Pax Romana
Con el
reinado de Trajano se inicia la Pax Romana, que fue una etapa de orden y
prosperidad que conoció el Imperio Romano bajo la dinastía de los Antoninos
(96-192) y, en menor medida, bajo la de los Severos (193-235). Podríamos decir
que este período marcó la edad de oro de Occidente y el despertar de Oriente.
Éste
periodo de “Paz” fue en realidad una paz armada, porque los emperadores
conservaron las fronteras del Imperio gracias a las armas. Finalmente las
invasiones germanas por el norte y persas sasánidas por el este pusieron fin a
este periodo de Paz Romana en el siglo III.
El año de los cinco
emperadores (193)
Cómodo (180-192)
Entre el
año 180 murió Marco Aurelio, siendo sucedido por su hijo Lucio Aurelio Cómodo
Antonino, conocido como Cómodo que asumió el poder en solitario, pero su
reinado fue degenerando, víctima de sus continuas excentricidades. Dión Casio
escribió “Tras un siglo de oro llegó uno de hierro”.
A
diferencia de sus predecesores, parece ser que Cómodo no tuvo jamás interés en
las tareas administrativas que conllevaba su puesto y que siguió la tendencia a
lo largo de su reinado de impulsar el ascenso de sus favoritos. Cómodo logró
ganar su popularidad con el pueblo fácilmente, dado que durante su gobierno se
realizaron numerosos espectáculos populares, entre ellos, las luchas de
gladiadores. También era muy querido por el ejército porque pagaba bien.
Participo
en las luchas de gladiadores, generando un grave desacuerdo en todo el pueblo,
dado que esta actitud era indigna de un Emperador, pero éste sin importarle,
disfrutaba de estas actividades considerándose un verdadero dios de la cacería
y de la pelea.
El emperador Cómodo con los gladiadores.
El emperador después de haber participado en la lucha de gladiadores recibe el
entusiasmo del público
A finales
del año 192, un devastador incendio destrozó una gran cantidad de edificios
públicos, como el templo de Pax, el templo de Vesta, y gran parte del palacio
imperial. En noviembre de ese año organizó la celebración de los Juegos
Plebeyos, en los que participó disparando diariamente cientos de flechas a los
animales y combatiendo contra hombres moribundos. En diciembre anunció para
espanto del pueblo romano que iniciaría el año 193 como cónsul y como
gladiador.
El prefecto
del pretorio Quinto Emilio Leto decidió organizar una conspiración con su
chambelán Ecleto, con el objetivo de eliminar del trono a Cómodo y reemplazarlo
por Publio Helvio Pertinax, que era el prefecto de Roma. Para ello, los
conspiradores se ganaron la confianza de Marcia su amante que era cristiana. El
día 31 de diciembre de 192 Marcia envenenó la comida del emperador, pero éste
vomitó el veneno y fue a darse un baño. Temiendo que hubiese vomitado todo el
veneno y quedase vivo, enviaron al liberto Narciso a estrangularle en la
bañera. Éste cumplió bien su trabajo.
Asesinato de Cómodo. El emperador tras
ser envenenado por su amante Marcia, es ahogado en una bañera por el liberto
Narciso
Pertinax (1 de enero al 28 de marzo)
La
austeridad propugnada por Pertinax se granjeó numerosas enemistades, sobre todo
entre los pretorianos.
A
principios de marzo tuvo que hacer frente a una conspiración que trataba de
reemplazarle por el cónsul Quinto Sosio Falcó mientras inspeccionaba el
suministro de grano en Ostia. Cuando los conspiradores fueron descubiertos se
les ejecutó a todos menos al propio Falco, que fue perdonado.
El año el de los cinco emperadores (193):
Pertinax (1 de enero al 28 de marzo), Didio (28 de marzo al 1 de junio),
Severo (14 de abril al 4 de febrero 211), Niger (marzo-mayo), Albino (mayo
196 – 19 febrero 197)
El cónsul
Emilio Leto unió a pretorianos y sirvientes del palacio imperial frente a
Pertinax. El día 28 de marzo, consiguieron acorralar en sus habitaciones al
emperador quien, el emperador valientemente les hizo frente en persona, la
mayoría de los pretorianos volvieron a envainar sus espadas, pero entre ellos
un bátavo llamado Tausio le apuñaló, por lo que el resto de los presentes
envalentonados acuchillaron a Pertinax repetidamente.
Didio (28 de marzo al 1 de junio)
Tras la
muerte del emperador Pertinax, la Guardia Pretoriana subastó el trono imperial
entre los hombres más ricos e influyentes de Roma, algo intolerable para la
sociedad romana de la época. Didio Juliano Severo se impusó a Tito Flavio
Sulpiciano, suegro de Pertinax y por tanto peligroso para los pretorianos. El
precio final por el trono se estipuló en 25.000 sestercios por guardia, siendo
animado por su ambiciosa mujer Manlia Escantila y su hija Clara.
No
obstante, desde su proclamación como emperador, Juliano encontró resistencia no
sólo entre la plebe, sino también en el ejército. Tras unas semanas, tres
gobernadores de provincia, Clodio Albino, Pescenio Níger y Septimio Severo se
rebelaron contra el emperador. El primero y el tercero de estos se unieron y
marcharon juntos sobre Roma.
El
levantamiento del ejército de Septimio Severo acantonado en Panonia, al que
pronto se unieron las tropas desplegadas en los Balcanes y Germania comprendía
15 legiones veteranas y fuertemente armadas. Por su parte, a Pescenio Niger se
le unieron las legiones acampadas en Siria y las tropas enviadas por el
emperador arsácida Vologases V.
Defensa de Roma
Juliano en
primer lugar hizo declarar por el Senado, enemigo público a Albino, a la vez
que viendo peligrar su posición de emperador, mandó reforzar las defensas de
Roma, cavando fosos, incluso cerca del palacio, trabajos que encargó a los
pretorianos, a los cuales no les sentó bien, acostumbrados a no hacer nada que
implicara algún esfuerzo, así que a modo de contentarlos hizo asesinar a Leto y
Marcia responsables de la muerte de Cómodo.
Por su
parte, los rebeldes ya se encontraban en Rávena, donde capturaron gran parte de
la flota romana. Es posible que Juliano empleara a los elefantes destinados a
servir en el circo de la ciudad para defenderla.
Entonces
cometió un gran error; envió una brigada integrada por pretorianos a realizar
trabajos en las murallas de la ciudad. Los hombres que formaban este
destacamento eran soldados de élite, que aprovecharon esta situación para escapar.
Con esto Juliano perdía la confianza de la tropa y un buen número de soldados.
Muerte
Septimio
Severo proseguía su marcha sobre la capital del Imperio, haciendo que los
senadores decidieran enviarle una delegación en la que le juraban lealtad.
Muchos ciudadanos huyeron de la ciudad por miedo a lo que podía pasar.
Desesperado,
Juliano envió a su prefecto del pretorio a Septimio Severo a fin de que le
solicitara compartir el trono de manera simultánea. No obstante, éste mató al
mensajero y envió un mensaje a los pretorianos diciéndoles que si le entregaban
a los asesinos de Pertinax les garantizaría la impunidad, oferta que los
pretorianos aceptaron.
El 1 de
junio el Senado se reunió y proclamó por unanimidad a Septimio Severo nuevo
emperador del Imperio romano. Juliano permaneció en el Palacio Imperial, pero
fue asesinado al día siguiente por órdenes del nuevo emperador. Didio Juliano
exclamó la conocida frase de: ¿Pero qué mal he hecho?.
Severo (14
de abril al 4 de febrero 211)
A su
llegada a Roma, Severo invitó a la Guardia Pretoriana a un banquete en su
campamento; pero cuando los pretorianos llegaron fueron desarmados por una
fuerza de soldados de Severo, que ejecutaron a los asesinos de Pertinax. Severo
sustituyó a los pretorianos por soldados originarios de Panonia. Enviando a los
pretorianos a las legiones de distintas partes del Imperio.
·
En Oriente Pescenio Níger,
gobernador de Siria, se negó a proclamar emperador a Severo. Su propio ejército
le proclamó emperador, y pronto obtuvo el apoyo de la provincia de Egipto.
Severo marchó inmediatamente al Este para enfrentarse primero a él.
·
En Britania se cernía una
amenaza mucho más seria sobre el nuevo emperador. Clodio Albino era un
influyente senador de origen africano que había relevado al fallecido Pertinax
en el gobierno de la isla. Su ejército era numeroso y estaba muy bien
entrenado, consecuencia de años de guerra contra los caledonios. Severo se
concilió hábilmente con Albino al ofrecerle el título de César y el consulado
del año 194.
El año de los cinco
emperadores (193). Movimientos de fuerzas
Niger (marzo-mayo)
Pescenio
Níger era el gobernador de Siria, contaba con gran popularidad en Roma y entre
los soldados de las legiones del Este. A mediados de abril de ese mismo año,
decidió convocar a sus tropas a Antioquía, donde le proclamaron Emperador.
Pronto se le unieron los ejércitos de Asia Menor y Egipto. De ese modo, Níger
obtuvo el control de los territorios orientales del Imperio.
Níger se
encontró desde un principio en una posición de desventaja con respecto a Severo
y a Albino, pues sus legiones eran inferiores tanto en cantidad como en
calidad. Por otra parte, su condición de gobernador de una provincia oriental
le hacía menos popular en Roma que a sus dos rivales. Viéndose en tan apurada situación,
buscó la alianza del emperador del Imperio parto Vologases V y del gobernante
del pequeño reino de Hatra.
Batalla de Cicico diciembre año 193
Las tropas
de Níger bajo el mando de Aselio Emiliano gobernador de Asia, ocuparon
Bizancio, garantizándose de ese modo un lugar de paso de Asia a Europa. De allí
marcharon sobre Tracia, donde ocuparon Perintos.
Septimio
después de aliarse con Albino y envió al general Lucio Fabio Cilo con las
fuerzas de Moesia Tiberio contra las fuerzas de Niger que se repliegan. Niger
cruzó Anatolia y dividió sus fuerzas unas se dirigieron a proteger el
Holesponto y él con el resto se dirigió a Baizancio, llegando a la ciudad en
abril, a primeros de mayo tuvo lugar un enfrentamiento con las fuerzas de Cilo
siendo rechazado hasta el Holesponto, refugiandose en Bizancio, ciudad que es
puesta bajo asedio y que resistiría hasta el 196.
Desde Asia
trató de oponerse al desembarco del ejército principal severiano bajo las
órdenes de Tiberio Claudio Cándido, éste llegó a Gallipoli en junio, cruzando
el Holesponto y se produjo una batalla en Cícico en el mes de diciembre, en las
que las tropas de Niger fueron derrotadas, y el propio general Emiliano muerto
en la huida, las fuerzas de Severo persiguieron al ejército enemigo hacia el
norte.
Campaña de Severo contra Niger (193-194)
Batalla de Nicea diciembre del 193
Cándido
marchó hacia Nicomedia, ciudad que ocupó, Niger abandonó Bizancio y se dirigió
a Nicea para recortar la retirada al ejército severiano, el camino corría
alrededor del lago Ascanio. Níger había dispuesto algunos arqueros en barcas y
éstos, desde el lago, atacaban el avance de Cándido, quien finalmente dispuso a
sus hombres en formación en un lugar elevado para ofrecer batalla.
Níger
apareció entonces en el campo de batalla, animando a sus hombres que pronto
tomaron ventaja, pero Cándido reaccionó y reagrupando a sus hombres, algunos de
los cuales ya huían, bajo su insignia. En el contraataque Níger fue derrotado,
salvándose de una derrota total gracias a que cayó la noche.
Legión romana en combate. Autor Giuseppe
Rava
Parte de su
ejército se retiró a Armenia, mientras Níger abandonaba Asia Menor y se
retiraba de nuevo a los pasos de los montes Tauro donde defendieron el paso de
las Puertas Cilicias. Severo cambió al general Tiberio Claudio Cándido que fue
reemplazado por Publio Cornelio Anulino, quizás debido al fracaso de los
primeros para impedir la retirada del ejército rival.
Severo
aprovechó el control que tenía sobre la vida de los hijos de los gobernadores
provinciales, que se habían quedado en Roma, y de las rivalidades de las
ciudades de la región, animando así a los gobernadores a cambiar de bando, la
legión IV Ferrata se cambió de bando y ciudades se rebelaron.
