La Catedral de Ávila
Según la leyenda, la sede episcopal abulense
tiene un remoto origen relacionado con su primer obispo, san Segundo, enviado a
la península ya en el año 63 d.C. para predicar el cristianismo. También se
habla de una primitiva organización eclesiástica ya visigoda que habría
sobrevivido durante la primera época de dominación musulmana, cuando a los
cristianos se les permitió conservar su culto y sus iglesias.
Pero a partir de los
años de la Reconquista, la zona quedó en “tierra
de nadie”, dominada alternativamente por unos y otros, y habría que esperar
a fines del siglo XI para su definitiva incorporación a los territorios
cristianos, cuando tras la conquista de Toledo, Alfonso VI, rey de León, de
Galicia y de Castilla decidió repoblar toda una vasta zona que incluyó, aparte
de Ávila, otras ciudades como Segovia o Salamanca, encomendándole la misión a
su yerno, don Raimundo de Borgoña, casado con su hija doña Urraca, que sería
quien asentara definitivamente una sede episcopal en Ávila.
Fotografía aérea de la catedral de Ávila
Se cree que el proceso constructivo empezaría
con una primitiva catedral levantada por estas fechas sobre un antiguo templo
que ya estaría bajo la advocación de san Salvador. Se dice que las obras
habrían estado dirigidas por el maestro Alvar García durante el obispado de don
Pedro II Sánchez Zurraquines.
Pero esta primera catedral, que sería muy similar a la vecina iglesia de
San Vicente, con tres naves, tres ábsides y acusado crucero, se derribaría en
el siglo siguiente cuando todavía no estuviera acabada para levantar otra nueva
más grande.
Superposición de la supuesta primitiva
catedral y de la actual según la hipótesis
de Rodríguez Almeida
Esta nueva sede episcopal tuvo una primera
etapa constructiva bajo el patrocinio de Alfonso VII de León y de Castilla, que
en 1172 acudió al maestro francés Fruchel para que diera unas trazas de acuerdo
a los nuevos usos franceses protagonizados por el Císter, con una iglesia de
tres naves y cuatro tramos, crucero también de tres naves y cabecera con girola
y siete capillas radiales, con tribuna que iba a recorrer todo el
edificio.
Hipótesis sobre cómo sería la planta
proyectada por Fruchel
Pero esas trazas originales fueron pronto
modificadas, eliminándose la nave occidental del crucero, seguramente para
añadir un tramo más al presbiterio para incorporar un coro según las nuevas
catedrales francesas, lo que implicó también añadir un tramo más a la girola,
en la que también se decidió desmontar la tribuna.
También se redujo a tres el número de tramos del cuerpo de naves. Las obras
avanzaron levantándose todo el muro perimetral del templo, el cuerpo bajo de
las torres y una capilla anterior a la antesacristía.
Como material para toda esta primera etapa,
Fruchel eligió una arenisca roja y blanca de la cantera de la Colilla, cerca de
Ávila, la misma que en la ya mencionada iglesia de San Vicente.
Tras la muerte de Fruchel en 1192, coincidiendo
con un periodo de inestabilidad en Castilla, las obras quedaron paralizadas
hasta mediados del siglo XIII, cuando se reanudan ya utilizando granito. La
girola se divide en dos naves, quizá por no saber cómo cubrir un espacio tan
amplio, se fortifica su exterior conformándose lo que se conoce como “cimorro”, se levantan las bóvedas de las
naves laterales y las bajas del crucero y se construyen la capilla del Sagrario
y la sala capitular o capilla de san Bernabé.
Hipotética planta de Fruchel comparada
con la realmente construida
En sucesivas campañas se construyeron las
bóvedas de la nave central y los arbotantes y el templo pasó a convertirse en
la primera catedral gótica de la península, levantada durante los años de
apogeo del estilo. También se completó el claustro, se erigió la librería
capitular, el trascoro, las capillas del Evangelio, la de san
Segundo adosada al lado de la Epístola en la girola…
Maqueta del conjunto catedralicio
Las últimas intervenciones de consideración
fueron la capilla de los Velada, que se inicia en el siglo XVII, y una nueva
sala capitular, ya en el XVIII.
La catedral, en su conjunto, muestra distintos
estilos e influencias, con un exterior de aspecto fortificado y un interior
gótico con gran parte de la decoración renacentista.
El templo cuenta con dos accesos. La puerta
norte, conocida como Puerta de los Apóstoles, y que abre al tercer tramo
de la nave del Evangelio, es fruto de una curiosa combinación entre la
primitiva portada allí existente, fechada entre fines del siglo XIII y
comienzos del XIV, y la que fue la portada principal de la catedral, ubicada en
el nártex que había entre las dos torres de la fachada oeste.
Y es que en el último tercio del siglo
XV Juan Guas se encargó de combinar las piezas de ambas portadas
adaptándolas al espacio existente, de ahí que sólo cuente con
cinco arquivoltas y que dos de los doce apóstoles estén en los muros
en vez de en sus correspondientes jambas.
Apóstoles de las jambas de la derecha
Apóstoles de las jambas de la izquierda
Esta mezcla de dos portadas es también la que
hace presente un sinsentido iconográfico en el tímpano, que está dividido
en tres registros, con una Coronación de la Virgen en el
superior, un Juicio Final en el central y escenas de la Pasión en el
inferior, y es el único ejemplo conocido en el que una Coronación, que
pertenecía a la primitiva portada norte, remata un Juicio Final,
procedente de la portada occidental.
En las enjutas cuenta con
una Anunciación y todo el conjunto queda cobijado por un pequeño
pórtico de arco carpanel y bóveda de terceletes y rematado
por una crestería tardo gótica, muy modificada en una restauración a mediados
del siglo XX, y en cuyo centro Guas colocó un Salvador que
podría haber ocupado el parteluz de la puerta original.
Tímpano de la portada de los Apóstoles
Una vez terminadas las obras de adaptación de
la portada norte, Juan Guas reestructuró la fachada
occidental adelantando la portada hasta situarla a ras, con lo que
el nártex quedó conformado como otro tramo más de la nave central. En
cuanto a su estructura, las intervenciones de Ceferino Enríquez de la Serna en
el siglo XVIII hacen difícil averiguar qué se conserva de la obra de Guas.
Alzado de la fachada occidental de
Feduchi
Lo que hoy vemos es una mezcla de distintos
estilos, con un cuerpo inferior con un vano de medio punto decorado con
medallones y motivos florales, un tímpano con el Martirio de San Segundo,
una portada de arquivoltas apuntadas que descansan sobre finas columnillas y
dos salvajes en las jambas, conocidos como Gog y Magog, custodiando y
protegiendo la entrada al recinto sagrado, aunque se considera que no salieron
de la mano de Guas, dado su dudoso valor artístico.
Detalle de la portada occidental
Salvajes de las jambas de la portada
occidental
En la parte superior cuenta con una gran
balaustrada con algunos santos locales, como los hermanos Vicente, Sabina y
Cristeta, Teresa y Segundo, con una imagen central del Salvador, advocación del
templo, bajo el escudo catedralicio y el Arcángel San Miguel.
