martes, 10 de octubre de 2017

Capítulo 37 - Guerras contra los germanos


Guerra contra los germanos

El ejército de los germanos
Tácito describe a los germanos como corpulentos, de ojos azules y cabellos rubios, demostrando su fuerza en ocasiones especiales y mostrándose inclinados a los trabajos más duros, aunque guerreros feroces, su organización militar era de lo más elemental, consistente en escuadrones y batallones reclutados por familias y clanes. Pocos de ellos tienen espada o  lanza larga; utilizan venablos cortos llamados frameae con una hoja de hierro larga y estrecha; dicha arma es tan eficaz y de fácil manejo que se sirven lo mismo de ella para el cuerpo a cuerpo como para el combate a distancia. Los jinetes llevan un escudo y las frameae; los infantes lanzan nubes de venablos que alcanzan grandes distancias. No llevan ornamentos, tan solo los escudos aparecen pintados de algunos colores, Pocos llevan corazas y apenas unos cuantos tienen yelmos de metal o cuero.
Sus caballos no son ni bellos ni veloces, ni están adiestrados a cabalgar en círculo, tan solo maniobran de frente o a la derecha, pero cuando tuercen en dicha dirección, sus  líneas se conservan apretadas y nadie se queda atrás. En general, su infantería es más potente, y en consecuencia, la caballería siempre lucha formando un solo cuerpo con ella, ocupando los ágiles infantes, escogidos entre los mejores guerreros, las filas de vanguardia.
La línea de batalla está dispuesta en cuñas, el retirarse bajo la presión enemiga está considerado entre ellos como una cuestión de táctica, no como un signo de cobardía.

Antecedentes
Julio Cesar cruzó el Rin, pero regresó desmontando el puente tendido, la situación en la frontera del Rin fue estable durante algunas décadas, produciéndose únicamente pequeñas escaramuzas. Las guerras civiles no permitían a los romanos centrarse en realizar grandes campañas y se limitaron a defender la frontera, y tan solo intervinieron en los asuntos de Germania el año 38 AC, cuando los ubios, aliados de Roma se vieron amenazados por sus tribus vecinas. Agripa, que se encontraba en la Galia, no podía prestar ayuda militar al otro lado del Rin a sus aliados dada la situación en Roma. Sin embargo permitió a los ubios asentarse en la orilla occidental bajo la protección de Roma. Durante la estancia de Agripa en la frontera fue fundada a orillas del Rin la ciudad de Colonia, llamada entonces Colonia Agripina.
La situación en la frontera comenzaba sin embargo a ser cada día más preocupante para Roma. Los germanos siempre aprovechaban cualquier mínima oportunidad para lanzarse sobre territorio romano para rapiñar y saquear las ciudades más cercanas, regresando posteriormente a sus territorios. No solo las incursiones germanas eran el único problema, los intereses comerciales también se veían seriamente cada vez más comprometidos, puesto que los germanos acosaban constantemente a los romanos que comerciaban al este del Rin.
Agripa en el 25 a.C, tras un intento de invasión germana, se vio obligado a cruzar al Rin para infligir un castigo a los germanos que les disuadiese de volver a cruzar el gran río. Sin embargo éstos lo volvieron a intentar en el año 20 a.C, siendo rechazados por Agripa en la misma frontera.
A pesar de todos estos quebraderos de cabeza, la situación en la frontera fue más o menos sostenible, impidiendo incursiones importantes sobre la Galia. El problema llegaría pocos años después.
Poco después de la designación de Marco Lollio como gobernador de la Galia Belga, ocurrió un horrible en el lado germano del río Rin. Algunos romanos que estaban atravesando el territorio de la téncteros, fueron secuestrados y crucificados por los miembros exaltados de la tribu. Los líderes téncteros conocían que los romanos nunca permitirían que ese crimen quede sin castigo, por lo que decidieron tomar la iniciativa y lanzar una gran incursión en la Galia romana, para ello convencieron a los sugambros a los que se unieron otras tribus vecinas como los marsos y usipetes. El ejército germano cruzó el Rin sin encontrar apenas resistencia e irrumpieron en la provincia de la Galia Bélgica arrasando todo a su paso y saqueando toda la provincia. Para detener el avance germano, el gobernador de la provincia, Marco Lollio, envió a la Legión V Alaudae y auxiliares para enfrentarse a la fuerza invasora, enviando por delante la caballería. Las vanguardias chocaron en el valle del río Mosa, y los jinetes germanos masacraron la caballería romana y sus restos se dieron a la fuga para acogerse a la fuerza principal romana. Los jinetes germanos persiguieron a los jinetes romanos en retirada, y chocaron con las filas de la legión V Alaudae. Los legionarios al parecer fueron cogidos por sorpresa, o estaban simplemente en desventaja, así es que se dieron también a la fuga. Durante la persecución los germanos capturaron el águila de oro de la legión, siendo esto un hecho humillante para el ejército romano.
Tras capturar el águila de la legión, los aliados germanos cruzaron el Rin de vuelta a Germania satisfechos y llevándose consigo un gran botín. Lo que no se imaginaban los téncteros y sus tribus vecinas era lo que iba a ocurrir en los próximos años.

Campaña de Druso (12 – 9 a.C)
Como reacción a esta humillación, Roma comenzó operaciones de castigo en territorio transrenano.
El propio emperador partió hacia la ciudad de Lugdunum (Lyón) en la Galia. Augusto se presentó en la ciudad del valle del Ródano acompañado por dos legiones: la IV Legión Victrix y la II Legión Augusta. También fue acompañado por sus hijastros Tiberio Claudio Nerón y Nerón Claudio Druso.
El viaje de Augusto a la Galia tuvo como objetivo la reestructuración de la frontera del Rin, un tanto dejada en los últimos años, y llevar la frontera hasta el Danubio.
Tiberio tuvo que partir para sofocar revueltas en el Danubio, así que Augusto nombró a Nerón Claudio Druso para que dirigiese la campaña. El emperador detestaba la vida militar y junto a su salud siempre enfermiza, éste delegaba las campañas militares a sus legados.
Campaña de Druso en Germania (12 – 9 a.C)

Druso reunió un enorme ejército compuesto por 10 legiones, 70 cohortes de infantería auxiliar, 14 alas de caballería y un gran número de aliados, cerca de 100.000 hombres en total.
En la Germania inferior se acantonaron tres legiones: la XVII, XVIII y la XIX; mientras en Germania superior se instalaron la I Germánica y la V Alaudae.
Durante los meses de invierno de los años 13-12 a.C, rechazó reiteradas incursiones de guerreros, reforzó la frontera rechazó los intentos de incursión e incluso cruzó el río en alguna ocasión como preludio de la gran ofensiva. Mandó edificar algunas fortalezas fijas para controlar mejor la zona a la vez que construyó varios canales gigantescos más allá del Rin, conocidos como canales de Druso, para transportar la flota desde el Rin al Zuiderzee, siendo el primer general romano que navegó el mar del Norte o océano Germanicus.
En la primavera del 12 a.C, Druso cruzó el Rin y sometió a los bátavos, usipetos y sicambros, avanzando hasta los márgenes del río Elba. Ese mismo año con una flota navegó por el mar del Norte y sometió a los caucos y frisios, tomando antes la isla de Burchana frente a las costas de los frisios. También fue derrotada la flota de los bructerios. Tras esta primera campaña toda la costa entre el Rin y el Weser quedó bajo dominio romano.
Campaña de Druso el Mayor contra los bructerios 12 a.C. Druso derrota a una flota de bructerios. Revista Ancient Warfare.

Año siguiente 11 a.C, con el litoral ya sometido, las acciones militares se centraron en someter el interior, concretamente el territorio de los sugambros, usipetos y catos. Druso cruzó el Rin por su cursó medio y se adentró en territorio de los usipetos, a los que derrotó junto al río Lupia o Lipe. Después se dirigió contra los sugambros, cuya empresa fue facilitada por los propios germanos, ya que sugambros y catos estaban enfrentados entre sí. La devastación en territorio usipeto y sugambro fue brutal, derrotando a estos antes cualquier intento de resistencia que opusieron, y exportando miles de esclavos a Roma como botín de guerra. El ejército romano siguiendo el curso del río Lipe se adentró todavía más al interior hasta territorio de los catos, quienes no opusieron demasiada resistencia. También los marsos, a orillas del Weser, fueron sometidos. Druso cruzó el Weser y derrotó a los queruscos, pero después de ésta victoria su ejército dio media vuelta para regresar al Rin. Durante el viaje de regreso al Rin, cruzando un desfiladero cerca de Arbalo, el ejército romano sufrió una emboscada tendida por los sugambros y catos. La batalla a punto estuvo de acabar en desastre para las legiones, pero gracias a la disciplina y el talento de Druso, unidos al despiste de sus enemigos (quienes se empezaron a preocupar más por el botín que por derrotar a los romanos) hizo que los romanos pudieses salvar la situación y llegar finalmente al Rin sin sufrir demasiadas bajas.
Romanos contra germanos siglo I. Autor Aleksandr Yezhov

Al año siguiente 10 a.C, la campaña fue dirigida contra los catos, quienes se habían levantado en armas por la pérdida un año antes de sus tierras. Druso avanzó desde Mogontiacum (Maguncia) cruzó el Rin y derrotó de nuevo a los catos. Después atacó a los tencteros, llegando al río Weser. Los marcomanos viéndose amenazados huyeron de su territorio para asentarse en Bohemia, lejos por el momento de la influencia romana.
Al año siguiente 9 a.C, Druso se aventuró a cruzar el río e incursionar en territorio querusco para llegar finalmente a orillas del río Elba. Una vez llegó Druso al gran río se detuvo, probablemente por orden del propio Augusto e inició el camino de regreso al Weser. Durante el camino de vuelta atacó a los hermunduros y marcomanos, pero sufrió una caída de su caballo que le ocasionó una fuerte herida en el muslo, que semanas después le causaría la muerte con 29 años de edad. Druso no solo se limitó a derrotar a las tribus germanas, sino que además bajo su mando se construyeron varias fortificaciones en territorio sugambro. Una de esas fortificaciones sería el fuerte de Aliso.

