SEGUNDA
PARTE
Patio de
los Leones
Se sabe que del Patio de los Leones
o Sahan-al Osud actual no había nada más que la Sala de Dos
Hermanas el 30 de diciembre de 1362, reinando Mohammed V, y que a
partir de esa fecha se construyeron el resto de edificaciones que lo
encierran. Este espacio abierto del Palacio de Los Leones se configura como un
patio de crucero que suponía una ruptura con sus precedentes en la propia
Alhambra, lo que ha llevado a los historiadores y estudiosos a analizarlo minuciosamente.
Algunos ven influencia de los patios claustrales de los monasterios de la
propia Península Ibérica, o de los palatinos como el normando de la Siza en
Palermo, mientras que otros consideran que proviene de una tradición
norteafricana cuyo antecedente sería el palacio Zirí de Asir en Argelia.
Sea como fuere, el espíritu de jardín puede
apreciarse con intensidad en el planteamiento del Patio de los Leones y sus
salas inmediatas, lugares destinados a la vida íntima de los soberanos de la
Alhambra. El cielo y la luminosidad, con el mismo criterio del patio privado de
la vivienda nazarí, constituye aquí un elemento de singular importancia, con la
luz atravesando los calados de las yeserías de los paramentos decorados de
sebka. Las columnas soportan unas pilastras sobre las que se apoya una
estructura adintelada. Los espacios entre pilastra y pilastra están ocupados
por superficies de sebka caladas o "de
cortina" que no tienen otra función que la de decorar, que nos
recuerdan a la vegetación de la copa de los árboles, en este caso en yeso
y mármol. La contemplación del Patio de los Leones no es
tan sólo un ejercicio visual, sino que requiere una interpretación intelectual.
La tipología de patio-crucero o jardín persa corresponde a la imagen del
paraíso, representando por tanto el orden perfecto del mundo. Una tipología de
jardín, donde sus elementos están cargados de simbología:
·
Las
cuatro cajas divididas por dos canales corresponden a los cuatro elementos del
mundo: agua, fuego, aire y tierra.
·
Los
cuatro canales corresponden con los cuatro ríos conocidos: Oxus, Indo, Tigris y
Eufrates. Estos, corren desde los cuatro puntos cardinales hasta unirse en el
lugar donde se levanta la fuente, símbolo de la montaña que centra el universo.
Su disposición circular y radiocéntrica es la imagen de la omnipresencia del
poder universal.
Investigaciones actuales apuntan que el patio,
de forma rectangular de 28.5 por 17.5 metros y orientado este-oeste, debió de
estar pavimentado con losas de mármol y tal vez arriates para árboles de
pequeño porte, disponiendo de un jardín al norte del palacio, en la terraza
inferior, ante la qubba mayor, donde hoy se encuentra el patio de la
Lindaraja.
Como ya he comentado, este patio de crucero,
simboliza el Paraíso, con una descripción común en la religión cristiana y
musulmana, cuya ramificación de los cuatro ríos vendría representada por los
cuatro andenes o brazos que parten de los ejes cardinales y que portan unos
canalillos con agua que, procedentes de varias fuentes circulares rehundidas en
el pavimento, llamadas pilas esquemáticas, confluyen en la fuente central: la
Fuente de los Leones.
Una de las cuatro pequeñas fuentes
rehundidas en el pavimento,
llamadas pilas esquemáticas y que a través de canalillos llevan
su agua hasta la fuente central de los Leones
Rodeando todo el perímetro del patio, una
galería porticada formada por arcos sostenidos por 124 columnas de mármol de
Macael -cuyos capiteles cúbicos, policromados en su día, tienen una gran
variedad en la riqueza decorativa que no es apreciable a simple vista- que
siguen el sistema proporcional trazado a partir de la diagonal de un cuadrado.
Observando detenidamente las columnas, pueden verse pequeños trozos de plomo en
las juntas, confiriéndoles mayor flexibilidad, para soportar los tan frecuentes
terremotos de la zona.
El alero de madera tallada y ensamblada,
con canecillos bellamente esculpidos, estuvo policromado en época nazarí,
protege en saledizo la decoración de los arcos y columnas, así como la
banda epigráfica con la divisa real nazarí: "Sólo Allah es vencedor"
Con todo, la simetría del patio no está
completa; las dos esquinas del lado este se resuelven con tres columnas,
mientras que la oeste emplea cuatro. La galería este presenta a cada lado del
templete dos grupos de dos columnas y una aislada, mientras que en la oeste la
serie es de 1-1-2.
Las columnas que sostienen el pórtico
del Patio de los Leones aparecen tanto aisladas como en grupos de dos, de tres
y de cuatro; su disposición y número ha motivado diversos estudios sobre su posible
simbología e intenciones a través de condicionantes matemáticos muy complejos
Los lados norte y sur sí son simétricos,
compuestos por un arco central de medio punto con archivolta
de mocárabes que señalan la entrada a las salas de Abencerrajes al
sur y Dos hermanas al Norte. Además ambos pórticos cuentan, de
derecha a izquierda, con otros cinco arcos más pequeños y con la misma cimbra
y, en los extremos, tres claros de ojiva y colgantes estalactíticos y enjutas
adornadas de rosetones y ataurique.
Lado sur del Patio de los Leones, donde
destaca el arco central de medio punto
con archivolta de mocárabes que señala la entrada a la Sala de
Abencerrajes
En los lados más estrechos del patio sobresalen
sendos pabellones sostenidos por doce arcos de estalactitas apoyados en
veinte columnas. Estos templetes carecen de antecedentes claros en la tradición
arquitectónica islámica, sustituyendo en todo caso a las características
albercas enfrentadas que hubo en otros palacios hispanomusulmanes anteriores,
reducidas aquí a surtidores o fuentes esquemáticas que refrescan el ambiente,
por las que fluye el agua desde los cuatro lados hasta la Fuente de los Leones.
Estos quioscos de planta cuadrada están cubiertos con techos cupulares
semiesféricos de madera con labor de lazo que aún conservan restos de
policromía y que se apoyan en un friso y pechina de mocárabes.
En los lados menores del patio (este y
oeste) se levantan dos templetes -uno de ellos en esta imagen- a
modo de quiosco oriental, cobijando una fuentecilla en cada uno de ellos, perteneciendo
también a la imagen del jardín paradisíaco, ya que el Corán habla del Paraíso
como altos baldaquinos (rafraf) o tiendas, toldos que flotan sobre delicadas
columnas
El pensamiento artístico musulmán concibe
sus espacios para ser contemplados desde una perspectiva diagonal, con una
visión combinada de elementos diagonales y verticales, como pórticos, fuentes,
columnas, etc para lograr un despliegue gradual de la belleza del espacio. El
acceso original al Palacio de los Leones se efectuaba por el ángulo
suroccidental del pórtico, invitando a nuestro ojo a recorrer y descubrir la
composición del patio en todo su esplendor.
Acceso primitivo nazarí al Palacio de
los Leones, situado en uno de los ángulos
del patio para conseguir una mayor visión de ángulo y disponiendo el espacio
a modo de dos diagonales convergentes que dan sensación de movimiento
mientras que las líneas verticales de las columnas dan equilibrio y
detiene nuestra mirada en un movimiento ascendente o descendente
Sin duda, el patio de los Leones es un ejemplo
interesante de integración de la arquitectura con el agua, donde la Fuente de
los Leones reparte desde el centro del patio el agua por todo el palacio,
significando un claro elemento visual de unión con sus costados.
Sala de
los Abencerrajes
En Granada, la leyenda está tan mezclada con la
historia que a veces es difícil separarlas; el nombre "Abencerrajes" corresponde al de una
familia importante del reino nazarí, rivales de los "Zenetes", otra facción de la nobleza. Según la fábula, éstos
conspiraron para provocar la matanza de treinta y seis
caballeros Abencerrajes con ocasión de una fiesta en esta misma sala.
Desde el siglo XVI es conocida así por la creencia de que fue en ella donde se
asesinó a los nobles del clan Abencerraje por orden del monarca Mohammed
X aunque otros hablan de Muley Hacén. Según la tradición popular, las
oxidaciones de hierro de la fuente de la sala son manchas de la sangre
derramada aquella noche.
De acuerdo con el argumento de Ginés Pérez de
Hita en su conocida "Historia de los
bandos de Zegríes y Abencerrajes caballeros moros de Granada"
que salió a la luz en 1619, los malvados Zegríes calumniaron a los valerosos
Abencerrajes, acusándoles ante el rey Boabdil de dos graves delitos:
conspirar contra el poder y la vida del monarca y de los pecaminosos amores
entre Moraima, esposa del rey, y el caballero Aben Hamete.
"Bien
se acordará Vuestra Majestad, cuando El Generalife se hacía una
zambra, entró el maestre a pedir desafío y salió Muza en la suerte; pues
en pues aquel día, paseándonos por la huerta (), yo y este caballero
Gomel vimos en una calle de arrayanes, debajo de un rosal, en deshonestos
deleites a la reina y el adultero de Aben Hamete; y estaban tan embebidos en
sus actos libidinosos que no nos sintieron, con estar tan cerca. Yo se lo
enseñé a Mahandin Gomel y admirados del atrevimiento nos apartamos un poco para
ver el atrevido fin; y a poco espacio salió la Reina y se fué hacia la fuente
de los laureles y de allí a donde estaban sus damas."
La Sala de Abencerrajes fue construida en la
segunda mitad del siglo XIV bajo el mandato de Mohammed V (1354-1359;
1369-1391) como reflejan las inscripciones en los mocárabes de
la cúpula, en cursiva sobre fondo azul y con elementos vegetales en los
vacíos. Yusuf III llama a la Sala de Abencerrajes al-qubba
al-garbiyya o la cúpula occidental en el Diwan Ibn Zamrak:
128, probablemente en referencia a la qubba que pervive al este
en el área palatina de Ismail I. Y es que la estructura de este espacio
gira en torno a la gran qubba dotada interiormente de una magnífica
cúpula de mocárabes de composición tridimensional, con la que el
arquitecto trató de equilibrar el volumen de la qubba mayor, situada
enfrente, siguiendo la tradición de cúpulas dobles presente en otros palacios.
Del mismo modo, los pabellones salientes en las plantas altas de ambas
viviendas tenía la finalidad de equilibrar el efecto de los pabellones cúbicos
del patio, subrayando el diseño del crucero y su división cuatripartita.
Se le han atribuido diferentes funciones a esta
sala, pero ni las inscripciones de la misma, ni los poemas que albergó permiten
confirmar más hipótesis que el posible uso privado y cortesano como reuniones,
fiestas, etc. Esta sala se configura como una vivienda independiente dentro
del Palacio de los Leones, pudiendo estar este espacio dividido en dos
partes iguales a ambos lados. Una de estas partes estaría destinado a
dormitorio y otra con mesas bajas, divanes, camas turcas y braseros, aislándose
con cortinajes de otras estancias mayores como por ejemplo los patios. Las
alcobas o alhanías laterales, en los lados este y oeste, a los que se accede por
bellos arcos con variadas molduras, adornados con ocho escudos nazaríes
escoltados por la inscripción cúfica con trazo muy estirado sobre fondo rojo
con las palabras Yumn (Ventura) y al-Baraka (La bendición).
Los arcos están sostenidos por columnas,
cuyos preciosos capiteles estofados en azul -posiblemente los mejores
esculpidos de toda la Alhambra- producen un delicadísimo efecto, y con
techumbres de madera policromada con pinturas del siglo XVI y lacería
plateresca.
Las alcobas, separadas por columnas del
resto de la sala, eran el sitio donde se disponían los lechos abiertos a patios
o estancias mayores como esta, pero
aislados por cortinajes
Frente a la Sala de Dos Hermanas, con
entrada análoga a ella se encuentra el acceso. De igual modo dos arcos de
ingreso a ella, el primero con nichos en sus jambas, están separados por un
estrecho corredor. El primer arco es de medio punto peraltado, apuntado y con
angrelados, con una gran puerta con hojas de madera que permiten aislar
visualmente la sala ya que carece de ventanas en el piso superior que den al
interior.
Las perspectivas interiores estaban
pensadas para mostrarse
cuando se abrían las puertas de las estancias, originando una gran impresión
al permitir la visión de un paisaje idílico junto a íntimas secuencias
interiores
Las puertas originales conservan restos de
policromía, aunque el postigo sufrió una mutilación en la década de 1830
cuando, por orden de La Serna quien era gobernador de la Alhambra, se
arrancaron los dos portones de su primitiva ubicación para ser abandonados en
un almacén hasta que Rafael Contreras los recuperó en 1856 y los colocó en su
lugar.
