El
imperio neoasirio y el imperio neobabilónico
La nueva dinastía sargónida – Instituciones políticas,
sociales y económicas – La dinastía IX de Babilonia – Nabucodonosor II y Nabónido – Esplendor y caída de babilonia.
Imperio Nuevo Asirio
Comprende la época que media entre el año 911 en que
comienza el reinado de Adad - Nirari II,
hasta la caída del imperio Asirio (609) El cambio de la situación internacional
y el empuje belicoso de sus reyes elevaron a Asiria a la situación de primera
potencia en el Próximo Oriente.
911
|
912
|
Adadnirari II / Adadnarari
|
890
|
891
|
Tukultininurta II
|
884
|
884
|
Assurnasirpal II
|
858
|
858
|
Salmanasar III
|
823
|
824
|
Shamsiadad V
|
810
|
811
|
Sammuramat / Semíramis (reina)
|
805
|
811
|
Adadnarari III
|
781
|
781
|
Salmanasar IV
|
771
|
772
|
Assurudan III
|
753
|
754
|
Assurnarari V
|
745
|
745
|
Tiglatpileser III
|
726
|
727
|
Salmanasar V
|
Con Adad Nirari
II, hijo y sucesor de Asur Dan II, comenzó en Asiria un nuevo período de
esplendor, ya que tomó la iniciativa de las campañas contra los pueblos
montañeses y arameos. Por el Oeste volvió su atención al Mediterráneo, buscando
el dominio de las rutas comerciales.
También luchó en el noroeste de Asiria, en la región
de Hanigalbat, con los principados arameos de Nisibina, Mamblu y Gidara, descendiendo por el Valle del
Habur, donde se le sometieron sin luchar otros dos principados arameos: Laqe y
Khindanu, ya en el Éufrates.
Su sucesor Tukulti-Ninurta
II, continuó las campañas de su padre: atacó la región del río Habur y el
curso medio del Éufrates y Tigris, con los principados arameos de Laque,
Kindanu, Sukhi y Sirqu. Por el este, en dirección a Irán, luchó contra los
países de Za - mua, Ellip, Parsuash, y sobre todo contra el reino de Urartu.
Tukultininurta I (1208 a. C)
Asurnasirpal II, sucesor de Tukulti-Ninurta, consolidó las victorias
de sus predecesores y extendió sus conquistas, llegando al Mediterráneo después
de vencer la poderosa resistencia del principado arameo de Bit-Adini. Llegó al
Líbano y las ciudades costeras y el país de Amurro se le sometieron,
ofreciéndole tributos. Lucha también varias veces contra Urartu.
Así, las fronteras del Imperio Asirio eran: en el norte: Penetraba con profundidad
en Armenia. En el sur, dominaba ciertas
fortalezas babilonias, en el este,
la frontera estaba en Gilzanu y en el
Oeste, la frontera era el mar Mediterráneo, Karkemish y las márgenes del
Éufrates hasta la ciudad de Rapiqum, aunque dentro de estos dominios había
zonas insumisas.
La afluencia de riquezas, consecuencia de los
numerosos botines conseguidos en las campañas militares provocó el gran
florecimiento del país (es la época del apogeo de la escultura asiria) en
Assur, construyó un palacio y reconstruyó los templos de los dioses principales:
Sin y Shamash; en Nínive reconstruyó los santuarios de los dioses Ashur e Ishtar.
Construyó una nueva capital Kalakh (hoy Nimrud) sobre
las ruinas de una ciudad anterior, fundada por Salmanasar I. El Palacio Real se
extendía sobre dos hectáreas y media, adornado con bajorrelieves y estatuas de
gran tamaño, construyó también un jardín botánico y una especie de zoo y pobló
la nueva ciudad con cautivos deportados.
Asurnasirpal II fue sucedido por Salmanasar
III también guerrero infatigable: Por el oeste consolidó el dominio de
Asiria hasta el Mediterráneo. Por el Noroeste se extendió hacia el lago de
Urmia y Urartu. Por el sureste luchó contra Alepo, Hama y Damasco, y toda una
gran confederación de doce países. Por el Noroeste, se introdujo hasta Cilicia.
Y en Babilonia llevó a cabo dos campañas en los años 851 y 850, motivadas por
las luchas dinásticas en las que intervino, firmando una alianza con el
vencedor, Marduk - zakir - shumi, de la VIII Dinastía de Babilonia.
Salmanasar III (850 a.C.)
Salmanasar III organiza la administración creando
otros funcionarios propios de esta época, en la que la nobleza asiria llegó a
su apogeo. Los funcionarios eran de primera clase (un lugarteniente, o Turtanu; el Heraldo de Palacio o Nagir-ekalli; el Copero Mayor o Rab-shaqe;
el Intendente General o Abarakku; Sukallu o Gran Visir; mayordomo de
palacio o Sha-pan ekalli y al
Oficial Mayor o Rab reshi) y de
segunda clase (los diferentes gobernadores de las provincias, de los que figura
en primer lugar el de la ciudad de Assur, el Shakin mati).
Todos estos cargos eran electivos y renovables cada
reinado y epónimos, cada uno de ellos, empezando por el rey, en su primer año
de reinado, daba nombre a un año.
Salmanasar III continuó la obra de su padre de
embellecimiento de Kalakh, construyendo el arsenal y la sala del Trono.
A Salmanasar III le sucedió Ahamshi - Adad V, que consiguió restablecer el poder asirio, frente
a su hermano, Ashur-Dan-Apli, que se rebeló contra su padre. A su vez, Ahamshi-Adad,
fue sucedido por su hijo de cinco años y su mujer. Su hijo Adad Nirari III comenzó a reinar personalmente con nueve años y a
los doce realizó sus primeras campañas de guerra: Contra Damasco y otros
principados de Siria, de los que recibió tributos. Contra Babilonia, aunque los venció, trató de
reconciliarse con ellos y se produjo una gran influencia de la cultura
babilónica en Asiria, caracterizada por el culto a los dioses Marduk y Nabu en Nínive y Kalakh; el cambio de mentalidad que se traduce en
una mayor amplitud cultural; la misma concepción que realizó este cambió la
imagen del rey, convirtiéndose en el defensor de la prudencia, la inteligencia
y la sabiduría de su pueblo y temido por sus enemigos, por valiente. Opuesto al
avance del pueblo arameo - caldeo que amenazaba Babilonia desde el Sur.
También llevó a cabo una organización de las
provincias, en las que colocó al frente un gobernador asirio, que sólo recibía
órdenes del rey de Asiria o de sus lugartenientes.
Este gobernador provincial asirio, tenía dobles poderes:
civiles (administraba la comarca por
medio de delegados - qipu -
intendentes - abarakku- y los
pastores mayores) y militares, que
mantenían el orden.
La población de estas provincias se componía de
asirios e indígenas, que normalmente pagaban impuestos y hacían trabajos
obligatorios, excepto algunos, rescatados o zaku, que pagaban por estos privilegios.
Durante el reinado de estos reyes, el Imperio tuvo una
nueva recesión debido al apogeo del reino de Urartu, que durará hasta que se
produzca un nuevo auge de Asiria con Tiglat-Pileser
III.
El apogeo del Imperio
Nuevo Asirio: Tiglat Pileser III
Era hijo también de Adad - Nirari III y con él, el
Imperio Asirio adquiere de nuevo gran importancia.
Sus principales campañas fueron:
En el Sur, donde estaba el problema arameo-caldeo que
amenazaba al reino de Babilonia; tomó las ciudades sometidas a estos nómadas y
completó las conquistas extendiéndose hasta el Zagros.
En el Oeste, estaba el problema sirio, y llevó a cabo
una serie de campañas. Primero se enfrentó a una coalición de Estados Sirios
capitaneada por el principado de Arpad y apoyada por Urartu. Vencida la
coalición, tomó Arpad, lo que hizo someterse a tributo a otros Estados de la
región. Una nueva coalición Siria fue también vencida e incorporada a Asiria
junto con el también principado de Hama manteniendo en el trono a un rey amigo
Penammu. Además de los principados citados, recibe tributo de Biblos, Samaria y
otros Estados Menores.
En el Noroeste estaba el problema medo-urarteo, que
trató de resolver en dos campañas: en la primera comprendió la extensión y la
fuerza que estaban adquiriendo estos pueblos, llegando sin poderles vencer,
hasta cerca de la actual Teherán, volviendo a Assur con un gran botín de
guerra. En la segunda campaña, llegó hasta la nueva capital de Urartu, Turushpa
que asedió y no pudo tomar, siendo derrotado por primera y única vez, aunque
luego tomó varias fortalezas del sur de Urartu, para consolidar la frontera
asiria.
En el Oeste tuvo que llevar a cabo nuevas campañas:
contra Damasco, Samaria, Ascalón y Gaza, que le negaban el tributo. El rey
asirio tomó la región, dividiéndola en seis distritos militares y formó una
nueva provincia con parte del reino de Damasco. También saqueó Gaza. Después,
ante la petición del rey A caz de Judá, para luchar contra Israel y Damasco,
invadió Israel, deportó a la población y puso en el trono a Oseas, y tomó
Damasco, tras un largo asedio, y creó las Nuevas provincias Asirias hasta
Arabia, cuya reina tiene que aceptar a su lado un gobernador asirio y pagar
tributo.
Sargón II y los
Sargónidas.
La fecha del 721 a.C. es doblemente simbólica, ya que
representa un cambio importante en la historia de Israel, cuyos habitantes
fueron deportados hacia el norte, hacia la cuenca del río Habur y la región de
Media. Y señala el advenimiento de uno de los monarcas más prestigiosos del
Oriente antiguo, ya que, aunque Sargón II no fue fundador del Imperio Asirio,
contribuyó de modo definitivo a asegurar su poder y a darle su carácter
definitivo.
La dinastía Sargónida, comprende los reinados de Senaquerib, Asarhaddon y Asurbanipal, como reyes más
importantes, cuyos sucesores llevarán al imperio asirio a su destrucción. Esta
época, desde el 744, en que empieza a reinar Tiglat Pileser III corresponde al
apogeo del Imperio Nuevo asirio.
Dinastía Sargónida
|
||
721
|
722
|
Sargón II / Sharrukin
|
705
|
705
|
Senaquerib / Sanherib
|
680
|
681
|
Asarhadon
|
669
|
669
|
Assurbanipal
|
625
|
631
|
Assuretlilani
|
620
|
Sinshumlishir (usurpador)
|
|
613
|
627
|
Sinsharishkun
|
611-606
|
612-609
|
Assuruballit II
|
Política exterior
Son continuas las revueltas de los países sometidos.
Todas las naciones aprovechaban la muerte de los reyes para alzarse contra el
dominador. Asiria, por su parte, trata de destruir el poderío urarteo del
norte, y fue Sargón II, en el año 714, el que emprendería una nueva campaña,
que aunque no logró hacerle tomar las principales fortalezas, consiguió que a
partir de entonces, Urartu dejase de inquietar Asiria. Egipto, será también
objeto de varias campañas de Senaquerib y Asarhaddon, quien, después de tener
las manos libres al concluir un tratado con los medos, logró llegar a Menfis,
aunque no se consiguió asentar la dominación sobre este país.
Sargon II (700 a.C.)
Al año siguiente el faraón Taharqa recuperó Menfis, y hasta el año 666 las campañas de
Asurbanipal no llegaron a Egipto. En los países de Babilonia y Elam, llevó a
cabo el Imperio asirio auténticas guerras de desgaste. Los babilonios,
pertenecían a una clase de gente que tenía la "molesta pretensión" de
no dejarse asimilar. Y para ello y en contra de sus dominadores asirios, no
dudaron en aliarse con sus enemigos los elamitas.
Tanto los reinados de Sargón II como los de Senaquerib
estuvieron ocupados en resolver la cuestión babilonio-elamita, que se agravó al
punto de que Senaquerib destruyó Babilonia y la sumergió bajo las aguas del
Éufrates, aunque la clemencia de su sucesor, Asarhadon, la volvió a construir,
devolviéndole su papel de encrucijada comercial. Tras la muerte de este rey, la
división de su imperio entre sus hijos puso en el trono de Babilonia al
primogénito, Shamash-Shuma-Ukin, que se rebeló contra su hermano
menor Ashur-Banipal y Babilonia fue
tomada e incendiada y su rey pereció en el incendio. Tras avanzar contra Susa y
saquearla, todo el Elam fue convertido en provincia asiria. Sin embargo,
Assurbanipal sufrió problemas internos al final de su reinado y poco después,
el país dejará de existir.
Asurbanipal (650 a.C.)
Organización del Imperio Asirio.
El rey: el Imperio asirio se basaba
fundamentalmente en la autoridad real: el rey era a la vez sacerdote y
administrador del dios nacional, y los objetivos de su política eran extender
sus posesiones, en una forma de dominio universal, haciéndose los tratados a la
mayor gloria y al mayor poder del dios Assur. A todos los súbditos se les
exigía el Adu o juramento de
fidelidad, que solía hacerse por categorías profesionales. Preveía la
obligación de suministrar información al rey, montar para él la guardia,
obedecer sus instrucciones... El rey tenía todos los poderes políticos,
religiosos y administrativos.
El Harén real estaba organizado por leyes y tenían
gran importancia los eunucos, siendo frecuentes las revueltas e intrigas dentro
del harén. Era muy importante el poder de la reina madre.
Administración: Existía una gran jerarquización y
burocracia. La administración central del Imperio estaba en manos de
administradores expertos: el General en jefe, el Heraldo de palacio, el
Intendente, el Copero mayor y los gobernadores de provincias, al frente de los
cuales estaba el gobernador de la ciudad de Assur.
Todos estos personajes tenían al parecer además de sus
obligaciones en la corte, en la que residía el gobierno de las provincias de la
periferia del Estado y todos ejercían, en consecuencia, cargos militares.
A nivel de administración provincial, podemos
distinguir una doble gestión: la de la administración ordinaria, representada
por los responsables locales, dependientes del Gobernador Provincial, el cual
tenía que dar cuenta al Gobernador Central y la de los Hassulu, que ejercían sus gestiones de información en todas las
escalas de la pirámide administrativa y enviaba sus informes a los Sukkallu-dannu o Grandes Visires
principales de la capital.
La economía era esencialmente agrícola. El artesanado,
poco desarrollado, estaba concentrado en los centros administrativos: el templo
y el palacio, así como las capitales de provincia. El comercio parece estar en
función del suministro de objetos de lujo a las clases dirigentes. Algunos
soberanos se esforzaron por mejorar las técnicas. En la actualidad parece
imposible saber el nivel de vida de la población, ya que los documentos son más
escasos que en los tiempos de la vieja Asiria o que en la época de Hammurabi.
La esclavitud no debía ser muy numerosa, aunque el
esclavo era un bien que se podía vender o intercambiar y durante el Imperio
asistimos quizá a unos logros espectaculares, ya que conocemos casos de
esclavos que realizan grandes negocios, aunque a su muerte sus fortunas
revierten a sus amos. Como en la Babilonia casita, también aquí encontramos
kudurrus.
La religión particular del pueblo asirio no tenía
grandes diferencias con la babilónica. El dios principal era Ashur o Asur, dios de los asirios, que desde muy pronto asumió la función
muy parcial: sólo tenía un carácter guerrero, por lo que no podía completar el
resto de las aspiraciones espirituales.
Asistimos a un desarrollo de la creencia en el sol,
representado en Samash, dios de la
justicia, y considerado como el juez de los enemigos de Asiria. Entre los
enemigos de Asiria, habría una influencia religiosa considerable de Babilonia,
aunque hay que tener en cuenta que las relaciones Asiria-Babilonia fueron
tremendamente complejas.
La irradiación cultural babilónica sobre el reino del
norte siempre había fascinado a las clases dirigentes asirias. Ello provocaba
una especie de atracción prohibida, lo que se manifiesta claramente en el
aspecto espiritual.
Prueba de esta influencia son los mismos títulos que
adoptaron los reyes asirios: "Regente
del dios" "Empleado de
Enlil" ...
Asiria no dejó nunca de abrirse a las influencias de
ésta y en la literatura se copió el estilo de las crónicas babilónicas en los
textos asirios y también la escultura recibió la influencia de Babilonia.
También en el culto religioso, la influencia e incluso
la dependencia fue clara y cada vez mayor.
Desde el reinado de Ashur-Uballit I, ya hubo en Asiria un templo dedicado a Marduk. La
principal divinidad femenina asiria era Ishtar, diosa de la fecundidad, como
otras grandes divinidades femeninas orientales.
Hacia el año 1.200, se dio un nuevo paso, el ritual
babilónico de la fiesta del Año Nuevo, dedicado a Marduk, en la que se
renovaban los poderes del rey, fue adoptado por Assur y en el aspecto
espiritual y religioso, las dos regiones se fueron convirtiendo cada vez más en
una sola. Pero se puede llegar a afirmar que el panteón tradicional sumerio-acadio,
evolucionado en Babilonia, a finales del siglo XII, y definitivamente en los
siglos XI y X, estaba considerado en Asiria como clásico y a partir del Imperio
Nuevo Asirio podemos ya hablar de una religión Asirio Babilónica.
El fin del Imperio
Asirio
Sería de todo punto incomprensible este final, si no
se supiese que en el período que abarca desde el 627 a.C. supuesta fecha de la
muerte de Asurbanipal y el 612 a.C. año de la caída de Nínive, se produjo una
sucesión ininterrumpida de guerras civiles y exteriores, por lo que el país
estaba agotado cuando se produjo la intervención de los medos, cuya invasión y
la de los caldeos, produjo el final del Imperio Asirio.
A la muerte de Asurbanipal, el problema de sucesión no
pudo resolverse y de las luchas entre sus dos hijos se aprovechó el rey caldeo Nabopalasar.
Los medos y los caldeos, precipitaron el desenlace del
drama final: la toma de Assur, Ciaxares
de Media había conseguido unificar bajo sumando unas tribus escitas y
persas y en el 614 a.C. tomó Assur, que fue saqueada, concluyendo una alianza
con el rey de Babilonia, Nabopalasar.
También la Toma de Nínive: Ciaxares de Media y Nabopalasar de Babilonia en el
612 atacaron Nínive, en cuyas ruinas pereció el hijo de Asurbanipal. El último
rey asirio, Ashur-Uballit II organizó en Harrán la última resistencia, con el
apoyo egipcio del faraón Nekao, aunque no pudo resistir y Harrán cayó. Tanto
los egipcios como los asirios abandonaron la fortaleza sin combatir y se
retiraron más allá del Éufrates. Los últimos restos del Imperio Asirio
desaparecieron entonces para siempre. Toda la zona pasó a ser territorio
babilónico.
IX Dinastía
Monarca
|
Inicio del reinado
|
Final del reinado
|
Ninurta-kudurri-usur II
|
943 a. C.
|
|
Mar-biti-ahhe-iddina
|
942 a. C.
|
920 a. C.
|
Šamaš-mudammiq
|
920 a. C.
|
900 a. C.
|
Nabu-shuma-ukin I
|
900 a. C.
|
888 a. C.
|
Nabu-apla-iddina
|
888 a. C.
|
855 a. C.
|
Marduk-zakir-shumi I
|
855 a. C.
|
819 a. C.
|
Marduk-balassu-iqbi
|
819 a. C.
|
813 a. C.
|
Baba-aha-iddina
|
813 a. C.
|
811 a. C.
|
interregno
|
811 a. C.
|
800 a. C.
|
Ninurta-apla-X
|
800 a. C.
|
790 a. C.
|
Marduk-bel-zeri
|
790 a. C.
|
780 a. C.
|
Marduk-apla-usur
|
780 a. C.
|
769 a. C.
|
Eriba-Marduk
|
769 a. C.
|
761 a. C.
|
Nabu-shuma-ishkun
|
761 a. C.
|
748 a. C.
|
Nabonasar
|
748 a. C.
|
734 a. C.
|
Nabu-nadin-zeri
|
734 a. C.
|
732 a. C.
|
Nabu-shuma-ukin II
|
732 a. C.
|
Ninurta-kudurrῑ-uṣur II, fue el segundo rey de
la Dinastía de E, una secuencia mezcla de las dinastías VIII y IX de
Babilonia. Reinó durante 8 meses y 12 días, según la Lista A de reyes.
No hay documentos contemporáneos sobrevivientes de este reinado, ni del de su
sucesor, su hermano, Mar-biti-ahhe-iddina.
Sucedió al largo reinado de su padre,
Nabu-mukin-apli, durante el cual aparece como testigo sobre un título de
propiedad en un kudurru fechado el año 23 ó 25 de su padre. La afiliación
dinástica de la familia es desconocida, y tres de ellos están registrados como
contemporáneos del rey asirio, Tiglatpileser II. Dos inscripciones sobre
puntas de flecha de bronce de Lorestān aparecen con su nombre, pero se
atribuyen generalmente a un monarca homónimo anterior, igualmente oscuro,
Ninurta-kudurri-usur I, (ca. 987–985 a. C.).
La Crónica religiosa puede haberse escrito
durante su reinado, ya que termina con acontecimientos relacionados con el
reinado de su padre, aunque la única copia que se conserva es del período
neobabilónico, es decir, tardía. Su reinado fue posiblemente demasiado
insignificante como para merecer mención en la Crónica ecléctica.
Mār-bῑti-aḫḫē-iddina, (<<Mār-bῑti me
ha dado hermanos>>), fue un rey de Babilonia en 942 a. C.,
sucediendo a su hermano, Ninurta-kudurri-usur II, y fue el tercer rey de la
Dinastía de E. Es conocido, sólo por las listas de reyes, por una breve
mención en una crónica, y por haber sido testigo en un kudurru del reinado de
su padre, Nabu-mukin-apli.
La Crónica ecléctica se refiere lacónicamente al <<año
enésimo de Mār-bῑti-aḫḫē-idinna>>, pero el contexto se ha perdido. La Lista
sincrónica de reyes se refiere a él como el tercero de una serie de reyes
de Babilonia que fueron contemporáneos del rey asirio, Tiglatpileser II (ca.
967–935 a. C.), lo que es plausible, basándose en la cronología.
El reinado de Mār-bῑti-aḫḫē-iddina puede haber
terminado mucho antes de 920 a. C., pero hasta el acceso de Adad-nirari
II de Asiria, alrededor de 912 a. C., no se reanudan los registros de
sus homólogos de Babilonia, con su aparente sucesor, Shamash-mudammiq, del que
no hay evidencia de su filiación.
Šamaš-mudammiq (<<Shamash
muestra (su) favor>>) fue el cuarto rey de una secuencia, designada como Dinastía
de E, de Babilonia, que gobernó durante la última parte del siglo
X a. C. Fue contemporáneo del rey asirio, Adad-nirari II, con el
que se enfrentó.
De ascendencia desconocida, la duración de su
reinado es igualmente incierto. Que sucedió a Mar-biti-ahhe-iddina está
indicado en la secuencia de la asiria Lista sincrónica de reyes, pero
los contactos con Asiria eran escasos, y los registros pueden haber anotado
sólo los gobernantes que hayan interactuado, omitiendo a aquéllos que no lo
hayan hecho. Su gobierno marca la reanudación de los contactos, caracterizada
por <<batallas, alianzas, cambios de fronteras, y, más tarde, matrimonios
diplomáticos, que parecen haber unido a los dos países>>.
Los Annales de Adad-Nirari II registran
que el rey asirio condujo una campaña contra Babilonia durante la última década
del siglo X a. C., aunque la cronología exacta es vaga, quizá entre
908 y 902 a. C. Afirma haber derrotado a Šamaš-muddamiq, que
<<estableció una línea de batalla a los pies del Monte Yalman>>,
posiblemente al sudeste de Jebel Hamrin.
Aunque derrotado, no hay pruebas de que tuviera
un final violento, y parece haber muerto alrededor del cambio de siglo.
