ARQUEOLOGÍA ETRUSCA
Etruscos
Los etruscos fueron un pueblo de la
antigüedad cuyo núcleo geográfico fue la Toscana,
a la cual dieron su nombre. Eran llamados tyrsenoi,
o tyrrhenoi, por los griegos
y tusci, o luego etrusci, por los romanos; ellos
se denominaban a sí mismos rasena
o rašna.
Introducción
Fuentes
literarias, históricas, arqueológicas, epigráficas o numismáticas.
Las fuentes
históricas, nos dicen que estaban situados entre el Tíber y el Arno, el Tirreno
al este, y los Apeninos al oeste.
Las fuentes
literarias que hablan de este pueblo están impregnadas de un cierto
romanticismo y misterio, es un pueblo considerado como fatalista no es una
novedad y predestinado a un fin. Creían que el destino era ineludible, que todo
estaba previsto.
Su
cosmogonía decía que el mundo duraría unos 12000 años y de éstos, los 6000
últimos serían protagonizados por el hombre y Etruria (Toscana), solo poseía
una parcela de esos 6000 años. En cualquier caso, los planteamientos coincidían
en que este pueblo desapareció como cultura en torno al Siglo I d.C. Esto es lo
que dicen las fuentes.
Yendo a las
históricas, sorprende en primer lugar porqué los etruscos alcanzaron un alto
desarrollo cultural con respecto a los demás pueblos de la Península Itálica y
porqué además en este lugar y no en otro de condiciones similares. La respuesta
pudiera ser el amplio contacto del pueblo etrusco con el mundo griego; ya desde
el Siglo VII a.C., sobre el 650. ¿y porqué con los etruscos? Según Redondo,
porque los contactos con los griegos se habían producido con mucha mayor
anterioridad, aunque eran contactos interrumpidos con la etapa oscura del mundo
griego. Pero se plantea la posibilidad que estos contactos ya se dieran desde
la época micénica griega.
El pueblo
etrusco, aunque se desarrolla por este concepto desde el Siglo VII, sin embargo
no se convierte en un simple imitador de una cultura superior, sino que impone
su sello personal a esa aculturación impresionando incluso a los griegos y
romanos, que se benefician de los logros de este pueblo.
Aún hoy
este pueblo plantea problemas, que le hacen misterioso, pues sus propias
fuentes de información son indescifrables. Este es el caso de su escritura; se
sabe que le fue proporcionada por los griegos de Cumas (Sur de Roma) y es
griego en su variedad Calcídica, sistema de escritura que adaptaron a las
necesidades fonéticas etruscas. Se conoce, por tanto, su escritura pero no su
lengua, que no es indoeuropeo, ni está, al parecer, emparentada con ninguna
otra lengua conocida en la antigüedad.
La
epigrafía tampoco nos sirve de gran ayuda porque los epígrafes conservados
tienen escaso contenido historiográfico. Son inscripciones bien funerarias,
bien votivas. Tampoco la epigrafía nos permite conocer la estructura de su
lengua.
Hay que
recurrir, por tanto, a la arqueología que es extraordinariamente rica. Pero no deja de ser arqueología y hay que
tener presente las limitaciones de esta ciencia, que puede decir muchas cosas;
cómo vivían, qué comían, dedicación económica; pero da lugar a interpretaciones
diversas sobre el mundo del intelecto y por eso se requiere precaución de
recurrir así a planteamientos comparativos entre el mundo griego y el mundo
etrusco.
Origen
del Pueblo Etrusco
Su origen y
desarrollo cultural están unidos al hecho de que no se sepan descifrar sus
escritos: uno de los temas más estudiados y rodeados de misterio con respecto a
la Antigüedad.
Su origen,
como el de otros pueblos de la Antigüedad fue definido por los griegos según el
“uso de la época”, es decir, “alguien tiene la culpa de esto”: personificación
de los inventores, situaciones y fundaciones; un mítico héroe griego funda el
mundo etrusco, origen de una migración.
Heródoto
los ubica en el mar Egeo, concretamente en Lidia (actual Turquía) y esta
suposición de Heródoto toma raíz y así, por ejemplo, Virgilio, que tenía
antepasados etruscos, utiliza indistintamente al referirse a este pueblo los
términos etrusco y lidio. La única excepción en la Antigüedad a esta hipótesis
la protagoniza Dioniso de Halicarnaso, de época de Augusto, que considera que
los etruscos son autóctonos de la Península Itálica, ya que ni su lengua, ni su
cultura, ni sus costumbres poseen paralelos entre lidios y pelagos. Es
culturalmente una excepción.
En época
moderna tenemos más datos con la arqueología y la epigrafía. En un principio se
plantearon 3 hipótesis:
I.
Origen Oriental.
II.
Origen Septentrional.
III.
Autóctona.
I) La hipótesis oriental, es la más comúnmente aceptada y se fundamenta en cuatro puntos:
Coincide lo
que dicen las fuentes y el contenido de la cultura etrusca, en gran medida
oriental, orientalización de Etruria en los siglos VII y VI a.C,
Los
rituales, de adivinación y revelación, no son exclusivos, pero son más propios
del mundo oriental.
Parece ser
que pudiera existir una relación lingüística entre el etrusco y una lengua
desconocida del mundo del Egeo.
La posible
identificación de los Etruscos o tirrenos con el término TRS.W de una
inscripción de Karnat que conmemoraba una victoria egipcia sobre los llamados
pueblos del mar.
II) Los partidarios de la teoría del origen
septentrional, se fundamentan en los siguientes
puntos:
El
planteamiento que hace Tito Livio, que postula que los etruscos tienen el mismo
origen que los pueblos alpinos, en particular los ¿retos?.
Un dato
arqueológico: plantea también la posibilidad de que la cultura Villanobina, previa al periodo
orientalizante, al Siglo VII a.C., derive de una cultura asentada en el valle
del Po, cultura de las terramonas, y que esta cultura derive a su vez de otra
cultura, conocida como cultura de los palacios
de los lagos alpinos, de Europa Central.
Un dato
lingüístico: la supuesta pertenencia de la lengua etrusca a un grupo étnico
lingüístico denominado “retotivénico”.
Basado en que han aparecido en la zona de Ratia unas inscripciones etruscas.
III) La tercera hipótesis, origen autóctono; defiende que los etruscos son un reducto del Neolítico y que su
lengua es, por tanto, anterior al estrato indoeuropeo.
La aceptación
de cualquiera de las tres teorías plantea problemas. Así, la primera, la teoría
orientalizante: la orientalización no es exclusiva del mundo etrusco; se da en
todo el Mediterráneo. Al no ser exclusiva no puede ser argumento exclusivo.
Además, en torno al año 1200 se produce la mítica destrucción de Troya, símbolo
de la crisis del mundo.
Por otra
parte, la relación del etrusco con la lengua desconocida también es muy difícil
porque solo hay un testimonio.
La teoría
septentrional, por su parte, es la que peor se presenta, no aporta una
epigrafía ni una arqueología digna de ser tenida en cuenta. Además, no se ve discontinuidad entre la cultura
Villanobina y la Etrusca.
La
autoctonía tampoco está libre de
dificultades. La opinión de Dioniso de Halicarnaso es tendenciosa. Él intenta
privar al pueblo sometido de los etruscos de un origen semejante al romano.
Redondo no
es partidario de las teorías invasionistas, cree en la autoctonía, sino del
pueblo etrusco, sí de la cultura etrusca. No hay indicios que hagan pensar que
se produjo un corte brusco desde los villanobianos a los etruscos.
Estos se
han desarrollado en el mismo lugar, aunque pudieran haber estado influidos por
un grupo dominante. Influye el mundo oriental.
Bronce final y Periodo Orientalizante
Desde el
punto de vista arqueológico está claro que la unidad cultural que presentaba la
Península Itálica se trunca en el Siglo XII a.C. y se entra en el Período del
Bronce final que no se desarrolla en todos sitios de igual forma. En Etruria la
cultura Villanobina que mostraba una
gran vitalidad y pujanza influye en otras áreas más cercanas, hacia el norte y
el sur, la Campania, en torno al siglo IX a.C.
En el
siguiente período, en torno al siglo VIII: “Periodo
Orientalizante”, llamado así porque el arte y la cultura de las regiones
mediterráneas se abren hacia las experiencias figurativas de oriente: no tanto
el pensamiento, la religión, o la política, sino la cerámica, el ornamento, las
construcciones, etc... .
En este
periodo Oriental en Etruria se puede apreciar que se rompe la homogeneidad
social de la época Villanobina: Aparece un elemento esencial en las sociedades
antiguas, la aristocracia. Surge ésta porque tiende a diferenciarse tanto en la
vida cotidiana como en la de ultratumba, lo vemos en los ajuares funerarios. Se
ha dado, pues, una diferenciación económica.
Además,
Etruria mantiene amplios contactos con los griegos, renovando posiblemente las
relaciones mantenidas previamente, antes de la desaparición del mundo micénico.
Los griegos actúan como catalizadores del desarrollo etrusco; no se limitan a
intercambiar productos, sino que también les proporcionan avances tecnológicos:
olivo, vid, etc. y el sistema de escritura.
La aristocracia será la principal receptora de estos avances,
que reforzarán su posición de privilegio en la sociedad. Aceptan no sólo estas
innovaciones sino que también la aristocracia etrusca asume la carga ideológica
que suponen las distintas innovaciones (el
banquete).
La nobleza provocará
también, es elemento dinamizador, un cambio en la propia apariencia de los
asentamientos etruscos. Su supremacía la
llevará también al ámbito de la figuración: viviendas con cimientos de piedra,
tejas, casi palacetes, frente al resto de la sociedad, marcos más adaptados a
su nueva situación y condición.
También
cambia la apariencia de la vida de ultratumba. También ahí el noble intenta
mostrarse superior. Se verán túmulos de cámara, pero el resto de la sociedad
serán los pozos o fosas. Se diferencian también onomásticamente, utilizando una
forma bimembre: nombre y gentilicio.
La realidad
social orientalizante no es la que nos refiere la historiografía clásica. Se
habla de una sociedad bipolar: aristocracia-servidumbre, sino que la estructura
social y económica de este periodo es más compleja, no existía esta
bipolaridad, había grupos intermedios: ejemplo, presencia importante de artesanos
extranjeros, sobre todo desde el 625 a. C. Destacan los extranjeros de origen
griego. Algunos de ellos incluso se conocen por las firmas de las cerámicas,
como un tal Demerato Corintio, que
abandonó su patria por motivos políticos y se estableció en Tarquinia (Etruria)
con un séquito, entre ellos artesanos (según Plinio). Estos artesanos fueron
importantes en el desarrollo de Etruria, ya que introdujeron nuevas técnicas y
perfeccionaron las ya existentes. Un hijo de Demerato se instaló en Roma, ya
con un nombre de Rey.
Existía
también una movilidad social, en el grupo de los aristócratas, no de igual modo
en el resto de grupos sociales, pues se ponían numerosas objeciones para
conceder, por ejemplo, el derecho de ciudadanía.
Periodo Arcaico, Edad Dorada del mundo Etrusco
La cultura
etrusca se extendió no sólo por Campania. Pero este proceso se produjo por
conquista o colonización. Redondo desecha la conquista porque vacilaría la
unidad de las ciudades etruscas que no se produjo nunca; solo hubo una
unificación religiosa antes de caer el mundo etrusco. Entonces fue más bien una
colonización.
Las colonizaciones
tuvieron lugar en el periodo Arcaico, periodo del comercio, tráfico de
mercancías e intereses, equilibrio más o menos estable en el Mediterráneo. Las
relaciones entre etruscos y griegos no se rompen ni siquiera con la fundación
de Massalia (Marsella). Esta comunicación sólo se rompe cuando los griegos
pierden sus metrópolis, concretamente cuando los foceos pierden Focea de mano de los persas.
En Córcega
fundación de una colonia. Según
Heródoto, los foceos de esta colonia se dedicaban a la piratería. Algunas
ciudades etruscas y Cartago se unieron para enfrentarse a los foceos y aquí
puede estar el primer acuerdo romano-cartaginés del que se había entendido que
Roma se consideraba una ciudad de ámbito etrusco que también firma entonces
dicho pacto. Parece ser que ganan los etruscos, pero sin embargo pierden porque
con la batalla de Alalia 545 a.C. desaparece la supremacía etrusca y Etruria no
ejerce el control. Se producen saqueos constantes de la costa etrusca que
debilitan sus ciudades. Surge una nueva potencia, Siracusa, que ha conseguido
vencer a los cartagineses en Himena en el 480 a.C. y poco después a los propios
etruscos en el mar, frente a Cumas en el 474 a.C.
A finales
del siglo V a.C. se puede decir que el proceso de fijación de las fronteras ha
terminado. Además este proceso de configuración territorial se acompañó de
fuertes tensiones sociales y políticas. Así, la monarquía deja paso a la
república en manos de un magistrado electo y no vitalicio. Dicha transición es
difícil de explicar; hay que recurrir a Grecia. Se cree que es posible que
apareciesen algunos líderes populares o tiranos griegos, cuyo apoyo son los
grupos sociales surgidos del desarrollo económico del siglo VI, comerciantes y
artesanos, consiguen así derrocar a la monarquía.
Las
consecuencias inmediatas son la aparición de tendencias isonómicas, que duraron
poco tiempo, y que en los Siglos VI-V chocaban con la visión que dan los
grecolatinos de una sociedad etrusca bipolar: ricos-pobres. El resultado de la
crisis del Siglo V sería una estratificación social pero no la bipolaridad,
porque los grupos oligárquicos se harán entonces con el poder, poniendo en
práctica sistemas políticos dirigidos a su propia autoperpetuación.
Los pasos
serían: Monarquía-República Isonómica-Crisis-Surgimiento de gobiernos
oligárquicos.
La decadencia etrusca
El comienzo
del fin empezó en Cumas. A partir de entonces los etruscos pierden su mercado y
son incapaces de recuperarlo. Siracusa ocupa su lugar. Las ciudades etruscas
cuya actividad económica se fundamenta en el comercio verán unas nuevas
circunstancias que afectarán en menor medida a las ciudades del interior.
No sólo han
perdido la influencia marina sino que sienten ya las circunstancias de esas
crisis. Los mismos territorios, además, están amenazados por pueblos montañeses
del interior, que por una crisis demográfica llevan a cabo rapiñas en
territorios etruscos antes no pisados. Las propias fuentes griegas hablan de
esta situación. Son incursiones no anexiones. Pero en el norte de la zona los
etruscos sufren la presencia de celtas que se encontraban allí desde el 600
a.C. pero que ahora se asientan de forma masiva, aunque no acaban con la
cultura etrusca que pervive hasta fechas posteriores. La primacía es ya gala,
no etrusca.
Los problemas
de los etruscos son ahora conflictos que les llevan a perder la independencia,
el primero que se producen entre Roma y
Veyes, no hay que entenderlo como un conflicto entre naciones sino como un
típico enfrentamiento entre ciudades en el mundo arcaico. Sin grandes ayudas
una y otra ciudad.
Este
enfrentamiento se produjo porque ambas ciudades tenían interés en controlar los
pasos del Tíber y otros pasos comerciales. Aunque el problema se complicó por
la necesidad que tenía Roma de nuevas tierras, lo cual llevó a la anexión, en
el 396, tras un largo asedio de 90 años. Toma la ciudad etrusca y se anexiona
Roma a Veyes.
La
situación de Etruria se agrava progresivamente y a principios del siglo IV ya
ha perdido su influencia industrial y comercial. Aunque se inicia una tímida
recuperación no alcanza muchos logros.
La
oligarquía sigue mostrando una tendencia endogámica. Los grupos medios inician
también su recuperación, pero no interesan a la aristocracia.
En el 350
se produce un nuevo enfrentamiento militar entre Roma y las ciudades etruscas
lideradas por Tarquinio que terminó finalmente en el 351 con una tregua, y en
el 311 el conflicto brota de nuevo, pero ya Roma es la dueña del Lacio. Van
cayendo poco a poco las ciudades etruscas hasta que en el 265 Volsini, centro
religioso del mundo etrusco fue destruido y Etruria desaparece de la geografía
histórica y pasa a ser parte de la historia de Roma.
Etruria se
incorpora a Roma desigualmente, porque dependiendo de las actitudes respectivas
que cada ciudad mostró con Roma. Mantuvieron una autonomía interna y se les
exigían más prestaciones de carácter financiero y militar.
En el 90
a.C., finalmente, tras la llamada “Guerra Social”, Roma concede el derecho de
ciudadanía a todos los pueblos itálicos y los antiguos tirrenos fueron ya
ciudadanos en todos los sentidos.
Instituciones Políticas
Se carece
de fuentes directas, por tanto recurrimos a otros modelos políticos
supuestamente parecidos: griegos y latinos. Información que ha de adaptarse a
la escasa información que tenemos sobre el mundo etrusco.
Se puede
ofrecer un modelo político e institucional de cierta fiabilidad, sin entrar en
detalles. Las tradiciones más antiguas hacen pensar en un primer sistema monárquico y prueba de ello son los nombres de
algunos personajes míticos que pudieron ser reyes: Alcestes de Perugia, por ejemplo, personajes de los que hay
referencias. Otros son más históricos, no míticos, que fueron reyes, como Tolumnio? de Veyes.
En la
lengua etrusca el término “rex” era
denominado LAUCHE o LACHUME, que pasó al latín como LUCUMO.
Igual que
en Grecia, en Roma un magistrado de orden sacerdotal mantuvo su término
monárquico en época postmonárquica. Los romanos odiaban la monarquía pero
mantuvieron el término “rex”,
posiblemente por connotaciones religiosas. Tomando como paralelo al “rex”
romano, se supone que el Lucumo
etrusco era la máxima autoridad de la ciudad, comandante del ejército y de la
religión pública; “Máximo Pontífice”.
Sin
embargo, se sospecha que el poder del Lucumo no fue absoluto, sino limitado por
algún órgano colegiado, es decir, el Senado
(en Grecia Areópago).
De este
órgano de notables no se tienen noticias de ningún tipo. La arqueología da
pruebas de una casta aristocrática diferenciada (para los etruscos) que tenían
que tener algún tipo de representación política. El Lucumo sería el elemento
más destacado de esta élite dominante. No sabemos igualmente si esta monarquía
era hereditaria o electiva. Ambas valen.
Desaparecido
el Lucumo, dos magistrados, llamados ZILCTH
ocuparon ese vacío de poder. Las fuentes también hablan de otro magistrado PURT o PORTNE, con una función difícil de identificar. También estaban los
CAMTHAI, que deben ser magistrados
menores, semejantes a los ediles romanos.
También
otro de nombre MARU, quizá con
vocación religiosa. Parece que no había una asamblea popular, porque la
sociedad etrusca es excesivamente oligárquica. Sí es importante destacar que a
los aristócratas debía de existir algún órgano colegiado que los representase
con funciones semejantes a las del senado, de control.
La sociedad
Bipolaridad
de la población etrusca de la que nos hablaron los autores grecolatinos basada
en el binomio: principes-servies.
Pero esa imagen no es cierta, aunque es la más difundida. Sería el primer caso
de la historia, sólo se da en algunos casos en Egipto. Hay sustanciales y
diversas diferencias o estratos económicos y cierta diversidad laboral que
indican que la actividad económica laboral se traduce en la “presión social”.
La economía depende de la sociedad y plantea, por tanto, connotaciones o
diversidad social, que tendrán un trasfondo jurídico cuando esté sancionada
jurídicamente. Cuando estos sólo por pertenecer al grupo social más elevado
económicamente pueden optar a las magistraturas (los aristoi en Grecia). Sin
una diversidad económica y actividad laboral variopinta en el mundo etrusco,
difícilmente podemos hablar de bipolaridad, pero se puede plantear dentro de
una sociedad urbana. Sí dentro de una rural, al menos teóricamente. La sociedad
urbana es la culminación de los logros espirituales y sociales del ser humano.
Ahora bien,
¿se podría relacionar esa estructura económica con una diversidad social? No,
18 ajuares funerarios distintos, no son síntoma de 18 órdenes sociales
diferentes. Los que no son aristócratas, no pueden optar a las magistraturas
como nos muestra la no existencia de una asamblea popular. No existe la
promoción política. No existe paridad política.
Entre la
aristocracia y la masa campesina hay un grupo intermedio económicamente constatado
que tiene un reflejo social difícilmente definible. La aristocracia debe estar
perfectamente definida jurídicamente. Debe actuar conjuntamente para asegurar
su supervivencia homogénea, mientras que los grupos intermedios son
heterogéneos y desunidos que habitan en la ciudad. Los aristócratas tienen el
poder de la tierra, dominan el campo. Existe también un grupo social
dependiente, también heterogéneo. Los autores que al referirse a estos grupos
dependientes vacilan a la hora de nominarlos y esto se debe a que no todos son
iguales. Unos hablan de “servi”, “plebs”,
“penestai”, “oiketai”... Vemos también en las fuentes epigráficas, que
emplean diferentes términos.
La
participación política es excluyente; sólo grupos privilegiados. Aquí radican
las diferencias entre los etruscos y Grecia o Roma con los que tuvo evidentes
contactos. Con Grecia incluso antes de la caída del mundo micénico.
