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martes, 10 de octubre de 2017

Capítulo 36 - Los cuatro emperadores


El año de los cuatro emperadores (69)

Nerón (54-68)
En los últimos años Nerón había ido eliminando a los últimos descendientes de Augusto a los que veía como directos rivales. Lejos de ganar con ello seguridad y dado que carecía de heredero, el resultado fue el contrario ya que ahora cobraba fuerza la opción de un emperador no perteneciente a la dinastía de Augusto, con lo cual el número de rivales a vigilar se incrementó. Los temores de Nerón aumentaron e inició una campaña de eliminación de conspiradores reales o imaginados.
Cayo Julio Vindex era un senador descendiente de la antigua realeza aquitana que ejercía el cargo de gobernador de la provincia de Gallia Lugdunensis. Insatisfecho con Nerón al que ve como un payaso y preocupado por la gran carga fiscal que soportaba su provincia y en general todo el Imperio, se dedicó a contactar con otros gobernadores de cara a expulsar a Nerón del trono (alguno de ellos llegó a denunciarlo). Vindex reunió a sus conciudadanos y declaró que ya no le debía lealtad a Nerón, enumerando sus crímenes, agravios y denunciando sus bufonadas “artísticas”.
Imperio Romano en el 69, año de los 4 emperadores

El guante lanzado por la rebelión de Vindex fue recogido por el gobernador de la Hispania Tarraconensis, Servio Sulpicio Galba, que se rebeló en abril del 68 recibiendo el apoyo de Vindex como hombre idóneo para reemplazar a Nerón. Galba contaba con una legión la VI Victrix y reclutó otra nueva la VII. Contaba con el apoyo del gobernador de la Lusitania (Otón) y la oposición de la Bética cuyo gobernador fue ejecutado y reemplazado por un hombre leal a Galba. Tras solucionar su retaguardia, Galba se dispuso a marchar sobre Roma.
Otro en rebelarse fue el legado de la III Augusta en el norte de África (África Proconsularis), Lucio Clodio Macer, que expulsó al gobernador de la provincia e interrumpió el envío de grano a Roma. Macer no apoyaba a Galba y es posible que se viera a sí mismo como un candidato alternativo a suceder a Nerón.
Vindex había reunido una milicia provincial de 20.000 hombres en la Galia y procedió a asediar la importante ciudad de Londinum (Londres) que permanecía fiel a Nerón. El asedio se interrumpió cuando le llegaron noticias de que el comandante de las legiones de la Germania Superior, Lucio Verginio Rufo, marchaba con sus fuerzas hacia la Galia. Vindex acudió a su encuentro, posiblemente había tenido contactos con él y tenía esperanzas de que se uniera a la rebelión; de hecho Rufo no parecía seguir órdenes directas de Nerón.

Batalla de Vesontio (69)
Lo que sucedió a continuación no está claro: puede que Rufo fuera leal a Nerón, puede que aspirara él mismo a ser emperador o incluso algunos creen que la situación se les fue de las manos y ambos ejércitos empezaron a combatir sin órdenes y por su cuenta y riesgo. El caso es que en la batalla de Vesontio (actual Besançon), las legiones del Rin aniquilaron a las milicias de Vindex haciendo valer su mayor número, mejor equipo y superior entrenamiento. Vindex se vio obligado a suicidarse.

Galba
Servio Sulpicio Galba al enterrarse de la muerte de Vindex se retiró a Clunia y se planteó también el suicidio. Afortunadamente para él, Nerón había perdido los nervios, y se disponía a huir a Egipto y había abandonado las riendas del gobierno. Viendo la situación, el comandante de los pretorianos, Ninfidio Sabino, convenció a sus hombres (con ayuda de la promesa de un jugoso “donativo”) de que Nerón estaba acabado y rompieron su juramento de lealtad. El Senado que declaró enemigo público a Nerón y nombró en su lugar a Galba (entre el 8 y el 11 de junio del 68). Nerón se suicidó, al ser descubierto en su huida.
Galba padeció un irracional miedo a las conspiraciones y mandó ejecutar a muchos senadores y equites, sin pruebas. El descontento en el ejército se mantenía. Después de su salvadora llegada a Roma, Galba rechazó pagar los estipendios que prometió a los soldados que le apoyaron.
Los cuatro emperadores del año 69: Galba (8 de junio del 68 al 15 de enero del 69, Otón (15 de enero al 16 de abril), Vitelio (16 de abril al 22 de diciembre) y Vespasiano (23 de diciembre al 23 junio del 79)

La crisis estalló el 1 de Enero del 69. Las legiones de Germania Superior se negaron a tomar el juramento anual de lealtad a Galba, a pesar de los intentos de su nuevo comandante, Hordeonio Flacco. Las antiguas legiones de Rufo estaban molestas porque se sentían injustamente castigadas por haber acabado con Vindex, que desde su punto de vista había sido un “galo revoltoso”. Sólo les quedaba encontrar un nuevo emperador al que apoyar y lo iban a encontrar en el comandante de las legiones de Germania Inferior, Aulo Vitelio Germánico.
La rebelión de Vitelio es un tanto sorprendente ya que apenas llevaba un mes en su puesto y había sido nombrado directamente por Galba. Se especula que sospechaba que el entorno de Galba estaba pensando acusarle de corrupción en un cargo anterior y librase de él. Quien convenció a Vitelio de rebelarse fue uno de sus legados, Fabio Valente. Valente había hecho grandes esfuerzos en conseguir el apoyo de las legiones de la Inferior para Galba e incluso había ejecutado al antecesor de Vitelio bajo la sospecha de traición; sin embargo no había recibido ninguna recompensa por lo que probablemente decidió buscarse otro emperador que valorara mejor sus iniciativas.
Galba sospechaba que parte de su inestabilidad se debía a la actuación y enorme poder acumulado por varias personas de su entorno, entre las que destacaba ‎Marco Salvio Otón que se postulaba claramente a ser nombrado heredero. La reacción de Galba fue presentar el 10 de enero como su heredero a Lucio Calpurnio Pisón,  un hombre escasamente influyente pero claramente manejable. Otón no estaba dispuesto a soportar esto y se aprovechó del malestar de los pretorianos con el hecho de no haber recibido el donativo prometido en su día a la caída de Nerón para orquestar un golpe de estado. Galba y Pisón fueron asesinados el día 15 de enero por un pequeño grupo de pretorianos y Otón se presentó ante el Senado como el hombre que controlaba Roma, para ser aclamado emperador (Imperator Marcus Otho Caesar Augustus).
Cuando Galba tuvo noticias del golpe de estado en ciernes marchó por las calles en un intento de normalizar la situación tratando de que la gente se pusiera de su lado, pero nadie lo hizo. Finalmente fue asesinado por un soldado de la legión XV Primigenia llamado Camurius, cuando contaba con 72 años. Su sucesor, Pisón, fue asesinado tres días después. Plutarco afirma que el emperador ofreció el cuello a sus asesinos exclamando: “Matadme, si de ello depende el bien de Roma”.