El arco exterior cuenta con inscripciones en
los lóbulos (de abajo hacia arriba y de derecha a izquierda): La gloria es de
Dios, La permanencia es de Dios, La soberanía es de Dios. Las albanegas están
decoradas con una rica labor de ataurique combinada con una trama lineal que
forma arcos lobulados por encima de pequeños cartuchos con la jaculatoria
coránica -en cursiva, en los límites de los cartuchos la inscripción queda
cortada-: La gloria es de Dios. También en el arrocabe del techo de madera
puede leerse en cúfico "Ventura"
donde la prolongación de la primera letra de la misma palabra, desdoblada en
espejo, forman un arco que incluye una concha saliente; entre una inscripción y
otra hay también piñas salientes entre la decoración vegetal del fondo.
En el intradós del arco, sobre las tacas, puede leerse la inscripción "Dios provee en toda adversidad", la
primera parte en cúfico, y con la segunda parte de la jaculatoria en cursiva.
Las dos tacas, hoy enmarcadas por decoración vegetal, tuvieron dos breves
poemas de tres versos de diferente metro y rima:
·
El
primer poema donde se vincula la grandeza de Mohammed V con la de su
padre Yusuf I, además de comparar la decoración de la taca con los tejidos
y se figura al jarrón cual monarca valiente, entronizado y coronado:
El imán Mohammed heredó
la grandeza
igual que su padre,
nuestro señor Abu l-Hayyay.
Mira el jarrón en su
puerta erguido,
por mí rodeado con
ornatos cual tejido.
Ahí, subido en el
trono, te parecerá [el jarrón]
un valeroso sultán con
su corona aposentado
· El
segundo poema es más convencional, proclamando la victoria del monarca
representada por su propio palacio y se añade el habitual símil de la taca con
un mihrab y del jarrón con el orante para finalmente rogar por la
perpetuidad del rey y se alude a la misión divina y magnánima del mismo tanto
en lo religioso como en lo mundano:
Ibn Nasr ha logrado con
este palacio lo propuesto,
pues a la sublime victoria su puerta se ha abierto.
Contempla de mi mihrab su jarrón,
y lo verás cual imán comenzando la oración.
Mi Señor [Dios] haga siempre perdurar a mi dueño,
como con él sus dones perpetúa para el mundo y la religión.
A continuación, en la parte interior del arco
puede leerse el lema de la dinastía nazarí "No hay vencedor sino
Dios" y "Salud perpetua" en cúfico y enfrentándose la primera
palabra con la segunda para crear un arquito central con la prolongación de las
dos últimas letras, además de poder apreciar aún restos del color azul del
fondo, además de repetir las jaculatorias de la parte exterior del arco, pero
en este caso en cursiva y recto: La gloria es de Dios, La permanencia es de
Dios, La soberanía es de Dios.
Entre los dos arcos hay un pasillo o estrecho
corredor con una puerta en cada extremo enmarcadas por el lema nazarí. Según se
accede a la sala, la puerta de la izquierda, comunica hoy con el piso superior
(donde se encuentra el espacio conocido como Harén), y antes quizá también con
una salida. La puerta de la derecha que conduce a la entrada primitiva
al Palacio de los Leones, donde se conserva el aljibe que abastecía el
Baño Real construido por Ismail I y posiblemente debía existir una
letrina.
Sobre cada puerta del corredor hay una ventana
desde la que ver lo que acontece en este tramo de la entrada. A ambos lados de
cada ventana se disponen sendos paneles rectangulares, semejantes a otros del
patio con una serie caligráfica en la que aparecen escudos nazaríes con
banda y lema típico flanqueados con las palabras "Ventura" o Yumn en cúfico
y desdoblada en espejo, una a cada lado de cada escudo, así como "La bendición"
o al-Baraka en cúfico en espejo, con derivaciones de sus letras
abrazando los escudos.
El reflejo del agua de la fuente
permitiría contemplar
su cúpula de mocárabes
El interior del arco, similar al exterior,
salvo que en la cenefa estrecha sólo se repiten las jaculatorias al-Mulk
li-Llah (La soberanía eterna es de Dios) y al-Baqa li-Llah (La permanencia es de Dios), y que el dintel
bajo la banda de lemas repite el de la cara interna del arco exterior, con
caligramas de 'Afiya baquiya (Salud
perpetua) en lugar de los escudos nazaríes de la cara exterior.
El espacio central de la qubba es a
la vez trasunto de un patio -con fuente dodecagonal central- trasladando la
imagen de la bellísima cúpula de mocárabes en forma de estrella de
ocho puntas a la fuente con su reflejo en el agua, en una genial transición
tridimensional desde la planta cuadrada mediante pechinas, también
de mocárabes; pasamos de un espacio de planta cuadrada en la parte
inferior a un espacio poligonal en la parte superior con la cúpula de forma
estrellada que cubre la estancia, alejándose de esta manera de la cubrición
esférica. Se trata de una cúpula lucernario, ya que las ventanas ubicadas en
cada uno de los dieciséis lados de la estrella de ocho puntas, permiten la
entrada de luz iluminando la estancia a la vez que crea bellos juegos de luces
cambiantes según las horas.
Sin lugar a dudas, en este pequeño espacio se
encierra una hermosa metáfora del Universo, donde lo terrenal de la planta
inferior es iluminado por la bóveda celeste representada simbólicamente en esta
cúpula estrellada y cuya contemplación desde abajo produce el efecto ilusorio
de un cielo infinito y giratorio.
Los azulejos fueron fabricados por el
ceramista granadino Antonio Tenorio, así como las inscripciones que fueron
copiadas de otros lugares, algunos de sus antiguos adornos, como ocurre con la
inscripción que, en medallones y círculos, figura sobre el zócalo, que repite
versos de la Sala de Dos Hermanas
Hubo una teoría que estimaba que esta fuente
hubiera sido la primitiva taza que sostuvieron los leones de la
cercana Fuente de los Leones y supone que Mohammed V habría
decidido que labraran otra pila octogonal por considerar la original muy tosca.
Por ese motivo, una vez tallada la nueva, la pila primitiva se colocó en el
interior de esta sala. Sin embargo esta hipótesis ha sido rechazada hoy en día.
Las reducidas dimensiones de los espacios eran
ampliadas visualmente por los artistas nazaríes que utilizaron frecuentemente
la perspectiva interior en la concepción de sus espacios mediante alienaciones
de vanos o fuentes, provocando ritmos espaciales, cambios de escala o fuertes
secuencias lumínicas.
Por otro lado, Manuel Gómez-Moreno opinaba que el emplazamiento original de
esta fuente en el interior de la sala no sería centrada, sino más avanzada
hacia la puerta con la intención de dejar suficiente espacio entre el muro meridional
y la pila para instalar una especie de estrado desde el que sería un goce
contemplar con comodidad la inacabable perspectiva que se iniciaba en la
superficie del agua, continuando por la entrada y siguiendo con la Fuente
de los Leones, la Sala de Dos Hermanas, el Mirador de Daraxa y
finalmente, los perfiles de la ciudad de Granada en la distancia, pero al
renovar el pavimento de la sala a comienzos del siglo XX, se decidió centrar la
pila con el eje vertical de la habitación.
Las perspectivas interiores en las salas
del Palacio de los Leones forman auténticas escenografías en su
interior con sus formas, colores, luces y sombras, produciendo un efecto
sorpresa a aquellos que las visitan por primera vez ante tales visiones. La
fuente de la Sala de los Abencerrajes permite una doble visión de la
perspectiva interior:
La Sala de Abencerrajes está ambientada
con unas pequeñas ventanas superiores que ventilan e iluminan
cenitalmente el espacio siendo la luz otra de las protagonistas de la sala al incidir
en las múltiples facetas o caras
de cada uno de los mocárabes
Otra obra de ingenio de la Sala de Abencerrajes
es su disposición interior que proporciona un acondicionamiento climático
idóneo para su uso en verano. Su alzado presenta una geometría estrecha y
alargada de anchos muros. En los días más calurosos del estío granadino esta
sala se convierte en el mejor refugio: con las puertas cerradas, la única luz
procede de las altas ventanas caladas de la cúpula por las que escapa el aire
más caliente a modo de chimenea, mientras que el agua de la fuente, siempre
fresca por provenir de una corriente subterránea, rebaja la temperatura del
ambiente. La sala funcionaba como una cueva, creando un microclima que
conseguía una temperatura máxima de 22º C en los días estivales más calurosos y
permitía que la temperatura tampoco bajase mucho en invierno. Por este motivo,
Aurelio Cid Acedo en su obra "La Alhambra de cerca" sugiere que la
Sala de Abencerrajes era un refugio perfecto para soportar el verano granadino.
La ausencia de ventanas bajas, obliga al
aire caliente a ascender, escapando por las ventanas de la cúpula, mientras
que el agua de la fuente se encarga de
mantener una baja temperatura ambiente
Sección
de la Sala de Abencerrajes
La sala forma un cuadrado central de 6,25
metros de lado y las alcobas o alhanías tienen 2,85 metros de fondo, levemente
elevados respecto al resto de la sala. Según las cartelas de la sala, esta
estancia se enorgullecía, con un vocabulario muy similar al del segundo verso
del poema de la Fuente de los Leones, de su superior belleza y luego
menciona la cúpula cual amuleto celeste y angelical protector del monarca,
configurando un firmamento de luminosas estrellas proyectadas a través del
cristal gracias a la luz solar. En las subsiguientes metáforas, al soberano se
le representa cual organizador del Islam viviendo en solaz en su palacio, de
noble linaje, el mejor de entre los reyes del mundo, y dotado de bondadosas
virtudes y especiales dotes sapienciales.
Los capiteles, posiblemente los más
hermosos de la Alhambra, sólo llevan caligrafía los del iwan oriental
adosados al muro Posiblemente la cúpula de Abencerrajes sea lo
mejor conservado de la sala es la parte superior de los muros del espacio
central y la singular cúpula de mocárabes en forma de estrella
iluminada por dieciseis ventanas de arco de medio punto escoltadas por finas
columnillas de yeso, con celosías de lacería que, a juzgar por el poema que
hubo en la sala, pudieron tener cristales de colores.
Las molduras cóncavas tienen motivos vegetales
sobre fondo azul y, entre columnillas de yeso que fingen sostener
los mocárabes, varios caligramas arquitectónicos crean una base verbal
ornamental para toda la cúpula, en la que predominan las caligrafías cúficas
con alabanzas a Dios y el lema nazarí "No
hay vencedor sino Dios", así como en la estrecha y ligera concavidad
de la cornisa. En otros mocárabes se aprecian escudos nazaríes lisos
o decoraciones vegetales donde quedan restos de azul, dorados y rojo oscuro o
marrón, todo ello casi perdido.
Sala de
las Dos Hermanas
En el lado septentrional del Patio de los
Leones, es decir al norte, se encuentra esta sala, la Sala de las Dos Hermanas
(también conocida por Sala de las Losas). Se desconoce el nombre original que
recibió este espacio durante el dominio nazarí, aunque actualmente se la conoce
como Sala de las Dos Hermanas por las dos grandes losas de mármol de Macael que
existen en el suelo del centro de la sala, a cada lado de la fuentecilla
central. En un poema de Ibn al-Jatib ya se recoge una cita coránica
en la que se alude a las Dos Hermanas.
Sin embargo, Yusuf III denominaba a
esta sala como Cúpula Mayor del Jardín Feliz o al-Qubba al-kubra en
el encabezamiento del poema que aquí se grabó en las tacas del primer arco de
acceso en seis versos -tres a cada lado- que aunque desaparecieron del lugar,
el rey nazarí lo conservó y dice así:
Estos arcos a los
astros semejantes
obra son de quien hace nobles a los reyes.
Es como si su jarrón
fuera
con el panegírico ensartado en su corona.
Mira, pues, una belleza
que a las gentes de juicio espantara
que otra sarta [de versos] desearas.
¡Oh alcázar!, gracias
al imán Mohammed
que es quien con su belleza te engalana,
y quien te ha brindado
este hermosos jardín
en el que las flores sonríen cuando tus galas lo hacen florecer.
En el firmamento del
califato radiante permanezca,
iluminando las tinieblas con su deslumbrante justicia.
Vista desde el interior de la Sala de
Dos Hermanas hacia la Fuente de los Leones; tanto en el arco interior como
exterior destaca la rica labor de ataurique de tramos lobulados con pequeñas conchas en el centro e inscripciones tales como "La gloria permanente es de Dios" o
"La soberanía es de Dios",
bastante deterioradas
Según un poema rescatado de Ibn al-Jatib,
esta sala sería el nuevo mexuar del rey Mohammed V, al fondo del
cual el mirador de la Lindaraja le serviría de salón del trono, desde
el que poder contemplar la ciudad de Granada (lo que supondría un traslado de
esta función del Salón de Embajadores en el Palacio de Comares).
Mientras que para otros, la estancia tendría un carácter eminentemente
residencial, destinada a la esposa principal del monarca nazarí y de la familia
real en invierno. De este modo estaría justificada la opinión de que en esta
estancia habitara, junto con sus hijos, la esposa de Muley
Hacén, Aixa, tras haber sido repudiada por el monarca. Otros opinan que
estuvo destinada a las damas distinguidas o favoritas que vivían con cierta
independencia dentro del harem.