Nabû-šuma-ukin I (<<Nabu ha
establecido descendencia legítima>>), fue el quinto rey de una
secuencia, conocida como Dinastía de E, posiblemente una mezcla de
dinastías, que gobernó Babilonia durante la Edad de Hierro temprana. La
duración exacta de su reinado es desconocida, pero probablemente fue al
comienzo del siglo IX a. C. Su gobierno marca un resurgimiento
temporal de Babilonia, que siguió con su hijo, Nabu-apla-iddina y los dos reyes
siguientes, durante cuatro generaciones.
Se desconocen las circunstancias de su
ascensión, así como las relaciones con su predecesor. El comienzo de su reinado
estuvo marcado por la guerra con Asiria, cuando Adad-nirari II emprendió su
segunda campaña y, supuestamente le derrotó, según la versión asiria, que
afirma el saqueo de varias ciudades, y la obtención de un gran botín. El
resultado puede no haber sido tan unilateral, ya que la frontera
asirio-babilónica fue movida hacia el norte, hacia la cuenca del Pequeño Zab.
En contraste, sus relaciones posteriores con
Adad-Nirari y con el sucesor asirio, Tukulti-Ninurta II, fueron buenas,
estableciendo una entente cordial, e intercambiando hijas en matrimonio. Sin
embargo, la Crónica sincrónica es demasiado fragmentaria aquí para
asegurar un extenso período de relaciones pacíficas.
Nabû-apla-iddina, ca. 888 –
855 a. C., fue el sexto rey de la Dinastía de E de Babilonia,
y reinó durante 32 años. Durante gran parte de su reinado se enfrentó con un
rival significativo, el rey de Asiria, Assurnasirpal II, pero fue capaz de
evitar un enfrentamiento directo, y evitó pérdidas territoriales. Mantuvo un
conflicto de bajo nivel, que incluyó ayuda a rebeldes asirios en Suhu. Más
tarde, concluyó un tratado con el siguiente rey asirio, Salmanasar III.
Internamente, Nabu-apla-iddina trabajó en la reconstrucción de templos, y tuvo
lugar un renacimiento literario, con la copia de muchos trabajos antiguos.
El siglo IX a. C. estuvo marcado por
una recuperación, después de la terrible inestabilidad de los ciento cincuenta
años precedentes, caracterizados por las invasiones arameas. Fue el segundo gobernante
de cuatro generaciones sucesivas de su familia. Su padre, Nabu-shuma-ukin I, le
había precedido, y fue sucedido por su hijo, Marduk-zakir-shumi I. La Crónica
sincrónica de reyes le hace contemporáneo del rey asirio,
Aššur-nāṣir-apli II, aunque su reinado coincidió también con el de Salmanasar
III.
Proporcionó tropas al estado de Suḫu, en el
valle del Éufrates, como parte de una revuelta en 878 a. C., contra
Aššur-nāṣir-apli II. El gobernador de la fortaleza de Suru se había negado a
pagar el tributo asirio, provocando la ira de aquél. El propio hermano de
Nabu-apla-iddina, Zabdanu, y el adivino, Bel-apli-iddina condujeron el ejército
de 3000 hombres, que fueron derrotados y hechos prisioneros. Aunque Aššur-nāṣir-apli
proclamó haber conquistado las fortalezas fronterizas de Hirimmu y Harutu, en
sus inscripciones, esto puede ser una repetición de las campañas de su padre,
Tukulti-Ninurta II.
Nabu-apla-iddina confirmando
una donación de tierras
Durante su reinado hubo un cambio en la moda,
por ejemplo, en la corona de plumas, que es sustituida por una cúpula
puntiaguda, como tocado del rey.
Marduk-zakir-šumi I («Marduk pronunció el
nombre», fue un rey de la IX dinastía de Babilonia, o de la llamada Dinastía
de E, refiriéndose a una mezcla de dinastías del período referido, que
reinó en 855 a. C.-819 a. C. Fue contemporáneo de los reyes
asirios, Salmanasar III) (859–824 a. C.) y Šamšiadad V
(824–811 a. C.), con los que se alió.
Al principio de su reinado sufrió la rebelión
de su hermano Marduk-balassu-iqbi, al que se vio obligado a ceder la mitad del
reino. Sin embargo, llamó en su ayuda al rey Salmanasar III de Asiria, quien
intervino y en el año 851 a. C. derrotó al rebelde. A raíz de este
suceso, ambos monarcas sellaron solemnemente la reconciliación de los dos
pueblos, tradicionalmente enfrentados.
Sin embargo, el acercamiento fue pasajero, pues
a la muerte de Salmansar III, su hijo Šamšiadad V tuvo dificultades para
conservar el trono y no encontró ayuda en Marduk-zakir-shumi, al que tuvo que
comprar su apoyo o neutralidad. Finalmente, ambos firmaron un tratado, del que
sólo queda un fragmento, pero parece haber sido ventajoso para el babilonio.
Kudurru de
Marduk-zakir-shumi I
Marduk-balāssu-iqbi (<<Marduk ha
prometido su vida>>), ca. 819 – 813 BC, fue el octavo rey de la Dinastía
de E de Babilonia. Fue el sucesor de su padre, Marduk-zakir-shumi I, y fue
la cuarta generación familiar que reinó tras Nabu-shuma-ukin I. Fue contemporáneo
de Shamshiadad V de Asiria, que fue aliado de su padre, y cuñado suyo, al casar
con su hermana, Sammuramat, pero que luego fue su némesis.
Está registrado en un kudurru fechado en el
segundo año de su padre, 25 años antes de ascender al trono, lo que sugiere que
era bastante mayor cuando asumió el poder. También recibe una mención pasajera
en la Crónica ecléctica, junto con su padre.
Parece haber hecho su capital en Gannanāti, una
ciudad sobre el río Diyala. Se entregó a la actividad constructora en Seleucia,
y ejerció el control sobre los territorios de Der y Nippur.
Las campañas de
Shamshiadad
Los asirios, bajo Shamshiadad V (ca. 823-811 a. C.),
emprendieron dos campañas contra él. El motivo de estos ataques es incierto,
aunque, Shamshiadad pudiera haber albergado algún resentimiento por su posición
inferior en un tratado con el antecesor de Marduk-balassu-iqbi, Marduk-zâkir-šumi.
La ruta de la primera campaña siguió el lado
oriental del curso del Tigris, a lo largo del borde las montañas, ya que la
ruta directa a Babilonia, estaba bloqueada por la fortaleza de Zaddi, la ciudad
más al norte de Babilonia en ese tiempo, un poco al sur del Pequeño Zab. De
acuerdo con sus Anales, Shamsiadad hizo una pausa para cazar tres leones
en la ladera del monte Epih (Jebel Hamrin), y luego procedió a dejar un rastro
de devastación en su camino, sitiando la ciudad de Me-Turnat, en la orilla del
Diyāla, que cruzó, para tomar e incendiar la ciudad real de Qarne. Saqueó
Di’bina y luego asaltó los suburbios de Gannanāti, Datebir e Izduja. También
saqueó Qiribti-alani, jactándose de que se había llevado <<las
propiedades, dioses, bueyes y ovejas de sus habitantes>>Luego, despojó la
ciudad real de Dur-Papsukkal, próxima a Der, tras lo cual parece haber sido
contenido por una gran alianza de caldeos, elamitas, casitas y arameos, aunque
la Historia sincrónica describe cómo el rey asirio <<llenó la
llanura con los cadáveres de los guerreros de Marduk-balāssu-iqbi,”
La segunda campaña fue, aparentemente, más un
asunto quirúrgico, buscando Samsi-Adad un camino directo hasta Gannanāti,
obligando a Marduk-balāssu-iqbi a huir hasta la región del Diyāla, donde
encontró refugio, inicialmente en Nimitti-šarri (Aḫišānu), pero luego fue
acorralado, tras la captura de Dēr, y llevado encadenado a Asiria. Samsi-Adad
se jacta en su Gottesbrief, un texto literario, de que treinta mil
cautivos fueron deportados de Der.
Kudurru de
Marduk-balassu-iqbi
Bāba-aḫa-iddina, («Baba me ha dado un
hermano») ca. 812 a. C., fue el noveno rey de la Dinastía de E,
una mezcla de dinastías de reyes de Babilonia, gobernando durante menos de un
año. Sucedió brevemente a Marduk-balassu-iqbi, que había sido depuesto por los
asirios.
Su nombre era dado tradicionalmente al segundo
hijo. Su reinado fue llevado a su fin por la sexta campaña del rey asirio,
Shamshiadad V, como describe éste en sus Anales. Una relación más
detallada de los acontecimientos que siguieron a su victoria es proporcionada
por la Historia sincrónica:
Él rodeó
la ciudad y la tomó. LLevó a Bāba-aḫa-iddina, con sus riquezas y tesoros
palaciegos a Asiria. Tomó los dioses y el botín de Der, Lahiru, Gannanāti,
Dur-Papsukkal, Bıt-riduti, Mê-Turan, numerosas ciudades de Karduniash, con sus
alrededores. Se llevó a Anu, el gran Ḫumḫumia, Šarrat-Dēri, Bēlet-Akkadī,
Šimalyia, Palil, Annunītu, Mār-Bīti of Māliku. Se acercó a Kutha, Babilonia y
Borsippa, y realizó los servicios sagrados. Bajó a Caldea. En Caldea recibió el
tributo de sus reyes. Sus funcionarios recogieron regalos de Karduniash. Hizo
[… juntos establecieron] una línea fronteriza permanente.
Synchronistic ChronicleColumn 4, lines 1
to 14.
Shamshiadad no hizo ningún intento de anexionar
Babilonia, que permaneció independiente, aunque sin reyes durante un período,
sino que volvió a Asiria, donde pasó sus últimos años, según el registro
epónimo, «en la tierra».
Interregno es una interrupción en
la normal sucesión de los monarcas, como los reyes, papas o emperadores.
En las monarquías la forma habitual para evitar
el vacío de poder entre los monarcas es reglamentar una sucesión hereditaria,
de manera que antes de que se produzca la finalización de término del primer
monarca (normalmente por fallecimiento) existe un heredero, un sucesor ya
establecido. Así, por ejemplo, en el Reino Unido, un interregno es generalmente
evitado debido a una regla descrita como El Rey ha muerto, viva el Rey,
es decir, el heredero al trono asciende a ser nuevo monarca inmediatamente a la
muerte o la abdicación de su predecesor; esta frase describe la continuidad de
poder soberano.
De esta manera, se considera que el reinado de
cada monarca comienza al fallecimiento o abdicación de su predecesor, previo a
su coronación.
En determinadas monarquías, entre la
finalización del término de un monarca y la elevación del siguiente se produce
de ordinario una vacancia en el puesto, existiendo jurídicamente
un sustituto temporal del monarca.
·
Esto
se produce entre el fallecimiento o renuncia válida de un Papa y la elección
del siguiente por el Cónclave; hasta entonces el gobierno de la Iglesia lo
dirige el Camarlengo.
·
En
la República de las Dos Naciones, hasta la elección del nuevo rey el gobierno
lo ejercía el interrex, cargo ejercido por el arzobispo de Gniezno.
·
En
el Imperio germano, si no había sido elegido previamente un rey de romanos,
hasta la elección el gobierno lo ejercían dos vicarios imperiales: el conde
palatino del Rin y el duque de Sajonia.
Por el contrario, cuando la vacancia del trono
no es un periodo legalmente reconocido previo a la elección del monarca, sino
que es una situación irregular fruto de las circunstancias históricas, entonces
la denominación es interregno.
Y en estos casos, el reinado comienza desde la
fecha de la elección del monarca, a pesar de que, según el ordenamiento de cada
país, no puedan ejercer como monarcas hasta su coronación, proclamación o jura.
Ninurta-apla-X (ca. 800 –
790 a. C.), fue un rey de Babilonia durante el período de dinastías
mezcladas, conocido como Dinastía de E. Su nombre se basa en una lectura
de los años 1920, que ya no se apoya en pruebas directas, pues el documento del
cual se ha derivado está demasiado dañado como para comprobar los caracteres
propuestos.
Su más reciente predecesor conocido fue
Baba-aha-iddina, cuyo reinado terminó unos doce años atrás. Durante el
interregno, no hubo reyes en varios años y luego hubo una sucesión de cinco
reyes, cuyos nombres son desconocidos. Los únicos registros de los
acontecimientos durante este período vienen de las crónicas asirias. En ellos
se dice que Shamshi-Adad V estaba en su séptima campaña contra Babilonia. Su
sucesor, Adad-nirari III, inicialmente hizo campaña en el oeste, pero durante
802 a. C., la crónica registra que la hizo “al mar,” suponiéndose que
se refiere al País del Mar del sur de Mesopotamia. Entre 795 y
794 a. C., hizo campaña en Der. La Historia sincrónica
termina con este reinado.
El sucesor de Ninurta-apla-X fue otro rey
oscuro, Marduk-bel-zeri.
Marduk-bel-zeri, en cuneiforme
AMAR.UTU.EN.NUMUN o mdŠID.EN.[x], que quiere decir “Marduk (es) el
señor de los descendientes”, ca. 790 – 780 a. C., fue un rey de
Babilonia durante el período de agitación siguiente a las invasiones del asirio
Shamshi-Adad V (ca. 824 – 811a. C.). Está identificado en un fragmento de la Lista
sincrónica de reyes como Marduk-[bēl]-x, que le da un lugar
en la secuencia, reinando alrededor del comienzo del siglo VIII a. C.
Fue un monarca bastante oscuro, y el penúltimo predecesor de Eriba-Marduk,
quien fue el restaurador del orden, después del caos.
Es conocido por un único texto económico de la ciudad
sureña de Udāni, fechado en el año de su ascensión (MU.SAG.NAM.LUGAL). Esta
ciudad fue un centro satélite de culto de Uruk, de incierta localización, pero
posiblemente, cercana a Marad, luego conocida como Udannu, asociada al culto de
las deidades dIGI.DU y Bēlet-Eanna (asociado a Ishtar).
Marduk-apla-uṣur (dAMAR.UTU-A-ŠE[Š],
o mdŠID-A-[x]), que quiere decir “Oh Marduk, protege al
heredero”, (c. 780 – 769 a. C.), fue un jefe tribal caldeo que
gobernó como rey de Babilonia, después de Marduk-bel-zeri. Es conocido, sólo
por tres inscripciones, y gobernó durante un período de caos.
Su contemporáneo asirio fue, probablemente,
Salmanasar IV (783 - 773 a. C.) y/o Ashur-dan III (773 -
755 a. C.). Éste es conocido por haber hecho campaña en el norte de
Babilonia en tres ocasiones: 771 a. C. (contra Gannanāti), 770 a. C. (contra
Marad), y 767 a. C. (contra Gannanāti de nuevo). En el vacío creado
por la devastación, los caldeos fueron capaces de alzarse con el poder, y él
parece haber sido el primer miembro de un grupo tribal en tener pretensiones al
trono de Babilonia. Su lugar en la secuencia de reyes es conocido por un
fragmento de la Lista sincrónica de reyes. Se desconocen su afiliación
y la duración de su reinado, pero la Crónica dinástica registra que “la
dinastía de Caldea se terminó. Su reino fue transferido al País del Mar,”, y
su sucesor fue Eriba-Marduk, la figura ancestral arquetípica de los monarcas
caldeos posteriores.
Se le menciona en un texto fragmentario
neo-babilónico de Uruk ("Los crímenes y sacrilegios de
Nabu-shuma-ishkun") que, desgraciadamente no aporta luz sobre esta época,
fuera de la observación de que “se impusieron el trabajo forzado y la
prestación personal
Erība-Marduk (mri-ba
[dAMAR.UTU]), fue un rey de Babilonia (ca. 769 –
761 a. C.). Fue uno de los tres jefes tribales caldeos que ocuparon
el trono de Babilonia durante el curso del siglo VIII a. C., y sería
visto como la figura ancestral durante los futuros reinados de los miembros de
su grupo. Miembro de la tribu Bīt-Yakin, más tarde recibió el título de
“restaurador de la fundación de la tierra,” y fue reconocido como restaurador
de la estabilidad del país, después de años de agitación.
Se le ha descrito como hijo o descendiente de
Marduk-šakin-šumi, un individuo del que se podría especular que fuera uno de
los cinco reyes desconocidos del período de interregno. De acuerdo con la Crónica
dinástica, Erība-Marduk fue el único miembro de una dinastía del País del
Mar (kurA.AB.BA), y sucedió a Marduk-apla-usur, el primer rey
claramente identificado como caldeo. Fue sucedido por Nabu-shuma-ishkun. La
secuencia de estos tres reyes está confirmada en un fragmento de la asiria Lista
sincrónica de reyes. Hay documentos legales fechados en su noveno año y
en el decimotercero de su sucesor, lo que lleva a los historiadores a concluir
que debe haber ascendido al trono en 770 a. C., como muy tarde, ya que se sabe
que su sucesor gobernó hasta 748 a. C.
Participó por primera vez en el Akitu, o
festival de año nuevo, al comienzo de su segundo año de reinado, cuando su
gobierno se extendía al norte de Babilonia, y suprimió las incursiones de los
nómadas en los alrededores de Babilonia y Borsippa, devolviendo los campos y
los huertos a sus propietarios. Su devoción religiosa le hizo restaurar el
trono de Marduk en el Esagila de Babilonia. Una inscripción de Asarhaddon de
Asiria (681–669 a. C.), cuenta cómo, parte del templo de Ishtar en el
Eanna de Uruk, el altar de la diosa Nanaya, originalmente construido por
Nazi-Maruttash en el siglo XIII a. C., fue restaurado por
Erība-Marduk. No todas las restauraciones, sin embargo, fueron bien vistas por
sus sucesores. De acuerdo con la estela de Harrán de Nabonido
(555–539 a. C.), su reinado fue testigo de una reforma sacrílega del
culto de Ištar (bēltu ša Uruk, “señora de Uruk”), cuando el pueblo de
Uruk remplazó su estatua por otra inadecuada, desunciendo su equipo de leones y
quitando su altar. Esto puede haber sido parte de un programa para suprimir los
cultos licenciosos de la diosa en el sur de Babilonia.
Nabû-šuma-iškun (mdNabû-šuma-iškunun),
fue un rey de Babilonia, (ca. 761 a. C. – 748 a. C.), que
gobernó durante un tiempo de gran agitación social. Pertenecía a la tribu
Bīt-Dakkūri, un grupo caldeo, aparentemente sin relación con el de su inmediato
predecesor, Eriba-Marduk.
Su lugar en la secuencia de gobernantes de
Babilonia está confirmado en un fragmento de la asiria Lista sincrónica de
reyes. Una fuente contemporánea de información relativa a su reinado se
encuentra en una inscripción del gobernador de Borsippa, Nabû-šuma-imbi, que
pone de relieve su debilidad, y la autonomía de los funcionarios regionales.
Durante los años quinto y sexto de su reinado, la lucha fue tan grande, que al
ídolo de culto de Nabu se le impidió participar en el Akitu, o festival de año
nuevo de Babilonia.
Nabonasar (que reinó entre el
747 a 734 a. C.) fue un rey babilonio. También se le llama:
·
Nabonassar
·
Nabo-n-Assar
·
Nabonasser
·
Nabu-Nasir
·
Nebo-adon-Assur
En el año 747 a. C. fundó un reino en
Babilonia.
Ahora se lo considera como el comienzo de la
dinastía neobabilónica. Una serie de tablillas —llamadas colectivamente Crónicas
de Babilonia— registra sucesos a partir del reinado de Nabonasar.
En ese momento el imperio asirio estaba en
desorden por la guerra civil y ascendieron otros reinos como Urartu. Un
comandante del ejército que participaba en la guerra civil ascendió al poder y
adoptó el nombre de Tiglat Pileser III, ganó el control de Asiria el año
siguiente (746 a. C.) Poco después volvió a tomar Babilonia bajo el
protectorado de Asiria, y Nabonasar continuó gobernando como un rey vasallo
durante 14 años, hasta el 734 a. C.
Nabonasar, en el mes septiembre-octubre del
tercer año de su reinado (745 a. C.) trasladó sus tropas desde
Babilonia, cruzó todo el país hasta el Golfo Pérsico, destruyó tribus caldeas y
trasladó muchos cautivos a Asiria. Es posible que Nabonasar consiguiera que los
asirios lo ayudaran en la lucha contra los caldeos y elamitas. Una leyenda
posterior dice que Tiglat Pileser luchó en batalla contra Nabonasar de
Borsippa, pero esta leyenda no se confirma en textos cuneiformes anteriores.
Los asirios no causaron ningún daño a las ciudades de Babilonia, el rey asirio
insistió en su papel como protector y mecenas. Como resultado, Tiglat Pileser
se convirtió en el jefe supremo de Babilonia y tomó el título de «rey de
Sumeria y Acad».
El quinto año del reinado de Nabonasar
(745 a. C.) fue la fecha de ascensión al trono de Humpanikasha, rey
de Elam. En el año 734 a. C., Nabonasar enfermó gravemente y murió
después de 14 años de reinado.
Nabu-nadin-zeri (Nabû-nādìn-zēri
en la Lista A de Reyes), el único lugar donde se da su nombre
completo, y Na-di-nu o Na-din en la Crónica sobre los reinos
desde Nabû-Nasir a Šamaš-šuma-ukin, conocida como Crónica 1, fue
un rey de Babilonia (733-732 a. C.), hijo y sucesor de Nabonassar
(747-734 a. C.). El Canon Ptolemaico da su nombre como Νάδιος o
Νάβιος, similar a la versión de la Crónica de su nombre.
Fue el único rey que sucedió a su padre en el
trono babilónico, entre los años 810 y 626 BC, y su sucesión fue seguida poco
después, de las primeras incursiones del envalentonado Imperio neo-asirio. Fue
uno de los reyes contemporáneos de Tiglatpileser III asirio que más tarde
conquistaría Babilonia (729 a. C.). En el segundo año de su reinado
fue derrocado y asesinado en una insurrección dirigida por un funcionario
provincial (bēl pīḫati), llamado Nabû-šuma-ukīn, que retuvo el trono
poco más de un mes. No se conocen textos de su reinado. El derrocamiento de su
dinastía y su sustitución por un usurpador puede haber proporcionado a
Tiglatpileser III la excusa para la invasión.
Nabu-shuma-ukîn II (Nabû-šuma-úkîn
o mŠuma-[úkîn], cuyo nombre completo sólo se conoce
por la Lista A de reyes, fue un usurpador y, brevemente rey de Babilonia
durante un mes y dos días, durante 732 a. C., antes de ser barrido por su
sucesor, Nabu-mukin-zeri.
Su reinado fue tan fugaz, que fue omitido por
el Canon Ptolemaico. Su contemporáneo asirio fue Tiglatpileser III,
que estaba demasiado ocupado con su campaña de Siria, para reaccionar a los
acontecimientos políticos. Llegó al poder como gobernador provincial de una provincia
desafecta, que dirigió una rebelión contra Nabu-nadin-zeri, el hijo y sucesor
de Nabonassar.
Fue depuesto y reemplazado por el jefe caldeo,
Nabû-mukin-zēri, de la tribu Bīt-Amukani, en pocas semanas, estableciendo una
tendencia en la que pretendientes de la población tradicional babilónica eran
desplazados rápidamente por caldeos, como sucedió con Marduk-zakir-shumi II,
por Marduk-apal-iddina II en 703 a. C., y con Nergal-ushezib, por
Mushezib-Marduk en 692 a. C.
