ARQUEOLOGÍA DE LA COLONIZACIÓN GRIEGA
LOS
PUEBLOS DEL MAR
Los micénicos también sucumbieron ante una invasión
de pueblos, "los pueblos del
mar". Es un antecedente de lo que le sucederá al Imperio romano de
Occidente, que sucumbirá ante la invasión de un enjambre de pueblos de allende
sus fronteras. Conocemos con bastante precisión las correrías de los apodados
"pueblos bárbaros" por la Europa meridional en que se asentaba el
Imperio romano de Occidente. Algo así sucedió hacia al año 1.200 AEC en todo el
Mediterráneo oriental.
Situémonos en la zona. Y digamos que lo que hoy es Turquía se
llamaba entonces la península de Anatolia. En ella se asentaba el
Imperio hitita y un poco más al sur estuvo el Mittani.
Todavía más al sur, Asiria y por fin, Egipto. Pues bien, cuando Anatolia
fue siendo conquistada por los romanos y pasó a formar parte del Imperio
romano, pasó a llamarse Asia Menor y formó una provincia
romana. De modo que a la actual Turquía la denominaremos Anatolia
por ahora y más tarde, Asia menor.
Todos ellos, micénicos, hititas, mittanios,
asirios y egipcios van a sufrir las inclemencias de la invasión de "los
pueblos del mar", invasión que descabalgará alguna que otra
civilización, como la micénica y la hitita.
Situémonos en la zona. El Imperio egipcio mantiene relaciones diplomáticas con
los Imperios vecinos, con los hititas, con el Mittani,
con Asiria y con Babilonia. Entre ellos hay un equilibrio de fuerzas. Atrás ha
quedado la etapa de disputas fronterizas.
Pero un factor de inestabilidad se cierne sobre la zona más
civilizada del globo: En el centro de la moderna Europa unos pueblos se sienten
obligados a cambiar de aires y van a emigrar al sur, donde el clima es menos
extremo. Los arios se ponen en camino y a su paso van a sembrar el desconcierto
y el caos. Las flechas rojas del mapa indican la presencia de los llamados "pueblos del mar"
sobre las potencias de la zona. Las más débiles sucumbirán a su paso y
desaparecerán para siempre de la Historia, los micénicos, los hititas
y el Mittani. Los egipcios y los asirios resistirán su impacto y
lograrán superar la dura etapa.
Uno de los pueblos que
mencionan son los Akhiyawas, que los lingüistas identifican con los aqueos de los poemas homéricos. De
hecho uno de sus reyes lleva el nombre Alakshandu, identificado con el
nombre griego Alexandros (Alejandro). Este pueblo invade Troya.
La causa podría ser económica ya que en la Guerra de Troya, que duró
diez años, se jugaba el dominio del comercio micénico.
Calco
extraído de Medinet Habu en el que se representa la Batalla del Nilo, momento
en que Ramsés III masacró a la coalición de Pueblos del Mar.
Los egipcios también
mencionan varios de estos pueblos a los que colectivamente llamaron Pueblos
del Mar:
· Los sharden (sardos)
que después se asentarían en Cerdeña -de ahí le viene
el nombre-.
· Los shekelesh (sículos) que se asentaron más tarde en la isla de Sicilia
-de ellos toma nombre-.
· Los denien (danaos) que es uno de los nombres con los que se refiere Homero en la
Iliada a los griegos.
· Los lukki (licios) que se
asentaron en la región de Turquía, más tarde llamada Licia.
· Los peleset (filisteos) que tantas veces se
mencionan en la Biblia y a cuyo gigante Goliat derrotó el rey
David con una honda. Su habilidad para la
navegación les hizo dominar el comercio en el Mediterráneo.
El fin de las ciudades estado micénicas se ha
atribuido tradicionalmente a la invasión de los dorios. Los dorios
sería la tercera invasión que sufriría la Hélade, tras la de los jonios
y eolios. Pero los jonios y eolios se situaron finalmente
en la costa occidental de Anatolia, mientras los dorios lo
habrían hecho en pleno Peloponeso, sustituyendo a los micénicos.
Tras los dorios, a la vez que ellos, o siendo los dorios parte de
una invasión más amplia, habla la Historia de "los pueblos del mar" y de los arios,
tribus que hablaban una lengua que dará origen a la familia de lenguas
indoeuropeas. Los arios llegarán hasta la India. Un personaje de triste
memoria pondrá de moda el calificativo de ario significando algo muy
distinto a lo que fue, una mezcla heterogénea de pueblos primitivos con armas
más duras que las de los demás.
Mapa con la
destrucción de los palacios micénicos y la migración de griegos hacia Asia
Menor.
En una biblioteca de Madrid, tuve en mis manos un Diccionario
Comparativo de las Lenguas Indoeuropeas, elaborado por R. L. Turner.
Me quedé sorprendido de los miles de palabras que se han rastreado y que son
coincidentes en unos 215 idiomas, dialectos o lenguas de pueblos que se
distribuyen desde la India hasta la parte más occidental de Europa. Entre
ellos, el francés, el inglés, el griego, el dialecto castellano de los gitanos
europeos, el ruso, el turco, el kurdo, el tibetano, el bengalí y un largo
etcétera.
Un ejemplo podría ser la palabra ántara que en numerosos idiomas que derivan del indoeuropeo
significa interior, cercano o intervalo. Sabida es la
tendencia de los gitanos europeos a acortar las palabras. Ellos dicen andre
y dre para en, dentro.
De modo que con la llegada de los arios, indoeuropeos,
dorios o "pueblos del
mar" llegó el desastre. Lo mismo que sucedió cuando los suevos,
vándalos, alanos, hérulos, alamanes, hunos, jutos,
burgundios, godos, anglos y sajones se metieron de
rondón por el Imperio romano de Occidente y lo hicieron trizas. Decayó la
civilización durante casi 1.000 años. El crack heleno no fue tan
tremendo, duró hasta el siglo VIII, unos 400 años. Los que se denominan "edades
oscuras".
Una vez asentados los invasores, el mapa de la Hélade
se convierte en un mosaico. Los jonios, en rosa, al Noreste de la
Hélade y en la parte occidental de Anatolia. Los eolios,
en marrón, justo encima. Los dorios, en morado, al Sureste del Peloponeso
y en la isla de Creta. Hay unos griegos noroccidentales y los arcadios
en la Arcadia.
Mapa de las
migraciones griegas.
Los micénicos, y antes que ellos los minoicos,
dominaban el comercio por el Mediterráneo. Tras la invasión, el comercio de
reduce y aun llega a anularse. Ello dará ocasión al pequeño pueblo fenicio de
ocupar el lugar de los micénicos. Con el comercio llegaban el
cobre y el estaño, el oro, el ámbar y alimentos que no se cultivaban en la Hélade.
Sin él, los poblados se ven abocados a la economía de subsistencia, producir lo
necesario para vivir sin lujo alguno. Cae la producción, no se construyen sino
chabolas y barracones. Es como una vuelta al Neolítico.
No hay mucho que hablar de un período de retroceso como son las edades
oscuras. La gente vive en chabolas y los escultores y orfebres yacen
en el desempleo.
Excavaciones recientes han hallado en la isla de Eubea
interesantes muestras de cómo se vivía en la zona durante las épocas oscuras.
En un amplio habitáculo, de casi 50 metros de longitud por 10 de anchura,
dividido en varias salas mediante tabiques, se encontraron dos fosas hacia la
mitad de la cabaña. En una de ellas se había depositado el esqueleto incinerado
de un hombre junto al esqueleto de una mujer, recubierta de láminas de oro y
joyas. En la otra fosa, los esqueletos de cuatro caballos. ¿Era la cabaña su
morada, como parecen denotar las vasijas de almacenamiento de la zona
redondeada extrema, o un monumento funerario construido por los moradores del poblado?
Se ha podido datar la construcción como de los años 950 a 1.000 AEC, lo que la
sitúa en medio de las edades oscuras.
Periodo Geométrico
La antigua colonización griega comenzó en una fecha próxima, durante
el llamado El
Periodo Geométrico Tardío (760-690 a. C.) Grecia
es un país rodeado de agua y el mar siempre ha desempeñado un papel importante
en su historia. Los
antiguos griegos eran gente de mar a la búsqueda activa de oportunidades para
el comercio y la fundación de nuevas ciudades independientes en las zonas
costeras a través del Mar Mediterráneo.
Alrededor del año 750 AC las ciudades griegas comenzaron un
proceso de expansión por el cual fundaron colonias a lo largo del Mediterráneo.
Las ciudades griegas se encontraban bastante limitadas en cuanto a lo
territorial, ya que normalmente cada ciudad se hallaba en un valle rodeado por
montañas y el mar, lo cual hacia que sus recursos fueran limitados y por ende
la capacidad de albergar grandes poblaciones. Para enfrentar este problema de
forma ordenada se organizaron expediciones para fundar nuevas ciudades.
Fueron colonizadas las costas de Asia Menor sobre el mar Egeo,
Chipre, zonas costeras del Mar Negro, partes del norte de África, Sicilia, el
sur de Italia, Córcega, el sur de Francia y el noreste de España. Con la
conquista persa de Asia menor, mucha de la población griega que había allí emigro hacia el sur de Italia potenciando
su poblamiento. Con esta expansión la civilización griega paso a ser una de las
más importantes del mundo con varios millones de habitantes, a pesar de no
tener un poder central, si influencia cultural fue notable.
En Jonia las principales
ciudades a lo largo de la costa de Asia Menor prosperaron y cultivaron las relaciones con otros centros prósperos
como Sardis en Lidia, que fue gobernada por el legendario Rey Creso en el siglo
VI a. C. En efecto, en ese momento, los griegos controlaban gran parte del este
del Mar Egeo y se habían establecido ciudades independientes hacia el norte a lo
largo del Mar Negro. Esta región en particular, tenía conexiones comerciales
con las regiones del norte que daba acceso a las materias primas más valiosas
como el oro.
LA COLONIZACIÓN GRIEGA
El nombre griego de este
fenómeno es colonia que implica el traslado de casa a otro lugar. Surge en el siglo VIII a. C. y se prolonga en
siglos posteriores. La época de mayor actividad colonizadora son los siglos
VIII, VII y VI.
CARACTERÍSTICAS:
· Las nuevas comunidades
mantenían su independencia y autonomía respecto a la metrópolis.
· Relación con la metrópolis:
vínculo de carácter sentimental o religioso.
DEFINICIÓN DE COLONIA: estado totalmente nuevo e
independiente cuya autoafirmación se realiza en medio extranjero.
· Los colonos perdían el
derecho de ciudadanía de su ciudad originaria, disfrutando sólo el de la ciudad
recién fundada.
· Adoptaba las instituciones
políticas vigentes en su metrópoli.
· Buenas relaciones entre la
colonia y la metrópoli. Siguió en cierta medida las pautas de la metrópoli pero
en un marco de gran libertad.
CAUSAS DEL PROCESO DE COLONIZACIÓN:
1) Políticas:
· Descontento generado en el
seno de las polis por los regímenes aristocráticos y oligárquicos.
· Situación de injusticia provocada
por el desigual reparto de la riqueza cuyo elemento básico era la tierra.
· Deterioro general provocado
por el aumento demográfico, la escasez de tierras y la desaparición de la
antigua solidaridad del clan.
· Aparición de la esclavitud
por deudas motivada por el endeudamiento progresivo del pequeño campesinado que
no podía mantener sus propiedades.
· Conflictividad aguda
determinante del desencadenamiento de un cambio de sistema político >
aparición del árbitro o legislador > tirano
2) Económicas:
· Stenochoría estrechez del espacio, fig.
dificultad:
falta de tierras que motivó la búsqueda de nuevos establecimientos.
· Comerciales: factor que explica algunos desplazamientos en la 2ª fase de la
colonización.
En este periodo el estudio de la
arqueología es la etapa, en la que se
producen las más importantes innovaciones, de las que podemos señalar:
·
Presencia
de objetos extranjeros en lugares en los que su existencia era antes
algo esporádico.
·
Introducción
del alfabeto: está
en función del comercio y es una manifestación de prestigio social y político.
·
Resurgimiento
de los santuarios
·
Incremento
de la calidad y cantidad de los edificios
·
Comienzo
de la literatura: se
produce la difusión de los poemas homéricos y los trabajos de Hesiodo como la
Teogonía, de la que se extrajo todo el componente cultural y religioso del
panteón griego.
·
Desarrollo
del comercio: ámbito
helénico y extra-helénico.
·
Creación
de las “Polis”.
Con respecto a este último
dato, habría que explicar de forma sucinta lo que implica la creación de
estos centros de amalgamiento de la población, es decir, las polis:
Existencia de un centro
(ciudad): es
el lugar en el que residen los órganos de gobierno, a la vez que es un centro
social, administrativo y religioso. Desde ella se dirigen el conjunto de los
territorios. Además, se recibe la mayor parte de los recursos de la comunidad
para dotarla de los equipamientos que la permitan cumplir su función.
La ciudad debe contar con
un Ágora: debe
estar situada en el centro de la ciudad, y su función principal es ser mercado
y después lugar de reunión de la asamblea. En el siglo VIII a. C. se documentó
en la ciudad de Smirna. A partir de ahora, en ciudades recién creadas se
tenderá a reservar un espacio para el ágora. En las viejas ciudades poco a poco
se irá despejando lugares previamente ocupados por habitaciones, y se tenderá a
utilizar como el lugar en el que se congrega la asamblea, y en este caso será
el momento en el que se lleven a cabo deliberaciones y se produzca la
comunicación entre gobernantes y gobernados, todo ello presidido por el rey (primus
inter pares) y el heraldo.
Presencia de un santuario
dedicado a la divinidad titular: el emplazamiento habitual es la
acrópolis, que mientras que en la época micénica era la sede de los
gobernantes y en la época oscura era un lugar deshabitado aunque
recordando a quienes vivían en el entorno que allí se había alzado el centro
del poder político, en la época geométrica el prestigio de una ciudad se
medirá por el tipo de santuario dedicado a su divinidad, por lo que toda la
comunidad intervendrá en su embellecimiento y en el almacenamiento de riquezas.
En la Acrópolis se sitúa la
divinidad tutelar. En época micénica la Acrópolis es la sede de los
gobernadores. En época oscura queda deshabitada, pero las ruinas recuerdan que
es el lugar de centro político. En época geométrica el prestigio de la
ciudad se medirá por el tipo de santuario dedicado a la divinidad. Toda la
ciudad intervendrá en el enriquecimiento del templo.
Es necesaria la existencia
de un territorio para hablar de polis. De esta, se extraen los medios de vida,
principalmente agrícolas. Debe haber una estrecha vinculación entre el
territorio y el centro de las polis, que se da mediante los santuarios
extraurbanos dedicados a divinidades que protegen los cultivos los bosques, la
caza y la frontera estatal.
Hay una existencia de
ordenamiento jurídico, no fijadas por escrito, conocidas y aplicadas por los
Aristoi. La organización de la sociedad se divide en tres grupos:
Aristocráticos:
· Aristoi.
· Basileus.
No
aristocráticos:
·
Campesinos,
que son la espina dorsal del siglo VIII a. C.
·
Artesanos
·
Comerciantes
Dependientes:
·
Símbolo
del auge social y económico del círculo dirigente
Arquitectura geométrica
Las manifestaciones que se
conservan son muy pocas ya que:
·
Los
materiales de construcción son perecederos: adobe y madera (para muros) o
madera y paja (para techumbres).
