Las civilizaciones del Mar Muerto
Gerasa – Qumrán y los “rollos del Mar Muerto” – Massada –
Petra y los nabateos – La pentápolis bíblica: Sodoma y Gomorra.
El Mar Muerto se encuentra a unos 80 kilómetros al este del Mediterráneo,
ubicado entre Israel, Jordania y el territorio Palestino; flanqueado por
montañas al este y por las colinas de Jerusalén hacia el oeste, dando al
paisaje una belleza casi de otro mundo.
Su cuenca está situada a más de 400 metros bajo el nivel del mar, resulta
ser la zona más hundida de la superficie de la Tierra.
En la orilla norte del Mar Muerto se encuentran tan sólo unos pocos restos
de asentamientos humanos. En cambio, en la costa sur la presencia del hombre ha
sido evidente desde siempre, sabiéndose que las gentes que aquí vivían en
épocas antiguas se dedicaban a extraer los ricos minerales que se hallaban en
las partes menos profundas de las aguas de este mar. Hoy día, cerca de la
ciudad de Sedom, los israelíes han construido un complejo sistema de canales,
cuencas de evaporación y fábricas para la obtención de potasio, magnesio,
cloruro cálcico, bromuro, cloruro sódico y otros compuestos químicos que se
pueden extraer de las sales del Mar Muerto.
La verdadera importancia de este lago salado está en el papel que ha
desempeñado en la historia, y no sólo en la local, sino en la historia de toda
la humanidad en el aspecto político, económico y religioso. En efecto, en
épocas prehistóricas el Mar Muerto fue un punto vital en las rutas migratorias
de los pueblos. Más tarde fue uno de los principales caminos comerciales del
mundo antiguo, la vía por donde pasaba la mayor parte de las mercancías de
aquellos tiempos.
Pero ese mismo camino se convirtió en ruta de guerra al ser utilizado
también por los ejércitos invasores que se desplazaban entre Siria y Egipto.
Mas donde el Mar Muerto figura en lugar preeminente es en la historia bíblica.
La moderna ciudad de Sedom, en el extremo meridional del lago, está cerca de
las sumergidas ciudades de Sodoma y Gomorra, dos de las “malvadas ciudades de
la llanura”, a las que se refiere el Génesis.
Gerasa
Durante el período neolítico, durante el séptimo milenio antes de Cristo y en la primera edad de Bronce (es decir, en el periodo cananeo) el lugar denominado Gerasa estaba inhabitado.
Durante el período neolítico, durante el séptimo milenio antes de Cristo y en la primera edad de Bronce (es decir, en el periodo cananeo) el lugar denominado Gerasa estaba inhabitado.
El origen de Gerasa
parece ser semítico, así lo testifica su primera ocupación, aunque la primera
mención de la ciudad aparece durante el período helenístico, cuando fue llamada
"Antioquía" sobre la ribera de Chrysorrohas, indicando que el
asentamiento helenístico fue establecido bajo la dinastía seleúcida. Esta
dinastía fue fundada por Antioco IV, pero una leyenda griega atribuye su
establecimiento a Alejandro Magno.
La jurisdicción de la
ciudad se extendía al sur más allá del Yabok, por el norte al otro lado del río
Yabis, por el oeste cerca de Negev y por el este con el desierto.
Durante el final del
reino seleúcida, el centro de Gerasa estaba gobernado por Zenón y Teodoro, los
gobernantes de Filadelfia (Amán), hasta que fue conquistada por Alejandro
Janneo. Así permaneció en poder de los amoneos, hasta el tiempo de Pompeyo.
Después una comunidad de judíos comenzó a vivir en la ciudad y mantenía
relaciones de amistad con sus habitantes.
Bajo Roma el papel
importante de la autonomía de la ciudad de Gerasa fue incrementando,
especialmente después de la conquista del reino nabateo por Trajano (105 d. C.)
y la organización de la provincia de Arabia.
Es bajo el emperador
Adriano, que visita la ciudad en el 129/130, cuando Gerasa comienza a crecer, a
desarrollarse y posee espléndidas edificaciones.
En tiempo de Caracalla,
en la tercera centuria, le fue conferido el título de colonia romana.
La localización de
Gerasa fue un problema hasta el año 1895 en que se estudió arqueológicamente.
Posteriormente durante
los años 1928 y 1934 se desarrollan excavaciones sistemáticas. Porque la
derivación del nombre a partir de ge'rontej (veteranos) de Alejandro Magno que
habrían sido asentados allí es una mera especulación etimológica. Otra cosa es
que ciertamente la ciudad fue fundada como una ciudad griega por Alejandro
Magno. La fundación está atestiguada por una moneda de la ciudad que
corresponde al reinado de Cómodo y sobre todo por la existencia en la misma
ciudad de una imagen de Perdicas. Este hecho sugiere que dicha ciudad fue
fundada por el emperador griego, sobre todo porque es sobre la estatua de
Perdicas donde aparece la moneda con la inscripción: "Alejandro de los
macedonios fundador de Gerasa".
La ciudad existía en el
siglo II a C. y es mencionada por primera vez en un contexto narrativo durante
el reinado de Alejandro Janneo quien la conquista al final de su reinado, como
ya hemos indicado.
Gerasa (Jerash) y la Decápolis
Gerasa, denominada por
los griegos Garshu, llevaba muchos años siendo un enclave estratégico en la
zona. La aparición de los helenos por aquí, en tiempos de Alejandro Magno,
asentó las poblaciones de la zona en el camino del crecimiento y el gran
general romano Pompeyo, cuando en el 64 a.C. recorrió la futura provincia
romana de Siria, halló ciudades con un desarrollo óptimo. Los romanos cambiaron
el nombre a Garshu, Gerasa sería parte de la nueva provincia, en los antiguos
terrenos de los nabateos. Era el 106 d. C. y Gerasa iba a entrar en su mejor
época.
Además, Gerasa formaba
parte de un club muy selecto desde los tiempos griegos: la Decápolis, una
asociación de mutuo beneficio de diez ciudades de la zona, que colaboraban
entre sí en aspectos relacionados con el comercio, la economía o la cultura.
Junto a Gerasa estaban, en el territorio jordano de hoy, Philadelphia (la
actual Ammán), Pella y Gadara (la actual Um Quais). A ellas se le unían
Escitópolis e Hippos (en Israel) y repartidas por Siria Dion, Canatha, Raphana
y la capital, Damasco. Curiosamente, para la Decápolis el periodo romano fue el
de mayor prosperidad, convirtiéndose en auténticas ciudades estado que se
beneficiaron de las calzadas romanas, del impulso urbanístico de Roma y de la
forma de gobierno de ésta.
Por ello, cuando
Adriano (que gobernó Siria antes de ser emperador) cruzó el Arco al que daría
nombre, se encontró con una ciudad muy importante. Los cultivos y las minas de
Ajlun le proporcionaban riqueza y más de veinte mil habitantes la disfrutaban.
Otra cosa es lo que vino después, la razón por la que entre el arco y la
muralla defensiva Gerasa no tuvo la oportunidad de crecer.
El Arco, por cierto,
está en fase de recuperación. La cara orientada al Sur ya está parcialmente
recuperada, con su precioso frontón señoreando el paisaje. El contraste con la
cara norte, aún sin "tejado" es notorio, más cuando los restos de
este frontispicio están repartidos en el suelo que lo circunda, preparados para
ser reintegrados en su lugar de origen. Satisface encontrarse con éstas
iniciativas, que tienen continuidad en otros edificios de Jerash. Columnas con bases de
acanto y empotradas en las paredes separaban los tres pasos de entrada, sobre
los que se disponían hornacinas hace mucho tiempo abandonadas por las
esculturas que las ocupaban.
Inmediatamente a la
izquierda del arco se sitúa la entrada al antiguo circo/hipódromo. Quince mil
espectadores debieron poblar sus gradas en los mejores momentos del siglo II d.
C. El hipódromo ha sido totalmente restaurado porque en él se realizan hoy
luchas de gladiadores (no hace falta decir que simuladas), carreras de caballos
y de cuadrigas... todo en ello en uno de los hipódromos más pequeños que hay
(sólo tenía 10 puertas de acceso frente a las 12 habituales) pero que resulta
asombroso (al fin y al cabo son 245 metros de largo y 51 de ancho).
Su interior muy posiblemente sirvió también como área de entrenamiento del
ejército, como zona de ocio y como área de descanso para caravanas, habiéndose
hallado cuadras de caballos y dromedarios en sus terrenos. Un anuncio en la
entrada facilita información sobre el espectáculo que está a punto de comenzar,
pero no nos quedamos, continuamos hacia la verdadera entrada de la ciudad.
Por cierto, que enfrente del hipódromo se sitúa la entrada a las catacumbas
de Gerasa, evidentemente fuera de la propia ciudad. Los restos de una
capilla prevista para la incineración de cuerpos completa este pequeño apartado
funerario extramuros.
Qumrán
Se encuentra en la
costa noroeste del mar Muerto, cerca de Jericó. En una cueva de los acantilados del
desierto de Judea, al sur de Qumrán, los beduinos hallaron en 1947 los primeros
rollos del mar Muerto. A raíz de este descubrimiento se iniciaron las
excavaciones de la ciudad (1951-1956), quedando al descubierto un complejo de
edificios datados en el periodo
del Segundo Templo.