Batalla de Issos año 194
Níger dejó
su posición en las Puertas Cilicias para consolidar lo que quedaba de su base
de poder en Antioquía. En mayo del 194, ambas fuerzas volvieron a enfrentarse
entre sí en las orillas del río Issos. Niger contaba con 6 legiones unos 20.000
efectivos, Severo contaba con 16 en total, pero teniendo en cuenta el asedio de
Bizancio y fuerzas dejadas atrás, contaría con unas 9 legiones. Ambas fuerzas
estarían desplegadas en ambas orillas del río Píndaro.
Las tropas
de Severo atacaron primero, mientras que las fuerzas de Níger lanzaban
proyectiles contra ellos. Según Dión Casio, los legionarios de Severo formaron
en testudo, usando sus escudos para protegerse.
Dión
describe la batalla de Issos como un acto de intervención divina, surgió una
tormenta repentina cuyo viento soplaba en dirección a las fuerzas de Niger, que
cegadas primero por el polvo y luego por la lluvia empezaron a tener
dificultades.
En este
momento, Valerio Valeriano, megister equitum de Severo, que supuestamente iba a
desertar al lado de Níger, vio que la batalla se decantaba por Septimio
Severo, flanqueó las fuerzas de Niger, que huyeron en desbandada. Niger huyó a
Antioquia para intentar llegar a la corte parta, pero fue alcanzado y
ejecutado.
La ciudad
de Bizancio resistió el asedio de las tropas de Severo hasta el año 196.
Albino (mayo 196 – 19 febrero 197)
Tras la
derrota y muerte de Niger (194) y la caída de Bizancio (196), donde resistían
sus últimos partidarios, Severo decidió hacerse con el absoluto control del
Imperio. Albino, viendo el inminente peligro, inició las disposiciones
necesarias para enfrentarse a Severo, que trató de asesinarle a través de un mensajero.
En 196,
después de haber sido aclamado como emperador por sus tropas, Clodio Albino
reunió y encaminó sus tres legiones y fuerzas auxiliares unos 40.000 efectivos
desde Britania hacia la Galia.
Después de
reunir a las fuerzas adicionales, estableció su cuartel general en Lugdunum (actual
Lyon). Allí a él se unieron Lucio Novio Rufo, el gobernador de Hispania
Tarraconensis con la legión VII Gemina bajo su mando. Pero Severo tenía las
poderosas legiones del Danubio y de Germania de su lado. Para tratar de
minimizar la ventaja y posiblemente ganar su apoyo, Albino golpeó primero
contra las fuerzas germanas bajo Virio Lupo. Les derrotó, pero no lo suficiente
para hacerles cambiar su lealtad.
Albino
consideró entonces invadir Italia, pero Severo había preparado para esto,
reforzando las guarniciones de los pasos alpinos. Como no quería correr el
riesgo de las pérdidas o el retraso que causaría forzar los pasos, desistió.
En el
invierno de 196/7, Severo reunió a sus fuerzas a lo largo del Danubio y marchó
hacia la Galia, donde, para su sorpresa, se encontró con que las fuerzas de
Albino contaban con efectivos similares.
La batalla de Lugdunum o de Lión 197
El ejército
de Albino se replegó a Lugdunum, Severo lo siguió, y el 19 de febrero de 197,
la batalla masiva y en última instancia decisiva finalmente comenzó. Los
detalles de la batalla son escasos.
Batalla de Lugdunum 197. Victoria de
Septimio Severo sobre Claudio Albino, la caballería fue decisiva. Autor Graham
Turner
La batalla
se libró en Tinurtium (actual Trevoux, región de Lión), se dice que fue la más
grande, cruel y sangrienta de todos los enfrentamientos entre las fuerzas
romanas. Las fuerzas de Albino eran 4 legiones con unos 60.000 a 75.000
efectivos y las de Severo similares, pero con más caballería. El combate que
duró dos días, lo que era inusual en las batallas romanas que duraban más de
unas pocas horas. La suerte cambió muchas veces durante el curso de la batalla,
con resultado incierto, hasta que finalmente la caballería de Severo decidió el
final de la batalla a su favor.
Batalla de Lugdunum febrero del 197. Septimio Severo ante el cadáver
decapitado de Clodio Albino después de la batalla. Autor Radu Oltean
Las bajas
debieron ser tremendas en ambos bandos. Albino huyó a Lugdunum.
Su paradero
no está claro, según la tradición romana, se suicidó con su propia espada
después de encontrar todas las rutas de escape bloqueadas, siendo
posteriormente decapitado.
Los hijos
de Albino fueron ejecutados junto a su madre por órdenes de Severo.
Invasiones bárbaras sobre el Imperio Romano
Todos los
pueblos de la Antigüedad miraban con desdén a sus vecinos. Los clásicos dieron
el nombre de “bárbaros” a todos los extranjeros de las regiones fronterizas con
el Imperio romano, y con los que combatieron, si bien se limita la
consideración a los que, ocuparon en Europa las regiones al norte del
imperio, invadieron éste, apoderándose de su parte occidental. Estos pueblos se
pueden dividir en cuatro grupos:
·
De
cultura turco-mongola: como los avaros, hunos, magiares, y armanos.
·
De cultura eslava:
Meridionales como los eslovenos, búlgaros y croatas. Occidentales como los
poloneses, checos y pomerianos. Orientales como polianos, y volianos.
·
De cultura irania:
los sármatas yácigos al oeste de Dacia y sármatas roxolanos al este de
Dacia hasta el mar Negro, los alanos a orillas del mar Negro.
·
De cultura germánica: Se
puede considerar de tres tipos: Septentrionales las tribus de Escandinavia y
Dinamarca. Los occidentales que eran expansionistas como los francos, suevos,
anglos, lombardos, frisones, alamanes, sajones y burgundios. Los orientales que
eran nómadas como los gépidos, rugios, vándalos, hérulos, godos y otros.
·
Del norte de África: los
mauros o mauri, los garamantes y los blemios o blemitas.
·
De Persia: los partos y
posteriormente los sasánidas.
·
De Arabia: los gasánidas y
los lakmidas.
A partir
del siglo I comenzaron a cruzar las fronteras del Imperio Romano, en busca de
tierras y botín. No perseguían con ello la destrucción del Imperio, ya que
consideraban al Estado Romano como una admirable organización política, en la
que pretendían obtener un lugar.
Poblado
germánico. Autor Mats Minnhagen
Durante la
decadencia del Imperio Romano, fueron muchos los pueblos bárbaros (extranjeros)
que, aprovechando las disidencias internas, se aproximaron a sus fronteras y se
establecieron en ellas, presionando de forma permanente para entrar. Los
bárbaros lograron penetrar lentamente entre los siglos I y IV y establecerse en
el interior, hasta que, finalmente, empujados por otros pueblos, lo hicieron en
forma violenta.
Invasión de los alanos año 135
En el año
135, los alanos, un pueblo emparentado con los sármatas y que estaban en las
inmediaciones del mar Caspio, intentaron invadir el imperio romano, pero el
griego Flavio Arriano, procónsul de Capadocia, movilizó a las fuerzas romanas
que eran las legiones XII Fulminata y XV Apollinaris, así como 8 alas y 14
cohortes auxiliares, desplegó sus fuerzas en profundidad, ubicó a los jinetes
arqueros en la retaguardia, delante de éstos arqueros y jabalineros a pie y en
vanguardia las legiones con 8 de profundidad con una fila de arqueros entre la
4ª y 5ª, en los flancos situó la artillería, y en las alas la caballería
apoyados consiguiendo derrotar a los alanos que eran una excelente caballería,
que fueron recibidos por una lluvia de pila y flechas y el muro de escudos de
las legiones. Siendo posteriormente atacados por la caballería por ambos
flancos. Esta hazaña la describió en la obra “Plan de movilización contra los
alanos”, que es uno de los textos capitales para el conocimiento de la táctica
romana durante el Alto Imperio. A continuación se transcribe.
Frontera con Armenia en el año 135
durante la invasión de los alanos
Fuerzas romanas
Legiones
·
Legión XV Apollinaris,
normalmente estacionada en Satala, Capadocia, mandada por el tribuno Marco
Vetio Valente que era el 2º jefe de la fuerza.
·
Legión XII Fulminata,
acantonada en Melitene, Capadocia.
Contaban con
55 escorpios y 2 catapultas cada una, en total 110 escorpios en total que
lanzaban venablos, y 4 catapultas que lanzaban piedras.
Caballería
·
I Ala Augusta Gemina
Colonorum. Reclutada en la Armenia romana. Formada a partir de la unión con
otra unidad, ésta ala luchó en la revuelta judía de Bar Kochba y seguramente sufrió
un elevado número de bajas que hizo necesario combinar ésta unidad con otra.
·
I Ala Ulpia Dacorum.
Reclutada en Siria bajo Trajano, también luchó en la 2ª revuelta judía.
·
II Ala Gallorum. Reclutada en
Galacia, Asia Menor.
·
II Ala Ulpia Auriana. Reclutada
en Hispania por Trajano.
Infantería auxiliar
·
Cohorte I Apula. Infantería
ligera reclutada en Italia, la mayoría eran libertos, mandada por el prefecto
Secundio.
·
I Cohorte I Bosporanorum
Sagittaria. Arqueros a pie reclutados en el reino del Bósforo. Mandada por
Lamprocles habitante de la zona descendiente de colonos griegos.
·
Cohorte milliaria equitata I
Germanorum. Reclutada en el norte de la Galia y a pesar de su nombre integrada
por celtas, se componía de unos 1.000 efectivos de infantería ligera e infantería
montada. Estaba mandada por un centurión romano.
·
Cohorte I Italica. Libertos
reclutados en Italia y comandados por el prefecto romano Pulquerio.
·
Cohorte I Ituraeorum
Sagittaria. Arqueros de infantería procedentes de Arabia Petrea (nabateos).
·
Cohorte equitata I Numidarum
Sagittaria. Arqueros de infantería y caballería procedentes e Numidia en el
norte de África. Mandada por el prefecto númida Beros.
·
Cohorte I Raetorum. Lanceros
de Retia reclutados en los Alpes. Comandados por el prefecto griego Dafnes de
Corinto.
·
Cohorte III Augusta Cyrenaica
Sagittaria. Arqueros de infantería de Cirenaica en el norte de África.
·
Cohorte III Ulpia Petraeorum
Sagittaria. Arqueros de infantería y caballería de Arabia Petrea.
Una cohorte
de infantería ligera no especificada procedente de Trapezus en la costa del mar
negro. Había 3 unidades de ésta clase estacionadas en Capadocia.
Fuerzas Aliadas
Arqueros
montados armenios. Número no especificado. A las órdenes de sus caudillos
Vasakes y Arbelos.
Honderos
procedentes de la Pequeña Armenia. Número no especificado.
Número no especificado
de lanceros procedentes de Rhizia, al este del mar Negro.
Marcha de aproximación
En la
vanguardia del ejército deben ir los exploradores montados, en dos grupos, cada
uno con su propio comandante. Detrás de estos los arqueros a caballo petreanos,
estos también en dos divisiones y encabezados por los decuriones. En la
retaguardia debe ser desplegado el ala (caballería) de los Aurianii, con ellos,
y comandados por Daphne el Corintio, el IV destacamento de Raetia. Detrás de
estos los del ala Colonists. Estacionados a sus lados deben ser desplegados los
iturianos y cirineos, más los de la I de Raetia. Demetrio debía mandar todas
estas unidades. Detrás de ellos la caballería germana, desplegados en dos
divisiones, y un centurión como comandante, concretamente el centurión a cargo
del campamento (el praefectus castrorum).
Detrás de
estos la infantería, con sus estandartes, y encabezando la marcha, los
italianos comandados por Pulcher y los praesentii de los cireneos. Es el mismo
Pulcher, quien está a cargo de los italianos, el que debe comandarlos a todos.
Detrás de ellos debían desplegarse los bosforianos a pie comandados por
Lamprocles, y en su retaguardia los númidas bajo el mando de Vero. La formación
debía ser de cuatro hombres por fila. Los arqueros debían estar al frente de
sus propias formaciones. La caballería perteneciente a las diferentes unidades
debían guardar los flancos de la formación Detrás de ellos debían ir la
caballería de la guardia y Detrás la caballería legionaria, luego la
artillería, y luego el estandarte de la XV Legión y junto a él el comandante de
la Legión, Valente, y su adjunto, acompañados por los tribunos y centuriones de
la primera cohorte. Frente al estandarte debían desplegarse la infantería con
jabalina. Estos hombres a pie debían desfilar también en fila de a cuatro. Tras
la XV Legión debía situarse el estandarte de la XII Legión con sus tribunos y
centuriones a su alrededor, también en formación de a cuatro.
