Guerra contra los germanos
El ejército de los germanos
Tácito
describe a los germanos como corpulentos, de ojos azules y cabellos rubios,
demostrando su fuerza en ocasiones especiales y mostrándose inclinados a los
trabajos más duros, aunque guerreros feroces, su organización militar era de lo
más elemental, consistente en escuadrones y batallones reclutados por familias
y clanes. Pocos de ellos tienen espada o lanza larga; utilizan venablos
cortos llamados frameae con una hoja de hierro larga y estrecha; dicha arma es
tan eficaz y de fácil manejo que se sirven lo mismo de ella para el cuerpo a
cuerpo como para el combate a distancia. Los jinetes llevan un escudo y las
frameae; los infantes lanzan nubes de venablos que alcanzan grandes distancias.
No llevan ornamentos, tan solo los escudos aparecen pintados de algunos
colores, Pocos llevan corazas y apenas unos cuantos tienen yelmos de metal o
cuero.
Sus
caballos no son ni bellos ni veloces, ni están adiestrados a cabalgar en
círculo, tan solo maniobran de frente o a la derecha, pero cuando tuercen en
dicha dirección, sus líneas se conservan apretadas y nadie se queda
atrás. En general, su infantería es más potente, y en consecuencia, la
caballería siempre lucha formando un solo cuerpo con ella, ocupando los ágiles
infantes, escogidos entre los mejores guerreros, las filas de vanguardia.
La línea de
batalla está dispuesta en cuñas, el retirarse bajo la presión enemiga está
considerado entre ellos como una cuestión de táctica, no como un signo de
cobardía.
Antecedentes
Julio Cesar
cruzó el Rin, pero regresó desmontando el puente tendido, la situación en la
frontera del Rin fue estable durante algunas décadas, produciéndose únicamente
pequeñas escaramuzas. Las guerras civiles no permitían a los romanos centrarse
en realizar grandes campañas y se limitaron a defender la frontera, y tan solo
intervinieron en los asuntos de Germania el año 38 AC, cuando los ubios,
aliados de Roma se vieron amenazados por sus tribus vecinas. Agripa, que se
encontraba en la Galia, no podía prestar ayuda militar al otro lado del Rin a
sus aliados dada la situación en Roma. Sin embargo permitió a los ubios
asentarse en la orilla occidental bajo la protección de Roma. Durante la
estancia de Agripa en la frontera fue fundada a orillas del Rin la ciudad de
Colonia, llamada entonces Colonia Agripina.
La
situación en la frontera comenzaba sin embargo a ser cada día más preocupante
para Roma. Los germanos siempre aprovechaban cualquier mínima oportunidad para
lanzarse sobre territorio romano para rapiñar y saquear las ciudades más
cercanas, regresando posteriormente a sus territorios. No solo las incursiones
germanas eran el único problema, los intereses comerciales también se veían
seriamente cada vez más comprometidos, puesto que los germanos acosaban
constantemente a los romanos que comerciaban al este del Rin.
Agripa en
el 25 a.C, tras un intento de invasión germana, se vio obligado a cruzar al Rin
para infligir un castigo a los germanos que les disuadiese de volver a cruzar
el gran río. Sin embargo éstos lo volvieron a intentar en el año 20 a.C, siendo
rechazados por Agripa en la misma frontera.
A pesar de
todos estos quebraderos de cabeza, la situación en la frontera fue más o menos
sostenible, impidiendo incursiones importantes sobre la Galia. El problema
llegaría pocos años después.
Poco
después de la designación de Marco Lollio como gobernador de la Galia Belga,
ocurrió un horrible en el lado germano del río Rin. Algunos romanos que estaban
atravesando el territorio de la téncteros, fueron secuestrados y crucificados
por los miembros exaltados de la tribu. Los líderes téncteros conocían que los
romanos nunca permitirían que ese crimen quede sin castigo, por lo que
decidieron tomar la iniciativa y lanzar una gran incursión en la Galia romana,
para ello convencieron a los sugambros a los que se unieron otras tribus
vecinas como los marsos y usipetes. El ejército germano cruzó el Rin sin
encontrar apenas resistencia e irrumpieron en la provincia de la Galia Bélgica
arrasando todo a su paso y saqueando toda la provincia. Para detener el avance
germano, el gobernador de la provincia, Marco Lollio, envió a la Legión V
Alaudae y auxiliares para enfrentarse a la fuerza invasora, enviando por
delante la caballería. Las vanguardias chocaron en el valle del río Mosa, y los
jinetes germanos masacraron la caballería romana y sus restos se dieron a la
fuga para acogerse a la fuerza principal romana. Los jinetes germanos
persiguieron a los jinetes romanos en retirada, y chocaron con las filas de la
legión V Alaudae. Los legionarios al parecer fueron cogidos por sorpresa, o
estaban simplemente en desventaja, así es que se dieron también a la fuga.
Durante la persecución los germanos capturaron el águila de oro de la legión,
siendo esto un hecho humillante para el ejército romano.
Tras
capturar el águila de la legión, los aliados germanos cruzaron el Rin de vuelta
a Germania satisfechos y llevándose consigo un gran botín. Lo que no se
imaginaban los téncteros y sus tribus vecinas era lo que iba a ocurrir en los
próximos años.
Campaña de Druso (12 – 9 a.C)
Como
reacción a esta humillación, Roma comenzó operaciones de castigo en territorio
transrenano.
El propio
emperador partió hacia la ciudad de Lugdunum (Lyón) en la Galia. Augusto se
presentó en la ciudad del valle del Ródano acompañado por dos legiones: la IV
Legión Victrix y la II Legión Augusta. También fue acompañado por sus hijastros
Tiberio Claudio Nerón y Nerón Claudio Druso.
El viaje de
Augusto a la Galia tuvo como objetivo la reestructuración de la frontera del
Rin, un tanto dejada en los últimos años, y llevar la frontera hasta el
Danubio.
Tiberio
tuvo que partir para sofocar revueltas en el Danubio, así que Augusto nombró a
Nerón Claudio Druso para que dirigiese la campaña. El emperador detestaba la
vida militar y junto a su salud siempre enfermiza, éste delegaba las campañas
militares a sus legados.
Campaña de Druso en Germania (12 – 9 a.C)
Druso
reunió un enorme ejército compuesto por 10 legiones, 70 cohortes de infantería
auxiliar, 14 alas de caballería y un gran número de aliados, cerca de 100.000
hombres en total.
En la
Germania inferior se acantonaron tres legiones: la XVII, XVIII y la XIX;
mientras en Germania superior se instalaron la I Germánica y la V Alaudae.
Durante los
meses de invierno de los años 13-12 a.C, rechazó reiteradas incursiones de
guerreros, reforzó la frontera rechazó los intentos de incursión e incluso
cruzó el río en alguna ocasión como preludio de la gran ofensiva. Mandó
edificar algunas fortalezas fijas para controlar mejor la zona a la vez que
construyó varios canales gigantescos más allá del Rin, conocidos como canales
de Druso, para transportar la flota desde el Rin al Zuiderzee, siendo el primer
general romano que navegó el mar del Norte o océano Germanicus.
En la primavera
del 12 a.C, Druso cruzó el Rin y sometió a los bátavos, usipetos y sicambros,
avanzando hasta los márgenes del río Elba. Ese mismo año con una flota navegó
por el mar del Norte y sometió a los caucos y frisios, tomando antes la isla de
Burchana frente a las costas de los frisios. También fue derrotada la flota de
los bructerios. Tras esta primera campaña toda la costa entre el Rin y el Weser
quedó bajo dominio romano.
Campaña de Druso el Mayor contra los
bructerios 12 a.C. Druso derrota a una flota de bructerios. Revista Ancient
Warfare.
Año
siguiente 11 a.C, con el litoral ya sometido, las acciones militares se
centraron en someter el interior, concretamente el territorio de los sugambros,
usipetos y catos. Druso cruzó el Rin por su cursó medio y se adentró en
territorio de los usipetos, a los que derrotó junto al río Lupia o Lipe. Después
se dirigió contra los sugambros, cuya empresa fue facilitada por los propios
germanos, ya que sugambros y catos estaban enfrentados entre sí. La devastación
en territorio usipeto y sugambro fue brutal, derrotando a estos antes cualquier
intento de resistencia que opusieron, y exportando miles de esclavos a Roma
como botín de guerra. El ejército romano siguiendo el curso del río Lipe se
adentró todavía más al interior hasta territorio de los catos, quienes no
opusieron demasiada resistencia. También los marsos, a orillas del Weser,
fueron sometidos. Druso cruzó el Weser y derrotó a los queruscos, pero después
de ésta victoria su ejército dio media vuelta para regresar al Rin. Durante el
viaje de regreso al Rin, cruzando un desfiladero cerca de Arbalo, el ejército
romano sufrió una emboscada tendida por los sugambros y catos. La batalla a
punto estuvo de acabar en desastre para las legiones, pero gracias a la disciplina
y el talento de Druso, unidos al despiste de sus enemigos (quienes se empezaron
a preocupar más por el botín que por derrotar a los romanos) hizo que los
romanos pudieses salvar la situación y llegar finalmente al Rin sin sufrir
demasiadas bajas.