Hablan los
escritores grecolatinos de forma despectiva sobre los etruscos, y también sobre
cualquier pueblo dominado. Idealización de la “patria romana” (Dea Roma) que se
divinizó. Este sentimiento no lo tenían los etruscos.
Caso curioso: el
llamado estatus de la mujer en la sociedad etrusca. El caso de Esparta ya se
conocía (pero en Esparta era total), la mujer podía hacer lo que quisiera, el
adulterio no estaba considerado, su papel primordial era tener hijos, llevar
una vida licenciosa; asistía a espectáculos y a banquetes, tenía la misma
capacidad jurídica que un hombre, podía poseer bienes y esclavos. En el caso de
Roma también, pero siempre el administrador era su marido. La explicación es
que la aristocracia etrusca era endogámica y trae muchos problemas y el varón
es el que guerrea y está amenazada, por tanto, por la escasez de varones hasta
el punto que algunas familias para no desaparecer echaron mano de las mujeres
(Oligantropía?). También pueden tener cierta importancia los sistemas
matriarcales del mundo etrusco.
Las ciudades
Nacen en el
territorio etrusco sobre otros centros anteriores, no hay ruptura sino una evolución
de la anterior cultura Villanoviana.
Otros, en cambio, desaparecen. Eran lugares fácilmente defensibles, con agua
cerca, con un clima bueno, cerca del mar pero a suficiente distancia del mismo
(para que puedan servirse de las ventajas del mar y librarse de los piratas).
Su
literatura sagrada se preocupa de los asentamientos de las ciudades que hay que
entender como una reelaboración que puede valer para ciudades “ex novo” pero no para las anteriores. “Etrusco ritu” (nombre del rito que se
hacía para fundar una ciudad): un sacerdote ayudándose de la “groma” hacía el rito. El sacerdote
vestido con un traje procedía a la delimitatio
del asentamiento urbano con una pareja de bóvidos y un arado, bóvidos vírgenes,
según algunos, pero realmente eran purificados. Cuando llegaba al espacio de la
puerta levantaba el arado y todo lo delimitado se consideraba sagrado.
Ninguna
ciudad etrusca se creó bajo este sistema pues no son el acto exclusivo de un
fundador sino el resultado de un proceso evolutivo.
Estos
principios urbanísticos tan evolucionados son relativamente recientes,
posteriores al siglo VII a.C. No es otra cosa que el esfuerzo de
racionalización de una sociedad para entender el mundo racional y su
explicación con el cómo divino.
Los
etruscos dotados de un grado de civilización muy superior al de las poblaciones
itálicas de esos territorios, se impusieron culturalmente sobre ellas,
desarrollando una estructura de ciudades-estado unidas por una comunidad de
religión y de cultura, similares a las de la antigua Grecia, de las cuales
fueron las principales Ceres, Clusium,
Tarquinia y Veyes. Dotados de grandes condiciones para la industria y el
comercio, así como pueblos obviamente navegantes, los etruscos prosperaron en
la elaboración del bronce y el hierro para la fabricación de armas y otros
instrumentos bélicos como corazas y carros de guerra y en la fabricación de
elementos ornamentales de oro, que comercializaron en toda el área del mar
Tirreno, especialmente con los griegos y los fenicios.
El contacto
con los griegos de las cercanas colonias de Sicilia y el sur de la península
italiana, ejerció importante influencia en algunos aspectos de la civilización
etrusca; especialmente en la arquitectura y la pintura. Cabe a los etruscos
haber introducido en la arquitectura griega una importante innovación que luego
sería transmitida a la civilización romana, al emplear en sus construcciones
las bóvedas y arcos.
Líderes etruscos
conocidos
·
Osiniu (en Clusium) probablemente a
principios del siglo XI a. C.
·
Mezentius 1100 a. C.
·
Lausus (en Caere)
·
Tyrsenos
·
Velsu siglo
VIII a. C.
·
Larthia (en Caere)
·
Arimnestos (en Arimnus)
·
Lars Porsena (en Clusium)
finales del siglo VI a. C.
·
Thefarie Velianas (en Caere) finales del siglo
V a. C. – principio del siglo
IV a. C.
·
Aruns (en Clusium) hacia el 500 a. C.
·
Volumnius (en Veii) a mediados del
siglo IV a. C.–437 a. C.
·
Lars Tolumnius (en Veii) finales del
siglo IV a. C.–428 a. C.
·
Tarquinius (siglo
IV a. C.)
Relaciones con otros pueblos:
Los
etruscos eran un pueblo netamente comerciante desde el inicio hasta el final de
su civilización, principalmente marítimo, aunque también terrestre. Por otro
lado, sus tierras se vieron invadidas varias veces por pueblos bárbaros ya que
sus ciudades eran muy ricas y codiciadas, eran paso obligado hacia las fértiles
tierras de la Campania
y para llegar a Roma (como ocurrió, por ejemplo, con la invasión de Aníbal).
En un
principio se aliaron y repartieron las zonas de influencia marítima con los fenicios,
en contra de los helenos. Hacia el siglo
IV a. C. estrecharon relaciones con Corinto
y cesó la hostilidad con los griegos. Sin embargo, en el 545 a. C.
se aliaron con los cartagineses nuevamente contra los griegos.
En cuanto a
lo continental, tuvo numerosos enemigos. Desde un principio, la Liga Latina
(con Roma de aliada o a la cabeza de la misma), en el Lacio; en la Campania los
samnitas;
en las costas e islas los siracusanos y cumitas y en las llanuras del Po
los pueblos celtas
serán enemigos de Etruria. Solo conservarán como aliado incondicional durante
toda la historia de esta civilización a los faliscos
(pueblo que estaba al oeste del Tíber).
Hacia el 300 a. C.
se aliaron con los helenos en contra de cartagineses y romanos, por el control
de las rutas comerciales.
Hacia el 295 a. C.
una liga de etruscos, sabinos, umbros y galos cisalpinos combatió
contra Roma, saliendo esta última victoriosa. Sin embargo, en sucesivas
alianzas temporales con los galos
continúan luchando contra los romanos, hasta que una alianza con Roma contra
Cartago tiene lugar. Tras esto, los etruscos, ya en decadencia, comienzan a ser
absorbidos por los romanos.
Inscripciones
Las
principales evidencias de la lengua etrusca son epigráficas, que van desde el
siglo VII a. C. (se dice que los etruscos empezaron a escribir en el
siglo VII a. C. pero su gramática y su vocabulario difieren de
cualquier otro del mundo antiguo) hasta principios de la era cristiana. Conocemos
unas 10000 de estas inscripciones, que son sobre todo breves y repetitivos epitafios
o fórmulas votivas o que señalan el nombre del propietario de ciertos objetos.
Aparte de este material contamos con algunos otros testimonios más valiosos:
El Liber Linteus o texto de Agram
es el texto etrusco más largo con 281 líneas y unas 1300 palabras. Escrito en
un rollo de lino, posteriormente fue cortado a tiras y utilizado en Egipto para
envolver el cadáver momificado de una joven mujer; se conserva actualmente en
el museo arqueológico de Zagreb (probablemente cuando esto sucedió se
consideraba que tenía más valor el rollo de lino que el propio texto, que
paradójicamente hoy es nuestro mejor testimonio de la lengua; tal vez si no
hubiera sido conservado como envoltura ni siquiera habría llegado hasta
nosotros).
Algunos
textos sobre materiales no perecederos como una tablilla de arcilla encontrada
cerca de Capua de unas 250 palabras, el cipo de Perugia escrito por dos caras y
con 46 líneas y unas 125 palabras, un modelo de bronce de un hígado encontrado
en Piacenza (unas 45 palabras).
Aparte de
estos testimonios tenemos dos inscripciones interesantísimas más: la primera de
ellas es la inscripción de Pyrgi, encontrada en 1964, sobre láminas de oro que
presenta la peculiaridad de ser un texto bilingüe en etrusco y púnico-fenicio y
que ha ampliado considerablemente nuestro conocimiento de la lengua. La segunda
de las inscripciones, resulta algo intrigante, ya que fue encontrada en la isla
de Lemnos (N. del mar Egeo, Grecia) de unas 34 palabras, y que parece escrita
en un dialecto diferente de los encontrados en Italia, tal vez esto sea
sintomático de la presencia de colonias etruscas en otros puntos del mediterráneo
o bien se trate como otros autores sostienen de una lengua hermana del etrusco,
el lemnio, aunque se considera que la presencia de una sola inscripción no nos
aclara gran cosa.
Seguramente
la inscripción de Pyrgi es la única inscripción etrusca razonablemente larga
que podemos traducir o interpretar convenientemente gracias a que el texto
púnico que parece ser una traducción casi exacta del texto etrusco es
perfectamente traducible. Con respecto al acceso a las inscripciones: la
mayoría de inscripciones etruscas conocidas y publicadas se hallan recogidas en
el corpus inscriptionum etruscarum (CIE).
Arte:
El arte etrusco que abarca aproximadamente entre los siglos VIII al III
antes de Cristo, se caracteriza por su capacidad de adaptación, de improvisación,
su fuerte carga expresiva y la tensión dramática que respira esencialmente la
escultura. Entre sus valores figura haberse convertido en un importante legado
para los romanos en cuanto a creatividad y carácter práctico. En su evolución
se aprecian siempre dos tendencias o vertientes que en algunos momentos
resultan incluso paralelas y coetáneas. Por un lado se distingue una tradición
dominante en la alta sociedad etrusca y con importantes influencias griegas; y
por otro lado, otra tradición de carácter más popular, más espontánea y fogosa.
Como ocurre con otros ciclos artísticos, se pueden distinguir también varios
periodos que los autores e investigadores vienen sistematizando a través de
esquemas y modelos muy diversos. Según éstos, hay quien distingue
fundamentalmente dos etapas, una de esplendor, desarrollada hasta el siglo V
antes de Cristo, y otra de general empobrecimiento que culmina con el
sometimiento a los romanos. Una periodización más completa y precisa nos lleva,
sin embargo, a diferenciar tres periodos:
La época arcaica,
en la que se aprecia un primer momento (hasta el primer tercio del siglo VI
antes de Cristo), con importantes influencias orientalizantes, y un segundo
momento (desde el 570 al 400 antes de Cristo), en el que se asimilan y adoptan
las tradiciones del clasicismo griego.
Después vendría la época media o
etrusco-itálica, que se extiende
hasta el primer cuarto del siglo III antes de Cristo.
Y el último periodo se corresponde con la época
helenística o romana, que culmina con
la completa desintegración del mundo etrusco y su integración, a todos los
niveles, en la civilización romana.
Es de
destacar el arte funerario y su relación en la pintura y escultura,
destacándose sus terracotas y la talla de una piedra local llamada "nenfro".
Desarrollaron
una importante industria orfebre, trabajaron el bronce, su metalurgia se
caracteriza por sus grabados, graneados, filigranas y repujados, en relación a
la coroplastia crearon el estilo Bucchero en cerámica.
Todos estos
productos fueron base para la exportación tanto hacia el norte de Europa como
hacia Oriente.
Otro punto
importante es la pintura donde varias escuelas produjeron frescos admirables,
pero la misma tiene temas marcadamente narrativos, anecdóticos y principalmente
funerarios.
Aunque el
arte etrusco, como otras artes del Mediterráneo Occidental, se vio influido
fuertemente por el arte de la Grecia Clásica y el magnificente arte helenístico,
guarda características singulares, el arte etrusco muy relacionado a los
rituales funerarios legó a Roma un extraordinario naturalismo en cuanto a la
representación de rostros: los bustos son prácticamente una invención etrusca, el busto
propiamente dicho, realizado en bronce fundido, difiere del "busto"
griego, en éste último la persona retratada suele estar idealizada, no así en
el genuino busto etrusco. Los colores preferidos en la pintura por los etruscos
fueron el rojo, verde y el azul, al parecer porque les asignaban connotaciones
religiosas. Entre las obras más destacables se encuentran:
El Apolo de Veio
escultura del dios Apolo
del siglo VI a. C. encontrada en el templo/santuario en honor a la
diosa Minerva
de Portonaccio.
La Quimera de Arezzo: fechada entre 380
y 360 a. C.
La quimera, según la mitología romana, fue abatida por Belerofonte,
a lomos de su caballo Pegaso. Tras su descubrimiento en 1553, se convirtió en
símbolo del nacionalismo toscano.
Loba Capitolina o Lupa
Capitolina: esta célebre escultura ha llegado
en cierto modo a ser un símbolo de Roma, sin embargo todo indica que es una
obra etrusca del s. IV a. C., en cuanto a los dos niños que
representan a Rómulo y Remo, téngase en cuenta que fueron forjados y añadidos
en el s XVI.
El llamado Marte de Todi, escultura de un
guerrero armado de un modo semejante al de los hoplitas griegos, aunque el
armamento (tipo de coraza etc.) es en lo real, etrusco.
L'Arringatore (el orador): fechada entre el siglo II
y el siglo
I a. C. Al parecer representa a un noble llamado Aule
Meteli, pero se desconoce quién era.
El sarcófago de los esposos: fechada hacia el 520 a. C.
Fue encontrada en una necrópolis en Cerveteri. Construido en terracota, la tapa
del sarcófago representa una pareja recostada en un triclinio.
El Frontón de Talamone, frontón con relieves de terracota
de un templo etrusco del siglo II.
Arquitectura:
Además de
varias construcciones ciclópeas a ellos
atribuidas, se sabe que importaron de Oriente y usaron en los edificios el arco de medio punto, la bóveda
perfecta. Estos elementos arquitectónicos llegaron a los romanos precisamente a
través de los etruscos.
Los
etruscos que bien pudieron establecerse, inicialmente, en el norte de Grecia
para, más tarde, huir a Italia con motivo de la invasión de los Dorios, o que
procediendo de donde procediesen, se establecen en Etruria, aprendieron de los
griegos las técnicas y formas básicas de la construcción micénica e imitaron en
sus construcciones los tres órdenes.
Una de sus principales aportaciones de la arquitectura etrusca al mundo
occidental posterior es la búsqueda de verismo en sus manifestaciones. Por ejemplo, las tumbas se
construyen a imitación de las casas. La arquitectura etrusca lega al mundo romano
una serie de características urbanísticas, arquitectónicas y artísticas muy
importantes:
·
Forma de
concebir las ciudades: la manera de realizarlas, la forma de las murallas, las
puertas, su sistema de saneamiento, etc.
·
Disposición y
forma de los templos.
·
Los mausoleos
romanos derivan de los túmulos etruscos.
·
El uso del
arco y la bóveda.
El material empleado por la arquitectura etrusca fue piedra de mala
calidad, especialmente como refuerzo (en basamentos, ángulos, etc.) y no
utilizan el mármol. También emplean la madera, especialmente para las
cubiertas. Además usan el ladrillo cocido y el tapial.
La
arquitectura etrusca, siempre menos elegante y menos genial que la griega,
tiene una gran influencia en el mundo romano, especialmente en lo que se refiere
a la forma de concebir las ciudades, la disposición y forma de los templos, el
uso del arco y la bóveda y la construcción de mausoleos. No utilizan materiales
nobles como el mármol,
sino piedras
de baja calidad en refuerzos, madera, ladrillo
y tapial.
Sus construcciones emplean el arco y la bóveda
con la columna sobre soporte, formando el orden toscano,
orden que tiene relación con el dórico.
Los
componentes de dicho orden toscano son:
·
Columna lisa y disminuida de
catorce módulos, con su basa y capitel.
·
Capiteles más sencillos que
los dóricos.
·
Carece de triglifos, mútulos
y dentículos y de todo adorno que no fuera moldura lisa.
·
La columna descansa sobre un pedestal
que tienen de elevación una tercera parte que aquélla.
No se
conocen más que escasos restos de este orden y sólo se han hallado en el centro
de Italia (en Vulci y Alba Fucense) pero se conocen sus proporciones por los
libros de Arquitectura escritos por Vitruvio.
No existen
edificios etruscos propiamente dichos si no son algunos muros y alguna puerta
como la de Perusa y de los restos de tumbas, como las de Castel D’Asso.
Pero se han
descubierto multitud de galerías subterráneas o criptas funerarias como las de Corneto, Volterra, Cervetere, etc. que,
a veces, tienen su cubierta de falsa cúpula y revelan grande reminiscencias
egipcias y micenaicas. De ellas y de otros lugares de Etruria se han extraído
numerosos objetos de cerámica y orfebrería
que guardan los museos y en los cuales se advierte poderosa la inspiración
griega ya de Asia ya de Europa. Por los dibujos que se pueden ver en algunas vasijas
etruscas, consta que daba entrada a sus templos un pórtico
de los llamados in antis,
como los primitivos pórticos griegos. En Roma, se conservan todavía como
primera construcción de los etruscos la célebre Cloaca máxima, conducto
abovedado que data de la época de Tarquino Prisco (siglo VI a. C.).
En diversos
museos arqueológicos se hallan magníficas urnas cinerarias y grandes sarcófagos
de piedra o de barro cocido, con notables relieves de labor etrusca y
semejantes a los sarcófagos romanos. Se distingue de éstos en que la tapa del
sarcófago etrusco suele llevar la imagen del difunto en gran relieve o en
estatua verdadera pero siempre en actitud recostada. A veces, no obstante, se
presenta la tapa en forma de tejado.
Urbanismo:
La civilización etrusca tuvo un carácter esencialmente urbano que se
traduce en una especial proliferación de las ciudades. Hay consenso en decir
que Etruria fue la primera región de Italia que antes se incorpora al modelo
urbano. El siglo VIII a.C. se inicia en Etruria con modelos urbanos
equiparables a los griegos. Según autores romanos, los etruscos fueron
verdaderos maestros en ingeniería arquitectónica así como en la planificación
de ciudades y urbanización. No cabe duda de que los romanos aprendieron mucho
de ellos, pero lamentablemente no quedan en pie las edificaciones primitivas
etruscas. A los etruscos se les atribuyen las normas para el trazado de las ciudades,
en las que se distinguen varias fases: la inauguratio o consulta de la voluntad de los dioses; la limitatio, trazado del perímetro exterior
y límites de la ciudad, y la consecratio, sacrificio realizado en la ciudad recién fundada.
La patria de los etruscos, Toscana, era demasiado montuosa para estimular
proyectos geométricos; sin embargo cuando los etruscos colonizaron las tierras
llanas situadas al sur de Roma, en el siglo VI diseñaron su ciudades de nueva
fundación como una red de calles que tenían en el centro la intersección de dos
vías principales: el cardo (N-S) y el decumanus (E-O): los cuatro cuartos así obtenidos podían subdividirse o ampliarse
posteriormente, según las necesidades. Este sistema, posteriormente adoptado
por los romanos, puede derivarse del plano del campamento militar etrusco así
como de sus creencias religiosas que dividían el cielo en regiones según los
cuatro puntos cardinales a lo largo de un eje N-S.
Generalmente la fundación de ciudades iba
precedida de un ritual religioso que se iniciaba con la delimitación del
perímetro de la ciudad a través de un arado tirado por un toro y una vaca,
símbolos de la defensa y la fecundidad. Con ello se definía el foso perimetral
sobre el que se erigían las murallas. Tras esta práctica, se trazaban las
calles partiendo de un eje principal formado por 2 vías cortadas en
perpendicular, el cardo y el decumanus.
El trazado regular del espacio urbano
constituyó el aspecto más reseñable del urbanismo etrusco, siendo precursor del
trazado hipodámico que aparece ya definido en ciudades etruscas como Capua,
Spina o Marzabotto, así como en la necrópolis de Orvieto, en el
siglo VI a.C., aunque tiene su fundamento en la urbanística colonial griega del
siglo VII a.C.
Entre los aspectos fundamentales del urbanismo etrusco lo más significativo
tiene que ver con la conformación del espacio interior; según este, podemos
distinguir dos tipos principales de urbanismo. Durante los siglos VII y VI
antes de Cristo, prolifera un tipo de urbanismo irregular, en el que las
viviendas se disponen sin orden, resultando calles de trazado irregular. Las
casas, normalmente de estructura muy sencilla, se organizan de forma
rectangular, siguiendo un eje o cuadradas, con espacio alrededor de la entrada.
Los casos de Acquarossa, Veyes, Roselle y San Giovenale pueden resultar bastante representativos. A partir
del siglo V antes de Cristo, las ciudades ofrecen un urbanismo mucho más
regularizado.
Las calles eran muy anchas, y desde ellas se accedía a las viviendas que
ganan en amplitud y monumentalidad. El ejemplo de mayor significación procede
de la ciudad de Marzabotto.
Marzabotto,
planta de una manzana
Se trata de una colonia etrusca cuyo trazado presenta calles en ángulo
recto, con manzanas de casas de trazado regular. En este tipo de ciudades es
donde con mayor claridad se pueden rastrear los restos de una arquitectura
doméstica y religiosa con más intensidad.
La mayoría de las ciudades, sobre todo a partir del siglo VI antes de
Cristo, se encontraban fortificadas con una muralla construida con aparejo de
piedra o de ladrillo. La entrada se realizaba a través de puertas monumentales,
modelo para los arcos de triunfo del Imperio Romano.