Detrás de
la infantería pesada debían ir las fuerzas aliadas: las fuerzas pesadas de la
pequeña Armenia, de Trapezus, de los colcos y los jabalineros rizios. Después
la infantería de Apulia. Secundinus quien es el comandante de los apulios,
debía encabezar la fuerza aliada. Tras ellos el tren de bagaje. El ala de
dacios con su comandante situada en su retaguardia.
Centuriones
especialmente escogidos deben encargarse de mantener en buen orden la marcha de
la infantería en los flancos de la formación. La caballería gálata debe marchar
a los dos lados en una singular fila como guardia de flanco junto con la
caballería italiana. Sus comandantes deben estar también situados en los
flancos.
El
comandante general, Jenofonte, debía marchar la mayor parte del tiempo junto a
los estandartes de la infantería, e ir a caballo junto a la formación en
marcha, vigilando detenidamente que se guarde la formación y ordenando a los
que no la mantuviesen que regresasen a la misma, y animando y recompensando a
los que marchan en correcto orden y disciplina.
Despliegue
Al llegar
al sitio planeado, toda la caballería debía circular alrededor del lugar para
crear un perímetro, mientras que los exploradores son enviados a las posiciones
más altas para advertir de cualquier presencia enemiga. Luego debían armarse y
colocarse las armaduras para posteriormente situarse en sus posiciones de
batalla. El despliegue de combate debe ser lo siguiente. En cuanto a la infantería
(debían mantenerse formados sobre un talud existente sobre el terreno, es
decir, sobre una elevación) tiene que ser en este orden: En el flanco derecho
debían desplegar los armenios con sus mandos correspondientes, vasakes y
arbelos, manteniendo la parte más extrema del flanco, porque todos son
arqueros. Posicionados frente a ellos la infantería italiana. El comandante de
todos estos debía ser Pulcher, quien está a cargo de los italianos. Los
armenios, vasakes y arbelos, con su caballería e infantería debían prestarles
su apoyo.
En el
flanco izquierdo los aliados de la pequeña Armenia y los ligeramente armados de
Trapezus con los jabalineros rizios, que debían desplegarse en la parte más
extrema del flanco. Desplegados frente a ellos los doscientos apulios y cien
cirineos para que estas fuerzas pesadas les sirviesen de defensa y refugio,
lanzando entonces sus jabalinas sobre las cabezas de estos al situarse tras
ellos en un terreno más elevado. La infantería de la legión XV debía
desplegarse en el centro y parte del flanco derecho por ser las fuerzas más
numerosas del ejército. La infantería de la legión XII debían mantener espacio
que quedaba en la izquierda hasta llegar al flanco. Debían desplegarse en ocho
de fondo y en orden cerrado.
Tras las
cuatro primeras filas de legionarios se coloca una línea de arqueros, de los
que disponen de puntas de flecha de hierro muy finas. Y los que estén más
enfrente debían estar en guardia para que cuando los enemigos se acerquen a
cierta distancia poder disparar con seguridad sobre los pechos de los caballos
alanos. Esos que están en la segunda, tercera y cuarto rango de la formación
tienen que tener sus flechas preparadas para dispararlas, si es posible,
dañando tanto a los caballos como a sus jinetes tratándolo de poner a este
fuera de combate. Las siguientes filas debían ser jabalineros, la novena fila
tras ellos debían ser arqueros a pie los de Numidia, Cirene, Bosforo e Iturea.
La artillería debía desplegar en cada uno de los flancos para disparar sobre
los atacantes a la mayor distancia posible, situada, eso sí, a cubierto detrás
toda la formación.
Formación romana contra los alanos año
135. Las tres primeras filas forman u muro de escudos compacto y se defienden
con las pila. Los de atrás llevan jabalinas, a retaguardia arqueros itureos. A
la derecha los catafractas alanos uno de ellos llevando el estandarte o draco.
Autor Ángel García Pinto
Toda la
caballería desplegara junta en ocho alas y escuadrones, debe estar al lado de
la infantería a los flancos teniendo los pesadamente armados y los arqueros
como pantalla. Dos compañías y en el centro de la formación. Seis compañías,…(hay
una laguna en el texto original)….., los arqueros a caballo dispuestos entre
ellos tienen que formar cerca a la línea de batalla para disparar por encima de
ella. Los jabalineros, arqueros, infantería armada con espada y los armados con
hacha debían vigilar ambos flancos y esperar la señal. La caballería escogida
debe formar junto al general con doscientos legionarios, la guardia y los
centuriones, añadidos a la caballería escogida y los comandantes de la propia
guardia, también los decuriones de élite de infantería. Debía haber con él….
(laguna en el texto original)…, cien jabalineros ligeros para acompañar a la
caballería. El mando del flanco derecho junto con la caballería estará a cargo
de Valens, comandante de la XV legión. Los tribunos de la XII debían hacer lo
mismo a la izquierda.
Una vez así
desplegados, debía haber un silencio absoluto hasta que los enemigos se
coloquen a tiro de los arqueros, entonces debe lanzarse el grito de guerra, lo
más fuerte e intimidador posible. Es el momento de hacer uso de la artillería
de largo alcance, flechas pesadas (escorpiones) y las piedras (onagros,
catapultas), así como, de estar a tiro, los arqueros y jabalineros, tanto
ligeros como los más pesadamente armados. Las piedras debían ser también
lanzadas sobre los enemigos por las fuerzas aliadas que se encuentran en las
posiciones más elevadas. Toda la lluvia de proyectiles debe estar lanzándose de
todos los lados para que su concentración provoque el pánico en los caballos y
destruya la formación enemiga. Mediante esta descarga masiva de proyectiles se
espera que los escitas (alanos) no consigan acercarse a las primeras líneas
romanas, es decir, a la línea de batalla. Si a pesar de ello, los atacantes
atraviesan esta pantalla de proyectiles, las tres primeras filas de infantería
(legionarios) deberán cerrar filas hasta tocarse hombro con hombro y recibir la
carga lo más fuertemente posible. El cuarto rango lanzara sus jabalinas y el
primer rango, una vez detenida la carga enemiga, atacara con sus espadas al
toque y sin descanso.
Después de
rechazar al enemigo y si hay una clara ruptura de este, las unidades de
infantería retrocederán dando paso a la caballería, pero no todos los
escuadrones, sino la mitad de ellos, los que están enfrente deben ser los
primeros en avanzar, la otra mitad debe seguirles en perfecta formación. y sin
desorganizarse, con tranquilidad para que puedan continuar la persecución con
los caballos frescos en el caso que el enemigo se retire finalmente en
desorden, o para el caso de que estos den la vuelta y vuelvan a atacar que
puedan asistir así a los que son perseguidos. Al mismo tiempo los arqueros
armenios deben avanzar disparando sus arcos para prevenir cualquier
reorganización del adversario al tiempo que la infantería ligera, armada de
jabalinas, deben también avanzar a la carrera. La formación de infantería no
debe mantener sus posiciones, debe ahora avanzar a paso rápido para que pueda
ser esta base de defensa para la caballería llegado el caso de tener esta que
replegarse rápidamente ante un contraataque enemigo.
Flavio Arriano contra los alanos año 135. El procónsul
de Capadocia repele una invasión de alanos al organizar de forma magnífica las
legiones y las tropas auxiliares a su disposición, entre ellas las legiones XII
Fulminata y XV Apollinaris.
Desplegó a
los legionarios en profundidad, los apoyó con lanzadores de jabalina, con los
arqueros a pie y con arqueros a caballo en la retaguardia, y derrotó el asalto
de los alanos. Autor Peter Connolly.
Esta es la
táctica a llevar adelante en el caso de que los alanos estén en retirada. Ahora
bien, si estos se dan la vuelta y se dirigen hacia los flancos los arqueros situados
en ellos deben extender la formación hacia los lados. No creo que pese a que
los flancos se hagan más débiles al extenderlos hacia el exterior puedan
tampoco los enemigos irrumpir a través de ellos y así cortar nuestras líneas No
obstante, si ganan en alguno de los flancos los jinetes necesariamente expondría
sus flancos en ángulo recto. En ese caso los de caballería deben inmediatamente
cargar a espada y hacha.
Invasiones bárbaras en tiempo de Marco Aurelio
(162-180)
En el siglo
II, el desplazamiento a Europa central de los pueblos germanos como los godos,
vándalos y burgundios desde las riberas del mar Báltico y del Vístula, hasta
las llanuras del sur de Rusia, desencadenaron un movimiento general que terminó
por afectar a los pueblos que habitaban la zona germánica (cuados y marcomanos)
y sármatas (yácigos y roxolanos) establecidos junto a las limes romanas.
A mediados
del siglo II tribus procedentes de Escandinavia, los gépidos y godos, estos
últimos atravesaron las actuales Polonia y Bielorrusia hasta llegar a Ucrania a
finales de la misma centuria. La presión ejercida por los migrantes sobre otras
tribus provocó un “efecto dominó” en Germania, cada tribu que migraba por la
presión de otra tenía que quitarle el territorio a una tercera tribu que a la
vez debía buscar un nuevo hogar en la tierra de la siguiente tribu. Presionados
al norte por los nuevos invasores y detenidos al sur detenidos por las limes
romanas, estos pueblos faltos de tierras intentaron cruzar las limes de forma
violenta.
En tiempos
de Marco Aurelio, después de la campaña contra los partos y había movilizado 16
legiones, desguarneciendo el limes germánico-danuviano, y para mayor desgracia,
la peste Antonina había dejado al Imperio en condiciones de debilidad, que
fueron aprovechadas por los pueblos limítrofes, produciéndose una serie de
invasiones a los largo de todas las limes.
Invasiones bárbaras en el siglo II, en
tiempos de Marco Aurelio
Cincuenta
años antes, en los confines de la zona germánica, y a lo largo de la frontera danubiana
y carpática se habían producido movimientos y mezclas de pueblos, con la
llegada de un fenómeno nuevo entre los germanos, que representaba una
superación de la dimensión tribal: pueblos enteros (como los marcomanos, cuados
y naristas, vándalos, cotinos, yazigos, burios, etc.) se habían agrupado en
coaliciones, de naturaleza más bien militar, consiguiendo así presionar más en
el vecino limes romano.
Primeras incursiones (162-170)
Primeras invasiones germánicas (162-170)
en tiempos de Marco Antonio. Autor Roger M. Kean
Entre el
año 162 al 170, los bárbaros realizan pequeñas incursiones en la frontera, que
son rechazados por las fuerzas romanas en tres frentes: Retia, Panonia y Dacia.
Caucos y
catos en el 162 invadieron Retia, siendo rechazados aunque continuaron su
ofensiva hasta 165. Pero estas incursiones menores eran un mero preludio de las
que vendrían después. Sin embargo, quedaba de manifiesto la debilidad de las
defensas romanas en todo ese sector.
Lombardos,
ubios, lacringios y osos penetraron en Panonia Superior a finales de 166 y
principios de 167, con una fuerza de 6.000 efectivos, pero rápidamente fueron
destruidos tras una corta persecución primeramente por la caballería del ala I
Ulpia Contariorum del general Vindex, a las que se les unieron después
vexillationes de la Legio I Adiutrix del general Candidus, que los
interceptaron entre Brigetio y Arrabona (Gyor, Hungría). Inmediatamente, Marco
Lalo Basio, gobernador de la provincia afectada, inició negociaciones con once
tribus ribereñas del Danubio (marcomanos, cuados, vándalos, victumalos,
naristios, cotinos, etc.), éstas eligieron como portavoz al rey de los
marcomanos Bellomario, los embajadores germanos negociaron la paz y prometieron
no atacar territorio imperial; sin embargo, Marco Aurelio desconfiaba de ellos.