X Dinastía: Dinastía Asiria
Monarca
|
Inicio
del reinado
|
Final
del reinado
|
Nabu-mukin-zeri
|
732 a. C.
|
729 a. C.
|
Pulu
(Tiglath-Pileser III
de Asiria) |
729 a. C.
|
727 a. C.
|
Ululayu
(Salmanasar V de Asiria) |
727 a. C.
|
722 a. C.
|
Marduk-apal-iddina
II
(Merodac-Baladán) |
722 a. C.
|
710 a. C.
|
Sargón
II
|
710 a. C.
|
705 a. C.
|
Senaqerib
|
705 a. C.
|
703 a. C.
|
Marduk-zakir-shumi
II
|
703 a. C.
|
|
Marduk-apal-iddina
II
(restaurado en el trono) |
703 a. C.
|
|
Bel-ibni
|
703 a. C.
|
700 a. C.
|
Ashur-nadin-shumi
(hijo de Senaquerib asesinado por los elamitas) |
700 a. C.
|
694 a. C.
|
Nergal-ushezib
|
694 a. C.
|
693 a. C.
|
Mushezib-Marduk
|
693 a. C.
|
689 a. C.
|
Senaquerib
|
689 a. C.
|
681 a. C.
|
Asarhaddón
|
681 a. C.
|
669 a. C.
|
Asurbanipal
|
668 a. C.
|
|
Šamaš-šuma-ukin
|
668 a. C.
|
648 a. C.
|
Kandalanu
|
647 a. C.
|
627 a. C.
|
Nabu-mukin-zeri (también conocido como
ukin-zer, griego: "Chinzeros".El Canon Ptolemaico le nombra
como Χινζηρος), rey de Babilonia, 732-729 a.C. Era un jefe caldeo de la tribu
Amukanu que se apoderó del trono, derrocando a Nabu-shuma-ukin II. Los asirios
trataron de que el pueblo se revelase contra él, pero no tuvieron éxito. Su
reinado fue llevado a su fin con la toma de la fortaleza de Sapia por las
fuerzas de Tiglatpileser III. Fue asesinado durante el asedio asirio de
Babilonia.
Tiglath-Pileser III (en acadio: Tukultī-Apil
Ešarra: Mi confianza está en el hijo de Esharra) fue un prominente
rey de Asiria en el siglo VIII a. C. Gobernó entre 745 y
727 a. C. y fue el fundador del Imperio neoasirio. Está considerado
uno de los más exitosos comandantes de la historia. Sus conquistas abarcaron la
mayor parte del mundo conocido por los antiguos asirios.
Hijo de Adadnarari III, fue precedido en el
trono por tres de sus hermanos, sin importancia histórica, que fueron
asesinados. Restableció rápidamente el orden interior, y durante su primer año
de reinado emprendió la primera expedición militar contra las tribus arameas y
caldeas del sur, respetando la integridad de Babilonia, de la que se
consideraba protector natural, así como de sus santuarios.
Estela
de piedra de Tiglath-Pileser III, proveniente del Palacio de Nimrud, British Museum, Londres
Al año siguiente, dirigió las operaciones
contra las tribus montañosas de los Zagros. En 743 a. C. se enfrentó
con una coalición siria, apoyada por Urartu, sitiando Árpád, que era el centro
de la rebelión, durante tres años, hasta su caída, lo que provocó que los demás
reinos sirios se sometieran como tributarios.
Una vez dominada Siria, se dirigió contra los
medos, obteniendo un enorme botín de ganado y prisioneros, que fueron deportados
a la región del Diyala. En 735 a. C. atacó a su principal enemigo,
Urartu, apoderándose de una serie de fortalezas, aunque no pudo conquistar la
capital Turushpa.
Al año siguiente volvió a Siria para sofocar
diversas rebeliones en Damasco, Samaria, Ascalón y Gaza. También acudió en
ayuda del rey Acaz de Judá, al que asediaban Israel y Damasco, por lo que
invadió ambos Estados, deportando a las poblaciones e imponiendo a su protegido
Oseas en Israel en 732 a. C
Con respecto a Babilonia, no queriendo
reducirla a provincia ni dejarla en manos de aventureros, inició una nueva
política, la de ligarla a Asiria por una doble monarquía personal. Así se
proclamó rey de Babilonia en 728 a. C., con el nombre de Pulu o Pul,
logrando la adhesión del clero de Marduk.
A su muerte, dejó un reino mucho más extenso
del que había recibido, con un ejército poderoso y modernizado, y una
administración reformada. Como la política de conquistas y adhesiones amenazaba
con exceder las posibilidades del Estado, procuró limitarlas a las
indispensables, prefiriendo rodearse de Estados tributarios vasallos, y la
creación de plazas fuertes, guarniciones y colonos deportados, que podían
servir como tropas auxiliares. Asimismo, la rápida expansión del imperio
condujo a desplazamientos de población en gran escala, por la política de
deportaciones masivas seguidas con los pueblos enemigos, para romper su
cohesión social.
Salmanasar V (acadio: Shulmanu-asharid)
fue un rey de Asiria y Babilonia que gobernó durante 727 - 722 a. C.
Fue hijo y sucesor de Tiglath-Pileser III. Su sucesor fue Sargón II de Asiria.
Llevó la doble corona y doble nombre,
llamándose Salmansar en Asiria y Ululaya en Babilonia. Se enfrentó a la
rebelión del rey Oseas de Israel, que se había negado a pagar el tributo y
había pedido ayuda a Egipto. En el año 725 a. C. sitió Samaria, que
finalmente cayó en poder de su sucesor Sargón II.
En 722 a. C. fue derrotad por Ummanigash de
Elam, y perdió el control de Babilonia.
Sargón II (que reinó entre el
722 y el 705 a. C.) fue un rey de Asiria. Recibió el trono de
Salmanasar V en el 722 a. C. No está claro si fue hijo de
Tiglatpileser III o un usurpador del trono ajeno a la familia real.
En idioma siríaco, su nombre era ܣܪܓܘܢ.
Sargón II fue rey de Asiria durante el Imperio
nuevo. Ascendió al trono después de la muerte de Salmanasar V.
Probablemente era un usurpador, aunque ―de acuerdo con un texto que se ha
preservado― pretendía ser hijo de Tiglatpileser III. En cualquier caso, se
apoderó del trono por la violencia, y su advenimiento supuso una ruptura con el
pasado, pues en ninguna de sus inscripciones se hace mención de sus
predecesores. Fue un rey poderoso, un gran conquistador y
el fundador de la más importante dinastía de gobernantes asirios, bajo los
cuales el imperio alcanzó sus más grandes triunfos.
Conocido por su mención en el Libro de
Isaías (20, 1), fue el primer rey asirio cuyo nombre se logró
descifrar a mediados del siglo XIX, cuando la asiriología estaba aún en
pañales, lo que constituyó un éxito para la arqueología bíblica.
Su primera campaña, en el 722 a. C.,
supuso la conquista de Samaria, aunque quizá cayó con anterioridad, cuando sólo
era comandante del ejército de Salmanasar V. En el 720 a. C.
intervino en dos frentes a la vez: en Babilonia, para cortar la ayuda que
Merodac-Baladan estaba recibiendo del elamita Ummanigash, y contra una
coalición sirio-egipcia, reconquistando las provincias rebeldes de Arpad,
Simirra y Damasco.
Bajorrelieve
del palacio de Sargón en Dur
Sharrukin (Museo
del Louvre). El rey Sargón
II (a la derecha).
Una vez restablecida la situación en el
interior, y en los confines del imperio, pasó a ocuparse de la cuestión que
planteaba Urartu, que ―aunque castigado por Tiglatpileser III― volvía a
representar una amenaza con su nuevo rey Rusa I. En el
717 a. C., anexiona Karkemish, posición estratégica sobre el
Éufrates, con el pretexto de una supuesta conspiración de sus dirigentes con el
rey Midas de Frigia. Al año siguiente organiza un sistema defensivo en el
este, en Parsuash, para frenar la penetración de las tribus medas, todavía no
bien cohesionadas. En el 715 a. C. repobló Samaria con deportados árabes,
para contrarrestar la influencia de Egipto.
En el 714 a. C. lanzó un violento
ataque contra Urartu, quizá aprovechando la amenaza que este estado estaba
sufriendo a cargo de los cimerios, lo que le permitió desequilibrar a su favor
la pugna que mantenía con su vecino del norte. En el 713 a. C.
intervino en el oeste, convirtiendo a Tabal y Cilicia en provincias asirias. En
el 711 a. C. aplastó una coalición filistea formada por Asdod, Judá,
Edom, Moab y Egipto. Este es el hecho mencionado en el Libro de Isaías
(20, 1-6), advirtiendo a los judíos contra el peligro de la sublevación.
En el 710 a. C., una vez aseguradas
las fronteras, consideró el momento de ajustar viejas cuentas con
Merodac-Baladan y de vengarse de Elam, emprendiendo una campaña con dos
ejércitos. Mientras uno neutralizaba a las tropas elamitas, el otro derrotaba
al rey de Babilonia. Así consiguió reanudar la tradición de la doble corona de
Asiria y Babilonia, coronándose rey de Babilonia en el 709 a. C.
En el 707 a. C. volvió de Babilonia
cargado con el botín y se dedicó a terminar la ciudad de Dur Sharrukin (llamada
ahora Khorsabad), ubicada a unos 16 km al noreste de Nínive, y destinada a
ser su nueva capital. Al año siguiente fue inaugurada, aún no terminada del
todo, ni totalmente habitada.
A su muerte, Sargón II dejó un reino de bases
aparentemente sólidas, pero en realidad, con graves problemas internos y
rodeado de enemigos poderosos como Egipto, Urartu y Elam, que dificultaron los
gobiernos posteriores.
Senaquerib (Acadio: Śïn-ahhe-eriba,
"Sin ha reemplazado a mis hermanos (perdidos) por mí") fue rey de
Asiria desde el 12 de Av (julio-agosto) de 705 a. C. hasta su
muerte, el 20 de Tevet (diciembre-enero) de 681 a. C., así
como de Babilonia entre 705 y 703, y nuevamente desde 689 a. C. hasta su
muerte.
Hijo y sucesor de Sargón II, estuvo ocupado en
incesantes conflictos por todo el Creciente fértil durante la mayor parte de su
reinado, guerreando con Elam, Urartu y Egipto. Combatió al rey Ezequías de
Judá, asedió infructuosamente Jerusalén y arrasó Babilonia tras varias
revueltas contra su dominio, la última de las cuales provocó la muerte de su
hijo y heredero, Aššur-nādin-šumi, desgracia que acarrearía un conflicto
sucesorio, a resultas del cual murió asesinado por dos de sus hijos en una
revuelta palaciega. Fue sucedido y vengado por su hijo menor y heredero
designado, Asarhaddón.
A pesar de su intensa actividad bélica, sus
mayores esfuerzos los dedicó a la arquitectura y las obras públicas.
Reconstruyó con colosales proporciones la antigua ciudad sagrada de Nínive,
convirtiéndola en la gran capital de Asiria, dotándola de templos, palacios, jardines
y murallas, y construyó el acueducto de Jerwan, un gigantesco acueducto para
abastecerla de agua.
Comienzo del reinado
(705-704 a. C.)
A su muerte en 705 a.C., Sargón II dejó un
Imperio Asirio sólidamente asentado, dotado de una eficaz administración y la
maquinaria militar más formidable de su tiempo. Senaquerib, como sucesor
designado, había sido bien instruido por su padre, y estaba versado en las
artes de la guerra, la administración y la diplomacia. Sin embargo, apenas
había subido al trono cuando comenzó una seria crisis, habitual con cada cambio
de monarca en un imperio tan despótico y odiado como fue el suyo. Las victorias
militares de Sargón no habían logrado acabar con el feroz espíritu de
independencia de los pueblos sometidos, y había situado sus fronteras en
vecindad de las tres grandes potencias próximorientales de la época: Egipto,
Urartu y Elam, países que iban a procurar garantizar su propia seguridad
espoleando las dificultades internas de los asirios. Elam, en particular,
experimentaba una época de auge bajo el gobierno del enérgico Shuturnakhkhunte
II, que había invadido Mesopotamia en 710 y 708 a.C., e iba a suscitar de nuevo
muchos problemas a los asirios en Babilonia y la Baja Mesopotamia. Negándose a
adoptar el título de shakkanakku ("virrey"), a fin de
satisfacer al clero de Marduk y halagar el orgullo de los babilonios,
Senaquerib se proclamó Rey de Babilonia, sin molestarse en adoptar un segundo
nombre real babilonio o prodigarse en obsequios al Marduk y sus poderosos sacerdotes.
La campaña de Babilonia
(703 a. C.)
Senaquerib durante la campaña babilonia.
Relieve de su palacio de Nínive.
Pronto se encendió la llama de la rebelión en
Babilonia. En 703 a.C. un desconocido hijo de esclavos, Marduk-zakir-shumi II,
expulsó a los asirios y se hizo con el poder; sin embargo, fue destituido
apenas un mes después por el ex monarca Merodac-Baladán, derrotado por Sargón
en 710 a.C., que había permanecido más de un lustro oculto en las marismas del
País del Mar, esperando el momento de su venganza. Merodac-Baladán se hizo
proclamar de nuevo rey de Babilonia y comenzó a recabar apoyos para combatir a
los asirios. Empleando con prodigalidad los inmensos tesoros de oro, plata y
gemas sepultados en el templo Esagila, se aseguró el auxilio del rey de Elam,
que le envió importantes refuerzos al mando de su lugarteniente en jefe, un tal
Imbappa, el segundo de éste, un tal Tannânu, y diez generales más, junto con el
temible caudillo suteo Nergal-nasir, al frente de unas fuerzas que los Anales
de Senaquerib elevaban a 80.000 hombres. Pronto se hicieron con el control de
las principales ciudades de la Baja Mesopotamia, como Ur, Eridu, Nippur Kutha y
Borsippa, así como del apoyo de las tribus cercanas.
Senaquerib, reaccionó con su característico
brío ("rugiendo como un león"), movilizando un inmenso dispositivo
militar y emprendiendo personalmente la reconquista de la zona. Partió de Aššur
el 20 de Shabâtu (enero-febrero). A la cabeza de un primer ejército, cercó, en
las proximidades de Kutha, a los rebeldes babilonios. Mientras, sus generales
marcharon en vanguardia sobre la antigua ciudad de Kiš, para mantener a raya al
grueso de la coalición. Elamitas y babilonios salieron de la ciudad al
encuentro de los asirios, y trabaron combate en la llanada de Kiš. Tras tomar
Kutha al asalto y exterminar a sus defensores, Senaquerib acudió a marchas
forzadas en auxilio de sus generales, y derrotó en batalla a Merodac-Baladán,
que huyó de nuevo al País del Mar. Los asirios tomaron prisioneros a un hijo de
Merodac-Baladán, Adinu, así como a Baskânu, hermano de Yati'e, reina de los
árabes, y numerosos soldados. De igual modo cayó en sus manos un inmenso botín
de carros, carretas, caballos, mulas, burros, camellos y dromedarios, que
formaban el aparato logístico de los vencidos, y los suministros que
transportaban. A continuación, Senaquerib entró vencedor en Babilonia,
apoderándose de los tesoros e insignias reales de Merodac-Baladán, así como de
su esposa e hijas, harén y Corte. Sin embargo, los asirios no lograron atrapar
a Merodac-Baladán, persiguiéndolo en vano durante cinco días por las marismas
de la Baja Mesopotamia. En represalia, Senaquerib devastó su país de origen,
Bit-Yakin. Tras someter de nuevo toda la Baja Mesopotamia al dominio asirio,
esclavizando a los rebeldes, Senaquerib instaló en el trono a un nuevo
rey-títere, el potentado babilonio Bel-ibni, educado en la Corte asiria. Una
vez restablecida su autoridad, el monarca emprendió el retorno a su patria,
deteniéndose a someter a distintas tribus arameas y a recibir cuantioso tributo
de la ciudad de Hararati, a orillas del Éufrates. Retornó a Asiria con un botín
que sus anales regios elevaban a la cifra de 208.000 prisioneros, 7.200
caballos y mulas, 11.073 burros, 5.230 camellos, 80.050 cabezas de ganado y
800.100 ovejas, sin incluir el material de guerra y lo repartido entre sus
soldados.
La campaña de los
Zagros (702 a. C.)
La gran rebelión de la Baja Mesopotamia y la
intervención elamita provocó que el poderío asirio quedara en entredicho en sus
límites nororientales. El rey Ishpabara de Ellipi, país montañés situado en la
vertiente occidental de los Zagros y sometido a tributo, se levantó en armas,
determinado a recuperar su plena independencia, al igual que los casitas y los
habitantes de Yasubigallai. Por ello, Senaquerib emprendió una difícil y
devastadora campaña en estas escarpadas regiones, en 702 a. C.
Primero tomó la ciudad de Bit-Kilamzakh, reconstruida y convertida en capital
de un distrito, que pasó a depender del gobierno de Arrapkha. Los montañeses
sometidos fueron obligados a asentarse en la nueva capital, así como en las
ciudades de Hardishpi y Bît-Kubatti. Una estela conmemoró la conquista asiria.
A continuación, los asirios se dirigieron
contra el corazón de Ellipi. Tras tomar sus capitales, Murubishti y Akkuddu,
así como las principales ciudades y fortalezas del reino, los asirios se
dedicaron a arrasar el territorio y esclavizar a sus habitantes, antes de someter
a sus gobernantes a nuevos tributos. Una parte del territorio de Ellipi, la
región llamada Bît-Barrû, fue anexionada por Asiria y convertida en una
provincia con capital en Elenzash, rebautizada como Dür-Śïnakheheriba
("Fortaleza de Senaquerib"), e integrada en el círculo militar de
Kharkhar (Kar-Sharrukín). Incluso las lejanas tribus medas rindieron
tributo a los conquistadores.
La campaña del Oeste (701 a. C.)
También en Siria y el Levante mediterráneo la
muerte de Sargón II provocó el estallido de una revuelta general entre los
principados tributarios de los asirios, instigados por Egipto, que en aquel
entonces estaba gobernado por el beligerante Shabitko, de origen kushita. En la
ciudad-Estado filistea de Ascalón, el rey Sharru-lu-dari, entronizado por
Sargón II, fue depuesto y sucedido por Sidka. En las fenicias Sidón y Tiro, su
soberano, Luli también se unió a la revuelta. Asimismo, el gobernador asirio de
Cilicia se alzó en armas, y con él los colonos griegos asentados en la polis
de Tarso. El rey Ezequías de Judá recibió cartas de Merodac-Baladán de
Babilonia, animándole a unirse a la rebelión, y convirtiéndose en el pilar en
torno al cual gravitaron las fuerzas antiasirias en Palestina. El rey
pro-asirio de Ecrón, Padi, fue destronado por los egipcios y enviado encadenado
a Ezequías, para mayor humillación.
Siendo tal la situación en el Levante, en
701 a. C., tras sus victorias en los Zagros, Senaquerib marchó hacia
el Oeste para someter de nuevo a los sublevados contra el yugo asirio. En
primer lugar, la revuelta cilicia fue aplastada y la colonia griega de Tarso
destruida. Tiro se rindió a los asirios. Su rey, Luli, se vio forzado a huir a
Chipre, donde fallecería, y Senaquerib impuso a un tal Itobaal como nuevo
príncipe en la ciudad-Estado, que perdió el control de Sidón y de Acre, que
formaron un nuevo reino. Los reyes de las ciudades costeras fenicias, Menachem
de Samsimuruna, Abdi-liti de Arvad y Uru-miliki de Biblos, se sometieron nuevamente.
A continuación, el emperador asirio se dirigió hacia el sur, recibiendo el
homenaje de diversos reyes: Mitinti de Asdod, Budu-ilu de Beth-Ammon,
Kamusu-nadbi de Moab y Malik-rammu de Edom. Pero las cosas no fueron tan
sencillas. Ascalón hubo de ser tomada por la fuerza, junto con las ciudades
vecinas del mismo reino, Beth-Dagon, Joppa, Banaibarka y Asuru. Sidka fue
tomado prisionero junto con su familia, tesoro y dioses, y Sharru-lu-dari
restaurado en el trono de Ascalón. Pero el dominio asirio sobre Levante distaba
mucho de haberse restablecido.
Volviendo su atención hacia el interior, hacia
Judá, la Biblia indica que —en represalia por su traición— los asirios sitiaron
y capturaron muchas de sus ciudades y pueblos fortificados. Ezequías envió un
mensaje a los asirios que procedían en el asedio de Laquis, reconociendo su
traición y ofreciéndose a pagar el tributo que Senaquerib le impusiera a cambio
de la paz: A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de
Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá y las tomó. Entonces
Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis: Yo
he pecado; apártate de mí, y haré todo lo que me impongas. Y el rey de Asiria
impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta
talentos de oro. La captura asiria de Lakís se presenta en un célebre
friso, donde el cruel monarca aparece sentado sobre un trono ante la ciudad
vencida, aceptando los despojos que le llevaban de aquella ciudad mientras se
torturaba a algunos de los cautivos. Senaquerib envió a tres de sus capitanes,
Rabsaqué, Tartán y Rabsarís, con una poderosa fuerza militar para pedir al rey
y al pueblo de Jerusalén que capitularan y con el tiempo se sometieran a ser
enviados al exilio. El mensaje asirio despreciaba de manera particular la fe de
Ezequías en Yahvé. Alardeando sobre cómo su dios sería tan impotente como los
dioses de los países que ya habían caído ante el poder asirio:
Relieve de un guerrero asirio,
procedente de Dur Sharrukin (Museo del Louvre).
Que no te engañe tu Dios,
en quien confías, haciéndote pensar que Jerusalén no será entregada en manos
del rey de Asiria.
Tú has oído, seguramente,
lo que hicieron los reyes de Asiria a todos los países, al consagrarlos al
exterminio total. ¿Y tú, te vas a librar?
¿Libraron acaso sus dioses
a esas naciones que mis padres han destruido, a Gozán, Jarán, Résef y a la
gente de Edén que está en Telasar?
¿Dónde están el rey de
Jamat, el rey de Arpad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, el de Hená y el de
Ivá? Dio, por tanto, Ezequías toda la plata que fue hallada en la casa de IHVH,
y en los tesoros de la casa real.
El relato bíblico no especifica la liberación
del rey Padi de Ecrón, pero muestra que Ezequías pagó el exorbitante tributo de
300 talentos de plata y 30 talentos de oro que exigió Senaquerib. La embajada
asiria regresó con su monarca, quien a la sazón estaba luchando contra Libná, y
se oyó decir respecto al príncipe kushita Taharqa, futuro faraón, "Mira
que ha salido a pelear contra ti". Las inscripciones de Senaquerib
hablan de una batalla en Elteqeh, unos 15 km al NNO de Ecrón, en la que
derrotó a un ejército egipcio y las fuerzas del rey de Etiopía. Luego,
conquistó las ciudades de Timnah y Ecrón, donde ejecutó a los líderes rebeldes
y restauró en el trono al liberado Padi.
La campaña de Judá y el sitio de Jerusalén
(701 a. C.)
La caída de Senaquerib, obra temprana de Rubens.
En cuanto a Jerusalén, aunque Senaquerib había
enviado cartas amenazadoras advirtiendo a Ezequías que no había desistido de su
determinación de tomar la capital de Judá, la Biblia dice que los asirios ni
siquiera "[dispararon] allí una flecha", "ni [alzaron]
contra ella cerco de sitiar". La Biblia dice que "no disparará
contra ella (Jerusalén) una flecha" en una profecía del profeta Isaías,
pero el hecho es que, tras derrotar a los egipcios. Senaquerib se volvió contra
Judá, tomando varias ciudades amuralladas y poniendo sitio a Jerusalén. Según
el relato bíblico Yahvé envió un ángel, que en una noche derribó a "ciento
ochenta y cinco mil hombres en el campamento de los asirios": "se
levantaron por la mañana, y he aquí que todos eran cadáveres". Tal
desastre obligó a Senaquerib a regresar "con rostro avergonzado a su
propio país". El historiador judío del siglo I, Flavio Josefo, citaba
al babilonio Beroso, cuando escribía:
"Senaquerib,
de la expedición de Egipto regresó a Jerusalén, donde encontró a las tropas
comandadas por Rapsaces en gran peligro por la peste. Dios les envió una
enfermedad que, en la primera noche en que sitiaron a la ciudad mató a ciento
ochenta mil soldados, con sus capitanes y centuriones."