Uno de los elementos más destacados del
exterior, respecto al que los investigadores no se ponen de acuerdo en cuanto a
datación y función, es el denominado “cimorro”,
término que podría hacer alusión a su forma saliente y redondeada en la
muralla, como el morro de la ciudad. Hay autores que consideran que Fruchel ya
lo proyectó como tal y, por tanto, fue construido en la primera fase de las
obras y con intenciones defensivas; otros lo datan en el siglo XIV, sin función
defensiva alguna y más bien para solucionar problemas constructivos o de
estabilidad de la propia cabecera, a la que envuelve completamente.
Detalle del cimorro de la catedral de
Ávila, con la portada de la capilla de San Segundo, ya del siglo
XVII, en primer término
El templo cuenta con tres naves, capillas
laterales en el lado del Evangelio, amplio crucero y cabecera de gran
desarrollo.
Lo primero que nos llama la atención es la
elevación de la nave central respecto de las laterales, altura que fue posible
al desecharse del proyecto inicial la construcción de la
típica tribuna románica, que también dejó espacio para un gran cuerpo
de ventanas que en su momento, cuando conservaba las vidrieras, hoy sustituidas
por vidrios demasiado claros, proporcionaría una mágica luminosidad al templo.
Detalle de la altura de la nave central
Sección transversal de Feduchi (1997)
(1), donde se aprecia la altura de la
nave central respecto de las laterales
Toda la cubierta es de crucería sencilla menos
la del crucero, que es de terceletes.
Detalle de la cubierta, con la única
bóveda de terceletes en el crucero
La visión del altar mayor está interrumpida por
el coro, pues aunque el coro primitivo ocupaba la capilla mayor, ha. 1535
fue trasladado al segundo tramo del crucero.
La nave central desde los pies de la
iglesia, con el coro en el centro
Por esas fechas también se construyó el
magnífico trascoro renacentista, obra de Juan Rodríguez y Lucas
Giraldo.
Trascoro de la catedral de Ávila
Dividido en tres calles mediante pilastras
de candelieri, cuenta con las escenas de la Presentación en el
Templo, la Epifanía y la Matanza de los Inocentes.
Presentación en el Templo
Matanza de los inocentes
En las entrecalles, sendos medallones cobijan
el Abrazo ante la Puerta Dorada y
la Visitación sobre Jesús entre los Doctores y
la Huída a Egipto respectivamente. Rematando el conjunto aparecen los
profetas sentados entre balaustres e identificados por las filacterias que
portan. En la crestería encontramos putti flanqueando la figura
del Padre Eterno.
El coro cuenta con una
magnífica sillería según trazas de Cornelius de Holanda y en ella
también participaron Juan Rodríguez, Lucas Giraldo y Vasco de la Zarza.
Realizada en nogal tomando como modelo la sillería del coro bajo de la
iglesia de San Benito de Valladolid, presenta dos órdenes de asientos, con
los respaldos de la primera fila con escenas de Vidas de santos y una cornisa
de taracea y los de la segunda con los Apóstoles y decoración de grutescos.
Sobre la silla episcopal se encuentra una escultura de san Segundo, primer
obispo de la diócesis.
Además, a ambos lados se elevaron sendas
tribunas para los órganos. La rejería que cierra el conjunto se colocó en
1760.
El crucero llama
la atención por la presencia de dos arcos entibo realizados a
comienzos del siglo XVI buscando contrarrestar el empuje del presbiterio, que
se completan con otro al final del coro perpendicular a la nave mayor.
Los entibos a ambos lados del
crucero vistos desde el ábside
El presbiterio,
abierto mediante arco de triunfo de medio punto que indica que se iría a cubrir
con bóveda de cañón, cuenta, sin embargo, con la primera
bóveda sexpartita conocida de la península, muy poco anterior a la de
la catedral de Cuenca.
Cubierta del presbiterio con la primera
bóveda
sexpartita conocida de la península
En los primeros pilares del altar mayor se
ubican dos pequeños retablos de alabastro dedicados a santa
Catalina y san Segundo realizados por Isidro de Villoldo, Juan Rodríguez y
Lucas Giraldo. Además, también cuenta con dos púlpitos, uno gótico y otro que
ya demuestra influencias renacentistas.
Retablos de santa Catalina y san Segundo
Púlpitos
El retablo
mayor es una obra significativa de comienzos del siglo XVI. Se
consideran de Pedro Berruguete, que contrata su realización en 1499, las trazas
generales y la predela, donde se representan los Cuatro doctores de la Iglesia
y los Evangelistas distribuidos de izquierda a derecha de la siguiente manera:
Gregorio, Jerónimo, Lucas, Juan, Mateo, Marcos, Ambrosio y Agustín.
Retablo mayor de la catedral de Ávila
Detalle de la predela con los santos
Gregorio, Jerónimo, Lucas y Juan
En los cuerpos superiores se desarrollan los
Ciclos de la Vida y Pasión de Jesucristo. Se consideran también de Berruguete
la Oración en el Huerto y la Flagelación. A la muerte del
maestro en 1503, continuó la obra Santa Cruz, que concluyó las escenas de
la Anunciación y la Crucifixión y realizó las de
la Epifanía y la Transfiguración. A su vez, a la muerte de éste
en 1508 se dice que fue Juan de Borgoña el encargado de terminar el programa
con las escenas de la Presentación en el Templo, la Anástasis,
la Natividad y la Anunciación, que ya se muestran plenamente
renacentistas en comparación con el estilo flamenco de las tablas anteriores,
con el conjunto terminado en 1512. De todos modos, investigaciones más
recientes también hablan del pintor Lorenzo de Ávila como uno de sus artífices.
Primer cuerpo, con
una Transfiguración central flanqueada por la Anunciación,
la Natividad, la Epifanía y la Presentación en el Templo
Cuerpo superior del retablo con
un Calvario central flanqueado por la Oración en el Huerto,
la Flagelación, la Resurrección y la Anástasis
En la armadura de madera sobredorada también
trabajaron el maestro Roldán y Vasco de la Zarza, con elementos tardogóticos
mezclados con otros renacentistas.
La girola es la parte más antigua del
templo. Se compone de doble deambulatorio separado por finas columnas salvo en
el primer tramo del Evangelio, que es un pilar rodeado de columnillas adosadas
que en realidad son tubos huecos que producen un sonido distinto, conformando
un diapasón con los sonidos de la escala tónica. Conserva algunos
interesantes capiteles historiados de fuerte impronta todavía románica, está
cubierta con bóvedas de ojiva y tiene nueve capillas
semicirculares incrustadas en el muro del cimorro.
En el trasaltar se
sitúa la sepultura de don Alonso Tostado y Ribera, también conocido como
Alonso de Madrigal o "El Tostado",
célebre teólogo y obispo de la diócesis entre 1449 y 1455, un conjunto
escultórico de Vasco de la Zarza que se conforma como una de las obras de
escultura renacentista más interesantes de la península.
El cuerpo bajo está decorado con cinco Virtudes
en hornacinas, y por encima se sitúa la figura del prelado con capa pluvial y
mitra enmarcado por un arco de medio punto que contiene un tondo con
una Epifanía; a su vez, todo el conjunto está enmarcado en sendas columnas
decoradas con candelieri que soportan un friso con la Cabalgata
de los Magos de Oriente. Se remata en un ático con
una Natividad sobre el que aparece el Padre Eterno.