La ubicación, los rollos, las vasijas, etc. hacen pensar en una ocupación
esenia de la ciudad, teoría apoyada por Plinio
el Viejo.
El asentamiento fue destruido durante la guerra judía contra Roma (68 d.C.) y
nunca más fue repoblado.
A finales del periodo
del Primer Templo
(s. VIII-VII a.C.) se estableció el primer asentamiento, pudiendo tratarse de
una pequeña granja fortificada o fuerte judío. Se han planteado otras teorías;
lugar de parada de caravanas o residencia de invierno para algunos acaudalados
de Jerusalén. Se la ha identificado
como la Ciudad de la Sal o Secaca.
A finales del siglo II
a.C. bajo reinado del rey hasmoneo Juan
Hircano I,
la ciudad se renovó, restauró y amplió y, a comienzos del siglo I a.C., se
construyó un acueducto que traía el agua a Qumrán, llenando las numerosas
cisternas con las que contaba.
Esto era vital para un
asentamiento permanente, pues las temperaturas en verano eran muy altas y
apenas llovía. La planimetría de la ciudad nos muestra un asentamiento formado
por escaso número de barrios residenciales, con casas de piedra y techos de
madera, paja y estuco, y grandes salones con funciones públicas. La entrada
principal estaba situada al norte y contaba con una torre de vigilancia que se
elevaba por encima del resto de edificios, sirviendo como punto de observación
y protección.
Tenía, además, una
habitación construida a lo largo de sus paredes que servía, probablemente, como
punto de reunión para los miembros de la comunidad y lugar de estudio de la Torá. Las murallas estaban
hechas de piedras y revestidas de estuco. El edificio principal de Qumrán tenía
varias habitaciones dispuestas en torno a un patio central. Otras estructuras
encontradas han sido identificadas como bodegas, cocinas, un taller de
fabricación de vasijas y baños rituales o Mikvaot. Un terremoto (31 a.C.) dañó
seriamente los edificios, siendo inmediatamente abandonada, hasta el siglo I
d.C., cuando miembros de la comunidad regresaron y se establecieron allí,
llevando a cabo la restauración de los edificios antiguos. Muy pocos eran los
miembros de la comunidad que vivían siempre en Qumrán. La mayoría sólo iba con
la celebración de festividades y eventos comunitarios, alojándose en carpas,
cabañas y cuevas de las proximidades. Junto a la ciudad se ha encontrado un
cementerio con alrededor de mil tumbas individuales, muy simples y cubiertas
con piedras.
Durante el periodo del
Segundo Templo se escribieron una serie de rollos que fueron ocultados en
cuevas naturales cuando el ejército romano se estaba acercando a la ciudad. El
clima seco los ha preservado por espacio de 2.000 años. Entre 1950-1960 las cuevas fueron estudiadas y
excavadas, encontrándose los documentos en pergamino; incluyen copias de todos
los libros de la Biblia, excepto el rollo de Ester. El más famoso de ellos es
el rollo completo de Isaías, escrito entre el siglo II a.C. y el año de la
destrucción del lugar (68 d.C.), como ha confirmado un estudio de radiocarbono
de un pergamino. También se han encontrado restos de textos esenios, cuyo
centro espiritual estaba situado en ese lugar, 200 años antes de la destrucción
de Jerusalén y del Templo.
La construcción
original data del siglo VIII a. C. y duró abandonada varios siglos
antes de ser reutilizada por los esenios; era una pequeña fortaleza, con
algunas habitaciones en el interior y una cisterna circular para el
abastecimiento de agua. Autores creen que era el sitio que algunos escritos
antiguos llaman Secacah. Lo que quedaba en pie, fue ocupado por una comunidad
hacia el 135 a. C. o unos años antes, cuando se añadieron dos
cisternas rectangulares, una red de acequias, y dos hornos de alfarería. Los
escritos de la comunidad, se refirieron desde entonces al sito como Damasco.
Hacia el
100 a. C. la construcción fue ampliada notablemente para servir a un
número mayor de personas. Fue construido un sistema mucho más complejo de
abastecimiento de agua alimentado por una corriente estacional que corría
cerca, y llevado por un túnel y canales hacia grandes cisternas de
almacenamiento, tres de ellas enormes.
Se levantó una torre
maciza cuadrada que protegía la entrada, y se construyeron también depósitos y
salones amplios, uno de ellos con bancos a lo largo de las paredes, apto para
reunir muchas personas y otro, al lado, con una cocina y una despensa adyacente,
vajillas y otras señales de haber servido como comedor. La mayoría de las
personas que usaban estos salones no tenían instalaciones adecuadas para
residir permanentemente allí, por lo que se supone que una parte habitaba
extramuros, en campamentos en Ayin Feshja y sitios cercanos, donde hombres y
mujeres practicaban labores agrícolas o pastoriles para garantizar su sustento,
tal y como lo exigían las propias reglas de la comunidad encontradas en las
cuevas.
Mapa de Qumrán después de las
excavaciones realizadas por R. De Vaux y L. Hading (1049-1956). En azul se
muestra el complejo sistema de cisternas: canales, cisternas, piscinas y baños
rituales o “miqwaot”.
La construcción
principal tenía 40 por 30 metros y el conjunto se extiende 80 metros a lo ancho
y tiene 90 m de profundidad en su ala oeste, 40m en el centro y 70 m en el ala
este.
Se encontró en Qumrán
un ostracón (tiesto inscrito) con varias líneas en escritura hebrea. Es un
contrato en el que un hombre llamado Honi dona sus posesiones, incluido un
edificio, un olivar y un huerto de higueras, a un grupo llamado yajad
(hebreo, juntos, comunidad). Si esta lectura es correcta, sirve de evidencia
para identificar a la congregación que vivía en Qumrán, y el nombre por el cual
los miembros del grupo se designaban así mismos. Este término aparece en otros
manuscritos de los esenios.
Se han encontrado mil
doscientas tumbas, cubiertas de piedra y alineadas en sentido norte-sur,
contrariando la costumbre judía. Aunque la mayor parte de los enterramientos
son de varones, hay también de mujeres y unos pocos de niños. El único lugar
donde se han encontrado tumbas judías similares, una docena, es En
el-Ghuweir, 15 km al sur de Qumrán, donde hay unas ruinas de dimensión
mucho menor, que datan del siglo I a. C.
La antigua fortaleza
parece haber sido abandonada tras un terremoto o por otras causas en el
31 a. C. y re ocupada desde el 4 a. C. Entonces fueron
reconstruidas todas las instalaciones. Se han encontrado una gran cantidad de
piezas de cerámica idéntica a la descubierta en la primera cueva, e incluso una
jarra idéntica a la usada para depositar los rollos, así como tres mesas largas
cubiertas de yeso y varios tinteros que datan de esta época final de la
ocupación del sitio y que indican que en el primer piso había un lugar
destinado para escribir o copiar manuscritos como los encontrados en las
cuevas. La construcción fue destruida por los romanos en el
68 d. C. y ellos mantuvieron allí por un tiempo corto un puesto
militar.
1. Acueducto
2. Cisterna 3. Otros baños 4. Torre de guardia |
5. "Scriptorium"
6. Cocina 7. Sala de Asambleas y Refectorio |
8. Grutas
9. Zona de cerámica 10. Establos |
Los
manuscritos del Mar Muerto
En 1945 Jum’a, un
pastor beduino de la tribu ta’amireh
se dio cuenta de que se le había extraviado una oveja mientras pastaba en el
desierto de Judea, cerca del Mar Muerto.
Intranquilo, Jum’a
empezó a buscarla junto con su primo Mohammed ed-Dhib y así llegaron a una de
las cuevas de Qumrán. Allí descubrieron varios recipientes de cerámica con
pergaminos en su interior y Jum’a utilizó algunos de los rollos encontrados
para hacer una hoguera en la cual calentarse. Jum’a pensó entonces que su
hallazgo podría tener algún valor monetario y el resto de los rollos los vendió
a un anticuario en el mercado local, aunque previamente los había troceado para
aumentar su precio. Con el tiempo algunos de los rollos fueron a parar a Egipto
y otros a Estados Unidos.
Posteriormente se
publicaron copias de los rollos, causando gran interés en arqueólogos bíblicos,
cuyo fruto fue el hallazgo de otros 600 pergaminos y cientos de fragmentos,
algunos en perfecto estado de conservación.
Lo más importante de
ese hallazgo es su antigüedad, lo cual permite estudiar importantes fuentes
teológicas y organizativas del judaísmo y del cristianismo primitivo. La
mayoría de los textos más antiguos de que se dispone están redactados en lengua
hebrea y pertenecen al Tanaj o Antiguo Testamento bíblico.
Entre los manuscritos
hallados se encuentran los siguientes:
·
Los
Libros del Tanaj o del Antiguo Testamento, incluida una versión más extensa del
Libro primero de Samuel, con la excepción de Ester, así como deuterocanónicos
como Sirácides y el Libro de Tobías.