Reunión de las tribus germánicas en
Carnuntum en el 167. La embajada dirigida por Ballomar (rey de los marcómanos)
se entrevista con el gobernador romano de Panonia Marco Basso. La imagen
muestra a Basso poniendo como regalo reciproco un broche en el manto de
Ballomar obra maestra broche. Autor Radu Oltean
En el 167
los sármatas yácigos lanzaron ataques contra el limes occidental de Dacia,
quizás apoyados por grupos de vándalos, se hicieron con las minas de oro de
Albumun, en el enfrentamiento terminaron con la muerte del gobernador de la
provincia, Calpurnio Proculo. Se envió de refuerzo hasta la ciudad de
Potaissa (Dacia), desde Troemis en Mesia Inferior, la Legión V Macedonia, al
mismo tiempo se nombra gobernador de Dacia a Marco Claudio Fronto, gobernador
de Mesia Superior, con el fin de coordinar mejor las operaciones defensivas,
fue sin embargo derrotado y muerto. Ante esto los romanos vieron amenazando su
poder en toda la provincia siendo necesario fortificar todas varias ciudades,
incluyendo la capital, Sarmizegetusa.
Primera guerra Marcomana
En el 168
ambos emperadores reclutaron dos nuevas legiones, la II y la III Italica, y
marcharon con el ejército desde Italia hacia las provincias de Panonia a
comprobar la fortaleza de las limes, acampando en Carnuntum (Petronell,
Austria) base de la legión XIV Gemina Martia Victrix y del gobernador de la
provincia de Panonia Superior.
La guerra
se centró en toda la linea fronteriza que va desde el Agri Decumates hasta la
Dacia, también intervinieron en operaciones secundarias, las legiones de Dacia,
Mesia y Germania Inferior, aunque como veremos el frente principal de la guerra
estuvo situado en los territorios de Bohemia, Moravia y la parte más baja y
habitable de la República Eslovaca.
La
estrategia romana, a grandes rasgos era que ante la firme alianza entre marcomanos
y sármatas (los dos principales contendientes) los romanos deciden golpear al
eslabón más débil de la cadena, el territorio de los cuados, que estaban entre
ambos, allí se descargó el primer golpe, aislando a los dos enemigos más
peligrosos, luego le llegara el turno a los marcomanos y, por último, a los
sármatas.
Germanos contra romanos
Durante
todo ese año, marcomanos, cuados, victumalos y vándalos habían lanzado
constantes ataques fronterizos e incluso ocuparon un territorio al sur del
Danubio cerca de Carnuntum, al comprobar la llegada del numeroso ejército
imperial de refuerzo, terminaron sus ataques y gran parte de sus jefes tribales
que acudieron a entrevistarse con el Emperador y otros con sus gentes huyeron
al interior de sus territorios e incluso pidieron que fuese Roma quién les
designara nuevos líderes, para evitar represalias.
Los cuados
llegaron rápidamente a un acuerdo con Marco Aurelio. Al parecer acusaron a los
marcomanos de implicar a todos los pueblos circundantes a la guerra con Roma,
los marcomanos se perfilaron así como un pueblo temible que subyugaba, a los
menos fuertes como los cuados. Los cuados entregaron a Roma el control de
muchos puestos fortificados, devolvieron los prisioneros tomanos durante las
incursiones precedentes (un grupo de 12.000 de ellos es inmediatamente devuelto
al otro lado del Danubio) así como a los desertores.
Entre
tanto, Didio Juliano, comandante del limes de la actual Renania y gobernador de
la Galia Bélgica, rechazó con gran éxito a catos y hermunduros. Actuando con
solo una legión, la XXII Primigenia, con base en Mogontiacum además, derrotó a
los catos que habían invadido Bélgica.
Gran invasión de germanos año 169/170
En la
primavera del 169, tras meses de ataques para tantear las posiciones más débiles
de la frontera, una enorme fuerza de marcomanos, victumalos, hermunduros,
naristos y cuados penetró en el territorio romano entre Vindobona y Brigetio,
arrasó las guarniciones en la frontera aprovechando que el grueso de las tropas
romanas estaba en una nueva campaña contra los yázigos, concretamente
ejecutando un ataque en pinza desde Panonia Inferior y Dacia.
Germanos asaltando un fortín de la limes
romana. Autor Angus McBride
Los
germanos dirigidos por Bellomario, avanzaron por Pannonia hacía el sur,
mientras una parte de sus fuerzas asaltó Brigetio campamento de la legión I
Adiutrix, que estaba mandada por Helvio Pertinax, siendo rechazados. Otro grupo
marchó al oeste hacia la provincia Noricum, amenazando Vindobona y atacando
Ovilava (Wels, Austria). El grueso de las fuerzas germanas derrotó a unos
20.000 romanos cerca de Carnuntum, en un lugar llamado la Vía Ambra.
Tras la
victoria los germanos siguieron al sur, atravesando Panonia y Retia arrasando
Savaria, Poetovio y Emona; cruzaron los Alpes por el conocido paso de
Nauportus, entrando en la Galia Cisalpina (llanura Padana), arrasaron
Opitergium (Oderzo) y después asediaron Aquilea, lo que fue un gran error de
los germanos, porque dieron tiempo a las fuerzas imperiales para reagruparse y
levar nuevas tropas. Era la primera vez que tropas extranjeras pisaban suelo
italiano desde la invasión de Combrios y Teutones en el 101 a.C.
Ataque guerreros germánicos siglo II
Respuesta romana
Marco
Aurelio, más que consciente del peligro representado por la agresión, se volcó
en la tarea inmediata de formar un ejército de defensa con el que hacer frente
a las hordas de invasores. Se tuvo que recurrir, a gran parte de la guardia
pretoriana, diez cohortes (de 1.000 hombres), a las que se unieron las cohortes
urbanas (4 cohortes de 480 hombres) y las unidades de vigiles (7 cohortes de
480 hombres), todas de servicio en Roma. A estas se les sumaron la marinería de
las flotas del Miseno y Rávena, hasta totalizar unos 20.000 hombres, mandados
por el prefecto del pretorio, Tito Furio Victorino. Entre tanto el emperador
continuaba reuniendo tropas y organizando un contraataque general.
El ejército
de Victorino se dirigió al norte para liberar la ciudad de Aquilea, pero
poco antes de llegar a la ciudad, los germanos le hicieron frente, siendo
derrotado y destruido, y su comandante muerto en la batalla. Los invasores se
entretuvieron asediando la ciudad de Aquileia.
Ataques germanos en el año 169/170.
Marco
Aurelio intentó cercar a los germanos utilizando la legión XIV Gemina
mandada por el legado C. Vetio Sabiniano que había llegado por mar a Roma
desde Panonia Inferior para unirse a los nuevos reclutas, y las fuerzas de la
Panonia Superior e Inferior bajo las órdenes de Lalio Baso y Claudio Pompeyano
con las legiones I Adiutrix, II Adiutrix, X Gemina y XIV Gemina que avanzaban
hacia Aquilea desde sus provincias para cerrar la retaguardia
germánica.
Marco
Aurelio, que dejó en la capital parte de estas tropas, marchó ahora al norte
junto con Vero.
Cuando los
bárbaros que asediaban Aquilea, recibieron noticias de las fuerzas que se
estaban acercando, en primer lugar los marcomanos y los victuales se
retiraron hacia el norte escapando de la amenaza de cerco que se cernía sobre
ellos. Ocuparon seguidamente parte de los territorios de Retia y Norico, en
donde se establecieron y aguardaron acontecimientos con su botín. Los cuados,
haciendo un gesto de apaciguamiento, hicieron saber al César que los culpables
del levantamiento y ataque a los territorios romanos habían sido castigados,
que se retiraban e incluso le pidieron que les eligiera un nuevo rey porque el
suyo acababa de morir. El emperador no les creyó, pues ya antes habían roto sus
promesas de paz y preparó una expedición de castigo contra ellos.
Guerreros marcomanos y cuados siglos I y
II: 1 guerrero ordinario suevo con lanza y sax o cuchillo largo y escudo
cuadrado. 2 jefe con yelmo de bronce, cota de malla y espada. 3 guerrero con
escudo alargado, espada y hacha. Autores G&A Embleton
Nombró al
jefe de su caballería, Helvio Pertinax, legado de la Legión I Adiutrix, dándole
el mando del cuerpo de ejército que debía expulsar a marcomanos y victumales de
las provincias de Raetia y Noricum. Marco entretanto, y ya en Carnuntum
(Pannonia), se dedicaba a reorganizar las defensas romanas.
Fruto
seguramente de esta momentánea derrota romana fue el ataque que los sármatas y
costobocos lanzaron sobre la Mesia Inferior, consiguiendo atravesar el
debilitado limes (recordemos que había sido retirada de allí una Legión) y
llegar en sus correrías hasta la propia Grecia.
Sexto
Calpurnio Agricola (ex-gobernador de Moesia Inferior), nuevo gobernador de la
Dacia, que recibió el apoyo y coordino el movimiento de las legiones de Dacia y
Mesia Superior, pudo finalmente rechazar con éxito a los invasores y devolver
la calma a las fronteras.
Pertinax,
por su parte, y volviendo a la guerra contra marcomanos y victuales en Retia y
Norico, consiguió un gran triunfo expulsando a los germanos de las dos
provincias.
Tras estos
felices sucesos, Vero decidió regresar a Roma, siendo entonces cortésmente
acompañado por Marco. Durante el camino Vero muere a consecuencia de un ataque
de apoplejía. La ausencia de Marco, que debe quedarse por ahora en Roma para
preparar las exequias, impulsaron a los bárbaros a realizar nuevas incursiones
por territorio romano.
Mientras
Marco se encontraba en Roma una nueva gran invasión llevada a cabo por los
obios y longobardos, quienes tras cruzar el Danubio se enfrentaron contra los
hombres de Vindex y Candidus siendo aniquilados.
Mientras en
Dacia una tribu de vándalos, (originalmente llamados lugiones) eran un grupo de
tribus germánicas orientales procedentes de Escandinavia que habían emigrado a
la zona de Silesia, el Oder y el alto Vistula; se acercaron a la frontera
imperial del Danubio en el siglo II. Se dividían en dos ramas principales:
asdingos o victovales (instalados en parte de la actual Eslovaquia) y silingos
(ubicados más al oeste sobre el Main), los asdingos al mando de los jefes Raus
y Raptus llegaron a sus fronteras pidiendo tierras donde establecerse o dinero,
el emperador rechazó su petición y viendo que los romanos se preparaban para
una gran campaña prefirieron atacar a otra tribu y quitarles su tierra; el
nuevo gobernador de la provincia, Sexto Cornelio Clemens, les convenció para
atacar a los costobocos, pero como los recién llegados cosecharon un gran
éxito, Clemens los atacó y derrotó, aunque permitió que se asentaran en su
nuevo hogar (170-171). Para ello pidió la ayuda de Battarius, el jefe de los
lacringi, de doce años, grupo de vándalos que acompañaban a los asdingos pero
al que Clemens convenció de atacar a sus hermanos.
Con la
mayoría de las tropas romanas en guerra con los yázigos y la provincia Dacia
estaba debilitada, y los sármatas roxolanos y los germanos costobocos lanzaron
una ofensiva por la Mesia Inferior, donde se había retirado la Legio V
Macedónica para la campaña contra los yácigos. Los bárbaros saquearon el
territorio de Tracia llegando a arrasar Libida, Ulmetum y Tropaeum en el 170,
llegando a Grecia donde el templo de Eleusis cerca de Atenas fue profanado y
despojado de sus riquezas.
La campaña contra
los yázigos terminó por ser dirigida por Claudio Pompeyano, quien logró buenos
resultados, y así consiguió casarse con Lucila, hija de Marco Aurelio y viuda
de Lucio Vero.
Contraataque romano
Marco
Aurelio reclutó un gran ejército de 10 legiones completas (I y II Auditrix; I,
II y III Itálica; X Gémina; XI Claudia; XIV Gémina; I Minerva; y XII Fulminata)
numerosas vexillationes de otras legiones (II Trajana, XV Apolinaris, III
Augusta, X Fretensis, XXX Ulpia, y III Gálica), las tropas auxiliares se
estiman en unas 15 alas de caballería y 60 cohortes de infantería, además del
concurso de otro tipo de unidades como las provenientes de las flotas del
Danubio, los numerii y diferentes contingente bárbaros aliados. En total unos
120.000 hombres, probablemente el mayor y mejor ejército romano reunido en
Europa hasta entonces, al menos desde los tiempos de Augusto. Para financiar la
campaña el César tuvo que vender muchas de sus posesiones personales y
familiares pues el tesoro imperial estaba agotado tras la guerra contra los
partos y el desastre de la peste.