Don Alonso Tostado ante un tondo con
una Epifanía
La Caridad y
la Fortaleza en los laterales de cuerpo bajo
Acoplándose a la girola, en los paños laterales
se distribuyen los Evangelistas, dos a cada lado.
San Juan Evangelista con tondo
con Santiago Matamoros y la Degollación
del Bautista en la parte superior y San Marcos con tondo con la
Conversión de san Eustaquio (o san Huberto) y
el Noli me tangere en la parte superior
San Mateo con tondo con San Jorge y
el dragón y el Bautismo de Cristo
en la parte superior y San Lucas con tondo con San Martín repartiendo
su capa y la Transfiguración en la parte superior
Detalle del tondo con Santiago
Matamoros
En cuanto a las vidrieras, las más antiguas se sitúan en la girola, la capilla
mayor y el crucero, todas fechadas en los siglos XV y XVI, conservándose sólo
del siglo XIV la central superior de la capilla mayor.
Vidrieras del ábside con
una Anunciación
Las vidrieras del ábside son las más
antiguas conservadas
Las del crucero del Evangelio se atribuyen a
Valdivieso y Santillana, con representaciones de las vírgenes santas Inés,
Águeda, Marta y Santa Catalina.
A partir de 1520 se encargan de continuar el
conjunto Alberto de Holanda y su hijo Nicolás, a los que corresponden el
colegio apostólico del primer nivel de la capilla mayor y los ventanales del
crucero de la Epístola con representaciones de santos, todas ellas ya
renacentistas.
Lamentablemente, el terremoto de 1775 con
epicentro en Lisboa destruyó los vitrales de la nave central y algunos
vanos fueron tapiados. Pero en la primera mitad del siglo XX se abrieron de
nuevo los vanos cegados colocándose vidrios con decoración geométrica,
restaurándose algunas de las vidrieras originales y construyéndose otras
nuevas, como las del eje axial de la capilla mayor con los santos Juan de la
Cruz y Teresa de Jesús, obra de la Casa Maumejean de 1930.
Capillas.
Comenzando el
recorrido por los pies del templo, la primera del lado del Evangelio es
la Capilla de san Miguel, que se corresponde en la Epístola con
la Capilla de san Andrés, ambas justo debajo de las torres y la
última convertida en acceso turístico al claustro.
Plano del conjunto catedralicio
Siguiendo por el
lado del Evangelio, en el hueco de la escalera de la torre hay un ámbito que
aloja una pila bautismal de alabastro de Vasco de la Zarza,
dentro de un espacio cerrado por una reja plateresca atribuida a Juan Francés.
Capilla bautismal de la catedral
Detalle de la pila bautismal
A continuación se
sitúa la Capilla de la Piedad o de la Virgen de los Dolores,
también conocida como "Capilla de la Blanca", fundada por el
arcediano de Arévalo y Valladolid don Rodrigo Dávila a mediados del siglo XVI y
obra plenamente clasicista, con cubierta de cúpula ovoide sobre pechinas, gallonada y con linterna que se atribuye a Bautista Vázquez y que se
conforma como la primera cubrición de este tipo en Castilla. Está presidida por
una escultura de mármol blanco de Carrara fechada en 1560 basada en la
famosa Piedad de Miguel Ángel. También cuenta con una Virgen
de la Caridad, imagen de vestir del siglo XV procedente de la desaparecida
iglesia de San Lázaro. Además, desde 2011 custodia un trozo de sotana del beato
Juan Pablo II donada por la Santa Sede en 2011.
Cúpula ovalada de la Capilla de la
Piedad
La siguiente es
la Capilla de la Concepción, también conocida como "del Santísimo, de la Virgen de la Caridad o
de Santa Teresa". Se anexiona al templo al tiempo que la anterior y
bajo el patrocinio del deán don Cristóbal Medina como su propia capilla
funeraria, con su sepulcro a la izquierda del altar y un retablo con una Inmaculada procedente
de la Capilla de San Miguel. Está cubierta con bóveda de cañón artesonada y su
decoración es clasicista.
Capilla de la Concepción
En el crucero del
Evangelio hay dos capillas. La más cercana a la cabecera es la Capilla
de san Antolín, fundada por el deán don Blasco Velázquez. En ella destaca
un retablo escultórico de Isidro Villoldo de 1551 dedicado al santo de la
advocación.
La capilla de san Antolín desde el
crucero de la Epístola
La otra es
la Capilla de san Pedro, que cuenta con un tríptico del siglo XV
dedicado al santo y atribuido al Maestro de Ávila, con una tabla central con el
apóstol en cátedra con capa pluvial y nimbo y tablas laterales con el Martirio
del santo y la Aparición de Cristo al santo cuando huía de Roma. Además, desde
la celebración de las Edades del Hombre en la catedral en 2004, también se ha
colocado en este ámbito un retablo flamenco atribuido al Maestro Han, fechado
en el siglo XVI dedicado a San Miguel.
Ya en el crucero
de la Epístola está la Capilla de santa Teresa, antes dedicada a
san Blas. Conserva restos de pintura mural que permanecieron siglos ocultos por
un retablo y que ahora también están semitapados por una talla de la santa.
También conserva los arcosolios de don Blasco Dávila, obispo de Sigüenza, don Sancho
Dávila, capitán de los ejércitos de los Reyes Católicos y un nicho sin yacente
al que se le ha colocado una talla y que se cree que contendría los restos del
obispo don Sancho Blázquez Dávila, impulsor de las obras de finalización de la
catedral en el siglo XV.
Capilla de santa Teresa con los
arcosolios de los Dávila
La Capilla
de san Ildefonso también ocupa el crucero de la Epístola. Fundada por
don Alonso de Valderrábano, deán de la catedral, cuenta con un retablo gótico
del siglo XV con influencias del Trecento italiano con tres calles y tres
cuerpos con un Calvario, una Natividad y Santa
Ana y una predela con san Pedro y los martirios de los santos
Sebastián y Pablo. El ámbito alberga los sepulcros del fundador y de don Pedro
González de Valderrábano, miembro del consejo de Juan II.
Detalle de la capilla de san Ildefonso
en el crucero de la Epístola
En cuanto a
las capillas de la girola, la primera por el lado del Evangelio es
la Capilla de san Rafael, antes dedicada a los santos Vidal y Ana. Cuenta
con un retablo del siglo XVIII sin dorar con hornacina central con una talla
del santo y debajo se encuentran los restos del obispo de Plasencia don Sancho
Dávila y Toledo. La reja es del siglo XVI.
Detalle
del retablo de la capilla de san Rafael
La segunda capilla
de la girola en la actualidad es el acceso a la Capilla del Sagrado
Corazón, un ámbito de planta cuadrada adosado a la catedral, lindando con
la propia muralla. Fue fundada en 1603 por don Gómez Dávila, marqués de Velada,
como panteón familiar, aunque él terminó siendo enterrado en la vecina Capilla
de san Antolín, pues su construcción se prolongó por problemas burocráticos y
estructurales y no quedó terminada hasta el siglo XIX. A febrero de 2014 no era
visitable.