Las inscripciones de Senaquerib no mencionan
nada respecto a este desastre, pero en vista del tono jactancioso que domina
habitualmente las inscripciones de los soberanos asirios, difícilmente cabría
esperar que Senaquerib registrara tal derrota. No obstante, la versión asiria
del asunto, inscrita en el llamado Prisma de Senaquerib, conservado en el
Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, muestra que, si bien
Senaquerib no llegó a tomar Jerusalén, Judá fue sometida de nuevo al dominio
asirio:
"En
cuanto a Ezequías el Judío, que no se sometió a mi yugo, puse sitio a 46 de sus
ciudades fuertes, e innumerables aldehuelas de sus inmediaciones, y (las)
conquisté mediante arietes y máquinas de asedio. Saqué (de ellas) 200.150
personas, jóvenes y ancianos, varones y hembras, [así como] innumerables
caballos, mulas, asnos, camellos y ganado mayor y menor, que le arrebaté y
consideré botín. A él mismo (Ezequías), encerré en Jerusalén, su residencia
real, como a un pájaro en una jaula. [...] Las ciudades que había tomado a saco
desgajé de su país y las entregué a Mitinti, rey de Ašdod, a Padi, rey de
Ecrón, y a Sillibel, rey de Gaza. Y así disminuí su territorio. (...) El propio
Ezequías, fue por el terrible esplendor de mi majestad, y los árabes y las
tropas mercenarias que había traído para reforzar Jerusalén, su ciudad real, le
abandonaron. Me envió más tarde a Nínive, mi ciudad señorial, además de 30
talentos de oro, 800 talentos de plata, piedras preciosas, antimonio, grandes
bloques de piedra roja, lechos (taraceados) con marfil, sillas [taraceadas] con
marfil, cueros de elefante, madera de ébano, madera de boj [y] toda clase de
valiosos tesoros, sus hijas, concubinas, músicos y músicas. Para entregar el
tributo y rendir obediencia como un esclavo envió a sus mensajeros
(personales)."
Algunos comentaristas intentan explicar el
desastre refiriéndose a un relato de Heródoto en el que cuenta que sobre el
campamento asirio "cayó durante la noche un tropel de ratones
campestres que royeron sus aljabas, sus arcos y, asimismo, los brazales de sus
escudos", lo que los incapacitó para la invasión de Egipto. Este
relato obviamente no coincide con el registro bíblico, ni tampoco armoniza con
las inscripciones asirias. No obstante, los relatos de Beroso y Heródoto
reflejan el hecho de que las fuerzas de Senaquerib sufrieron una repentina
calamidad en esta campaña.
La segunda campaña de
Babilonia (700 a. C.)
A pesar de su victoriosa campaña en Levante,
las dificultades de Senaquerib no habían terminado. Aprovechando que el monarca
asirio estaba comprometido junto al grueso de sus fuerzas en el oeste, el tenaz
rey babilonio Merodac-Baladán reapareció y volvió a alzar en armas al sur de
Mesopotamia. Marchando sobre Babilionia en la cuarta campaña de su reinado, el
monarca asirio depuso y tomó prisionero al entonces rey, Belibni, cuya lealtad
era más que sospechosa, para avanzar a continuación sobre Bit-Yakin. Shuzubi el
caldeo, señor de Bitûtu, huyó. Con objeto de acabar de una vez con la revuelta,
Senaquerib envió a sus tropas al corazón mismo de las marismas. Merodac-Baladán
retrocedió ante el avance de las huestes asirias, pero, finalmente, fue
acorralado en sus últimos reductos a orillas del Golfo Pérsico. Embarcó
entonces una parte de sus tropas, las estatuas de sus dioses e incluso los
huesos de sus antepasados, y navegó por la costa hasta la ciudad elamita de
Nagitu, donde buscó refugio. Las tropas asirias, que no pudieron impedir su
huida, batieron los cañaverales y sus poblaciones, saqueando la región hasta la
frontera de Elam y trajeron, entre los prisioneros, a varios príncipes reales y
a los hermanos que el monarca fugitivo había dejado atrás. A fin de solventar
la irritante y siempre renaciente rebelión, espoleada por la permanente
traición de los babilonios, Senaquerib decidió esta vez poner en el trono de
Babilonia a su propio primogénito, el príncipe heredero, Aššur-nādin-šumi, el
cual ejercería un férreo dominio sobre la Baja Mesopotamia al tiempo que iba
aprendiendo el ejercicio del poder.
La campaña de Nippur
(699 a. C.)
Estos acontecimientos tuvieron repentina
repercusión en Elam. Una revuelta palaciega derribó a Šutruk-Naḫḫunte II, en
provecho de su hermano más joven, Ḫallušu-Inšušinak, que reinó en Susa desde
699 a 693 a. C. Este cambio provocaría nuevas guerras, pero, por el
momento, la tranquilidad parecía reinar de nuevo en el Imperio Asirio, si bien
la regia vanidad exigió que se registrara como "quinta campaña" una
expedición menor contra la ciudad de Utku, en los montes de Nippur, al este del
Tigris. Senaquerib dejó que sus generales se encargaran solos de reprimir la
rebelión del gobernador de Cilicia, Kirua, en 696, cuya capital fue tomada al
asalto; él mismo fue enviado prisionero a Nínive, donde fue desollado. Al año
siguiente hubo una campaña punitiva contra Til-Garimmu, cerca del Tauro. Él
mismo se quedó en la propia Asiria, consagrándose a la realización de una obra
que deseaba vivamente: la construcción de su propia capital.
La reconstrucción de
Nínive (c. 705 - 690 a. C.)
Al ascender al trono Senaquerib abandonó la
inacabada ciudad de su padre, Dur Sharrukin, convertida en una simple capital
provincial. Centró sus esfuerzos constructivos en la antigua ciudad de Nínive,
un ancestral centro religioso de gran importancia que nunca había sido corte
real, con objeto de convertirla en la más bella ciudad del reino y en capital de
su pujante imperio. El rey la reconstruyó desde sus cimientos e hizo de ella
una fastuosa metrópolis. La primera versión de los anales de su reinado,
escrita después de la campaña de 703 a.C., ya comprendía un balance prometedor
de las obras de Nínive. La quinta, en 694 a. C., fecha en que fue
inaugurado solemnemente el nuevo palacio, ofrece una descripción completa.
Un toro alado o Shedu asirio,
procedente de Dur Sharrukin.
Senaquerib poseía un vivo interés por el
urbanismo y la ingeniería, pasión por la belleza y refinados gustos artísticos.
En primer lugar, el rey asirio amplió el perímetro de la ciudad enormemente, de
9.300 a 21.815 codos. Agrandó sus plazas y calles, hizo construir a la puerta
de la ciudad interior un puente de ladrillos y cal, dispuso una triunfal «vía
real», de más de treinta metros de ancha y bordeada de estelas que, a través de
la ciudad, venía a parar a la «Puerta de los Jardines», una de las quince
grandes puertas de la muralla exterior, de 40 ladrillos de espesor y 100 de alta,
y protegida por un foso de cincuenta metros de anchura. Tenía entre 15 y 18
puertas impresionantes, cada una de ellas dedicada a una divinidad. Se desvió
el canal Tebiltu, cuyas aguas habían minado los cimientos de la antigua
acrópolis, que no medía más que 395 codos por 95. Tras rellenar el antiguo
cauce, la plataforma se expandió a 914 codos por 440, y alzada hasta una altura
de 190 hileras de ladrillos. Sobre esta superficie se edificó un espectacular
palacio. Tenía al menos 80 habitaciones, y 3 kilómetros de decoración mural
sobre placas de alabastro adosadas a los muros de adobe. Senaquerib lo bautizó
como "Palacio sin rival". Para su construcción hizo venir de
todas partes los materiales necesarios. Se explotaron nuevas canteras, talaron
bosques aún vírgenes, y refinaron las artes de la escultura y la metalurgia.
Monstruosos toros alados con cabezas de reyes barbudos, los Shedu, franqueaban
sus principales puertas.
La campaña de Elam (693 a. C.)
Birreme asirio, c. 700 a. C.
La destrucción de Babilonia
(689 a. C.)
La paz y el problema
sucesorio (688-681 a. C.)
Tras la destrucción de Babilonia, los ocho años
restantes del reinado de Senaquerib fueron de aparente paz. El rey permaneció
en Nínive, entregado a tareas constructivas, aunque sus generales dirigieron
alguna campaña punitiva —por ejemplo contra los árabes—. Apenas tres meses
después de la caída de Babilonia, murió Khumbannimena II, rey de Elam, y le
sucedió Khumbankhaltash II, que probablemente fuera su sobrino. Bajo su
pacífico reinado. Elam vio crecer su influencia: Ellipi y el País del Mar
—donde se instaló como gobernante un hijo del tenaz Merodac-Baladán— se
sacudieron la tutela asiria para volverse hacia Elam. En Anatolia, el país de
Tabal también recobró su independencia, y Urartu ocupó de nuevo Musasir y
algunas regiones vecinas de la frontera septentrional de Asiria. Por tanto,
Senaquerib no fue capaz de mantener intactas las fronteras del dilatado imperio
forjado por su padre.
En el interior del país se sucedieron los
problemas, paralizando nuevas ofensivas que permitieran el restablecimiento de la
hegemonía asiria en todos los frentes. La muerte de su príncipe heredero
provocó una grave crisis en la corte asiria, ya de por sí dada a la intriga. La
tradición mesopotámica establecía que el hijo mayor del rey era siempre, de
derecho y de conformidad con los mandatos divinos, el legítimo heredero del
trono. Sin embargo, si llegaba a morir antes que su padre, éste podía designar
libremente a su sucesor en el poder, sin tener en cuenta la edad o la madre.
Senaquerib tenía aún cinco hijos vivos, el menor de los cuales era Asarhaddón (Assurakhaiddina),
nacido de su última esposa, Naqi'a, a la que se llamaba en asirio Zakutu.
Mujer en apariencia enérgica y ambiciosa, intrigó apasionadamente en favor de
su hijo, conquistando poco a poco el corazón del Rey. Sin embargo, los hermanos
mayores de Asarhaddón defendían no menos encarnizadamente sus respectivas
candidaturas, y contaban con sus propias camarillas. El nacionalismo asirio se
convirtió en una importante cuestión en disputa, ya que denunciaban como crímenes
las simpatías pro babilonias de la reina y su hijo. El resultado fue el
florecimiento de las luchas y las intrigas constantes en el seno de la familia
real.
Finalmente, el elegido fue Asarhaddón, quien
registró el hecho en sus propios anales regios:
"Soy el hermano menor
de mis hermanos mayores. Por orden de los dioses Assur, Sin, Samas, Bel y Nabu,
istar de Nínive e Istar de Arbela, mi padre, que me engendró, me elevó ante la
asamblea de mis hermanos, diciendo: 'Este es el hijo que me sucederá'. Interrogó
a los dioses Samas y Adad por medio de una consulta hepatoscópica, y le
respondieron con un 'sí' sin ambigüedades: 'es él quien te reemplazará'.
Ateniéndose con devoción a su solemne sentencia, reunió entonces, todos juntos,
a los habitantes de Asiria, pequeños y grandes, a mis hermanos y a la descendencia
masculina de la casa de mi padre, y delante de Assur, Sin, Samas, Nabu (y)
Marduk, los dioses de Asiria y los dioses que habitan el cielo y la tierra, les
hizo jurar solemnemente para que todos respetaran mi derecho a la sucesión. En
un mes favorable, en un día propicio, entré en la Casa de la Sucesión..."
El 20 de tevet de 681 a. C., según el
Antiguo Testamento, "sucedió que mientras adoraba en el templo de Nisroc,
su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada y huyeron a la
tierra de Ararat". Una inscripción de su hijo, sucesor y vengador,
Assarhadón, confirma esta declaración bíblica, aunque no menciona los
verdaderos nombres de los asesinos.
Asarhaddón (acadio Aššur-aha-iddina)
o Asaradón, rey de Asiria (681 a. C.-669 a. C.),
hijo del rey Senaquerib y de Naqi'a (en asirio, Zakutu), consorte de origen
arameo.
En el 681 a. C. fue exiliado de la
corte por sus hermanos, quienes se cree fueron responsables del asesinato de
Senaquerib el mismo año. Tras una guerra civil de alrededor de seis meses,
Asarhaddón se impuso como rey de Asiria, y, según el relato bíblico, sus
hermanos huyeron al "país de Ararat", identificado generalmente como
Urartu.
Una de las obras más relevantes del reinado de
Asarhaddón fue la reconstrucción de Babilonia, la que había sido destruida
hasta sus cimientos por Senaquerib en 689 a. C. Al tiempo que hacía
reconstruir el Esagila, restauraba en Assur el templo nacional, el Esharra.
Ambos edificios aún inacabados fueron inaugurados casi simultáneamente durante
el segundo año de su reinado. También restituyó sus antiguos privilegios
económicos y comerciales a las ciudades de Babilonia, Nippur, Borsippa y
Sippar.
En política exterior, selló la paz con Elam,
mantuvo una buena relación con Urartu (aliado en contra de las invasiones de
pueblos cimerios) e inició la conquista de Egipto, llegando a apoderarse de
Menfis (671 a. C.).
Asarhaddón murió en la ciudad de Harrán,
víctima de una enfermedad crónica mientras preparaba una nueva campaña egipcia.
Le sucedió Asurbanipal en Asiria, y Shamash-shum-ukin en Babilonia. La sucesión
pudo llevarse a cabo sin incidentes, gracias a la intervención de la reina
madre, Naqi'a, madre de Asarhaddón, que gozaba de gran influencia en la corte,
como símbolo de la legitimidad y la continuidad dinástica. Ella exigió a los
hermanos de Asurbanipal y a los gobernadores, políticos y militares, que
respetaran el juramento de fidelidad hecho al rey difunto.
Relieve
en bronce, representando a Asarhaddón (derecha) y a su madre Zakutu (izquierda)
(Museo del Louvre).
Asurbanipal (acadio Aššur-bāni-apli);
arameo; "Assur es el creador de su heredero";
668 a. C. – c. 627 a. C.), (a veces mencionado como Ashurbanipal
o Assurbanipal), fue el último gran rey de Asiria.
Hijo de Esarhaddon y nieto de Senaquerib y
Naqi'a (Zakutu), es famoso por ser uno de los pocos reyes de la antigüedad que
sabía leer y escribir. Durante su reinado, la cultura asiria alcanzó su apogeo,
lo cual se aprecia en los palacios de Nínive.
Era conocido con diversos nombres: en el
Antiguo Testamento, es mencionado como Osnaper (libro de Esdras, 4:10),
los griegos lo conocían como Sardanapal, y el historiador romano Marco
Juniano Justino, como Sardanapalus. Este es el nombre que pasó a los
textos medievales el cual en español se conoce como Sardanápalo.
En el reinado de Asurbanipal, el esplendor
asirio era evidente no sólo en su poderío militar, sino también en su cultura y
las artes. Asurbanipal creó la biblioteca de Nínive, la cual fue la primera
biblioteca que recogió y organizó el material de forma sistemática. En Nínive
se recogió toda la literatura disponible en escritura cuneiforme en aquel
entonces. También se encargó de restaurar el templo E.mes.lamy de realizar
reconstrucciones y ampliaciones en el templo de E.zida.
Algunas tablillas de la biblioteca de Nínive
conservan las versiones más completas del poema de Gilgamesh, en los
lenguajes sumerio y acadio. Otras eran usadas como diccionario sumerio-acadio,
mientras que algunas contenían textos sobre astronomía y astrología.
Relieve de Assurbanipal
cazando. Museo Británico de Londres.
Sardanápalo, y en especial el episodio de su
muerte, ha inspirado numerosas representaciones artísticas. La más conocida
entre ellas es el cuadro de Eugène Delacroix, basado a su vez en el drama de
Lord Byron e inspirador, a su vez, de una cantanta de Hector Berlioz y una
ópera, inconclusa, de Franz Liszt.
La Mort de Sardanapale (1827), obra de Delacroix
Shamash-shum-ukin fue un rey de la X
dinastía de Babilonia que reinó en el
período 668 a. C.-648 a. C.
Recibió el poder de su hermano Asurbanipal de Asiria, que renunció a la
doble corona de Asiria y Babilonia, respetando así la voluntad del padre de
ambos, Asarhadon. En realidad, el reino
de Babilonia estaba ahora reducido a las ciudades de Babilonia, Borsippa, Kutha y Sippar, y sus alrededores,
por lo que Shamash-shum-ukin estaba celoso de su hermano, que siendo menor que
él, había recibido la mayor parte del imperio.
En el año 652 a. C. se sublevó, recibiendo
el apoyo de los enemigos tradicionales de Asiria, es decir, Elam, Egipto, el País del Mar, y los príncipes
árabes y sirios. Asiria, como era habitual, reaccionó con lentitud, pero
implacablemente, como la máquina de guerra que era, venciendo a todos los
sublevados. El rey babilonio fue derrotado y muerto, siendo sustituido por Kandalanu, que a pesar de llevar
el título de rey, no era más que un gobernador asirio.
Assur-etil-ilani, rey de Asiria (630 a. C. -
627 a. C.) ó (627 a. C. - 623 a. C.).
Hijo y sucesor de Asurbanipal. Nada más ascender al
trono tuvo que hacer frente a un golpe de estado, que fue abortado gracias a la
energía de su general, Sin-shumu-lisir, al que recompensó con
tierras. Después tuvo que contener a los escitas, que atacaron el norte del imperio. Sin
embargo, esto no fue suficiente para mantener la paz. Inmediatamente, su
hermano Sin-shar-ishkun le disputó el trono de
Babilonia. Assur-etil-ilani
marchó al encuentro del traidor, pero halló la muerte junto a Nippur.
Sin-shar-ishkun marchó rápidamente hacia Nínive para reclamar el trono
de Asiria, que había sido usurpado por Sin-shumu-lisir.
De acuerdo con la inscripción Harran de Nabonido, Assur-etil-ilani
reinó durante tres años, pero hay un contrato en Nippur fechado en su cuarto año. Parece, pues, que
sucedió a Asurbanipal en 627 a. C., y gobernó hasta
623 a. C. Pero esto plantea algunos problemas en la datación de los
acontecimientos de la guerra asirio-babilonia. Por lo tanto, Assur-etil-ilani
puede haber accedido al trono asirio antes de 627 a. C. Se ha
sugerido que su reinado pudo superponerse con el de Asurbanipal, pero es más
verosímil que Asurbanipal muriese en realidad, antes de 627 a. C.,
pues no hay evidencia de una corregencia. Así, si Asurbanipal murió en
631 a. C., Asur-etil-ilani sería rey hasta 627 a. C.
En efecto, no hay un documento oficial sobre el
fin del reinado de Asurbanipal, y aunque un texto posterior le da un reinado de
42 años, situando su muerte en 627 ó 626 a. C., el último documento
que le menciona es de 631 a. C., por lo que se piensa que pudo morir
en esa fecha, o como máximo en 629 a. C. Todavía hay problemas
sobre las fechas en conflicto, pero parece que ésta sería la que tiene más
apoyo con las evidencias disponibles.
Sin-shumu-lisir, general que consiguió
durante un breve tiempo, usurpar el trono de Asiria (626 a. C.).
Fue uno de los generales predilectos del rey Assur-etil-ilani de quien recibió
diversos privilegios. Sin embargo, traicionó a su señor, pues le privó del
trono mientras éste estaba combatiendo a su hermano Sin-shar-ishkun, que pretendía
arrebatarle la corona de Babilonia.
Sin embargo, no consiguió mantenerse en el trono
sino unos meses, a pesar de que los babilonios le llegaron incluso a reconocer
como rey. Sin-shar-ishkun marchó rápidamente hacia Nínive, donde consiguió
recuperar el cetro de sus antepasados.
Hijo de Assurbanipal, Sin-shar-ishkun
fue el último rey asirio que gobernó en Nínive, la capital imperial. Ocupó el trono tras el
asesinato de su hermano y antecesor, Assur-etil-ilani, y el breve reinado de
Sin-shumu-lisir.
Heredó un Imperio que se venía a pique tras la
rebelión de Babilonia y las continuas luchas internas. Al inicio de su reinado,
sometió a los rebeldes asirios que asesinaron a su hermano, acabando con la
guerra civil. En 626 a. C. pudo rechazar un ataque de Nabopolasar a Nippur, y contraatacó,
bloqueando la ciudad de Babilonia. Aunque debilitado, el
ejército asirio todavía tenía la iniciativa, y bajaba cada año a Acad para acciones de
intimidación, pero la situación evolucionaba en favor de Babilonia. En
623 a. C., la región de Der se rebeló contra Asiria, y Nínive tuvo que rechazar un
ataque de Fraortes
de Media.
Aquí se interrumpe el texto de la crónica, que se reanuda en
616 a. C.
La nueva crónica refleja un cambio en la
relación de fuerzas. En adelante, son las tropas babilónicas las que toman la
iniciativa, remontando el valle del Éufrates, y luego el Tigris, para llevar a los
asirios hasta el pequeño
Zab. En la
campaña siguiente, sitiaron la antigua capital asiria, Assur. En
614 a. C., los medos, dirigidos por Ciaxares lanzan una vigorosa ofensiva y toman
Assur, a la vez que firman un tratado con Nabopolasar. Al año siguiente,
Sin-shar-ishkun, todavía puede rechazar a los babilonios en el valle del
Éufrates, pero en agosto de 612 a. C., la confederación de medos y
babilonios tomó y destruyó Nínive, tras varios meses de asedio. Sin-shar-ishkun
fue asesinado durante el asalto de la ciudad, al igual que toda la población
que allí se encontraba.
Kandalanu fue el último rey de
la dinastía X (asiria) de Babilonia,
que reinó en el período 647 a. C.-627 a. C.
No se sabe nada de su reinado, salvo que el
reino estaba reducido a las ciudades de Babilonia, Borsippa, Sippar, y Uruk, pues el resto de las
antiguas posesiones babilonios estaban ahora bajo el control de guarniciones
asirias. Fue designado rey de Babilonia tras la rebelión de su predecesor Shamash-shum-ukin contra su hermano el
rey asirio Assurbanipal.
Las fuentes para el reinado de Kandalanu son
pocas y fragmentarias. De datación contemporánea, tan sólo se pueden citar
fórmulas convencionales de fechado (documentos fechados en el "año x [del reinado]
de Kandalanu") y una dañada inscripción cronológica. En inscripciones
cronológicas posteriores Kandalanu es a veces mencionado y a veces no lo es. La
escasez de fuentes hace particularmente difícil la tarea de determinar su
identidad. Se cree que pudo haber sido otro de los hermanos de Assurbanipal o
algún miembro de la elite local que permaneció fiel a Asiria durante la
rebelión de Shamash-shum-ukin. Su nombre parece significar algún tipo de
deformidad física, posiblemente pie equinovaro. En este caso no sería
imposible pensar que haya sido designado rey con el objeto de ofender a los
babilonios, recientemente rebeldes; se cree, además, que pudo haber tenido
algún tipo de retraso mental. Del mismo modo, se ha sugerido que Kandalanu no
fue otra cosa más que el nombre babilonio adoptado por Assurbanipal.
Usualmente se cita en favor de esto último el hecho de que tanto Tiglath-Pileser III como Salmanasar V hayan reinado sobre
Babilonia bajo los nombres de Pulu y Ululayu, respectivamente.
Sin embargo, según argumenta G. Frame, estos supuestos ejemplos de la adopción
de un nombre babilonio por parte de soberanos asirios no se basan en evidencia
oficial, por lo que deberían ser descartados. Adicionalmente, el ya
mencionado texto cronológico del reinado de Kandanu (KAV 182) indica que él
reinó en Babilonia por algún tiempo cuando ya reinaba en Asiria Assur-etil-ilani, esto es, luego de la
muerte de Assurbanipal.
A su muerte finalizó la llamada dinastía X y el
dominio asirio sobre Babilonia, y siguió un interregno de un año, hasta que Nabopolasar se apoderó del trono,
instaurando la dinastía XII neobabilonia o caldea.
El
resurgimiento de Babilonia: X Dinastía.
EL
Imperio Neobabilónico o Caldeo.