En otoño
de 171 Marco Aurelio llegó a Carnuntum, donde el poderoso
ejército se estaba reuniendo.
Invadió el
territorio de los cuados, obteniendo una gran victoria, pero también cosechó
una derrota cuando sus generales Siseuma y Vindex fueron vencidos en batalla, y
este último resultó muerto.
Ofensiva romana contra los bárbaros
germanos 171-179
En la
campaña de 172 el emperador marchó con 6 legiones hacia el norte subiendo por
el río Morava, hasta llegar a donde este confluye con el río Thaya; una parte
pequeña de sus tropas continuo por el Morava atacando a los cotinos, pero el
resto siguió por el segundo curso y construyó la fortaleza de Musov, que se
convirtió en su principal base de operaciones, en pleno territorio marcomano,
la expedición tenía como propósito el castigo y sometimiento de estos y de los
naristios.
Los
germanos, conscientes de su inferioridad en campo abierto, prefirieron lanzar
ataques por sorpresa contra las guarniciones romanas, con feroces represalias
de las legiones atacando pueblos enemigos, masacrando y esclavizando a su
población. Los bárbaros planearon una emboscada esperando que las legiones se
separaran en las distintas guarniciones que ocupaban el territorio germano.
Durante
esta campaña marcomana la legión XII Fulminata permaneció en su fortaleza junto
al César, mientras el resto de las tropas siguió su marcha hasta que una enorme
fuerza de cuados y marcomanos rodeó su campamento y lanzó un gran ataque,
actuando como una formación romana rodeando el campamento con un movimiento en
pinza. Los legionarios resistieron, a pesar del agotamiento por la sed y el
calor. Cuando la fortaleza estaba a punto de caer, los romanos vieron como un
rayo impactó sobre la torre de asedio enemiga y la incendió, desatándose una
lluvia torrencial, que hizo huir a los germanos. El hecho fue conocido como el
Milagro de la Lluvia; algunos lo atribuyeron a las oraciones de los soldados
cristianos y otros a que Marco Aurelio, al ver el desastre casi inevitable para
él y su legión, ordenó hacer un sacrificio a sus dioses, lo que fue
recompensado con el milagro mencionado.
Para los
legionarios fue una señal de la providencia divina, que los acompañaba,
incrementando su moral, lo que les permitió continuar con el plan original y
avanzar hacia las montañas por el río, sin oposición por parte de los germanos;
siguieron marchando hasta que los fuertes vientos, granizos y lluvias les
hicieron retroceder. Los germanos veían estas tormentas como terribles y, como
interpretaban su anterior derrota como castigo divino, desistieron de resistir.
Los marcomanos ante el fracaso de su ataque y las terribles consecuencias de la
ocupación imperial optaron por el sometimiento y acordaron la paz, cuyas
condiciones, impuestas por Marco Aurelio, fueron durísimas, teniendo que
entregar gran parte de su ganado, caballos y unos 15.000 germanos fueron
tomados como prisioneros y llevados a la región de Rávena para repoblarla.
Marco Aurelio aceptó que algunos grupos de campesinos germanos se establecieran
en la Galia Cisalpina, a fin de disminuir la presión demográfica, lo que
provocó fuertes roces entre los recién llegados y los itálicos del lugar. Las
expediciones del Emperador llevaron sus legiones a las tierras de los
lacringi y los cotinos, cruzando el sometido territorio naristo y atacando los hermunduros
de la selva de Bohemia; el resto del año, fueron atacados grupos aislados de
chari, victumalos y asdingios.
En el 173
se inició la ofensiva contra los cuados; las legiones avanzaron desde Brigetio
por los cursos de los ríos Waag y Nitra. Los cuados resistieron ferozmente,
pero tras la victoria romana en una gran batalla en el territorio de aquella
tribu, se logró su pacificación, sometiendo al Imperio los territorios de las
actuales Moravia, Bohemia y Eslovaquia. Se les prohibió acercarse al Danubio a una
distancia de 70 estadios tanto a los cuados como a los marcomanos.
Cuando los
yácigos se enteraron que los cuados habían sido derrotados por una sola legión,
uno de los dos reyes llamado Banadaspus, pidió la paz, pero fue rechazada por
Marco Aurelio. Cuando se enteraron, le rechazaron y acudieron a su otro rey
Zántico, y se prepararon para la guerra.
Guerra con los yácigos
Los
yazigios, que en sus repetidas incursiones y correrías por territorio romano se
habían apoderado y llevado consigo 100.000 personas, que se convirtieron en sus
cautivos. Marco Aurelio era acabar con ellos de una vez y por todas.
Operando
desde Sirmio (actual Sremska Mitrovica, en Serbia) junto al río Sava, Marco
Aurelio centró su atención en los yácigos que vivían en la llanura del río
Tisza (sarmatica Expeditio). Tras duros combates, y algunas victorias, los
yácigos fueron empujados a sus fronteras.
Dión Casio
habla de una batalla en el Danubio en el año 173, luchada sobre el río helado.
Los yázigos mandados por el rey Zántico, intentaron atravesar el río helado y
atacaron de frente a los romanos, mientras que un destacamento intentaba atacar
por el flanco. El general Publio Pertinax, posiblemente el mejor general de
Marco Aurelio, combinó su caballería e infantería con gran éxito. Formó un
cuadro en el medio del río, con la caballería y auxiliares dentro del cuadro.
Dio la orden de clavar los escudos en el hielo para no resbalar, apoyando un
pie en el mismo. La caballería yáciga cargó, pero sus caballos resbalaron en el
hielo y muchos jinetes cayeron al hielo, las siguientes filas cayeron al
tropezar con los primeros, sembrando la confusión que fue aprovechada para que
salieran los auxiliares y la caballería para matar y perseguir a los yácigos.
Pertinax los persiguió a su tierra natal y el rey Zántico se dirigió a
Carnuntum donde estaba Marco Aurelio para pedir la paz. El emperador deseaba
exterminarlos ya que no se fiaba de ellos, pero se libraron, ya que el
emperador recibió noticias de que el gobernador de Siria Avidio Casio se había
revelado.
Marco
Aurelio impuso las siguientes condiciones a los yázigos:
·
Debían dar libertad a los
cautivos.
·
Entregar un contingente de
8.000 jinetes, 5.500 de los cuales fueron enviados a Britania.
·
Se les permitió comerciar con
los roxolanos, pasando por la Dacia, siempre con el permiso y visto bueno del
lugarteniente imperial romano del territorio.
·
No acercarse al Danubio a
menos de 152 estadios, el doble que a cuados y marcomanos.
·
Instalar la legión III
Augusta en Musov, para controlar el territorio.
Invasión de Hispania
La primera
invasión en el año 171 fue llevada a cabo por los mauros rebeldes, que
superaron la limes del desierto, atravesaron el estrecho y saquearon la
indefensa Bética, y fue frenada echando mano de la VII legión acantonada en León
al mando del legado Aufinio Victorino. No obstante, parece que los atacantes
regresaron al otro lado del estrecho con abundante botín. Sólo así se
explicaría la existencia de una segunda incursión muy pocos años más tarde.
Repitieron
de nuevo en el año 177 la incursión llegando a la Bética, Lusitania e incluso
la Tarraconense, sitiando Singilia Barba (Antequera), la actuación general
Vallio Maximiano gobernador de la Mauretania Tingitana que contaba con la III
legión acantonada en el norte de África, rompió el cerco y pacificó la zona.
Segunda guerra Marcomana
En el
177 los yázigos y cuados se rebelaron contra los romanos, al año siguiente se
les unieron los marcomanos y otras tribus que lanzaron ataques contra el
territorio romano, Sin embargo, fueron rechazados por las tropas dirigidas por
los generales Candido Quintilio y Valerio Maximiano, quienes tras pacificar los
Limes en el 177, desde Musov lanzaron sendas expediciones por los ríos Jihlava
contra los marcomanos y Morava contra los silingios, ya en 178.
Estalló una
nueva rebelión, esta vez de cristianos, en Lugdunum que fue sofocada y tras
ella aumentó la persecución contra dicho grupo. En tanto que los yázigos
empezaron a atacar la provincia de Dacia.
En el
179 el emperador volvió al frente acompañado de su hijo Cómodo y
20.000 hombres, aposentándose en Carnuntum, donde finalmente decidió
llevar a cabo el plan de atacar a los cuados primero para separar a los
marcomanos de los yázigos, luego se sometería a los marcomanos y por último llegaría
el turno de doblegar a los jinetes sármatas.
Ofensiva romana contra los bárbaros
yácigos 180-182
Ese mismo
año se inició la ofensiva romana con una fuerza de 40.000 soldados, que
terminaron por permanecer en territorio hostil a pesar del duro invierno. Las
ofensivas romanas siguieron los cauces de los ríos Gran y Waag y más al norte,
atacando a los cuados y cotinos. En el caso del último río, las tropas
imperiales levantaron un campamento fortificado llamado Laugaricio o
Leugaricio.
Para evitar
una guerra simultánea contra los yázigos, Marco Aurelio les aseguró que sus
campañas eran solo para castigar a los germanos, quienes, asustados por el
éxito de la campaña contra sus antiguos aliados, prefirieron cooperar con Roma,
y avisaron que los cotinos planeaban atacar a las legiones.
Marco
Aurelio considerando que los sármatas no representaban una amenaza, mandó al
general Publio Tarutieno Paterno a enfrentarse a los cotinos, su plan era
posteriormente desterrar esta tribu a Panonia Inferior, los bárbaros
comprendieron que esta era una venganza del general por la emboscada de años
anteriores. El general romano llevó a cabo el castigo en persona, además un
gran número de naristios fueron trasladados también al interior del Imperio.
Ante esta
ofensiva, marcomanos y cuados pensaron en escapar al norte, a tierra semnona,
pero el emperador no deseaba que su futura provincia quedara despoblada y
ordenó a sus tropas bloquear los pasos, ocupar el territorio y quedarse en el
de forma permanente.
Romanos contra marcomanos. Autor Johnny
Shumate
Con sus
territorios ocupados los germanos, viéndose imposibilitados de derrotar a los
romanos en batalla campal, empezaron una campaña de guerrillas para
debilitarlos. Recibieron ayuda de los jinetes roxolanos y yázigos, quienes
enviaron guerreros a socorrerlos; entonces abandonaron la guerrillas y
decidieron presentar batalla a los romanos. Al saber esto se les unió también
los restos de los naristios. El resultado fue un desastre, en abril de 179,
tras todo un día de batalla fueron derrotados por las legiones comandadas por
Paternus, con miles de muertos, numerosísimos heridos y 40.000 prisioneros.
Esta victoria hizo que los legionarios aclamasen a Marco Aurelio y Comodó como
Imperatores; además, tras su derrota, los sármatas abandonaron la coalición y
los germanos volvieron a la guerra de guerrillas. Marco Aurelio estableció
guarniciones permanentes y con el tiempo muchos rebeldes se entregaron,
entregando a los prisioneros romanos que tenían en su poder.
Durante el
invierno de 179-180 en el campamento de invierno de Laugaricio (actual Trenčín,
Eslovaquia), donde estaba estacionada la Legio II Adiutrix comandada por su
legado Valerio Maximiano, las tropas derrotaron a los cuados, perdiendo 855
legionarios.
Con los
germanos derrotados, Marco Aurelio planeó la anexión de la Marcomania para
establecer una nueva provincia, ocupada con 20.000 legionarios y quiso lanzar
una ofensiva para acabar con la última resistencia, pero contrajo la peste en
el invierno y murió el 17 de marzo de 180 en la ciudad Viena. Los restos de
Marco fueron llevados al impresionante castillo se San Angelo. Fue sucedido por
su hijo Cómodo de 19 años que rápidamente firmó la paz con los germanos,
salvándoles de la derrota definitiva, pero consiguió reclutar a 13.000
guerreros cuados y a 10.000 marcomanos para su campaña contra los yázigos.
Fueron retirados los 35.000 a 40.000 legionarios que ocupaban los territorios
de la planeada provincia de Marcomania.
En 180
Vetio Sabiniano derrotó la rebelión de 13.000 dacios libres, permitiéndoles
establecerse en la provincia Dacia, estabilizando la frontera.
Decurión con una partida de jinetes
atacando a dacios. Autor Peter Connlly
Dándose por
satisfecho, Cómodo regresó a Roma, donde celebró un Triunfo el 22 de octubre de
180, a pesar de no haber conseguido conquistar a ningún pueblo.