Romanos contra germanos siglo I. Autor
Aleksandr Yezhov
Al año
siguiente 10 a.C, la campaña fue dirigida contra los catos, quienes se habían
levantado en armas por la pérdida un año antes de sus tierras. Druso avanzó
desde Mogontiacum (Maguncia) cruzó el Rin y derrotó de nuevo a los catos.
Después atacó a los tencteros, llegando al río Weser. Los marcomanos viéndose
amenazados huyeron de su territorio para asentarse en Bohemia, lejos por el
momento de la influencia romana.
Al año
siguiente 9 a.C, Druso se aventuró a cruzar el río e incursionar en territorio
querusco para llegar finalmente a orillas del río Elba. Una vez llegó Druso al
gran río se detuvo, probablemente por orden del propio Augusto e inició el
camino de regreso al Weser. Durante el camino de vuelta atacó a los hermunduros
y marcomanos, pero sufrió una caída de su caballo que le ocasionó una fuerte
herida en el muslo, que semanas después le causaría la muerte con 29 años de
edad. Druso no solo se limitó a derrotar a las tribus germanas, sino que además
bajo su mando se construyeron varias fortificaciones en territorio sugambro.
Una de esas fortificaciones sería el fuerte de Aliso.
Campaña de Tiberio (6-1 a.C)
Tras la
muerte de Druso su hermano Tiberio asumió el mando del ejército en Germania, pero
pronto se exilió a la isla de Rodas por motivos personales abandonando la
campaña germana. Fue entonces cuando se nombró gobernador a Lucio Domicio Enobarbo.
Durante su
mandato se empezó a organizar la nueva provincia romana, estableciendo
sobretodo puestos fortificados a lo largo y ancho del territorio conquistado.
Además los romanos comenzaron a impartir justicia en los conflictos internos de
los germanos y a reclamar tropas y rehenes de las tribus aliadas.
Durante los
años de gobierno de Ahenobarbo no se emprendieron grandes campañas militares,
pero si se sofocó cualquier intentó de rebelión, e incluso en el año 2 a.C, el
ejército romano volvió a llegar al Elba e incluso lo cruzaron. Ese mismo año,
Enobarbo sofocó con existo un levantamiento de queruscos y caucios.
En el año 4
d.C. Augusto reclamó de nuevo la presencia de Tiberio en Roma, tras la muerte
de sus hijos adoptivos Cayo y Lucio César, e incluso lo adoptó como hijo.
Tiberio fue entonces enviado de nuevo a Germania y reprendió la campaña.
Campañas de Tiberio, Enobardo y Saturnino
en Germania (6 a.C – 6 d.C)
La primera
fase se centró en someter a bructerios, amsivaros y angrivaros. En ese mismo
año los queruscos fueron nuevamente derrotados y sometidos. Un año más tarde
Tiberio comando la flota romana del mar del norte hasta llegar a la península
de Jutlandia llegando a establecer contacto con los cimbrios, quienes fueron
derrotados un siglo atrás por Mario. Tras esto la flota de Tiberio remontó las
aguas del Elba estableciendo contacto con el ejército terrestre. Juntos
derrotaron y sometieron a los longobardos, entonces asentados a orillas del
Elba. Tras estas campañas las tierras entre el Rin y el Elba quedaban
prácticamente sometidas y únicamente los marcomanos liderados por su rey Marbod
presentaban una amenaza importante.
En el año
6, Tiberio ordenó una ofensiva contra los marcómanos y conquistar Bohemia. Se diseñó
una ambiciosa estrategia entre los ejércitos del Danubio y del Germania. Hasta
ahora Marbod, quién había sido educado e instruido en Roma se había mantenido
una política neutral desentendiéndose de cualquier coalición o levantamiento
contra Roma. Pero no por eso dejaba de representar una amenaza ya que contaba
con un gran ejército, y además Bohemia era el único territorio que quedaba por
conquistar para cerrar la frontera entre el Elba y el Danubio.
Para la
campaña se reunieron las legiones que operaban en Germania y las de la
provincia Nórica, un total 12 legiones. Desde Germania el gobernador Cayo
Sencio Saturnino avanzaría con 5 legiones hacia el este penetrando en
territorio marcomano donde se uniría al ejército de Marco Valerio Mesala
Mesalina desde Iliria, encerrando de esa manera a los marcomanos, que habían
movilizado una fuerza de 70.000 infantes y 4.000 jinetes.
Sin embargo
la suerte no iba a estar de lado de Roma. Los pueblos de Panonia y Dalmacia se
levantaron en armas contra los romanos, poniendo en peligro la provincia.
Augusto ordenó de inmediato a Tiberio que paralizara la campaña contra Marbod y
sofocará la rebelión de Panonia, potencialmente más peligrosa. Se firmó un
acuerdo con los marcomanos y por tanto la campaña quedó pospuesta y nunca se
llevaría a cabo, Tiberio reconoció al rey germano Marbod como “amigo” de Roma.
Batalla de los bosques de Teutoburgo (9)
En el año 7
se nombró a Publio Quintilio Varo como nuevo gobernador romano de la provincia
Germania Magna, era un político más que general. Fue elegido cónsul en el año
13 a.C, y posteriormente gobernador en Siria. En Judea sofocó duramente el
levantamiento judío tras la muerte de Herodes I el Grande. Consiguió una
importante fortuna personal. Un historiador antiguo resumió su etapa de
gobierno en Siria diciendo “Llegó pobre a una provincia rica y salió rico
dejando una provincia pobre“.
Cuando se
hizo cargo de Germanía, creyó que la provincia estaba hallaba ya sometida,
trabó amistad con el local Herman a quien llamó Arminio, era hijo del rey de
los queruscos y que había estado como rehén en Roma y contaba con la ciudadanía
romana, mandaba un ala de la caballería auxiliar.
Arminio
aconsejaba a Varo con sus conocimientos sobre los germanos. Al principio fue
una amistad verdadera, pero al conocer la explotación y los abusos a los que
eran sometidos los germanos y su privación de privilegios, fue cambiando sus
sentimientos contra del Imperio. Finalmente decidió cambiar de bando, apostando
por la unión de los germanos contra el romano invasor, intentando su expulsión
más allá del río Rin.
En el
verano del año 9, Varo disponía de 5 legiones, dos en campamentos permanentes
en Mogantiacum y tres en cuarteles de verano en Minden sobre el rio Weser.
Debido a la paz reinante, las legiones no se mantenían reunidas y dispuestas
para la acción, sino que estaban dedicadas a las tareas de talas de árboles,
construcción de calzadas y tendido de puentes. Además como era costumbre,
vivían en los campamentos numerosas mujeres y niños.
Cuando
estaba a punto de volver a sus cuarteles de invierno, recibió la noticia del
levantamiento de las tribus de los angrivarios y bructerios, para convencer a
Varo, Arminio había enviado a sus jinetes auxiliares a asesinar a destacamentos
romanos que estaban realizando trabajos de construcción en esas zonas.
Batalla de los bosques de Teoteburgo año
9. La traición. Arminio con sus jinetes auxiliares atacan por sorpresa a los
legionarios romanos que estaban realizando trabajos campamento, estos son
sorprendidos ya que no se esperaban ser atacados por sus propias fuerzas,
Arminio no deja supervivientes y culpa a los angrivarios. Autor Peter Dennis.
Varo
decidió dirigirse contra ellos en una operación de castigo. Arminio lo
convenció de que en vez de dar un rodeo por la calzada militar, acortase a
través del bosque de Teutoburgo. Varo tenía en ese momento tres legiones (XVII,
XVIII y XIX), unos 15.000 legionarios, 3 alas de caballería, y 6 cohortes de
infantería con unos 3.000 a 5.000 auxiliares, además de 5.000 a 10.000 no
combatientes.
Varo inició
la marcha para dirigirse al territorio de los angrivarios, enviando jinetes
exploradores por delante. Los civiles que iban repartidos en la columna entre
los transportes, retrasaban el avance y desorganizaban las filas. Arminio le
convenció para separarse de la columna diciendo que iba a buscar apoyo local,
el romano confió en él. Los primeros síntomas se hicieron patentes al conocerse
que los jinetes del destacamento de exploración habían sido emboscados y
muertos.
Varo cambió
de dirección tratando de volver a la calzada romana para llegar a la fortaleza
más próxima, que era Aliso, que estaría cerca del río Lippe, quizá dos tercios
del camino desde el río Weser al Rinsu. La columna debería tener unos 15
kilómetros de largo, y por tanto el mando y control era difícil
Primer día
9 de septiembre
El día 9 de
septiembre, la fuerza romana fue emboscada por una fuerza de unos 20.000 a
25.000 germanos, el terreno era lodoso, estrecho y desconocido. Al parecer, los
germanos habían cortado los troncos de los árboles a los lados de la marcha del
ejército romano, aunque de tal manera que aún se sostenían en pie, y aprovechando
que se desató una tremenda tormenta, los empujaron de tal modo que cayeron
sobre las legiones provocando el consiguiente desorden en sus filas.
Aprovechándose de dicho desconcierto, los germanos se lanzaron al ataque, en
primer lugar mediante una lluvia de dardos, pero una vez sembrada la confusión
trataron de dividirlos en pequeños grupos y posteriormente destruirlos. Los
romanos tenían superioridad en el cuerpo a cuerpo, pero tenían desventaja
porque su pesado equipo les impedía perseguirlos con eficacia. Los romanos con
siguieron rechazarlos con fuertes bajas, detuvieron la marcha y organizaron un
campamento fortificado para pasar la noche.
