El año de los cuatro
emperadores (69)
Nerón (54-68)
En los
últimos años Nerón había ido eliminando a los últimos descendientes de Augusto
a los que veía como directos rivales. Lejos de ganar con ello seguridad y dado
que carecía de heredero, el resultado fue el contrario ya que ahora cobraba
fuerza la opción de un emperador no perteneciente a la dinastía de Augusto, con
lo cual el número de rivales a vigilar se incrementó. Los temores de Nerón
aumentaron e inició una campaña de eliminación de conspiradores reales o
imaginados.
Cayo Julio
Vindex era un senador descendiente de la antigua realeza aquitana que ejercía
el cargo de gobernador de la provincia de Gallia Lugdunensis. Insatisfecho
con Nerón al que ve como un payaso y preocupado por la gran carga fiscal que
soportaba su provincia y en general todo el Imperio, se dedicó a contactar con
otros gobernadores de cara a expulsar a Nerón del trono (alguno de ellos llegó
a denunciarlo). Vindex reunió a sus conciudadanos y declaró que ya no le debía
lealtad a Nerón, enumerando sus crímenes, agravios y denunciando sus bufonadas
“artísticas”.
Imperio Romano en el 69, año de los 4
emperadores
El guante
lanzado por la rebelión de Vindex fue recogido por el gobernador de
la Hispania Tarraconensis, Servio Sulpicio Galba, que se rebeló en abril
del 68 recibiendo el apoyo de Vindex como hombre idóneo para reemplazar a
Nerón. Galba contaba con una legión la VI Victrix y reclutó otra nueva la
VII. Contaba con el apoyo del gobernador de la Lusitania (Otón)
y la oposición de la Bética cuyo gobernador fue ejecutado y
reemplazado por un hombre leal a Galba. Tras solucionar su retaguardia, Galba
se dispuso a marchar sobre Roma.
Otro en
rebelarse fue el legado de la III Augusta en el norte de África (África
Proconsularis), Lucio Clodio Macer, que expulsó al gobernador de la provincia e
interrumpió el envío de grano a Roma. Macer no apoyaba a Galba y es posible que
se viera a sí mismo como un candidato alternativo a suceder a Nerón.
Vindex
había reunido una milicia provincial de 20.000 hombres en la Galia y procedió a
asediar la importante ciudad de Londinum (Londres) que permanecía fiel a Nerón.
El asedio se interrumpió cuando le llegaron noticias de que el comandante de
las legiones de la Germania Superior, Lucio Verginio Rufo, marchaba con sus
fuerzas hacia la Galia. Vindex acudió a su encuentro, posiblemente había tenido
contactos con él y tenía esperanzas de que se uniera a la rebelión; de
hecho Rufo no parecía seguir órdenes directas de Nerón.
Batalla de Vesontio (69)
Lo que
sucedió a continuación no está claro: puede que Rufo fuera leal a Nerón, puede
que aspirara él mismo a ser emperador o incluso algunos creen que la situación
se les fue de las manos y ambos ejércitos empezaron a combatir sin órdenes y
por su cuenta y riesgo. El caso es que en la batalla de Vesontio (actual
Besançon), las legiones del Rin aniquilaron a las milicias de Vindex haciendo
valer su mayor número, mejor equipo y superior entrenamiento. Vindex se vio
obligado a suicidarse.
Galba
Servio
Sulpicio Galba al enterrarse de la muerte de Vindex se retiró a Clunia y se
planteó también el suicidio. Afortunadamente para él, Nerón había perdido los
nervios, y se disponía a huir a Egipto y había abandonado las riendas del
gobierno. Viendo la situación, el comandante de los pretorianos, Ninfidio
Sabino, convenció a sus hombres (con ayuda de la promesa de un jugoso “donativo”)
de que Nerón estaba acabado y rompieron su juramento de lealtad. El Senado que
declaró enemigo público a Nerón y nombró en su lugar a Galba (entre el 8 y el
11 de junio del 68). Nerón se suicidó, al ser descubierto en su huida.
Galba
padeció un irracional miedo a las conspiraciones y mandó ejecutar a muchos
senadores y equites, sin pruebas. El descontento en el ejército se
mantenía. Después de su salvadora llegada a Roma, Galba rechazó pagar los
estipendios que prometió a los soldados que le apoyaron.
Los cuatro emperadores del año 69: Galba
(8 de junio del 68 al 15 de enero del 69, Otón (15 de enero al 16 de abril),
Vitelio (16 de abril al 22 de diciembre) y Vespasiano (23 de diciembre al 23
junio del 79)
La crisis
estalló el 1 de Enero del 69. Las legiones de Germania Superior se
negaron a tomar el juramento anual de lealtad a Galba, a pesar de los intentos
de su nuevo comandante, Hordeonio Flacco. Las antiguas legiones de Rufo estaban
molestas porque se sentían injustamente castigadas por haber acabado con
Vindex, que desde su punto de vista había sido un “galo revoltoso”. Sólo
les quedaba encontrar un nuevo emperador al que apoyar y lo iban a encontrar en
el comandante de las legiones de Germania Inferior, Aulo Vitelio
Germánico.
La rebelión
de Vitelio es un tanto sorprendente ya que apenas llevaba un mes en su puesto y
había sido nombrado directamente por Galba. Se especula que sospechaba que el
entorno de Galba estaba pensando acusarle de corrupción en un cargo anterior y
librase de él. Quien convenció a Vitelio de rebelarse fue uno de sus legados,
Fabio Valente. Valente había hecho grandes esfuerzos en conseguir el apoyo de
las legiones de la Inferior para Galba e incluso había ejecutado
al antecesor de Vitelio bajo la sospecha de traición; sin embargo no había
recibido ninguna recompensa por lo que probablemente decidió buscarse otro
emperador que valorara mejor sus iniciativas.
Galba sospechaba
que parte de su inestabilidad se debía a la actuación y enorme poder acumulado
por varias personas de su entorno, entre las que destacaba Marco Salvio Otón
que se postulaba claramente a ser nombrado heredero. La reacción de Galba fue
presentar el 10 de enero como su heredero a Lucio Calpurnio Pisón, un
hombre escasamente influyente pero claramente manejable. Otón no estaba
dispuesto a soportar esto y se aprovechó del malestar de los pretorianos con el
hecho de no haber recibido el donativo prometido en su día a la caída de Nerón
para orquestar un golpe de estado. Galba y Pisón fueron asesinados el día
15 de enero por un pequeño grupo de pretorianos y Otón se presentó ante el
Senado como el hombre que controlaba Roma, para ser aclamado emperador (Imperator
Marcus Otho Caesar Augustus).
Cuando
Galba tuvo noticias del golpe de estado en ciernes marchó por las calles en un
intento de normalizar la situación tratando de que la gente se pusiera de su
lado, pero nadie lo hizo. Finalmente fue asesinado por un soldado de la legión
XV Primigenia llamado Camurius, cuando contaba con 72 años. Su sucesor, Pisón,
fue asesinado tres días después. Plutarco afirma que el emperador ofreció el
cuello a sus asesinos exclamando: “Matadme, si de ello depende el bien de Roma”.
