Gótico
valenciano
El gótico valenciano es
un estilo artístico del gótico mediterráneo, con características
propias que se dio en el Reino de Valencia entre el segundo cuarto
del siglo XIII y el XV; es decir, al final de la Europa gótica,
de la que obtiene su nombre, y al principio de la renacentista. Supone el
desarrollo propio y particular en tierras valencianas del arte gótico, que
dejó su influencia tanto en la arquitectura de sus monumentos religiosos y
edificios civiles, como en la pintura y la escultura valenciana.
El gótico valenciano nació en el segundo cuarto
del siglo XIII con gran fuerza, sobre el territorio reconquistado. Se
desarrolló durante el siglo XIV y llegó a su madurez y máxima expresión en el
siglo XV, durante el gótico tardío. El gótico valenciano tuvo una particular
evolución que fue duradera en el tiempo, diversa y variada.
Características
Se pueden establecer las siguientes
características que son comunes dentro del gótico valenciano:
·
Desarrollo
de la arquitectura por técnicas ya utilizadas en la arquitectura romana y los
países de la ribera del Mediterráneo. Sobre estas líneas, el Reino de Valencia
recibió la influencia que llegaba de Francia.
·
Predominancia
clara de la arquitectura de las culturas del Mediterráneo frente a la influencia
del gótico francés.
·
Las
proporciones arquitectónicas no cambian con la llegada del renacimiento.
·
Divergencia
con el estilo del gótico clásico.
·
Influencia
clara del gótico flamígero tardío, que le confiere singularidad.
·
Revestimiento
durante los siglos XVII al XIX del gótico valenciano por estilos más nuevos
como el barroco o neoclásico, de manera que a día de hoy buena
parte del gótico valenciano, aún permanece oculto.
·
Poca
repercusión del arte mudéjar, aunque a pesar de ello, hay interesantes
ejemplos de arquitectura mudejar en la Comunidad Valenciana, que dado lo
ocasional de su utilización, son de gran singularidad.
Arquitectura
El gótico valenciano se caracteriza en la
arquitectura por sus salones e iglesias de gran amplitud horizontal con
énfasis en la parte estructural apoyada en contrafuertes y decoraciones mínimas
y austeras.
Casi todos los edificios importantes se hallan
en poblaciones de cierta importancia, donde se levantaron en los siglos XIII y
XIV, ya que en el campo abundaban los moriscos, predominando los
cristianos en las ciudades.
Los arquitectos más destacados dentro del
gótico valenciano son: Pere Compte, Francesc Baldomar, Pere
Balaguer, Andreu Julià, etc.
Catedral
de Santa María de Valencia
La Iglesia Catedral-Basílica Metropolitana
de la Asunción de Nuestra Señora de Valencia, llamada popularmente la
Seu en valenciano, es sede del arzobispado de Valencia y
está dedicada por deseo de Jaime I —siguiendo la tradición
del siglo XIII— a la Asunción de María. Fue consagrada el
año 1238 por el
primer obispo de Valencia posterior a la Reconquista,
Fray Andrés de Albalat.
El gótico valenciano es el estilo
constructivo predominante de esta catedral, aunque también contiene elementos
del románico, del gótico francés, del renacimiento, del barroco y neoclásico.
En su interior se venera el Santo Cáliz,
fechado del siglo I, y dado a la catedral por el rey Alfonso el
Magnánimo en 1437.
Contiene algunas de las primeras y mejores
pinturas del Quattrocento de toda la península ibérica, que llegaron
de Roma a través de artistas contratados por Alejandro VI. Este
último Papa valenciano, cuando aún era el cardenal Rodrigo de Borja, hizo
la petición para elevar la sede valentina al rango de Metropolitana, categoría
que le fue otorgada por el papa Inocencio VIII en 1492.