·
Estudio
sobre cada Libro de las Escrituras, desde el punto de vista esenio.
·
Los
manuales, reglamentos y oraciones propias de la comunidad esenia que habitó el
sitio, entre los cuales destaca el Documento de Damasco.
·
Un
rollo de cobre con cuestiones contables y relativas a la localización de
determinados tesoros.
·
Diversos
textos religiosos, tales como:
El Libro de Enoc
El Testamento de los Doce Patriarcas
El Libro de los Jubileos
Los manuscritos del Mar
Muerto o de Qumrán son la clave para una comprensión más clara de cómo se
desarrollaron el cristianismo y el judaísmo. Evidencian un judaísmo distinto al
oficial de entonces y de hoy y establecen una temática que sería fundamental en
el origen del cristianismo.
Diferentes escritos
hallados en Qumrán enfatizan temas clave que fueron resaltados posteriormente
por Jesús y los Apóstoles. A modo de ejemplo se detallan seguidamente algunos
de ellos:
Las
sectas en tiempos de Jesús
Para poder entender
mejor la Biblia y su entorno debemos empezar primero por conocer el marco
histórico de cada época, para así poder centrarnos en ella a fin de que la
comprensión de situaciones y de personajes tenga mayor realce, ya que muchas de
sus reacciones vendrán dadas por su propio entorno.
En aquella época
existían diversas sectas en Jerusalén y en el resto de lo que ahora conocemos
como Israel. Ninguna de ellas excluía a la otra como practicante de la Ley y de
los Mandamientos en general; sus discrepancias radicaban en la forma de
llevarlas a cabo. Es decir, sus discusiones eran con respecto a la forma de
aplicar la Halajá
a sus vidas, o sea, la práctica de la Ley.
La discrepancia en
estos asuntos se refleja en el Nuevo Testamento, donde la aguda crítica de
Jesús revela la forma exterior de la práctica de los fariseos y las creencias
morales de los saduceos, acciones que precipitan la salida de Jerusalén de los
esenios, conduciéndoles a una vida de retiro y purificación en comunidad.
Las sectas mayoritarias
en activo en aquella época histórica eran las siguientes:
·
Fariseos
·
Saduceos
·
Zelotes
·
Esenios
Antes de entrar a
conocer la vida de los esenios, que es el objetivo de este trabajo, haremos una
breve descripción de las demás sectas para así poder analizar su interrelación.
Fariseos
Fue una de las sectas
más antiguas en el judaísmo. Eran los Maestros de la Ley de Moisés, encargados
de enseñar e interpretar las Escrituras y la Ley Oral al Pueblo. Los fariseos
ya habían formado sus ideas básicas sobre la Ley y mostrado su adhesión a las Tradiciones de los
Padres,
que es conocida también como Ley Oral por haber sido
transmitida a lo largo de los siglos, de maestro a maestro.
Estimaban tanto la
Escritura como la Tradición Oral, aunque se inclinaban más por la Tradición
pues ésta explicaba la Ley escrita. Gracias a sus tradiciones los maestros
conservaban sus ritos y la Toráh quedaba intacta posibles interpretaciones
desviadas por parte de los gentiles.
Los fariseos eran de
clase popular: un partido del pueblo. Sin embargo despreciaban la ignorancia
religiosa del pueblo, al que denominaban las
gentes del país
o en hebreo, amme-ha-arets.
No eran de origen sacerdotal o levítico, sino que eran generalmente pequeños
comerciantes que vivían de su trabajo. Su piedad era muy estimada por la gente,
quienes llamaban respetuosamente Rabí a los más instruidos. Consideraban el
Templo como una institución clave en su vida y su fe. Insistían en la oración
ritual, en el ayuno y en el pago de diezmo. Todo lo religioso dependía de su
propia interpretación y creían en la resurrección, en la existencia de los
ángeles y en la inmortalidad del alma, además de guardar devota y
meticulosamente el día sábado.
Saduceos
Tenían funciones
hereditarias y representaban el grupo sacerdotal que controlaba el Sumo
Sacerdote, que era uno de ellos. Originalmente los saduceos habían sido
sacerdotes piadosos, deseosos de servir a Dios en su Templo de acuerdo a sus
tradiciones y reglas. Existieron remanentes de saduceos piadosos hasta la
destrucción del Templo en el año 70 d.C.
Los sacerdotes saduceos
representaban a los que preferían al gobierno romano, y generalmente su
religiosidad encubría ambiciones personales e intereses, así como ambiciones
políticas. Afirmaban que la interpretación de las Escrituras era por medio de
la forma escrita, sin dependencia de la Tradición Oral, propia de los fariseos.
Los saduceos eran
seguidores innatos del Pentateuco, o sea, de los cinco primeros Libros de la
Biblia. También consideraban el Templo como una institución clave para su vida
y su fe.
Los saduceos no creían
en la resurrección y esto les diferenciaba en mucho de los fariseos. Estaban
convencidos de que las almas se desvanecen al mismo tiempo que los cuerpos, y
no se preocupaban en observar nada más que la Ley. Ellos sólo se preocupaban
por su bienestar temporal ya que creían que la retribución divina no era futura
y ultra terrena, sino inmediata y material. Los saduceos poseían riquezas, y
eso era la prueba de que Dios les bendecía puesto que ellos eran justos.
Este movimiento nació
antes del final del reinado de Herodes en el año 4 d.C. Su fundador había sido
Judas de Gamala, llamado Judas Galileo quien, unido al fariseo Sadok, había
fundado el partido de los Zelotes, el cual se caracterizaba por su celo en
defensa de la libertad y por su aceptación única de la soberanía divina.
Manifestaban que era vergonzoso el pago de tributos a Roma y el tener que
soportar a unos dueños mortales; los romanos (Josefo: Guerra de los judíos
II:18).
Su nombre hebreo era ganaim, que provenía del término celar (celo por Yahvé). Josefo describió al
movimiento como la cuarta
filosofía,
después de los fariseos, los saduceos y los esenios. Sus adeptos estaban de
acuerdo en muchos aspectos con el pensamiento fariseo, pero sentían un deseo
desenfrenado por la libertad y la independencia porque creían que sólo Yahvé
era el auténtico dueño y Señor. Les importaba muy poco padecer cualquier tipo
de castigo o de muerte, siempre que ello fuera en defensa de la libertad. Su
objetivo era el de no dar nunca el título de Señor a ningún ser humano.
En sus comienzos ese
radical partido no tuvo gran éxito; la revuelta contra Roma en los años 66 y 67
d.C. fracasó y Judas perdió la vida. Sus hijos continuaron la lucha y otro
descendiente, su hijo Menahem junto con Eleazar ben Yair, comandó la defensa de
la fortaleza de Masada, donde se habían refugiado ante el asedio de las fuerzas
romanas, el cual finalizó con el suicidio colectivo de 960 zelotes,
sobreviviendo únicamente dos mujeres y cinco niños a principios de año 73 d.C.
Los Esenios
Los esenios eran una
secta judía cuyo origen se remonta al hijo adoptivo de Moisés y nieto de Aarón,
llamado Esén, aproximadamente 1,500 años a.C. Sobre el origen de la palabra esenios se han aportado
distintas hipótesis, algunas de las cuales detallamos a continuación:
Nombre Significado
Idioma
ossa
los
santos
griego
hesé
los
piadosos
arameo
osén
hacedores de la Ley
hebreo
El Talmud les llamó bautistas matinales (tovilé shahrit) y algunos escritos
árabes se refieren a ellos como magaritas, que significa de las cuevas.
Antiguamente han sido
conocidos por medio de los escritos de diversos autores, tales como Plinio el
Viejo (62-113), Flavio Josefo (38-101), Filón de Alejandría (15 a.C. – 50
d.C.), Dion Crisóstomo (40-120), Hipólito de Ostia (170-235) y Epífano de
Salamina (315-403). Su existencia histórica ha sido confirmada por los
hallazgos de los rollos o manuscritos de Qumrán en 1945. Todos los autores
mencionados elogiaban tanto su Regla como su forma de vida. Plinio decía que
eran gente solitaria y muy superior al resto de la humanidad. A Filón le
inspiraron para escribir su Tratado, donde probaba que
todo hombre bueno también es libre. Flavio Josefo, en el capítulo II de su
libro Guerra
de los judíos,
nos decía que los esenios constituyen una hermandad similar a los pitagóricos y
que habían renunciado al placer y a las riquezas de la vida. Arnauld de
Saint-Jacques, en su obra Los Templarios y el Evangelio de San Juan, manifestaba que la
fuente de Moisés fue Egipto y que los iniciados esenios aprendían de esa misma
fuente, aparte de recoger la tradición hebrea en toda su pureza.
Su origen
El origen de la
comunidad esenia se remonta alrededor del año 170 a.C. cuando un grupo de
judíos huyeron al desierto de Judea, a orillas del Mar Muerto, donde
establecieron el primer asentamiento que posteriormente ampliaron con casas
sencillas de piedra, una plaza, un comedor comunitario, depósitos para áridos y
agua potable, así como una biblioteca con algunos textos sagrados que habían
logrado sacar de Jerusalén.