Campaña de Tiberio (6-1 a.C)
Tras la muerte de Druso su hermano Tiberio asumió el mando del ejército en Germania, pero pronto se exilió a la isla de Rodas por motivos personales abandonando la campaña germana. Fue entonces cuando se nombró gobernador a Lucio Domicio Enobarbo.
Durante su mandato se empezó a organizar la nueva provincia romana, estableciendo sobretodo puestos fortificados a lo largo y ancho del territorio conquistado. Además los romanos comenzaron a impartir justicia en los conflictos internos de los germanos y a reclamar tropas y rehenes de las tribus aliadas.
Durante los años de gobierno de Ahenobarbo no se emprendieron grandes campañas militares, pero si se sofocó cualquier intentó de rebelión, e incluso en el año 2 a.C, el ejército romano volvió a llegar al Elba e incluso lo cruzaron. Ese mismo año, Enobarbo sofocó con existo un levantamiento de queruscos y caucios.
En el año 4 d.C. Augusto reclamó de nuevo la presencia de Tiberio en Roma, tras la muerte de sus hijos adoptivos Cayo y Lucio César, e incluso lo adoptó como hijo. Tiberio fue entonces enviado de nuevo a Germania y reprendió la campaña.
Campañas de Tiberio, Enobardo y Saturnino en Germania (6 a.C – 6 d.C)

La primera fase se centró en someter a bructerios, amsivaros y angrivaros. En ese mismo año los queruscos fueron nuevamente derrotados y sometidos. Un año más tarde Tiberio comando la flota romana del mar del norte hasta llegar a la península de Jutlandia llegando a establecer contacto con los cimbrios, quienes fueron derrotados un siglo atrás por Mario. Tras esto la flota de Tiberio remontó las aguas del Elba estableciendo contacto con el ejército terrestre. Juntos derrotaron y sometieron a los longobardos, entonces asentados a orillas del Elba. Tras estas campañas las tierras entre el Rin y el Elba quedaban prácticamente sometidas y únicamente los marcomanos liderados por su rey Marbod presentaban una amenaza importante.
En el año 6, Tiberio ordenó una ofensiva contra los marcómanos y conquistar Bohemia. Se diseñó una ambiciosa estrategia entre los ejércitos del Danubio y del Germania. Hasta ahora Marbod, quién había sido educado e instruido en Roma se había mantenido una política neutral desentendiéndose de cualquier coalición o levantamiento contra Roma. Pero no por eso dejaba de representar una amenaza ya que contaba con un gran ejército, y además Bohemia era el único territorio que quedaba por conquistar para cerrar la frontera entre el Elba y el Danubio.
Para la campaña se reunieron las legiones que operaban en Germania y las de la provincia Nórica, un total 12 legiones. Desde Germania el gobernador Cayo Sencio Saturnino avanzaría con 5 legiones hacia el este penetrando en territorio marcomano donde se uniría al ejército de Marco Valerio Mesala Mesalina desde Iliria, encerrando de esa manera a los marcomanos, que habían movilizado una fuerza de 70.000 infantes y 4.000 jinetes.
Sin embargo la suerte no iba a estar de lado de Roma. Los pueblos de Panonia y Dalmacia se levantaron en armas contra los romanos, poniendo en peligro la provincia. Augusto ordenó de inmediato a Tiberio que paralizara la campaña contra Marbod y sofocará la rebelión de Panonia, potencialmente más peligrosa. Se firmó un acuerdo con los marcomanos y por tanto la campaña quedó pospuesta y nunca se llevaría a cabo, Tiberio reconoció al rey germano Marbod como “amigo” de Roma.

Batalla de los bosques de Teutoburgo (9)
En el año 7 se nombró a Publio Quintilio Varo como nuevo gobernador romano de la provincia Germania Magna, era un político más que general. Fue elegido cónsul en el año 13 a.C, y posteriormente gobernador en Siria. En Judea sofocó duramente el levantamiento judío tras la muerte de Herodes I el Grande. Consiguió una importante fortuna personal. Un historiador antiguo resumió su etapa de gobierno en Siria diciendo “Llegó pobre a una provincia rica y salió rico dejando una provincia pobre“.
Cuando se hizo cargo de Germanía, creyó que la provincia estaba hallaba ya sometida, trabó amistad con el local Herman a quien llamó Arminio, era hijo del rey de los queruscos y que había estado como rehén en Roma y contaba con la ciudadanía romana, mandaba un ala de la caballería auxiliar.
Arminio aconsejaba a Varo con sus conocimientos sobre los germanos. Al principio fue una amistad verdadera, pero al conocer la explotación y los abusos a los que eran sometidos los germanos y su privación de privilegios, fue cambiando sus sentimientos contra del Imperio. Finalmente decidió cambiar de bando, apostando por la unión de los germanos contra el romano invasor, intentando su expulsión más allá del río Rin.
En el verano del año 9, Varo disponía de 5 legiones, dos en campamentos permanentes en Mogantiacum y tres en cuarteles de verano en Minden sobre el rio Weser. Debido a la paz reinante, las legiones no se mantenían reunidas y dispuestas para la acción, sino que estaban dedicadas a las tareas de talas de árboles, construcción de calzadas y tendido de puentes. Además como era costumbre, vivían en los campamentos numerosas mujeres y niños.
Cuando estaba a punto de volver a sus cuarteles de invierno, recibió la noticia del levantamiento de las tribus de los angrivarios y bructerios, para convencer a Varo, Arminio había enviado a sus jinetes auxiliares a asesinar a destacamentos romanos que estaban realizando trabajos de construcción en esas zonas.
Batalla de los bosques de Teoteburgo año 9. La traición. Arminio con sus jinetes auxiliares atacan por sorpresa a los legionarios romanos que estaban realizando trabajos campamento, estos son sorprendidos ya que no se esperaban ser atacados por sus propias fuerzas, Arminio no deja supervivientes y culpa a los angrivarios. Autor Peter Dennis.

Varo decidió dirigirse contra ellos en una operación de castigo. Arminio lo convenció de que en vez de dar un rodeo por la calzada militar, acortase a través del bosque de Teutoburgo. Varo tenía en ese momento tres legiones (XVII, XVIII y XIX), unos 15.000 legionarios, 3 alas de caballería, y 6 cohortes de infantería con unos 3.000 a 5.000 auxiliares, además de 5.000 a 10.000 no combatientes.
Varo inició la marcha para dirigirse al territorio de los angrivarios, enviando jinetes exploradores por delante. Los civiles que iban repartidos en la columna entre los transportes, retrasaban el avance y desorganizaban las filas. Arminio le convenció para separarse de la columna diciendo que iba a buscar apoyo local, el romano confió en él. Los primeros síntomas se hicieron patentes al conocerse que los jinetes del destacamento de exploración habían sido emboscados y muertos.
Varo cambió de dirección tratando de volver a la calzada romana para llegar a la fortaleza más próxima, que era Aliso, que estaría cerca del río Lippe, quizá dos tercios del camino desde el río Weser al Rinsu. La columna debería tener unos 15 kilómetros de largo, y por tanto el mando y control era difícil

Primer día 9 de septiembre
El día 9 de septiembre, la fuerza romana fue emboscada por una fuerza de unos 20.000 a 25.000 germanos, el terreno era lodoso, estrecho y desconocido. Al parecer, los germanos habían cortado los troncos de los árboles a los lados de la marcha del ejército romano, aunque de tal manera que aún se sostenían en pie, y aprovechando que se desató una tremenda tormenta, los empujaron de tal modo que cayeron sobre las legiones provocando el consiguiente desorden en sus filas. Aprovechándose de dicho desconcierto, los germanos se lanzaron al ataque, en primer lugar mediante una lluvia de dardos, pero una vez sembrada la confusión trataron de dividirlos en pequeños grupos y posteriormente destruirlos. Los romanos tenían superioridad en el cuerpo a cuerpo, pero tenían desventaja porque su pesado equipo les impedía perseguirlos con eficacia. Los romanos con siguieron rechazarlos con fuertes bajas, detuvieron la marcha y organizaron un campamento fortificado para pasar la noche.
Batalla de los bosques de Teotebrugo año 9. Los germanos atacan en grupos para dividir a los romanos en pequeños grupos y destruirles. Autor Angus McBride

Batalla de los bosques de Teoteburgo año 9. Autor Christian Jegou

Batalla de los bosques de Teoteburgo año 9. Los romanos consiguen repeler el ataque, se ve un centurión y un optio encabezando el contraataque. Autor Angus McBride

Segundo día 10 de septiembre
Durante la noche, decidieron deshacerse de los carros llevando solo las mulas, quemando la mayor parte para que no cayese en manos enemigos. A la mañana siguiente reanudaron la marcha con algo más de orden, y más agrupados para darse cobertura mutua, se abrieron camino hacia terreno despejado, pero una vez más volvieron a penetrar en el bosque donde volvieron a ser atacados y sufrieron pérdidas graves. Buscaron una zona apta para levantar otro campamento provisional, con una fortificación totalmente inadecuada, mientras los germanos les seguían atacando.
Batalla de los bosques de Teotebrugo año 9. Mañana del 10 de septiembre, los romanos reanudan la marcha con una formación más cerrada y sin carros.