Alzado de la capilla de los Velada de
Feduchi
La siguiente es
la Capilla de san Nicolás, presidida por un retablo renacentista
con una escultura del santo y con el sepulcro del obispo don Hernando,
fallecido en 1292, con una representación de la subida del alma del difunto a
los Cielos ayudado por ángeles.
Después está la Capilla
de Santiago, fundada por el arcipreste de Ávila don Vicente de Villalva en
1651 como su capilla funeraria y en la actualidad acoge al Cristo de
las Murallas, una talla contemporánea del escultor Nicomedes Díaz Piquero
que procesiona en Semana Santa.
La capilla central de
la girola es la Capilla de Nuestra Señora de Gracia, donde se ha
localizado, en el lado del Evangelio, el que se considera el enterramiento más
antiguo de la catedral, con una inscripción que informa de que es la sepultura
del obispo don Sancho II, fallecido en 1181. También cuenta con un retablo
hispano-flamenco de 1496 atribuido al Maestro de Ávila, identificado por
algunos con García del Barco. Consta de cinco tablas con una central de
la Virgen con el Niño acompañada de una Anunciación y
una Natividad y con una predela con profetas. La capilla
conserva una vidriera con una Virgen con el Niño, obra de 1497
realizada por Juan de Valdivieso y Diego de Santillana.
Capilla de Nª Sª de la Gracia
A continuación
está la Capilla de san Juan Evangelista. Alberga los sepulcros de
doña Beatriz Vázquez y del obispo de Ávila de comienzos del siglo XIV fray
Domingo Suárez.
Vista
de la girola y las capillas radiales de san Juan Evangelista y san
Esteban, ésta última con el acceso a la Capilla de san Segundo
La Capilla
de san Segundo fue construida bajo el patrocinio del obispo don
Jerónimo Manrique de Lara a fines del siglo XVI para albergar las reliquias del
santo, hasta ese momento en una ermita románica a orillas del Adaja. Con trazas
de Francisco de Mora, se accede a ella tanto desde la girola, a través de
la Capilla radial de san Esteban, como desde el exterior del
templo, mediante escaleras adosadas a la muralla desde la Calle san Segundo, precisando
para su construcción del derribo de uno de los cubos de la misma.
Es un espacio rectangular con cubierta de medio
cañón y bóveda semiesférica sobre pechinas para el ábside. El retablo que
custodia las reliquias se debe a José Benito de Churriguera y se fecha en 1716,
dorado y con abundante decoración de elementos vegetales creando ricos efectos
de luces y sombras.
Fachada exterior de la Capilla de san
Segundo, adosada al cimorro de la catedral
A continuación se
sitúa la Capilla de la Asunción, con dos arcosolios de
enterramiento, el de la izquierda de un caballero y el de la derecha de un
eclesiástico, y en la que a partir de las Edades del Hombre se ha colocado un
retablo hispano-flamenco dedicado a san Miguel.
Caballero yacente de alabastro en el
arcosolio de la izquierda de la Capilla de la Asunción
Retablo de san Miguel en la Capilla de
la Asunción de la girola
Desde la Capilla
de san Juan Bautista, la última de la girola, y a través de una portada
hispano-flamenca fechada ha. 1500 de arco trilobulado abarcado por otro conopial y doble alfiz, se accede
a una dependencia de referencias románicas, de planta rectangular con bóveda de
cañón y terminada en un pequeño ábside con bóveda de horno. Se relaciona con la
primitiva catedral y se piensa que al principio se utilizó como sacristía. A
partir de este ámbito, se visitan las dependencias del cabildo.
Capilla de san Juan Bautista, con
portada hispano-flamenca de acceso a lo que se cree que sería la
primitiva sacristía románica
Desde aquí, y
mediante una portada plateresca, se entra a la Sala del Sagrario o del
Tesoro, posteriormente convertida en antesacristía, puesta bajo la
advocación de san Pedro. Este ámbito es del siglo XIII y también se conoció
como "Capilla de los Beneficiados".
Presenta planta
rectangular con bóveda de nervios sobre ménsulas que fueron dorados en el siglo
XV, cajonería del XVI atribuida a Cornelius de Holanda y un armariolo de fines
del XV con puertas que tienen ensambladas cuatro tablas de Marcos Pinilla que
relatan la Liberación de san Pedro de la cárcel, con una tabla en el ático con
el santo atribuida al Maestro de Ávila.
Cubierta
sobre ménsulas de la Capilla del Sagrario
A continuación
encontramos la primitiva sala capitular o Capilla de
san Bernabé. Datable a mediados del siglo XIII, se cree que habría tenido
accesos directos por el crucero del templo y por el claustro, cegados a partir
de 1735 al convertirla en sacristía, cuando se abre el acceso desde la Sala del
Sagrario, a su vez convertida en antesacristía. Se comunica por la izquierda
con la librería capitular.
Es de planta
cuadrangular con bóveda octogonal de crucería sobre trompas y en el testero del
fondo cuenta con un retablo de alabastro con las escenas de la Flagelación y
el Ecce Homo además de relieves de los santos Bernabé,
advocación de la capilla, Andrés y Pablo junto a las Virtudes Cardinales.
Retablo de alabastro de la Capilla de
san Bernabé con el grupo escultórico de la Resurrección en la parte
de arriba
El Ciclo de la
Pasión que preside este ámbito se completa con los grupos escultóricos de
la Subida al Calvario, la Crucifixión, el Descendimiento y
la Resurrección realizados por Isidro de Villoldo, Juan Frías
y Pedro de Salamanca hacia 1555 en madera lacada en blanco y colocados en los
lunetos de la bóveda.
Subida al
Calvario y Crucifixión
Detalle de la bóveda sobre trompas y de
la escena del Descendimiento
Este espacio es de
gran importancia histórica porque fue donde se reunieron los nobles castellanos
para proclamar lo que ha pasado a la Historia como la "Farsa de
Ávila", cuando en 1465 proclamaron rey al infante don Alfonso, hermano de
Isabel la Católica, contra el monarca legítimo Enrique IV, hermanastro de
ambos.
Detalle de la cubierta de la Capilla de
san Bernabé
El siguiente
ámbito es la mencionada Librería del cabildo, mandada construir a
fines del siglo XV, en tiempos del obispo Carrillo de Albornoz, según trazas
de Martín de Solórzano. Es una sala rectangular dividida en dos
tramos con cubierta de crucería estrellada de ocho puntas y dos vidrieras de
fines del siglo XV con una Epifanía y una Natividad en
el lado este.
Como desde fines
del siglo XVI el ámbito ya no tenía esa función, con la mayoría de los libros
vendidos, a comienzos del XVII el deán don Diego de Bracamonte hizo una oferta
al cabildo para adquirirla como capilla funeraria para él, su hermano, el
cardenal don Francisco Dávila Mújica, y otros miembros de la familia, para lo
que se construyeron dos arcosolios a ambos lados del altar.
Claustro
El claustro empezaría
a levantarse en el siglo XIV, aunque conserva una portada de la iglesia todavía
románica, que sería lo primero construido, quizá ya en el XIII, y no se terminó
hasta principios del XVI, con un remate de crestería de los maestros Mateo,
Pedro de Viñegra y Vasco de Zarza de motivos platerescos, pináculos sobre los
contrafuertes y la heráldica del cabildo y del obispo don Alonso Carrillo de
Albornoz.