Estaban formadas por un gran arco de medio punto flanqueado por dos gruesos
torreones, como vemos en la Puerta del Arco de
Volterra, realizada en el siglo IV
antes de Cristo Otro monumento que ha sobrevivido es la Puerta Augusta de Perugia,
entrada fortificada a la ciudad del siglo II a.C. La puerta en sí, situada
entre dos macizas torres, no es una simple puerta de acceso, sino una fachada
arquitectónica. La alta abertura está coronada por un arco semicircular
coronando un bocel, encima una balaustrada de pequeñas pilastras que alternaba con escudos
circulares, dibujo derivados de los triglifos y metopas del friso dórico, esta
balaustrada sirve de soporte a otra abertura mayor de arco (hoy cegada)
flanqueada por dos sillares de mayores dimensiones.
Aquí los arcos son auténticos, construidos con bloques de piedra tallados
en cuñas (dovelas) dirigidos hacia el centro de la abertura semicircular. Este tipo de arco
es resistente y se sostiene a sí mismo, al contrario del falso arco (como el de la puerta
de los Leones en Micenas). Ya habían utilizado los egipcios el arco de medio punto y la bóveda de cañón en pequeña escala
y en Mesopotamia en las puertas de acceso a las ciudades, y los griegos lo
usaron en puertas o estructuras subterráneas pero no lo integraron en los
órdenes arquitectónicos. Es a partir de los etruscos donde el arco se integra
en los órdenes, desarrollándolo posteriormente los romanos.
La ciudad constituyó la base organizativa
de los etruscos y a ella dedicó este pueblo una gran atención introduciendo
nuevos planteamientos urbanísticos que han sido considerados, junto a la
valoración de los espacios interiores en arquitectura, como una de las más
importantes aportaciones etruscas al terreno de las artes, convirtiéndose
además en el precedente más directo del urbanismo romano.
La ciudad de Marzabotto constituye un claro ejemplo. Era una colonia etrusca
fundad en el 500 a.C., situada en el valle del Amo y llanura del Po, en cuyo
trazado observamos la existencia de calles cortadas en ángulo recto, a partir
de las cuales se definen manzanas rectangulares. Tenía una especie acrópolis al
estilo griego donde se situaban los principales edificios religiosos, contaba
además con una importante red de alcantarillado. Sin embargo no tenía plaza
pública o foro, uno de los rasgos más destacados del urbanismo itálico.
Pero frente a este modelo colonial,
existieron otras ciudades “militares” organizadas obedeciendo a un crecimiento
orgánico determinado por las necesidades defensivas del terreno, lo cual
determinaba en el espacio intramuros un trazado de calles irregulares que se
iban adaptando a la topografía del terreno.
En cualquier caso las murallas jugaron un
papel fundamental debido a los avatares
bélicos entre sus propias ciudades o con los pueblos limítrofes. Las puertas de
estas murallas adquirieron gran importancia desde el punto de vista
funcional y simbólico convirtiéndose en elementos representativos de la ciudad,
cuyo rasgo más destacado fue el empleo del arco (con dovelas), pasando
posteriormente a los romanos que lo utilizarían en los arcos de triunfo.
Podemos afirmar, a pesar de no contar con
datos suficientes, que los etruscos realizaron importantes obras de ingeniería
orientadas a la construcción de vías y canalizaciones que formaban parte de la
urbanización del territorio con fines colonizadores, desarrollando un conjunto
de técnicas que serían posteriormente desarrolladas por arquitectos romanos
Una de las obras más destacadas fue la Cloaca Máxima, Roma: colector en
parte abovedado y en parte descubierto, de aprox. 600 mts de longitud cuya
construcción obedecía al intento de desecar una vaguada y conducir al Tíber el
agua de tres arroyos.
Las más
importantes fueron Caere, Veyes, Volsinios,
Chiusi y Vetulonia, mientras que el resto tuvieron menor importancia o sólo
se consideran etruscas en determinados intervalos de tiempo.
Ciudades-estado etruscas iniciales:
Aparecen
los nombres etruscos y entre paréntesis, los nombres actuales o los más
conocidos en su historia.
·
Felsina (Bolonia).
·
Faesulae (Fiesole).
·
Velathri (Volterra).
·
Arrétion (Arezzo).
·
Curtum (Cortona).
·
Pupluna (Populonia).
·
Vetluna (Vetulonia).
·
Rusellae (Ruselas).
·
Velzna (Volsinios / Orvieto).
·
Vole (Vulci).
·
Tarkunia (Tarquinia).
·
Caisri (Caere).
·
Veies (Veyes).
·
Ruma (Roma).
Vivienda:
Las primeras casas eran muy simples, similares a chozas circulares
fabricadas con tapial y cubiertas por ramas.
Este modelo de vivienda varió en el siglo VIII, pasando las casas a ser
cuadrangulares, morfología que heredó posteriormente Roma. Se conocen
principalmente por ciertas urnas funerarias que se hacían imitándolas.
Estas viviendas tenían un patio central alrededor del cual se construían
las habitaciones. Había una única puerta de entrada. El patio tenía un impluvium en el centro y la cubierta era a cuatro vertientes
hacia el interior. Otra variedad era el despluvium, con la cubierta con cuatro vertientes hacia el
exterior. Las tejas de la cubierta eran planas y las columnas estaban
realizadas con materiales pobres o de madera.
En relación con las viviendas, se accedía a éstas a través de una entrada
que muchas veces se encontraba flanqueada por dos pequeñas habitaciones
llamadas tabernae. El eje de toda la casa era un
patio central descubierto, conocido como toscan o atrium rodeado por un techo a cuatro vertientes, que si se orientaban hacia fuera
se denominaba displuvium y si se orientaban
hacia dentro, compluvium. En
este caso el agua de lluvia se recogía en un estanque situado en el centro del
atrio.
Frente a la entrada, al fondo del patio, estaba la habitación principal, el
tablinium, situada entre dos habitaciones
laterales. Las demás habitaciones rodearían al patio y en la parte posterior se
situaría un jardín.
Las
estructuras de madera de las casas más ricas de la Antigüedad se protegían de
la humedad por placas de terracota pintadas de colores vivos. Inicialmente, la aristocracia
vivía en casas de tres partes, a veces precedidas de un pórtico que daba a un
patio. Más tarde construyeron grandes residencias (domus) con un patio central, según el estilo griego.
Alrededor del patio se construían las habitaciones. El patio tenía un impluvium en el centro y la cubierta
era a cuatro vertientes hacia el interior. Otra variedad era el despluvium, con
la cubierta con cuatro vertientes hacia el exterior.
La “domus
itálica” y los palacios
La casa según la mayoría de los autores,
constituye el principal edificio arquitectónico etrusco, pues a partir de la
cabaña vlllanoviana, se articularon los primeros edificios religiosos al igual
que las diversas tipologías de las tumbas, cuya distribución es una copia fiel
de su estructura.
A mediados del s. VII a.C. las casas ya
eran de planta cuadrangular dividiéndose internamente en dos habitaciones (sala
de estar y dormitorio), división que con el tiempo se irá complicando
adquiriendo una configuración que se convertirá en la tipología básica de la
arquitectura doméstica del mundo romano, la domus itálica (ver imagen con planta vivienda etrusca siglo
VI). Eran casas construidas sobre cimientos hechos de piedra con muros de adobe
u hormigón, opus caementicium
romano, aunque en ocasiones se utilizó el entramado de maderas con argamasa. La
techumbre se realizaba a base de tejas de terracota, colocadas al estilo de las
casas griegas, incorporando aleros que protegían los muros de la lluvia.
En referencia a la planta, parece que
evolucionó de la distribución original hacia una estructura de diversas estancias
articuladas en torno a una estancia básica denominada atrio y consistente en un
patio rectangular a cielo abierto al que en un principio, se accedía
directamente desde la calle, y que poseía una abertura en su cubierta, el compluvium, cuya función era la
de recoger el agua de lluvia a través de un pequeño estanque ubicado en su
centro, el impluvium., además
de iluminar y ventilar la estructura de la vivienda. Este espacio no se
entendía sólo como un elemento distribuidor, sino como una auténtica habitación
de la casa con unas funciones concretas. Según Vitrubio, pudieron existir hasta
5 tipos diferentes de atrio (toscano, corintio, tetrástilo, displuviado y
testudianado) según la colocación de las vigas y la sustentación de los compluvia.
El esquema básico de la casa consistía en
una entrada u ostium que daba
acceso a un vestíbulo que a su vez se comunicaba con el atrio; enfrente de esta
entrada se situaba la estancia principal de la casa, el tablinium, que funcionaba como sala de recepción de invitados
y se comunicaba con el huerto o jardín. A ambos lados de esta estancia se
ubicaba la cocina y el comedor. Por su parte, los dormitorios se situaban a
ambos lados del vestíbulo y del patio.
Este esquema evolucionará adaptándose a
los nuevos sistemas de vida así como al surgimiento de necesidades nuevas y a
un creciente gusto por el lujo y la comodidad, aumentando así, desde finales
del siglo II a.C., el número de estancias y enriqueciendo la composición
inicial mediante la incorporación de baños, cuadras … Aunque la casa itálica
siguió siendo cerrada, se incorporó también en estos momentos el peristilo,
mostrando la combinación propia de los romanos de la estética griega con sus
propias necesidades. Estas transformaciones aunque tienen origen en la casa etrusca,
forman parte ya de las aportaciones propiamente romanas realizadas a la
arquitectura doméstica y representadas en las casas de Pompeya y Herculano.
Otra tipología arquitectónica etrusca es
el palacio, que a pesar de
poseer su origen en la primitiva estructura de la casa etrusca, evolucionará de
forma distinta. Como en la domus itálica su distribución se realiza en torno a
un patio que podía ser triangular o cuadrado, al que se dotaba de pórticos y se
intentaba convertir en un ambiente de lujo destinado en ocasiones a la
celebración de fiestas.
A las salas habituales de las casas se
añadían graneros, dormitorios para el servicio, altares, etc... ya que por lo
general eran edificios autosuficientes. Son tres los palacios conocidos y que
permiten conocer esta evolución: Acquarossa, Regia del Foro y Murlo, situados en el
interior de Etruria, en donde se mantuvo durante mucho tiempo el sistema
económico de principados. En las zonas costeras, sin embargo, tuvo un mayor
éxito la tipología de la casa itálica.
Templos:
Dado que se
construían con materiales perecederos, han llegado hasta la época moderna pocos
sólo unos pocos testimonios de la arquitectura religiosa etrusca en general y
de los templos en particular. Las informaciones que se tienen de ellos
provienen de los textos de Vitruvio, que los clasificaba bajo un nuevo
orden, el toscano. Sólo a través de documentos de la
época romana, pues, puede intentar reconstruirse el modo en que se hacían.
Los templos
etruscos estaban situados fuera de las ciudades, en lugares elevados.
Los templos
eran grandes edificios, casi cuadrados. Se alzaban sobre un basamento o podio
de piedra.
Estaban destinados a no verse más que de frente, único lugar por el que se
accedía, a través de una escalinata, en lugar de mediante un crepidoma perimetral. La superficie del
templo se dividía en dos zonas:
El pórtico in antis con columnas;
es la parte antecedente o pronao, con ocho columnas dispuestas en dos
filas de cuatro. A veces había columnas en los laterales de la cella pero en
ningún caso en su parte trasera.
La parte posterior, con una cella,
que en algunas ocasiones se hace triple, recordando la creencia en una tríada
de dioses, dedicándose cada cella a una divinidad en particular.
La
estructura era adintelada. La cubrición a doble vertiente, es única para las
tres cellas, pese a que la central es más ancha, diferenciándose del griego por
la falta de krepis, la ausencia de proporciones, la triple cella y la falta del
pórtico trasero.
Frecuentemente,
los templos estuvieron recubiertos de placas de terracota. Tanto la techumbre
como el frontón se decoraban con policromía. Un ejemplo de decoración es la
cabeza de Górgona en el templo de Portonaccio en Veyes, actualmente conservado
en Villa Giulia (Roma). A veces se colocaba sobre la techumbre grandes estatuas
de bulto redondo, también pintadas.
Caballos alados etruscos, realizados en terracota
(siglo IV a. C.). Decoraban la fachada del templo de Ara della
Regina, en Tarquinia. Actualmente se encuentran en el Museo Nazionale
Tarquinese.
A
diferencia de los templos griegos y egipcios, que fueron cambiando con la
evolución de la civilización que los originó, los templos etruscos
permanecieron sustancialmente siempre iguales a lo largo de los siglos, quizá a
causa del hecho de que en la mentalidad etrusca no eran la morada terrena de la
divinidad, sino un lugar en el que reunirse para rezar a los dioses y confiar
en que éstos escuchen.
Era
frecuente llevar ofrendas a los templos, consistentes en general en estatuillas
votivas en terracota o bronce, o bien animales para el sacrificio, como corderos
o cabras.
La arquitectura
funeraria (necrópolis)
Sin embargo será en las tumbas, las viviendas del más allá, donde se
despliega en todo su desarrollo la arquitectura etrusca, ya que para muchos
estudiosos el pueblo etrusco rindió un verdadero culto a los muertos, como así
lo demuestran las numerosas tumbas y sepulcros de esta civilización. Durante la
civilización etrusca existieron muchos tipos de enterramientos. En las sepulturas
italianas de la edad de
Bronce, los restos del muerto (en vasija o urna) se colocaban en un
sencillo hoyo junto con utensilios.
Hacia el 700 a.C. las sepulturas etruscas empezaron a imitar, en piedra,
los interiores de una verdadera residencia, cubiertas con grandes montículos de
piedra cónicos, el tejado podía ser en bóveda o cúpula con capas superpuestas
escalonadas (falsa bóveda). Las urnas de alfarería adaptaron la forma humana, los ajuares se
enriquecieron y, a partir del siglo IV antes de Cristo, en el interior de las
tumbas, se generaliza el uso del sarcófago, con la representación del difunto en la tapa.
En la mayoría de los casos se trataba de urnas (bitroncocónicas o en forma de cabaña) con
cenizas.
Las tumbas
etruscas están bien conservadas, al haber sido construidas en piedra.
Generalmente se ubicaban en las afueras de las murallas ciudadanas, pero con
orientación paralela al cardo y al decumano.
Existe una
clasificación de la arquitectura funeraria etrusca distinguiendo de hecho tres
tipos de necrópolis o catacumbas: hipogeos,
edículos y túmulos cubiertos por una
falsa cúpula o bóveda, que son los más conocidos. Son famosas las de Tarquinia
y Cerveteri.
Tumba de fosa o pozo: es el tipo más simple
de enterramiento, para la gente más humilde. Consiste en un pozo excavado en el
suelo cubierto por una lápida horizontal o con dos lápidas formando una especie
de tejadillo.
Túmulos. Existieron en los siglos VII y
VI. Fue el tipo de enterramiento más llamativo ya que había un túmulo de tierra
hacia el exterior que podía tener hasta 40 metros de diámetro. No estaban alineados
de forma tan clara como las tumbas a dado pero también crean ciudades. Estaban formados
por un pasillo que llevaba a distintas cámaras. La cubierta era adintelada y a
veces a doble vertiente, y en el interior había decoración en relieve para
imitar el interior de una vivienda: pilastras, ventanas, bancos, sillas, etc.
Encima, se ponía un tambor de piedra sobre el que iría la tierra que formaría
el túmulo. A veces se colocaba algo encima, como un árbol. Como los túmulos de Cerveteri.
Entre ellas
hay que recordar la Tumba de los
Relieves, en el interior de la necrópolis de la Banditaccia, cerca de Cerveteri.
La tumba más famosa de la Banditaccia es la "tumba de
los relieves", del siglo IV a.C. Se accede a la misma a través de una
larga escalera excavada en la roca, por la que se accede a una gran sala cuyo
techo está soportado por dos columnas con capiteles eolios. En ella se
encuentran doce nichos dobles funerarios, con capacidad adicional para otros
treinta y cuatro cuerpos. Las paredes de estuco de los nichos están decoradas
con objetos de la vida diaria y religiosa de los antiguos etruscos, así como de
armas.
También en esta época aparecen tumbas con un corredor corto donde se abren dos cellas de planta oval, como la tumba de
Regolini-Galassi.
La tumba,
que se puede visitar en Cervéteri, fue descubierta todavía intacta en 1836 y
constituye uno de los principales testimonios del período de influencia
oriental en Etruria. Sus ambientes están en parte labrados en la toba y en
parte construidos con bloques cuadrados, que también se utilizaron para cubrir
la falsa bóveda; un enorme túmulo de tierra de 48 m de diámetro recubría toda
la estructura, confiriéndole un aspecto monumental desde el exterior. Un
corredor de acceso (dromos), con la función de antesala, lleva a
la celda del fondo destinada a la sepultura principal; los dos ambientes
estaban separados por un muro bajo que dejaba abierta una ventana con fines
rituales. A los lados de la antesala se abren celdas laterales simétricas de
planta ovalada, completamente excavadas en la toba.
En la tumba
es segura la presencia de dos personas: una mujer de rango principesco,
inhumada en la celda final con su rico ajuar personal (constituido por
refinadísimas obras de orfebrería (pectoral; gran fíbula; pulseras;
collar), vajilla de plata y de bronce, y un hombre incinerado, en la celda de
la derecha.
En la
antesala estaba dispuesto el lecho fúnebre en bronce (véase también Figura
dolientes en bronce), fastuosas decoraciones de uso ritual y con referencias a
la práctica aristocrática del banquete (lebete) y al poder gentilicio. Aquí,
además de una serie de escudos dispuestos a lo largo de las paredes, había tres
carros, ahora visibles según la restauración de 2013: un biga, un carro para
pasajeros sentados y uno de trasporte pesado, que después se usó para el
féretro. En la tumba también había preciosos vasos de importación (tres páteras
y una copa "fenicio-chipriota").
Esta tumba
más antigua sucesivamente se englobó en un túmulo más imponente de mayor
diámetro, el cual incluía otras cinco tumbas, y que se siguió utilizando por lo
menos durante otros dos siglos, hasta la primera mitad del s. V a.C.,
probablemente por parte de la misma familia noble.
La Sala XVI
alberga la instalación multimedia Etruscanning, con la reconstrucción
virtual interactiva de la tumba.
Carro
Fíbula
Pectoral
Hipogeo: son cámaras excavadas en la roca, para gente más
noble, y que aparecen ya a partir del siglo VI. Se imita el interior una casa y
se cierra con una puerta, aunque muchas veces hay una falsa puerta. Estas
tumbas muchas veces están situadas una junto a la otra formando calles y creando
verdaderas ciudades. Cuando esto sucede son llamadas tumbas a dado como en las tumbas de Banditaccia, Caere.
Este modelo evoluciona de manera que el corredor da acceso a un atrio
cuadrado o rectangular y a una cámara sepulcral, originando un tipo de tumba que copia las casas de los vivos, pintándose, incluso, las paredes y adornándose con elementos
del ajuar casero. A partir del siglo VI antes de Cristo este será el tipo de
enterramiento que más prolífera como lo demuestra, entre otras, la Tumba del Orco en Tarquinia,
formada por una sola cámara en cuyas paredes se representa un banquete y se
encuentran inscripciones con el nombre de algunas personalidades de la ciudad
Las paredes
de las necrópolis se pintaban con vivos colores que contrastaban con la
oscuridad, símbolo de la muerte
espiritual. Así, las necrópolis etruscas son una fuente muy significativa,
históricamente hablando, que permite conocer muchos aspectos de la vida
cotidiana, de las creencias y de los ritos populares que hubiera sido imposible
conocer analizando exclusivamente los textos escritos.
De ellas,
la más famosa es el Hipogeo de los
volumnios, de la segunda mitad del siglo II a. C., localizada en
las afueras de la ciudad de Perugia, precisamente en la fracción geográfica de
Ponte San Giovanni.
Era la tumba de
la familia de Arunte Volumnio (Arnth Veltimna Aules, en etrusco) situada
en la necrópolis del Palazzone (siglos VI–V a. C.), vasta área
arqueológica que presenta un gran número de tumbas subterráneas y un museo que
recoge urnas y otros vestigios hallados en el lugar.
A la tumba se
accede a través de un pasillo con escaleras (dromos) que desciende
algunos metros bajo la superficie; al final, se encuentra la puerta de entrada
al hipogeo. Después de la puerta se abre un amplio vestíbulo, desde el que se
puede acceder a cuatro pequeñas cámaras laterales y a tres cámaras centrales,
más grandes: una de estas contenía las urnas principales con los restos de los
cabeza de familia. La urna de Arnth es de travertino y por encima hay un
triclinio sobre el cual está representado yacente. La techumbre del hipogeo
tiene forma de techo inclinado.
La tumba fue utilizada hasta finales del siglo I.
Fue descubierta en el año 1840 al realizarse labores de arreglo de la via
Assisana, que une Ponte San Giovanni con Perugia a través de la localidad de
Piscille. En tal ocasión, se construyó un edificio para proteger la entrada del
hipogeo y con funciones de pequeño museo. En los años 1970, después de la
construcción de un imponente viaducto del recorrido de la autopista
Perugia–Bettolle, el edificio del siglo XIX quedó dominado por la construcción
de cemento armado que en parte degrada el aspecto global.
Aquí había
normalmente seis tumbas (o grupos de tumbas), unidos mediante estrechos
corredores (en algunos casos se trataba de auténticos túneles). Se cree que la
sepultura en hipogeos se reservaba a personas de cierto rango social,
especialmente políticos, militares y sacerdotes.