Batalla de los bosques de Teutoburgo año 9 (4). Autor Brian Palmer

Batalla de los bosques de Teotebrugo año 9. Segunda día, los romanos tratan de abrirse paso llegar a una zona despejada para levantar el campamento, un centurión se enfrenta a los germanos. Autor Peter Dennis

Tercer día 11 de septiembre
A la mañana siguiente del 11 de septiembre, reanudaron la marcha, cuando se encontraban entre las alturas de Kalkriese y la desaparecida Gran Ciénaga (Grosses Moor), Arminio había preparado y camuflado una línea de fortificaciones en Karkriese, probablemente con las técnicas aprendidas de los romanos, los germanos cavaron fosos, levantaron empalizadas desde las que pudieran disparar los arqueros y dejaron huecos para permitir a la infantería germana salir, atacar y volver a cubierto. Los romanos cuando llegaron a la trampa, fueron atacados de flanco desde las alturas por los germanos y al mismo tiempo tenían delante los terraplenes que les cortaban el paso. Los romanos con muchas bajas consiguieron asaltar los terraplenes que tenían delante para llegar a campo abierto y fortificarse como pudieron, otros intentaron huir a través del pantano donde perecieron ahogados, se dice que uno de los aquilifer se lanzó con el águila al pantano hundiéndose ambos, para evitar que cayera en manos germanas.
Batalla de los bosques de Teoteburgo año 9. Día 11 emboscada en el Kalkriese

Batalla de los bosques de Teoteburgo año 9 (5). Tercer día 11 de septiembre, los romanos asaltan una empalizada que les corta el paso. Autor Peter Dennis

Batalla de los bosques de Teoteburgo año 9 (6). Captura del águila de la legión XVII. Autor A. Batov

Los romanos habían sufrido muchísimas bajas y tenían muchos heridos, Varo que también estaba herido, al verse rodeado y temiendo el tratamiento de los germanos si era hecho prisionero, se suicidó arrojándose contra su espada. El legado Cejonio dirigió la defensa, mientras su colega Lucio Egio intentó rendirse con miles de supervivientes que fueron masacrados. El comandante de la caballería Numonio Vala intento huir pero él y sus hombres fueron alcanzados y masacrados.
Batalla de los bosques de Teoteburgo año 9. Legionarios defendiendo el águila. Autor Pablo Outeiral

Batalla de los bosques de Teoteburgo año 9. Secuelas de la batalla. Autor Mariusz Kozik

Dos de las tres águilas de las legiones fueron capturadas. Solo unos cuantos romanos dirigidos por el oficial Casio Querea, que curiosamente sería el asesino de Calígula, al amparo de la noche consiguieron escapar y gracias a ellos se sabe algo del desastre. Los germanos llevaron a los prisioneros al pantano cercano donde los degollaron como sacrificio a sus dioses por la victoria, aunque a los oficiales los quemaron vivos. La cabeza de Varo fue cortada y Arminio se la envió al rey marcomano Marbod, quién asustado la remitió a Roma. A los romanos muertos se les cortaron las cabezas y manos que se clavaron en ramas y lanzas. Con esta derrota decisiva los romanos retrocedieron la frontera del Elba al Rin.

Secuelas
Días más tarde del desastre la noticia llegó a oídos de Augusto, quién cayó presa de una inmensa depresión por la pérdida de sus tres legiones. ¡Varo, devuélveme mis legiones! repetía continuamente el viejo emperador. Se habían perdido el ejército de Germania, y las provincias galas quedaban también desprotegidas, por tanto era necesario tomar rápidas medidas para defender el Rin. En el río se encontraban dos legiones, que serían insuficientes ante una invasión a gran escala.
Augusto envió a Tiberio al Rin y rápidamente llegó para fortificar las defensas y disuadir a los germanos de cruzar el río. Otra de las medidas tomadas por Augusto fue la de destituir a todos los galos y germanos que sirviesen en su guardia pretoriana, ya que no quería saber nada de éstos. Había sido un duro golpe para la historia de Roma y sus legiones y los números de las legiones aniquiladas se declararon nefasto y no volverían a ser utilizados nunca más.
Tras haber eliminado todo vestigio de la presencia romana en Germania, Arminio pretendía invadir la Galia. Sin embargo el desacuerdo entre las tribus y la rápida reacción romana impidió cumplir su objetivo.
Tras el éxito de Arminio, no todas las tribus germanas le aclamaron como cabía esperar, ya que éstas tenían miedo de la venganza romana que se preveía cruel, terrible y definitiva.

La batalla de los Puentes Largos (15)
Tiberio cruzó varias veces el Rin en operaciones de castigo. En el año 14 murió Augusto y se dirigió a Roma para ser nombrado emperador dejando a Germánico a cargo de Germania.
El propósito de Germánico era destruir esa confederación y capturar o matar a Arminio. Lo intentaría en tres campañas consecutivas durante los años 14, 15 y 16. No conseguiría ninguno de los dos objetivos, aunque los daños producidos en el territorio germano serían muy importantes.
Los romanos disponían de ocho legiones, así como 15.000 auxiliares y una flota de tamaño desconocido, pero suficiente como para trasportar a 4 de esas legiones y 10.000 auxiliares, que representaban casi un tercio del total de todo el Imperio concentrado en una pequeña zona del norte de Alemania durante tres años.
El primer año de campaña el 14, el ejército romano cruzó el Rin por sorpresa cogiendo a los germanos desprevenidos. Antes de que pudiesen organizar defensa alguna, varias columnas romanas estaban devastando ya el interior del país. Esto es lo que nos cuenta Tácito:
 ”El César, para robar más a lo largo, partidas las legiones codiciosas del saqueo en cuatro escuadras, sin compasión de edad ni de sexo, pasó a fuego y a sangre diez leguas de país, asolando las cosas profanas y sagradas, junto con un templo muy celebrado entre aquellas naciones que llamaban de Tanfana, sin muerte ni herida de un solo soldado, a causa de haberlos cogido soñolientos, desarmados y sin orden. Despertó este destrozo a los brúcteros, tubantes y usipetos, los cuales se escondieron en los pasos estrechos de los bosques por donde había de volver el ejército, de que advertido el general, puso su gente de manera que podía marchar y defenderse si era acometido.”
Caballería auxiliar romana arrasando un poblado germano. Autor Angus McBride

Al año siguiente 15, el ejército romano volvió a cruzar el Rin por varios puntos. Una de las columnas atacó a los catos, y de nuevo los germanos no tuvieron tiempo de organizarse. Los ancianos, las mujeres y los niños fueron asesinados o tomados como esclavos. Los guerreros, después de una breve resistencia, fueron incorporados al ejército o se dispersaron por los bosques.
“Llegó, pues, tan de improviso a los catos, que los débiles de edad o de sexo fueron en un instante presos o muertos. La juventud, pasado a nado el río Adrana, impedía a los romanos el hacer en él un puente; hasta que desalojados después de haber tentado en vano las condiciones de la paz, y con las saetas y otros tiros arrojados con los ingenios, pasándose algunos a Germánico, los otros, desamparando las villas y lugares, se esparcieron por aquellas selvas. El César después de haber quemado Mattio, metrópoli de aquella nación, robado los lugares abiertos, tornó la vuelta del Rin, no habiéndose atrevido los enemigos a darle a la cola, como acostumbran cuando, más por astucia que por miedo, dan muestras de retirarse. Los queruscos hubieran ayudado de buena gana a los catos, si Cecina no los amedrentara con mover las armas a todas partes y a los marsios, que se atrevieron a esperarle, rompió prósperamente.”
Campaña de Germánico contra los germanos en el año 15

A continuación Germánico acudió en ayuda del suegro de Arminio, Segestes, que se encontraba asediado por su propio pueblo por culpa de su amistad con los romanos y porque preferían al líder querusco.
Como premio por su ayuda Segestes le entregó a Germánico a Tusnelda, su hija y esposa de Arminio, que en ese momento estaba embarazada. El niño, Tumélico, nacería al poco tiempo y sería criado en Rávena.
Mientras Arminio intentaba movilizar a los queruscos, Germánico enviaba cuatro legiones al mando de Aulo Cecina Severo de nuevo contra los brúcteros, que quemaron sus propias tierras ante el avance romano. Los caucios, tribu aliada de Roma, se unieron a Pedón, que se movía a lo largo de la costa. Y Lucio Esterinio, que fue enviado también contra los brúcteros, consiguió encontrar el águila de la legión XIX, una de las perdidas con Varo. Poco después Germánico llegó con el ejército a lo que seis años antes había sido el campo de batalla de Teutoburgo. El general pudo ver con sus propios ojos los restos de los combates, los lugares de resistencia y dónde habían sido ejecutados los oficiales. ”Así el ejército romano, seis años después de aquel estrago, recogió los huesos de las tres legiones, sin poder discernir si eran de los extraños o de los suyos, cubriéndolos a todos con tierra, como si fueran de amigos o parientes, y aumentando con este acto el enojo y furor contra el enemigo.”