Esa primera emigración
hacia Qumrán se originó debido a que el rey de Siria, Antíoco Epífanes, de la
dinastía seléucida, al ingresar a Jerusalén buscando el exterminio tanto de los
judíos como de su religión, profanó el altar del Templo vertiendo sangre de
cerdo sobre el altar. El cerdo era un animal impuro para los israelitas y no
era apto ni para el sacrificio ritual ni para el consumo humano. Pero el
establecimiento definitivo de la comunidad esenia tuvo lugar en el transcurso
de la segunda emigración, ocurrida alrededor del año 160 a.C., después de la
revuelta macabea, cuyos resultados no apoyaron los esenios de Jerusalén. Los
Macabeos o hasmoneos liberaron a Judea de
la hegemonía griega, pero usurparon el cargo de Sumo Sacerdote y ello ocasionó
que un grupo de personas fueran a incorporarse a la comunidad esenia ya
existente en Qumrán, y así preparar el camino del Señor bajo el mando de un
nuevo líder: el Maestro de Justicia.
El Maestro de Justicia
El Maestro de Justicia
o More
Tzadek
fue una persona religiosa y destacada en la comunidad judía de Jerusalén, quien
se opuso al Sumo Sacerdote Jonatán, hermano de Judas Macabeo, al considerar que
éste había abandonado la fidelidad a Yahvé. Dicho Maestro de Justicia organizó
e impulsó la comunidad esenia, pero no se le podía considerar como Sumo
Sacerdote por razones de genealogía. Sin embargo él era quien efectuaba la
preparación de los discípulos, la enseñanza de los iniciados y la
administración de la Ley mesiánica, la Halajá esenia. El ingreso del Maestro de
Justicia a la comunidad esenia fue trascendental ya que sus propios discípulos
consideraban que antes de su llegada la comunidad había caminado a tientas,
mientras que cuando se hizo presente la figura del Maestro de Justicia apareció
la luz en la comunidad. Los manuscritos de Qumrán revelan que el documento
conocido como Regla
de la Comunidad
procede sin duda de la inspiración personal del Maestro de Justicia, así como
los Himnos o los Hodayot, que nos permiten
acceder hasta la raíz de su subjetividad espiritual.
La tarea de identificar
históricamente la figura del Maestro de Justicia ha sido objeto de diversas
especulaciones desde el mismo descubrimiento de los rollos de Qumrán. Sin
embargo la tesis que lo compara con Jesús es totalmente nula e imposible de
sostener ya que el Maestro de Justicia vivió mucho antes del nacimiento de
Cristo.
Sin embargo hay una
tesis no demostrada, pero tampoco exenta de posibilidad, de que uno de sus
sucesores haya sido Santiago, conocido como el hermano de Jesús. Esta hipótesis
tiene visos de realidad si leemos detenidamente la vida de Saulo de Tarso, de
quien haremos mención al final de este estudio.
Los esenios se
consideraban guardianes de las enseñanzas divina, las cuales no podían revelar
a personas que no estuvieran preparadas para recibirlas. La ley del silencio y
el discernimiento se imponía de manera estricta. Así, un esenio nunca trataba
de convertir a otra persona a sus creencias, tal como expresa la advertencia de
Jesús: No
deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no
sea que las pisoteen, se vuelvan y os despedacen.
La doctrina esenia
condenaba fuertemente la esclavitud y cualquier otra forma de servidumbre.
Ningún esenio podía tener sirviente; eso era pecado. También lo era el hecho de
trabajar para hacer dinero, porque so igualmente se convierte en una forma de
esclavitud. Cualquier persona que se afiliara a la comunidad esenia tenía que
liberar a sus esclavos y también abstenerse de comer carne. Para ellos la
esclavitud también estaba vinculada al aspecto carnívoro, porque aquel que no
puede dejar de comer carne animal no puede controlar las pasiones de su
naturaleza animal y, por lo tanto, no puede pensar con claridad y queda
reducido a la esclavitud por su propia naturaleza.
Los esenios se
consideraban guardianes de las divinas enseñanzas. Poseían un gran número de
manuscritos muy antiguos, algunos de los cuales databan del inicio de los
tiempos. Una parte de la comunidad esenia se dedicaba de lleno a descifrar los
códigos de los manuscritos, traduciéndolos y reproduciéndolos para perpetuar y
preservar ese avanzado conocimiento. El movimiento esenio no se limitó
únicamente a Qumrán y alrededores, como tampoco todos vivían en grutas o
cuevas, sino que una parte residía en sencillas construcciones. Se sabe que en
el siglo I a.C. había un barrio esenio en Jerusalén. Según Flavio Josefo, unos
cuatro mil esenios vivían en las ciudades, aunque seguían y practicaban la
forma de vida de los esenios que estaban en Qumrán.
Algunas consideraciones
esenias
·
Los
esenios se creían parte de la verdadera Congregación de Israel, fieles al Pacto con
Yahvé.
·
Se
consideraban los sucesores de los israelitas del Éxodo de los tiempos de
Moisés, ya que los esenios fueron al desierto y allí se establecieron. Ellos
creyeron que por medio de esa salida al desierto seguían ritualmente puros y que allí esperarían
al Mesías prometido, que se manifestaría entre ellos debido precisamente a esa
pureza de vida.
·
Los
esenios se denominaban a sí mismos como los justos escogidos, refiriéndose a la
elección de Israel en el Monte Sinaí.
·
Se
conocían también como Hijos de Zadoc por asimilación a la familia de Zadoc, el fiel
sacerdote del rey David (Samuel 8:17), considerándose a sí mismos como casta de
sacerdotes de Ezequiel.
Con el paso del tiempo
algunos esenios desistieron de la espera del Nuevo Pacto y se consideraron como
verdaderos poseedores de la verdadera Ley o la Toráh. Pero otros esenios se
volvieron a la fe por Jesús, el Mesías.
Massada
Masada se localiza en
el límite oriental del desierto de Judea con el rift del valle del Jordán (perteneciente al
sistema del Gran Valle del Rift), a unos 5 km de la costa sudoccidental del Mar
Muerto y frente a la antigua península de Lisán, próxima por tanto a la frontera
con Jordania.
Su forma, si bien
irregular, es similar a la de una pirámide truncada, con un plano superior cuya
altura es de 450 metros sobre el nivel del mar Muerto (59 metros sobre el nivel
del mar Mediterráneo).
Las dimensiones de esta
meseta son de 600 m de longitud y 300 m de anchura, conformando un espacio romboidal
cuya superficie es de 9,3 hectáreas. La meseta se encuentra separada de la
planicie por dos ramblas, denominadas actualmente Nahal Masada y Nahal Ben Ya'ir en hebreo (los antiguos uadis Sebbeh y Nimrein en árabe),
situados al sur y al norte respectivamente.
Los acantilados del
borde oriental miden 400 metros de altura, mientras que los del lado occidental
miden 100 m, lo que origina que los dos únicos accesos naturales a la cima sean
muy complicados: el denominado Camino
de la Serpiente (así llamado por lo sinuoso de su trazado, restaurado
en 1954) en su lado oriental y el Camino
de la Roca Blanca en su lado occidental, sobre el cual fue construido
un agger que utilizó el ejército romano para el asalto a la fortaleza.
Las primeras evidencias
de poblamiento en Masada se remontan a la Edad del Cobre, en torno al IV
milenio a. C. La ocupación se centra en las cuevas situadas en el
acantilado meridional, en una de las cuales se hallaron restos vegetales,
esteras, tejidos y cerámica calcolítica en hoyos excavados en el suelo,
probablemente para albergar recipientes. Se trataría de poblaciones muy
concretas de carácter nómada, un patrón de asentamiento característico de esta
época en el desierto de Judea, donde se han documentado ocupaciones como en Tel
Goren, cerca de Ein Guedi.También se encontraron restos cerámicos en la terraza central del palacio
septentrional y en otras zonas de la meseta, fechados en la etapa del Primer
Templo (del siglo X al VI a. C.), sin que se hallasen evidencias de
construcciones.
En la época clásica
varios historiadores mencionan la existencia de Masada: Estrabón utiliza la
forma corrupta Μοασάδα, mientras
que Plinio romaniza el nombre a Masada.[] No obstante, es el historiador
judeorromano Flavio Josefo quien proporciona una significativa información
histórica en su obra La guerra de los judíos,[] escrita en griego clásico. Según
narra Josefo, la fortaleza fue originalmente establecida por el sumo sacerdote
Jonathán, identificado con el rey asmoneo Alejandro Janneo (103-76 a. C.)
y que no debe ser confundido con Jonathán, uno de los hermanos de Judas Macabeo.
El hallazgo de varias monedas y enyesados dentro de algunas cisternas de la
época de Janneo son las únicas evidencias arqueológicas que confirmarían la
identidad de su fundador. En este tiempo, Masada era un discreto refugio, sin
llegar a poseer la importancia que tendría un siglo más tarde.
