viernes, 10 de septiembre de 2021

Capítulo 41 - Catedral de Sevilla- Primera Parte

 

Siglos XV y XVI

Durante los siglos XV y XVI, mientras en Italia crecía con fuerza el Renacimiento, la actividad constructiva del gótico es abrumadora en España, se levantan numerosos edificios de grandes proporciones, caracterizados por la sencillez estructural de la construcción y la complicación ornamental. Se erigen las grandes catedrales de Sevilla iniciada en 1402, Segovia (1525) y Salamanca (1513). La disyuntiva de estilos en que se encontraba la arquitectura de la época era percibida de forma plenamente consciente por los contemporáneos, pero de una manera bien distinta a como suele percibirse por el gusto actual, que asocia al Renacimiento la "modernidad" y al Gótico la "medievalidad": Diego de Sagredo lo expresó con la oposición entre el estilo moderno (el Gótico, en su versión local) y el romano (el Renacimiento clasicista e italianizante), entre el estilo gótico, racional y eficiente y el estilo romano, ampuloso y sensual.
Durante el siglo XV, la influencia flamenca es muy importante y son muchos los artistas del norte de Europa que se establecen en España, la estrecha relación comercial y política de Castilla con el centro y norte de Europa convoca a arquitectos como Juan y Simón de Colonia, que actúan fundamentalmente en Burgos y Valladolid, donde destacan la Capilla del Condestable en la catedral de Burgos, la iglesia conventual de San Pablo (Valladolid) y el Colegio de San Gregorio.
Hanequín de Bruselas inicia el foco toledano, seguido por su discípulo Juan Guas del que destaca el Palacio del Infantado y Monasterio de San Juan de los Reyes y Enrique Egas que crean escuela adaptándose a la sensibilidad local. La fusión de motivos góticos, flamencos y mudéjares alcanzan su máximo desarrollo, durante este siglo, dando lugar a un auténtico estilo nacional, denominado gótico isabelino, llamado así por coincidir con el reinado de los Reyes Católicos. Se caracteriza por una rica ornamentación, que reúne formas flamígeras, mudéjares y renacentistas. Este estilo inicia una lenta transición al renacimiento, pero a la vez supone una férrea y decidida resistencia a abandonar los paradigmas constructivos góticos tradicionales. Sus mejores obras son San Juan de los Reyes en Toledo, la Capilla Real de Granada y la Cartuja de Miraflores en Burgos.
A este periodo corresponde también la catedral de Palencia, que aunque iniciada en 1321, tiene su avance fundamental durante el siglo XV. ​Durante este periodo también irrumpe el plateresco que viene a ser una reinterpretación del arte renacentista junto al purismo renacentista, sin que se puedan establecer fronteras cronológicas claras entre todas estas tendencias. 

Catedral de Sevilla
La catedral de Santa María de la Sede se encuentra en Sevilla (AndalucíaEspaña). Es de estilo gótico. Se trata de la catedral más grande del mundo en ese estilo. ​ La Unesco la declaró en 1987, junto al Real Alcázar y el Archivo de IndiasPatrimonio de la Humanidad​ y, el 25 de julio de 2010, Bien de Valor Universal Excepcional. ​ Según la tradición, la construcción se inició en 1401, aunque no existe constancia documental del comienzo de los trabajos hasta 1433. La edificación se realizó en el solar que quedó tras la demolición de la antigua mezquita aljama de Sevilla, ​ cuyo alminar (la Giralda) y patio (patio de los Naranjos) aún se conservan. ​
Uno de los primeros maestros de obras fue el maestre Carlín (Charles Galter), procedente de Normandía (Francia), que había trabajado previamente en otras grandes catedrales góticas europeas y llegó a España según se cree huyendo de la guerra de los Cien Años. El 10 de octubre de 1506 se procedió a la colocación de la piedra postrera en la parte más alta del cimborio, con lo que simbólicamente la catedral quedó finalizada, aunque en realidad siguieron efectuándose trabajos de forma ininterrumpida a lo largo de los siglos, tanto para la decoración interior, como para añadir nuevas dependencias o consolidar y restaurar los desperfectos ocasionados por el paso del tiempo, o circunstancias extraordinarias, entre las que cabe destacar el terremoto de Lisboa de 1755 que produjo únicamente daños menores a pesar de su intensidad. ​ En estas obras intervinieron los arquitectos Diego de RiañoMartín de Gainza y Asensio de Maeda. También en esta etapa Hernán Ruiz edificó el último cuerpo de la Giralda. La catedral y sus dependencias quedaron terminadas en 1593. ​El Cabildo Metropolitano mantiene la liturgia diaria y la celebración de las festividades del Corpus, la Inmaculada y la Virgen de los Reyes. Este último día, 15 de agosto, es también la fiesta titular del templo, Santa María de la Asunción o de la Sede, y se celebra con solemne procesión de tercia y pontifical.
El templo acoge los restos mortales de Cristóbal Colón y de varios reyes de CastillaPedro I el CruelFernando III el Santo y el hijo de este, Alfonso X el Sabio. ​
Una de las últimas obras de importancia realizadas tuvo lugar en el año 2008 y consistió en la sustitución de 576 sillares que conformaban uno de los grandiosos pilares que sustentan el templo, por nuevos bloques de piedra de características similares, pero con mucha mayor resistencia. Este difícil trabajo fue posible gracias al empleo de novedosos sistemas tecnológicos que demostraron que el edificio sufría diariamente unas oscilaciones de 2 cm como consecuencia de la dilatación de sus materiales. ​ En 2017 recibió 1 934 373 visitantes, siendo así el quinto monumento más visitado de España. 

Historia
Plano de la catedral de Sevilla
1- Puerta del Bautismo
2- Puerta de la Asunción
3- Puerta de San Miguel
4- Puerta Colorada o de la Concepción
5- Puerta de San Cristóbal o del Príncipe
6- Puerta de Palos
7- Puerta de Campanillas
8- Coro
9- Capilla Mayor y Altar Mayor
10- Capilla Real
11- Giralda
12- Puerta del Lagarto
13- Puerta del Perdón
14- Sacristía del Altar Mayor
15- Sacristía Mayor
16- Iglesia del Sagrario 

Periodo almohade (1172-1248)
Durante la administración musulmana, el califa almohade Abu Yacub Jusuf ordenó la construcción de una gran mezquita en Sevilla en los terrenos que actualmente ocupa la catedral. ​Los trabajos se prolongaron entre abril de 1172 y marzo de 1198, aunque se inauguró el 30 de abril de 1182.
La dirección de las obras fue encargada al prestigioso arquitecto de origen andalusí Ahmad Ben Baso, el mismo que edificó los palacios de la Buhayra en Sevilla, el cual construyó un hermoso edificio de planta rectangular de 113 x 135 m y con una superficie de más 15 000 m².​ Poseía 17 naves adornadas con arcos de herradura y un amplio patio, el sahn que aún se conserva con el nombre de patio de los Naranjos. La actual puerta del Perdón daba acceso al recinto. 
Periodo mudéjar (1248-1401)
Tras la conquista de la ciudad por los cristianos el 23 de noviembre de 1248, la mezquita mayor fue consagrada, ​ pasando a ser catedral de la archidiócesis con pequeños cambios, como el de una Capilla Real donde se enterraron diferentes monarcas y familiares, entre ellos Alfonso XFernando III y Beatriz de Suabia.
Los cristianos utilizaron durante más de 150 años el edificio musulmán. A partir de 1401 se pensó en un nuevo templo de formas totalmente cristianas, por lo que con el pretexto de que la mezquita se encontraba en estado ruinoso, se procedió a demolerla. ​ 

Gótica (1401-1528)
El cabildo catedralicio decidió el 8 de julio de 1401 construir un nuevo templo, pues la antigua mezquita almohade se encontraba mal conservada después del terremoto ocurrido en 1356 que la afectó gravemente. Según la tradición oral sevillana la decisión de los canónigos habría sido: «Hagamos una iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vieren labrada nos tengan por locos» y según el acta capitular de aquel día la nueva obra debía ser «una tal y tan buena, que no haya otra su igual».​
Las obras se iniciaron en 1434, ​ y se prolongaron en esta fase hasta 1506. Se cree que el primitivo proyecto de la obra se debió al maestro Alonso Martínez. Posteriormente fueron maestro de obras Ysambarte y en 1439 el francés Carlín (Charles Gauter de Rúan) que se hizo cargo de los trabajos con un salario de mil maravedíes anuales, creyéndose que estuvo al frente de los mismos hasta su muerte hacia 1448, su sucesor fue el cantero Juan Normant. Entre 1498 y 1512 ejerció el cargo de maestro mayor Alonso Rodríguez. ​ Todos los maestros mayores y aparejadores que dirigieron la obra forman una cadena en la que cada uno colaboró durante varios años con el maestro anterior antes de acceder a la dirección, incluso Ysambarte y Carlín se conocían previamente. ​
El día 6 de octubre del año 1506, tuvo lugar la ceremonia oficial para celebrar la conclusión de la obra, en la que se colocó la "piedra postrera" en la parte más alta del cimborio. Se invitó al arzobispo Diego de Deza a participar en el acto, aunque se excusó por encontrarse demasiado viejo para subir y lo presenció como espectador desde la capilla de la Virgen de la Antigua. No se pudieron realizar celebraciones por haber fallecido dos semanas antes el rey Felipe I de Castilla (Felipe el Hermoso). Al año siguiente, 1507, tuvo lugar la consagración del templo, aunque quedaron pendientes algunas obras por concluir. ​ El resultado final fue un grandioso templo gótico de enormes dimensiones y riguroso diseño.
Cuatro años después, el 28 de diciembre de 1511, falló uno de los enormes pilares y se produjo un derrumbe que afectó al cimborio que cubría el crucero, todo al parecer causado por el peso excesivo de la estructura. Se destituyó a Alonso Rodríguez y, tras un detenido estudio de las posibles soluciones, el arquitecto Juan Gil de Hontañón, siguiendo el marco estilístico inicial, diseñó una nueva cúpula que se completó en el año 1519. Este cimborio se desplomó 370 años más tarde, el 1 de agosto de 1888, volviéndose a reconstruir por el arquitecto Joaquín Fernández con igual forma, tal como se ve en la actualidad. ​