Tácito nos cuenta que el emperador Tiberio se enojó con Germánico por esto. ”No aprobó este hecho Tiberio, o porque daba siempre malos sentidos a las acciones de Germánico, o porque pensase que el ejército, con la vista de sus compañeros muertos y sin sepultura, se haría más lento para llegar a las manos y tendría más temor al enemigo. Fuera de que a un general ornado con el oficio de augur y de las más antiguas ceremonias divinas no le estaba bien hallarse en mortuorios.”
El siguiente objetivo de Germánico era el propio Arminio, pero éste decidió prudentemente que no es buena idea enfrentarse a ocho legiones y retrocedió hacia el interior perseguido por la caballería romana. Llegado a un punto Arminio dio la orden de que sus tropas diesen la vuelta a sus tropas e hiciesen caer en una emboscada a las fuerzas perseguidoras, obligando a retroceder a los jinetes sobre los auxiliares que los seguían. El pánico se extendió y las fuerzas romanas empezaron a huir hasta que llegó el grueso del ejército con las legiones y se estabilizó la situación. Los germanos volvieron a desaparecer en los bosques.
Tras el encuentro de la caballería, Germánico decidió que era mejor finalizar las operaciones militares ese año y volver al Rin. Él mismo y la mitad del ejército se embarcó con la flota y volvió al territorio romano siguiendo la costa. Cuatro legiones la I Germánica, la V Alaudae, la XX Valeria Victrix y la XXI Rapax y unos 5.000 auxiliares, al mando de Cécina, tienen órdenes de volver por tierra.
La ruta prevista les hará pasar por los llamados Puentes Largos, una serie de terraplenes construidos con anterioridad por los propios romanos para que sirvieran de camino en medio de aquella zona pantanosa.
Mientras las tropas de Cecina se internaban en las zonas pantanosas, aprovechando la lenta marcha de los romanos por la ciénaga, Arminio y sus germanos los adelantaron apostándose en un estrecho paso, a ambos lados de los Puentes Largos, en la zona boscosa alrededor del pantano. Con ello esperaban caer por sorpresa sobre el desprevenido enemigo, y obtener así una victoria fácil.
Cuando Cecina llegó a los Puentes, se encontró con que estaban en muy mal estado y debían ser reparados para poder avanzar con los bagajes. Cecina que era un general experimentado con más de 25 años de servicio, se mostró cauto y optó por acampar, y reparar los puentes antes de cruzar con el grueso. Dividió sus fuerzas en tres grupos: Los zapadores encargados de seguir construyendo y arreglando los pasos elevados, algunos legionarios y auxiliares que debían defender la impedimenta, y finalmente, el grupo más nutrido de legionarios que protegerían a los zapadores al frente y ambos. Por el contrario, el principal objetivo de los germanos era impedir el trabajo de los zapadores, pues el tiempo jugaba contra los romanos.
Pronto empezaron a salir germanos de la espesura y comienza una lucha irregular, con ambos bandos en medio del pantano. En un terreno pantanoso, los legionarios no podían adoptar la formación de combate, en la que se basaba toda la fuerza de la legión. Hundidos en el fango, e inmovilizados por el peso de sus armaduras, no eran rivales para las armas arrojadizas ni para las largas lanzas germanas, quienes se movían mejor por aquella zona encharcada al estar desprovistos de armadura pesada. Cécina se dio cuenta de que no podrán salir de allí ese día. Así es que decidió acampar en zonas algo más altas situadas entre el pantano y los bosques.
Al llegar la noche Varo dispuso a sus legiones en cuadro, con la V en el flanco derecho y la XXI en el flanco derecho, al frente se situó la I, y la XX en la retaguardia. Los germanos se retiraros a los bosques.
Según Tácito ”Finalmente, la noche salvó las legiones de una batalla en que, forzosamente, habían de llevar lo peor”.
La noche no trajo mucho reposo a los romanos. Arminio envió a varios de sus hombres a desviar el curso de un río cercano, para hacer que el pantano subiera de nivel y sumergiera de nuevo los pasos que estaban reparando los romanos, lo cual imposibilitaría el tránsito de los carros. Pronto los romanos apenas tuvieron espacio para poder descansar, y las obras que estaban realizando quedaron dañadas. Tácito nos describe a los romanos completamente desvelados, escuchando los gritos y cánticos de los germanos que surgían entre los árboles.
Los legionarios, totalmente desmoralizados y con el recuerdo del desastre de Varo y sus hombres, comprendieron que su única posibilidad era luchar en tierra seca. Por ello, Cecina mandó a las legiones de los flancos la V y XXI desplazarse respectivamente a una y otra orilla de la laguna al amanecer, y resistir allí el acoso de los germanos, quedando los carros de la impedimenta, auxiliares, heridos y los zapadores en el interior de la laguna, avanzando lentamente. El objetivo era salir de allí en el menor tiempo posible y alcanzar un terreno despejado cercano donde los legionarios pudieran desplegarse en formación de combate. Sin embargo, las legiones V y XXI al verse ampliamente superados en número por el enemigo, optaron por huir al terreno llano, abandonando la columna central, atascada en la laguna, a su suerte.
Batalla de los Puentes Largos año 15. Despliegue de las fuerzas

Los germanos se abalanzaron sobre los romanos desde ambos lados a la vez. Uno de los ataques, dirigido por el propio Arminio (”con gente escogida”, posiblemente guerreros de su séquito), partió la columna de marcha en dos. Los germanos empezaron a mezclarse con las tropas romanas y los servidores del ejército, atacando sobre todo a los animales de tiro y a los caballos para impedir que sacasen de allí los carros. Las bajas debieron de ser altas, y el propio Cécina estuvo a punto de morir cuando le mataron el caballo y quedó atrapado bajo el animal. Pudo salir de allí por pura suerte cuando la legión I, situada en vanguardia, consiguió realizar un contraataque que permitió abrir el espacio suficiente como para que algunos escapasen. Los supervivientes abandonaron todo el bagaje y siguieron adelante hasta reunirse, ya por la tarde, con la V y la XXI, que los esperaban en la zona seca y llana de más adelante. Los germanos quedaban atrás en los diques rematando heridos y saqueando el bagaje.
Una vez en zona seca los romanos intentaron fortificarse de la mejor manera que pudieron, pero con el bagaje se habían perdido todas las herramientas y las tiendas. Tampoco había manera de atender a los heridos, y los víveres estaban “todos llenos de lodo y sangre”. Al caer la noche los nervios empezaron a fallar. 
En un momento dado un caballo se soltó y comenzó a correr espantado de un lado a otro, se oyeron gritos y pronto se había extendido el pánico, con los soldados intentando huir de germanos imaginarios que ya estaban dentro del campamento. Los soldados se dirigieron a las puertas, especialmente a la más alejada del lado de los germanos. Cécina intentó detenerlos con órdenes y ruegos, e incluso amenazándolos con su espada. Solo pudo detenerlos cuando se tumbó delante de la puerta para “cerrar el paso a los que se avergonzasen de pisar el cuerpo de su legado”.
Pasado este trago, Cécina reunió a todos y les explicó que no había otra forma de salir de allí que combatiendo. Su plan era aparentar una defensa débil, hasta que los germanos se envalentonasen y atacasen el campamento “abandonando toda prudencia”. Organiza cuatro cuerpos elegidos entre los soldados de más temple sin importar las unidades a las que pertenezcan y les entregó los caballos que quedan, incluidos los suyos y los del resto de oficiales. Cada uno de estos cuerpos se situaría en cada una de las puertas, y deberían atacar todos a la vez cuando el enemigo menos se lo esperase. El resto de las tropas los seguirán detrás.