Otón
Otón contaba
con las legiones XIII Gemina y I Adiutrix, fue reconocido
como emperador por el Senado el mismo día. El nuevo emperador fue recibido con
alivio. A pesar de su ambición y codicia, a Otón no se le conocía que fuera tiránico
ni cruel, por lo que se esperaba que fuese un emperador justo. Pero estaba el
problema de Vitelio, quien llevaba días marchando sobre Italia desde Germania.
Vitelio poseía
el mando de las legiones de élite del imperio, compuestas por veteranos de
las Guerras Germánicas: la I Italica, V Alaudae y parte de las I
Germanica, XV Primigenia y XVI Gallica, Aulo Cecina aportaba la XXI Rapax y
buena parte de la IIII Macedonica y XXII Primigenia. En total tenían 70.000
efectivos. Estos eran sus mejores argumentos para conseguir el poder.
Las fuerzas
de Vitelio se dividieron en dos ejércitos, uno mandado por Aulo Cecina y otro
mandado por Fabio Valente. Las fuerzas de Cecina cruzaron los Alpes por el paso
Gran San Bernardo para alcanzar el norte de Italia. Atacaron Placentia, pero
fueron rechazados por la guarnición y se dirigieron a Cremona para esperar la
llegada del ejército de Valente.
Campañas durante el año 69 de los cuatro
emperadores. Autor Roger M. Kean
Otón no tenía intenciones de iniciar
otra guerra civil y envió mensajeros para proponer una paz e invitar a Vitelio
a ser su hijo adoptivo. Sin embargo, era ya demasiado tarde, y el ejército de
Vitelio se dirigía a Italia con unos 70.000 hombres, obteniendo una serie de
victorias menores. Otón contaba con la Guardia Pretoriana, las legiones I
Adiutrix y XIII Gemina, parte de las legiones VII (Hispana), XI Claudia y XIIII
Gemina, y un contingente de gladiadores en total unos 50.000 efectivos y
esperaba refuerzos.
Otón salió
de Roma en el 14 de marzo y marchó hacia el norte para hacerles frente, dejando
a su hermano Titiano responsable de Roma, su estado mayor incluía a generales
como Gayo Suetonio Paulino, que había derrotado Boudica ocho años antes, pero
Otón decidió llamar a su hermano Titiano de Roma para servir de su comandante
en jefe.
Batalla de Locus Castorum (69)
Antes de
que Titiano llegara, Cecina tendió una emboscada a los otonianos, para ello
dejó atrás a sus legionarios y marchó sólo con la infantería y caballería
auxiliar. Paulino salió de Bedriacum a hacerle frente con toda la fuerza que
pudo reunir: unos 13.500, de los que 2.000 eran jinetes (el equivalente a 4
alas).
Mario
Celso, comandante de la caballería otoniana, lideraba la columna de Paulino con
2 alas de caballerías y estableció pronto contacto con su rival viteliana en un
lugar identificado como Locus Castorum a 20 km de Cremona. Los jinetes
vitelianos cedieron rápidamente y se retiraron, perseguidos por los otonianos.
Dicha persecución hizo saltar la trampa antes de tiempo: los infantes auxiliares
que estaban emboscados en un bosque cerca del camino, salieron de sus
posiciones de emboscada y se abalanzaron sobre la caballería otoniana. Pero
Celso había conseguido contener lo suficiente a la caballería, para que el
precipitado ataque de los infantes no tuviera efecto.
Celso trató
de bloquear a los auxiliares para que Paulino los rematara con sus fuerzas de
infantería. Las fuerzas otonianas desplegaron de izquierda a derecha una
vexilatio de la legión XIII Gémina, 4 cohortes de infantería auxiliar y 500
jinetes. Cecina por su parte desplegó en su flanco derecho la legión I
Auditrix, cohortes de infantería auxiliar y 500 jinetes auxiliares.
Sin embargo
Paulino tardó mucho tiempo en poner en acción a su infantería. La caballería
otoniana acosó a los hombres de Cecina pero estos pudieron replegarse hacia
Cremona, de donde habían salido refuerzas. Los auxiliares incluso infligieron
un revés a los equites singulares, cuando algunos de sus miembros más
entusiastas se acercaron demasiado. Los otonianos resultaron victoriosos pero
habían perdido una oportunidad de causar graves daños al ejército viteliano.
En Cremona
esperaron al ejército de Valente, que había seguido una ruta más larga a través
de Galia.
Titiano
llegó a donde estaba el ejército otoniano y tomó el mando. Se decidió presentar
batalla contra el consejo de Paulino y otros generales, que querían esperar
hasta que otras legiones, que estaban en camino, hubieran llegado. Propio Otón
se quedó en Brixellum para esperar el resultado.
Primera batalla de Bedriacum o de Cremona (69)
El 14 de
abril los dos ejércitos se encontraron en el Vía Postumia, en Bedriacum
(Cremona). Algunos enfrentamientos más fuertes fueron entre la legión otoniana
I Adiutrix recientemente criada con los infantes de marina en Ravenna, contra
la veterana XXI Rapax de Vitelio. La I Adiutrix ganó, capturando el águila de
la XXI, aunque su oficial murió al recuperarla. En la otra parte del campo de
batalla, la legión XIII Gémina de Otón fue derrotada por la V Alaudae de
Vitelio. La I Adiutrix finalmente retrocedió cuando una fuerza de auxiliares de
bátavos la atacó de flanco.
Primera batalla de Bedriacum o de Cremona 14 de abril
del año 69. Autor Sean O’brogain
Primera batalla de Bedriacum o de Cremona
14 de abril del año 69. La legión V Alaudae derrota a la legión XIII Gémina
Según Dión
Casio aproximadamente 40,000 hombres murieron en los enfrentamientos. Las
tropas otonianas huyeron hacia su campo en Bedriacum, y al día siguiente se
rindieron a las fuerzas de Vitelio y prestaron el juramento de lealtad a
Vitelio.
El
emperador y el sublevado Vitelio continuaban teniendo en sus manos a unos
formidables ejércitos y además a Otón le llegaban refuerzos, todo apuntaba a
que el conflicto quedaría encallado. Otón decidió poner fin a la anarquía
suicidándose, pronunció su famosa frase: “Es mucho más justo morir uno por
todos que todos por uno“. Había sido emperador durante poco más de tres meses.
Vitelio, se
colmó de gloria con sus hombres y la ciudadanía romana, todo lo podemos ver con
una frase suya, ante el cadáver de su rival. “El cadáver de un enemigo siempre
huele bien, y mejor aún si es un conciudadano”
Vitelio
Vitelio fue
reconocido como emperador por el Senado. Con la aceptación garantizada, salió
de Roma. A pesar de todo el comienzo de su reinado no fue favorable. Con el
trono fuertemente asegurado, Vitelio inició una serie de fiestas, banquetes
(Suetonio cita tres en un mismo día: mañana, mediodía y noche) y desfiles
que llevaron a la tesorería imperial a la bancarrota. Pronto se acumularon las
deudas y los prestamistas empezaron a solicitar los pagos. Vitelio mostró su
naturaleza violenta al reprimir con crueldad el atrevimiento de los demandantes
mediante torturas y ejecuciones. Con las finanzas imperiales en un estado pésimo,
Vitelio hizo asesinar a todos los ciudadanos que se llamasen como él o su
heredero. Se desató entonces una persecución de cualquier posible rival
invitándoles a palacio con promesas de poder para después asesinarles.