Renacentista (1528-1593)
Corresponde al periodo iniciado en 1528, en que se construyeron una serie de dependencias anexas al templo gótico, como la Sacristía mayor, la Sala Capitular y la Capilla Real y se terminaron otras como la Sacristía de los Cálices y las Capillas de los Alabastros. ​ En estas obras intervinieron los arquitectos Diego de RiañoMartín de Gainza y Asensio de Maeda. También en esta etapa Hernán Ruiz edificó el último cuerpo de la Giralda. La catedral y sus dependencias quedaron terminadas en 1593. 
Barroca (1618-1758)
En esta fase se construyó la iglesia del Sagrario (1618-1663) por Miguel de Zumárraga; se trata en realidad de una iglesia independiente de la catedral, aunque se encuentra anexa a la misma y se comunica con ella. A este edificio le acompañaron en el mismo estilo una serie de pequeños agregados en el frente de Poniente. 
Académica (1758-1823)
Durante esta fase predomina el estilo neoclásico. Se construyeron diversas dependencias situadas en la zona suroeste del templo, entre la actual avenida de la constitución y el Archivo de Indias. Entre los años 1762 y 1797 se procedió al derribo de los edificios que unían el monumento al caserío de la ciudad, para conseguir que la manzana que ocupa estuviera totalmente independiente. Los principales arquitectos que intervinieron en las obras fueron Manuel Núñez y Fernando de Rosales. 
Neogótica (1825-1928)
Este periodo comprende desde 1825 hasta 1928. Durante el mismo se terminaron partes del edificio que habían quedado inconclusas, procurando en todo momento mantenerse lo más próximo posible al diseño gótico original. Continuando el proyecto del arquitecto Demetrio de los Ríos del año 1866, las puertas de la Concepción y la de San Cristóbal o del Príncipe, fueron acabadas por Adolfo Fernández Casanova entre 1895 y 1917. También se realizaron diferentes trabajos de restauración. Inició esta etapa Fernando de Rosales y la cerró Javier de Luque. 
La catedral en el siglo XXI
En 2008, la investigadora de la Universidad de Cantabria Begoña Alonso Ruiz encontró el plano más antiguo que se conoce de la catedral de Sevilla en el Monasterio de Bidaurreta de Oñate (Guipúzcoa), el cual se realizó alrededor de 1490. ​ Este plano, una vez estudiado, ha aportado importantes datos sobre la construcción del edificio. ​
En el año 2017 recibió 1 934 373 visitas, cifras récord, con incrementos progresivos anuales desde el año 2012 en que se vendieron 1 325 749 entradas. ​ Más del 99 % de los turistas que visitan Sevilla están interesados en conocer el templo. ​ El monumento se autofinancia y supone una considerable fuente de ingresos para el Cabildo que destina gran parte de los fondos recaudados a obras de restauración. ​ La situación del edificio en la Avenida de la Constitución, principal vía de acceso al centro histórico de la ciudad, había provocado en las últimas décadas un notable deterioro fisicoquímico de la piedra que se manifestaba por la existencia de densas costras negras en los muros y portadas, como consecuencia de la intensa contaminación del entorno producida por los gases expulsados por los vehículos. ​
Las importantes actuaciones realizadas en el siglo XXI han consistido en la peatonalización de la Avenida de la Constitución para solventar el problema de la contaminación y la realización de diversos trabajos de restauración, principalmente la limpieza y consolidación de los 141 m de la fachada de poniente, con el objetivo de solucionar la arenización general de la piedra y la oxidación de los materiales férricos. Además se han desmontado y reparado elementos singulares como esculturas, pináculos, gárgolas, flameros y vidrieras que han recibido tratamientos especializados para su recuperación. En el interior del templo se han efectuado trabajos de gran precisión para solucionar el deterioro en la estructura de dos pilares que presentaban grietas que fueron detectadas en 1980. La meticulosa tarea ha consistido en la sustitución de 576 sillares, cada uno de los cuales tiene un peso medio de 250 kg, sin intervenir en el núcleo central del pilar que mantenía su estabilidad. ​ En 2011 se inicia la restauración del retablo mayor, trabajo que se prolongó durante 30 meses, e importantes intervenciones sobre la solería de la Capilla Real y la fachada norte del templo que da a la calle Alemanes, actuación que culminó en enero de 2015 con la restauración de la Puerta del Perdón. 

Materiales empleados
En la construcción, como era habitual en la arquitectura gótica, se empleó la piedra como principal material de construcción. La catedral está construida con piedra de más de 20 canteras, siendo la mayoritaria una calcarenita fosilífera de grano grueso procedente de las canteras de la sierra de San Cristóbal del Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz. Le sigue en orden de importancia una roca caliza fosilífera de grano más fino procedente de Espera, también en la provincia de Cádiz, usada sobre todo en los elementos intercalados con la anterior piedra en las cresterías y como principal elemento de construcción en los Archivos que se añadieron en la fachada sur de la catedral en 1918. También se trajeron rocas de Puerto Real, Estepa, Utrera, Morón de la Frontera y otros lugares para zócalos, tracerías, restauraciones, etcétera. Las portadas de la Concepción y del Príncipe fueron realizadas a finales del siglo XIX y principios del XX con piedra de Monóvar, en la provincia de Alicante. 

Giralda
Giralda es el nombre que recibe la torre campanario de la catedral de Santa María de la Sede de la ciudad de Sevilla. La parte inferior de la torre corresponde al alminar de la antigua mezquita de la ciudad, de finales del siglo XII, en la época almohade, mientras que la parte superior es una construcción sobrepuesta en el siglo XVI, en época cristiana, para albergar las campanas. En su cúspide se halla la estatua de bronce que representa el Triunfo de la Fe y que tiene función de veleta, el Giraldillo. ​
Mide 94,69 m metros de altura. ​
El 29 de diciembre de 1928 la catedral, incluida la Giralda, fue declarada Monumento Nacional. ​ En 1987 el conjunto del Alcázar, el Archivo de Indias y la catedral, con su torre, fueron considerados Patrimonio de la Humanidad. ​
Existen réplicas y edificios inspirados en ella en España y en varios países del mundo. 

Historia
Lámina de Alejandro Guichot que muestra los tres estados de la Giralda. A la izquierda la primitiva torre almohade (s. XII), a la derecha una fase intermedia después de la caída del yamur que coronaba la torre (1396), y en el centro la torre actual, con el remate renacentista del campanario (s. XVI). 

Período almohade
Durante el periodo de dominación almohade, la ciudad de Sevilla se convirtió en la capital de Al-Ándalus, lo que trajo a la ciudad una actualización de sus infraestructuras procediéndose a la construcción de algunas grandes edificaciones. ​ En este ámbito se comenzó el levantamiento de una nueva mezquita mayor en el solar que actualmente ocupa la catedral. La construcción de esta nueva mezquita mayor, que reemplazaba a la existente en la plaza del Salvador, se inició el año 1172 y en 1182 se pronunció el primer jutba (sermón de viernes) en la mezquita. Tenía orientación de norte a sur, ligeramente hacia el sureste, y su puerta principal correspondía a la actual Puerta del Perdón que da entrada al patio de los Naranjos, que formaba parte del recinto de la misma. El alzado exterior de la mezquita tenía influencias de la mezquita de Córdoba, mientras que la estructura de su planta procedía del modelo de las mezquitas marroquíes de Marrakech y de Tinmal.
En 1183, Al-Ándalus sufría una presión agresiva de las fuerzas castellanas y portuguesas, que hostigaban el campo sevillano. En respuesta, en diciembre de ese año el califa Abu Yaqub Yusuf puso en marcha un gran ejército en dirección a la península. Cruzó el estrecho de Gibraltar y entró en la ciudad de Sevilla el 25 de mayo de 1184. Con ocasión de su estancia en Sevilla, el 26 de mayo de 1184 ordenó al gobernador de la ciudad la construcción del alminar de la mezquita. ​Salió el califa el 7 de junio, hacia Badajoz, para luego dirigirse al oeste para sitiar la población de Santarém a la que llegó el 27 de junio. Esta ciudad estaba defendida por Alfonso I de Portugal. El asedio duró hasta julio de 1184 y el 29 de julio Al-Mumin Abu Yaacub resultó muerto en combate. ​
El nuevo califa, Abu Yúsuf al-Mansur (conocido entre sus súbditos como Muminin), hijo y sucesor de Yúsuf, que fue proclamado el 10 de agosto de 1184, en el alcázar de Sevilla,  ​ decidió la continuación del proyecto. Originalmente, el alminar estaría unido a las murallas de la alcazaba de la ciudad. ​Las obras de construcción se iniciaron en otoño dirigidas por el alarife Áhmed ben Baso. ​ En la excavación para la cimentación encontró un manantial que fue cegado con piedras y cal, creando una superficie plana sobre la que situar los cimientos. ​
La construcción de la Giralda arranca sobre una cimentación de 3,60 metros, muy poco más amplia que la propia torre, y que constituye la única cimentación del edificio, según los estudios arqueológicos, una gruesa capa de argamasa y una simple mejora del terreno, en el que quedaron incluidos los restos de anteriores construcciones musulmanas de la zona. ​ Desde ahí otros tres metros de sillería emergen de la acera, con una serie de aras de mármol de época romana.
Las piedras que se emplearon tayud al adi fueron extraídas del muro del palacio del Alcázar de Ibn Abbad. Los muros de este palacio tenían características defensivas. Las piedras fueron bajadas sin necesidad de escaleras, ya que a estos muros se ascendía por una cuesta apta para caballos. ​
En el año 584 de la hégira (entre el 2 de marzo de 1188 y el 18 de febrero de 1189) se paralizaron las obras cuando fue destituido Ibn Saíd, que era el almojarife encargado del registro de los gastos. Ibn Saíd fue sustituido por Abu Bakr. ​ En esta reanudación entró a trabajar en las obras de la mezquita el alarife Alí al-Gumari (Alí de Gomara), ya que también acaeció el fallecimiento de Ibn Basó, que decidió continuar las obras del alminar con ladrillo a partir del zócalo de piedra. ​ Las obras en la mezquita fueron detenidas de forma intermitente debido a los constantes viajes que el alarife hacía a Marrakech. ​
El 19 de junio de 1195 el emir Abu Yaacub al-Mansur derrotó a Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Alarcos. Al regresar ordenó la realización de unas grandes esferas de bronce dorado para ser colocadas en la parte superior del alminar. Fueron colocadas el 10 de marzo de 1198 en presencia del emir. ​ Estas estaban sobre una columna grande de hierro que se cimentaba en la parte superior del alminar. ​ Estas cuatro bolas o manzanas doradas ensartadas en un vástago vertical reciben el nombre de yâmûr en la cultura árabe y se ha utilizado, aunque no siempre, para coronar mezquitas. ​ El transcurso de las obras se conoce con detalle gracias a las crónicas de Ibn Sahib al-Salá. ​
El esquema deriva del modelo de la mezquita de Córdoba. El primer cuerpo tenía 50,51 m de alto y una planta cuadrada de 13,61 m de ancho. El segundo cuerpo medía 14,39 m de alto y su planta era cuadrada de 6,83 m de ancho. Sobre el segundo cuerpo había una cúpula y sobre esta el yâmûr. ​ La altura total de la torre era de 82 metros. 

Período cristiano
En 1248 se produjo la Reconquista de Sevilla por Fernando III el Santo y la mezquita fue consagrada como templo cristiano. Algo habitual cuando se conquistaban municipios musulmanes era añadir campanas a los alminares, así como retirar el yâmûr para colocar una cruz y, bajo ella, una veleta, aunque este yâmûr no se retiró. ​
No obstante, el 24 de agosto de 1356 se produjo un terremoto que trajo consigo el derrumbamiento de las cuatro bolas. ​ No existe demasiada información sobre el aspecto de la torre entre este acontecimiento y el siglo XV. ​ Al parecer, esta estructura fue sustituida por una espadaña con una campana y, en algún momento posterior, la torre se coronó con una cruz. ​
Según se desprende del Plano de Bidaurreta, 1480-1498, descubierto por Begoña Alonso mientras investigaba sobre unos canteros, único plano original que nos ha llegado de la catedral gótica, en el proyecto original la torre iba a ser derribada, pero se ha entendido que por necesidad económica o deseo de inaugurar lo antes posible el templo, se decidió mantenerla.
A mediados del siglo XVI canónigo Francisco Pacheco diseñó un programa iconográfico con murales para decorar la Giralda. Los frescos fueron realizados por el pintor Luis de Vargas entre 1553 y 1558. Gracias al cuadro de las Santas Justa y Rufina realizado por Miguel de Esquivel en 1620​ se sabe que en la fachada norte, debajo del primer balcón, estaba la Anunciación. A la izquierda y a la derecha de este balcón, en dos superficies de estuco que aún existen, estaban las imágenes de San Isidoro y San Leandro a un lado y las Santas Justa y Rufina al otro. Encima de este balcón, había una pintura de Cristo Crucificado con la Virgen María y San Juan Evangelista. A los lados de los demás balcones había otras pinturas de santos. ​ En 2018, durante la restauración, se demostró que, en el siglo XVI, la Giralda estaba pintada con un color rojizo. ​ Las pinturas murales de Luis de Vargas estaban muy deterioradas a finales del siglo XIX y se perdieron, junto con restos de su color rojizo, en la restauración realizada entre 1881 y 1883 por Adolfo Fernández Casanova. ​
El 6 de junio de 1556 falleció el Maestro Mayor de la catedral, Martín Gaiza, y el cabildo convocó un concurso para escoger a su sustituto. En 1557 se presentaron los maestros mayores de las principales capitales andaluzas: Hernán Ruiz, Andrés de Vandelvira, Francisco del Castillo, Juan de Orea, Luis Machuca y Pedro de Campo. También se presentó Miguel Gainza, que había sido aparejador en la catedral desde 1542. El 14 de diciembre fue escogido Hernán Ruiz. Al parecer, llegó de Córdoba con un proyecto definitivo de cómo debería renovarse la torre y contaba incluso con una maqueta de escala 1:50. ​ En su diseño, Hernán Ruiz añadió un completo cuerpo de campanas. Las obras empezaron en abril, ya que consta el inicio de los pagos realizados de ladrillo y yeso. ​ Las obras fueron especialmente lentas los primeros años, aunque hubo mayores adelantos a partir de 1562. ​
En 1565, las obras de edificación ya estaban acabadas.  ​ El nuevo cuerpo tenía un remate en forma de estatua que hacía las funciones de veleta, que fue colocado el 13 de agosto de 1568. ​ El nombre original de la escultura en 1568 fue Triunfo de la Fe victoriosa, o sencillamente Fe, y unos años después (posiblemente a finales de siglo) pasó a ser denominada Giralda (literalmente, "que gira") y que la RAE define como "veleta de torre que tiene figura humana o de animal". Este nombre quedó en testimonios escritos como El viaje entretenido (1603) de Agustín de Rojas Villandrando o en El Quijote (1605) de Miguel de Cervantes, que residió en la ciudad desde 1588. Al final esa denominación se aplicó al conjunto de toda la torre y la escultura pasó a ser conocida como Giraldillo. ​ El Giraldillo fue diseñado por el pintor Luis de Vargas, inspirado ende la diosa Palas Atenea o Minerva, posteriormente se realizó el modelado escultórico por Juan Bautista Vázquez el Viejo, para pasar a ser fundido por Bartolomé Morel, que era principalmente artillero, ahí que cuando sacó la pieza del molde tenía trozos con desperfectos y tuvo de remacharlos. Según los estudios durante su restauración, la escultura presenta un vientre abultado que se ha entendido como un embarazo de la diosa, a modo de representar la fortaleza y fecundidad de la Fe católica, ya que se realizó en pleno conflicto de religión en Europa, entre católicos y protestantes. Es la escultura en bronce del Renacimiento más grande del mundo. 