Los Caldeos, nómadas semitas de la familia de
los arameos y uno de sus grupos más importantes que aparecen por primera vez en
los Anales asirios en el siglo IX a.C., se establecieron en la zona del antiguo
país de Summer a principios del I Milenio que recibirá a partir de ahora el
nombre de Caldea.
Los caldeos vivían entre los pantanos y lagos
situados junto al curso bajo el Tigris y el Éufrates. Su organización era
tribal y cada bitu ("casa")
se encontraba bajo el liderazgo de un jeque que a veces se hacía llamar
"rey". Pero las relaciones tribales estaban mal definidas.
La mayor de las tribus, se encontraba al sur de
Borsippa, no lejos de Babilonia. Los datos de la época indican claramente que
estas gentes distaban mucho de ser nómadas empobrecidos. Los caldeos tenían
grandes manadas de caballos y reses, y a juzgar por los tributos que debían
pagar, diríase que aunque no se dedicaban directamente al comercio, sí
controlaban las rutas del sur por las que viajaban artículos de lujo.
Ningún dato directo indica que los caldeos
hablasen una lengua distinta de la babilónica. La mayoría de las personas que
se mencionan en cartas y textos históricos ostentan nombres babilónicos.
XI Dinastía: Dinastía Neo-Babilónica o
Caldea
Monarca
|
Inicio
del reinado
|
Final
del reinado
|
Nabopolasar
|
625 a. C.
|
605 a. C.
|
Nabucodonosor
II
|
605 a. C.
|
562 a. C.
|
Amel-Marduk
|
562 a. C.
|
560 a. C.
|
Nergal-shar-usur
(Neriglisar)
|
560 a. C.
|
556 a. C.
|
Labashi-Marduk
|
556 a. C.
|
|
Nabónido
|
556 a. C.
|
539 a. C.
|
Nabopolasar (en acadio Nabu-apla-us-ur o Nabu-apla-utsur) fue un rey caldeo de Babilonia, fundador del Imperio Neobabilónico y artífice de la caída del Imperio Asirio.
Su reinado comenzó el 23 de noviembre de 626 a. C. y falleció el 15 de agosto de 605 a. C.
No obstante sus oscuros orígenes (en una de sus
inscripciones, conocida como el «Cilindro de Nabopolasar», se llama a sí mismo
«hijo de nadie»), Nabopolasar habría sido un jefe caldeo de cierto relieve en
los años previos a su llegada al trono. Assurbanipal, rey de Asiria, murió hacia 627 a. C., al mismo tiempo que Kandalanu, su «rey marioneta» de
Babilonia.
El vacío de poder fue ocupado rápidamente por
Nabopolasar, quien, luego de exitosas campañas contra las posiciones asirias en
ciudades como Nippur o Uruk, fue coronado rey de
Babilonia en el 626 a. C. A pesar de ello, se cree que Assur-etil-ilani y Sin-shar-ishkun, sucesivos reyes de
Asiria, mantuvieron por un tiempo en su poder buena parte de Babilonia.
En este primer período la guerra se desarrolló
en el territorio de Babilonia, lo que llevó a la destrucción de templos y el saqueo de
ciudades. Después del 623 a. C. las crónicas nos presentan una laguna
de siete años, pero en el 616 a. C. se ve a Nabopolasar mucho más
afianzado y adoptando una posición ofensiva. El ejército babilonio sometió
varias ciudades del Éufrates medio, alcanzando Suhu e Hindanu (al sur de Harrán), y regresando con un
lucrativo botín. En el año 615 a. C., Nabopolasar remontó el curso
del Tigris hasta sitiar Assur, pero fue rechazado.
Por entonces los asirios ya eran apoyados por las fuerzas egipcias de Psamético I, el cual era
independiente de Asiria desde el 654 a. C.
En su año de ascensión (626 a. C.),
Nabopolasar había devuelto estatuas divinas a la ciudad elamita de Susa, tratando de ganarse
el favor de Elam, tradicional aliado de los líderes caldeos. Elam se encontraba
por entonces en plena decadencia, pero su rol sería ocupado por los emergentes
medos (llamados umman-manda en las Crónicas de Babilonia). Tras repetidos
ataques sobre Asiria, la ciudad de Asur cayó en manos de los medos en el
614 a. C. Nabopolasar llegó a Assur unos días más tarde, pactando
allí mismo una alianza con el rey medo Ciáxares, la cual fue, según informes tardíos (Beroso), confirmada por el
matrimonio de Nabucodonosor, heredero de
Babilonia, con una princesa meda. En el 612 a. C. los medos y los
babilonios atacaron la ciudad de Nínive, devastando y saqueando la gran capital
asiria. Sin-shar-ishkun, el rey asirio, pudo
haber perecido durante la destrucción de Nínive.
Con el apoyo egipcio, un nuevo rey, Assur-uballit II, formó un último foco
de resistencia en Harrán, ciudad que cayó en el
año 609 a. C. En los años siguientes las campañas de Nabopolasar se
concentraron en las fronteras de Urartu, donde se especula que se habría refugiado
Assur-uballit. Durante los futuros encuentros con los egipcios en el Alto
Éufrates, el ejército de Babilonia fue comandado por Nabucodonosor.
Nabopolasar, enfermo y probablemente a una edad avanzada, murió en Babilonia el
15 ó 16 de agosto de 605 a. C.
Las campañas de Nabopolasar lograron el
establecimiento de la hegemonía babilonia sobre los valles del Tigris y el
Éufrates, y sentaron la base para la futura expansión sobre Siria y el Levante.
Asiria perdió su entidad política, y sus
grandes ciudades fueron saqueadas. No se sabe mucho sobre lo que sucedió en
Asiria después de la conquista, aunque se cree que fue repartida entre
Babilonia y los medos. En otras áreas, como Hindanu o Rasapu en el Éufrates,
Nabopolasar aplicó la deportación masiva, sentando un precedente que sería
seguido por su hijo Nabucodonosor.
Política interior
La presencia del rey en Babilonia durante buena
parte del año (debido al sistema de campañas anuales, que ocupaban a sobre todo
los meses de verano y primavera), así como la relativa estabilidad de los
últimos años, permitieron que se llevara a cabo un extenso programa de obras
públicas.
Aun así, muchos proyectos, como la construcción
del sistema de fortificaciones de Babilonia, la calle procesional, el zigurat de Marduk (Etemenanki) y el palacio real,
quedaron inconclusos durante el reinado de Nabopolasar y fueron finalizados por
su sucesor Nabucodonosor II. Además del Etemenaki, muchos templos fueron
restaurados y reconstruidos, tanto en Babilonia como en otras ciudades de
prestigio. En cuanto al desarrollo agrario (base de la economía babilonia), se
promovió activamente mediante la construcción de canales de regadío.
Fuentes
Cuatro Crónicas de Babilonia (textos proto-historiográficos escritos por
sacerdotes babilonios) permiten reconstruir la secuencia cronológica del
reinado de Nabopolasar: la Crónica de los primeros años de Nabopolasar
(627-623 a. C.), la Crónica de la caída de Nínive
(616-608 a. C.), la Crónica de los últimos años de Nabopolasar
(608-605 a. C.) y la Crónica de los primeros años de Nabucodonosor
(605-594 a. C.). Una quinta crónica, la llamada Crónica del Akitu,
tan sólo menciona interrupciones del akitu o fiesta de año nuevo en su año de
ascensión.
Aparte de ello poseemos una serie de
inscripciones del propio rey, escritas en ocasiones como la apertura de un
canal o la fundación o restauración de un templo; además Nabucodonosor nos
informa en sus inscripciones acerca de los proyectos de construcción iniciados
por su padre y finalizados por él.
Referencias clásicas y bíblicas
Las referencias clásicas son escasas. El
historiador judío Flavio Josefo habla brevemente
acerca de Nabopolasar en su Contra Apión (libro 1,
capítulo 19; Sacred-Texts.com), citando al babilonio
Beroso, y lo mismo hace Eusebio de Cesarea.
En cambio Heródoto, en su descripción de la caída de
Asiria, se concentra en los medos y ni siquiera hace mención de Babilonia. La Biblia hebrea no menciona
explícitamente a Nabopolasar, pero en el Libro de Nahum se profetiza sobre la
caída de Asiria, y en ciertos pasajes de Reyes y Crónicas se hace referencia a
hechos contemporáneos (2 Reyes 22, 28-30; 2 Crónicas
35, 20-36).
Nabucodonosor II (630 a. C.-Babilonia, 7 de octubre de 562 a. C.) es probablemente el
gobernante más conocido de la dinastía caldea de Babilonia. Reinó entre el año 604 a. C. y el 562 a. C.
Es conocido por la conquista de Judá y Jerusalén, y por su monumental
actividad constructora en Babilonia, como los famosos Jardines Colgantes de
Babilonia.
Ha sido tradicionalmente llamado Nabucodonosor el Grande, pero la destrucción
del Templo
de Jerusalén
y la conquista de Judá le granjeó una mala imagen en las tradiciones judías y
en la Biblia, al contrario de lo
que sucede en el Irak contemporáneo, donde
es glorificado como un líder histórico.
Nabucodonosor tuvo además el templo E.nam.khe, que recibía el culto
a Ishkur, bajo su custodia,
conservado con gran estima. Restauró el templo E.mes.lam y realizó
reconstrucciones y ampliaciones en el templo E.zida.
Su nombre, en acadio Nabû-kudurri-uṣur, es interpretado como
"Oh Nebo, defiende mi corona", "imperio", "estela", o
"trabajo". En una inscripción se nombra a sí mismo "el favorito
de Nebo". En hebreo, Nəbūkadenʾeṣṣar),
y algunas veces (en Jeremías y Ezequiel), Nəbūkadrệṣṣar.
La Septuaginta y la Vulgata tienen, Nabujodonosor
(reflejando una pronunciación temprana Nabūkudunʾuṣur).
Nabucodonosor II fue el hijo mayor y sucesor de
Nabopolasar, quien liberó
Babilonia de la dependencia de Asiria
y dejó a Nínive en ruinas. Según Beroso, contrajo matrimonio
con la hija de Ciáxares, por lo que las
dinastías de los Medos y babilonios se
unieron.
Neko II, rey de Egipto, obtuvo una victoria ante los asirios en
[Megido]. Esto aseguró a Egipto la posesión de provincias Fenicias del imperio asirio,
incluyendo parte de Palestina. Las provincias restantes fueron divididas entre
Babilonia y Media. Nabopolasar estaba decidido en
reconquistar de Necao las provincias del oeste de Siria, y para este fin mandó
a su hijo junto a un poderoso ejército en dirección al oeste. En la batalla de
Karkemish en el año 605 a. C., el ejército egipcio
fue derrotado y Siria y Fenicia cayeron bajo el dominio de Babilonia.
Nabopolasar murió el 15
de agosto
del 605 a. C. y Nabucodonosor
regresó a Babilonia para ascender al trono.
Después de vencer a los Cimerios y Escitas, todas las
expediciones de Nabucodonosor estuvieron dirigidas hacia el oeste, aunque un
poderoso vecino, los medos, estaba ubicado en el norte. El matrimonio de
Nabucodonosor con Amuhia, hija del rey de los medos, aseguró paz entre los dos imperios.
Nabucodonosor llevó a cabo varias campañas
sobre Siria y Judá. Un intento de invasión a Egipto en 601 a. C. tuvo algunos
contratiempos, causados por diversas rebeliones en el área del Levante, incluyendo Judá.
Nabucodonosor terminó con las rebeliones, capturando Jerusalén el 587 a. C., y llevando al rey Jeconías a Babilonia. Cuando el
faraón Apries intentó nuevamente una
invasión a Palestina, el 589 a. C., Judá y otros estados
de la región se rebelaron. Un segundo asedio de Jerusalén ocurrió en 587 a. C./586 a. C., finalizando con la
destrucción del templo y la ciudad, así como con la deportación de muchos
ciudadanos a Babilonia. Estos hechos se describen en los libros bíblicos de Reyes, Jeremías y Crónicas. Después de la destrucción
de Jerusalén, Nabucodonosor sostuvo un asedio sobre Tiro (585 a. C.-572 a. C.), que terminó con un
compromiso, donde la ciudad aceptaba la autoridad de Babilonia.
Completando la subyugación de Fenicia, y luego
de atormentar Egipto, Nabucodonosor se dedicó a adornar la ciudad de Babilonia,
construir canales, acueductos y reservas.
Tomando en cuenta sus inscripciones y el número
de templos construidos o restaurados por él, se puede decir que fue un hombre
muy devoto. Lo que se sabe de su historia lo muestra con una disposición
humana, en llamativo contraste con la demostración de crueldad gratuita de la
mayoría de los soberanos asirios. Fue debido a esta moderación que Jerusalén
fue perdonada repetidas veces, y finalmente destruida sólo cuando esto fue una
necesidad política; los príncipes rebeldes obtuvieron perdón, y el mismo Sedequias, que por su desagrado
contra el rey babilónico le era particularmente odioso, si se hubiese
comportado con menos terquedad, hubiera recibido mayor indulgencia (Jeremías
38:17, 18). Nabucodonosor mostró mucha consideración a Jeremías, dejándolo libre de
acompañar a los exiliados a Babilonia o de permanecer en Jerusalén, y nombrando
a uno de los amigos del profeta, Godolías, como gobernador de Jerusalén;
concedió también tal parte de libertad a los exiliados judíos que algunos
ascendieron a una posición de prominencia en la Corte y Baruc pensó que era un
deber exhortar a sus compañeros para que tuvieran el bienestar de Babilonia en
el corazón y para que oraran por su rey. La tradición babilónica cuenta que al
final de su vida, Nabucodonosor, inspirado desde las alturas, profetizó la
ruina inminente del imperio Caldeo (Berosus y Abydenus en Eusebio, Praep. Evang.,
9.41).
Nabucodonosor murió en Babilonia entre el
segundo y sexto mes del año 43 de su reinado.
Nabucodonosor pareció sentirse más orgulloso
por sus obras que por sus victorias en el campo de batalla. Durante el último
siglo de la existencia de Nínive
(s. VII a. C.), Babilonia estaba devastada, no sólo a manos de Senaquerib y Asurbanipal, sino también como
resultado de rebeliones. Nabucodonosor, continuando con el trabajo de
reconstrucción de su padre, tuvo como propósito convertir su capital en una de
las maravillas del mundo. Antiguos templos fueron restaurados; nuevas
edificaciones de increíble magnificencia fueron construidas en honor a los
dioses del panteón babilónico (Diodoro de Sicilia, 2.95; Heródoto, 1.183); para completar el palacio real
comenzado por Nabopolasar, nada fue ahorrado, ni "madera de cedro, bronce,
oro, plata, piedras preciosas y raras"; un pasaje subterráneo y un puente
de piedra conectaban las dos partes de la ciudad separadas por el río Éufrates;
la ciudad se volvió inexpugnable con la construcción de un triple muro.
Las labores de Nabucodonosor no estaban sólo
ligadas a la capital; es acreditado por la restauración del lago de Sippar,
abrir un puerto en el Golfo Pérsico, y la construcción de la muralla meda entre los ríos Tigris
y Éufrates para proteger al país de invasiones del norte: de hecho, no hay un
lugar en Babilonia donde no aparezca su nombre o vestigios de su actividad como
rey. Estas gigantescas obras necesitaron una amplia mano de obra: de la
inscripción en el templo de Marduk,
se puede inferir que la mayoría de los cautivos traídos desde el oeste de Asia
participaron en las labores de construcción.
Nabucodonosor en el Libro de Daniel
Nabucodonosor II es más ampliamente conocido a
través de su descripción en la Biblia, especialmente en el Libro de Daniel, que
discute varios eventos de su reinado en adición a su conquista de Jerusalén.
En el segundo año de su reinado, Nabucodonosor
sueña con una gran imagen hecha de varios materiales (oro, plata, bronce,
hierro, y barro cocido) que es destruida totalmente. El profeta Daniel lo
interpreta de modo que representa el auge y la caída de los poderes mundiales
(Daniel Capítulo 2).
Durante otro incidente, Nabucodonosor levanta
un enorme ídolo de oro para ser venerado durante una ceremonia pública en el
llano de Dura. Cuando tres judíos, Ananías, Misael, y Azarías (Sedrac, Mesac, y
Abed-nego) rehusaron formar parte de tal acto, el rey los mandó a arrojar a un
horno ardiente. Pero al momento de ser arrojados fueron salvados por un ángel y surgieron ilesos (Daniel
Capítulo 3).
Otro sueño, esta vez de un árbol inmenso, es
interpretado por Daniel el profeta. El sueño anunciaba el destino del rey
viviendo junto a las bestias y comportándose como éstas (Daniel Capítulo 4).
Nabucodonosor, por William Blake.
Mientras presumía sobre sus logros, Nabucodonosor
es humillado por Yahvé. El rey pierde la
cordura y vive en la selva como un animal durante siete años (algunos lo
consideran como un ataque de locura llamado zoantropía clínica). Después de esto, su cordura y
postura son recobradas. Ni la enfermedad, ni el interregno que debió haber
causado, están registrados en los anales babilónicos; sin embargo, hay una
ausencia de actos del rey durante 582 a. C.-575 a. C. Algunos eruditos creen
que el Libro de Daniel fue escrito mucho tiempo después que los eventos
descritos, durante el Siglo
II a. C.,
por esta razón se duda de la veracidad de las descripciones.
Algunos estudiosos creen que la descripción
hecha por Daniel es una mezcla de tradiciones sobre Nabucodonosor —fue sin duda
quien conquistó Jerusalén— y Nabónido (Nabuna'id), el último rey de Babilonia.
Por ejemplo, Nabónido fue el verdadero padre de Baltasar, y los siete años de locura pueden
estar relacionados con la estancia de Nabónido en Tayma, en el desierto.
Evidencia de esto está en fragmentos de los Manuscritos del Mar Muerto donde se describe a
Nabónido (N-b-n-y) siendo azotado por Dios con una fiebre de siete años en su
reino mientras su hijo regía en Babilonia.
Sucesores
Después de su muerte en octubre de
562 a. C., tras un reinado 43 años, le sucedió su hijo Amel-Marduk, quien, después de
reinar dos años, fue sucedido por Neriglisar (559 a. C.-555 a. C.), que fue sucedido por
Nabónido (555 a. C.-538 a. C.), al final de estos
reinados (menos de un cuarto de siglo después de la muerte de Nabucodonosor)
Babilonia cayó bajo Ciro quien lideró la
combinación de los ejércitos de Media y Persia.
Evilmerodac, también conocido como
Amel-Marduk «hombre de Marduk»
o Evil-Marduk fue rey
de Babilonia
entre 562 y 560 a. C. Hijo de Nabucodonosor II, sucedió a este en el
trono tras su muerte, siendo depuesto a los dos años por su cuñado —yerno de
Nabucodonosor— Neriglisar, como resultado de una
conspiración palaciega.
En el primer año de su reinado, en el mes
duodécimo, a los veinticinco días del mes, Evil-merodac, sacó de la cárcel al
rey de Judá, Joaquín; quien sufrió por
treinta y siete años la cautividad impuesta, por el rey Nabucodonosor.
Evil-merodac, hizo sentar a su mesa al rey Joaquín, todos los días de su vida,
hasta su muerte.
Neriglisar (forma común de su
nombre), también conocido como Nergal-sharezer, fue rey de Babilonia entre 560 y 556 a. C.
General y rico hacendado, poseía importantes
dominios en Babilonia y en Opis. Durante cierto tiempo
fue comisario real de la contabilidad del templo de Sippar. Participó como
militar en el asedio a Jerusalén de 587 a. C. Yerno de Nabucodonosor II, sucedió al hijo de
éste, Evilmerodac, como resultado de una
conspiración palaciega, cuando ya era de edad madura.
Dedicó la mayor parte de su reinado a trabajos
pacíficos, como la restauración de templos, palacios, muelles y canales. Sólo
se le conoce una campaña, en Cilicia,
pacificando el país hasta la frontera con Lidia.
Murió cuatro años después, siendo sucedido por
su hijo –nieto de Nabucodonosor– Labashi-Marduk.
Labashi-Marduk, también conocido como
Labasi-Marduk, fue un rey de Babilonia cuyo reinado transcurrió durante el 556 a. C. Nieto materno de Nabucodonosor II, llegó al trono tras
la muerte de su padre Neriglisar, siendo derrocado a
los tres meses y asesinado. Su muerte marca el fin de la dinastía de Nabopolasar, ya que tras ella fue
colocado en el trono Nabu-naid, más conocido como Nabónido.
Nabonido o Nabonides (en
acadio Nabû-nāʾid) fue
el último rey del Imperio
Neobabilónico
(556-539 a. C.). Su reinado finalizó
con la caída de Babilonia ante el rey persa Ciro el Grande.
Relieve babilónico que
muestra a Nabonido adorando a Sin (la luna), Shamash (el sol) e Ishtar (el
planeta Venus)
El origen de Nabónido no es claro. Basándose en
elementos tales como sus alusiones al rey asirio Assurbanipal en textos de
propaganda real o su particular interés en Harrán, el último foco de resistencia asirio tras la
caída de Nínive en el
612 a. C., se ha sugerido que era de ascendencia asiria Se ha
propuesto, además, un origen arameo
occidental. Lo que es seguro es que no pertenecía, ciertamente, a la dinastía
anterior, y que ascendió al trono luego de derrocar al joven rey Labashi-Marduk en el año
556 a. C. Es posible que haya legitimado su apropiación del trono
mediante su casamiento con Nitocris, una hija de Nabucodonosor II y viuda de Neriglisar.
Cilindro
de Nabonido que trata sobre las reparaciones del templo de Sin, Museo Británico.
Política religiosa
Nabonido mostró especial interés por el dios
lunar Sin y su templo en Harrán,
del que su madre - llamada Adad Adagupi- era sacerdotisa. Solía ser la postura
más generalizada entre los especialistas considerar que esta preferencia de
Nabonido habría sido mal recibida en Babilonia, donde la posición de dios henoteísta de Marduk podría haberse sentido
amenazada. Esta habría sido una de las razones del retiro de Nabonido al oasis de Taima.
Sin embargo, en los últimos años nuevas interpretaciones
han puesto en duda esta concepción. De acuerdo con ellas, si bien no puede
negarse la preferencia personal de Nabonido hacia el dios Sin, es imposible,
asimismo, decirse que haya desvalorizado o negado otros cultos a tal extremo.
Se señala también que no existen indicios de desórdenes internos que pudieran
ser indicativos de lo contrario. De hecho, incluso durante su estadía en Taima,
no tenemos noticia de intentos de derrocar a Nabonido, el que, por lo demás,
pudo regresar a Babilonia sin problemas.
Las fuentes nos informan que Nabonido hizo
transportar a Babilonia las más importantes estatuas de culto de la baja Mesopotamia en el momento en el
que la ciudad era amenazada por el ejército persa. Esto no sería un signo de
blasfemia, sino parte integral de la defensa de Babilonia: al reunir en ella a
las estatuas divinas (lo que implica un esfuerzo administrativo importante),
Nabonido trataba de asegurarse en apoyo de los dioses en el inminente conflicto
armado contra los persas. La Crónica de Nabonido informa que:
En el mes
de [Âbu]?, Lugal-Marada y los demás dioses del poblado de Marad, Zabada y los
demás dioses de Kish, la diosa Ninlil y los demás dioses de Hursagkalama
visitaron Babilonia. Hasta el final del mes de Ulûlu todos los dioses de Akkad
-aquellos de arriba y aquellos de abajo- entraron en Babilonia. Los dioses de
Borsippa, Cutha y Sippar no entraron.