Mientras
tanto, las legiones estacionadas en las provincias de Oriente
próximo, Judea y Siria, aclamaron a Vespasiano como
emperador. Vespasiano había sido un comandante excepcional en Judea bajo el
mandato de Nerón en el año 67, cuando asumió la tarea de sofocar la
rebelión zelota judía. Se ganó el apoyo del gobernador de Siria, Cayo
Licinio Muciano. Las experimentadas legiones que habían combatido duro en Judea
marcharon sobre Roma al mando de Muciano. Vespasiano viajó a Alejandría,
donde fue aclamado como Emperador el 1 de julio obteniendo el control
de los vitales suministros de grano de Egipto. Tito, el hijo de
Vespasiano, permaneció en Judea para acabar con la rebelión zelota judía.
Antes de
que las legiones de Oriente podrían alcanzar Roma, las legiones danubianas de
las provincias de Retia y Moesia también aclamaron Vespasiano como el Emperador
en agosto. Tres de estas legiones, la III Gallica, la VIII Augusta y la VII
Claudia habían apoyado a Otón en la primera batalla de Bedriacum o de Cremona.
Habían jurado lealtad a Vitelio, pero cuando oyeron el levantamiento de
Vespasiano, le apoyaron de inmediato. Persuadieron las otras dos legiones, la
VII Galbiana y la XIII Gemina para unirse a ellos. Conducidos por Marco Antonio
Primo se dirigieron a Italia.
Cuando
Vitelio supo que Antonio Primo se dirigía a Italia, envió a Cecina con un
ejército poderoso formado por las legiones XXI Rapax, V Alaudae, III Itálica y
XXII Primigenia juntos con vexilationes de otras siete legiones y fuerzas
auxiliares. La primera de las legiones de Antonio llegó a Verona, pero Cecina
no quiso atacarlos antes de que el resto del ejército llegara, ya que había
estado conspirando con Lucilio Basso, el comandante de la flota en Rávena, para
cambiar su apoyo a Vespasiano. Cuando reveló sus intenciones de las tropas de Vitelio,
a iniciativa de la V Alaudae, se negaron a abandonar su emperador y encarcelado
Cecina. Fueron elegidos como jefes el legado de la legión V Fabio Fabulo y el
prefecto de campo Casio Longo, que decidieron trasladarse a Cremona para
reunirse con el I Itálica y XXI Rapax enviando por delante una parte de la
caballería para ocupar Cremona.
Segunda batalla de Bedriacum o Cremona
diciembre del 69
A
mediados de octubre, el poderoso ejército viteliano mandado por Fabio
Fabulo y Casio Longo y compuesto por las legiones I Italica, V Alaudae, XXI
Rapax; parte de las I Germanica, XV Primigenia, XVI Gallica y XXII Primigenia y
vexilationes de las britanas II Augusta, IX Hispana y XX Valeria Victrix, a la
que se unió posteriormente la IV Macedonica pero sin su comandante Valente que
estaba en camino por haber caído enfermo en Roma, en total unos 35.000
efectivos, asentaron el campamento en Cremona y desplegaron las fuerzas en el
mismo lugar que la batalla anterior entre Cremona y Becriacum para esperar a
las fuerzas de Antonio.
Las fuerzas
de Antonio avanzaron a lo largo el Vía Postuma hacia Cremona, contaba con las
legiones III Gallica, VII Claudia, VII Galviana (posteriormente Gémina), VIII
Augusta y XIII Gemina más los pretorianos y auxiliares en total unos 25.000
efectivos. Empezaba a caer la noche cuando Antonio consiguió reunir todo su
ejército frente a Bedriacum cerca de Cremona donde se encontraban los
vitelianos. Antonio dispuso a sus tropas a izquierda y derecha de la Vía
Postumia y se dispuso a esperar al día siguiente para entablar la batalla.
Al
anochecer del 24 de octubre, batalla empezó con un imprudente ataque de
una parte de la caballería vespasiana que fue rechazada por la viteliana. Ambos
ejércitos salieron en apoyo de sus respectivas caballerías, consiguiendo Primo
rechazar a la triunfante caballería viteliana. Éstos buscaron la protección de
sus compañeros, perseguidos por la caballería rival y los auxiliares de las
legiones moesias.
Ya la noche
se había caído y la batalla siguió durante las horas de oscuridad. La confusión
era enorme, de noche no se puede distinguir amigo de enemigo, soldados buscan
reunirse con sus estandartes y se encuentran con enemigos. Hay un trágico
episodio descrito por Vipsano Mesala: un recluta de la legión VII Galbiana de
Vespasiano es matado por un viejo soldado de la legión XXII Primigenia de
Vitelio, para descubrir después que era su propio hijo.
Segunda Batalla de Bedriacum o de Cremona
año 69. Fue en diciembre sin que se sepa la fecha exacta. La imagen muestra un
trágico episodio descrito por Vipsano Mesala: un recluta de la legión VII
Galbiana de Vespasiano es matado por un viejo soldado de la legión XXII
Primigenia de Vitelio, para descubrir después que es su propio hijo. Autor Graham
Turner
La
aparición de la luna (que había estado parte de la noche oculta) favoreció más
a los vespasianos ya que permitió a Primo recuperar cierto control de la
batalla, además los vitelianos quedaron iluminados por la luz de la luna de
frente, mientras que los vespasianos eran favorecidos por la sombra.
La legión
VII Galbiana de Antonio, sufrió bajas pesadas y perdió su águila durante un
momento, aunque uno de sus centuriones más tarde la recuperó a costa de su
propia vida. Finalmente las fuerzas de Antonio comenzaron a ganar la ventaja, y
el punto decisivo llegó cuando rompió el alba. La III Gallica de Antonio había
servido en Siria durante muchos años y mientras allí había adoptado una
costumbre local. Cuando el sol se elevó dieron vuelta al este para saludarlo, y
esto fue mal interpretado por las fuerzas vitelianas que creyeron que estaban
saludando a los refuerzos de Muciano que se sabía que estaban de camino.
Antonio aprovechó la vacilación para lanzarse al ataque, las legiones
vitelianas I y XXI son rechazadas y puestas en fuga, y todo el ejército se
retira a la ciudad de Cremona para refugiarse en sus murallas.
Asedio de Cremona
Cremona
estaba bien fortificada, junto a la cual, los vitelianos habían colocado un
campamento fortificado con empalizadas y zanjas y otras obras. Los vespasianos
no sabían qué hacer: el ejército estaba exhausto, pero quería a toda costa a
asalto el campo del enemigo y la ciudad; volver al campamento en Bedriacum
habría significado una gran pérdida de trabajo duro y de los frutos de la
victoria. Construir un campamento era arriesgado porque los enemigos podían
hacer un salida mientras lo construían. Antonio luego hizo rodear la muralla.
Se lanzaron flechas y piedras, pero los defensores golpeado desde arriba, por
lo que las pérdidas fueron mayores entre los vespasianos. Antonio asignó a cada
legión un sector, a las legiones III y VII les dio el lado oriental, a la VIII
y VII el sur y el norte a la XIII.
Los
vespasianos asaltaron primero el campamento en formación testudo empleando
azadas, picos, guadañas y escaleras, recibiendo una lluvia de proyectiles, los
soldados al descubierto eran un blanco fácil. Las fuerzas de los asaltantes
empezaban a empezaban a flaquear, pero la promesa de permitirles saquear la
ciudad les reanimó. Continuaron el asalto con nuevos bríos en particular las
legiones III y VII Galbiana, donde Antonio había concentrado auxiliares elegidos.