Batalla de los bosques de Teotebrugo año
9. Los germanos atacan en grupos para dividir a los romanos en pequeños grupos
y destruirles. Autor Angus McBride
Batalla de los bosques de Teoteburgo año
9. Autor Christian Jegou
Batalla de los bosques de Teoteburgo año
9. Los romanos consiguen repeler el ataque, se ve un centurión y un optio
encabezando el contraataque. Autor Angus McBride
Segundo día 10 de septiembre
Durante la
noche, decidieron deshacerse de los carros llevando solo las mulas, quemando la
mayor parte para que no cayese en manos enemigos. A la mañana siguiente
reanudaron la marcha con algo más de orden, y más agrupados para darse
cobertura mutua, se abrieron camino hacia terreno despejado, pero una vez más
volvieron a penetrar en el bosque donde volvieron a ser atacados y sufrieron
pérdidas graves. Buscaron una zona apta para levantar otro campamento
provisional, con una fortificación totalmente inadecuada, mientras los germanos
les seguían atacando.
Batalla de los bosques de Teotebrugo año
9. Mañana del 10 de septiembre, los romanos reanudan la marcha con una
formación más cerrada y sin carros.
Batalla de los bosques de Teutoburgo año
9 (4). Autor Brian Palmer
Batalla de los bosques de Teotebrugo año
9. Segunda día, los romanos tratan de abrirse paso llegar a una zona despejada
para levantar el campamento, un centurión se enfrenta a los germanos. Autor
Peter Dennis
Tercer día 11 de septiembre
A la mañana
siguiente del 11 de septiembre, reanudaron la marcha, cuando se encontraban
entre las alturas de Kalkriese y la desaparecida Gran Ciénaga (Grosses Moor),
Arminio había preparado y camuflado una línea de fortificaciones en Karkriese,
probablemente con las técnicas aprendidas de los romanos, los germanos cavaron
fosos, levantaron empalizadas desde las que pudieran disparar los arqueros y
dejaron huecos para permitir a la infantería germana salir, atacar y volver a
cubierto. Los romanos cuando llegaron a la trampa, fueron atacados de flanco
desde las alturas por los germanos y al mismo tiempo tenían delante los
terraplenes que les cortaban el paso. Los romanos con muchas bajas consiguieron
asaltar los terraplenes que tenían delante para llegar a campo abierto y
fortificarse como pudieron, otros intentaron huir a través del pantano donde
perecieron ahogados, se dice que uno de los aquilifer se lanzó con el águila al
pantano hundiéndose ambos, para evitar que cayera en manos germanas.
Batalla de los bosques de Teoteburgo año
9. Día 11 emboscada en el Kalkriese
Batalla de los bosques de Teoteburgo año
9 (5). Tercer día 11 de septiembre, los romanos asaltan una empalizada que les
corta el paso. Autor Peter Dennis
Batalla de los bosques de Teoteburgo año
9 (6). Captura del águila de la legión XVII. Autor A. Batov
Los romanos
habían sufrido muchísimas bajas y tenían muchos heridos, Varo que también
estaba herido, al verse rodeado y temiendo el tratamiento de los germanos si
era hecho prisionero, se suicidó arrojándose contra su espada. El legado
Cejonio dirigió la defensa, mientras su colega Lucio Egio intentó rendirse con
miles de supervivientes que fueron masacrados. El comandante de la caballería
Numonio Vala intento huir pero él y sus hombres fueron alcanzados y masacrados.
Batalla de los bosques de Teoteburgo año
9. Legionarios defendiendo el águila. Autor Pablo Outeiral
Batalla de los bosques de Teoteburgo año
9. Secuelas de la batalla. Autor Mariusz Kozik
Dos de las
tres águilas de las legiones fueron capturadas. Solo unos cuantos romanos
dirigidos por el oficial Casio Querea, que curiosamente sería el asesino de
Calígula, al amparo de la noche consiguieron escapar y gracias a ellos se sabe
algo del desastre. Los germanos llevaron a los prisioneros al pantano cercano
donde los degollaron como sacrificio a sus dioses por la victoria, aunque a los
oficiales los quemaron vivos. La cabeza de Varo fue cortada y Arminio se la
envió al rey marcomano Marbod, quién asustado la remitió a Roma. A los romanos
muertos se les cortaron las cabezas y manos que se clavaron en ramas y lanzas.
Con esta derrota decisiva los romanos retrocedieron la frontera del Elba al
Rin.
Secuelas
Días más
tarde del desastre la noticia llegó a oídos de Augusto, quién cayó presa de una
inmensa depresión por la pérdida de sus tres legiones. ¡Varo, devuélveme mis
legiones! repetía continuamente el viejo emperador. Se habían perdido el
ejército de Germania, y las provincias galas quedaban también desprotegidas,
por tanto era necesario tomar rápidas medidas para defender el Rin. En el río
se encontraban dos legiones, que serían insuficientes ante una invasión a gran
escala.
Augusto
envió a Tiberio al Rin y rápidamente llegó para fortificar las defensas y
disuadir a los germanos de cruzar el río. Otra de las medidas tomadas por
Augusto fue la de destituir a todos los galos y germanos que sirviesen en su
guardia pretoriana, ya que no quería saber nada de éstos. Había sido un duro
golpe para la historia de Roma y sus legiones y los números de las legiones
aniquiladas se declararon nefasto y no volverían a ser utilizados nunca más.
Tras haber
eliminado todo vestigio de la presencia romana en Germania, Arminio pretendía
invadir la Galia. Sin embargo el desacuerdo entre las tribus y la rápida
reacción romana impidió cumplir su objetivo.
Tras el
éxito de Arminio, no todas las tribus germanas le aclamaron como cabía esperar,
ya que éstas tenían miedo de la venganza romana que se preveía cruel, terrible
y definitiva.
La batalla de los Puentes Largos (15)
Tiberio
cruzó varias veces el Rin en operaciones de castigo. En el año 14 murió Augusto
y se dirigió a Roma para ser nombrado emperador dejando a Germánico a cargo de
Germania.
El
propósito de Germánico era destruir esa confederación y capturar o matar a
Arminio. Lo intentaría en tres campañas consecutivas durante los años 14, 15 y
16. No conseguiría ninguno de los dos objetivos, aunque los daños producidos en
el territorio germano serían muy importantes.
Los romanos
disponían de ocho legiones, así como 15.000 auxiliares y una flota de tamaño
desconocido, pero suficiente como para trasportar a 4 de esas legiones y 10.000
auxiliares, que representaban casi un tercio del total de todo el Imperio
concentrado en una pequeña zona del norte de Alemania durante tres años.
El primer
año de campaña el 14, el ejército romano cruzó el Rin por sorpresa cogiendo a
los germanos desprevenidos. Antes de que pudiesen organizar defensa alguna,
varias columnas romanas estaban devastando ya el interior del país. Esto es lo
que nos cuenta Tácito:
”El César, para robar más a lo largo, partidas
las legiones codiciosas del saqueo en cuatro escuadras, sin compasión de edad
ni de sexo, pasó a fuego y a sangre diez leguas de país, asolando las cosas
profanas y sagradas, junto con un templo muy celebrado entre aquellas naciones
que llamaban de Tanfana, sin muerte ni herida de un solo soldado, a causa de
haberlos cogido soñolientos, desarmados y sin orden. Despertó este destrozo a
los brúcteros, tubantes y usipetos, los cuales se escondieron en los pasos
estrechos de los bosques por donde había de volver el ejército, de que
advertido el general, puso su gente de manera que podía marchar y defenderse si
era acometido.”
Caballería auxiliar romana arrasando un
poblado germano. Autor Angus McBride
Al año
siguiente 15, el ejército romano volvió a cruzar el Rin por varios puntos. Una
de las columnas atacó a los catos, y de nuevo los germanos no tuvieron tiempo
de organizarse. Los ancianos, las mujeres y los niños fueron asesinados o
tomados como esclavos. Los guerreros, después de una breve resistencia, fueron
incorporados al ejército o se dispersaron por los bosques.
“Llegó, pues, tan de improviso a los catos, que los
débiles de edad o de sexo fueron en un instante presos o muertos. La juventud,
pasado a nado el río Adrana, impedía a los romanos el hacer en él un puente;
hasta que desalojados después de haber tentado en vano las condiciones de la
paz, y con las saetas y otros tiros arrojados con los ingenios, pasándose
algunos a Germánico, los otros, desamparando las villas y lugares, se
esparcieron por aquellas selvas. El César después de haber quemado Mattio,
metrópoli de aquella nación, robado los lugares abiertos, tornó la vuelta del
Rin, no habiéndose atrevido los enemigos a darle a la cola, como acostumbran
cuando, más por astucia que por miedo, dan muestras de retirarse. Los queruscos
hubieran ayudado de buena gana a los catos, si Cecina no los amedrentara con
mover las armas a todas partes y a los marsios, que se atrevieron a esperarle,
rompió prósperamente.”
Campaña de Germánico contra los germanos
en el año 15
A
continuación Germánico acudió en ayuda del suegro de Arminio, Segestes, que se
encontraba asediado por su propio pueblo por culpa de su amistad con los
romanos y porque preferían al líder querusco.