Sobre ello, P.A. Beaulieu escribe que:
Una de
las más poderosas ilustraciones de la fuerza de la adoración de imágenes en la
antigua Mesopotamia es probablemente el tratamiento de las estatuas de culto en
tiempos de guerra. Fuentes asirias y babilónicas del primer milenio aluden
frecuentemente al retiro de estatuas divinas de los templos como resultado de
la conquista de una ciudad. Las estatuas capturadas eran usualmente
transportadas a la tierra de la fuerza victoriosa (Asiria en la mayoría de los
casos), donde permanecían. Lejos de promover la captura de sus dioses y todo lo
que ello implicaba (es decir, que los dioses estaban abandonando la ciudad y
llamando a su destrucción), las ciudades solían tratar de prevenir el traslado
de las estatuas a territorio enemigo, puesto que la posesión continuada de
ellas en un momento de adversidad demostraba que los dioses todavía protegían y
apoyaban a su gente y a su tierra. (...) [D]urante los meses que precedieron a
la invasión y conquista de Babilonia por los persas en el 539 a. C.,
el rey Nabonido ordenó el traslado masivo de los dioses de Sumer y Akkad a la
capital. Por el contrario de lo que sucede en casos anteriores, el traslado
ordenado por Nabonido está documentado por un número de fuentes históricas y
archivísticas.
No es sorprendente que los enemigos de Nabonido
(especialmente Ciro, quien trataba de mostrar porqué él era mejor de lo que
había sido Nabonido), hayan posteriormente interpretado esto como un signo
negativo. En las palabras, otra vez, de Beaulieu:
El
regreso de las estatuas a sus santuarios proveyó a Ciro de uno de sus amplios
temas propagandísticos contra Nabonido. No contento con restablecer los dioses
en sus residencias, acusó al rey depuesto de haberlos llevado a la capital
contra su voluntad.
Todos estos serían motivos para situar al
reinado de Nabonido en la línea de sus predecesores mesopotámicos, al menos
desde el punto de vista religioso.
Nabonido en Taima
Nabonido permaneció en el oasis árabe de Taima desde el
549 a. C. hasta por lo menos el 545 a. C., según nos
informa la Crónica
de Nabonido.
Se ha argumentado que una de sus posibles motivaciones habrían sido sus rencillas
con el clero de Marduk, aunque esto sería difícil teniendo en cuenta las
anteriores consideraciones sobre su política religiosa. Es posible así mismo
que Nabonido estuviera buscando una capital alejada del peligro que
representaban los persas en el Irán.
Sin embargo, Babilonia poseía un elevado estatus económico, simbólico e
ideológico, y difícilmente un rey pudiera dejarla a merced del invasor. Otra
posible explicación señala que, al instalarse en Taima, Nabonido podía dominar
algunas rutas de comercio de la Península Arábiga -las que por primera
vez pasaban a ser controladas por una potencia mesopotámica. Durante su
estadía, Nabonido edificó en Taima un complejo palaciego, la mayor parte del
cual ha sido explorado por excavaciones recientes.
Nabuconodosor
II
El rey Nabucodonosor II, ("Nabú protege a
mi hijo - heredero") segundo soberano de la Dinastía Caldea, subió al
trono a la muerte de su padre. Reinó entre el 605 a. C. y el 562 a. C.
Fue el soberano más prestigioso de Babilonia, desde la época de Hammurabi,
devolviendo al país su pasado esplendor.
Es famoso por la conquista de Judá y Jerusalén,
y por su monumental actividad constructora en Babilonia, como los famosos Jardines
colgantes de Babilonia, que según cuenta la leyenda fueron construidos para su
esposa que sentía nostalgia por el ambiente montañoso primaveral donde creció.
Es tradicionalmente llamado "Nabucodonosor
el Grande", pero la destrucción de templos en Jerusalén y la conquista de
Judá le causaron una imagen malévola en las tradiciones judías y en la Biblia,
al contrario de lo que sucede en el Irak contemporáneo, donde es glorificado
como un líder histórico.
Nabucodonosor fue el hijo mayor y sucesor de
Nabopolasar, quien liberó Babilonia de la dependencia de Asiria y dejó a Nínive
en ruinas. Según Beroso, contrajo matrimonio con la hija de Ciáxares, por lo
que las dinastías de Medos y Babilonia se unieron.
Necao II, rey de Egipto, obtuvo una victoria
ante los asirios en Megido. Esto aseguró a Egipto la posesión de provincias Fenicias
del imperio asirio, incluyendo parte de Palestina. Las provincias restantes
fueron divididas entre Babilonia y Media.
Nabopolasar estaba decidido en reconquistar de
Necao las provincias del oeste de Siria, y para este fin mandó a su hijo junto
a un poderoso ejército en dirección al oeste. En la Batalla de Karkemish en el
año 605 a. C., el ejército egipcio fue derrotado y Siria y Fenicia
cayeron bajo el dominio de Babilonia. Nabopolasar murió el 15 de agosto del
605 a. C. y Nabucodonosor regresó a Babilonia para ascender al trono.
Después de vencer a los Cimerios y Escitas,
todas las expediciones de Nabucodonosor estuvieron dirigidas hacia el oeste,
aunque un poderoso vecino, los medos, estaba ubicado en el norte; la causa de
esto fue el matrimonio con Amuhia, hija del rey de los medos, que aseguró paz
entre los dos imperios.
Nabucodonosor llevó a cabo varias campañas
sobre Siria y Judá. Un intento de invasión a Egipto en 601 a. C. tuvo
algunos contratiempos, causados por diversas rebeliones en el área del Levante,
incluyendo Judá. Nabucodonosor terminó con las rebeliones, capturando Jerusalén
el 597 a. C., y llevando al rey Jeconías a Babilonia. Cuando el
faraón Apries intentó nuevamente una invasión a Palestina, el
589 a. C., Judá y otros estados de la región se rebelaron. Un segundo
asedio de Jerusalén ocurrió en 587/586 a. C., finalizando con la
destrucción del templo y la ciudad, y la deportación de muchos ciudadanos a
Babilonia. Estos hechos se describen en los libros bíblicos de Reyes, Jeremías
y Crónicas. Después de la destrucción de Jerusalén, Nabucodonosor sostuvo un
asedio sobre Tiro (585-572 a. C.), que terminó con un compromiso,
donde la ciudad aceptaba la autoridad de Babilonia.
Según parece, luego de la pacificación de Tiro,
Nabucodonosor habría vuelto a atacar Egipto. Una tablilla de arcilla, que está
actualmente en el Museo Británico, contiene la siguiente inscripción
refiriéndose a esta guerra:
"En
el trigésimo séptimo año de Nabucodonosor, rey de Babilonia, fue a Mitzraim
(Egipto) para hacer una guerra. Amasis, rey de Egipto, reunió [a su ejército],
y marcharon y se dispersaron por el extranjero."
Completando la subyugación de Fenicia, y luego
de atormentar Egipto, Nabucodonosor se dedicó a adornar la ciudad de Babilonia,
construir canales, acueductos y reservas.
Tomando en cuenta sus inscripciones y el número
de templos construidos o restaurados por él, se puede decir que fue un hombre
muy devoto. Lo que se sabe de su historia lo muestra con una disposición
humana, en llamativo contraste con la demostración de crueldad gratuita de la
mayoría de los soberanos asirios.
Fue debido a esta moderación que Jerusalén fue
perdonada repetidas veces, y finalmente destruida sólo cuando esto fue una
necesidad política; los príncipes rebeldes obtuvieron perdón, y el mismo
Sedecías, que por su desagrado contra el rey babilónico le era particularmente odioso,
si se hubiese comportado con menos terquedad, hubiera recibido mayor
indulgencia (Jeremías 38:17, 18); Nabucodonosor mostró mucha consideración a Jeremías,
dejándolo libre de acompañar a los exiliados a Babilonia o de permanecer en
Jerusalén, y nombrando a uno de los amigos del profeta, Godolías, como
gobernador de Jerusalén; concedió también tal parte de libertad a los exiliados
judíos que algunos ascendieron a una posición de prominencia en la Corte y
Baruc pensó que era un deber exhortar a sus compañeros para que tuvieran el
bienestar de Babilonia en el corazón y para que oraran por su rey.
La tradición babilónica cuenta que al final de
su vida, Nabucodonosor, inspirado desde las alturas, profetizó la ruina
inminente del imperio Caldeo.
Nabucodonosor murió en Babilonia entre el
segundo y sexto mes del año 43 de su reinado.
A consecuencia de todas las conquistas de
Nabucodonosor II fue la afluencia a Babilonia de grandes riquezas. Esta ciudad
era el centro político de un gran reino. En Babilonia se llevaron a cabo
grandes trabajos de reconstrucción: de la gran torre de pisos o ziqqurratum
"el Etemenanki" de 100 metros de altura y del templo del dios Marduk,
llamado Esagil o Esagila, considerado residencia permanente del dios supremo.
Nabónido y el fin de la Dinastía Caldea de Babilonia.
A estas
disensiones internas se unió el aumento del poderío medo por el este, que en
sucesivas incursiones habían tomado en el norte el reino de Urartu y Capadocia.
Nabónido
fue el último rey del Imperio Neobabilónico y su personalidad es controvertida.
No era de ascendencia real ya que fue hijo de un gobernador de origen arameo y
una sacerdotisa del dios Sin, que tuvo gran influencia sobre su hijo y murió a
edad avanzada. De ella no se sabe con certeza si era una princesa asiria y si
era su madre verdadera o adoptiva puesto que las sacerdotisas de Sin no podían
tener hijos.
El
deseo del rey era el de conectarse con la tradición babilónica, con grandes
construcciones tal vez para hacer olvidar que era un usurpador. Comenzó por
embellecer el templo del dios Marduk, tanto en Babilonia como en Sippar, Larsa,
Uruk y Ur.
Se
enfrentó al poderoso clero de Marduk, Nabú y Nergal, la Triada Babilonia
favoreciendo el culto de Sîn de Harran, el dios al que servía su madre. Este
dios se unía a Shamash (el Sol) e Isthar (la Triada Asiria)
Estallaron
grandes conflictos en las ciudades de Babilonia, Borsippa, Ur, Uruk y Larsa por
la mala situación económica, coincidiendo con los trabajos del rey en Harran.
En
cuanto a la política exterior, el rey partió hacia Arabia, donde permaneció
diez años, y confió el gobierno a su hijo Baltasar. El lugar elegido para su
estancia fue Teima, en la parte noroeste de Arabia, punto de encuentro de las
caravanas, a cuyo rey hizo matar.
Mientras
tanto, la situación internacional se hizo desfavorable ya que hacia 550, Ciro
comenzó el Imperio persa, iniciando también su expansión hacia Lidia.
El
intento de Nabónido de imponer el culto del dios Sin, llevó a la deserción a
algunos gobernadores babilonios, que se pasaron al bando contrario de Ciro,
quien en otoño del año 539 tomó Opis y Sippar y el 12 de Octubre entró en
Babilonia, Baltasar fue asesinado y Nabónido hecho prisionero.
Sobre
el final de Nabónido hay dos noticias contradictorias: una que fue exiliado a
Carmania, según Beroso, y otra que fue hecho prisionero y asesinado según
Jenofonte. Aunque un texto cuneiforme, insertado en un cilindro de Ciro, indica
que vivió hasta su muerte, acaecida en marzo del año 538 en Carmania, como
indica Beroso.
Con el
término el Nuevo Imperio Babilónico o Caldeo, como se denomina al de la X
Dinastía y el último período de esplendor de esta antigua civilización, que pasó
desde este momento a convertirse en una satrapía o provincia del gran imperio
persa, que a partir de ahora extenderá su poder por todo el Próximo Oriente y
Egipto, hasta caer en poder de Alejandro Magno.
Hoy se
discuten las razones que llevaron a Nabónido a abandonar Babilonia, aunque se
han barajado la locura, lucubraciones religiosas o alguna conformidad, también
se maneja la causa económica y el peligro del empuje Persa. Efectivamente,
después de la victoria de Ciro sobre los Medos, Ciro dominaba toda la región
entre el Mediterráneo y el Golfo Pérsico y sólo era cuestión de tiempo que
invadiera Babilonia. Nabónido, dejando el reino en manos de su heredero,
intentó el dominio de las rutas caravaneras.
La
cultura caldea:
Las
ciencias, el arte, la religión:
Los
dioses y la realeza mesopotámica.
Las fuentes cuneiformes nos dicen relativamente
pocas cosas sobre el aspecto que tenía la ciudad antigua. La información
directa que tenemos sobre Babilonia procede en su mayor parte de la labor de
Robert Koldewey, que excavó allí por cuenta de la Deutsche Orient-
Gesellschaft.
Avenida procesional (Babilonia). Las murallas y las
paredes de los edificios oficiales se construían en tierra sobre cimientos
triples de piedra, flanqueadas por torres de plano cuadrado. Las calles se
trazaban linealmente, orientadas hacia cada uno de los puntos cardinales para
aprovechar al máximo la luz del sol y obtener así una mejor visibilidad de los
quehaceres diarios de los ciudadanos.
Las ruinas de Babilonia se extienden por una
zona de unas 850 hectáreas, y constituyen el mayor asentamiento antiguo de
Mesopotamia. La gran Nínive tiene una extensión de alrededor de 750 hectáreas y
el montículo de Ur, sólo 55.
Dos grupos de murallas fortificadas encierran
la ciudad, de las cuales sólo se conservan vestigios de la interior en la parte
oriental.
Las fortificaciones interiores consistían en
dos murallas de ladrillo de barro secado al sol, la interior de aproximadamente
seis a cinco metros de grueso y la exterior, de poco menos de cuatro. El
espacio entre ellas, de un ancho de poco más o menos de siete metros, estaba,
al parecer vacío y se usaba como camino militar, al parecer. Una berma de 20
metros de ancho separaba la muralla exterior de la escarpa de ladrillo cocido
del foso interior, de unos 50 metros de ancho.
Los principales palacios en tiempos de
Nabucodonosor II eran los llamados del Norte, del Sur y de verano. Poco quedó de este último excepto estructuras
de unos 18 metros de altura. Este palacio, en la forma que ha llegado hasta
nosotros lo construyó Nabucodonosor, fue remodelado y ampliado durante los
periodos persa y seléucida. El principal palacio de Babilonia era el llamado
del Sur. Tenía cinco patios grandes rodeados de numerosos apartamentos y
conjuntos de habitaciones.
En el ángulo nordeste del gran Palacio del Sur,
encontraron los arqueólogos una "cripta" subterránea consistente en
una serie de 14 aposentos abovedados a los que rodeaba un muro inesperadamente
grueso. Esta edificación maciza e insólita, junto con la presencia de un tipo
de pozo que no se encuentra en ninguna otra parte de la Babilonia antigua, hace
pensar en algún sistema hidráulico de elevación, lo que indujo a los
arqueólogos a pensar que lo que habían encontrado era lo que quedaba de los
renombrados Jardines colgantes, y fue aquí donde se encontraron las listas de
las raciones para los exiliados judíos y la propia planta hace pensar que esta
curiosa estructura tal vez hacía las veces de almacén y unidad administrativa.
La ciudad interior de Babilonia se hallaba
magníficamente trazada, las calles principales más o menos paralelas al río y
en ángulo recto, terminando en grandes puertas de bronce en la muralla de la
ciudad. Un texto cuneiforme que describe la topografía de Babilonia, revela los
nombres de ocho puertas, junto con los de numerosos templos, calles y barrios
de la ciudad. La más famosa era la "Vía de la Procesión" (El enemigo
jamás pasará) por la que se transportaban las imágenes durante la fiesta del
Año Nuevo.
Se han excavado varios templos, entre ellos el
antiguo santuario de Ishtar. Estos templos siguen el tradicional trazado
babilónico, con una cella amplia en un lado del patio interior, y en la pared
de atrás, de cara a la puerta, una hornacina conteniendo una peana, seguramente
para la estatua de la divinidad. El templo más importante de Babilonia era el
Esagila "casa que alza la cabeza" la morada del dios Marduk.
La vida en Babilonia (Westfálisches Schulmuseum,
Dortmund). En el norte de la ciudad se levantó la Puerta de Ishtar, principal
reclamo de los peregrinos por sus 20.000 ladrillos vidriados de azul dedicada a
Ishtar y Marduk.
En el templo principal había varias capillas,
incluyendo una situada en el norte que Koldewey creyó que era el santuario del
padre de Marduk, Ea. El santuario principal se encontraba al oeste y se accedía
a él por una monumental fachada guarnecida de torres.
Los pueblos mesopotámicos y sus vecinos,
llevaron a cabo la construcción de altas torres escalonadas llamadas
ziqqurratu, en plural ziqqurratum. En una época en la que los egipcios construían
sus pirámides a base de grandes bloques de piedra, los primitivos sumerios de
lengua aglutinante y sus sucesores semitas, levantaron sus grandes torres de
ladrillos que aún se conservan, en la llanura mesopotámica y más al norte, a
orillas del río Tigris, en Asiria.
El porqué de estas construcciones, en principio
es desconocido, y aunque poseemos indicios, noticias indirectas, leyendas y
representaciones coetáneas, las elevadas torres de ladrillo de Mesopotamia y
Asiria guardan el secreto de su existencia. En ellas se celebraban fiestas
solemnes en honor de los poderes de los reyes y las reinas. El matrimonio
sagrado... eran en suma, lugares mágicos en los que los dioses se ponían en
contacto con los hombres para cederles parte de sus poderes.
Tal vez la más famosa de estas torres sea la
Etemenanki, la torre de Babel del Antiguo Testamento. Era la torre del templo
de Marduk en Babilonia, el Esagila.
Reconstrucción hipotética del zigurat Etemenanki.
Religión y realeza
En Babilonia, la primera organización del mundo
se sitúa en un pasado inicial y se atribuye a un dios supremo Enlil, luego
Marduk, mientras que otros aspectos más específicos se atribuyen a distintas
divinidades: un dios para el ganado, otro para los cereales, otro para la
escritura... sin una separación clara, van apareciendo seres semi divinos o
incluso no divinos: héroes.
El rey era el legislador máximo y juez del país.
De su poder dependía toda la fertilidad de la tierra, los ganados y el género
humano. El poder se agotaba, como el de la naturaleza, y debía renovarse
periódicamente. Por eso se celebraba el festival Akitu y el Matrimonio Sagrado
(hierogamia). Este festival se denominaba también del Año Nuevo, y era la más
completa expresión de la religiosidad mesopotámica. Se celebraba en Primavera
en el mes de Nisan, en Babilonia o en otoño, en Ur, Eridú y otros lugares.
Después de la liberación del dios tenía lugar la
determinación del Destino, que tenía lugar el 8 del mes Nisan, y se repetía el
11. El día 10, el rey volvía a Babilonia para consumar el matrimonio sagrado:
la Sacerdotisa, por medio del sometimiento sexual, debía traspasar al rey los
poderes mágicos femeninos de fecundidad, renovación y regeneración de la vida,
que el varón no posee. Esta fuerza mágica de dadora de vida y fertilidad, sólo
la tenía la madre Tiamat.
El arte:
El arte asirio se apropió de las formas caldeas,
tanto en edificios como en inscripciones si bien en éstas abandonó la lengua
proto-caldea, usando la asiria y en aquéllos construyó con más solidez,
suntuosidad y perfección en el ornato. Aunque en Asiria no escasean las
canteras de piedra y de los montes próximos de Armenia se extraían buenas calizas
y mármoles, los asirios construían con ladrillos y adobe a imitación de los
caldeos y sólo echaban mano de la piedra para revestimientos de muros y para la
base de los edificios, los cuales fueron principalmente torres y palacios.
Apenas se sabe nada de las tumbas en el imperio asirio y, no cabe duda que no
se preocupaban por ellas cuando no han dejado muestras relevantes.
Las torres o zigurats se componían de siete plataformas
con igual destino y significado que en el arte caldeo. Pero se diferenciaban de
éste en que no tenían escalinata exterior ni rampa (salvo la que servía para el
terraplén inferior) franqueándose el acceso a las plataformas superiores por
escalera interior que partía de un vestíbulo con su puerta monumental situados
al pie del edificio en una de sus caras. Había, además, otros templos menores
para divinidades secundarias, ya en forma de pequeñas torres, ya como edículos
o templetes con su frontón al modo griego, aunque rudimentario.
Los palacios que en la arquitectura asiria
ofrecen extraordinaria importancia, se elevan asimismo sobre grandes
plataformas o terraplenes con planta rectangular prolongada y orientados como
las torres. Encierran en su perímetro grandes patios, alrededor de los cuales
se alzan los cuerpos de edificio divididos en diferentes salas de
extraordinaria longitud cuyas paredes interiores más ricas y a veces incluso
los pavimentos se cubrían hasta cierto punto con láminas de alabastro,
adornadas en los muros con relieves historiados e inscripciones y más arriba se
revestían los muros con ladrillos esmaltados o azulejos que ostentaban hermosa
pintura policromada. El bronce y el oro abundaban así mismo en estas
decoraciones palatinas. Es lo más probable que no tuvieran los palacios más que
un solo piso y que recibieran la luz por el techo el cual se hacía plano y se
adornaba con madera esculpida. Junto al palacio real se elevaba la
torre-templo.
Esfinges aladas situadas a la entrada de
la ciudad de Nimrud
Aunque los asirios conocieron la bóveda, tanto
falsa como verdadera (de medio cañón y apuntada) no dieron gran importancia a
estos elementos arquitectónicos pero sí al arco de medio punto y al elíptico
para las puertas monumentales.
Tampoco hicieron frecuente el uso de las columnas
a juzgar por los restos hallados y es probable que construyeran éstas de madera
sobre zócalo redondo de piedra. Junto a las puertas principales de los palacios
reales, como para defender la entrada o simbolizar el poder, había colosales
figuras de esfinges aladas, a veces, de cinco metros de altura, que por lo común
tenían cabeza de hombre (androsfinges) con barba rizada, el cuerpo de toro o de
león y las alas de águila, esfinges que, por otra parte, ya habían empezado a
usarse en el arte caldeo primitivo. Entre los motivos ornamentales se hallan
muy habitualmente las grecas, piñas, palmetas, rosones, las acciones guerreras
y las cacerías.
Las ruinas de ciudades asirias más exploradas
por los arqueólogos son las de Nínive, Nimrud o Halah (la Chale del Génesis) y Elleasur
las cuales tenían elevados muros, defendidos por numerosas torres y encerraban
magníficos palacios. Los más notables de entre dichos palacios, cuyas ruinas se
han descubierto y estudiado son:
·
el
de Asshurnasirpal (Sardanápalo
I) y el de Salmansasar II con su
famoso Obelisco negro, ambos en Nimrud, siglo IX a. C.
·
el
de Asarhaddón, en la misma
localidad, siglo VII a. C.
·
el
de Sargón II o Sarkín, en
Kórsabad, siglo VIII a. C. Estaba decorado con veinticuatro pares de
toros alados y unas dos mil losas de piedra esculpidas y colocadas por dentro y
por fuera, a lo largo del muro.
·
el
de Senaquerib. Era un palacio
semejante al de Sargón aunque no tan extenso.
·
otro
de Asarhaddón, embellecidos éste y
el anterior por Asurbanipal (Sardanápalo II).
Dur Sharrukin. La ciudad de Khorsabad o Jorsabad
Sargón II puso en marcha desde el 717 a. C. un
ambicioso programa urbanístico que incluía la fundación de una nueva capital a
15 kilómetros al noroeste de la que entonces existía, Nínive. La ciudad se
llamaría Dur Sharrukin, "la fortaleza de Sargón". No acabó de
construirse a causa de su muerte en batalla, aun así el conjunto que terminó
supone la estructura palaciega más espectacular levantada en Mesopotamia. Su
hijo, Senaquerib, la abandonaría al comienzo de su reinado y regresaría a Nínive.
El lugar, 15 km al noreste de Mosul y 20 km al
norte de Nínive, es la actual villa de Khorsabad, aún habitada por asirios.
La ciudad tenía unas dimensiones aproximadas de
1760 × 1635 metros (fue la capital más pequeña de Asiria). La longitud de los
muros era de 16280 unidades asirias, que correspondía con el valor numérico del
nombre de Sargón. Las tierras de alrededor se cultivaron para olivos, en un
intento de paliar el déficit de aceite de Asiria.
La ciudad fue colonizada en parte con
prisioneros de guerra y deportados bajo control de oficiales asirios que debían
asegurarse que éstos eran suficientemente respetuosos con los dioses y el rey.