Los vitelianos, al ver que no podían hacer nada en contra de la tortuga, ya que
los dardos lanzados resbalaban en el muro de escudos, se desmoralizaron. Así,
mientras la VII escaló el muro en formación de cuña, III rompió la puerta con
picos y espadas. Cayo Volusio de la III, fue el primero en entrar. Los
vespasianos entraron en el campamento e hicieron una gran masacre.
Asedio de Cremona diciembre año 69, las
fuerzas de Vespasiano entran en la ciudad de Cremona. Autor Seán Ó’Brógáin
Pero ahora
se enfrentaban a los altos muros de la ciudad, con torres de piedra y puertas
de hierro reforzado, desde donde los defensores lanzaban dardos y podían contar
con el apoyo de la población y de los que muchos eran comerciantes estaban allí
de feria. Antonio ordenó entonces a incendiar los edificios más lujosos fuera
de las puertas, para poner a prueba la fidelidad de la gente, emplearon los
materiales de las casas para rellenar el foso y construir torres más altas que
las murallas desde donde bombardear a los defensores. Después envió a los
legionarios en la formación de testudo para asaltar las murallas.
Finalmente
tomaron las murallas, se produjo una lucha callejera y los vitelianos fueron
derrotados y Cremona fue arrasada salvajemente durante cuatro días.
Segunda Batalla de Cremona o Bedriacum:
Lucha callejera entre pretorianos y legionarios
Después
estableció su campamento en Bedriacum y envió a los supervivientes legionarios
vitelianos a Hispania, Britania y a Germania, tras jurar lealtad al nuevo
emperador.
Las bajas
según Giuseppe Flavio fueron de 4.500 en el bando Vespasiano y de 30.200
vitelianos incluyendo civiles y comerciantes.
Vitelio
trató de ganar tiempo y envió a unos emisarios acompañados por vírgenes
vestales para negociar una tregua e iniciar conversaciones de paz. Al día
siguiente, los mensajeros volvieron con la noticia de que el enemigo estaba a
las puertas de la ciudad.
La
inmediata entrada en Roma de las tropas de Vespasiano provocó el pánico en la
ciudad. Vitelio, sintiéndose acorralado, trató de abdicar mediante
negociaciones con Muciano, pero su guardia pretoriana lo impidió. Muciano y
Antonio mantuvieron su posición en los alrededores de la ciudad hasta la
llegada de Vespasiano, a finales del verano del año 70. La entrada triunfal en Roma
se produjo el 20 de diciembre. El Senado proclamó al día siguiente a Vespasiano
como emperador. Esto ocurrió el 21 de diciembre del 69, el mismo
año que había empezado con Galba en el trono.
Rebelión de los bátavos (69-70)
La rebelión
de los bátavos (batavii en latín, fue una revuelta que tuvo lugar en la
provincia romana de Germania Inferior (cerca de los Países Bajos) entre los
años 69 y 70. Se trataba de un levantamiento contra el dominio romano
encabezado por los bátavos y otras tribus de la Germania y de la Galia, quienes
estaban dirigidos por el príncipe heredero llamado Cayo Claudio conocido como
Julio Civilis, un oficial de las tropas auxiliares. Durante la revuelta, que
aprovechó la inestabilidad que se produjo en el imperio durante el año de los
cuatro emperadores, los bátavos consiguieron derrotar a dos legiones romanas e
infligir humillantes derrotas al ejército romano.
Los bátavos
eran parte de la tribo de los catos (chatti), que emigraron en el 50 AC a la
región ubicada entre el Viejo Rin y el Waal, en una zona llamada “Betuwe”, que
ellos llamaban “la Isla”, al ser la parte de tierra del delta entre los ríos.
Su tierra, aunque potencialmente fértil, era incultivable en su mayor parte,
puesto que consistía en gran parte en zonas pantanosas del delta del Rin. Por
ello, la población que los bátavos podían mantener era pequeña, no mayor de
unos 35.000 habitantes. Su capital era Noviomagus Batavodurum (Nijmegen).
Poblado bátavo
Los bátavos
eran principalmente guerreros y tenían gran habilidad para montar a caballo,
eran buenos nadadores y también capaces en el manejo de naves, por lo que
constituían una buena fuente en la que reclutar soldados. Donar era el
principal de los dioses bátavos, siendo el equivalente a Thor en la cultura
escandinava. El centro principal del culto de los bátavos se situaba cerca del
actual Nijmegen, donde se construyeron dos templos dedicados a Donar. Se
encontró otro templo cerca de Elst, en el centro de “La Isla”. Los bátavos
solían cantar sus himnos de guerra en su nombre. Esos templos eran lugares
abiertos, con solo una pequeña valla, puesto que los bátavos no creían
apropiado limitar a sus dioses usando paredes y techos. También adoraban a
Wodan que era similar al Mercurio de los romanos, así como un amplio repertorio
de diosas.
Tácito
escribió: “Los bátavos, posiblemente los más aguerridos de entre todas las
tribus germanas, ocuparon la ribera y la Isla del Rhin. Solo eran una rama de
los catos que a causa de una guerra civil emigraron a su actual asentamiento,
viéndose destinados a formar parte del Imperio Romano. Pero todavía conservan
un privilegio honorable, en recuerdo de su antigua alianza con nosotros. No
están sujetos a la indignidad de tributar por la tierra según las leyes sobre
recaudación de impuestos. Libres de tasas y reclutamientos especiales,
preservados para las batallas, son, como las armas y las armaduras, para ser
usados en combate“.
A cambio de
un privilegio inusual de exención de impuestos (no debían pagar el tributum, un
impuesto sobre la tierra y el ganado al que la mayoría de peregrini estaban
obligados), proporcionaban un número desproporcionado de reclutas a las tropas
auxiliares romanas de la dinastía Julio-Claudia, un ala y 8 cohortes equitatas.
Infante auxiliar bátavo. Izquierda Autor
Johnny Shumate. Derecha auxiliar cohorte equitata I Batavorum curiosamente
lleva un scutum semicircular autor Christos Giannopoulos.
También
eran el pueblo del que procedía la mayor parte de la guardia personal de élite
de Augusto (Germani corpore custodes), que continuó en servicio hasta el año
68. Las tropas auxiliares formadas por los bátavos llegaban a la cifra de 5.000
hombres, lo cual implica que durante la totalidad del periodo de la dinastía
Julio-Claudia más del 50% de los bátavos varones que llegaban a la edad militar
(16 años) pudieron haberse enrolado en los auxilia. También implica que los
bátavos, aunque supusiesen un 0,05% de la población total del imperio en 23,
aportaban el 4% del total de las tropas auxiliares, es decir, 80 veces la cuota
proporcional. Los romanos les consideraban lo mejor de sus tropas auxiliares.
Además, estando en servicio del Imperio Romano, habían perfeccionado una
técnica única que les permitía nadar a través de los ríos a la vez que portaban
la totalidad de su armadura y armamento.