Como premio
por su ayuda Segestes le entregó a Germánico a Tusnelda, su hija y esposa de
Arminio, que en ese momento estaba embarazada. El niño, Tumélico, nacería al
poco tiempo y sería criado en Rávena.
Mientras
Arminio intentaba movilizar a los queruscos, Germánico enviaba cuatro legiones
al mando de Aulo Cecina Severo de nuevo contra los brúcteros, que quemaron sus
propias tierras ante el avance romano. Los caucios, tribu aliada de Roma, se
unieron a Pedón, que se movía a lo largo de la costa. Y Lucio Esterinio,
que fue enviado también contra los brúcteros, consiguió encontrar el águila de
la legión XIX, una de las perdidas con Varo. Poco después Germánico llegó con
el ejército a lo que seis años antes había sido el campo de batalla de
Teutoburgo. El general pudo ver con sus propios ojos los restos de los
combates, los lugares de resistencia y dónde habían sido ejecutados los
oficiales. ”Así el ejército romano, seis
años después de aquel estrago, recogió los huesos de las tres legiones, sin
poder discernir si eran de los extraños o de los suyos, cubriéndolos a todos
con tierra, como si fueran de amigos o parientes, y aumentando con este acto el
enojo y furor contra el enemigo.”
Tácito nos
cuenta que el emperador Tiberio se enojó con Germánico por esto. ”No aprobó este hecho Tiberio, o porque daba siempre
malos sentidos a las acciones de Germánico, o porque pensase que el ejército,
con la vista de sus compañeros muertos y sin sepultura, se haría más lento para
llegar a las manos y tendría más temor al enemigo. Fuera de que a un general
ornado con el oficio de augur y de las más antiguas ceremonias divinas no le
estaba bien hallarse en mortuorios.”
El
siguiente objetivo de Germánico era el propio Arminio, pero éste decidió
prudentemente que no es buena idea enfrentarse a ocho legiones y retrocedió
hacia el interior perseguido por la caballería romana. Llegado a un punto
Arminio dio la orden de que sus tropas diesen la vuelta a sus tropas e hiciesen
caer en una emboscada a las fuerzas perseguidoras, obligando a retroceder a los
jinetes sobre los auxiliares que los seguían. El pánico se extendió y las
fuerzas romanas empezaron a huir hasta que llegó el grueso del ejército con las
legiones y se estabilizó la situación. Los germanos volvieron a desaparecer en
los bosques.
Tras el
encuentro de la caballería, Germánico decidió que era mejor finalizar las
operaciones militares ese año y volver al Rin. Él mismo y la mitad del ejército
se embarcó con la flota y volvió al territorio romano siguiendo la costa.
Cuatro legiones la I Germánica, la V Alaudae, la XX Valeria Victrix y la
XXI Rapax y unos 5.000 auxiliares, al mando de Cécina, tienen órdenes de volver
por tierra.
La ruta
prevista les hará pasar por los llamados Puentes Largos, una serie de
terraplenes construidos con anterioridad por los propios romanos para que
sirvieran de camino en medio de aquella zona pantanosa.
Mientras
las tropas de Cecina se internaban en las zonas pantanosas, aprovechando la
lenta marcha de los romanos por la ciénaga, Arminio y sus germanos los
adelantaron apostándose en un estrecho paso, a ambos lados de los Puentes
Largos, en la zona boscosa alrededor del pantano. Con ello esperaban caer por
sorpresa sobre el desprevenido enemigo, y obtener así una victoria fácil.
Cuando
Cecina llegó a los Puentes, se encontró con que estaban en muy mal estado y
debían ser reparados para poder avanzar con los bagajes. Cecina que era un
general experimentado con más de 25 años de servicio, se mostró cauto y optó
por acampar, y reparar los puentes antes de cruzar con el grueso. Dividió sus
fuerzas en tres grupos: Los zapadores encargados de seguir construyendo y
arreglando los pasos elevados, algunos legionarios y auxiliares que debían
defender la impedimenta, y finalmente, el grupo más nutrido de legionarios que
protegerían a los zapadores al frente y ambos. Por el contrario, el principal
objetivo de los germanos era impedir el trabajo de los zapadores, pues el
tiempo jugaba contra los romanos.
Pronto
empezaron a salir germanos de la espesura y comienza una lucha irregular, con
ambos bandos en medio del pantano. En un terreno pantanoso, los legionarios no
podían adoptar la formación de combate, en la que se basaba toda la fuerza de
la legión. Hundidos en el fango, e inmovilizados por el peso de sus armaduras,
no eran rivales para las armas arrojadizas ni para las largas lanzas germanas,
quienes se movían mejor por aquella zona encharcada al estar desprovistos de
armadura pesada. Cécina se dio cuenta de que no podrán salir de allí ese día.
Así es que decidió acampar en zonas algo más altas situadas entre el pantano y
los bosques.
Al llegar
la noche Varo dispuso a sus legiones en cuadro, con la V en el flanco derecho y
la XXI en el flanco derecho, al frente se situó la I, y la XX en la
retaguardia. Los germanos se retiraros a los bosques.
Según
Tácito ”Finalmente, la noche salvó las legiones de una batalla en que,
forzosamente, habían de llevar lo peor”.
La noche no
trajo mucho reposo a los romanos. Arminio envió a varios de sus hombres a
desviar el curso de un río cercano, para hacer que el pantano subiera de nivel
y sumergiera de nuevo los pasos que estaban reparando los romanos, lo cual
imposibilitaría el tránsito de los carros. Pronto los romanos apenas tuvieron
espacio para poder descansar, y las obras que estaban realizando quedaron
dañadas. Tácito nos describe a los romanos completamente desvelados, escuchando
los gritos y cánticos de los germanos que surgían entre los árboles.
Los
legionarios, totalmente desmoralizados y con el recuerdo del desastre de Varo y
sus hombres, comprendieron que su única posibilidad era luchar en tierra seca.
Por ello, Cecina mandó a las legiones de los flancos la V y XXI desplazarse
respectivamente a una y otra orilla de la laguna al amanecer, y resistir allí
el acoso de los germanos, quedando los carros de la impedimenta,
auxiliares, heridos y los zapadores en el interior de la laguna, avanzando
lentamente. El objetivo era salir de allí en el menor tiempo posible y alcanzar
un terreno despejado cercano donde los legionarios pudieran desplegarse en
formación de combate. Sin embargo, las legiones V y XXI al verse ampliamente
superados en número por el enemigo, optaron por huir al terreno llano,
abandonando la columna central, atascada en la laguna, a su suerte.
Batalla de los Puentes Largos año 15.
Despliegue de las fuerzas
Los
germanos se abalanzaron sobre los romanos desde ambos lados a la vez. Uno de
los ataques, dirigido por el propio Arminio (”con gente escogida”, posiblemente
guerreros de su séquito), partió la columna de marcha en dos. Los germanos
empezaron a mezclarse con las tropas romanas y los servidores del ejército,
atacando sobre todo a los animales de tiro y a los caballos para impedir que
sacasen de allí los carros. Las bajas debieron de ser altas, y el propio Cécina
estuvo a punto de morir cuando le mataron el caballo y quedó atrapado bajo el
animal. Pudo salir de allí por pura suerte cuando la legión I, situada en
vanguardia, consiguió realizar un contraataque que permitió abrir el espacio
suficiente como para que algunos escapasen. Los supervivientes abandonaron todo
el bagaje y siguieron adelante hasta reunirse, ya por la tarde, con la V y la
XXI, que los esperaban en la zona seca y llana de más adelante. Los germanos
quedaban atrás en los diques rematando heridos y saqueando el bagaje.
Una vez en
zona seca los romanos intentaron fortificarse de la mejor manera que pudieron,
pero con el bagaje se habían perdido todas las herramientas y las tiendas.
Tampoco había manera de atender a los heridos, y los víveres estaban “todos llenos de lodo y sangre”. Al caer
la noche los nervios empezaron a fallar.
En un
momento dado un caballo se soltó y comenzó a correr espantado de un lado a
otro, se oyeron gritos y pronto se había extendido el pánico, con los soldados
intentando huir de germanos imaginarios que ya estaban dentro del campamento.
Los soldados se dirigieron a las puertas, especialmente a la más alejada del
lado de los germanos. Cécina intentó detenerlos con órdenes y ruegos, e incluso
amenazándolos con su espada. Solo pudo detenerlos cuando se tumbó delante de la
puerta para “cerrar el paso a los que se
avergonzasen de pisar el cuerpo de su legado”.
Pasado este
trago, Cécina reunió a todos y les explicó que no había otra forma de salir de
allí que combatiendo. Su plan era aparentar una defensa débil, hasta que los
germanos se envalentonasen y atacasen el campamento “abandonando toda
prudencia”. Organiza cuatro cuerpos elegidos entre los soldados de más temple
sin importar las unidades a las que pertenezcan y les entregó los caballos que
quedan, incluidos los suyos y los del resto de oficiales. Cada uno de estos
cuerpos se situaría en cada una de las puertas, y deberían atacar todos a la
vez cuando el enemigo menos se lo esperase. El resto de las tropas los seguirán
detrás.
Germánico al frente de las legiones en
Germania
Mientras
tanto, los germanos discutían qué hacer. Arminio insistía en dejar salir a los
romanos del campamento y seguir acosándolos en las zonas pantanosas. Inviomero,
su tío, era de la opinión de atacar directamente a los romanos donde estaban.