·
Hay
un desarrollo de las ciudades que destruyen los edificios más antiguos.
A)
Arquitectura doméstica.
Hay varios tipos de
plantas: obsidiadas, ovales, cuadradas y rectangulares. En las Islas de
Creta y el Egeo encontramos una pervivencia de la arquitectura doméstica de
la Edad del Bronce. La planta es rectangular o cuadrada, los tejados son planos
o aterrazados. La técnica empleada se compone de zócalos de piedra y el alzado
de adobe o madera (postes). La pared se enluce con barro.
En el Continente el
tipo de construcción deriva de los mégara micénicos. La técnica constructiva es
la misma que en las islas. En la arquitectura doméstica, no se constata en el
enlucido decoración de pinturas con temas geométricos que sí aparecen en la arquitectura
religiosa. Hay terracotas donde se constatan estas decoraciones (como las
encontradas en Perachora). Las cubiertas son a dos aguas o doble
vertiente.
Para este momento hay que
mencionar el enclave de Emporión (en la isla de Chios), Zagora (en
Andros), Siphnos (en la isla de Siphnos) y Rodas.
Zagora está
ubicada en la Isla de Andros frente
a Eubea. Se mueve entre el siglo IX-VIII a. C. y está en una acrópolis
protegida por una muralla. Son casas de planimetría sencilla, con 2 o 3 habitaciones.
No se ha reconocido ningún edificio singular (ni lugar de culto, ni edificio administrativo).
Emporión está ubicado en distintos aterrazamientos.
Alzado de Zagora y planimetría de las casas.
B) Arquitectura religiosa
En el periodo geométrico hay
un resurgimiento de los santuarios. Se produce la cristalización de las
prácticas religiosas haciéndose necesaria la construcción de templos
(residencia de la divinidad).
Las terracotas, exvotos en
los santuarios y las plantas de los edificios nos dan a conocer esta
arquitectura. Hay dos tradiciones en la construcción de plantas: Absidazas,
Rectangulares.
Terracotas
El depósito votivo de Perachora (s. IX – VIII a. C.) se encuentra en
el Golfo de
Corinto. Se documentaron tres templos en terracota, de planta absidada (o forma de herradura) con una cimentación de piedra, sobre la que habría un armazón de madera complementado con adobes, enlucido de barro y decorado con motivos geométricos (los mismos que en la decoración cerámica). Los tejados son curvos, con armazón de madera y cubierta de paja.
Corinto. Se documentaron tres templos en terracota, de planta absidada (o forma de herradura) con una cimentación de piedra, sobre la que habría un armazón de madera complementado con adobes, enlucido de barro y decorado con motivos geométricos (los mismos que en la decoración cerámica). Los tejados son curvos, con armazón de madera y cubierta de paja.
El depósito del Templo de Hera en Argos. Se excavo por la escuela de arqueología
británica. La terracota representa una planta cuadrangular, con un pórtico de
techumbre plana, con una cella cubierta con una techumbre a doble vertiente. El
zócalo es de piedra, el alzado de adobe y estará enlucido con barro y decorado.
Edificios conservados.
Es el caso
del Templo de Apolo en Dreros al noroeste de Creta.
Es un templo in-antis, de planta rectangular con una sola nave. El alzado de
estos muros está realizado con piedras de pequeño tamaño sin tallar, incluyendo
el alzado. En el centro de la sala se documentó un hogar central de planta rectangular
flanqueado por dos columnas que soportaban un lucernario para la salida de humo
y entrada de luz. Se localizaron hornos para el sacrificio de animales (cabras
porque se encontraron cornamentas). Además se documentó un banco adosado a la
pared perimetral del fondo con exvotos de bronce in situ. La cronología de este
edificio será del siglo VIII a. C. según su excavador. Los exvotos de bronce
será del siglo VII a. C.
El Templo de Apolo Daphnéforos en
Eretría es de la primera mitad del siglo VIII a. C. Tiene planta de
herradura con un pórtico de techumbre plana, sostenida por dos postes de
madera. El zócalo era de piedra con postes de madera a intervalos regulares.
Entre poste y poste habría una cubierta de paja enlucida con barro y decorada.
Hay una tradición que indica que el propio Apolo lo construyo con hojas de
laurel.
El Templo de Apòlo en Tehermon, Etolia,
hay una ocupación desde el Heládico Antiguo hasta época tardo-helenística.
El templo
de Apolo en Termo era un templo griego arcaico construido en el siglo
VII a. C. en el santuario de Termo, en la región de Etolia, y que
sustituyó al megaron preexistente, conocido como megaron B, que se amplió con
un peristilo de columnas de madera, sustentadas por basas de piedra.
Se trata de
uno de los primeros templos conocidos de estilo dórico, y sus medidas eran
38,20 x 12,10 m. El peristilo, de 5 columnas en los lados cortos y 15 en los
largos, es uno de los primeros que fueron erigidos en la Antigua Grecia.
La primera
estructura arquitectónica que se aprecia en el lugar es la planta absidal del
llamado megarón A, que pertenece al periodo micénico y que fue destruido en el
siglo XII a. C. Se cree que se trataba de la vivienda del caudillo de
la zona y donde los restos de cenizas y de ánforas colocadas en posición propia
de culto a difuntos sugieren que en la fase final de esta infraestructura se
habría desarrollado un culto heroico.
El megaron
B ya no fue un lugar de vivienda sino de culto a una divinidad desconocida,
probablemente un héroe. Contenía restos del periodo protogeométrico y geométrico,
como cerámica, armas de hierro, huesos de animales y cenizas. Algunas de estas
cenizas estaban conservadas dentro de varias pithoi. Tenía un vestíbulo,
una cella rectangular y un opistódomo. Probablemente fue construido tras la
destrucción del megaron A, a principios del siglo XI a. C., mientras
que su destrucción tuvo lugar hacia el año 850 a. C.
El megaron
B parecía hallarse rodeado por columnas de madera con una cabecera en forma de
ábside, de las que se conservan las bases, pero se ha determinado que estas
columnas no fueron colocadas en el momento de la construcción del megaron, sino
después de que este fue destruido. Se supone que tenían la función de sostener
un edificio de madera que existió entre el fin del megaron B y la construcción
del gran templo arcaico.
El gran
templo arcaico, o templo C es del 630 - 620 a. C. y fue construido
directamente encima del megaron B.
Se trataba
de un templo períptero (completamente rodeado de columnas) y pentástilo, con
una cella desproporcionadamente larga respecto a su anchura. Estaba rodeado por
cinco columnas frontales y posteriores y quince en los laterales, todas ellas
de madera que se alzaban sobre bases de piedra rudimentarias. No constaba de pronaos,
aunque sí de opistódomo. Las paredes de la cella eran de ladrillo mientras que
la estructura era de madera. En el interior de la cella había una hilera de
diez columnas que la dividía en dos y que debió sostener un techo de madera.
El primer entablamento
del templo constaba de un frontón en la fachada principal, del que ha
sobrevivido un fragmento de un cimacio de forma curva. Las tejas tenían
gárgolas pintadas de negro o rojo oscuro con formas de cabeza de hombres
imberbes o de Gorgona y con antefijas con forma de cabeza femenina. Se ha
supuesto que esta decoración sirvió de modelo para la del templo de Artemisa de
Corcira. La presencia de la decoración con forma de cabeza de Gorgona se
relaciona con rituales religiosos en los que las máscaras ejercían un papel
fundamental.
Se han
identificado fragmentos de un segundo entablamento que fue realizado en la
segunda mitad del siglo VI a. C. El templo adquirió un segundo
frontón en la parte trasera. En las gárgolas se alternaban las representaciones
de cabezas de hombres barbados con cabezas de sátiros y entre ellas había
antefijas de forma de cabezas de mujer. Las tejas del techo se decoraban con palmetas
de colores negro y rojo. En las acroteras laterales se representaban dos esfinges
en cuclillas y en la central una Niké.
Las metopas
de terracota, que se hallaban alternadas con triglifos, pertenecen al primer
entablamento. Fueron pintadas en negro, blanco, marrón, púrpura y naranja. En
ellas se representan escenas de mitos. Se conservan las siguientes representaciones:
Aedón y Quelidón (identificada por una inscripción) matando a Itis; tres
divinidades de largos cabellos, quizá Apolo, Artemisa y Leto; Perseo corriendo
con la cabeza de Medusa; un cazador barbudo y con largos cabellos, con un arco
y una aljaba; un Gorgoneion; dos figuras femeninas que hacen caer sus quitones
quedando desnudas hasta la cintura, que quizá representen a las Prétides;
fragmentos de un animal fantástico y otros fragmentos diversos entre los que se
encuentran dos cabezas de león.
Tradicionalmente
se considera que en el templo C se rendía culto a Apolo, lo cual es apoyado por
inscripciones del periodo helenístico que mencionan a Apolo Termio, pero no se
puede asegurar que en periodos anteriores se rindiera ese mismo culto a Apolo,
y se ha sugerido que podría haberse venerado a Artemisa.
Este templo
fue arrasado por el rey Filipo V de Macedonia en dos ocasiones (los años 218 y
206 a. C.) Durante el primer saqueo los macedonios incendiaron miles
de armas que se hallaban colgadas en los pórticos tras apoderarse de las más
valiosas, también prendieron fuego a los pórticos y derribaron más de mil
estatuas y rompieron todas aquellas que no tenían inscripciones dedicadas a
dioses o los representaban. Estas las respetaron. En la segunda incursión
destruyeron lo que habían respetado en la primera.
Después de
la destrucción se reconstruyó en el siglo II a. C., pero perdió
progresivamente su importancia con el declive de la Liga Etolia hasta que fue
abandonado en la época romana. Este declive es confirmado por la presencia de
tumbas del siglo I a. C. y un cementerio paleocristiano en una zona
principal del santuario.
En el
Heládico Antiguo habría más cabañas de planta circular. Hay construcciones del Heládico
Medio y Reciente que son de planta absidada y otras de planta rectilínea.
Destacaría
el MÉGARON A en el Heládico Reciente. El sistema constructivo es
a base de un zócalo y las paredes son en madera y barro, inclinadas hacia el
interior. La techumbre era de tejados curvos. Podría ser una residencia
palacial en origen que posteriormente pasa a convertirse en un templo. En el periodo
geométrico destacaría el MÉGARON B, entre el S. X-IX a. C. Guarda
afinidades con el Mégaron A, por lo
que posiblemente el arquitecto de este edificio habría visto en pie el Mégaron
A. Es una planta rectangular dividida en tres plantas. Alrededor del edificio
hay placas de piedra que formaría una perístasis al sostener postes de madera.
Es el templo períptero más antiguo de Grecia. El pórtico va de forma absidada
conforme a la planta, no paralela. En el periodo orientalizante, se realiza
el siguiente templo, sobre el anterior, que perdura hasta época
tardo-helenística.
El Templo de Hera en Argos
El Hereo
de Argos era el templo principal del santuario en la Argólida dedicado a Hera,
cuyo epíteto «Hera Argiva» (Here Argeie) resulta conocido para los
lectores de Homero. La propia Hera afirmaba ser la protectora de Argos, donde
se guarda el recuerdo en una representación arcaica y anicónica de la Gran
Diosa en un pilar. El sitio, que podría ser el punto de origen del culto a
Hera en la Grecia peninsular, se halla entre Argos y Micenas, dos importantes
ciudades micénicas. El viajero Pausanias, que visitó el sitio en el siglo II,
se refiere a la región como Prosimna. Según Pausanias, Prosimna, Eubea y
Acrea, las tres hijas del río Asterión, fueron las nodrizas de Hera.
Presenta
una columnata central para sostener la techumbre y un basamento descentrado,
para verse desde fuera, donde colocar la imagen de la divinidad en madera (XOANA). Será del siglo VIII a. C.,
pero en un momento cronológico impreciso se rodea de perístasis. En el siglo
VII a. C. desaparece la columnata central y se produce el despoblamiento del
templo y el centrado del basamento.
El centro
del santuario era el templo, proyectado, realizado y realzado por la
disposición del terreno en terrazas.
El templo
se alzaba en la ladera del monte Acrea,[4]en
cuya cima han aparecido los restos de la acrópolis micénica de Prosimna, y era
el más importante de la región. La elección de este lugar pudo deberse a dos
motivos:
·
El poder político argivo
dependía del control de llanura y la posición prominente del Hereo debió ser un
símbolo ostentoso de su autoridad.
·
También pudo estar
condicionada por los restos de un asentamiento que data del Periodo Geométrico.
El periodo
de mayor expansión constructiva del Hereo de Argos fue el siglo
V a. C., y siguió funcionando como lugar de culto hasta la época romana,
como se deduce de la descripción que hizo Pausanias del santuario.
Según una
leyenda recogida por Dictis de Creta, Agamenón fue elegido en el Hereo para
liderar a los argivos contra Troya. Las murallas y los primeros descubrimientos
del sitio datan del Periodo Geométrico, durante el que fue compuesta la Ilíada.
Un asentamiento heládico precedió la construcción del santuario.
El témenos
se extiende a lo largo de tres terrazas escalonadas artificialmente, al pie del
monte sobre un sitio con una vista imponente de la planicie argiva hasta Argos.
El templo arcaico (siglo VII a. C.), estaba erigido sobre la terraza
más alta y fue destruido por un incendio en 423 a. C. Un altar al
aire libre se erigía también en el nivel superior. En el altar, según Pausanias,
estaba esculpida la boda de Hebe y Heracles.
Fue uno de
los primeros templos con columnas de Grecia, lo que subraya el papel prominente
de una ciudad como Argos o Corinto en el desarrollo de la arquitectura griega.
El interior
de adobe del templo arcaico no se conserva, pero sí queda parte del zócalo de caliza,
con las marcas correspondientes a las columnas de madera. Las tejas, de arcilla
según algunos, se pusieron ya en el tejado original o se colocaron al repararlo
posteriormente.
Periodo
Orientalizante (s. VII a inicios del s. VI a. C.)
El término hace alusión a aspectos arqueológicos y artísticos que
recibirán una influencia oriental, sobre todo, en cerámica y arquitectura. La
influencia oriental acabará aproximadamente en el S. VI.
Es el momento de la expansión colonial o la aparición de la poesía
lírica. Este género se puede usar como fuente, con un espíritu crítico. Esta nos informa
sobre asuntos políticos (no reflexiones, sino deberes de ciudadanos sobre las
polis), descripciones de combates (exhortaciones a combatientes como las que
hacen Calino de Efeso o Tirteo de Esparta, o al contrario, contra la guerra
como Arquiloco).
Ahora aparece la moneda y las transformaciones urbanísticas
conllevan a:
·
La primera monumentalización
de las ciudades.
·
Destacar tres tipos de
intervenciones:
·
Obras para el abastecimiento
de agua
·
Obras portuarias
·
Grandes edificios públicos
como los templos de piedra
Otro dato interesante es que es que se generaliza la
escritura, así como el establecimiento de las bases jurídicas por escrito (Zaleuco es el primer legislador). El
sistema de gobierno deja de ser la aristocracia, pasando a ser una tiranía que
se caracteriza por:
· La ilegitimidad (actos de fuera para subir al
poder),
· Apoyo popular
· Hostilidad hacia la aristocracia,
· Pero origen aristocrático
Como consecuencia de las tiranías se producen
acontecimientos como:
· Desaparición de las viejas familias,
· Ascensión de nuevos grupos de poder o no
aristócratas),
· Reparto de tierras,
· Fomento de la artesanía el comercio y las
obras públicas.