Vista del
piso superior de la Sala de Dos Hermanas
Un gran arco se abre en cada uno de los
costados de la sala: los de levante y poniente fueron alcobas, el de la entrada
por el Patio de los Leones al sur y el que da acceso a la Sala de los
Ajimeces al norte, antecediendo al Mirador de Lindaraja. Por encima de
estos arcos hay otros cuatro mucho más pequeños que sirven de ventanas a los
aposentos de la parte alta a los que se accede por el corredor de la derecha
-frente a la entrada del retrete mencionado en la fotografía- a través de una
escalera. Estas estancias superiores tenían un carácter privado, cerradas al
público.
Celosías de la planta superior de la
Sala de Dos Hermanas
La estancia principal del palacio, sobre la que
gira el mismo, es la qubba mayor, en cuyo interior se encuentra la
Sala de Dos Hermanas. La planta baja se abría a un huerto-jardín. La
distribución de esta vivienda es semejante a la vecina Sala de
Abencerrajes, situada enfrente, pero de mayor amplitud y riqueza decorativa. Se
diferencia de aquella por estar abierta al exterior y, en la planta alta, posee
ventanas al interior de la qubba, cubiertas con delicadas celosías de
madera. Sin duda debió de poseer las mejores perspectivas de la Alhambra de la
época.
Flanquean la estancia dos alcobas, ligeramente
elevadas mediante un peldaño, en cuyo interior se encuentra el habitual alhamí
o compartimento para el reposo, situado al extremo. Ambas estancias presentan
en su parte superior una elegante decoración de yesería y magníficos
artesonados, así como ventanas al exterior; la de la izquierda fue transformada
en puerta para comunicar con las habitaciones añadidas en época cristiana.
Este es uno de los alhamíes o
compartimento de reposo en la sala que se encontraba un poco elevada con
respecto al suelo central de la qubba, sin embargo fue modificada en época
cristiana para permitir el acceso a los aposentos del emperador Carlos V
Un sobrio pero vistoso zócalo de alicatado
diseñado a base de cintas de colores reviste la parte inferior de la qubba.
Sobre él corre una inscripción, alternando cartelas rectangulares y circulares,
un poema compuesto expresamente por ibn Zamrak para la ceremonia de
circuncisión del príncipe, hijo de Mohammed V, que probablemente tuvo
lugar aquí. Este poema sustituyó a uno anterior de Ibn al-Jatib que
fue borrado a raíz de su exilio.
Este zócalo de azulejos adorna las
paredes de la Sala de las Dos hermanas, considerándose
entre los más bellos y originales de toda La Alhambra por sus
reflejos metálicos y composición.
Este detalle del zócalo muestra el
escudo de la Banda, con el emblema de la familia real nazarí, alrededor del
cual se desarrolla un laberinto de líneas quebradas sin principio ni fin
El contrapunto a la decoración de
zócalos anteriormente descrita está en los motivos circulares de los zócalos de
las jambas de los arcos de entrada de la zona norte
Puerta
La cúpula de mocárabes de la Sala de las Dos
Hermanas encierra un significado cósmico pues según el poema de Ibn-Zamrak que
aparece en las paredes de la sala, los cuerpos celestes de la cúpula se mueven
en sus órbitas cambiando su aspecto de día y de noche sugiriendo la idea de una
cúpula giratoria, que refleja el ciclo diario de luz y oscuridad y las
posiciones cambiantes de las constelaciones. La planta cuadrada de la sala -de
ocho por ocho metros- se convierte en un octógono en la parte alta por medio de
una trompas de mocárabes (que conservan restos de pintura verde, azul
y rojo oscuro con formas vegetales pintadas en verde), como la cúpula. Cada una
de las ventanas localizadas en los planos del octógono proyectaban la luz sobre
los mocárabes del techo a través de cristaleras de colores buscando
una sensación de movimiento que la luz imprime al techo según el ángulo en que
incidía en cada momento.
No hay dos segundos del día en que la
cúpula de mocárabes de la Sala de Dos Hermanas tenga el mismo aspecto por la disposición
de la iluminación natural que entra por ventanas y celosías; esto constituye
una metáfora del cielo estrellado girando en torno al Norte. Sin embargo muchos vanos dejaron
de proyectar la luz a partir de 1590 a causa de nuevas construcciones
Incluso las esquinas y los mocárabes de
las trompas guardan inscripcionestales como "bendición" o escudos lisos
Esta cúpula es una obra cumbre en su género.
Trazada a partir de una estrella de ocho puntas de 90º en el centro y su
desarrollo en otra estrella de ocho puntas de 45º, incluye 16 cupulines (uno
sobre cada ventana) y cuenta con un total de 5.416 piezas
de mocárabe. Aún conservan restos de policromía de distintos colores
además de oro y plata.
Conocida la función de
nuevo mexuar que tenía esta sala, adquiere mayor sentido el
simbolismo astral y cósmico de los veinticuatro versos de
la qasida del poeta Ibn Zamrak que decora las yeserías de esta
estancia en cartelas rectangulares y circulares, formando el más extenso
poema que se ha conservado en las paredes de La Alhambra.
Sobre los zócalos de la sala se extiende
una bella qasida del poeta y visir Ibn Zamrak en caracteres
cursivos-andalusíes que alude a la belleza de la sala, comparándola con un jardín,
y a la de la maravillosa cúpula de mocárabes que la cubre
La epigrafía nos descubre el significado
cósmico de este espacio, a modo de visión nocturna de la constelación de las
Pléyades. Sería un digno correlato y contraposición a la cúpula de Comares:
1 Yo soy el jardín (ana al-rawd) que con la
belleza ha sido adornado, contempla mi hermosura y mi rango te será explicado.
2 Por mi señor el imán Mohammed rivalizo con lo
más noble por venir o ya pasado.
3¡ Por Dios!, su hermoso edificio supera, por ventura, a los demás que hayan
sido construidos.
4¡ Cuánta amenidad hay en él para la vista!
¡Cómo el alma del benévolo realiza allí sus deseos!
5 Cinco pléyades que lo protegen tiene, y la
lánguida brisa en él sublime se vuelve.
6 Allí está la espléndida cúpula, sin igual, cuya belleza oculta y manifiesta
verán.
7 Orión le tiende la mano para saludarla, y la luna llena se le acerca para
conversar.
8 Las brillantes estrellas quieren quedarse en ella, dejando en el cielo de
girar,
9 y en sus dos patios presentarse para servir y complacer, mejor que las
esclavas, al sultán.
10 Extraño no es que a los luceros dejen en lo
alto y rebasen el límite fijado
11 dispuestas a servir a mi señor, pues quien al grande sirve grandezas recibe.
12 Con la cúpula, tal esplendor alcanza al aposento que el palacio a competir
llega con el firmamento.
13¡ Con qué galas de adornos bordados lo
realzaste que al tejido del Yemen hacen olvidar!
14¡ Cuántos arcos se elevan en su cúspide sobre
columnas envueltas por la luz!
15 Arcos de esferas celestes girando te parecen
que hasta el pilar de la aurora cuando despunta ensombrecen
16 Son columnas de todo punto insólitas sobre
las que vuelan y circulan los proverbios.
17 Allí, el mármol pulido y reluciente, la oscuridad de las sombras ilumina.
18 Y cuando las columnas brillan con los rayos
del sol perlas las creerás a pesar de su dimensión.
19 Nunca vimos palacio de más suprema
apariencia, de más claros horizontes, ni con más amplio lugar de reunión.
20 Nunca vimos jardín de más agradable verdor,
de más aromáticos espacios, ni de más dulces frutos.
21 En él se cambian dos monedas por su justo
valor, según el juez de la hermosura permitió,
22 pues sí, al alba, de la mano de la brisa
viene llena con dirhames de flores que suficientes son,
23 al reservado del jardín luego lo llenan, entre
las ramas, y lo engalanan, dinares de sol.
24 Entre mí y la victoria hay el más noble
linaje, linaje que, siendo el que es, te basta.
Sobre el zócalo de alicatados se
encuentra estampado este poema, el
más extenso conservado en las paredes de La Alhambra, con 24 versos
Sobre el zócalo que rodea toda la sala, alternando cartelas
y medallones.
El poema rodea el interior de la sala en
sentido contrario al de las agujas del reloj, comenzando a la derecha de la
entrada, a la izquierda si se mira desde el Mirador de la Lindaraja, el
solio de Mohammed V, quien tenía frente a él el comienzo del poema de
la Fuente de los Leones.
Tal vez en ningún otro lugar de la Alhambra,
arte y naturaleza quedaron integrados de forma tan perfecta como en esta
vivienda palatina, con la decoración vegetal de atauriques figurativos en el
interior y los jardines que por todos sus flancos envuelven la estancia desde
el exterior.
Mirador
de Lindaraja
Tras cruzar la Sala de los Ajimeces, en el
arco de entrada al Mirador de Lindaraja, un arco apuntado de mocárabes
colgantes, inscrito en otro arco decorativo polilobulado y apuntado, existe una
curiosa yesería con unas curiosas manos sobre fondo rojo integradas
perfectamente entre los arabescos que decoran las paredes de la estancia y
confrontadas en espejo a cada lado de la puerta (esta misma mano aparece en las
ventanas de la Sala de Dos Hermanas y en la puerta del Peinador de la
Reina); de esta mano surge una rama de ataurique (que se repite más arriba,
junto a los rosetones de las albanegas, esta vez sin mano) y empuña un ramo con
fondo azul. Sobre el arco de entrada al mirador hay tres ventanita de celosía,
pero la central es falsa y cuenta con dos escudos nazaríes lisos dispuestos
verticalmente. El suelo entre las dos jambas del arco conserva aún bastante del
alicatado con un motivo geométrico diferente y de mayor escala. El magnífico
zócalo de finísimo alicatado, casi en miniatura, se completa con dos de las
pocas inscripciones realizadas con piezas de cerámica en la Alhambra.
Según se accede al mirador, a la derecha, en
cursiva con encabalgamientos hay delicados motivos vegetales en algunos huecos,
sobre todo al final de la frase, la cual va dentro de una larga cartela que se
enlaza con la cinta negra que enmarca la composición y con sendos círculos
lobulados con el lema nazarí en escritura más fina, en dos líneas y con pequeño
motivo vegetal de relleno. La inscripción traducida del árabe dice lo
siguiente: "El auxilio divino, el
dominio y la clara victoria sean para nuestro señor Abu 'Abd Allah, príncipe de
los musulmanes". En cuanto a la inscripción de la izquierda,
deteriorada en el tercio superior impidiendo la lectura completa, aunque todo
indica que, como recogió la fuente Alcántara, la leyenda es traducida como sigue:
"Gloria a nuestro señor el sultán
Abu 'Abd Allah, hijo de nuestro señor el sultán Abu l-Hayyay" en
referencia, primero a Mohammed V y, luego, a su padre Yusuf I.
Lo más interesante de este espacio es la
tribuna o mirador que se abre en la mitad de su lado norte. El mirador de
Lindaraja o de Daraxa es uno de los más bellos rincones de la
Alhambra que como su nombre indica se abría originariamente al paisaje y no a
un jardín como actualmente, permitiendo la vista del Albaicín sobre un huerto-jardín
bajo que se prolongaba hasta la muralla norte de la ciudad palatina. Debió
construirse en la segunda mitad del siglo XIV bajo el gobierno de Mohammed
V (1354-1359; 1362-1391) junto al resto del Palacio de los Leones. La
vista desde aquí debía ser espectacular antes de construirse las habitaciones
de Carlos V.
El nombre de Lindaraja parece proceder de la
corrupción fonética de tres palabras árabes ain-dar-Aixa que viene a
decir "los ojos de la Casa de Aixa"
pero no es constatable con la documentación nazarí conocida; Yusuf III lo
menciona con la única denominación de bahw o pabellón o aposento,
contiguo a la Cúpula Mayor. Se trata de un espacio de planta cuadrada que
se abre con ventanas gemelas en cada uno de sus tres lados exteriores y con el
alfeizar o poyete inferior muy bajo porque los habitantes de la Alhambra solían
sentarse en el ajimez, ocupando unas jamugas (unas sillas de tijera con patas
curvas, brazos y correones para apoyar la espalda), junto con almohadones
dispuestos en el suelo para divisar las vistas sentado en el suelo, así como
disfrutar de la luz natural procedente de las ventanas que refuerzan el
ambiente relajado del mirador. Para algunos este mirador podría ser el espacio
que ocupara el trono del rey de Granada, atendiendo a la consideración de
la Sala de Dos Hermanas como mexuar. Para otros, y de acuerdo
con la tradición y por el nombre del lugar, era el lugar de esparcimiento de la
favorita del monarca.