Jinetes bátavos cruzando un río. Los
bátavos eran buenos jinetes y buenos nadadores, desarrollaron una técnica para
nadar con el caballo y todo el equipo. Autor Peter Nuyte
Julio
Civilis era un príncipe hereditario de los bátavos y prefecto de una cohorte de
bátavos auxiliares. Como veterano con 25 años de servicio militar a sus
espaldas, se había distinguido en Britania, en dónde tanto él como las 8
cohortes de bátavos habían desempeñado un papel crucial tanto en la invasión
romana del año 43 y la conquista posterior del sur de la isla.
Hacia el
año 69, sin embargo, tanto Civilis como los regimientos de bátavos y el pueblo
bátavo se encontraban enfrentadas a Roma. Después de que los regimientos de
bátavos fuesen retirados de Britania en el año 66, Civilis y su hermano Julio
Paulo que también era prefecto, fueron arrestados por el gobernador de Germania
Inferior bajo la acusación de traición. Su hermano fue ejecutado, mientras que
Civilis fue enviado a Roma encadenado para ser juzgado por Nerón. La diferencia
de trato entre ellos podría indicar que su hermano era todavía un peregrino,
mientras que Civilis, era un ciudadano romano que tenía derecho a que su caso
fuese revisado por el emperador. Mientras Civilis estaba en prisión Nerón fue
obligado a suicidarse, finalizando en ese momento el gobierno de la dinastía
Julio-Claudia. Nerón fue reemplazado por Galba, que absolvió a Civilis y le
permitió volver a casa.
De vuelta
en Germania Inferior, fue nombrado prefecto de una cohorte de auxilia, pero
cayó bajo sospecha de nuevo bajo el mando de Vitelio, parece que volvió a ser
arrestado, instigado por sus propias legiones que querían que fuese castigado.
Mientras tanto, Galba ordenó la disolución de la guardia personal del
emperador, entre las que se encontraban varios cientos de soldados bátavos, lo
cual fue percibido por los bátavos como un grave insulto. Al mismo tiempo
colapsaron las relaciones entre las cohortes de bátavos y la legión a la que
habían estado asignadas desde hacía 25 años, en los inicios de la invasión de
Britania, la XIV Gemina, llegando su odio mutuo a provocar una lucha abierta al
menos en dos ocasiones.
Sin
embargo, y a comienzos todavía del año 69, Vitelio tomó la decisión de liberar
a Civilis poco después de levantarse contra el poder de Otón, en un momento en
que se encontraba necesitado del apoyo militar de los bátavos. Los regimientos
auxiliares ayudaron a Vitelio a derrotar a Otón en la primera batalla de
Bedriacum, tras lo cual se les ordenó retornar a sus hogares. Sin embargo, en
ese momento se produjo el levantamiento de Vespasiano, por lo que gobernador
viteliano en Germania Inferior ordenó reclutar más tropas de las que estaban
estipuladas como máximo en el tratado entre los bátavos y Roma. La rudeza en
que este edicto fue obligado a cumplirse, pues los ancianos se vieron obligados
a pagar por ser eximidos de sus servicios militares, y la brutalidad con que
los jóvenes fueron capturados, hicieron hervir el descontento ya existente
entre la población local.
Levantamiento año 69
En el
verano del año 69, Civilis era el comandante de las tropas auxiliares bátavas
ubicadas con las legiones del Rin. De acuerdo a la antigua costumbre germánica,
convocó un solemne encuentro nocturno en una arboleda sagrada, atrayendo con
facilidad a los jefes bátavos por un juramento a la rebelión. También enviaron
mensajeros para asegurarse el apoyo de los cananefates, otra tribu germánica
que vivía en la misma isla. Se enviaron otros para pedir la fidelidad de las 8
cohortes bátavas que habían servido en Britania, estacionadas en Mogontiacum
(actual Maguncia) como parte del ejército romano del Rin.
Conspiración de Julio Civilis
Era buen
conocedor de las tácticas romanas, lo cual le dio ideas de cómo podría
derrotarlas. Su primera acción fue crear un señuelo, induciendo una rebelión
fuera de Batavia. Convenció a los cananefates para que se levantaran en armas
bajo el mando de su jefe Brinno, atacando varios fuertes romanos incluyendo el
de Traiectum (actual Utrecht), aprovechando que la mayoría de las tropas se
encontraban en Italia luchando en la guerra civil, los romanos se encontraban
con la guardia baja, por lo que Herdonio Flaco, comandante de las legiones del
Rin, reaccionó enviando a las tropas auxiliares para hacerse con el control de la
situación. El resultado fue un desastre para los romanos fueron derrotados en
algún lugar al sur de la actual Arnhem. Mientras, la flota romana, que bajaba
el río para cooperar con las legiones, fue desviada a la orilla por los
remeros, muchos de los cuales eran bátavos, que se amotinaron contra los
capitanes y centuriones. Los rebeldes capturaron en total 24 naves.
Los romanos
fueron expulsados de toda la región situada a lo largo de los ríos Maas, Waal y
Rin. La base de caballería de Kopse Hof fue el único campamento romano que no
fue incendiado, lo que sugiere que los romanos fueron capaces de conservarlo, y
que todavía controlaban el cruce del Waal cerca de Nijmegen (Nimega).
Flaco,
resuelto a acabar con el problema, envió a su legado Mumio Luperco con las
legiones V Alaudae y XV Primigenia acantonadas en Vétera para que acudiese al
lugar para sofocar la rebelión. Junto con estas legiones acudieron también tres
unidades auxiliares, una de ubios (Colonia), tréviros (Trier) y un ala de
caballería bátava mandada por Claudio Labeón, un conocido enemigo de Civilis. A
finales de agosto, ocuparon Insula Batavorum. En algún lugar, al norte de
Nijmegen, se encontraron con el ejército bátavo.
Seguidores de Julio Civilis
Durante la
batalla, que tuvo lugar cerca de Nijmagen, el ala bátava que se encontraba en
el ala izquierda romana, se pasó al bando rebelde, atacando de flanco a las
legiones romanas, en el otro flanco los auxiliares ubios y tréviros huyeron. El
resultado fue otro desastre más para los romanos: Su ejército fue derrotado y
las legiones se vieron obligadas a retirarse al campamento base de Castra
Vetera (en la actual Xanten).
En ese
momento los bátavos se encontraban en una situación de verdadera independencia,
en la que habían ganado la iniciativa a los romanos. Incluso la rebelión en un
principio fue apoyada por los flavianos, puesto que los propios rebeldes
disfrazaron la rebelión como una sublevación exclusivamente contra el poder
establecido de Vitelio. Sin embargo, con el paso del tiempo quedó patente que
se trataba de una rebelión contra el Imperio, independientemente de quién
ostentara el mando supremo.
Frontera romana en Germania Inferior año
70
Asedio de Castra Vetera año 69
En
septiembre del año 69, Civilis consideró necesario destruir las dos legiones
romanas, a pesar de que ello supondría un punto de no retorno en sus relaciones
con Roma, ya que todavía contaba con el apoyo de los flavianos. Eligió bien el
momento, con la guerra civil en su punto álgido, para evitar que Roma pudiese
contraatacar de forma rápida y efectiva. Además, las 8 unidades auxiliares de
bátavos que se encontraban con Vitelio estaban de camino a casa y podrían ser
persuadidas fácilmente para que se unieran a la rebelión, fueron contactadas
cuando estaban cruzando los Alpes. En su retorno se rebelaron y derrotaron a
las fuerzas de Herenio Galo que acampaban en la actual Bonna (Bonn). Cuando se
reunieron, las fuerzas de Civilis eran superiores en número a las tropas
estacionadas en Mogontiacum (Maguncia) y Bonna (Bonn).