Pandas norte y este del claustro, con la
nave central del templo y la torre del Evangelio sobresaliendo por detrás
Las actuales
arquerías hacia el jardín son resultado de las restauraciones realizadas en la
década de 1980 que eliminaron el tabicado que se había realizado en la segunda
mitad del siglo XVIII.
Arquería de la panda norte antes de la
restauración y después
Cada panda tiene
nueve tramos con cubiertas de crucería y en el siglo XVI se le añadieron tres
capillas en los ángulos que estaban libres.
La Capilla
de las Cuevas o de la Piedad, en el ángulo sureste, fue fundada en 1520 por
el arcediano don Pedro Daza y no quedó concluida hasta veinte años después.
Formada por tres dependencias, presenta bóvedas góticas pero el resto es
renacentista, sobre todo la decoración exterior de cresterías, relieves y una
alegoría de la muerte y la vida que ha terminado dando nombre a la calle desde
la que se ve.
La diminuta Capilla
de Nuestra Señora la Mayor, también conocida como "del Claustro o del
Rincón", se encuentra en el ángulo sureste y fue construida para albergar
la imagen de la Virgen que hoy está a la derecha de la capilla mayor y el
enterramiento de su fundador, el racionero don Pero Vázquez.
Virgen con Niño en la capilla mayor de
la catedral y que estaba en la Capilla del Rincón del claustro
Finalmente, en
ángulo noroeste está la Capilla de san Jerónimo o del Crucifijo,
fundada por el canónigo don Pedro Ordóñez de Anaya en 1576. Cuenta con
sacristía de bóveda de cañón casetonada y capilla con cúpula sobre pechinas.
Santa María y San
Julián de Cuenca
La catedral de Santa
María y San Julián de Cuenca es el templo principal de la ciudad y la sede
diocesiana de la diócesis
de Cuenca,
en la archidiócesis de
Toledo.
El 21 de septiembre de 1177, Alfonso
VIII de Castilla
conquista la ciudad de Cuenca y se constituye como
sede episcopal en el año 1183.
El Rey don Alfonso,
fizo y ordenó que la mezquita que los moros avían, mandó a los obispos que la
consagraran... e puso por la suya mano de la Virgen María que a par de si
traíba, e pasó e trasladó los obispados de Valeria y Arcas e puso la silla en
la su ciudad de Cuenca.
La esposa de Alfonso VIII, Leonor de Aquitania
y Plantagenet, hija del rey de Inglaterra, hermana de Ricardo Corazón de León y
además condesa de Gascuña, viene acompañada por caballeros normandos que serán
los que ejercerán su influencia sobre la fábrica de la catedral. En esta época,
el estilo constructivo era el románico, pero la influencia normanda de la corte
del rey Alfonso VIII inspiró la construcción de esta catedral, siendo la
primera catedral gótica de Castilla, junto con la de Ávila. De estilo gótico
normando, las obras se iniciaron en el año 1196 y se concluyó en el año 1257.
Sin embargo, como la mayoría de los edificios religiosos, ha sufrido
transformaciones a lo largo de los siglos: en el siglo XV se reconstruyó la
cabecera, el exterior de la catedral se renovó casi por completo en el siglo
XVI, en el siglo XVII se construyó la capilla del Sagrario y se reformaron la
fachada y las torres, en un estilo barroco. En el siglo XVIII se construyó el
nuevo altar mayor y ya a principios del siglo XX a causa de un derrumbe, se
reconstruyó la fachada.
Características
Lo más destacado del
edificio es que pertenece a un planteamiento muy inicial del gótico, ligado al
arte franconormando del siglo XII francés, como las catedrales de Sason y Laon.
Inicialmente, se
comenzó una cabecera más bien románica, con cinco ábsides escalonados, transepto
y tres naves en el cuerpo principal. Las obras se desarrollaron en el siglo
XIII en el que se construyó el triforio, con ventanales moldurados y decorados
con estatuas de ángeles y un óculo superior. Las bóvedas son de crucería
sexpartita.
En el siglo XV se
reconstruyó la cabecera para abrir una doble girola de bellísima factura. En el
siglo XVIII se construyó el nuevo altar mayor y ya a principios del siglo XX,
debido al derrumbe de la fachada y parte de la crucería, se construyó una
fachada neogótica, obra de Vicente Lampérez, inspirándose en la fachada de la catedral
de Reims. Sin embargo, estas obras nunca llegaron a terminarse puesto que tras
las dos primeras alzadas quedaron suspendidas las obras sin que se construyesen
las torres laterales.
Esta cabecera se unía a
un transepto bastante prolongado y un cuerpo de tres naves.
En el crucero, se
levantó una bóveda octopartita que sirve de apoyo a la gran torre del Ángel.
Ésta es de base cuadrada en su primer tramo y octogonal en el superior.
Exterior de la catedral
No es mucho lo que se aprecia de la catedral de
Cuenca en su vertiente exterior ya que se encuentra agobiada por distintas
construcciones, además de haber sufrido bastantes transformaciones. Lo más notorio es la gran fachada principal
neogótica construida por Vicente Lampérez a comienzos de siglo XX (1910). Esta
fachada había llegado a comienzos del siglo XX con elementos originales de
época gótica y otros barrocos del siglo XVIII. Sea como fuera, en 1902 se
derrumbó la torre del Giraldo y se llevó por delante parte de esta fachada
(además de algunas vidas). Así surgió el proyecto para realizar un nuevo
cerramiento de las naves. Lampérez se ocupó de la obra que también quedó
inacabada, extremo que se aprecia en las torres inconclusas y en una serie de
motivos ornamentales no rematados completamente.
Esta espectacular fachada, según su autor,
pretendió reproducir la original. Tiene tres puertas de arco apuntado y por
encima un piso con arcos apuntados y en medio un rosetón que imita
completamente el del hastial norte del transepto. El remate está protagonizado
por una galería porticada. Otro elemento importante que se aprecia es el
aspecto exterior de la Torre del Ángel que muestra en el exterior dos cuerpos
superpuestos. El primero sólo se anima con un ventanal bíforo en cada cara con
su respectivo mainel con columnilla. El piso superior muestra cuatro arcos
apuntados muy rasgados en cada una de las caras.
Los ventanales de las naves laterales son
óculos circulares con tracerías polilobuladas. Por su parte los vanos de la
nave central también son circulares y no tienen tracerías. Éstos últimos sólo
llevan una especia de guardapolvos de arco ojival con decoración floran y
rostros humanos en sus arranques. Entre medias se aprecia perfectamente la
estructura de arbotantes.
Cuerpo de la Iglesia-Catedral con la
nave de la capilla mayor y el transepto en primer plano remontados en el centro
de intersección de ambos por la linterna-cimborrio denominada Torre del Angel;
al fondo la nave central.
Fachada principal. Imagen cedida por la
Oficina Municipal de Turismo de Cuenca.