El interior del mirador de Lindaraja atesora
una de las decoraciones más primorosas del Palacio de los Leones
o al-Riyad al Said, con diversas composiciones geométricas y epigráficas y
con unas delicadas yeserías que enmarcan la ventana frontal, bajo un arco ciego
de mocárabes con forma de V invertida que se encuentra por encima de otro arco
ficticio de medio punto y lobulado. El tímpano contiene una compleja
composición caligráfico-lineal rellena de ataurique con una estrella de ocho
puntas en la parte central formada por dos cuadrados superpuestos; sus lados
llevan un pequeño semicírculo central y sus esquinas generan lazos. En su
interior la inscripción árabe Allahu
jayrun hifzan / wa-Huwa arhamu l-rahimin / Sadaqa Allahu al-'Azim o
traducido al castellano Dios es Quien cuida mejor / y es la Suma Misericordia
(Corán 12, 64) / Dios el Grandioso ha dicho la verdad. A ambos lados de esta
estrella círculos polilobulados con sendos escudos lisos rodeados de elementos
vegetales.
Sobre las ventanas de ambos lados aparecen las
mismas inscripciones que en la central, salvo el tímpano sobre el arco, cuya
estrella central alberga esta inscripción regia en el interior de la estrella
de ocho puntas que se entrelaza con el resto de la decoración:
·
En
la ventana izquierda: Gloria a la honra de los siglos / y conquistador de las
ciudades, nuestro señor Abu / 'Abd Allah, orgullo de los Banu l-Ansar. El fondo
del tímpano tiene, como en las ventanas compañeras, un rico fondo de ataurique
en segundo plano.
·
En
la ventana derecha: Gloria a nuestro señor el sultán / Abu 'Abd Allah al-Gani /
bi-Llah, sustente Dios su autoridad
Los zócalos de diminutos azulejos muestran una
sencilla pero vistosa sucesión de ruedas de estrellas con lazo de ocho en
doble trama y bello colorido ocre, negro, berenjena, celeste y verde, y las
cintas de lazo en tono marfil rematados por inscripciones con caracteres
recortados en piezas de cerámica negra sobre fondo blanco, dispuestas como un
puzzle.
Todos los zócalos de alicatados están
aquí formados por pequeñísimos aliceres que implica una mayor dificultad
técnica, siendo algunos de los alicatados
nazaríes originales más hermosos de La Alhambra
El mirador está cubierto por un techo con
cristales de colores ensamblados en una estructura abovedada de madera que, a
modo de linterna cenital, indica como serían la mayoría de los ajimeces o
cierres de los palacios de la Alhambra. Similar a este habría sido el techo de
cristal que el texto árabe del Mawlid de 1362 describe en el
Mexuar. A Mohammed V le debía gustar este tipo de techumbre que
probablemente tuvo también en su desaparecido palacio de los Alijares
o Qasr al-Disar.
Los vidrios de colores incrustados en el
armazón reflejan la luz de las ventanas
superiores, reforzando el carácter aúlico del mirador
Coronando el mirador, una cristalera de
vidrios de colores engastados en un fino armazón de madera, llenaban de
luz policromada este pequeño recinto que alguna vez fuera asiento del trono
El mirador está decorado con numerosas
inscripciones epigráficas, tanto la ventana central como las laterales. La
posibilidad de que fuese utilizado el mirador de Lindaraja como salón del trono
otorgaría una gran importancia simbólica a los poemas que decoran las ventanas
del mirador, en los que la estancia aparece definida como el lugar desde el
cual el monarca nazarí podía contemplar la capital de su reino, en una alegoría
del buen gobierno.
En su decoración interior, además del
repertorio de zócalos alicatados, probablemente los más primorosos de la
Alhambra, muestra destacadas yeserías policromadas, recientemente restauradas,
con composiciones geométricas y epigráficas en torno a un arco ciego de
mocárabes
Ibn Zamrak es el autor de los cuatro versos que
aparecen inscritos en cada jamba y que se presentan en su Diwan como
un mismo poema, el cual fue dividido en dos partes al grabarse en la pared,
igual que sucediera en la entrada de la Sala de Dos Hermanas:
"Todas
la artes me han enriquecido con su especial belleza y dotado de su esplendor y
perfecciones. Aquél que me ve juzgue por mí la hermosura de la esposa que se
dirige a este vaso y le pide sus favores. Cuando el que me mira contempla
atentamente mi hermosura, engaña a sus ojos con una apariencia. Pues al mirar
en mi espléndido fondo cree que la luna llena tiene aquí fija su morada,
habiendo abandonado sus mansiones por las mías. No estoy sola, pues desde aquí
contemplo un jardín admirable; no vieron los ojos cosa semejante a él. Este es
el palacio de cristal; sin embargo ha habido quien el verlo lo ha juzgado un
océano proceloso y conmovido.
Aquí
esparce el aire fresco su aliento; la atmósfera es sana y el céfiro agradable.
He llegado a reunir todas las bellezas, en términos que de ellas toman su luz
los astros en alto firmamento. Ciertamente yo soy en este jardín un ojo lleno
de alegría y la pupila de este ojo es en verdad mi señor."
El poema que podemos considerar cabecera del
eje poético del Jardín Feliz -por encontrarse en un extremo privilegiado del
mismo en el que el propio poema dice que estaba el solio del soberano aparece
inscrito alrededor de las ventanas del mirador. Los versos van en cartelas rectangulares
con laterales curvos, en clara cursiva de verticales bien marcadas, con
entrecruzamientos y encabalgamientos sobre un fondo de atauriques. La
distribución de los versos comienzan por la ventana de la derecha según se
accede al mirador, aunque faltan de la pared el primer y último versos desde el
siglo XVI en que, al parecer, el mirador se agrietó en los puntos de unión con
la Sala de Ajimeces, y en la reparación se sustituyeron por la copia de otros
versos. Sin embargo conocemos el poema completo gracias a Yusuf
III (Diwan Ibn Zamrak). Yusuf III presenta el poema diciendo que
"se grabó alrededor de las ventanas tiqan del pabellón de la
Cúpula o al-bahw min al-qubba. Este es el primer verso desaparecido con el
que comenzaría el poema:
Tengo la
más alta atalaya (marqab), y el más sublime lugar de aparición (mazhar), y,
como en el Libro reza, "triunfará quien a lo más alto tienda" (Corán
20, 64)
A continuación continuaría:
Tal límite alcanzo en
toda clase de belleza,
que de la misma la toman, en su alto cielo, las estrellas.
Yo soy en este jardín el ojo fresco,
cuya pupila es, justamente, el señor
Muhammad, alabado por su valor (ba's) y generosidad (nadà),
de excelente conducta y suprema celebridad.
En el cielo del reino se manifiesta cual luna llena de la religión,
sus obras perduran, sus luces resplandecen.
Él no es sino el sol de una mansión,
en la que, con él, todo bien le da sombra.
Desde mí contempla la capital del reino (hadrat al-mulk)
cada vez que aparece en el trono del califato (kursi l-jilafa) y se manifiesta.
Envía el corcel de su mirada al espacio en que juega el céfiro
y regresa complacido por lo visto:
mansiones en las que los ojos amenidades encuentran
y donde la mirada es cautivada y la razón trabada.
En ellas, la brisa atrae el frescor del aire,
la brisa languidece, el aire sana.
El cielo de cristal muestra aquí maravillas
que escritas llenan la página de la belleza.
Una es aquí la luz, muchos los colores:
opuestos o iguales, como quieras.
(fragmento final desaparecido de las inscripciones de la ventana de la
izquierda)
En el paraíso eterno [de estas mansiones] a nuestro señor se le ha hecho
disfrutar
en recompensa por el bien que se le confió y supo continuar.
Sala de
los Ajimeces
Desde el norte de la Sala de Dos Hermanas
y atravesando un gran arco se llega a la Sala de los Ajimeces cuyo nombre se
estableció en época cristiana por las dos ventanas del muro norte que tienen
una columna parteluz central (la palabra ajimez procede del árabe
andalusí al-samiz). Este espacio, como el resto del Palacio de los
Leones, fue construido bajo el reinado de Mohammed V, en la segunda mitad
del siglo XIV.
Bello capitel de mármol blanco con una
concha con perla central rodeada
de ataurique y capiteles laterales adosados a la pared con la frase coránica al-'Izza
li-Llah o "La gloria es de Dios"
Sobre el arco de entrada a la sala, en su cara
interna, un pórtico bidimensional con veinticuatro columnitas decorativas,
alternando tres arcos menores con otro mayor albergando estos un caligrama
arquitectónico inusual en la Alhambra: arquito de 7 lóbulos con base de
trenzado que incluye una piña y motivos vegetales con una cartela que enlaza
con el arco superior y con el arco central del caligrama inferior con el lema
de la dinastía nazarí "No hay vencedor
sino Dios". En las jambas del arco de entrada a la Sala de los
Ajimeces hay alicatados geométricos y, sobre ellos, sendas tacas coronadas por
una pequeña cornisa de mocárabes sin inscripciones. En este mismo
arco, en la cara interna de los lóbulos, en cursiva poco elaborada, con
encabalgamientos con escasos elementos vegetales en los espacios vacíos y sobre
fondo azul se incluyen:
·
al-Hamd
li-Llah o Loor a Dios
·
al-Baraka o
La Bendición
·
wa-l-Baqa
li-Lah o y la permanencia es de Dios
·
wa-l-Qudra
li-Llah o y la potestad es de Dios
·
wa-l-'Izza
li-Llah o y la gloria es de Dios
·
wa-l-'Azama
li-Llah o y la grandeza es de Dios
·
wa-l-Mulk
li-Llah o y la soberanía es de Dios
·
wa-la
galiba illa Allah o No hay vencedor sino Dios (en la clave del arco
·
al
Nasr [?] o La victoria -?
·
al-'Izz
al-qa'im o La gloria permanente
·
al-Baraka
al-kamila o La bendición perfecta (una palabra en cada uno de los dos
lóbulos finales)
La bóveda de mocárabes está formada
por una serie de cupulines octogonales, excepto el central que es de mayor
tamaño y complejidad. Entre los mocárabes de la bóveda aparece la
frase Allah 'udda o "Dios
provee", incluyendo un elemento vegetal sobre fondos azul oscuro y
rojo, alternando con otros mocárabes que contienen escudos lisos y
blancos.
Otros mocárabes llevan motivos
vegetales pintados, estrellas de ocho puntas con cupulilla gallonada,
o mocárabes con forma de concha en rojo oscuro. Como es habitual, la
bóveda aparenta estar sostenida por columnillas de yeso adosadas a las paredes
dispuestas por parejas creando aquitos.
Esta sala de 15,10 por 3,15 metros cuenta con
una magnífica cubierta de mocárabes reconstruida entre 1537 y 1541,
obra de Francisco de las Maderas. La sala está cubierta de yeserías excepto su
tercio inferior donde aparecen los lienzos de la pared desnudos, sin
alicatados, probablemente para cubrirse con tejidos. Hay un brutal contraste en
las paredes entre las yeserías y el muro limpio, siendo difícil imaginar que en
un lugar con tanto derroche decorativo e imaginativo hubiera estos espacios
vacíos para cubrirlos con tapices y cueros labrados, sobre todo sabiendo que en
el extremo de levante hubo una puerta para comunicar con las habitaciones del emperador
Carlos V que después fue clausurada.
La bóveda
de mocárabes debe ser similar a la que había en la Sala de
Mocárabes. Algunos piensan que en realidad, esos ajimeces pudieron ser balcones
volados de madera con celosías desaparecidos con posterioridad. En cualquier
caso esos ajimeces cuentan con estucos de alta calidad.
Un panel recorre las cuatro paredes con la
inscripción en árabe que se traduce como "El auxilio divino, el dominio y la clara victoria son de nuestro señor
Abu Abd Allah, príncipe de los musulmanes", bajo un campo que se
extiende por todas las paredes con ornamentación geométrica de lazo de ocho,
rematado por una cornisa levemente cóncava que lleva decoración vegetal sobre
fondo azul intenso, según se ve en algunos restos originales.
Torre del
Peinador de la Reina
Recibe también los nombres de Torre de Abu
l-Hayyay, bajo el reinado de Yusuf I (1333 y 1354), tal como
aparece en varias inscripciones de la construcción. Según una hipótesis
Fernández-Puertas, lanzada en 1973, anteriormente sería conocida como Torre de
Abu l-Yuyus y construida por el rey Nasr -anterior a Yusuf I-.
Al parecer, Yusuf I sustituyó en el arrocabe de madera que hay
debajo de la armadura de la linterna, su kunya o sobrenombre por el
de Nasr, para eliminar la memoria de este sultán que procedía de la rama
directa de Mohammed I, mientras que el padre de Yusuf I, Ismail I, le
había arrebatado el poder, cambiando desde entonces el poder a esa rama
secundaria.
Era utilizado como pabellón de recreo o meditación en época nazarí, siendo una
de las estructuras más originales de la Alhambra, que se dispuso originariamente
aislada y dominando todo el entorno sobre el valle del Darro, abierto al
paisaje.
