Batallas
Batalla de Cunaxa 401 a.C.
La batalla
de Cunaxa fue un enfrentamiento armado que tuvo lugar el 3 de septiembre del
401 a.C, en Cunaxa, aldea a unos 70 km al norte de Babilonia, entre los
ejércitos del rey persa Artajerjes II y del hermano menor del rey, el príncipe
Ciro el Joven.
Con esta
batalla, Ciro pretendía la muerte de su hermano para convertirse en el nuevo
rey, probablemente como venganza por la conjura palaciega que lo había llevado
a la cárcel tres años antes por decisión de Artajerjes, fruto de la lucha
sucesoria tras la muerte del padre de ambos.
Itinerario seguido por los
Diez Mil, según el Anábasis 401-400 a.C.
Ciro
contrató y reunió a un gran número de tropas, de entre las que destacaban por
encima de todas los mercenarios griegos que pasarán a la historia con el
nombre de los Diez Mil descritos en el Anábasis de Jenofonte que en realidad
fueron 10.400 hoplitas y 2.500 peltastas mercenarios, a los que se unieron en
Issos 700 hoplitas espartanos y 400 griegos. Su ejército se estima además
de los griegos en 50.000 infantes ligeros, 600 jinetes de caballería pesada y
2.000 de caballería ligera.
Por su
parte Artajerjes desplegó un ejército de 100.000 infantes más 20.000 de
caballería ligera, 10.000 de caballería pesada y 150 carros falcados.
Ambos
ejércitos se enfrentan en Cunaxa y despliegan en la margen derecha del rio
Eufrates, Ciro al norte y su hermano al sur.
Despliegue de fuerzas en la
batalla de Cunaxa
Ciro se
dispuso a ejecutar el plan de batalla que tenía previsto de antemano, cargar
directamente contra la posición de Artajerjes con la intención de matarlo, con
la esperanza de que, llegado el caso, cesaría la resistencia del ejército
enemigo.
Batalla de Cunaxa 401 a.C. La
caballería pesada de Tisafernes penetrando en el ala derecha griega ocupada por
los peltastas. Autor Johnny Shumate.
Los griegos
iniciaron las hostilidades avanzando contra el ala derecha compuesta por medos
y persas al mando de Tisafernes, cuando ya no mediaban más que 450 a 550 metros
entre ellos, los griegos cargaron a la carrera obligando a retirarse a los
persas y provocando el pánico en los arqueros y carros enemigos, quienes pronto
se pusieron en fuga, arrastrando con ellos a la infantería. Los mercenarios se
dispusieron a perseguir a los huidos. Mientras tanto, Artajerjes había ordenado
el movimiento de su caballería ligera del flanco derecho para intentar rodear
por completo al ejército de Ciro.
Ciro reunió
a 600 jinetes de su escolta y cargó personalmente en un ataque directo contra
el lugar en el que divisaba a su hermano Artajerjes. Era una carga suicida, ya
que el rey de reyes se encontraba rodeado de miles de soldados del centro
persa. Los 600 de Ciro cabalgaron exprimiendo al máximo sus monturas.
Batalla de Cunaxa 401 a.C.
(1). Enfrentamiento entre un jinete babilonio (a la izquierda) y un jinete de
la guardia de Ciro el joven (a la derecha) al fondo se puede ver, a los griegos
de la infantería mercenaria.
Chocaron
contra el enemigo y, sin detenerse a luchar, continuaron su demoledor avance
hacia su objetivo con sorprendente éxito. Por fin alcanzaron a Artajerjes, que
a su vez atacó con su guardia montada. Las fuentes cuentan que Ciro, diestro
jinete, logró alcanzar y herir a su hermano con la lanza. Pero las fuerzas
enemigas arreciaban ya al lugar. Artajerjes se puso a salvo mientras sus tropas
masacraban a los 600, un soldado persa alcanzo a Ciro en la cabeza con
una jabalina, le desmonto y otro soldado le dio muerte, allí mismo le cortaron
la cabeza y la mano derecha. Tras este hecho, el ejército de Ciro quedó en
manos de Arieo, quien ordenó retirada general, llegando a atravesar su propio
campamento en la huida.
Batalla de Cunaxa 401 a.C.
Muerte de Ciro el Joven.
Los persas
de Artajerjes saquearon a placer el campamento enemigo hasta que allí llegó
Tisafernes, quien con una hábil maniobra con su caballería había logrado
rebasar las líneas de los griegos mercenarios para huir. Tisafernes relató a
Artajerjes la victoria de los griegos en su flanco y la persecución que estaban
llevando a cabo, lo que llevó al rey a ordenar el reagrupamiento de parte de
sus fuerzas para dar caza a los mercenarios.
Los griegos viendo avanzar a los persas se situaron de espaldas al rio
para proteger su flanco, y rechazaron la carga persa, derrotándolos les
persiguieron hasta Cunaxa, la caballería de estos hizo un último intento de
detenerlos, pero la hicieron retroceder en desorden.
Batalla de Cunaxa 401 a.C. (3).
Los persas atacando la falange griega
Al caer la
noche sobre el campo de batalla los griegos se retiraron a su campamento
original para descubrir que había sido saqueado por el enemigo. Por lo que a
ellos tocaba, habían vencido en todas partes y no comprendían donde podían
estar Ciro y sus hombres.
No se
dieron cuenta de la triste realidad hasta la mañana siguiente. Entonces
supieron que Ciro había muerto y que ellos se encontraban profundamente
atrapados en el Imperio Persa y aislados de toda fuente de suministros.
La batalla
y la retirada de los mercenarios griegos fue narrada por Jenofonte en su obra
el Anábasis.
Retirada de los Diez Mil,
encuentro entre griegos y persas en Abyadh (colinas blancas) en el Kurdistán.
Batalla de Queronea 338 a.C.
El 7 de
Agosto del año 338 a.C. cerca de la ciudad griega de Queronea, en Beocia tuvo
lugar una batalla entre las fuerzas de Filipo II de Macedonia y una alianza de
polis griegas compuesta principalmente por Atenas y Tebas, en que estas últimas
fueron derrotadas.
Antecedentes.
Tras
ascender al trono en 359 a.C., el rey macedonio Filipo II fortaleció y amplió
rápidamente sus dominios por Tracia y Calcídica, en la costa norte del mar
Egeo. En esta expansión se vio favorecido por la distracción en otros lugares
de Atenas y Tebas, entonces las polis más poderosas del mundo heleno; que
estuvieron ocupados en la guerra Social (357-5 a.C.) y la Tercera Guerra
Sagrada desencadenada en el centro de Grecia en 356 entre la Fócida y el resto
de miembros de la liga Anfictionía de Delfos. Gran parte de la expansión
macedonia en este período fue a costa de los atenienses, quienes consideraban
la costa del norte del Egeo como su esfera de influencia, por lo que Filipo fue
a la guerra contra Atenas entre 356 y 346 a.C.
Filipo no
fue en principio un beligerante de la Guerra Sagrada, pero se involucró a
petición de los tesalios. Viendo la oportunidad de expandir su influencia
dentro de la propia Grecia, Filipo propició y obtuvo entre los años 353 y 352 a.C.
una victoria decisiva sobre la Fócida en la
batalla del Campo de Azafrán, en Tesalia. Tras
este éxito el rey macedonio fue nombrado arconte de Tesalia, lo que le dio el
control sobre los impuestos e ingresos de la liga Tesalia y aumentó en gran
medida su poder. Sin embargo, Filipo no intervino más en la guerra Sagrada
hasta 346 a.C. A comienzos de ese año los tebanos, que habían soportado el
mayor peso de la Guerra Sagrada, junto con los tesalios, pidieron a Filipo que
asumiera el liderazgo de Grecia y se uniera a ellos en la guerra contra la
Fócida. Para entonces el poder de Filipo era tan grande que la Fócida ni
siquiera intentó la resistencia y se rindió ante él, por lo que el rey
macedonio puso fin a un conflicto particularmente sangriento sin llegar a
combatir. Otorgó al consejo de la Anfictionía la responsabilidad de castigar a
la Fócida, pero se aseguró de que sus condiciones no fueran demasiado duras. A
pesar de ello, la Fócida fue expulsada de la liga Anfictionía, sus ciudades
fueron destruidas y sus habitantes reasentados en pueblos de no más de 50
casas.
Ya en 346 a.C.,
los atenienses estaban hartos de la guerra, incapaces de igualar a las fuerzas
de Filipo II, ya habían comenzado a contemplar la necesidad de firmar la paz
con el rey macedonio. A pesar de ello, cuando quedó claro que Filipo marcharía
al sur ese año, los atenienses planearon auxiliar a la Fócida (de la cual eran
aliados) para mantener a los macedonios fuera del centro de Grecia mediante el
bloqueo del paso de las Termópilas, donde el número superior de tropas de
Filipo sería menos concluyente. Los atenienses ya usaron con éxito esta táctica
para prevenir el ataque de Filipo a la propia Fócida tras la batalla del Campo de Azafrán, cuando
la ocupación de las Termópilas no se hizo solo para proteger a la Fócida, sino
también para mantener a los macedonios alejados de la Grecia central e
impedirles marchar contra Atenas. Sin embargo, a fines de febrero el general
Falecos fue restaurado en el poder en Fócida y rehusó permitir a los atenienses
el bloqueo del estrecho paso de las Termópilas. Privados repentinamente de
asegurarse su propia seguridad, los atenienses fueron también forzados a firmar
la paz con el rey macedonio. El tratado suscrito, la Paz de Filócrates,
convirtió a Atenas en un reticente aliado del Reino de Macedonia.
Para los
atenienses el tratado fue oportuno pero nada popular. Las acciones de Filipo II
en 346 a.C., habían expandido su influencia sobre toda Grecia, y aunque había
traído la paz, enseguida empezó a ser visto como el enemigo de la tradicional
libertad de las polis helenas.
El orador y
político Demóstenes había sido el principal arquitecto de la paz de Filócrates, pero tan pronto como
fue firmada comenzó a renegar de ella. En los siguientes años Demóstenes se
convirtió en líder de los partidarios de la guerra en Atenas y a cada
oportunidad que se le presentaba intentaba socavar la paz. Del 343 a.C. en
adelante, y con el fin de provocar la guerra, Demóstenes y sus seguidores
usaban cada expedición o acción de Filipo para argumentar que estaba rompiendo
la paz. Por el contrario, también existió en Atenas un sentimiento, encabezado
por Esquines, de que la paz, aunque impopular, debía ser mantenida y
consolidada. A pesar de ello, hacia el final de la década los partidarios de la
guerra se fueron imponiendo y comenzaron a provocar abiertamente a Filipo, pues
en el 341 a.C., el general ateniense Diopites asoló el territorio de la ciudad
de Cardia, aliada de Filipo, ante las peticiones macedonias de desistir.
Filipo
sitió, sin éxito las ciudades de Perinto y Bizancio en 340 a.C., sin que Atenas
reaccionase, pero cuando en el mismo año, la flota comercial de 230 naves
cargadas con grano, fue capturada en el Bósforo, la Asamblea ateniense declaró
la guerra.
Movimientos previos
Los
ciudadanos de Ámfisa, en la Lócrida Ozolia, habían empezado a cultivar una
tierra consagrada a Apolo en la llanura Criseana, al sur de Delfos. Tras
algunas disputas internas, el consejo de la Anfictionía decidió declarar una
guerra sagrada a la polis de Ámfisa. El delegado tesalio propuso que Filipo
debería convertirse en el líder de la Anfictionía para esta campaña, lo que dio
al rey macedonio el pretexto para iniciar la guerra en Grecia, aunque es muy
probable que el rey macedonio hubiera llevado adelante sus planes solo de todos
modos.
A comienzos
de 339 a.C., los tebanos se habían apoderado de la ciudad de Nicea, cerca de
las Termópilas, enclave que Filipo había guarnecido en 346 a.C. El rey
macedonio no se tomó esto como una declaración de guerra, pero le presentó un
problema significativo porque cerraba la principal ruta hacia Grecia. Sin
embargo, existía un segundo camino hacia la Grecia central, atravesando el
monte Calidromo y descendiendo hacia Fócida. Los atenienses y los tebanos
habían olvidado este paso, o pensaron que los macedonios no lo usarían, porque
quedó desguarnecido y las tropas de Filipo penetraron en Grecia sin oposición
alguna. El rey macedonio había sido relativamente benévolo con los habitantes
de la Fócida al final de la Tercera Guerra Sagrada en el 346 a.C., y esto le
daba ahora sus frutos. Al llegar a Elateia, Filipo ordenó que la ciudad fuera
repoblada, y en los siguientes meses toda la confederación de Fócida volvió a
su estructura estatal anterior. Con ello el rey macedonio obtuvo una base en
Grecia y unos nuevos y agradecidos aliados, los fócidos.
Batalla de Queronea 338 a.C.,
movimientos previos a la batalla
Durante el
invierno de 339 a.C. hubo mucha actividad diplomática por ambos bandos y pocos
hechos bélicos. Los macedonios consiguieron atraer a locrios, focenses y
etolios, mientras que los peloponesios se mantuvieron neutrales.
En el 338 a.C.
En esos meses el rey macedonio delegó su responsabilidad en el consejo de la
Anfictionía. Asimismo, engañó a un ejército de 10.000 mercenarios que
custodiaba el camino que llevaba de Fócida a Ámfisa para que abandonara sus
puestos, tras lo que tomó esta segunda ciudad y expulsó a sus habitantes mandándolos
a Delfos.
Cuando se
conoció en Atenas la noticia de la llegada de los macedonios a Elateia, cundió
el pánico en la ciudad. Demóstenes clamó contra la desesperación y propuso que
los atenienses buscaran una alianza con los tebanos, tras lo que su propuesta
fue aceptada y lo enviaron como embajador. Filipo también había enviado una
embajada a Tebas solicitando que se unieran a él, o al menos que le permitieran
el paso sin obstáculos a través de Beocia. Sin embargo, a pesar de la
proximidad del ejército de Filipo y su tradicional enemistad con la capital del
Ática, los tebanos se unieron a los atenienses en defensa de la libertad de
Grecia. El ejército de Atenas ya había sido enviado de forma preventiva en
dirección a Beocia, por lo que pudo unirse a las fuerzas tebanas pocos días
después de que la alianza fuera acordada.
Finalmente,
en agosto de 338 a.C., el ejército de Filipo marchó en línea recta por la vía
principal de Fócida a Beocia para enfrentarse al grueso del ejército aliado que
defendía el camino en Queronea, que era el lugar elegido por los griegos para
enfrentarse a las fuerzas macedonias, el ejército aliado, similar en tamaño al
suyo y en una posición ventajosa, bloqueando el camino cerca de Queronea.
Filipo hizo una maniobra de distracción desde Elateia a Amisa, pero los aliados
no se movieron.
Despliegue inicial
Los aliados
le esperaban con una fuerza 35.000 infantes y 3.500 jinetes aproximadamente. El
ejército aliado griego había tomado posición cerca de Queronea, sobre el camino
principal. En su flanco izquierdo la línea griega llegaba a las faldas del
monte Turión, bloqueando el lado de la vía que llevaba a Lebadea, mientras que
en el derecho llegaba hasta el río Cefiso, cerca de una estribación del monte
Aktion. Esta línea griega alcanzaba los 4 km de longitud y estaba asegurada en
ambos flancos para evitar el empleo de la caballería macedonia. Pusieron toda
su caballería en el ala izquierda (3.800) a continuación los hoplitas
atenienses (8.500) en el centro 10.000 mercenarios griegos y aliados, y a la
derecha los tebanos y boecios (10.300) con el batallón Sagrado que aún no había
sido derrotado nunca.
Filipo
contaba con una fuerza de 30.000 infantes y 6.000 jinetes. Su disposición era
dos partes, la derecha mandado por Filipo con la caballería macedonia de los
compañeros en el ala derecha (4.000), la mitad de la falange macedonia (10.000)
hoplitas aliados en el centro (5.000) y en el ala izquierda mandada por
Parmenio la otra mitad de la falange macedonia (5.000) y la caballería tesaliana
al mando de Alejandro (1.800).
Batalla de Queronea 338 a.C.
Filipo de Macedonia revistando las tropas antes de la batalla.
Batalla de Queronea 338 a.C.: despliegue
inicial de fuerzas
Filipo
sabía que la mayor amenaza eran los tebanos. Tebas había roto su alianza con
macedonia para colocarse al lado de Atenas. Y eran los que más tenían que
perder en caso de una posible victoria macedonia. Además eran los mejor
entrenados, al contrario de los atenienses, que no habían combatido en una
batalla terrestre desde hacía 20 años.
Filipo
llegó a la conclusión de que la manera más rápida y más económica para lograr
la victoria era derrotar a la más poderosa fuerza del enemigo, el Batallón
Sagrado tebano.
Primera y segunda fase
En la
primera fase, el ejército macedonio avanza en orden oblicuo por su ala derecha,
hasta establecer contacto con los atenienses, estos se encontraban en ocupando
una posición elevada junto a la ciudad de Queronea.
Batalla de Queronea 338 a.C.
Filipo II atacando a las fuerzas atenienses.
Batalla de Queronea 338 a.C.
Primera y segunda fase
En la
segunda fase después del contacto, el ala derecha macedonia se repliega,
atrayendo a las fuerzas atenienses y alejándolas de su posición favorable.
Tercera fase
En la
tercera fase, Filipo detiene el repliegue cuando está en una posición elevada
que es ventajosa, atacando a los atenienses. Alejandro atacar al batallón
Sagrado tebano.
Batalla de Queronea 338 a.C.
Alejandro Magno con tan solo 18 años dirige la caballería macedonia contra el Batallón
Sagrado tebano
Batalla de Queronea 338 a.C.,
Alejandro atacando al Batallón Sagrado tebano.
Batalla de Queronea: fase
final
Batalla de Queronea 338 a.C.
En la
siguiente fase Parmenion vió huecos en el centro griego y ordena un fuerte asalto
partiendo el despliegue griego. Produciéndose la desbandada.
El batallón Sagrado tebano, mantuvo su formación hasta que fue prácticamente eliminad, tan solo 46 de ellos sobrevivieron. El resto, 254 muertos, fueron enterrados con honor, y allí permanecen, bajo la estatua del león de Queronea.
El batallón Sagrado tebano, mantuvo su formación hasta que fue prácticamente eliminad, tan solo 46 de ellos sobrevivieron. El resto, 254 muertos, fueron enterrados con honor, y allí permanecen, bajo la estatua del león de Queronea.
Diodoro
dice que en la batalla murieron más de mil atenienses y fueron hechos dos mil
prisioneros.
Secuelas
Filipo
podría haber convertido la huida de los griegos en una auténtica masacre, pero
no lo hizo. En vez de mandar a su caballería en persecución de los fugitivos,
Filipo ordeno liberar a los prisioneros atenienses, sin pedir ningún rescate,
colocó a sus muertos en una pira funeraria y mando las cenizas a sus familiares
en Atenas.
Con los
prisioneros tebanos no tuvo Filipo tanta consideración. Tebas fue duramente
castigada por traicionar su anterior alianza con Macedonia. Tras enterrar a sus
muertos, los prisioneros tebanos fueron vendidos como esclavos, y los altos
cargos tebanos que se habían opuesto a los planes de Filipo fueron desterrados
y sustituidos por tebanos afines a las políticas de Filipo.
Cuando sus
generales incitaron a Filipo para dirigirse a conquistar Atenas, Filipo se negó
a ello. Para sus planes de invasión a Persia, Filipo necesitaba a Atenas, sobre
todo necesitaba la flota ateniense.
Un comité
de paz ateniense, formado por Esquines, Démades (adversario de Demóstenes y
defensor de Filipo en la asamblea ateniense) y el general Focion (siempre
partidario de una alianza con macedonia), se reunieron con una delegación
macedonia, formada por el propio Alejandro y los generales Antipater y
Alcimaco, y entre todos se encargaron de redactar un tratado de paz duradero y
conveniente para ambas partes.
Los
términos el tratado, al que se llamo paz
de Démades fueron los siguientes: La
confederación marítima de Atenas, que ya no tenía ningún sentido, quedaba
disuelta, pero en cambio Atenas conservaría la mayor parte de sus posesiones en
el Asia menor, que servirían de cabeza de puente para la invasión de Persia.
Ninguna tropa macedonia seria acantonada en el suelo del Ática y ningún navío
de guerra accedería al puerto del Pireo: los dos estados, Macedonia y Atenas,
hacían juramento de alianza recíproca.
Filipo ya
tenía las manos libres y los aliados necesarios para iniciar su mayor proyecto,
la invasión y conquista de Persia.
Batalla de Gránico 334 a.C.
Ocurrió en
mayo del 334 a.C., fue la primera en la que el rey macedonio Alejandro Magno se
enfrentó y derrotó a los persas. La batalla tuvo lugar en el noroeste de la
actual Turquía, cerca del emplazamiento de Troya. Allí, un ejército bajo el
mando combinado de los sátrapas persas de Asia Menor, que contaba con numerosos
mercenarios griegos, que fueron derrotados por Alejandro.
Antecedentes
Después del
asesinato de Filipo en el año 336 a.C por Pausanias, un capitán de su guardia,
Alejandro subió al poder en Macedonia, algunas polis griegas aprovecharon el
momento para alzarse en armas contra Alejandro ante la aparente debilidad de la
monarquía macedonia. No obstante, Alejandro demostró rápidamente su destreza
militar atravesando Tesalia para someterla nuevamente y acto seguido venció a
los griegos tomando y destruyendo Tebas, y obligando a Atenas a reconocer su
supremacía. Una vez apaciguada Grecia, decidió continuar el sueño de su padre
de ir contra Persia.
Filipo
había mandado antes de su muerte a los generales Permenio y Atalo con 10.000
efectivos para liberar las ciudades de Asia Menor y preparar la invasión.
El objetivo
de Alejandro era enfrentarse con el ejército persa en Asia Menor, derrotarlo y
después liberar las ciudades griegas, avanzar por la costa meridional de del
Mediterráneo para llegar a Egipto, marchar a con el fin de neutralizar la flota
persa que disponía de 400 naves frente a las 180 griegas principalmente
atenienses, que le era muy cara y que no podía costear.
En la primavera
del año 334 a.C,, Alejandro reunió su ejército en Tesalónica y se dirigió a
Sesto (península de Gallipoli), cruzó el Helesponto (estrecho de los
Dardanelos) se dirigió a Troya para rendir homenaje a los héroes griegos,
dejando a Parmenio el cruce de las fuerzas con sus 180 buques, sin que fuesen
molestados por la marina persa, reunieron una fuerza de 32.00 infantes y 5.100
jinetes y avanzó hacia Dascilio, la capital de la satrapía de Frigia, solo
disponía de provisiones para 30 días.
Batalla de Gránico 334 a.C:
movimientos previos
Darío creyó
que los sátrapas de la región, ayudados por Memnón de Rodas, un griego al
servicio de Persia, podrían resolver la amenaza. Los persas contaban con
20.000 jinetes y 20.000 infantes.
Memnon
abogó por la política de tierra quemada, y evitar un encuentro en campo abierto
con Alejandro. Los seis sátrapas rechazaron la idea cuando uno de ellos dijo
que “no consentiría que el fuego destruyese
una sola casa de sus súbditos”.
Alejando
consiguió lo que quería, una batalla pronta, al tercer día de haber cruzado el
Helesponto.
Los persas
habían elegido un punto sobre el rio Gránico para cerrarle el paso. De
corriente y velocidad relativamente importantes y con las orillas escarpadas.
Despliegue inicial
El ejército
persa había colocado 6 grupos de caballería 18.000 jinetes en un frente de 2 km
(de norte a sur asiáticos: los medos mandados por Reomites, los bactrianos
mandados por Arsites, los hircanianos mandados por Espiditrates, y a
continuación los de Asia menor: paflagonios y persas pesados mandados por
Mitridates, los capadocios y cilicios por Memnon y los griegos por Arsemes hijo
de Memnon apoyados en la orilla del rio y detrás la infantería situados sobre
una elevación del terreno (10.000 griegos, y 10.000 arqueros persas mandados
por Omares). La estrategia de los persas era localizar y matar a Alejandro con
su caballería.
Alejandro
decide atacar inmediatamente a pesar de que sus generales le aconsejan
descansar y atacar al día siguiente. Despliega en de norte a sur: peltastas,
caballería tracia (Calas), caballería tesaliana (Parmenio), 6 taxis o falange
macedonia, hipaspistas (Nicanor), caballería compañeros (Alejandro), caballería
ligera y peonia (Amintas), arqueros, y peltastas agrianos.
Batalla de Granico 334 a.C.:
despliegue inicial de fuerzas
Primera fase
Alejandro
mandó a los peltastas peonios (500), arqueros (500) y la caballería ligera y
peonia (1.000), desplazarse hacia el sur sobre el terreno elevado para vadear
el rio, la caballería de Arsemes se desplaza hacia el sur para cortarles el
paso, dejando un hueco en su despliegue y abandonando su posición ventajosa.
Batalla de Gránico 334 a.C.:
primera fase
Alejandro
mandó cargar a Sócrates al mando de 2 ilas (500 jinetes) junto con los
hipaspistas para fijar a la caballería de Memnon, mientras que con el
resto de los compañeros (1.300) la desbordaba, atacándola por la retaguardia.
Batalla del Gránico 334 a.C.
(1). Alejandro y los compañeros en la orilla del río Gránico.
Batalla de Gránico 338 a.C. Alejandro y los compañeros
en la otra orilla del Gránico.
Batalla de Gránico 334 a.C.:
Alejandro cruzando el río al frente de los Compañeros.
Batalla de Gránico 334 a.C.
Alejandro y los compañeros cruzando el río Gránico, el arquero no es muy ortodoxo.
Segunda fase
Mitridates
(yerno de Darío) que formaba parte de la caballería paflagonia junto con
Espiditrates con caballería hircaniana y otros nobles realizaron un
contraataque, Mitridates es matado por Alejandro, y este a su vez está a punto
de perder la vida otros nobles cuando Roesaces que le golpeó en el casco y
Espiditrates que estuvo a punto de golpearle por la espalda con su espada, pero
es salvado en última instancia por Clito el Negro que mandaba el Escuadrón Real
(Agema).
Arriano dice
que la caballería luchó como infantería, los macedonios emplearon la lanza para
atacar la cara de los caballos y de los jinetes, con el fin de aumentar las
posibilidades de desmontar al jinete, pero al final se impusieron la
instrucción y disciplina de los compañeros, estaban más acostumbrados al choque
que los persas que combatían a distancia con flechas y jabalinas. La caballería
ligera de Amintas junto con los arqueros y peltatas cruzan el rio y ponen en
fuga a la caballería de Arsemes. Parmenio cruza con su caballería el río
poniendo en fuga la caballería asiática del norte.