Otón
Otón contaba con las legiones XIII Gemina y I Adiutrix, fue reconocido como emperador por el Senado el mismo día. El nuevo emperador fue recibido con alivio. A pesar de su ambición y codicia, a Otón no se le conocía que fuera tiránico ni cruel, por lo que se esperaba que fuese un emperador justo. Pero estaba el problema de Vitelio, quien llevaba días marchando sobre Italia desde Germania.
Vitelio poseía el mando de las legiones de élite del imperio, compuestas por veteranos de las Guerras Germánicas: la I Italica, V Alaudae y parte de las I Germanica, XV Primigenia y XVI Gallica, Aulo Cecina aportaba la XXI Rapax y buena parte de la IIII Macedonica y XXII Primigenia. En total tenían 70.000 efectivos. Estos eran sus mejores argumentos para conseguir el poder.
Las fuerzas de Vitelio se dividieron en dos ejércitos, uno mandado por Aulo Cecina y otro mandado por Fabio Valente. Las fuerzas de Cecina cruzaron los Alpes por el paso Gran San Bernardo para alcanzar el norte de Italia. Atacaron Placentia, pero fueron rechazados por la guarnición y se dirigieron a Cremona para esperar la llegada del ejército de Valente.
Campañas durante el año 69 de los cuatro emperadores. Autor Roger M. Kean
Otón no tenía intenciones de iniciar otra guerra civil y envió mensajeros para proponer una paz e invitar a Vitelio a ser su hijo adoptivo. Sin embargo, era ya demasiado tarde, y el ejército de Vitelio se dirigía a Italia con unos 70.000 hombres, obteniendo una serie de victorias menores. Otón contaba con la Guardia Pretoriana, las legiones I Adiutrix y XIII Gemina, parte de las legiones VII (Hispana), XI Claudia y XIIII Gemina, y un contingente de gladiadores en total unos 50.000 efectivos y esperaba refuerzos.

Otón salió de Roma en el 14 de marzo y marchó hacia el norte para hacerles frente, dejando a su hermano Titiano responsable de Roma, su estado mayor incluía a generales como Gayo Suetonio Paulino, que había derrotado Boudica ocho años antes, pero Otón decidió llamar a su hermano Titiano de Roma para servir de su comandante en jefe.

Batalla de Locus Castorum (69)
Antes de que Titiano llegara, Cecina tendió una emboscada a los otonianos, para ello dejó atrás a sus legionarios y marchó sólo con la infantería y caballería auxiliar. Paulino salió de Bedriacum a hacerle frente con toda la fuerza que pudo reunir: unos 13.500, de los que 2.000 eran jinetes (el equivalente a 4 alas).
Mario Celso, comandante de la caballería otoniana, lideraba la columna de Paulino con 2 alas de caballerías y estableció pronto contacto con su rival viteliana en un lugar identificado como Locus Castorum a 20 km de Cremona. Los jinetes vitelianos cedieron rápidamente y se retiraron, perseguidos por los otonianos. Dicha persecución hizo saltar la trampa antes de tiempo: los infantes auxiliares que estaban emboscados en un bosque cerca del camino, salieron de sus posiciones de emboscada y se abalanzaron sobre la caballería otoniana. Pero Celso había conseguido contener lo suficiente a la caballería, para que el precipitado ataque de los infantes no tuviera efecto.
Celso trató de bloquear a los auxiliares para que Paulino los rematara con sus fuerzas de infantería. Las fuerzas otonianas desplegaron de izquierda a derecha una vexilatio de la legión XIII Gémina, 4 cohortes de infantería auxiliar y 500 jinetes. Cecina por su parte desplegó en su flanco derecho la legión I Auditrix, cohortes de infantería auxiliar y 500 jinetes auxiliares.
Sin embargo Paulino tardó mucho tiempo en poner en acción a su infantería. La caballería otoniana acosó a los hombres de Cecina pero estos pudieron replegarse hacia Cremona, de donde habían salido refuerzas. Los auxiliares incluso infligieron un revés a los equites singulares, cuando algunos de sus miembros más entusiastas se acercaron demasiado. Los otonianos resultaron victoriosos pero habían perdido una oportunidad de causar graves daños al ejército viteliano.
En Cremona esperaron al ejército de Valente, que había seguido una ruta más larga a través de Galia.
Titiano llegó a donde estaba el ejército otoniano y tomó el mando. Se decidió presentar batalla contra el consejo de Paulino y otros generales, que querían esperar hasta que otras legiones, que estaban en camino, hubieran llegado. Propio Otón se quedó en Brixellum para esperar el resultado.

Primera batalla de Bedriacum o de Cremona (69)
El 14 de abril los dos ejércitos se encontraron en el Vía Postumia, en Bedriacum (Cremona). Algunos enfrentamientos más fuertes fueron entre la legión otoniana I Adiutrix recientemente criada con los infantes de marina en Ravenna, contra la veterana XXI Rapax de Vitelio. La I Adiutrix ganó, capturando el águila de la XXI, aunque su oficial murió al recuperarla. En la otra parte del campo de batalla, la legión XIII Gémina de Otón fue derrotada por la V Alaudae de Vitelio. La I Adiutrix finalmente retrocedió cuando una fuerza de auxiliares de bátavos la atacó de flanco.
Primera batalla de Bedriacum o de Cremona 14 de abril del año 69. Autor Sean O’brogain

Primera batalla de Bedriacum o de Cremona 14 de abril del año 69. La legión V Alaudae derrota a la legión XIII Gémina

Según Dión Casio aproximadamente 40,000 hombres murieron en los enfrentamientos. Las tropas otonianas huyeron hacia su campo en Bedriacum, y al día siguiente se rindieron a las fuerzas de Vitelio y prestaron el juramento de lealtad a Vitelio.
El emperador y el sublevado Vitelio continuaban teniendo en sus manos a unos formidables ejércitos y además a Otón le llegaban refuerzos, todo apuntaba a que el conflicto quedaría encallado. Otón decidió poner fin a la anarquía suicidándose, pronunció su famosa frase: “Es mucho más justo morir uno por todos que todos por uno“. Había sido emperador durante poco más de tres meses.
Vitelio, se colmó de gloria con sus hombres y la ciudadanía romana, todo lo podemos ver con una frase suya, ante el cadáver de su rival. “El cadáver de un enemigo siempre huele bien, y mejor aún si es un conciudadano”