La parte nazarí se compone, por un lado de una
torre-mirador mide 8,10 por 5,75 metros sin estancias habitables, construida
sobre el adarve que viene de la Torre de Comares y por otra parte por
una sala de 7 por 5 metros con ventanas bajas y celosías, centrada por una
linterna con armadura ataujerada y policromada (que se redecoró en el siglo
XVI), dos columnas que sostienen el dintel en el centro (con la inscripción en
los pilares cúbicos sobre las columnas en las caras que dan al centro: "Gloria a nuestro señor/ Abu l-Hayyay,
glorioso sea su triunfo") y arquillos en los extremos para dividir el
espacio diáfano en un vestíbulo rectangular y una sala principal cuadrada con
cuatro columnas y dinteles, que recuerdan a la disposición de la Sala del
Mexuar o de la Sala de las Camas del Baño Real.
Sólo se
conserva completo el dintel del muro oriental, aunque todas estas ventanas son
geminadas con dos arcos de medio punto, apuntados, peraltados y con angrelados,
sostenidos por una fina columna central y dos laterales adosadas a la pared. En
dicho dintel discurren las dos primeras aleyas y la mitad de la tercera de la
azora de la Victoria del Corán 48, 1-3 modelada en yeso y rellenas de
atauriques:
"Te
hemos concedido una clara victoria. Para perdonarte Dios
tus primeros y tus últimos pecados, perfeccionar Su gracia en ti y dirigirte
por una vía recta. Para prestarte Dios un auxilio poderoso. Él es Quien ha
hecho descender la sakina [serenidad] en los corazones de los
creyentes para incrementar su fe".
Aunque la mayor parte de las yeserías nazaríes
de los muros interiores de la torre se han arruinado, todavía puede apreciarse
la faja de lemas nazaríes cúficos que discurre justo debajo de los alfarjes del
vestíbulo. Según el Padre Echevarría en el siglo XVIII, asegura que en un friso
que circundaba los cuatro lados del tocador se había grabado la Aleya de la Luz
(Corán 24, 35), una aleya muy utilizada en la epigrafía islámica tanto
religiosa como civil:
"Dios
es la Luz de los cielos y de la tierra. Su Luz es comparable a una hornacina en
la que hay un pabilo encendido (...) ¡Luz sobre Luz! Dios dirige Su Luz a quien
él quiere. Dios propone parábolas a los hombres. Dios es omnisciente."
Como
vemos, la decoración de yesería de esta torre era espléndida, así como su suelo
que era de azulejos pintados de azul cobalto y reflejo metálico de una calidad
excepcional, con representación de figuras femeninas, por lo que Manuel
Gómez-Moreno Martínez los denominó “azulejos
de las Señoritas”, siendo una de las pocas muestras del género que, junto
con otras similares de las ruinas del palacio de los Alixares, nos han
llegado de la Alhambra. Un suntuoso aposento de planta rectangular con zócalos
primorosos de cerámica vidriada tachonada de pinturas de lazo compuestas con
panes de oro y lapislázuli. A pesar de las muchas intervenciones que ha sufrido
en su historia, la torre conserva una rica muestra epigráfica en madera, yeso,
pintura y loza dorada, siendo sus alizares o bordillos de las
ventanas de cerámica vidriada, unos de los pocos originales que se conservan en
la Alhambra con algunos motivos caligráficos rematados por un friso de almenas
escalonadas doradas sobre fondo blanco, líneas doradas, blancas y azul suave, y
doble línea dorada que marca la banda caligráfica con la inscripción: "Ventura eterna, Gloria permanente".
También se conserva otro de los alizares de esta torre, con la misma
inscripción, técnica y ornamentación, en el Instituto Valencia de Don Juan de
Madrid.
En las paredes laterales de la escalera se
conservan, como en el interior de la torre, algunos de los pocos zócalos
pintados que han perdurado en la Alhambra. Miden 90 centímetros de alto y en
ellos se pueden apreciar aún motivos caligráficos entre la geometría de lacería
rectilíneas rojas de almagra y verdes en la subida, mientras que el zócalo
mejor conservado se encuentra ambos lados del rellano de la puerta, de trazado
curvilíneo e incluye dobles círculos con la palabra al-Baraka o
Bendición en cursiva y rellena con un ataurique de dos hojas.
Aparece en esta torre, como en otros muchos lugares de la Alhambra, el escudo
de la dinastía nazarí, unas veces con el lema y otras sin él. Es un escudo con
una banda en diagonal que Basilio Pavón Maldonado cree que fue dado
a Muhammad V por Pedro I el Cruel tras la vuelta del sultán nazarí al
poder en 1362, es decir el escudo de la Orden de la Banda creado por Alfonso XI
en 1331. El escudo de la Banda nazarí es un escudo lanceolado,
que Muhammad V utilizó mucho en sus reformas y construcciones tras su
vuelta al poder en 1362.
Sin embargo Antonio Fernández Puertas cree que es un escudo más antiguo que
pudo ser instituido en la corte nazarí por Abu-l-Yuyus Nasr
(1309-1314) ya que aparece en esta torre, que como hemos visto fue
construida en su época, y es anterior a la creación de la Orden de la Banda
castellana.
Mohammed
V, en su segundo reinado (1362-1392) también hizo reformas en esta torre sobre
todo al crear la nueva portada decorada con yesería, arrocabe de madera con el
lema nazarí y cubierta con alero de madera, integrando esta torre en el palacio
de los Leones de Mohammed V, accediendo a ella desde el patio de Dar
al-Aisa por esa magnífica portada, de estructura y elegante diseño similar
a la Puerta del Mexuar (con dovelas decorativas con diseños alternos
de ataurique empuñados por una mano como se ve en las albanegas del arco de
entrada al Mirador de la Lindaraja y en las ventanas sobre las
alcobas laterales de la Sala de Dos Hermanas), aunque esta del Peinador se
eleva sobre dos escalones. Se trata de una de las pocas inscripciones
fundacionales conservadas en la Alhambra pero incompleta tanto al comienzo como
al final, pero que permite advertir que esta portada fue remodelada
por Mohammed V después de 1367, año en que adoptó el sobrenombre
de al-Gani bi-Llah, y que en ella recuerda a su padre Yusuf I:
"...
[el magnánimo?], el valiente Abu 'Abd Allah al-Gani bi Llah
hijo de nuestro señor, el príncipe de los musulmanes, el excelso sultán y noble
rey, de loables acciones, hazañas, abundantes dádivas y talento, el defensor,
el devastador, el subyugador de los enemigos infieles de Dios,
Abu l-Hayyay, hijo de nuestro señor el sultán magnífico..."
En el siglo XVI fue llamada "torre de la Estufa" por el
dispositivo de fuego allí instalado para la calefacción, una losa de mármol
agujereada permitía que el calor entrara en la parte alta, así como los vapores
de un posible quemadero de perfumes ubicado en la estancia del nivel inferior.
Fue en el siglo XVII cuando se pasó a conocer como Tocador o Peinador de la
Reina y que es probable que fuera por el uso que hacía de ella en 1624 la
esposa de Felipe IV, Isabel de Borbón.
Los responsables de la reforma de la torre en
la que se ubicó el Peinador de la Reina decidieron respetar algunos elementos
decorativos de la época nazarí, creando un contraste estético, reflejo del
dinamismo de la Alhambra, un recinto habituado a adaptarse al paso de la
historia. Actualmente la torre contiene una sala con ventanas muy bajas a su
alrededor -disposición habitual para poder contemplar el paisaje del entorno
sentados en el suelo- y se cubre con una linterna con armadura de madera y una
decoración que recuerda a las estancias vaticanas. Célebres son sus frescos
renacentistas en estilo pompeyano que representan escenas mitológicas
realizados entre 1539 y 1546 -según Gómez Moreno- por los pintores Julio de
Aquiles y Alexandre Mayner, probablemente discípulos de Rafael y que fueron
restauradas por Víctor Medina y Ana Bueno en la década de 1990. En ella se
encuentran, entre otros temas como la "Caída
de Faetón" o la "Metamorfosis"
de Ovidio, representaciones pictóricas de la expedición de la Armada imperial
con el desembarco en Túnez en 1535, realizadas a partir de bocetos del pintor
holandés Jan Cornelisz Vermeyen que acompañó al propio Carlos V, así como el
puerto de Cagliari, Sicilia y Tripani, o de las ruinas de Cartago; es
significativo que precisamente en la Alhambra, último baluarte de los
musulmanes en la Península, se quisiera representar la conquista de Túnez por
las tropas imperiales. También otras pinturas más curiosas como las mazorcas de
maíz, producto procedente del continente americano, junto al águila bicéfala
correspondiente al emblema del emperador.
Como se ve en la imagen se añadió una
galería cubierta por un tejado a cuatro
aguas y se conectaron las habitaciones privadas del emperador con un nuevo
corredor sobre el adarve de la muralla
La torre sufrió los derribos parciales a
consecuencia del estallido de un polvorín cercano a la Iglesia de San Pedro en
1590, así como bastantes reformas y restauraciones entre los siglos XVII y XX.
En 1831 se cayó el sector oriental de la muralla, siendo levantada de nuevo por
José Contreras en 1837 pero remetiéndola, por lo que el paso del adarve que en
un principio pasaba por dentro de la primitiva torre de Abu-l-Hayyay queda al
aire a partir de ese momento hacia el Este, y por ello hay en la sala baja una
puerta que da al vacío, y que en realidad, en la etapa musulmana, era la salida
del adarve sobre la muralla.
A la torre se accede por el adarve de la
muralla que cruza el sótano de la Torre de Comares, por una puerta
existente en el jardín de Daraxa o, en planta alta, por la citada galería que
pasa junto a las habitaciones de Washington Irving. Esta galería adoptó su
actual fisonomía en 1618, al aprovechar columnas y capiteles procedentes de las
reformas de diversos lugares de la Alhambra, algunos de ellos considerados
obras maestras por lo que han sido retirados para su conservación en el Museo
de la Alhambra.
Torre de
la Cautiva
Construida en 1340 bajo el reinado
de Yusuf I, innova con respecto a las torres andalusíes incorporando un
palacio de mínimas proporciones en su interior, manteniendo el aspecto
defensivo del exterior, apenas diferenciándose del resto de torres. Junto con
el Salón de Comares, la Torre de la Cautiva atesora el más complejo
programa decorativo alhambreño. Su nombre se debe a una leyenda del
siglo XVIII, por creerse que en ella se encerró a Isabel de Solís, favorita
de Muley Hacén.
Además de la sección del interior de la
torre, se puede apreciar la disposición del adarve y la calle de ronda,
dispuestas para no molestar a los ocupantes de la torre-palacio.
A diferencia de las torres de uso estrictamente
militar, como la del Candil, la Torre de la Cautiva, estaba separada del
recinto urbano por la calle de ronda, de manera que el adarve discurría por
encima de la muralla sin que existiera comunicación posible con la ciudad -
esto también sucede con vecina Torre de las Infantas-. Por el contrario,
la Torre de la Cautiva salvaba la calle del Foso que pasaba por debajo mediante
un puente con bóveda de cañón (reconstruido en los primeros años del siglo XX),
al igual que el adarve que pasa por un túnel inferior al nivel del piso
principal de la torre. De esta manera la guardia podía circular por el adarve
sin importunar a los habitantes de la torre, mientras que en las torres
castrenses, el adarve tenía paso obligado por la habitación interior desde el
que se controlaba el paso de la guardia. Este lugar es uno de los mejores para
comprender el funcionamiento de la estructura defensiva de la fortaleza.
Se trata de una torre-palacio,
o Qalahurra (como ya la dominaría Ibn al-Jatib en el siglo
XIV y como es llamada en el poema epigráfico que figura en su interior), cuya
distribución y estructura es la misma que la de las casas y palacios de La
Alhambra, llevado a la mínima expresión. Se accede por una entrada en recodo
o basura, con bóveda de arista, para llegar a un patio de apenas dos
metros cuadrados, porticado en tres de sus lados con arcos sobre pilares. Las
paredes del patio están decoradas con una banda de yesería muy restaurada donde
se alternan, como en el Partal, cuadrados con un círculo central y lazo de
ocho y rectángulos con epigrafía.
En primer lugar, desde la entrada, se
llega a un patio de pequeñas dimensiones
Uno
de los pilares del patio interior de la Torre de la Cautiva
Sobre
el acceso al patio de la Torre de la Cautiva, hay un campo de lazo de ocho que
recorre las cuatro paredes del patio; bajo el mismo la inscripción: La gloria
permanente y la soberanía eterna pertenecen a Dios
Rodeando la puerta que accede al pasillo
en recodo aparece la siguiente inscripción: No hay dios sino Alá, Mahoma es el
Enviado de Dios
Alacena
a la derecha de la entrada al patio de la torre conarcos de medio punto peraltados y agallonados y repisas
de mocárabes
INSCRIPCIONES EN LAS ALACENAS
A: "La dicha continua" imitación en yeso y pintado con ocre, cada
palabra está separada por un perfil mixtilíneo
B: "No hay dios sino Alá, Mahoma es el Enviado de Dios”
C: "Su palabra es la Verdad y Suyo es el dominio"
(Corán 6, 73) una frase coránica poco
usual en la Alhambra
D: "La permanencia es de Dios", "La gloria es de Dios",
"La bendición" y "ventura"
en cúfico y desdoblada en espejo
E: poema anónimo decorado de
ataurique
"¡Oh, mi certidumbre y mi esperanza!