Historia
El emplazamiento de la catedral ha sido lugar
de culto desde la época romana, ya que allí se encontraba un templo dedicado
a Júpiter o Diana, del que aún hoy se pueden ver en pie las
columnas, en el Museo de la Almoina, junto a la Catedral. Sobre ese
templo se erigió la catedral valenciana, durante la época visigoda. Con
la conquista árabe, el lugar se volvió sede de la mezquita de Balansiya (Valencia en
árabe); hasta que en el siglo XIII, volvió a ser iglesia cristiana, tras
la conquista de la ciudad por Jaime I.
La estructura principal de la Catedral de
Valencia se alzó entre los siglos XIII y XV, por lo que es
principalmente de estilo gótico. Sin embargo, su construcción se prolongó
durante siglos, razón por la cual hay una mezcla de estilos artísticos -que
van desde el temprano románico, hasta el sutil renacimiento, el barroco recargado
y el más contenido neoclasicismo- que es la característica más relevante
de la catedral de Valencia y que la convierte en una joya de la arquitectura
universal.
Las excavaciones en el adyacente Centro
Arqueológico de la Almoina han desenterrado restos de la antigua catedral
visigoda del siglo V, la cual, más tarde, pasó a ser mezquita. Hay
constancia documental de que hasta décadas después de la conquista cristiana (1238)
la mezquita-catedral permaneció en pie –incluso con las sentencias alcoránicas
en las paredes-, hasta que finalmente el 22 de junio de 1262 fray
Andreu d’Albalat resolvió derribarla y construir en su lugar una catedral, en correspondencia
con los planos del arquitecto Arnau Vidal.
Se empleó para levantarla material de las
vecinas canteras de Burjasot y Godella, pero también de otros
lugares más alejados como Benidorm y Jávea, de donde llegaron
las piedras en barco.
Otras razones que explican la simplicidad y
sobriedad de la catedral de Valencia son que fue construida con celeridad para
marcar el territorio cristiano frente al musulmán, y que no fue una obra
suntuaria de ningún monarca, sino una construcción eminentemente ciudadana
sufragada por la burguesía local.
Evolución constructiva
Aunque el recorrido por el interior de la
catedral es muy rico y nos lleva de unos estilos a otros casi sin solución de
continuidad, se trata de un edificio de planta gótica de tres naves con crucero cubierto
con cimborrio, girola y ábside poligonal.
La catedral, que se iba haciendo a medida que
la mezquita se derribaba, contaba ya al final del siglo
XIII con el deambulatorio o girola con sus
ocho capillas y con la puerta románica de la Almoina, situada en el
brazo oriental del crucero.
Entre 1300 y 1350 se cerró
el transepto o crucero por su lado oeste con la construcción de la
puerta gótica de los Apóstoles. También se construyeron tres tramos de las tres
naves -una central y dos laterales-, y se inició el cimborrio.
La antigua Sala Capitular (hoy Capilla
del Santo Cáliz) (1356-1369), donde se reunían los clérigos para deliberar los
asuntos internos, y la torre campanario del Micalet (1381-1425)
se levantaron inicialmente separadas del resto de la iglesia, pero en 1459 los
maestros Francesc Baldomar y Pere Comte iniciaron la
ampliación de las naves de la catedral en un tramo más, conocido
como Arcada Nova o Arcada de la Seu, y la unieron definitivamente
tanto con la sala capitular como con el Micalet. Desde aquel momento la
catedral mide 94 metros de largo por 53,65 de ancho en el transepto.
Los siglos del renacimiento (XV-XVI)
influyeron poco en la ya consolidada arquitectura pero mucho en la decoración
pictórica, como la del altar mayor, y escultórica, como la de la capilla de la
Resurrección.
De la etapa barroca destaca que
en 1703 el alemán Konrad Rudolf proyectó e inició la puerta
principal de la catedral, conocida como de los Hierros por la reja
que la rodea. A causa de la Guerra de Sucesión no la pudo acabar, y
fueron principalmente los escultores Francisco Vergara e Ignacio
Vergara los que lo hicieron. Al ser su planta curva, el paramento cóncavo
que origina creaba un singular y estudiado efecto de perspectiva, desvirtuado
durante el siglo XX a causa del derribo de los edificios adyacentes
(antigua calle de Zaragoza) para ampliar la Plaza de la Reina.