Edículos
Se
construían enteramente fuera de la tierra, pretendiendo ser templos en
miniatura, pero que en la práctica eran muy parecidos a las habitaciones de los
primeros asentamientos etruscos. En la simbología
etrusca, era muy significativa la forma de templete: representaba el punto
intermedio del viaje que el difunto debía realizar de la vida a la muerte, una
especie de última etapa de la vida terrena.
Entre
ellos, hay que recordar el Bronzetto
dell'Offerente, la mejor conservada, que se encuentra en Populonia.
LAS TUMBAS ETRUSCAS
Cabría ver el culto etrusco a los muertos esfumarse bajo la influencia
griega, pero no es así, al contrario las tumbas y su abastecimiento aumentó en
riqueza a medida que crecían las posibilidades del escultor y el pintor.
Las antiguas creencias funerarias arcaicas nos son desconocidas, pero vemos
a los muertos representados como completamente vivos y felices (sarcófagos y
urnas de los esposos) lo que no sugiere que consideraban la tumba como una
mansión para el cuerpo y el alma (a diferencia de los egipcios que consideraban
que el alma “vagaba” libremente y la escultura funeraria era inanimada). O
quizás creyeron que al atiborrar la tumba de banquetes, bailes y otros placeres
podían inducir al alma a que no abandonase el mundo de los muertos.
Los etruscos eran gente profundamente religiosa, obsesionados por la vida
de ultratumba que los llevó a la creación de impresionantes necrópolis, con
cámaras suntuosas, en las que el difunto era rodeado por sus muebles y objetos
personales que, sin duda, juzgaban imprescindibles para adornar sus tumbas y para
disfrutarlos en el más allá.
Ritos funerarios de frecuente aparición eran los cortejos funerarios. La
muerte de un personaje significativo en la comunidad representaba un gran
jolgorio general, con la celebración de festejos que podían durar varios días,
puesto que se consideraba que el muerto alcanzaba la dignidad de un semidiós familiar,
idea que transmitieron a los romanos. Los festejos fúnebres consistían en
fiestas variadas durante las cuales se incineraba el cadáver en una pira.
Durante las fiestas se reservaba un sitial vacío al muerto, cuya alma presidía
todo el ritual. Había un gran banquete, seguido de una borrachera general tras
la cual tenían lugar diversas atracciones: bailes, competiciones de atletismo,
circo, sacrificios de animales para leer los augurios en sus entrañas, luchas
de fieras y cacerías, en las cuales se destacaba la del oso, por su significado
trascendental: la sangre regaba el suelo y alimentaba a los espíritus que habitan
en él. Estas complejísimas escenas se reproducían en la pintura, que empleaba
además proporciones jerárquicas para los diversos personajes que aparecían en
ellas. Puesto que en territorio griego no hay precedentes de este tipo de
monumentos, los mismos son de valor único como exponentes del arte etrusco y
como un posible eco de la pintura mural griega. Este tipo de creencias está
representadas en las Tumbas de Tarquinia, como la tumba de la casa y de la
pesca o de las leonas.
Pero el desarrollo de una cultura propia etrusca se vio truncado por
ciertos acontecimientos relativos al Mediterráneo. Parece ser que durante el
siglo V a.C. el concepto etrusco del más allá debió volverse más complejo y
menos festivo, con una atmósfera de incertidumbre: el destino se halla en manos
de inexorables fuerzas sobrenaturales, la muerte es una gran divisoria más que
una continuación, de la vida sobre la Tierra. Cada hombre era además vigilado
durante su vida por su Lasa, una especie de ángel o espíritu que informa de sus
actos En esta urna cineraria, un joven señala con la mano a una mujer alada (no
su esposa sino su lasa) con un pergamino donde lleva escrito el destino del
muerto. El semblante melancólico y pensativo refleja estas nuevas creencias así
como la influencia del arte y la concepción religiosa griega clásica.
En tumbas posteriores, los demonios adquieren un aspecto más pavoroso;
entran en escena otros demonios más terribles que entablan batalla con los
espíritus benignos por la posesión del alma del difunto, como vemos en la tumba
de los relieves de Cerveteri. Para escapar a estos terrores existía un
meticuloso culto que incluía sacrificios periódicos y que, probablemente,
incluyera sacrificios humanos. En las tumbas etruscas excavadas se han
encontrado escenas de pocas figuras, frecuentemente aisladas, en especial
cuando se trata de animales apotropaikos o protectores. A estos animales se
añade una clase inexistente en Grecia, el animal psicopompo o "portador de
almas", para llevarlas al Más Allá. El animal psicopompo por excelencia es
el caballo. En un carro de guerra hallado cerca de Espoleto, se representa a la
muerte divinizada conduciendo en caballos alados a los muertos hacia el cielo..
Por lo mismo, el infierno era representado de forma terrorífica, con dioses
infernales con cabeza de lobos o con el demonio Tuchulcha, representado con
orejas de caballo y pico de buitres y sosteniendo en su mano un puñado de
serpientes. Estas condiciones se manifiestan en los frescos más tardíos de la
tumba llamada del Tifón, donde la muchedumbre de difuntos que se aprietan entre
sí, mientras son conducidos, en medio del temor, por sus espantosos guías.
CAERE-CERVETERI
Si bien en la región se observan enterramientos más simples desde época
ViIlanoviana, a partir del siglo VII la riqueza económica y cultural de la zona
se refleja en la nueva tipología de las tumbas. Junto con las sencillas tumbas
de fosa, se propagaron otras con cámara subterránea dominadas por un túmulo de tierra
contenido dentro de un cimborio circular de bloques de piedra, tipo de
sepultura de las clases aristocráticas (tumbas principescas).
La necrópolis de la Banditacia es la más rica y visitada de Caere y acoge
tumbas de dos siglos y medio.
Tumba de la cabaña: del siglo VII, muestra como por dentro el diseño
era igual que una cabaña o choza de la época con un techo a dos aguas imitando
el techo de paja. De la misma época y estilo son las tumbas de las camas y
sarcófagos y de los vasos griegos, donde se encontraron 86 piezas intactas de
cerámica ática.
Tumba de Regolini-Galassi: en la necrópolis de Sorbo es la más importante.
Formada por dos salas estrechas y largas dispuestas en eje y dos cellas
pequeñas ovales laterales, había tres cuerpos sepultados junto a valiosos
ajuares, con objetos de oro de fabricación griega colonial que hoy se conservan
en el Museo Gregoriano Etrusco, como la fíbula orientalizante con relieves de
leones.
La vajilla
de la tumba ofrece características de variedad y acabado que hacen pensar en
una precisa lógica de selección determinada por un evidente ritual funerario.
En ella se aprecia la coexistencia significativa de materias primas, formas y
temas decorativos tanto de importación como locales. La jarra de plata (1), con
la unión del asa chapeada en oro, es de tipo chipriota, a menudo imitada
localmente en los búcaros. Las páteras de plata dorada con temas de imitación
egipcia (no visibles en la foto), son de producción fenicio-chipriota, mientras
que una forma local, representada por la pequeña ánfora de espirales grabadas
(2), producida tradicionalmente tanto en cerámica de mezcla de tierras, como en
búcaro, se halla preciosamente elaborada en plata. La copa cónica (skyphos) se
encuentra en la versión original protocorintia, así como en búcaro local y en
plata (3). En muchos de los vasos de plata se encuentra la inscripción etrusca
larthia o mi larthia, "yo soy de Larth", según el uso arcaico del
objeto "parlante".
La tumba de los leones pintados, 650 a.C., refleja el elemento orientalizante con
sus frescos de leones.
Posiblemente
destinada a un príncipe o a un personaje de la clase alta. Está considerada la
tumba decorada con pinturas más antigua de la civilización etrusca. Actualmente
la ubicación del monumento funerario pertenece al territorio de la región
italiana del Alto Lacio, en la provincia de Roma, situada a unos 17 km. de la
capital del mismo nombre.
A partir del siglo VI, la arquitectura funeraria evoluciona, abandonando la
estructura de cabaña y adquiriendo el modelo de planta y cobertura, cada vez más
complejos. Están precedidas de un dromos con una gran sala central con la
cubierta imitando el cruce de viguetas y a las que se abren tres cellas, adornadas
con capiteles eólicos o toscanos.
Tumba de los capiteles donde el ambiente principal está adornado con dos
pilastras octogonales capiteles eólicos.
Esta tumba
tiene un dromos cortos con dos cámaras laterales. Esto conduce a través de un atrio
o entrada Hall, en la cual hay tres cámaras funerarias.
El atrio
tiene dos pilares, cada uno con una base cilíndrica, cónica hacia la parte
superior, coronados por capiteles con los dos lados interiores decorados con
palmitos.
La tumba del escudos y de la sillas, encontramos dos tronos que aluden a los
fundadores de la Familia Posteriormente, la zona experimenta una gran
helenización, revelada por el gran número de vasijas áticas encontradas en las
tumbas, en el trabajo del bronce y en la escultura como en los ya mencionados Sarcófagos
de los esposos. En el ámbito funerario, los túmulos se hacen cada vez más
escasos y son reemplazados por la tipología de tumbas en dado, con unos criterios organizativos que se aplicarían también
a la ciudad, y que reflejan los cambios sociales, con ampliación de las
costumbres funerarias a un cierto rango (no solo a unos pocos) así como una
cierta uniformidad social.
En el siglo V una profunda crisis tras la derrota de la flota etrusca en
Cumas y el ascenso de Siracusa, y el ascenso de la vecina Tarquinia, se refleja
en la decadencia de la producción artesanal. Las buenas relaciones con Roma
producen una cierta recuperación. En las necrópolis se abandona la regularidad precedente
y se marcan otra vez las clases sociales. Algunas tumbas son del tipo con
cámara excavada en toba, precedida de un profundo dromos; otras son más
complejas, con fachadas falsas adornadas con esculturas o profusamente
decoradas.
Tumba de los relieves, es la más representativa de las tumbas de
caeretanas del siglo IV. Fue e sepulcro de la familia aristócrata de los
Matuna.
La tumba está toda decorada por relieves de estucos más que con pinturas.
Toda la cámara, excavada en roca viva, imita exactamente el interior de una
casa, sin que falten las vigas del techo Los robustos pilares con capiteles de
tipo eolio, y las superficies de las paredes que quedan entre los nichos
aparecen cubiertos de reproducciones exactas de armas, armaduras, utensilios
caseros, pequeños animales domésticos y bustos del fallecido. Encontramos un
demonio con serpientes por piernas y un perro tricéfalo- Cerbero- que resulta
inquietante.
TARQUINIA
Tarquinia es la capital de la gran pintura parietal
etrusca pues allí se concentró, más que en ningún otro lugar, la construcción
de tumbas de una o más cámaras subterráneas decoradas por ciclos pictóricos que
constituyen, para los historiadores del arte antiguo y los arqueólogos, la
muestra más eficaz de la acogida temática, iconográfica y estilística de la gran
pintura griega, casi totalmente perdida, en la etrusca.
Las familias aristócratas y de elevado rango
socioeconómico manifestaban, de hecho, su propio gusto helenizante y su
prestigio desmesurado llamando a pintores griegos o greco-orientales a su lado.
Que a menudo habían inmigrado a Etruria o incluso eran inmigrantes de segunda o
tercera generación, pero que sabían mediar entre las exigencias culturales,
rituales e ideológicas de un mundo complejo como el de religión y de la concepción funeraria
etrusca y los repertorios lustrados a su disposición. Era en las tumba, en las
eternas residencias para el inquietante y oscuro más allá etrusco, donde mejor
se conservaba este arte, aunque es muy probable que en las casas de los vivos
de clase alta también las hubiera.
Los artistas de Tarquinia pintaban no al fresco, sino
sobre una delgada capa de enlucido seco, lo que ha conllevado problemas de
conservación las obras expuestas a los cambios de aire, temperatura y humedad
tras su apertura al público, por lo que las visitas están restringidas.
La mayor parte de las tumbas pintadas tarquinesas aparecen
entre los siglos VI y III a.C.
Tumba de los Toros, 550 a.C. Sobre la pared del fondo de la
sala principal que da acceso a dos cámaras secundarias, parece una escena de la
épica homérica: la emboscada de Aquiles al joven príncipe Troilo, el cual es
asesinado por el héroe que se esconde en una fuente. El tema de la muerte
“heroica” fue utilizado muy a menudo en las sepulturas aristocráticas.
En la parte superior, un friso decorado con dos toros
agazapados en las cercanías de sendos grupos formados con dos hombre y una
mujer y dos hombre, en actitud erótica muy realista: ¿imágenes propiciatorias o
apotropaicas?
Tumba de los augures. 520 a.C. Así llamada por la presencia en su ciclo
de augures, sacerdotes etruscos a quienes correspondía la interpretación del
futuro examinando el vuelo de las aves. Están situados junto a una puerta falsa
que lleva al más allá.
En la parte baja no hay decoración, sólo se colorea formando un zócalo. La composición
es simétrica, los dos personajes están en la misma postura y visten igual, en
el centro está la puerta y ante ellos hay vegetación y aves.
En la parte superior hay una serie de franjas ocres y negras paralelas y
arriba figuras de animales. Las figuras están de perfil. También en esta tumba
aparece una estela de juegos funerarios que parece que se llevaban a cabo. Se
cree obra de un artista greco-jónico o etrusco-jonizante, por la megalografía
en al que se puede reconstruir todo el complejo ceremonial fúnebre aristocrático,
con competiciones atléticas, espectáculos, y ritos en honor al difunto bajo la
dirección de los sacerdotes Es inquietante la misteriosa imagen del juego del
Phersu, quizás un ludus gladiatrous. Aparecen dos hombres luchando por un
premio: las tres vasijas que aparecen entre ellos.
También aparece aquí Phersu, un
danzante que lleva colocada una máscara.
Tumba de la Olimpiada, 520 a.C. Un discóbolo.
Las pinturas de esta tumba se encuentran en
el Museo Nazionale en Tarquinia. Las fotografías son de folletos turísticos y
postales e imágenes de dominio público.
La pared posterior de la tumba se conserva
mal pero varias mujeres bailando en aparente imitación de los gimnastas en la
pared de la derecha. En el tímpano hay un simposio con dos hombres.
Salto y lanzamiento de disco
Werner
Keller describe la tumba de "Los etruscos" (Cap. 9 p129):
"La
tumba de los Juegos Olímpicos, en Tarquinia, descubierto por C. M. Lerici en
1958, nos lleva justo en la atmósfera emocionante de un concurso deportivo como
disfrutado de Roma bajo su nuevo rey. El pintor, como un fotógrafo de deportes
modernos, ha capturado los lanzadores de disco, los puentes, los boxeadores más
agarre el momento, cuando están tensas con concentración y esfuerzo. Tres
corredores, pero desnuda para un loincloth estrecho, están poniendo su última
onza en su sprint, unas yardas de la línea de llegada. Cerca de un carro me
está en pleno apogeo. Cuatro bigae (carros de dos caballos) están girando a lo
largo de la pista. Los controladores han atado las riendas alrededor de sus
cinturas y amarre los caballos en con látigos. El líder, a la vista de la
victoria, lanza una rápida mirada sobre su hombro. Detrás de él, se decida la
lucha por el segundo lugar. Un carro, a un ritmo vertiginoso, es superando a su
rival inmediato. Un cuarto piloto está fuera de la carrera. Ha volcado su carro
con un eje roto. Traseros de un caballo, el otro, que ha caído, se encuentra en
el suelo con sus piernas que. El conductor se lanza por el aire. Tres
espectadores sentados las mujeres cubren sus rostros con sus manos."
Carrera de carros
Tumba de los malabaristas, 520aC. Representa juegos funerarios, quizás el
propio difunto sea el que está sentado observando. La mujer en el centro, con
una falda semitransparente, tiene en su cabeza un recipiente donde caen los
discos del malabarista, al otro lado un flautista. .
En la pared izquierda, dos hombres en procesión, uno acompañado por un
sirviente. Estas figuras junto con la de un hombre con un bastón probablemente
representen el viaje al inframundo aunque por la época también podrían ser los
maestros que guiaban el rito funerario. Los pájaros negros que sobrevuelan
pueden indicar malos augurios.
En la pared derecha hay cuatro bailarines. Muestran una interesante armonía
en su movimiento con una elegancia jónica y una expresividad etrusca.
Tumba de las leonas, 530-520aC Nos ofrece un atisbo sin igual de la
vida aristocrática, con el melancólico deleite del último banquete suntuoso
aderezado con simposio, danzas y música.
La pintura de esta tumba representa diferentes escenas.
Danza en relación a estos ritos funerarios. Es una danza alegre.
Una pareja de bailarines extáticos donde llama la atención la energía de
sus movimientos, dotada de un espíritu más etrusco que griego.
La mujer lleva un vestido semitransparente, y vemos el color diferente de
los cuerpos del hombre y mujer, como ya hacían los egipcios Cumple todas las
características de la pintura etrusca: representación del movimiento, figuras bidimensionales con predominio del dibujo, fondo
liso blanco, etc. El hombre lleva una jarra en una mano y el pelo similar a los
kuroi griegos. Aparece una columna típicamente etrusca.
Otra danzarina está totalmente cubierta, pero la túnica
es prácticamente transparente ya que se le ven las piernas. La túnica lleva
decoración floral. La postura es más forzada que en la escena anterior. Hay
doble punto de vista. El banquete fúnebre: es una escena muy representada,
donde aparece un hombre recostado mostrando algo en la mano. En este caso
parece ser un huevo, símbolo de vitalidad. En la izquierda lleva una copa.
Tiene una postura similar a la de los sarcófagos.
También aparece una columna y por detrás una tela
anudada. En la parte superior aparecen cuadrados simulando las losas del
tejado.
Tumba del Barón, Es así llamada porque la descubrió el
barón Kertner en 1827. En la pared principal hay dos
“hipocampos” o caballos mitológicos con colas de pez acompañados de dos delfines
rojos.
Diez bandas separan esta escena del friso principal: en el centro un hombre
vestido de negro con un joven rubio tocando la flauta doble (aulos) y avanzan
hacia un hombre joven (sacerdote?) que lleva un kylix en sus manos.
Una mujer (o sacerdotisa) alza sus brazos en forma de saludo. A la
izquierda, figuras ecuestres. Entre cada figura pequeños árboles. En la pared izquierda,
una mujer con la cabeza cubierta y dos hombre rubios a su lado sujetando una
caballo negro y uno rojo. Los tres vestidos con túnicas verdes. La escena
representa el deseo de los esposos de reunirse en el más allá. Las pinturas han
sido interpretadas de diversa formas, pudiendo significar la preparación del
viaje al más allá. Líneas simples y narraciones solemnemente enfatizadas.
Tumba de Cardarelli, CA 500 a.C. Llamada así en honor al poeta que
murió un año después de su descubrimiento. Una puerta falsa pintada, dos
músicos al lado. Más escenas de rituales y banquetes funerarios.
Pared
izquierda: aparece una escena muy animada: hay un bailarín con Kylix en mano,
un joven flautista, una chica con una pluma de pavo real enorme vestida con un
velo, manto y Calcei Repandi; una bailarina con velo transparente, capa roja,
Tutulus Calcei y finalmente una niña lleva una Túnica manchada y Calcei; ella
tiene en su mano un kyatos y un espejo; árboles, coronas y guirnaldas de
completan la pared. Esta tumba fue llamada el Cardarelli en honor del poeta que
murió en el año de su descubrimiento.
Tumba de la casa y de la pesca, 520-510C. En la primera sala se representa el
retorno de una cacería, en las segunda, por encima del paisaje descubrimos una
pareja de esposos en un banquete.
El fragmento mejor conservado muestra una vasta extensión de agua y cielo
donde los pescadores y el cazador armado de un venablo desempeña solo un papel
incidental. El movimiento holgado y rítmico de las aves y los delfines es una sorprendente
reminiscencia de la pintura minoica de un milenio antes, pero sin la cualidad
alada y flotante del arte cretense. También nos evoca el Dionisio en la barca
del Kylyx de Exequias, pero de todas formas nunca antes se había logrado situar
al hombre en un ambiente natural en esta medida, si bien en este sentido nos
recuerda la cacería de la tumba de Ti, egipcia, aunque en este caso el artista
habría infundido vida a la escena, característica del arte etrusco y no del egipcio.
EL Un joven desnudo se lanza al agua desde un peñasco, evocando otra obra “La tumba del zambullidor” de la misma
época en Paestum, aunque con otra concepción del paisaje.
Tumba de la nave, data de mediados del
siglo v A.C., un poco más tarde de la batalla de Cumas en el que los Etruscos
fueron derrotados por las fuerzas navales combinadas de Cumas y Siracusa.
Muestra una considerable influencia arcaica en su diseño. La tumba deriva su
nombre de una nave enorme, lleno de guerreros, que aparece en la pared de la
izquierda. Como puede verse en la imagen, el estado de conservación de esta
tumba es pobre.
El tema de
la tumba es influenciado por el comercio del mar próspero pasado de Tarquinia -
una fuerza naval período etrusco tenía dominio del mar Tirreno y había
expulsado a los griegos focias de Aleria (Alalia). Tal vez esto refleja un
anhelo por el apogeo de los etruscos.
La pared
principal muestra una escena de banquete típico, con dos invitados en cada
cline, esclavos, un auletos y un jugador cithara. Escenas de bailes mal
conservados pueden verse en la pared de la entrada y la pared de la derecha.