Cohorte equitata batavorum, hubo nueve a
lo largo de la Historia
Civilis
llamó a las armas a la nación completa de los bátavos, a quienes acompañaron
los brúcteros y téncteros y envió mensajeros al interior de Germania para
movilizar más tribus. Los legados romanos Mumio Luperco y Numicio Rufo,
mientras tanto, reforzaron las fortificaciones de Castra Vétera.
A finales
de septiembre Civilis Civil marchó desde ambas orillas del Rin, bajando el
mismo río con los barcos capturados a los romanos, y comenzó el asedio de
Castra Vetera, el campamento en el que estaban instalados los 5.000 legionarios
de la V Alaudae y la XV Primigenia. Se trataba de un campamento moderno, con
muchas provisiones y bien defendido, con vallum construida con ladrillos de
barro y madera, torres y una doble zanja. Después de varios intentos de tomar
el campamento al asalto, Civilis optó por obligar a las legiones a rendirse por
hambre.
Mientras
tanto, Flaco decidió esperar al resultado de la guerra en Italia. No hacía
mucho tiempo atrás las legiones del Rin habían sido castigadas por Galba por su
actuación contra el rebelde Vindex, Civilis estaba haciendo una gran labor en
favor de Vespasiano manteniendo a las dos legiones asediadas impidiendo que
acudiesen en ayuda de Vitelio. Flaco y sus comandantes no quisieron arriesgarse
a colocarse en una situación política incómoda ante el vencedor, por lo que
prefirieron esperar a recibir instrucciones.
Sin
embargo, llegaron las noticias de la derrota de Vitelio, y Civilis mantuvo el
asedio, lo que dejó patente que no luchaba por ninguno de los bandos de la
guerra civil, sino por la independencia de Batavia. Flaco comenzó a preparar un
contraataque para rescatar a las legiones asediadas, reunió efectivos de las
legiones I, XII y XVI bajo el mando de Cayo Dilio Vócula para romper el cerco.
Civilis decidió atacar por sorpresa a las fuerzas de refuerzo antes de que se
reunieran con los sitiados en Vetera. Sabía que si acababa con las tropas de
refuerzo, podría tomar Vetera y extender la región rebelde. Roma tardaría medio
año, al menos, antes de que se pudiese enviar un ejército, cruzando los Alpes,
y el invierno estaba próximo.
El 1 de
diciembre las tropas de Vócula se encontraban acampadas en Gelduba (Kefeld) a
unos 40 km de la fortaleza sitiada. Las fuerzas bátavas mandadas por Julio
Máxico y Claudio Victor con ocho regimientos de caballería atacaron súbitamente
a los romanos, la caballería auxiliar romana no tuvo tiempo de reunirse, la
infantería romana formó con las legiones en el centro y los auxiliares a los
flancos, los bátavos atacaron a los flancos que se dieron a la fuga, dejando a
los romanos con los flancos expuestos. El centro romano retrocedió contra la
empalizada para proteger su retaguardia. La batalla se trasladó al interior del
campamento, según Tácito llegaron refuerzos romanos, una unidad auxiliar vasca
que cargó por retaguardia El ejército romano ganó la batalla y acabó con la
caballería bátava, pero sus propias pérdidas fueron enormes.
Legionarios romanos levantando un
campamento fortificado, se puede observar el vallum compuesto de foso y
terraplén coronado con pilum murale o empalizada de estacas o sudis. Se puede
observar la tienda roja del centurión
Sabiendo
que los romanos acudirían en defensa de Castra Vetera, Civilis abandonó el
asedio y amenazó con atacar Mogontiacum (actual Maguncia). Los romanos fueron
engañados y acudieron a defender su principal base en Germania Inferior,
recibiendo en ese lugar la noticia de la llegada al trono de Vespasiano. Flaco
decidió celebrar la victoria con la entrega de una cantidad de dinero a los
legionarios, pero éstos consideraron ese dinero una ofensa, puesto que esas
legiones históricamente habían sido leales a Vitelio, su antiguo comandante.
Flaco fue asesinado y su segundo al mando desertó, dejando al ejército en un
estado de completa confusión. Vocula escapó del campamento, vestido con ropas
de esclavo.
El
asesinato de Flaco por parte de sus tropas, justo después de restablecer el
orden en Bonna, Colonia Claudia Ara Agripinense, Novaesium y Castra Vetera,
proporcionó a los vapuleados rebeldes un soplo de confianza. Civilis reinició
el cerco a las Legiones V Alaudae y XV Primigenia estacionadas en Vetera, y
tanto los lingones como los tréveros, tribus celtas romanizadas que vivían a lo
largo del Mosel y el Alto Rin, decidieron sumarse a la rebelión.
Julio
Sabino, líder de los tréveros, logró convencer a las legiones I Germanica y XVI
Gallica para que se pasasen a su bando. Mientras tanto, en Castra Vetera la
situación era ya desesperada. Las provisiones se habían agotado y los
legionarios se veían obligados a comerse a las mulas y a los caballos para
sobrevivir. Munio Luperco, comandante de las tropas romanas, decidió finalmente
rendirse ante la ausencia de expectativas de ser liberados.
Asedio bátavo a Castra Vetera año 69
durante la rebelión bátava. Tras rechazar los asaltos iniciales, las legiones V
Alaudae y la XV Primigenia son sitiadas y tuvieron que rendirse al acabarse las
provisiones y no recibir ayuda exterior.
Las
legiones recibieron la promesa de un salvo conducto si dejaban el campamento al
saqueo de los rebeldes, que tomaron todas las armas, material de artillería y
metales preciosos que había. Las legiones marcharon fuera del campamento, pero
a tan sólo unos pocos kilómetros de distancia fueron emboscadas por tropas
germánicas y destruidas. El comandante y los oficiales principales fueron
esclavizados y entregados como regalo a Veleda, la profetisa que predijo el
alzamiento de los bátavos.
Tras este
éxito, Civilis marchó hacia Colonia Agrippina (Colonia) y estableció ahí su
campamento. Los siguientes meses los invirtió en convencer a otras tribus del
norte de la Galia y de Germania para que se uniesen a la rebelión.
Reacción
romana
Llegado a
este punto, la rebelión en Germania suponía ya una verdadera amenaza para el
Imperio. Se habían perdido dos legiones y otras dos (I Germanica y XVI Gallica)
se habían pasado al bando rebelde. La situación debía abortarse cuanto antes.
Tan pronto
como Vespasiano tomó las riendas del Imperio con Italia decidió actuar. Nombró
a Quinto Petilio Cerial como comandante del ejército encargado de sofocar la
rebelión y, para reducir los riesgos de una derrota, reunió un inmenso ejército
para enviarlo a la zona. Las legiones VIII Augusta, XI Claudia, XIII Gemina,
XXI Rapax y II Adiutrix (recién reclutada) fueron enviadas inmediatamente a
Germania. Al mismo tiempo, fueron llamadas para que acudiesen desde Hispania
las legiones I Adiutrix y VI Victrix y desde Britania la XIV Gemina. La mayor
parte de estas legiones fueron desplegadas para pacificar otras zonas de la
Galia y Germania Superior, a la vez que aseguraban la frontera del Rin. No
obstante, el ejército comandado por Cerial seguía siendo inmenso, y suponía una
seria amenaza para los rebeldes.