Consecuencias
Las
altísimas pérdidas de la guerra y la peste afectaron gravemente al Imperio, y
la mala administración de Cómodo le dañó aún más. La economía y el comercio
decayeron, y también la población, unos 319.000 romanos fueron hechos
prisioneros por los bárbaros y llevados al norte del Danubio, sin que se
volviera a saber de ellos. Millones más murieron por la peste, siendo necesario
repoblar las regiones con colonos germanos, marcando el inicio de la
barbarización del ambiente rural. Las altas bajas militares, sólo en la batalla
de Aquilea 20.000 legionarios murieron por lo que fue considerada la mayor
derrota romana de ese siglo tuvieron que compensarse reclutando tropas bárbaras
iniciando un proceso de germanización de las legiones. Los germanos que tenían
una mayor fecundidad, en cambio, reemplazaron rápidamente las fuertes pérdidas
que también tuvieron y lentamente empezaron a ejercer mayor presión sobre el
debilitado Imperio, penetrando en él pidiendo tierras a cambio de lealtad y de
servir como recluta.
Entre 186 y
189 los cuados y posiblemente los marcomanos, iniciaron una nueva ofensiva que
no tuvo la mayor importancia. Sin embargo la paz lograda hizo que la frontera de
Pannonia fuese estable para los siguientes 50 años, hasta que en el año 254 los
marcomanos volvieron a entrar en guerra contra el Imperio, invadiendo Pannonia
y atacando Rávena
Entre 238 y
285 pasaron 19 emperadores, incapaces de tomar las riendas del gobierno y
actuar de manera concorde con el Senado, terminaron por situar a Roma en una
verdadera crisis institucional.
Durante
este mismo período comenzó la llamada invasión pacífica, en la cual varias
tribus bárbaras se situaron, en un principio, en los limes del
Imperio debido a la falta de disciplina por parte del ejército, además de la
ingobernabilidad producida en el poder central, incapaz de actuar en contra de
esta situación.
Muchos
germanos se establecieron como colonos en el territorio del Imperio, en las
ciudades como siervos y en el ejército como soldados, llegando a ser la guardia
pretoriana del emperador, que con el tiempo estuvo en sus manos. Esto
romanizó muchos las costumbres de los pueblos bárbaros, que llegaron a adoptar
el latín como lengua, la religión romana y la moneda. Pero, también, entre los
romanos se empezaron a introducir costumbres bárbaras, como la fidelidad al
jefe.
Invasiones bárbaras en el siglo III
Las
invasiones del siglo III, según la tradición, comenzaron con la primera incursión
conducida por la confederación germánica de los alamanes en 212, bajo el
emperador Caracalla y concluyeron en el 305, en tiempos de la creación, por
parte de Diocleciano, de la Tetrarquía.
Invasiones bárbaras siglo III
En el año
238 los godos se establecieron en la Baja Mesia (ver capítulo de los godos), en
el 250 estalló la primera guerra Gótica, en la que los romanos
fueron derrotados en las batallas de Beroea (250) y de Abritus (251).
Cuando los
sasánidas persas atacaron las provincias romanas en Oriente, las tropas del Rin
fueron retiradas. La frontera renana no estaba protegida.
Asalto bárbaro a una torre de vigilancia.
Autor Angus McBride
Alrededor
de 250, las fuentes romanas mencionan correrías de los francos (francii) en
Galia. Los francos, “los libres” según ellos, “bárbaros” según los romanos eran
una confederación de tribus procedentes germánicas más pequeñas (usípetes,
téncteros, sicambrios y brúcteros), que habitaban el valle del Rin y los
territorios situados inmediatamente al este. Esta unión podría estar
relacionada con el aumento del caos y las insurrecciones acontecidas en la zona
como resultado de la guerra entre Roma y los marcomanos, que había comenzado en
el año 166.
En un
principio, se dividían en dos grupos, cuyos nombres derivarían, de sus
asentamientos en torno a dos ríos:
·
Los francos salios
habitarían, a mediados del siglo III, el valle inferior del río Rin, en los
actuales Países Bajos y noroeste de Alemania. Su nombre estaría vinculado con
el río Sala (actual Jissel en Holanda). Según otras versiones provendría del
vocablo germánico “see” (mar), o también al germánico “i sala” (aguas oscuras).
·
Los francos ripuarios
habitarían el curso medio del río Rin, y su nombre derivaría del vocablo latino
“ripa” (río), en el sentido de la gente del Rin.
Otro grupo
eran los alamanes que eran un conjunto de tribus germanas establecidas en el
curso superior, medio e inferior del Elba y a lo largo del Meno. Fueron
mencionados por primera vez por Dión Casio en 213. Su nombre viene de Alle
Mannen que significa “todos los hombres”, incluían los bucinobantes, cuados,
hermunduros, jutungos, lentienses, semnones y teutones.
Una y otra
vez, francos y alamanes invadieron Germania Superior, saquearon el país y
quemaron muchas campos militares a lo largo del limes, y muchas veces los
legionarios romanos llegaban demasiado tarde lo que les animó a los germanos.
Estas correrías fueron devastadores para las provincias
romano-germánicos del Rin y al Danubio.
En el 254,
los alamanes atacaron las limes de la Germania Superior entre los ríos Rin y
Danubio, ocupando este territorio.
Invasiones bárbaras siglo III
Cuando los
sasánidas persas atacaron las provincias romanas en Oriente, el emperador
Galieno (253 – 268) retiró tropas del Rin y Danubio para hacer frente a la
nueva amenaza, los bárbaros aprovecharon la oportunidad para atacar al imperio.
Invasión de Hispania 257
En el año
257 el pueblo franco, más concretamente los francos salios, junto a los
alamanes, penetraron en el Imperio Romano con el ánimo de saquearlo y así
entraron en la Galia y en Italia y atravesando el Pirineo por el puerto de le
Perthus siguieron toda la Via Herculea y fueron paulatinamente saqueando y
destruyendo las murallas de todas las ciudades de la Tarraconense, la Cartaginense
y de la Bética, generando grandes riquezas para los asaltadores y una necesidad
de huir al campo de los nativos. Una parte de estos francos se apoderó de la
flota romana y pasaron a África, mientras que otros probablemente siguieron
saqueando la Península.
Invasiones bárbaras 258-260
Los ataques
internos fueron los que más debilitaron al Imperio en esta época, en el año 258
a la muerte de Galieno, el imperio se dividió en tres estados separados que
competían entre sí. Las provincias romanas de Galia, Britania e Hispania, por
inspiración de sus guarniciones militares, se separaron para formar el efímero
Imperio Galo. Póstumo fue proclamado primer emperador del Imperio Galo por sus
tropas, conquistó Colonia y la convirtió en capital del nuevo imperio. En
conjunto, era un buen tiempo para Galia y Renania, y un nuevo período de
prosperidad para Colonia. Pero el emperador Aureliano (270-275) en Roma quería
acabar con el Imperio Galo y marchó sobre los Alpes con sus tropas. En el año
274, en Châlons-sur-Marne, Aureliano derrotó al emperador galo Tétrico y
restauró la autoridad de Roma. Sin embargo, muchos soldados murieron, y casi no
había nadie para defender la frontera del Rin contra los invasores germánicos.
Invasiones bárbaras 250 – 257, y
fragmentación del imperio a la muerte de Galieno en el 268. Autor Roger M. Kean
Batalla de Mediolanum 259
En el año
259, los alamanes que serían unos 300.000 incluidos los civiles cruzaron los
pasos alpinos y atacaron la fértil llanura del río Po. El saqueo de la zona
infundió terror en Roma, ya que todavía las ciudades no estaban amuralladas. El
Senado de Roma preparó a toda prisa ejército improvisado de plebe para el
combate en un intento de de proteger a la ciudad. Galieno acababa de derrotar
al pretendiente Ingenuo cuando llegó la noticia de la invasión de los alamanes.
Él marchó con las legiones I Adiutrix, II Italica y II Parthica para
interceptar a los bárbaros en Italia. Para entonces, según el historiador
bizantino Juan Zonaras, los alamanes se había retirado ante de la inesperada
resistencia de los ciudadanos de Roma y su Senado.
Cuando
Galieno llegó al valle del Po con unos 60.000 soldados, se encontró con los
alamanes cerca de Mediolanum, la actual Milán. La victoria fue total: según
Zonaras 300.000 alamanes murieron aquel día, y el emperador recibió el título
de Germanicus.
Guerreros alamanes siglo IV-V, a la
izquierda jinete, a la derecha infante. Autor Igor Dzis.
En el año
260, las provincias orientales de Siria, Palestina y Egipto se independizaron
tomando el nombre de Imperio de Palmira, con respaldo sasánida, dejando en el
centro al Imperio romano propiamente dicho que estaba basado en Italia, los
Balcanes, Asia Menor y las provincias leales del norte de África.
Cuando los
sasánidas persas atacaron las provincias romanas en Oriente, parte de las
tropas de las limes del Rin y Danubio fueron retiradas y trasladadas a esa
zona. La frontera renana quedó debilitada.
En el 268,
los marcomanos iniciaron la invasión de Italia llegando hasta Rávena donde
fueron detenidos. Galieno tuvo que interrumpir de repente la campaña. Su
co-emperador y padre Valeriano, había sido derrotado y hecho prisionero por los
sasánidas. Tan pronto como la noticia llegó a Roma, una guerra civil estalló.
Galieno retiró tropas del Rin. Todos los campos militares romanos, torres de
vigilancia y asentamientos civiles a lo largo del Limes desde el Rin hasta
el Danubio fueron destruidas o abandonadas, y las provincias fueron asaltados
peor que nunca.
La
población civil de la región, se fue al interior del Imperio Romano. Muchas
fortalezas a lo largo del Rin fueron destruidos, Colonia y Tréveris fueron
conquistadas y saqueadas. También una gran parte de los Países Bajos, Bélgica y
Francia fueron devastadas, París estalló en llamas. La guarnición de Bonn no
fue destruida, pero las aldeas y asentamientos estaban sin protección y la
población se refugió en las guarniciones.
Invasiones bárbaras 268-271
Batalla del lago Benaco (Garda) 268
Durante tres
años, prevaleció la anarquía. Galieno tuvo que hacer frente en el 267 a la
incursión de los godos. En noviembre del 268, los alamanes llegaron hasta el
valle del Po, el emperador Claudio II les derrotó en la batalla del lago Benaco
(Garda) entre aproximadamente 35.000 soldados romanos y unos 100.000
alamanes. Los detalles de la batalla se desconocen, pero se sabe que Claudio
logró una victoria aplastante, matando o capturando a más de la mitad del
ejército enemigo, el resto huyendo a través de los Alpes a fuera de las
limes.
Batalla de Placentia 270
En el 270
jutingos y marcomanos invadieron Italia aprovechando que el emperador Aureliano
estaba en Panonia con un ejército para controlar la retirada de los vándalos, éste
al enterarse de la invasión, se trasladó apresuradamente a Italia, pero al
acercarse a Milán recibió noticias de que el enemigo ya se estaba moviendo
hacia el sureste después de saquear Placentia. De acuerdo con Dión Casio,
inmediatamente les envió un mensaje exigiendo su rendición, lo que rechazaron
diciendo que si quería desafiarlos le mostrarían cómo un pueblo libre podía
luchar.
Lucha entre romanos y marcómanos durante
la segunda mitad del siglo III. Autor Aleksandr Yezhov
Finalmente,
los germanos sorprendieron al ejército romano agotado con una emboscada en un
bosque cerca de Placentia, y el Emperador fue derrotado.
La noticia
de esta humillante derrota produjo dos revueltas militares de corta duración.
Los jutingos continuaron avanzando por la Vía Emilia hacia Roma. Puesto que no
había ninguna fuerza militar notable entre los invasores y la capital, el
pánico se desató en la ciudad que había crecido más allá de las viejas
murallas. Según Historia Augusta, los Libros Sibilinos fueron consultados, y se
realizaron ceremonias religiosas para pedir ayuda de los dioses.