Tumba de los leopardos, mediados del siglo V. Dos leopardos en la pared
principal como figuras apotropaicas. Banquete funerario, en cada triclinio hay
un hombre y una mujer (a diferencia de Grecia, estas participaban de los
banquetes).
El triclinio central está cubierto con tela,
las dos muestran banquetes (tal vez parientes de los difuntos) hacia un
servidor que está ejecutando un oinochoe o jarro de vino. Bajo el triclinio hay
una serie de pequeños árboles, que dan una impresión del paisaje rural en el
que se realiza el banquete funerario.
Un hombre ofrece un huevo a una mujer como símbolo de vida eterna.
Escenas de
baile. Bailarines y músicos participan en la coreografía. Uno lleva un
cantharos. Luego viene un tocador de la flauta doble (aulos) de que los tubos
se pueden ver claramente. Un músico de lira le sigue.
Tumba del Triclinium, 470 a.C. Es así llamada porque la escena del frente
representa a unos personajes sentados en un triclinium celebrando un banquete.
Los muros de la tumba del Triclinium han
extraído cuidadosamente y se trasladó al Museo local para evitar cualquier
deterioro.
Se va perdiendo el linealismo pero continúan las mismas características.
Escenas similares a la del leopardo: banquete funerario.
En el extremo de la pared los invitados
descansan en sofás, amenizado por músicos y atendido por funcionarios. Un gato
etrusco típicamente alargado debajo de uno de los sofás merodea en busca de
bocados. Por encima de los sofás coronas funerarias se pintan para dar la
impresión de estar suspendidos de las paredes. La pared de lado largo está
lleno con las figuras de bailarines y músicos tocando juntos en un entorno
idílico con pájaros y árboles de olivo.
En las otras paredes aparece acompañando un hombre tocando instrumentos
musicales, que se tapa con una túnica transparente muy trabajada y que tiene
pliegues con muchas curvas. El danzante está en una postura similar a las
anteriores Tumba de los demonios azules, descubierta en 1985. Combina la
temática de caza y banquete con algo nuevo: la descripción de los infiernos. El
muerto llega al inframundo flanqueado por dos demonios, el azul está sentado en
una roca y tiene dos serpientes y otro esta alado.
Tumba del orco I, mediados del siglo IV hipogeo helenístico de
compleja estructura. Decoración con escenas de la familia Velcha. Escenas de
banquete aristocrático con los esposos ricamente ataviados y enjoyados. Destaca
la bellísima cabeza de Velia Velcha, con un naturalismo “lírico terrorífico”.
En la pared opuesta, el demonio Charum (Caronte) espantoso como todos los
demonios de la muerte concebido por los etruscos.
Sus temas
reflejan el creciente pesimismo que se estaba convirtiendo en característica
del arte etrusco durante los siglos de su gradual derrota a manos de los
romanos, celtas, griegos y púnicos. Esto está en marcado contraste con el estado
de ánimo de confianza relajada de las tumbas anteriores. El barbudo Aita, o
Hades es el Dios principal del inframundo. La otra figura en la tumba es la de
Velia, una noble mujer etrusca. Ella mira fijamente en la oscuridad con un
sombrío aspecto desdeñoso, casi burlándose en la muerte. Ella es ricamente
ataviada con elaboradamente trabajados pendientes y collares. La representación
muy realista del ojo, se muestra desde el lado y no frontal como en el período
anterior, es una clara indicación de la influencia helenística y refleja el
conocimiento del artista de finales del siglo IV A.C. modelos griegos.
Tumba del orco II, en la segunda sala se representa la épica
homérica de la escena del cegamiento e Polifemo así como Hades y Perséfone y
Teseo con el demonio e Hipnos el dios del sueño.
Tumba de los demonios azules, Período:
420-400 a.C.
Esta tumba fue descubierta en 1985, después
de ser encontrada durante unas obras de la carretera. Se encuentra por el lado
de la carretera, adyacente a la zona del Calvario de la necrópolis de
Monterozzi, aunque no está generalmente abierta al público. Es el nombre de los
demonios de piel azules y negros en la pared de la derecha. Esta tumba tiene
pinturas de escenas de caza y un banquete funerario con cuatro o cinco parejas
en triclinios combinados con un nuevo tema del difunto que sale en un carro al
inframundo. En el lado izquierdo de la pared de la derecha, hay un barco
patroneado por Charun. En la orilla un grupo de personas parece establece para
saludar al recién llegado al mundo terrenal, flanqueado por dos demonios. Dos
demonios más grandes (en la foto aparece en una colina a la derecha de ellos.
El demonio azul (fotografiado) está sentado sobre una roca y capta dos
serpientes, y el demonio negro parece que despida fuego de sus ojos.
Las escenas son una desviación de las
anteriores escenas de una vida feliz y representan una visión del inframundo
habitado por los demonios horribles. Esta es una de las pocas tumbas que Charon
(etrusco Charun) como el barquero, en la tradición griega. Sin embargo, todos
los demonios son típicamente etruscos en términos de iconografía. En la mayoría
de los casos, Charun es visto en la entrada al inframundo, llevando un martillo
grande. El uso probable de este mazo fue abrir las puertas al Hades. Se ha
sugerido que el portero en una ciudad etrusca habría sido provisto de un mazo
similar para desbloquear las enormes vigas de madera que lugar seguro.
Tumba del tifón, 200-150aC. Tarquinia ya es un Municipio de Roma.
Se ve un reflejo del estilo barroco de Pérgamo sobre todo en el plasticismo de
los cuerpos de los demonios altos y en el patetismo de sus expresiones, signos de
una inquietud existencial que todos advierten en la decadencia de Tarquinia que
durante un tiempo tuvo a sus pies a la mismísima Roma.
Tumba de Francois, Vulci, 350-330
a.C.
Descubierta
en Vulci en 1857 por el arqueólogo florentino Alessandro François y el
historiador francés Adolphe Noël des Vergers.
Se trata de
una tumba que data mediados del siglo IV a. C. remodelada en el siglo
II a. C y destinada a los miembros de la familia Saties (o Satis),
de la que Vel Saties era el comanditario. Tanaquil, su mujer, está representada
en los frescos.
Un largo
dromos (corredor excavado en la tierra para llegar a la tumba) de 27 m de largo
y 1,30 m de ancho, proporcionaba acceso mediante un tablinum a las 10
grandes cámaras funerarias. La cámara central distribuía el acceso a siete de
ellas.
El tablinum
tenía una bóveda con forma de pirámide truncada. Las cámaras, con techos a dos
aguas, disponían de una viga central (columen) falsa ((tradicional en
este tipo de tumbas, recordatorio de la casa de los vivos).
Bancos
dispuestos a lo largo de los muros permitían depositar los sarcófagos. Frescos
con motivos mitológicos adornaban los muros.
En 1863 los
frescos fueron desprendidos y transferidos a la colección Torlonia en Villa
Albani, en Roma. Carlo Ruspi realizó las réplicas a escala 1:1, para reemplazar
a las originales en la tumba.
Este
acontecimiento dramático, la liberación de Mastarna por Celio Vibenna y los
suyos, ha quedado en las tradiciones de Vulci como un episodio glorioso, digno
de figurar en la tumba François.
Celio y
Aulo Vibenna son dos personajes históricos cuyas aventuras con Mastarna-Servio
Tulio eran conocidas en las tradiciones latina y etrusca.
Las
informaciones acerca de Celio Vibenna y su hermano, Aulo, han sido transmitidas
a través de numerosos escritores antiguos, como Tácito, Sexto Pompeyo Festo,
Marco Terencio Varrón, Quinto Fabio Píctor, Arnobio de Sicca y Dionisio de
Halicarnaso, además del emperador romano Claudio.
La pintura
mural refleja una escena alusiva a la historia de la ciudad enfrentada, en la
pared opuesta, a un episodio paralelo de la Ilíada en el que se sacrifica a
prisioneros troyanos durante el funeral de Patroclo. En el fresco aparecen
identificados con sus nombres Caile Vipinas, Macstrna
(sosteniendo dos espadas y desatando al primero, ambos en el extremo
izquierdo), Rasce (eliminando a Pesna Arcmsnas Sveamach), Avle
Vipinas (que mata al personaje de la coraza, Venthical [...]plsachs)
y Marce Camitlnas que, según se interpreta, habrían sido hechos
prisioneros y son liberados por su compañero Larth Ulthes (el único que
aparece con túnica y que apuñala a Laris Papathnas Velznach). Entre los
captores, representado en el extremo derecho, está Cneve Tarchunies Rumach
a quien Marce Camitlnas está a punto de atravesar con su espada.
Sacrificio de un prisionero troyano
Escena de la
Liberación de Celio Vibenna. De izquierda a derecha: Caile Vipinas,
Macstrna, Larth Ultes, Laris Papathnas Velznach, Pesna Arcmsnas Sveamach,
Rasce, Venthical [...] plsachs y Avle Vipinas; a la derecha: Marce Camitlnas y
Cneve Tarchunies Rumach
Los
enemigos aparecen representados con sus gentilicios (Rumach, de Roma,
probablemente Velznach de Volsinii y Sveamach de Sovana, mientras
que para [...]plsachs se han sugerido tanto Salpinum como el etnónimo
para 'falisco') así que la pintura podría hacer referencia a una guerra entre
Vulci y Roma, ambas acompañadas de sus respectivos aliados, en la época de los
tarquinios y dar pie a la teoría de que «Gneo Tarquinio de Roma» fuera el mismo
Tarquinio Prisco al que sucedió Servio Tulio/Mastarna (se ha propuesto que este
último apelativo etrusco podría provenir de la palabra latina magister,
que aparecía en varios cargos oficiales romanos). Sin embargo el praenomen
de Tarquinio Prisco era Lucio, aunque este podría corresponder al etrusco lauchme,
'rey', y por lo tanto haber sustituido al original; y tampoco está claro que la
deducción de Claudio al identificar al Mastarna de las fuentes etruscas con el
Servio Tulio de las romanas haya estado basada en pruebas sólidas. Con todo es
una reconstrucción que cuenta con amplio respaldo entre los especialistas.
Existen
también discrepancias en las fuentes antiguas sobre la identidad del rey
socorrido. Para Tácito se trata de Lucio Tarquinio Prisco, de Servio Tulio para
Sexto Pompeyo Festo.
Arnobio de
Sicca señala el antagonismo entre los personajes. A la muerte de Celio Vibenna,
el «seruulus» (su pequeño esclavo) mató a Aulo Vibenna para hacerse con
el poder. Este seruulus es probablemente el «sodalis fidelissimus»,
el compañero de armas fiel de Celio, el Servius Tullius/Mastarna de la
Tabla de Lyon.
La acción
de los hermanos Vibenna tuvo un impacto considerable en la civilización
etrusca: son representados en el trascurso del siglo IV a. C. en
espejos, en cuatro urnas funerarias y en las pinturas de la tumba de Vel
Saties, continuador de la tradición de los jefes militares etruscos de Vulci
contra los romanos.
Vel Saties y
Arnza reproducido por Carlo Ruspi.
La tumba es
importante porque da una única instantánea de la historia etrusca y romana
durante los primeros días de Roma. Confirma la versión más última de la
historia dada por el emperador Claudio en la tableta de Lugdunum, en el que
describe la versión etrusca de la historia de Servius Tullius (Mastarna).
A su
alrededor, las paredes de la tumba fueron cubiertas de frescos. Representan
escenas de derramamiento de sangre y crueldad, escenas de lucha furiosamente
contra los hombres y de sacrificio. En la pared izquierda de la entrada fueron
(de izquierda a derecha) Ajax (aich) secuestrando a Cassandra (cas'ntra) en el
altar después de la captura de Troya, Phoenix (Phenuis)-el mentor de Aquiles,
Nestor rey de Pilos y la lucha fratricida de Eteocles y polinices de los siete
contra Tebas. En la entrada de la pared, a la izquierda la ejecución de los
prisioneros troyanos, el sacrificio humano ofrecido al alma de Patroclo muerto.
Él había hundido su espada en el cuello de un joven cuyos ojos parecían
congelados con terror y dolor. Todas estas fueron escenas de leyendas griegas y
la materia no era nada nuevo, con la excepción de las Deidades del inframundo
etrusca Vanth y Charu(n).
ESCULTURA
En la escultura realizaron sobre todo obras en barro cocido posteriormente
policromadas e hicieron figuras de gran tamaño, que preparaban por separado y
unían en el momento de la cocción.
También esculpieron la piedra y el bronce, éste último tanto en bloques
macizos, como en figuras huecas de gran tamaño. Los capítulos esenciales de la
escultura etrusca son, por un lado, las placas de revestimiento para los
templos (templo de Talamote) y las paredes de las tumbas (tumba de los relieves)
y los sarcófagos y urnas; la escultura de bulto redondo relacionada fundamentalmente
con templos y edificaciones funerarias; y por otro lado, la escultura
estrictamente funeraria. Destacan los antefijas2 de los tejados de los templos
con sátiros, ménades, gorgonas, etc. (apotropaicos)
Escultura bulto redondo
En cuanto a la escultura de bulto redondo es en la región
de Vulci, uno de los grandes centros de producción de esculturas en piedra, se
encuentran las mejores obras, como la figura de un León alado, realizado en
piedra volcánica a mediados del siglo VI antes de Cristo.
León alado, s VI a.C.,
Vulci. Museo del Louvre, Paris
Hecho de roca volcánica este león pertenece a un tipo de
escultura funeraria con motivos animales: leones, leones alados, esfinges,
panteras, centauros, monstruos marinos y otras criaturas fantásticas de la iconografía
oriental. Este tipo de escultura se desarrolló en Vulci, Tarquinia, y
alrededores entre los años 600-530 a.C., periodo arcaico.
El tratamiento es más gráfico que plástico. Las
excavaciones de las necrópolis han descubierto muchas obras con características
similares. Los monstruos y animales fantásticos como este, se ponían en la
entrada de las tumbas, marcando el paso entre el mundo de los vivos y de los
muertos, posiblemente con una función apotropaica.
De esa misma época es también una de las más importantes
obras etruscas, las estatuas del templo de Portonaccio en Veyes, realizadas en
terracota pintada. De entre todas ellas destaca de forma extraordinaria el
imponente Apolo de Veyes.
El estilo
jónico se adentró con tanta fuerza en el gusto tirreno que, en las últimas
décadas del siglo VI a. C., pudo incluso desarrollarse independientemente en su
nueva patria. Y en este contexto, quiso la fortuna que naciese y se
desarrollase en el sur de Etruria un autor al que se puede, sencillamente,
tratar por separado, porque sus escasas obras sobresalen por encima de toda la
escultura etrusca. Nos referimos, en concreto, al genial artista -acaso el Vulca
que mencionan las fuentes latinas- capaz de concebir y ejecutar las estatuas
del Templo del Portonaccio en Veyes.
Su figura
aparece aislada por varias razones. En primer lugar, la actividad artística de
Veyes nos es aún peor conocida que la de Tarquinia o Caere, y por tanto
desconocemos precedentes claros de su obra. En segundo lugar, a poco que
repasemos las obras hasta ahora comentadas, nos daremos cuenta de la
escasísima, casi nula tradición de estatuaria dedicada a templos; Vulca será un
creador de imágenes divinas, comprometido con el mundo de los reyes y con el
desarrollo de las estructuras estatales, no un fiel servidor de las vanidades
funerarias.
Más pasemos
a la decoración de su templo. Sin despreciar las antefijas, con cabezas de
gorgonas tan salvajes como inolvidables, el grupo esencial se concentraba sobre
la viga mayor o columen. Allí se alineaban al menos cuatro figuras de tamaño
natural: un magnífico Heracles, de impresionante torso, con su pie sobre una
cierva abatida; Apolo, que se dirige hacia él con ánimo de arrebatarle la
pieza; Hermes, acercándose para pacificar a los contendientes, y una figura
femenina con un niño en el regazo. Ignoramos quién es esta mujer; se ha pensado
en Latona con su hijo Apolo, pero eso supondría la presencia de dos Apolos en
la misma escena...
De
cualquier modo, lo primero que se trasluce es la aceptación en Etruria, y a
nivel oficial, de dioses y mitos griegos. Tan helénica resulta la escena, que
inconscientemente designamos a los personajes por su nombre griego, no por el
etrusco correspondiente (Hercle, Apulu, Turms).
Sin
embargo, cuando nos adentramos en los aspectos estilísticos, nuestra opinión
empieza a cambiar. Detalles expresionistas, como el torso de Heracles o los
marcados tendones en la mano de la mujer, acaso podrían antojarse caracteres
locales, igual que el uso de la terracota como material. Pero pronto nos damos
cuenta de que esta explicación no basta, y que se impone hablar de un estilo
individual, fruto de la enorme personalidad de su autor. Sobre una educación
jónica, a la que se añaden (estamos ya en torno al 500 a. C.) elementos
realistas de raigambre ática, el artista libera su fantasía. Las telas se
pliegan de forma caprichosa y decorativa, como si quisiesen hacer juego con las
abarrocadas palmetas en que se apoyan Apolo y Heracles. Pero aún resaltan más
las caras de Hermes y Apolo. Pese a ser casi idénticas, simples toques y
matices alegran la mirada de aquél, mientras que éste, en su acometida,
mantiene una expresión gélida; su forzada sonrisa, según se ha comentado a
veces, le emparenta con el lobo, y no por pura casualidad. En efecto, éste es
su animal emblemático en la Etruria arcaica, donde el dios tiene a menudo
atribuciones fúnebres.
Todos los
detalles de estas estatuas merecen recordarse, desde sus esbeltas proporciones
-algo tan raro en Etruria- hasta su tratamiento blando y directo, sobre todo en
las cabelleras. Pero, desde el punto de vista de la creatividad, hay un punto
que nos parece decisivo: para plasmar el movimiento -véase en particular el
Apolo-, el artista lanza los cuerpos hacia adelante, cargando todo el peso en
una pierna. Tan decidida violación de la tradicional y venerada ley de la
frontalidad tardará en Grecia aún una veintena de años en plantearse, y
precisamente significará allí el paso del arcaísmo al clasicismo.
El templo de Portonaccio o el templo de Apolo en Veyes, a poca distancia al
norte de Roma, es una estricta templaria clásica pero ostentaba cuatro estatuas
de terracota de tamaño natural en el caballete del tejado. Constituían un grupo
dramático de los que encontrábamos en los frontones griegos: el torneo ente
Hércules y Apolo por la cierva sagrada en presencia de otros dioses. Entre los
fragmentos encontrados hay antefijas con cabezas de Gorgonas y Ménades, una
cabeza de Turms (Mercurio), una figura femenina con un niño en brazos y dos
esculturas en grupo. La mejor conservada es esta imagen de Apolo, considerada
como la obra maestra de la escultura etrusca arcaica.
Su cuerpo macizo, perfectamente perceptible bajo las estrías ornamentales
del ropaje, sus piernas nervudas y musculosas, su zancada deliberadamente
precipitada, revela una fuerza expresiva que no tiene parangón en las estatuas
griegas de la misma época. Apolo (Apulu) muestra un carácter etrusco muy lejano
del Apolo convencional helénico: su cara es oscura, sus ojos miran fijamente y
su boca sonríe como una fiera. En la Etruria arcaica Apulu era un dios
infernal, acompañado por un lobo y que luego en época clásica sería sustituido
por Aita (Hades, Plutón) como señor de ultratumba.
Apolo,
avanza hacia su izquierda con su brazo derecho estirado y doblado (su brazo
izquierdo está hacia el suelo quizá con un arco en su mano); Hércules, con la
cierva atada alrededor de sus piernas, se estira hacia la derecha, inclinándose
para atacar con su porra y con su torso en una curva violenta.
Detalle de la
ornamentación de la base
Apolo y Hércules
Que Veyes era un centro escultórico importante de fines del siglo VI,
parece confirmarlo la tradición romana según el cual el último de los reyes
etruscos mandó venir a un maestro de aquella localidad para encargarle la
confección de la estatua de Júpiter en terracota para el templo del Capitolio.
En el año 474 a.C. las naves etruscas son derrotadas en Cumas por la flota
siracusana. Hay un momento de gran crisis en la región con restauración del
poder de los principies terratenientes y se abandonan los contactos con el
exterior. En el año 386 a.C. cuando los galos abandonan Roma se ven los
primeros signos de recuperación. Es la denominada fase itálica de la cultura etrusca (republicana media de Roma) y finaliza en el siglo II a.C.
Artísticamente, aunque el dominio político es ahora romano, los talleres
etruscos continúan con la creatividad. En escultura de esta época, tenemos los caballos alados que adornaron el Ara de la
Regina (Templo mayor de Tarquinia), una caja de bronce que es la cista
Fiocrónica y otras encontradas en Arezzo: el Arador de Arezzo y la Quimera de Arezzo, que representa un feroz animal luchando con Belerofonte, este no se ha
conservado.
Caballos alados, Museo arqueológico
Tarquinia. Terracota Es lo que queda
de un carro tirado por caballos que se realizó en el siglo IV. Era parte de un
alto relieve. Las figuras son muy realistas y dan una gran sensación de
profundidad. Están realizados en terracota policromada. La obra está realizada
en terracota y procede de diversos fragmentos del frontón de un templo etrusco
llamado el “Ara de la Reina” en la antigua ciudad de Tarquinia. Se puede fechar
entre los siglos IV y III a.C., aunque algunos autores la colocan más cerca del
siglo III, pues fue a partir de entonces cuando los templos etruscos
experimentaron una fuerte evolución respecto a la decoración de frontones y frisos.