Batalla de Gránico 433 a.C.:
segunda fase
Batalla de Gránico: Clito el
Negro corta el brazo de Roaseces, salvando la vida de Alejandro
Batalla de Gránico 334 a.C.
(4). Clito el Negro cortando el brazo de Reomitres (que mandaba la caballería
Bactriana) cuando este, iba a asestar a Alejandro con su espada.
Tercera fase
La
caballería persa al ser presionada por la falange macedonia en el centro y por
la caballería macedonia en sus alas, fue puesta en fuga, y no
fue perseguida, la falange se enfrentó a continuación a la
infantería persa, mientras la caballería la envolvió por la retaguardia,
los arqueros persas se dieron a la fuga dejando solos a los hoplitas griegos,
que fueron masacrados por Alejandro, solo sobrevivieron 2.000 que fueron
enviados como esclavos a Macedonia.
Batalla de Gránico 334 a.C.:
tercera fase
Batalla de Gránico 334 a.C.
(5). Derrota de la caballería mercenaria griega mandada por Memnón, un
mercenario griego al servicio persa.
Batalla de Gránico 338 a.C. (6).
Destrucción de los hoplitas mercenarios griegos a la derecha, son fijados por
los falangistas macedonios a la izquierda, siendo envueltos por retaguardia por
la caballería macedónica.
Secuelas
La
caballería persa sufrió entre un 10 a un 20 por ciento de muertos, dos tercios
de sus mandos perecieron en combate. Mientras que por el lado macedonio se
perdieron 100 jinetes y 30 infantes.
La mayoría
de los sátrapas habían muerto en la batalla, en su estéril intento de matar a
Alejandro. Además de 2.500 jinetes de su caballería y los 3.000 mercenarios
griegos de Mennon.
En el lado
macedonio las pérdidas fueron mucho menores, alrededor de 100 jinetes y otros
tantos de infantería.
Tras la
batalla, Alejandro consiguió su primer botín asiático. Envió a Grecia una
parte, que le sirvió para pagar la deuda de 1.300 talentos que allí había
dejado. También envió a Atenas 300 armaduras persas, para que fueran
consagradas en la Acropolis. Fueron acompañadas de una inscripción “Alejandro, hijo de Filipo y los griegos, excepto los lacedemonios,
ofrecieron estos restos arrebatados a los barbaros de Asia.”
Tras
incinerar los restos de los caídos macedonios y griegos, Alejandro se dirigió
hacia el sur para liberar a las ciudades griegas de Jonia y Asia Menor.
Por el lado
persa, el liderazgo de Memnón el rodio quedó establecido y consolidado.
Experimentado y conocedor de los macedonios, evitó todo choque en batalla
campal en tierra a la vez que alistó a la flota persa para colocarla en
operaciones. Intentó recapturar a las ciudades griegas jonias que se habían
unido al libertador macedónico instaurando tiranos locales apoyados por los persas.
Esta estrategia de guerra continuaría por un lapso corto de tiempo, ya
que la prematura muerte de Memnón durante el asedio de la ciudad de Mitilene en
la isla de Lesbos, resultó en el abandono de su estrategia.
Batalla de Issos 333 a.C.
Ocurrió en
noviembre del 333 a.C., entre el ejército macedonio de Alejandro Magno y el rey
persa de Darío III Codomano, en las cercanías de la ciudad de Issos. Los
ganadores fueron los macedonios.
Antecedentes
Tras la
batalla de Gránico, Alejandro bajó por toda la costa jonia liberando las
ciudades griegas, encontró poca resistencia exceptuando algunos focos aislados
como en Éfeso o en Mileto (Halicarnaso) en cuyo puerto fue bloqueada la flota
de Alejandro, pero los macedonios se hicieron con las fuentes costeras de agua
potables, y la flota persa tuvo que retirarse. Para asegurarse el control de la
región ocupó Gordión (Ankara) en el corazón de Lidia. Luego se dirigió hacia el
sur cruzando el paso de Jonás o Puertas Cilicias. En dirección a Tarso con el
fin de tomar los puertos de Siria, para neutralizar la peligrosa flota persa.
Batalla de Issos 333 a.C.:
movimientos de Alejandro desde el Gránico al Issos
En la
ciudad de Tarso, Alejandro cayó enfermo, parando el avance durante unos días.
Allí le llegaron noticias de que Darío estaba reuniendo un gran ejército en
Babilonia. Si Darío conseguía alcanzar el Golfo de Issos, podía utilizar el
apoyo de la flota persa al mando de Farnabazo III, que aún operaba en el
Mediterráneo, facilitando su suministro y probablemente desembarcando tropas en
su retaguardia.
Una vez
recuperado el rey macedonio sus tropas se encaminaron hacia las puertas Sirias, dejando a los enfermos en
la ciudad de Issos, con el fin de continuar su avance hacia el sur y poder
derrotar definitivamente a Darío en Siria.
En
noviembre, Alejandro recibió informes de que el gran ejército había entrado en
Siria. Decidió reagrupar su disperso ejército y avanzar hacia el sur desde
Issos hacia la costa Siria siguiendo la costa a través de las puertas Sirias,
dejando una fuerza en Issos para cerrarle el paso.
Darío,
esperaba el ataque en la ciudad de Sochi, como Alejandro no se presentó, se
dirigió por el interior a través de las puertas
Amanies, cuya existencia Alejandro desconocía,
cruzándose con las fuerzas de Alejandro. El rey persa se encontró con que su
ejército se había situado tras los macedonios, cortando sus líneas de
suministro.
Darío tomó
la ciudad de Issos y mutiló horriblemente a los defensores y enfermos griegos
que habían quedado, quizá para provocar a Alejandro.
Desplegó
sus fuerzas al norte del el río Pinaro. Alejandro cuando se enteró de la
situación de Darío, mandó contramarchar en dirección al enemigo, que ya había
elegido el terreno para la batalla.
Despliegue inicial
Los persas
habían desplegado desde el mar a la montaña en un frente de unos 3 a 4 km: unos
6.000 jinetes ligeros (medos, griegos, al mando de Nabarzanes, 10.000 kardakes
posiblemente los Inmortales, 10.000 hoplitas griegos al mando de Timondas,
otros 10.000 kardakes, y 3.000 jinetes ligeros hircarnianos y 3.000
jinetes medios bactrianos, delante situó arqueros y escaramuzadores, dejó una
unidad de infantería ligera en una elevación al sur del río.
Batalla de Issos 333 a.C.
Despliegue inicial
En segunda
línea colocó, 25.000 infantes ligeros, 1.000 jinetes pesados detrás de los
hoplitas griegos, donde se situó Darío sobre un carro y otros 25.000 infantes
ligeros. En total 13.000 jinetes, 30.000 infantería pesada y 60.000 de
infantería ligera.
Alejandro
colocó desde la costa: la caballería ligera y traciana (800) la caballería
tesaliana (2.100), infantería ligera y arqueros (1.000), 12.000
falangistas como el frente era muy grande puso 8 de fondo, 3.000 hipaspistas,
la caballería de los Compañeros (2.100) infantería ligera de montaña tribalos,
tracios y agrianos, (1.000) y la caballería ligera y peonia (900), delante de
esta línea los escaramuzadores. En segunda línea colocó 7.000 hoplitas griegos
al mando de Crétaro, con unos 1.500 peltastas a los flancos). Total 6.000
jinetes, 22.000 infantería pesada y 13.000 infantería ligera.
Primera fase
La batalla
comenzó con la caballería ligera y peonia del flanco derecho junto con los la
infantería de montaña, desalojan la infantería persa que se encontraba en las
alturas dispersándola, un grupo regresó a sus líneas y otro se refugió en las
alturas, Alejandro dejó a los a los agrianos para controlarlos.
Al mismo
tiempo la caballería bactriana pasa al ala derecha para desplazar el centro de
gravedad, dado que el terreno era más llano y favorecía el empleo de su
caballería.
Alejandro
ordena a dos escuadrones de la caballería de los compañeros (500) reforzar su
ala derecha, para compensar el traslado de esas fuerzas adversarias.
Batalla de Issos: primera fase
Segunda fase
La
caballería persa griega, bactriana y meda atacaron desde el flanco
izquierdo persa. La caballería traciana, tesaliana y compañeros
retroceden aunque mantienen la cohesión. Se produce un hueco entre la línea
macedonia que es cerrada por los peltastas griegos, se produjo una bolsa en la
que quedó atrapada la caballería persa, que quedó aprisionada y no se
podía mover, por lo que tuvieron que luchar como infantería, lo que favoreció a
los macedonios que están más acostumbrados.
Al mismo
tiempo los kardakes y mercenarios griegos avanzaron, cruzaron el río y se
enfrentan a la falange macedonia. Ésta como su fondo era solo de 8 hombres
empezó a retroceder, y para evitar el colapso, ordenó que los hoplitas griegos
reforzasen la falange.
Alejandro
mandó atacar a los Inmortales persas con los hipaspistas, rompiendo la
formación y haciendo retroceder una parte de estos. Al mismo tiempo él mismo al
frente de la caballería de los Compañeros y peonia, atacó a la caballería
hicarniana, haciéndola retroceder.
Batalla de Issos: segunda fase
Batalla de Issos 333 A.C.:
Alejandro cruzando el río Pínaro
Tercera fase
La
caballería de Navarzanes atrapada en la bolsa no se podía mover, Parmenio
empezó a presionarla con la caballería tesaliana, ligera y los peltastas y la
hizo retroceder. Al mismo tiempo, la falange empieza a presionar a los
kardakes y a los hoplitas griegos, haciéndoles retroceder también.
Alejandro
con los compañeros envolvió la segunda línea persa y se dirigió hacia Darío.
Éste mandó a los jinetes catafractas para parar Alejandro. Al ver que sus
fuerzas retrocedían en todos los frentes viró su carro, huyendo del campo de
batalla. Cuando el suelo se hizo demasiado inestable para su carro, finalmente
lo abandonó junto a todo su equipo y siguió cabalgando a lomos de uno de los
caballos.
Cuando los
persas vieron huyendo al Gran Rey, todas las tropas ligeras persas, esos 50.000
hombres de leva, huyeron a la carrera sin entrar en combate.
Produciéndose la desbandada general después.
Poco
después se hizo de noche y se cesó en la persecución de los persas.
Batalla
de Issos 333 a.C: tercera fase
Batalla de Issos 333 a.C.,
Alejandro y los compañeros se dirigen contra Dario.
Batalla de Issos 333 a.C. (2).
Pintura basada en el famoso mosaico de Pompeya
Secuelas
Se estoma
que los muertos fueron 7.000 macedonios y 20.000 persas.
La batalla
de Issos fue una victoria decisiva para los macedonios, y marcó el comienzo del
fin para el poder persa. Fue la primera vez que el ejército persa era derrotado
con el rey Darío III.
Como era
costumbre en la época, el campamento persa fue saqueado por los vencedores pero
el botín fue escaso, ya que Darío había enviado la mayoría de su tesoro real a
Damasco, pero allí encontraron a Estatira, la mujer de Darío; a sus hijas,
Barsine-Estatira y Dripetis; y a su madre, Sisigambis, las cuales acompañaban
al rey en su campaña. Alejandro, más tarde desposaría a Barsine-Estatira, las
trató con gran respeto.
En Damasco
encontraron 3.000 talentos de oro (1 talento = 26 kilos), lo que le sirvió para
financiar la campaña y reclutar refuerzos para compensar las bajas.
Batalla de Gaugámela 331 a.C.
También
conocida como Arbelas, ocurrió el 1 de octubre de 331 a.C. en Gaugamela (que
significa la casa del camello), en la ribera del río Bumodos, afluente del Gran
Zab. Dicho lugar se encuentra a unos 27 km al noreste de Mosul y a 52 km de
Arbela. Se enfrentaron el ejército persa a las órdenes de su rey Darío III y el
ejército macedonio bajo el mando de Alejandro Magno. Marcó el final del Imperio
Persa y es considerada una obra maestra en la táctica militar y la mayor
victoria de Alejandro.
Antecedentes
La derrota
de Darío en Issos dejó de nuevo el camino libre a Alejandro, quien prosiguió
con su plan. Avanzó tomando todos los puertos del Mediterráneo. El más
dificultoso fue el asedio de Tiro, en Fenicia, en el que tuvo que hacer un
dique de 400 m desde la costa hasta la isla que era la ciudadela de Tiro con
troncos y piedras con el fin de llevar las máquinas de asedio hasta las
murallas de la ciudad, mientras la flota de Tiro acosaba y quemaba dichas
máquinas de guerra una y otra vez desde el mar. Finalmente bloqueó la flota de
Tiro y tomó la ciudad. También se encontró resistencia en Gaza, levantó un
terraplén de tierra alrededor y la tomó al asalto.
Finalmente
se dirigió a Egipto, donde fue muy bien recibido. Allí tendrían lugar dos
acontecimientos principales: la fundación de Alejandría y su nombramiento como
Faraón. Pasó el invierno del 332-31 en Egipto, y aprovechó para reforzar su
ejército.
En la
primavera de 331 a.C, Alejandro dejó Egipto regresando a Tiro donde estaba su
flota. De allí se dirigió a Antioquía, cruzando el valle del río Orontes, y
llegó al Río Éufrates a la altura de Tapsaco, donde fundó la ciudad de
Niceforio para que fuera una plaza fuerte y depósito de los suministros del
ejército. Aquí supo que Darío se encontraba en Arbelas, por lo que cruzó el
Tigris y se dirigió hacia el norte bordeando la ribera oriental del río.
Darío
movilizó un inmenso ejército en la llanura de Gaugamela en las proximidades de
la ciudad de Arbela. Alejandro aceptó la invitación al enfrentamiento. Darío
tuvo tiempo de allanar el campo de batalla para dejar el camino expedito para
sus carros falcados o carros escitas. Era el lugar ideal para aprovechar la
superioridad numérica en caballería de 10 a 1.
Despliegue inicial
Ejército persa
En la
llanura en un frente de 5 a 6 km, Darío desplegó 35.000 jinetes, 40.000
infantes pesados, 200 carros falcados, 1.500 arqueros, 30.000 takabaras o
peltastas, y entre 100.000 a 150.000 eran levas.
Ala
izquierda caballería al mando de Bessos: delante 1.000 arqueros bactriano y
3.000 arqueros escitas y 100 carros falcados bajo el mando de Mausaces.
Detrás segunda línea 6.000 bactrianos mandados por Bessos, 3.000 escitas dahan;
2.000 arcosianos y 1.000 persas bajo el mando de Bersantes, y otros.
En el
centro en primera línea 1.000 albanios, 1.000
secesianos, 50 carros falcados, 1.000 jinetes reales, 15 elefantes y 1.000
jinetes hindúes, detrás, 5.000 kardakes, 5.000 hoplitas griegos mandados
por Foceo, Ciro en su carro con su escuadrón Real (1.000 jinetes) o rodeado por
10.000 inmortales, hoplitas griegos mandados por Glauko el etolio, 5.000
kardakes.
Ala
derecha la caballería al mando de Marzeo: 2.000
armenios, 1.000 capadocios y 100 carros falcados mandados por Orontes.
Detrás 1.000 sirios y 1.000 mesopotamios mandados por Marzeo; 2.000 medos y
1.000 cadusios mandados Atropates; 2.000 partos y 1.000 hircanianos
bajo el mando de Pratafernes; 1.000 albanios y 1.000 secesianos y
1.000 areianos bajo el mando de Satibarzanes cerca del centro.
Segunda
línea: Detrás desplegó las levas asiáticas
reclutadas en todas las satrapías. La parte izquierda manda por Abulites lo
componían aracolios, caducos, susianos, sitanaceos, daseos, indios, etc. La
parte derecha mandada por Bupares lo componían mesopotamios, medos, sacios,
babilonios, etc.
Batalla de Gaugámela 331 a.C.: despliegue
inicial
Ejército macedonio
Alejandro
desplegó igual que en las batallas anteriores, en su ala izquierda al mando de
Parmenio: la caballería ligera y traciana (800) la caballería tesaliana
(2.100), infantería ligera y arqueros (1.000), 3 taxis (6.000) y
detrás 4.000 mercenarios griegos en segunda línea, Alejando mandaba el ala
derecha con 3 taxis (6.000) 3.000 hipaspistas, la caballería de los
Compañeros (2.100) infantería ligera de montaña tribalos, tracios y agrianos,
(1.000) y la caballería ligera y peonia (1.000), delante de esta línea los
escaramuzadores, detrás 4.000 hoplitas griegos. Total 7.000 jinetes,
22.000 infantería pesada y 18.000 infantería ligera.
La táctica
de Darío era la de envolver al ejército macedonio por ambas alas y romper la
formación de su centro con los carros falcados o carros escitas.
Batalla de Gaugamela 331 a.C.
Dario III en su carro en medio del despliegue persa.
Primera fase
Alejandro
inició la marcha en orden oblicuo desplazándose a la derecha para evitar
el terreno allanado con el fin de que los persas no pudiesen usar los carros
falcados.
Cuando
avanzaban, Alejandro vio como toda la caballería del ala izquierda persa
mandada por Bessos se lanzaba hacia ellos, Alejandro reaccionó con prontitud
mandando a la caballería ligera que cargase contra las primeras tropas que iban
a rodearlo, el contraataque macedonio fue rechazado por los escitas y
bactrianos, pero Alejandro volvió a demostrar una gran rapidez de reflejos y de
visión del combate, ordenando a los peonios e infantería ligera un ataque con
el objeto de extender su ala derecha, tal y como había previsto que sucedería.
Bessos
mandó hacía ese lugar fuerzas de refresco compuestas por el resto de los
jinetes bactrianos y escitas, los cuales rompieron las filas de los compañeros,
causando graves pérdidas, puesto que los caballos escitas estaban mejor
protegidos por una armadura defensiva. A pesar de ello, la disciplina y el
orden demostrado por los macedonios en su repliegue posibilitó que éstos se
volviesen a reagrupar en perfectos escuadrones que acabaron por romper las
líneas enemiga.
Batalla de Gaugámela 331 a.C.:
Primera fase
Darío al
ver el desarrollo mandó a los carros falcados inicial la carga. Precedidos de
jinetes persas que arrastraban ramas para levantar polvo, la falange macedonia
apenas tenía tiempo para maniobrar. Alejandro había adiestrado a sus tropas
para que se abrieran. Según la Anábasis, los caballos se metían por los
corredores creados entre la falange inofensivamente. Lamentablemente, el polvo
impidió que todo el frente reaccionara igual. La mayoría de los carros pasaron
por los pasillos que abrieron los piqueros, pero muchos otros se estrellaron
contra las líneas y segaron cientos de vidas con sus guadañas. No obstante, los
aurigas fueron rápidamente neutralizados, a tiempo para que la falange
absorbiera el grueso del ataque de la infantería persa.
Batalla de Gaugamela 331 a.C.
Carga de los carros falcados contra la falange macedonia.
Batalla de Gaugámela: ataque
de los carros falcados contra la falange macedonia
Al mismo
tiempo, la caballería persa del ala derecha persa mandada por Marceo, se
estrelló contra el frente de Parmenio, y como eran muchos más, superó el frente
y un gran número de jinetes rebasaron a los macedonios y avanzaron hacia el
campamento macedonio que se encontraba a unos 10 km del frente para
rescatar a la familia real y saquear el campamento.
Segunda fase
La
caballería escita y bactriana de Bessos pone en un serio aprieto a la
caballería de Alejandro, entonces da la orden a los hoplitas griegos de
cargar contra la caballería de Bessos, parándoles y empeñándoles en un
combate casi parados.
Se produce
un hueco en la falange griega y por él se cuelan los jinetes reales, hindúes,
albánios y secesianos que van a saquear los bagajes avanzados macedonios,
Parmenio manda a los hoplitas griegos para evitar el saqueo y bloquearles.
Batalla de Gaugamela: Segunda
fase
Tercera fase
Darío
ordena a los griegos de Glauko en su izquierda y a los kardakes reforzar la
caballería de Bessos, Alejandro vio el hueco y mandó girar a la izquierda
su caballería y se lanzó directamente contra Darío por detrás de los
Inmortales, al mismo tiempo avanzó directamente con los hipaspitas y la falange
contra el centro. Esto fue demasiado para el Gran Rey, que de nuevo dio media
vuelta al carro y huyó, dejando su ejército atrás.
Aquello no
fue el fin de la resistencia persa. Bessos se enteró y dio orden de retroceder
para cubrir la retirada del Rey. Alejandro no pudo perseguirlo porque Parmenio
necesitaba ayuda urgente, dio media vuelta y tuvo que abrirse paso a través de
persas en retirada, algunos en formación que iban a reforzar el ala izquierda,
cuando Alejandro llegó, Permenio había contraatacado y toda la caballería de
Marceo se puso en desbandada.
Batalla de Gaugámela: Tercera
Fase
Batalla de Gaugámela: Carga de
la falange.
Alejandro Magno cargando con
los compañeros.
Libre
Parmenio, se reanudó la persecución que se prolongó hasta la noche, iniciando
una marcha forzada sobre Arbelas, pero Darío logró escapar, unos 2.000
mercenarios griegos que también lograron escapar se reunieron con Darío y
Bessos quien posteriormente le asesinaría.
Batalla de Gaugámela:
Alejandro embiste contra Dario
Los muertos se estiman en 40.000
muertos persas y 5.000 macedonios.
Batalla de Hidaspes 326 a.C.
Campaña de
Alejandro en Asia
Tras la
muerte de Darió III y después de enterrarle con los honores de un rey,
Alejandro persiguió a Bessos su asesino.
Atravesó
las puertas Caspias y se adentró en los territorios de Partia donde fundó la
ciudad de Alejandropolis (Meshed), siguió por la satrapia de Aria donde fundó
la ciudad de Alejandría de Arelón (Herat), la satrapia de Drangiana y la
satrapia de Aracosia, donde fundo la Alejandria Aracosia (Kandahar), donde se
detuvo en la primavera del año 329 AC. Continuó viaje para atravesar el
Paropámiso y la cordillera del Hindu Kush, tras 16 días de marcha que exigía
atravesar el paso de Khawak, a casi 4.000 metros de altitud, se convirtieron en
un tormento en la primavera del año 329 AC, la columna militar se extendía más
de 25 kilómetros a lo largo de un sendero sinuoso, llegaron por fin al reino de
Bactriana, que capituló sin oponer resistencia. Donde fundó la Alejandría de
Caucaso (Kabul) alcanzando la capital Bactra (Balj), el refugio del usurpador,
que, sin embargo, se había dado a la fuga. Le siguió 80 kilómetros a través de
un desierto de dunas móviles y arenas movedizas hasta el río Oxus, el actual
Amur Darya. El rebelde Bessos lo había cruzado en su huida y quemado todas las
naves. Para atravesarlo, los macedonios tuvieron que construir balsas. En la
Sogdiana la fortuna volvió a sonreír a Alejandro: en el verano de 329 AC,
Bessos fue capturado y entregado por sus propios aliados. El rey ordenó que le
cortaran la nariz y las orejas, y que lo crucificaran. Vengada así la muerte de
Darío, Alejandro era ya el soberano indiscutido de Persia.
Campañas de Alejandro Magno en Asia y en
la India
Alejandro
continuó con su ejército en Sogdiana, tomando la capital, Maracanda
(Samarcanda). Una revuelta surgida en esta ciudad, encabezada por Espitámenes,
fue sofocada con prontitud, con la consiguiente muerte del insurrecto. Se
alcanzaba así el límite del Imperio persa en el río Jaxartes, donde fundó otra
Alejandria de Escathe, ahi tuvo lugar la batalla de Jaxartes contra los
escitas, a los que derrotó.
Los
sogdianos pronto se levantaron contra él e indujeron a las fuerzas alejandrinas
a una guerra de guerrillas que se prolongaría más de un bienio. En el verano de
328 a.C, empezó a entrenar fuerzas persas a la manera macedonia para
integrarlas en su ejército, se produjo en Maracanda una acalorada discusión
entre Alejandro y Clito el Negro. Desinhibido por el alcohol, este criticó la
divinización del nuevo rey de reyes. El tono fue subiendo y, cegado por la ira,
Alejandro traspasó con la lanza al hombre que seis años antes le había salvado
la vida en el Gránico, una muerte que lamentaría profundamente.
En 327 a.C,
Alejandro pudo finalmente regresar a Bactra (Balj). Ese mismo año desposó a
Roxana, como una maniobra para consolidar sus relaciones con las nuevas
satrapías de Asia Central.
Campaña de Alejandro en la India
El año 326
AC, Alejandro se pone de nuevo en marcha con las miras puestas en la India.
Atravesó el paso de Klyber y llegó a la satrapia de Gandhara, al norte de lo
que ahora es Pakistán para que vinieran a él y se sometieran a su autoridad.
Ambhi, rey de Taxila, cuyo reino se extendía desde el Indo hasta el Hidaspes,
aceptó someterse pero los rajás de algunos clanes de las montañas, incluyendo
los aspasioi
y los assakenoi
de la tribu de los kambojas,
conocidos en los textos indios como ashvayanas y ashvakayanas (ashva
significa caballo), se negaron a ello.
Alejandro
se enzarzó primero en una feroz contienda contra los aspasioi en la que le hirieron en el
hombro con un dardo, pero en la que los aspasioi perdieron la batalla y 40.000 de sus hombres cayeron prisioneros.
Los assakenoi fueron al encuentro de
Alejandro con un ejército de 30.000 soldados de caballería, 38.000 de
infantería y 30 elefantes, lucharon valientemente y opusieron una tenaz
resistencia al invasor en las batallas de las ciudades de Ora, Bazira y Masaga,
ciudad esta última cuyo fuerte fue reducido sólo tras varios días de una
sangrienta lucha en la que hirieron a Alejandro de gravedad en el tobillo.
Cuando el
rajá de Masaga murió durante la batalla, el comandante supremo del ejército
acudió a la vieja madre de éste, Cleofis, la cual también parecía dispuesta a
defender su tierra hasta el final y asumió el control total del ejército, lo
que empujó también a otras mujeres del lugar a luchar. Alejandro no sólo mató a
toda la población de Masaga, sino que redujo sus edificios a escombros. Una
matanza similar ocurrió en Ora, otro bastión de los assakenoi.
Mientras
todas estas matanzas ocurrían en Masaga y Ora, varios assakenoi huyeron a una alta fortaleza
llamada Aornos donde Alejandro los siguió de cerca y capturó la roca tras
cuatro días de sangrienta lucha. La historia de Masaga se repitió en Aornos, y
la tribu de los assakenoi
fue masacrada.
Frecuentemente,
una vez tomada la fortaleza, la devolvía su anterior líder para que la siguiera
gobernando si le habían jurado lealtad. Sin embargo, si una vez juramentados le
traicionaban, Alejandro no mostraba piedad.