El rosetón, cuya tracería contiene un
diseño radial, está formado por 12 astiles con forma de columnas que irradian
de un óculo central y dividen al vano en segmentos; cada segmento remata en
arcos trilobulados que descansan en los capiteles formados por cada astil. Es
probable que la tracería de este rosetón sea la original realizada en el S.
XIII y reutilizada en la composición de esta fachada en el s. XX.
Alzado de la fachada norte.
Alzado de la fachada sur
En el centro de la arquería, al nivel de
la imposta, sobre un pedestal-mensula con figuración de un animal fantástico
alado, común en las restauraciones violletianas, se ha formado un edículo donde
se levanta la estatua con la figura del Obispo San Julián, bajo un gran dosel.
Interior
de la catedral de Cuenca
El interior de la catedral es, con mucho, lo
más importante e interesante del templo.
La catedral es de planta de cruz latina y
dispone de tres naves con una amplia cabecera que termina en un
ábside poligonal provisto de siete lados y flanqueado por dos naves a cada
costado que sirven de ingreso a la girola, realizada en 1448. Justo en el
crucero se levanta una bóveda central.
Este templo de planta clásica está cubierto por
bóvedas sexpartitas que arrancan de un haz de pequeñas columnas. La nave
central se separa de las laterales por medio de grandes arcos apuntados
que apoyan sobre macizos pilares de distinto grosor. Su triforio es único en
España, producto de la influencia anglo-normanda y más que su función
ornamental destaca su solución original para contrarrestar el empuje de las
bóvedas.
Como en tantas catedrales españolas el coro se
ubica en medio de la nave principal lo que impide una visión de conjunto del
templo desde los pies.
La cabecera, primera parte de la construcción,
sólo conserva de los siglos XII-XIII el ábside central, pues los laterales
fueron eliminados en el siglo XV para construir una doble girola ya con la
arquitectura y la estética propia del gótico final (bóvedas estrelladas) pero
inspirada en la girola de la seo de Toledo.
Esta girola de dos naves se construyó
alternando tramos cuadrados y triangulares (no trapezoidales) como sucede el
catedral de Toledo. Los pilares llevan multitud de finísimas columnillas sin
apenas capitel que se prolongan en innumerables nervios para formar la citada
bóveda estrellada.
Capilla mayor (al fondo). Realizada en
el S. XIII y reformada en el S. XV cuando se construyó la doble girola. Otra
nueva alteración se produjo a finales del S. XVI cuando fue trasladado el coro
primitivo desde el presbiterio para su ubicación en el centro de la catedral,
delante del crucero. Y además en el S. XVIII se llevó a cabo la actual obra del
retablo del Altar Mayor.
Capilla mayor (interior). Posee dos tramos, un
primer tramo recto y el presbiterio acabado en forma poligonal. Destaca la
frontal de la nave, obra de Juan Francés, realizada entre 1511 y 1517 siendo
una mezcla de transición del gótico al renacimiento. En el año 1752 se
reconstruyó la capilla en estilo neoclásico. El Retablo Mayor realizado entre
1753 y 1760 fue realizado con mármoles y jaspes de colores.
Vista de la nave central con sus
triforios góticos a ambos lados.
En el fondo del muro del triforio se
abre un gran óculo o rosetón para la iluminación de la nave central, y en la
parte más próxima a la nave se engalana con una tracería formada en su parte
elevada por otro círculo paralelo al del exterior que apoya sobre dos arcos
trebolados con una columna central, delante de la cual aparece la estatua en
pie de un ángel, con sus alas plegadas bajo un dosel.
La girola. Fue construida en 1448, para
ello hubo de destruirse los ábsides en los que terminaban las naves laterales.
La doble girola es obra de Hanequin Cueman de Bruselas y su hermano Egas
Cueman.
Alzado lateral de la nave central con
arcos ojivales en la parte inferior y el claristorio en la superior
. Un triforio es, en
sentido estricto, una nave que corre sobre las naves laterales que se comunica
con la central por medio de una galería. Sobre ésta suelen levantarse
las ventanas altas por donde entra la luz al interior del edificio.
El triforio de la Catedral de Cuenca es un falso triforio, pues su nave se ha
reducido a un estrecho pasillo y su galería se ha fundido con las ventanas
altas para crear una estructura única en España que sirve de transmisión de
fuerzas desde las bóvedas hacia los arbotantes exteriores.
Sobre el altar mayor, junto al
presbiterio, se cubre la nave con esta bóveda formada por dos nervios
diagonales más uno recto en el medio que se cruzan en la clave constituyendo
con sus seis plementos una bóveda de crucería sexpartita. Le sigue la bóveda
gallonada que remata la cabecera de la nave mayor con su ábside poligonal de
siete paños.
Bóveda de crucería sexpartita sobre el
presbiterio cuyos nervios apoyan en los muros sobre los arcos de comunicación
sobre las naves laterales.
Esta alteración hace mucho más espacioso el
templo creando una cabecera hipertrofiada en comparación con la moderada
superficie de las naves.
Mucho más interesante es el ábside central que
se ha conservado. Tiene planta poligonal de siete lados y muestra un alzado con
un primer piso de arcos muy apuntados (característica de toda la iglesia) con
un segundo nivel de claristorio con ventanales de medio punto. El abovedamiento
de esta capilla se lleva a cabo con sexpartitas, típica cubrición del primer
gótico.
Los apoyos de los nervios son grandes pilares
cilíndricos encapitelados y otros mucho más estrechos fasciculados con
columnillas. Esta alternancia de apoyos y que ha extrañado a muchos es
consecuencia de que en las bóvedas sexpartitas el apoyo que recibe el arco
perpiaño soporta menos peso que los que recogen los cruceros por lo que es
normal que sean más anchos (de hecho esto se da algunas catedrales góticas
francesas como Sens o Bourges).
Las bóvedas sexpartitas también se extienden a
otros lugares del templo, como el transepto y los dos primeros tramos de la
nave central.
A partir de este punto, las bóvedas se
convierten e cuatripartitas, adquiriendo una tipología más clásica.
Hay que citar que los arcos empleados en la obra
inicial de los siglos XII y XIII son muy apuntados (de cuatro centros) y que
llevan decoración zigzagueada típica de la arquitectura atlántica aunque
también muy presente en el tardorrománico español. Por su parte los capiteles
son vegetales con cestas bastante limpias y crochets y cogollos muy salientes.
Otra de las características más curiosas y
mencionadas de la catedral de Cuenca es, precisamente, el alzado de esta nave
central. El primer nivel es el de los arcos formeros como es preceptivo. Más
arriba parece que se tuvo que improvisar la "fusión" del nivel del triforio y el claristorio, de tal manera
que si bien se abrieron óculos circulares en el muro para dejar entrar la luz,
delante se creó una grácil estructura de doble arco trilobulado, tracería
circular envuelta por otro arco apuntado. Esta extraña estructura parece ser
una solución de compromiso entre un triforio convencional pero que al mismo
tiempo fuera piso de ventanas y ambas estructuras no debían molestarse la una a
la otra.
Otro elemento curioso es que esta estructura
tiene figuras de ángeles en la base del parteluz. Estos ángeles aluden a
distintas virtudes.