· Desarrollo de un comercio profesional en busca
de beneficios, en el que participan los aristoi como armadores socios capitalistas, prestamistas o en el comercio
ultramarino). Un aristoi que participo en empresas comerciales será Colaios
de Samos (con Egipto y quizá llegó a Tartessos).
A través de las ofrendas a los santuarios conocemos los lugares
que se visitaban: el santuario de
Hera en Samos tenía objetos de todo el Mediterráneo: Chipre,
Egipto, Siria-Palestina, Península Itálica, Península Ibérica. (peines de marfil de Carmona
quizá traídos por fenicios o quizá por griegos samios).
En el lugar
se distinguen varias fases constructivas, la primera de las cuales data del siglo
VIII a. C. El primer templo de Hera es un estrecho templo de planta
rectangular alargada (33 metros de largo por 6,50 de ancho), probablemente de estilo
dórico. Es el primero que alcanza la longitud de cien pies (hecatómpedon),
medida que constituirá el canon de los templos griegos posteriores. En este
templo se utiliza por primera vez una columnata central para sostener la
techumbre y un peristilo de columnas de madera para rodear el edificio. La
estatua de la diosa situada en el fondo del templo estaba descentrada para
evitar su colocación detrás de las columnas y así potenciar su visión. Las
partes de madera expuestas a las inclemencias del tiempo se cubrieron con
placas de arcilla, de donde surgió un nuevo sistema de decoración, precedente
de las metopas y frontones de los templos posteriores.
En el año 540 a. C.
los arquitectos Reco y Teodoro construyeron sobre el anterior un templo díptero,
es decir, con un pórtico de dos columnas de fondo, que lo rodeaba por completo.
Tenía un pronao techado, enfrente de una cella cerrada. Cella y pronao fueron
divididos en tres pasillos iguales por dos filas de columnas que partían del
pronaos y atravesaban el templo. El resultado fue que Hera era venerada en un
templo encajado dentro de un bosque estilizado de columnas, de ocho por
veintiuna. Las columnas estaban sobre bases inusuales que estaban estriadas
horizontalmente.
El Hereo de
Samos fue el primero de los gigantescos templos jónicos. Desafortunadamente
sólo estuvo de pie aproximadamente una década antes de que fuera destruido,
probablemente por un terremoto.
El tercer
templo de Hera, el llamado Templo de Polícrates, se construyó 40 metros al
oeste de los anteriores. Este templo tiene la planta de mayor extensión de
cuantas se conocen. Uno de los kuroi del Hereo sobrevive en el Museo
Arqueológico de Samos.
Kore
(estatua arcaica de una joven doncella) del Heraion de Samos. Lleva una
inscripción en alfabeto Jónico: "Cheramyes me dedicado a Hera, como un
regalo". Mármol, hecho en Samos, ca. 570-560 a.C.
Considerado
como el lugar de nacimiento de la diosa Hera, el Heraion fue uno de los
primeros santuarios griegos en tener un templo construido, ya desde el siglo
octavo antes de Cristo. Originalmente se erigió de madera, para más tarde ser
reemplazado por versiones de piedra cada vez más elaboradas, que culminaron con
la construcción de uno de los más famosos y más monumentales templos jónicos
del siglo VI antes de Cristo.
El Heraion de
Samos. Plano de los principales edificios del santuario desde el siglo VI a, C.
El templo principal fue construido entre los años 570-560 a. C. bajo la supervisión del arquitecto Rhoecus.
Las dimensiones eran únicas, 105 x 52,5 metros, con dos filas de columnas
rodeando la cella (díptico), octástilo (ocho columnas en fachada) y jónico.
De aquel
edificio y de los construidos en siglos anteriores apenas quedan los
cimientos. Sin embargo las excavaciones arqueológicas en el santuario durante
más de un siglo han proporcionado miles de objetos que formaron parte de las
ofrendas que miles de visitantes dejaron allí durante siglos. La cantidad de
los hallazgos es comparable con lo encontrado en los principales centros
religiosos del momento como Olimpia en el Peloponeso, Delfos en
Grecia central, Samotracia en el Egeo y, por supuesto, la Acrópolis
de Atenas.
Ruinas del
santuario de Hera en Samos. Se podía acceder desde la ciudad a través de una
gran avenida o incluso directamente desde el mar.
Los exvotos de pequeño formato.
Más allá de los números absolutos, lo que es más
llamativo del conjunto de los hallazgos del Heraion es su inusualmente amplia
gama de orígenes geográficos de donde proceden. Se puede decir realmente que se
trataba de una santuario "internacional" fruto de la posición de la
isla en varias importantes rutas comerciales. Se han encontrado ofrendas
procedentes de Mesopotamia, Egipto, Chipre, Creta, Fenicia, Anatolia y, por
supuesto, Grecia continental.
Estatuilla de
bronce de un hombre procedente de Egipto encontrado en el Heraion de Samos. S
IX a VI a. C.
Como hemos podido
comprobar por estos ejemplos anteriores, fieles en tránsito entre el
Mediterráneo oriental y occidental dejaron en Samos multitud de ricas
ofrendas. Muchas figurillas depositadas representaban a los mismos fieles
en actitud votiva; otras a animales (principalmente a caballos y pájaros) u
objetos. Con esta acción o donación se quería honrar a la diosa y buscar el
favor de la misma. Desgraciadamente, los objetos de oro y plata han
desaparecido por la codicia humana que durante siglos los ha reciclado. Quedan,
no obstante, bastantes objetos cerámicos y pequeñas figurillas de bronce que
nos permiten hacer una idea de la importancia del santuario.
Exvotos
cerámicos con forma de animal. Siglo VII a. C.
a)
Arquitectura civil.
Tenemos
pocos ejemplos por el empleo de materiales perecederos. Algunos enclaves que se
crean en época orientalizante son:
MILETO
(ASIA MENOR):
Los mitos
griegos refieren que la ciudad fue fundada por un héroe llamado Mileto, que
huyó de Creta para evitar ser forzado a convertirse en el erómeno del rey Minos
(según Antonino Liberal, basado en Nicandro). Estos mitos antiguos relatan que
el héroe Mileto fundó la ciudad después del asesinato de un gigante llamado Asterión,
hijo de Anax, y que la región conocida como Mileto se llamaba originariamente Anactoria.
Homero dice
que durante la época de la Guerra de Troya fue una ciudad caria (Ilíada,
Canto II), que intervino en la guerra, del lado troyano, capitaneados por Anfímaco
y Nastes, ambos hijos de Nomión.
Los
especialistas señalan que Neleo, hijo de Codro de Atenas, llegó a Mileto
después del retorno de los Heráclidas (por tanto, durante la llamada invasión
dórica). Los jonios mataron a los hombres de Mileto y se casaron con sus
viudas.
La primera
mención de Mileto se halla en los anales del rey hitita Mursili II como Millawanda.
En el cuarto año del reinado de Mursili II, h. 1320 a. C., Millawanda
apoyó la rebelión de Uhha-Ziti de Arzawa. Mursili ordenó a sus generales Mala-Ziti
y Gulla que arrasaran Millawanda y la incendiaran. Los atacantes se alzaron con
la victoria y regresaron a Hattusa con un gran botín y cautivos. Además, la
ciudad fue fortificada según un plan hitita.
Millawanda
es mencionada luego en la «Carta de Tawagalawa», parte de una serie de escritos
que incluyen la Carta de Manapa-Tarhunta y la Carta de Milawata, cuyas fechas
no son seguras.
La Carta de
Tawagalawa dice que Milawata tenía un gobernador, Atpa, que estaba bajo la
jurisdicción de Ahhiyawa, y que la ciudad de Atriya estaba bajo jurisdicción
milesia. Tras una sumisión temporal a los hititas, bajo el rey Muwatalli II
volvió a ser independiente. La Carta de Manapa-Tarhunta también menciona al
Atpa Piyamaradu, un guerrero posiblemente de Lazba (Lesbos), que dirigía un contingente
de arzawanos. Se puso al servicio de los Ahhiyawa para una posible guerra
contra los hititas. Ambas cartas cuentan que Piyamaradu había humillado a Manapa-Tarhunta.
Un rey hitita persiguió a Piyamaradu en Millawanda y, en la Carta de
Tawagalawa, solicitaba la extradición de Piyamaradu a Hattusa.
La Carta de
Milawata menciona una expedición conjunta del rey hitita y un vasallo luvita
(probablemente, la ciudad Kupanta-Kurunta de Mira) contra Milawata
(aparentemente su nuevo nombre), y atestigua que Milawata y Atriya estaban bajo
dominio hitita.
En la
última fase de LHIIIB, la ciudadela de Pilos contaba entre sus esclavas a
«Mil[w]atiai», mujeres de Mileto.
Durante el
colapso de la civilización de la Edad del Bronce, Mileto fue incendiada otra
vez, presumiblemente por los pueblos del mar.
Su trazado reticular,
planeado por Hipódamo de Mileto, llegó a ser el diseño básico de las ciudades
romanas. Mileto también poseía un puerto, antes de que fuera encenagado por los
aluviones causados por el Meandro.
Mileto fue
una de las ciudades involucradas en la Guerra Lelantina, que tuvo lugar en el siglo
VIII a. C. En el siglo VII a. C., Mileto había conseguido
un imperio marítimo en liza con la poderosa Lidia.
La ciudad
de Mileto fue una de las 12 ciudades jonias de Asia Menor, coaligadas de la Liga
Jónica.
Los
testimonios arqueológicos hablan ya de un asentamiento de época micénica. Sobre
este, habría otro del año 1000 a. C. de gran importancia por el comercio de
plata con Anatolia. De la ciudad del S. VII a. C. no queda nada porque fue
destruida por los persas en el año 494 a. C. Esta se reedifica entre el 479-475
a. C. como una ciudad de trazado ortogonal. Hipodamo trabajaría en este
trazado.
SMIRNA
(JONIA, ASIA MENOR)
La región
se estableció al menos a comienzos del tercer milenio antes de Cristo, o tal
vez antes, como sugieren los hallazgos recientes en Yeşilova Höyük. Pudo haber
sido una ciudad de los Leleges autóctonos antes de que los colonos griegos
comenzaran a asentarse a lo largo de la costa de Asia Menor a comienzos del
primer milenio antes de Cristo. A lo largo de la antigüedad, Smyrna fue una
ciudad-estado líder en Jonia, con influencia sobre las costas e islas del mar
Egeo. Smyrna también se encontraba entre las ciudades que reclamaban a Homer
como residente.
Los
primeros colonos griegos eólicos de Lesbos y Cyme, que se expandían hacia el
este, ocuparon el valle de Esmirna Era una de las confederaciones de las
ciudades-estado eólicas, marcando la frontera eólica con las colonias jónicas.
Extraños o
refugiados de la ciudad jónica de Colofón se asentaron en la ciudad. Durante un
levantamiento en 688 a.C, tomaron el control de la ciudad, convirtiéndola en la
decimotercera de las ciudades-estado jónicas. Las mitologías revisadas dijeron
que era una colonia de Éfeso. En 688 a. C., el boxeador jónico Onomastus of
Smyrna ganó el premio en Olimpia, pero el golpe fue probablemente un evento
reciente. La conquista de Colofonia es mencionada por Mimnermus (antes del 600
a.C), quien se considera igualmente Colofón y Esmirna. La forma Aeolic del
nombre se mantuvo incluso en el dialecto ático, y el epíteto "Esmirna
eólica" se mantuvo vigente mucho después de la conquista.
Smyrna
estaba ubicada en la desembocadura del pequeño río Hermus y en la parte más
profunda de un brazo del mar (Smyrnaeus Sinus) que llegaba tierra adentro. Esto
permitió a los buques mercantes griegos navegar en el corazón de Lidia,
haciendo que la ciudad fuera parte de una ruta comercial esencial entre
Anatolia y el Egeo. Durante el siglo VII a.C, Smyrna alcanzó el poder y el
esplendor. Una de las grandes rutas comerciales que cruzan Anatolia desciende
por el valle de Hermus pasando Sardis, y luego, divergiendo del valle, pasa al
sur del Monte Sipylus y cruza un paso bajo hacia el pequeño valle donde Esmirna
se encuentra entre las montañas y el mar. Mileto y más tarde Éfeso estaban
situados en el extremo del mar de la otra gran ruta comercial a través de
Anatolia, compitieron por un tiempo con éxito con Smyrna; pero después de que
los puertos de ambas ciudades se enlodaron, Smyrna no tenía rival.
El río
Meles, que fluía por Esmirna, es famoso en la literatura y fue adorado en el
valle. Una tradición común y constante conecta a Homero con el valle de Esmirna
y las orillas de los Meles su figura era uno de los tipos de acciones en las
monedas de Esmirna, una clase de la que los numismáticos llaman
"Homero". El epíteto Melesigenes fue aplicado a él la cueva donde
solía componer sus poemas se mostraba cerca de la fuente del río, su templo, el
Homereum, estaba en sus orillas. El flujo constante y uniforme de los Meles,
tanto en verano como en invierno, y su corto recorrido, que comienza y termina
cerca de la ciudad, son celebrados por Aristides y Himerius. La corriente se
eleva desde manantiales abundantes al este de la ciudad y desemboca en el
extremo sureste del golfo.
La ciudad
arcaica ("Vieja Esmirna") contenía un templo de Atenea del siglo VII
a. C.
Cuando los
reyes de Mermnad levantaron el poder y la agresividad de los lidios, Smyrna fue
uno de los primeros puntos de ataque. Sin embargo, Giges (alrededor del 687-652
a.C) fue derrotado en las riberas del Hermus, y la situación del campo de
batalla muestra que el poder de Esmirna se extendía hacia el este. Una
fortaleza fuerte fue construida probablemente por los Ionians de Esmirna para
comandar el valle de Nymphi, cuyas ruinas aún son imponentes, en una colina en
el paso entre Smyrna y Nymphi.
Según
Theognis (aproximadamente 500 a.C), fue el orgullo lo que destruyó a Esmirna.
Mimnermus lamenta la degeneración de los ciudadanos de su tiempo, que ya no
pudieron frenar el avance de Lidia. Finalmente, Alyattes II (609-560 a.C)
conquistó la ciudad y la saqueó, y aunque Smyrna no dejó de existir, la vida
griega y la unidad política fueron destruidas, y la polis se reorganizó en el
sistema de la aldea. Se menciona a Esmirna en un fragmento de Píndaro y en una
inscripción de 388 a. C, pero su grandeza ya había pasado.
Hay un asentamiento de época micénica. Hay una
fortificación del S. X y una casa de planta oval del S. IX. En el S. VIII hay
una gran prosperidad con un trazado regular (ortogonal) de calles, dejando un
ágora de carácter comercial.
Otros
enclaves:
Ø AGRIGENTO (SICILIA) 580 a.C.
Ø SELINONTE (SICILIA) 628 a.
C.
Ø POSIDONIA (SUR DE ITALIA): S. VII a. C.
Se fundan
después de una planificación previa. Presentan un trazado regular, calles en
ángulo recto (norte-sur y este-oeste) siendo característica de manzanas muy alargadas (frente a las cuadrangulares
clásicas). Las ciudades diferencian área religiosa, privada y pública.