Precedentes estilísticos
La construcción de la Giralda se basó en el alminar de la mezquita Kutubia de Marrakech (Marruecos), también construido en el siglo XII, considerado con sus setenta y nueve metros de altura, una obra maestra del arte magrebí, consta de una estructura muy similar a la torre sevillana, sigue la forma más típica de los alminares de la escuela hispanomarroquí, con un cuerpo principal de forma ortoédrica sobre el que se sitúa otro mucho más reducido, a modo de remate. Otra gran muestra de arquitectura muy similar la constituye, la gran Torre Hasan de Rabat, considerada, hermana, de la Giralda y cuyo proyecto de construcción preveía un altura de sesenta metros, pero las obras se interrumpieron cuando llegaba a los 44 metros. En ambos precedentes se encuentran los elementos decorativos de los almohades, reproducidos en la Giralda, con arcos ciegos, lacerías y relieves que se inspiran en los que realizaban los selyúcidas en esa misma época en la región de Asia Menor. ​
Mezquita Kutubia, Marrakech.
 

Descripción de la torre
La torre, debido a su compleja historia, está constituida por varios cuerpos perfectamente imbricados, mostrando un ejemplo perfecto de la riqueza del crisol de culturas existente en la ciudad. Para la construcción del cuerpo musulmán, tal y como se puede apreciar en su base, se emplearon los restos de algunos edificios y aras de la Hispalis romana, pudiéndose encontrar en ellos varios epígrafes en latín alusivos a labores portuarias y del comercio del aceite durante finales del siglo I d.C. a principios del s.II d.C.
El cuerpo principal es de planta cuadrada, en el que la cara oeste mira al patio de los Naranjos, la este a la plaza de la Virgen de los Reyes, la norte a la calle Placentines y la sur a la plaza del Triunfo.
Cuerpos superiores de la Giralda:
1.- Cuerpo de campanas.
2.- Cuerpo del reloj.
3.- Cuerpo de las estrellas.
4.- Cuerpo de las carambolas.
5.- Penacho.
6.- Esfera.
7.- Giraldillo. 

Cuerpos superiores
El remate superior de depurado estilo renacentista fue llevado a cabo por Hernán Ruiz II, entre 1558 y 1568, en el que se distinguen las siguientes partes: ​
·       En primer lugar se encuentra el cuerpo de campanas con la misma superficie cuadrada que la parte inferior. Fue levantado entre 1560 y 1562 y está rematado con la llamada terraza de las azucenas, por las cuatro jarras de azucenas colocadas originalmente en 1751 y rehechas en bronce por el orfebre Fernando Marmolejo Camargo durante la restauración de 1981.
·       Por encima se encuentra el cuerpo del reloj, cuyo diseño fue encargado a fray José Cordero en 1765.
·       Cuerpo de las estrellas o del pozo, terminado en todos sus lados por arcos de medio punto, en cuyo friso figura una inscripción bíblica que recorre las cuatro caras de la torre y dice "TURRIS (E) - FORTISSIMA (S) - NOMEN DNI (O)- PROVERB (N). 18" (cuya traducción al castellano es "La torre más fuerte es el Nombre del Señor"), colgando en su interior la campana más antigua de la torre, la de San Miguel de las Victorias, que da las horas del reloj.
·       Cuerpo de las carambolas o redondo, el primero de carácter circular, y llamado así por los remates pétreos en forma esférica.
·       El penacho, que acaba en una cúpula.
·       Esfera de bronce sobre la que se asienta la escultura de la veleta, es conocida con el nombre de la tinaja, tiene 1,45 metros de diámetro.
·       La veleta que representa la victoria de la Fe cristiana, conocida como Giraldillo, fue realizada entre 1566 y 1568, terminándose de colocar el 13 de agosto de este año. La estatua fue fundida en bronce por Bartolomé Morel, según modelo realizado con toda probabilidad por Juan Bautista Vázquez el Viejo.
 
Dimensiones
El primitivo alminar mide 50,85 m de altura y presenta una planta cuadrada de 13,5 m de lado. El cuerpo de campanas, sobre la misma planta que el alminar, llega hasta los 60,45 m de altura. Sobre él, se sitúa la terraza de las azucenas, que llega hasta los 65,30 m, donde comienza el cuerpo del reloj, de planta cuadrada y 6,8 m de lado, que se eleva hasta los 74,40 m. Encima, el cuerpo de las caramolas, de 4,5 m de diámetro en planta, llega hasta los 81,00 m, y remata la torre el penacho, que llega hasta los 87,00 m. Contando con la estatua del Giraldillo, la altura total es de 94,69 m sobre el nivel del suelo. ​
La figura del Giraldillo mide 3,5 metros de altura, siete y medio contando el pedestal, y pesa 1300 kg. El lábaro que señala la dirección del viento pesa 180 kg, y la palma, de dos metros, 91 kg. La torre de la Giralda tiene 34 rampas ​ lo suficientemente anchas como para permitir que el encargado de convocar a la población a la oración pudiera subir por ellas montado a caballo, aunque en ningún momento se ha podido constatar documentalmente que se usara para ello, y un tramo final de 17 escalones para acceder al nivel de campanas que es la zona actualmente visitable de la misma. Una copia de la escultura del Giraldillo se conserva a la entrada de la puerta de San Cristóbal o del Príncipe, en la catedral. 

Las jarras de azucenas
Las obras de Hernán Ruiz finalizaron en 1565 tras siete años de trabajos. Los tres años sucesivos se emplearon en labores ornamentales. El 28 de febrero de 1568 el fundidor Bartolomé Morel se comprometió a realizar estas jarras, de hierro y bronce, diseñadas por Hernán Ruiz. ​ Hernán Ruiz inspiró su diseño en un aparato llamado eolípilas, usado para estudiar los vientos, que es mencionado en el Libro I, Capítulo VI de Los diez libros de Arquitectura del arquitecto romano Marco Vitruvio. ​
La intención original de estas jarras era introducir unas luminarias, es decir, unas mechas que se encendieran en los días señalados del año, ya fuere por motivos religiosos, victorias militares o entronaciones. Bartolomé Morel tardó tres meses en hacerlas, y en junio acudió Antón Pérez para dorarlas, aplicándoles además barniz y aceite de linaza. ​ En 1751 fue cuando se introdujeron las azucenas en las jarras. ​ El autor de estas azucenas fue Basilio Cortés, que además doró las azucenas y la bola sobre la que se asienta el Giraldillo, llamada entonces "la tinaja".​ Las azucenas han sido símbolo de la Pureza, al menos, desde el siglo XV. ​ 

Campanas
La Giralda cuenta con un total de 24 campanas, de las que 18 son de volteo y 6 de badajo. Se trata, pues, de la catedral de España con un mayor número de campanas, sin tener en cuenta los carillones. ​ Las campanas, que se encontraban en un estado de conservación pobre, fueron restauradas en 1998, acometiéndose diversas actuaciones: se fundieron seis nuevas, se soldaron diez y se reafinaron cuatro, entre otras actuaciones de mejora.
Detalle del cuerpo de campanas. En la sala alta la Campana del reloj (A). Debajo, de izquierda a derecha: Santa Cecilia (14), San Pablo (13), San Miguel (12), San Isidoro (11) y Santa Bárbara (10).

 

Patio de los Naranjos
El Patio de los Naranjos es un espacio abierto ajardinado de la Catedral de Sevilla, herencia de la mezquita almohade. Tiene forma rectangular y sus dimensiones son 43 por 81 metros. La construcción se inició en 1172 y concluyó en 1186. A partir de entonces, y hasta la caída de la ciudad en manos cristianas, el patio cumplió todas las funciones tradicionales musulmanas, como cementerio, salón de fiestas y actos culturales.
Patio de los Naranjos y Puerta de la Concepción.

Los lados menores estaban constituidos por siete arcos centrales que se corresponden con la entrada original al recinto árabe, hoy conocida como Puerta del Perdón. La otra sala de oración de la mezquita es el emplazamiento donde hoy se levanta la Puerta de la Concepción. Está decorado a la usanza renacentista y se destaca una fuente cuya taza superior es visigoda.
Actualmente está totalmente integrado en la estructura cristiana de la catedral. A lo largo del tiempo ha sufrido varias modificaciones que lo han privado de su carácter original. En 1618 se derribó el ala oeste para erigir la Iglesia del Sagrario.

Iglesia del Sagrario
El Sagrario de la Catedral de Sevilla, es un templo religioso de estilo barroco y culto católico que se encuentra ubicado en la Avenida de la Constitución. Está integrado en la gran manzana formada por la Catedral, cuyos servicios parroquiales administra, el Patio de los Naranjos y otras edificaciones anexas. 

Historia
La construcción se inició en 1618, según trazas del entonces Maestro Mayor de la Catedral de Sevilla, Miguel de Zumárraga, el cual dirigió las obras hasta su muerte ocurrida en 1630. También participaron en el diseño los arquitectos Alonso de Vandelvira y Cristóbal de Rojas. Los trabajos continuaron bajo la dirección de Fernando de Oviedo, para ser por fin finalizada por Lorenzo Fernández Iglesias en junio de 1662.
El lugar escogido fue la nave de Nuestra Señora de la Granada, en el ala oeste del Patio de los Naranjos, por lo que fue preciso para comenzar las obras derribar los restos que allí existían de la antigua Mezquita Mayor y diferentes capillas cristianas, así como la portada plateresca del Sagrario viejo, realizada en mármol blanco.
Al estar construida íntegramente en piedra ha presentado problemas constructivos a lo largo de su historia, amenazando ruina y siendo restaurada en varias ocasiones, siendo las más recientes en los años 60 del siglo XX y en 2017.

Exterior
El exterior del edificio es de gran sobriedad. La fachada se divide en tres cuerpos superpuestos con pilastras, presentando los dos inferiores ventanas simuladas. En la cabecera existe una galería porticada. El remate de los muros se realiza con antepechos calados y flameros.
Posee cuatro portadas: dos en el muro derecho, que se abren al Patio de los Naranjos, una a los pies por la que se accede a la Catedral y la cuarta, que sirve de entrada habitual a los fieles, y que comunica con la Avenida de la Constitución. Esta última presenta dos medias columnas pareadas y un doble frontón, sobre el que aparecen esculturas de virtudes y jarrones florales. 