Poco a poco
llegó a las tierras bajas que circundaban el Indo. A cada paso descubrían
nuevos animales y plantas. Allí había cientos de pequeños estados en estado
perpetuo de lucha, y esto fue lo que él aprovechó. Aliándose con algunos reyes,
luchó contra otros y los venció.
Al llegar
al valle del Indo se reunió con el grueso de su ejército que había seguido un
camino más directo. Formó una alianza con Taxiles, el rey de la región, y
construyó unos pontones para cruzar el río Indo con 75.000 hombres. Taxiles le
pidió ayuda contra su rival el rey Poros, y le proporcionó 5.000 hombres.
Alejandro avanzó contra Poros hacia su próximo obstáculo, el río Hidaspes (hoy
Jhelum en la región del Punjab), con unos efectivos entre 31.000 y 34.000
infantes y unos 7.300 jinetes, de los cuales 1.000 eran arqueros escitas.
Poros
contaba de 20.000 a 50.000 infantes, 4.000 jinetes, 300 carros y entre 80 y 100
elefantes. Los infantes hindúes o kshartya, eran soldados profesionales, al igual que los macedonios. Se
dividían en dos tipos: los arqueros, con largos arcos de bambú de 1,8 m. que
disparaban flechas de punta de hierro y que podían atravesar corazas, aunque
debido a la lluvia perdieron su eficacia y los lanceros, provistos de lanzas o
jabalinas y con escudos de piel sobre un tejido de mimbre. Todos, salvo los más
pudientes, iban sin armadura, con la vestimenta acostumbrada era una larga
falda, y armados con espadas de hoja de hierro.
Los
elefantes que eran grandes machos, castrados, de 3,5 m de hombros y un peso de
hasta 5 toneladas. Cada uno llevaba una coraza de piel de buey o búfalo, y del
arnés colgaban campanas para amplificar el ruido del elefante al moverse. Lo
montaban un cornaca y
hasta cuatro guerreros, provistos de arcos o jabalinas, a horcajadas sobre el
lomo del animal. Pero el arma principal del elefante era pisotear al enemigo,
derribarlos con la trompa y ensartarlo con los colmillos, que podían ir cubiertos
con afiladas vainas de hierro.
Los jinetes
hindúes utilizaban un rudimentario estribo que proporcionaba sujeción al dedo
gordo del pie del jinete, lo que les daba mayor estabilidad.
Movimientos
previos
Poros, que
había llegado antes a su orilla del río, se situó frente al ejército de
Alejandro y se preparó para rechazar cualquier intento de cruce. La corriente
era fuerte debido a las lluvias monzónicas, y el cauce profundo, por lo que
cualquier intento de cruzar por la fuerza provocaría enormes bajas. Alejandro
se esforzó por encontrar un vado alternativo, y pasó las dos semanas siguientes
desplazando a sus tropas arriba y abajo por la orilla, con el ejército de Poros
siguiéndole sin perderle nunca de vista. Tras las continuas fintas y
contrafintas, localizó un buen lugar para cruzar, a unos 30 km río arriba de su
campamento. En una noche de tormenta noche trasladó en secreto a ese punto una
parte sustancial de sus fuerzas, incluyendo casi toda la caballería, con la
intención de hacerla cruzar en secreto y sin oposición y dejó a Crátero en el
campamento para que aguantara la posición.
Batalla de Hidaspes 326 a.C: Movimientos
previos a la batalla
Poros se
enteró y envió a su propio hijo a atacar con 2.000 jinetes y 120 carros, pero
Alejandro envió varias cargas de caballería haciendo retroceder a los hindúes,
matando al hijo y capturando varios carros.
Despliegue
inicial
Poros
entonces decidió emplear toda su fuerza, eligió un terreno no demasiado
fangoso, formando una línea de unos 3 km de longitud, colocando en cada ala
2.000 jinetes y 150 carros; en el centro los 30.000 infantes en su mayoría
ligeros y delante de éstos 200 elefantes, un elefante cada 100 metros.
Alejandro contaba con una fuerza de 6.000 infantes y 5.000 jinetes, escondió
unos 1.000 jinetes al mando de Coenios detrás de la falange, en su ala
derecha situó 4.000 jinetes y los hipaspistas y a continuación 4 taxis.
Había dejado en el campamento al mando Cratero 2 taxis, la caballería
tesaliana y los aliados hindúes.
Primera
fase
Alejandro
mandó a los 1.000 arqueros montados escitas al mando de Taurón contra el ala
izquierda de Poros para eliminar los carros hindúes y desorganizar la
caballería adversaria. Poros manda a su caballería del ala derecha trasladarse
a su ala izquierda.
Batalla de Hidaspes 326 a.C: despliegue
inicial y primera fase
Segunda fase
Alejandro
al frente de la caballería de los Compañeros intentó envolver a la
caballería de Poros con el fin de alejarla de su infantería, Poros avanzó para
cortarle el paso, pero sus carros se atascaron en el barro. La infantería
macedonia avanzó en orden oblicuo contra la infantería hindú. Coenios con sus
1.000 jinetes envuelve al despliegue hindú, atacando la caballería de Poros por
retaguardia.
Batalla de Hidaspes 326 a.C: segunda y
tercera fases
Tercera fase
Cuando los
elefantes de Poros atacaron fueron frenados por el bloque compacto que ofrecía
la falange: una auténtica muralla de bronce erizada de hierro que detuvo en
seco a los elefantes. Los elefantes cargaron enloquecidos contra los
falangistas. Muchos macedonios murieron aplastados bajo los paquidermos, pero
también acertaron a abrir pasillos para que los elefantes pasaran, y luego la
caballería ligera y los hostigadores los rodearon, asaeteando a los
conductores, otros perdieron el control, y salieron en estampida, causando daño
tanto a macedonios como indios. Por fin, Alejandro y la caballería macedonia
derrotaron a la caballería hindú, y cargaron contra los flancos y retaguardia
del centro hindú, decidiendo la batalla.
Batalla de Hidaspes 326: lucha entre los
elefantes y carros de guerra hindues contra los macedonios. Autor Angus
McBride
Con casi
ocho horas de duración, fue una batalla muy larga para los estándares de la
antigüedad, y sin duda resultó tremendamente sangrienta.
Batalla de Hidaspes 326 a.C, Alejandro
dirigiendo la batalla de los falangistas contra los elefantes, no es muy real
dado que Alejandro mandaba como siempre la caballería . Autor Brian Palmer
Batalla de Hidaspes 326 a.C contra los
elefantes hindúes. Alejandro haciendo frente a la carga de los elefantes. Autor
Sergio Budicin.
Secuelas
Las bajas
de Alejandro fueron de 4.000 infantes y 280 jinetes muertos, 8.000 heridos. Las
bajas de Poros: 12.000 infantes, 400 jinetes, 9.000 hombres capturados y 80
elefantes capturados.
Batalla de Hidaspes 326 a.C: el rey Poros
se rinde entregando sus espadas a Alejandro
Dos tercios
del ejército de Poros fueron eliminados o capturados. Poros le pidió a
Alejandro que lo trate como a un Rey. Con admiración, Alejandro permitió que
Poros mantuviese su reino y logró que hiciese las paces con Taxiles.
Siguiendo
con su costumbre, mientras descansaba su ejército fundó nuevas ciudades. Una de
ellas se llamaría Alejandría Bucéfala, en honor a su caballo, que murió por
causas naturales y no en la batalla, y otra llamada Alejandría de Nicea.
Alejandro
mandó construir una flota para navegar por el río Hidaspes, luego confluirá con
el Indo y de allí hacia el océano. Mientras construían la flota continuó su
avance en dirección Este por la región del Punjab, hacia el fin de la India.
Sin embargo, no se encontró con esto. Más bien siguió conquistando tribu tras
tribu y experimentando la dureza del clima de la región. Las lluvias del Monzón
y la hostilidad de la fauna, especialmente las serpientes venenosas, causaron
grandes malestares. En su avance cruzó con gran dificultad el gran río Acesines
(hoy Chenab) y el Hidraotes (hoy Ravi). Sin embargo, en el avance se topó con
una dura resistencia de los cateanos, que logró vencer luego de un gran asedio a la ciudad de Sangala
(hoy Sialkot), que fue tomada por asalto, liquidó 17.000 soldados enemigos y
logró capturar otros 70.000. Llegó al río Hífasis (hoy Beas) creyendo que ya
estaba cerca del fin de Asia. Pero los guías locales le informaron de que luego
vendría el valle del Ganges, y que después la tierra continuaba.
Su ejército
estaba exhausto y empezaba a desesperarse. Estaban en época de Monzones y
durante 60 días seguidos llovió continuamente. Sus soldados le pidieron regresar.
Fundó la ciudad de Alejandria del Hífasis y decidió regresar.
Alejandro
dejó refuerzos en la India. Nombró a su oficial Peitón sátrapa del territorio
del Indo, cargo que éste ocuparía durante los siguientes 10 años hasta el 316
a.C, y en Panjab dejó a cargo del ejército a Eudemos, junto con Poros y Ambhi.
Eudemos se convirtió en gobernador de una parte de Panjab después de que éstos
murieran. Él y Peitón regresaron a Occidente en el 316 a.C con sus ejércitos
para tomar parte en las guerras de los Diadocos. En el 321 a.C, Chandragupta
Mauria fundó el Imperio Mauria en la India y expulsó a los sátrapas griegos.
El regreso
En
noviembre del año 326 parte, para enfrentar la amenaza de las tribus del sur
del Punjab el grupo se dividió en tres grupos. Alejandro navegaría con un grupo
por el río Hidaspes, Hefestión con otro sobre la ribera izquierda y Crátero
sobre la ribera derecha, más adelantado. Se habían establecido puntos de
encuentro a intervalos regulares.
Las
primeras tribus con la que se encontraron se rindieron fácilmente, pero le
llegan a sus oídos noticias de que otras planeaban juntarse y enfrentarlo,
especialmente los malios y oxidracas. Los malios eran las tribus más aguerridas
del sur de Asia por aquellos tiempos.
Alejandro
decidió atacar las tribus y vencerlas por separado antes de que se juntaran. Su
victoria fue aplastante, aunque las tribus de los malios luchaban hasta la muerte. Sin embargo un ejército de 50.000 malios logró escabullirse y se
atrincheraron en la ciudad de Multa. El propio Alejandro, al ver que las tropas
no podían subir las murallas, encabezó el ataque subiendo él mismo el primero
los muros fortificados por las escaleras, exponiéndose al límite. Iba
acompañado por unos guardias, y fue herido por una flecha en el pulmón. Sus
soldados, creyendo que el rey estaba muerto, tomaron la ciudadela y descargaron
su furia contra los malios
que se habían refugiado en ella, llevando a cabo una masacre, y no perdonaron
la vida a ningún hombre, mujer o niño. A pesar de ello y gracias al esfuerzo de
su cirujano, Critodemo de Cos, Alejandro sobrevivió a esa herida.
Después de
esto, los malios
supervivientes se rindieron ante las fuerzas macedónicas, y éstas pudieron
continuar su marcha.
Alejandro
llegó a la confluencia del río Indo, donde fundó Alejandría del Indo y envió a
la mayor parte de sus efectivos a Carmania (al sur del actual Irán) bajo el
mando del general Crátero a través de Alejandria Aracosia (Kandahar).
En el 325
el ejército llega a la ciudad de Patala en el delta del Indo, donde construyó
un puerto y mandó montar una flota para explorar el golfo Pérsico bajo el mando
de su almirante Nearco, mientras que él conduciría al resto del ejército de
vuelta a Persia por la ruta del sur a través del desierto de Gedrosia (ahora
parte del sur de Irán y de Makrán, en Pakistán), fue un terrible error que le
costó miles de soldados debido al calor y la sed. La travesía por el desierto
duró sesenta días, llegando finalmente a Alejandro llegó finalmente a
Persépolis 7 años después de haberla dejado.
Alejandro Magno cruzando el desierto de
Gedrosia. Se le ve rechazando un casco lleno de agua en medio del desierto,
para que sus tropas viesen que él sufría las mismas privaciones. Autor Tom
Lovell.
Muerte de Alejandro (323 a.C)
Tras
enterarse de que muchos de sus sátrapas y delegados militares habían abusado de
sus poderes en su ausencia, Alejandro ejecutó a varios de ellos como ejemplo
mientras se dirigía a Susa. Como gesto de agradecimiento, Alejandro pagó las
deudas de sus soldados, y anunció que enviaría a los veteranos mayores a
Macedonia bajo el mando de Crátero, pero sus tropas malinterpretaron sus
intenciones y se amotinaron en la ciudad de Opis, negándose a partir y
criticando con amargura su adopción de las costumbres y forma de vestir de los
persas, así como la introducción de oficiales y soldados persas en las unidades
macedonias. Alejandro ejecutó a los cabecillas del motín, pero perdonó a las
tropas. En un intento de crear una atmósfera de armonía entre sus súbditos
persas y macedonios, casó en una ceremonia masiva a sus oficiales más
importantes con persas y otras nobles de Susa, pero pocas de esas parejas
duraron más de un año. Mientras tanto, en su regreso, Alejandro descubrió que
algunos hombres habían saqueado la tumba de Ciro II el Grande, y los ejecutó
sin dilación, ya que se trataba de los hombres que debían vigilar la tumba que
Alejandro honraba.
Su amigo
más íntimo, Hefestión, murió a causa de una enfermedad o envenenado, muerte que
afectó mucho a Alejandro.
El 13 de
junio del 323 a.C, Alejandro murió en el palacio de Nabucodonosor II de
Babilonia. Le faltaba poco más de un mes para cumplir los 33 años de edad. Se
sabe que el 2 de junio Alejandro participó en un banquete organizado por su
amigo Medio de Larisa. Tras beber copiosamente, le metieron en la cama por
encontrarse gravemente enfermo. Los rumores de su enfermedad circulaban entre
las tropas, que se pusieron cada vez más nerviosas. El 12 de junio, los
generales decidieron dejar pasar a los soldados para que vieran a su rey vivo
por última vez, desfilando de uno en uno.
Muerte de Alejandro Magno en el palacio
de Nabucodonosor II en Babilonia el 13 de junio del 323 a.C
Alejandro
no tenía ningún heredero legítimo directo. Su medio hermano Filipo Arrideo era
deficiente, y su hijo Alejandro nacería tras su muerte, y su otro hijo
Heracles, cuya paternidad está cuestionada, era de una concubina. Al morir sus
generales se repartieron el imperio y empezaron a luchar entre ellos, dando
lugar a las guerras de los Diadocos.
La sucesión de Alejandro Magno
La
prematura muerte de Alejandro en junio del 323 a.C, no tenía dispuesto nada
acerca de su sucesión, lo que planteó graves problemas con su herencia.
Su heredero
legítimo era su hijo póstumo, que iba a nacer del seno de Roxana, en el caso de
que fuera varón y que posteriormente recibiría el nombre de Alejandro IV. Sin
embargo los soldados, apoyaban como heredero a un hermanastro de Alejandro, de
nombre Arrideo, nacido mongólico, que era hijo de Filipo y una bailarina
tesaliana, y que posteriormente sería nombrado rey con el nombre de Filipo III
Arrideo.
Alejandro Magno moribundo. Tropas
macedonias desfilando delante del Alejandro en junio de 323 a.C antes de su
muerte. Autor Karl von Piloty.
En
Babilonia los soldados macedonios se reunieron en asamblea, siguiendo un
antiguo derecho del ejército macedonio de poder elegir a su rey. Muchos
habían envejecido sobre la campaña, sin embargo, habían
continuado sirviendo a su rey, y se consideraban con todos los derechos
para elegir a su sucesor. Eligieron a Arrideo, como hijo de un rey y hermano de
otro, pero esta elección no le cayó bien a ninguno de los líderes macedonios.
Peitón
decretó la elección, y en el alboroto que siguió Pérdicas y sus adherentes
fueron obligados a retirarse de nuevo a la ciudad y al palacio, donde se
atrincheraron en las cámaras de Alejandro. El general Meleagro, fue enviado por
la Junta para negociar con los soldados, jugó su carta personal y se puso del
lado de los soldados. Meleagro y un grupo de soldados, ahora armados y en
uniforme de combate, intentaron forzar la entrada y apoderarse Pérdicas, al
considerarle como un traidor. Las mentes frías prevalecieron, y Meleagro y sus
hombres se retiraron.
Sin
embargo, Pérdicas se dio cuenta de que su vida estaba en peligro con Meleagro
teniendo el control del rey. Se ordenó a la caballería formar para la batalla
en la llanura a las fueras de la ciudad. Pérdicas y muchos de los líderes
consiguieron huir. A continuación, bloquearon los accesos a la ciudad, impidiendo
la llegada diaria de suministros desde el campo.
La
caballería macedonia de los compañeros, era la fuerza de élite para el asalto
del ejército de Alejandro. A su muerte se había ampliado a unos 4.000
efectivos, incluyendo nobles persas en sus filas. Con el apoyo de unos 200
elefantes traídos desde la India, era una fuerza formidable incluso para la
falange macedonia.
Lo que
siguió fue casi una batalla entre la caballería macedonia y la infantería,
Pérdicas contra Meleagro. Ambos preparados para la batalla. Al final a la
undécima hora, la infantería se retiró, y se evitó el derramamiento de sangre.
Se llegó a
un compromiso mediante los esfuerzos conciliadores de Eumenes de Cardia, el
astuto secretario de Alejandro: Filipo Arrideo podía seguir siendo rey, con el
popular (y ausente) Cratero como su tutor. Antípatro permanecería como el
general en jefe del ejército en Europa. Pérdicas había de ser su homólogo, al
mando del ejército en Asia y quiliarca.
Crátero,
que como guardián del rey o prostates (en teoría) debería supervisar cualquier
orden de Pérdicas. Si Roxana deba dar a luz un varón, Pérdicas compartiría la
custodia del niño con Leonato.
Meleagro,
que no parecía haber quedado satisfecho con el giro de los acontecimientos, se
calmó en parte al ser nombrado segundo en el mando del ejército en Asia.
Sin embargo, pronto sería traicionado por Pérdicas.
Para
disipar el mal ambiente en las tropas, desfilaron entre las dos mitades
cortadas de un perro (una extraña y antigua costumbre de Macedonia). En este
desfile Pérdicas, actuaba como quiliarca y, en nombre del rey (con Filipo
Arrideo junto a él en la tribuna de honor).
Cuando
acabó el desfile ordenó la detención de los hombres que habían instigado la
discordia de los días anteriores. Unos 300 hombres, todos los partidarios de
Meleagro, fueron capturados por la Guardia mandada por Seleuco. Pérdicas ató a
esos desgraciados, y posteriormente fueron pisoteados por los elefantes.
Este golpe
inesperado y el brutal castigo infligido a los instigadores pareció haber
aterrorizado a Meleagro, que acudió a un templo, en busca de refugio. Allí fue
sacado a rastras por órdenes Pérdicas, y asesinado.
Durante
todo esto, el rey Filipo III Arrideo no hizo ningún esfuerzo para salvar a los
hombres que lo habían colocado en el trono, empezando a perder la confianza de
los soldados.
Fue el
primer derramamiento de sangre, que sería sólo el comienzo de sangrientos años
que seguirían.
Mientras
tanto, el cuerpo de Alejandro estaba siendo preparado para el transporte de
vuelta a casa a Macedonia, para ser enterrado en las tumbas reales en Egas
(Vergina moderna). Los mejores embalsamadores egipcios y caldeos trabajaron en
el cuerpo del rey. Para transportar el cuerpo, se gastó una fortuna en la
creación de un carro fúnebre increíble y elaborado que llevaría el sarcófago
durante su viaje. Estaba hecho de oro y decorado con piedras preciosas; y se
tardaría dos años en completarse.
Había una
regla que tenía que ser enterrado por su predecesor. Pérdicas quería indicar a
todos que él era ahora el verdadero poder detrás del trono, con independencia
de cualquier otra cosa que pueda haber sido acordada.
Actuando en
nombre del rey Filipo III, Pérdicas dividió el imperio, y decidió quién
gobernaría en cada provincia:
·
Ptolomeo recibió la satrapía
de Egipto, sin duda, su primera y única opción.
·
Leonato le fue dada la
provincia de Frigia helespóntica; las tierras asiáticas más cercanos a Europa a
través del estrecho de los Dardanelos.
·
Antígono, el ya demasiado
poderoso sátrapa de Frigia había ampliado su autoridad con la adición de Licia
y Panfilia.
·
Antípatro siguió con
Macedonia y Grecia.
·
Lisímaco se le dio Tracia y
se convirtió en una satrapía separada, tal vez para debilitar el poder de
Antípatro que en Europa.
·
Crátero estaba en el camino a
Macedonia con 10.000 veteranos. Las órdenes originales de Alejandro eran
sustituir Antípatro. Pérdicas no habían rescindido o dirigida órdenes Cratero,
Pardicas esperaba que tal vez Cratero eliminaría a su rival sin él tener que
mover un dedo.
·
Peitón recibió las satrapías
superiores (este de Irán, Turkmenistán y Afganistán).
·
Eumenes, cuyas habilidades
diplomático había impedido una guerra civil temprana, se le dio la satrapía de
Capadocia y Paflagonia.
·
Seleuco, comandante de los
antiguos hipaspistas reales o “Escudos de Plata” (ahora llamados argiráspidos,
fue ascendido al mando de la caballería de los Compañeros. (Un honor a casi vacío,
ya que muy pronto tuvo que dispersarla entre varios satrapias).
·
Antígenes tomó el mando de
los argiráspidos
Partición del Imperio de
Alejandro Magno en el 322 a.C
A
continuación, o alrededor de septiembre de 323, se produjeron dos
acontecimientos que sacudirían los planes.
Roxane dio
a luz a un hijo. Fue nombrado como su padre, y en última instancia acuñó
monedas como Alejandro IV. El bebé real se presentó al ejército, y fue aclamado
por los soldados como co-rey con su tío, Arrideo. Ahora habría dos peones
reales sobre el tablero para ser manipulados.
De Grecia
llegó la noticia mucho más inquietante: Los griegos, dirigidos por Atenas y
Etolia, había proclamado a sí mismos como libres de la dominación macedonia.
Guerra de Lamia o Lamiaca (323-322 a.C)
La guerra
de Lamia o Lamiaca (323-322 a.C), también llamada Guerra Griega, fue un
conflicto militar ocurrido en Grecia trás la muerte de Alejandro Magno. Atenas,
junto a sus polis aliadas de la Grecia Continental, se alzaron contra el
gobierno supremo macedonio de Antípatro, regente de Macedonia y Grecia.
Esta fue la
última guerra en que Atenas desempeñó un papel principal; después de ser
derrotada, los atenienses perdieron su independencia.
Alzamiento
de Atenas
Cuando
Alejandro murió en Babilonia en junio de 323, comenzaron a llegar rumores de su
muerte a Grecia, Demades, el estadista ateniense, bromeó: “Si fuese Alejandro verdaderamente estuviese muerto, el hedor llenaría
el mundo!” Sin embargo, en septiembre de ese
año, se confirmó la muerte del conquistador. En Atenas, esta fue la señal para
la revuelta.
Se produjo
la unión de todos los partidos anti-macedónicos, encabezados por los atenienses
y los etolios decidieron aprovechar la situación para rebelarse contra la
hegemonía macedonia en Grecia. Los líderes de la revuelta eran Leostenes e
Hiperides, que persuadieron a la Asamblea (Ecclesia) que había llegado el
momento de deshacerse de sus ataduras. Los atenienses votaron la guerra, con el
fin de alcanzar la libertad “de toda la Hélade”.
Se
contrataron 8.000 mercenarios del cabo Ténaro, y Atenas se puso en pie de
guerra. Se movilizaron 200 trirremes y 40 quadremes, junto con todos los
ciudadanos menores de 40 años El experimentado Leostenes fue elegido para
comandar las fuerzas griegas.
Hoplita
ateniense a la izquierda y falangita macedonio a la derecha
Consiguieron
la colaboración de muchas otras ciudades-estado o polis que proporcionaron a
los atenienses un gran número de soldados formando un ejército capaz de
oponerse a Antípatro de Macedonia, que poseía solamente 13.000 infantes y 600
jinetes debido a las campañas macedonias en el este.
Pidió ayuda
a las satrapias de los alrededores, entre los que se encontraban Leonato en
Frigia, en busca de ayuda; así como a otros más distantes como Cratero, que
marchaba a Macedonia con 10.000 veteranos y que se retrasó todo el tiempo que
pudo.
Antípatro
reunió lo que tenía en la mano y se dirigió hacia el sur en Tesalia. Allí se le
unieron 2,000 excelentes jinetes tesalianos; veteranos de las guerras de
Alejandro que habían servido bajo el mando de Parmenio y que estaban mandados
por Menon de Farsalia (el futuro abuelo materno del gran rey epirota y
conquistador, Pirro).
Leóstenes
no había estado inactivo. Poco después de la declaración de hostilidades, había
cruzado el golfo de Corinto a Etolia, donde había enviado los 8.000 mercenarios
de Ténaro. Allí, se le unieron 7.000 etolios (posiblemente infantería ligera).
Con este ejército combinado, se trasladó a las Termópilas (es probable marchase
a lo largo de la costa norte del golfo de Corinto a Amfisa, para llegar a las
Termópilas desde el oeste. Allí se enteró de que una fuerza ateniense de 5.500
ciudadanos (presumiblemente hoplitas) y otros 2.000 mercenarios que marchaban
para unirse a él, estaban detenidos en Beocia por un ejército promacedonio de
Beocia y Eubea. Leóstenes se apresuró hacia el sur, derrotando a los beocios y
uniéndose con la expedición ateniense. Regresó inmediatamente a las Termópilas
a tiempo para enfrentarse con el ejército de Antípatro, que venía del norte.
No hay
datos de la batalla es posible que Antípatro no pudo aprovechar su ventaja en
caballería y al encontrarse el paso cerrado, o bien que ambas fuerzas se
enfrentases al norte del río Esperqueo al sur de Lamia, donde si había espacio
para desplegar los ejércitos, lo que si se conoce es que Antípatro se retiró a
Lamia esperando los refuerzos que venían en camino.
Asedio de Lamia
Allí fue
asediado por Leóstenes, pero debido a la falta de tren de sitio, los atenienses
sólo podían bloquear a los macedonios. Antípatro sería asediado durante todo el
invierno, y en el cerco murió Leóstenes que fue sucedido por Antífilo. El
nombre de Guerra Lamiaca debe su nombre a esta ciudad.
El primero
en responder fue Leonato (sátrapa de Frigia), su objetivo era doble: derrotar a
los griegos y ganar un nombre para sí mismo; y casarse con la hermana viuda de
Alejandro, la princesa Cleopatra. Durante todo el invierno, había estado en
negociaciones con Cleopatra en Macedonia y con su madre intrigante, Olimpia,
todavía en Epiro.