Agrigento: Es conocida como el lugar donde se alzaba la antigua ciudad
griega de Acragante una de las ciudades más destacadas de la Magna
Grecia durante la edad de oro de la Antigua Grecia.
La antigua Acragante
se fundó sobre una meseta con vistas al mar, en la costa suroeste de Sicilia,
entre Selinunte y Gela, a orillas del río Acragante; tenía cerca, además, otro
río, el Hypsas y una cresta de colinas al norte que ofrecía una cierta
protección natural. Fue una colonia de Gela fundada en 580 a. C. El
significado de la palabra no está claro, aunque es lugar común atribuirlo a un
fundador legendario epónimo, un Acragante, que aparentemente no más que
una etimología retrospectiva de un nombre oscuro. Los primeros líderes fueron
Aristonoo y Pistilo y recibieron instituciones dóricas derivadas de Rodas (de
la que Gela fue colonia).
Plano
de la zona arqueológica de Agrigento 1. Templo de Hefesto 2. Kolymbéthra 3.
Santuario de las divinidades ctónicas y templo de los Dioscuros 4. Olimpieion
5. Tumba de Terón 6. Templo de Asclepio 7. Templo de Heracles 8. Templo de la
Concordia 9. Templo de Hera 10. Basilicula 11. Santuario de Deméter 12. Templo
de Deméter 13. Barrio helenístico y romano 14. Colina de San Nicola, museo 15.
Ecclesiasterión y oratorio de Falaris 16. Bouleuterión 17. Templo de Atenea 18.
Templo de Zeus.
Acragante
creció rápidamente, convirtiéndose en una de las colonias de la Magna Grecia
más ricas y famosas. Hacia 570 a. C. fue sometida a la tiranía de Falaris
que la llevaría a ser la ciudad más poderosa y extendió sus dominios por las
armas sobre buena parte de la isla. Una revuelta popular derrocó y mató a
Falaris.
Durante los
siguientes años fue una ciudad libre, y de los siguientes sesenta años se
conoce muy poco, sólo que entre sus gobernantes estuvieron Alcámenes y Acandro.
Después la ciudad fue gobernada por Terón de Agrigento (hacia 488 a. C.)
quien se alió con Gelón de Siracusa, y expulsó a Terilo de Hímera anexionando
sus dominios. La ciudad se engrandeció después de la invasión cartaginesa de 480 a. C.
cuando se hicieron muchos prisioneros cartagineses, que se emplearon para el
cultivo de los campos y construcción de obras públicas y edificios en la
ciudad. Terón murió en 472 a. C. y le sucedió su hijo Trasideo, que
al contrario que el padre, fue odiado por los ciudadanos y fue derrocado un año
después.
Se estableció
la democracia que duró hasta casi el año 406 a. C., con la invasión
cartaginesa, y que fue una época muy próspera; según Diodoro Sículo llegó a los
veinte mil habitantes pero dos veces más contando a los residentes y esclavos.
La
expulsión de la dinastía geloniana de Siracusa fue seguida por revoluciones en
muchas partes de Sicilia. Estalló la guerra entre Agrigento y Siracusa y la
primera fue completamente derrotada a la orilla del río Hímera (446 a. C.).
Después el moderado Empédocles (famoso filósofo originario de esta ciudad)
controló las luchas de facciones.
En 415 a. C.
los atenienses llevaron a cabo la gran expedición a Sicilia y Agrigento se
mantuvo neutral, neutralidad que mantendría cuando Atenas ya estaba
prácticamente derrotada.
Segesta
solicitó por motivos internos la intervención de los cartagineses; la primera
expedición cartaginesa fue rechazada (409 a. C.), pero la segunda,
tres años después, triunfó con la conquista de Selinunte e Hímera. Los
agrigentinos, poco predispuestos a la guerra, dispusieron de un ejército mercenario
lacedemonio bajo el mando de Dexipo y tuvieron también la ayuda de un ejército
siracusano bajo el mando de Dafneo, pero fueron asediados y hubieron de
capitular por hambre al cabo de ocho meses. Muchos habitantes fueron masacrados
y los que sobrevivieron emigraron a Gela. Los cartagineses ocuparon la ciudad y
a la primavera siguiente (405 a. C.) la destruyeron y la abandonaron.
Cuando Dionisio I de Siracusa firmó la paz con Cartago, Agrigento, a pesar de
los habitantes que pudieron volver, ya no se recuperó. Las murallas no podían
ser reconstruidas según el acuerdo de paz.
Unos años
después empero, se sustrajeron a la dominación cartaginesa y se aliaron otra
vez con Dionisio. La paz de 383 a. C. fijó la frontera de los
dominios cartagineses en el Halico.
La antigua
Acragente cubre una vasta zona -gran parte de la cual aún está hoy sin excavar
- pero está ejemplificada por el famoso Valle dei Templi («Valle de los
Templos», un término equivocado, pues está más bien en posiciones estratégicas
en las montañas que rodean la ciudad, más que un valle). Comprende una amplia
zona sagrada en la parte sur de la antigua ciudad donde siete templos griegos
monumentales en estilo dórico se construyeron durante los siglos VI y
V a. C. Actualmente excavados y en parte restaurados, constituyen
parte de los edificios griegos más antiguos y mejor conservados fuera de la
propia Grecia. Están incluidos en la lista de lugares Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco desde 1997.
Los templos
mejor conservados son dos edificios muy parecidos, atribuidos tradicionalmente
a las diosas Juno Lacinia y Concordia (aunque los arqueólogos creen
que esta atribución es incorrecta). Ambos fueron construidos según un diseño períptero
hexástilo.
El templo
de Hera Lacinia, conocido también como templo de Juno (por el nombre
romano de la diosa) o templo D, es un templo griego situado en el Valle de los Templos en Agrigento.
El templo
fue edificado en la segunda mitad del siglo V a. C., alrededor del 450 a. C. y
pertenece, por su época y por su estilo, al periodo dórico clásico. Se han
encontrado indicios del incendio ocurrido en el 406 a. C, tras el sitio de
Agrigento. En época romana, cuando Sicilia era una provincia, el templo fue
restaurado mediante la sustitución de las tejas de terracota originales por
otras de mármol y con el añadido de una pendiente más inclinada en la fachada
este.
El edificio
es un templo dórico períptero, con 6 columnas en los lados cortos (hexástilo) y
13 en los largos, según un canon derivado del modelo griego y utilizado también
para su "gemelo", el templo de la Concordia, con el cual comparte las
dimensiones generales y las medidas casi estandarizadas de algunos elementos
constructivos. La planta del templo tiene unos 38,15 metros de longitud y 16,90
metros de anchura.
Las
columnas frontales difieren ligeramente en anchura, siendo más estrechas las de
los extremos y más anchas las centrales. El peristilo tiene 34 columnas de 6,44
metros de altura constituidas por cuatro tambores superpuestos, y el conjunto
está apoyado sobre un crepidoma de cuatro escalones. El templo fue edificado
sobre un montículo elevado construido en gran parte artificialmente.
El interior
está formado por un naos sin columnata interior, del tipo doble in
antis, con un pronaos y un opistodomos simétricos, ambos enmarcados por dos
filas de columnas (distili). En el muro de separación entre el naos y el
pronaos (diafragma) se construyeron dos escaleras para la inspección de
la cubierta o tal vez para ser utilizadas durante el rito religioso. Delante de
la fachada principal (este) destacan los restos del antiguo altar.
Actualmente
se conserva íntegramente la columnata norte con el arquitrabe y parte del friso,
mientras que las de los otros tres lados se han mantenido solo parcialmente.
Faltan cuatro columnas y nueve están seriamente dañadas, y los arquitrabes han
desaparecido casi por completo. Se han conservado también unos pocos elementos
de la cella, entre ellos los cimientos de sus muros exteriores. El edificio ha
sido reconstruido mediante anastilosis desde el siglo XVIII hasta nuestros
días.
Hacia
finales del primer milenio a.C., en concreto al final del siglo III a.C., un
político, censor y cónsul romano llamado Quinto Fulvio Flaco, citado varias
veces por autores latinos fiables y renombrados como Tito Livio, Eutropio y Suetonio,
eliminó el techo del templo de Juno Lacinia, construido íntegramente en mármol.
El templo
de la Concordia es un templo griego situado en el Valle de los Templos de Agrigento.
En la actualidad, todavía se desconoce a quién fue dedicado este templo, pero
el nombre de "templo de la Concordia" está documentado ya en el siglo
XVI por Tommaso Fazello, uno de los primeros historiadores, geógrafos y
arqueólogos sicilianos. Construido en los años 440-430 a. C., está
considerado, por su estado de conservación, uno de los edificios sagrados de la
época clásica más notables del mundo griego.
Este
templo, al igual que el cercano templo de Juno, está construido sobre un basamento
macizo cuya función era la de nivelar las irregularidades del terreno rocoso.
Sobre un crepidoma de cuatro escalones, de 39,44 metros de longitud y 16,91
metros de anchura, se erige una muy bien conservada perístasis (pórtico que
rodea el naos) de 6x13 columnas. Estas miden 6,72 metros de altura, tienen
talladas veinte acanaladuras en su fuste y presentan una armoniosa éntasis o
curvatura de su sección vertical hacia los 2/3 de la longitud total. Sobre
ellas apoya el arquitrabe, el friso de triglifos y metopas, y la cornisa con mútulos.
Se han conservado también los tímpanos en su totalidad. Mediante un peldaño se
accede a la cella o naos, que está precedida por el pronaos in antis
(llamado así porque las dos columnas del pórtico quedan enmarcadas por dos
paredes laterales llamadas antas), de forma similar al opistodomos, situado
de forma simétrica en la parte posterior del templo.
Asimismo,
se conservan las escaleras integradas en los muros frontales del naos, que
permitían el acceso al techo. De igual manera son visibles los huecos que
alojaban las vigas de madera de la cubierta, localizados en la parte superior
de los muros del naos y en los bloques del entablamento de la perístasis. El
exterior y el interior del templo estaban revestidos con estucos policromados.
La sima formaba un canalón con prótomos en forma de león, y el techo estaba
cubierto con tejas de mármol.
El templo
se transformó en iglesia cristiana en el siglo VI. Se reforzó su estructura y
se eliminaron los ornamentos originales. Se modificó su orientación inicial,
para lo cual se abatió el muro del fondo de la cella, se cerraron los intercolumnios
y se practicaron doce aperturas arqueadas en las paredes del naos. De esta
forma se constituyeron las tres naves preceptivas, las dos laterales en la
perístasis y la central coincidente con la cella. Se destruyó el altar de época
clásica y se colocaron las sacristías en el lado este. Así, el edificio se
convirtió en una basílica casi perfecta. Las fosas excavadas en el interior y
el exterior de la iglesia se relacionan con sepelios de la Alta Edad Media,
colocados según la costumbre en estrecha relación con la basílica.
Como casi
todos los templos griegos, el templo de la Concordia está alineado según la
dirección este-oeste. En particular se han realizado estudios sobre su alineamiento
con la salida del sol durante el equinoccio de primavera.
Los otros
templos son mucho más fragmentarios, habiendo sufrido terremotos hace tiempo, y
habiendo sido saqueadas sus piedras.
Inmediatamente
después de la entrada del parque, al oeste, se encuentra de frente el templo de
Zeus Olímpico (u Olimpieion). Este Templo de Zeus Olímpico es, con diferencia,
el de mayor tamaño. Se trata de un templo dórico pseudoperíptero con unas
dimensiones excepcionales, de 56,30 × 112,60 m. Se cree que es el templo dórico
más grande nunca construido, y el tercero entre los templos griegos.
Fue
construido por el tirano Terón en 480 a. C., después de su victoria
sobre los cartagineses en la Batalla de Hímera, a la gloria de los griegos
vencedores de los bárbaros. Su identificación como templo de Zeus se basa en el
testimonio de Diodoro Sículo, que dejó una descripción. Al este del templo se
encuentra aún el altar sobre el que se procedía a las hecatombes o sacrificios
de cien toros.
El
basamento (krépis) con cinco gradas soportaba una sala hipóstila de
inspiración cartaginesa, compuesta de dos hileras de 12 pilares cuadrados cada
una, de 21 m de alto, con muros hasta aproximadamente media altura. El
peristilo se componía también de pilares, 7 de ancho y 14 de largo, de una
altura de 17 m, con medias columnas unidas por las caras, todo ello formando
masas de piedra de 4 m de diámetro. Estos pilares externos estaban conectados
entre ellos por divisiones: por ello se habla de templo «pseudoperíptero». El peristilo
y las naves laterales estaban cubiertos, mientras que la cella en sí
sería probablemente hipetra, esto es, abierta al cielo. El número de columnas
en la fachada era impar, encontrándose un pilar central en vez del habitual
acceso hacia la cella; la entrada se hacía por dos pórticos situados en
los extremos de la fachada este, dando acceso directo a las naves laterales,
así como, según parece, por una pequeña entrada practicada en el medio del lado
meridional.
Se
caracteriza este templo por la presencia de los llamados telamones, estatuas
colosales con aspecto humano. Se encontraban en una especie de nichos creados
en la parte alta de las divisiones situadas entre las columnas exteriores.
Estas estatuas tenían alrededor de 8 m de alto y soportaban el peso de la
cubierta. Tenían rasgos cartagineses y simbolizaban a los bárbaros vencidos,
reducidos a la esclavitud por los griegos. Se añadían a una representación del
combate de los dioses del Olimpo contra los gigantes, tallada sobre el frontón
este del templo. En 1825, el pintor y arqueólogo Rafaello Politi hizo
reconstruir en el suelo a uno de estos gigantes, a partir de elementos
dispersos. El gigante visible sobre el lugar es una copia, dado que el original
se encuentra expuesto, en posición vertical, en el Museo arqueológico de
Agrigento.
Aunque aparentemente
este templo se usó, parece que nunca se acabó; la construcción se abandonó
después de la invasión cartaginesa del año 406 a. C. Sus pequeñas
piedras se reutilizaron ampliamente en construcciones de siglos posteriores,
como los embarcaderos de Porto Empedocle (siglo XVIII).
Templo
B (Olimpieion)
Modelo
del Olimpieion (Museo arqueológico de Agrigento)
El templo
de Heracles, también llamado templo de Hércules (por el nombre
romano del héroe) es un templo griego, situado en el Valle de los Templos en Agrigento.
El
edificio, de estilo dórico arcaico, se encuentra en la colina de los templos,
en un montículo rocoso cerca de la Villa Aurea. El nombre de templo de
Heracles es de atribución moderna, basado en la mención de Cicerón de un
templo dedicado al héroe non longe a foro ("no lejos del ágora")
(Verrine II 4.94), que contenía una famosa estatua de Heracles. No se ha
demostrado todavía que el ágora de Akragas estuviese en esta área, pero la
identificación está generalmente aceptada.
La cronología
tradicionalmente aceptada identifica el templo como el más antiguo de Akragas,
fechado en los últimos años del siglo VI a. C. Esta datación está basada en
características estilísticas, especialmente sus proporciones, el número de columnas,
y el perfil de las mismas y de sus capiteles. Aun así, algunas fuentes vinculan
el templo con la actividad de Terón (tirano de Akragas del 488 al 473-2 a. C.),
ya que presentaría innovaciones en compararon con la arquitectura del siglo VI
a. C. En ese caso, podría identificarse con el templo de Atenea recordado por
Polieno (Estratagemas, 6.51) en relación con la actividad edificatoria
de Terón tras su toma de poder.