Desde el último tercio del siglo XVIII se
puso en marcha un proyecto de renovación del edificio, cuya intención era
dotarlo de un aspecto neoclásico homogéneo, rehuyendo del estilo gótico que
entonces era considerado obra de bárbaros. La obra empezó el 1774 y corrió a
cargo del arquitecto Antoni Gilabert Fornés. La remodelación neoclásica
afectó tanto a elementos constructivos como ornamentales: los pináculos exteriores
del templo fueron eliminados, las azoteas ocultas por tejados, y la estructura
gótica (incluyendo ventanales con vitrales), enmascarada por estucos, dorados y
otros elementos pseudoclásicos.
El 1931 fue declarada monumento
histórico-artístico, pero durante la Guerra Civil Española fue
incendiada, razón por la que se perdieron parte de sus elementos artísticos.
El coro, situado en la parte central, fue desmontado en 1940 y trasladado
al fondo del altar mayor. Los órganos, que habían sufrido importantes
daños durante el conflicto bélico, no fueron reconstruidos.
Asimismo en 1970 las
llamadas Casas de los Canonges (Casas de los Canónigos),
construcciones adosadas en las capillas exteriores en la calle del Micalet,
fueron derribadas para devolver a la catedral su aspecto anterior, al mismo
tiempo que la aligeraban de elementos de escaso o nulo valor arquitectónico.
En 1972 se emprendió la tarea
de repristinación de la catedral, que significó la retirada de casi
todos los elementos clásicos, para recuperar el aspecto gótico original. Solo
quedó como decoración clásica la mayor parte de las capillas laterales y de la
girola, y algunos elementos puntuales, como las esculturas sobre las pechinas del
cimborrio.
En la actualidad presenta, después de varias
limpiezas, un buen estado de conservación, especialmente después de la
exposición llevada a cabo el 1999 con el nombre la Luz de las Imágenes. El
templo está declarado Bien de Interés Cultural por parte del Consell
de la Generalitat Valenciana.
Elementos singulares de
la catedral
Principales elementos de la catedral, donde destacan las puertas de los Hierros (barroca), Apóstoles (gótica) y del Palau (románica) y en el interior la Girola, el Altar Mayor, el Cimborio, la Nave Central y su prolongación llamada Arcada Nova.
Entre los elementos singulares hay que
destacar, por lo que respecta en el exterior del templo:
·
La
puerta oriental, llamada de l'Almoina y de estilo románico (siglo XIII).
·
La
pequeña capilla septentrional, llamada de Sant Jordi, donde se celebró la
primera misa (siglo XIII).
·
La
arcada noroccidental, llamada Obra Nova y de estilo renacentista
italiano (siglo XVI).
·
La
puerta occidental, llamada de los Apóstoles con influencia del estilo
gótico francés (siglo XIV).
·
El
campanario, llamado el Micalet y de estilo gótico valenciano
(siglo XIV).
·
La
puerta meridional, llamada de los Hierros y de estilo barroco
(siglo XVIII).
Por lo que respecta en el interior del templo hay
que destacar:
·
El
cimborrio, obra maestra del arte gótico (siglo XIV), excepcional tanto en
su interior como en el exterior.
·
La
antigua sala capitular o Capilla del Santo Cáliz, de estilo gótico tardío
(segunda mitad del siglo XIV).
·
La
girola, de estilo gótico valenciano (siglo XIII), mayormente recubierta de
decoración neoclásica (siglo XVIII).
·
El
altar mayor o presbiterio, decorado con pinturas renacentistas (siglo XV)
y añadidos posteriores barrocos (siglo XVII).