Interior
La estructura de la iglesia parte de una planta de cruz latina, el crucero está cubierto por una cúpula con linterna. El interior en cambio tiene una rica decoración. Las bóvedas poseen una gran profusión de relieves, que fueron realizados por Pedro de Borja, en compañía de sus hermanos Pablo y Felipe.

Retablo Mayor
Historia
Elementos arquitectónicos de Francisco Dionisio de Ribas

Detalle del grupo escultórico de Pedro Roldán ​ 

El primer retablo para esta iglesia fue terminado en 1712, por Jerónimo de Balbás como ensamblador y Pedro Duque Cornejo, como escultor. La obra tuvo gran aceptación, pero desde mediados del siglo XVIII la nueva estilística neoclásica, auspiciado por la dinastía borbónica llegada de Francia, sentenció este retablo ultrabarroco, que fue demolido en 1824. Algunas de sus figuras fueron arrumbadas en las dependencias del Sagrario. Solo se conserva en el actual retablo la escultura de San Clemente, obra de Duque Cornejo, que se ubica en el remate del conjunto.
En 1840 el testero fue ocupado por el retablo del Descendimiento de Cristo, obra de Pedro Roldán, que había presidido la capilla de los Vizcaínos en el convento  casa grande de San Francisco que había sido demolido ese año. Para su nueva ubicación, el retablo hubo de ser objeto de algunas modificaciones. 

Descripción
El actual retablo mayor (1665-1669) es obra de Francisco Dionisio de Ribas que realizó la estructura y Pedro Roldán autor de las tallas. Destaca la escena central de La Piedad, por la destacada composición del conjunto y que está considerada una de las obras cumbre de Pedro Roldán. La policromía fue realizada por Valdés Leal.
En 1860, se encargó a Vicente Hernández un panel con bustos de San Pedro y San Pablo para ser situado por debajo del friso que representa la entrada en Jerusalén. ​ 

Crucero
A los dos lados del crucero, se sitúan sendos retablos construidos en el siglo XVII con mármoles de diferentes colores, ambos poseen esculturas de Cayetano de Acosta.
El de la izquierda está presidido por un Cristo Crucificado de Manuel Pereira con una inmaculada a sus pies, esculturas de gran mérito, mientras que el de la derecha lo está por La Virgen del Rosario también de Cayetano de Acosta.

Capillas del lado derecho
·       Capilla de Santa Bárbara. Sobre retablo fechado alrededor de 1680, podemos contemplar la santa titular flanqueada por Santa Elena y Santa Teresa. En el ático un relieve de Santa Ana con la Virgen.
·       Capilla de la Inmaculada. La imagen de la Inmaculada que preside esta capilla es de principios del XVIII y se encuentra en un retablo atribuido a Juan de Valencia. Delante de ella se suele colocar también el bellísimo Niño Jesús esculpido por Martínez Montañés en 1606 que pertenece a la Hermandad Sacramental. El éxito de esta obra de Montañés en el ámbito religioso de su época, hizo que el modelo fuera replicado en multitud de ocasiones. ​
·       Capilla de San Antonio. El retablo fue realizado alrededor de 1680 por Bernardo Simón de Pineda, posee una escultura de San Antonio en el centro y otra de San Miguel Arcángel en el ático. Sobre el altar un crucificado de marfil del siglo XVIII.
·       Capilla de la Virgen del Rosario. La imagen central que representa a la Virgen del Rosario, fue realizada por el escultor de origen portugués Manuel Pereira a finales del XVII. Está flanqueada por San Juan Evangelista y Santo Domingo de Guzmán, mientras que en el ático se representa a este último santo en el momento de la aparición de la Virgen. 

Capillas del lado izquierdo
·       Capilla de las Santas Justa y Rufina. Está presidido por una imagen del Sagrado Corazón que procede de la catedral. Sobre un retablo de Luis de Vilches realizado en 1736 podemos ver además de las santas titulares, diversas tallas, como una Virgen con el Niño del siglo XVI, probable copia de la Virgen de la Antigua.
·       Capilla de San José. Sobre un retablo barroco tallado entre 1694 y 1698, se encuentra la figura central de San José atribuida a Pedro Roldán.
·       Capilla de San Millán. Este retablo del siglo XVIII, está presidido por San Millán, contiene otras imágenes, como Santa Catalina, San Roque, Santa Gertrudis y La Inmaculada.
·       Capilla del Cristo de la Corona. El Cristo de la Corona y Cruz a Cuestas es una obra anónima de finales del siglo XVI titular de la hermandad del mismo nombre que tiene su sede en esta iglesia.

Escultura
Sobre las tribunas que existen en la parte alta de los muros laterales, pueden contemplarse ocho colosales estatuas, cuatro corresponden a Padres de la Iglesia y las demás a los evangelistas. Fueron realizadas por el escultor de origen flamenco José de Arce a partir de 1657. 

Pintura
Alrededor de 1690, el pintor Matías de Arteaga que era miembro de la Hermandad Sacramental de esta iglesia, pintó una serie de 9 obras sobre temas bíblicos relacionados con la eucaristía. La hermandad aún conserva estas pinturas que forman parte de su patrimonio.
·       Abraham y Melchisedec. El sacerdote Melchisedec, presenta el sacrificio del pan y del vino a Abraham.
·       El racimo de la Tierra de Promisión. Moisés envía a explorar la tierra de Canán. Los exploradores vuelven con racimos de uvas.
·       El paso del Jordán. Los israelitas atraviesan el río Jordán camino de la tierra prometida.
·       La ofrenda de Abigail a David. Abigail, esposa de Nabal, evita el enfrentamiento de éste con David, ofreciéndole el sacrificio del pan y del vino.
·       El traslado del Arca de la Alianza a Jerusalén. El rey David, tañendo una lira, conduce el Arca de la Alianza acompañado de su pueblo.
·       Elías y el Ángel. Elías es perseguido por Jezabel, desfallecido en el desierto, un ángel se le aparece y le da pan y agua.
·       Esther ante Asuero. Esther intercede ante el rey persa para que revoque el edicto de exterminio de los judíos.
·       La parábola de los invitados a la boda. El rey, que simboliza a Dios, quiere llenar su mesa de invitados. A todos llama, pero no todos acuden. Algunos no se presentan adecuadamente. En el centro de la escena se produce la expulsión del invitado indigno.
·       La adoración del Cordero Místico. Veinticuatro ancianos adoran el trono en el que el Cordero Místico se muestra esplendoroso rodeado de ángeles. 

Exterior de la catedral
Presenta tres portadas en la fachada de los pies, una en cada brazo del crucero y dos en la cabecera, también presenta otra puerta que da al patio de los naranjos, denominada del lagarto y otra que comunica con la iglesia del sagrario y finalmente la Puerta del Perdón que es la puerta de acceso al patio de los Naranjos desde la calle de los Alemanes: ​ 

Fachada oeste de los pies
Portada del Bautismo, es la situada más a la izquierda, fue construida en el siglo XV, el tímpano se encuentra decorada con la representación del relieve del Bautizo de Cristo, obra realizada por el taller de Lorenzo Mercadante de Bretaña, es de estilo gótico con arquivoltas apuntadas adornadas con tracerías, también se encuentran esculturas de los obispos de Sevilla, San Leandro y San Isidoro, de Santa Justa y Rufina, obras directas de Lorenzo Mercadante, y una serie de ángeles y profetas debidos a Pedro Millán.

Tímpano de la Portada del Bautismo, obra de Pedro Millán. Se representa el Bautismo de Cristo por san Juan Bautista en presencia de un ángel.
 


Santa Justa, santa Rufina, san Leandro, san Isidoro, san Fulgencio y santa Florentina. Es inusual que las mujeres porten un libro entre sus manos, lo que ha dado lugar a interpretaciones de todo tipo.
 

La Portada Principal o de la Asunción o Puerta del Perdón Nueva, se encuentra situada en el centro de la fachada que da a la avenida de la Constitución. No se llegó a labrar en el momento histórico en que se construyó la Catedral, permaneciendo inconclusa durante siglos, hasta que en 1.827 el Cardenal Cienfuegos y Jovellanos decidió su remate, que no terminó el Maestro Mayor de la Catedral, Fernando de Rosales, hasta seis años más tarde. 
La decoración escultórica se realizó bastantes años más tarde, encomendándose a Ricardo Bellver, que empleó piedra artificial para las imágenes de los Apóstoles que la decoran, situando además el relieve de la Asunción de la Virgen en el tímpano de la puerta. Estos trabajos de ornamentación se extendieron desde 1.877 a 1.898. 

Tímpano de la Puerta de la Asunción. Ricardo Bellver, 1.885.


El gran arco ojival está rodeado por numerosas imágenes bajo repisas y cubiertas por doseletes, entre las que se observan las de san Pedro, san Pablo, Santiago el Mayor, san Andrés, san Juan Evangelista, Santiago el Menor, etc. Esta puerta principal quedó reservada para las visitas protocolarias de los monarcas y las entradas solemnes de los arzobispos.
En ella comienza, además, el Camino de Santiago por la Ruta de la Plata o Camino Mozárabe, que conecta la zona occidental del sur peninsular con Santiago de Compostela.

Portada de San Miguel o del Nacimiento, llamada así, ya que en la portada se incluye la representación del Nacimiento de Cristo.
Está situada en el lugar de un acceso anterior cuyo nombre desconocemos y frente al antiguo colegio de San Miguel, primer establecimiento de carácter universitario de esta ciudad, fundado por Alfonso X el Sabio, y cerca del arquillo del mismo nombre que existió hasta 1.762. Es llamada “del Nacimiento” porque en la portada se incluye la representación del Nacimiento de Cristo.​
Fue construida en el siglo XV y se encuentra decorada con esculturas de terracota entre las que destacan las de San Laureano, San Hermengildo y los cuatro evangelistas, ejecutados por Lorenzo Mercadante de Bretaña y su discípulo Pedro Millán. Es la vía por la que acceden las procesiones de Semana Santa al templo catedralicio en su recorrido por la carrera oficial.
Puerta de san Miguel o del Nacimiento. ​
 





Fachada sur
La Puerta de san Cristóbal o del Príncipe, de estilo neogótico, es la que coincide con el brazo sur del crucero, frente al lateral del archivo de Indias, en la calle Fray Ceferino. Fue proyectada por Adolfo Fernández Casanova y terminada en 1.917, aunque su primer diseño fue realizado por el arquitecto Demetrio de los Ríos en 1.866. Actualmente (2.011), delante de esta puerta, está situada una réplica a tamaño real del «Giraldillo».

Fachada norte
Puerta del Sagrario. Da acceso desde dentro de la Catedral a la iglesia del Sagrario, aunque actualmente se encuentra cerrada mediante grandes puertas de vidrio. Fue realizada por Pedro Sánchez Falconete en el último tercio del siglo XVII. Enmarcada por unas columnas de orden corintio, en la parte alta encontramos una escultura representando a san Fernando, con santa Justa y San Isidoro a un lado y santa Rufina con san Leandro al otro. 
Puerta del Sagrario desde el interior de la Catedral.
Detalle
 

Puerta de la Concepción. Comunica la Catedral con el Patio de los Naranjos. También el diseño fue realizado por Demetrio de los Ríos y proyectada y finalizada por Adolfo Fernández Casanova en 1.895, Se construyó imitando el estilo gótico para armonizar con el resto del edificio. 
Puerta de la Concepción.
 

Puerta interior del Lagarto. Enlaza la Catedral con la parte cubierta del Patio de los Naranjos. Es la de más simple decoración. Con esta puerta última puerta terminamos el recorrido exterior y de las puertas de la Catedral. Más adelante visitaremos el interior del templo con el mayor detalle posible.
Puerta del lagarto
 

Puerta del Perdón. Con este nombre se conoce a la puerta por la que los almohades accedían al Patio de los Naranjos desde la calle Alemanes y, por tanto, no es propiamente una puerta de la Catedral, pero sí había pertenecido a la antigua mezquita y conserva de aquella época un doble arco apuntado de herradura.