Vitelio
Vitelio fue reconocido como emperador por el Senado. Con la aceptación garantizada, salió de Roma. A pesar de todo el comienzo de su reinado no fue favorable. Con el trono fuertemente asegurado, Vitelio inició una serie de fiestas, banquetes (Suetonio cita tres en un mismo día: mañana, mediodía y noche) y desfiles que llevaron a la tesorería imperial a la bancarrota. Pronto se acumularon las deudas y los prestamistas empezaron a solicitar los pagos. Vitelio mostró su naturaleza violenta al reprimir con crueldad el atrevimiento de los demandantes mediante torturas y ejecuciones. Con las finanzas imperiales en un estado pésimo, Vitelio hizo asesinar a todos los ciudadanos que se llamasen como él o su heredero. Se desató entonces una persecución de cualquier posible rival invitándoles a palacio con promesas de poder para después asesinarles.
Mientras tanto, las legiones estacionadas en las provincias de Oriente próximo, Judea y Siria, aclamaron a Vespasiano como emperador. Vespasiano había sido un comandante excepcional en Judea bajo el mandato de Nerón en el año 67, cuando asumió la tarea de sofocar la rebelión zelota judía. Se ganó el apoyo del gobernador de Siria, Cayo Licinio Muciano. Las experimentadas legiones que habían combatido duro en Judea marcharon sobre Roma al mando de Muciano. Vespasiano viajó a Alejandría, donde fue aclamado como Emperador el 1 de julio obteniendo el control de los vitales suministros de grano de Egipto. Tito, el hijo de Vespasiano, permaneció en Judea para acabar con la rebelión zelota judía.
Antes de que las legiones de Oriente podrían alcanzar Roma, las legiones danubianas de las provincias de Retia y Moesia también aclamaron Vespasiano como el Emperador en agosto. Tres de estas legiones, la III Gallica, la VIII Augusta y la VII Claudia habían apoyado a Otón en la primera batalla de Bedriacum o de Cremona. Habían jurado lealtad a Vitelio, pero cuando oyeron el levantamiento de Vespasiano, le apoyaron de inmediato. Persuadieron las otras dos legiones, la VII Galbiana y la XIII Gemina para unirse a ellos. Conducidos por Marco Antonio Primo se dirigieron a Italia.
Cuando Vitelio supo que Antonio Primo se dirigía a Italia, envió a Cecina con un ejército poderoso formado por las legiones XXI Rapax, V Alaudae, III Itálica y XXII Primigenia juntos con vexilationes de otras siete legiones y fuerzas auxiliares. La primera de las legiones de Antonio llegó a Verona, pero Cecina no quiso atacarlos antes de que el resto del ejército llegara, ya que había estado conspirando con Lucilio Basso, el comandante de la flota en Rávena, para cambiar su apoyo a Vespasiano. Cuando reveló sus intenciones de las tropas de Vitelio, a iniciativa de la V Alaudae, se negaron a abandonar su emperador y encarcelado Cecina. Fueron elegidos como jefes el legado de la legión V Fabio Fabulo y el prefecto de campo Casio Longo, que decidieron trasladarse a Cremona para reunirse con el I Itálica y XXI Rapax enviando por delante una parte de la caballería para ocupar Cremona.

Segunda batalla de Bedriacum o Cremona  diciembre del 69
A mediados de octubre, el poderoso ejército viteliano mandado por Fabio Fabulo y Casio Longo y compuesto por las legiones I Italica, V Alaudae, XXI Rapax; parte de las I Germanica, XV Primigenia, XVI Gallica y XXII Primigenia y vexilationes de las britanas II Augusta, IX Hispana y XX Valeria Victrix, a la que se unió posteriormente la IV Macedonica pero sin su comandante Valente que estaba en camino por haber caído enfermo en Roma, en total unos 35.000 efectivos, asentaron el campamento en Cremona y desplegaron las fuerzas en el mismo lugar que la batalla anterior entre Cremona y Becriacum para esperar a las fuerzas de Antonio.
Las fuerzas de Antonio avanzaron a lo largo el Vía Postuma hacia Cremona, contaba con las legiones III Gallica, VII Claudia, VII Galviana (posteriormente Gémina), VIII Augusta y XIII Gemina más los pretorianos y auxiliares en total unos 25.000 efectivos. Empezaba a caer la noche cuando Antonio consiguió reunir todo su ejército frente a Bedriacum cerca de Cremona donde se encontraban los vitelianos. Antonio dispuso a sus tropas a izquierda y derecha de la Vía Postumia y se dispuso a esperar al día siguiente para entablar la batalla.
Al anochecer del 24 de octubre, batalla empezó con un imprudente ataque de una parte de la caballería vespasiana que fue rechazada por la viteliana. Ambos ejércitos salieron en apoyo de sus respectivas caballerías, consiguiendo Primo rechazar a la triunfante caballería viteliana. Éstos buscaron la protección de sus compañeros, perseguidos por la caballería rival y los auxiliares de las legiones moesias.
Ya la noche se había caído y la batalla siguió durante las horas de oscuridad. La confusión era enorme, de noche no se puede distinguir amigo de enemigo, soldados buscan reunirse con sus estandartes y se encuentran con enemigos. Hay un trágico episodio descrito por Vipsano Mesala: un recluta de la legión VII Galbiana de Vespasiano es matado por un viejo soldado de la legión XXII Primigenia de Vitelio, para descubrir después que era su propio hijo.

Segunda Batalla de Bedriacum o de Cremona año 69. Fue en diciembre sin que se sepa la fecha exacta. La imagen muestra un trágico episodio descrito por Vipsano Mesala: un recluta de la legión VII Galbiana de Vespasiano es matado por un viejo soldado de la legión XXII Primigenia de Vitelio, para descubrir después que es su propio hijo. Autor Graham Turner

La aparición de la luna (que había estado parte de la noche oculta) favoreció más a los vespasianos ya que permitió a Primo recuperar cierto control de la batalla, además los vitelianos quedaron iluminados por la luz de la luna de frente, mientras que los vespasianos eran favorecidos por la sombra.
La legión VII Galbiana de Antonio, sufrió bajas pesadas y perdió su águila durante un momento, aunque uno de sus centuriones más tarde la recuperó a costa de su propia vida. Finalmente las fuerzas de Antonio comenzaron a ganar la ventaja, y el punto decisivo llegó cuando rompió el alba. La III Gallica de Antonio había servido en Siria durante muchos años y mientras allí había adoptado una costumbre local. Cuando el sol se elevó dieron vuelta al este para saludarlo, y esto fue mal interpretado por las fuerzas vitelianas que creyeron que estaban saludando a los refuerzos de Muciano que se sabía que estaban de camino. Antonio aprovechó la vacilación para lanzarse al ataque, las legiones vitelianas I y XXI son rechazadas y puestas en fuga, y todo el ejército se retira a la ciudad de Cremona para refugiarse en sus murallas.