·
La
nave principal y las laterales, de estilo gótico valenciano
(siglos XIII-XIV).
Exterior
de la catedral
La
puerta de l’Almoina o del Palau
La puerta de l’Almoina, llamada así por
ser vecina a la ya desaparecida casa de l’Almoina (la limosna), donde se daba
socorro a los necesitados, es la más antigua de la catedral. También es
conocida como Puerta del Palau por su vecinaje con el palau o
palacio arzobispal. De estilo románico, constituye un elemento claramente
diferenciado del resto de la catedral, que es principalmente gótico.
Algunos autores la consideran de 1262-1270, obra de Arnau Vidal, pero por
su estilo primitivo otros la remontan al 1240, inmediatamente después de
la conquista del Reino de Valencia de 1238. El hecho de que esté
encarada al este, mirando hacia la Meca, sugiere que allí mismo se
encontraba el mihrab de la antigua mezquita.
Su estilo románico con influencia mudéjar es
de tipo leridano. De hecho, por su similitud a la puerta dels
Fillols de la Catedral de Lérida, hecha hacia el 1220, algunos
ven la mano de algún maestro leridano en su construcción. Tal es la vinculación
de esta puerta con Lérida que, por encima de la arcada hay esculpidos
en piedra las cabezas de siete matrimonios leridanos que, según la tradición,
representarían los repobladores fundacionales de la nueva ciudad cristiana, que
vinieron a Valencia acompañados de trescientas doncellas leridanas
con el fin de casarlas con los soldados que habían luchado en el lado de Jaime
I.
Por debajo de estas cabezas, que aún conservan
restos de policromía, figuran en una inscripción los nombres de los
repobladores:
En Pere am [b] Na
Maria, sa muller;
En Guillem am [b] Na Berenguera, sa muller;
En Ramon am (b) Na Dolça, sa muller;
En Francesc am [b] Na Ramona, sa muller;
En Bernat am [b] Na Floreta, sa muller;
En Bertran am [b] Na Berenguera, sa muller;
En Doménec am [b] Na Ramona, sa muller.
Don
Pedro con Doña Maria, su mujer;
Don Guillermo con Doña Berenguera, su mujer;
Don Ramón con Doña Dolça, su mujer;
Don Francisco con Doña Ramona, su mujer;
Don Bernardo con Doña Floreta, su mujer;
Don Bertrán con Doña Berenguera, su mujer;
Don Doménec con Doña Ramona, su mujer.
Inscripciones originales en la puerta
(en valenciano) con su traducción al castellano
La puerta de l'Almoina, que forma un cuerpo saliente
con respecto al muro de la catedral, forma un arco abocinado con
seis arquivoltas de medio punto concéntricas y en degradación (de más
a menos grande), que se apoyan sobre finas columnas con capiteles,
magníficamente decorados con escenas del Génesis en la parte
izquierda, y del Éxodo en la derecha.
La decoración de las arquivoltas consiste en
motivos vegetales y geométricos, con molduración variada: puntas de diamante,
figuras de serafines, festones lobulados y delicados
follajes, santos en pequeñas hornacinas y molduras en
zigzag. En la línea de impostas hay una cenefa con repertorio de
animales fantásticos. Rematando el conjunto y en la parte superior
catorce canecillos con las cabezas de las siete parejas antes citadas
sostienen el voladizo.
Sobre la puerta se puede observar un ventanal
gótico y otro a su derecha, que habían estado ocultos hasta la última
restauración de la catedral. Nada más entrar en la catedral por la puerta de
l'Almoina, a mano izquierda, está la tumba del ilustre Ausiàs March. Se
trata de una lápida colocada en 1950 por la asociación lo Rat Penat y
el Ayuntamiento de Valencia en reconocimiento de este poeta que está
enterrado en algún lugar de la catedral (no se sabe con certeza donde) con una
inscripción de uno de sus poemas, que dice: Yo soc aquest qui en la mort delit prenc, puix que no tolc la causa
perquè em ve (Yo soy este quien disfruto de la muerte, porque no
rehúyo la causa por la que me viene).