Tú
eres la confianza, Tú eres el amparo.
¡Por
el Profeta enviado,
pon
buen sello a lo que hago!"
La estancia principal es de planta cuadrada, de
casi 5 metros de lado, con ventanas geminadas al exterior que a su vez forman
pequeñas alcobas abiertas al paisaje. Encierra todos los elementos necesarios y
habituales de los palacios de los alcázares granadinos, salvo la letrina, de la
que no ha quedado rastro. Pero a la vez, es una verdadera fortaleza por fuera,
de volúmenes limpios y rectos que apenas se diferencian de las restantes torres
del recinto, haciendo difícil adivinar lo que guardan en su interior.
Vista del salón y del mirador norte
desde el patio
En las alcobas que rodean en tres de los lados
de la sala principal de la Torre de la Cautiva, en concreto en la alcoba que se
encuentra justo en frente de la entrada a la sala principal desde el patio,
aparecen unas inscripciones en elegante cursiva que llega hasta la concha
central del arco y que luego se repite. En ella se recuerda al padre de Yusuf
I, Mohammed IV, como mártir ya que fue asesinado por su primo, señor
de Algeciras en 1324. Aunque el calificativo muqaddas, es decir,
venerado o santificado, es visto hoy por muchos musulmanes como inapropiado, lo
cierto es que en algunas inscripciones, como en la Puerta de la Justicia,
se aplica a los soberanos ya fallecidos. En las inscripciones identificadas en
la foto más abajo con la letra C, indican: "Gloria a nuestro señor el sultán preservado, el príncipe de los
musulmanes Abu l-Hayyay Yusuf, hijo de nuestro señor el sultán y venerado
mártir, el difunto Abu l-Walid Ismail, Dios le favorezca con su ayuda".
Alcoba y ventana frontal, donde aparece
A "Salud Perpetua" y en la
B "Dios es mi Señor", así como en un lateral del muro derecho
"Loor a Dios por los favores que,
uno tras otro, concede mañana y tarde" así como en el izquierdo "Espero que al igual que en el pasado favores
dio, en el porvenir generoso sea también"
Sus zócalos están recorridos por
bellos alicatados, rematados por cenefas con inscripciones coránicas de
compleja factura y una perfecta curvatura de las piezas que se adaptan a las
medias columnas de las alcobas. Van en cerámica azul sobre fondo blanco, en
cursiva, con entrelazamientos y encabalgamientos de letras y palabras, vocalización
casi completa y algunos elementos vegetales en los vacíos. Las letras de
cerámica azul fueron recortadas y combinadas con otras piezas en blanco,
apreciándose los cortes para formar el conjunto.
La sala principal de la Torre de la
Cautiva contiene uno de los programas poéticos más interesantes de la Alhambra,
con 4 casidas principales escritas por Ibn al-Yayyab cada una en cada esquina
de la sala por encima del zócalo, en torono a dos grandes
cartelas rectangulares con un pasaje coránico cúfico haciendo
el marco del pasaje que hay en los muros palaciegos.
Sobre los zócalos, se combinan adornos de
yesería con unos epígrafes que recogen poemas creados por Ibn
al-Yayyab para Yusuf I:
Torre entre las torres
grandiosa,
corona de la que la Alhambra esta orgulllosa.
Calahorra nos aparece y dentro encierra
un luminoso palacio de ardiente fulgor.
Tiene excelentes labores en simétricas
proporciones de pares e impares.
La fábrica de azulejos de sus muros y el suelo
son como maravillosos brocados.
Bastante gloria para la religión es que se forzara
a trabajar en ella a infieles esclavos.
Viste bordados (tiraz) de honor, pues en ella
se muestra el nombre de Abu l-Hayyay, nuestro señor,
rey majestuoso, valeroso y generoso,
socorro de quien lo pide, lluvia de quien espera.
Es de la faamilia de Sa´d, de los Banu Nasr,
y de quienes ayudaron y asilaron "al Señor de la Escala"
-Dios le bendiga y salve-
(Poema 1, en los muros sur y este de la esquina
derecha según se entra en la sala principal de la Torre de la Cautiva)
Nunca
tan excelso edificio como éste se erigió,
de él en todas partes ya se habló.
¡Por Dios! Torre, que le viene de león, altiva y defensiva:
¡cuidado con su acometida!
Tal adorno es para la Alhambra que ésta,
con la belleza de sus alhajas, embriagada se ufana.
Calahorra que entre las estrellas en su órbita se mete
y que vecina es de Piscis y de Pléyades.
En su construcción, de alta piedra,
el arte se afanó cuando quiso.
Ella nos muestra la faz de Yusuf
cual sol al que no oculta el ocaso.
Conél se nos regala todo bien que nos contente,
y se nos evita cualquier mal que nos consterne.
Es de la familia de Nasr: ¡que feliz y triunfantes permanezca
y que construya lo que quiera y como quiera!
(Poema 2, en los muros norte y este
de la esquina frontal derecha desde la entrada principal)
Esta obra que a la
Alhambra engalana
del pacífico y del guerrero es morada.
Calahorra que un palacio tiene en custodia:
fortaleza, di, o también alegre lugar de reunión.
Es un palacio cuyo esplendor se reparten
cubierta, suelo y cuatro partes.
Maravillosos son sus yesos y azulejos,
pero la carpintería del techo más prodigiosa es aún;
tras ser ensamblada se levantó, con precisión,
a su elevadísima posición.
Al igual que en la poética, allí hay paranomasias,
antítesis, rameados y taraceas.
El rostro de Yusuf nos muestra
cual signos en el que todas las beldades se completan.
Es de los gloriosos Jazray, cuyas obras a favor de la religión
luminosas como el rayo son.
(Poema
3, en la esquina izquierda frontal, en los muros norte y oeste)
Enaltece a la Alhambra
torre que en el cielo se alza
y que el más alto imán proyectara.
Calahorra que un palacio tiene en su interior:
fortaleza, di, o también gozoso lugar de solaz.
Los recamados de sus paredes,
por su inefable belleza, al más elocuente callan.
Cada forma, sola o emparejada,
se corresponde con otra en simétrica proporción
Adonde mires verás variados trazados,
todos ellos coloreados, dorados y ornados.
Maravilloso edificio surgido de una sabiduría
que sólo el califa Yusuf alcanzó.
Rey que, si los reyes de gloria se jactan,
su gloria, al invocar, nos la recita el propio Corán.
Es de lo mejor de los Ansares: ¡que en su reino perdure un triunfo
que camino preferente tiene en la religión!
(Poema 4
de la esquina izquierda desde la entrada, en los muros sur y oeste)
Por el resto de las estancias inferiores, en
arcos, tacas, jambas, etc se recogen epígrafes de contenido religioso con
continuas alusiones a Dios y los beneficios recibidos por su especial
protección, así como mencionan al rey Yusuf I como su constructor.
La cartela epigráfica alicatada que bordea la
parte superior de los zócalos, parientes directos de las existentes en los
umbrales del mirador de la Lindaraja, constituyen obras maestras en su
tipología. Desgraciadamente el pavimento original se ha perdido, que se piensa
pudo ser de azulejos (como aparece en el poema de Ibn al-Yayyab), así como
la armadura original de madera. También se ha perdido la policromía de las
yeserías de la sala, que se distribuían a modo de entelado o tapizado por
encima de los alicatados, algo muy característico de la decoración
arquitectónica nazarí, presente en los espacios más destacados de los palacios
de la Alhambra.
Torre de
las infantas
Es la última construcción reconocible que se
construyó en La Alhambra (1393-1394), bajo el mandato rey Mohammed VII,
ocaso del mejor siglo de la arquitectura nazarí, siendo un buen ejemplo de
contraste, pues tras el paramento liso de las fachadas de la torre se esconde
una compleja vivienda-palacio encerrado en su interior. También sorprende la
distribución interior de una gran originalidad y riqueza espacial para un
palacio tan pequeño, pero con un singular encanto que lo convirtió en un
espacio predilecto para los viajeros románticos del siglo XIX.
Sección de la Torre de las Infantas
Planta de la Torre de las Infantas
La Torre de las Infantas o Qalahurra
nueva tiene su denominación unida a las tres princesas, Zaida, Zoraida y
Zorahaida de Cuentos de la Alhambra, como lo está a este cuento el
castillo de Salobreña. Aunque continúa los esquemas de desarrollo
tradicional estético, su ejecución tiene una mayor rudeza de ejecución y unas
proporciones menos perfectas que su vecina, la Torre de la Cautiva.
Una entrada en recodo a través de un pasillo,
se accede a su interior. Este pasillo está cubierto por una peculiar bóveda de
aristas con grandes mocárabes con imitación de ladrillos rojos,
cobijando escudos nazaríes pintados; cada elemento se compone de tres poliedros
encajados entre sí.
El recibidor nos da la bienvenida con un poema
que ocupa una estrecha cenefa bajo la bóveda, comenzando por la derecha de la
pared frontal, continuando con un segundo poema en la pared oeste y acabando en
la puerta, repitiéndose en los otros dos muros:
!Oh tú
que entras, por Dios, detente y contempla el esplendor de esta maravillosa y
perfecta belleza!
Recorre
con tu mirada las beldades de mi morada, cuyos efluvios de aromática madera nos
impregnan.
Más, si
en la verdad te fijas, me dirás: en los moradores, no en la morada, está lo
esencial.
El recibidor nos da la bienvenida con un poema
que ocupa una estrecha cenefa bajo la bóveda, comenzando por la derecha de la
pared frontal, continuando con un segundo poema en la pared oeste y acabando en
la puerta, repitiéndose en los otros dos muros:
!Oh tú
que entras, por Dios, detente y contempla el esplendor de esta maravillosa y
perfecta belleza!
Recorre
con tu mirada las beldades de mi morada, cuyos efluvios de aromática madera nos
impregnan.
Más, si
en la verdad te fijas, me dirás: en los moradores, no en la morada, está lo
esencial.
Tras el triple recodo de la entrada, una puerta
abre a una letrina (a la izquierda) y otra a una escalera que lleva a la
segunda planta (a la derecha) y en las albanegas se puede leer en dos lineas de
escritura cursiva: la gloria
permanente, la soberanía es de Dios. Un arco desemboca a un reducido patio
cuadrado, originalmente una bóveda de mocárabes lo cubría, pero fue
destruida por un terremoto y fue sustituida por una linterna octogonal en el
siglo XIX. Sobre el arco de las tacas laterales se puede leer: Gloria a nuestro señor el rey Abu ´Abd Allah
al-Musta ´in bi-Llah, Dios le preste su ayuda.
La luz de la linterna se refleja en los
restos de la cúpula original
Poco se conserva de sus zócalos de azulejos y
sobre estos, en cartelas circulares alternadas con otras circulares y sobre un
tupido fondo de ataurique se puede apreciar la siguiente inscripción: Beneficios diste !mi Señor!, auméntalos,
pues Tú eres, a quien dirigirse, el mejor. Sobre estas cartelas, recordando
a los pórticos del Patio de los Arrayanes, caligramas arquitectónicos-arbóreos
con la base ancha y la base superior apuntada a modo de triángulo guardan el
lema de la dinastía nazarí: "No
hay vencedor sino Dios" y "La soberanía es de Dios". Este lema se repite igualmente en
las ménsulas de mocárabes que sostienen los dinteles cercanos a la
entrada y en la cenefa con dobles columnillas.
En el interior de la alcoba este sólo se
conserva una cenefa de lemas cúficos bajo el techo, y en la oeste, otra a esa
misma altura con el verso Beneficios diste !mi Señor!, auméntalos, pues Tú
eres, de a quién dirigirse, el mejor. En las albanegas, entre el ataurique
vuelves a repetirse alabanzas a Dios y alrededor de las tacas:
El
auxilio divino, el dominio y la clara victoria sean para nuestro señor Abu
´Abd Allah
al-Musta
´in bi-Llah, Dios le ayude en su causa y haga gloriosa su victoria
En el capitel central de las ventanas norte y
sur se puede leer una inscripción en honor a Mohammed VII: Gloria
para nuestro señor Abu Abd Allah. Antiguamente las ventanas geminadas de la
Torre de las Infantas estaban cerrados por celosías muy tupidas y tal vez sería
necesario volver a colocarlas para evitar que las aves se introduzcan en su
interior y aniden en las paredes para mejorar su conservación.
Vista de la sala norte con tarima
Por último, al acceder a la sala norte,
encontramos sobre las tacas la siguiente inscripción repetida dos veces El paciente vence y en su
centro La soberanía.