Los germanos finalmente decidieron lo segundo.
Por la
mañana dio comienzo el ataque, los germanos rodearon completamente el
campamento romano, y ante la escasa y débil defensa romana, animados rellenaron
los fosos y asaltaron el muro y las puertas. Cécina dio la señal y se abrieron
las cuatro puertas a la vez. Para su sorpresa, se encontraron a los legionarios
en formación de combate y preparados para la lucha; y para acrecentar el
desconcierto, éstos tocaron con cuernos y trompetas las conocidas órdenes de
carga y salieron del campamento a toda prisa, arrollando a los desprevenidos y
desorganizados germanos que intentaban entrar en el campamento. Los germanos
sorprendidos quedaron aterrorizados; y tras producirse una gran mortandad entre
ellos, huyeron en desbandada. Arminio consiguió escapar, y el mismo Inviomaro
resultó herido. Los romanos, cansados de perseguir a los germanos durante todo
el día, pudieron recuperar parte de la impedimenta perdida, tomar fuerzas y
continuar con el regreso a la frontera del Rin para reunirse con Germánico.
Las bajas
romanas se estiman en 7.000 efectivos, las bajas germanas fueron más de 4.000,
teniendo que dejar todo lo que habían conseguido.
Batalla de Idistaviso o del río Weser (16)
En el 16
Germánico se había dado cuenta que el eje sobre el cual giraba la alianza
germánica eran los queruscos. Si les ocasionaban una gran derrota podían luego
regresar para atacar a los bructerios, los sobrevivientes marsos, los catos y
demás enemigos.
Campaña de Germánico contra los germanos
año 16
Preparó una
ambiciosa operación anfibia que transportó tropas por la costa hasta el
estuario del río Ems, y penetró en el interior hasta el poblado de
Idistaviso, que estaba situado entre una curva del río Visurgis (Weser) y
un bosque profundo. Entre el río y bosque existía una colina donde le esperaban
las tropas germanas al mando de Arminio.
Germánico
contaba con 4 legiones (XIII y XIV Gemina, II Augusta y XVI Gallica) más un
refuerzo formado por cohortes de otras cuatro legiones, en total 24.000
legionarios romanos, Tiberio, además, había enviado dos cohortes de pretorianos
(1.000). También contaba con 20.000 auxiliares galos, bátavos,
y helvecios. Por último contaba con 6.000 jinetes de caballería pesada y
1.500 de ligera. En total unos 57.500 soldados.
Arminio por
su parte contaba con 55.000 infantes de varias tribus y 1.000 jinetes. Un total
de 56.000 guerreros. Arminio deseaba derrotar a Germánico y de esa forma
convencer a los romanos para que desistieran de atacar Germania.
Batalla de Idastaviso o del río Weser año
16.
Los
germanos estaban esperando en la orilla opuesta (derecha) para atacarles cuando
atravesasen el río. Germánico situó su infantería frente a los germanos y
dividió a su caballería en dos columnas que atravesaran el río por los flancos
no vigilados. La columna derecha constituida por bátavos intentó envolver a los
germanos, pero fueron rodeados y tuvieron que retroceder, la caballería romana
acudió en su ayuda para evitar que fuesen aniquilados.
Caballería romana atacando a la
caballería germana
La
infantería ligera romana consiguió atravesar el río y comenzaron a fortificarse
mientras el resto de las fuerzas cruzaba el río. Los germanos atacaron pero no
pudieron evitar que se construyera el campamento (castrum) donde se reunió el
ejército romano.
Arminio
desplegó a su gente de modo que pudiera minimizar las ventajas enemigas,
poniéndose en la linde de los bosques, ocupando algunas colinas. Lo angosto del
campo daría pocas posibilidades a la caballería. Ocultó su caballería y parte
de la infantería en el bosque con la orden de atacar el flanco derecho romano.
Batalla de Idastaviso o del río Weser año
16. Legionarios en cuña atacando a los germanos. Superior vista desde el lado
romano, inferior vista desde el lado germano. Los centuriones forman la punta.
Autor Peter Dennis
Germánico
desplegó en la primera línea de combate a las tropas auxiliares a modo de
vélites con la misión de desgastar al enemigo. En una segunda línea colocó a
cuatro legiones y a la guardia pretoriana comandada por él mismo en el centro.
En la tercera línea colocó a las cohortes con la caballería a los flancos, para
evitar que Arminio le flanquease y atacase por la retaguardia.
La batalla
empezó con la infantería germana lanzándose contra los romanos. La lucha fue
igualada y parte de los auxiliares tuvieron que refugiarse tras la segunda
línea. Las legiones formaron en cuña con los centuriones en la punta, los
germanos formaron un muro de escudos para contener a las legiones romanas.
La
caballería romana no esperó verse atacada y tomó la iniciativa poniendo en fuga
a la rival. Mientras la caballería ligera perseguía a la caballería germana, la
caballería pesada atacó el flanco derecho germano, y los auxiliares pudieron
envolver la línea enemiga atacándoles por la retaguardia.
Los
germanos retrocedieron a las alturas donde intentaron realizar una última
resistencia, pero los pretorianos acabaron con la última resistencia.
Legionarios cargando contra germanos
situados en una colina. Autor Peter Dennis
El mismo
Arminio fue reconocido y herido por algunos auxiliares germanos que luchaban
por Roma, sin embargo en medio de la masacre logró escapar con buena parte de
sus hombres hacia los bosques. Al terminar la batalla los romanos habían
perdido 1.000 soldados mientras que los germanos dejaron sobre el
campo 15.000 cadáveres.
En el viaje
de vuelta una tormenta dañó y dispersó a la flota, y para evitar que estas
noticias envalentonen a los germanos se hizo otra incursión por el sur,
Germánico contra los marsos donde se recuperó una segunda águila de las
legiones de Varo y Cayo Silio contra los catos.
Tiberio no
veía sentido en continuar las costosas campañas militares en el norte de
Germania, por lo que Germánico ordenó poner fin a su campaña y regresar a Roma.
Después de esto, Roma nunca más hizo ningún gran esfuerzo para conquistar
la Germania Transrhenanum o (Germania Transrenana).
El líder
querusco fue asesinado a traición en el año 21 por su familia política. Su
mujer Thusnelda fue exhibida en Roma durante el triunfo. Como curiosidad, el
hijo de Arminio, Tumélico, fue gladiador y murió en combate a los 30 años.
Guerras
en Britania
Calígula
planificó una campaña contra los britanos en el 40, pero su ejecución fue
realmente extraña: según lo que escribe Suetonio, el emperador dispuso a sus
tropas en formación de batalla a lo largo del Canal de la Mancha y les ordenó
que atacaran permaneciendo en el agua. Posteriormente ordenó a los soldados
recoger conchas del agua como “tributo que el océano debía a la Colina
Capitolina y al Monte Palatino“. Esta acción no se sabe si fue un castigo a un
posible motín de los soldados o consecuencia de uno de los desvaríos de
Calígula. Lo cierto es que esta tentativa de invasión preparó a las tropas y
facilitó la invasión de Claudio iniciada tres años después.
El
emperador Claudio, en el 43, probablemente utilizó las tropas de su predecesor,
formó una fuerza invasora para rehabilitar en el trono a Verica, un rey
exiliado de los atrébates, que había sido depuesto por una tribu vecina. Fue
puesto al mando Aulo Plaucio al frente de cuatro legiones (la II Augusta, la IX
Hispana, la XIV Gemina, y la XX Valeria Victrix) que sumaban un total de 20.000
legionarios, que con 20 cohortes auxiliares de infantería y unos 5.000 jinetes,
en total unos 45.000 efectivos.
La batalla del río Medway año 43
El punto de
desembarco fue en Rutupiae (Richborough, en la costa este de Kent), la
resistencia de los britanos estuvo dirigida por los líderes Togodumno y
Carataco, hijos del rey de los catuvellaunos, Cunobelino.
Desembarco romano en Britania año 43. Un
centurión y su signifer a punto de saltar al agua, al fondo guerreros
catavellaunos. Autor Angus McBride
Desembarco de Claudio en Britania año 43,
los romanos ocupan la costa
Una importante
fuerza británica de unos 100.000 hombres esperaba a los invasores romanos en la
orilla opuesta del río Medway (Rochester), desplegando la infantería delante y
la caballería detrás. La batalla se prolongó durante dos días. Aulo ordenó a
las tropas galas de su flanco derecho cruzar el río y atacar por sorpresa el
flanco enemigo, lo que hicieron con gran éxito. Luego ordenó a la legión
IX Hispana de su flanco izquierdo hacer lo mismo, provocando graves bajas
a su enemigo, que se retiró.
Campaña romana en Britania del 43 al 60
Togodumno,
fue asesinado, pero su hermano Carataco sobrevivió a continuar la resistencia,
retrocedió hacia el río Támesis con el ejército romano persiguiéndoles a lo
largo del río y causándoles numerosas bajas. Plautio se detuvo en el Támesis, y
esperó a Claudio, que llegó con refuerzos, incluyendo artillería y elefantes,
para la marcha final a la capital Catuvellaunian, Camulodunum. Claudio recibió
la rendición de los britanos sin estar presente en una sola batalla.