La Expulsión de los mercaderes del templo, relieve de Miguel Florentín.
 
Doble arco mudéjar.
 

Aunque no conocemos la fecha exacta de su edificación, el conjunto debió estar terminado antes del mes de abril de 1.182, en el que se inauguró la mezquita, a falta aún del alminar. Por su cara externa, un gran arco de herradura enmarca la puerta, aunque ésta presenta hoy un conjunto de yeserías renacentistas realizadas en 1.522 por Bartolomé López. También por esos mismos años se colocaron las estatuas de terracota representando a san Pedro y san Pablo y dos ángeles que la flanquean y el relieve de La expulsión de los mercaderes del templo que la corona, obras de Miguel Florentín. Más arriba, el cuerpo se remata con una espadaña.
En el interior del doble arco observamos un altar de mármol y busto de un Ecce Homo, conocido como Cristo del Perdón, todo ello costeado por Sebastián de Santamaría, escribano del Cabildo, al que se le concedió sepultura en dicho lugar en 1.725. Enfrente, contemplamos a san Millán de la Cogolla con estandarte.
Sin embargo, por su cara interior, que da al Patio de los Naranjos, la puerta conserva más claramente el aspecto con que la concibieron los alarifes almohades. De nuevo se repite el arco de herradura, del que ahora podemos observar su primitiva fábrica de ladrillos, sobre la que se levanta un imponente tejaroz, rematado por un cuerpo con arcos lobulados, paños de sebka y, en el centro, una ventana geminada, y coronándose con merlones en escalera.
Pero tal vez sea la puerta en sí misma el elemento más interesante del conjunto. Sus dos hojas, de grandes dimensiones, son de madera de cedro y están revestidas de chapas de bronce, que presentan un interesante repertorio decorativo compuesto por motivos de lacerías y atauriques completados con inscripciones en caracteres que repiten versículos del Corán: "el poder pertenece a Alá" y "la eternidad es de Alá". Los grandes aldabones son copias de los originales almohades, también de bronce labrado, que se guardan en el Museo Catedralicio. Esta decoración vegetal estilizada alcanza aquí el cénit del arte de Al-Andalus. 

Fachada este de la cabecera
Puerta de La Campanilla. Antiguamente, la puerta estaba dedicada a san Mateo por la proximidad a la capilla de este evangelista y, aunque su advocación actual es la de la “Entrada en Jerusalén”, se le denomina popularmente como “de la Campanilla”, que era el nombre de un postigo ubicado cerca y que fue derribado a fines del siglo XVIII. El apelativo lo recibía por una esquila, actualmente en la parroquia catedralicia de san Sebastián, que convocaba a los obreros de la fábrica. En la actualidad se accede por su atrio a la Capilla Real mientras está funcionando la visita cultural.  
Se sitúa entre la Capilla Real y la Sala de Ornamentos, en el muro de levante de la Catedral, y fue construida por Juan de Hoces hacia 1.480. Su imaginería se compone de la Entrada de Cristo en Jerusalén en el tímpano, así como seis profetas en las jambas de la puerta y cuatro ángeles en la parte superior, talladas entre 1.522 y 1.523 y se han atribuido a Lope Marín y a Miguel Florentín, aunque últimamente se está barajando la posibilidad de que fueran obras del francés Michel Perrín.
Tímpano de la Puerta de la Campanilla.
 

Puerta de Palos. Gemela de la anterior, es conocida también como Puerta de la Adoración de los Magos, por el relieve con este tema que se encuentra en su tímpano, modelado por Miguel Florentín hacia 1.520. El nombre de «Palos» es más popular, y se debe a las verjas de madera que la separaban del adyacente Corral de los Olmos, donde antiguamente se situaron algunas dependencias del Cabildo Catedralicio. 
Es muy popular entre la ciudadanía, porque por ella salen de la Catedral las Hermandades durante la Semana Santa, así como la Virgen de los Reyes cada 15 de agosto. 

Tímpano de la Puerta de Palos. Miguel Florentín, hacia 1.520.
 

Interior de la catedral
La catedral posee cinco naves que se distribuyen, mirando hacia Levante. No cuenta con una cabecera en el sentido gótico habitual en forma de ábside sin girola, ya que su planta salón es un perfecto rectángulo de 116 m de largo por 76 m de ancho, que se corresponde con el espacio que ocupaba la gran mezquita almohade que estaba situada en el mismo lugar. ​ La nave central y la del crucero son más altas que el resto. A las naves exteriores se abren unas capillas situadas entre los contrafuertes y que igualan en profundidad a la nave del crucero. Los muros cuentan con poco espesor. Sin embargo, las capillas están separadas por estribos perpendiculares al eje central del templo, terminando en 28 pilares adosados que, con otros 32 exentos, soportan a 68 bóvedas ojivales. Estos pilares son de mampostería, revestidos de piedra. Las bóvedas de carácter ojival, son cuatripartitas en las naves y sexpartita en las capillas, siendo las del crucero de forma estrellada. La luz natural penetra a través de numerosas vidrieras.


Nave central
La nave central aloja dos edificaciones: el Coro, flanqueado por grandes órganos; y la Capilla Mayor rodeada por altas rejas. Entre ellas se sitúa el crucero, cuyas bóvedas son las más altas del templo y alcanzan en este punto los 37 m de altura. ​Por detrás del Coro se encuentra el Trascoro y en línea con todo lo anterior la Capilla Real.
Alzado de la nave central de la catedral de Sevilla.
 
Bóveda del Crucero de la Catedral. 37 metros de altura.
 

Estas zonas de la nave central se corresponden con tres aspectos fundamentales de la sociedad medieval: lo regio (Capilla Real), lo eclesiástico (parte reservada al Arzobispo y al Cabildo), y lo popular (espacio para que el pueblo pudiera asistir a las celebraciones litúrgicas).

Capilla Mayor.
La Capilla Mayor, situada en la nave central, está delimitada en los laterales y en el frontal por tres rejas de hierro sobredorado, de estilo renacentista,  realizadas en el siglo XVI; la del frente principal es obra del fraile dominico Francisco de Salamanca. También obras suyas son los púlpitos que flanquean el presbiterio; fueron terminados en 1.532 y estaban realizados en hierro dorado, presentado el de la izquierda la iconografía de los Cuatro Evangelistas y el de la derecha cuatro escenas de la vida de San Pablo. Las rejas laterales son de diseño similar a la principal aunque comenzadas por Sancho Muñoz en 1.518, y terminadas en 1.522 por Diego de Huidobro y Juan Conillana.
El retablo de esta capilla constituye una de las obras más destacadas de la historia del arte. ​ Su construcción se inició en el año 1482, y en él intervinieron Pedro Dancart, Jorge Fernández Alemán, Roque Balduque y Juan Bautista Vázquez el Viejo que la concluyó. Destaca la escultura de un crucificado, denominado del Millón, obra gótica del siglo XV. ​ En este retablo se encuentra la pequeña imagen de la Virgen de la Sede del siglo XIII, titular y patrona de la catedral.
El diseño primitivo de Dancart era un retablo de 28 metros de altura por 18 de ancho, dividido en siete calles verticales, la central de doble anchura, cuatro cuerpos de altura y un banco en la parte más baja; en total contiene 28 escenas de la vida de Jesucristo y la Virgen María. Esta primera fase fue realizada entre 1.482 y 1.529.
Retablo Mayor. El mayor retablo gótico del mundo.
Retablo Mayor.
 

En 1.550, el Cabildo decidió añadir dos calles laterales a cada lado situadas en ángulo recto sobre lo realizado. La ampliación supuso la necesidad de tallar dieciséis nuevos relieves con escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento. Esta segunda fase fue terminada en 1.564. 
El conjunto se completa con un dosel a modo de techo, en el centro del cual se encuentra una Piedad flanqueada por representaciones de los apóstoles. En los pilares que enmarcan todo el conjunto del retablo figuran ocho relieves con representación de los Reyes de Israel y Judá. 
Calvario, con los Apóstoles y el Cristo del Millón.
 

En la cúspide del monumental retablo se sitúa un antiguo Cristo crucificado del siglo XIV que se conoce como "Cristo del Millón", llamado así por el número de milagros a esta imagen atribuidos. En la parte más baja del retablo, en el centro del banco, está ubicada la antigua talla de la Virgen de la Sede, escultura gótica realizada en madera y revestida de plata, tallada en la segunda mitad del siglo XIII, que le da nombre al templo metropolitano.
Calle central del Retablo Mayor, con la
imagen de la Virgen de la Sede, siglo XIII. 
Virgen de la Sede, siglo XIII.
 

Diferentes detalles del Retablo Mayor.

El tabernáculo de plata dorada que figura sobre el altar de esta Capilla Mayor es obra del maestro platero Francisco de Alfaro, quien lo concluyó en 1.596. Del mismo Alfaro son los atriles de plata dispuestos en los laterales del altar.
Altar de plata ante la Virgen de la Sede
.

Los muros exteriores de la Capilla Mayor están decorados con profusión de estatuas de santos, obispos y reyes, dispuestas sobre ménsulas y cobijadas sobre doseletes. Son obras realizadas entre 1.517 y 1.575 por Miguel Florentín, Juan Marín y Diego de Pesquera.
En la actualidad, el Cabildo busca financiación privada para remozar (que no restaurar) el Retablo Mayor en su totalidad. La duración de los trabajos está estimada en cuatro años.

Cripta Yanduri.
Rodeamos la Capilla Mayor (por cualquiera de los dos lados) y en la base de su parte trasera aparece hoy una cripta funeraria neogótica que estuvo dedicada a la Virgen del Soterraño; sus patronos, antes de los actuales, han sido sucesivamente María Osorno u Osorio (que la dotó en 1.554), Antonio Vázquez de Cepeda y el Obispo de Esquilache. Delante estaba, a fines del siglo XVII, la tumba de doña Guiomar Manuel y su familia. La capilla en sí fue rehabilitada en 1.996, y ello nos ha permitido saber que sus dimensiones fueron mayores antes de la actual configuración, que data de 1.920. En 1.845 no tenía más uso que servir de vestuario a los pertigueros.
Cripta Yanduri.
 
Altar de la Cripta Yanduri.
 

Trasaltar
Los muros del presbiterio están decorados exteriormente por una serie de esculturas de diversos santos en bulto redondo y barro cocido sobre repisas y bajo doseles. El total de esculturas es de 59 las cuales componen un conjunto de indudable belleza, aunque no pueden apreciarse bien por la altura en que se hallan. Son esculturas de carácter gótico, renacentistas y manieristas, resultado de la sucesión de artistas que intervinieron en la ejecución. Desde 1522 aparece Miguel Perrin que permanece vinculado a estos trabajos hasta 1552. ​ En 1564 se nombra como escultor a Juan Marín. Más tarde, en 1572, se nombra a Diego de Pesquera. Por fin se terminó la decoración en 1575. Destaca entre todas la Virgen del Reposo, bella imagen de la Virgen con el Niño dormido sobre su pecho atribuida a Miguel Perrin, la cual está situada enfrente a la reja de la capilla Real y antaño tuvo gran devoción entre los sevillanos. ​ La devoción se difundió vinculada a la solicitud de las embarazadas por tener un buen parto, apoyado en una vieja tradición según la cual cada día pasaba por los pies de esta imagen de la Virgen un judío que diariamente recitaba una ofensa contra la Virgen por ser origen de Jesús. Pese a ello se produjo su conversión al cristianismo, y arrepentido por las anteriores blasfemias contra la imagen de la Virgen, dedicó el resto de su vida a difundir la devoción a la Virgen del Reposo, convencido de que había sido el origen de su conversión y consecuente Salvación, por ello pasó a ser considerada protectora de los partos de la Fe y simultáneamente de los partos naturales, por ello se le conoció popularmente como Nuestra Señora de Bienpariese, amparadora de los buenos partos. A la devoción le dio realce doña María Osorio, quien en 1554 mandó construir en el centro del trasaltar una capilla u hornacina a Nuestra Señora del Reposo. ​En la parte inferior de este muro se abre una capilla con enterramiento, dedicada a Nuestra Señora del Soterraño, que pertenece en la actualidad a los marqueses de Yanduri.
Zona trasera de la Capilla Mayor, sobre la Cripta Yanduri.
 