Batalla de Fano 271
Después de
la derrota en la batalla de Placencia, el emperador Aureliano se reunió y
re-agrupó a sus tropas y comenzó en la búsqueda. Los jutingos dirigían hacia
Roma. Aureliano reunió todas las fuerzas que pudo y marchó al encuentro de los
jutingos, finalmente alcanzó vanguardia de la horda germánica y forzó una
batalla cerca de Fano, en las orillas del río Metauro. La vanguardia jutinga
había cruzado el río Metauro, y lo estaba cruzando el grueso cuando Aureliano
atacó. Atrapados entre el río y el ejército, los germanos no podían maniobrar
ni ceder terreno. Cuando la línea principal jutinga se rompió, muchos de los
guerreros se ahogaron mientras intentaban retirarse. Los restos del destrozado
ejército se retiraron hacia el norte, lejos de Roma, con Aureliano
persiguiéndoles.
Jinetes romanos siglo III. Johnny Shumate
Batalla de Pavia o de Ticino 271
Aureliano
persiguió a los jutingos, cerró los pasos en las montañas y los rodeó cerca de
Pavía en las orillas del río Ticino. Aquí su ejército atacó a los invasores y
fue capaz de destruir todo el ejército salvo una columna que consiguió escapar
por los Alpes, pero fueron alcanzados y destruidos en Retia. Por esta victoria
Aureliano recibió el título de honor “Germanicus Maximus”.
La victoria
de Aureliano terminó con la invasión de los germanos, pero los romanos estaban
muy conmocionados por la gran amenaza que la capital del imperio había
enfrentado después de la derrota de Placencia. Por lo tanto, Aureliano decidió
construir una nueva muralla con nuevas fortificaciones alrededor de Roma.
Pronto los romanos comenzaron a construir muros y fortificaciones alrededor de
cada ciudad en el imperio romano por temor a más invasiones desde el norte.
Invasión de Hispania 270
En el 270,
se produjo una segunda oleada francos y alamanes pero no repitieron la misma
ruta. Penetraron en el Imperio por la Galia del Norte, pasan por la Aquitania,
entran en la península Ibérica por Roncesvalles, siguen la calzada romana de Burdeos
a Astorga y siguieron la ruta de la Plata saqueando todas las ciudades que
encuentran a su paso: Pamplona, Astorga, Mérida y Lisboa. No solamente
saquearon las ciudades sino que también las villas romanas que encontraron a su
paso.
Guerrero alamán siglo III-IV, al comienzo
de le emigraciones germánicas: 1 el nudo o moño suevo. 2 francisca o hacha
arrojadiza. 3 arco largo de madera. 4 broches de adorno. 5 yelmo decorado con
plumas y pieles. Autor Angus McBride.
Campañas de Probo
La
situación prevaleció hasta que el emperador Probo (276-282), que en el 277,
encabezó una campaña contra los lugios y los alamanes,
60 poblaciones fueron liberadas de la opresión bárbara,
nueve reyes bárbaros pidieron la paz y 16.000 bárbaros se
enrolaron en el ejército romano como soldados.
En el 278
Probo inició una campaña contra los francos, ésta fue dirigida por sus
generales, la campaña fue un éxito, los prisioneros de la campaña pasaron a
servir al ejército romano como auxiliares, Probo recibió el título de Germanicus.
Varias tribus de otras regiones aprovecharon la lucha de Probo en la Galia para
saquear otras provincias, como los sármatas en Panonia, los godos y bastarnos
en Tracia y los burgundios con los vándalos en Retia, éstos últimos fueron
vencidos por Probo en Retia junto al río Libus (actual Lech), que capturó a su
rey Igilo, enviando a los vencidos a Britania como tropas auxiliares. Probo
recibió el título de Germanicus.
Posteriormente
luchó contra los sármatas en Panonia, donde trasladó la base de Serina a Siscia,
por restablecer la paz en la zona Probo recibió el título de “Restitutor
Illyrici”. Ya con los godos y bastarnos en Tracia, el emperador llegó a un
tratado de amistad. Después de poner orden en las fronteras Renana y Danubiana,
Probo se dirigió al Asia Menor, para emprender campaña contra una tribu
montañesa que desde tiempos de Galieno se había proclamado independiente. Esta
tribu, los isaurios vivían en las montañas, en zonas casi inaccesibles para el
ejército romano. Probo logró internarse en su región y destruyó todas sus
defensas, incluida la ciudad de Cremna que fue tomada tras un largo asedio en
el año 279.
Permitió a
los francos y alamanes establecerse como aliados romanos (foederati) en
territorio romano, a su vez esos tenían que ser leales al imperio y defender la
frontera si era necesario. Los francos se establecieron en las áreas
abandonadas en la orilla izquierda del Rin, y los alamanes en lo hicieron en la
zona de Austria, Suiza y Alsacia.
Hasta la
mitad del siglo IV hubo paz en la frontera, salvo en el 298 en que un grupo de
alamanes trataron de entrar y fueron derrotados por Constatino Cloro en la
región de la Galia en la batalla de Lingones (actual Langres, Francia) y de
nuevo en la batalla Vindonissa (actual Windisch, Suiza), fortaleciendo las
defensas de la frontera del Rin.
Jinete germano en el 300. Lleva un yelmo
tipo spangenhelm, cota de malla y escudo redondo, lanza, espada y hacha, la
silla lleva borren alto. Autor Johnny Shumate
En el año
300 luchó contra los francos en la frontera del Rin, y como parte de su
estrategia para apuntalar las defensas Constancio asentó a los francos
derrotados en aquellas partes de la Galia que se habían visto devastadas como
forma de repoblar estas áreas del imperio. En cualquier caso, durante los
siguientes tres años Constancio siguió centrado en la defensa de la frontera
del Rin.
Invasión de los sármatas (285-289)
Durante el
otoño de 285, el emperador Diocleciano en los Balcanes, se encontró con una
tribu de sármatas, que solicitó asistencia del emperador. En particular, los
sármatas solicitaron al Emperador ayuda para recuperar sus tierras o bien, en
su defecto, derechos sobre los pastos en territorio del Imperio, pero
Diocleciano contestó negativamente a ambas peticiones y se enfrentó militarmente
a ellos, aunque no fue capaz de obtener una victoria definitiva. Las presiones
nómadas sobre la gran llanura europea se mantuvieron, y más tarde el imperio
tendría que volver a enfrentarse a los sármatas. En el 289 se enfrentó de nuevo
con los sármatas. No han llegado detalles sobre esos hechos, si bien las
inscripciones existentes indican que Diocleciano adoptó el título Sarmaticus
Maximus.
Invasiones bárbaras en el siglo IV
Cuando otra
sangrienta lucha por el poder estalló en el Imperio Romano después de la muerte
de Constantino, los alamanes y los francos cruzaron el Rin otra vez. Alrededor
del 350, los alamanes controlaron grandes partes del este de Galia. En 353, los
francos destruyeron el campamento militar de Bonna (Bonn), en 355, conquistaron
y saquearon Colonia.
Campañas de Juliano contra los germanos
356-360. Autor Roger M. Kean
Pero
Juliano, el sobrino de Constantino y comandante del ejército galo, llegó a
Vienne y desde allí se dirigió a la amenazada Autun, donde llegó a fines de
junio de 356, y después hacia Troyes, librando escaramuzas. Ese mismo año logró
una paz, siquiera precaria, con los francos. Después reagrupó sus fuerzas en
Reims y marchó hacia el Rin librando varios combates hasta alcanzar Colonia
Agripina (actual Colonia), que fue reconquistada ese mismo año. Invernó en
Senona, siendo cercado por una fuerza superior de alamanes. A pesar de que le
había abandonado el maestre de la caballería Marcelo, Juliano resistió a los
sitiadores y los derrotó. Constancio envió por fin refuerzos en la primavera
del 357 comandados por el magister peditum Barbacio (25.000 hombres)
Escaramuza en la orilla del Rin
antes de la batalla de Estrasburgo en 357. Autor Gerry Embleton
Reconquistó
Colonia y mandó reconstruir y fortificar la guarnición de Bonn. Poco después,
Juliano ascendió al trono imperial (361-363). Es apodado de “apóstata” pues
renegó del cristianismo, declarándose pagano y neoplatónico. Pero no mandó
perseguir otras religiones. Juliano murió en una campaña contra los sasánidas,
de aquí en adelante todos los emperadores eran cristianos.
En aquel
entonces, Roma permitió a los francos instalarse en Toxandria, hoy Bélgica.
Cada vez más francos venían, y finalmente eran el mayor grupo étnico. Era una
transición pacífica y numerosos francos, entre ellos los primeros merovingios,
servían en el ejército romano. Los francos en la orilla derecha del Rin, sin
embargo, quedaban enemigos del Imperio.
Batalla de Estrasburgo o de Argentoratum (357)
En la
primavera del año 357, los alamanes renovaron sus incursiones, penetrando en la
Galia más de lo acostumbrado,. Aunque no cabe hablar de una incursión a gran
escala, Constancio II vio en ello la ocasión de destruir a los alamanes de una
vez por todas. Envió 25.000 hombres de Italia al mando de Barbacio, uno de los
segundos al mando del ejército. Juliano diseñó un plan para atrapar a los
alamanes en un movimiento de pinza entre su ejército y el de Barbacio, con el
objeto de confinarlos en un espacio muy pequeño y allí aniquilarlos.
Sin
embargo, cuando Juliano iba a fortificar Saverne y a enviar auxiliares contra
las islas del Rin en posesión de los alamanes, recibió noticias de que éstos
habían arremetido contra las fuerzas de Barbacio, derrotándolas y obligando a
éste a retirarse a sus cuarteles de invierno. Ello redujo las fuerzas de
Juliano a 10.000 infantes (4.500 legionarios y 5.500 auxiliares) y 3.000
jinetes, que habían de enfrentarse a un ejército bárbaro que se componía de 7
reyes (Chonodomario, Velstrapo, Urio, Ursicino, Serapio, Suomario, y Hortario)
y 10 príncipes que congregaron a 30.000 infantes y 3.000 jinetes. Los reyes
ordenaron a Juliano abandonar el oeste de Renania que consideraban suyo por
derecho de conquista.
Juliano
rechazo la orden y se preparó para repeler la invasión. A primeros de agosto,
los exploradores romanos informaron que los alamanes se encontraban entre
Argentatorum (actual Estrasburgo) y Drusenheim, viendo una rara oportunidad de
entrar en batalla contra todo el ejército alamán, emprendió el camino, se
encontraban a 34 km de distancia, avanzó con jinetes exploradores delante, la
infantería ligera en vanguardia y la caballería ligera a los flancos para
proteger la columna.
A medio día
los exploradores le informaron de que los alamanes se encontraban en una
elevación del terrero un poco más adelante, en la margen occidental del Rin,
donde los alamanes seguían reuniendo fuerzas. Juliano ordenó construir un
campamento fortificado con foso y empalizada y atacar al amanecer del día
siguiente, tras el descanso nocturno.
Sus tropas
discreparon y se lo hicieron saber golpeando el escudo con sus lanzas y
jabalinas, querían enfrentarse con el enemigo en aquel instante.
Viendo que
era imposible disuadir a sus tropas, decidió atacar inmediatamente.
Despliegue de fuerzas
Juliano desplegó
sus fuerzas con su magister equitum Severo en el ala izquierda para evitar
sorpresas procedentes del bosque, en el centro situó la infantería ligera a
vanguardia para hostigar al enemigo (3.000) y detrás la infantería pesada: la
legión palatina Regii (800-1.200) y los auxiliares bátavos, cornutii y
brachatii (800-1.000). En el ala izquierda 2 vexilationes ligeras (1.000), en
el ala derecha 3 vexilationes pesadas (1.500) (cada vexilatión tenía de 400 a
600 jinetes). A retaguardia situó la reserva en la que estaban 500 brucelarios
de la Scola de Mediolanum, y la legión Primanii que era una legión comitatense
(1.000) e infantería posiblemente hérulos, celtas y petulantes.
Batalla de Estrasburgo o de Argentoratum
357, despliegue de tropas
Batalla de Estrasburgo o de Argentoratum
(357). Despliegue inicial de fuerzas
Los
alamanes formaron con la caballería en las alas, el ala derecha escondida en un
bosque bajo el mando de Serapión con jinetes mezclados con infantes, en la
derecha mandada por Cnodovario también con jinetes e infantes. En el centro la
infantería, en primera línea Chonodomario y en segunda línea Comitato. La
infantería formaba en la típica formación de muro de escudos y la cuña para el
ataque.