En el año 44,
el general Tito Flavio Vespasiano asumió el mando de una pequeña fuerza y
marchó hacia el oeste subyugando a las tribus y capturando una serie de oppida
(fortificaciones) a lo largo de su camino. La marcha de Vespasiano llegó al
menos hasta Exeter y, probablemente, alcanzó la región de Bodmin.
Cohorte equitata II Asturum en Britania
año 48. Los soldados se reúnen después de la lucha, en el primer plano a la
derecha se ve a un centurión. Autor Ángel García Pinto
Después de
capturar el sur de la isla, los romanos volvieron su atención a lo que hoy es
Gales. Los siluros, ordovicios y deceanglios permanecieron implacablemente
opuestos a los invasores y de las primeras décadas fueron el foco de atención
militar romano, a pesar de pequeñas revueltas ocasionales entre los aliados
romanos como los brigantes y los icenos.
Batalla de Caer Caradoc año 51
Los siluros
fueron dirigidos por Carataco, y llevaron a cabo una campaña de guerrillas muy
efectiva contra el gobernador Publio Ostorio Escápula. Por último, en el 51,
Ostorio fijó a Carataco en el fuerte celta de Caer Caradoc (Caer Caradog en
galés) y no le quedó más remedio que presentar batalla, las fuerzas romanas se
componían de las legiones IX Hispana y X Valeria Victis más auxiliares, en
total unos 21.000 efectivos. Carataco eligió la posición en el terreno elevado
del fuerte y presentó batalla, se desconoce sus efectivos, pero probablemente
se componían sobre todo de los guerreros de la tribu de los ordovicios aunque
también pudo haber habido algunos siluros. Esta posición bien elegida hacía
difícil tanto avance y como el retroceso para los romanos. El comandante romano
Ostorio, era en un principio reacio a lanzar un asalto contra las líneas
celtas. Los romanos cruzaron el río sin dificultad. A continuación, se
enfrentaron a una lluvia constante de misiles, pero emplean la formación
testudo o tortuga para protegerse, luego se desmantelaron los muros de piedra.
Ejército romano delante del castro
britano de Caer Caradoc, en primer plano un centurión seguido por un aquilifer,
al fondo un carro de guerra britano les acosa, más al fondo la fortaleza.
A
continuación, se enfrentaron a una lluvia constante de misiles, pero emplean la
formación testudo o tortuga para protegerse, luego se desmantelaron los muros
de piedra. Una vez que los romanos estaban en el interior de las defensas
celtas, se produjo un violento combate, con armas inferiores y con muy poca o
ninguna protección frente a la lorica segmentata romana, los británicos se
vieron obligados a retirarse a las colinas, con los romanos persiguiéndoles,
quedando atrapados entre los legionarios y los auxiliares.
Batalla de Caer Caradoc año 51, lucha en
el interior del fuerte, los britanos no son rivales contra la lorica segmentata
romana. Curiosamente el centurión se muestra llevando un escudo
semiesférico.
Las bajas
romanas fueron 1.200, mientras que las britanas se desconocen, pero debieron
ser muy elevadas. Los romanos consiguieron capturar a la esposa y a la hija,
posiblemente en el fuerte de Caer Caradoc, aunque Carataco escapó de nuevo.
Marchó hacia el norte a la zona de los brigantes, pero su reina, Cartimandua,
estaba poco dispuesta a batallar con los romanos y decidió firmar un tratado de
paz con ellos por el cual les entregaba a Carataco y ellos se comprometían a
apoyarla militarmente.
Carataco y
su familia fueron exhibidos como botín de guerra en el desfile triunfal en
Roma. Se le permitió dirigir un discurso al Senado y fue tal la impresión que
causó que él y su familia fueron liberados y se les permitió vivir en paz en
Roma.
Rebelión de Budica
El
emperador Claudio murió en el 54, y fue sustituido por Nerón, que estaba
decidido a continuar la invasión de la isla y nombró a Quinto Veranio como
gobernador de Britannia, un hombre con experiencia en tratar con las belicosas
tribus de Asia Menor. Veranio y su sucesor, Cayo Suetonio Paulino dirigieron
con éxito una campaña a lo largo del territorio de Gales, consiguiendo capturar
sus capitales de Mona y Anglesey en el 60.
Entre el 60
y 61, mientras que el gobernador Cayo Suetonio Paulino estaba en campaña en
Gales, el sureste de Gran Bretaña se rebeló bajo el liderazgo de la reina
Boudica o Boadicea. Ésta era la viuda de Prasutago rey de los icenos con
el que se había casado en el año 48 y que falleció en el 60. El historiador
romano Tácito informa que Prasutago había dejado un testamento dejando la mitad
de su reino a Nerón, en la esperanza de que el resto se quedara intacto.
Los romanos
no aceptaron, pensando que una reina mujer no tendría fuerzas para oponerse a
ellos, y pocos días después de la muerte de Prasutago, los enviados del
procurador Cato Deciano y las tropas romanas atacaron a los icenos. Los romanos
ocuparon las tierras de los icenos y tomaron como esclavos a los nobles.
Boudica fue elegida por los romanos para dar un escarmiento, fue desnudada en público
y azotada, y las dos hijas que había tenido con Prasutago fueron violadas por
los legionarios.
Mientras
tanto la mayoría del ejército de ocupación romano, al mando del general
Suetonio Paulino se encontraba en la isla de Mona (actual Anglesey ), para
acabar con los druidas, que tenían en la isla su punto de reunión, sus
santuarios y sitios sagrados. Los romanos atacaron, pero no hubo ningún
combate. Los romanos ocuparon sin problemas la isla ya que no tenía defensas,
los britanos nunca se imaginaron que alguien la atacaría.
Tras el
ataque sufrido a su persona, Boudica recobró a sus hijas y regresó con su
gente. Humillada y furiosa, por el ultraje cometido hacia ella y el resto de
los icenos. Esto junto con la noticia del sacrilegio cometido por los romanos
en la isla de Mon, precipitó la rebelión. Muchas tribus rebeldes que estaban
dispersadas y divididas por viejas rencillas, se alistaron bajo su mando.
Rebelión de Boudica (66-61). La reina de los
icenos arengando a los guerreros. Autor Peter Dennis
Así logró
reunir a más de 100.000 guerreros, hombres y mujeres que habían sufrido bajo la
dominación romana. Los guío entonces hacia la colonia de oficiales imperiales
en Camulodunum, y con la ayuda de los rebeldes que habitaban en el lugar inició
el ataque. La batalla duró varios días, y algunos romanos lograron escapar y
dar la voz de alarma en Londinium (actual Londres). Cato Deciano envió como
refuerzo a solamente 200 hombres, que fueron vencidos rápidamente por las
fuerzas de Boadicea.
Boudicca aprovechó
la circunstancia y consiguió levantar a su tribu y varias más, gracias también
a la indignación que provoco entre las tribus britanas el ataque a los druidas.
Logro
reunir decenas de miles de guerreros, entre los que había mujeres y jóvenes. Se
dirigió a Camulodunum (Colchester), los sublevados lograron derrotar a
los que se defendían atrincherados en uno de los templos. Camulodunum fue
completamente destruida y sus habitantes pasados a cuchillo
incluyendo mujeres y niños.
Rebelión de Boudica ataque a Camulodunum.
Icenos y trinovantes atacan la ciudad, los ciudadanos romanos se aprestan a la
defensa delante del templo, siendo masacrados. Autor Peter Dennis
La legión
IX Hispana acudió en ayuda de Camulodonum, pero fueron emboscados en un bosque
y derrotados, viéndose obligados a huir y retirarse a su fortaleza de Logthorpe
con un número considerable de bajas y el gobernador decidió enviarla a cubrir
su retaguardia, no participando en la batalla de Watling Street. Debido a las
bajas acumuladas, tuvo que ser reforzada con 2.000 legionarios procedentes de
las legiones de Germania Inferior y Superior.
Rebelión de Boudica emboscada a la legión
XI Hispana año 61. Autor Peter Dennis
Rebelión de Boudica emboscada a la legión
XI Hispana año 61. Autor Brian Palmer
Boudica se dirigió a Londinum (Londres), muy pobremente defendida, ni siquiera tenía un foso o empalizadas. Suetonio Paulino tuvo noticias de la rebelión y se dirigió a Londinum. Al llegar allí, vio que la defensa de la ciudad era imposible, y decidió retirarse y dejar la ciudad a merced de Boudica.
Londinum
fue arrasada, sus últimos defensores se atrincheraron en el templo, que fue
incendiado. Boudica hizo torturar y asesinar a los romanos supervivientes.
Después, se dirigió a Verulanium, arrasándola igualmente. Y se dirigió al
encuentro del ejército romano, para enfrentarse a ellos en campo abierto, un
grave error.
Batalla de Watling Street o de Paulerspury
(61)
Entre
60.000 y 80.000 colonos romanos se dice que murieron en las tres ciudades. Pero
Suetonio reagrupó dos de las tres legiones que aún tenía disponibles, eligió un
campo de batalla y, a pesar de ser en gran medida superados en número, y
presentó batalla en Watling Street.
El lugar
elegido era un valle estrecho para evitar ser envueltos por la caballería, lo
que obligaba a Boudica a un ataque frontal.