Coro
Está construido con muros de cantería por tres lados, ocupa el espacio comprendido por la cuarta y quinta bóvedas de la nave central y el frontal se cierra con una reja de estilo renacentista terminada en 1523 por Francisco de Salamanca. ​ La sillería consta de 127 sitiales con los respaldos realizados en marquetería de diversas maderas para dar un colorido especial a su ornamentación, con bajos relieves de escenas del Antiguo y Nuevo Testamento y con representaciones de personajes grotescos en los brazos de las sillas y misericordias donde también hay escenas de juegos. En los tablones mayores de entrada al coro se encuentran elementos ojivales con la separación hecha con columnas que terminan en pináculos. Los tres sitiales correspondientes al arzobispo y sus ayudantes son los que muestran un gran trabajo escultórico. En uno de los sitiales se encuentra una inscripción que dice: «Este coro lo hizo Nufro Sánchez entallador... 1475»,​ no fue, sin embargo, el único tallista que trabajó en el coro, pues a su muerte, se hizo cargo su hijo por poco tiempo y después el maestro Pedro Dancart de los Países Bajos tomó el cargo de seguir con la obra, su fallecimiento en 1494 hizo que continuara su discípulo Juan Alemán. Se acabó la sillería hacia 1511.
Coro. Vista general.
Coro. Lado izquierdo.
Coro. Lado derecho.

El gran facistol (atril en el que se colocan los libros de canto) que se encuentra en el centro del coro es obra renacentista y esta realizado en madera y bronce. En su ejecución participaron los escultores Juan Marín, Francisco Hernández y Juan Bautista Vázquez, quienes lo realizaron entre 1.562 y 1.565; los relieves en bronce fueron fundidos por Bartolomé Morel. La Virgen con el Niño que figura en el templete que corona el facistol es obra de excepcional calidad, en la que se aprecia claramente el estilo de Juan Bautista Vázquez, quien labró también el Cristo Crucificado y los Evangelistas que coronan todo el conjunto.
Facistol del Coro.
 

 ​Los dos grandes órganos que se levantan a la derecha e izquierda del coro fueron realizados en 1.724, siendo las cajas de madera obra de Luis de Vilches y las esculturas de Pedro Duque Cornejo. Son obras aparatosas y espectaculares, de puro estilo barroco. Fueron restaurados por Gerhard Grenzing (El Papiol) en el año 1.996.

Bóvedas del Coro, Crucero y Capilla Mayor. A los lados, los dos órganos.
 
 Capilla de la Inmaculada o de la Concepción Chica.
El 14 de febrero de 1.628 Jerónima Zamudio, viuda del jurado Francisco Gutiérrez de Molina, le encarga al escultor Martínez Montañés un retablo con una imagen de la Inmaculada Concepción para colocarlo en esta capilla funeraria. Tras algunos retrasos en la ejecución y el consiguiente pleito, Martínez Montañés justificó la tardanza en terminar la obra con la siguiente frase: será de las primeras cosas que haya en España y lo mejor que el susodicho haya hecho. El tiempo le ha dado la razón, puesto que la talla de la Inmaculada que preside el retablo, que fue por fin inaugurado el 8 de diciembre de 1.631, está considerada una obra de excepcional valor. Popularmente se la conoce como La Cieguecita por su mirada baja con los párpados apenas abiertos.
Capilla de la Inmaculada.
 

El retablo en su conjunto consta de banco en el que están colocados los retratos de los patronos de la capilla antes citados que fueron pintados por Pedro Pacheco en 1.631. La hornacina central con la imagen de la Inmaculada está flanqueada por tallas de san Gregorio Papa y san Juan Bautista así como relieves de san José, san Joaquín, san Jerónimo y san Francisco. Todas las tallas y figuras son de Martínez Montañés.
La Cieguecita. Martínez Montañés, 1.631.
Detalle
San Gregorio Papa.
San Juan Bautista.

La Cieguecita está realizada en madera de cedro, mide 164 centímetros y está concebida según el modelo que describió Pedro Pacheco en su libro "Tratado del arte de la pintura". Se trata por tanto de una Virgen niña con una larga melena que cae sobre la espalda. Viste larga túnica ceñida con un cíngulo que simboliza su doncellez y un manto sobre los hombros que se recoge con el brazo izquierdo produciendo numerosos pliegues. La cabeza se adorna con una corona de doce estrellas que aluden a las doce tribus de Israel. En la peana aparecen los rostros de tres ángeles sobre un dragón que representa el pecado. 

Capilla de la Encarnación.
La reja que cierra esta capilla es barroca y puede fecharse hacia 1.630 y, como toda la ornamentación escultórica interior, fue costeada por sus patronos, don Juan Serón y su esposa doña Antonia de Verástegui.
Capilla Encarnación.
Anunciación a la Virgen. Francisco de Ocampo, 1.630.

Está presidida por un retablo de alabastro realizado en torno a 1.630 con el tema principal de La Anunciación. En el banco del retablo existen relieves de san Juan Bautista, san Juan Evangelista, santo Domingo, san Francisco y san Antonio. 

Trascoro.
Es obra de excepcional calidad por su elegante diseño y la suntuosidad de los materiales con que fue construido, ya que aúna mármoles, jaspes, bronce, escultura y pinturas. Fue diseñado por el arquitecto Miguel de Zumárraga en 1.619, pero la obra se interrumpió al año siguiente para permanecer parada durante una década. En 1.631 se reanudaron los trabajos, que prosiguieron hasta su finalización en 1.635.
La pintura de Santa María de los Remedios, que preside el altar de este trascoro, es una magnifica muestra del arte gótico sevillano, siendo fechable hacia 1.400; en ella se advierte una clara influencia de la pintura sienesa del siglo XIV. A la izquierda de la Virgen aparece la figura de un santo obispo y a sus pies un clérigo arrodillado que será el donante de la pintura.
Santa María de los Remedios. Bajo ella un pequeño cuadro
de Pacheco: San Fernando entrando en Sevilla. 

Sobre el altar, bajo la Virgen de los Remedios, se encuentra una representación de San Fernando entrando en Sevilla, firmada y fechada por Francisco Pacheco en 1.634.
Si nos ponemos de espaldas al Trascoro, a media distancia entre éste y la Puerta de la Asunción o Principal, en una zona recientemente restaurada, veremos en el suelo una serie de lápidas de mármol blanco y otra mayor, de bronce fundido. Esta última corresponde al enterramiento de Hernando Colón. 

Capilla de la Estrella.
Preside la capilla un retablo barroco realizado por Jerónimo Franco en 1.695, y en él se da culto a una bella escultura que recibe la advocación de la Virgen de la Estrella, obra renacentista fechable hacia 1.530, atribuida a Nicolás de León. Presenta esta escultura la particularidad de estar aparatosamente policromada a mediados del siglo XVIII. En los laterales se encuentran esculturas de san Joaquín y santa Ana. Se cierra con una reja fechada en 1.568.
Capilla de Virgen de la Estrella.
Virgen de la Estrella. Nicolás de León, 1.530.
 

Capilla de san Gregorio.
Gótica y plateresca, se llama así por una escultura de san Gregorio colocada en una hornacina. El santo porta un libro en el que se encuentra la firma de su autor, Manuel García de Santiago (siglo XVII).
Capilla de san Gregorio.

Capillas del lado este
Altar de la Magdalena
Los patronos de este altar fueron Pedro García de Villadiego y su esposa Catalina Rodríguez, los cuales encargaron un retablo en 1.537, en cuyo banco se encuentran sus retratos, don Pedro junto a san Benito y doña Catalina al lado de san Francisco. 
Portada del Altar de la Magdalena.
 

El retablo tiene como tema principal La Anunciación en el ático y La Magdalena a los pies de Cristo Resucitado en el cuerpo principal. Son pinturas procedentes del taller de Alejo Fernández realizadas en torno a 1.537. En los laterales del arcosolio aparecen santa Catalina y santa Bárbara, san Andrés, Santiago apóstol, san Pedro y san Pablo.
La reja que cierra el altares del primer tercio del siglo XVI.
Retablo del Altar de la Magdalena.
 

Altar de la Asunción.
En el centro del retablo que se encuentra en esta capilla resalta un relieve con la representación de la Asunción de la Virgen, obra de autor desconocido, aunque atribuido por muchos a Andrea della Robbia, que se encuentra enmarcada por pinturas de san Ildefonso y san Diego de Alcalá. 
Relieve de la Asunción.
En el banco se encuentran las pinturas de los patrocinadores, el jurado Juan Cristóbal de la Puebla y su esposa, que lo dotaron en 1.593. Estos retratos enmarcan una representación pictórica de los Profetas y Padres de la Iglesia. En el guardapolvo del retablo figuran pinturas del Bautismo de Cristo, santa Catalina, Ángeles Músicos, Alegorías de las Virtudes y El Padre Eterno. 
Todas las pinturas pertenecen al artista de la escuela sevillana, aunque nacido en Ronda, Alonso Vázquez, fechadas a finales del siglo XVI.
Los Paganini del Altar.
 

Capilla de san Pedro.
El retablo que adorna esta capilla fue costeado por los marqueses de Malagón en 1.625, y su estructura fue realizada por el tallador Diego López Bueno. Las pinturas son de Francisco de Zurbarán, ejecutadas entre 1.625 y 1.630. En el banco del retablo aparecen pinturas de Cristo y San Pedro sobre las aguas, Cristo entregando las llaves a san Pedro y San Pedro curando al paralítico.
En el primer cuerpo figuran La Visión de san Pedro, San Pedro Papa y El Arrepentimiento de san Pedro. En el segundo cuerpo se representa a San Pedro liberado por el Ángel, la Inmaculada Concepción y Quo Vadis. El Padre Eterno del ático es una copia del siglo XVIII de la original de Zurbarán.
Capilla de san Pedro. Reja, bóveda y vidriera.
 
Retablo de la Capilla de san Pedro.
 