En los primeros tiempos arcaicos, no existía ese tipo de decoración, ya que el
material de construcción a base de maderas sin piedras, no favorecía la
colocación de ornamentos, tan solo se decoraban frisos, techumbres y aleros con
alas de cerámica bellamente policromados. Probablemente estos caballos tirarían
del carro de algún Dios o Diosa al que estaría dedicado el templo, al igual que
vemos en otras producciones del Arte Griego, del cual el etrusco tiene una
clara influencia en todas sus obras, dado que eran pueblos marineros que
comerciaban con Oriente.
Arador
de Arezzo, Estatuilla
en bronce del siglo VI a.C. Museo de la Villa Giulia. Roma.
Quimera de Arezzo
En la
mitología griega, la quimera era una criatura que escupía fuego y tenía parte
de león, de cabra y de serpiente. La primera referencia a la Quimera aparece en
el canto VI de la Iliada, se trataba de un animal híbrido que asolaba Grecia.
Belerofonte, hijo de Glauco, a lomos de Pegaso la mata. Otro mito lo hace hijo
de Era hijo de Poseidón y de Eurinome, hija del rey de Megara. Cuando era
adolescente fue acusado de asesinar al rey de Corinto, llamado Belero (acción
de la que procede su nombre, asesino de Belero), en otras versiones asesinó a
su propio hermano Delíades o Pirén. Como castigo fue expulsado de su tierra con
total pérdida de su honor. Sin embargo, Belerofonte fue perdonado, en el reino
de Tirinto, donde reinaba Preto. La esposa de Preto, llamada, según versiones,
Antea o Estenebea, intentó seducir al héroe, porque estaba enamorada de él pero
como era rechazada, se vengó acusándole en secreto ante su marido precisamente
de ese mismo delito, intentar conquistarla.
Preto,
enojado, dispuso un viaje de Belerofonte hacia la corte del padres de Antea,
llamado Yóbates, en Asia Menor, dando instrucciones a Belerofonte para que
entregara cierta mensaje a Yóbates a su llegada. El mensaje, en realidad, era
una carta en la que Preto pedía que el joven fuera asesinado. Yóbates, al tener
conocimiento de tal misiva, decidió que no podía ir contra las leyes de la
hospitalidad que le obligaban a tratar adecuadamente a Belerofonte, sobre todo
después de haberlo agasajado durante nueve días antes de leer la carta, pero,
como debía su papel de padre de la deshonrada, resolvió enviar a Belerofonte a
matar a un horrible monstruo que les acosaba: la Quimera, plenamente convencido
de que perecería en tal empeño. Sin embargo, como tales actos eran sumamente
injustos, dado que Belerofonte no había intentado seducir a nadie, los dioses
se pusieron de parte del héroe.
Atenea le
entregó un freno de oro, gracias al cual podría domar al caballo alado Pegaso,
que le ayudaría en su labor. Una versión de la leyenda dice que Belerofonte
obtuvo tal regalo porque había ido a orar al templo de Afrodita, según consejo
del adivino Poliido. Y así fue, como, localizado Pegaso y hallada la Quimera,
tras una horrible contienda, Belerofonte venció triunfante a ese horrible
monstruo. Para lograrlo, Belerofonte le asestó varias cuchilladas y después le introdujo un trozo
de plomo en la boca, que, al quemarse, con el continuo fuego que el monstruo
expulsaba, le provocaron la muerte.
La Quimera
de Arezzo quizá sea la más famosa de las esculturas etruscas. Ignoramos si
formó parte de un grupo con una estatua de Belerofonte montado sobre Pegaso; de
cualquier modo, presupone este complemento, puesto que presenta una herida en
la garganta de su prótomo de cabra, pero tampoco es un argumento definitivo.
Por entonces era ya posible plantearse una obra abierta, que sugiere una
presencia exterior sin mostrarla de hecho. Sea como fuere, y aun cabiendo la
posibilidad de que esta fiera fuese un mero protector apotropaico, lo cierto es
que su excitación por el combate, la cólera que irradian sus facciones, la
tensión de sus garras y la ágil curva de su lomo la sitúan entre las mejores
esculturas animalísticas de toda la historia del arte. El artista, desconocedor
de los verdaderos leones, renunció a copiar modelos escultóricos y, según se ha
repetido, acudió al expediente de inspirarse en las fauces de un perro
irritado.
Sin
embargo, el gran problema que supone el origen de esta estatua sigue aún sin
resolverse. Quienes ven en ella -y es lo más común- una magnífica obra etrusca
de hacia 360 a. C., aducen como prueba contundente la yuxtaposición de una
anatomía realista, nerviosa y fluida, propia del clasicismo tardío, y de unas
melenas esquemáticas y rígidas, con mechones idénticos y repetidos: ahí habría
que ver el signo del artista etrusco, que anda escaso de modelos nuevos y
acude, cuando lo necesita, a sus repetidísimos recuerdos del arcaísmo. Por
desgracia, sin embargo, esta yuxtaposición de estilos no es un signo
inconfundiblemente etrusco: como es bien sabido, la plástica griega del sur de
Italia ofrece este mismo tipo de soluciones. Sigue por tanto abierto el
problema, y en él se juega el arte etrusco una de sus obras maestras.
La obra fue hallada en 1553 e instalada por Vasari en Florencia para representar a los enemigos derrotados por Cosme I de Medici. Las garras, aunque originales, hubieron de ser restauradas; en cuanto a la cola, rota y desaparecida antes del hallazgo, tuvo que añadírsele en 1784.
La obra fue hallada en 1553 e instalada por Vasari en Florencia para representar a los enemigos derrotados por Cosme I de Medici. Las garras, aunque originales, hubieron de ser restauradas; en cuanto a la cola, rota y desaparecida antes del hallazgo, tuvo que añadírsele en 1784.
A partir del siglo III a.C., adquieren las esculturas etruscas un
refinamiento tan afín al Arte Griego contemporáneo, que se puede sospechar que
sus autores hayan sido griegos establecidos en Etruria. Los Caballos Alados,
que hoy se conservan en el Museo Nacional de Tarquinia, es una muestra de esta
influencia helenística, pero también del carácter de dinamismo y estilización
del Arte Etrusco.
ESCULTURA FUNERARIA
En cuanto a la escultura funeraria, se desarrolla ésta
fundamentalmente en la realización de urnas y sarcófagos, en las que se aprecia
una interesante evolución desde las etapas más tempranas hasta la época
helenística. Los ejemplos más antiguos pertenecen a urnas de piedra y estatuas
funerarias, localizadas en Chiusi, que contendrían las cenizas de los difuntos.
En el caso de las urnas, algunas aparecen decoradas con relieves planos
policromados. De este periodo procede también una de las obras más
representativas: el Sarcófago de los
Esposos, perteneciente a la necrópolis de Banditaccia, en Cerveteri. Es una
excepcional obra cuyo estilo debe mucho al arte jonio de donde toma su
principal inspiración. Fechado hacia el 520 antes de Cristo, es una gran urna
cineraria doble, que estuvo vivamente policromada. En ella se representa, a
través de una composición muy armoniosa, a dos esposos difuntos tiernamente
abrazados y medio acostados sobre un lecho de odres.
Descansan con el cuerpo erguido, apoyados sobre su brazo
izquierdo y mirando de frente, en una actitud típica de un banquete.
Existen
numerosas dudas alrededor de este famoso sarcófago etrusco hallado en pedazos
en una tumba de Caere. Los especialistas se plantean numerosas preguntas: si se
representa a los cónyuges durante el banquete fúnebre o en cualquier otro
banquete de la vida aristocrática; si el sarcófago está realizado para sepultar
a ambos esposos o sólo a uno de ellos; por qué se produjo la sustitución de los
sarcófagos en forma de cofre por estos lechos comensales. Sí parecen llegar a
un acuerdo en cuanto al autor, que no sería griego -aunque las cabezas y los
torsos tengan rasgos focenses-, al igual que el principio antihelénico por el
que se rige el conjunto como es el desprecio por la parte inferior del cuerpo
humano; las piernas no parecen existir aunque el calzado se reproduce con todo
detalle.
Esta tipología de sarcófago se va a continuar en las
etapas siguientes, tal y como demuestran el Sarcófago del Magnate, de finales del siglo IV y principios del
siglo III antes de Cristo, decorado con escenas de amazonomaquia y
centauromaquia y con la figura acostada del difunto sobre la tapa.
Desde la segunda mitad del siglo IV antes de Cristo aparece de forma
paulatina un nuevo tipo de urna cineraria, consistente en un recipiente
que solía estar decorado con una escena mitológica o funeraria ejecutada en
altorrelieve. A partir de este momento se repetirán los modelos que se venían
dando desde tiempos más antiguos, potenciándose, sobre todo en las últimas
fases, el valor del lenguaje simbólico en detrimento de la perfección formal.
Sarcófago de Larthia Seianti
La preocupación
que sentía la civilización etrusca por la vida del más allá está presente en
sus manifestaciones artísticas. Este sarcófago es una muestra de ello, el hecho
de que el difunto aparezca representado, asegura de alguna de manera, su
pervivencia. Esta mujer aparece ricamente ataviada con el típico collar de
siemprevivas y sosteniendo en su mano izquierda el óbolo para pagar a Caronte,
genio del infierno, encargado de llevar las almas a través de los pantanos del
Aqueronte, hasta la orilla contraria al río de los muertos.
El cuerpo quizá es demasiado largo para ajustarse mejor a la forma del
sarcófago. Ya no es un cuerpo aplastado, sino que tiene una de las piernas un
poco doblada. En la mano lleva un platillo o un espejo. El rostro permanece
tranquilo y sereno y la mujer debía ser de procedencia noble por sus adornos.
representada con el gesto de apartar el velo para admirarse en el espejo. El
velo está magníficamente realizado, con un remate de florecillas.
EL RETRATO
Los etruscos fueron también los iniciadores del retrato,
alcanzando sobre todo al final altas cotas de realismo. Estos retratos se
ofrecían como exvotos y tenían esencialmente un carácter funerario. La retratística
etrusca anuncia el retrato romano, heredero a la vez del expresionismo itálico
y del naturalismo griego.
Sarcófagos de los esposos, Cerveteri SVI a.C.
1-. Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia., Roma
2- Museo del Louvre
Se trata de dos sarcófagos etruscos antropoides, de 1,14 m. de alto por 1,9
m. de ancho, ambos son muy similares ya tal vez ambas obras fueron realizadas
por el mismo artista. Construidos en terracota, originalmente coloreados como vemos
en el ejemplar del Louvre la cabellera masculina rubia, la tapa del sarcófago
representa una pareja recostada en un triclinio, hecho de terracota pintada.
Muestra una pareja casada reclinándose en un banquete en la otra vida (en
una escena similar a las de los jarrones griegos contemporáneos). Fueron
hallados en unas excavaciones del siglo XIX en la necrópolis de Cerveteri (la
antigua Caere).
Probablemente contenía las cenizas de los representados ya que detrás hay
huecos quizás para guardarlas.
La postura es muy común, están reclinados en el triclinio. Los esposos
están juntos y vivos. Quizá celebran un banquete, pero quizá solamente están
conversando o ahuyentando a los malos espíritus. El hombre está semidesnudo y
en un tono más oscuro que la mujer, que se encuentra totalmente cubierta por la
túnica. Los rostros recuerdan al arte arcaico griego. La mujer lleva un tocado
muy liso. Las almohadas tienen un tratamiento escultórico de gran calidad. Los rostros
sonrientes (“sonrisa arcaica”), los ojos almendrados y el cabello largo
trenzado, al igual que la forma de los pies de la cama, revelan influencias
griegas. El marcado contraste entre los bustos de alto relieve y las piernas
aplastadas es típicamente etrusco. El interés del artista etrusco se centró en
la mitad superior de las figuras, y especialmente en los rostros vibrantes y brazos
gesticulantes.
Los especialistas se plantean numerosas preguntas: si se representa a los cónyuges
durante el banquete fúnebre o en cualquier otro banquete de la vida
aristocrática; si el sarcófago está realizado para sepultar a ambos esposos o
sólo a uno de ellos; por qué se produjo la sustitución de los sarcófagos en
forma de cofre por estos lechos comensales. Sí parecen llegar a un acuerdo en
cuanto al autor, que no sería griego -aunque las cabezas y los torsos tengan rasgos
focenses.
La preocupación etrusca por las efigies de los muertos podría conducirnos a
esperar en ellos, desde muy antiguo, un franco interés por el retrato
individual. Sin embargo las facciones funerarias de las esculturas de los
sarcófagos son completamente impersonales y hasta el año 300aC el parecido individual
no comenzó manifestarse en la escultura etrusca.
De las obras más bellas de esta fase posterior, no son los retratos funerarios,
que tienden más a la tosquedad y la superficialidad, sino las cabezas de
estatuas de bronce. El retrato de un muchacho, de principios del siglo III a.C.
(Museo Arqueológico Florencia) es una auténtica obra maestra del género: la
firmeza del modelado confiere una agudeza especial a la boca, sensitiva, y a
los ojos, dulces y melancólicos.
Busto de joven
Etrusco
Bruto, 300 a.C., Museo de los Conservadores, Roma Es ya del siglo III y
también está realizado en bronce. Es llamada así porque se pensó que
representaba a Lucio Juno Bruto, creador de la República Romana y primer
cónsul, pero en realidad se desconoce su identidad. Hay un gran sentido del
retrato. Sólo se conserva la cabeza, pero probablemente se correspondería con
un cuerpo de tamaño natural. Los ojos están rellenos de pasta vítrea y la barba
y los cabellos están realizados de forma suave pero muy detallista. Es un antecedente
de los retratos romanos. Mientras que el cabello tiene un tratamiento de tipo
griego, la cara es plenamente etrusco-itálica por sus detalles de minucioso
realismo, pero con una geometrización y una expresividad ajenas a la tradición
etrusca, por lo que entra en el inicio del retrato romano.
Marte de Todi
Este
rarísimo testimonio de la estatuaria antigua en bronce representa a un guerrero
vestido con coraza y apoyado en una lanza de hierro, que dedica una libación
propiciatoria con una pátera antes de la batalla (la pátera y restos de la
lanza actualmente están expuestos en la vitrina). La estatua está compuesta de
partes fundidas separadamente a la cera perdida y luego soldadas, con
inserciones polimatéricas que exaltan el efecto verista. La inscripción
dedicatoria, en la lengua de los antiguos umbros pero en alfabeto etrusco
meridional (ahal trutitis dunum dede) recuerda que la estatua fue donada (dunum
dede) por un tal Ahal Trutitis, quizá un personaje de origen céltico. Realizada
probablemente por una fábrica de Orvieto (Volsinii), revela referencias a
modelos de ambiente ático a partir del 450 hasta el 425 a.C. aproximadamente,
sobre todo del círculo de Fidia, aunque con genéricas referencias a la plástica
de Policleto. Fue hallada en Todi en 1835, enterrada bajo losas de travertino,
quizá tras ser alcanzada por un rayo. El Gobierno Pontificio la adquirió en
1836.
El orador
Anteriormente tomada como romana, el descubrimiento de unos caracteres etruscos en su toga han
hecho que se recoloque dentro del periodo
etrusco en pleno dominio ya romano (hacia el 80 antes de Cristo).
Una vez más
se observa la capacidad de este pueblo de adherirse a las corrientes dominantes (como anteriormente la griega, como
vimos en la Quimera de Arezzo).
Representa
a un hombre togado, Aulo Metelo en un
santuario o tumba. Posiblemente un noble local en actitud de arenga (de
ahí su nombre: arringatore)
Con algunos rasgos arcaicos (pelo pegado
al cráneo, tan sólo dibujado), destaca
el trabajo de su toga, la apertura de su gesto (como la que más tarde
veremos en el Augusto della Prima Porta) y el realismo y penetración de su rostro, que tendría los ojos de pasta.
LA METALISTERIA
Los etruscos tenían fama como grandes artífices del metal, ya que la riqueza
de Etruria se hallaba basada en la explotación de yacimientos de cobre y
hierro.
Independientemente de las grandes obras escultóricas en metal, ya desde el siglo
VI produjeron grandes cantidades de estatuillas de bronce, espejos y objetos
similares, tanto para la exportación como para su propio consumo, también con
figuras en forma de animalitos, figuras humanas estilizadas, decorando las
urnas servían de joyeros a las mujeres)
Cista ficorini, S IV a.C. Museo de Villa Giulia, Roma. Decorada
con una escena grabada de los argonautas, reproducción de un cuadro griego. El
asa es Dionisio con dos sátiros itifálicos. Incluye una inscripción en latín
arcaico. “Dindia Macolina me dio a su hija”.
Hecha en
Roma y firmada por un toreuta, de nombre Novios Plautios y de origen campano
quizá, fue hallada en una tumba de la necrópolis de Palestrina en 1738.
Destinada a guardar objetos de tocador como otras muchas cistas existentes,
aunque ninguna tan célebre como ella. Los pies, los apliques y los grabados de
las paredes pertenecen todos a un mismo artista y a su taller; pero las tres
estatuillas que coronan la tapa son de una autoría distinta y menos relevante
que la de Plautios.
Urna funeraria de Bisenzio (7100 a.C), Museo de Villa Giulia. Representa la muerte de un
animal, precedente de las cacerías o venaciones funerarias que los romanos
trasladaran al anfiteatro.
Los
primeros en trabajar el oro y la plata en Italia fueron los etruscos; todo esto
se comprobó con los descubrimientos realizados en las tumbas desenterradas en
los últimos años. Esta bella joyería se identificaba mayormente por la
representación de exquisitas piezas de gran tamaño, recurriendo a diversas
técnicas del grabado y estampado en troqueles con imágenes humanas, animales y
vegetales.
Asimismo, en la joyería etrusca se solían
usar las formas de filigrana con ángulos geométricos, combinando los elementos,
confeccionando hermosas prendas como pulseras, collares, anillos y pasadores. Igualmente, empleaban la granulación con total maestría; técnica
que consistía en soldar pequeñas bolitas de oro, formando bellísimos modelos
simétricos, con exactitud y elegancia casi increíbles.
Hasta los momentos, no se sabe, con precisión, cómo los etruscos lograban
enlazar las diferentes esferas sobre la superficie metalizada; muchos orfebres suponen que recubrían el oro con sales arsénicas,
con las cuales se formaban las bolitas y, al entrar estas en contacto con el
fuego, las sales solían evaporarse, formando muchos componentes químicos,
permitiendo soldarlas con un perfil de gotas, a la plancha de la prenda.
Otra técnica que se utilizaba con frecuencia
en la joyería etrusca era la policromática,
incrustando gemas o una masa de vidrio que, al solidificarse y con el calor,
despedían luces de diferentes tonalidades. De igual manera, el ámbar y el
marfil eran materiales muy solicitados en las piezas comunes, con ellas se
realizaban ornamentos para las mujeres; sin embargo, las matronas no llevaban
ámbar en sus joyas, solo oro junto a otras piedras preciosas.
Al este de
la población, se abrieron muchos lugares donde empezaron a producir objetos
para el uso doméstico en grandes cantidades, en su mayoría hechos de bronce.
Estos llamativos productos se componían de muchos cofres circulares,
candelabros espectaculares, finísimos vasos áticos con lujosas figuras negras,
esculpidos o en relieve, espejos grabados con escenas mitológicas, entre otros
detalles.
Inmediata a
la industria metalurgia, la joyería etrusca mantenía un comercio siempre
activo, porque ellos tenían una civilización avanzada para aquellos tiempos,
con una industria muy desarrollada. Eran muy creativos e inteligentes, sabían
manejar muy bien el arte de originar cosas nuevas y producir efectos que
llamaran la atención; por eso manipularon la joyería, denotando una excelente
calidad, con esmero en los detalles y gran destreza en la fabricación.
El centro más importante de producción estaba en
Populonia, una antigua ciudad etrusca al norte de Piombino (Livorno), que fue
un antiguo puerto de mar de Etruria en cuyas proximidades se encuentran vastos
depósitos de escoria de hierro, con señas de varios siglos de actividad más
tarde se volvió un centro minero y marinero independiente. Evidentemente, los
centros más destacados de producción deben de haber coincidido con la
introducción de grandes emporios comerciales que estaban situados en general en
las proximidades del mar, todos estos lugares se convirtieron no sólo los
centros financieros, políticos y culturales, sino en metrópolis donde había
fabricantes y orfebres especializados en la fabricación de joyas.
Los elementos más comunes de la joyería son hebillas con
una correa larga, broches de cabeza redonda, pulseras y aros. La decoración se
basaba por lo general en la granulación, que en estos artículos lograba una
expresión de perfección técnica, a veces reducida a pequeños
granos que se veían como polvo. Más al sur los etruscos tratan muy bien
la joyería con esta técnica y la utilizan para enfatizar, los relieves, la
orfebrería de granulación en el norte etrusco, está destinada a representar
escenas completas.
En general, lo que surge es un fino arte más elegante.