El ejército
cruzó los Alpes sin mayores problemas y se asentó en la Germania Inferior,
aprovechando el campamento abandonado de Vindonissa. Para evitar sorpresas,
Petilio Cerial avanzó enviando la legión XXI Rapax en vanguardia, seguida del
resto del ejército.
Batalla del río Nava año 70
El primer
encuentro militar tuvo lugar precisamente entre esa legión y las tropas
dirigidas por el trévero Julio Tutor. Entre sus tropas había algunos
legionarios que habían desertado durante la rebelión y que, en un principio, ayudaron
a los rebeldes en su lucha contra la XXI. Poco más tarde, al enterarse de la
llegada del grueso del ejército, decidieron volver a desertar y pasarse a los
romanos, arrastrando con su actitud a algunas tribus rebeldes. Ante esa
deserción, Tutor se retiró más al norte, pero sería derrotado por las tropas de
la XXI en un ataque sorpresa en el río Nava (actual Gian, en Alemania). Su
derrota provocó que la tribu de los tréveros y la provincia de la Gallia
Bélgica volvieran su lealtad de nuevo a Roma, y que la práctica totalidad de
legionarios que desertaron durante la sublevación juraran lealtad a Vespasiano.
Batalla de Rigodulum año 70
Además, con
esa victoria, Petilio Cerial dejó completamente despejado el camino hacia
Germania Superior y en mayo del 70, avanzó hasta Moguntiacum, donde se reunió
con las legiones III Macedonica y XXII Primigenia y algunas unidades galas
reclutadas de forma precipitada durante la revuelta, a las que Cerial licenció.
Desde Mongotiacum, Petilio Cerial se dirigió directamente contra un gran
contingente de tréveros dirigidos por Julio Valentino y Julio Tutor en
Rigodulum (posiblemente, la actual Riol). Tras un ataque frontal contra la
posición fortificada del enemigo, Petilio Cerial derrotó completamente a los
rebeldes, capturando a Valentino y a algunos de sus oficiales. Al día
siguiente, Cerialis entró en Trier, donde se encontró con los legionarios de la
I Germanica y de la XVI Gallica, que en su día habían desertado, perdonándolos
de forma oficial para asegurarse la disponibilidad de esos veteranos de cara a
la reconquista de la región. Cerial capturó Augusta Treverorum (la actual
Tréveris), patria de muchos de los líderes rebeldes y posición estratégica que
dominaba las principales rutas de la región. Por último, en una asamblea,
dirigió un discurso pacificador hacia los tréveros y los lingones, que se
sintieron aliviados al ver que no iban a caer sobre ellos las esperadas
represalias por su rebelión.
Batalla de
Augusta Treverorumaño 70
Los
rebeldes se encontraban divididos: Civilis defendía una estrategia consistente
en esperar a los refuerzos prometidos por los germanos transrenanos, mientras
que Clasico y Tutor eran partidarios de atacar cuanto antes, con el fin de
evitar que los romanos pudiesen reforzarse con tropas provenientes de Britania
e Hispania. Prevalecieron estos últimos, y se organizó un ataque nocturno
contra el campamento romano de Augusta Treverorum. La noche del 7 al 8 de junio
con luna nueva, realizaron el ataque, la sorpresa fue completa, hasta el punto
de que Cerialis no se encontraba en el campamento sino en la ciudad. Fue
avisado por mensajeros y retornó para encontrarse el campamento invadido y que
el puente que lo comunicaba con Augusta Treverorum había sido tomado. Reunió
los hombres que pudo y se lanzó de forma temeraria contra los germanos del
puente encontrándose una situación desesperada. Increpó a los soldados
legionarios que huían hasta que reaccionaron y comenzaron a formar contubernios
y centurias para contener el avance enemigo. Por su parte el enemigo frenó su
empuje inicial, dado que los soldados habían comenzado a preocuparse más por el
botín que por la lucha, permitiendo con ello que la XXI Rapax estableciese una
sólida formación de combate con la que comenzó a hacer retroceder a los germanos.
Consiguieron primero la retirada de los rebeldes, luego su huida, y finalmente
tomaron su campamento y lo arrasaron, resultando una brillante victoria romana,
aunque los jefes rebeldes pudieron escapar.
Cerialis se
dirigió al norte, a la Colonia Agrippina (la actual Colonia), en donde los
habitantes se habían visto obligados a pasarse al bando rebelde contra su
voluntad. Tras la victoria romana en Augusta Treverorum, mataron a los germanos
que había en la ciudad capturando a la esposa y a la hermana de Civilis y a la
hija de Clasico. También capturaron a un contingente de infantería germana de
caucos y frisios.
Batalla de Vétera año 70
Civilis se
fue batiendo en retirada hacia el norte, a la vez que recibía refuerzos
procedentes de la Germania Libera. Finalmente decidió presentar batalla junto a
Castra Vetera, en donde le favorecía el terreno pantanoso, además Civilis
también había construido una presa en un ángulo del Rin para contener el río, y
poder anegar el terreno adyacente. Los romanos, por su parte, se habían
reforzado aún más, y Petilio Cerial podía contar también entre sus fuerzas a
las legiones XIV Gemina, II Adiutrix y la VI Victrix.
Infantes auxiliares en la frontera de Rin
siglo I, pertenecen a una torre de vigilancia
El primer
día de batalla los romanos cayeron en las provocaciones de los germanos,
iniciando un ataque demasiado precipitado, los bátavos sabían dónde estaban los
bajíos, y los atravesaban a la carrera, generalmente evitando la línea de
frente y rodeando los flancos y la parte posterior, no se libraba una batalla
convencional sino una especie de batalla naval, ya que los hombres forcejeaban
por todas partes en las aguas empantanadas donde era difícil mantenerse de pie,
sólo se pudo salvar gracias a la llegada de la noche.
Al día
siguiente se respetaron las formaciones de combate y la batalla comenzó de
forma controlada. Tras el lanzamiento de armas arrojadizas, los romanos
aguantaron la tentación de lanzarse al ataque hacia el terreno pantanoso,
siendo las tropas de Civilis las que se lanzaron contra los romanos cuando se
agotaron los proyectiles. Su primer asalto puso en dificultades a las líneas
romanas, en particular debido a que un pelotón de brúcteos cruzó a nado el río
Rin y atacó por el flanco a los romanos. La segunda línea de legionarios logró
restablecer el equilibrio, mientras que un desertor bárbaro se ofreció a
enseñar a Petilio Cerial un camino por el que podía atacar al enemigo por la
retaguardia. Cerial envió dos alas con el desertor y consiguió el objetivo,
provocando la desbandada de los germanos y la victoria de Roma. Civilis logró
escapar de nuevo y, aunque recibió refuerzos, se retiró a una isla en la
desembocadura del Rin.
