno con su cometido, el maestro cantero de esta iglesia, quiso así reflejarlo, imagino que con permiso de los quienes lo contrataron, tallando los oficios que veía a su alrededor.
Uno de los modillones, refleja una joven con un cántaro de agua, del tipo pedarra o cántaro pirenaico en las manos, ¿una aguadora? En estas obras los trabajadores beberían agua, fresca, de manantiales de la zona, todavía hay fuentes medievales en alguna de nuestras calles manando agua fresca, la fuente del obispo, San Anton y hay constancia que muchas más, que mejor que las aguadoras para saciar su sed. 

Oficios.

Pastor fabricando queso

Alfarero

Boticario

Contorsionista 

Maestro Cantero 

Aguadora

Soldado

Soldado

Herrero

Costurera

Zurrador - trabajo del cuero

Escriba

Músico 

Del muro norte sobresale una entrada, actualmente cegada con ladrillos, al lado de unos fragmentados arcos góticos que cubrían un par de sepulturas junto a la torre. Formada por cuatro arquivoltas (una lisa achaflanada, otra a modo de baquetón y las últimas con ajedrezado e hilera de billetes grandes), la portada ha perdido su función de comunicación con el interior. 
En los capiteles se aprecian dos leones devorando un animal (posiblemente un jabalí); una escena figurativa muy deteriorada de la que nada se puede aportar; un relieve con tres personajes masculinos (el primero imberbe, el central con nimbo y bastón de peregrino, y el tercero barbado con zurrón) que representan el encuentro en el Camino y la Cena de Emaús; y en último lugar dos animales alados picoteando un par de presas atrapadas entre sus patas. Resulta interesante apuntar la relación con las recetas silenses tanto en el ámbito temático (en la escena de los peregrinos), como en el compositivo (en los monstruos alados análogos a los del capitel núm. 63 del claustro). En la pared, justo encima de la clave de la última rosca, se ha ubicado un crismón trinitario de ocho brazos con una Dextera Domini en el centro y la siguiente inscripción en el aro del marco: +PAX: CXTI: DOM(i)NI: EGRI DIENTIBVS: ET: REGREDIEN[t]IBVS: I(n) E(cclesi)A: En los brazos horizontales aparece otra leyenda más difícil de descifrar, en la que por el momento se han reconocido letras sueltas que han dado lugar a interpretaciones un tanto arriesgadas.

Capiteles de la portada norte 

El interior de la iglesia es muy sencillo: su planta longitudinal se divide en siete tramos constituidos por seis gruesos arcos fajones de sección rectangular cubiertos que ciñen una amplia bóveda de cañón apuntada. La desviación del eje ha sido interpretada por J. E. Uranga y F. Iñiguez a partir de la adaptación de la planta de una antigua iglesia mozárabe, explicación que también se ha aplicado a la tipología del ábside plano, hoy oculto tras el retablo mayor realizado entre 1552 y 1556. Según apunta M. Melero, es posible que el testero plano se deba vincular con la colegiata de Santa María (que poseía dos capillas absidales con esta tipología), no obstante, no se deben olvidar las capillas laterales de San Nicolás y San Miguel de la primitiva Seo de Zaragoza, y el ábside de San Nicolás de Tudela. A partir del siglo XVI la fábrica románica sufrió importantes remodelaciones al levantarse los oratorios de Santa Ana y Nuestra Señora de la Esclavitud creando un crucero; fue también en esa época cuando se montó el coro elevado que en la actualidad se encuentra a los pies y poco después se erigieron las capillas de las Ánimas y del Santo Cristo, fábricas que aún hoy se pueden identificar perfectamente en el exterior por el ladrillo con el que se construyeron. La torre-campanario, erigida en 1604, se levanta en el ángulo noroeste del edificio, tiene planta cuadrada y consta de tres cuerpos separados por impostas con cuatro ventanas de medio punto, una en cada cara.
Tanto la iconografía como el estilo de la escultura del interior son interesantes para comprender la relevancia de las canterías tudelanas y su participación en las corrientes artísticas de los reinos cristianos peninsulares.
El primer capitel de la parte norte muestra unas palmetas inscritas en un arco, muy esquematizadas y con escaso relieve, que no parecen pertenecer a la misma mano que el resto.
En el segundo capitel se ha tallado el Nacimiento de Jesús en dos de sus caras: en la primera aparece, bajo un arco, el pesebre (a modo de altar elevado sobre dos columnas) con el Niño, los animales y una paloma que desciende del cielo al tiempo que en la parte frontal, bajo otro arco, la Virgen descansa en el lecho acompañada de una partera y de San José; en la cara que resta se presenta el Anuncio a los Pastores (en este caso dos), quienes alzan sus rostros hacia el ángel que desde el vértice les anuncia la noticia.
En el tercer capitel se han esculpido tres arcos para cobijar la Adoración de los Magos representada según la manera más habitual con dos Reyes de pie y otro arrodillado frente a la Virgen y el Niño, en la cara opuesta San José se apoya en su bastón.