Años más tarde, tras la
conquista romana de Judea por Pompeyo, Herodes utilizó la fortaleza de Masada
para albergar a su madre Cypros, su prometida Mariamne y su hermana Salomé
durante la invasión parta del año 40 a. C. de Judea,[] antes de dirigirse hacia Roma
para solicitar apoyo contra esta invasión. La familia de Herodes, apoyada por
una guarnición de 800 defensores liderada por su hermano José,[] tuvo que afrontar un asedio
de las fuerzas partas, llegando casi a perecer de sed, cuando fueron salvados
por una lluvia providencial que llenó las cisternas la noche anterior a una
arriesgada huida que habían decidido efectuar hacia territorio nabateo.
En Roma, Herodes fue
designado rey de Judea gracias a su resistencia a la invasión parta, tras lo
cual volvió a Judea y, tras una breve guerra civil, en el 37 a. C.
consiguió controlar toda la provincia. Tras percatarse de la importancia de
Masada, Herodes decidió fortificarla entre los años 37 y 31 a. C.,
ante la amenaza que suponía el incipiente expansionismo de la vecina reina Cleopatra
VII de Egipto, amparada por el triunviro Marco Antonio. Asimismo, otra de las
funciones de Masada fue como refugio frente a su propio pueblo, ya que los judíos nacionalistas
detestaban a Herodes por ser de origen idumeo, por restablecer el dominio
romano y por eliminar a los últimos asmoneos.
Aprovechando sus
excelentes condiciones geográficas (aislada en el desierto de Judea y alejada
de núcleos habitados) y sus defensas naturales, Herodes dotó a la meseta de una
muralla a lo largo de su perímetro, además de erigir una amplia torre en el
sendero occidental que custodiara el acceso, unos 400 metros antes de la
meseta. También construyó un palacio para disponer del refugio como lugar de
descanso personal y para albergar visitas de otros dignatarios que pudieran
disfrutar con las impresionantes vistas del desierto de Judea, del oasis de Ein
Guedi, del Mar Muerto y de las montañas de Moab.
La Primera Guerra
Judeo-Romana
En el año 66 d. C.
dio comienzo la Primera Guerra Judeo-Romana debido a las tensiones religiosas
entre judíos y griegos.
Según Josefo, los zelotes
("celosos de Dios") fueron
el grupo principal que llevó el peso de la sublevación para liberar la
provincia de Judea de la dominación romana. Otro de los grupos que también se
sublevó fue el de los sicarios (en latín sicarii), rivales no obstante
de los zelotes y otros grupos judíos, que usaban el asesinato y el pillaje para
lograr sus objetivos, siendo uno de los grupos más extremistas; según Josefo,
constituían una escisión de los propios zelotes.
De esta forma, en el
mismo año de la rebelión, un grupo de rebeldes sicarios liderados por un tal
Menájem asaltó y aniquiló a la guarnición romana, compuesta por una cohorte de
la Legio III Gallica (acuartelada en Samosata[] a orillas del Éufrates), que se
hallaba estacionada en Masada desde la deposición de Herodes Arquelao (6 d. C.).
Los sicarios encontraron en la fortaleza un arsenal suficiente para equipar un
ejército de diez mil hombres, e importantes reservas de metal (hierro sin
trabajar, bronce y plomo) para fabricar nuevas armas y municiones. Los
almacenes estaban surtidos de trigo, leguminosas, aceite, dátiles y vino (bien
conservados gracias al ambiente árido del desierto circundante), los fértiles
huertos interiores podían proporcionar alimentos frescos, y los canales
excavados en la roca calcárea capturaban y conducían el agua de lluvia a las
cisternas subterráneas. La fortaleza estaba por tanto preparada para resistir
un sitio prolongado.
El sitio de Masada
En el año 70 llegó a
Masada un nuevo grupo de sicarios y sus familias, liderado por Simón bar Giora,
y que habían sido expulsados de Jerusalén poco antes del asedio y destrucción
de la capital judía por parte de Tito, hecho con el cual concluía prácticamente
la Primera Guerra Judeo-Romana. Sólo subsistían tres fortalezas desafiantes al
poder romano: Herodión, Maqueronte y la propia Masada, desde la cual se
lanzaron numerosos asaltos contra unidades romanas e incluso aldeas judías
durante los dos años siguientes.
En el año 72, hastiado
por los problemas que suponía la existencia de una Masada aún rebelde, el
gobernador romano de Judea Lucio Flavio Silva marchó hacia la fortaleza
dispuesto a asediarla con un ejército compuesto por una legión romana (la Legio
X Fretensis). Para albergar estas tropas dispuso la creación de ocho campamentos
que rodearan la fortaleza, ubicados tanto en la planicie occidental como en la
llanura costera oriental, que pudieran acoger un efectivo de 15.000 hombres,
entre legionarios, auxiliares, seguidores y prisioneros judíos esclavizados.
También se erigió una muralla que rodeara la fortaleza (similar a la que se
levantó rodeando Jerusalén años atrás), de tres kilómetros de longitud y tres
metros de altura en origen, y en la actualidad reducida a la mitad debido a la
intensa erosión que existe en la zona, un efecto también apreciable en los
muros de los campamentos. Las labores de construcción de las murallas estaban
reservadas a los legionarios: al ser una labor muy específica y fundamental
para el éxito del asedio, Silva sólo empleó soldados de confianza, dejando a
los esclavos y a los auxiliares otros menesteres, como el aprovisionamiento de
agua y otras labores de mantenimiento general.
Respecto a los accesos,
sólo existían dos senderos que ascendían hasta la fortaleza. Uno de ellos, el Camino de la Serpiente,
consistía en un angosto y escarpado sendero que ascendía sinuosamente por el
flanco oriental a lo largo de 30 estadios (5,2 kilómetros), cuya estrechez y
acusada pendiente imposibilitaba un asalto sobre Masada. El segundo acceso era
otro angosto camino situado en el flanco occidental y custodiado desde la
fortaleza. Silva ordenó construir una
rampa (agger) que ascendiera hasta
su lado occidental, desde un promontorio denominado la Roca Blanca situado a 300 codos (unos 150 m) por debajo de
la cumbre de Masada. La construcción duró varias semanas, tras utilizar miles
de toneladas de piedras y tierra apisonada ubicadas sobre una pendiente de
origen natural preexistente,[]
conformando así una de las mayores estructuras de asedio conocidas en época
romana. Finalmente la rampa alcanzó unos 196 m de base y 100 m de altura, con
un 51% de pendiente. Josefo no registra ninguna acción importante de los
sicarios para impedir el avance romano, a diferencia de lo ocurrido en otros
asedios anteriores contra fortalezas judías como en Maqueronte, y cuya causa
podría ser la progresiva falta de medios de los sicarios para combatir al
ejército sitiador romano. También se ha especulado con la posibilidad de que la
rampa hubiera sido erigida por los esclavos judíos del ejército romano, por lo
cual los sicarios se habrían mostrado reacios a atacar a otros judíos debido a
sus creencias.
El asalto
Unos tres meses después
de haberse iniciado su construcción, y siete meses después de iniciarse el
asedio, la rampa fue finalmente finalizada en la primavera del año 73, contando
en su cumbre con una plataforma cuadrada de 22 metros de lado. Sobre ella se
situó una torre de asedio (reforzada con hierro y de unos 30 metros de altura)
junto al exterior de la muralla de Masada, y mientras los artilleros de los
pisos superiores de la torre disparaban sus escorpiones y ballistas para
mantener el parapeto libre de sicarios, un ariete situado en el piso inferior
de la torre golpeaba continuamente la muralla hasta que se consiguió abrir una
brecha. Sin embargo, los legionarios descubrieron que los sicarios habían
construido una segunda muralla a continuación del parapeto exterior. Cuando el
ariete comenzó a golpear esta segunda muralla, los romanos comprobaron que
había sido erigida con capas alternas de piedras y madera, de forma que ésta
absorbía los golpes del ariete e incluso se fortalecía así, tal como Julio
César había comprobado en sus asedios en las Galias un siglo antes; es ésta la
razón por la cual este tipo de estructura recibió el nombre de muralla gala (murus
gallicus) desde entonces.
Esa misma tarde Silva
canceló las embestidas del ariete y envió a un grupo de hombres armados con antorchas
para incendiar la muralla interior, que comenzó a arder rápidamente a lo largo
de la estructura. No obstante, comenzó a soplar un fuerte viento desde el norte
y de cara al ejército romano, que amenazó la maquinaria de asedio hasta que
cambió de sentido y avivó las llamas, lo cual fue interpretado como un buen augurio.
Entonces Silva ordenó montar una fuerte guardia que custodiara la muralla
incendiada, para así evitar que los judíos escaparan por la noche a través de
la brecha, ya que su intención era lanzar el asalto definitivo al día
siguiente.
Dentro de Masada, los
sicarios fueron conscientes de que el asalto final del ejército romano llegaría
con el nuevo día. Según el relato de Josefo, el líder de los sicarios, Eleazar
ben Ya'ir, reunió esa noche a sus hombres en el palacio occidental, pronunciando
un discurso donde propuso darse muerte ellos mismos para evitar ser hechos
prisioneros y vendidos como esclavos. De esta forma, dado que el suicidio como
tal es denostado por las leyes del judaísmo, los hombres mataron a sus
familias, y posteriormente eligieron por suertes a diez de ellos para quitar la
vida al resto. Finalmente, entre estos diez eligieron de nuevo a uno que acabó
con la vida de los demás, y antes de darse muerte prendió fuego a la fortaleza,
excepto a los depósitos de víveres, para así demostrar a sus enemigos que
actuaban por resolución, no por desesperación.