En el muro izquierdo de la capilla se encuentra sepulcro del arzobispo Diego de Deza, (recordado por su decidido apoyo a las teorías de Cristóbal Colón), obra realizada hacia 1.430. Representa al eclesiástico en posición sedente, con un león a sus pies. Tanto el  sepulcro como el león tienen su historia aparte. 
Diego de Deza, natural de Toro (Zamora) fue un notable teólogo e Inquisidor Real de Castilla y Aragón. Los Reyes Católicos le confían la educación del príncipe Juan, su único varón. Obispo primero de Zamora y después de Salamanca, en esta ciudad fallece el príncipe, en brazos de su preceptor. Deza no quiere volver a pisar Salamanca, pasando a ser obispo de Jaén y, más tarde, de Palencia. En 1.504 es elegido arzobispo de Sevilla. Desarrolló una labor contradictoria en la archidiócesis, ya que por su atención a los pobres durante la sequía y la peste de 1.507 se le conocía como fray Diego el Bueno (siempre vestía de fraile), pero a la vez era inquisidor, con algún ayudante con mala fama, como el cordobés Diego Rodríguez Lucero, el Tenebroso; siendo inquisidor, y con ese mote, podemos imaginar cómo sería el "prenda". Sin embargo, para ser Inquisidor Real, Deza mostraba ciertas actitudes cercanas a la superchería. Así, llevaba engarzada en la cruz pectoral una piedra proveniente de América llamada "del Sol", de la cual se afirmaba que tenía virtudes medicinales y protegía del mal de ojo; en realidad se trataba de un feldespato laminar gris traslúcido sin ningún valor. 
Otra costumbre "rarita" del Arzobispo era colocar los pies sobre una piel de león para calmar los ataques de gota que padecía (consecuencia del excesivo consumo de carnes rojas típico de las clases altas). Algún noble eclesiástico, deseoso de hacer méritos ante él (como se puede comprobar el pelota es una figura universal atemporal), no tuvo otra ocurrencia que regalarle un cachorro de león. Deza lo hizo capar y quitarle toda la dentadura y las garras y lo crió con cariño. Cuando creció era tan grande e imponente que, a pesar de saberse que estaba "desarmado" todos le huían. Sin embargo, el arzobispo lo llevaba a todas partes, como animal de compañía, e incluso cuando acudía a Misa a la Capilla Mayor acudían ambos, echándose pacíficamente el animal a sus pies mientras duraba la ceremonia.
Falleció el arzobispo en 1.523 y fue enterrado en el Colegio de santo Tomás, por él fundado, en el bonito sepulcro que hoy vemos en la Catedral. Sin embargo, los franceses (otra vez ellos) profanaron la sepultura en busca de joyas e hicieron desaparecer los restos de Fray Diego. Con la desamortización de Mendizábal, el colegio pasa a ser cuartel y a la esposa de un alto jefe militar no se le ocurre otra cosa que pretender hacerse ¡una bañera! con el sepulcro. Tuvo que intervenir el Ayuntamiento y decretar la entrega del monumento funerario al Cabildo Catedralicio, que acordó instalarlo en la Capilla de san Pedro, fundada por cierto por un sobrino de Deza. Como se ve, otra tumba vacía en la Catedral.
En el muro derecho de la Capilla se dispone un grupo de cuatro pinturas atribuidas de antiguo a Francisco Reina, discípulo de Zurbarán, aunque un fragmento de firma que aparece en una de ellas  podrían relacionarlas con Juan Luis Zambrano. Proceden del Convento de la Merced de Sevilla y representan La aparición de la Virgen de la Merced a san Pedro Nolasco en el coro de los novicios, el Milagro de la Barca, San Fernando entregando la Virgen de la Merced a san Pedro Nolasco y La muerte de san Pedro Nolasco.
Sobre estas pinturas figuran otras tres que representan a San Pedro Arrepentido, copia de un original del pintor flamenco Seghers, San Pedro liberado por el Ángel y El martirio de santa Agueda, obras de escuela italiana del siglo XVII.
El interior de la capilla se ilumina con una vidriera situada sobre el retablo y fechada en 1.775 que representa a san Pedro Papa; otra vidriera situada en el muro de la izquierda lleva la fecha de 1.784 y en ella aparecen los Atributos de san Pedro.
Por último destacar la reja que cierra la capilla, obra de fray José Cordero de Torres terminada en 1.780; este artista era religioso lego del convento de san Francisco en el Puerto de Santa María. 

Capilla Real de la catedral de Sevilla
La Capilla Real, está situada en la cabecera de la catedral de Sevilla, y en ella están sepultados, entre otros miembros de la realeza, los monarcas Fernando III de Castilla, Alfonso X de Castilla y Pedro I de Castilla. ​
También se encuentra en ella la imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad de Sevilla, y el culto de esta capilla fue atendido desde la Conquista por un cabildo de capellanes reales, aunque actualmente dicho cabildo está integrado en el cabildo catedralicio hispalense.
Antes de que fuera construida la actual Capilla Real, existieron otras dos capillas reales en la catedral de Sevilla. En una de ellas estaban sepultados Fernando III, la reina Beatriz de Suabia, Alfonso X y Fadrique Alfonso de Castilla, y en la otra Capilla Real descansaban los restos de la reina María de Padilla y de su hijo, el infante Alfonso de Castilla.
Sin embargo, las dos capillas fueron demolidas en el siglo XV a fin de construir la nueva Capilla Real de la catedral. ​

La nueva Capilla Real
Bóveda casetonada de la Capilla Real de la catedral de Sevilla.
 

La construcción de la Capilla Real se prolongó durante casi un siglo, y en 1489 el cabildo catedralicio mantuvo conversaciones con el maestro de obras Alonso Rodríguez sobre el tipo de material que se debería emplear para construir la Capilla Real, cuyas obras aún no habían comenzado. ​
En 1515 el cabildo catedralicio solicitó las trazas de la obra de la Capilla Real a los arquitectos Enrique Egas y Juan de Álava, aunque pocos años después los arquitectos Juan Gil de Hontañón y Martín de Gainza elaboraron otros proyectos, supervisando Alonso de Covarrubias uno de ellos, aunque hasta 1551 no comenzaron las obras en la Capilla Real. ​
La construcción comenzó tras encargar la edificación, mediante subasta pública, a Martín de Gainza, quien elaboró unas nuevas trazas y condiciones para la construcción, y este arquitecto dirigió las obras en la Capilla Real hasta el momento de su defunción, ocurrida en 1556. ​ Pero en el momento de su muerte, solamente se habían edificado los muros perimetrales y la venera del presbiterio, y además para entonces se habían detectado algunos problemas en la cimentación de la obra. ​
Hernán Ruiz el Joven fue nombrado arquitecto de la catedral de Sevilla en 1557, aunque las obras en la Capilla Real permanecieron interrumpidas durante varios años hasta que se reanudaron en 1562. ​ Y bajo la dirección de Hernán Ruiz el Joven se construyó la bóveda casetonada del espacio central de la capilla y las portadas de ingreso a las sacristías. Sin embargo, Hernán Ruiz el Joven no pudo concluir la obra, y los trabajos fueron finalizados bajo la supervisión de Pedro Díaz de Palacios, Juan de Maeda y su hijo Asensio de Maeda.
Aunque la mayor parte de las obras de la Capilla Real ya habían finalizado en 1575, los restos mortales de los monarcas sepultados en la catedral de Sevilla no fueron trasladados a la nueva Capilla Real hasta 1579, durante el reinado de Felipe II. ​ En el siglo XVIII volvieron a emprenderse reformas en la Capilla Real, y en 1754 Sebastián Van der Borcht rehízo la linterna que remata la cúpula central de la capilla. ​ 

Descripción
La Capilla Real ocupa la cabecera de la catedral, sobresaliendo del perímetro del edificio gótico. Su planta es cuadrada, aunque cuenta con un testero semicircular al que están unidas lateralmente dos capillas y sendas sacristías, siendo curvo el muro exterior que las circunda. ​
El ingreso a la Capilla Real se realiza a través de un arco de medio punto sobre el que se alojan una serie de hornacinas que contienen imágenes de los Reyes de Judá, realizadas por Pedro de Campos y Lorenzo de Bao. ​ La reja que cierra el paso a la Capilla Real fue diseñada en 1766 por Sebastián Van der Borcht, y fue costeada por el rey Carlos III de España, como indica la inscripción situada en la parte superior de la reja, en donde también aparece inscrito el año en que la reja fue colocada en la Capilla Real, «1773».​ En la parte superior de la reja está colocada una representación, realizada por Jerónimo Roldán, de la entrega de las llaves de la ciudad de Sevilla a Fernando III el Santo, acontecimiento ocurrido en 1248. ​
El espacio central de la Capilla Real está cubierto por una bóveda semiesférica que descansa sobre pechinas y que está dividida en casetones y decorada con bustos de reyes y discos. ​ Sobre las claves de los arcos que conectan la Capilla Real con las capillas laterales están colocados dos grandes medallones que la tradición identifica con los caballeros Diego y Garci Pérez de Vargas, que destacaron en la reconquista de la ciudad de Sevilla por Fernando III. ​ Las vidrieras laterales de la Capilla Real, que están decoradas con escudos reales, fueron realizadas por Vicente Menardo a partir de 1574 y fueron restauradas en varias ocasiones. ​
En el muro del presbiterio de la Capilla Real están colocadas ocho hornacinas en dos niveles separados que contienen las imágenes de los cuatro evangelistas, y de San Isidoro, San Leandro, las Santas Justa y Rufina, habiendo sido labradas las dos últimas imágenes por Diego de Pesquera. ​ Y junto al altar mayor de la capilla están colocadas las imágenes de los apóstoles San Pedro y San Pablo rematadas por la Visión de Isaías, habiendo sido labrada esta última por Pedro de Campos y Lorenzo de Bao.
Sepulcro de Alfonso X.
El retablo que preside la Capilla Real fue realizado por el ensamblador Luis Ortiz de Vargas entre 1643 y 1649, y en su hornacina central se encuentra la imagen de la Virgen de los Reyes, mientras que en los laterales del retablo están colocadas las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, que fueron ejecutadas en el mismo periodo en que se realizó el retablo. ​ La Virgen de los Reyes lleva al Niño Jesús sobre su regazo, y ambas imágenes, que datan del siglo XIII, muestran influencias del gótico francés.
La urna de San Fernando (en primer plano), y el altar de la Virgen de los Reyes.
 

El frontal del altar de la Virgen de los Reyes fue realizado en plata y es de estilo barroco, y su parte central fue labrada por el platero Juan Laureano de Pina en 1719, aunque fue reformado posteriormente por el platero José de Villaviciosa en 1739. ​ Los laterales del frontal, que presentan los punzones del platero Domínguez, fueron realizados alrededor de 1739, y los candelabros que están sobre las mesas laterales, y que tienen forma de águilas bicéfalas, son obra de platería peruana del siglo XVIII. ​
En la capilla izquierda está colocado un retablo realizado por Juan de Torres en 1648 en el que se encuentra colocada una imagen del Ecce Homo realizada por Francisco Terrili y frente al retablo se encuentra colocada una vitrina en la que se muestran diversas piezas de platería, destacando entre ellas varios cálices y bandejas de diferentes periodos. ​
En la capilla derecha está colocado un retablo realizado en 1638 por Luis de Figueroa, y en él está colocada una imagen de San Antonio. ​ La sillería y el facistol fueron realizados a finales del siglo XVIII y donados a la Capilla Real por el rey Carlos IV de España, ​ y el rey Fernando VII, por su parte, donó a la Capilla Real en 1823 los candeleros y la cruz de bronce dorado que están colocados en el altar mayor de la capilla y que fueron realizados por los broncistas Leprince. ​
A la sacristía de la Capilla Real, en la que se custodian diversos objetos vinculados con el rey San Fernando, como su espada, se accede desde la capilla izquierda y a través de una pequeña puerta, y entre las pinturas que la decoran destaca un lienzo que representa a San Fernando, que es una copia del que Bartolomé Esteban Murillo realizó para la catedral de Sevilla, y una Dolorosa, copia también de un original de Bartolomé Esteban Murillo. ​ Y en la sacristía también están colocadas dos pinturas de finales del siglo XVII que representan, respectivamente, a la Virgen de los Reyes y a San José. ​ Y el órgano colocado en la tribuna de la Capilla Real fue realizado en 1807 por Antonio Otin Calvete y es de estilo neoclásico. 
La urna de San Fernando
Urna de plata con los restos de San Fernando.
 