Con Leonato
había llegado Eumenes de Cardia, que había sido nombrado sátrapa de Capadocia.
Pero Eumenes no le proporcionó ningún ejército para llevar a cabo esta tarea,
solamente llevó órdenes del quiliarca Pérdicas a Leonato y a Antígono “el Tuerto” para que le prestasen ayuda.
Ambos dieron escusas pero ninguna ayuda.
Leonato
ahora trató de asesinar a Eumenes, no se sabe los detalles, pero el caso es que
Eumenes escapó.
Leonato
después cruzó a Europa, y marchó por el sur de Tracia (reclutando tropas en el
camino) y llegó a Macedonia, tenía un ejército de 20.000 efectivos, de los que
sólo 1.500 eran jinetes. No quiso esperar a Crátero, que también estaba
marchando a Macedonia, es muy posible que quisiera los laureles de la victoria
para sí mismo, y no compartirlas con un colega. Tal vez el tiempo pudo haber
sido un factor esencial debido a las condiciones de los sitiados.
Leonato
marchó a Lamia a través del valle de Tempe, que era la puerta de entrada a
Grecia. Antifilo, que mandaba la coalición griega que asediaba Lamia, se
encontraba con un dilema, contaba con unos 22.000 soldados de infantería y
3.000 de caballería, la mayoría de estos últimos es las excelentes jinetes
tesalios bajo Menon de Farsalia. Con una clara ventaja en hombres y en la
caballería, tenían que enfrentarse con Leonato en una llanura abierta. Sin
embargo, la zona al norte de Lamia era montañosa. Corría el riesgo de ser
atacado en su retaguardia por las fuerzas de Antípatro, hicieron una salida de
la ciudad. El viejo regente tenía una fuerza considerable dentro; sus 13.000
efectivos originales.
Esto dejaba
a Antífilo dos opciones: bien retroceder hacia el sur, tal vez ofreciendo
batalla en la llanura de Traquis; o bien marchar a toda prisa hacia el norte, a
través de los pasos de las montañas Orthys y enfrentarse con Leonato en las
llanuras del sur de Tesalia. En ambas opciones debía dejar una fuerza para
fijar las fuerzas de Antípatro.
Ciudadanos atenienses preparándose para
la batalla
Antífilo
eligió la última opción. Dejó una fuerza de seguridad para mantener el asedio
de Lamia, y con el resto cruzó las montañas y desplegó en el borde de la
llanura de Tesalia. Allí, se encontraron con Leonato y el ejército de socorro
de Macedonia.
No hay
detalles de la batalla, ni siquiera su nombre ha sobrevivido. Pero
posiblemente, la caballería tesaliana bajo el mando de Menon de Farsalia
derrotó el ala derecha de Leonato, envolviéndole, Leonato murió en los
combates.
Sin
embargo, la fuerza dejada para fijar a Antípatro en Lamia fue insuficiente para
contener al viejo zorro. Antípatro salió de la ciudad, derrotó a los sitiadores
y marchó hacia el norte, con la intención de intervenir en la batalla.
Llegó
demasiado tarde para salvar a Leonato, pero con el tiempo suficiente para tomar
el mando de los supervivientes y unirlos a sus fuerzas.
No
dispuesto a continuar con lo que pudo haber sido una difícil batalla contra las
fuerzas macedonias reunidas, Antífilo permitió a los macedonios retirarse hacia
el norte, de vuelta a Macedonia.
Estos
eventos probablemente ocurrieron al final de la primavera o principios del verano
de 322 a.C. Para los griegos, este fue el punto culminante de su guerra de
liberación. Para durante el resto de ese verano, un evento tras otro iría
contra ellos.
Mapa de la guerra Lamia (323-2 a.C) con
las batallas y movimientos de fuerzas. Se abrió el camino para que Cratero
cruzase a Europa. Lo hizo con 1.500 jinetes y 1.000 infantes arqueros
asiáticos; y, lo más importante, una fuerza de 10.000 veteranos macedonios de
las campañas de Alejandro. Cuando llegó a Pella, Cratero se puso bajo el mando
de Antípatro.
La Liga
Helénica había sido capaz de reclutar 40.000 hombres, así como una flota
considerable. Etolia y Atenas fueron los que más aportaron.
Mientras se
dirigía a oponerse a Leonato en Tesalia, Atenas envió a su flota (200 trirremes
y 40 de las más grandes cuatrirremes) bajo el almirante ateniense, Euetion;
para cerrar el Helesponto y evitar que refuerzos macedonios cruzasen a Grecia
desde Asia. Consiguieron hacerse con Abydos, y se situaron allí para evitar que
se uniera Cratero a Antípatro en Macedonia.
Sin
embargo, Antípatro tenía 110 barcos propios, y éstas fueron reforzadas por una
parte de la flota imperial, estos refuerzo incluían penteras (llamadas quinquerremes por los romanos), los
barcos de guerra más grandes en esos momentos. La flota macedonia entró en el
Helesponto, y Clito el Blanco se marchó contra los atenienses. No hay datos de
la batalla; pero es probable que las penteras macedonias marcasen la
diferencia.
Los
atenienses respondieron reagrupándose, y reunieron una segunda flota de unos
170 buques que estuvo lista para mediados de finales de verano.
Euetion
tomó posición en Samos; probablemente para estar en condiciones de interceptar
los refuerzos macedonios por mar procedentes de Siria. Sin embargo, Clito el
Blanco con 240 buques se enfrentó a los atenienses, en las inmediaciones de
Amorgos; y consiguió una victoria decisiva.
En agosto
de 322 a.C, la flota Clito dirigió al golfo Sarónico y bloqueó el Pireo, que
era el puerto de Atenas. Al mismo tiempo, Antípatro y Crátero marcharon hacia
el sur hacia Tesalia, para enfrentarse al ejército de la Liga.
Batalla de Cranón (322 a.C)
Antípatro y
Crátero avanzaron con su combinado ejército al sur para obligar a los griegos a
batallar. Los griegos, después de reunir a sus dispersas fuerzas decidieron
enfrentarse con los macedonios cerca de Cranón, en Tesalia en agosto del 322 a.C.
Los
macedonios reunieron 30.000 falangistas, 10.000 hoplitas de los cuales 3.000
eran hipaspistas, 3.000 arqueros y honderos 5.000 jinetes, mientras que los
griegos mandados por Antífilo y Menón de Farsalia juntaron una fuerza de 25.000
infantes y 3.500 jinetes.
Basándose
en la alta reputación de la caballería tesalia, el general ateniense Antífilo
decidió utilizar la misma estrategia usada con Leonato, vencer la batalla por
acción de la caballería.
La batalla,
por lo tanto, se abrió con el choque entre la caballería griega y macedonia.
Con la caballería de ambos flancos ocupada, Antípatro ordenó a su infantería
cargar contra las líneas griegas. Los infantes griegos fueron superados por un
enemigo más numeroso y se retiraron a las colinas, desde donde podrían
fácilmente rechazar cualquier asalto macedonio. Viendo la retirada de la
infantería, la caballería griega abandonó el campo de batalla, dejando el campo
y la victoria en manos macedonias.
Lucha entre las falanges,
autor Igor Dzis
Las bajas
no fueron muchas, 130 macedonias y 500 griegas, pero convenció a los griegos a
pedir la paz. Esto marcó el final de las ciudades-estado libres y el principio
de la hegemonía macedonia sobre Grecia.
Durante los
siguientes días, Antífilo y Menon pidieron a Antípatro los términos de
rendición. Antípatro anunció que sólo sería tratar con las diversas ciudades de
forma individual. Al principio, la Liga se resistió, hasta que los macedonios
tomaron por asalto varias ciudades cercanas de Tesalia. La Liga se derrumbó ya
que la mayoría de sus miembros buscó la paz por separado.
La guerra
de Lamia había terminado, y Macedonia, una vez más había afirmado su dominio.
Todos los
antiguos estados de la Liga Helénica se rindieron o fueron capturados. En
septiembre de 322, una guarnición macedonia se instaló en Muniquia, con vistas
al puerto de Pireo; y Atenas estaría ocupada durante los siguientes 15 años,
como en el resto de los pueblos y ciudades capturadas, donde Antípatro instaló
oligarcas leales. Sus enemigos fueron condenados, y muchos huyeron. Hipérides
fue capturado en el templo de Poseidón en Egina, y condenado a muerte.
Demóstenes, un viejo enemigo de Macedonia que había regresado a Atenas sólo en
el comienzo de la guerra de Lamia, se suicidó antes de que los odiados
macedonios pudieran apoderarse de él.
Primera Guerra de los Diádocos
Levantamiento en Bactriana
En
Bactriana estalló una revuelta entre los colonos griegos instalados por
Alejandro en los asentamientos militares, a fin de proteger esta frontera
particularmente vulnerable.
Considerándose
a sí mismos como exiliados, exigieron su repatriación desde 325 a.C. Las
colonias militares fundadas por Alejandro en Bactriana y en Sogdiana estaban,
en efecto, pobladas mayormente por colonos griegos. Tras la muerte del
soberano, este movimiento fue cobrando impulso y se combinó, aparentemente, con
un levantamiento bactriano. Los rebeldes formaron un ejército estimado en
20.000 hombres de infantería y 3.000 jinetes.
Pérdicas
reunió un ejército integrado por macedonios designados al azar (porque eran
reacios a regresar a las tierras de la Alta Asia) y por tropas orientales
reclutadas en las distintas satrapías. Encargó a Peitón, sátrapa de Media, que
terminase con la insurrección.
Éste
utilizó la traición para vencer a los colonos griegos pero, contrariamente a
las órdenes de Pérdicas, quien le había ordenado exterminar a los insurgentes,
aceptó su rendición. Pero los soldados no respetaron el tratado porque
consideraban que no tiene otro objetivo que servir a las ambiciones de Peitón,
por lo que masacraron a todos los colonos, con la intención de hacerse con el
botín prometido por Pérdicas. Bactriana fue confiada entonces al sátrapa de
Aria y Drangiana, el chipriota Estasanor de Soli, quien se hizo así con un
vasto territorio.
Argiraspidos matando a un mercenario
griego capturado. Autor Angus McBride
Argiraspido herido. Está siendo atendido
mientras un compañero le protege. Autor Angus McBride
Una vez
sofocadas las insurrecciones de Grecia y Bactriana en el verano del 322 a.C, en
el invierno siguiente, dos hombres cimentaron su relación con una alianza
matrimonial; Cratero tomó como esposa a Phila, segunda hija de Antípatro. Phila
era la viuda de Balacro, uno de los primeros “somatophylakes” o “guardaespaldas”, el círculo íntimo de los principales
oficiales de estado mayor que asistió a Alejandro. Sin ser una belleza, era sin
embargo una mujer sabia y sensata; que se convirtió en un asesor de confianza
de su futuro esposo.
Antípatro
había acordado con anterioridad con Pérdicas la solicitud de la mano de Nicea;
para unir Cratero con el regente. No obstante, el viejo zorro también hizo
propuestas a Ptolomeo, ofreciéndole su hija menor, Eurídice. Antípatro esperaba
que la política de enlaces traería la paz, pero Olimpia la madre de Alejandro y
Eumenes de Cardia tratarían de desbaratar sus planes.
Comienzo de las hostilidades
Pronto
comenzaron las hostilidades entre los diadocos, cada uno de los cuales quería
ampliar sus territorios.
Pérdicas de
forma unilateral se autotituló prostates, cargo que legalmente correspondía a
Crátero. Pérdicas, el regente, fue acusado por los demás generales de querer
restablecer la monarquía cuando se casó con Cleopatra hermana de Alejandro, y
para ello se divorció de la hija de Antípatro. Se formó una coalición contra él
formada por Antípatro, Crátero, Antígono, Lisímaco y Ptolomeo, quedándole tan
solo el apoyo de Peiton, Seleuco y Eumenes de Cardia, que era el único general
no macedonio y que había sido secretario de Alejandro.
Pérdicas y
el ejército dejaron Babilonia, para irse de campaña hacia Asia Menor, dejó a
cargo de la construcción del catafalco para llevar a Alejandro a su distante
tumba a un oficial llamado Arrideo. El magnífico carruaje funerario tardó casi
un año en estar listo.
Salió de
Babilonia a primeros de septiembre del 321 a.C, hacia Siria. Pero Arrideo hizo
un acuerdo con Ptolomeo, y condujo la procesión en dirección sur hacia Egipto
cuando se aproximaba a Damasco, en vez de ir al norte hacia Macedonia, el
catafalto era enorme y estaba tirado por 64 mulas e iba acompañado por una
escolta mandada por Arrideo.
Transporte del catafalco de Alejandro,
iba tirado por 64 mulas y escoltado por Arrideo. Autor Pablo Outeiral
Pérdicas
recibió esta noticia con una semana de retraso e inmediatamente mandó un
contingente de caballería, bajo las órdenes de los comandantes Átalo y Polemón,
para que persiguieran a Arrideo. Podrían haber capturado al lento catafalco,
pero Ptolomeo había ido al norte con su ejército para escoltarlo, así que los
hombres del regente fueron rechazados.
Una vez en
Egipto, Tolomeo enterró temporalmente el cuerpo de su amigo viejo, en Menfis,
la capital de su satrapía. Con el tiempo, lo trasladaría a una elaborada tumba
que construiría en su nueva capital de Alejandría, en la desembocadura del
Nilo; una ciudad entonces en construcción.
En Grecia,
Antípatro y Crátero estaban en la marcha hacia el Helesponto; mientras Antigono
se disponía a tomar una nave de Caria, para abrir otro frente en la guerra.
Pérdicas espera a la primavera en Cilicia, para marchar sobre Ptolomeo. Y
Ptolomeo estaba contratando mercenarios en previsión de desafiar el poder del
regente.
Perdicas
estaba ahora entre dos frentes, había decidido marchar primero contra
Antípatro, pero la captura del catafalco le puso furioso y decidió atacar
primero a Ptolomeo.
Lo primero
que hizo fue enviar a la flota real bajo el mando de Clito el Blanco con
instrucciones de patrullar el estrecho y evitar el cruce de las fuerzas de
Antipatro. También dio el mando de las fuerzas de Anatolia a Eumenes, y él con
el resto de fuerzas se dirigió a Egipto.
Guerra en
Egipto
Perdicas
inició la marcha desde Cilicia a Damasco para atacar Egipto en la primavera del
320 a.C. Sin embargo, intentó dos veces forzar el cruce del Nilo, fallando en
ambas oportunidades y teniendo como consecuencia enormes pérdidas entre sus
propias tropas, que se estima en 2.000 hombres.
El ejército de Pérdicas tratando de
cruzar el río Nilo. Miles de hombres murieron al intentar cruzarlo, muchos
fueron devorados por los cocodrilos.
Muchos
fueron arrastrados por el río y devorados por cocodrilos. Los propios oficiales
del regente Antígenes, Peitón y Seleuco asesinaron a Pérdicas con sus lanzas y
ofrecieron la regencia a Ptolomeo, quien la rechazó cortésmente. Aun así
aprovisionó de nuevo al ejército y lo envió de vuelta al norte con algunos de
sus hombres en mando conjunto (uno de los cuales era Arrideo).
Guerra en
Anatolia
Mientras
tanto en Europa, Clito el Blanco se pasó al enemigo, permitiendo el cruce de
los ejércitos de Antípatro y Cratero. En la primavera de 321 a.C, Antígono
desembarcó sus tropas en Éfeso, mientras que Antípatro y Crátero atravesaron el
Helesponto.
Eumenes
tuvo que abandonar Frigia, refugiándose en su satrapía de Capadocia, y alertó a
Pérdicas del desembarco. Eumenes el mando de los ejércitos de Asia menor, que
están en esta época bajo control de Alcetas, hermano de Pérdicas, y de
Neoptólemo, sátrapa de Armenia. Esto puso en aprietos a Eumenes, pues Alceras
rehúsó colaborar, y se replegó a Pisidia. El motivo es que sus soldados “sentían vergüenza de combatir contra Antípatro, y no tenían más que
buenos sentimientos hacia Crátero”. Por su
parte, Neoptólemo, jefe de los hipaspistas de Alejandro, no mostró nunca
consideración hacia Eumenes, y aceptó las propuestas de alianza de Antípatro,
retirando gran parte de la falange macedonia. Eumenes recibió a los embajadores
del regente de Macedonia, pero rehusó toda negociación.
Falange kaitoikoi (significa colonia),
eran falangitas de los estados helenísticos de Asia, llevaban sarissa y un
equipamiento más ligeros que los pezhetairoi macedonios
Interceptó
a Neoptólemo en la Frigia helespóntica en abril de 331 a.C, consiguiendo la
victoria, y reforzando su infantería con un fuerte contingente de jinetes
capadocios. Eumenes se apoderó además de los bagajes de la falange, que terminó
por aliarse con él. Neoptólemo consiguió escapar, con un pequeño contingente de
jinetes, y se refugió con Crátero.
Antípatro
trató, sin éxito, de concluir una alianza con Eumenes, por lo que se decidió
que Crátero y Neoptólemo marchasen contra él, mientras que Antípatro debía
llegar a Cilicia.
Las fuerzas
de Cratero avanzaron por el centro de Anatolia, mientras que Antípatro con las
suyas marcho hacia las puertas Cilicias para costar la retirada de Eumenes e
impedir que recibiese refuerzos.
Las fuerzas
de Cratero y Eumenes se encontraron en el centro de Anatolia, y ambas fuerzas
desplegaron para la batalla.
Eumenes
situó su caballería pesada de Capadocia, 5.000 hombres, en su ala izquierda
mandada por Pharnabazos hijo Artabazos, cuñado de Eumenes; enfrente de donde
Cratero estaría dirigiendo su ala derecha con su caballería que disponía de
menos efectivos.
Eumenes se
situó en el ala derecha (lugar desde donde los generales de los ejércitos
greco-macedonios se situaban para dirigir la batalla); con sus 300 Agema o
guardia, en frente estaba Neoptolemo.
Caballería de los diádocos a la izquierda
un catafracta, a la derecha un compañero o hetairoi. Autor Ángel García Pinto
Eumenes situó
en el centro su infantería (20.000 infantes de todas las razas, de los cuales
entre 3.000-5.000 eran falangitas macedonios.
Crátero
había dispuesto su ejército para la batalla como Eumenes había previsto
previsto: él en el ala derecha con 2.000 jinetes. En el centro la infantería
unos 20.000 mayoría falangitas macedonios apoyados por peltastas. Neoptolemus
en el ala izquierda con sus 300 Agema.
Crátero
tenía una infantería superior, pero para su desgracia su caballería era
inferior.
El ataque
lo comenzó Eumenes atacando por ambas alas con su caballería, dejando la
infantería detrás. Crateró se encontró con una formación cerrada de
jinetes pesados que cargó contra él. Las dos masas de caballo cargaron con un
choque atronador. Plutarco dice que las lanzas se rompieron rápidamente, y los
oponentes pusieron el uno del otro con espadas. Crátero, se había quitado el
casco, para no ser reconocido fácilmente, cayó del caballo Pero los Capadocios
que una fuerza sobre él, no importaba un comino quien era; recibió un lanzazo y
cayo del caballo, siendo pisoteado en el cuerpo a cuerpo de caballería sin que
fuera reconocido.
Los
Capadocios, más fuertemente protegidos y superando en número a su enemigo por
más de 2 a 1, fueron puestos en fuga y los supervivientes se refugiaron detrás
de su falange avanzando lentamente.
Al mismo
tiempo, en el ala opuesta, Eumenes y Neoptolemus condujeron a sus respectivas
agemas de 300 jinetes a la carga, retirándose y cargando de nuevo varias veces.
Eumenes vio a su enemigo Neoptólemo y se dirigió contra él; sus respectivas
agemas se retiraron, para ver el duelo y cuyo resultado iba a decidir la
contienda.
Tras varios
lances, Neoptolemus resultó gravemente herido, y todavía conserva su espada en
la mano. Reuniendo las pocas que le quedaban, clavó la hoja en la ingle de Eumenes
por debajo de su coraza pero estaba demasiado débil para infligir una herida de
muerte, y Eumenes sólo quedó herido. Allí mismo murió Neoptólemo.
Cuando la
infantería de Cratero supo de la muerte de dos de sus comandantes, detuvieron
su avance. Eumenes, aunque debilitado por sus heridas, montó delante de ellos y
los convenció para que cesase la lucha y para unirse a él. Sin embargo, durante
la noche levantaron el campamento, marchando para unirse a Antípatro en
Cilicia.
En Egipto,
la noticia de la victoria Eumenes y la muerte de Crátero llegó demasiado tarde
para ayudar a Pérdicas; esta noticia llegó al campamento sólo dos días después
de su asesinato.
La Segunda
Guerra de los Diádocos se había llegado a una fea conclusión: Pérdicas y
Cratero estaban muertos. Sabiendo de la marcha del ejército de Egipto,
Antípatro marchó al sur de Cilicia para enfrentarse a ellos. Los dos ejércitos
se encontrarían en un lugar llamado Triparadeisos, en el norte de Siria
Los generales macedonios en vez de combatir, se reunieron en Triparadisos, para realizar un nuevo reparto de poder. Antípatro fue elegido como nuevo regente. Una de sus primeras decisiones fue enviar a los dos jóvenes reyes a Macedonia, con lo cual trataba de demostrar que en esa región se encontraba el verdadero poder. A cambio, Antígono y Casandro serían los jefes de los ejércitos, mientras que Ptolomeo y Lisimaco quedaron al cargo de sus respectivos gobiernos territoriales, Egipto y Tracia respectivamente, mientras Seleuco obtenía la satrapía de Babilonia. Los generales macedonios condenaron a muerte a Éumenes, y el consejo decidió que Antípatro y Antígono deberían llevar a cabo la sentencia. Éumenes, enterado por uno de sus oficiales, huyó a Nora, una poderosa fortaleza en la frontera entre Capadocia y Licaonia, donde permaneció más de un año, hasta que la muerte de Antípatro descontroló a sus enemigos. Logró, pues, escapar de Nora, pero perdió su satrapía.
Los generales macedonios en vez de combatir, se reunieron en Triparadisos, para realizar un nuevo reparto de poder. Antípatro fue elegido como nuevo regente. Una de sus primeras decisiones fue enviar a los dos jóvenes reyes a Macedonia, con lo cual trataba de demostrar que en esa región se encontraba el verdadero poder. A cambio, Antígono y Casandro serían los jefes de los ejércitos, mientras que Ptolomeo y Lisimaco quedaron al cargo de sus respectivos gobiernos territoriales, Egipto y Tracia respectivamente, mientras Seleuco obtenía la satrapía de Babilonia. Los generales macedonios condenaron a muerte a Éumenes, y el consejo decidió que Antípatro y Antígono deberían llevar a cabo la sentencia. Éumenes, enterado por uno de sus oficiales, huyó a Nora, una poderosa fortaleza en la frontera entre Capadocia y Licaonia, donde permaneció más de un año, hasta que la muerte de Antípatro descontroló a sus enemigos. Logró, pues, escapar de Nora, pero perdió su satrapía.
Antipatro
murió en el 319 a.C, tras su muerte surgieron dos candidatos a ocupar el puesto
de regente, Polisperconte, un viejo general de Alejandro, y Casandro el hijo de
Antípatro.
Sin embargo
la persona elegida como nuevo regente, Polisperconte, no fue bien recibida
ninguna de los antiguos generales de Alejandro.
Segunda Guerra de los Diádocos (319 – 316 a.C)
Antígono
Monoftalmos “el Tuerto” también llamado”el Ciclope” se negó a reconocer a Poliperconte como regente del reino.
Poliperconte, por su parte, destituyó a Antígono como estratego de Asia.
En la
Segunda Guerra las alianzas serían más complicadas: Poliperconte, Kleitos y
Eumenes contra Antígono, Ptolomeo, Lisímaco y Casandro. Casandro era el hijo
del difunto Antípatro, y que acariciaba la regencia de su padre, pero ésta pasó
a Poliperconte.
Casandro,
que había huido de Antígono y buscado refugio junto a su padre, en Macedonia,
en el mal momento en que a éste se le ocurrió fallecer. Lisímaco era el sátrapa
de Tracia, al este de Macedonia, subordinado desde siempre a Ptolomeo. Y que,
situado entre Poliperconte y Eumenes, entre Macedonia y el Asia Menor, cobraba
de pronto una gran importancia estratégica.
Por su parte,
Poliperconte, llamó en su auxilio a Olimpia, la madre de Alejandro, para que
volviera del Épiro a Macedonia junto con su nieto, el hijo de Alejandro y de
Roxana, el que sería Alejandro IV. Buscaba así reforzar su posición, pues en
Macedonia residían las personas más cercanas a Alejandro, como parecía ser
normal.
Eumenes se
ganó la adhesión de Antígenes, el recién ascendido sátrapa de la Susiana, que
se unió a la colación en torno a Poliperconte, y al comandante de los
argiráspidos antiguos hipaspistas reales llamados también los “escudos de plata”, unos 3.000 hoplitas
que tenían fama de invencibles.
Ejércitos diádocos: argiraspidos o
guardias reales de infantería, eran los antiguos hipaspistas de Alejandro, que
tras la batalla de Hidaspes cambiaron el nombre para distinguirse de los otros
hipaspistas (325 – 300 a.C). Peter Dennis
Además, y
con el tesoro enviado por Poliperconte, Eumenes reclutó un ejército de
mercenarios que totalizaba unos 10.000 infantes y 2.000 jinetes. Con todo este
ejército y su habilidad, fue desalojando de la Fenicia durante la campaña del
año 317 las guarniciones colocadas por Ptolomeo. Mientras tanto, Poliperconte
con el ejército macedónico, trataba de desalojar a Casandro, que se había
ganado la confianza de varias ciudades griegas que se habían puesto de su parte
y en contra de Poliperconte y de Macedonia.
Luego
estaba Kleitos, que dominaba el mar Egeo con la flota Imperial, que seguía
sujeta a él. Ahora impedía la comunicación entre Casandro, aliado de Antígono
con base en Grecia, y el propio Antígono. Éste, armó una flota y presentó batalla
a Kleitos, como aliado de Poliperconte. La flota de Antígono sufrió una dura
derrota ante la experiencia de Kleitos en el mismo Helesponto. Pero Antígono,
el incansable, fletó una segunda flota con la ayuda de Nicanor, uno de los
oficiales de Casandro, consiguió transferir sus tropas a la orilla europea del
Helesponto, y destruir el campamento y la flota enemiga amarrada en el 318 a.C.