Germánico al frente de las legiones en Germania

Mientras tanto, los germanos discutían qué hacer. Arminio insistía en dejar salir a los romanos del campamento y seguir acosándolos en las zonas pantanosas. Inviomero, su tío, era de la opinión de atacar directamente a los romanos donde estaban. Los germanos finalmente decidieron lo segundo.
Por la mañana dio comienzo el ataque, los germanos rodearon completamente el campamento romano, y ante la escasa y débil defensa romana, animados rellenaron los fosos y asaltaron el muro y las puertas. Cécina dio la señal y se abrieron las cuatro puertas a la vez. Para su sorpresa, se encontraron a los legionarios en formación de combate y preparados para la lucha; y para acrecentar el desconcierto, éstos tocaron con cuernos y trompetas las conocidas órdenes de carga y salieron del campamento a toda prisa, arrollando a los desprevenidos y desorganizados germanos que intentaban entrar en el campamento. Los germanos sorprendidos quedaron aterrorizados; y tras producirse una gran mortandad entre ellos, huyeron en desbandada. Arminio consiguió escapar, y el mismo Inviomaro resultó herido. Los romanos, cansados de perseguir a los germanos durante todo el día, pudieron recuperar parte de la impedimenta perdida, tomar fuerzas y continuar con el regreso a la frontera del Rin para reunirse con Germánico.
Las bajas romanas se estiman en 7.000 efectivos, las bajas germanas fueron más de 4.000, teniendo que dejar todo lo que habían conseguido.

Batalla de Idistaviso o del río Weser (16)
En el 16 Germánico se había dado cuenta que el eje sobre el cual giraba la alianza germánica eran los queruscos. Si les ocasionaban una gran derrota podían luego regresar para atacar a los bructerios, los sobrevivientes marsos, los catos y demás enemigos.
Campaña de Germánico contra los germanos año 16

Preparó una ambiciosa operación anfibia que transportó tropas por la costa hasta el estuario del río Ems, y penetró en el interior hasta el poblado de Idistaviso, que estaba situado entre una curva del río Visurgis (Weser) y un bosque profundo. Entre el río y bosque existía una colina donde le esperaban las tropas germanas al mando de Arminio.
Germánico contaba con 4 legiones (XIII y XIV Gemina, II Augusta y XVI Gallica) más un refuerzo formado por cohortes de otras cuatro legiones, en total 24.000 legionarios romanos, Tiberio, además, había enviado dos cohortes de pretorianos (1.000). También contaba con 20.000 auxiliares galos, bátavos, y helvecios. Por último contaba con 6.000 jinetes de caballería pesada y 1.500 de ligera. En total unos 57.500 soldados.
Arminio por su parte contaba con 55.000 infantes de varias tribus y 1.000 jinetes. Un total de 56.000 guerreros. Arminio deseaba derrotar a Germánico y de esa forma convencer a los romanos para que desistieran de atacar Germania.

Batalla de Idastaviso o del río Weser año 16.

Los germanos estaban esperando en la orilla opuesta (derecha) para atacarles cuando atravesasen el río. Germánico situó su infantería frente a los germanos y dividió a su caballería en dos columnas que atravesaran el río por los flancos no vigilados. La columna derecha constituida por bátavos intentó envolver a los germanos, pero fueron rodeados y tuvieron que retroceder, la caballería romana acudió en su ayuda para evitar que fuesen aniquilados.
Caballería romana atacando a la caballería germana

La infantería ligera romana consiguió atravesar el río y comenzaron a fortificarse mientras el resto de las fuerzas cruzaba el río. Los germanos atacaron pero no pudieron evitar que se construyera el campamento (castrum) donde se reunió el ejército romano.
Arminio desplegó a su gente de modo que pudiera minimizar las ventajas enemigas, poniéndose en la linde de los bosques, ocupando algunas colinas. Lo angosto del campo daría pocas posibilidades a la caballería. Ocultó su caballería y parte de la infantería en el bosque con la orden de atacar el flanco derecho romano.
Batalla de Idastaviso o del río Weser año 16. Legionarios en cuña atacando a los germanos. Superior vista desde el lado romano, inferior vista desde el lado germano. Los centuriones forman la punta. Autor Peter Dennis

Germánico desplegó en la primera línea de combate a las tropas auxiliares a modo de vélites con la misión de desgastar al enemigo. En una segunda línea colocó a cuatro legiones y a la guardia pretoriana comandada por él mismo en el centro. En la tercera línea colocó a las cohortes con la caballería a los flancos, para evitar que Arminio le flanquease y atacase por la retaguardia.
La batalla empezó con la infantería germana lanzándose contra los romanos. La lucha fue igualada y parte de los auxiliares tuvieron que refugiarse tras la segunda línea. Las legiones formaron en cuña con los centuriones en la punta, los germanos formaron un muro de escudos para contener a las legiones romanas.
La caballería romana no esperó verse atacada y tomó la iniciativa poniendo en fuga a la rival. Mientras la caballería ligera perseguía a la caballería germana, la caballería pesada atacó el flanco derecho germano, y los auxiliares pudieron envolver la línea enemiga atacándoles por la retaguardia.
Los germanos retrocedieron a las alturas donde intentaron realizar una última resistencia, pero los pretorianos acabaron con la última resistencia.
Legionarios cargando contra germanos situados en una colina. Autor Peter Dennis

El mismo Arminio fue reconocido y herido por algunos auxiliares germanos que luchaban por Roma, sin embargo en medio de la masacre logró escapar con buena parte de sus hombres hacia los bosques. Al terminar la batalla los romanos habían perdido 1.000 soldados mientras que los germanos dejaron sobre el campo 15.000 cadáveres.
En el viaje de vuelta una tormenta dañó y dispersó a la flota, y para evitar que estas noticias envalentonen a los germanos se hizo otra incursión por el sur, Germánico contra los marsos donde se recuperó una segunda águila de las legiones de Varo y Cayo Silio contra los catos.
Tiberio no veía sentido en continuar las costosas campañas militares en el norte de Germania, por lo que Germánico ordenó poner fin a su campaña y regresar a Roma. Después de esto, Roma nunca más hizo ningún gran esfuerzo para conquistar la Germania Transrhenanum o (Germania Transrenana).
El líder querusco fue asesinado a traición en el año 21 por su familia política. Su mujer Thusnelda fue exhibida en Roma durante el triunfo. Como curiosidad, el hijo de Arminio, Tumélico, fue gladiador y murió en combate a los 30 años.

Guerras en Britania
Calígula planificó una campaña contra los britanos en el 40, pero su ejecución fue realmente extraña: según lo que escribe Suetonio, el emperador dispuso a sus tropas en formación de batalla a lo largo del Canal de la Mancha y les ordenó que atacaran permaneciendo en el agua. Posteriormente ordenó a los soldados recoger conchas del agua como “tributo que el océano debía a la Colina Capitolina y al Monte Palatino“. Esta acción no se sabe si fue un castigo a un posible motín de los soldados o consecuencia de uno de los desvaríos de Calígula. Lo cierto es que esta tentativa de invasión preparó a las tropas y facilitó la invasión de Claudio iniciada tres años después.
El emperador Claudio, en el 43, probablemente utilizó las tropas de su predecesor, formó una fuerza invasora para rehabilitar en el trono a Verica, un rey exiliado de los atrébates, que había sido depuesto por una tribu vecina. Fue puesto al mando Aulo Plaucio al frente de cuatro legiones (la II Augusta, la IX Hispana, la XIV Gemina, y la XX Valeria Victrix) que sumaban un total de 20.000 legionarios, que con 20 cohortes auxiliares de infantería y unos 5.000 jinetes, en total unos 45.000 efectivos.

La batalla del río Medway año 43
El punto de desembarco fue en Rutupiae (Richborough, en la costa este de Kent), la resistencia de los britanos estuvo dirigida por los líderes Togodumno y Carataco, hijos del rey de los catuvellaunos, Cunobelino.
Desembarco romano en Britania año 43. Un centurión y su signifer a punto de saltar al agua, al fondo guerreros catavellaunos. Autor Angus McBride

Desembarco de Claudio en Britania año 43, los romanos ocupan la costa

Una importante fuerza británica de unos 100.000 hombres esperaba a los invasores romanos en la orilla opuesta del río Medway (Rochester), desplegando la infantería delante y la caballería detrás. La batalla se prolongó durante dos días. Aulo ordenó a las tropas galas de su flanco derecho cruzar el río y atacar por sorpresa el flanco enemigo, lo que hicieron con gran éxito. Luego ordenó a la legión IX Hispana de su flanco izquierdo hacer lo mismo, provocando graves bajas a su enemigo, que se retiró.
Campaña romana en Britania del 43 al 60

Togodumno, fue asesinado, pero su hermano Carataco sobrevivió a continuar la resistencia, retrocedió hacia el río Támesis con el ejército romano persiguiéndoles a lo largo del río y causándoles numerosas bajas. Plautio se detuvo en el Támesis, y esperó a Claudio, que llegó con refuerzos, incluyendo artillería y elefantes, para la marcha final a la capital Catuvellaunian, Camulodunum. Claudio recibió la rendición de los britanos sin estar presente en una sola batalla.
En el año 44, el general Tito Flavio Vespasiano asumió el mando de una pequeña fuerza y marchó hacia el oeste subyugando a las tribus y capturando una serie de oppida (fortificaciones) a lo largo de su camino. La marcha de Vespasiano llegó al menos hasta Exeter y, probablemente, alcanzó la región de Bodmin.
Cohorte equitata II Asturum en Britania año 48. Los soldados se reúnen después de la lucha, en el primer plano a la derecha se ve a un centurión. Autor Ángel García Pinto

Después de capturar el sur de la isla, los romanos volvieron su atención a lo que hoy es Gales. Los siluros, ordovicios y deceanglios permanecieron implacablemente opuestos a los invasores y de las primeras décadas fueron el foco de atención militar romano, a pesar de pequeñas revueltas ocasionales entre los aliados romanos como los brigantes y los icenos.