Trabajos con acabados y terminaciones en estos productos hechos por artesanos
etruscos nos muestran hasta qué niveles de maestría tenían estos artistas que
llegaron a utilizar los más variados medios y técnicas. El uso de la
granulación efectuada para cubrir superficies enteras resultaba de suma
elegancia, el uso de estampados para crear bajorrelieves femeninos en estatuas,
flores y hojas.
Otra cosa que se observa es la tendencia a hacer uso
de la técnica de la poli cromática, usando gemas o pasta de vidrio, que son
exclusivamente usadas con el oro. El resultado es una alternancia inteligente
entre los elementos, algunos densamente decorados dependiendo de las
posibilidades de los materiales, por su maleabilidad, y lo que les permite
extenderse en capas brillantes y lisas, o disolverse en un polvo muy fino,
dando los más variados efectos intermedios a cada obra.
Espejo etrusco 300 a.C.
PINTURA
En la pintura etrusca se puede ver una clara influencia de Grecia y luego
así mismo la pintura etrusca hará lo propio en la pintura romana. Está muy
relacionada con el mundo funerario, ya que han aparecido en el interior de las
tumbas, decorándolas. Por un lado aparecen escenas funerarias y, por otro,
aparecen situaciones de la vida cotidiana para envolver al muerto de todo lo
que había tenido.
Las pinturas
etruscas que han llegado a los tiempos modernos son, en su mayor parte, frescos
murales de tumbas, y principalmente de Palerme, en Sicilia. El hombre etrusco
vivía plenamente la existencia terrenal confiada en una vida dichosa de
ultratumba. Los vestigios de su arte así lo confirman, porque están dedicadas
casi en exclusiva a la creencia del más allá.
En el
estudio de la pintura etrusca se diferencias tres épocas cronológicas:
El influjo
oriental, entre el 700 y el 575 a. C., con dos subperíodos,
·
uno entre el 700 y el 625 a. C.,
con influencias fenicias y chipriotas, y
·
otro entre el 625 y el 575 a. C.,
con influencias griegas. Esta es la época del gran esplendor de la pintura
etrusca.
El tercer
período se extiende hasta el siglo III a. C., ya de decadencia, hasta
enlazar con la pintura romana.
Se ha
relacionado con las culturas del Mediterráneo oriental. Se cree que las
técnicas que usaron los etruscos son las mismas que usaban los pintores
helénicos, ya que el arte etrusco parece seguir la misma evolución. Los temas
reflejan sus creencias religiosas, el pensamiento acerca de la muerte y la
esperanza de la vida eterna y gozosa tras el fallecimiento. Las tumbas eran
labradas en la roca o construidas con grandes bloques de piedra. Dentro se
colocaba el sepulcro y las paredes se pintaban al fresco, técnica permite que
las pinturas perduren a lo largo de los siglos, ya que al secarse el yeso sobre
el que se aplica el pigmento, la pintura pasa a formar parte de la propia
pared.
Se
representaban escenas que nada tenían que ver con la tristeza de la ausencia
del ser querido, sino que presentan aspectos de lo que fue la vida del difunto,
alegría y fiestas junto a su familia, juegos, cacerías, etc. Los etruscos
copiaron profusamente el paisaje que tenían a su alrededor, tanto natural como
social. Retrataban escenas mitológicas y funerarias.
Todo se
dispone armoniosamente en una decoración geométrica dividida en bandas, techos,
frisos, y toda la estancia. Las figuras están marcadas por fuertes trazos, lo
que nos habla de un importante dominio del dibujo. La composición de estos
frescos presenta mucho movimiento, con una armonía cabal y estilizada, con
formas simples. El estilo era marcadamente bidimensional, estilizado (formas
delineadas en negro), más de colores vivos y atmósfera jovial. Los pigmentos se
obtenían de piedras y minerales que se molían y mezclaban. Los colores
preferidos en la pintura por los etruscos fueron el rojo, verde y el azul, al
parecer porque les asignaban connotaciones religiosas. El color tiene un simbolismo:
los hombres aparecen en tonos oscuros y rojizos y las mujeres en tonos claros,
indicios de la masculinidad y feminidad. En general los valores de las tintas
son muy armoniosos y sin estridencias. Los pinceles se hacían con pelo de
animal y eran extremadamente precisos (incluso en la actualidad, los mejores
pinceles se hacen con pelo de buey).
Desde
mediados del siglo IV a. C., el claroscuro empezó a usarse para
representar la profundidad y el volumen. El concepto de proporción no aparece
en ninguno de los frescos supervivientes y a menudo se encuentran retratos de
animales o de hombres en los que algunas partes del cuerpo están
desproporcionadas. Uno de los frescos etruscos más conocidos es el de la «Tumba
de la Leona» (Tomba de los leones) en Tarquinia.
En una fase
tardía, la actitud festiva ante la muerte cambió, posiblemente por la
influencia del arte griego del periodo clásico, y las figuras muestran un nuevo
talante, pensativo y de incertidumbre hacia el final de la vida.
También el sarcófago
se pinta. Son de terracota con figuras semitendidas sobre las tapas. Tienen
vivos reflejos de claroscuro, y un tratamiento que muestra la preocupación por
la vida de ultratumba.
Otra gran
realización de la pintura etrusca es la de los vasos, que se difunden a
imitación de los vasos griegos.
De las doce
ciudades que formaron la confederación etrusca las que mejor han conservado
mejor las muestras de su arte son: Cerveteri, Veyes, Chiusi y Tarquinia.
Pintura mural etrusca, representando a un
músico, en la llamada «Tumba del Triclinio», en Tarquinia, h.
480 a. C.
Fresco de la tumba de los
leones necrópolis de Tarquinia
Tumba de los Leopardos -
hacia el año 500 a. C., en Tarquinia
Pintura mural en la «Tumba
de los Leopardos» - hacia el año 500 a. C., en Tarquinia; en el centro, el tañedor
de la flauta doble típica de los etruscos.
Tumba de los escudos Tarquinia
Tumba de los toros, Tarquinia
Hermes llevando a una mujer, Louvre, París, siglo VI A.C. Hermes (Latino,
mercurio) es el Mensajero de los dioses. Según Julius Caesar y otras fuentes,
el Dios principal de los celtas era Hermes. Agni, el Dios del fuego de la Rig
Veda de la India tiene un papel importante como el Mensajero de los dioses.
Hasta la morada de los dioses, Agni llevan ofrendas al fuego. Puede ser el
Mensajero etrusco como Agni, llevando el alma cremado al cielo.
Tumba de los augures,
CERAMICA
A finales
del siglo VII a. C., la técnica de las pinturas miniaturas empleada con éxito
en los alfares de Corinto desembocó en la famosa cerámica de las figuras negras,
llamadas así porque los tonos castaño oscuro empleados en el trazado de las
siluetas fueron sustituidos por el negro intenso, de un barniz brillante. Los
detalles interiores se siguieron marcando por medio de finas y precisas
incisiones y como colores complementarios se utilizaron, a veces, el castaño y
el blanco, este último aplicando específicamente en las carnaciones femeninas.
Los
buccheros (bukkero; voz italiana del portugués- bucáro) fueron cerámicas negras
de la civilización etrusca creadas en el asentamiento de Cerveteri. El método
de cocción volvía negra la cerámica y hacía brillar metálicamente las
superficies, quemando cuidadosamente las piezas después de cocerlas. Las urnas
y las vasijas etruscas hechas con este sistema se parecen bastante a las
vasijas griegas, construidas igualmente con materiales locales. Contaron a su
favor con la roja arcilla del Ática, rica en materiales férricos, que tras su
cochura alcanzaba un color una textura inimitables, ofreciendo así un fondo
idóneo para servir de contraste con las figuras negras que adornaron las
superficies de sus hermosos vaso, exquisitamente torneados y adornados con un
variado repertorio de temas: mitológico, épicos, dionisiacos, de escenas de
banquete y de la vida cotidiana El proceso de fabricación requería unos hornos
capaces de soportar temperaturas de 900ºC y 1050ºC.
Cáliz de alta patas de bucchero etrusco
con decoración en relieve, comienzos siglo VI a.C.
Oinochoe con cabeza de toro siglo VI a.C. Museo Arqueológico de Florencia
Afinales
del siglo VI a.C., fue en el taller de exequias y en otros contemporáneos donde
se produjo un cambio en el estilo y técnica decorativa, dando paso a la
cerámica de figuras rojas, imperante en los siglos siguientes. Los nuevos vasos
vieron sus cuerpos totalmente recubiertos de barniz negro, respetándose
únicamente el rojo de la arcilla para las figuras, cuyos
detalles interiores se realizaron por medio de finas pinceladas.
De esta cerámica, son muy característicos los Vasos
canopes, llamados así por comparación con los jarrones egipcios que encerraban
vísceras. Destinados a contener los restos de los difuntos, evolucionan desde
una máscara sobre una tapa cilíndrica, en los osarios de finales del siglo VII
antes de Cristo, hasta una tapa en forma de cabeza. Los canopes terminan
adoptando formas humanas, individualizando el recipiente que debe guardar las
cenizas.
La cerámica etrusca propiamente dicha es de barro negro
(búcchero nero) no barnizado y tiene ornamentación geométrica sencilla, incisa
o hecha con punzón en los vasos más antiguos y escultórica o de relieve en
otros posteriores desde el siglo VI a.C.
Alabastron Caere
siglos VII-VI
Entre estos últimos se hallan la mayoría con formas de
peces, mascarones, etc. o rematando en figura de cabeza humana, o como retratos
vasijas.
Cerámica etrusca de
Cortona
Otras vasijas que han pasado como etruscas por haber sido
halladas en la antigua Etruria y que ostentan figuras mitológicas de color
negro sobre fondo rojo oscuro son en realidad griegas, como las famosas hidras
caeretanas, de tal calidad que hacen sospechar que se trate de ceramistas
griegos establecidos.
Pero las hay etruscas de imitación griega, menos arcaicas
que las otras y correspondientes al siglo III a.C.
Religión etrusca
La religión era
algo esencial para el pueblo etrusco. La religión etrusca era muy diferente de
las de los pueblos que la rodeaban, griego y latino, ya que se trata de una
religión revelada por un fabuloso personaje, Tages, que había surgido un
día del surco abierto por un labrador de la ciudad de Tarquinia en la tierra
que araba.
Tenía
apariencia de niño, pero la sabiduría de un anciano, y habría enseñado al
pueblo que acudió a escucharle los principios de la disciplina etrusca, que
pusieron por escrito, según el relato conservado por Cicerón. Se dice
que los griegos asimilaron al pequeño con el dios Hermes Ctonio. En Éfeso,
Tages es llamado Gení filius nepos Jovis y enseña disciplina etrusca a
los doce pueblos de Etruria.
Otros autores
antiguos atribuyen parte de esta revelación a la ninfa Begoe o Vegoia
quien habría enseñada los preceptos relativos a la interpretación de los rayos
y se conservaron los libri vegoici, a partir de Augusto, en el templo de
Apolo Palatino, junto a recopilaciones atribuidas a adivinos latinos, tales
como a los hermanos Macio y a los Libros Sibilinos. De acuerdo con los gromatici,
agrimensores romanos, las reglas de su especialidad habrían sido dictadas
asimismo por la ninfa a un toscano llamado Aruns Veltimnus.
A diferencia de
las religiones griega o romana, donde el protagonista era siempre el hombre, la
religión etrusca se caracteriza por una anulación de la personalidad humana que
las otras no tenían y que los romanos resolvían con una relación sobre todo jurídica.
Las fuentes
para el conocimiento de la religión etrusca son de dos clases: Fuentes
Directas, como la venda de la momia de Zagreb, la teja de Capua, algunos
objetos escritos, como el hígado de Piacenza y monumentos figurados, como
restos de templos o tumbas, pinturas, esculturas o espejos decorados. Las
fuentes indirectas son las noticias conservadas en las obras de los escritores
antiguos griegos y latinos de época imperial y postclásica. Entre ellos
destacan las Tablas Iguvinas llamadas así porque se descubrieron en el año 1444
en Gubbio, la antigua Iguvium, bajo las ruinas de un templo de Júpiter.
Eran siete, y están grabadas en bronce, cinco en caracteres etruscos y dos en
caracteres latinos. El texto epigráfico parece datar del siglo IV a.C., una
época en la que Iguvium era aún independiente, por lo que no puede pensarse que
el ritual tenga influencias romanas. Contiene prescripciones relativas a la
lustración oficial del territorio y, en particular, de la colina Fisienna, que
era el observatorio augural de la ciudad. Esta lustración, que corresponde a la
amburbium y los ambarvalia de Roma, comportaba una serie de procesiones y
sacrificios sucesivos, ofrecidos en diferentes puntos de territorio. La
ceremonia era dirigida, en nombre del Estado, por el presidente o el procurador
(arsfertur) de una comunidad religiosa de doce hermanos Attidios,
análoga a la de los hermanos Arvales romanos.
Tabla Iguvinas
Las
instrucciones del ritual se dirigen al augur asistente, que debe guiar al
procurador en todos los detalles de esta complicada operación. Como los
auspicios eran signos imperativos, es decir, obtenidos por petición, hay
que estipular de antemano con los dioses cuáles son los signos esperados.
Comienza la
ceremonia, dice el ritual al augur, «por
la observación de los pájaros, el cuervo y la lechuza a la derecha, los pájaros
carpinteros, macho y hembra, a la izquierda» (Este persclo aveis aseriater
enetu: parfa curnase dersva, peiqu peica merstu). Las palabras que designan
esta orientación no han podido ser traducidas de forma satisfactoria. El
ritural iguvino declara expresamente que si al terminar la ceremonia se dan
cuenta de que falta algún requisito, se debe comenzar de nuevo.
La ciencia
religiosa etrusca o disciplina etrusca comprendía a la vez una doctrina teórica
y unos preceptos prácticos y se contenía en libros sagrados divididos en tres
series.
Es
destacable que la cultura etrusca tuvo una gran influencia de la religión griega,
por tanto nuestras fuentes, etruscas, muestran esta influencia. En segunda
instancia también hay que destacar que la religión etrusca fue absorbida por la
religión romana, por lo tanto los textos etruscos fueron interpretados
posteriormente desde la perspectiva romana. Cuando se encuentra un texto para
traducir, una tarea muy complicada, pero posteriormente se ha de interpretar y
hay que tener en cuenta la influencia romana y la absorción romana.
En el mundo
antiguo hay varios tipos de religiones: las naturales creen en la figura de un
dios en la naturaleza; revelada, ya que un profeta en nombre del principal dios
comunica un mensaje. Cabe destacar que este último tipo tiene una doble
interpretación: en latín se denomina religión a una religión revelada, pero
esta palabra muestra dos interpretaciones a la obra de Cicerón De divinatione.
El autor afirma que la palabra puede venir del verbo re + ligare, lo que
indicaría intensidad, es decir firme con fuerza; por tanto según Cicerón un creyente
de una religión revelada es aquel que se encuentra bien ligado a la divinidad
predicada por el profeta. Pero el autor también muestra un segundo significado,
pues puede que no venga de re-ligare sino de re + legere, es decir releer, leer
en profundidad: interpretar. Por lo tanto visto desde este punto una religión
revelada es aquella que interpreta la historia humana conducida por la divinidad
predicada por el profeta. La religión etrusca pasó por los dos tipos de religión
revelada, pero principalmente se decantó por la primera interpretación: re +
ligare.
¿Cuáles
eran los profetas? Tajo y VeGoia, que predicaban una religión en nombre de unas
divinidades. Toda su propuesta religiosa recogió una serie de escritos que
conforman sus Textos Sagrados: Etrusca disciplina (EtDs). Este conjunto de
textos fue organizado por Cicerón en seis libros: LibriHaruspicini (LHP), es decir el capítulo de la interpretación
del futuro a partir de los órganos del cuerpo (haruspicina); Librifulgurans (LFU), es decir el
capítulo sobre los rayos ya que los etruscos pensaban que eran un mensaje de
las divinidades, siendo un tratado que comentaba los diferentes tipos de rayos
y como se habían de interpretar; LibriRitualis
(LRT), donde se resume los diferentes rituales que había (animales, vegetales,
fundir metales), pero Cicerón, además, explicó los presagios; Librifatalis (LFT), narra las técnicas de
los etruscos para prever el destino; LibriAcherumindi
(Lach), donde se narra como se pensaba que era el más allá a la religión
etrusca; LiberOstensoria (LOs),
donde se puede ver un análisis de los fenómenos naturales, pero Cicerón destacó
el vuelo de las aves (ornitomancia).
¿Cuál era
la religiosidad etrusca? Para los etruscos el universo era muy similar al de
los semitas, pensando que era un gran recipiente de agua salada y encima se
encontraba una gran circunferencia; esta parte representaba la tierra. Encima
de esta superficie había una campana transparente que se movía sobre la tierra,
no como en el mundo semita, (sostenía Sol, luna y estrellas), y en el centro
del mundo estaba el santuario central del culto etrusco (próximo al Tíber); el
mundo se dividía en el sur la ParsPostiga, al Oeste la Pars hostil y al este la
Parsfamiliaris, y en el norte la Parsantica. La campana etrusca estaba dividida
en dieciséis secciones, por lo tanto con el movimiento de campana se podía estar
bajo una sección u otra según el momento del día. Cada fragmento de la campana
era propiedad de una divinidad, por lo tanto en un momento determinado se podía
estar bajo la sección de Mars y en otro momento del día bajo la de Venus. El
culto etrusco era hacer un esfuerzo para mantener una buena relación con la
divinidad perteneciente a la sección bajo la cual se situaba la persona.
Libri
rituales
Son los más extensos y contienen bastantes más
cosas de las que su título da a entender, ya que trataban de las prescripciones
relativas a la fundación de ciudades, la consagración de altares y templos, la
inviolabilidad de los recintos, todo lo concerniente a la guerra y la paz y la
división de la existencia del pueblo en saeculam.
Los libri rituales debían comprender también
los libri acheruntici, correspondientes a los libros de los muertos entre los
egipcios y los ostentaria, serie de estudios acerca de los difuntos
prodigios susceptibles de aparecer en la tierra y cuyo análisis preciso permite
descubrir su origen y sentido. La obra en conjunto formaba una doctrina muy
compleja que sólo sacerdotes instruidos y especializados podían interpretar y
poner en práctica. Esta era la ciencia de los arúspices, quienes ocuparon en la
historia de Etruria un lugar privilegiado, ya que parece haber sido ejercida
por la aristocracia, no sólo por los hombres sino también por las mujeres, como
Tanaquil, mujer de Tarquinio el Antiguo y la legendaria Begoia o Ba-goia,
transmitiéndose por tradición oral, teniendo los padres el honor de formar a
sus hijos. Aunque el arte augural no se negaba a clases inferiores e incluso a
extranjeros, como el sabino Attus Navius, augur incomparable.
Libri
fulgurales
Los libri fulgurales trataban de la interpretación
del trueno y los relámpagos. Y cada dios tenía a su disposición distintos
rayos. Había once tipos de rayos y nueve dioses tenían el poder de lanzarlos.
Así, Júpiter-Tinia, sólo o con ayuda de sus consejeros, lanzaba tres clases de
rayos, benignos o más o menos devastadores. El primero lo mandaba a modo de
advertencia, el segundo era peligroso y lo arrojaba sólo siguiendo el consejo
de los doce dioses que eran sus consejeros y se abstenía de lanzar el tercero
mientras no hubiese consultado a las divinidades consideradas como superiores.
Otros ocho dioses arrojaban los suyos. El bizantino Johannes Lydus nos ha
transmitido un calendario brontoscópico traducido del etrusco hacia
fines de la República romana, que explicaba la significación de todos los
truenos para cada día del año. Y según Plinio los toscanos habían dividido el
cielo en dieciséis secciones, a fin de observar el cielo, sobre la base de los
puntos cardinales. Posiblemente se identificaba al dios que era responsable de
su envío teniendo en cuenta el punto de partida del rayo y el punto terrestre
que alcanzaba. Esta ciencia de los relámpagos tiene al parecer un lejano origen
babilónico y recuerda los modelos en terracota que se conocen en el Próximo
Oriente.
Libri
haruspicini
Los Libri haruspicini abarcaban la experiencia
adquirida por los etruscos en la observación de las entrañas de las víctimas.
Este arte adivinatorio estaba tan reconocido que el
Senado romano apelaba a ellos cuando se tenía noticas de prodigios difíciles de
interpretar.
El examen del hígado de las víctimas (o hepotoscopia) está representado en los espejos etruscos. Y se conoce un modelo de hígado de carnero de bronce, que tiene su parte convexa dividida en 44 secciones o casillas, cada una con el nombre de uno o dos dioses. Orientado según los puntos cardinales, es una imagen del cielo etrusco, con la indicación del lugar que en él ocupa cada divinidad. Se trata de un objeto tardío, ya que al parecer es del siglo III a.C. Una raya divide la parte convexa en dos lóbulos, uno de los cuales ostenta la inscripción usils, el sol, el otro lleva el nombre tivr, la luna.
El examen del hígado de las víctimas (o hepotoscopia) está representado en los espejos etruscos. Y se conoce un modelo de hígado de carnero de bronce, que tiene su parte convexa dividida en 44 secciones o casillas, cada una con el nombre de uno o dos dioses. Orientado según los puntos cardinales, es una imagen del cielo etrusco, con la indicación del lugar que en él ocupa cada divinidad. Se trata de un objeto tardío, ya que al parecer es del siglo III a.C. Una raya divide la parte convexa en dos lóbulos, uno de los cuales ostenta la inscripción usils, el sol, el otro lleva el nombre tivr, la luna.