Historia de sus descubrimientos.
El asentamiento fue excavado por Paul-Emile Botta, cónsul
francés en Mosul, entre 1842-44, aunque lo hizo en la creencia de que estaba ante la ciudad de
Nínive. Víctor Place y
el fotógrafo Gabriel
Tranchand retomaron las excavaciones desde 1853-55, dándole ya la atribución correcta como ciudad
de Sargón II. Sus descubrimientos
fueron muy importantes, pero desgraciadamente
casi la totalidad de las 200 cajas con relieves
y esculturas que transportaba hacia Francia se perdieron cuando el barco que
las transportaba se hundió.
Entre
1928 y 1935 retomaron las excavaciones arqueólogos norteamericanos del Oriental
Institute de Chicago. Sus
trabajos se concentraron en el área del palacio y de los
templos, donde obtuvieron buenas esculturas de toros alados y pudieron hacer un buen trabajo de reconstrucción arquitectónica, gracias al buen
estado de unas estructuras evacuadas después de la muerte de Sargón
II.
Finalidad.
La ciudad-capital proyectada por Sargón II tenía como
objetivo, según podemos deducir
por las inscripciones y los complejos escultóricos encontrados en el palacio, ser un símbolo del
poder real y del
grandioso Estado asirio, que unificaba a súbditos de
un vastísimo imperio. Su intención era recuperar el sentido de lo que fue la antigua capital de Kalhu
(Nimrud). En la construcción participaron numerosos extranjeros
sometidos, entre ellos los hebreos de la Biblia:
" y en ella se asentaron
los pueblos de las cuatro regiones del
mundo, de lenguas extranjeras y hablas diversas,
habitantes de las montañas y las llanuras".
Descripción de la ciudad.
La ciudad tenía un trazado más o menos
rectangular de 1600 x 1750 metros, ocupando una
superficie de 280 hectáreas. Las murallas poseían 157
torres y siete puertas
dedicadas a los principales dioses
mesopotámicos: Shamash y Adad en el este; a Bel y Belir en el norte, a Anu e
Ishtar en el oeste u a Belit-ilani en el sur. Los torreones de entrada estaban consagrados al dios Ninurta.
La ciudadela estaba adosada a la
muralla en su lado noroccidental para
reforzarla. Se levantaba sobre una terraza
a la que se accedía por dos puertas internas (A y B) que introducían a los palacios
nobiliarios y administrativos, al templo del
dios Nabu y a una plaza trapezoidal, delante
del cual se levantaba la plataforma del
palacio real propiamente dicho
y el zigurat.
El palacio.
Aunque para el urbanismo de la ciudad de Sargón
II se inspiró en la de Kalhu, en la residencia real impuso una visión nueva,
libre de los criterios de correspondencia, simetría y yuxtaposición que habían
caracterizado los palacios de sus predecesores. Las dos entradas monumentales,
flanqueadas por toros alados de cabeza humana, daban paso a dos grandes
patios. El más grande, orientado hacia el sur, daba acceso a las dependencias
de almacenamiento, a los templos (de Sin, Shamash, Adad y Ninuerta) con
el zigurat y a la vivienda. Mientras que al que se accedía por el
este se abría directamente las dependencias del salón del trono.
Los escribas de Sargón II hablan de un palacio decorado
con marfil y maderas nobles de muchos tipos. El cedro se utilizaba como
vigas. Las puertas eran de láminas de bronce y las paredes interiores estaban
recubiertas con grandes losas de piedra caliza con relieves. Los de la sala de
audiencias, de 13 metros de altura, estaban pintados con solemnes
representaciones del rey y su hijo ante el dios Assur, que les recibía
con los símbolos de la equidad y autoridad divina, el cetro y el anillo. El
panel estaba enmarcado con figuras de dioses alados y piñas.
También pudo tener un jardín real con
ejemplares arbóreos diversos.
Nimrud
En Kalakh se edificaron otros conjuntos
palaciales, con un patio central que seguía conservando su función
arquitectónica principal como elemento distribuidor. Destaca el construido por
Tiglat-pileser III (744-727): incorpora por primera vez una estancia formada
por un pórtico con columnas y piso superior, siguiendo una fórmula
arquitectónica, la del bithilani, que tenía su origen en la arquitectura
sirio-hitita del II milenio a.C.
La expresión arquitectónica del palacio como
poder absoluto del soberano tuvo su mejor expresión en la ciudad de Dur
Sarrukín (Jorsabad). Adoptó la forma de un gran recinto fortificado de dos
kilómetros de lado, con siete puertas de acceso, en cuyo interior se dispuso
una ciudadela elevada y también amurallada, que englobaba los edificios
monumentales de más alta representación política y religiosa: el palacio del
rey, su residencia y la de la corte, otros palacios menores dedicados a
diferentes usos, los templos y el zigurat.
Planta de la ciudadela de la ciudad
capital de Kalkhu (Nimrud)
El palacio real se alzaba rodeada de su propia
muralla sobre dos terrazas de 18 metros de altura, a las que se accedía a
través de una puerta monumental que paso al gran patio regulador de todo el
conjunto arquitectónico, y que se componía de:
·
un
sector oficial, en el que de nuevo destacaba el salón del trono, presidido por
toros androcéfalos.
·
un
área privada de carácter residencial, destinada al monarca, con estancias
distribuidas en torno a otro gran patio.
·
una
tercera área, esta vez religiosa, en la que se construyó un zigurat y cuatro
templos bajos.
El palacio real se alzaba rodeada de su propia
muralla sobre dos terrazas de 18 metros de altura, a las que se accedía a
través de una puerta monumental que paso al gran patio regulador de todo el
conjunto arquitectónico, y que se componía de:
·
un
sector oficial, en el que de nuevo destacaba el salón del trono, presidido por
toros androcéfalos
·
un
área privada de carácter residencial, destinada al monarca, con estancias
distribuidas en torno a otro gran patio.
·
una
tercera área, esta vez religiosa, en la que se construyó un zigurat y cuatro
templos bajos.
El palacio cobraba sentido inscrito en el
complejo de la ciudadela, en la que existía también un área religiosa, con el
Templo de Nabu, directamente conectado con el palacio a través de una pasarela
y un sector de viviendas destinadas a los dignatarios de la corte. Se creaba
así un eje ceremonial, religioso y cortesano, que imponía su presencia a la
ciudad a través de la plataforma sobre la que se elevaba y de la muralla que le
separaba del conjunto urbano, queriendo ser la máxima expresión del poder
absoluto del soberano.
Reconstrucción
ideal del Palacio de Nimrud en Babilonia, con el zigurat al fondo, en una
pintura del siglo XIX, obra del artista británico James Fergusson.
Nínive
Nínive (del nombre asirio Ninua) constituyó una
de las ciudades asirias más importantes de toda la historia del reino. Descrita
en la Biblia como una “ciudad grande sobremanera”, Nínive se alzaba en la
confluencia de los ríos Tigris y Khosr, extendiéndose al lado de la orilla este
del Tigris a lo largo de unos 50 kilómetros, y con una anchura media de 20
kilómetros o más desde el río hasta las colinas del este. Hoy en día, toda esa
zona es una inmensa área en ruinas, fácilmente visibles desde la vecina ciudad
de Mosul (Irak).
Los primeros documentos conservados que hacen
referencia a Nínive datan de en torno al 1800 a.C. la mencionan como un gran
templo dedicado a la diosa Ishtar, quizás una importante razón que explicaría
el temprano auge que experimentó la ciudad. Sabemos que durante el Periodo
Asirio Antiguo la capital Assur era el centro del gobierno y el comercio,
mientras que Nínive desempeñaba el rol de núcleo del control agrícola y
ganadero. De todas formas, el comercio y el tránsito de mercancías siempre
jugaron un papel importante en la vida de la ciudad, lo que se extrae de su
estratégica posición en el mapa, ocupando un lugar privilegiado como punto de
paso de las rutas comerciales que cruzaban el Tigris.
Complejo Kukunjik.
Ascenso
como capital del reino.
Cuándo a
finales del siglo VIII a.C., el monarca asirio Senaquerib decidió trasladar la
capitalidad
desde la vecina Dur-Sharrukin a Nínive, se dio cuenta de que la ciudad
necesitaba un lavado de cara importante. Así, se acometieron grandes reformas,
incluyendo la construcción de amplias calles y plazas, fortificación y
agrandado de sus murallas y además la construcción de un grandioso acueducto y
un complejo sistema de 18 canales que surtían de agua a la población.
Pero sin duda la mayor de las obras de
Senaquerib es su omnipresente “palacio sin rival”, cuyo plano original ha sido
recuperado en su mayor parte. Sabemos con precisión de la increíble grandeza y
dimensiones de esta gran construcción, que probablemente ocupaba un área de más
de 40000 metros cuadrados y poseía hasta 80 grandes habitaciones, bastantes de
ellas repletas de esculturas y con las paredes cubiertas de relieves
escultóricos y crónicas acerca de las grandes victorias militares de su
constructor. Las entradas al complejo real estaban flanqueadas por grandes
estatuas de toros con alas y cabezas humanas. Sin duda, debía de resultar
impresionante a la vista.
A parte del gran palacio de Senaquerib, la otra
gran construcción que destaca en Nínive es la famosa biblioteca del palacio del
rey Assurbanipal, uno de los tesoros arqueológicos más valiosos del mundo
antiguo.
El más importante de los recientes
descubrimientos es la biblioteca de Assurbanipal. Contenía unas diez
mil tablillas en cuneiforme en las que se
describía la historia, leyes y religión de Asiria. Esto hace que sea uno de los mayores
tesoros de la literatura del mundo antiguo. La biblioteca contenía también
antiguos documentos acadios, que son los
documentos existentes más antiguos jamás encontrados, probablemente de la época
de Sargón
de Acad.
Nínive, una de las ciudades míticas de
Mesopotamia, se encuentra en la actual Tell Kuyunjik, en Irak. Habitada desde
el VII milenio a.C., durante el periodo Uruk (4000-3000 a.C.) estuvo en relación
con el sur mesopotámico. Durante el segundo milenio fue una ciudad importante,
gracias fundamentalmente a su templo dedicado a la diosa Ishtar.
Senaquerib, rey asirio, fue quien
la eligió como capital del Imperio a finales del siglo VII a.C., mandando
construir el magnífico palacio del Suroeste, decorado con relieves en piedra.
También hizo construir un arsenal, como en Kalhu y Dur-Sharrukin, ubicado en Tell Nebi Yubus, según la
tradición el lugar donde estuvo la tumba del profeta Jonás.
Asurbanipal cuarto rey de la dinastía
sargónida, convirtió Nínive en una de las ciudades más influyentes de la época,
pues a sus puertas llegaban caravanas comerciales desde la lejana India, y su
biblioteca llegó a ser la mayor de la Antigüedad, con miles de tablillas. En
esta época Nínive superó los cien mil habitantes. También Asurbanipal fue el
responsable de la construcción de otro palacio, el del Norte, en Tell Kuyunjik,
donde se encuentra el famoso relieve de la caza de los leones.
La pujanza de Nínive hizo que fuera objeto de
la codicia de sus vecinos. A la muerte de Asurbanipal, un combinado de tropas
compuesto por medos, escitas y caldeos la arrasaron, en el 612 a.C., siendo
saqueados sus palacios y destruidos sus templos, con la prohibición de no
levantar allí ningún otro edificio.
Las ruinas de Nínive permanecieron largo tiempo
en el olvido, sólo mencionadas por el Antiguo Testamento, hasta que a mediados
del siglo XIX Austen H. Layard descubrió que se correspondían con los tell
-colinas artificiales- que rodean la actual ciudad iraquí de Mosul. Desde
entonces ha sido objeto de varias campañas arqueológicas, que han sacado a la
luz numerosos restos -la mayoría de los cuales están en el Louvre y el British
Museum- y han permitido conocer el elevado nivel cultural que alcanzó esta
población.
Todas las paredes del palacio del rey
Assurbanipal aparece recubierto con bajorrelieves en los que se representan
campañas militares, expediciones, conquistas y temas animalísticos. En esta
escena vemos al rey, bajo dosel, presidiendo un desfile.
Relieve procedente del Palacio de Assurbanipal
en Kuyunjik, Nínive, representa el momento culminante de las escenas de lucha
contra los elamitas: el banquete. Vemos como el rey aparece recostado sobre un
diván en el acto de beber. Aparece junto a su esposa Assur-sharrat, ambos
rodeados por sirvientes y músicos. En la copa de uno de los árboles podemos
observar la cabeza decapitada del elamita Teumman, enviada a Nínive desde el
campo de batalla.
Escena procedente del palacio de Assurbanipal
en Kuyunjik, Nínive, con figuras y paisajes en una visión panorámica, que
representa una batalla del ejército asirio contra ciudades elamitas con
dinamismo, lo que contrasta con el paisaje geométrico.
Asurbanipal.
Detalle del rey blandiendo la lanza desde su carro para matar un león. De la
sala C del conjunto del palacio del noroeste de Nínive, Irak. Actualmente en el
British Museum (room 10c).
De entre todas las representaciones, tal
vez las del rey como cazador sean las más inquietantes para un público moderno.
El dolor que expresaban los animales cazados ya conmocionó a la sociedad
londinense cuando estos relieves fueron recibidos en Londres hacia finales de
la década de 1850. El público de la época victoriana, como el actual, estaba
educado en una actitud sentimental hacia los animales salvajes y recibió con
horror y compasión el dolor ejercido sobre los "pobres leones". Para
la mayor parte del público, los emperadores asirios se convirtieron en el
estereotipo de la brutalidad y los animales moribundos en el de las víctimas
trágicas y perseguidas.
Paradójicamente, escandalizó mucho más esta
crueldad que las innumerables representaciones de la guerra o de
prisioneros ejecutados o torturados. Esto es algo que también compartimos hoy
en día cuando la televisión, el cine, la fotografía o los videojuegos nos han
acostumbrado a convivir con estas imágenes del horror. Sin embargo, deberíamos
deshacer nuestros prejuicios y entender estos relieves como los interpretaría
un asirio. Para ellos, estas representaciones no transmitían un mensaje
negativo. El rey no era un cruel maltratador de animales sino un héroe, un
instrumento o sumo sacerdote de los dioses que a través del rito de la
caza destruía a las fuerzas del mal, que simbolizaban los leones. Con su acto
de sacrifico y valentía traía a sus tierras la abundancia y el orden divino.
Estas magníficos relieves fueron esculpidos en
grandes paneles de alabastro y piedra caliza, aproximadamente, entre el 875 y
el 620 a. C. Durante este período varios reyes asirios emprendieron vastos
programas de construcción de palacios reales en las ciudades asirias del alto Tigris
(norte de Irak actual) de Nínive, Nimrud, Khorsabad o Asur. Aunque
construidos con pobres ladrillos, los edificios se hicieron majestuosos porque
las salas principales se forraron con estas losas. Estos relieves tenían como
misión principal glorificar a los soberanos, pero también constituir el
principal elemento decorativo de salas y pasillos. Para contextualizarlos en su
verdadero esplendor no bastaría verlos en los museos habría que restablecerles
la policromía con la que estaban pintados, o recuperar los ladrillos vidriados,
los frescos, los tapices, las estatuas y el mobiliario que completaban el lujo
palaciego.
En 646 a. C., el rey asirio Asurbanipal encargó la construcción
en Nínive de un nuevo palacio para su gran capital, el conocido por los
arqueólogos como palacio norte. El palacio reales existente en la ciudad
(palacio sur), construido por su abuelo Senaquerib,
comenzaba a deteriorarse y Asurbanipal tenía
al menos un motivo adicional para erigir uno nuevo: el deseo de conmemorar sus
propios logros tras haber concluido dos guerras victoriosas. Una de ellas había
vuelto a poner a Babilonia bajo control asirio, y la otra había culminado con
el saqueo de Susa, una antigua potencia rival situada en el sur del actual
Irán. Por eso muchas de las salas se dedicarán a narrar en bajorrelieve estas
victorias militares, pero en algunas estancias se ilustrará otra faceta de la
personalidad del rey: su papel de Gran Cazador ante la divinidad, matando leones.
El lugar arqueológico
de Nínive frente a la actual ciudad de Mosul, Irak. Entremedias el río
Tigris. Los palacios de Senaquerib y Asurbanipal se levantaban en el tell
o colina Kuyunjik constituyendo una de las dos ciudadelas. Planos de las
excavaciones de la segunda mitad del siglo XIX.
Descripción del relieve de la sala C.
En un primer episodio,
el carro del rey se encuentra en un recinto cerrado. Los armeros se ocupan de
las armas reales, comprobando el estado de los arcos y las flechas, y los mozos
disponen los caballos en los carros. Un caballo permanece inmóvil con los ojos
muy abiertos mientras le ajustan el arnés; a la vez, otro se aparta resoplando,
consciente de los peligros que se avecinan. Es evidente el contraste entre el
afanoso ajetreo de los sirvientes y la dignidad del propio Asurbanipal,
erguido en su carro, con un enorme tocado y el brazo extendido para recibir sus
armas. Esta contraposición de la desapasionada actitud del rey como héroe
supremo y el caos del mundo que le rodea se ve acentuada cada vez más a medida
que avanza el relato.
Palacio norte de
Asurbanipal en Nínive, sala C. El rey en su carro atiende a los preparativos.
Unos asistentes (hacia donde mira el rey) están revisando las armas. Los
soldados calman a los nerviosos caballos. El ejército está formado rodeando al
rey.
Mientras el rey se
prepara para el combate, los leones son transportados en jaulas a una plaza
rodeada por soldados, pues ésta no es una verdadera cacería en la que el
soberano tenga que salir en busca de sus presas, sino un ritual en el que los
leones simbolizan las fuerzas del mal de las que el rey se compromete a
proteger a su pueblo. El rey parte a continuación con su carro, acompañado por
un conductor, dos guardias armados con lanzas y varios jinetes que le asisten.
Se suelta a los leones de las jaulas uno por uno, y una multitud de
espectadores sube a una colina para tener una buena vista, o huye presa del
pánico cuando el león logra escapar.
Palacio norte de
Asurbanipal en Nínive, sala C. El rey en su carro empieza el rito de la caza.
El pueblo se refugia en una montaña boscosa a contemplar el espectáculo. Uno de
ellos lleva una bota, algunos miran temerosos por encima del hombro.
Hay tres episodios
distintos de la actuación del rey: en uno de ellos tensa el arco y hiere
imperturbable a los leones con sus flechas, que vuelan por el aire. Los leones
caen, alcanzados una y otra vez; un león herido identifica a su adversario y se
abalanza sobre la parte trasera del carro, pero es rechazado por los guardias.
Luego el carro es atacado por otro león, que se agarra a una de las ruedas; el
rey entrega el arco a un guardia, empuña una lanza y atraviesa con ella la
cabeza de la fiera. Un tercer león consigue aferrarse a la parte trasera del
carro, pero el rey y sus guardias se vuelven y lo rechazan.
Palacio norte de
Asurbanipal en Nínive, sala C. El rey caza a un grupo de leones con arco desde
su carro, mientras sus ayudantes repelen a un león herido que ha saltado hacia
el carro. Caen los primeros leones.
El rey triunfa, como de
costumbre. La divinidad ha logrado derrotar al maligno, y todo está en orden en
el cosmos. Los escultores han creado una serie de imágenes que cumplen
escrupulosamente los preceptos asirios al mostrar al rey con una serenidad suprema
mientras los leones agonizan entre contorsiones. Así es como los asirios
entenderían estas escenas y así lo seguirán haciendo hasta que las fuerzas
enemigas tomaran y arrasaran Nínive en 612 a. C. Los paneles de alabastro
fueron quedando enterrados bajo los muros de adobe desmoronados, y la pintura,
de haberla, se borró por completo. El palacio de Asurbanipal se
hundió en el olvido hasta 1853, cuando el arqueólogo Hormuzd
Rassam descubrió los relieves de los leones y los envió al Museo Británico
de Londres.
Palacio norte de
Asurbanipal en Nínive, sala C. El grupo de leones de muerte más dramática entre
los que se encuentra la famosa leona moribunda que, aunque no tiene fuerza para
mover los cuartos traseros, aún puede rugir.
Para saber más de los
palacios y relieves asirios.
El fragmento de relieve formaba parte de una
representación escultórica más amplia, que celebra las victorias conseguidas
por el rey Asurbanípal (680-636 a.C.) contra los nómadas del desierto
siro-arábico y, en particular, contra las primeras tribus árabes de las que se
tiene noticia en la región. Se distinguen un dromedario (a la derecha), que
sostiene sobre la joroba a un árabe herido de muerte, y cuerpos de árabes
asesinados dentro de una tienda (abajo a la izquierda), que está a punto de ser
incendiada por un soldado asirio representado en el centro con la antorcha en
la mano.
Este fragmento de decoración proviene de la
"sala árabe" del Palacio Norte de Assurbanipal en Nínive e se une, en
la parte derecha, con un relieve conservado en el British Museum.
La biblioteca de Asurbanipal fue una
gran biblioteca en la ciudad asiria de Nínive, iniciada por el rey Sargón II,
que reinó desde el 722 al 705 a. C. y ampliada por el rey Asurbanipal
(669-627 a. C.). Se encontraba situada en el recinto del palacio.
Plano del palacio de Senaquerib, donde
se encontró la biblioteca.
La biblioteca consistía en una colección de
tablas hechas de arcilla, cubiertas de una escritura fina y apretada por ambos
lados. Se llegaron a reunir hasta 22.000 tablillas, encontradas bajo los
escombros del palacio real en Nínive. Fue famosa y muy considerada desde su
creación. Cuando los babilonios arrasaron Nínive al mando de Nabopolasar en el 612 a. C.,
destruyeron gran parte de su contenido.
Se trata de la colección más completa que se
conoce de escritura cuneiforme, un legado cultural dejado por el rey
Asurbanipal que, según las noticias escritas que se conservan sobre su vida,
mostró un gran interés por el saber y la ciencia de Mesopotamia y dio orden de
buscar y confiscar todas las tablillas posibles, sobre todo en Babilonia.
En algunas de las tablillas se hacía mención al
posible uso de algo similar al Tornillo de Arquímedes para elevar el agua,
junto a otras tablillas que hablaban de jardines. Eso trae la hipótesis de
Nínive como un posible emplazamiento de los míticos Jardines colgantes de
Babilonia.
Y sin embargo, a pesar de su grandeza, mientras
otras importantes ciudades de la antigüedad se mantienen (a duras penas) en
pie, de Nínive tan sólo conservamos sus ruinas y cimientos. La gran ciudad y
capital asiria fue olvidada muy pronto tras su violenta caída a manos de Medas
y Babilonios, hasta el punto de que cuándo el historiador griego Jenofonte pasa
cerca de su emplazamiento con los famosos 10.000 soldados helenos, ni siquiera
la menciona. Habría que esperar incluso a la época moderna para volver a desenterrar
sus secretos.
Ciudad de
Babilonia
Babilonia fue una antigua ciudad de la baja Mesopotamia.
Ganó su independencia durante la Edad Oscura, tras lo cual se convirtió en
capital de un vasto imperio bajo el mandato de Hammurabi (siglo XVIII a. C.).
Desde entonces se convirtió en un gran centro religioso y cultural. Aún en época
helenística, ya despojada de su segundo imperio y caída en desgracia frente a
otras grandes ciudades como Persépolis, Alejandro Magno quiso convertirla en su
capital. En el año 312 a. C. Seleuco I Nicátor trasladó la capitalidad del imperio
Seléucida a Seleucia, aposentada sobre el río Tigris y no sobre el Éufrates por
rapidez de las nuevas vías comerciales. Los babilonios fueron invitados a mudar
sus residencias. Para entonces la ciudad había entrado en franca decadencia,
siendo abandonada por la mayoría de sus habitantes poco después. A pesar de
ello se les permitió quedarse a los sacerdotes de Bēl -relacionados con el
templo de Año Nuevo-, y la ciudad funcionó como residencia real durante la
ocupación parta.