Asedio de Cremona
Cremona estaba bien fortificada, junto a la cual, los vitelianos habían colocado un campamento fortificado con empalizadas y zanjas y otras obras. Los vespasianos no sabían qué hacer: el ejército estaba exhausto, pero quería a toda costa a asalto el campo del enemigo y la ciudad; volver al campamento en Bedriacum habría significado una gran pérdida de trabajo duro y de los frutos de la victoria. Construir un campamento era arriesgado porque los enemigos podían hacer un salida mientras lo construían. Antonio luego hizo rodear la muralla. Se lanzaron flechas y piedras, pero los defensores golpeado desde arriba, por lo que las pérdidas fueron mayores entre los vespasianos. Antonio asignó a cada legión un sector, a las legiones III y VII les dio el lado oriental, a la VIII y VII el sur y el norte a la XIII.
Los vespasianos asaltaron primero el campamento en formación testudo empleando azadas, picos, guadañas y escaleras, recibiendo una lluvia de proyectiles, los soldados al descubierto eran un blanco fácil. Las fuerzas de los asaltantes empezaban a empezaban a flaquear, pero la promesa de permitirles saquear la ciudad les reanimó. Continuaron el asalto con nuevos bríos en particular las legiones III y VII Galbiana, donde Antonio había concentrado auxiliares elegidos. Los vitelianos, al ver que no podían hacer nada en contra de la tortuga, ya que los dardos lanzados resbalaban en el muro de escudos, se desmoralizaron. Así, mientras la VII escaló el muro en formación de cuña, III rompió la puerta con picos y espadas. Cayo Volusio de la III, fue el primero en entrar. Los vespasianos entraron en el campamento e hicieron una gran masacre.
Asedio de Cremona diciembre año 69, las fuerzas de Vespasiano entran en la ciudad de Cremona. Autor Seán Ó’Brógáin

Pero ahora se enfrentaban a los altos muros de la ciudad, con torres de piedra y puertas de hierro reforzado, desde donde los defensores lanzaban dardos y podían contar con el apoyo de la población y de los que muchos eran comerciantes estaban allí de feria. Antonio ordenó entonces a incendiar los edificios más lujosos fuera de las puertas, para poner a prueba la fidelidad de la gente, emplearon los materiales de las casas para rellenar el foso y construir torres más altas que las murallas desde donde bombardear a los defensores. Después envió a los legionarios en la formación de testudo para asaltar las murallas.
Finalmente tomaron las murallas, se produjo una lucha callejera y los vitelianos fueron derrotados y Cremona fue arrasada salvajemente durante cuatro días.
Segunda Batalla de Cremona o Bedriacum: Lucha callejera entre pretorianos y legionarios

Después estableció su campamento en Bedriacum y envió a los supervivientes legionarios vitelianos a Hispania, Britania y a Germania, tras jurar lealtad al nuevo emperador.
Las bajas según Giuseppe Flavio fueron de 4.500 en el bando Vespasiano y de 30.200 vitelianos incluyendo civiles y comerciantes.
Vitelio trató de ganar tiempo y envió a unos emisarios acompañados por vírgenes vestales para negociar una tregua e iniciar conversaciones de paz. Al día siguiente, los mensajeros volvieron con la noticia de que el enemigo estaba a las puertas de la ciudad.
La inmediata entrada en Roma de las tropas de Vespasiano provocó el pánico en la ciudad. Vitelio, sintiéndose acorralado, trató de abdicar mediante negociaciones con Muciano, pero su guardia pretoriana lo impidió. Muciano y Antonio mantuvieron su posición en los alrededores de la ciudad hasta la llegada de Vespasiano, a finales del verano del año 70. La entrada triunfal en Roma se produjo el 20 de diciembre. El Senado proclamó al día siguiente a Vespasiano como emperador. Esto ocurrió el 21 de diciembre del 69, el mismo año que había empezado con Galba en el trono.

Rebelión de los bátavos (69-70)
La rebelión de los bátavos (batavii en latín, fue una revuelta que tuvo lugar en la provincia romana de Germania Inferior (cerca de los Países Bajos) entre los años 69 y 70. Se trataba de un levantamiento contra el dominio romano encabezado por los bátavos y otras tribus de la Germania y de la Galia, quienes estaban dirigidos por el príncipe heredero llamado Cayo Claudio conocido como Julio Civilis, un oficial de las tropas auxiliares. Durante la revuelta, que aprovechó la inestabilidad que se produjo en el imperio durante el año de los cuatro emperadores, los bátavos consiguieron derrotar a dos legiones romanas e infligir humillantes derrotas al ejército romano.
Los bátavos eran parte de la tribo de los catos (chatti), que emigraron en el 50 AC a la región ubicada entre el Viejo Rin y el Waal, en una zona llamada “Betuwe”, que ellos llamaban “la Isla”, al ser la parte de tierra del delta entre los ríos. Su tierra, aunque potencialmente fértil, era incultivable en su mayor parte, puesto que consistía en gran parte en zonas pantanosas del delta del Rin. Por ello, la población que los bátavos podían mantener era pequeña, no mayor de unos 35.000 habitantes. Su capital era Noviomagus Batavodurum (Nijmegen).
Poblado bátavo

Los bátavos eran principalmente guerreros y tenían gran habilidad para montar a caballo, eran buenos nadadores y también capaces en el manejo de naves, por lo que constituían una buena fuente en la que reclutar soldados. Donar era el principal de los dioses bátavos, siendo el equivalente a Thor en la cultura escandinava. El centro principal del culto de los bátavos se situaba cerca del actual Nijmegen, donde se construyeron dos templos dedicados a Donar. Se encontró otro templo cerca de Elst, en el centro de “La Isla”. Los bátavos solían cantar sus himnos de guerra en su nombre. Esos templos eran lugares abiertos, con solo una pequeña valla, puesto que los bátavos no creían apropiado limitar a sus dioses usando paredes y techos. También adoraban a Wodan que era similar al Mercurio de los romanos, así como un amplio repertorio de diosas.
Tácito escribió: “Los bátavos, posiblemente los más aguerridos de entre todas las tribus germanas, ocuparon la ribera y la Isla del Rhin. Solo eran una rama de los catos que a causa de una guerra civil emigraron a su actual asentamiento, viéndose destinados a formar parte del Imperio Romano. Pero todavía conservan un privilegio honorable, en recuerdo de su antigua alianza con nosotros. No están sujetos a la indignidad de tributar por la tierra según las leyes sobre recaudación de impuestos. Libres de tasas y reclutamientos especiales, preservados para las batallas, son, como las armas y las armaduras, para ser usados en combate“.
A cambio de un privilegio inusual de exención de impuestos (no debían pagar el tributum, un impuesto sobre la tierra y el ganado al que la mayoría de peregrini estaban obligados), proporcionaban un número desproporcionado de reclutas a las tropas auxiliares romanas de la dinastía Julio-Claudia, un ala y 8 cohortes equitatas.
Infante auxiliar bátavo. Izquierda Autor Johnny Shumate. Derecha auxiliar cohorte equitata I Batavorum curiosamente lleva un scutum semicircular autor Christos Giannopoulos.