La religión etrusca empleaba la hepatoscopia, la observación del
hígado, ya que había la técnica de la adivinación a través del hígado de un
cordero sacrificado. Esta práctica tenía maestros para su enseñanza, los cuales
realizaban esta actividad a través de los hígados de piedra. Otra pieza
importante de los textos rituales es La Bolla de Magliano, una bola de
plomo donde se encuentra escrito un ritual de adivinación pues también se
trataba de una técnica similar a la del hígado.
Hígado de Piacenza
Otra fuente importante es la arqueología, teniendo un resultado
notable en lo excavado. Encontramos los templos, el conjunto de tumbas, y,
importante, esculturas y pinturas. Cabe destacar que en estas últimas se
dibujaba el ritual pero también el augurio, pues en el caso de una batalla se
encontraba el episodio y lo que se quería que sucediera. También es importante
la cantidad de espejos que se han encontrado, unos utensilios realizados en
bronce y especialmente pulidos para poder reflejar. La cultura etrusca tenía todo un aspecto
adivinatorio sobre los rayos y el reflejo del Sol, y esta era la
utilidad de los espejos. Además, una tercera fuente es la epigrafía, de la que
cabe destacar Los escritos de Pyrgi, el cual narra un ritual ancho etrusco.
La etrusca, era una religión de tipo politeísta y sus divinidades
intervenían en la historia humana.
Su manifestación era de tres maneras diferentes.
Primera, mediante la interpretación de un fenómeno natural por parte
de una persona cualificada: ornitomancia, hepatoscopia, etc. Esto propició que
cada profeta realizara su propia interpretación, pues estos pasaron de
divinidades naturales a unas divinidades que comenzaban a adquirir nombres.
Segundo, mediante el surgimiento de las Elegidas de Dioses, que nacieron
en la perspectiva hitita. Aunque también estaban los dioses unitarios y las
fiestas de dioses. La evolución religiosa pasó de llamar a la fuerza natural
con el nombre de una divinidad; como por ejemplo encontramos el dios
Kalu los infiernos (la parte inferior de la tierra), donde iban las almas de
los cosas. Otra divinidad era el dios KiLeN, encargado del destino de cada
persona que habitaba en la tierra. Esta última divinidad era compleja, pues si
regía cualquier destino no había lugar para la libertad humana.
Aquí intervinieron los dos profetas ideando todo un sistema de adivinación
que el hombre pueda sortear el camino marcado por KiLeN. Otra divinidad
importante era Karonte, que controlaba la frontera del cielo. La gente,
utilizando unos rituales, tenía la intención de asimilarse con los dioses, y
para evitar que los humanos pudieran acceder a la esfera divina estaba la
divinidad Karonte. Marcaba la frontera.
Y tercero, las divinidades que se presentaban como festividades eran:
Aita y PeRSiFae, que equivalían a Hades y Perséfone en lengua latina. Estos dioses
controlaban también el Inframundo. A la que daba lugar esta perspectiva dual de
una divinidad. El culto estaba determinado según el sexo, por lo tanto cuando
se quería adorar a la divinidad de los infiernos el culto femenino iba dirigido
a Aita y el masculino en PeRSiFae.
Por último, la tríada de los dioses etruscos estaba compuesta por
Tini, Uni y Menerva, que en la religión romana pasaron a ser Júpiter, Juno y
Minerva.
Las tríadas de dioses provienen de una perspectiva religiosa indoeuropea.
Nacieron en el pensamiento hitita y llegaron a las religiones occidentales
de Grecia, Etruria y Roma. Esta tríada recogía las tres dimensiones que recogía
la divinidad, por lo tanto una forma de totalidad; esto significaba que
englobaba todos los aspectos del mundo conocido. Las díadas y los dioses
unitarios controlaban un aspecto concreto solamente.
Dioses
etruscos
El principal lugar en el Panteón etrusco lo ocupaba
Tinia, que era el omnipotente amo
del rayo, cuyo nombre aparece cuatro veces en el hígado de Piacenza. Se
equipara con el Zeus griego y al Júpiter romano, aunque sin confundirse jamás
con ninguno de los dos.
Junto con Uni-Juno
y Mnerva-Minerva formaba la Triada
capital del Panteón etrusco, introducida en Roma por los reyes etruscos,
dedicándose el templo tripartito de Júpiter Capitalino en el año 509 a.C.,
estando decorado posiblemente por el célebre artista Vulca, de Veyes y su
escuela.
Se ha supuesto la existencia en Etruria de una
triada infernal o ctónica, correspondiente a la triada celeste. La hipótesis se
apoya sobre la existencia en Marzabotto, cerca de Bolonia, de dos santuarios
tripartitos de los cuales uno, próximo a un mundus, pozo que comunica el
mundo terrestre con el mundo inferior, se habría dedicado quizás a una triada
de esta índole.
Una divinidad muy importante en el panteón etrusco fue Vertumnus, dios originario de Volsinia, acogido más tarde por Roma, según la narración de Propercio, que vio su estatua y que le dirigió las siguientes palabras:
Una divinidad muy importante en el panteón etrusco fue Vertumnus, dios originario de Volsinia, acogido más tarde por Roma, según la narración de Propercio, que vio su estatua y que le dirigió las siguientes palabras:
«Toscano de cepa toscana, no me pasa haber
abandonado, en el curso de las guerras, mi hogar de Volsinios».
Fufluns equivale al Dioniso
griego, al Liber latino y su figura fue muy popular en Etruria, a juzgar por la
cantidad de obras artísticas en las que se le figura.
Otros dioses etruscos fueron Sethlan, dios del fuego, adorado en Perusa, Voltumna, en cuyo santuario se
reunía la confederación de ciudades etruscas, Turms es el homólogo del Hermes griego y el Mercurio romano,
con características de dios ctonio y guía de las almas hacía el más allá,
además de dios del comercio, que fue adorado en Arezzo y cuyo nombre como Mirqurios aparece en un espejo
etrusco de época tardía.
El dios etrusco Maris es el Marte romano, el Ares griego, cuya leyenda se
difundió por Etruria, convirtiéndose en el amante de Turan-Venus, cuyo nombre se ha relacionado con una raíz
prehelénica de la cual vendría el nombre de tyrannos. Ella es la señora, la regidora, cuya figura evoca
la de la Afrodita griega. También se representa en los espejos etruscos la
pareja de Apolo y Artemis, que aparecen con los nombres Aplu, Apulu, Aplum y Artemes, Aritimi, Artumi; Herclé era el Hércules etrusco, que tuvo gran importancia, Velchans homólogo de Hefasto y de
Vulcano, Satre-Saturno, eran dioses
de características similares, pero aún más sangriento el etrusco que el romano,
ya que exigía sacrificios sangrientos.
Dios Uni
Dios Laran
Pero junto a estos dioses principales destaca en la
mitología etrusca la proliferación se semi-dioses y potencias demoníacas,
genios y espíritus de ultratumba a los que se conoce por las continuas
representaciones en las tumbas y sarcófagos, que desvelan la concepción etrusca
sobre el Más Allá.
El templo etrusco
En el mundo etrusco no se daban las actividades comerciales en el recinto,
por lo tanto sólo había el ámbito religioso; pero no se trataba de un lugar
para ir a orar, sino de realizar todo un conjunto de técnicas para prever el
futuro y así poder actuar como consecuencia.
Los templos importantes eran
los de Ahora de la reina, el cual se encuentra en Tarquinia; Templo de
Portonaccio; el Templo de Cannicetta; y el Templo de Pyrgi. En estos templos
había un sacerdote para escuchar la consulta del fiel y prever el destino. El
clero se organizaba en tres categorías diferentes:
- KeFeN. Se refería al clero dirigente, quien administraba el templo
en todos los sentidos. Sólo pertenecía a familias determinadas, por lo tanto no
lo eran por vocación personal. Este clero contrataba un clero subalterno que no
pertenecía a una familia concreta: Aruspicide y de la climatología.
- Los Aruspicide analizaban las vísceras de los animales para prever
el futuro.
- El de la climatología, los que estudiaban los rayos pues veían un
símbolo de la divinidad sobre el destino de la persona humana.
Guerreros del frontón del templo a de Pyrgi.
Siglo V a.c. museo villa giulia, roma.
Había dos motivaciones para ir al templo, pues cuando alguien tenía
que empezar una nueva etapa en su vida para consultar el futuro sobre la
actividad que iba a realizar. La otra motivación era que hubiera tenido una
visión extraña, pues no se trataba para ellos de una casualidad sino de la
intervención de una divinidad; la gente iba a pedir una explicación o conseguir
un sistema por si esa visión podría provocar algún daño. La gente se dirigía
directamente al KeFeN y exponía el problema después de realizar una ofrenda;
entonces el dirigente decidía qué clero debía ir: Aruspicide o de los rayos.
Posteriormente la persona se dirigía a la divinidad que le había dicho el clero
y en su templo ofrecía un sacrificio.
¿Cómo funcionaba la adivinación? El procedimiento nos cuenta en numerosas
fuentes, pero hay que recordar Los papiros de la momia de Zagreb y las figuras
en barro del hígado, además de la Etrusca disciplina. En cuanto a la adivinación
de las vísceras, la cual se denominaba extispicina, se trataba de matar a un
animal y extraer el hígado (hepatoscòpia), y allí mismo lo estudiaba. Según
como era daba una explicación del signo que había visto al interesado. Para los
etruscos el hígado era un ejemplo de lo que era el cielo, pues éste tenía
dieciséis sectores y el hígado también el dividían con las mismas secciones. La
adivinación de los rayos, la keranoscòpia, era importante porque lo
relacionaban como una acción directa del dios sobre el individuo; para ellos
había once tipos diferentes de rayos según la hora, donde golpeaba... El
sacerdote estudiaba la tipología e interpretaba cuál era el mensaje de la
divinidad. Una última técnica era la de los prodigios; pero ¿qué entendían por
prodigios? Cuando un animal nacía deforme, considerado un monstruo, era llevado
al templo y un sacerdote lo interpretaba como un símbolo de dios sobre el
destino de la persona que lo llevaba.
Pintura mural etrusca que representa la
escena de un banquete
Cómo era el más allá
El destino humano ya estaba trazado por parte del dios, por lo tanto
la religión no era más que técnicas para descubrir el futuro. El ser humano
moría y el alma se separaba del cuerpo, el cual era enterrado con notable veneración;
el alma iba al Inframundo, pero llegaba acompañada de dos guías: la diosa
VauTa, frente al alma para mostrar el camino con su luz; además también le
acompaña el Psicopompo, por tanto un personaje que no era una divinidad y que
ayudaba al alma llegar al Inframundo. Allí permanecía y terminaba la historia
humana. Había otra posibilidad que no colocarse en la zona inferior de la
tierra, sino en la zona occidental. ¿Por qué motivo? Porque allí se
ponía el Sol y era símbolo de la muerte.
Gods and Goddesses
Dioses y diosas
Deidad etrusca
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Otros equiv.
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Comentarios
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Aita, Eita
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Plutón
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Gobernante
de la personificación muertos y de los bajos fondos. La cabeza de lobo del griego Hades
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Aivas, Eivas, Evas
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Ajax
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Terror " aivas tlamunus, aivas vilates
- Terror "
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Ani Y yo
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Janus
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Dios de los comienzos. dios
del cielo (Norte)
Nota: Ani / Ana (hombre / mujer)
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Apolo
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El tiempo de Dios: Truenos y
relámpagos. Lleva corona de
laurel, tiene el personal y el laurel ramita.
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Artumes / Artimi
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Artemis
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Diosa de la noche y la
muerte, el crecimiento en la naturaleza.
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Atuns
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Adonis
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Renacer Dios. , voz de los dioses.Consorte de Turan
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Cautha, Cath
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Ê MI
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Dios del sol. A menudo se
muestra el aumento del océano.
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Cel, Cilens
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Celens
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Equivalente griega Gaia. Ati / Apa Cel: Padre / Madre Tierra
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Carontes
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Ê MI
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Demonios etruscos de la muerte. Nombre sugiere una conexión con Charún / Caronte.
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Cul, Culsu
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Ê MI
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Culsu: El demonio
etrusco: protege los bajos fondos. Antorcha y tijeras.
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Evan
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Ê MI
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Goddess of personal
immortality, belongs to the Lasa Diosa de la
inmortalidad personal, pertenece a la Lasa
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Ethausva Ethausva
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Ê MI
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Con alas Señora en servicio a Tinia
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Februus
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Ê MI
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Purificación, Iniciación y los
muertos. Asociado con febrero
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Feronia
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Ê MI
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Etrusca diosa que protege a los libertos, asociada a los
bosques, el fuego y la fertilidad.
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Fufluns, (Pacha?)
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Bacchus? ¿Baco?
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Dios del vino, renacimiento, primavera. Naturaleza
salvaje. Fertility.Son de la diosa
de la tierra Semia.
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Horta
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Ê MI
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Diosa de la Agricultura
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Herc / Horacle / Hercle
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Heracles
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Fuerza y agua?
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Charún
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Caronte
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Demonio de la muerte; ¿Demonio Azul? Con el pelo rojo y la serpiente, alas
de plumas y un hacha o un martillo. . O humano con
el pelo rojo y la barba.
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Ê MI
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Dios de la guerra. Jóvenes con el casco y
la lanza
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El Lasa: Alpan, Evan,
Racuneta y Vecu
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Ê MI
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Deidades femeninas, guardianes de
tumbas. Atributos: espejos y guirnaldas.
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Lasa Vecu
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ninfa Vegoia
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Profetizar
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Leinth
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Ê MI
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Diosa sin rostro. Espera a las puertas del inframundo con Eita
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Letham / Lethans
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Ê MI
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Protector, vive en Eita
(inframundo)
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Lusna, Losna
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Ê MI
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Diosa de la luna
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Mania y Mantus
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Ê MI
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Guardianes de los bajos fondos. Mantua Mantus está asociada con la ciudad Mantua
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Marte
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Agricultura. Fertility. Fertilidad. Dios Salvador.
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Minerva
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Diosa de la sabiduría y las artes. Nacido de la cabeza de Tinia
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Nethuns
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Neptuno
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Dios
del agua y Moisture.Trident, caballito de mar ancla, delfines
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Nortia
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Fortuna
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Diosa del destino y la fortuna. Al comienzo del Año Nuevo un clavo fue conducido en una
pared en su santuario como un rito de fertilidad.
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Persipnei / Ferspnai
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Perséfone / Prosperpine
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Reina del Inframundo.
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Satres
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Saturno
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Dios del tiempo y la necesidad. El viejo hombre con un vaso hoz y hora.
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Selva
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Silvanus
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Dios de la Tierra.
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Semla
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Semele
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Madre de Atuns. En Madre común
y motivo del niño.
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Sethlans, Velchans
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Vulcano
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Dios del Fuego, la fragua
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Sileno
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*Naturaleza salvaje"
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Tarchies, Tages
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Ê MI
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Muchacho, Oracle,
voz de los dioses. A juzgar por los surcos del campo. 2 serpientes para las piernas
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Tecum
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Ê MI
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Dios de los Lucomones (clase dominante)
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Ê MI
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Amante de la Tinia. Diosa asociada con el parto
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Thesan
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Aurora?
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Diosa del amanecer, el parto
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Thethlumth
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Ê MI
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Deidad, el destino
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Ê MI
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Demonio grotesco. Las orejas de caballo, el pico y las serpientes de un
buitre en sus manos.
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Thufltha (s)
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Ê MI
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Una furia: inflige un
castigo en nombre de Latas
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Júpiter
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Dios supremo. Cielo. Con Uni, y Menrva forma una tríada de dioses.
Atributos: rayos, la lanza y un
cetro.
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Tiv(r) Tiv (r)
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Ê MI
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Luna deidad (cf germánica Tiw)
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Tluscva (Tellus y Tellumo)
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Ê MI
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Tellus y Tellumo, la madre
tierra y el padre.
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Venus
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Diosa de
la fertilidad amor, la salud y, diosa de la ciudad Vulci. Por lo general, retratada como una mujer
joven con alas en su espalda. Atributos: La paloma y
el cisne negro. Acompañado por el Lasas. Esposa
de Maris.
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Mercurio
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. Comercio y mercancía. Mensajero de los dioses. zapatos alados / personal Heraldos
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Activa aitas
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Ê MI
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Líder "Hermes de Hades" de los muertos.
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Tvath
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Demeter
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Diosa de la resurrección, el amor de los Muertos
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Juno
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La diosa suprema. Ella es la diosa de la diosa cosmos, la
ciudad de Perugia. Junto con su marido Tinia y la diosa Menrva que forma una
tríada. Madre de Hercle (Hércules).
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USIL
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Ê MI
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Dios del sol
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Veive
|
Ê MI
|
Dios de la venganza: Los jóvenes con corona de laurel y
flechas en la mano. Una cabra se encuentra junto a él.
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vanth
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Ê MI
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Demonio femenino de la muerte. Vive en los bajos fondos.
Con los ojos en sus alas que ve todo y es omnipresente. Heraldo de la muerte
y puede ayudar a una persona enferma en su lecho de muerte. Atributos: serpiente,
la antorcha y la llave.
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Veltha
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Voltumna, Vertumnus
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Dios original de los etruscos, Patrono de la confederación
etrusca Centrado en el fanum Voltumnae en Volsinii.God de Cambio, Estaciones.
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Vetis
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Ê MI
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dios bajo mundo de la muerte y la destrucción
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Aita o Eita
Charun (o Charu)
Tinia. 300-250 a.C., terracotta, Monaco
di Baviera
Lengua Etrusca:
Las
ciudades estado de la Liga Etrusca, limitadas por los Apeninos, el Tíber, el
Arno y el mar, fueron los vecinos septentrionales de Roma durante la segunda
mitad del primer milenio a. C. Los etruscos aparecen en la historia hacia el
900 a. C. y su periodo de grandeza política, económica e ideológica tuvo lugar
entre los siglos VIII al VI a. C. Tras esa etapa se produce un declive de su
influencia, si bien las ciudades-estado no fueron absorbidas por el Imperio
Romano hasta el siglo I a. C., y la lengua dejó de usarse para propósitos
sagrados sobre el mismo tiempo aunque desconocemos la fecha hasta la que
pervivió como lengua viva. A pesar de repetidos esfuerzos de conectar la lengua
etrusca con las indoeuropeas,
o con las aglutinantes de tipo urálico o con las caucásicas,
no se ha encontrado relación definida con ninguna lengua.
De entre
los siglos VII al I a. C. existen aproximadamente 13.000 inscripciones, pero en
su mayoría se trata de pinturas funerarias o aparecen en pequeños objetos
(vasijas, urnas, espejos, joyas, monedas, dados, etc.) de arcilla, piedra,
bronce, pizarra, marfil u otros materiales, y son muy repetitivas: en casi
todas ellas hay nombres de persona y/o fórmulas (por ejemplo eca suthi,
'esta es la tumba'). La muestra de etrusco más extensa, sin embargo, no deja de
ser una curiosidad, pues consiste en un texto de 1.200 palabras en total
(incluidas las repeticiones, el número de palabras diferentes es de 500)
localizado en un envoltorio de lino de una momia, aparentemente adquirida en
Egipto a mediados del siglo XIX y hoy en el Museo Nacional de Zagreb. Aunque
sólo se comprende parcialmente, nadie duda de que, antes de que fuera cortado
para servir de envoltorio o venda, se trataba de un texto ritual que
recomendaba las ceremonias que debían celebrarse durante varias fechas del
calendario religioso. Se desconoce el modo en que llegó a Egipto.
Mucho más
relevante ha sido el descubrimiento en Pyrgi (1964) de tres placas de oro, dos
de ellas inscritas en etrusco y una con un texto paralelo, aunque no idéntico
(una dedicatoria a una diosa), en púnico. Existen unas pocas palabras etruscas
con significado, de las que tenemos conocimiento porque han sido citadas en
textos latinos y griegos. Además de un buen número de nombres de lugar, pueden
entenderse, con escaso margen de error, alrededor de 200 palabras (ais
'dios', puia 'esposas', tur- 'dar', y algunos numerales, entre
los que se incluyen hasta el número seis: thu, zal, ci, sa,
mach, huth). También contamos con ciertas nociones sobre la
gramática, en particular algunos rasgos morfológicos de los nombres, pronombres
y verbos. Hay además un grupo de palabras latinas de origen etrusco, tales como
atrium 'entrada de una casa', histrio 'actor', o stilus
'instrumento de escritura'.
La lengua
podría haber desaparecido en los albores de la era cristiana, aunque algunos
(Bonfante, 1983: 47) han sugerido una continuidad "en la lectura y en el
uso por los sacerdotes como lengua sagrada" hasta quizás principios del
siglo V ya que, en el 408, los sacerdotes manejaron encantamientos y oraciones
en etrusco en un intento desesperado de defender a Roma del godo Alarico.
Próximo Capítulo: La ciudad de Roma
Próximo Capítulo: La ciudad de Roma
Me pareció una buena y completa exposición acerca del tema.
ResponderEliminarExcelente, continúe haciendo estas exposiciones que son muy interesantes
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