Batalla de Watling Street o de
Paulerspury año 61. Movimientos previos
Los romanos
disponían de dos legiones la XIV Gémina y XX Valeria y (10.000 legionarios) y
auxiliares en total unos 15.000 hombres. Desplegó las dos legiones en el centro
formadas en dúplex acies, flanqueadas por las tropas auxiliares y la
caballería en las alas.
El ejército
de Boudica sería de unos 60.000 hombres, formó delante la infantería y detrás
los carros.
Tras una
tensa espera, Boudica ordenó el ataque y sus tropas, gritando, avanzaron
corriendo a través de la llanura. A unos 40 metros de la línea romana, su
avance fue recibido por salvas escalonadas de pila, sufriendo numerosas
bajas. Cuando llegaron al choque, los romanos desenvainaron las gladium, y acometieron
cuerpo a cuerpo.
Batalla de Watling Street o de
Paulerspury año 61: Despliegue inicial de fuerzas y desarrollo
Cuando Suetonio lo
creyó oportuno, cuando los britanos habían tenido ya un suficiente número de
bajas y estaban cansados, ordenó a sus tropas iniciar el avance mediante
la formación de combate llamada caput porcinum (cabeza de
cerdo), en la que el centro (las legiones) se adelantaba un cuerpo con respecto
a los flancos formando una cuña, de manera que recordaba el morro y las orejas
de un cerdo.
Los jinetes
romanos se emplearon contra los que huían y los legionarios, contra los
britanos que aún les hacían frente.
La batalla de Watling Street o de Paulerspury
año 61. Boudica exhortando sus hombres a la batalla. Al fondo se ven los carros
de guerra britanos acosando a la formación romana. Autor Peter Dennis
Los
britanos habían convertido la retirada en una huida, pero su fuga fue bloqueada
por el semicírculo formado por los carros. Quedando atrapados y produciéndose
una gran matanza.
Al final de
la batalla, los romanos contabilizaron 400 muertos y el
doble número de heridos. Entre los britanos se supone
entre 20.000 y 30.000 muertos.
Boudica
pudo escapar a duras penas del campo de batalla, junto con su guardia personal
consciente de que todo había terminado para ella y los suyos. El final de la
reina icena estaba muy cerca, Boudica sabía que si la cogían los Romanos, sería
nuevamente humillada exhibida en las calles de Roma y muy posiblemente después
sería violada para terminar asesinada y tirada de cualquier manera, una reina
como ella no podía permitir tal cosa el suicidio era la opción más honrosa, el
veneno puso fin a su vida, sus dos hijas la acompañaron en su camino al más
allá.
Según
recogen las crónicas, afirman que Boudica recibió un funeral digno de su rango,
sus fieles seguidores la enterraron como a una heroína. El sitio donde fue
enterrada se guardó en el más de los absolutos secretos para que los romanos no
pudiesen dar con ella y profanasen su cuerpo y de esta manera fomentaría más su
leyenda, como un símbolo de la resistencia contra los invasores.
Batalla del Monte Graupio (año 83)
Los
siguientes gobernadores enviados por Roma para gobernar la provincia
continuaron su conquista avanzando hacia el norte.
Cartimandua
fue obligada a pedir apoyos a los romanos para que la ayudaran a enfrentarse a
la rebelión de su marido Venutio. Quinto Petilio Cerial tomó unas cuantas
legiones estacionadas en Lincoln y avanzó hasta llegar a York. Las legiones se
enfrentaron y derrotaron a Venutio en las inmediaciones de Stanwick, alrededor
del año 70. Como resultado, la tribu de los brigantes fue totalmente
romanizada.
Sexto Julio
Frontino fue enviado a gobernar la provincia romana de Britania. El nuevo
gobernador subyugó a la tribu de los siluros y a los pueblos hostiles a Roma
que se asentaban en el territorio de Gales, estableciendo su campamento base en
Caerleon, guarneciéndolo con la Legio II Augusta y estableciendo una serie de
pequeñas fortalezas situadas a unos 15 – 20 km de distancia entre ellas.
Durante su mandato, se estableció una fortaleza en Pumsaint, al oeste de Gales,
en gran parte con el objetivo de explotar los recursos auríferos de Dolaucothi.
Frontino se retiró de la provincia en el 78.
Campaña romana en Britania del 80 al 84
El famoso
general Cneo Julio Agrícola fue nombrado en sustitución de Frontino. El nuevo
gobernador de la isla derrotó a los ordovicos en Gales y, posteriormente, tomó
el mando de una pequeña fuerza y marchó hacia el norte donde construyó a su
paso una serie de calzadas a lo largo de los Peninos. Edificó una fortaleza
legionaria en Chester para la legión XX Valeria Victrix, un fuerte auxiliar en
Segontium y empleó tácticas deleznables en algunas ocasiones con el objetivo de
obtener la rendición de la población britana motivada por el miedo. En 80,
Agrícola ya había llegado hasta el río Tay, iniciando en la zona la
construcción de la fortaleza de Inchtuthil, que se hubiera convertido en el
mayor fuerte del mundo romano si se hubiera terminado.
De este
modo, durante su sexta campaña, en el año 83, las legiones de Agrícola
entraron en contacto con los caledonios o pictos, que reaccionaron asaltando el
campamento que había construido en su territorio la legión IX Hispana. A pesar
de que los caledonios fueron rechazados, estaba claro que no iban a aceptar
fácilmente la sumisión a Roma, con lo que Agrícola planificó para el
año 84 una campaña contra ellos.
Iniciado el
avance, que contaba con el apoyo de la flota de guerra romana, las tropas de
Agrícola penetraron de nuevo en territorio de los pictos, haciendo avanzar a la
infantería romana acompañada de sus auxiliares britanos, con la clara intención
de hacer alarde de su potencia militar, hasta hallar un fuerte ejército picto
desplegado en defensa de un lugar que Tácito denomina mons
Graupius o monte Grupio, y que la historiografía no ha podido identificar con
seguridad. Allí esperaban 30.000 caledonios.
Batalla del Monte Graupio año 83:
Despliegue inicial
Agrícola disponía
de unos 20.000 hombres, colocó en el centro de su dispositivo a unos 8.000
soldados auxiliares de infantería, ocupando una ladera montañosa,
protegidos en sus alas por unos 3.000 auxiliares de caballería (6 alas quincuagenarias),
a la vez que mantenía a las tropas legionarias (vexilationes de
legiones II, VIII y XX) unos 2.000 y una ala como reserva, junto a los muros
del campamento fortificado. Al frente de sus líneas había una red de zanjas,
para protegerlas de los caledonios.
Agrícola
reforzó entonces sus primeras líneas con cinco cohortes quincuagenarias
peditatas compuestas por auxiliares bátavos y tungrios, a los
que dio orden de tomar contacto con los caledonios que actuaban de cobertura
acosando a los romanos, haciendo uso de su superioridad en cuanto a armamento,
llegando a la lucha cuerpo a cuerpo, para así poder golpear en
el rostro a sus enemigos con el borde de sus escudos, ya que las
heridas en la cara eran particularmente temidas por los guerreros caledonios de
la época.
Batalla del monte Graupio año 83. Avance
de la infantería auxiliar. Los auxiliares bátavos avanzan y atacan a los
caledonios que hacían la cobertura, haciéndoles huir. Autor Seán Ó’Brógáin
Cuando las
primeras líneas caledonias iniciaron un repliegue, Calgaco envió al combate a
su caballería y a sus carros, en los que combatía la nobleza caledonia.
Sin embargo, la caballería romana logró ahuyentar a los atacantes, que se
vieron además entorpecidos por la fragosidad del terreno y por la red de zanjas
y defensas romanas, hasta el punto de que el ímpetu de su carga quedó completamente
aniquilado.
Batalla del monte Graupio año 83: Ataque
de los carros de guerra y caballería
Batalla del Monte Graupio año 83. Ataque
de los carros. El ejército de Agricola formado hace frente a los carros de
guerra de los caledonios que se estrella contra las fortificaciones romanas, en
primer plano los auxiliares bátavos. Autor Seán Ó’Brógáin
Viendo la
oportunidad de atacar ventajosamente las líneas romanas, excesivamente
desplegadas tras el ataque, el grueso del ejército caledonio, que hasta ese
momento se mantenía a la expectativa en la cima de la colina, se lanzó contra
el flanco izquierdo romano, logrando dispersar a la caballería que cubría dicho
flanco. Agrícola envió entonces al sector a cuatro turmas de
caballería que tenía en reserva, con lo que, según el relato de Tácito,
los caledonios se replegaron en desorden, contagiando su desmoralización a todo
el ejército caledonio, no sólo en el sector sino a lo largo de toda la línea.
Así, el ejército caledonio dejó de ser un grupo cohesionado de combate,
quedando indefensos ante la caballería romana.
Batalla del monte Graupio año 83: Ataque
por los flancos
De este
modo, la caballería romana pudo concentrarse en acabar con los últimos núcleos
de resistencia, mientras que los caledonios supervivientes huían para
refugiarse en los bosques cercanos. Algunos grupos de guerreros
caledonios lanzaron cargas suicidas contra los romanos, que empezaron a
capturar un gran número de prisioneros, hasta el punto de que, ante el temor de
no poder manejar con seguridad a una masa tan numerosa de ellos, empezaron la
matanza de parte de los mismos.