También eran el pueblo del que procedía la mayor parte de la guardia personal de élite de Augusto (Germani corpore custodes), que continuó en servicio hasta el año 68. Las tropas auxiliares formadas por los bátavos llegaban a la cifra de 5.000 hombres, lo cual implica que durante la totalidad del periodo de la dinastía Julio-Claudia más del 50% de los bátavos varones que llegaban a la edad militar (16 años) pudieron haberse enrolado en los auxilia. También implica que los bátavos, aunque supusiesen un 0,05% de la población total del imperio en 23, aportaban el 4% del total de las tropas auxiliares, es decir, 80 veces la cuota proporcional. Los romanos les consideraban lo mejor de sus tropas auxiliares. Además, estando en servicio del Imperio Romano, habían perfeccionado una técnica única que les permitía nadar a través de los ríos a la vez que portaban la totalidad de su armadura y armamento.
Jinetes bátavos cruzando un río. Los bátavos eran buenos jinetes y buenos nadadores, desarrollaron una técnica para nadar con el caballo y todo el equipo. Autor Peter Nuyte

Julio Civilis era un príncipe hereditario de los bátavos y prefecto de una cohorte de bátavos auxiliares. Como veterano con 25 años de servicio militar a sus espaldas, se había distinguido en Britania, en dónde tanto él como las 8 cohortes de bátavos habían desempeñado un papel crucial tanto en la invasión romana del año 43 y la conquista posterior del sur de la isla.
Hacia el año 69, sin embargo, tanto Civilis como los regimientos de bátavos y el pueblo bátavo se encontraban enfrentadas a Roma. Después de que los regimientos de bátavos fuesen retirados de Britania en el año 66, Civilis y su hermano Julio Paulo que también era prefecto, fueron arrestados por el gobernador de Germania Inferior bajo la acusación de traición. Su hermano fue ejecutado, mientras que Civilis fue enviado a Roma encadenado para ser juzgado por Nerón. La diferencia de trato entre ellos podría indicar que su hermano era todavía un peregrino, mientras que Civilis, era un ciudadano romano que tenía derecho a que su caso fuese revisado por el emperador. Mientras Civilis estaba en prisión Nerón fue obligado a suicidarse, finalizando en ese momento el gobierno de la dinastía Julio-Claudia. Nerón fue reemplazado por Galba, que absolvió a Civilis y le permitió volver a casa.
De vuelta en Germania Inferior, fue nombrado prefecto de una cohorte de auxilia, pero cayó bajo sospecha de nuevo bajo el mando de Vitelio, parece que volvió a ser arrestado, instigado por sus propias legiones que querían que fuese castigado. Mientras tanto, Galba ordenó la disolución de la guardia personal del emperador, entre las que se encontraban varios cientos de soldados bátavos, lo cual fue percibido por los bátavos como un grave insulto. Al mismo tiempo colapsaron las relaciones entre las cohortes de bátavos y la legión a la que habían estado asignadas desde hacía 25 años, en los inicios de la invasión de Britania, la XIV Gemina, llegando su odio mutuo a provocar una lucha abierta al menos en dos ocasiones.
Sin embargo, y a comienzos todavía del año 69, Vitelio tomó la decisión de liberar a Civilis poco después de levantarse contra el poder de Otón, en un momento en que se encontraba necesitado del apoyo militar de los bátavos. Los regimientos auxiliares ayudaron a Vitelio a derrotar a Otón en la primera batalla de Bedriacum, tras lo cual se les ordenó retornar a sus hogares. Sin embargo, en ese momento se produjo el levantamiento de Vespasiano, por lo que gobernador viteliano en Germania Inferior ordenó reclutar más tropas de las que estaban estipuladas como máximo en el tratado entre los bátavos y Roma. La rudeza en que este edicto fue obligado a cumplirse, pues los ancianos se vieron obligados a pagar por ser eximidos de sus servicios militares, y la brutalidad con que los jóvenes fueron capturados, hicieron hervir el descontento ya existente entre la población local.

Levantamiento año 69
En el verano del año 69, Civilis era el comandante de las tropas auxiliares bátavas ubicadas con las legiones del Rin. De acuerdo a la antigua costumbre germánica, convocó un solemne encuentro nocturno en una arboleda sagrada, atrayendo con facilidad a los jefes bátavos por un juramento a la rebelión. También enviaron mensajeros para asegurarse el apoyo de los cananefates, otra tribu germánica que vivía en la misma isla. Se enviaron otros para pedir la fidelidad de las 8 cohortes bátavas que habían servido en Britania, estacionadas en Mogontiacum (actual Maguncia) como parte del ejército romano del Rin.
Conspiración de Julio Civilis

Era buen conocedor de las tácticas romanas, lo cual le dio ideas de cómo podría derrotarlas. Su primera acción fue crear un señuelo, induciendo una rebelión fuera de Batavia. Convenció a los cananefates para que se levantaran en armas bajo el mando de su jefe Brinno, atacando varios fuertes romanos incluyendo el de Traiectum (actual Utrecht), aprovechando que la mayoría de las tropas se encontraban en Italia luchando en la guerra civil, los romanos se encontraban con la guardia baja, por lo que Herdonio Flaco, comandante de las legiones del Rin, reaccionó enviando a las tropas auxiliares para hacerse con el control de la situación. El resultado fue un desastre para los romanos fueron derrotados en algún lugar al sur de la actual Arnhem. Mientras, la flota romana, que bajaba el río para cooperar con las legiones, fue desviada a la orilla por los remeros, muchos de los cuales eran bátavos, que se amotinaron contra los capitanes y centuriones. Los rebeldes capturaron en total 24 naves.
Los romanos fueron expulsados de toda la región situada a lo largo de los ríos Maas, Waal y Rin. La base de caballería de Kopse Hof fue el único campamento romano que no fue incendiado, lo que sugiere que los romanos fueron capaces de conservarlo, y que todavía controlaban el cruce del Waal cerca de Nijmegen (Nimega).
Flaco, resuelto a acabar con el problema, envió a su legado Mumio Luperco con las legiones V Alaudae y XV Primigenia acantonadas en Vétera para que acudiese al lugar para sofocar la rebelión. Junto con estas legiones acudieron también tres unidades auxiliares, una de ubios (Colonia), tréviros (Trier) y un ala de caballería bátava mandada por Claudio Labeón, un conocido enemigo de Civilis. A finales de agosto, ocuparon Insula Batavorum. En algún lugar, al norte de Nijmegen, se encontraron con el ejército bátavo.
Seguidores de Julio Civilis

Durante la batalla, que tuvo lugar cerca de Nijmagen, el ala bátava que se encontraba en el ala izquierda romana, se pasó al bando rebelde, atacando de flanco a las legiones romanas, en el otro flanco los auxiliares ubios y tréviros huyeron. El resultado fue otro desastre más para los romanos: Su ejército fue derrotado y las legiones se vieron obligadas a retirarse al campamento base de Castra Vetera (en la actual Xanten).
En ese momento los bátavos se encontraban en una situación de verdadera independencia, en la que habían ganado la iniciativa a los romanos. Incluso la rebelión en un principio fue apoyada por los flavianos, puesto que los propios rebeldes disfrazaron la rebelión como una sublevación exclusivamente contra el poder establecido de Vitelio. Sin embargo, con el paso del tiempo quedó patente que se trataba de una rebelión contra el Imperio, independientemente de quién ostentara el mando supremo.
Frontera romana en Germania Inferior año 70

Asedio de Castra Vetera año 69
En septiembre del año 69, Civilis consideró necesario destruir las dos legiones romanas, a pesar de que ello supondría un punto de no retorno en sus relaciones con Roma, ya que todavía contaba con el apoyo de los flavianos. Eligió bien el momento, con la guerra civil en su punto álgido, para evitar que Roma pudiese contraatacar de forma rápida y efectiva. Además, las 8 unidades auxiliares de bátavos que se encontraban con Vitelio estaban de camino a casa y podrían ser persuadidas fácilmente para que se unieran a la rebelión, fueron contactadas cuando estaban cruzando los Alpes. En su retorno se rebelaron y derrotaron a las fuerzas de Herenio Galo que acampaban en la actual Bonna (Bonn). Cuando se reunieron, las fuerzas de Civilis eran superiores en número a las tropas estacionadas en Mogontiacum (Maguncia) y Bonna (Bonn).
Cohorte equitata batavorum, hubo nueve a lo largo de la Historia