Batalla de Caer Caradoc año 51
Los siluros fueron dirigidos por Carataco, y llevaron a cabo una campaña de guerrillas muy efectiva contra el gobernador Publio Ostorio Escápula. Por último, en el 51, Ostorio fijó a Carataco en el fuerte celta de Caer Caradoc (Caer Caradog en galés) y no le quedó más remedio que presentar batalla, las fuerzas romanas se componían de las legiones IX Hispana y X Valeria Victis más auxiliares, en total unos 21.000 efectivos. Carataco eligió la posición en el terreno elevado del fuerte y presentó batalla, se desconoce sus efectivos, pero probablemente se componían sobre todo de los guerreros de la tribu de los ordovicios aunque también pudo haber habido algunos siluros. Esta posición bien elegida hacía difícil tanto avance y como el retroceso para los romanos. El comandante romano Ostorio, era en un principio reacio a lanzar un asalto contra las líneas celtas. Los romanos cruzaron el río sin dificultad. A continuación, se enfrentaron a una lluvia constante de misiles, pero emplean la formación testudo o tortuga para protegerse, luego se desmantelaron los muros de piedra.
Ejército romano delante del castro britano de Caer Caradoc, en primer plano un centurión seguido por un aquilifer, al fondo un carro de guerra britano les acosa, más al fondo la fortaleza.

A continuación, se enfrentaron a una lluvia constante de misiles, pero emplean la formación testudo o tortuga para protegerse, luego se desmantelaron los muros de piedra. Una vez que los romanos estaban en el interior de las defensas celtas, se produjo un violento combate, con armas inferiores y con muy poca o ninguna protección frente a la lorica segmentata romana, los británicos se vieron obligados a retirarse a las colinas, con los romanos persiguiéndoles, quedando atrapados entre los legionarios y los auxiliares.
Batalla de Caer Caradoc año 51, lucha en el interior del fuerte, los britanos no son rivales contra la lorica segmentata romana. Curiosamente el centurión se muestra llevando un escudo semiesférico.

Las bajas romanas fueron 1.200, mientras que las britanas se desconocen, pero debieron ser muy elevadas. Los romanos consiguieron capturar a la esposa y a la hija, posiblemente en el fuerte de Caer Caradoc, aunque Carataco escapó de nuevo. Marchó hacia el norte a la zona de los brigantes, pero su reina, Cartimandua, estaba poco dispuesta a batallar con los romanos y decidió firmar un tratado de paz con ellos por el cual les entregaba a Carataco y ellos se comprometían a apoyarla militarmente.
Carataco y su familia fueron exhibidos como botín de guerra en el desfile triunfal en Roma. Se le permitió dirigir un discurso al Senado y fue tal la impresión que causó que él y su familia fueron liberados y se les permitió vivir en paz en Roma.

Rebelión de Budica
El emperador Claudio murió en el 54, y fue sustituido por Nerón, que estaba decidido a continuar la invasión de la isla y nombró a Quinto Veranio como gobernador de Britannia, un hombre con experiencia en tratar con las belicosas tribus de Asia Menor. Veranio y su sucesor, Cayo Suetonio Paulino dirigieron con éxito una campaña a lo largo del territorio de Gales, consiguiendo capturar sus capitales de Mona y Anglesey en el 60.
Entre el 60 y 61, mientras que el gobernador Cayo Suetonio Paulino estaba en campaña en Gales, el sureste de Gran Bretaña se rebeló bajo el liderazgo de la reina Boudica o Boadicea.  Ésta era la viuda de Prasutago rey de los icenos con el que se había casado en el año 48 y que falleció en el 60. El historiador romano Tácito informa que Prasutago había dejado un testamento dejando la mitad de su reino a Nerón, en la esperanza de que el resto se quedara intacto.
Los romanos no aceptaron, pensando que una reina mujer no tendría fuerzas para oponerse a ellos, y pocos días después de la muerte de Prasutago, los enviados del procurador Cato Deciano y las tropas romanas atacaron a los icenos. Los romanos ocuparon las tierras de los icenos y tomaron como esclavos a los nobles. Boudica fue elegida por los romanos para dar un escarmiento, fue desnudada en público y azotada, y las dos hijas que había tenido con Prasutago fueron violadas por los legionarios.
Mientras tanto la mayoría del ejército de ocupación romano, al mando del general Suetonio Paulino se encontraba en la isla de Mona (actual Anglesey ), para acabar con los druidas, que tenían en la isla su punto de reunión, sus santuarios y sitios sagrados. Los romanos atacaron, pero no hubo ningún combate. Los romanos ocuparon sin problemas la isla ya que no tenía defensas, los britanos nunca se imaginaron que alguien la atacaría.
Tras el ataque sufrido a su persona, Boudica recobró a sus hijas y regresó con su gente. Humillada y furiosa, por el ultraje cometido hacia ella y el resto de los icenos. Esto junto con la noticia del sacrilegio cometido por los romanos en la isla de Mon, precipitó la rebelión. Muchas tribus rebeldes que estaban dispersadas y divididas por viejas rencillas, se alistaron bajo su mando.
Rebelión de Boudica (66-61). La reina de los icenos arengando a los guerreros. Autor Peter Dennis

Así logró reunir a más de 100.000 guerreros, hombres y mujeres que habían sufrido bajo la dominación romana. Los guío entonces hacia la colonia de oficiales imperiales en Camulodunum, y con la ayuda de los rebeldes que habitaban en el lugar inició el ataque. La batalla duró varios días, y algunos romanos lograron escapar y dar la voz de alarma en Londinium (actual Londres). Cato Deciano envió como refuerzo a solamente 200 hombres, que fueron vencidos rápidamente por las fuerzas de Boadicea.
Boudicca aprovechó la circunstancia y consiguió levantar a su tribu y varias más, gracias también a la indignación que provoco entre las tribus britanas el ataque a los druidas.
Logro reunir decenas de miles de guerreros, entre los que había mujeres y jóvenes. Se dirigió a Camulodunum (Colchester),  los sublevados lograron derrotar a los que se defendían atrincherados en uno de los templos. Camulodunum fue completamente destruida y sus habitantes pasados a cuchillo incluyendo mujeres y niños.
Rebelión de Boudica ataque a Camulodunum. Icenos y trinovantes atacan la ciudad, los ciudadanos romanos se aprestan a la defensa delante del templo, siendo masacrados. Autor Peter Dennis

La legión IX Hispana acudió en ayuda de Camulodonum, pero fueron emboscados en un bosque y derrotados, viéndose obligados a huir y retirarse a su fortaleza de Logthorpe con un número considerable de bajas y el gobernador decidió enviarla a cubrir su retaguardia, no participando en la batalla de Watling Street. Debido a las bajas acumuladas, tuvo que ser reforzada con 2.000 legionarios procedentes de las legiones de Germania Inferior y Superior.
Rebelión de Boudica emboscada a la legión XI Hispana año 61. Autor Peter Dennis

Rebelión de Boudica emboscada a la legión XI Hispana año 61. Autor Brian Palmer

Boudica se dirigió a Londinum (Londres), muy pobremente defendida, ni siquiera tenía un foso o empalizadas. Suetonio Paulino tuvo noticias de la rebelión y se dirigió a Londinum. Al llegar allí, vio que la defensa de la ciudad era imposible, y decidió retirarse y dejar la ciudad a merced de Boudica.
Londinum fue arrasada, sus últimos defensores se atrincheraron en el templo, que fue incendiado. Boudica hizo torturar y asesinar a los romanos supervivientes. Después, se dirigió a Verulanium, arrasándola igualmente. Y se dirigió al encuentro del ejército romano, para enfrentarse a ellos en campo abierto, un grave error. 