Interior del coro. La sillería
construida en madera de nogal, es obra de Manuel Gassó del año 1753. Dispone de
53 relieves tallados con imágenes de diversos santos. En los respaldos de las
sillas altas se dispone la talla en bajorrelieve que representa a cada uno de
los santos titulares de cada sitial. En la parte inferior o coro bajo podemos
observar los correspondientes sitiales bajo sus doseles con sus
correspondientes brazales, paciencias y misericordias.
La capilla del Pilar
Si accedemos a la
Catedral por una de las puertas de la fachada principal e iniciamos nuestro
recorrido por el lado derecho podemos entrar en la Capilla del Pilar. Esta
capilla fue fundada en el año 1769 por el canónigo Diego Lujando y el cabildo.
Posee un altar de madera policromada que imita el mármol y el jaspe, obra de
José Martín de Aldehuela. La reja es del siglo XVII. Sobre las paredes hay seis
relieves de estuvo que representan a San Julián y la Virgen, Aparición de la
Virgen a Santiago, Virgen con el niño, Milagro de Calanda e imposición de la
casulla a San Ildefonso. En la bóveda de la linterna se encuentra pintado al
fresco la Coronación de la Virgen. En su interior se conserva el enterramiento
del obispo Wenceslao de Sangüesa. Fue una capilla concebida con la intención de
crear un pequeño templo en miniatura.
Capilla de la Virgen del Pilar. Fue
fundada en 1769 por el canónigo Diego de Luiando Zárate y Murga. Es una obra
tardobarroca de José Martín de Aldehuela realizada entre 1769 y 1771
Bóveda de la capilla de la Virgen del
Pilar con la pintura al fresco de la coronación de la Virgen. Esta capilla está
construida a modo de iglesia, con una nave, un pequeño crucero con linterna y
presbiterio
Capilla de los apóstoles
Fue fundada en el siglo
XVI por el chantre García de Villarreal. La obra de la capilla se inició en
1528 a cargo de Antonio Flórez y Juan de Albiz. La portada se organiza dentro
del más puro estilo renacentista. Su pórtico de entrada es majestuoso y está
realizado en piedra labrada con reja de Cristóbal de Andino, de estilo
plateresco. El altar principal dispone de un retablo central con esculturas de
talla policromada y pinturas, del siglo XVI. También existen pinturas del siglo
XVI en el altar situado a la derecha también llamado de la Virgen de la Salud,
obra de Andrés de Vargas. El altar de la izquierda fue trazado por José Martín
de Aldehuela, mientras que la reja del comulgatorio es de Alonso Beltrán, en el
más puro estilo conquense de círculos secantes formando estrellas. Las
pilastras y columnas no abundan en decoración puesto que ésta se traslada hacia
lugares secundarios.
Capilla de los Apóstoles. Es de gran
tamaño y fue realizada en el año 1528 por los maestros canteros Juan de Alviz y
Antonio Florez, en estilo renacentista con elementos del gótico tardío.
Capilla de San Antolín
Fue realizada a
comienzos del siglo XVI y está ubicada en el ángulo de la nave con el crucero.
Tiene una cancela de madera y un friso decorativo de pleno estilo mudéjar.
Dispone de pila bautismal emplazada en el centro, también realizada en el siglo
XVI. En un altar aparecen las pinturas del artista Cristóbal García de
Salmerón, natural de Cuenca; en otro altar aparece una escultura de San Ignacio
de Loyola realizada por Manuel Álvarez y el altar de San Juan Evangelista y San
Juan Bautista procede de la capilla llamada de la Anunciación con dos pinturas
del siglo XVI.
Capilla Bautismal o de San Antolín. Es
la más antigua de la Catedral, del S. XIII o XIV. Tiene bóvedas de crucería con
nervios de espinazo apoyados en ménsulas decoradas con bustos femeninos y
follaje vegetal
Capilla del Obispo
Esta estancia debe su
nombre a la función que representa. Sirve de residencia particular del prelado
y fue fundada por el cardenal y obispo de Cuenca Jacobo de Veneris a finales
del siglo XV. Dispone de una hermosa reja de mediados del siglo XVI, en la que
se representa el bautismo de Cristo, obra de Sancho Muñoz. El altar es de
madera y alabastro policromados, obra de Villadiego. Las pinturas del retablo
del altar mayor están dedicadas a San Julián, patrón de la ciudad. El altar de
Santa Ana dispone de un retablo realizado en el siglo XVII y procede de la
ermita de Santa Ana.
Capilla del Obispo. Su interior es de
reducidas dimensiones, conteniendo en sus muros laterales diversos relicarios
vacíos y ménsulas, así como dos sarcófagos. El retablo está dedicado a San
Julián, patrón de Cuenca, y en su altar se encuentra la escultura de San Julián
realizada por el entallador renacentista Pedro de Villadiego en 1589.
Capilla de San Martín
Fue fundada por el
canónigo Martín de Huélamo a mediados del siglo XVI. Dispone de una reja
forjada, obra de Hernando de Arenas y realizada en 1548. El retablo de esta
capilla está dedicado a San Martín en estilo plateresco con medallones
realizados en alabastro por Giraldo de Flugo, en el que se combinan la madera
policromada, la pintura sobre tabla y el alabastro. Bajo el arcosolio se
encuentran los sepulcros de los Montemayor que presentan estatuas yacentes de
estilo naturalista y un gótico más evolucionado. El altar del Angel de la
Guardia se circunscribe al estilo barroco y dispone de un Calvario realizado a
finales del siglo XV y principios del siglo XVI, sobre una viga tallada con
motivos platerescos. Justo en el chaflán del muro se encuentra el altar de la
Inmaculada. Frente a estos dos altares se encuentra el retablo de San Fabián y
San Sebastián, obra de Juan y Miguel Hernández, en madera policromada y con una
variada iconografía.
Capilla de San Martín. Posee un retablo
plateresco presidiendo la capilla, obra atribuida a Giraldo de Flugo con la
figura de San Martín.
Capilla de nuestra Señora del Sagrario
Fue fundada por el
cabildo en el año 1629 y realizada por el arquitecto Alberto de la Madre de
Dios que la concibió con planta de cruz latina y cúpula con lucernario en el
crucero, de estilo herreriano. Dispone de una reja realizada por Juan Díaz de
los Herreros. Las obras continuaron en el siglo XVII. Cuenta con tres
retablos-relicarios, con pinturas de Vargas. El central dedicado a la titular,
el de la derecha a San Julián y el de la izquierda al Nacimiento de la Virgen.
Capilla del Sagrario. Es una obra
sobria, noble y grandiosa, en estilo renacentista, con revestimiento de
mármoles. Se trata de una capilla con planta de cruz griega, cúpula y linterna
en su pequeño crucero. Posee un retablo central dedicado a la Virgen del
Sagrario, con una talla románica del S. XII.
Sacristía Mayor
Es de estilo
gótico ojival y se encuentra emplazada detrás de un lienzo muy amplio del
muro en el que se hallan los enterramientos de dos obispos. Las obras
finalizaron en el año 1509. En su portada existen blasones e imágenes
religiosas. Destacan los nervios de sus majestuosas bóvedas. Ventura Rodríguez
fue el diseñador de su cajonería para ropajes rituales, realizada en nogal y en
la que se insertan las obras de Pedro de Mena, la Dolorosa y una Virgen de
Belén. Existen también varios cuadros del siglo XVII realizados por Bocanegra y
Sebastián Conca, que representan a los doctores de la Iglesia occidental.