En el interior del arco de entrada a esta sala,
perfilado por una estrecha cenefa con la inscripción El auxilio divino, el dominio y la clara victoria sean para nuestro
señor Abu ´Abd Allah al-Musta ´in bi-Llah, Dios le preste su ayuda,
similar a las que se encuentran en las tacas de las salas este y oeste. En sus
laterales, en las albanegas del arco, escudo nazarí con banda y lema.
En el interior de la sala norte, casi todas las
caligrafías y yesos de la pared sur, la más próxima al patio, han sido
recompuesta por restauradores que al combinarlas han quedado incompletas y sin
sentido, como por ejemplo en las grandes tacas de la pared, rehaciéndolas con
la misma inscripción que rodea al arco de entrada pero quitando o recortando
palabras para adaptarlo a este espacio más reducido, inclusive cambiando la
dirección de la escritura.
El muro norte de esta sala esta profusamente
decorado y posee una ventana de dos arcos de herradura con angrelados que mira
hacia el Generalife (Yannat al'arif) y apoyados en una delicada
columna parteluz. En las incripciones se repite el lema nazarí y la inscripción
que perfila el arco de entrada a la sala. Se conservan escasos fragmentos y muy
gastados, lo que debió ser un poema dedicado al rey.
Ventana
geminada del muro norte
El Partal
y la torre de las damas
Enclavado al este del Palacio de los Leones, el
Partal es una extensión de terreno poblado de explanadas y jardines escalonados
en paratas situados junto a los restos de una notable construcción nazarí, el
Palacio del Partal, siendo la llamada Torre de las Damas el elemento mejor
conservado. Parece ser que tanto el pórtico, como la torre y el mirador fueron
levantados en los primeros años del siglo XIV, durante el reinado
de Mohammed III (1302-1309), y a decir de algunos cronistas, puede
que desde estas edificaciones hubiese huido Boabdil para reunirse con
sus partidarios y liderar al grupo opositor a su padre Muley Hacen.
También se plantea la posibilidad de que el rey Mohammed V hubiera reservado
tales dependencias para uso de su hermanastro Ismail, por lo que un tiempo se
conoció la Torre de las Damas como Palacio de Ismail y Palacio del Príncipe.
Partal viene del término árabe bartal,
equivalente a la palabra pórtico, que haría referencia al elemento
arquitectónico más vistoso de este edificio, es decir, el pórtico abierto de
cinco arcos angrelados que se reflejan en el agua de una gran alberca situada
delante de él.
Levantado sobre la muralla, con su estructura
arquitectónica en torno a la torre de las Damas, creando una extraña disimetría
arquitectónica pero de bello efecto, este palacio es el más antiguo de los
conservados en La Alhambra. Su disposición recuerda al cercano Palacio de
Comares: una gran alberca central presidida por un pórtico formado por cinco
arcos tras el que se desarrolla la estancia principal en el interior de la
torre.
La decoración de sus paramentos acusa el
deterioro ocasionado por los efectos del tiempo y la intemperie, presentando el
habitual zócalo de alicatado, amplios paños de yeserías, originalmente
policromadas hasta el arrocabe, y una cubierta de ensamblar de madera. La
estancia principal o qubba presenta zócalos con gamas frías (azul,
blanco y verde), que son prueba de su antigüedad, así como restos decorativos
de yeserías, destacando la originalidad de algunos temas y la fuerza expresiva
del ataurique y letreros epigráficos.
En el ala oeste del pórtico, sobre el pórtico
sobresale una torre-mirador con ventanas hacia los cuatro puntos cardinales,
muy característico de la arquitectura nazarí, semejante a los que existieron en
otros palacios de La Alhambra como el de Comares o el del Generalife (Yannat
al'arif).
Por una puerta y escalera, excluida de la
visita por lo angosto del espacio, se accede a la planta superior de la Torre
de las Damas. Por sus extraordinarias vistas y la afición por la astronomía y
la astrología de los reyes nazaríes, se le ha venido conociendo como "el observatorio", en cuyo interior
se conserva la cupulita de mocárabes más antigua de La Alhambra.
Este observatorio está abierto a los cuatro puntos cardinales, reservado para
la vida privada de los monarcas. Es irónico que Mohammed III lo
construyera para observar las estrellas cuando terminó siendo ciego.
La Torre de las Damas contiene en su
interior un mirador con ventanas hacia los cuatro puntos cardinales; este tipo
de torreones es muy característico en la arquitectura nazarí
Cúpula de mocárabes del
observatorio de la Torre de las Damas,
la más antigua de las que hay en La Alhambra
El desarrollo de la astronomía andalusí queda
patente en manuscritos e instrumentos como el astrolabio, cuadrantes,
esferas y sofisticados instrumentos, así como un patrimonio intangible en lo
que concierne a ideas, vocabulario y nombre de estrellas. Tras una fase inicial
de traducción y asimilación de civilizaciones mediterráneas anteriores, los
astrónomos árabes no tardaron en producir las primeras obras originales en
cuanto a descripción de estrellas, astronomía esférica, trigonometría aplicada,
modelos planetarios y elaboración de tablas. Esto les permitió observar el
cielo, elaborar teorías, computar tablas y medir el tiempo, además de rezar,
ayunar, peregrinar y enterrar a sus muertos de acuerdo con la ortodoxia
requerida por el Islam. Las fuentes medievales árabes dan cuenta de la
existencia de estaciones de observación al aire libre, en residencias
particulares, en jardines reales o en lugares públicos. En el siglo IX,
existieron observatorios en Bagdad, al-Samasiyya, y en Damasco, al-Qasiyun,
pero estos observatorios son una excepción y habrá que esperar al siglo XIII
cuando se creó el importante Observatorio de Maraga, al que seguirán los de
Samarcanda en el siglo XV y Estambul en el siglo XVI. No hay noticia de la
existencia de observatorios en el occidente musulmán más allá de alguna
referencia al uso de torres como esta para observar el firmamento.
En una de las paratas que ascienden frente al
pórtico, aún puede verse los restos del pabellón frontero que conformaría el
flanco sur del palacio, aunque se han perdido los muros y edificaciones que
rodeaban y cerraban este palacio. Junto al mismo pórtico se levantan unas
construcciones que fueron adosadas posteriormente: en dirección oeste se alza
un mirador que rompe la simetría inicial del conjunto, más una vivienda que se
conoce como la Casa de las Pinturas.
Junto con el estanque, la Torre de las Damas es el único elemento conservado de
las construcciones de Mohammed III en esta zona, por tanto anterior
al resto de los Palacios. A diferencia de los palacios vecinos de Comares y
Leones que más o menos han mantenido intacta su estructura desde la etapa
nazarí, es que este palacio ha tenido diferentes propietarios privados, muy
modificado para adaptarlo a vivienda, siendo incorporado al conjunto monumental
el 12 de marzo de 1891, fecha en que su último propietario, Arthur von Gwinner,
cedió su titularidad al Estado español.
Muy deteriorada en el siglo XIX, con su fachada
enmascarando gran parte de la estructura y decoración original, fue restaurada
por Torres Balbás, colocando pilares en el pórtico que fueron sustituidos por
estilizadas columnas que se labraron pero que habían quedado guardadas y
capitales de mármol por Francisco Prieto Moreno. Durante la excavación dela
galería en los años veinte aparecieron la cimentación de las columnas centrales
que se habían perdido mientras que se evidenciaron las pilastras de los
extremos.
Mirador de la Torre de las Damas; las
celosías, hoy desaparecidas aislaban y protegían hasta el nivel del suelo donde
se sentaban.La óptica occidental tiende a visualizar todo horizontalmente, frente a la
oriental que desde las esquinas admira la globalidad y en todas las direcciones
Vista del Albaicín desde una de las
ventanas de El Partal
En su restauración se recuperó la estructura
original que responde a la idea de espacio abierto a todos los aires: intimidad
envuelta por los paisajes de alrededor, donde las vistas importan tanto como el
lugar desde el que se contempla. El arco central del pórtico apareció
casi completo y los laterales fueron rehechos imitando la decoración romboidal
con la típica decoración de sebka mediante trozos de yeso agujereados
que en la distancia dieran la impresión de la antigua disposición.
Desafortunadamente, la cubierta del
Chapitel de la Torre, que era una de las más bellas de la artesanía nazarí, fue
desmontada por el último propietario Arthur von Gwinner en el sigo XIX (y
sustituida por una copia en la década de 1964, obra del ebanista José Romera
Baena en la misma técnica de ataurgía del original a partir de unos planos del
XIX que quedaron en la Alhambra, con cintas agramiladas y tablerillos con
atauriques tallados) y apareció nuevamente en Berlín. Hoy es una pieza
destacada de la colección de Arte Islámico del Museo de Pérgamo de la capital
alemana.
Alfarje o techo de la sala porticada de
la Torre de las Damas
Admirable por su originalidad es el alfarje de
madera que cubre el pórtico, cuyas cupulitas y delicados lazos juegan con la
luz reflejada por el agua del estanque, así como los aleros del mirador, uno de
los pocos primitivos conservados. A levante cierra el conjunto un pequeño
edificio rectangular que alberga un oratorio construido sobre la
muralla.
En definitiva, la zona de El Partal estaba
organizada como un espacio palatino, un área exclusiva, aunque más tarde quedo
aneja a otra zona más amplia con los palacios de Comares y Leones en el centro.
La construcción de El Partal significó el aterrazamiento de la vertiente norte
de la colina, siendo decisiva la urbanización de este espacio para el
desarrollo de la propia ciudad de la Alhambra y de los palacios reales. Sobre
el número de paratas y su relación se conoce poco, por lo que es necesario
contar con excavaciones arqueológicas que permitan establecer una cronología,
así como establecer el sistema de acceso al palacio y la circulación por el
mismo para una comprensión global de El Partal, desvirtuada por las sucesivas
restauraciones y estructuras posteriores edificadas en el entorno.
El
oratorio del Partal
Adosada a la vivienda del que fuera escudero
del conde de Tendilla se conserva un pequeño oratorio construido sobre el
adarve de la muralla. La casa es obra anterior al oratorio pues, según Leopoldo
Torres Balbás, en el muro que lindan ambos edificios, está revestido por
pinturas fingiendo ladrillos en rojo, con las supuestas llagas, trazadas en
linea incisa en blanco.
Al parecer, los muros exteriores del oratorio
estaban coronados por un alicer y canecillos tallados que sobresalían mucho. La
puerta de entrada la flanqueaban dos pilastras que soportaban un guardapolvo de
canecillos protegiendo las yeserías que tuvo, pues hoy sólo quedan restos muy
escasos.
El
Oratorio del Partal es una capilla palatina construida, a juzgar por los
elementos decorativos, en la misma época de la Torre de la Cautiva, es
decir, bajo el reinado de Yusuf I, con posterioridad a la casa de Astasio
de Bracamonte y a la Torre de las Damas en el Palacio del Partal.
El espacio
del oratorio se divide en dos: un pequeño vestíbulo y un oratorio propiamente dicho
El interior es diminuto, dividido en dos
sectores mediante un arco. El primero lo forma un vestíbulo cubierto por un
techo plano, mientras que el segundo, rectangular y de 4.16 metros por 3
metros, lo constituye la sala de oración propiamente dicha con
el mihrab en la pared del fondo frente a la puerta.
El mihrab es de planta rectangular aunque con los ángulos del fondo
en chaflán, cubierto por una cúpula octogonal de mocárabes.
En la imagen el mihrab del
oratorio, situado en el muro
sureste y cubierto por una pequeña cúpula de mocárabes
Inscripción de la séptima Sura del Corán
en el mirhab del oratorio:Haz tu oración, no seas de los despreocupados
El edificio construido con ladrillo en sus
cerramientos es de forma rectangular y está cubierto por un tejado a cuatro
aguas, yeso en sus decoraciones exteriores e interiores y madera en la armadura
y en el alfarje. Cuenta con la orientación característica de los edificios
religiosos de la Alhambra: hacia el sureste.
La sala está cubierta por una armadura de
madera apeinazada con lazo, valiéndose de vigas estructurales para la
decoración, uno de los pocos modelos de este tipo que existen en la ciudad
palatina.
La reciente restauración del Oratorio
del Partal nos ha desvelado nuevas claves
de la Alhambra del siglo XIV, permitiendo reconocer el funcionamiento
estructural de esta espectacular pieza y descubrir las técnicas originales que
utilizaron los artesanos nazaríes en la decoración de este espacio
La Puerta
del Vino
La Puerta del Vino la vemos actualmente aislada
del enlace que probablemente tuvo con la línea de construcciones que cerraba la
actual plaza de los Aljibes y que se uniría con los jardines de Machuca, donde
otra línea de edificios cortaría aquella en ángulo recto. Sin embargo tuvo un
papel muy importante en la comunicación interna de La Alhambra,
enlazando la Calle Real con los caminos provenientes de la
Alcazaba y la Puerta de la Justicia, de construcción posterior, con
los Palacios, la Mezquita Mayor y la medina alhambreña. Destaca su
dimensión urbana, sobresaliendo entre los edificios del entorno de
la Calle Real, como referencia o hito en el camino de comunicaciones
interiores de la medina palatina.