A la mañana siguiente
los legionarios romanos colocaron pasarelas sobre la muralla incendiada e
irrumpieron en la fortaleza, preparados para combatir a los sicarios, mas
toparon con un silencio sepulcral y la visión del fuego y de los cuerpos sin
vida de sus enemigos. Únicamente hallaron con vida a una anciana y una mujer,
parienta de Eleazar, que se habían refugiado junto a sus hijos en una de las
galerías subterráneas que conducía a las cisternas, siendo quienes relataron
las últimas palabras que el líder sicario pronunció a sus hombres.
Impresionados por la resolución de los sicarios, los romanos perdonaron la vida
a los supervivientes, escribiendo Josefo sobre este episodio:
Cuando allí se toparon
con el montón de muertos, no se alegraron, como suele ocurrir con los enemigos,
sino que se llenaron de admiración por la valentía de su resolución y por el firme
menosprecio de la muerte que tanta gente había demostrado con sus obras.
Flavio Josefo da como
fecha tradicional de la caída de Masada el 15 de Nisán, el primer día de Pésaj,[] del quinto año de la rebelión judía, el año
3833 en el calendario judío. En el calendario juliano esta fecha se ubicaría en
el mes de abril del año 73, ofreciéndose días tan dispares como el 14, el 16 o
incluso el 10 de abril. Otros análisis mencionan la posibilidad de que la
conquista de la fortaleza pudiera haber sucedido en la primavera del año 74, un
año después de lo aceptado generalmente.[]
Se fundamentan en la presencia en Masada de monedas acuñadas en Ascalón en el
verano del año 73, o en inscripciones epigráficas que narran el cursus
honorum de Silva y que discuten que fuera gobernador de Judea antes de
abril de ese mismo año.[]
Si se acepta la fecha del 15 de Nisán, la correspondencia con el calendario
juliano para ese año establecería la fecha del 31 de marzo del año 74.
Masada tras la
conquista
Con la conquista del
último bastión rebelde que significaba Masada concluyó la Primera Guerra
Judeo-Romana. Tras la caída de la fortaleza, y pacificado todo el territorio de
Judea, Silva replegó las tropas hasta Cesárea, dejando estacionada una unidad
auxiliar en la meseta de Masada. Este acantonamiento se mantuvo regularmente
hasta principios del siglo II, trasladándose entonces la guarnición al
rehabilitado campamento F (el principal de Silva), que habría llegado a formar
parte del Limes Arabicus en época de Diocleciano, tres siglos más tarde.
Después de su abandono,
Masada permaneció deshabitada hasta principios del siglo V, cuando fue visitada
por San Eutimio y su discípulo Domiciano, quienes erigieron en su cumbre una
capilla que sería más tarde el núcleo de un pequeño monasterio del tipo laura,
perteneciente a una pequeña comunidad eremita de monjes bizantinos; algunos
investigadores identifican este lugar con el topónimo Marda que aparece
mencionado en algunas fuentes canónicas. La conquista árabe supuso el fin de
esta comunidad y el abandono definitivo de Masada a mediados del siglo VII, con
una posible ocupación esporádica durante la época de las Cruzadas. Desde
entonces, la ubicación del histórico sitio cayó en el olvido.
Plano de Masada
con las estructuras más destacables numeradas (la muralla de casamatas y sus
torres no se destacan al ser sus contornos evidentes): 1. Puerta del Camino de
la Serpiente; 2. Viviendas de los sicarios; 3. Celdas de los monjes bizantinos;
4. Cisterna; 5. Viviendas de los sicarios; 6. Baño ritual (mikve); 7. Puerta del sur
(puerta de la cisterna); 8. Viviendas de los sicarios; 9. Cisterna subterránea;
10. Fortaleza meridional; 11. Cisterna; 12. Palacete; 13. Falso Columbarium;
14. Taller bizantino de mosaicos; 15 y 16. Palacetes; 17. Baño público
(piscina); 18 a 21. Palacio occidental: 18. Ala de servicio; 19a y 19b. Zona de
viviendas; 20. Almacenes; 21. Edificios administrativos; 22. Torre del curtido;
24. Puerta bizantina occidental; 24. Torres columbaria; 25. Sinagoga;
26. Capilla bizantina; 27. Edificio de la guarnición; 28 a 38. Palacio
septentrional: 28. Residencia del comandante; 29. Cantera; 30. Cuarteles del
comandante; 31. Torre vigía; 32. Edificios administrativos; 33. Puerta; 34a y
34b. Almacenes; 35. Sala de baños; 36. Puerta del foso; 37 a 39. Residencia de
Herodes: 37. Terraza superior; 38. Terraza intermedia; 39. Terraza inferior.
Otros puntos de interés: A. Casamata donde se hallaron varios pergaminos; B.
Salón del trono de Herodes; C. Mosaico de colores; D. Brecha de la muralla por
donde entró el ejército romano; E. Tesoro de siclos de plata; F. Lugar donde se
hallaron varios pergaminos; G. Estancia donde se encontraron tres esqueletos.
El reino de los nabateos.
En el siglo II a.C. surgió
en el norte de Arabia un rico y poderoso reino que resistió largo tiempo a las dinastías
Helenísticas y a Roma.
Gracia a la arqueología
se sabe hoy que a principios del I milenio a.C. se situó allí un asentamiento
de los edomitas, largo tiempo enemigo de
Israel. Pero luego el lugar fue abandonado, y fue un pueblo de origen árabe,
los nabateos quienes en su errar ocuparon en el siglo VI a.C. la región que
anteriormente había pertenecido a los edomitas y convirtieron Petra en el
centro de reunión de sus tribus.
La ciudad de los nómadas
Los nabateos entran en
la historia a finales del s IV a.C., en el contexto de la lucha de los
sucesores de Alejandro Magno. Siria -Palestina era una zona estratégica muy
codiciada por los reyes ptolomeicos de Egipto y los seleucidas de Asia. Por
ello Antígona I el Tuerto, soberano en Anatolio central, organizó una
expedición contra los nabateos en el año 312 a.C. para controlar este
territorio. Pero tanto Ateneo, su lugarteniente, como Demetrio Poliorcetes, su
hijo, fracasaron. Según cuenta Diodoro Sículo, los nabateos se resguardaron en
la "roca", que no estaba
defendida por ninguna muralla, pero solo tenia una vía de entrada; esta
descripción coincide con la morfo logia e Petra y su desfiladero de entrada, el
Siq. Antígono tuvo que firmar la paz con ellos.
Diodoro Sículo ofrece la primera descripción de los nabateos en esta etapa de
su historia. Desprovistos de una clara entidad política y territorial, eran
recalcitrantemente nómadas, hasta el punto de condenar a muerte a los que se
oponían a ese modo de vida. Vivian de hierbas silvestres y de la carne y la
leche de sus rebaños. Acumulaban agua en cisternas escavadas en la arena, impermeabilizadas
con estuco y disimuladas para que nadie supiera donde se encontraban. Su
conocimiento del terreno les permitió sobrevivir.
¿Como llego este pueblo
nómada a crear un reino que incluyo la península del Sinai, Jordania, el sur de
Siria y el noroeste de Arabia Saudi?. La explicación se encuentra en su dominio
del comercio con Oriente. A pesar de su sencillo estilo de vida, los nabateos
se enriquecieron con el comercio de productos de lujo, cómo el incienso, la
mirra y las especias, que importaban desde Arabia Felix (el actual Yemen) hacia
el Mediterráneo. En esas rutas caravaneras, Petra, el núcleo que Antígono quiso
asaltar a finales del s IV a.C., era el nudo principal de comunicaciones y en
cada etapa de ese viaje las tasas que cobraban los nabateos eran muy
elevadas.
Otra muestra del nivel
de sofisticación que alcanzo este pueblo es que ya en el año 312 a.C. conocían
la escritura: Diodoro afirma que los nabateos, tras la campaña de Ateneo,
presentaron sus quejas a Antígono en una carta escrita en caracteres siriacos, sea, en arameo, la "lingua franca " en el próximo oriente en esa época. En
efecto los nabateos se servían de una forma de arameo, con vocabulario y formas
gramaticales del árabe, e idearon su propio sistema de escritura, antecesor del
árabe actual. Con todo el contenido de los documentos conservados, es poco y
variable, y solo informa de aspecto muy concretos de la religión (como los
nombres de los dioses), la organización social, y la onomástica nabatea; no se
han encontrado, en cambio, relatos mitológicos o decretos extensos.
La importancia que los nabateos daban a la escritura se observa en la
existencia del culto a al-Kutbâ, dios de la escritura y la adivinación. Otro
dios del panteón nabateo era Dushara, "señor
de al- Shara"(un monte al este de Petra), que se convirtió en la
divinidad tutelar de la dinastía real. A el estaba dedicado, según la mayoría
de los estudiosos, el principal templo de la ciudad, llamado por los árabes Qsar al-Bint Faroum (el palacio de la
hija del Faraon) Al.Uzza, identificada con la afrodita griega y la Isis
egipcia, era otra diosas popular; su templo en Petra, llamado por los romanos
Afrodiseion se cree que corresponde al templo de los leones alados. Al-Uzza
formaba una triada con Allath, dios de la guerra y Manat, diosa del destino.