Actualmente sus ruinas, parcialmente
reconstruidas por Saddam Hussein a finales del siglo XX, se encuentran en la
provincia iraquí de Babil, 110 km al sur de Bagdad.
Originalmente la ciudad se llamaba Ká.dingir,
trascripción romanizada de la escritura cuneiforme del sumerio Ka-dingirra(k),
ocasionalmente escrito también Ká.dingir.ra y Ká.dingir.ma. Transliteralmente
significan Puerta de los dioses o Puerta del dios. Algunos autores han
relacionado este topónimo con Bãbil, también escrito Ba(b)bal, formas
preacadias. Posteriormente Ká.dingir fue traducido al acadio, resultando la
forma Bãb-ilim, que evolucionó en sus dialectos asirio y babilonio, a partir de
la dinastía casita, en una gran variedad de formas, como Bab-ilu y Bab-ilani,
de las cuales deriva la forma en antiguo griego Βαβυλών (Bab-ilu-on o Bab-il-on,
según textos), génesis de las actuales formas occidentales, como Babilonia (en español),
Babylon (en inglés) y Babylone (en francés).
La ciudad más antigua fue destruida por
Senaquerib, por lo que no conocemos su forma. Aunque es singularmente difícil
estudiar la ciudad anterior a Hammurabi debido a que está por debajo del nivel
freático del terreno, parece que fue una ciudad de provincias sin originalidad
arquitectónica ni urbanística. Sabemos que ya con la primera dinastía babilonia
se dotó a la ciudad de murallas.
La Babilonia de Nabucodonosor II
En el siglo VII a. C., con una extensión
cercana a las 850 hectáreas (unas 400 de ellas protegidas por el perímetro
interior de murallas), Babilonia se convirtió en la mayor ciudad de
Mesopotamia, superando a la capital asiria Nínive, que ocupaba unas 750
hectáreas.
La arqueología nos ha permitido conocer la
ciudad tal y como fue diseñada en tiempos de Nabucodonosor II. Entonces fue
reconstruida sobre su forma casi rectangular (unos 2400 m x 1600 m) posiblemente
influenciada por la ortogonalidad con la que los sumerios habían construido sus
canales para ampliar el territorio cultivable.
Fuertemente amurallada y dividida en dos zonas
de área desigual por el río Éufrates, esta planimetría data del año 2000 a. C.
El recinto descrito, a su vez, Nabucodonosor lo protegió con un segundo
cinturón amurallado, mucho más amplio y de geometría tendente al triángulo, a
lo que Nabónido añadió una muralla interior entre la ciudad y el río, creando
una nueva puerta para el paso por el puente al lado oeste de la ciudad; esto
había sido intentado ya por Nabopolasar y Nabucodonosor, quienes protegieron
ese flanco con murallas menores. En esencia, Babilonia era una sucesión de
recintos amurallados, unos dentro de otros, regulados geométricamente mediante
ángulos rectos y en los que incluso las viviendas reproducían en pequeño, con
sus muros escalonados y sus patios interiores, las formas de los templos y los palacios. Cabe decir que
este afán constructivo, que permitió a Babilonia albergar unos 500 000
habitantes en el siglo VII a. C., se centró casi exclusivamente en la capital,
mientras que el resto del imperio estaba sumido en un proceso de
desurbanización.
Planta de la ciudad de babilonia en
época de Nabucodonosor II (604-592 a. C.)
Defensas
La muralla del recinto interior consistía en un
doble cinturón defensivo de 7 metros de anchura, al que se le añadía un foso
conectado con el río que la rodeaba. El espacio entre los dos muros, de unos 12
m, estaba rellenado con tierra en toda su altura. Había una torre cada más o
menos 50 m, con lo que se calcula que hubo cerca de 350. La defensa se
completaba con rejas de hierro sumergidas en el Éufrates, allí donde terminaban
las murallas, para evitar que el enemigo pudiera vadear el río por sus zonas
menos profundas. Las murallas, en ese punto, se protegían del efecto del agua
untándose con brea.
El río jugaba un papel importante en la defensa
ya que, además de la utilización de sus aguas para crear los fosos, constituía
una barrera natural para el recinto exterior, bordeando uno de sus lados.
Trama
viaria
La ciudad estaba cruzada por canales y una
trama viaria en la que destacaba la avenida de las Procesiones, una vía
paralela al río que dejaba entre éste y ella misma los principales espacios
militares, palaciegos y religiosos de la ciudad, incluyendo los jardines
colgantes, el recinto dedicado a Marduk y el palacio real. Al norte, en torno a
la Puerta de Ishtar, se levantaba un abigarrado complejo defensivo y palaciego
que incluía la propia puerta, en realidad más una fortificación en sí que una
simple puerta, los palacios del Norte y del Sur y las fortalezas del Este y del
Oeste. Las demás calles del recinto interior tomaban direcciones paralelas u
ortogonales al río, creando una malla regular extraña en la baja Mesopotamia.
Varias de ellas recibían el nombre de divinidades, y algunas se acompañaban de
leyendas o eslóganes.
Tejido
residencial
Las viviendas eran típicamente mesopotámicas.
De dos o tres plantas, estaban focalizadas hacia patios interiores, con pocas
ventanas al exterior y cubiertas planas. Al igual que toda la ciudad el
material más utilizado en su construcción era el adobe pintado para los muros,
con pilares interiores de madera de palmera. Son excepcionales las grandes
dimensiones de muchas de ellas, lo que da una idea de la prosperidad de la
ciudad neobabilónica, aunque su arquitectura no tiene especial relevancia.
Zonas
La ciudad interior estaba dividida en diez
grandes manzanas, barrios o cuartos que recibían nombres propios. Cinco de
ellos aparecen en las fuentes helenas: Shuanna, Eridu y Te.e (o Te.eki) al este
del Éufrates y Tuba y Komar (o Kumar) al oeste. Los otros son Kadingira (o
Kadingirra), Kuliab y la Ciudad Nueva al este, y Bãb-Lugalirra y Nu[...]al
oeste. El recinto exterior estaba dividido en distritos, de los cuales se han
distinguido cuatro. Había además suburbios situados dentro y fuera de la
muralla exterior. La necrópolis se situaba al oeste de la ciudad, fuera de
ella.
Puertas
Las puertas del perímetro amurallado interior
de la época de Nabucodonosor II, con una sola excepción, recibían nombres de
dioses. Las entradas eran llamadas de Ishtar, de Marduk, de Shamash, de Adad,
de Enlil, de Zababa, de Urash y real. En época de Nabónido, con la construcción
de la muralla del río, se añadió la Puerta del Puente.
Monumentos
Religiosos
De acuerdo con los textos existieron 43
santuarios en Babilonia Nabopolasar tímidamente y Nabucodonosor II a gran
escala emprendieron una ambiciosa reconstrucción y un embellecimiento de los
templos, labor continuada en algunos edificios por Nabónido. Los más
importantes fueron los siguientes:
Etemenanki: Zigurat de la ciudad, situado al
norte de Esagila, junto al centro geométrico de la ciudad, con lo que la
dominaba; esto se interpreta como una preponderancia del poder religioso.
Poseía sus propias defensas y anejos. Dedicado a Marduk, la deidad local, ha
sido reiteradamente identificado como la bíblica Torre de Babel. En el año 323
a. C. Alejandro Magno ordenó demolerlo para volver a reconstruirlo enteramente.
Su muerte, sin embargo, inhabilitó su reconstrucción. Se conservan su planta y
restos de tres anchas escaleras. Protegido por un perímetro amurallado dentro
del cual había otros edificios, destacaba en éste la llamada Puerta Sagrada o
Puerta Cerrada, que daba directamente a la Avenida de las Procesiones y que
sólo se abría durante dos meses al año, con motivo de las procesiones en honor
de Marduk.
Etemenanki (El templo de la
creación del cielo y de la tierra) era el nombre de un zigurat dedicado a
Marduk en la ciudad de Babilonia en el siglo VI a. C. de la dinastía
caldea. Originalmente de siete pisos de altura, pocos restos permanecen en la
actualidad. El Etemenanki fue popularmente identificado con la Torre de Babel
en cuya cúspide estaba la Esagila que era el templo de Marduk.
No se sabe exactamente cuándo fue construido
Etemenanki, pero probablemente existía antes del reino de Hammurabi (hacia
1792-1750 a. C.). Se piensa que el poema sobre la creación de
Babilonia Enûma Elish fue escrito durante o poco tiempo después del reinado de
Hammurabi; dado que el poema menciona al Esagila, el templo de Marduk, siendo
creado inmediatamente después de la creación del mundo, e intuye la existencia
de Etemenanki, se presume que ambas existían durante al menos 100 años del
tiempo en el que escribió este poema, pero también debe de estar escrito mucho
antes, ya que los autores también ignoran cuándo exactamente lo construyeron.
La ciudad de Babilonia fue destruida en
689 a. C. por Senaquerib, quien dice haber destruido el Etemenanki.
La ciudad fue restaurada por Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor II. Costó 88
años en ser reconstruida. Su característica central era el templo de Marduk (Esagila),
para el cual estaba relacionado el zigurat Etemenanki. Esta fue reconstruida
por Nabucodonosor II. Los siete pisos del zigurat alcanzan una altura de 91
metros y contiene un templo en la cima.
A pesar de las fabulosas imágenes que existen,
tanto en la literatura como en el arte, sobre la famosa torre de Babel (el gran
zigurat de la ciudad de Babilonia, dedicado a Marduk), no se ha encontrado
ningún zigurat levantado en forma íntegra y completa.
"Sin embargo, tanto la antigua
documentación en escritura cuneiforme como las imágenes conservadas y los
restos arqueológicos nos permiten reconstruir algunas de sus características:
un zigurat era un monumento con una base de planta cuadrada o rectangular,
construido en forma de alta terraza, escalonado en varios niveles -tres, cuatro
o siete-, en el último de los cuales se erigía una capilla o un templo. El
núcleo se construía con adobes secados al sol, revestidos con una gruesa capa
de ladrillos cocidos en hornos. El templo en la cima, al que se accedía a través
de escaleras situadas de forma perpendicular a la fachada o adosadas a ésta,
era de ladrillos esmaltados".
El Etemenanki fue representado en una tablilla
cuneiforme en Uruk de 229 a. C., una copia de un texto más antiguo
(ahora en el Museo del Louvre de París). Define la altura de la torre como de
91 metros, con una base cuadrada de 91 metros de lado. Esta estructura de adobe
fue confirmada por excavaciones conducidas por Robert Koldewey desde 1913. Se
descubrieron largas escaleras en el sur del edificio, donde un triple pasillo
se conectaba con la Esagila. Un pasillo más largo, al este, conectaba el
Etemenanki con el camino sagrado procesional (reconstruido en el Museo de
Pérgamo, en Berlín).
Existen también reseñas antiguas que describen
la construcción, como el relato de Heródoto y sobre todo la tablilla llamada
"del Esagil", conservada en París en el Museo del Louvre, copiada en
el año 229 antes de nuestra era de un documento antiguo que describía el estado
de la torre. De una altura de aproximadamente 90 m, el edificio piramidal tenía
siete pisos, hechos de muros con resaltos, sin duda verticales. El último piso
tenía instalaciones para el culto, adornadas con ladrillos esmaltados azules,
imitando el color del cielo.
Construida con esfuerzo, a lo largo de muchos
reinados, sobrevivió poco tiempo. Babilonia, que cayó en 539 bajo la dominación
persa, se rebeló en 482. Jerjes, que la puso nuevamente bajo su autoridad, tomó
represalias que causaron serios daños al monumento. Un siglo y medio más tarde,
en 331, Alejandro el Grande estableció su capital en Babilonia, y cuando vio la
torre en ruinas, trató de restaurarla. Pero ello le demandó tanto trabajo, que
renunció a su proyecto.
A continuación, la torre sirvió de cantera a
los constructores de los alrededores, que la redujeron a un montículo informe.
Sobre ella se construyó un edificio y, cuando éste se desplomó, cubrió las
ruinas de la torre inicial, escondiéndola por muchos siglos.
Esagila: Complejo religioso
dedicado a Marduk. Los babilonios pensaban que estaba construido en el lugar
donde había nacido toda vida en la creación del mundo, y sobre el apsû, el
Submundo acuoso, y que era una conexión con el mundo del dios Anu. Destruido
por Senaquerib y ruinoso en la época neobabilónica, fue cuidadosamente
reconstruido por orden de Nabopolasar y especialmente de Nabucodonosor II,
quien también ordenó restaurar una famosa estatua de oro del dios.
Estaba situado al sur del zigurat Etemenanki,
conocido en la tradición judeocristiana como Torre de Babel. En el templo se
rendía culto a la imagen de Marduk, rodeada por las imágenes de culto de todas
las ciudades que se habían rendido a la hegemonía del Imperio Babilónico desde
el siglo XVIII a. C.; había también un pequeño lago, llamado Apsu (o
Abzu) por los sacerdotes babilonios. Este Apsu, era una representación de Enki,
padre de Marduk, que como dios de las aguas, vivía allí, pues se consideraba
que era el origen de todas las aguas dulces sobre las que flotaba la tierra.
Los babilonios celebraban las fiestas del Akitu
para recordar que Marduk había creado el orden en el universo. El santuario
Esagila, según el Enuma Elish, sería el hogar de todos los dioses bajo el
patronazgo de Marduk y, por tanto, el centro del universo.
El complejo Esagila, completado por
Nabucodonosor II era el centro de la ciudad de Babilonia. Comprendía un gran
patio de unos 40 x 70 m, que contenía otro más pequeño de unos 25 x 40 m, y
finalmente, una capilla central, consistente en una antesala y una sala
principal, donde estaban las estatuas de Marduk y Serpanitu.
Según Heródoto, cuando Jerjes I saqueó la
ciudad de Babilonia, en 482 a. C., desacralizó el templo de Esagila
al llevarse una de sus estatuas. Alejandro Magno ordenó su restauración, por lo
que el templo se mantuvo a lo largo del siglo II a. C., como uno de
los últimos baluartes de la cultura babilonia, al igual que la escritura
cuneiforme. Bajo el Imperio Parto, Babilonia fue gradualmente abandonada y el
templo cayó en ruinas durante el siglo I a. C.
Templo del Año Nuevo: Estaba situado al norte
del recinto interior, entre la avenida de las Procesiones y el río. En él se
celebraba la fiesta de Akitu, equivalente al comienzo del año, en honor de
Marduk. La fiesta, que duraba varios días y en la que participaba el propio rey,
era considerada de máxima importancia, de modo que su no celebración se
registraba con temor en los anales. Aún en el año 205 a. C. Antíoco III el
Grande, rey seléucida, participó en las fiestas de Año Nuevo de Babilonia.
Templo de
Ishtar de Agadé:
Uno de los templos dedicados a Ishtar de la ciudad, situado en medio de un área
residencial.
Templo de
Nabu:
Situado en el recinto interior, cerca de la puerta de Ishtar y al oeste de la
Avenida de las Procesiones, fue construido en adobe. Los suelos y el patio se
cubrieron de betún, mientras que los muros del altar se decoraron con motivos
geométricos. En base al análisis de su planta se cree posible que funcionase
como escuela o seminario.
Palacios y fortalezas
En la antigua Mesopotamia había dos grandes poderes
institucionales, la realeza y la religión, reflejados en sendos complejos
edificatorios, el palacio y el templo. Mientras que el templo ocupaba el lugar
más elevado, el palacio solía situarse cercano al centro de la ciudad, y
funcionaba tanto de residencia como de salón del trono y administración.
Normalmente se protegía fuertemente, haciéndose difícil la distinción entre
palacio y fortaleza.
Puerta de Ishtar: Recinto abovedado y
fuertemente fortificado que servía de entrada norte al recinto interior
amurallado de Babilonia. Suponía el inicio de la famosa Avenida de las
Procesiones, que recorría la parte monumental de la ciudad. Estaba decorado con
los característicos ladrillos vidriados de color azul que mostraban imágenes de
leones y grifos. Muestra un refinamiento acusado respecto al arte asirio en su
decoración, tanto en los motivos figurativos como en los abstractos.
La Puerta de Istar (o de Ishtar)
fue originalmente una de las 8 puertas monumentales (14 metros de altura por 10
de ancho) de la muralla interior de Babilonia, a través de la cual se accedía al
templo de Marduk, donde se celebraban
las fiestas propias del año nuevo. El nombre de Istar lo recibe de la diosa del mismo nombre a la cual estaba
consagrada.
Fue construida en el año 575 a. C. por Nabucodonosor II en el lado norte de la
ciudad. Se compone de adobe y cerámica vidriada, la mayoría de color verde
debido a las esmeraldas (lo que la hacía
contrastar fuertemente con todos los edificios de su alrededor), mientras que
otros son dorados o rojizos. Estos últimos se disponen dibujando la silueta de dragones, toros, leones y seres mitológicos. La parte inferior y
el arco de la puerta están decorados por filas de grandes flores semejantes a margaritas. La Puerta de Istar
contaba también originariamente con dos esfinges dentro del arco de la puerta, que se
han perdido hoy en día.
Los restos de la puerta original fueron
descubiertos en Babilonia durante las campañas arqueológicas alemanas de 1902 a 1914. La mayoría se
trasladó a Alemania, donde se reconstruyó la puerta en el Museo de Pérgamo de Berlín, en 1930, lugar en el que
actualmente se expone. Algunos de los relieves originales de leones, dragones y
toros se encuentran actualmente en el Museo Arqueológico de Estambul, el Instituto de Artes
de Detroit, el Museo Metropolitano de
Arte de Nueva York, el Instituto Oriental de
Chicago,
el Museo de la Escuela
de Diseño de Rhode Island
y el Museo
de Bellas Artes
de Boston.
Durante el gobierno de Saddam Hussein en Irak, se comenzaron a
reconstruir grandes zonas de la vieja Babilonia, entre ellas la Puerta de
Istar, cuya réplica se levantó sobre el
antiguo emplazamiento de la original. El plan era convertirla en la puerta de
acceso a un nuevo museo arqueológico iraquí que nunca llegó a construirse.
Actualmente, la réplica se encuentra bajo la
responsabilidad de la 155ª Brigada de Combate del Ejército de Estados Unidos, cuyo campamento se
encuentra dentro de las murallas de Babilonia.
Palacio del Norte: Parte de la ciudadela
creada en tiempos de Nabucodonosor II, contenía una suerte de museo, un
inventario de antigüedades recopiladas por los reyes Nabopolasar (afirmación
discutida), Nabucodonosor II, Nabónido y Darío I.
Palacio
del Sur,
palacio del Este, palacio Real o palacio de Nabucodonosor II: Inmenso complejo,
a modo de ciudadela, situado entre la puerta de Ishtar, la Avenida de las
Procesiones, el río Éufrates y los Jardines Colgantes. Disponía de tres grandes
patios interiores y otros dos menores. Fue sucesivamente ampliado por
Nabucodonosor II, quien instaló allí su salón del trono, al cual se accedía por
el último de los patios. Su planta, un rectángulo de unos 275 x 183 m, contenía
un espacio laberíntico que contrastaba con la regularidad urbana de la ciudad.
Además del salón del trono, de unos 52 x 17 m y decorada con azulejos
policromados y bajorrelieves, contenía oficinas administrativas, el harén real,
barracas y habitaciones para el rey y su servicio.
Palacio
de Darío o palacio persa: El palacio o ciudadela sur, residencia y trono de los
gobernantes neobabilónicos, sirvió igualmente para los persas, quienes
añadieron otro palacio al complejo, construido durante el reinado de Darío I,
entre los años 498 y 496 a. C.. Fue residencia real de Jerjes.
Fortaleza
del Este:
Recinto fortificado simétrico al palacio del Norte respecto de la puerta de
Ishtar.
Fortaleza
del Oeste:
Palacio-fortaleza mandado edificar por Neriglisar a la orilla del Éufrates.
Según el historiador griego Diodoro Sículo destacaba por su decoración, pues
estaba ornamentado con impresionantes pinturas y esculturas.
Palacio de Verano: Segundo palacio real
construido por Nabucodonosor II, situado en el extremo norte de la ciudad,
junto al río y la muralla exterior. El montículo que sobre él ha formado el
tiempo recibe el nombre de Babil. Aún estaba en uso en época helenística.
Recontrucción ideal del itema defensivo
de Babilonia y la Puerta de Ishtar
Los Jardines Colgantes de Babilonia eran
considerados una de las Siete
Maravillas del Mundo Antiguo, y fueron construidos en el siglo VI a. C.
durante el reinado de Nabucodonosor
II en la
ciudad de Babilonia (la Babel de los textos
bíblicos), a orillas del río Éufrates
(Mesopotamia). Las aguas para regar las plantas eran traídas desde las orillas
del río Éufrates, que se encontraba en las faldas de la montaña. En los
jardines se plantaban palmeras y árboles frutales, como el dátil y los cocos.
Se cree que sus diseños y construcciones se
iniciaron en 605
a. C., por
orden del rey Nabucodonosor II de la dinastía caldea del Imperio neobabilónico, como muestra de amor
hacia su esposa Amytis, hija de rey Ciáxares del Imperio medo (Media o "Umman
Manda"), para recordarle a las montañas de su tierra.
Una leyenda similar con menor sustento
histórico, expresa lo siguiente: hacia el año 600 a. C., Sofía II,
reina de los caldeos, quiso regalar a su
esposo Octavio
V, hijo
del rey de los medos, algo que demostrara
su amor por él y le recordara las hermosas montañas de su florida tierra, tan
diferentes de las grandes llanuras de Babilonia.
Según otra leyenda, en cambio, los jardines
habrían sido creados en el siglo IX a. C. Cerca de 810 a. C., reinaba
Sammuramat en Asiria y Babilonia,
llamada Semíramis por los griegos, viuda
de Shamshiadad
V, y
regente de su hijo Adad-nirari
III. Fue
una reina valiente. Se dice que conquistó India y Egipto, pero no resistió que
su hijo conspirara para derrotarla, y se suicidó.
Los jardines pertenecían a la Mesopotamia
antigua y se cuentan entre las siete maravillas del mundo antiguo.
Los jardines estaban junto al palacio del Rey,
contiguo al río, para que los viajeros los pudieran contemplar, ya que el
acceso al pueblo estaba prohibido. En
la más alta de las terrazas se situaba un depósito de agua desde el cual corrían
varios arroyos.
Los Jardines Colgantes de Babilonia no
"colgaban" realmente en el sentido de estar suspendidos por cables o
cuerdas. El nombre proviene de una traducción incorrecta de la palabra griega kremastos
o del término en latín pensilis, que no significa precisamente "colgar"
pero si "sobresalir", como en el caso de una terraza o de un balcón.
El geógrafo griego Estrabón, quien describió los
jardines en el siglo
I a. C.,
escribió:
“Éste
consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que descansan sobre
pilares cúbicos. Estas son ahuecadas y rellenas con tierra para permitir la
plantación de árboles de gran tamaño. Los pilares, las bóvedas, y las terrazas
están construidas con ladrillo cocido y asfalto.”
Las excavaciones arqueológicas más recientes en
la antigua ciudad de Babilonia, en el actual territorio de Irak destaparon el
asentamiento del palacio. Otros hallazgos incluyen la construcción abovedada
con paredes gruesas y una irrigación cerca del palacio meridional.
Un grupo de arqueólogos examinó el área meridional
del palacio y recreó la construcción abovedada como los Jardines Colgantes. Sin
embargo, el historiador griego Estrabón
había indicado que los jardines estaban situados en el río Éufrates, mientras que la
construcción abovedada está alejada varios cientos de metros. Reconstruyeron el
lugar del palacio y localizaron los jardines en el área que se extendía del río
al palacio.
En la orilla del río, las paredes recientemente
descubiertas de 25 metros de espesor pudieron estar escalonadas en forma de
terrazas, tal como las describen las referencias griegas. Sin embargo, hay
pocas pruebas para cualquiera de estas teorías, pues no se menciona nada en los
numerosos documentos babilónicos de la época.
Jardines colgantes
Reconstrucción ideal de Babilonia
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