Civilis llamó a las armas a la nación completa de los bátavos, a quienes acompañaron los brúcteros y téncteros y envió mensajeros al interior de Germania para movilizar más tribus. Los legados romanos Mumio Luperco y Numicio Rufo, mientras tanto, reforzaron las fortificaciones de Castra Vétera.
A finales de septiembre Civilis Civil marchó desde ambas orillas del Rin, bajando el mismo río con los barcos capturados a los romanos, y comenzó el asedio de Castra Vetera, el campamento en el que estaban instalados los 5.000 legionarios de la V Alaudae y la XV Primigenia. Se trataba de un campamento moderno, con muchas provisiones y bien defendido, con vallum construida con ladrillos de barro y madera, torres y una doble zanja. Después de varios intentos de tomar el campamento al asalto, Civilis optó por obligar a las legiones a rendirse por hambre.
Mientras tanto, Flaco decidió esperar al resultado de la guerra en Italia. No hacía mucho tiempo atrás las legiones del Rin habían sido castigadas por Galba por su actuación contra el rebelde Vindex, Civilis estaba haciendo una gran labor en favor de Vespasiano manteniendo a las dos legiones asediadas impidiendo que acudiesen en ayuda de Vitelio. Flaco y sus comandantes no quisieron arriesgarse a colocarse en una situación política incómoda ante el vencedor, por lo que prefirieron esperar a recibir instrucciones.
Sin embargo, llegaron las noticias de la derrota de Vitelio, y Civilis mantuvo el asedio, lo que dejó patente que no luchaba por ninguno de los bandos de la guerra civil, sino por la independencia de Batavia. Flaco comenzó a preparar un contraataque para rescatar a las legiones asediadas, reunió efectivos de las legiones I, XII y XVI bajo el mando de Cayo Dilio Vócula para romper el cerco. Civilis decidió atacar por sorpresa a las fuerzas de refuerzo antes de que se reunieran con los sitiados en Vetera. Sabía que si acababa con las tropas de refuerzo, podría tomar Vetera y extender la región rebelde. Roma tardaría medio año, al menos, antes de que se pudiese enviar un ejército, cruzando los Alpes, y el invierno estaba próximo.
El 1 de diciembre las tropas de Vócula se encontraban acampadas en Gelduba (Kefeld) a unos 40 km de la fortaleza sitiada. Las fuerzas bátavas mandadas por Julio Máxico y Claudio Victor con ocho regimientos de caballería atacaron súbitamente a los romanos, la caballería auxiliar romana no tuvo tiempo de reunirse, la infantería romana formó con las legiones en el centro y los auxiliares a los flancos, los bátavos atacaron a los flancos que se dieron a la fuga, dejando a los romanos con los flancos expuestos. El centro romano retrocedió contra la empalizada para proteger su retaguardia. La batalla se trasladó al interior del campamento, según Tácito llegaron refuerzos romanos, una unidad auxiliar vasca que cargó por retaguardia El ejército romano ganó la batalla y acabó con la caballería bátava, pero sus propias pérdidas fueron enormes.
Legionarios romanos levantando un campamento fortificado, se puede observar el vallum compuesto de foso y terraplén coronado con pilum murale o empalizada de estacas o sudis. Se puede observar la tienda roja del centurión

Sabiendo que los romanos acudirían en defensa de Castra Vetera, Civilis abandonó el asedio y amenazó con atacar Mogontiacum (actual Maguncia). Los romanos fueron engañados y acudieron a defender su principal base en Germania Inferior, recibiendo en ese lugar la noticia de la llegada al trono de Vespasiano. Flaco decidió celebrar la victoria con la entrega de una cantidad de dinero a los legionarios, pero éstos consideraron ese dinero una ofensa, puesto que esas legiones históricamente habían sido leales a Vitelio, su antiguo comandante. Flaco fue asesinado y su segundo al mando desertó, dejando al ejército en un estado de completa confusión. Vocula escapó del campamento, vestido con ropas de esclavo.
El asesinato de Flaco por parte de sus tropas, justo después de restablecer el orden en Bonna, Colonia Claudia Ara Agripinense, Novaesium y Castra Vetera, proporcionó a los vapuleados rebeldes un soplo de confianza. Civilis reinició el cerco a las Legiones V Alaudae y XV Primigenia estacionadas en Vetera, y tanto los lingones como los tréveros, tribus celtas romanizadas que vivían a lo largo del Mosel y el Alto Rin, decidieron sumarse a la rebelión.
Julio Sabino, líder de los tréveros, logró convencer a las legiones I Germanica y XVI Gallica para que se pasasen a su bando. Mientras tanto, en Castra Vetera la situación era ya desesperada. Las provisiones se habían agotado y los legionarios se veían obligados a comerse a las mulas y a los caballos para sobrevivir. Munio Luperco, comandante de las tropas romanas, decidió finalmente rendirse ante la ausencia de expectativas de ser liberados.
Asedio bátavo a Castra Vetera año 69 durante la rebelión bátava. Tras rechazar los asaltos iniciales, las legiones V Alaudae y la XV Primigenia son sitiadas y tuvieron que rendirse al acabarse las provisiones y no recibir ayuda exterior.

Las legiones recibieron la promesa de un salvo conducto si dejaban el campamento al saqueo de los rebeldes, que tomaron todas las armas, material de artillería y metales preciosos que había. Las legiones marcharon fuera del campamento, pero a tan sólo unos pocos kilómetros de distancia fueron emboscadas por tropas germánicas y destruidas. El comandante y los oficiales principales fueron esclavizados y entregados como regalo a Veleda, la profetisa que predijo el alzamiento de los bátavos.
Tras este éxito, Civilis marchó hacia Colonia Agrippina (Colonia) y estableció ahí su campamento. Los siguientes meses los invirtió en convencer a otras tribus del norte de la Galia y de Germania para que se uniesen a la rebelión.

Reacción romana
Llegado a este punto, la rebelión en Germania suponía ya una verdadera amenaza para el Imperio. Se habían perdido dos legiones y otras dos (I Germanica y XVI Gallica) se habían pasado al bando rebelde. La situación debía abortarse cuanto antes.
Tan pronto como Vespasiano tomó las riendas del Imperio con Italia decidió actuar. Nombró a Quinto Petilio Cerial como comandante del ejército encargado de sofocar la rebelión y, para reducir los riesgos de una derrota, reunió un inmenso ejército para enviarlo a la zona. Las legiones VIII Augusta, XI Claudia, XIII Gemina, XXI Rapax y II Adiutrix (recién reclutada) fueron enviadas inmediatamente a Germania. Al mismo tiempo, fueron llamadas para que acudiesen desde Hispania las legiones I Adiutrix y VI Victrix y desde Britania la XIV Gemina. La mayor parte de estas legiones fueron desplegadas para pacificar otras zonas de la Galia y Germania Superior, a la vez que aseguraban la frontera del Rin. No obstante, el ejército comandado por Cerial seguía siendo inmenso, y suponía una seria amenaza para los rebeldes.
El ejército cruzó los Alpes sin mayores problemas y se asentó en la Germania Inferior, aprovechando el campamento abandonado de Vindonissa. Para evitar sorpresas, Petilio Cerial avanzó enviando la legión XXI Rapax en vanguardia, seguida del resto del ejército.