Sin pruebas concluyentes, se ha querido
identificar esta Puerta con la Bab al-Hamra que Ibn
al-Jatib nombra en sus escritos y en la que indica que frente a ella había
una palmera y una plaza que había antes de entrar en los palacios nazaríes.
Este supuesto confirmaría que se trataba del acceso directo a la Alhambra Alta,
sirviendo para cerrar por esta parte el recinto de la población palatina,
quedando los palacios reales a la izquierda, en la depresión norte del cerro de
la Sabika, separados de aquella por una muralla de mampostería, cuyos restos se
hallaron en la nave meridional del palacio de Carlos V y que arrancaba en linea
recta desde la parte izquierda de la Puerta, prolongándose hasta los límites
orientales del recinto.
En cierto modo, La Puerta del Vino, mantiene una función semejante a la que
tuvo en época nazarí, separando dos zonas diferenciadas del monumento, lo que
antiguamente era el recinto amurallado de la Alcazaba y el sector residencial y
artesano al servicio de la corte. Hay que tener en cuenta que las ciudades
musulmanas como Granada, estaban formadas por barrios amurallados -una ciudad
fragmentada en recintos cerrados-, comunicados entre sí por puertas que podían
cerrarse de noche para mantener la seguridad o estar custodiadas por soldados.
También se ha sugerido que pudo llamarse Puerta
del Vino ya en época nazarí -vino se decía al-jamr similar
a al-Hamra- en alusión a los "ríos
de vino" del paraíso coránico, lo cual vendría representado por la
decoración vegetal con hojas de palmera y por la policromía de sus albanegas de
la fachada Este. No debemos olvidar que los musulmanes tienen prohibido por
precepto de su religión beber alcohol, un precepto que no seguía rigurosamente
en al-Ándalus.
Estructuralmente es uno de los edificios más
antiguos de la Alhambra nazarí, en los que destaca la simetría si se traza una
línea imaginaria pasando por el centro de la puerta pasando por la llave y la
columna existente entre las ventanas del piso superior.
De las dos fachadas de la Puerta del Vino, la
exterior o portada de poniente (la más cercana a la Alcazaba de La Alhambra) y
más antigua es de piedra de la Malahá (debió construirse a finales del siglo
XIII o principios del siglo XIV), con arco de herradura apuntado y dovelas
rebajadas y en relieve, decorando sus enjutas vástagos y hojas. Sobre él corre
un dintel adovelado, en cuyo centro aparece grabada la simbólica llave
o miftah representando la entrada solemne a un lugar con un
importante valor religioso y político como era La Alhambra.
La fachada de poniente es más antigua y
presenta una decoración más tosca, mostrando uno de los pocos arcos de
herradura apuntada del recinto, así como la simbólica llave o miftah,
también de época de Mohammed V, y dovelas alternadas
resaltadas y rehundidas de piedra de la Malahá (Granada)
Delgadas columnitas flanquean este cuerpo sobre
el que se alza otro con balcón gemelo y arquitos de igual tipo que el de
entrada y tras éste existe otro nuevo arco en el que encajaban las hojas de
madera de la puerta, pasada la cual se halla un espacio cuadrado cubierto de
bóveda de aristas y asiento a derecha e izquierda, cobijados también por arcos
y bóvedas de esquife y lunetos.
La puerta muestra una llamativa
decoración de fina cerámica de cuerda seca que consiste en disponer los
distintos motivos decorativos separados por finas líneas de óxido de manganeso
que le otorgan el color plomizo antes de cocer la pieza para evitar la mezcla de colores
En cuanto a la fachada posterior, más moderna,
presenta en su centro un arco con enjutas guarnecidas de decoración polícroma
de ladrillo a la cuerda seca (blanca, negra, verde, azul y amarilla),
obra nazarí de gran valor y riqueza. Sobre el arco, un dintel adovelado sirve
de apoyo al segundo cuerpo, con balcón gemelo, en el cruce de cuyos arcos
aparece el escudo de la dinastía nazarí y su lema "Sólo Dios es vencedor" y, a los lados del balcón, fajas de
escayola, con labores y letreros religiosos, encuadradas en los extremos por
columnillas con capiteles.
La fachada del Este es la más decorada,
conserva su decoración cerámica, muros decorados con yeserías, restos de estuco
y policromía perteneciente al segundo mandato de Mohammed V, subrayando su
aspecto cromático rojizo al que pudiera hacer referencia Ibn al-Jatib
Detalle del escudo de la dinastía nazarí
cruzado por el lema:"No hay vencedor sino Dios"
Todo apunta a que fue construida bajo el reinado de Mohammed
II o Mohammed III, por los elementos más antiguos que la forman (y
cuando quedó configurada la Calle Real). Según refiere Ibn
al-Jatib y Aben-Fahde-allah, el cadáver del Infante Don Pedro de
Castilla, muerto por los musulmanes en la Batalla de Sierra
Elvira fue expuesto aquí metido en un ataúd a guisa de trofeo, lo que
demuestra que su construcción es anterior a 1319, año en que se libró la
batalla.
Posteriormente por Mohammed V retoca
la Puerta, inscribiendo su nombre con el sobrenombre de al-Gani
bi-Llah (el Satisfecho por Dios), apodo adoptado por el monarca a finales
de 1367 tras sus campañas en apoyo de Pedro I "el Cruel" por tierras de Sevilla, Córdoba y Jaén, por lo que
la inscripción situada en la fachada Oeste debe de ser posterior a estos
acontecimientos, presumiblemente se colocaría tras su victoria en Algeciras en
1369 cuando tomó la ciudad y que se menciona igualmente en el poema
del Patio de los Leones.
En su fachada de ingreso hay una
inscripción muy deteriorada en cursiva en tres apretadas líneas dentro de una
cartela rectangular de flancos polilobulados
"Dios
me proteja de Satanás lapidado. En el nombre de Dios, el Compasivo, el
Misericordioso. Dios bendiga y salve a nuestro señor y dueño Mahoma y a su
familia y compañeros. Te hemos concedido una clara victoria. Para perdonarte
Dios tu pecado, pasado y futuro, perfeccionar Su gracia en ti y dirigirte por
una vía recta. Para prestarte Dios un auxilio poderoso. Gloria a nuestro señor
el sultán Abu Abd Allah al-Gani bi-Llah, Gloria a nuestro señor el
sultán Abu Abd Allah al-Gani bi-Llah, Gloria a nuestro señor el
sultán Abu Abd Allah al-Gani bi-Llah"
El edificio dispone de una planta superior en
la que, como era común en la sociedad gremial hispanomusulmana, residiría el
cuerpo de guardia real que custodiaría el acceso por la Puerta del Vino.
La decorada ventana geminada cubierta
por celosías así como la disposición recta y no acodada de la Puerta demuestran
su uso civil más que defensivo
LOS
MOSAICOS Y LA GEOMETRÍA DE LA ALHAMBRA
La geometría de La Alhambra seduce. En la
Alhambra hay un libro -metafóricamente- escrito sobre este espacio para quien
quiera acercarse a él con una mirada de matemático o de geómetra. En La
Alhambra se crean formas bellas para reproducir la belleza del mundo, la
belleza que crea sólo Dios y esas forman son una serie de símbolos que le dan
razón a esta arquitectura. Evidentemente es una mirada abstracta y esto exige
una óptica matemática.
El cuadrado central de la Sala del Trono
del Palacio de Comares es el
germen a partir del cual se levanta el complejo del edificio
El cuadrado en La Alhambra es la génesis del
proyecto arquitectónico de los palacios nazaríes. El Palacio de
Comares (la torre, la alberca y el salón del trono) son matemáticas puras
por ejemplo. Como cualquier palacio de arquitectura islámica, el palacio guarda
un esquema sencillo, una torre al que se anexa un patio en cuyo centro se ubica
un estanque. La armonía del espacio se percibe con claridad, pero el elemento
que ha generado todo el palacio está escondido: la planta del salón del trono.
Se trata de un cuadrado de proporciones pitagóricas, 7 a 5, lo que hoy llamamos
un cuadrado raíz cuadrada de dos, pero hay que destacar que en aquella época
los números irracionales no se conocen, aunque sí se pueden dibujar.
Duplicando, como si fuera un reflejo en
la alberca se obtiene la otra parte
del palacio, el pabellón que está al sur, y haciendo lo mismo
transversalmente se tiene la planta completa del Palacio de Comares.
Los principios compositivos que rigen el
sistema ornamental islámico pueden reducirse, básicamente, al ritmo repetitivo
y a la estilización. El ritmo es un elemento compositivo básico en las artes
del Islam, incluidas la poesía y la música. En el arte, los motivos o diseños
ornamentales se suceden en ritmos reiterativos hasta el infinito, como una
metáfora de la eternidad que llena todo el espacio.
Como esta es una arquitectura islámica del poder,
la idea de la presencia de Alá se tiene que manifestar repetidamente en todo
rincón y detalle arquitectónico de la Alhambra, como si fuera un mantra que se
repite continuamente y en este caso, el sistema para provocar la repetición es
la geometría. Los tracistas y geómetras nazaríes siguieron caminos indirectos
para expresar su visión del mundo; en La Alhambra lo evidente siempre esconde
algo más: realidades reflejadas, ideas que superponen lo divino y lo humano.
Disponiendo de un número de piezas blancas y
negras suficiente, se puede rellenar el plano de forma infinita, tanto
horizontal como verticalmente, además de contar con puntos donde se puede girar
y hacerlos coincidir con las formas básicas. Esto matemáticamente es lo que se
conoce como un grupo cristalográfico plano.
Panel de alicatado nazarí recompuesto en
los talleres del Museo de La Alhambra
a través de los fragmentos hallados que permite conocer el trazado geométrico
original
dejando el hueco en las zonas donde las piezas de alicatado no se han
encontrado
A nivel formal, hay dos órdenes de cubiertas de
paredes de cerámica en la Alhambra:
·
Mosaicos
donde se repiten uno o más elementos, generalmente hechos a molde, para cubrir
una superficie de modo periódico, habiendo una figura básica cuya traslación en
dos ejes produce el conjunto
En el Baño Real de La
Alhambra puede apreciarse en los paramentos de
las camas un sólo elemento con simetría ternaria o hexagonal
O más de un elemento como en este paño
del patio de los Arrayanes, similaral anterior de los baños, retomando el tema del triángulo-hélice pero rompiéndolo
con la adición de estrellas y hexágonos -al negarle color a los hexágonos les
hace parecer como fondo y nos induce a ver como figura las tres aspas que
convergen- alternando un mismo elemento
·
Alicatados
donde no puede aislarse un elemento generatriz, pues intervienen procedimientos
sucesivos de escala, rotación, saltos de nivel, que hacen un conjunto
indivisible.
Lo que entra en juego en este caso es la
simetría, bien respecto a uno, dos, tres, cuatro, seis ejes del plano, y los juegos
de los elementos más pequeños que combinan para formar otros de orden superior,
como este alicatado del Salón de Comares, en La Alhambra
La Alhambra de Granada es el único monumento
del mundo que contiene los 17 grupos cristalográficos planos posibles. Tengamos
en cuenta que la Alhambra se construyó entre el siglo XIV y el siglo XV y no
fue hasta cuatro siglos después cuando Evgraf Fedorov, matemático ruso, enumera
en 1891 la lista de grupos cristalográficos planos que representan la
descripción de la simetría de las estructuras cristalinas en 2 dimensiones
(simetría plana) con la que se puede “empapelar
un plano” y repetirlo siguiendo ciertas reglas de simetría. El
siguiente enlace muestra las 17 estructuras algebraicas existentes de
teselación del plano.
Los 17 grupos de simetría del plano se pueden
agruparlos en cinco apartados, según el orden máximo de los giros:
·
Grupos
de simetría sin giros: 4 grupos de simetrías.
·
Grupos
de simetría con giros de 180º: 5 grupos de simetrías.
·
Grupos
de simetría con giros de 120°: 3 grupos de simetrías
·
Grupos
de simetría con giros 90°: 3 grupos de simetrías.
·
Grupos
de simetría con giros de 60°: 2 grupos de simetrías.
El arte nazarí, desarrollado por los hispanomusulmanes
del Reino de Granada, presenta un gran desarrollo del concepto de simetría,
debido a su carácter abstracto. Efectivamente, todos ellos están representados
en los variados y bellísimos mosaicos de la Alhambra. Abundan los que tienen
giros de 90º mientras que algunos grupos aparecen escasamente, pero
absolutamente todos están representados. Os invito a visitar el monumento y
buscarlos.
Esta imagen puede servir de guía para
identificar los posibles grupos cristalográficos planos de La Alhambra
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Carmen. "Identidades del territorio Alhambra. Instrumentos de
registro y procesos de reconocimiento de un paisaje cultural" rita
Revista Indexada de Textos Académicos, 10, pp. 136-145. DOI:
10.24192/2386-7027(2017) (v8)(09)
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