Aldehuela ejecutó el retablo tal y como lo conocemos hoy con sus espejos y
encajando las obras entregadas con ingenio y acierto.
Sacristía Mayor. El conjunto del Retablo
Mayor está formado a su vez por dos retablos, con las imágenes de la Virgen con
Niño del S. XVII y la Dolorosa de Pedro de Mena, tratándose de una talla de
madera policromada de 58 cm. de altura ejecutada en 1660.
Puerta de acceso a la Sala Capitular.
Gran portada de arquitectura renacentista considerándose a Antonio Flórez su
posible autor. El cuerpo principal está constituido por un alto basamento sobre
el que se apoyan cuatro columnas que en las hornacinas existentes entre sus
intercolumnios se sostienen cuatro imágenes, de dos en dos, una encima de la
otra. Queda rematada en su parte superior por un entablamento con similar
decoración que tienen las columnas, jambas y dintel.
Sala Capitular
Fue construida a
principios del siglo XVI. Dispone de unas magníficas puertas realizadas en
madera de nogal tallado de estilo plateresco que contienen varios medallones
circulares y paneles decorados con motivos renacentistas, atribuibles a Diego
de Tiedra. En su interior se albergan obras pictóricas de Andrés de Vargas. El
artesonado de la sala es de estilo renacentista con tintes del primer
plateresco. Se encuentra separada de la catedral por un pequeño recinto que
estuvo abierto hasta el siglo XVIII. En la segunda mitad del siglo XVIII se le
añadió la pintura que hoy la recubre, de clara influencia francesa. Los doce apóstoles
de los laterales fueron pintados por García Salmerón en 1649 para la Sala de
los Reyes, trasladadas a la Sala Capitular en el año 1779. Sobre el
coro actual se conservan, en las ojivas, pinturas de profetas que formaban
parte de ese conjunto. Pedro Páez completó el conjunto pictórico con las
figuras de Cristo y San Matías.
Sala Capitular. Construida a inicios del
S. XVI, durante los pontificados del obispo Rafael Sansoni Diario. Posee una
puerta de entrada de estilo plateresco. El interior aloja una sillería de
madera realizada en el S. XVI por Pedro de Villadiego. El techo se cubre por un
artesonado de madera de nogal de estilo renacentista del S. XVI y pintado en el
S. XVIII. Adopta forma de barca invertida y se compone de casetones octogonales
junto a otras de menor tamaño.
Artesonado de la Sala Capitular. Se
cubre la sala del Cabildo con este artesonado renacentista de comienzos del S.
XVI, que fue pintado en el S. XVIII. Componen el artesonado dieciocho grandes
casetones octogonales, completado con otros más pequeños de forma cuadrada y
triangulares así como de otro tipo geométrico, conteniendo en su centro una
rosa.
Capilla de Santa Elena
Fue fundada por el
canónigo Constantino del Castillo. La portada de piedra es del siglo XVI y se
atribuye a Jamete y su reja data del año 1572, obra de Hernando de Arenas. El
retablo de su interior está realizado en pleno siglo XVI y se atribuye también
a Esteban Jamete; es de madera sin policromar. Destaca su predela por el
profundo estudio animalista de la misma.
Capilla de Santa Elena. Está situada
frente a la Capilla Nueva de San Julián y fue fundada por el canónigo
Constantino del Castillo. La portada en piedra y de estilo plateresco es obra
de Esteban Jamete realizada entre 1.548 y 1.549. Sobre la clave del arco de
entrada aparece el escudo de su fundador. En el segundo cuerpo de la portada,
existe un altorrelieve de la Anunciación (en el centro), el emperador
Constantino (a la izquierda) y Santa Elena, su madre, a la derecha.
Capilla del Sagrado Corazón o Capilla Honda
Según cuentan las
crónicas esta capilla estuvo consagrada a la Virgen que llevaba Alfonso VIII al
entrar en la ciudad de Cuenca, de donde recibió el nombre de Capilla de la
Virgen de las Batallas. También se denomina Capilla Honda por estar situada muy
por debajo del nivel del suelo de la catedral. La actual construcción data de
principios del siglo XVI aunque todavía conserva unas magníficas puertas
mudéjares realizadas entre los siglos XII y XIII. El artesonado que recubre la
sala es similar al de la Sala Capitular, pues utiliza el mismo repertorio
decorativo. En el altar se encuentran dos tablas del siglo XVI y una copia de
la tabla del Salvador, de Gossaert. Ha sufrido varias modificaciones
constructivas con el paso del tiempo. Del retablo de María Auxiliadora resalta
la pintura de la Virgen de la Leche que data del 1600 y que se conserva en el
remate. El retablo mayor es obra del siglo XVIII y está dedicado al Corazón de
Jesús.
Capilla Honda o Capilla del Sagrado
Corazón de Jesús. Se encuentra por debajo del suelo de la Catedral. Es una
capilla bastante alargada, equiparable en tamaño a la Sacristía, y una de las
más antiguas de la Catedral. Data del S. XVI pero conserva unas puertas
mudéjares de los S. XII y XIII. El retablo mayor está dedicado al Sagrado
Corazón de Jesús y es una obra barroca del siglo XVIII.
Capilla de los Caballeros
Fue fundada por García
Álvarez de Albornoz y su esposa Teresa de Luna, en el siglo XIII y fue
restaurada entre los años 1520 y 1531, en su emplazamiento actual. La capilla
es obra de Antonio Florez. Dispone de dos verdaderas obras maestras, las rejas
realizadas por Esteban de Lemosín. De la anterior capilla se conserva la lápida
de Dña. Teresa de Luna y varios sepulcros con estatuas yacentes de alabastro,
del padre y el hermano del cardenal García Álvarez de Albornoz y Alvar García
de Albornoz, realizados en el siglo XVI, durante las reformas de la capilla.
Ésta dispone de tres retablos llamados de la Crucifixión, la Piedad y la
Adoración de los Reyes, obra de Yáñez de la Almedina, en el que resalta la
influencia italianizante de Leonardo Da Vinci; también existen varias pinturas
de Orrente. El calvario que corona el retablo del altar de la Asunción es obra
de Martín Gómez, el Viejo, pintor del siglo XVI, seguidor de Yáñez de la
Almedina.
Capilla de los Caballeros. Es la capilla
funeraria más importante de la Catedral. Fue fundada hacia finales del S. XIII
por don Garci Álvarez de Albornoz como panteón familiar. Refundada por Gómez
Carrillo de Albornoz, canónigo y tesorero de la Catedral, en estilo
renacentista en el S. XVI, se construyó entre 1520 y 1531.
Capilla de los Caballeros. Está formada
por dos crujías cubiertas por bóvedas góticas de arista con claves decoradas
con escudos, con portada de estilo plateresco y por arcosolios con sepulturas.
Posee un retablo 1526 cuyo tema central es la Crucifixión de Cristo, óleo de
Yáñez de la Almedina.
Próximo Capítulo: Capítulo 45 - Catedral de Palencia
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