La batalla
El ejército
romano avanzó, pero Severo que marchaba el ala izquierda, detectó la emboscada,
y Juliano ordena detener el avance.
Los
bárbaros avanzaron y fueron recibidos por una lluvia de venablos y flechas de
la infantería ligera, que se replegó detrás de la infantería pesada, desde donde
siguieron lanzando proyectiles.
Batalla de Estrasburgo o de Argentoratum
(357). Infantería romana con las ropas ligeras delante de la infantería pesada.
Autor Igor Dzis
Batalla de Estrasburgo o de
Argentoratum (357): alamanes frente a la infantería pesada romana
Los
alamanes exigieron a sus caudillos desmontar para combatir a pies, chocaron con
las legiones que formaron un muro con sus escudos, de los que sobresalían las
lanceas.
Batalla de Estrasburgo o de Argentoratum
(357). Desarrollo de la batalla
Severo se
impuso en el ala izquierda, consiguiendo derrotar a sus oponentes y avanzar con
orden, pero la caballería pesada romana del ala derecha se desbandó cuando uno
de sus máximos oficiales resultó herido. En la huida, habrían rebasado incluso a
sus propias líneas si las legiones no se hubieran mantenido firmes. Juliano al
frente de los clibanarios y su guardia personal, reunió tras él a los que huían
y recompuso el ala. Parece ser que al ver el drago o estandarte imperial los
jinetes fugitivos volvieron grupas y se unieron a Justiniano.
Batalla de Estrasburgo o de Argetoratum
(357). Severo se impone en la izquierda. Autor Gerry Embleton
Batalla de Estrasburgo: Juliano al frente
de los clibanarios
La batalla
se resolvió en una lucha de infantería en todo el frente. Ante el las armas
arrojadizas (jabalinas, venablos y flechas), la formación bárbara comenzó a
descomponerse. Los auxiliares germanos de las cohortes cornuti y bracchiati
lanzaron el grito de guerra germano, el barritus, para que sus oponentes
supieran a quién tenían enfrente.
Los romanos
formaron un muro de escudos, y siguió un combate a empellones que los alamanes
intentaron superar con hombros y rodillas, y con frenéticos golpes de espada.
Chonodomario en persona encabezó una fuerza de jefes tribales que rompieron el
frente romano creando una brecha importante en la primera línea. La legión
Primani que estaba en reserva actúa y restablecen la línea.
Batalla de Estrasburgo o
Agentoratum (357). Chnodomario encabeza a los jefes tribales
que rompen el centro romano. Autor Igor Dzis
Aquel fue
el último esfuerzo de los alamanes, que incapaces de adentrarse en el muro de
escudos romanos, y ante el gran número de sus bajas, iniciaron la huida. Ebrios
de sangre, los romanos rompieron la formación y los persiguieron hasta el Rin,
donde Juliano lanzó una carga y ordenó masacrar a los germanos con armas
arrojadizas mientras intentaban atravesar el río a nado. Los alamanes perdieron
6.000 hombres y otros 2.000 más al cruzar el Rin. Chonodomario fue capturado y
enviado a Roma, donde falleció poco después. Las bajas romanas sumaron 243
hombres, entre ellos dos tribunos.
Juliano fue
aclamado como Augustus por sus tropas en el mismo campo de batalla. Él rechazó
el título y ordenó a la unidad de caballería, que casi le había costado la
victoria, que desfilara al día siguiente con ropa de mujer.
Después de
la batalla penetró 16 km en territorio germano, asolando todo a su paso, hasta
que se topó con la selva y regresó por miedo a las emboscadas, firmando una
tregua de 10 meses.
Transcurrido
el plazo, volvió a cruzar el Rin para doblegar el orgullo de los reyes Surmar y
Hortorio que habían participado en la batalla de Estrasburgo, los germanos
prometieron devolver a los cautivos que tenían, pero mintieron en el número.
Realizó una
tercera incursión regresando con 20.000 cautivos que los germanos aún
mantenían.
Campañas de Valentiniano I
Los
alamanes acusaron al emperador de no pagarles la misma cantidad de tributos que
los anteriores emperadores romanos les entregaban, al no recibir respuesta del
emperador Valentiniano I (364-375). Los alamanes invadieron Galia en el 365.
Este hecho coincidió en el tiempo con la sublevación de Procopio en Oriente.
Valentiniano recibió ambas noticias al casi al mismo tiempo y sopesó si acudir
a ayudar a su hermano o permanecer en la Galia haciendo frente a los alamanes.
Finalmente decidió dirigirse al oriente, mientras envió a su general Dagalaifo
contra los alamanes. Sin embargo las presiones de las ciudades galas y se su
corte le hicieron cambiar de opinión y quedarse en la Galia para hacer frente a
los alamanes. Temía que si se dirigía al sur perdería los apoyos del ejército
de la Galia, que era el que le subido al trono.
Presión en la frontera romana en el 363,
después que Juliano retirase tropas contra los persas. Autor Roger M. Kean
Batalla de Catalauni 366
El
emperador se dirigió a Reims, desde donde dirigió las acciones militares. Envió
un ejército al mando de Charitto y Severiano contra los alamanes, pero estos
consiguieron derrotar a las tropas romanas. Tras reorganizar el ejército el
Augusto envió en el 366 una nueva expedición, al frente de la cual situó a
Dagalaifo. Tras los continuos fracasos del general romano fue sustituido por
Jovino, que los derrotó la batalla de Scarpona (Charpeigne), y de nuevo en la
batalla de Catalauni (Châlons-en-Champagne), los romanos sufrieron 1.200 bajas
frente a los 6.000 muertos y 4.000 prisioneros alamanes. consiguiendo expulsar
a los alamanes de Galia. Como agradecimiento por los servicios prestados
Valentiniano nombró al vencedor de los alamanes cónsul.
Batalla de Solicinium 366
Sin embargo
los alamanes contraatacaron al año siguiente y volvieron a invadir la Galia.
Cruzaron por sorpresa el Rin, atacando y saqueando Mogontiacum (Maguncia).
Valentiniano ordenó el asesinato de uno de los líderes alamanes, Viticabio. En
la primavera del 368 los romanos enviaron una expedición contra los alamanes
para situarles definitivamente bajo el poder imperial. La campaña fue dirigida
por los generales Sebastiano, Jovino y Severo. Valentiniano se puso al frente
de las tropas que cruzaron el río Main. Finalmente las huestes romanas se
enfrentaron a los bárbaros en la batalla de Solicinium (Schwetzingen). Se sabe
poco sobre la batalla que probablemente tuvo lugar en la parte norte de lo que
hoy es Hechingen y la ciudad perdida Solicinium. El historiador romano Ammianus
Marcelino afirma que diferentes tribus se organizaron para una gran ofensiva, y
cruzar las limas romanas. Forzados a la batalla, los alamanes se retiraron a
una colina desde donde infligieron grandes bajas a los romanos hasta que
finalmente fueron derrotados en una brutal batalla, en que los romanos
obtuvieron la victoria pírrica, y en una de las acciones el emperador estuvo a
punto de encontrar la muerte y las bajas en el ejército romano fueron tan
numerosas que tuvo que abandonar la idea de continuar su campaña contra los
alamanes. A su regreso a Galia Valentiniano mandó reforzar y ampliar las
defensas de la orilla izquierda del Rin.
Los
alamanes protestaron por estos trabajos, ya que lo consideraban un ataque a su
integridad. Tras ser desoídas sus protestas atacaron la principal fortaleza de
la línea defensiva del Rin situada en las cercanías de Heidelberg, consiguiendo
destruirla tras dar muerte a sus defensores. Paralelamente el emperador vio
como la situación empeoraba en el norte de Galia.
Campaña contra Macriano
En el 370 a
causa de la intensificación de los ataques de los sajones. Valentiniano envió a
Severo a frenar los ataques. Tras una dura campaña los romanos acabaron con la
vida de la mayoría de los hombres del ejército sajón, a pesar de que estos al
verse derrotados pidieron permiso a los romanos para regresar sanos y salvos a
sus tierras.
Una vez
solucionados los problemas con los sajones, Valentiniano lanzó un nuevo ataque
contra los alamanes. Esta vez su objetivo eran las tribus encabezadas por
Macriano. Para facilitar su victoria trató de contar con la colaboración de los
burgundios, otra tribu germánica posiblemente originaria de Bornholm (en el mar
Báltico) que era enemiga declarada de los alamanes. Teodosio fue el encargado
de ponerse al frente de las tropas que atacaron a los alamanes en Retia y en el
valle del río Po. Esta campaña se prolongó durante cuatro años, mostrándose
Macriano como un rival duro de vencer. Con el fin de acabar con la resistencia
de los bárbaros el emperador trató de ganarse el favor de los alamanes que
apoyaban el acuerdo con los romanos. Gracias a sus gestiones consiguió
trasladar a Britania a las tropas del rey alamán Fraomario. Los burgundios se
establecieron en la cuenca del río Rin y posteriormente se expandieron hasta
Borgoña.
Guerreros burgundios siglo IV. Eran
aliados de Roma y se asentaron en la cuenca del Rin, posteriormente ocuparían
Borgoña. Autor Angus McBride
El
desarrollo de las campañas contra los alamanes se vio entorpecido por los
continuos problemas fronterizos, primero en África y después en el Danubio.
Ante la imposibilidad de derrotarle y temiendo una invasión de Iliria por parte
de tribus de los cuados y los sármatas, Valentiniano firmó la paz con Macriano.
La
situación interna se agravó cuando un ejército de pictos, escotos y atacotes
derrotaron al dux Fullofaudes en Britania, provincia que cayó en un estado de
anarquía, lo que fue aprovechado por los francos y los sajones para atacar el
norte de la Galia. Los enviados del emperador para pacificar Britania, primero
Severo y posteriormente Jovino, fracasaron en sus intentos de devolver lal paz
al territorio.
Cuando ese
mismo año Valentiniano cayó enfermo se desató una lucha por la sucesión entre
Severo, candidato del ejército, y Rústico Juliano, apoyado por la nobleza gala.
La inesperada recuperación del emperador puso fin a estas disputas internas.
Para evitar que volviera a plantearse una situación parecida en el futuro
nombró a su hijo Graciano, co-Augusto. A comienzos del 368 lanzó una campaña
contra la alamanes y envió a Teodosio a Britania. Este último, quien se
encontraba al mando de cuatro legiones, consiguió restaurar el orden en el sur
de la provincia, tras lo que reorganizó el ejército y la administración
provincial. Siguiendo una táctica casi de guerrillas en el año 369 Teodosio
logró recupera la región situada al norte de Londres y puso fin a la rebelión
de Valentino, cuñado de Maximino, y que había tratado de hacerse con el control
de Britania. Por sus éxitos en sus campañas a su regreso a la Galia
Valentiniano nombró a Teodosio magister equitum en sustitución de Jovino.
Final de Valentiniano
En el 373
las tribus de los cuados y los sármatas cruzaron el Danubio y comenzaron a
saquear las provincias de Valeria y Mesia. De esta última provincia fueron
expulsados por Teodosio el Joven, dux de Mesia, e hijo del general de
Valentiniano.
Los
sármatas solicitaron el perdón del emperador, quien decidió castigar duramente
a los cuados de Moravia, que habían invadido Panonia e Iliria. En el verano del
375 se adentró con sus tropas en el territorio de los cuados, éstos huyeron
despavoridos, los romanos saquearon y arrasaron la zona. Tras su razia
punitiva, volvió en otoño a su cuartel general en Savaria (Szombatheli), donde
el 17 de noviembre del 375 recibió a una embajada de los cuados, que
solicitaban un acuerdo de paz con Roma a cambio de la destrucción de las líneas
defensivas romanas en su territorio. La actitud de los embajadores bárbaros
enfureció tanto a Valentiniano que le provocó un ataque al corazón que terminó
con su vida. Su hijo Graciano, que contaba con tan solo 15 años de edad, fue
proclamado emperador.
En mayo de
378, Graciano derrotó completamente a los lentienses, la tribu más austral de
los alamanes, en la batalla de Argentovaria, (actual Colmar, Francia), según
Amiano, tenían una fuerza de 40.000 hombres, de los que solo sobrevivieron
5.000, las bajas romanas se desconocen pero al parecer fueron escasas. Ese
mismo año, Valente encontró la muerte en la batalla de Adrianópolis el 9 de
agosto, a manos de los godos, que habían entrado en el imperio huyendo de los
hunos.
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