Los restos
del entablamento constituyen un problema para la datación del templo, ya que
existen dos tipos de cimacios laterales con canalones y cabezas de león: el
primero, peor conservado que el otro, fechado en el 460 a. C., y el segundo, de
mediados del siglo V a. C. Probablemente, el primer cimacio es el original y
fue reemplazado por el segundo unas cuantas décadas más tarde por razones
desconocidas. Por lo tanto, es posible que la fundación del templo se remonte a
unos años antes de la Batalla de Hímera (480 a. C.), y su finalización habría
tenido lugar una década más tarde o poco tiempo después.
El edificio
fue restaurado durante el periodo romano con algunas modificaciones, en
concreto la división del naos en tres partes, lo cual podría indicar una
dedicación a varias divinidades. En el siglo XX, la intervención de los
restauradores ha permitido reconstruir nueve de las columnas en el lado sureste
a través de la anastilosis, así como parte del entablamento y algunos de los
capiteles.
El edificio
está asentando sobre un crepidoma de tres escalones, que a su vez se
levanta sobre una subestructura en sus lados norte y oeste, debido a la
irregularidad del terreno. Es un templo períptero de proporciones
inusualmente alargadas (67 metros de longitud y 25.34 metros de anchura), con
seis columnas en sus frentes cortos (hexástilo) y quince columnas en las
fachadas largas. Dentro del perístasis hay un largo naos,
provisto de un pronaos delante y un opistodomos detrás, ambos in
antis (llamado así porque las dos columnas del pórtico quedan enmarcadas
por dos paredes laterales llamadas antas). Los restos del naos parecen
indicar que la destrucción del edificio fue causada por un terremoto.
En el muro
de separación entre el pronaos y el naos se aloja una escalera interna para la
inspección del techo, lo cual era una característica típica de los templos de
Akragas. Las altas columnas están coronadas por anchos capiteles, con una
profunda separación entre el fuste y el equino. Esto podría indicar,
junto con el alargamiento del naos y la gran separación de sus columnas, el
relativo arcaismo del edificio, que precedería en al menos treinta años a otros
templos perípteros de Akragas. En el lado este del templo se encuentran los
restos del gran altar del templo.
Santuario de las divinidades ctónicas y templo L
El templo
de los Dioscuros se alza sobre un témenos que es el más antiguo de todos los
lugares de culto conocidos en Agrigento. Los griegos veneraron allí a sus
dioses antes de la construcción de los grandes templos, y los sicanos lo
utilizaban ya como lugar de culto.
Sobre este
témenos, al sur del templo de los Dioscuros, se encontraron los restos de otro
templo períptero (templo L), construido poco después, con el mismo plano, pero
un poco más grande. Los dos templos fueron probablemente construidos sobre
edificios de culto anteriores.
En la parte
norte del santuario se encuentran aún los basamentos de lugares de culto que se
remontan a la primera mitad del siglo VI a. C. es decir, poco tiempo después de la fundación
de la ciudad. Los griegos honraban allí a las divinidades ctónicas, sobre todo
a las diosas de la tierra y de la fertilidad, Deméter y su hija Perséfone, pero
también a Hécate y Hades. Esta zona delimita pues el santuario de las divinidades
ctónicas.
En medio de
estos lugares de culto se encuentra un altar circular y otro rectangular. El
altar circular tiene una cavidad mediana que servía para depositar las ofrendas
líquidas, o para recoger la sangre de los animales ofrecidos en sacrificio.
Todo alrededor de estos altares se ordenan los edificios con forma de mégaron
con pronaos, naos y adyton[1],
dos en dirección este-oeste, y otro en dirección norte-sur. Este último se
relaciona con un edificio de culto de cella rectangular que tiene una entrada
cuya fachada está constituida por cuatro pilares. Al norte se encuentra otro
edificio de culto con aspecto laberíntico, con un altar cuadrado en una parte
lateral, y un altar circular en la última sala.
Santuario
de las divinidades ctónicas: gran altar circular
Selinunte
Selinunte es una antigua ciudad griega del sur de la
isla de Sicilia, en la actual provincia de Trapani, en la costa sudoeste, en la
desembocadura del río Selinunte, a unos 6 km al oeste del río Hipsa.
Situado en
una ladera de unos 30 metros sobre el nivel del mar, Selinunte toma su nombre
de Selinon, el perejil silvestre. Fue fundada por colonos de Megara Hyblaea
dirigidos por extáticos Pammilos en el siglo VII a. C. Las inmigraciones de
colonos coloniales megacoloniales tuvieron lugar tanto en las últimas décadas
del siglo VII como a lo largo del siglo VI hasta el comienzo de V. Selinunte
intentó fundar colonias en Sicilia occidental (Eraclea Minoa). Cuando, a
principios del siglo V, la guerra entre los griegos de Sicilia y los cartagineses
llegó a su fin, que terminó con la batalla de Himera en 480, Selinunte
extrañamente prefirió asociarse con Cartago. Tuvo numerosos y fuertes
contrastes con Segesta hasta 409, el año de su destrucción por los
cartagineses. Selinunte se encontró entonces sometido a la regla de los Punici
que lo fortificaron y reconstruyeron, en la zona donde se encontraba por
primera vez la acrópolis: los restos arqueológicos tienen un lugar habitado
mixto, púnico y griego. Cartago, para defenderse de los ataques romanos,
decidió concentrar sus fuerzas en Lylibeo, transfiriendo la población de
Selinunte, destruyendo la ciudad y abandonándola a la ruina. Un terremoto
violento, en el siglo X o XI, terminó tal vez para reducir los monumentos de la
ciudad antigua a un cúmulo de ruinas. En la segunda mitad del siglo XVI, la
ciudad fue redescubierta por el historiador Tommaso Fazello.
Mapa
de la Sicilia arcaica con la ubicación de Selinunte, al oeste de la isla
Plano
de la acrópolis de la antigua ciudad de Selinunte realizado por Gustave
Fougères en 1910
El sitio
arqueológico, en el que destacan los restos de las fortificaciones y numerosos
templos de orden dórico, se considera el más extenso de Italia y también de
Europa.
En el sitio
arqueológico de Selinunte se conservan los restos de varios templos de orden
dórico en torno a la acrópolis (A,B,C,D,O,R e Y) y otros tres ubicados en la
colina Marinela, hacia el este (E, F y G). Además, al oeste del río Selinunte,
en la colina Gaggera, había una serie de santuarios entre los que destaca el
santuario de Deméter Maloforos, donde se hallaron miles de figuras votivas. Al
norte de este, se encontraba el llamado templo M y al sur un santuario de Hera.
Se ha sugerido que esta proliferación de templos es debida a un deseo de
afirmación de la identidad de polis helénica ante la proximidad de la ciudad a
territorios no griegos de la isla de Sicilia.
Los templos
de Selinunte se han designado por letras debido a que no se conoce con
seguridad cuál era la divinidad a la que estaba dedicado cada uno.
El templo C, que fue construido en el
siglo VI a. C., posiblemente es el más antiguo. Medía 64 m de
longitud por 24 de anchura y tenía 17 columnas en los lados largos y 6 en los
lados cortos. En el centro del frontón aparecía representada la cabeza de Medusa.
Se cree que el templo podría haber estado dedicado a Apolo. Parte de este
templo fue reconstruido en 1926.
El templo E dedicado a Hera, fue
construido entre 465 y 450 a. C. y es el que más ha sido reconstruido
por los arqueólogos. Mide 67 m de largo por 25 de ancho y tiene 15 columnas en
los lados largos y 6 en los cortos. Se cree que estaba dedicado a Hera.
El Templo
E, reconstruido hoy a través de una muy criticada anastilosis llevada a cabo en
1959, es un períptero con 6 columnas en
el frente y 15 en los lados largos (incluidas las esquinas) que descansan sobre
un estilóbato ligeramente alargado. El templo, con columnas de 10,20 m de
altura. (incluido el capital) debe considerarse uno de los templos canónicos
"griegos coloniales" más importantes, de hecho, acoge todas las
soluciones de la técnica constructiva del orden dórico como la curvatura y las
correcciones de todas las partes diseñadas para encontrar siempre dos trilobs
en las esquinas del friso y nunca dos metopas.
Delante de la cara este del templo se
descubrió un crisol, parcialmente excavado en la roca, en parte en el suelo,
donde se cree que los cartagineses, luego del exitoso asalto a la ciudad de 409
a. C, han fusionado las baldosas de bronce del templo convirtiéndolas en
lingotes para transportarlas más fácilmente. El interior del templo,
simétricamente insertado dentro de la perístasis, está formado por un pronaos
antiguo, una celda con un techo elevado, un adepto que todavía sostiene el
pedestal para la estatua de adoración y la persona opuesta. Un friso dórico
estaba rodando a lo largo de las paredes de la celda, mientras que el pronaos y
el opistodomo estaban decorados con metopas. Cinco de estos y otros fragmentos,
encontrados entre 1831-1832 y 1865, se conservan en el Museo Arqueológico
Regional de Palermo. Esculpidas en la piedra caliza blanda, las metopas se
hicieron con la técnica acrólica que consiste en la aplicación de las partes
desnudas de los bajorrelieves femeninos, pario de mármol, piedra caliza con
toba. Del estilo preclásico llamado "severidad", se muestran en la
tipología positiva, especialmente los que pertenecen al lado occidental que
representan " Atenea y Encelado " y "Apolo y Dafne", la
exégesis arcaica tardía. Las otras tres metafotos que representan " Zeus y
Hera ", " Heracles y Antíope " y " Artemisa y Atteone
" de la oposición, rica en expresionismo y movimiento, son características
del estilo estricto, atribuido al escultor Pitágoras de Reggio. Recientes
excavaciones dentro del templo, hoy reconstruidas, revelan que el edificio
hecho de piedra caliza estucada por la rica policromía fue precedido por dos
templos más antiguos.
Templo F, es el central de los tres que ocupan la colina oriental, es el
más antiguo fechado entre el 560 y el 540 a.C. De estilo dórico y
períptero, con unas dimensiones de 61,84 x 24,43 m a la altura de la grada
superior, tenía 4 x 14 columnas, de 9,11 m de altura y un diámetro
inferior 1,82 y superior de 1, 24 m. Su planta se asemeje al templo C con una
doble hilera de columnas en la fachada delantera, el interior es alargado y
estrecho, dividido en pórtico y santuario a distintos niveles, con una cámara
trasera. Se han localizado en la fachada oriental los restos de dos metopas que
representan a los Dioses enfrentándose a los gigantes.
Templo de Apolo (G), era el más grande de Selinunte y uno de los más grandes de Grecia.
Con unas dimensiones de 50 x 110 m a la altura del escalón superior. De estilo
dórico y planta períptera, pero con un espacio entre el períbolo y las paredes
de la cella que en la práctica resultaba pseudoperíptero, el edificio consta de
pronaos precedido por un arimez de seis columnas. Desde aquí, mediante tres
puertas se accedía a la cella, con sus tres naves, cuyas columnas guiaban hacia
el ádyton, sede del oráculo. El templo tiene 8 x 17 columnas, con una altura de
16,27 m y un diámetro inferior de 3,41 m. Sus arquitrabes pesaban 40 toneladas
y algunos tambores de las columnas 50. Fue iniciado a finales del siglo
VI a.C., pero la construcción se abandonó en el 409 a.C.
En la
puerta del templo hay una inscripción, que hace referencia a la entrega de los
hombres de la ciudad de una ofrenda por un valor de 16 talentos, para agradecer
a Apolonion la victoria obtenida en una guerra local. La inscripción se
fecha por la forma de las letras entre el 480 – 470 a.C. lo que indica
que el templo había sido consagrado aunque aún estuviese en construcción.
Los templos A y O estaban situados de manera paralela. Estos templos, al igual que
los templos B y D, están destruidos.
Se
conservan restos de fortificaciones desde el siglo VI a. C. cuyos
restos más impresionantes pertenecen al siglo IV a. C. entre los que
destaca el sofisticado sistema defensivo que protegía la puerta norte, que
incluía murallas de un grosor de casi 6 metros.
En el Museo
Arqueológico de Palermo se conservan multitud de objetos hallados en el sitio
arqueológico, entre los que destacan varias metopas de los templos donde
aparecen representadas figuras mitológicas en relieve así como piezas de
cerámica y de terracota. También se exhiben monedas de Selinunte, que fue
una de las primeras ciudades de Sicilia en emitirlas, ya que las más antiguas
pertenecen al siglo VI a. C.
Otros
objetos hallados se encuentran en el Museo Municipal de Castelvetrano, entre
los que destaca una estatua de bronce del siglo V a. C. conocida como
el Efebo de Selinunte. El iconólogo e historiador del arte Giuseppe Camporeale
ha sugerido que esta estatua representa a Dioniso Yaco.
Vista
de la entrada oriental del Templo E
Vista
aérea del templo C.
Metopa
del Templo C, que representa a Atenea y a su lado Perseo decapitando a Medusa
Paestum
Paestum (antigua
ciudad griega de Poseidonia o Posidonia) es el nombre romano
clásico de una importante ciudad grecorromana en la región italiana de Campania.
Es uno de los barrios del municipio de Capaccio-Paestum. El sitio arqueológico
de Paestum fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.
La ciudad
está ubicada en la costa occidental de Italia, sobre el golfo de Salerno, cerca
de las bocas del Sele. Se hallaba rodeada por una muralla de bloques de piedra caliza
y por un foso exterior. Sus construcciones se han conservado bien, gracias a
que, durante una época, estuvieron cubiertas de marismas: los templos de
Posidonia se cuentan entre los mejor conservados de la civilización griega
clásica. Entre ellos se destacan el Hereo o templo dórico de Hera, de mediados
del siglo VI a. C.; el templo dórico de Poseidón y dedicado en
realidad a Apolo), de mediados del siglo V a. C. y el templo de Ceres
(que en realidad estaba dedicado a Atenea).
La Ciudad griega Estaba
situada a unos 7 km al sur de la desembocadura del Silarus. Fue fundada
por griegos de Síbaris con el nombre de Posidonia (Poseidonia) en una
fecha desconocida, probablemente a finales del siglo VII a. C. o
primera mitad del siglo VI a. C. La colonia fue establecida con
participación de los dorios de Trecén. Según Estrabón fue fundada en la costa y
trasladada un poco al interior, pero las ruinas se hallan a sólo 1 km de la
costa.
Cuando se
fundó la vecina Velia, en 540 a. C., Posidonia ya existía y era una
ciudad considerable, pero no se sabe nada de su historia. En 510 a. C.,
Síbaris fue destruida, pero sus habitantes no se establecieron en Posidonia,
sino en Laos y Escidros. Su prosperidad está atestiguada por los restos
(conocidos como los Templos de Paestum) y numerosas monedas que se han
encontrado. El rostro del dios Poseidón aparecía en las monedas acuñadas en la
ciudad.
Fue una de
las primeras ciudades griegas que cayeron en manos de los lucanos (quienes
modificaron su nombre como Paistom) probablemente antes del 390 a. C.,
cuando Laos fue asediada y ya era el principal baluarte griego de la zona.