Batalla de Watling Street o  de Paulerspury (61)
Entre 60.000 y 80.000 colonos romanos se dice que murieron en las tres ciudades. Pero Suetonio reagrupó dos de las tres legiones que aún tenía disponibles, eligió un campo de batalla y, a pesar de ser en gran medida superados en número, y presentó batalla en Watling Street.
El lugar elegido era un valle estrecho para evitar ser envueltos por la caballería, lo que obligaba a Boudica a un ataque frontal.
Batalla de Watling Street o de Paulerspury año 61. Movimientos previos

Los romanos disponían de dos legiones la XIV Gémina y XX Valeria y (10.000 legionarios) y auxiliares en total unos 15.000 hombres. Desplegó las dos legiones en el centro formadas en dúplex acies, flanqueadas por las tropas auxiliares y la caballería en las alas.
El ejército de Boudica sería de unos 60.000 hombres, formó delante la infantería y detrás los carros.
Tras una tensa espera, Boudica ordenó el ataque y sus tropas, gritando, avanzaron corriendo a través de la llanura. A unos 40 metros de la línea romana, su avance fue recibido por salvas escalonadas de pila, sufriendo numerosas bajas. Cuando llegaron al choque, los romanos desenvainaron las gladium, y acometieron cuerpo a cuerpo.

Batalla de Watling Street o de Paulerspury año 61: Despliegue inicial de fuerzas y desarrollo

Cuando Suetonio lo creyó oportuno, cuando los britanos habían tenido ya un suficiente número de bajas y estaban cansados, ordenó a sus tropas iniciar el  avance mediante  la formación de combate llamada caput porcinum (cabeza de cerdo), en la que el centro (las legiones) se adelantaba un cuerpo con respecto a los flancos formando una cuña, de manera que recordaba el morro y las orejas de un cerdo.
Los jinetes romanos se emplearon contra los que huían y los legionarios, contra los britanos que aún les hacían frente.
La batalla de Watling Street o de Paulerspury año 61. Boudica exhortando sus hombres a la batalla. Al fondo se ven los carros de guerra britanos acosando a la formación romana. Autor Peter Dennis

Los britanos habían convertido la retirada en una huida, pero su fuga fue bloqueada por el semicírculo formado por los carros. Quedando atrapados y produciéndose una gran matanza.
Al final de la batalla, los romanos contabilizaron 400 muertos y el doble número de heridos. Entre los britanos se supone entre 20.000 y 30.000 muertos.
Boudica pudo escapar a duras penas del campo de batalla, junto con su guardia personal consciente de que todo había terminado para ella y los suyos. El final de la reina icena estaba muy cerca, Boudica sabía que si la cogían los Romanos, sería nuevamente humillada exhibida en las calles de Roma y muy posiblemente después sería violada para terminar asesinada y tirada de cualquier manera, una reina como ella no podía permitir tal cosa el suicidio era la opción más honrosa, el veneno puso fin a su vida, sus dos hijas la acompañaron en su camino al más allá.
Según recogen las crónicas, afirman que Boudica recibió un funeral digno de su rango, sus fieles seguidores la enterraron como a una heroína. El sitio donde fue enterrada se guardó en el más de los absolutos secretos para que los romanos no pudiesen dar con ella y profanasen su cuerpo y de esta manera fomentaría más su leyenda, como un símbolo de la resistencia contra los invasores.

Batalla del Monte Graupio (año 83)
Los siguientes gobernadores enviados por Roma para gobernar la provincia continuaron su conquista avanzando hacia el norte.
Cartimandua fue obligada a pedir apoyos a los romanos para que la ayudaran a enfrentarse a la rebelión de su marido Venutio. Quinto Petilio Cerial tomó unas cuantas legiones estacionadas en Lincoln y avanzó hasta llegar a York. Las legiones se enfrentaron y derrotaron a Venutio en las inmediaciones de Stanwick, alrededor del año 70. Como resultado, la tribu de los brigantes fue totalmente romanizada.
Sexto Julio Frontino fue enviado a gobernar la provincia romana de Britania. El nuevo gobernador subyugó a la tribu de los siluros y a los pueblos hostiles a Roma que se asentaban en el territorio de Gales, estableciendo su campamento base en Caerleon, guarneciéndolo con la Legio II Augusta y estableciendo una serie de pequeñas fortalezas situadas a unos 15 – 20 km de distancia entre ellas. Durante su mandato, se estableció una fortaleza en Pumsaint, al oeste de Gales, en gran parte con el objetivo de explotar los recursos auríferos de Dolaucothi. Frontino se retiró de la provincia en el 78.
Campaña romana en Britania del 80 al 84

El famoso general Cneo Julio Agrícola fue nombrado en sustitución de Frontino. El nuevo gobernador de la isla derrotó a los ordovicos en Gales y, posteriormente, tomó el mando de una pequeña fuerza y marchó hacia el norte donde construyó a su paso una serie de calzadas a lo largo de los Peninos. Edificó una fortaleza legionaria en Chester para la legión XX Valeria Victrix, un fuerte auxiliar en Segontium y empleó tácticas deleznables en algunas ocasiones con el objetivo de obtener la rendición de la población britana motivada por el miedo. En 80, Agrícola ya había llegado hasta el río Tay, iniciando en la zona la construcción de la fortaleza de Inchtuthil, que se hubiera convertido en el mayor fuerte del mundo romano si se hubiera terminado.
De este modo, durante su sexta campaña, en el año 83, las legiones de Agrícola entraron en contacto con los caledonios o pictos, que reaccionaron asaltando el campamento que había construido en su territorio la legión IX Hispana. A pesar de que los caledonios fueron rechazados, estaba claro que no iban a aceptar fácilmente la sumisión a Roma, con lo que Agrícola planificó para el año 84 una campaña contra ellos.
Iniciado el avance, que contaba con el apoyo de la flota de guerra romana, las tropas de Agrícola penetraron de nuevo en territorio de los pictos, haciendo avanzar a la infantería romana acompañada de sus auxiliares britanos, con la clara intención de hacer alarde de su potencia militar, hasta hallar un fuerte ejército picto desplegado en defensa de un lugar que Tácito denomina mons Graupius o monte Grupio, y que la historiografía no ha podido identificar con seguridad. Allí esperaban 30.000 caledonios.
Batalla del Monte Graupio año 83: Despliegue inicial

Agrícola disponía de unos 20.000 hombres, colocó en el centro de su dispositivo a unos 8.000 soldados auxiliares de infantería, ocupando una ladera montañosa, protegidos en sus alas por unos 3.000 auxiliares de caballería (6 alas quincuagenarias), a la vez que mantenía a las tropas legionarias (vexilationes de legiones II, VIII y XX) unos 2.000 y una ala como reserva, junto a los muros del campamento fortificado. Al frente de sus líneas había una red de zanjas, para protegerlas de los caledonios.
Agrícola reforzó entonces sus primeras líneas con cinco cohortes quincuagenarias peditatas compuestas por auxiliares bátavos y tungrios, a los que dio orden de tomar contacto con los caledonios que actuaban de cobertura acosando a los romanos, haciendo uso de su superioridad en cuanto a armamento, llegando a la lucha cuerpo a cuerpo, para así poder golpear en el rostro a sus enemigos con el borde de sus escudos, ya que las heridas en la cara eran particularmente temidas por los guerreros caledonios de la época.
Batalla del monte Graupio año 83. Avance de la infantería auxiliar. Los auxiliares bátavos avanzan y atacan a los caledonios que hacían la cobertura, haciéndoles huir. Autor Seán Ó’Brógáin

Cuando las primeras líneas caledonias iniciaron un repliegue, Calgaco envió al combate a su caballería y a sus carros, en los que combatía la nobleza caledonia. Sin embargo, la caballería romana logró ahuyentar a los atacantes, que se vieron además entorpecidos por la fragosidad del terreno y por la red de zanjas y defensas romanas, hasta el punto de que el ímpetu de su carga quedó completamente aniquilado.

Batalla del monte Graupio año 83: Ataque de los carros de guerra y caballería

Batalla del Monte Graupio año 83. Ataque de los carros. El ejército de Agricola formado hace frente a los carros de guerra de los caledonios que se estrella contra las fortificaciones romanas, en primer plano los auxiliares bátavos. Autor Seán Ó’Brógáin

Viendo la oportunidad de atacar ventajosamente las líneas romanas, excesivamente desplegadas tras el ataque, el grueso del ejército caledonio, que hasta ese momento se mantenía a la expectativa en la cima de la colina, se lanzó contra el flanco izquierdo romano, logrando dispersar a la caballería que cubría dicho flanco. Agrícola envió entonces al sector a cuatro turmas  de caballería que tenía en reserva, con lo que, según el relato de Tácito, los caledonios se replegaron en desorden, contagiando su desmoralización a todo el ejército caledonio, no sólo en el sector sino a lo largo de toda la línea. Así, el ejército caledonio dejó de ser un grupo cohesionado de combate, quedando indefensos ante la caballería romana.
Batalla del monte Graupio año 83: Ataque por los flancos

De este modo, la caballería romana pudo concentrarse en acabar con los últimos núcleos de resistencia, mientras que los caledonios supervivientes huían para refugiarse en los bosques cercanos. Algunos grupos de guerreros caledonios lanzaron cargas suicidas contra los romanos, que empezaron a capturar un gran número de prisioneros, hasta el punto de que, ante el temor de no poder manejar con seguridad a una masa tan numerosa de ellos, empezaron la matanza de parte de los mismos.
Batalla del monte Graupio año 83. La caballería romana persiguiendo a los caledonios. Autor Sean O´Brogain

Tácito cuenta que la matanza tan sólo concluyó entrada la noche, con los romanos cansados de matar y el campo cubierto de cadáveres y de sangre caledonia. Se estima que unos 10.000 caledonios murieron en el combate, por únicamente 360 soldados romanos.