Batalla del río Nava año 70
El primer encuentro militar tuvo lugar precisamente entre esa legión y las tropas dirigidas por el trévero Julio Tutor. Entre sus tropas había algunos legionarios que habían desertado durante la rebelión y que, en un principio, ayudaron a los rebeldes en su lucha contra la XXI. Poco más tarde, al enterarse de la llegada del grueso del ejército, decidieron volver a desertar y pasarse a los romanos, arrastrando con su actitud a algunas tribus rebeldes. Ante esa deserción, Tutor se retiró más al norte, pero sería derrotado por las tropas de la XXI en un ataque sorpresa en el río Nava (actual Gian, en Alemania). Su derrota provocó que la tribu de los tréveros y la provincia de la Gallia Bélgica volvieran su lealtad de nuevo a Roma, y que la práctica totalidad de legionarios que desertaron durante la sublevación juraran lealtad a Vespasiano.

Batalla de Rigodulum año 70
Además, con esa victoria, Petilio Cerial dejó completamente despejado el camino hacia Germania Superior y en mayo del 70, avanzó hasta Moguntiacum, donde se reunió con las legiones III Macedonica y XXII Primigenia y algunas unidades galas reclutadas de forma precipitada durante la revuelta, a las que Cerial licenció. Desde Mongotiacum, Petilio Cerial se dirigió directamente contra un gran contingente de tréveros dirigidos por Julio Valentino y Julio Tutor en Rigodulum (posiblemente, la actual Riol). Tras un ataque frontal contra la posición fortificada del enemigo, Petilio Cerial derrotó completamente a los rebeldes, capturando a Valentino y a algunos de sus oficiales. Al día siguiente, Cerialis entró en Trier, donde se encontró con los legionarios de la I Germanica y de la XVI Gallica, que en su día habían desertado, perdonándolos de forma oficial para asegurarse la disponibilidad de esos veteranos de cara a la reconquista de la región. Cerial capturó Augusta Treverorum (la actual Tréveris), patria de muchos de los líderes rebeldes y posición estratégica que dominaba las principales rutas de la región. Por último, en una asamblea, dirigió un discurso pacificador hacia los tréveros y los lingones, que se sintieron aliviados al ver que no iban a caer sobre ellos las esperadas represalias por su rebelión.

Batalla de Augusta Treverorumaño 70
Los rebeldes se encontraban divididos: Civilis defendía una estrategia consistente en esperar a los refuerzos prometidos por los germanos transrenanos, mientras que Clasico y Tutor eran partidarios de atacar cuanto antes, con el fin de evitar que los romanos pudiesen reforzarse con tropas provenientes de Britania e Hispania. Prevalecieron estos últimos, y se organizó un ataque nocturno contra el campamento romano de Augusta Treverorum. La noche del 7 al 8 de junio con luna nueva, realizaron el ataque, la sorpresa fue completa, hasta el punto de que Cerialis no se encontraba en el campamento sino en la ciudad. Fue avisado por mensajeros y retornó para encontrarse el campamento invadido y que el puente que lo comunicaba con Augusta Treverorum había sido tomado. Reunió los hombres que pudo y se lanzó de forma temeraria contra los germanos del puente encontrándose una situación desesperada. Increpó a los soldados legionarios que huían hasta que reaccionaron y comenzaron a formar contubernios y centurias para contener el avance enemigo. Por su parte el enemigo frenó su empuje inicial, dado que los soldados habían comenzado a preocuparse más por el botín que por la lucha, permitiendo con ello que la XXI Rapax estableciese una sólida formación de combate con la que comenzó a hacer retroceder a los germanos. Consiguieron primero la retirada de los rebeldes, luego su huida, y finalmente tomaron su campamento y lo arrasaron, resultando una brillante victoria romana, aunque los jefes rebeldes pudieron escapar.
Cerialis se dirigió al norte, a la Colonia Agrippina (la actual Colonia), en donde los habitantes se habían visto obligados a pasarse al bando rebelde contra su voluntad. Tras la victoria romana en Augusta Treverorum, mataron a los germanos que había en la ciudad capturando a la esposa y a la hermana de Civilis y a la hija de Clasico. También capturaron a un contingente de infantería germana de caucos y frisios.

Batalla de Vétera año 70
Civilis se fue batiendo en retirada hacia el norte, a la vez que recibía refuerzos procedentes de la Germania Libera. Finalmente decidió presentar batalla junto a Castra Vetera, en donde le favorecía el terreno pantanoso, además Civilis también había construido una presa en un ángulo del Rin para contener el río, y poder anegar el terreno adyacente. Los romanos, por su parte, se habían reforzado aún más, y Petilio Cerial podía contar también entre sus fuerzas a las legiones XIV Gemina, II Adiutrix y la VI Victrix.
Infantes auxiliares en la frontera de Rin siglo I, pertenecen a una torre de vigilancia

El primer día de batalla los romanos cayeron en las provocaciones de los germanos, iniciando un ataque demasiado precipitado, los bátavos sabían dónde estaban los bajíos, y los atravesaban a la carrera, generalmente evitando la línea de frente y rodeando los flancos y la parte posterior, no se libraba una batalla convencional sino una especie de batalla naval, ya que los hombres forcejeaban por todas partes en las aguas empantanadas donde era difícil mantenerse de pie, sólo se pudo salvar gracias a la llegada de la noche.
Al día siguiente se respetaron las formaciones de combate y la batalla comenzó de forma controlada. Tras el lanzamiento de armas arrojadizas, los romanos aguantaron la tentación de lanzarse al ataque hacia el terreno pantanoso, siendo las tropas de Civilis las que se lanzaron contra los romanos cuando se agotaron los proyectiles. Su primer asalto puso en dificultades a las líneas romanas, en particular debido a que un pelotón de brúcteos cruzó a nado el río Rin y atacó por el flanco a los romanos. La segunda línea de legionarios logró restablecer el equilibrio, mientras que un desertor bárbaro se ofreció a enseñar a Petilio Cerial un camino por el que podía atacar al enemigo por la retaguardia. Cerial envió dos alas con el desertor y consiguió el objetivo, provocando la desbandada de los germanos y la victoria de Roma. Civilis logró escapar de nuevo y, aunque recibió refuerzos, se retiró a una isla en la desembocadura del Rin.