Ejércitos diádocos Agema o guardia real
de caballería: izquierda paje real, centro agema o guardia real de caballería
de servicio, derecha agema fuera de servicio (325 – 300 a.C). Autor Peter
Dennis
El hecho de
que el dominio del mar recayera en manos de Antígono fue muy importante, ya que
los ejércitos de Eumenes y Poliperconte no podrían comunicarse por mar en lo sucesivo.
Y eso sería malo para los protagonistas ya aislados. La guerra va a conocer por
tanto dos escenarios diferentes: Grecia y Asia. Y a tener como protagonistas a
Poliperconte, en pugna con Casandro, en Grecia, y Eumenes contra Antígono en
Asia.
Guerra en Grecia
Poliperconte
con el ejército macedónico, trataba de desalojar a Casandro, que se había
ganado la confianza de varias ciudades griegas que se habían puesto de su parte
y en contra de Poliperconte y de Macedonia. Pero no lo logró, aún contando con
un ejército superior, pues Poliperconte no se caracterizaba por su habilidad
como estratego. Se movía mejor en las sutilezas de las alianzas y la diplomacia
que en la campo de batalla o sitiando ciudades.
En ausencia
de Poliperconte, Olimpia, al mando de un ejército del Épiro cedido por su
primo, el rey del Épiro, (región al oeste de Macedonia), ocupó Pella, la
capital de Macedonia, tomó prisioneros al hermanastro de Alejandro, rey nominal
del Imperio, Filipo III Arrideo y a su esposa, y ordenó su ejecución.
Un año más tarde, en 316, Casandro, hijo de Antipatro, hizo asesinar a la reina Olimpia, madre de Alejandro, a la que los anteriores asesinatos habían hecho impopular, aunque no se atrevió a hacer lo mismo con el hijo de Alejandro, limitándose a mantenerlo encerrado, con la esperanza de que los macedonios le olvidasen y tomó por esposa a Tasalónica.
Un año más tarde, en 316, Casandro, hijo de Antipatro, hizo asesinar a la reina Olimpia, madre de Alejandro, a la que los anteriores asesinatos habían hecho impopular, aunque no se atrevió a hacer lo mismo con el hijo de Alejandro, limitándose a mantenerlo encerrado, con la esperanza de que los macedonios le olvidasen y tomó por esposa a Tasalónica.
Guerra en Asia
En Asia,
Eumenes trató de atraer a su bando a los principales sátrapas, pero los lazos
de éstos con Antígono eran fuertes y ni Seleuco, sátrapa de Babilonia, ni Pitón
Crateas, sátrapa de la Media, aceptaron ponerse a su lado. Por eso se refugió
en la Susiana, la satrapía de su aliado Antígenes. En cambio, se le unieron
varios sátrapas menores de la parte oriental, entre ellos Peucestes, que había
recibido la Persia en el reparto inicial. Todos ellos estaban descontentos,
pues Pitón hacía lo mismo que Ptolomeo, ir arañando ciudades fronterizas entre
su satrapía y las vecinas.
Ejércitos diádocos: Hetairoi o
compañeros, inspección de la caballería (325-00 a.C): 1 jinete presentando el
caballo lleva el típico casco boecio; 2 oficial; 3 inspector. Autor Peter
Dennis
Poliperconte
nombró a Éumenes estratego de Asia, y con la ayuda de Antígenes se enfrentó a
Antígono (con 10.000 infantes, 2.000 jinetes y 30 elefantes) al que derrotó
cerca de Orcynii (Capadocia) y después expulsó a Ptolomeo de Siria y Fenicia.
Eumenes
abandonó Fenicia en el verano de 318 a.C, hacia Babilonia, a fin de aprovechar
los disturbios que acaban de estallar en la parte oriental del imperio. Peitón,
el sátrapa de Media, había tratado de crear un principado en la meseta iraní,
apoderándose de Partia, para dársela a su hermano Eudamos. Derrotado por una
coalición de sátrapas liderada por Peucestas, que gobernaba Persia, se refugió
con Seleuco en Babilonia.
Eumenes,
que pasa sus cuarteles de invierno en Babilonia, intima a Seleuco y a Peitón a
unirse a él contra Antígono, pero ellos rehusaron.
A finales
de 318 a.C, Antígono marchó nuevamente contra Éumenes con un ejército de 60.000
infantes, 10.000 jinetes y 30 elefantes. Éumenes cruzó entonces el Tigris en
condiciones difíciles, ya que Seleuco había hecho abrir los diques. Finalmente,
Seleuco le dejó pasar a Susiana, al este de Babilonia, para reunirse con sus
aliados, con su ejército de 40.000 hombres y 120 elefantes.
Antígono
llegó a Mesopotamia en el verano de 317 a.C, y recibió el apoyo de Peitón y
Seleuco. Ambos marcharon sobre Susa, donde Seleuco comenzó el asedio, mientras
Antígono se dirigió contra Eumenes.
Batalla de
Paraiticene (317 a.C)
La
tentativa de atravesar el río Coprates fue un desastre, donde Antígono perdió
miles de hombres, así que decide remontar hacia Media. Eumenes se retira hacia
Persia, al sudeste.
Entonces,
Antígono emprende el proyecto de sorprender a su adversario en sus cuarteles de
invierno. Por caminos escarpados, estimados impracticables para un ejército,
cae sobre los acantonamientos diseminados de Eumenes.
Ejército de los diádocos. Elefantes de
guerra asiáticos. A la izquierda elefantes y caballería, autor José Daniel
Cabrera Peña; a la derecha elefantes e infantería en donde se aprecia los
argiraspidos y falangitas, autor Christos Giannopoulos.
En el otoño
de 317 a.C, Eumenes movilizó su ejército contra el de Antígono. Ambos
ejércitos reconocieron las fuerzas adversarias, en los que hubo varias
escaramuzas de caballería y Eumenes decidió dirigirse a la ciudad de Gabiene
que ofrecía recursos y suministros, Antigono le persiguió y le obligó a
presentar batalla en las tierras de los paraitacenos, al noreste de Susa.
Antígono
contaba con 28.000 infantes, 9.000 jinetes y 65 elefantes, Eumenes contaba con
35.000 infantes, 6.000 jinetes y 120 elefantes.
Ejército de
los diádocos. Elefantes de guerra asiáticos. A la izquierda elefantes y
caballería, autor José Daniel Cabrera Peña; a la derecha elefantes e infantería
en donde se aprecia los argiraspidos y falangitas, autor Christos Giannopoulos.
Despliegue inicial
Eumenes en
su flanco izquierdo 3.150 jinetes ligeros apoyada peltastas y cubierta por 45 elefantes
bajo el mando de Anfímaco. En el centro 3.000 hipaspistas de Susa mandados por
Teatomos, 3.000 argiraspidos o escudos de plata (eran los hipaspistas de
Alejandro que se cambiaron de nombre tras la batalla de Hidaspes para
distinguirse de otros hipaspistas y que contarían entre 50 y 60 años) mandados
por Antígenes, a continuación 12.000 mercenarios hoplitas y 12.000 falangitas
nativos o pantodapoi cubiertos por 75 elefantes e infantería ligera. En el ala derecha
bajo su mando, dispuso 2.300 jinetes pesados de los cuales 800 eran compañeros
mandados por Tepolemos.
Pantedopoi o falange nativa. Pasaron a
ser el núcleo de los ejércitos de los diadocos, ya que los macedonios eran cada
vez más reacios a abandonar su patria. Su equipamiento era más ligero y
asequible, aunque mantenían la sarissa como arma principal, llevaban un yelmo
frigio o tipo pilos, pero es muy probable que no llevasen grebas, y como espada
la recta o xiphos. No eran ni tan disciplinados ni tan entrenados como los
pezetairoi o compañeros a pie.
Falange macedonia o pezetairoi o
campañeros de a pié. Autor Johnny Shumate
Antígono dispuso su ejército en orden
oblicuo, en su ala derecha colocó 5.000 jinetes, de los cuales 1.000 eran
arqueros montados y 2.000 tarantinos armados con jabalinas y escudo pequeño
bajo su mando y de su hijo Demetrio.
En el
centro colocó 8.000 falangitas macedonios bajo el mando de Policrates, a
continuación 8.000 falangitas nativos o
pantodapoi bajo el mando de Hipostratos, 3.000
licios y paflagonios y a continuación 6.000 hoplitas mercenarios, delante
colocó los 65 elefantes protegidos por peltastas y arqueros. En su ala
izquierda desplegó 3.500 jinetes entre los que estaban 1.000 compañeros al
mando de Peitón.
Batalla de Paraiticene 317 a.C,
despliegue inicial
Primera Fase
La batalla
la comenzó Antígono con una carga de la caballería dirigida por
Peitón, que atacó la caballería pesada de Tepolemos, quién la rechazó y
dispersó.
En el
centro mientras tanto, las falanges se enzarzaron en lucha, logrando ventaja
Eumenes debido a la habilidad de los argiráspidos o antiguos hipaspistas, que
eran muy veteranos. Con su caballería ligera en desbandada y su falange siendo
rechazada, la situación parecía grave para Antígono.
Batalla de Paraiticene, primera fase
Segunda Fase
Sin
embargo, Antígono se dio cuenta de que el fuerte avance de los argiráspidos los
había llevado a adelantarse a sus compañeros, dejando al descubierto un hueco
en el flanco derecho entre el centro y su caballería. En una audaz maniobra
penetra por el hueco y desbarata la caballería de Eumenes. Una derrotado el
flanco izquierdo de Eumenes, Antígono mandó una parte de su caballería pesada
cargar contra la retaguardia de los argiráspidos y la otra parte, atacar a la
caballería del flanco derecho adversaria.
Batalla de Paraiticene 317 AC, segunda
fase
Batalla de Paraiticene 317 a.C. Los
argiráspidos de Eumenes mandados por Antígenes, atacan a los falangitas
macedonios de Antigono mandados por Policrátes (los argiráspidos no llevaban
sarisa como aparece en la imagen, sino lanza de acometida) . Autor Johnny
Shumate.
El ataque
fue un éxito, y consiguió equilibrar la balanza evitando la que parecía
inevitable victoria de Eumenes. La intensidad de la batalla disminuyó entonces,
con ambos bandos tratando de reagrupar sus unidades hasta el ocaso, en que
Eumenes mandó retirar a las tropas dejando el campo de batalla para Antigono,
que se hizo cargo de muertos y heridos.
Secuelas
Antígono el
Tuerto se proclamó el vencedor, si bien sus bajas fueron mayores, con 3.700
infantes muertos y cerca de 4.000 heridos. Las fuerzas de Eumenes tuvieron solo
540 infantes muertos y cerca de 1.000 heridos.
En las
jornadas posteriores al choque, los dos contendientes se alejaron el uno del
otro para establecer sus cuarteles de invierno, manteniendo una distancia
prudencial para no perder sus posiciones. Al año siguiente se libraría la
batalla definitiva en Gabiene.
Batalla de Gabiene 316 a.C
Al año
siguiente, ambos contendientes vuelven a enfrentarse en la llanura arenosa de
Isfahan, cerca de la ciudad de Gabiene en Irán. No muy lejos de la batalla
anterior.
Esta vez
las fuerzas enfrentadas son: Antígono: 22.000 infantes (5.000 menos que el año
anterior), 9.000 jinetes y 64 elefantes. Eumenes: 36.000 infantes (1.700 más),
6.000 jinetes y 114 elefantes. Antígono era superior en caballería y Eumenes lo
era en infantería.
Despliegue Inicial
Batalla de Gabiene 316 a.C, despliegue
inicial
Antigono
vuelve a repetir el despliegue de la batalla anterior, en su ala derecha 5.000 jinetes
de caballería pesada mandada por él y su hijo Demetrio (Había 1.000 arqueros
montados, 2.000 tarentinos que llevaban lanza y un pequeño escudo). En el
centro colocó la falange macedonia (6.000) bajo el mando de Policrates, a
continuación 6.000 pantodapoi (falangitas locales) bajo el mando de Hipostratos, a
continuación 1.600 licios y paflagonios 5.000 los mercenarios, delante colocó
los 64 elefantes protegidos por peltastas y arqueros. En su
ala izquierda desplegó 4.000 jinetes medios y tarantinos bajo el mando de
Peitón.
Eumenes en
su flanco izquierdo 3.000 jinetes de caballería pesada apoyada peltastas y
cubierta por elefantes bajo el mando de Peulestas. En el centro 3.000
hipaspistas mandados por Teatomos, 3.000 argiráspidos o escudos de plata
mandados por Antigenes, a continuación 10.000 mercenarios, y 1o.000 falangistas
locales o pantodapoi. En el ala izquierda dispuso 3.000 jinetes ligeros de
Filipo. Cubrió todo el frente con los 114 elefantes apoyados por
peltastas y arqueros como una pantalla para proteger sus fuerzas al tiempo que
proporciona el tiempo de la falange de romper la línea enemiga.
Primera
fase:
La batalla
comenzó con las dos líneas de elefantes chocaron de forma directa en el medio
del campo de batalla, levantando grandes nubes de polvo en el suelo del
desierto. Esto dio a Antígono una idea aprovechando la la falta de visibilidad,
ordenó a su caballería ligera de su ala izquierda envolver por el sureste el
despliegue adversario e ir directamente al campamento de Eumenes que estaba
ligeramente defendido. Todo equipaje Eumenes y las familias de sus soldados
fueron llevados de vuelta al campamento de Antígono.
Choque de los elefantes en el centro,
produciendo una nube de polvo
Aunque la
batalla continuaría, en realidad fue el momento decisivo. Mientras tanto, la
caballería pesada de Antígono del ala derecha mandada por Demetrio con sus
5.000 jinetes había maniobrado desbordando la pantalla de elefantes, y se
dirigió directamente contra la caballería del ala izquierda de Eumenes mandada
por Peulestas que disponía de 3.000 jinetes, cuando éstos vieron la nube de
polvo que se acercaba y huyeron.
Batalla de Gabiene 316 a.C, primera fase
Segunda
fase:
Los
elefantes de Eumenes destrozaron a los de Antigono, y se dirigieron contra la
infantería adversaria, seguida de la infantería de Eumenes. Los
hipaspistas y los argiraspidos o escudos plateados destrozaron la falange
macedonia que huyó hacia el norte.
La
caballería de Antígono bloqueó a la caballería de Eumenes y Filipo para que no
accediera al campo de batalla, mientras que la caballería ligera de Peitón
atacó a los hipaspistas y argiráspidos por la retaguardia. Estos formaron un
cuadrado para poder enfrentarse, lo que permitió que la infantería de
Antígono pudiera escapar. Así pues la batalla aparentemente terminó en
empate, con la infantería Eumenes victoriosa en el centro, pero derrotado en
las alas.
Batalla de Gabiene 316 a.C, segunda
fase
Sin
embargo, a pesar de que la batalla fue un empate técnico, la toma del campamento
de Eumenes significaba que iba a ser en cambio una victoria decisiva para
Antígono.
Cuando los
argiráspidos descubrieron que su equipaje y sus familias habían sido capturados
por Antígono, decidieron que ya no querían luchar. Se amotinaron, y arrestaron
a Eumenes. A continuación, se pusieron en contacto con Antígono y acordaron
unirse a su ejército y entregar Eumenes a cambio de la devolución de sus bienes
y sus familias. Antígono estuvo de acuerdo y Eumenes junto con Antígenes fueron
ejecutados, poniendo fin a la guerra. Los argiraspidos o escudos de plata que ya eran muy mayores,
fueron disueltos y enviados a guarniciones, pero no regresaron a Macedonia.
Batalla de Gabiene, los argiráspidos o
escudos de plata en acción
Secuelas
Esta
victoria ayudó a que Antígono, a finales de 315 a controlar no sólo Anatolia y
Siria, sino también todas las satrapías orientales hasta las fronteras de la
India.
Apenas ha
vencido a Eumenes, y mientras que su aliado Casandro se impone en Macedonia
contra Olimpia, Antígono se lanza a un vasto movimiento de reorganización de
Asia, comportándose como un auténtico soberano. Descarta sin contemplaciones a
los sátrapas, para sustituirlos por hombres suyos. Así sucede con Peucestas, al
que sin embargo, debe su victoria contra Eumenes, que fue descartado en Persia,
donde era muy popular. Peitón de Media es ejecutado.
Paralelamente
se produjo el fallecimiento de Filipo III Arrideo, con lo que Alejandro IV
quedó como el único rey y heredero. A partir de ese momento cada diádoco trató
de convertirse en el más poderoso de los generales.
Antígono
lanzó sus tropas contra los ejércitos de Eumenes, consiguiendo controlar toda
Asia Menor. A continuación atacó a Seleuco, sátrapa de Babilonia, quien se vio
obligado a refugiarse en Egipto, bajo la protección de Ptolomeo.
Antígono,
imitando en esto a Alejandro, no dudó nombrar a persas para los cargos
importantes. En 315 a.C era el más rico y poderoso de los diádocos.
Situación de los reinos Diádocos en el
315 a.C tras la batalla de Gabiene
Tercera Guerra de Diádocos (314 – 312 a.C)
Antígono se
había paseado por todo el Imperio, destituyendo sátrapas, colocando a gente de
su confianza y apropiándose de los tesoros de las capitales persas. Y cuando
Seleuco huyó a Egipto, nombró a Pitón, (no confundir con el diádoco de igual
nombre, ya muerto). Y con el ejército imperial y los tesoros recién adquiridos
subió hacia Cilicia, donde pasó el invierno del año 315.
Seleuco
encontró refugio con Ptolomeo en Egipto. Le fue fácil convencerle del peligro
que constituía el aumento del poder de Antígono. Además, Ptolomeo desea Siria,
que ya ocupó provisionalmente en 318 a.C, y que ahora controla Antígono.
Se enviaron
embajadores a Casandro y Lisímaco, inquietos también por los proyectos de
Antígono, y se formó una coalición de los tres diádocos, al igual que ocurriera
frente a Pérdicas integrada por los diádocos amenazados: Casandro, que se había
hecho con el control de Macedonia y buena parte de Grecia; Lisímaco, dueño de
Tracia; Seleuco, expulsado de su satrapía de Babilonia por el Tuerto; y Tolomeo
firmemente establecido en Egipto.
Se enviaron
embajadores lanzando un verdadero ultimátum a Antígono, reclamando un nuevo
reparto de las satrapías, lo que supondría desmantelar su dominio. El viejo
diádoco, (Antígono tenía 68 años), les dio una respuesta escueta: “Decid a vuestros superiores que se preparen para la guerra”. De modo que la paz apenas duró lo que le costó a Antígono
recorrer el Imperio demostrando que él era el jefe.
Se iniciaba
la Tercera Guerra de los Diadocos. Antígono desea llevar la guerra a
Europa, pues era, al menos nominalmente, la cabeza del Imperio. Además,
esperaba probablemente apoderarse del rey superviviente, Alejandro IV, el hijo
de Alejandro. Pero fue retenido en Asia por sus adversarios, y no interviene en
Grecia y Macedonia más que por medio de intermediarios y aliados.
Ejércitos diádocos: Agema o guardia real
de caballería con gorros de guarnición. 325-300 a.C. Peter Dennis
Casandro en
sus actividades en Macedonia, tras derrotar al ejército de Olimpia, había
enviado un pequeño ejército que se había asentado en Capadocia, la región que
reclamaba, y también se había hecho con el control de la flota imperial, que
navegando por el Helesponto, mandada por Kleitos y fiel a Poliperconte, había
pasado finalmente a sus manos.
Antígono
atacó en cuatro frentes, por aquello de que la mejor defensa es un buen ataque.
A
Poliperconte, su anterior enemigo, pero que estaba ahora en pugna con Casandro,
le envió una fuerte suma de dinero para que contratara mercenarios y formara un
ejército con el que derrotar a Casandro.
Contra el
invasor Casandro mandó a un general de su confianza, su sobrino Polemón, con
8.000 infantes y 600 jinetes. Éste derrotó a las tropas de Casandro y las
arrojó de Asia Menor, asegurando a Antígono el control de toda Asia Menor.
Contra
Ptolomeo atacó en un doble frente: Él con el ejército imperial atacó Fenicia,
el sátrapa de Egipto era un general prudente, poco inclinado a jugárselo todo
en una batalla, y no le gusta alejarse de sus bases. Así que abandonó Siria,
evitando enfrentarse con Antígono, y dejó una fuerte guarnición en Tiro, que
resistió casi un año (315-4 a.C).
Ptolomeo
confió su flota a Seleuco, que llevó la guerra a Chipre. A Chipre, isla aliada
a Ptolomeo, envió a Agiselao, para hacer lo mismo que él hacía hecho en
Fenicia, liberar a Chipre de su alianza con Ptolomeo, cosa que Agiselao logró.
Pero
Casandro, incansable, mandó otro ejército al Asia Menor a incordiar a Antígono.
Éste dejó a su hijo, Demetrio, al mando de las fuerzas de Siria y subió a la
Caria a luchar contra la nueva invasión de Casandro. Como asesor de su hijo,
que como todo joven era impulsivo, llamó a Pitón, el sátrapa que él había
nombrado de Babilonia, para que uniera su experiencia al valor de Demetrio.
Antígono derrotó al ejército invasor y lo arrojó de nuevo de su territorio,
Asia Menor.
Ejércitos diádocos: Jinete de los
compañeros o hetairoi y falangita macedonio o pezetairoi. Autor Igor Dzis
Si el año
314 había sido el año de Antígono, el siguiente iba a ser el año de Ptolomeo.
Ptolomeo hizo casi lo mismo que había hecho Antígono el año anterior. Como no
deseaba perder el control marítimo sobre el Mediterráneo Oriental, formó un
importante ejército y lo mandó a Chipre. De nuevo las ciudades chipriotas se
pasaron al más fuerte, que en este momento era Ptolomeo. Envió a Polemón a
Grecia para combatir a Casandro y recuperó casi totalmente del control, ya que
Casandro, se encontraba en Macedonia ante un posible paso de las tropas de
Antígono sobre la Tracia de Lisímaco y su Macedonia.
Es entonces cuando Ptolomeo comprendió que su cautela ya no resulta apropiada, y reaccionó al enterarse que Demetrio Poliocertes, el hijo de Antígono avanzaba con un ejército hacía Egipto, decidió salir a su encuentro.
Es entonces cuando Ptolomeo comprendió que su cautela ya no resulta apropiada, y reaccionó al enterarse que Demetrio Poliocertes, el hijo de Antígono avanzaba con un ejército hacía Egipto, decidió salir a su encuentro.
Batalla de
Gaza (312 a.C)
Demetrio
Poliocertes, el hijo de Antígono avanzó con un ejército hacia Egipto. Los
asesores de Demetrio le aconsejaron que no se midiera con Ptolomeo, que tenía
más experiencia que él. Pero Demetrio, que tenía el mando, no aceptó la
recomendación y dispuso el enfrentamiento.
El
encuentro entre ambos ejércitos se produjo al sur de la ciudad de Gaza.
Ptolomeo formó su ejército que no tenía elefantes.
Despliegue inicial
Demetrio
y Pitón contaban con 11.000 infantes pesados
que formaban sus falanges, 2.500 infantes ligeros, 4.400 jinetes y 43 elefantes,
y los desplegaron de la siguiente forma:
Batalla de Gaza 312 a.C: Despliegue
inicial
Ala izquierda bajo su mando: 2.900 (200 era su agema o guardia personal
compuesta por amigos entre los que se encontraban Pitón y Boeoto y cuya misión
era proteger a Demetrio, 800 compañeros, el resto eran jinetes de todo tipo)
1.500 infantes ligeros (1.000 arqueros y lanzadores de jabalinas y 500 honderos
persas) y 30 elefantes de guerra.
Centro: 11.000 infantes (2.000 falangistas macedonios, 1.000 falangistas
lirios y paflagonios, y 8.000 hoplitas mercenarios) y 13 elefantes de guerra
con infantería ligera.
Ala derecha: 1.500 jinetes bajo el mando de Andrónico que formaba en ángulo
para evitar la lucha.
Ptolomeo contaba con 18.000 infantes y 4.000 jinetes y desplegó sus
fuerzas:
Ala derecha: 3.000 jinetes pesados bajo su mando y de Seleuco.
Centro: bajo el mando de Eudamos con 18.000 infantes de los cuales
unos 2.000 eran falangistas macedonios, 6.000 eran jóvenes reales que se
encontraban en Egipto por orden de Alejandro de Macedonia y el resto unos
10.000 era infantería egipcia.
Ala izquierda:
1.000 jinetes bajo el mando de Tiepolemos.
Ptolomeo
dispuso su mejor y más numerosa caballería en el ala derecha, bajo su mando.
Contempló cómo Demetrio le oponía asimismo el grueso de la suya. Para paliar la
desventaja de no disponer de elefantes ideó una estratagema: Elaboró los
abrojos lo que podíamos llamar las primeras minas, es decir púas de hierro
unidas por cadenas que la infantería ligera debería colocar con el fin herir
las plantas de las patas de los elefantes cuando éstos las pisaran al avanzar.
Dio órdenes al resto de su ejército para que no entrase en combate o lo
retrasara todo lo posible, pues pensaba que la batalla la decidiría su ala
derecha de caballería.
Desarrollo
Los planes
sucedieron como Ptolomeo había pensado. Demetrio dio orden a sus elefantes de
avanzar y cuando estos se lanzaron contra la caballería de Ptolomeo, con la
caballería de detrás. Cuando los elefantes habían cubierto más de la mitad de
la distancia, dio la señal de que los porteadores egipcios que llevaban las
minas, las colocaran delante de la infantería ligera, estableciendo una especie
de campo de minas protegido por la infantería ligera, y una vez establecido re
retiraron.
Batalla de Gaza 312 a.C: Carga de la
caballería de Ptolomeo contra la caballería de Demetrio a la que puso en fuga.
Autor Igor Dzis
Cuando los
elefantes de Demetrio, pisaron los abrojos punzantes o minas, se detuvo el
avance, algunos elefantes se volvieron y arrollaron a su propia
infantería ligera y los que intentaron cruzar, sus conductores fueron abatidos
por la infantería ligera.
Aprovechando
la confusión, Ptolomeo dio orden a su infantería ligera de avanzar, así como
envolvió con su caballería a los elefantes, cargando contra la caballería
adversaria de flanco.
En medio
del desorden, agravado por la pérdida de los elefantes, la infantería ligera de
Demetrio rompió la formación y echó a correr. Los jinetes de también se
dieron a la fuga dejando solos a los compañeros y la agema o guardia real
que fueron rodeados, Pitón y Boeto murieron y finalmente Demetrio pudo huir.
La
infantería mercenaria, dejaron las armas y se rindieron, el resto se retiró a
Gaza. En las puertas de Gaza se originó una gran confusión, algunos
de su caballería prefiere rescatar su equipaje y cuando llegaron las tropas de
Ptolomeo nadie fue capaz de cerrar las puertas a tiempo” con el resultado de
que los perseguidores consiguieron entrar dentro de los muros, y la
ciudad pasó a manos de Ptolomeo.