Reino Nabateo
Durante la época helenística,
los nabateos mantuvieron una relativa independencia frente a los Estados
vecinos. Libraron una dura pugna con los Ptolomeos de Egipto por el dominio de
las rutas del Mediterráneo y el Mar Rojo. Piratas nabateos atacaban las naves
egipcias, provocando la respuesta del soberano de Alejandría. Es probable que
ambos Estados solicitaran la mediación extranjera para resolver sus
diferencias; ello justifica la presencia en Petra y Alejandría, en el 129 a.C.
del embajador de la ciudad Jonia de Priene, Mosquion. Al mismo tiempo, el
constante contacto con el reino ptolomaico hizo que los nabateos de Petra
imitaran la arquitectura helenística e introdujeron el culto a Isis.
Tampoco los seleucidas pudieron impedir el ascenso del reino nabateo. La campaña en su contra emprendida por Antíoco XII en el 88-87 a.C. resulto un absoluto fracaso y el mismo Antíoco murió en la batalla de Cana. Su vencedor Obodas I, murió poco después; fue enterrado en la nueva ciudad nabatea de Oboda (Avdat), donde fue venerado como el verdadero fundador de la dinastía del reino de Petra. Aretas III, su sucesor, expandió el reino a costa de los Seleucidas. Cuando los habitantes de Damasco, amenazados por los itureos en el año 84 a.C., solicitaron la ayuda de Aretas III, este acudió presto y ocupo la ciudad. La moneda que acuño muestra su imagen acompañada del titulo en griego de filo heleno, en una imitación de la numismática seleucida.
El debilitamiento
seleucida fomento no solo la expansión del poder nabateo, sino también la
independencia de sus vecinos, los judíos. Durante la revuelta de los macabeos
contra seleucidas (168-167 a.C.), los nabateos al mando de Aretas I, apoyaron a
los hebreos. Sin embargo, muy pronto los dos pueblos se enfrentaron por el
dominio de territorios limítrofes y los nabateos se vieron envueltos en los
conflictos de los Asmoneos, la dinastía que reino en Judea hasta el 37 a.C.
En cambio, los nabateos no pudieron resistir de la misma
forma la expansión del poder de Roma. Desde que se anexionaron el reino de
Bérgamo ( Asia Menor) en el año 133 a.C., los romanos ambicionaban controlar el
Próximo Oriente, y en el año 64 a.C. Pompeyo el Grande llego a Siria con el
objetivo de deponer a Antíoco XIII y liquidar el reino seleucida. Pompeyo se
propuso enseguida poner fin a los continuos conflictos que mantenían Asmodeos y Nabateos, de modo que, tras
conquistar Jerusalén planeo una campaña contar el reino arábigo. Puso al frente
de la operación a su lugarteniente Marco Emilio Escauro, quién volvió en el 58
a.C. a Roma donde acuño moneda con la imagen del rey Aretas III arrodillado. En
realidad, como antaño le había sucedido a Antígono el Tuerto, Escauro no había
podido vencer a los nabateos, atrincherados en su inaccesible Petra, y tuvo que
conformarse con una paz que el rey Aretras le compro por 300 talentos, Eso si, desde
ese momento Petra paso a convertirse en un reino cliente de Roma.
En el agitado periodo
de las guerras civiles romanas, Marco I se vio obligado a aportar sumisamente
tropas de refuerzo tanto a Cesar como a Marco Antonio.
Obodas III, su sucesor fue también un rey dócil, pero junto a el se encontraba su primer ministro, el maquiavélico Sileo (ver articulo al final), que aspiraba a ocupar el trono nabateo con el beneplácito de Augusto. Sin embargo, a la muerte de Obodas III sin descendencia, Sileo se encontraba en Roma (donde acabaría sus días pagando cara su ambición) y fue otro miembro de la casa real quien acabo asumiendo el poder con el nombre de Aretas IV.
Obodas III, su sucesor fue también un rey dócil, pero junto a el se encontraba su primer ministro, el maquiavélico Sileo (ver articulo al final), que aspiraba a ocupar el trono nabateo con el beneplácito de Augusto. Sin embargo, a la muerte de Obodas III sin descendencia, Sileo se encontraba en Roma (donde acabaría sus días pagando cara su ambición) y fue otro miembro de la casa real quien acabo asumiendo el poder con el nombre de Aretas IV.
Capital de lujo y riqueza
Con Aretas IV (9
a.C.-40 a. C.),el reino nabateo vivió su época de máxima esplendor, La imagen
de la vida en Petra que nos ofrece Estrabon en su "Geografía" (s I
a.C.) corresponde precisamente a este periodo. En ella abundan las referencias
a la riqueza de la región, la magnificencia de los edificios, la posesión del
oro y en plata, los nutridos rebaños de vacas y ovejas e incluso a lso fértiles
campos de cultivo de la zona, un detalle que puede resultar sorprendente para
el visitante moderno, pero que reciente investigaciones arqueológicas han
corroborado. Se ha localizado en efecto, un complejo sistema de canalizaciones
que servía no solo para abastecer de agua a los habitantes, si no también para
el mantenimiento de estanques y jardines de la ciudad que había descubierto las
ventajas que ofrecía la pax romana de Augusto.
El influjo helenístico
se hizo patente, asimismo, en la etiqueta cortesana de Petra. Siguiendo la
estela de Aretas III, el filoheleno, los reyes adoptaron títulos que recordaban
a los de otros soberanos helenísticos como "el que ama a sus pueblo"
o el "salvador de su pueblo". Del soberano dependía su esposa llamada
"hermana" así como un primer ministro "hermano”, cargó supremo
al que estaban subordinados otros que también levaban nombres griegos como el
"estratego", el "hiparco" o el estropedarca", (esto es
interesante en anábasis para los títulos de los acompañantes de generales y
miembros de familia).Por otra parte, la lengua griega empezó a emplearse cada
vez junto al nabateo en los documentos. Según se advierte en los que se han
conservado; los dioses del panteón nabateo se asimilaron a los griegos (Dushara
se confunde con Zeus como con Dionisisos
y al -Uzza con afrodita); la élite nabatea adopto nombres griegos junto
con los tradicionales.
Resulta curioso que de un pueblo antaño caracterizado por la sobriedad del
nómada, garantía de su identidad, surgiera una elite que compitió por acumular
riquezas .Como testimonia Estrabon ,en Petra se multaba a los que disminuían su
fortuna, mientras que se distinguía con honores y cargos políticos a aquellos
que habían aumentado su patrimonio. Incluso se introdujo la costumbre griega
del banquete, o simposio, cómo forma de reunión de la elite nabatea. Bien
regados con vinos de Rodas, que se importaba en abundancia(como lo atestiguan numerosas
ánforas procedentes de esta isla desde el s.III ,halladas en Petra),los
banquetes se celebraban con todo lujo, pero siguiendo un minucioso protocolo:
se admitía un máximo de 13 comensales por cada simposio, el numero de copas de
vinos que se permitía beber por persona era de 11 ,usando una copa de oro
distinta cada vez, y no había esclavos, pues el propio soberano, regido por
estas convenciones, servía a sus propios invitados.
A pesar de que la forma
de gobierno era una monarquía, en Petra subsistían algunos rasgos
"democráticos" que quizás fuese un vestigio de la época en que los
nabateos eran un pueblo nómada, cuando el jefe tribal no era mas que el primero
entre los iguales (primus inter pares), aunque también podía tratarse de un remedo
de la vida de las polis, la ciudad-estado griega. El rey tenia que dar cuenta
de su labor a sus súbditos en asambleas que probablemente se celebraban en
lugares como el odeón del llamado gran templo de Petra.
Estrabon hace
referencia a la importancia y autoridad de los tribunales de Petra en el
Mediterráneo, hecho que nos consta gracias a un conjunto de papiros hallados al
sur del mar Muerto y pertenecientes a
Babatha, una judía de Maoza (la actual Jordania). Entre los documentos que
Babatha decidió ocultar había copias de contratos, sentencias y actas de
tribunal expedidos en Petra, cuyas copias se guardaban en Afrodiseion de esta
ciudad.
Templos; Teatros y Villas
La influencia de los
modelos grecorromanos es también patente en los monumentos de Petra. El primer
edificio que surge tras recorrer el Siq es el que los beduinos llamaron Khazneh al-Faraoun, el "tesoro del faraon" que en
realidad fue la tumba de Aretas IV. Con su monumentalidad barroca, propia del
arte helenístico-romano, es un buen ejemplo del legado de Aretas: a creación de
una importante capital nabatea, digna de un gran reino helenizado al abrigo de
Roma. Y, es que los principales monumentos fueron construidos o engrandecidos
durante su reinado, como el teatro y los dos templos ya citados: el de Qasr al
-Bint y el de los Leones Alados.