Batalla del monte Graupio año 83. La
caballería romana persiguiendo a los caledonios. Autor Sean O´Brogain
Tácito
cuenta que la matanza tan sólo concluyó entrada la noche, con los romanos
cansados de matar y el campo cubierto de cadáveres y de sangre caledonia. Se
estima que unos 10.000 caledonios murieron en el combate, por únicamente 360
soldados romanos.
Muro de Adriano
En el año
115, los nativos se sublevaron contra sus conquistadores y aniquilaron a las
guarniciones romanas de Eburacum, (York). Como resultado, el emperador romano
Adriano llegó a Britania en el 122 y ordenó la construcción de una muralla de
117 km conocida como el muro de Adriano.
Fue levantado
entre los años 122-132 por orden del emperador romano Adriano para defender el
territorio britano sometido al sur de la muralla, de las belicosas tribus de
los caledonios. La muralla tenía como función también mantener la estabilidad
económica y crear condiciones de paz en la provincia romana de Britannia al sur
del muro, así como marcar físicamente la frontera del Imperio Romano. Hoy día
aún subsisten importantes tramos de la muralla, mientras que otras secciones
han desaparecido al haber sido reutilizadas sus piedras en construcciones
vecinas durante siglos.
Muro de Adriano
Este limes
fortificado se extendía a lo largo de 117 km desde el golfo de Solway, en el
oeste, hasta el estuario del río Tyne en el este, entre las poblaciones de Pons
Aelius (actual Newcastle upon Tyne) y Maglona (Wigton). La muralla en sí estaba
construida en su totalidad con sillares de piedra, tenía un grosor de 2,4 a 3 m
y una altura de entre 3,6 y 4,8 m. Contaba con 14 fuertes principales y 80
fortines que albergaban guarniciones en puntos clave de vigilancia, así como un
foso de 8 m de ancho por 3 de profundidad y un camino militar que la recorría
por su lado meridional. Más al sur del camino militar construyeron otro foso
con dos terraplenes de tierra para proteger la muralla de ataques desde el sur.
Construcción del muro de Adriano. A la
derecha se puede ver un castellum o fuerte grande, una torre de vigilancia un
fuerte pequeño
Muro de Antonino
El muro de
Adriano fue sustituido posteriormente por la muralla de Antonino Pío,
levantada más al norte. Se empezó a construir en el año 142, para ser
abandonado 20 años más tarde. Estaba compuesto por murallas de turba de unos 3
a 4 metros de altura con un foso por delante entre 7 y 12 metros de ancho y 4
de profundidad. La base del muro era de piedra, con una anchura de unos 4
metros. Unos cincuenta metros por detrás del muro, construyeron una vía militar
para conectar los diferentes puestos de vigilancia y favorecer el tránsito de
tropas y materiales. Por desgracia son muy escasos los vestigios de esta
calzada que han llegado hasta nuestros días, estando en muchos casos marcadas
por modernas autovías o carreteras.
Cada 3 km
había fuertes, fortines o torres de vigilancia para vigilar y proteger la
frontera. Se conoce la existencia de 17 fuertes, de los cuales han sobrevivido
16.
Muro de Antonino
En su
construcción participaron miembros de tres de las legiones acantonadas en
Britannia, la II Augusta, la VI Victrix (que en el 119 sustituyó a la IX
Hispana) y la XX Valeria.
Tras dos
décadas de repetidos fracasos, las legiones abandonaron su ofensiva y se
retiraron tras el Muro de Adriano en el 164, tras la muerte de Antonino Pio.
La
presencia romana en la parte más septentrional de la isla se redujo tras la
muerte del emperador Cómodo, posiblemente en el año 196, cuando el gobernador
Clodio Albino retiró gran parte de su guarnición.
Campaña de
los Severos
Los ataques
contra el muro continuaron, así en el año 175, tras la batalla de Tizla, Marco
Aurelio envió 5.500 auxiliares sármatas a Britania, posiblemente por los
problemas con los caledonios.
Raid punitivo contra un poblado caledonio
por la cohorte quingenaria equitata III Galorum durante el reinado de Marco
Aurelio (161-180). Autor D & Spedaliere
Ataque nocturno de los caledonios contra
el Muro de Adriano en el 181 durante el reinado de Cómodo. Autor D &
Spedaliere
En el 208
el emperador Septimio Severo marchó hacia el norte y ocupó toda la tierra entre
el Muro de Adriano y el Muro de Antonino. Inició un proyecto de reconstrucción
masiva que finalmente hizo que toda la pared en piedra (antes de la porción
occidental había sido en su mayoría césped y madera), esto dio lugar a
posteriores romanos llaman el Muro de Antonino y de los Severos.
En el 209,
cuando el emperador Septimio Severo, alegando la intolerable beligerancia de la
tribu maeatae, inició una campaña contra la confederación Caledonia. Para su
campaña, el Emperador tomó el mando de tres legiones veteranas estacionadas en
la isla y 9.000 soldados imperiales apoyados por numerosa caballería y
auxiliares suministrados por vía marítima por la flota británico-romana y las
flotas del Danubio y del Rin.
Legión VI Victrix contra los britanos. La
legión VI sustituyó a la IX Hispana en el año119, participó en la construcción
del Muro de Antonino. Autor Peter Dennis
Condujo a
su ejército hacia el norte en las tierras altas y más o menos de la misma
manera marchó Agricola había invadido más de 100 años antes. Severo sufrió
fuertes bajas debido a las tácticas de guerrilla utilizadas por los caledonios.
Debido a
esto Severo comenzó un plan de mantener bajo su control todo el territorio que
pudo mediante la reocupación de muchos de los antiguos fuertes de Agrícola y
devastando todo el territorio que no podía desde los fuertes. Esto llevó a
muchas de las tribus que intentasen llegar a un acuerdo de paz con Severo por
temor a su extinción por el genocidio romano. Las conversaciones de paz
fracasaron y continuó la guerra.
A
principios del 210, Caracalla el hijo de Septimio condujo otra expedición de
castigo al norte del Muro Antonino con la intención de matar a todo el que se
encontrase y saquear y quemar todo lo de valor. El plan era que Severo siguiese
el ejército de su hijo y ocupar permanentemente toda Caledonia. Severo se
enfermó y fue llevado a York para descansar y recuperarse. Seguía empeorando
hasta que el 4 de febrero de 211 murió. Caracalla suspendió la guerra contra los
caledonios y se dirigió de nuevo a Roma para consolidar su poder.
Los romanos
nunca volvieron a realizar una campaña profundamente en Caledonia, pronto se
retiraron al sur de forma permanente tras el muro de Adriano. El conflicto fue
extremadamente sangriento, y ambos bandos sufrieron cuantiosas bajas, 50.000
según Dión Casio. Los caledonios realizaron una exitosa guerra de guerrillas,
en las que los romanos no vieron ningún ejército y solo se sentían seguros en
los castella. Escocia, de hecho, posee la mayor densidad de campamentos romanos
de Europa se como resultado de las cuatro ocasiones en las que el Imperio
Romano intentó someter a la belicosa región.
Caracalla
decidió la división de Britannia en dos nuevas provincias: Britania Superior e
Inferior, con la finalidad de evitar la figura de gobernadores poderosos que
pudieran tener el deseo de rebelarse. Esta decisión posiblemente provocó el
período conocido como de Larga Paz, que duró hasta la creación del Imperio
Galo, Imperium Galliarum, en el 260 de Póstumo, del cual fue parte la isla
británica hasta la reunificación imperial realizada por Aureliano en el 274.
Final de la ocupación romana de Britania
La
inestabilidad de la última mitad del siglo III se vio salpicada además por
incursiones de piratas sajones que provocó la creación de una cadena de fuertes
en la costa suroriental: los fuertes de la costa sajona.
En los
últimos años del siglo III se produjo una nueva rebelión, liderada por
Carausius y Alectus, que fue aniquilada por Constancio Cloro, padre de
Constantino el Grande. Nuevamente la isla fue dividida en cuatro provincias:
Maxima Caesariensis, Britannia Prima, Flavia Caesariensis y Britannia Secunda.
Por 306 el
emperador Constancio Cloro se vio obligado a proteger a su frontera norte
contra los ataques de los pictos (la palabra picto fue usada por primera vez en
el 296 para referirse a hombres pintados al norte del Muro).
Pictos asaltando el Muro de Adriano.
Autor Luca Tarlazzi
A medida
que Roma se debilitaba, los pictos se volvieron más audaces, hasta que en el
año 360, junto con los gaélicos de Irlanda pusieron en marcha una invasión
coordinada en el muro de Adriano. El emperador Juliano envió legiones para
tratar con ellos, pero muy poco efecto duradero. Las incursiones de los pictos
penetraban y cada vez más profundamente en el sur.
Se cree que
en el año 383, el general romano a cargo de la defensa de Britania, Magno
Clemente Máximo, lanzó con éxito su campaña para usurpar el poder imperial.
Cruzó a la Galia con sus tropas, mató al Emperador Romano de Occidente,
Graciano, y gobernó la Galia, Hispania y Britania como Augusto (es decir, como
un co-emperador bajo Teodosio I), produciéndose la retirada de las legiones
romanas del norte y oeste de Britannia. Apenas veinte años después, a
principios del siglo V se produjo la retirada total de las legiones romana de
Britannia, dando inicio a un nuevo período en la historia de Inglaterra.
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