Batalla de Gaza, desarrollo
La derrota
de Demetrio fue flagrante, tuvo 1.500 muertos la mayoría de caballería, 8.000
prisioneros y 40 elefantes capturados. No hay datos de las bajas de Ptolomeo.
Secuelas
Ptolomeo se
fue con su ejército contra las ciudades de Fenicia, conquistando Tiro y Sidón.
Demetrio, necesitando soldados, se retiró a Tripoli (ciudad de Grecia) junto
con lo que quedaba de sus fuerzas de guarnición en Cilicia.
En la
primavera de 311 a.C, Ptolomeo dio a Seleuco una pequeña fuerza de 800
infantería y 200 caballería para que pudiera regresar a Babilonia que había
sido su satrapía y donde todavía tenía partidarios. Seleuco fue capaz de
reclutar otros 3.000 hombres de los pueblos y las colonias griegas a lo largo de
la ruta y recapturar Babilonia rápidamente. Pero el gobernador dejado por
Antígono, Nicanor, armó contra él otro ejército con 10.000 infantes y 7.000
jinetes con fuerzas de Media y Aria y se lanzó en búsqueda del supuesto
usurpador.
Seleuco no
podía hacer frente a su enemigo en campo abierto, así que huyó. Nicanor le
persiguió a Seleuco, astutamente, esperó a que el ejército de su enemigo
hubiera acampado y lanzó un ataque sorpresa durante la noche, e hizo una
masacre en el campamento rival matando a y a Evangoro, el sátrapa de Aria, y en
la confusión, un gran número de sus hombres se rindieron y aceptaron luchar con
Seleuco, que ahora tenía cerca de 20.000 hombres. Tras haber salido de
Babilonia huyendo, retornó triunfante, con un ejército casi cuadruplicado y con
gran prestigio, pero todavía no era lo suficientemente potente para hacer
frente a Antígono en batalla abierta, así que acto seguido, ante la
inexistencia de fuerzas importantes en las satrapías orientales, Seleuco las
invadió y las hizo suyas.
Mientras
tanto, ya en el año 311 a.C, Antígono volvió a Siria, donde su hijo no había
estado a la altura. No obstante, sabía que su hijo era un buen estratego y que
Ptolomeo era un mal enemigo. Aprovechando su prestigio marchó sobre Fenicia y
las ciudades que habían abierto sus puestas a Ptolomeo, las volvieron a abrir,
ahora a Antígono. Las ciudades lo único que querían era vivir en paz y tanto
les daba que fuera su monarca un diádoco u otro. Ptolomeo, sabiendo que
Antígono era más duro de pelar que su hijo, retrocedió a sus posiciones en
Egipto.
Con el fin
de poner fin a las tensiones se entablaron conversaciones de paz. Los generales
se reunieron en el 311 a.C para volver a realizar un nuevo reparto de los
antiguos territorios de Alejandro. Casandro fue nombrado regente, con la sede
de su poder en Macedonia, Ptolomeo y Lisímaco conservaron sus territorios,
mientras que Asia pasó a manos de Antígono, incluyendo Gaza que permaneció bajo
su poder, pero Babilonia quedó en manos de Seleuco.
En Grecia
seguía la lucha entre Casandro, hijo del difunto Antípatro, regente de
Macedonia nombrado por Alejandro, y Polemón, el sobrino de Antígono. Éste se
había hecho con el control del Peloponeso y la parte de Grecia situada debajo
de la Tesalia.
Con
Antígono dueño absoluto de Asia Menor, y con su sobrino Polemón amenazando a
Macedonia desde el Sur, Casandro temió que, en cuanto Antígono terminara su
operación contra Ptolomeo, podría invadir Grecia atravesando el Helesponto y
recibir el apoyo de su sobrino desde el Sur. Y poco podría hacer Lisímaco en la
Tracia contra el poderoso Antígono.
Así que
ambos diádocos decidieron que lo mejor era hacer la paz con Antígono. Y así se
lo propusieron. La noticia le llegó a Ptolomeo y éste también se apresuró a
mandar emisarios a Antígono pidiendo la paz.
La paz se
firmó de nuevo en el 311 a.C, y se repartieron el poder: Casandro seguiría como
estratego con sede en Macedonia; nadie hablaba de regente. Pero las ciudades
griegas recuperarían su independencia y las guarniciones macedónicas saldrían
de ellas. Lisímaco seguiría con su Tracia, pero nada más. Ptolomeo se
mantendría en Egipto. Para Antígono sería todo lo demás, incluidos los tesoros
que había afanado en las capitales persas. Seleuco, ni contaba. Pero se
estableció que a la mayoría de edad del hijo de Alejandro, hijo de Roxana,
residentes ambos en Macedonia, pasaría a ser el dueño del Imperio. Mientras
tanto, lo gobernarían los actuales diádocos.
Cuarta Guerra de los Diádocos (308 – 301 a.C)
Los éxitos
de Seleuco en las satrapías orientales cayeron como una bomba cuando fueron
conocidas en el Oeste del Imperio, tanto por parte de Ptolomeo y sus aliados
como por Antígono. Ptolomeo aprovechó la supuesta debilidad de Antígono y,
olvidándose de una paz que para él era sólo un respiro en la gran guerra,
reanudó las hostilidades sin previo aviso. Repetía así su actitud cuando le
tomó Cirene a Pérdicas. Y aliviaba a Seleuco de la presión que pudiera ejercer
sobre él Antígono al abrir un nuevo frente de hostilidades.
En el 309
a.C, Casandro ordenó a Glaucias que lo asesinara al pequeño Alejandro IV de 12
años y su madre Roxana, y la orden se cumplió con el envenenamiento de ambos.
De esta forma Casandro eliminaba el único obstáculo que impedía su dominio
total sobre Macedonia y a la vez terminaba con el último representante real.
Ninguno de los diádocos protestó.
Tras el
asesinato del pequeño Alejandro, Antígono tomó el título de basileus que
significa rey, iniciativa en la que le siguieron, para no ser menos, los
restantes diádocos, comenzando entre ellos la lucha por el poder.
Se
enfrentaron las fuerzas coaligadas de Ptolomeo I (faraón de Egipto), de Seleuco
(emperador de Babilonia y de los sátrapas orientales), de Casandro (rey de
Macedonia) y de Lisímaco (soberano de Tracia) contra los ejércitos de Antígono
y de su hijo Demetrio I Poliorcetes (“asediador de ciudades”).
Guerra en Grecia
Antígono
contaba con sus dos hijos, Demetrio y Filipo, y con un sobrino, Polemón,
enviado a Grecia y en pugna con Casandro. En un momento dado quedó claro que
Antígono iba a dejar el trono a sus dos hijos y que Polemón sería relegado. O
eso al menos pensó ya que se pasó con armas y bagajes al bando de Casandro. No
contento con esto, Polemón se ganó la adhesión del gobernador de la Frigia
situada bajo el Helesponto, que también se declaró partidario de Polemón, y de
Casandro, por tanto. Esto privó a Antígono de sus conquistas en Grecia y le
abría un nuevo frente al Norte, a dos pasos de su capital, Antigonea. Además,
tenía que hacer frente a la rebelión de Seleuco, allá abajo en Mesopotamia y
demás satrapías orientales, y a los nuevos ataques de Ptolomeo en Cilicia.
Guerra en Asia Menor
Antígono
era todo un carácter y se dispuso a hacer frente a la nueva situación como si
fuera joven. Para reducir al gobernador de la Frigia reunió un pequeño ejército
y lo puso al ando de su hijo menor, Filipo. Su hijo mayor, Demetrio, partió con
otro ejército a rechazar a Ptolomeo de las costas de Cilicia. Una vez
rechazadas las tropas de Ptolomeo de la costa de Cilicia, quien no profundizó
en absoluto, pues sólo quería incordiar, Demetrio fue el encargado de reducir
la rebelión de Seleuco, para lo que armó un ejército mayor, y con 15.000
infantes y 4.000 jinetes se dirigió a Babilonia. Seleuco estaba ausente,
guerreando contra los sátrapas de las regiones más orientales, que no aceptaban
su liderazgo. No se inmutó por la llegada de Demetrio y ordenó a su general al
cargo de la defensa de Babilonia que se retirara. Seleuco sabía que el tiempo
corría a su favor y que Demetrio tendría que volver a sus cuarteles de
invierno, al norte, en unos meses. Y así ocurrió.
Demetrio
tomó una ciudadela donde aún se defendían soldados de Seleuco pero no pudo
tomar la otra. Como Ptolomeo seguía dando guerra y ahora estaba sitiando
Halicarnaso, capital de la Caria, en la parte inferior Asia Menor, Demetrio
recibió orden de su padre de dejar una parte de su ejército en Babilonia y con
el resto subir y defender Halicarnaso. Cosa que hizo. Dejó la mitad en
Babilonia, persiguiendo al huidizo ejército de Seleuco, y volvió sobre sus
pasos, rumbo a Halicarnaso.
Demetrio
liberó Halicarnaso, pues las tropas de Ptolomeo levantaron el cerco apenas se
enteraron de que venían contra ellas Demetrio y su ejército. Y también que
Seleuco, que había vuelto de sus satrapías orientales, reconquistó Mesopotamia
y Babilonia con gran facilidad. De modo que al año siguiente, el 308 a.C, tuvo
que ser Antígono el que en persona se dirigiera a Mesopotamia para enfrentarse
a Seleuco.
La sorpresa
fue que el ejército de Seleuco derrotó a Antígono. Con ello Antígono regresó a
Asia Menor y Seleuco tuvo campo libre para afianzar su control sobre las
satrapías más orientales.
Antígono,
dando por hecho la pérdida de parte de sus dominios orientales, se a dirigió en
la siguiente campaña hacia el oeste, para recuperar los territorios vendidos al
enemigo por su traidor sobrino Polemón. Para ello contará con la ayuda de su
hijo Demetrio, experto director de la flota.
Antígono
reanudó la guerra, envió a su hijo Demetrio para recuperar el control de
Grecia. En 307 a.C tomó Atenas, y proclamó la ciudad libre de nuevo.
Ataque a Egipto 306 a.C
Demetrio
volvió su atención a Ptolomeo, invadió de Chipre y derrotó a la flota de
Ptolomeo en la batalla naval de Salamina.
En 306,
Antígono armó un fuerte ejército de 80.000 soldados de infantería y 8.000
jinetes, más de 80 elefantes y 150 naves. Pero esta vez Antígono contaba con
una poderosa flota, que barrería cualquier resistencia que le ofrecieran las
naves de Ptolomeo. Al mando de la flota puso a su hijo Demetrio. El plan era
desembarcar parte del ejército al oeste del delta y atacar a Ptolomeo también
por retaguardia. Cuando la flota de Demetrio trató de transportar soldados por
mar más allá del Nilo, las tormentas empezaron a sacudir aquella parte del mar
y varios barcos se hundieron con la tropa transportada. El desconocimiento del
terreno le impidió encontrar pronto una playa adecuada para el desembarco y en
vista de todo ello Demetrio puso proa a Gaza y se volvió con su padre. La
invasión de Egipto fue un fracaso, ya que suministrar durante todo el invierno
a un ejército tan inmenso en territorio enemigo era problemático. Antígono, con
buen criterio esta vez, decidió volver a sus dominios de Siria, a lugar seguro.
El año siguiente podía volver a intentarlo.
Guerra en Chipre y Rodas (305-304 a.C)
Con Chipre
en su poder, tras la victoria de Demetrio sobre la flota de Ptolomeo del año
anterior, Antígono se propuso conquistar Rodas. La isla era una base comercial
importante para Ptolomeo, ya que una escala obligada para los barcos egipcios
egipcios que iban a Grecia o Macedonia. Por eso, Antígono, intentaba privar a
Ptolomeo de Chipre y Rodas, lo que supondría un golpe del que difícilmente
podría recuperarse y evitaba así cualquier acción de éste contra Asia Menor por
mar.
Asedio de Rodas 305-304 a.C. Demetrio I
Poliorcetes (asediador de ciudades) construyendo una rampa de tierra. Autor
Milek Jacubiec
Asedio de Rodas 305-304 a.C. Lucha en las
murallas. Autor Johnny Shumate
Demetrio
con un ejército de 40.000 infantes desembarcó en Rodas con más de 200 naves de
guerra. En las naves se transportaban asimismo potentes máquinas de asedio,
catapultas, torres de asalto, arietes, ballistas con las que se ganó su apodo
de Poliorcetes (conquistador de ciudades), a pesar de no haber podido
apoderarse de la ciudad. Utilizó numerosas máquinas y tácticas, a las cuales,
los rodios que disponían 7.000 efectivos se opusieron con una gran valentía.
Ptolomeo, Casandro y Lisímaco abastecieron a la ciudad, por lo que Ptolomeo se ganó
el apodo de Soter (salvador), la ciudad estuvo a punto de ceder en 305 AC. Por
fin, gracias a la intervención de la Liga Etolia, en el 304 a.C, la ciudad de
Atenas, que corría peligro de ser tomada por Casandro, quien la estaba
sitiando. Demetrio levantó el cerco de Rodas y Demetrio fue reclamado por su
padre para rescatar Atenas. Se firmó un acuerdo. Rodas se convirtió en aliada
de Antígono, excepto contra Egipto. Para conmemorar la victoria, se levantó la
estatua de 35 metros del Coloso de Rodas.
Ballista en
el asedio de Rodas (305-304 a.C). Ballista diseñada por Demetrio Poliorcetes
(asediador de ciudades), podía arrojar piedras de grandes dimensiones Ballista en
el asedio de Rodas (305-304 a.C). Ballista diseñada por Demetrio Poliorcetes
(asediador de ciudades), podía arrojar piedras de grandes dimensiones.
Ballista en el asedio de Rodas (305-304
a.C). Ballista diseñada por Demetrio Poliorcetes (asediador de ciudades), podía
arrojar piedras de grandes dimensiones
Torre Helepolis empleada en el asedio de
Rodas en el 305 a.C. Medía de 40 a 43 metros de altura, 22 metros de base
en cada lado y pesaba unas 150 toneladas.
Guerra en Grecia (303-302 a.C)
Demetrio
desembarcó al Norte de Atenas en el 303 a.C, entre el continente y la isla de
Eubea, y repelió a las fuerzas de Casandro, liberando Atenas. Tuvo, como ya
había sucedido en el pasado, una nueva entrada triunfal en Atenas, Casandro
abandonó el Ática, retirándose a Tesalia, más cerca de su Macedonia.
Con gran
parte de Grecia en su poder, Demetrio empleó la política para lograr que las
Ligas que con más o menos poder estaban operando en Grecia se le unieran contra
de Macedonia, la enemiga secular de los helenos. Aprovechando los Juegos,
consiguió que lo nombraran estratego de todas las ciudades griegas.
Ejército macedonio 300 a.C: 1. comandante
macedonio; 2. falangita con linotorax; 3 jinete de los compañeros; 4 falangita
con torax o coraza.
Demetrio
que no se dio mucha prisa en terminar con Casandro, dado que las fuerzas de que
disponía eran más numerosas que las de su contrincante. Casandro temiendo que
Demetrio podía atacar sus posiciones desde el sur mientras su padre podía
desembarcar en Tracia y atacarle por el oeste, mandó emisarios a los demás
diádocos proponiendo renovar una alianza contra Antígono y atacarle por los
cuatro costados. Él se comprometía a retener a Casandro mediante una guerra
continua con parte de sus tropas, impidiendo que Demetrio corriera en ayuda de
su padre.
Lisímaco
fue el primero en ponerse en marcha en la primavera de 302 a.C, con ayuda de
tropas enviadas por Casandro, invadió Frigia helespóntica, recibiendo la
sumisión de numerosas ciudades de la costa de Licia y Caria. Estas noticias le
llegaron a Antígono, ocupado en embellecer su nueva capital, Antigonea, en las
orillas del río Orontes, cuando le llegaron las noticias de la invasión, e
inmediatamente llamó a su hijo Demetrio.
Guerra en Asia Menor (302-301 a.C)
Demetrio estaba
invadiendo Tesalia en la primavera de 302 a.C, desbordando las Termópilas con
su flota. Arregló rápidamente un armisticio con Casandro, y pasó a Asia,
desembarcando en Éfeso, que se puso bajo su control. Casandro, desde la partida
de Demetrio, se ocupó de restablecer su autoridad en Tesalia y Fócida,
amenazando a Argos, en el Peloponeso. Derrocó a Pirro de Epiro, y le reemplazó
por Neóptolemo.
La llegada
de Demetrio a Asia puso a Lisímaco en dificultades. Los refuerzos que recibió
de Casandro fueron barridos por Demetrio, así que se retiró a Heraclea para
pasar el invierno, y esperar la llegada de Seleuco, que inverna en Capadocia.
En cuanto a Ptolomeo, cometió un error importante, pues habiendo invadido
Celesiria, y preparándose para recibir a Seleuco, se batió en retirada, por la
falsa noticia de una victoria de Antígono.
Mapa de los reinos Diádocos en el
302 a.C, antes de la batalla de Ipsos
En cuanto
Seleuco supo que se avecinaba una guerra contra su mortal enemigo Antígono,
modificó su postura respecto a los monarcas de los reinos hindúes contra los
que estaba luchando. Envió emisarios ofreciendo un tratado de paz y una
relación matrimonial como prueba de su voluntad decidida de mantener dicha paz.
El monarca principal de la zona accedió y se llegó a un acuerdo por el que
Seleuco renunciaba a sus pretensiones de restaurar el Imperio de Alejandro en
tales regiones. A cambio exigió la entrega de 500 elefantes adiestrados para la
guerra de Chandragupta Maurya. Estos elefantes jugarían un papel esencial en
los acontecimientos que se avecinaban.
Seleuco
reunión en Babilonia un poderosos ejército de 20.000 infantes, 12.000 jinetes y
casi 500 elefantes, además 120 carros falcados o escitas, y marchó hacía Frigia
para unirse a Lisímaco.
Batalla de Corupedio (281 a.C) y final de los
Diádocos
La batalla
de Corupedio (también llamada Curupedión) fue la última batalla de los Diádocos.
Tuvo lugar en el año 281 a.C, entre los ejércitos de Lisímaco y Seleuco I.
Demetrio se
había refugiado en Macedonia con Casandro, cuando murió este de hidropesía en
el año 297 a.C, para llegar al poder arrojó del trono a los hijos del Casandro,
que eran Alejandro V, Filipo IV y Antípater I, mandando matar en el 295 a.C al
llamado Filipo IV. Demetrio fue rey en activo de Macedonia desde el 294 al 285
a.C, año en que se vio obligado a capitular ante Seleuco I Nikátor de Siria.
Lisímaco
había reinado en Tracia durante décadas y también en algunos lugares del oeste
de Turquía desde la batalla de Ipsos. En el 288 AC invadió Macedonia y
aliándose con Pirro de Epiro tomó prisionero a Demetrio a quien expulsó
después. Demetrio se refugió entonces con Seleuco I Nikátor, que ya era rey de
Babilonia y Siria. Después se entregó a la bebida y murió a los dos años, en el
283 a.C.
En el año
285 a.C, cuando tenía 82 años, Ptolomeo I abdicó a favor de su hijo, el más
joven Ptolomeo Filadelfo o Ptolomeo II, Ptolomeo quería que su sucesor fuera prudente
y capaz de mantener a distancia a Seleuco y a sus sucesores. Murió dos años
después, siendo el único de los diádocos que falleció de muerte natural, todos
los demás murieron de forma violenta.
Lisímaco,
se había aliado con Ptolomeo I Soter antes de abdicar, y se casó por segunda
vez con una hija de éste, llamada Arsínoe. Lisímaco tenía ya otro hijo llamado
Agatocles. Arsínoe encizañó contra él asegurando que tramaba asesinar a su
padre para acceder al trono. Fue tan persuasiva que finalmente Lisímaco hizo
matar a su hijo Agatocles. Este acto provocó una gran sublevación que no le
favoreció nada. Después de estos sucesos, Lisandra, la viuda de Agatocles huyó
a la corte de Seleuco I a quien persuadió para que se enfrentara con Lisímaco.
Seleuco
reinaba sobre el este de Turquía, Siria, Líbano, Israel, Irak e Irán decidió
atacar a Lisimáco, ambas fuerzas se encontraron en Corupedio, sin que se
conozca la fecha exacta.
Se estima
que Seleúco desplegó 31.500 infantes, 9.500 jinetes, 60 elefantes y 15 carros de
guerra falcados. Lisímaco desplegó 51.000 infantes, 8.300 jinetes y 25
elefantes de guerra.
Ejército
seleúcida: disponía de caballería con jinetes pesados y arquero a caballo,
infantería con falangitas pantodapoi o locales y katoikoi o colonos griegos; Carros
de guerra falcado y elefantes hindúes.
Ejército seleúcida: disponía de
caballería con jinetes pesados y arquero a caballo, infantería con falangitas
pantodapoi o locales y katoikoi o colonos griegos; Carros de guerra falcado y
elefantes de guerra hindúes
Posiblemente
desplegaron a la manera tradicional con la caballería en las alas y la
infantería en el centro. No se sabe casi nada de la batalla misma, excepto que
ambos reyes, que ya tenían una edad avanzada (rondarían los 70 años),
combatieron cuerpo a cuerpo y que Seleuco ganó la batalla. Lisímaco murió
durante el transcurso de la misma.
Tampoco se
conoce con seguridad el extraño papel interpretado por Ptolomeo Cerauno (rayo),
el hijo mayor de Ptolomeo que había recibido asilo con Lisímaco. Ceruano cambió
de bando después de la batalla y se convirtió en un aliado de Seleuco.
Otra de las
estrellas en Corupedio es Philetaros, el general de Pérgamo cuyos éxitos
militares allanaron el camino para un reino independiente en Asia Occidental.
Tras la
muerte de Lisímaco, parte de Tracia pasó a engrosar el reino de Macedonia y la
otra parte el reino de Asia Menor, de la dinastía de los Seleucos.
Guerreros macedonios siglo III a.C.
Jinete y hoplita, ambos llevan la cabeza de la Gorgona que al parecer daba la
divina protección. Lo extraño es ver al jinete con un escudo. Autor Ángel
García Pinto
Aunque la
victoria le dio a Seleuco el control nominal de casi todo el imperio
alejandrino excepto Egipto, esta batalla no cambió prácticamente nada.
Seleuco fue
asesinado poco después de la contienda en el 281 a.C por Ptolomeo Cerauno y que
había hecho una alianza con Pirro de Epiro; Seleúco fue sucedido en el trono
por su hijo Antíoco I Sóter.
Ceruano
venció a Antígono Gónatas y se nombró rey Macedonia. A continuación pidió a su
hermana Arsínoe que se case con él, y después de la ceremonia mató a los dos
hijos de Arsínoe. Ésta huyó a Egipto y se casa con su otro hermano Ptolomeo II
Filadelfos.
Ceruano
murió en una batalla contra los gálatas en el 279 a.C, siendo sucedido por su
hermano Maleagro, que solo duró dos meses siendo depuesto por el ejército, tras
varios sucesores que reinaron algunos meses, llegó al poder Antígono II
Gónatas, hijo de Demetrio I Poliorcetes, instalando la dinastía Antigónida en
Macedonia.
Hacia el
año 270 AC, sólo quedaron 3 dinastías diádocas:
Dinastía Antigónida en Europa.
Dinastía Seléucida en Asia.
Dinastía Ptolemaica en Egipto.
Los épigonos
Se llama
epígonos (sucesores) a los reyes que sucedieron en el trono a los diádocos. No
fueron tan ambiciosos como los diádocos, pues ninguno de ellos tuvo la
intención de restaurar el imperio de Alejandro en toda su magnitud, sino que se
dedicaron a consolidar los nuevos reinos creados. Heredaron el espíritu de la
cultura griega y trataron de extenderlo y protegerlo.
También
tuvieron sus guerras en Grecia fueron principalmente de infantería con algo de
caballería, mientras que entre Egipto y Siria emplearon más la caballería,
elefantes y carros de guerra.
Invasión de los celtas
En el siglo
III a.C, hubo una gran migración de galos (celtas) llegados de la Galia hacia
oriente, recorriendo toda Grecia y llegando hasta Asia Menor donde, después de
grandes enfrentamientos con los reyes de Pérgamo Eumenes I y Átalo I fueron
rechazados por éstos.
El conjunto
de estos galos invasores formaba una confederación de tribus, al frente de la
cual iba el rey galo llamado Breno.
Raid galo en el norte de Grecia, primera
mitad siglo III AC. Autor Angus McBride
Desde 281 a
280 a.C, la presión que los galos ejercieron sobre el reino de Macedonia fue
incontenible, por lo que los macedonios se aliaron con los dardanios, una tribu
que ofreció 20.000 guerreros, y el rey macedonio Ptolomeo Cerauno rechazó la
alianza.
Cuando los
galos ofrecieron la paz al rey macedonio, la rechazó, y los celtas se
dividieron en tres grupos:
·
Flanco oriental al mando de
Ceretrio: en el flanco oriental atacó Tracia y venció a tribalos y getas.
·
Flanco central al mando de
Breno y Acicorio: atacó Macedonia, venció al rey macedonio y lo mató, acabó con
los dardanios y la Peonia.
·
Flanco occidental de Bolgios
(líder máximo de los celtas) atacó a los autariataes e ilirios.
Avance
de los galos en los Balcanes 281-280 a.C, las banderas indican pueblos
derrotados por los galos
Por suerte
para los macedonios surgió un líder llamado Sóstenes que reunió tropas y
expulsó a los celtas. Sóstenes fue nombrado rey, pero en el 279 a.C, durante
una nueva invasión fue vencido y muerto; todo su país fue saqueado menos las
ciudades fortificadas que los celtas no pudieron tomar.
En el 279 a.C al tener noticias de las grandes riquezas helénicas, una enorme fuerza de 150.000 infantes y 15.000 jinetes (cifra de historiadores griegos) al mando de Breno, secundado por Accicorio invadieron Grecia. Los galos tuvieron sus primeros encuentros en Tesalia.
En el 279 a.C al tener noticias de las grandes riquezas helénicas, una enorme fuerza de 150.000 infantes y 15.000 jinetes (cifra de historiadores griegos) al mando de Breno, secundado por Accicorio invadieron Grecia. Los galos tuvieron sus primeros encuentros en Tesalia.
Batalla de las Termópilas (279 a.C)
Los griegos
formaron un ejército de 30.000 soldados y 2.000 jinetes al mando de Cefisodoto
(Beocia) y Poliarco (Etolia). Se atrincheraron en las Termópilas un estrecho
paso donde se podía defender el acceso a Grecia Central.