Ataque a la Isla
Cerialis
sabía no podría cruzar a la Isla sin marina, y decidió esperar hasta tener una
flota. Mientras tanto, sus soldados tenían que proteger el río. Las Legiones VI
y XXI fueron enviadas a Novaesium y Bonna, la XXII Primigenia llegó desde
Moguntiacum a Vetera; la Legio II comenzó a construir un puente en Noviomagus,
la Legio X fue a un lugar (no identificado actualmente) llamado Arenacium. Las
unidades auxiliares fueron estacionadas en Grinnes y Vada (también sin
identificar en la actualidad).
Sin
embargo, eso supuso un error estratégico que se materializó cuando el bátavo
organizó un cuádruple ataque contra cuatro de los campamentos romanos: los de
las legiones X Gemina y II Adiutrix, y contra otros dos de las tropas
auxiliares. El grueso del ataque se dirigió contra los campamentos de los
auxiliares, en donde hubo graves bajas en el bando romano, incluyendo a Julio
Brigantio, un sobrino de Civilis que había permanecido leal a Roma. Sin
embargo, Petilio Cerial se encontraba próximo y reaccionó acudiendo al frente
de un contingente de caballería que puso en fuga a los atacantes. De nuevo los
lideres bátavos, Civilis, Tutor y Clasico consiguieron escapar cruzando el Rin
a nado.
Julio Civilis y sus hombres algunos con
equipamiento romano de las legiones
No sería
ésta, sin embargo, la última ocasión en la que la excesiva confianza pasase
factura a los romanos, Civilis envió un ataque sorpresa contra un contingente
fluvial en el que el propio Petilio Cerial se desplazaba para inspeccionar los
trabajos de reconstrucción, intentando hacerse con la nave insignia y capturar
al propio general romano. Capturaron la nave insignia para descubrir que
Cerialis no estaba a bordo (Se cree que pasó la noche con una mujer de
Colonia.) La nave fue enviada a la profetisa brúctera Veleda.
Eso fue una
humillación, y Cerialis decidió que no podía posponer durante más tiempo la
invasión de Betuwe, la Isla de los bátavos. Sus naves ya estaban listas, y con
la aarina invadió la Isla por el oeste, mientras que Cerialis cruzó el Waal
cerca de Noviomagus, en el sureste.
Cerialis
arrasó el territorio exhaustivamente, empleando la estratagema de respetar las
tierras y las granjas de Civilis. En otoño los ríos inundaran la isla
pantanosa, de poca altura, hasta que pareció una ciénaga. No había ni rastro de
la flota o de los convoyes romanos en perspectiva, y los campos en la tierra
plana eran arrasados por la violencia del río.
Civilis
ofreció negociaciones a los romanos, el encuentro tuvo lugar en un puente
semidestruído en alguna parte de Betuwe. No se sabe lo que discutieron Cerialis
y Civilis, pero lo cierto es que la vieja alianza entre Roma y los bátavos fue
restaurada: no fueron obligados a pagar impuestos, sino que tuvieron que seguir
proporcionando las ocho unidades auxiliares.
Las
consecuencias fueron tremendas para los bátavos, cada familia tuvo que guardar
luto por la muerte de, al menos un hijo. Los frisios y los cananefates tuvieron
que pagar el mismo peaje humano. Noviomagus, la capital bátava fue destruida, y
se ordenó a sus habitantes reconstruirla dos kilómetros corriente abajo, en un
lugar donde no podría ser defendida. La Legio X Gemina fue estacionada en las
proximidades, a modo de permanente vigilante.
No se sabe
qué pasó con Julio Civilis, pero es difícil creer que disfrutase de una vejez
tranquila. Es probable que cualquiera de los miembros de su tribu lo matase o
quizás los romanos lo detuvieron. Ciertamente, Tácito escribe que le
garantizaron la inmunidad.
Guerras Dacias
El
territorio dacio comprendía la actual Rumanía, desde el Mar Negro hasta el
curso medio del Danubio. Los primeros en invadir este país fueron los getas una
tribu indo-europea y posteriormente por tribus tracias como los tiros y los
tauriscios con los que estuvieron en guerra. La llegada de los celtas inició un
nuevo enfrentamiento con los nativos a los que se impusieron y los getas fueron
absorbidos dando lugar a los dacios.
Durante la
invasión de los galos (celtas), los getas estuvieron en guerra con ellos, pero
fueron derrotados y miles de getas fueron vendidos como esclavos en Atenas.
Después, parece que los getas desaparecen y surgen los dacios.
En el 82 a.C,
comienza el reinado de Burebista también llamado Birebistas o Berebistas (82-44
a.C), quien unifica la población dacia, formando el primer y más grande reino
de Dacia unificado, en el territorio de la moderna Rumanía y sus alrededores.
Estrabón escribió que Burebista fue capaz de obtener la obediencia completa de
su tribu con la ayuda de Decaeneus, un brujo y un adivino que aprendió su
oficio en Egipto. La obediencia de las personas a Burebista era tan completo
que eran incluso persuadidos para cortar sus parras y dejar de beber vino.
Rey Burevista de Dacia (82-44 a.C) considerado
el fundador de Dacia
En el
corazón del imperio de Burebista, en las montañas Orăștie, construyó un sistema
de fortificaciones de piedra en la parte más alta; los más importantes de estos
fuertes están localizados hoy en los pueblos de Costeşti, Blidaru, Piatra Roşie
y Băniţun.
Burebista
dirigió una política de conquista de territorios nuevos en 60/59 a.C. Por el
oeste atacó y venció a las tribus celtas de boyos y tauriscios, que habitaban a
lo largo del Danubio y en lo que es ahora Eslovaquia. Después de 55 a.C y
probablemente antes del 48 AC, Burebista conquistó las orillas de Mar Negro,
subyugando las fortalezas griegas desde Olbia a Apolonia, así como toda la
llanura panónica de los Balcanes.
Expansión de Dacia en tiempos del rey
Burevista
Por el
este, con ayuda de los bastarnos como aliados, sometió e impuso un protectorado
a las ciudades griegas del Ponto Euxino, desde Apolonia de Tracia (actual
Sozopol) hasta Olbia, y extendió su poder hasta Tracia. De esta forma, logró
extender su reino hasta el Danubio y el Morava.
Fue
contemporáneo de Julio César y fue llamado rey de los getas, en el 48 a.C,
Burebista se puso del lado de Pompeyo contra de Julio César en la guerra civil
romana, enviando a Akornion como un embajador y un asesor militar. Después de
que Cesar emergió tan victorioso, planeó enviar legiones para castigar a
Burebista, pero fue asesinado antes de llevarlo a cabo. Tras la muerte del gran
rey Burebista, Dacia se dividió en cuatro o cinco pequeños estados, esta
situación continuó hasta el rey Duras.
En el 10 a.C,
Augusto envió a Léntulo contra los dacios, que entonces estaban dirigidos por
un tal Cotis o Cotiso, era un rey que gobernaba aparentemente las montañas
entre Banat y Oltenia (actual Rumania). Los romanos al parecer, avanzaron por
el valle del Maros, pero la expedición no tuvo resultados.
El rey
dacio Duras (69-87), también conocido como Duras-Diurpaneo, gobernó al mismo
tiempo que el emperador Domiciano. Subió al poder en el año 69 cuando su
antecesor Scorilo, murió durante una incursión en la provincia romana de
Moesia, siendo rechazado por Licinio Muciano. Amplió su reino, extendiéndose a
Eslovaquia, Moldavia y Valaquia.Próximo Capítulo: Guerras contra los Germanos
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