Ataque a la Isla
Cerialis sabía no podría cruzar a la Isla sin marina, y decidió esperar hasta tener una flota. Mientras tanto, sus soldados tenían que proteger el río. Las Legiones VI y XXI fueron enviadas a Novaesium y Bonna, la XXII Primigenia llegó desde Moguntiacum a Vetera; la Legio II comenzó a construir un puente en Noviomagus, la Legio X fue a un lugar (no identificado actualmente) llamado Arenacium. Las unidades auxiliares fueron estacionadas en Grinnes y Vada (también sin identificar en la actualidad).
Sin embargo, eso supuso un error estratégico que se materializó cuando el bátavo organizó un cuádruple ataque contra cuatro de los campamentos romanos: los de las legiones X Gemina y II Adiutrix, y contra otros dos de las tropas auxiliares. El grueso del ataque se dirigió contra los campamentos de los auxiliares, en donde hubo graves bajas en el bando romano, incluyendo a Julio Brigantio, un sobrino de Civilis que había permanecido leal a Roma. Sin embargo, Petilio Cerial se encontraba próximo y reaccionó acudiendo al frente de un contingente de caballería que puso en fuga a los atacantes. De nuevo los lideres bátavos, Civilis, Tutor y Clasico consiguieron escapar cruzando el Rin a nado.
Julio Civilis y sus hombres algunos con equipamiento romano de las legiones

No sería ésta, sin embargo, la última ocasión en la que la excesiva confianza pasase factura a los romanos, Civilis envió un ataque sorpresa contra un contingente fluvial en el que el propio Petilio Cerial se desplazaba para inspeccionar los trabajos de reconstrucción, intentando hacerse con la nave insignia y capturar al propio general romano. Capturaron la nave insignia para descubrir que Cerialis no estaba a bordo (Se cree que pasó la noche con una mujer de Colonia.) La nave fue enviada a la profetisa brúctera Veleda.
Eso fue una humillación, y Cerialis decidió que no podía posponer durante más tiempo la invasión de Betuwe, la Isla de los bátavos. Sus naves ya estaban listas, y con la aarina invadió la Isla por el oeste, mientras que Cerialis cruzó el Waal cerca de Noviomagus, en el sureste.
Cerialis arrasó el territorio exhaustivamente, empleando la estratagema de respetar las tierras y las granjas de Civilis. En otoño los ríos inundaran la isla pantanosa, de poca altura, hasta que pareció una ciénaga. No había ni rastro de la flota o de los convoyes romanos en perspectiva, y los campos en la tierra plana eran arrasados por la violencia del río.
Civilis ofreció negociaciones a los romanos, el encuentro tuvo lugar en un puente semidestruído en alguna parte de Betuwe. No se sabe lo que discutieron Cerialis y Civilis, pero lo cierto es que la vieja alianza entre Roma y los bátavos fue restaurada: no fueron obligados a pagar impuestos, sino que tuvieron que seguir proporcionando las ocho unidades auxiliares.
Las consecuencias fueron tremendas para los bátavos, cada familia tuvo que guardar luto por la muerte de, al menos un hijo. Los frisios y los cananefates tuvieron que pagar el mismo peaje humano. Noviomagus, la capital bátava fue destruida, y se ordenó a sus habitantes reconstruirla dos kilómetros corriente abajo, en un lugar donde no podría ser defendida. La Legio X Gemina fue estacionada en las proximidades, a modo de permanente vigilante.
No se sabe qué pasó con Julio Civilis, pero es difícil creer que disfrutase de una vejez tranquila. Es probable que cualquiera de los miembros de su tribu lo matase o quizás los romanos lo detuvieron. Ciertamente, Tácito escribe que le garantizaron la inmunidad.

Guerras Dacias
El territorio dacio comprendía la actual Rumanía, desde el Mar Negro hasta el curso medio del Danubio. Los primeros en invadir este país fueron los getas una tribu indo-europea y posteriormente por tribus tracias como los tiros y los tauriscios con los que estuvieron en guerra. La llegada de los celtas inició un nuevo enfrentamiento con los nativos a los que se impusieron y los getas fueron absorbidos dando lugar a los dacios.
Durante la invasión de los galos (celtas), los getas estuvieron en guerra con ellos, pero fueron derrotados y miles de getas fueron vendidos como esclavos en Atenas. Después, parece que los getas desaparecen y surgen los dacios.
En el 82 a.C, comienza el reinado de Burebista también llamado Birebistas o Berebistas (82-44 a.C), quien unifica la población dacia, formando el primer y más grande reino de Dacia unificado, en el territorio de la moderna Rumanía y sus alrededores. Estrabón escribió que Burebista fue capaz de obtener la obediencia completa de su tribu con la ayuda de Decaeneus, un brujo y un adivino que aprendió su oficio en Egipto. La obediencia de las personas a Burebista era tan completo que eran incluso persuadidos para cortar sus parras y dejar de beber vino.
Rey Burevista de Dacia (82-44 a.C) considerado el fundador de Dacia

En el corazón del imperio de Burebista, en las montañas Orăștie, construyó un sistema de fortificaciones de piedra en la parte más alta; los más importantes de estos fuertes están localizados hoy en los pueblos de Costeşti, Blidaru, Piatra Roşie y Băniţun.
Burebista dirigió una política de conquista de territorios nuevos en 60/59 a.C. Por el oeste atacó y venció a las tribus celtas de boyos y tauriscios, que habitaban a lo largo del Danubio y en lo que es ahora Eslovaquia. Después de 55 a.C y probablemente antes del 48 AC, Burebista conquistó las orillas de Mar Negro, subyugando las fortalezas griegas desde Olbia a Apolonia, así como toda la llanura panónica de los Balcanes.
Expansión de Dacia en tiempos del rey  Burevista

Por el este, con ayuda de los bastarnos como aliados, sometió e impuso un protectorado a las ciudades griegas del Ponto Euxino, desde Apolonia de Tracia (actual Sozopol) hasta Olbia, y extendió su poder hasta Tracia. De esta forma, logró extender su reino hasta el Danubio y el Morava.
Fue contemporáneo de Julio César y fue llamado rey de los getas, en el 48 a.C, Burebista se puso del lado de Pompeyo contra de Julio César en la guerra civil romana, enviando a Akornion como un embajador y un asesor militar. Después de que Cesar emergió tan victorioso, planeó enviar legiones para castigar a Burebista, pero fue asesinado antes de llevarlo a cabo. Tras la muerte del gran rey Burebista, Dacia se dividió en cuatro o cinco pequeños estados, esta situación continuó hasta el rey Duras.
En el 10 a.C, Augusto envió a Léntulo contra los dacios, que entonces estaban dirigidos por un tal Cotis o Cotiso, era un rey que gobernaba aparentemente las montañas entre Banat y Oltenia (actual Rumania). Los romanos al parecer, avanzaron por el valle del Maros, pero la expedición no tuvo resultados.
El rey dacio Duras (69-87), también conocido como Duras-Diurpaneo, gobernó al mismo tiempo que el emperador Domiciano. Subió al poder en el año 69 cuando su antecesor Scorilo, murió durante una incursión en la provincia romana de Moesia, siendo rechazado por Licinio Muciano. Amplió su reino, extendiéndose a Eslovaquia, Moldavia y Valaquia.


Próximo Capítulo: Guerras contra los Germanos

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