Los
primeros ataques galos fueron detenidos en el río Esperqueo, pero en la noche
una fuerza de 10.000 galos atacó e hizo retroceder a los griegos. Al día
siguiente las fuerzas celtas atacaron de frente el paso siendo retrasados,
cuando los celtas intentaron flanquear las montañas fueron rechazados.
Batalla de las Termópilas 279 a.C.
Intrusos galos caen sobre los soldados griegos que guardaban el paso. Autor
Angus McBride
Para hacer
retroceder a los griegos, Breno mandó a 40.000 infantes y 800 jinetes celtas a
Etolia, lugar de origen de muchas tropas griegas, saqueando Callium, ciudad que
arrasaron por completo, mataron a todos los varones y violaron a todas las
mujeres, vivas o muertas.
Tras
rechazar un nuevo ataque en las colinas, los griegos supieron del ataque y
retrocedieron.
Batalla de Delfos (279 a.C)
Tras
obligar a los griegos a huir de las Termopilas y dejar el paso libre, Breno
llevo a sus tropas hacia el sur, hacia Delfos. Ni siquiera quiso esperar al resto
de su ejército, mandado por Achichorius, que se encontraba arrasando Etolia y
masacrando a todos sus habitantes.
Para
defender Delfos e intentar que no cayeran en manos celtas sus inmensas riquezas
se reunió un pequeño ejército griego: contingentes de varias ciudades de
Foecia, 400 hoplitas de Anfisa y 1200 etolios que acudieron a Delfos a toda
prisa en cuanto se enteraron de la cercanía de los celtas.
Galos preparándose para atacar el templo
de Apolo en Delfos en el 279 a.C. Autor Angus McBride
Los galos
se dirigieron a Delfos con la pretensión de saquear el famoso recinto sagrado,
bien conocido por su oráculo y por la gran riqueza de sus tesoros. El santuario
en Delfos estaba totalmente desprotegido, sin ningún tipo de fortificación o
defensa, las ciudades estado griegas de la zona creían que los dioses
castigarían a cualquiera que osara perturbar un lugar sagrado, y no vieron
necesario fortificarlo. Parece ser que en la defensa de Delfos los griegos que
eran unos 4.000, hirieron intentaron defender el recito, e incluso hirieron de
gravedad a Breno, pero no pudieron contenerlos y los galos saquearon el recinto
sagrado.
Brenno jefe de los galos saqueando el
templo de Apolo en Delfos en el 279 a.C. Autor Angus McBride.
Los griegos
pasaron a utilizar tácticas de escaramuzas y guerrillas. Afortunadamente para
ellos, tenían en su bando a un contingente de focios, que conocían la zona a la
perfección. Además tenían la considerable ventaja de que los celtas no
usaban ningún tipo de coraza o protección corporal, así que todos los
proyectiles lanzados por los griegos (jabalinas, flechas, piedras, etc.) eran
muy efectivos, si acertaban en el blanco.
Desde allí,
el rey se dirigió con su gente a Epiro, donde saqueó el templo de Zeus que
tenía sus dependencias en la ciudad llamada Dodona o Dódona, famosa por su
oráculo.
Galos enfrentándose a epirotas. Autor
Angus McBride
A
continuación marchó con su ejército a la ciudad de Olimpia en el Peloponeso,
donde Zeus tenía el santuario más rico del mundo antiguo. El lugar fue
totalmente saqueado y Breno y sus tribus confederadas se llevaron un buen
botín. Pero la guerrilla griega de Macedonia ofreció una gran resistencia a su
paso y Breno tuvo que retirarse y suspender los siguientes ataques que tuviera
programados. Poco después murió a consecuencia de la herida recibida en Delfos.
Las tribus
galas, al quedarse sin su caudillo, se dispersaron. Un grupo cruzó el
Holesponto. Otro grupo que incluye los volcos y tectosagos regresaron a su
lugar de origen, en el suroeste de la Galia, en la región de Tolosa (la actual
Toulouse). Este grupo llevaba consigo el botín de la campaña llevada a cabo por
su rey Breno. Al llegar a Tolosa, se cree que fundieron el oro y la plata; la
plata la transformaron en gigantescas ruedas de molino. Escondieron el tesoro
en diversos lagos sagrados ubicados en el recinto del templo del dios Heracles
en Tolosa. Se sabe que el total ascendía a 15.000 talentos romanos.
Batalla de los Elefantes (275 a.C)
Los galos
que cruzaron el Holesponto incluían a los tolistobogii, los trocmi y parte de
los volcos y tectósages y pasaron a Asia Menor en el 277 a.C. Tenían unos
20.000 efectivos y después de algunos enfrentamientos con los reyes de Pérgamo,
se asentaron en una región al sur del Ponto, que pasó a llamarse Galacia, y sus
habitantes se llamaron gálatas.
Desde
Galacia, los gálatas lanzaban razias contra los dominios de Antíoco en busca de
botín, lo que llevó al rey Antioco I sucesor de Seleuco, una vez fue reprimida
la revuelta siria en 275 a.C a encararse a los invasores.
Se dispone
de poca información acerca de la batalla, ignorándose el lugar del encuentro y
la composición de los ejércitos enfrentados. Si se conoce, en cambio, que en el
combate participaron el propio Antíoco I y elefantes de guerra asiáticos en el
bando seléucida, es muy posible que los gálatas nunca hubiesen visto elefantes,
y que su presencia causara terror en sus filas, detalle este último que además
de dar la victoria a los griegos hizo que la batalla fuera conocida como la batalla de los Elefantes.
Elefantes seleúcidas en una batalla.
Posiblemente los gálatas nunca habían visto elefantes, y es muy posible que
causaran terror en sus filas. Autor Angus McBride
Batalla de los Elefantes 275 a.C entre
Antíoco I y los gálatas. Autor Johnny Shumate
Tras la
derrota, éstos volvieron más sumisamente a Galacia, aunque siguieron haciendo
incursiones contra los vecinos.
Guerras Sirias
Primera Guerra Siria (276-271 a.C)
Después de
la muerte de Antígono I Monóftalmos, Ptolomeo gobernante de Egipto, había
obtenido numerosos territorios de las posesiones al este en Anatolia. Ptolomeo
desencadenó el conflicto en 278 a.C, adjudicando terrenos de Antíoco a Mileto,
ciudad que estaba en posesión del lágida. Antíoco no respondió inmediatamente a
la provocación, porque se hallaba implicado en varios conflictos: una rebelión
de la Liga del Norte, una revuelta en Siria, y una invasión de los gálatas.
Ptolomeo aprovechó la situación invadiendo Siria en 276 a.C Antíoco, que estaba
en Sardes, cruzó el Tauro y expulsó al invasor, con ayuda de Ariobarzanes del
Ponto. Al año siguiente, venció a los gálatas en la batalla de los Elefantes, quedando con
las manos libres para enfrentarse con Ptolomeo.
Agema o Guardia Real de caballería, los
epógonos crearon una guardia personal para que los protegieran durante el
combate, solían elegir a los mejores jinetes para esta función. Autor Johnny
Shumate
La primera campaña
de Ptolomeo II se saldó con un fracaso militar, pero lo contrarrestó con un
triunfo diplomático, instalando en Mileto a su homónimo Ptolomeo, hijo de
Lisímaco y Arsínoe II, lo que le atrajo el apoyo de las ciudades jónicas.
Antíoco reaccionó fomentando una insurrección en Cirene de Magás, hermanastro
de Ptolomeo II, que se había casado con la princesa Apama, hermana del
seléucida. Sin embargo, no pudo lograr su propósito, a causa de una rebelión de
una tribu indígena de la Cirenaica.
En 271 a.C,
Ptolomeo ocupó la Fenicia, Celesiria y extendió sus dominios a Caria, y partes
de Cilicia y Licia, logrando una paz muy ventajosa, y consolidando su posición
como indiscutible potencia naval del Mediterráneo.
Segunda Guerra Siria (260-253 a.C)
Antígono II
Gónatas y Antíoco II Theos sucesor de Antíoco I Sóter se aliaron y atacaron a Ptolomeo
II, quien, por su parte, intentó atraer a su bando a Eumenes I de Pérgamo. La
guerra concluyó con la derrota de la flota egipcia en la batalla naval de Cos en el 256 a.C, en la
que el faraón perdió el predominio naval en el Egeo.
Al parecer
Ptolomeo perdió terreno en Cilicia, Panfilia y Jonia, mientras que Antíoco
recuperó Mileto y Éfeso. La participación macedonia en la guerra cesó cuando
Antígono tuvo que hacer frente a la rebelión de Corinto y Calcis en 253 a.C,
posiblemente instigada por Ptolomeo, así como un aumento de la actividad
enemiga a lo largo de la frontera norte de Macedonia.
La guerra
concluyó en torno a 253 a.C, con el matrimonio de Antíoco con la hija de Ptolomeo,
Berenice Sira. Antíoco repudió a su anterior esposa, Laodice, y entregó una
sustancial porción de sus dominios como dote. Antíoco murió en Éfeso en 246 AC,
envenenado por Laodice según algunas fuentes. Ptolomeo II murió en el mismo
año.
Tercera Guerra Siria (245-241 a.C)
También
conocida como la guerra de Laodice, comenzó con una de las muchas crisis de sucesión que plagaron
los estados helenísticos. Antíoco II al morir, dejó dos madres con grandes
ambiciones para sus hijos, ya que tras su muerte se abrió una competición entre
su repudiada esposa Laodice y Berenice Sira, la hija de Ptolomeo II, por poner
a sus respectivos hijos en el trono. Laodice alegaba que Antíoco había nombrado
heredero a su hijo en su lecho de muerte, mientras que Berenice sostenía que su
hijo recién nacido era el heredero legítimo. Berenice pidió ayuda a su hermano
Ptolomeo III Evergetes (el Benefactor) el nuevo faraón, para que marchase a Antioquía y colocase a su
hijo en el trono. Cuando Ptolomeo llegó, Berenice y su hijo habían sido
asesinados por partidarios de Laodice.
Ptolomeo
III Evergetes
entonces declaró la guerra al recién coronado hijo de Laodice, Seleuco II, y se
movilizó con gran éxito. Ganó importantes victorias sobre Seleuco en Siria y
Anatolia, ocupó brevemente Antioquía y, al parecer llegó incluso a Babilonia.
Sin embargo, por razones desconocidas, se volvió a Egipto sin consolidar las
conquistas.
Seleuco
reaccionó, consiguiendo una alianza matrimonial con Mitrídates II del Ponto, y
pudo centrarse en la reconquista de Siria y la construcción de una nueva flota.
La reconquista fue rápida, facilitada por la acción de Antígono II Gónatas, que venció a Egipto en la batalla naval de Andros perdiendo las
Cícladas.
Ejército de Seléuco II: a la izquierda
infante ligero para proteger al elefante, centro infante gálata, derecha
tureoforo o u hoplita con escudo ovalado; detrás elefante de guerra y sus
tripulantes. Autor Angus Mcbride
Seleuco II
tenía sus propias dificultades. Su dominante madre le pidió que concediese la
corregencia a su hermano menor, Antíoco Hierax, así como el dominio de los
territorios seléucidas en Anatolia. Antíoco rápidamente declaró su
independencia, socavando los esfuerzos de Seleuco por defenderse de Ptolomeo.
En 241 a.C
se firmó la paz, que no fue mal para Ptolomeo III, pues pudo conservar bases en
el Egeo: Éfeso, Mileto, Samos, partes de Caria, Licia y Cilicia, además de
Fenicia y Seleucia Pieria en el norte de Siria.
Cuarta Guerra Siria (219-217 a.C)
Al subir al
trono seléucida en 223 AC, Antíoco III Megas (el Grande’) (241-187 a.C), se encomendó a sí mismo la tarea de
restaurar las pérdidas de las posesiones imperiales de Seleuco I Nicátor, que
se extendían desde el reino grecobactriano e India en el este, el Helesponto en
el norte, y Siria en el sur.
En 221 a.C,
había vuelto a establecer el control seléucida sobre las provincias orientales
y tomado de nuevo Asia Menor a su tío rebelde Aqueo. El ambicioso rey dirigió
entonces su mirada hacia Siria y Egipto.
Egipto se
había debilitado considerablemente debido a las intrigas palaciegas y el
malestar público. El imperio del recién coronado Ptolomeo IV Filopator (el
que ama a su padre) (221-204 a.C) comenzó
con el asesinato de la reina madre, Berenice II. El joven rey rápidamente cayó
bajo la absoluta influencia de cortesanos imperiales. Sus ministros utilizaron
su poder absoluto en su propio interés, lo que disgustó a su pueblo.
Antíoco
trató de sacar provecho de esa caótica situación. Después de una fracasada
invasión en 221 a.C, finalmente comenzó la Cuarta
Guerra Siria en 219. Se reconquistó Seleucia
Pieria, así como las ciudades de Siria, entre ellas Tiro. En lugar de invadir
Egipto con celeridad, Antíoco esperó en Palestina durante más de un año,
consolidó sus nuevos territorios y escuchó las propuestas diplomáticas del
imperio Egipcio.
Mientras
tanto, el ministro de Ptolomeo, Sosibio, comenzó el reclutamiento y la
formación de un ejército. El criterio de contratación no sólo reclutaba griegos
de la población local, como solían hacer los ejércitos helenísticos en general,
sino que también alistó nativos egipcios, llegando a enrolar hasta 30.000
nativos en sus tropas como falangitas (los conocidos como machimoi-epilektoi). Esta novedosa
selección dio sus frutos, pero finalmente tuvo consecuencias para la
estabilidad ptolemaica. En el verano de 217 a.C, Ptolomeo derrotó al largamente
demorado Antíoco en la batalla de Rafia, la mayor batalla desde la batalla
de Ipsos.
La victoria
de Ptolomeo le hizo conservar su control sobre Celesiria, pero el débil rey se
negó a seguir avanzando sobre el imperio de Antíoco, incluso a volver a tomar
Seleucia Pieria.
Quinta Guerra Siria (202-195 a.C)
La muerte
de Ptolomeo IV Filopator
en 204 a.C, fue seguida por un sangriento conflicto en torno a la regencia como
su heredero de la que emergió Ptolomeo V Epífanes (el Ilustre), que era sólo un niño. El conflicto se inició con el asesinato
de la esposa y hermana del rey muerto, Arsínoe, por los ministros Agatocles y
Sosibio. El destino de Sosibio estaba claro, pero parece Agatocles llevó a cabo
la regencia durante algún tiempo hasta que fue linchado por una volátil turba
alejandrina. La regencia pasó de un asesor a otro, y el reino se encontraba en
un estado cercano a la anarquía.
Mercenarios gálatas también llamados keltoi
en Egipto. Los gálatas introdujeron el escudo ovalado y la cota de malla en
Asia
Tratando de
aprovechar las ventajas de esta agitación, Antíoco III Megas preparó una segunda invasión de
Celesiria. Llegó a un acuerdo con Filipo V de Macedonia para conquistar y
compartir los territorios de los Ptolomeos de ultramar, a pesar de lo cual,
aquella codiciosa alianza no duraría mucho. Antíoco rápidamente arrasó la
región a su paso. Después de un breve retroceso en Gaza, dio un aplastante
golpe a los Ptolomeos cerca de la cabeza del río Jordán que le valió el
importante puerto de Sidón.
En 200 a.C,
emisarios romanos llegaron a Filipo y Antíoco exigiendo que se abstuviesen de
invadir Egipto. Los romanos así no sufrirían alteración alguna en la
importación de granos de Egipto, clave para la manutención de la masa de la
población de Italia. Como los monarcas no habían planeado invadir Egipto en sí,
cumplieron voluntariamente las demandas de Roma. En 198 AC, y gracias a su
victoria en la batalla de Panion, Antíoco completó la subyugación de Celesiria y lanzó una
incursión sobre el resto de fortalezas de Ptolomeo en la costa de Caria y
Cilicia.
Problemas
internos llevaron a Ptolomeo V Epífanes a buscar una rápida y desfavorable paz. El movimiento
nacionalista, que se había desarrollado entre los nativos egipcios que habían
luchado en Rafia. Confiados y bien formados, rompieron con Ptolomeo en lo que
se conoce como la revuelta de Anjunnefer, en la cual establecieron su propio
reino en el Alto Egipto.
Con el fin
de centrarse en el frente interno, Ptolomeo firmó un tratado de conciliación
con Antíoco en 195 a.C, dejando al rey seléucida la posesión de Celesiria y
acordando la boda de Ptolomeo con la hija de Antíoco, Cleopatra.
Ptolomeo V Epífanes pudo reconquistar el Alto Egipto
finalmente alrededor de 185 a.C.
Sexta Guerra Siria (170-168 a.C)
Las causas
de este último conflicto no están claras. En 170 a.C, Eulao y Leneo, los dos
regentes del joven rey ptolemaico Ptolomeo VI Filometor (el que ama a su madre), declararon la guerra al rey seléucida Antíoco IV Epífanes. En ese mismo año, los hermanos
menores de Ptolomeo, Ptolomeo VIII y Cleopatra II, fueron declarados
co-gobernantes con el fin de reforzar la unidad de Egipto. Las operaciones
militares no se iniciaron hasta 169 a.C, cuando Antíoco ganó rápidamente la
iniciativa aprovechando la importante ciudad estratégica de Pelusio, en
territorio tradicionalmente egipcio.
Cuando los
egipcios se dieron cuenta de su locura al iniciar la guerra, Eulao y Leneo
fueron derrocados y sustituidos por dos nuevos regentes, Comano y Cineas, y
fueron enviados emisarios a negociar un tratado de paz con Antíoco. Antíoco
tomó a Ptolomeo VI Filometor (que era su sobrino) bajo su tutela, dándole un control efectivo
de Egipto. Sin embargo, esto fue inaceptable para el pueblo de Alejandría, que
respondió proclamando a Ptolomeo VIII Fiscón (Barrigón)
como único rey. En respuesta a este atrevimiento, Antíoco asedió Alejandría,
pero fue incapaz de cortar las comunicaciones de la ciudad y también necesitaba
hacer frente a una revuelta en Judea a finales de 169 a.C, por lo que retiró su
ejército.
Ejército ptolemaico siglo II a.C. De
izquierda a derecha thorakitai o soldado de infantería de la antigua Grecia;
infante ligero cretense; infante ligero de Psidia; tureoforos que era un
hoplita con escudo oval. Autor Angus McBride.
En ausencia
de Antíoco, Ptolomeo VI y su hermano se reconciliaron. Antíoco, encolerizado
por la pérdida del control sobre el rey, invadió de nuevo el país. Los egipcios
pidieron ayuda a Roma y el Senado despachó Cayo Popilio Laenas a Alejandría.
Mientras tanto, Antíoco se había aferrado a Chipre y Menfis, e inició de nuevo
la marcha a Alejandría. En Eleusis, en las afueras de la capital, se reunió
Antíoco con Popilio Laenas, de quien había sido amigo durante su estancia en
Roma. Pero en lugar de una cálida bienvenida, Popilio dio al rey un ultimátum
de parte del Senado: debía evacuar Egipto y Chipre de inmediato.
Antíoco
suplicó al romano tiempo para estudiar la orden de repliegue, pero Popilio
cogió una caña, y empezó a trazar un círculo alrededor del seléucida en la
arena y le ordenó no salir de él hasta que se decidiese. Antíoco optó por
obedecer el ultimátum romano. El “día de Eleusis” puso fin a la Sexta Guerra Siria y a las esperanzas de Antíoco de
conquistar territorio egipcio.
Día del Eleusis: Antíoco IV y el
embajador romano Popilio Laenas, que está trazando un circulo alrededor de
Antíoco. Autor Angus McBride
Batalla de Rafia (217 a.C)
La batalla
de Rafia se encuadra dentro de la llamada Cuarta Guerra Siria, entre Ptolomeo
IV Filopator
del imperio Egipcio y Antíoco III Megas del imperio Seléucida. Tuvo lugar el 22 de junio de 217 a.C cerca
de la moderna Rafia en Siria, en la que Ptolomeo resultó victorioso.
Antecedentes
La guerra
la inició el rey seléucida Antíoco III, deseoso de echar mano a las
riquezas egipcias, se dirigió a Palestina, para desde allí iniciar la invasión
del Egipto propiamente dicho con 62.000 infantes, 6.000 de a caballo y 102
elefantes. La invasión no podía haber llegado en peor momento, si bien Egipto
era rico y próspero, su ejército había sido descuidado de modo alarmante, el
tesoro real había financiado guerras entre monarcas del mar Egeo, pero la
triste realidad es que no había dedicado inversiones entre su propio ejército,
así que tuvieron que montar un ejército de manera casi improvisada,
consiguiendo juntar unos efectivos de 70.000 infantes, 5.000 jinetes y 73
elefantes de guerra. Y partió desde Alejandría en la primavera de 217.
Despliegue inicial
Los dos
contendientes se dieron cita a unos 25 Km. de lo que hoy en Gaza (Palestina),
ocupando un frente de unos 5 kilómetros.
Ptolomeo
IV desplegó sus fuerzas:
·
Ala derecha: 2.000 jinetes mercenarios griego-tesalianos mandados por
Equécrates, 2.000 peltastas tracios, 1.000 neocretenses y 1.000 arqueros
neocretenses, y 33 elefantes libios de 2 metros de altura, iban equipados
por un conductor, un arquero y un jabalinero.
·
Centro:
8.000 hoplitas griegos mandados por Fóxidas, 20.000 machimoi o falangitas egipcios que
formaron con 48 filas de fondo, 5.000 falangitas grecomacedonios de Sócrates,
3.000 infantes libios, 3.000 hipaspistas
·
Ala izquierda: 700 jinetes de la Agema o guardia real, 2.300 jinetes
libio-egipcios al mando de Policrates, 4.000 peltastas tracios, 2.000 arqueros
cretenses, y 40 elefantes.
Antioco III desplegó sus fuerzas:
·
Ala izquierda: 2.000 jinetes medos y mercenarios, 1.000 jinetes compañeros y
1.000 jinetes de la guardia real o Agema, 3.000 peltastas de Asia Menor,
2.500 arqueros cretenses y 60 elefantes hindúes portando pequeñas torres
en sus lomos con 3 infantes provistos de arcos y lanzas arrojadizas.
·
Centro:
10.000 infantes ligeros árabes, 20.000 falangitas macedonios, 10.000 kardakes y
5.000 hoplitas griegos mandados por Antioco.
·
Ala derecha: 2.000 jinetes milicianos al mando de Temiso, 1.000
arqueros persas y 2.000 peltastas y honderos bajo el mando de Menedemo, y
53 elefantes indios bajo el mando de Músico.
Previamente
a la batalla, ambos reyes recorrieron las formaciones de batalla de ambos
ejércitos, con vistas a exhortar a sus hombres y darles ánimos para la batalla
que se avecinaba, tras estos prolegómenos dio comienzo la batalla. Ptolomeo se
situó en el ala derecha con su guardia Real, y Antioco hizo lo mismo con su
Agema.
Batalla de Rafia 217 a.C,
despliegue inicial
Primera fase
Los
elefantes hindúes de Antioco, que eran mucho más grandes y fuertes, atacaron
frontalmente a los elefantes adversarios seguidos de arqueros, y detrás la
caballería seguida de los peltastas, los elefantes africanos de Ptolomeo de
menor tamaño y menos numerosos, no aguantaron el choque.
Batalla de Rafia 217 a.C. Duelo entre
elefantes seleúcidas (derecha) y ptolemaicos (izquierda). Los ptolemaicos son
africanos y solo llevan dos tripulantes, los seleúcidas son asiáticos y llevan
3 tripulantes. Autor R. Palacios.
Batalla de Rafia 217 a.C, combate de
elefantes entre los asiatícos seleúcidas y loa africanos ptolomaicos. Autor
Igor Dzis
Batalla de Rafia 217 a.C. Juego Total War
Rome II
Los elefantes
africanos, se revolvieron para huir y desbarataron a la guardia real de
Ptolomeo, momento que fue aprovechado por Antíoco para desbordar con sus
jinetes la línea de los elefantes y atacar a la caballería de Polícrates. Los
mercenarios griegos de Antíoco cercanos a la falange atacaron a los peltastas
de Ptolomeo haciéndoles retroceder; también entre los peltastas de Ptolomeo los
elefantes africanos habían causado estragos.
En líneas
generales se podía decir que el ala izquierda de Antíoco había destrozado el
ala derecha de Ptolomeo, que abandonó el ala y se refugió en el centro, en
la falange.
En la otra
ala, los elefantes seleúcidas avanzaron con timidez, pero no se produjo ningún
otro movimiento en su apoyo. Los paquidermos egipcios no osaron enfrentarse a
sus rivales, pero al menos mantuvieron la línea. Equécrates decidió no
esperar a que sus elefantes se desbandaran y los aplastaran y ordenó a la
infantería mercenaria griega al mando del general Foxidas avanzar flanqueando a
los elefantes por la izquierda, mientras él con la caballería flanqueaba por el
lado derecho, golpeando por el flanco y la retaguardia del ala
seleúcida, desbaratándola.
Batalla de Rafia 219 a.C, primera fase
Segunda fase
Antíoco
persiguió con su caballería a la caballería egipcia, creyendo que Ptolomeo se
encontraba en ella, alejándose del centro. Ptolomeo empleó a los hipaspistas
para evitar ser atacados por el flanco izquierdo, evitando el ataque de
peltastas y caballería.
En el
centro de ambos ejércitos, las falanges permanecían intactas y a la expectativa
en espera de órdenes. Ptolomeo después de retirarse de su derrotada
ala derecha, se dirigió al centro de su falange, lo cual infundió
confianza a sus hombres, los cuales dirigidos por los generales Andrómaco y
Sosibios avanzaron contra el centro de la formación enemiga.
La falange
seleúcida viendo que el rey enemigo se ponía al frente de la falange ptolemaica
y no sabiendo dónde estaba su rey se puso nerviosa.
La falange
seleúcida aguantó un tiempo la embestida enemiga, pero al cabo de un tiempo se
produjo una grieta en las fuerzas del general seleúcida Ninarco, donde las
fuerzas ptolemaicas penetraron, rompiendo la cohesión de la falange seleúcida.
Equecrates,
después de derrotar al ala izquierda seleúcida, atacó el flanco de la falange
adversaria.
Antíoco fue
advertido de lo que ocurría, y con su “Agema” o escuadrón real se dirigió a
toda velocidad para intervenir en la lucha. Pero era demasiado tarde, cuando
llegó ya la cosa no tenía solución y el centro del ejército seleúcida estaba
totalmente roto y en franca huida.
Batalla de Rafia 217 a.C, segunda fase
Tras la
batalla Antíoco pasó la noche en su campamento y al día siguiente tras enterrar
a sus muertos, despojar a sus enemigos caídos y reagrupar a sus fugitivas
tropas, marchó a la localidad de Rafía.