Ante el altar de la Virgen de los Reyes está colocada la urna que contiene el cuerpo incorrupto del rey San Fernando, y que fue realizada entre 1690 y 1719 por el ya mencionado orfebre Juan Laureano de Pina aunque con la participación de otros orfebres, siendo considerada la obra cumbre de la orfebrería barroca sevillana. ​ Y la urna, que fue labrada con plata en su color y sobredorada, bronce y cristal, fue construida con motivo de la canonización del monarca, que fue elevado a los altares en 1671, aunque en realidad está compuesta por dos cajas diferentes, siendo la interior, que tiene sus laterales de cristal, la que contiene los restos del monarca, y la exterior, que es la realizada en plata en su color y sobredorada y bronce, la destinada a albergar la anteriormente mencionada, aunque la exterior dispone de un frontal abatible que permite contemplar los restos del monarca. ​
La urna, que descansa sobre una peana de jaspe, ​ permanece habitualmente cerrada, aunque puede ser abierta para mostrar el cuerpo incorrupto del mencionado monarca, y toda ella está adornada profusamente con motivos florales y vegetales y con un programa iconográfico que muestra las virtudes del rey San Fernando y la apoteosis de la Monarquía católica hispana. ​
El frontal colocado por delante de la urna de San Fernando fue realizado en plata en el siglo XVIII y luce los punzones de los orfebres Reciente y Villaviciosa. 
Sepulcros de Alfonso X y Beatriz de Suabia
En el lado del Evangelio de la Capilla Real de la catedral de Sevilla está colocado el sepulcro de Alfonso X de Castilla, que fue construido en 1948​ con motivo del séptimo centenario de la conquista de la ciudad de Sevilla, que capituló en 1248, por Fernando III el Santo. ​
La estatua orante que representa a Alfonso X es obra de los escultores Antonio Cano y Carmen Jiménez. ​ El mausoleo del rey es idéntico al de la reina Beatriz de Suabia, su madre, que está situado enfrente de él, y está formado por dos cuerpos superpuestos flanqueados por columnas en los extremos. ​ El primer cuerpo contiene la urna donde reposan los restos mortales de Alfonso X, ​ en cuyo frontal se encuentra una cartela donde puede leerse la inscripción: «Alfonso X el Sabio». Y sobre la urna está colocada la estatua orante que representa al monarca, que aparece cubierto por un manto real, coronado con corona de bronce, y arrodillado ante un reclinatorio. ​ Y el segundo cuerpo del mausoleo, que está rematado por un frontón, lo ocupa un medallón circular en el que está colocado el escudo del reino de Castilla y León. ​
En el lado de la Epístola de la Capilla Real está colocado el sepulcro que contiene los restos mortales de la reina Beatriz de Suabia, esposa de Fernando III y madre de Alfonso X. ​ Y el sepulcro de la reina, que al igual que el de su hijo Alfonso X fue construido en 1948, está formado por dos cuerpos superpuestos que se encuentran flanqueados por columnas en los extremos. ​ El primer cuerpo contiene la urna donde reposan los restos mortales de la reina, ​ en cuyo frontal se encuentra una cartela donde puede leerse la inscripción «Beatriz de Suabia». Y el segundo cuerpo del mausoleo, que está coronado por un frontón, está ocupado por un medallón circular en el que aparece colocado el escudo del reino de Castilla y León, al igual que en el de su hijo Alfonso X. ​ La estatua orante de la reina Beatriz de Suabia, que fue realizada en piedra y alabastro por el escultor Juan Luis Vasallo, representa a la reina con aspecto juvenil y luciendo toca y corona, y en su manto aparecen esculpidos castillos y leones, siendo el resto del mausoleo de la reina idéntico al de su hijo Alfonso X. ​
Sepulcro de la reina Beatriz de Suabia.
 

Cripta de la Capilla Real
A los lados de la urna que contiene los restos mortales de San Fernando se abren sendas escaleras que comunican la Capilla Real con la cripta situada bajo ella, y en un pequeño altar colocado en ella se hallaba se halla la imagen de la Virgen de las Batallas, tallada en marfil y que según la tradición fue llevada por el rey Fernando III el Santo durante sus campañas militares, siendo realizada dicha imagen en el siglo XIII y manifestando una clara influencia francesa. ​ En la cripta de la Capilla Real están sepultados los siguientes miembros de la realeza:
·       Pedro I de Castilla (1334-1369). Rey de Castilla y León e hijo de Alfonso XI de Castilla y de María de Portugal. ​
·       María de Padilla (c. 1334-1361), esposa del anterior y reina consorte de Castilla y León. ​
·       Alfonso de Castilla (1359-1362). Hijo de los anteriores.
·       Juan de Castilla (1355-1405). Hijo de Pedro I de Castilla y de Juana de Castro. ​
·       Fadrique Alfonso de Castilla (1333-1358). Maestre de la Orden de Santiago e hijo de Alfonso XI de Castilla y de su amante Leonor de Guzmán. 

Capilla  de san Pablo o de la Concepción Grande.
Esta capilla sirvió primitivamente como lugar de enterramiento a los caballeros que acompañaron a san Fernando en la conquista de Sevilla. A partir de 1.654, su patronato perteneció a Gonzalo Núñez de Sepúlveda, caballero veinticuatro de Sevilla, a quien le fue concedido el derecho a ser enterrado en este lugar tras una importante donación que realizó con motivo de la Octava de la Inmaculada Concepción. Actualmente sus restos se encuentran en el muro de la izquierda tras una losa sepulcral con el escudo de armas de los Sepúlveda, según diseño del pintor Juan de Valdés Leal. En la reja de la capilla, terminada en 1.668, también se puede contemplar el mismo escudo.
Capilla de san Pablo o de la Concepción grande.
 

En el interior llama la atención un soberbio retablo barroco con gran profusión de adornos y bellas columnas salomónicas que se articula en dos cuerpos, realizado por Francisco Dionisio de Ribas en 1.656. Las imágenes son obra de Alonso Martínez. En el primer cuerpo la imagen central es una Inmaculada Concepción de gran tamaño (de ahí el sobrenombre de la capilla) y las laterales corresponden a san José y san Pablo.  
Primer cuerpo del Retablo de la Concepción.
Inmaculada Concepción. Alonso Martínez, siglo XVII.
San Pablo. Alonso Martínez, siglo XVII.
San José. Alonso Martínez, siglo XVII.
 

El segundo cuerpo está presidido por el Cristo de san Pablo, talla del siglo XVI y que perteneció posiblemente a la decoración del antiguo retablo, siendo recuperado para colocarlo en su situación actual. Esta imagen gozó antiguamente de gran devoción en la ciudad. A su lado se encuentran las tallas de san Gonzalo y san Antonio de Padua.
Cristo de san Pablo. Siglo XVI.
 

En el muro derecho se encuentra un sepulcro de mármol en estilo neogótico realizado en 1.881, en él está enterrado el que fuera arzobispo de Sevilla, cardenal Francisco Javier Cienfuegos  y Jovellanos, nacido en Oviedo en 1.766, que estuvo al cargo de la diócesis de Sevilla desde 1.824 hasta su destierro en Alicante por motivos políticos el 18 de febrero de 1.836. Era sobrino de Gaspar de Jovellanos y también de Alonso Marcos de Llanes, arzobispo de Sevilla. Dirigió sus pasos a la carrera eclesiástica, ascendiendo con rapidez, en parte gracias a su familia y en parte por su dedicación. Dio muestras de gran valentía al atender personalmente a los enfermos de las epidemias de fiebre amarilla y de cólera que se desataron respectivamente en Cádiz y Sevilla, aunque era considerado por sus superiores como "hombre de probidad suma, pero carente de talentos superiores" (Monseñor Tiberi, Nuncio Papal).
Políticamente conservador en una época socialmente convulsa, sus encendidas pastorales provocaron que durante el trienio liberal (1.820-1.823) tuviese que salir de Sevilla en mayo de 1.821. El regreso de Fernando VII le trajo a Cienfuegos en 1.924 el título de arzobispo de Sevilla y, dos años más tarde, el capelo cardenalicio.
La situación bélica que vivía el país durante la regencia de la reina María Cristina provocó, en 1.836, el destierro del cardenal Cienfuegos a Alicante, de donde ya nunca regresaría vivo a Sevilla. Murió en 1.847, siendo enviados sus restos a Sevilla en 1.867 e inhumado primero en la bóveda del Sagrario y, más tarde y definitivamente, en 1.881, en la Capilla de San Pablo.
Hasta 1.810 estuvo expuesto en esta capilla una de las mejores obras de Murillo, El Nacimiento de la Virgen. Este cuadro fue robado por el mariscal francés Soult durante la ocupación francesa, y actualmente se encuentra en el Museo del Louvre.
Seguimos camino, que ya nos queda poco por hoy. Estamos ante la Puerta de las Campanillas. A los lados, sendos altares: el de la izquierda es el de santa Bárbara y el de la derecha, el de las santas Rufina y Justa (tanto monta, monta tanto). 

Altar de santa Bárbara.
Fue dotado por el canónigo don Rodrigo de Solís, bajo la advocación de La Sagrada Familia y La Venida del Espíritu Santo. El retablo es de Antón Ruiz, de 1.544, siendo el autor de las pinturas Antonio Rodríguez. El estilo de las mismas es ingenuo y sencillo, siendo testimonio de los limitados recursos de su autor. Preside el retablo una representación de La Sagrada Familia flanqueada por San Jerónimo, Santa Bárbara, San Lucas y San Marcos. En el centro del segundo cuerpo figura La venida del Espíritu Santo y, en los laterales, san Pedro, san Pablo, san Juan y san Mateo.
Altar de santa Bárbara. A la derecha, la Puerta de las Campanillas.
Retablo del Altar de santa Bárbara. Antonio Rodríguez, 1.545.
 

En el lateral izquierdo de la capilla se encuentra una imagen de san Antonio, carente de valor artístico, pero que goza de gran devoción popular. 
San Antonio, el Chico.
 

Altar de las santas Rufina y Justa.
Su patronazgo se debe a los hermanos Bécquer, en 1.622. La destacada escultura de las santas es de Pedro Duque Cornejo. Estas imágenes proceden de la iglesia del Salvador (Sevilla) y procesionan anualmente en la festividad del Corpus.
Altar santas Justa y Rufina.

Las santas Justa y Rufina son especialmente veneradas en Sevilla. La tradición las señala como protectoras de la Giralda y la Catedral, considerando que por su intercesión no cayeron tras los terremotos de 1.504, 1.655 y el terremoto de Lisboa de 1.755. De esta manera, suelen estar representadas junto la Giralda, portando palmas como símbolo del martirio y con diferentes objetos de barro en alusión a su profesión de alfareras.
Las hermanas Justa y Rufina  nacieron en Sevilla, en 268 y en 270, respectivamente, en el seno de familia muy modesta con firmes convicciones cristianas, que se dedicaba al oficio de la alfarería. Era época todavía de dioses paganos, y durante una celebración en honor a Venus, los postulantes acudieron a casa de las hermanas para pedir limosna, según era la costumbre. Las alfareras no sólo se negaron sino que arremetieron contra la procesión, haciendo añicos la imagen de la diosa.
Santas Justa y Rufina, Pedro Duque Cornejo, 1.728.
 

Fueron encarceladas, poniéndose como condición para conseguir su libertad renunciar a la fe cristiana. Como ambas se negaron, sufrieron tormento y, ante la persistencia de su negativa, las arrojaron a las mazmorras para que sufrieran el hambre y la sed. Tampoco esta pena quebrantó sus espíritus, ordenando Diogeniano, Prefecto de Sevilla, que fuesen andando descalzas desde Sevilla hasta Sierra Morena. Su fe les dio fuerzas y consiguieron llegar al destino señalado. Viendo así la cosa, el Prefecto mandó encarcelarlas hasta morir.
Justa falleció primero, de inanición, siendo su cadáver arrojado a un pozo, del que fue recuperado más tarde por el obispo Sabino. Rufina seguía resistiendo, por lo que fue llevada al anfiteatro y tirada ante un león. La bestia se acercó y lo más que hizo fue mover la cola y lamer sus vestiduras como haría un animal de compañía. El Prefecto no aguantó más, la mandó degollar y quemar su cuerpo. Nuevamente, el obispo Sabino recogió los restos y la enterró junto a su hermana. Era el año 287.
Fueron canonizadas y su festividad se celebra en Sevilla el día 17 de julio. 

Capillas del lado sur
Las capillas del lado sur se encuentran divididas en 2 grupos por la puerta de San Cristóbal. En el primer grupo, comenzando desde la fachada este, se encuentran la Capilla del Mariscal, Antesacristia, Capilla de los Dolores y Capilla de San Andrés. En el segundo, Capilla de la Virgen de la Antigua que es de mayor dimensión que las demás, Capilla de San Hermenegildo, Capilla de Santa Ana y Capilla de San Laureano que entra en contacto con la fachada oeste. En las cercanías de la Puerta de San Cristóbal se ubican el altar de la Piedad, el altar de la Concepción y el monumento a Cristóbal Colón.

 

 Próximo Capítulo: Capítulo 42 - Catedral de Sevilla Segunda Parte

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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