La escena del siguiente capitel es la de la Presentación en el templo, donde tres mujeres (entre tallos vegetales estilizados) avanzan hacia Simeón quien sostiene al Pequeño en su regazo por delante del altar sobre el cual aparece un elemento imposible de determinar.
El capitel continuo está formado por unas palmetas en herradura con hojas de acanto a los lados, muy similares a las del primer capitel del lado sur.
La siguiente cesta presenta la Huida a Egipto con la peculiaridad de mostrar a María alimentando al pequeño y dos acompañantes con la familia (uno de ellos un ángel).
El octavo capitel ilustra la Matanza de los Inocentes con Herodes en el vértice mesándose las barbas, inspirado por el demonio y sentado frente a una mujer que porta a su hijo en brazos, entre tanto un soldado clava su arma en la espalda de un pequeño en presencia de su madre.

El noveno capitel representa la preparación de una comida y un banquete correspondiente a las Bodas de Caná, se trata del único episodio de la vida pública de Cristo. El recorrido finaliza con vegetales muy parecidos a los del primer capitel.
Este interés por el ciclo de la Infancia y la aparición de testigos de la venida al mundo del Hijo de Dios (la partera, San José, los pastores, los Reyes Magos, Simeón, Ana y Herodes) se encuentra en la línea de lo que ocurre en otras obras hispanas de la segunda mitad del siglo XII (Silos, Moradillo, Osma, Garray, Soria, Agüero, San Juan de la Peña o Estella) donde se remarca la doble naturaleza de Cristo con una especial atención a la Encarnación. El que en la desaparecida entrada norte del monasterio silense hubiese una arquivolta completa con la Matanza de los Inocentes y otra con las Bodas de Caná, aparte de la existencia en el claustro de un ciclo de Infancia con detalles presentes en la Magdalena, remite a la posibilidad de que en este taller tudelano se conocieran los bocetos del segundo taller de Silos.
Aunque delimitar las campañas escultóricas del edificio resulta complejo, para hablar de las filiaciones es necesario diferenciar los modos de hacer del conjunto.
Probablemente, tal y como apunta M. Melero, la dilación de las obras en el tiempo dio como resultado esta notable variedad. El estilo del mejor maestro del interior (se aprecian titubeos perfectamente visibles si se compara, por ejemplo, el Herodes de la Matanza con el San José de la Epifanía) muestra ciertas analogías con algunas de las esculturas castellanas más interesantes de la segunda mitad del siglo XII. El tratamiento de los rostros ovalados, los pómulos algo salientes, los ojos bien delimitados bajo las cejas, las vestimentas con plegados resueltos en los bordes inferiores a partir de sucesivas ondulaciones, las incisiones que se cortan unas con otras, las composiciones sin amontonamientos y los arcos que distribuyen los espacios parecen indicar que estos creadores pudieron tener influencias tanto de las formas sorianas (Santo Domingo) como zaragozanas (la Seo) ya que, al fin y al cabo, ambos focos parecen conocer las recetas de Osma que remiten a Silos. El citado escrito de 1135 donde aparecen Berengarius Garcia Sancti Nicolai, Arnaldus Sancte Mariae Magdalene (...) Galindus W Cesaraugustae y Arnaldus de Soria remite a posibles contactos entre estas ciudades.
En cualquier caso, quien ha especificado de manera más detallada las conexiones de cada taller y sus fechas ha sido M. Melero. En su opinión, el primero “realizó los capiteles del interior de la nave y los de la puerta norte”, estuvo emparentado con el ala septentrional del claustro de la catedral y trabajó en torno a 1185-1190. Sobre la portada de los pies indica que fue ejecutada hacia 1200 y la relaciona con la primera fase del claustro ya que el taller “debió de ser el mismo que el interior, pero evolucionado y con nuevos escultores”. En cuanto a los modillones, los data en 1204, los ordena según su realización y señala cercanías con Santa María de Sangüesa. El mencionado enlace con Santa María de Tudela ya fue apuntado por P. Madrazo al emparentar la Magdalena con San Nicolás considerándolas obras simultáneas y posteriores a la colegiata. J. E. Uranga y F. Íñiguez incidieron en la conexión con la catedral tudelana, pero ellos razonaron que las figuras más proporcionadas y más elegantes de la Magdalena implicaban su precedencia cronológica. Por su parte, J. M. Azcárate incluyó esta escultura dentro del taller estellés y la estimó derivada del taller claustral. Mientras, J. Gudiol y J. A. Gaya destacaron las influencias castellanas y la vincularon con San Juan de la Peña; idea que retomó A. Egry.
Si bien el acusado deterioro de las tallas de la puerta septentrional impide las comparaciones pormenorizadas, la concepción de las proporciones, rostros, plegados y detalles parece ser distinta a la de los capiteles de las naves. Estos contrastes pueden ser entendidos si se acepta la presencia de un mismo taller integrado por artistas de diversa formación que trabajan a la vez. No obstante, la posterioridad temporal de la fachada occidental, determinada por la dinámica de la edificación, podría explicar la ausencia de los primeros maestros, de mejor calidad, que se habrían dispersado al ser llamados para trabajar en otros lugares. Las divergencias sugieren diferenciar ambos talleres ya que en la portada los rostros son más afilados, los plegados más planos, las proporciones más achaparradas y la ejecución más tosca.
La riqueza escultórica de la Magdalena debe ser entendida en el marco de una importante actividad constructiva en la ciudad de Tudela y sus vínculos deben recordar la presencia de artífices de formación heterogénea, sin duda, posteriores a San Nicolás, conectados con el claustro de Santa María y conocedores tanto de las recetas silenses (difundidas ampliamente por Castilla) como de las obras de la Seo de Zaragoza.

 Próximo Capítulo: Capítulo 51, Fitero, Cabanillas

 

 

 

 

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