Según Aristóxeno, los habitantes no fueron expulsados, sino que recibieron un
contingente de lucanos en la ciudad.
En el año 335 a. C.,
el rey Alejandro de Epiro (tío de Alejandro Magno), se apoderó de la ciudad
que, justo cuatro años después, volvió a manos de los lucanos.
En 273 a. C.
se convirtió en la colonia romana de derecho latino de Paestum, después de que
combatiera del lado del derrotado Pirro de Epiro, en la guerra contra Roma a
comienzos del siglo III a. C.
En el
primer recinto, el de la diosa Hera, se ubicaron dos templos: el “Templo de
Hera” o “Basílica” y el “Templo de Poseidón”. En cuanto a la Basílica, gracias
a la cerámica hallada en él, sabemos que es el más antiguo, de aproximadamente
el 550 a.C. En cuanto a sus características, es de orden dórico, con una serie
de elementos que hacen que el mismo tenga una serie de particularidades que
denotan un modelo arcaico del edificio, puesto que presenta nueve columnas en
el frente, algo poco frecuente, y una decoración en las mismas novedosa puesto
que están adornadas por un collarino con hojas en relieve. En los lados,
presenta 18 columnas, y su cella tiene dos naves.
Templo de Hera
El segundo
templo, el de Poseidón, es el más grande y fue construido aproximadamente hacia
el 450 a.C. A diferencia del anterior, éste si presenta características más
típicas de la arquitectura clásica griega, aunque, sin embargo, sigue mostrando
elementos arcaicos como las proporciones de sus columnas.
En el
segundo recinto sagrado, tenemos el “Templo de Atenea”. Fechado alrededor del
500 a.C., es más pequeño que los dos anteriores, y está situado en el punto más
elevado de la ciudad. En él podemos ver algo completamente novedoso: es la
primera vez en que se combina el orden dórico (en la columnata) y jónico (ocho
columnas jónicas dan acceso al santuario).
b)
Arquitectura religiosa
Los templos
griegos constituían los edificios más importantes de su cultura. Eran la morada
de sus dioses y la tarea de la arquitectura era hacerlos bellos. Los griegos
consideraban la belleza como el tributo a los Dioses y su búsqueda como un
ejercicio religioso. Estaban convencidos de que los secretos de la belleza
residían en las relaciones o proporciones y trataban constantemente de mejorar
los materiales con los que hacían los templos. Cuando su experiencia fue mayor,
parece que tomaron decisiones de que iba bien con qué y el resultado fue la
clasificación de los órdenes (Dórico, Jónico y Corintio).
De esta
forma los templos se convirtieron en los principales ornamentos de las
ciudades. Progresivamente siguió la segunda conquista de la Arquitectura Griega:
su concepción de las propias ciudades como obra de arte y con ella la
traslación de las formas y detalles, originalmente reservadas a los templos, a
un amplio conjunto de edificios secundarios.
Los templos
en sí no solían servir como lugar de culto, ya que la veneración del dios, así
como los sacrificios a él dedicados, se realizaban fuera de ellos. Los templos
con frecuencia se usaban para almacenar ofrendas votivas. Era el tipo de
construcción más importante y más extendido de la arquitectura griega. En los
reinos helenísticos del sudoeste de Asia y del norte de África, los edificios
erigidos para cumplir las funciones de un templo a menudo siguieron las normas
arquitectónicas locales. Incluso allí donde sea visible una influencia griega,
semejantes estructuras no son consideradas normalmente como templos griegos.
Esto se aplica, por ejemplo, a los edificios griego-partos, los templos bactrianos
o los edificios de tradición egipcia del Imperio Ptolemaico. El templo puede
ser considerado la más lograda realización de la arquitectura griega. La
codificación que, en la edad arcaica, fue desarrollada por la arquitectura de
templos se convertirá, con el Helenismo, el lenguaje universal del mundo mediterráneo.
Conceptos
en Arquitectura Griega Orden: es la
correcta ubicación de los elementos arquitectónicos y la correcta relación con
otros, de acuerdo a determinados criterios. Proporción: es la relación armónica de las dimensiones entre los
diversos elementos que constituyen la obra, entre cada uno de ellos y la
totalidad. Constituye el ingrediente estético de la dimensión. Módulo: Las dimensiones de todas las
partes del templo son múltiplos y submúltiplos de una medida común llamada
módulo. Simetría: es el equilibrio formal de carácter axial Ritmo: medida
simultánea del tiempo y el espacio, generada por la repetición a intervalos
regulares de las formas ínter espaciales dentro de un recorrido. Belleza: para
los griegos es un tributo a los dioses y su búsqueda consciente como un
ejercicio religioso.
Cuando su
experiencia fue mayor, parece que tomaron decisiones de que iba bien con qué y
el resultado fue la clasificación de los órdenes (Dórico, Jónico y Corintio).
Tipos de órdenes Orden Dórico Orden jónico Orden corintio De esta forma los
templos se convirtieron en los principales ornamentos de las ciudades.
Progresivamente siguió la segunda conquista de la Arquitectura Griega: su
concepción de las propias ciudades como obra de arte y con ella la traslación
de las formas y detalles, originalmente reservadas a los templos, a un amplio
conjunto de edificios secundarios.
El estilo dórico
es el más antiguo y sencillo.
Este estilo
clásico responde a una de las dos raíces del arte griego, la doria, que está en
relación con las culturas de los metales europeas. Su decoración se caracteriza
por preservar la mayor austeridad posible. La columna no tiene basa. Tiene de
16 a 20 estrías longitudinales con aristas vivas. Desde el suelo la columna va
reduciendo su diámetro hasta el capitel, formando un perfil conocido como
éntasis. El pedestal está formado por una grada de tres escalones, los dos
inferiores se denominan estereóbatos y el superior estilóbato.
Entre otros
rasgos estilísticos, se caracteriza por un capitel de gran sencillez; el
collarino es una hendidura en el fuste y después tiene el equino y un ábaco
cuadrado. Sobre las columnas se apoya el entablamento formado por el
arquitrabe, el friso y la cornisa. El arquitrabe dórico es como una gran viga
apoyada sobre las columnas, carece de decoración. En el friso se alternan los triglifos
y las metopas. La cornisa sobresale del friso y está decorado con mútulas.
Se cree que
tuvo su origen en las construcciones en madera, cuyas formas pasan a la piedra.
Así, los triglifos responderían a las cabezas de las vigas transversales en las
construcciones de madera.
El estilo
dórico era formal y austero, se usaba normalmente en los templos de deidades
masculinas. Apareció en la Grecia continental y de allí se difundió por las
colonias griegas en Italia. La mayor parte de los templos que se conservan de
época griega pertenecen a este estilo: el de Hera en Olimpia (600 a. C.),
el de Apolo en Corinto (540 a. C.), los de Paestum (siglo
VI a. C.), el de Apolo en Delfos (520-500 a. C.) y el Hefestión
y los Propileos (437-432 a. C.) en Atenas. Se considera que el estilo
culmina con el Partenón de Atenas (447-438 a. C.), templo octóstilo y
períptero. En su construcción participaron el arquitecto Ictino y su ayudante Calícrates.
Destaca la decoración de sus frontones y del friso, obra de Fidias. Una
explosión del año 1687 destruyó en parte este templo.
Orden jónico
Este
segundo estilo clásico se relaciona con la otra raíz del arte griego, la jonia,
en relación con Asia Menor. Se usó en las ciudades de Jonia (hoy costa
occidental de Turquía) y algunas islas del Egeo. El orden jónico se hizo
preponderante durante el período helenístico, pues es más decorativo y
apropiado a la estética de este período que el más severo dórico. La
documentación demuestra que la evolución del orden jónico se encontró con
resistencias en muchos estados griegos, pues entendían que representaba el
dominio de Atenas.
El rasgo
más representativo de este estilo es el capitel con dos volutas o espirales
encuadrando el equino. Del entablamento destaca el hecho de que el arquitrabe,
que se muestra usualmente descompuesto en tres fajas horizontales, llamadas platabandas
y que el friso sea una banda continua, sin metopas ni triglifos. Las columnas
son más esbeltas y ocasionalmente son sustituidas por estatuas de muchachas
llamadas cariátides, como ocurre en el Erecteión.
Al orden
jónico pertenecen dos templos construidos en la Acrópolis de Atenas: el de
Atenea Niké (427-424 a. C.) y el Erecteión. El Erecteión es un triple
templo, con las cariátides jónicas. Algunos de los edificios helenísticos mejor
conservados, como la Biblioteca de Celso, pueden verse en Turquía, en ciudades
como Éfeso (templo de Artemisa) y Pérgamo. Pueden citarse los templos de Atenea
Polias en Priene y el de Apolo en Dídima.
Pero en las
grandes ciudades helenísticas como Alejandría en Egipto, no queda prácticamente
rastro.
Orden corintio
Al igual
que el estilo jónico, el corintio se empleaba en interiores o en
exteriores de templos dedicados a divinidades femeninas; el capitel está
decorado con hojas de acanto, y el friso puede estar decorado o no. El estilo corintio,
más ornamentado, fue un desarrollo tardío del jónico en el siglo
V a. C.
Es el más ornamentado
o recargado. Destaca como rasgo estilístico el capitel en forma de campana
invertida o cesta, en cuya parte inferior hay una doble fila de hojas de acanto,
de las cuales surgen unos calículos o tallitos que se enroscan en las cuatro
esquinas, tal como las volutas del orden dórico, y en los centros.
Entre los
templos de este orden, destaca el de Zeus Olímpico en Atenas (174 a. C.).
También cabe mencionar la Linterna de Lisícrates en Atenas, monumento
conmemorativo que fue encargado por el poeta Lisícrates para exponer el trofeo
obtenido en un certamen de teatro.
A partir del
s. VII a. C. se construyen los primeros edificios en piedra. Se emplean otros
materiales como el mármol (en el Ática ya se encuentran las canteras de
Pentélico) y la caliza. Ambas traen como consecuencia el engrandecimiento de
las plantas y la aparición de una arquitectura monumental.
Los templos
adquieren valores escultóricos. El templo será un edificio para ser visto desde
el exterior, siendo el interior poco importante. El templo es sólo una
envoltura que aloja y protege a la divinidad. El culto se desarrolla al
exterior en él témenos (libaciones y sacrificios).Los templos se caracterizan
por:
· Presentan una planta rectangular. Existían edificios de planta
circular (tholoy) como el de Delfos,
Epidauro y Olimpia.
· La ornamentación se ubicará en lugares específicos, alternándose
las partes decoradas y sin decorar.
· Debieron estar policromados: rojo, azul, amarillo y negro.
Los templos
griegos se situaban en la zona sagrada de las ciudades-estados, junto a los santuarios.
Se localizaban en un lugar diferente al teatro y a la zona civil, donde se
encontraba el ágora. En este recinto sagrado o témenos se rendía culto a los
dioses, las ceremonias y los peregrinajes. También podía albergar
construcciones de uso práctico, como los «tesoros» (thesàuroi), que
guardaban los regalos votivos – preciosos o incluso de terracota – ofrecidos
por la ciudad o por simples ciudadanos, salas para los banquetes (hestiatòria)
y pórticos (stoai). La entrada a la zona sagrada podía estar protegida
por los propileos.
El
auténtico edificio era para los griegos la casa del dios (oikos),
ubicada en la cella (naos). Es conocido ahora como «nave». Esta
albergaba la estatua de la divinidad, y el sacerdote era el único que tenía
acceso. El culto se desarrollaba sobre un altar alzado frente al templo, pero
siempre dentro del témenos.
La mayor
parte de los templos griegos estaban orientados astronómicamente. El templo
griego se orienta siempre este-oeste, con la entrada hacia el este. En esta
peculiaridad se diferencia claramente de los templos romanos que, en lugar de
ello, suelen orientarse norte-sur, puestos en lo alto de un podio al que se
accede mediante una amplia escalinata al sur.
El crepidoma
o krepis es la plataforma del templo, en ella el estilóbato es una base
sobre el cual descansan los templos griegos, a partir de él se elevan las
columnas y a su vez descansa en los estereóbatos, que son los escalones que dan
altura al templo (cuyo número cambia dependiendo del orden del templo). El
templo griego se diferencia de los posteriores templos romanos en que el griego
no se eleva respecto al nivel del suelo sobre un alto podio, contando sólo con
escalinatas en cada extremo (los estereóbatos).
Aunque los
griegos conocían el arco utilizaban una arquitectura arquitrabada o adintelada
con cubierta a dos aguas, por lo que en los lados menores de las fachadas
formaban un triángulo llamado frontón. El espacio interior del frontón se llama
tímpano y solía decorarse con esculturas.
En los
templos griegos podían existir paredes en ocasiones, tales paredes podían estar
formadas por pilastras o ser separaciones solo inducidas por la presencia de columnas.
La disposición de las columnas determina la clasificación de los tipos de planta
del templo griego, que ha sido transmitida por Vitruvio (De architectura,
3,2):
Los Templos
se componen de: Pronaos o pórtico, Naos o cella, Opistodomos o Pórtico trasero si este no está comunicado
con la cella y Adyton si comunica con la cella.
Los templos
se llamarán según el número de columnas de la fachada (dístilo, tetrástilo,
etc.). Además recibirán el nombre según la colocación de estas columnas.
Si las
columnas están solo en la fachada principal se llamara próstilo. Si están también en el pórtico trasero anfipróstilo. Si el templo está rodeado
de una perístasis será períptero. Si
está rodeado de dos columnatas díptero.
Sera pseudoperiptero cuando las
columnas están apoyadas en la pared del templo. Las estatuas de culto serian
esculturas de madera o xoanas.
Esquema
resumen de la nomenclatura del templo griego. En este caso un templo en doble
anta, períptero (con columnas alrededor) y hexástilo (seis columnas al frente).
El templo in antis (antis=columna) tiene dos columnas en el
pórtico y a veces detrás del templo.
El templo próstilo tiene cierto número de columnas (siempre
pares) en la fachada delantera, más otras dos en el pórtico. El templo también
se clasifica por el número de columnas, así si son cuatro es tetrástilo.
El templo anfipróstilo tiene cuatro columnas adelante y
atrás. Es tetrástilo.
El templo díptero tiene un pronaos y cella. Delante tiene
tres filas de ocho columnas (octástiolo) y está rodeada de doble columnata
(díptero) exenta.
El templo seudíptero o de falso díptero tiene pronaos y
cella. En el frente tiene doble fila de ocho columnas exentas. Alrededor del
templo hay dos filas de columnas, una exenta y otra adosada a la pared.
Tolos. El templo tolos está dedicado a los dioses del fuego. Son
circulares, rodeados de columnas y en ellos se encierran tesoros.
Raro es el
caso de un número de columnas impar que es un signo de arcaicidad como en el
templo «enástilo» de Hera en Paestum o el «pentástilo» templo de Apolo en
Termón, del siglo VII a. C. El número de las columnas laterales es
proporcionado al de las columnas de la fachada, y puede ser igual al doble, el
doble + 1, o el doble + 2: por ejemplo un templo hexástilo podía tener doce, o
más frecuentemente trece o catorce columnas en los lados largos; raramente
quince o dieciséis.