Capilla
de Sant Jordi
Si caminamos desde l’Almoina dejando la
catedral a nuestra izquierda encontraremos justo delante del Centro
Arqueológico de la Almoina una pequeña capilla, la de Sant Jordi o
San Jorge. Según las crónicas, el 9 de octubre de 1238,
conquistada la ciudad de Valencia, Jaime I se dirigió a la mezquita
mayor, e hizo la primera misa en el lugar donde hoy se encuentra esta capilla
de Sant Jordi, adosada a la parte exterior del ábside.
En el interior de la capilla, sobre un altar,
hay un retablo gótico, con una pintura de Sant Jordi y un rótulo que
dice: Sant Jordi en la batalla del Puig de Santa María. Año 1237. Esta
pintura es muy parecida -a pequeña escala- al cuadro que se conserva en
el Victoria and Albert Museum de Londres y que allí se
llama Saint George in the Battle of Puig.
Obra Nova
Si al pasar la capilla de Sant Jordi
continuamos rodeando la catedral por nuestra izquierda encontramos un pasadizo
de 1660 que une la catedral con la basílica de la Virgen de los
Desamparados. Nada más pasarlo empieza la Obra Nova, una galería o tribuna
de estilo renacentista que está abierta hacia la actual Plaza de
la Virgen, que históricamente recibía el nombre de plaza de la Seu o de la Seo.
Esta tribuna de tres pisos con arcadas
abiertas, de estilo renacentista (en el piso de abajo), toscano (en
medio) y jónico (arriba) estaba adscrita a la contemplación de los
espectáculos públicos, como procesiones y ejecuciones por parte de los canónigos.
Por eso recibe también el nombre de llotgeta dels canonges (de los
canónigos) o del Capítol (del capítulo). Su construcción se inició el
1566, bajo la dirección del arquitecto Miquel Porcar y del carpintero y
tallista Gaspar Gregori.
En una de las restauraciones de la catedral
durante la segunda mitad del siglo XX fue suprimido su tejado y los
balconcillos y columnillas quedaron muy visibles, como una especie de teatro
romano adherida a la catedral. Como contrapartida, el cimborrio gótico ahora
puede ser mejor contemplado desde la plaza de la Virgen.
Puerta de los Apóstoles
Nada más pasar la Obra Nova a nuestra izquierda
se encuentra la puerta de los Apóstoles, llamada así por las estatuas de
los doce apóstoles que alberga. De estilo gótico francés, contrasta
notablemente con la puerta románica de l'Almoina con que confronta a la otra
parte del crucero. Se sabe que en su construcción trabajó Nicolás de Ancona o
de Autun desde 1303 y que en 1354 ya estaba acabada. Fuera
quien fuere su autor, era un mal conocedor de la piedra del país, pues empleó
una de tipo quebradizo que se degradó con rapidez y que obligó a continuas
reparaciones, ya documentadas en el siglo XV. Durante los años 1960 la
puerta fue completamente restaurada y las figuras originales -en muy mal estado
de conservación- fueron expuestas en el museo de la catedral y sustituidas por
copias, que son las que hoy decoran la puerta.
La puerta se abre abocinada sobre un muro
resaltado que le sirve de encuadramiento. Consta de tres arquivoltas ojivales decoradas,
respectivamente, con catorce estatuillas de ángeles (la interior), dieciséis de
santos y dieciocho de profetas (el exterior), colocadas unas sobre las otras,
siguiendo la dirección de los arcos y cada una con sus correspondientes doseletes.
Todas estas figuras, en total 48, estaban policromadas.