Las viviendas particulares de Petra dan cuenta de la senderizacion definitiva
de los nabateos. El lujo de estas residencias aparece testimoniado por Estrabon
en la época romana. La mayoría de las casas no se construyeron sobre una red de
calles, sino en terrazas naturales a lo largo del valle, excavadas en la roca. En
Az-Zantur, un área por encima de la calzada romana, se encuentran restos de
ricas villas del s. I d.C. que impresionan no solo por la amplitud y el numero
de habitaciones de cada vivienda (que incluyen termas, atrios y letrinas) sino
también por los restos de estatuaria exenta, los mármoles importados, los
mosaicos y las pinturas de estilo pompeyano que nos permiten revivir el tren de
vida de los habitantes de Petra.
Los sucesores de Aretas IV, Malco II y Rabel II, extendieron la política de construcciones
monumentales a otras regiones del reino. La capital se traslado mas al norte a Bosra,
y otras ciudades nabateas empezaron a gozar de una época de prosperidad. Mientras
tanto, Roma reforzaba su presencia militar en el Próximo Oriente con motivo de
la revuelta judía del 66-70 d.C. y la creciente amenaza del vecino imperio
parto. Por fin, el incremento de la presencia romana en la zona culmino con la
anexión del reino nabateo por el emperador Trajano en el 106 D.C a la muerte de
Rabel II.
Petra ciudad romana
Pocos años después de
la anexión, Trajano hizo construir la gran vía Nova Traciana, que atravesaba
arabia pasando por Petra o sus cercanías.
Con esta importante
obra el emperador buscaba reafirmar las fronteras del imperio durante su
campaña contra los partos. Cuando Trajano visito Petra en el año 114 d.C. el
cortejo imperial discurrió por una calle porticada construida en su honor. El
desfile desemboco en un arco triunfal erigido para la ocasión, en el que se
ensalzaba a aquel como "el soberano
Cesar, hijo del dios Nerva, el divino Nerva Trajano Germánico Dacico Partico Máximo".
El antiguo reino nabateo constituyo el núcleo de una nueva provincia romana:
Arabia pétrea. Aunque su capital se estableció en Bosra, Petra aún tenía la consideración
de "metrópoli de Arabia" y
su papel administrativo no era desdeñable. Es lo que se desprende de una
importante inscripción hallada en Petra, en la tumba del sexto Florentino, "Legatus
augustus pro praetore " en Arabia a principios del s.II. Este
funcionario a lo largo de su brillante carrera, sirvió en diversas provincias del
imperio, pero murió en Petra mientras llevaba a cabo un censo en la provincia
de Arabia. La ciudad era asimismo sede de un
"conventus" o distrito judicial.
En el año 130 d.C. fue
el emperador Adriano quien visito la ciudad, donde fue recibido con festivales
en su Honor. Como muestra de su agradecimiento el soberano le otorgo el
privilegio de llamarse Adriana Petra. Unas décadas después, la instauración de
la dinastía de los Severos reforzó la conexión del poder imperial con el Próximo
Oriente: Séptimo Severo el fundador del linaje estaba casado con Julia Doma, hija
del sumo sacerdote de Baal en la ciudad siria de Emesa. No es de extrañar, por
tanto, que a comienzos del s.III el emperador Heliogábalo concediera a Petra el
estatuto de colonia romana.
El final de la Antigüedad
en Petra quedo marcado por un suceso dramático: un terremoto que el año 363
destrozo la vía porticada y causo daños en numerosos edificios. Por entonces ya
había llegado a la ciudad el cristianismo, que dejo una notable huella arquitectónica.
La conquista musulmana
de la zona en el s. VII vino seguida por el definitivo declive de la antigua
capital nabatea, convertida en una simple aldea y luego abandonada.
En lo sucesivo solo los
beduinos utilizaron sus ruinas como abrigo en sus travesías.
Hegra: La otra gran ciudad del reino nabateo
El enclave más
meridional del antiguo reino, fue la ciudad de Hegra, la actual Medain Saleh situada a 320 km al sur de
Petra en Arabia Saudi. Aunque se conocía su existencia y su fisonomía, los arqueólogos
han empezado a estudiarla desde hace solo unos años.
El yacimiento consta de
una amplia zona residencial que estuvo rodeada por una muralla de terracota, de
un oasis alimentado por unos 130 pozos y de una esplendida necrópolis situada
sobre una elevación del terreno. Aquí se localiza un centenar de tumbas, excavadas
en la roca, en excelente estado de conservación. Hasta ahora se creía que la
ciudad la fundaron los nabateos de Petra en el s. I a.C. Como parada de caravanas y puesto de defensa
en la frontera sur del reino nabateo, y que fue abandonada por la anexión de
este con Roma en el 106 d.C.
Sodoma y Gomorra
La Pentápolis bíblica,
situada al sur de Canaán, estaba formada por las ciudades de Sodoma, Gomorra, Adama, Seboim y Segor. Según la Biblia, allí se estableció Lot, sobrino de Abraham, hijo de su hermano Arán. Ciudades dadas al
vicio, fueron castigadas por Dios.
La historia de Sodoma y Gomorra fue considerada por mucho tiempo como una
leyenda. Los críticos suponían que fue creada para comunicar principios
morales. Sin embargo, a lo largo de la Biblia esta historia es tratada como un
suceso histórico. Los profetas del Antiguo Testamento se refieren a la
destrucción de Sodoma en varias ocasiones (Deuteronomio 29:23; Isaías 13:19;
Jeremías 49:18), y estas ciudades juegan un papel clave en las enseñanzas de
Jesús y los apóstoles (Mateo 10:15; 2 Pedro 2:6 y Judas 1:7).
¿Qué ha encontrado la arqueología para establecer la existencia de estas
ciudades? Los arqueólogos han buscado en la zona del Mar Muerto durante muchos
años tratando de encontrar las ciudades de Sodoma y Gomorra. Génesis 14:3 da su
ubicación, en el valle de Sidim, conocido como el Mar Salado, otro nombre para
el Mar Muerto. Del lado este, seis lechos de ríos secos fluyen hacia el Mar
Muerto. A lo largo de cinco de estos lechos secos se descubrieron ciudades. La
que está más al norte se llama Bab edh-Drha. En 1924, el renombrado arqueólogo,
el Dr. William Albright, excavó en este sitio en busca de Sodoma y Gomorra.
Descubrió que era una ciudad fuertemente fortificada. Si bien relacionó esta
ciudad con una de las "ciudades de la llanura" bíblicas, no pudo
encontrar evidencia concluyente que justificara esta suposición.
Se hicieron más excavaciones en 1965, 1967 y 1973. Los arqueólogos
descubrieron un muro de 60 cm. de ancho alrededor de la ciudad, junto con
numerosas casas y un gran templo. Fuera de la ciudad había grandes sitios de
sepultura donde se desenterraron miles de esqueletos. Esto reveló que la ciudad
había estado bien poblada durante la baja Edad de Bronce, alrededor del tiempo
en que habría vivido Abraham.
Lo más intrigante fue evidencia de un gigantesco incendio que había
destruido la ciudad. Yacía sepultada bajo un manto de cenizas de más de un
metro de altura. Un cementerio a un kilómetro de distancia de la ciudad
contenía restos carbonizados de techos, postes y ladrillos enrojecidos por el
calor.
El Dr. Bryant Wood, al describir estas sepulturas, dijo que un fuego
comenzó en los techos de estos edificios. Luego los techos se derrumbaron y
cayeron hacia el interior y se difundió el fuego dentro del edificio. Esto
ocurrió en el caso de cada casa excavada. Una destrucción tan enorme por fuego
coincidiría con el relato bíblico de que la ciudad fue destruida por fuego que
cayó del cielo. Wood dice: "La evidencia sugeriría que este sitio de Bab
edh-Drha es la ciudad bíblica de Sodoma".
Se mencionan cinco ciudades de la llanura en Génesis 14: Sodoma, Gomorra,
Adma, Zoar y Zeboim. Los restos de estas otras cuatro ciudades también se
encuentran a lo largo del Mar Muerto. Siguiendo un camino sur desde Bab
edh-Drha hay una ciudad llamada Numeria. Siguiendo hacia el sur está la ciudad
llamada es-Safi. Más al sur están las antiguas ciudades de Feifa y Khanazir.
Los estudios en estas ciudades revelaron que fueron abandonadas al mismo
tiempo, alrededor de 2450-2350 a.C. Muchos arqueólogos creen que, si Bab
ed-Drha es Sodoma, Numeria es Gomorra, y es-Safi es Zoar.
Lo que fascinó a los arqueólogos es que estas ciudades estuvieron cubiertas
por las mismas cenizas que Bab ed-Drha. Numeria, que se considera que es
Gomorra, tenía más de dos metros de ceniza en algunos lugares. En casa una de
las ciudades destruidas los depósitos de ceniza convirtió el suelo en un carbón
esponjoso, lo que hizo que fuera imposible la reconstrucción. Según la Biblia,
cuatro de las cinco ciudades fueron destruidas, permitiendo que Lot huyera
hacia Zoar. Zoar no fue destruida por el fuego, pero fue abandonada durante
este período.
Si bien los arqueólogos aun cuestionan estos hallazgos, este es un
descubrimiento acerca del cual oiremos más en los próximos años.
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