Las
columnatas se edificaban utilizando el sistema trilítico, esto es, «a tres
piedras»: dos sostenes verticales y un elemento horizontal, que cubre el
espacio entre las dos. A partir de esto se elaboran los diversos órdenes
arquitectónicos, caracterizados por precisas relaciones de proporción entre los
diversos elementos que lo componen. La columna, formada por capitel, fuste y
eventualmente basa, tiene en lo alto un entablamento, compuesto por arquitrabe,
friso y cornisa. Sobre los lados cortos, fachada anterior y posterior, el techo
a dos aguas determina la presencia de un frontón, sobre el cual a su vez se
apoyan – en los ángulos y en el vértice – esculturas decorativas generalmente
en terracota pintada, las acroteras.
El templo
griego se diseñaba y construía siguiendo normas firmes, cuyos puntos de
referencia clave eran el diámetro inferior de las columnas o las medidas de los
cimientos. El módulo era el diámetro del fuste de la columna en su base. A
partir de esta unidad de medida se determinaba el tamaño de las columnas.[2]
En cuanto a
los materiales usados, se usó al principio el «poros», que podía ser un conglomerado
o piedra arenisca. Ejemplo del uso de poros es el templo de Zeus en Olimpia,
actualmente en ruinas. Luego se usó caliza dura. El mármol no se usó hasta
mediados del siglo V a. C., pues ofrecía dificultades para trabajarlo. Mármol
se empleó en el Partenón y en el templo de Apolo en Delfos.
Los
refinamientos estéticos se separaban de la rigidez casi matemática de los
principios de diseño. Contrariamente a lo que sigue creyéndose popularmente,
los templos griegos estaban pintados con colores vivos (en rojo, azul y
blanco). La policromía hacía resaltar el templo sobre el paisaje. La decoración
de figuras era extremadamente rica, con relieves y estatuas en las metopas
situadas alternándose con los triglifos en el friso justo abajo del frontón.
Orígenes
Según Vitruvio
(De architectura, 2,1,3) la estructura del templo griego procede de los
antiguos edificios de arcilla y vigas de madera, inicialmente usados como
habitación, cuya planta parece estar caracterizada por un acabado curvo,
sustituida sólo a finales del siglo VIII a. C. por plantas rectangulares.
Uno de los
más antiguos ejemplos precedentes de las estructuras de templos está
representado por una monumental tumba de Lefkandi, en la isla de Eubea, que se
remonta a los inicios del siglo X a. C. Se trataba de un edificio de planta estrecha
y alargada (10 x 45 m), rematada al fondo por un ábside, con paredes de arcilla
y maderas protegidas por un amplio techo. El techo sobresalía por encima de las
paredes, sostenido por una fila de 67 apoyos de madera exentos, que son el
primer ejemplo de un peristilo. El edificio, subdividido internamente en tres
vanos, fue utilizado para la rica sepultura de una pareja real y constituía
quizás un heroon (esto es tumba-santuario de un jefe, considerado como
un protector divino).
Otro
ejemplo más reciente es la Cabaña de la playa de Eretria, una estructura
descubierta bajo el templo de Apolo Dafnéforo, con longitud de 35 m, aún
rematado en ábside y con el techo sostenido por una fila de apoyos centrales,
que se remonta a finales del siglo VIII a. C. Las últimas investigaciones han
puesto en duda la función sagrada del Dafneforio de Eretria, viendo en
él la morada de un wanax (soberano) local, en el interior de la cual se
desarrollaban las prácticas rituales realizadas por el jefe de la comunidad.
Un templo
períptero dedicado a Artemisa, con el prónaos de planta semicircular con
columnas de madera, ha sido recientemente descubierto cerca de Patrás (en Ano
Mazaraki).
Mientras en
la Grecia continental parece haberse difundido la planta de ábside, en Creta se
encuentran en el siglo VII a. C. edificios de planta rectangular y con cubierta
plana: entre los ejemplos más destacados está el templo A de Prinias (en torno
al 625-620 a. C.), que carece de órdenes arquitectónicos y con decoraciones
esculpidas, en el cual la presencia de un fuego interno recuerda la estructura micénica
del megaron. En Asia Menor se erigieron a partir del siglo VIII a. C.
los grandes templos de Samos y de Eretria.
El templo
de Istmia, construido en la primera mitad del siglo VII a. C. y sede desde el
año 582 a. C. de los Juegos Ístmicos en honor a Poseidón, presenta una cella
menos alargada (1:4) y un peristilo de 7 x 18 columnas. Los muros de la cella
estaban construidos en opus quadratum con bloques regulares de piedra
caliza. La cubierta del techo con tejas en terracota hizo necesaria la
sustitución de los simples postes usados como apoyo con columnas. La cella
estaba subdividida en el interior en dos naves por una fila de apoyos
centrales. El uso de las tejas aún está atestiguado en el curso del mismo siglo
en los santuarios de Peracora y de Delfos.
El templo
del santuario de Apolo en Termo, en Etolia (alrededor del año 625 a. C.,
precedido por edificios más antiguos con planta absidiada), presentaba los
muros de la cella en adobe, apoyados sobre una plataforma de piedra en la que
quedaban trazas del apoyo de las columnas de madera del peristilo. La cella aún
tenía dos naves y presentaba un profundo opistodomos en la parte posterior. Sus
paredes externas estaban decoradas por un friso sobre lajas de terracota
pintadas.
Para el
diseño recurrieron a los elementos decorativos constructivos específicos de
distintos órdenes arquitectónicos, diferenciando inicialmente entre el dórico y
el jónico, a los que desde finales del siglo III a. C. se unió el corintio.
Se desarrolló una multitud de diferentes opciones de diseño, que se combinaban
con los nuevos órdenes arquitectónicos. A partir de siglo III a. C.
decayó la construcción de grandes templos, con un breve florecimiento a finales
del siglo II a. C. para sucumbir casi completamente en el transcurso
del siglo I a. C. Se volvió a acometer solo tareas menores de
construcción, renovación de templos más antiguos o continuación para su
finalización.
Los templos
solían ser promovidos y financiados por las ciudades y por las administraciones
de los santuarios, pero también algunos particulares, la mayoría de gobernantes
helenísticos, los construyeron y poseyeron. Con el agotamiento de las fuentes
de financiación del helenismo tardío y la incorporación de la cultura griega al
Imperio romano, los funcionarios de la administración y los gobernantes
aparecieron como nuevos clientes y finalizó la construcción de templos griegos.
El resultado fueron los edificios que ahora forman parte de la arquitectura romana,
que sirvieron a otros fines y tuvieron formas más desarrolladas.
A medida
que los griegos se hicieron más adeptos a los edificios monumentales, los
estilos arquitectónicos regionales cuajaron en los diversos órdenes hoy
conocidos. El dórico y el jónico son considerados los estilos clásicos. El orden
corintio se añade en el siglo V a. C. y el capitel compuesto aparece durante el
período helenístico.
El templo dórico es el prototipo de templo
griego. Después de un largo período de desarrollo en los períodos geométrico y
orientalizante, el templo dórico aparece en su forma canónica en el siglo VII
a. C. y se difundió por todo el mundo griego en los siglos siguientes. Sus
dimensiones y proporciones son, en general, equilibradas y armoniosas. El
origen se encuentra en las construcciones en madera, que la piedra pretende
imitar. Por ejemplo los triglifos parecen derivar de la cabecera de las vigas
de la cubierta, mientras que las metopas no serían otra cosa que la evolución
de los paños de cierre entre una viga y la otra. Esto quedaría confirmado
incluso por la posición de los triglifos, puestos en en el eje de cada columna
y de ahí que sea lógico desde el punto de vista estructural; así como las gotas
situadas por debajo de los triglifos, no representarían otra cosa que las
cabezas de los clavos originales.
Los
orígenes del orden dórico en la arquitectura de madera están también
confirmados por fuentes literarias como Pausanias, que cuando describe el
antiguo templo de Hera en Olimpia menciona aún columnas de madera,
que fueron progresivamente sustituidas por columnas de piedra.
Uno de los
primeros templos, que se encuentra entre el período arcaico y el clásico del
arte griego, es el templo de Afea, uno de los tres templos del triángulo
sagrado del Partenón, Sunión y Afea en Egina. Data del final del siglo VI a. C.
o principios del V a. C. El templo dedicado a Poseidón en el cabo Sunión, se
erigió sobre las ruinas de un templo que se remontaba al período arcaico; fue
construido en 444-440 a. C.
El concepto
que está en la base del templo griego, y que se encuentra de manera particular
en el templo dórico, es la relación existente entre el elemento divino y el
humano que continuamente interaccionan. La religión griega es muy diferente de
la oriental (por ejemplo entre los egipcios), donde lo divino está claramente
separado de lo humano, el interior de un templo es el privilegio de una restringida
casta sacerdotal e incluso la arquitectura resulta imponente y «pesada», propia
de una divinidad inalcanzable que se encuentra en las alturas y todo lo domina.
El diferente concepto religioso que tenían los griegos se descubre en la
construcción arquitectónica del templo griego que es estrechamente funcional en
su concepto de relación con lo divino.
El templo
griego es construido por el pueblo. Acudía al templo, participaba en las
procesiones que se desarrollaban en el peristilo del templo en torno a la cella.
Así como las divinidades olímpicas estaban presentes entre los seres humanos e
interactuaban con ellos interfiriendo en sus vicisitudes, del mismo modo el
templo es una construcción que al mismo tiempo está abierta y cerrada, donde el
interior interactúa con el exterior y el exterior con el interior. El peristilo
se encuentra cubierto pero es un lugar abierto al exterior: la luz entra en el
interior del templo, y desde el exterior se captan las sombras y la oscuridad
internas; en este juego un papel fundamental que desempeñan las formas de las
columnas, sus acanaladuras, la relación entre las columnas y los intervalos,
las proporciones generales del edificio.
La
estructura es simple. La planta es rectangular. La rodea una columnata que
sostiene el tejado a dos aguas. Otra columnata, en el interior, rodea la cella.
Elementos
característicos del dórico son:
La columna (stylos):
·
carece de basa, a diferencia
de los otros estilos que sí poseen una, apoyándose directamente en el
estilóbato;
·
es más bien maciza, poco
esbelta y se estrecha levemente pero en modo regular (conicidad);
·
presenta además un leve
abultamiento alrededor de un tercio de la altura llamada éntasis;
·
su fuste está formado por
bloques cilíndricos superpuestos uno sobre otro llamados tambores, aunque al
principio las columnas se construían en un solo bloque (templo de Apolo en
Corinto del siglo VI a. C.);
·
tiene entre 16 y 20 estrías
con aristas afiladas; estas acanaladuras se ejecutaban sólo después de haber
superpuesto los tambores.
El
capitel, en lo alto, está formado por collarino, equino
y ábaco cuadrado;
El entablamento está formado por
tres fajas:
·
el arquitrabe, liso, formado
por una fila de grandes bloques puestos sin solución de continuidad sobre las
columnas;
·
el friso decorativo tiene la
misma altura y longitud que el arquitrabe;
·
está dividido en paneles
llamados metopas, lisas o decoradas, que primitivamente servían para tapar los
huecos entre las vigas;
·
las metopas están separadas
por triglifos, elementos estriados, que imitan las cabezas de las vigas
transversales en las construcciones en madera;
·
de los triglifos cuelgan gottae,
pequeños elementos decorativos de forma cilíndrica o tronco-cónica;
·
la cornisa saliente, con
pequeños taquitos o mútulos.
La cubierta estaba sostenida por vigas
de madera y muestra, tanto en la fachada anterior como en la posterior, frontones
triangulares, formados por una cornisa que sobresale y encuadra una superficie
muraria triangular llamada tímpano y que solía estar adornado con esculturas;
la cornisa está formada por: un elemento horizontal (ghèison
horizontale) decorado sobre la superficie inferior tablillas (mutuli)
adornadas por filas de guttae; y de otros dos elementos inclinados
convergentes con una parte más sobresaliente (ghèison oblicuo o sima)
en los cuales se apoyaban las tejas de la cubierta del techo y que estaban
recubiertos por terracotas decorativas pintadas.Ha de
recordarse, en fin, que parte integrante del templo dórico era todo el aparato
decorativo. Aunque en general se ha perdido por completo, en el curso de las
excavaciones de los templos siempre se encuentran numerosos fragmentos o parte
de ellos, permitiendo bastante a menudo identificar así la divinidad que se
veneraba allí. El aparato decorativo consistía en:
·
un fino enlucido blanco que
cubría toda la arquitectura, desde las columnas hasta el entablamento, y que se
pintaba con motivos geométricos de diversos colores (restos de esto se pueden
reconocer sobre las columnas del templo E en Selinunte); se usó el azul en los
triglifos, el rojo en el fondo de las metopas y planos dorados.
·
las metopas que decoraban el
friso, normalmente pintadas (todo perdido), más raramente en relieve (famosas
son las del Hereo en la desembocadura del Sele en Paestum, y aquellas de los
templos C, D y E de Selinunte) que representaban personajes y episodios míticos
referentes a la divinidad venerada en el templo;
·
los grupos de estatuas en
mármol o bronce colocadas ordenadamente en el interior del frontón, con las
esculturas más altas situadas hacia el centro, con otras más pequeñas a los
lados y las más diminutas, en los ángulos del frontón;
·
las terracotas
arquitectónicas (gárgolas como prótomos leoninos, antefijo con gorgonèion,
acroteras, kalypter hegemòn, etc.) también pintados con vivos colores,
que decoraban los bordes del techo (ghéison) y sus esquinas.
Armonía del
templo dórico
Independientemente
de la procedencia o de la cultura de las personas, o de los conocimientos
histórico-artísticos que posean, la vista de un templo dórico se recibe
instintivamente por todos como algo extraordinario y bello; y no sólo por las
dimensiones imponentes del templo. Esta sensación se debe a la armonía
intrínseca que posee el orden dórico y que deriva en gran medida de las
dimensiones de sus elementos y de la relación existente entre las diversas
partes arquitectónicas. Hay una búsqueda del equilibrio proporcionado entre lo
vertical y lo horizontal, entre lo llenó y el vacío.
Entre los
espacios llenos y los espacios vacíos en el templo dórico se crea tal
equivalencia a la hora de crear una unidad estructural que los espacios vacíos
adquieren un valor parejo a los ocupados, convirtiéndose así en elementos
arquitectónicos. «Los dos elementos, esto es, lo lleno y lo vacío, son ahora
inescindibles, así como inescindibles son en un texto musical las notas y los
silencios...» (Mario Napoli).
El templo
dórico se construye enteramente sobre el módulo. El módulo es la media del
diámetro de la columna en la base. El módulo puede también ser la medida del
intercolumnio, esto es del espacio existente entre dos columnas en el frente
del templo. El módulo se convierte en el metro sobre el que se construye todo
en el templo.
·
La altura de la columna es 4
o 5 veces el módulo.
·
La columna es 3 veces la
altura del entablamento.
·
El entablamento es 1/3 de la
columna y tiene la misma altura que el frontón.
·
El arquitrabe y el friso son
cada uno 1/6 de la altura de la columna.
·
El frontón tiene la misma
altura del entablamento y de la base, y es 1/3 de la altura de la columna.
·
La base del templo con las
gradas es la mitad del entablamento, esto es, debería ser la misma altura del
arquitrabe o del friso.
·
La relación entre longitud y
anchura del templo es en general de 1:2 (esto es la largura es el doble de la
anchura), alcanzándose de esta manera una mayor armonía allí donde la anchura
del frente es de 2/5 de la largura (como en el caso del templo de Neptuno en
Paestum).