Muro de Adriano
En el año 115, los nativos se sublevaron contra sus conquistadores y aniquilaron a las guarniciones romanas de Eburacum, (York). Como resultado, el emperador romano Adriano llegó a Britania en el 122 y ordenó la construcción de una muralla de 117 km conocida como el muro de Adriano.
Fue levantado entre los años 122-132 por orden del emperador romano Adriano para defender el territorio britano sometido al sur de la muralla, de las belicosas tribus de los caledonios. La muralla tenía como función también mantener la estabilidad económica y crear condiciones de paz en la provincia romana de Britannia al sur del muro, así como marcar físicamente la frontera del Imperio Romano. Hoy día aún subsisten importantes tramos de la muralla, mientras que otras secciones han desaparecido al haber sido reutilizadas sus piedras en construcciones vecinas durante siglos.
Muro de Adriano

Este limes fortificado se extendía a lo largo de 117 km desde el golfo de Solway, en el oeste, hasta el estuario del río Tyne en el este, entre las poblaciones de Pons Aelius (actual Newcastle upon Tyne) y Maglona (Wigton). La muralla en sí estaba construida en su totalidad con sillares de piedra, tenía un grosor de 2,4 a 3 m y una altura de entre 3,6 y 4,8 m. Contaba con 14 fuertes principales y 80 fortines que albergaban guarniciones en puntos clave de vigilancia, así como un foso de 8 m de ancho por 3 de profundidad y un camino militar que la recorría por su lado meridional. Más al sur del camino militar construyeron otro foso con dos terraplenes de tierra para proteger la muralla de ataques desde el sur.
Construcción del muro de Adriano. A la derecha se puede ver un castellum o fuerte grande, una torre de vigilancia un fuerte pequeño

Muro de Antonino
El muro de Adriano fue sustituido posteriormente por la muralla de Antonino Pío, levantada más al norte. Se empezó a construir en el año 142, para ser abandonado 20 años más tarde. Estaba compuesto por murallas de turba de unos 3 a 4 metros de altura con un foso por delante entre 7 y 12 metros de ancho y 4 de profundidad. La base del muro era de piedra, con una anchura de unos 4 metros. Unos cincuenta metros por detrás del muro, construyeron una vía militar para conectar los diferentes puestos de vigilancia y favorecer el tránsito de tropas y materiales. Por desgracia son muy escasos los vestigios de esta calzada que han llegado hasta nuestros días, estando en muchos casos marcadas por modernas autovías o carreteras.
Cada 3 km había fuertes, fortines o torres de vigilancia para vigilar y proteger la frontera. Se conoce la existencia de 17 fuertes, de los cuales han sobrevivido 16.
Muro de Antonino

En su construcción participaron miembros de tres de las legiones acantonadas en Britannia, la II Augusta, la VI Victrix (que en el 119 sustituyó a la IX Hispana) y la XX Valeria.
Tras dos décadas de repetidos fracasos, las legiones abandonaron su ofensiva y se retiraron tras el Muro de Adriano en el 164, tras la muerte de Antonino Pio.
La presencia romana en la parte más septentrional de la isla se redujo tras la muerte del emperador Cómodo, posiblemente en el año 196, cuando el gobernador Clodio Albino retiró gran parte de su guarnición.

Campaña de los Severos
Los ataques contra el muro continuaron, así en el año 175, tras la batalla de Tizla, Marco Aurelio envió 5.500 auxiliares sármatas a Britania, posiblemente por los problemas con los caledonios.
Raid punitivo contra un poblado caledonio por la cohorte quingenaria equitata III Galorum durante el reinado de Marco Aurelio (161-180). Autor D & Spedaliere

Ataque nocturno de los caledonios contra el Muro de Adriano en el 181 durante el reinado de Cómodo. Autor D & Spedaliere

En el 208 el emperador Septimio Severo marchó hacia el norte y ocupó toda la tierra entre el Muro de Adriano y el Muro de Antonino. Inició un proyecto de reconstrucción masiva que finalmente hizo que toda la pared en piedra (antes de la porción occidental había sido en su mayoría césped y madera), esto dio lugar a posteriores romanos llaman el Muro de Antonino  y de los Severos.
En el 209, cuando el emperador Septimio Severo, alegando la intolerable beligerancia de la tribu maeatae, inició una campaña contra la confederación Caledonia. Para su campaña, el Emperador tomó el mando de tres legiones veteranas estacionadas en la isla y 9.000 soldados imperiales apoyados por numerosa caballería y auxiliares suministrados por vía marítima por la flota británico-romana y las flotas del Danubio y del Rin.
Legión VI Victrix contra los britanos. La legión VI sustituyó a la IX Hispana en el año119, participó en la construcción del Muro de Antonino. Autor Peter Dennis

Condujo a su ejército hacia el norte en las tierras altas y más o menos de la misma manera marchó Agricola había invadido más de 100 años antes. Severo sufrió fuertes bajas debido a las tácticas de guerrilla utilizadas por los caledonios.
Debido a esto Severo comenzó un plan de mantener bajo su control todo el territorio que pudo mediante la reocupación de muchos de los antiguos fuertes de Agrícola y devastando todo el territorio que no podía desde los fuertes. Esto llevó a muchas de las tribus que intentasen llegar a un acuerdo de paz con Severo por temor a su extinción por el genocidio romano. Las conversaciones de paz fracasaron y continuó la guerra.
A principios del 210, Caracalla el hijo de Septimio condujo otra expedición de castigo al norte del Muro Antonino con la intención de matar a todo el que se encontrase y saquear y quemar todo lo de valor. El plan era que Severo siguiese el ejército de su hijo y ocupar permanentemente toda Caledonia. Severo se enfermó y fue llevado a York para descansar y recuperarse. Seguía empeorando hasta que el 4 de febrero de 211 murió. Caracalla suspendió la guerra contra los caledonios y se dirigió de nuevo a Roma para consolidar su poder.
Los romanos nunca volvieron a realizar una campaña profundamente en Caledonia, pronto se retiraron al sur de forma permanente tras el muro de Adriano. El conflicto fue extremadamente sangriento, y ambos bandos sufrieron cuantiosas bajas, 50.000 según Dión Casio. Los caledonios realizaron una exitosa guerra de guerrillas, en las que los romanos no vieron ningún ejército y solo se sentían seguros en los castella. Escocia, de hecho, posee la mayor densidad de campamentos romanos de Europa se como resultado de las cuatro ocasiones en las que el Imperio Romano intentó someter a la belicosa región.
Caracalla decidió la división de Britannia en dos nuevas provincias: Britania Superior e Inferior, con la finalidad de evitar la figura de gobernadores poderosos que pudieran tener el deseo de rebelarse. Esta decisión posiblemente provocó el período conocido como de Larga Paz, que duró hasta la creación del Imperio Galo, Imperium Galliarum, en el 260 de Póstumo, del cual fue parte la isla británica hasta la reunificación imperial realizada por Aureliano en el 274.

Final de la ocupación romana de Britania
La inestabilidad de la última mitad del siglo III se vio salpicada además por incursiones de piratas sajones que provocó la creación de una cadena de fuertes en la costa suroriental: los fuertes de la costa sajona.
En los últimos años del siglo III se produjo una nueva rebelión, liderada por Carausius y Alectus, que fue aniquilada por Constancio Cloro, padre de Constantino el Grande. Nuevamente la isla fue dividida en cuatro provincias: Maxima Caesariensis, Britannia Prima, Flavia Caesariensis y Britannia Secunda.
Por 306 el emperador Constancio Cloro se vio obligado a proteger a su frontera norte contra los ataques de los pictos (la palabra picto fue usada por primera vez en el 296 para referirse a hombres pintados al norte del Muro).
Pictos asaltando el Muro de Adriano. Autor Luca Tarlazzi

A medida que Roma se debilitaba, los pictos se volvieron más audaces, hasta que en el año 360, junto con los gaélicos de Irlanda pusieron en marcha una invasión coordinada en el muro de Adriano. El emperador Juliano envió legiones para tratar con ellos, pero muy poco efecto duradero. Las incursiones de los pictos penetraban y cada vez más profundamente en el sur.
Se cree que en el año 383, el general romano a cargo de la defensa de Britania, Magno Clemente Máximo, lanzó con éxito su campaña para usurpar el poder imperial. Cruzó a la Galia con sus tropas, mató al Emperador Romano de Occidente, Graciano, y gobernó la Galia, Hispania y Britania como Augusto (es decir, como un co-emperador bajo Teodosio I), produciéndose la retirada de las legiones romanas del norte y oeste de Britannia. Apenas veinte años después, a principios del siglo V se produjo la retirada total de las legiones romana de Britannia, dando inicio a un nuevo período en la historia de Inglaterra.


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