El balance
de bajas era favorable a Ptolomeo, el cual solo había sufrido 1.500 infantes y
700 jinetes muertos más 16 elefantes. Por el contrario Antíoco tenía unos
10.000 infantes y 300 jinetes muertos más 5 elefantes y perdió 4.000 hombres
prisioneros.
Batalla de Pidna (168 a.C.)
Tuvo lugar
el 22 de junio de 168 a.C, en el noreste de Grecia cerca de la localidad
de Pidna en el golfo de Tesalónica. Se enfrentaron el ejército romano bajo el
mando del cónsul Lucio Emilio Paulo Macedónico y el de Macedonia dirigido por
su rey Perseo. Esta batalla puso de manifiesto la supremacía de la legión
romana sobre la rígida falange macedonia.
Antecedentes
En los años
187 y 186 a.C, el rey Filipo V de Macedonia conquistó las ciudades
costeras tracias de Enós y Maronia, lo que inquietó al rey Eumenes de Pérgamo,
quien solicitó el envío en el 185 a.C de una comisión romana para que
investigara la situación.
Los romanos
decidieron que Filipo debía retirarse de ambas ciudades y también de Tesalia.
Filipo, como no se encontraba listo para enfrentarse en una guerra contra Roma,
envió a su hijo Demetrio para que negociara este asunto y así tener tiempo para
prepararse. Demetrio regresó con una respuesta favorable de Roma, lo que causó
gran alegría en el pueblo pero que provocó los celos de su hermano Perseo, que
temió ser excluido de la sucesión, por lo que inventó una intriga debido a la
cual Filipo ordenó la muerte de su hijo Demetrio mediante un veneno en
181 a.C. Posteriormente Filipo se enteró de que había sido engañado por su
otro hijo y sintió gran remordimiento por lo acontecido. Fue abandonado por los
cortesanos y murió dos años después, siendo enterrado sin honores y en una
tumba vulgar.
En
179 a.C, Perseo subió al trono de Macedonia y siguió la política de su
padre de fortalecer su dominio sobre Tracia. Procuró ganarse las simpatías de
los habitantes de las ciudades griegas del norte que deseaban un cambio
respecto a la propiedad de la tierra y de las deudas que los agobiaban. Finalmente
estalló la revolución social y las facciones de los ciudadanos afectados
acudieron a Perseo en busca de ayuda.
Esto alarmó
sobremanera a los senadores romanos, los que decidieron enviar una comisión a
Macedonia, que fue recibida con desprecio por parte del rey macedonio. En el
172 a.C, Eumenes de Pérgamo se fue a Roma y presentó pruebas de las
intenciones hostiles hacia su reino por parte de Perseo. Los romanos le
dispensaron todo tipo de honores y éste, satisfecho, emprendió el regreso a
Asia pasando por el santuario de Delfos para ofrecer sacrificios a Apolo. En
esta ciudad sufrió un atentado contra su vida por parte de asesinos enviados
por Perseo. Este fue el pretexto para comenzar la Tercera Guerra Macedónica
entre Roma y Macedonia.
A principios
de 171 a.C, Roma envió al pretor Gneo Sicino a Apollonia, en Iliria, para
establecer una cabeza de puente en la costa oriental del Adriático para ser
empleada en los futuros desembarcos de sus tropas.
En ese
momento Macedonia estaba en mejores condiciones económicas y materiales para
una guerra que Roma, pero Perseo, en lugar de actuar ofensivamente adoptó una
actitud defensiva esperando el ataque de su adversario.
Batalla del Calicino (171 a.C)
En el
verano de 171 AC, Roma envió al cónsul Licinio Craso al mando de un
ejército consular (dos legiones romanas y dos aliadas) que se trasladó desde
Brindisi a Apollonia. El rey Eumenes de Pérgamo, para cooperar con los romanos,
puso su ejército en pie de guerra.
Perseo,
después de hacer acopio de trigo en todos los campos de los alrededores, mandó
a sus tropas a devastar el territorio de Feras para evitar que el ejército
romano pudiese abastecerse. Al percatarse de que no efectuaban movimiento
alguno repartió entre sus soldados el botín para que organicen un banquete.
En los días
posteriores tanto el cónsul como el rey celebraron consejo para decidir qué
estrategia iban a seguir. La moral de los macedonios era alta al haber
consentido los romanos que devastaran el territorio de Feras; de ahí que la
opinión general era que se debía marchar contra ellos sin más demora.
Los romanos
eran conscientes de que su indecisión era objeto de comentarios negativos entre
los aliados, indignados sobre todo porque no se hubiera prestado ayuda a los
habitantes de Feras.
En plena deliberación
sobre que se podía hacer llega un mensajero despavorido llegó con la noticia de
la aproximación de un gran ejército. Disuelto el consejo se llamó
inmediatamente a las armas; como medida inicial se decidió que salieran 100
jinetes y 100 infantes ligeros de las tropas de Eumenes de Pérgamo.
Sobre la
hora cuarta del día, a poco más de una milla de distancia del campamento
romano, Perseo dió la orden de hacer alto; él se adelantó con la caballería y
la infantería ligera junto a Cotis y los jefes de los otros contingentes de sus
tropas auxiliares. Cuando estaban a menos de 500 pasos del campamento romano se
toparon con dos alas de caballería (duae alae) formadas en gran parte por
gálatas, mandados por Casignato, y unos 150 misios y cretenses de armamento
ligero. Perseo, dudando sobre cuantos efectivos tendría el enemigo, se detuvo y
destacó de la formación 2 escuadrones (turmas) de tracios y 2 de macedonios
acompañados de 2 cohortes de cretenses y de tracios cada uno de ellos.
El combate
finalizó sin que se decidiera la victoria, pues estaban en igualdad numérica y
no llegaron nuevos refuerzos ni de un lado ni del otro. De los hombres de
Eumenes cayeron unos 30, entre ellos el jefe gálata Casignato.
Perseo
regresó a su campamento de Sicurio. Al día siguiente, en torno a la misma hora
(la cuarta) avanzó hasta el mismo lugar con las tropas seguidas de carros con
agua, pues a lo largo de los 15 km que había que recorrer el camino era seco y
polvoriento. Como los romanos no se habían movido, e incluso habían retirado al
interior de la empalizada, las tropas del rey regresaron a su vez al
campamento.
Esta
operación se repitió durante varios días a la espera de que los jinetes romanos
atacasen la retaguardia de la columna cuando se retirase pues la intención de
Perseo era atraerlos a bastante distancia del campamento y hacerles frente
aprovechando la superioridad de su caballería e infantería ligera.
Perseo, al
ver que su plan no daba resultado, aproximó su campamento y lo fortificó a 3 km
del romano. Al rayar el alba salió con toda la caballería y la infantería
ligera.
La vista de
un volumen mayor de tropas y de una polvareda más próxima que de costumbre
causó desconcierto en el campamento romano.
Perseo
alineó a sus hombres a menos de 500 pasos de la empalizada, sobre un cerro
denominado Calícino. Cotis, rey de los odrisas, estaba en cabeza del ala
izquierda con 1.000 jinetes y 1.000 infantes, las líneas de jinetes estaban
separadas por tropas de armamento ligero intercaladas; en el ala derecha
estaban los jinetes macedonios con los cretenses entremezclados en sus
escuadrones; Midonte de Berea mandaba estas tropas ligeras, y Menón de
Antigonea la caballería y el conjunto de este sector. Contiguos a las alas
estaban formados los jinetes reales y tropas auxiliares de élite de varios
pueblos con Patrocles de Antigonea y el gobernador de Peonía, Didas, al frente
de las mismas. En medio de todos se encontraba Perseo; en torno a él, su agema o
guardia personal. Delante suyo situó a 400 honderos y 400 lanzadores, al mando
de los cuales puso a Ión de Tesalónica y al dólope Artemón.
Ejército romano en la batalla de Pidna,
equite con linotorax, príncipe con coraza y yelmo etrusco-corintio, triario con
yelmo montefortino y cota de malla. No llevan grebas. Autor Angus McBride
Publio
Licinio Craso formó a la infantería pesada en el interior de la empalizada y
hizo salir a toda la caballería y la infantería ligera, que formaron delante
del campamento. Cayo Licinio Craso, hermano del cónsul, asumió el mando en el
ala derecha con toda la caballería itálica y los velites intercalados; en el
ala izquierda, Marco Valerio Levino mandaba a los jinetes y los infantes
ligeros de los aliados griegos. El centro lo ocupa Quinto Minucio con el resto
de la caballería. Delante formaron 200 jinetes gálatas y 300 soldados
auxiliares de Eumenes del pueblo cirtio, 400 jinetes tesalios se situaron a
corta distancia por delante del ala izquierda. Eumenes y Átalo ocuparon la
retaguardia, entre la última línea y la empalizada.
Con un
número casi igual de jinetes unos 4.000 y de tropas ligeras por ambas partes,
corrieron a enfrentarse una vez iniciado el combate por los honderos y
lanzadores. Los tracios cargaron contra los jinetes itálicos en el ala derecha
romana sembrando el desconcierto; “los de infantería
golpeaban las lanzas con sus espadas, les seccionaban los tendones a los
caballos o los ensartaban por el costado”.
Perseo se lanzó contra el ala izquierda y el centro de las líneas poniendo en
fuga a los griegos a la primera carga; cuando éstos se dispersaban y eran
acosados por los macedonios, la caballería tesalia, que se había mantenido en
la reserva sin intervenir en el choque separada del ala izquierda por un corto
espacio, al principio se limita a mirar y después, cuando la situación toma un
mal cariz, se replegó poco a poco sin romper las filas y se unió a las tropas
auxiliares de Eumenes facilitando de esta manera a los soldados dispersos por
la huida un refugio seguro entre sus filas.
La falange
que Hipias y Leonato, por propia iniciativa se presentaron a la batalla. El
cretense Evandro, en cuanto ve llegar a la columna de infantería con las
enseñas desplegadas corrió junto al rey y le advirtió con insistencia que no se
deje llevar por la euforia arriesgándolo todo sin necesidad de forma tan
irreflexiva. Perseo le hizo caso y ordenó que se replieguen las enseñas y
regresaran al campamento la columna de infantería; a su vez, se dió el toque de
retirada a la caballería.
Batalla de Calícino 171 a.C. Mercenarios
tracios presentando sus trofeos al rey Perseo de Macedonia después de la
batalla. Autor Johnny Shumate
En el bando
romano cayeron aquel día 200 jinetes y 2.000 infantes, siendo 600 los
prisioneros. De las tropas de Perseo únicamente murieron 20 jinetes y 40
infantes.
Nunca un
ejército romano había estado tan desorganizado, desmoralizado e indisciplinado,
pero Perseo no aprovechó la oportunidad.
Al día
siguiente Perseo se marchó de allí y acampó en Mopselo, altura que dominaba el
valle del Tempe, a medio camino entre Larisa y Gonno.
Los romanos,
sin apartarse de la orilla del Peneo, trasladaron el campamento a un lugar más
seguro. Allí se presentó el númida Misagenes con 1.000 jinetes y 1.000
infantes, además de 22 elefantes.
En
170 a.C. Licinio fue sustituido por el cónsul Aulo Hostilio Mancino, quien
intentó avanzar por la llanura de Tesalia, pero fue rechazado. En el
169 a.C, asumió el mando del ejército romano el cónsul Marcio Filipo, tan
incompetente como los anteriores, quién emprendió la travesía del monte Olimpo
y cuando llegó a Heraclea se dio cuenta de que no podía abastecer a su
ejército. Pero una vez más Perseo no aprovechó la oportunidad y, peor aún, al
ver al enemigo en territorio macedónico, pensó que estaba todo perdido y huyó a
Pidna, ordenando quemar sus naves y ocultar el tesoro en el mar.
Marcio
avanzó cuatro días pero la flota no pudo abastecerle más, por lo que se detuvo
y retiró al sur. Perseo a su vez avanzó hacia el sur y ocupó una posición, en
el Elpeo al sur de Díon, que era prácticamente invulnerable, ante lo cual
Marcio abandonó toda esperanza de atacarla. En esta posición, Perseo trató de
comprar a los aliados de Roma: Gencio de Ilirico, Eumenes y los rodios. También
trató con un jefe celta el servicio de 10.000 jinetes galos, pero con todos,
excepto con los rodios, tuvo problemas en cuanto al precio, no concretando la
llegada de refuerzos.
Mientras
tanto en Roma, la presión popular era enorme por un cambio en la dirección de
la guerra, hasta que el Senado comprendió que no podía continuar entregando el
mando a cónsules incompetentes, que se preocupaban más en enriquecerse que en
combatir, por lo que eligió, como nuevo cónsul, a Lucio Emilio Paulo. Paulo
pertenecía a la antigua nobleza romana era nieto de Emilio Paulo que murió en
Cannas, se había distinguido en diversas campañas en España y Liguria. Tenía 60
años y según varios historiadores era uno de los pocos romanos importantes de
la época capaces de resistir la tentación del dinero.
El primer
acto de Emilio Paulo fue requerir del Senado el nombramiento de una comisión
que investigara la situación existente en Grecia. El Senado aprobó el
requerimiento dejando el asunto en sus manos. Lucio Emilio designó tres
delegados, entre los que se encontraba Lucio Enobarbo, triunfador en Magnesia;
les entregó un cuestionario con preguntas precisas relacionadas con la
situación en Grecia y especialmente con el estado del ejército y la marina en
cuanto a alistamiento, medios y abastecimiento.
Una vez que
los delegados regresaron, presentaron un lapidario informe de la situación: que
los campamentos romano y macedonio se encontraban en las orillas opuestas del
Elpeo, que ninguno de los dos jefes pensaba atacar, que los romanos no tenían
fuerzas suficientes y estaban en la más completa ociosidad, que les restaba
trigo para sólo tres días, que la flota estaba en estado deplorable y que
dudaban de la lealtad de Eumenes.
A
consecuencia del informe de los delegados, Emilio Paulo recibió la autorización
para que seleccionara a los tribunos de sus dos legiones, que sumaban en total
14.000 ciudadanos romanos y confederados latinos más 1.200 jinetes. Además le
permitieron que reclutara dos legiones de 5.000 hombres cada una y 200 jinetes
en Iliria, las que pondría bajo el mando de Lucio Anicio Galo.
Acciones preliminares a la batalla de Pidna
Al comienzo
de la primavera de 168 a.C, Emilio Paulo partió para Grecia. A su llegada,
el ejército estaba escaso de agua, ya que el río estaba seco. Ordenó excavar
pozos en búsqueda de agua, la que encontraron muy pronto. Esto aumentó la buena
reputación del general ante sus soldados. Luego ordenó que todo se efectuara en
forma metódica y en silencio y dio varias tareas para sacar a su ejército del
letargo en que estaba.
Ante la
noticia de la llegada del cónsul Emilio, Perseo se da cuenta del peligro que
corría la costa. En Tesalonica había una pequeña guarnición de 2.000 hombres
bajo el mando de Eumenes y Atenágoras. Allí envió a Androcles con orden de
acampar justo al lado de los astilleros. A Enea se destacaron 1.000 jinetes al
mando de Creonte de Antigonea para proteger la zona costera, con la misión de
partir inmediatamente a cualquier punto donde pudiera desembarcar la flota
romana.
Por lo que
respecta a la zona montañosa por donde podía ser flanqueado envió a 5.000
macedonios, al mando de Histeo, Teógenes y Midonte, a la guarnición situada
entre Pitoo y el paso de Petra.
Tras la
partida de las tropas se dedicó a fortificar la orilla del río Elpeo ya que en
esos momentos el cauce se hallaba seco. Con el objeto de tener a todos sus
soldados disponibles empleó en esta tarea a las mujeres de las ciudades vecinas
que solían acarrear los suministros al campamento.
Emilio
Paulo acampo en la orilla sur del Epeo, y llamó a reunión de oficiales para ver
su estado de ánimo y escuchar proposiciones sobre la línea de acción a seguir.
Desechó el ataque inmediato porque las posiciones macedonias por el lado del
río Elpeo ya que contaban con toda clase de máquinas de guerra, como catapultas
y ballistas. Otra sugerencia fue efectuar una maniobra de rodeo para atacarlo
por el flanco.
Finalmente,
Paulo planificó atacar a Perseo de frente enviando una fuerte columna que
atravesara las vertientes del monte Olimpo y que luego continuara a Pitium y
Petra hasta llegar a Díon, a la retaguardia del campamento macedonio. Unos lugareños
le informaron que los pasos del Olimpo estaban custodiados por tropas
macedonias, por lo que varió su plan original y envió a los extraordinari 8.200
infantes y de 200 jinetes bajo el mando de Publio Escipión Nasica a Heracleum y
que desde allí, en marchas nocturnas, se dirigiera hacia el oeste y ocupara
Pitium para luego avanzar por Petra hasta Díon. Al pretor Octavio lo envió con
la flota y víveres a Heracleum para que Perseo creyera que iba a atacar una
posición macedonia en esa dirección.
En cuanto
Escipión se puso en movimiento, para desviar la atención de Perseo, Paulo lanzó
el primero de sus ataques de distracción contra las posiciones macedonias. Se
combatió con armas ligeras por ambas partes debido a lo accidentado del cauce.
El combate se desarrolla allí en medio del cauce, mientras desde las
empalizadas de ambos campamentos observaban el resto de las tropas.
A distancia
se batián mejor las tropas auxiliares del rey, los romanos eran mejores en el
cuerpo a cuerpo. Al mediodía el cónsul ordenó dar el toque de retirada; ambos
bandos habían sufrido bastantes bajas.
Al día
siguiente, con los ánimos más encendidos, el combate es más enconado. Los
romanos eran heridos en mayor medida por toda clase de proyectiles arrojados
desde las fortificaciones macedonias. Cuando se acercaban a la orilla enemiga,
los proyectiles lanzados por las máquinas alcanzaban incluso a los más
alejados. Aquel día el cónsul retiró a sus hombres un poco más tarde, después
de sufrir pérdidas mucho más cuantiosas.
Al tercer día
se abstuvo de combatir y descendió a la parte más baja del campamento como si
fuera a intentar el paso a través del brazo de la fortificación que se extendía
en pendiente hacia el mar.
Batalla de Pidna 168 a.C: Movimientos
preliminares
Mientras
sucedían estos hechos, Escipión Nasica había partido hacia Heracleum siguiendo
las instrucciones del cónsul. Cuando recuperaran fuerzas sus soldados y
oscurece revela al resto de comandantes el propósito de su misión y condujo a
las tropas a Pythium (templo de Apolo) para que descanse el ejército. Allí
alcanzaba las faldas del monte Olimpo.
Entretanto,
Perseo se enteró del movimiento de Escipión por un desertor romano. El monarca
envió 10.000 mercenarios y 2.000 macedonios bajo el mando de Milo para que
bloquearan a los romanos en las faldas del Olimpo. Ambas fuerzas se encontraron
en las montañas y tras un encarnizado combate, los romanos vencieron a los
macedonios.
Perseo, al
enterarse de la derrota de Milo, comprendió que sería atacado desde dos
direcciones. Para evitarlo se retiró hacia el norte en dirección a Pidna,
tomando posiciones en una llanura apropiada para su falange, al sur de
Katerina, que quedaba flanqueada por el rio Aeson y un arroyo.
Paulo, por
su parte, avanzó hacia el campamento Macedonio, situando su campamento al sur
del río.
Se sabe la
fecha exacta de la batalla porque en la noche del 21 al 22 de junio de ese año
hubo un eclipse de luna, eclipse que Paulo hizo explicar a sus tropas de que
era un fenómeno completamente natural. Los macedonios lo consideraron un mal
augurio.
La batalla
empezó de modo casual, por la disputa de una mula de aguadores romanos, que
durante la recogida de agua cruzó el río accidentalmente y fue capturada por
los auxiliares tracios. Los soldados romanos la siguieron, dando muerte a uno
de los tracios que la sujetaba, esto encolerizó a los tracios que estaban de
seguridad y que acudieron a matar a los italianos, varias unidades de vélites
se enzarzaron con los tracios y poco a poco cada vez se fueron uniendo unidades
hasta que ambos ejércitos desplegaron a ambos lados del río Leucus.
Despliegue inicial
El ejército
macedonio disponía de 38.000 infantes y unos 4.000 jinetes, los desplegó de la
manera clásica macedonia: En el ala izquierda la caballería tracia y osiria (2.000).
En el centro los hipaspistas escudos de bronce o
chalcaspides (3.000), a continuación los hipaspistas
escudos blancos o leucaspides (3.000), a
continuación la falange (15.000), a continuación los mercenarios galos y
cretenses (8.000) delante del centro situó los peltastas y tureóforos o thureophoroi que eran
guerreros que llevaban el thureos
o escudo ovalado, javalinas, lanza y espada corta (7.000). En el ala derecha la
caballería macedonia y tesaliana (2.000).
Batalla de Pidna 22 de junio del 168 a.C:
Despliegue de fuerzas
Los romanos
disponían de un ejército consular de 20.000 romanos y aliados itálicos
repartidos entre: 4.800 velites, 4.800 hastati, 4.800 príncipes, 2.400
triarios, 2.400 de cohortes itálicas adicionales y 1.200 extraordinarii. 12.200
soldados de infantería compuestos por: 1.200 arqueros aqueos, 1.000 lanzadores
de jabalina númidas, 1.500 thureophoroi de Pérgamo, 2.000 peltastas misios, 1.000 honderos cirtios
(kurdos), 1.000 lanzadores de jabalina griegos, 4.500 thureophoroi griegos. 4.000 jinetes
repartidos entre: 600 de caballería pesada romana, 1.200 de caballería pesada
itálica, 2.200 de caballería ligera númida y 32 elefantes. Emilio Paulo
desplegó sus fuerzas: En el ala derecha la caballería aliada (2.000 númidas) y
delante de esta 20 elefantes. En el centro situó la legión 2ª romana frente a
los hipaspistas escudos blancos o leucaspides, la legión 1ª romana frente a los escudos
de bronce o chalcaspides, a continuación las dos
legiones aliadas y a la izquierda los aliados etolios (14.000), delante situó
los vélites y thureophoroi (7.200). En el ala izquierda situó la caballería romana e
italiana (2.000).
Tureóforos o thureophoroi. Se trata de
una nueva clase de infantería griega entre el falangita y la peltasta, que era
capaz de enfrentamiento a distancia y en la lucha cuerpo a cuerpo. Llevaban un
yelmo, un thureo o escudo alargado ligero de madera cubierto de cuero, varias
jabalinas y una espada corta. Autor Angus McBride
Desarrollo
Perseo tomó
la iniciativa y cruzó el río primero con los peltastas que hacen retroceder a
lo vélites romanos y protegidos por estos, cruzó la falange. Paulo envió
sus elefantes contra el ala izquierda macedonia, que pronto fueron dispersados.
La falange
choca contra la legión y al igual que en Cinocéfalos, los romanos y aliados
empiezan no encuentran huecos en la legión y son incapaces de mantener la
presión, comenzando a retroceder hacia las faldas del monte Olocro, al
principio mantienen la formación, pero poco a poco empiezan a perder el orden.
Romanos contra macedonios. Autor Vladimir
Vaksheyev
Batalla de Pidna 168 a.C. Legionarios de
la 1ª legión contra chalkaspidos o escudos de bronce. Los infantes romanos
están basados en el monumento de Emilio Paulo en Delfos. Las grebas han
sido abandonadas del todo. Las filas delanteras llevan yelmo tipo Monteforino y
coraza musculada, Las filas traseras cota de malla y yelmo
etrusco-corintio. Autor Angus McBride
Batalla de Pidna 168 a.C. La falange
haciendo retroceder a la legión. Juego Total War
Perseo, en
lugar de emplear su caballería y tropas ligeras en la persecución, hizo avanzar
a sus falanges por el terreno cada vez más accidentado de las faldas del
monte, perdiendo la cohesión y rompiendo la formación. Los centuriones
comenzaron a infiltrar a sus hombres por los huecos que dejaba el enemigo, para
golpear por los flancos desprotegidos y la retaguardia de los falangistas y
así, poco a poco, grupos de legionarios se fueron rompiendo las líneas
macedonias.
Batalla de Pidna 168 a.C: Falange contra
legión, los legionarios buscando huecos en la falange. Autor Peter Connolly
El hueco
más grande se produjo entre la falange y los tracios, cuando la falange
persiguió a los pelignos (legión aliada) y los tracios fueron detenidos
por los aliados griegos. Una vez que los romanos rompieron la formación
la lucha se volvió entre grupos aislados que luchaban cuerpo a cuerpo, lo que
favorecía a los romanos que estaban acostumbrados al cuerpo a cuerpo, mientras
que los macedonios, su principal instrucción era con la sarisa, la batalla se inclinó del
lado romano. La batalla no duró más de una hora y la falange fue masacrada, la
caballería macedonia, que prácticamente se encontraba intacta, abandonó el
campo de batalla y Perseo huyó con ella a Pella.
Hastato romano contra falangita
macedonio. Una vez que se rompía la formación, los romanos eran superiores a
los macedonios en la lucha cuerpo a cuerpo. Autor Johnny Shumate
La matanza
que siguió fue terrible. Según Livio los macedonios sufrieron 20.000 muertos y
6.000 prisioneros, a los que después se les sumaron otros 5.000 capturados en
la persecución. Los romanos perdieron poco más de varios centenares de hombres
(700 muertos y 400 heridos).
Rendido
Perseo, Paulo le prometió respeto a su dignidad, animándole a confiar en la
clemencia del Senado. Sin embargo, poca clemencia obtuvo el rey cuando fue
llevado a Roma como parte del séquito de prisioneros. Vivió el final de sus
días como cautivo en una villa romana.
Secuelas
En cuanto
Roma supo el resultado de la batalla, dispuso que todos los estados de
macedonios y griegos, amigos y enemigos, fueran despojados de su fuerza.
Macedonia desapareció siendo dividida en una federación compuesta por cuatro
ligas republicanas.
Emilio
Paulo tuvo que permitir, contra su voluntad, que fueran saqueadas setenta
ciudades y se vendiera como esclavos a 150,000 hombres. Roma, una vez que
aplastó a sus enemigos, hizo lo mismo con sus aliados.
En el año
152 a.C, un tal Andrisco que se proclamaba hijo de Perseo de Macedonia, reunió
un ejército de tracios con el que invadió Tesalia. Fue derrotado en el 148 por
Quinto Celio Metelo, la lucha fue seguida por varios pretendientes y una vez
aplastados en el 146 a.C, las 4 Ligas se convirtieron en una provincia romana.
Mientras
tanto la Liga Aquea quebrantó la paz, y J. Metelo marchó contra Corinto, tras
derrotar a los aqueos en el istmo, entró en Corinto, saqueando el territorio.
Pasando a ser responsabilidad del gobernador de Macedonia.
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