El orden
dórico no es constante. Aunque los principios esenciales de la armonía se
encuentran ínsitos en los templos dóricos más antiguos, la perfección clásica
no pudo alcanzarse sino de manera progresiva gracias a un continuo ajuste de
las incongruencias y a la puntual y sistemática corrección de los defectos que
encontraban. Y esto se encuentra tanto en los elementos arquitectónicos
singulares como en los edificios en su complejo (véase más abajo «Templos dóricos
de la Magna Grecia»).
El problema
de la busca de una armonía que se dé también en las proporciones entre los
lados largo y corto de un templo dórico se encuentra en los ejemplos más
antiguos de Selinunte, donde los templos C y F resultan aún relativamente
estrechos y un tanto alargados (el templo C presenta incluso 6 x 17 columnas).
De esta búsqueda obsesiva de la
armonía forman parte también:
·
la conicidad de las columnas,
esto es su progresivo estrechamiento hacia lo alto;
·
la presencia a lo largo de todo
el fuste de acanaladuras con aristas agudas que, creando juegos de luces y de
sombras, dan corporeidad a la columna; las acanaladuras - que sugieren los
pliegues de un peplum - pueden tener mayor o menor anchura, de ahí que el
número aumente o disminuya, creando así efectos diversos;
·
el éntasis, esto es, el leve
abombamiento de la columna a alrededor de 1/3 de su altura es una forma de
enfatizar su función estructural, como si se deformase visiblemente bajo el
peso de la estructura arquitectónica;
·
los continuos y diversos
intentos emprendidos en el curso de los siglos y en los diversos lugares para
resolver el problema de la posición del triglifo angular respecto a la columna.
Aún cuando
en plena época clásica se alcanzó la perfección en la arquitectura del templo
dórico, la sola precisión matemática aplicada a los elementos arquitectónicos
no bastó a los griegos, que tenían en gran consideración la perfección visual
del templo, para lo cual aplicaron una serie de imperceptibles correcciones
ópticas para que resultara perfecta no sólo la arquitectura sino también el
aspecto de la misma.
Estas
correcciones ópticas que se descubren al medir los elementos arquitectónicos
son:
·
éntasis de las columnas, con
lo que se aminora el efecto de concavidad de las columnas de lados rectos.
·
desigual distancia de los intercolumnios,
siendo mayor entre las columnas de entrada a la cella, y más reducida en las
columnas laterales.
·
curvaturas del entablamento y
del estilóbato hacia arriba, para evitar el efecto de pandeo, de vencimiento
por el centro.
·
inclinación de las columnas
hacia adentro para impedir la sensación de caída y crear el llamado efecto
piramidal.
·
mayor anchura de las columnas
de los ángulos, anulando cualquier presión de debilidad en ese punto.
Templo
dórico incompleto en Segesta
La
aparición del templo jónico, el más
antiguo de los cuales parece que fue el Hereo de Samos, se puede datar en torno
a la mitad del siglo VI a. C. Es originario de Asia Menor. Además de la
forma, más ligera y fina que la del templo dórico, se caracteriza por algunos
elementos innovadores:
·
la columna es más esbelta y
fina que la dórica, tiene basa, formada por dos toros separados por una gola o escocia;
tiene numerosas estrías y aristas descantilladas.
·
el capitel, inspirado por
modelos eólicos, está formado por un elemento que se enrosca formando volutas
en espiral, encuadrando el equino, y el ábaco es más fino.
·
el arquitrabe está
subdividido horizontalmente en tres fajas (platabandas), cada una de ellas
sobresale hacia el exterior respecto a la inferior, y está coronada en lo alto
por molduras.
·
el entablamento tiene un
friso corrido de decoración continua y esculpido con bajorrelieves.
·
la cornisa: decorada con
formas recortadas.
Ejemplos de
los templos jónicos, testimoniados sobre todo en las ciudades griegas de Asia
Menor, son el Templo de Atenea Niké sobre la Acrópolis, el templo de Artemisa
en Éfeso, el de Atenea Políade en Priene, y el gigantesco templo de Apolo en Dídima,
cerca de Mileto, de época helenística.
Reconstrucción del templo de Apolo en
Dídima
La
estructura del templo corintio no es
distinto del jónico, salvo por el capitel, decorado con hojas de acanto, y
también por la base de la columna, diferente de la jónica. El capitel está
formado por dos cuerpos, el inferior con doble fila de hojas de acanto y unos
caulículos o tallitos que surgen entre estas hojas y se enroscan en los ángulos
y centros. El ábaco es curvo y más fino. La leyenda dice que el escultor griego
Calímaco se inspiró casualmente en un cesto que encontró cerca de una tumba. El
cesto, dejado por algunos familiares del difunto, estaba cerrado en lo alto de
una piedra cuadrada (una especie de ábaco) y por debajo de él había crecido una
planta de acanto, cuyas hojas florecían en torno al cesto. La base de las
columnas puede ser ulteriormente realzada mediante el uso de un plinto.
El nuevo
follaje del capitel aparece aisladamente ya a finales del siglo V a. C. en el templo
de Apolo Epicurio en Bassae (h. 450 a. C.). En el siglo IV a. C.
encontramos el corintio adoptado en el tholos de Epidauro y en el Filipeo de Olimpia.
Edificios de templos enteramente corintios se encuentran sólo en la época
helenística y tendrían una enorme difusión en la arquitectura romana.
Templo de Apolo Epicurio en Bassae
C) Cerámica: Muy influida por las
decoraciones realizadas en telas bordadas, marfiles y objetos de metal. La
cerámica corintia fue la más extendida por el Mediterráneo. Se extendió por el comercio
desde Corinto (taller principal) y por comerciantes de otras procedencias, como
los Eginetas (Egina). Los motivos decorativos son tomados del repertorio
oriental:
·
Vegetales:
rosetas, flores de loto, palmetas...
·
Zoomorfos:
leones, panteras, ciervos, jabalíes, bóvidos...
·
Animales
fantásticos: sirenas, esfinges y grifos.
Hay una dualidad en la
producción:
·
Vasos
de pequeño tamaño: aríbalos y alabastrotes.
·
Vasos
de gran tamaño: olpes, cráteras y dinos.
Además hay
una variedad según donde se fabrican, habiendo dos grupos geográficos:
· Cerámica de Grecia del
Oeste: los talleres estarán en Corinto,
Esparta y Atenas. En Corinto será el principal centro alfarero. Su
prestigio estimuló a imitación de esta cerámica.
· Cerámica de Grecia del
Este: taller ubicado en Rodas. Es un estilo muy
característico conocido o el de “cabras salvajes”.
c.1.
La evolución de la cerámica corintia:
1ª
etapa 680 630 a. C. Llamado protocorintio. Son las últimas
manifestaciones del periodo geométrico. En este
periodo hay vasos de pequeño tamaño de estilo miniaturista con los primeros
motivos orientales.
En estos
momentos aparecen nuevas formas de vasos, de los cuales se usan especialmente
dos para marcar la cronología del periodo protocorintio según la evolución de
sus formas. Estos dos nuevos vasos son el aríbalo y la cótila
(taza pequeña y profunda de dos asas.
El aríbalo
es un vaso de origen chipriota que evolucionará desde una forma globular a
ovoide para, nuevamente, recuperar su forma globular original hacia el 600 a. C.
En los aríbalos comienzan a apreciarse la técnica de las figuras negras,
invención corintia. La evolución de la cótila se marcará por su decoración,
pasando de un barnizado completo hasta ser sustituido por una serie de líneas
horizontales paralelas, con alternancia de bandas claras y oscuras.
2ª etapa: 630-620 a. C. Periodo de transición. Hay dos vasos importantes:
Vaso Mac-Millan: está
en el Museo Británico. Tiene una forma de león en la boca, enseñando los dientes,
la legua fuera.... En este vaso y en de Chigui
la decoración es compleja porque hay dos ejércitos hoplitas enfrentados.
Debajo jinetes y debajo animales perseguidos por felinos.
Vaso
Chigui:
El jarrón
Chigi es un olpe protocorintio, o jarra, que da nombre al jarrón del pintor
Chigi. Fue encontrado en una tumba etrusca en Monte Aguzzo, cerca de Veio, en la
finca del Príncipe Mario Chigi en 1881. El jarrón ha sido asignado de diversas
maneras a los períodos protocorintio medio y tardío y se le ha dado una fecha
de ca. 650-640 a.C; 650-640 a.C, ahora está en el Museo Etrusco Nacional, Villa
Giulia, Roma (inv. No.22679). El jarrón mide 26 cm (10,2 pulgadas) de alto, lo
que es modesto en comparación con otros jarrones griegos. Se conservan unas
tres cuartas partes del jarrón. Se encontró en medio de una gran cantidad de
tiestos de procedencia mixta, incluyendo un recipiente bucchero inscrito con
cinco líneas en dos alfabetos etruscos tempranos que anuncian la propiedad de
Atianai, tal vez también el propietario original del jarrón Chigi.
El jarrón
Chigi es una obra polícroma decorada en cuatro frisos de escenas mitológicas y
de género y cuatro bandas de ornamentación entre estos cuadros se encuentra la
representación más antigua de la formación de la falange hoplita, la única
evidencia pictórica de su uso a mediados y finales del siglo VII, y el término
post quem de la "reforma hoplita" que alteró las tácticas militares.
El friso
más bajo es una escena de caza en la que tres cazadores de pelo corto y un
grupo de perros se esfuerzan por atrapar liebres y una zorra, un cazador
arrodillado lleva un lagobolon (un garrote arrojadizo utilizado en las liebres)
mientras le indica a sus compañeros que se mantengan detrás de un arbusto. No
está claro a partir de los fragmentos supervivientes si se usa una trampa, como
era común en las representaciones de tales expediciones. El siguiente friso
inmediatamente anterior sugiere una ubicación conjunta de cuatro o cinco
eventos no relacionados. Primero un desfile de jinetes de pelo largo, cada uno
de los cuales conduce un caballo sin jinete. Posiblemente estos son escuderos o
hipopótamos para algunos soldados de caballería o hippobateis ausentes este último, se ha conjeturado, pueden ser
los hoplitas vistos en otros lugares del jarrón. Los jinetes se enfrentan a una
esfinge de dos cuerpos con una corona floral y una sonrisa arcaica. No está
claro si la criatura está participando en cualquiera de las acciones en este
friso. Detrás de la esfinge hay una escena de caza de leones en la que cuatro
jóvenes con corazas (salvo uno que está desnudo, pero ceñido) lanzan un león
que tiene una quinta figura en sus fauces. Si hubo leones indígenas en el
Peloponeso en este momento es motivo de especulación. Por otra parte, la melena
del león, con sus cabellos conmocionados, traiciona una influencia neo-asiria,
tal vez la primera en el arte corintio y reemplazando las formas hititas
anteriormente dominantes. Finalmente en esta sección, y justo debajo del mango,
se encuentra una escena del Juicio de París. Arriba hay otra escena de caza,
aunque solo de animales: perros persiguiendo ciervos, cabras y liebres.
En el friso
más alto y más grande está la escena que ha atraído la atención más académica:
una batalla que involucra la guerra hoplita. Sin embargo, esta caracterización
no está exenta de problemas. Por un lado, los hoplitas que se muestran aquí
reunidos en el momento de los othismos (o "empuje") no llevan espadas
cortas, sino que, al igual que sus antepasados homéricos, tienen dos lanzas. Una
para empujar y otra para lanzar. Además, Tyrtaeus (11.11-14) no menciona un
segundo rango secundario como puede ser representado está lejos de ser evidente
que es un segundo rango representado en el jarrón o que apoya el primero. Para
representar inequívocamente las tácticas de la falange, el pintor habría tenido
que haber dado una vista de pájaro de la acción, una perspectiva desconocida en
la pintura griega de jarrón. En consecuencia, no está claro si la formación de
hoplita que se muestra aquí es la forma desarrollada tal como se practicó a
partir del siglo VI en adelante. Por último, los flautistas y la marcha cadenciosa
no están atestiguados en la literatura del período arcaico, por lo que el
flautista que se dibuja aquí no puede haber servido en realidad para mantener a
las tropas al paso: qué funciones tenía, si las hubiera, abiertas a la
especulación. Sin embargo, Tucídides afirma que una falange espartana en la Batalla
de Mantinea estuvo acompañada de flautistas con el fin de mantener el paso al
acercarse al ejército enemigo, lo que puede sugerir que se usaron de la misma
manera en el momento en que se hizo el jarrón.
El Juicio
de París sobre el jarrón Chigi es la representación más antigua del mito, la
evidencia tal vez del conocimiento de la épica perdida Cypria de los años 650.
La figura de París se etiqueta Alexandros en el estilo homérico, aunque el escritor
podría no ser el mismo que el pintor ya que las inscripciones no son
típicamente corintias. Esta escena, oscurecida bajo el mango y "pintada de
alguna manera como una ocurrencia tardía" según John Boardman invita a la pregunta si los eventos en este jarrón
(y jarrones en general) son yuxtaposiciones aleatorias de imágenes o presentan
un tema narrativo o general. En línea con la reciente beca de la escuela
estructuralista de París,
Jeffrey Hurwit sugiere que leyendo hacia arriba a lo largo del eje vertical
podemos discernir el desarrollo del hombre corintio ideal desde la niñez
pasando por agones y paideia hasta ser un guerrero ciudadano completo, con la
esfinge marcando etapas liminales en su maduración.
3ª etapa:
620-600 a. C. Llamado Corintio Antiguo o Inicial.
Se caracteriza por el estilo cuidado, con la desaparición de figuraciones complejas
y decoradas con representaciones de animales sin escenas. Se rarifican las
escenas humanas.
4ª etapa: 600 570 a.
C. Corintio Medio. La decoración pierde calidad. Se alargan y esquematizan las
figuras. Se invierte menos tiempo y se abaratan las producciones.
Aparecen en
los vasos la técnica de las figuras negras con las modalidades de silueta y de
contorno. Como motivos decorativos suelen aparecer en la base de los vasos una
corola de rayos triangulares; en el hombro se muestran bandas de flores y en el
cuerpo el tema central. En bandas estrechas suelen representarse figuras a
caballo o temas de caza.
5ª etapa:
570-500 a. C. Última etapa de la cerámica
corintia. Estamos en una época de decadencia en la que se acentúa el descuido
en la decoración. En este momento los vasos Áticos
han alcanzado su pleno florecimiento, introduciéndose en los mercados de la
cerámica corintia. Los alfares corintios intentarán imitar la calidad y
decoración de los vasos Áticos. A este respecto, se tenderá a imitar la arcilla
rosada del Ática (Koleas), se cubrirá el exterior con una capa de engobe
anaranjado para ocultar así la arcilla blanca, y finalmente imitarán el barniz
negro brillante de los talleres del Ática.
En esta etapa no
aparece la figura humana ni animal.Se
utiliza principalmente el betún negro sobre el color ocre de la arcilla, y las
decoraciones se separan en franjas horizontales o desordenadas.
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[1] Es un término de arquitectura que designa en un templo de Antigua
Grecia a un espacio reservado para ciertas funciones, la mayoría religiosas. Se
trata de una habitación o bien detrás del naos, o bien encuadrada en el misma
naos, en donde solo podían acceder los sacerdotes.
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