Estas tres arquivoltas se apoyan sobre seis
doseletes -tres a cada lado- que protegen seis estatuas de apóstoles apoyados,
a su vez, sobre pilares de sección prismática triangular cuyas caras
se decoran con cuadrifolios con esfinges de la virgen y del Arcángel, en
relieve, y varios escudos del rey, familiares (como los Borja o los
Centelles) y gremiales. Los otros seis apóstoles aparecen situados fuera del
arco, pero sobre idénticos pedestales. En el ángulo que forma la puerta con el
muro de la iglesia, a ambos lados, aparecen, en sendos doseletes góticos, las
estatuas de San Sixto y San Lorenzo y de San Valerio y San
Vicente Mártir. Los batientes u hojas de las puertas, los clavos y los herrajes
de la puerta son originales de 1438.
La arquivolta queda enmarcada por
un gablete abonado por arquerías ciegas con estatuas. En la
parte superior de la fachada, también dentro de un gablete, se abre un
gran rosetón de seis puntas, que representa la estrella de David o Salomón,
de 6.45 metros de diámetro, constituida por dos triángulos
equiláteros entrelazados en los intersticios de la que figuran
varios adornos de tracería calada que enmarca vidrieras polícromas.
Este rosetón fue casi totalmente reconstruido en los años 1960 al
haber sufrido el mal de la piedra. Como apunta Joan Fuster, esta estrella
salomónica es bastante difícil de explicar en la entrada de un templo católico.
Se especula que, ante la falta de fondos para
la construcción de la puerta, se pidió prestado dinero a los prestamistas
judíos, y éstos accedieron a cambio de que figurase la estrella en el rosetón.
En el tímpano de la puerta se
encuentra la imagen de Santa María, bajo la advocación de la que fue
consagrada la catedral, con el niño en brazos y rodeada de ocho
ángeles músicos; antes de 1599 esta imagen de la Virgen del tímpano se
encontraba en el mainel, de manera muy similar a la que hay en la iglesia
arciprestal de Morella.
En el pie de la puerta de los Apóstoles se
reúne todos los jueves a las 12 de la mañana, el Tribunal de las Aguas,
reliquia secular de la administración de justicia correspondiente al derecho de
aguas en la huerta de Valencia. Probablemente ya se reunía en este mismo lugar
cuando la actual catedral era aún mezquita..
Micalet o
Miguelete
Desde la Puerta de los Apóstoles, si dejamos la
plaza de la Virgen a nuestra derecha y nos dirigimos por la calle del Micalet,
llegaremos a la torre campanario del Micalet o Miguelete, entrañable emblema
sentimental para los valencianos, y probablemente el monumento más
característico de la ciudad. Fue iniciado en 1381 por Andreu
Julià, y para conmemorar este hecho se grabó una inscripción -casi ilegible hoy
día- sobre la base de la torre que dice: "Aquest campanar fonc començat en l'any de la nativitat de nostre senyor
Jesucrist MCCCLXXXI. Regnant en Aragó lo molt alt rei en Pere. Estant de bisbe
en València lo molt alt en Jaume, fill de l'alt infant en Pere e cosin germà de
dit rei" (Este campanario fue empezado en el año de la natividad de
nuestro señor Jesucristo MCCCLXXXI. Reinando en Aragón el muy alto rey
Don Pedro. Estando de obispo en Valencia el muy alto Don Jaume, hijo del
alto infante Don Pere y primo hermano de dicho rey). Andreu Julià dejó la obra
el 1396 y en 1402 la reanudó Josep Franch. En 1414 se hizo cargo de
la obra Pere Balaguer, que es el autor de la bella decoración del último
cuerpo.
En 1424 el arquitecto Martí
Llobet fue el encargado de llevar a cabo el hoy
desaparecido antepecho de la torre, el cual, de tracería calada
gótica, fue destruido en el siglo XVIII, y sustituido por una barandilla
metálica a principios del siglo XX. En 1983 se hizo uno nuevo de piedra
que es el que hoy podemos ver, obra de F. Pons Sorolla, de
estilo neogótico, a partir de fragmentos encontrados del antiguo. Por lo
que respecta al coronamiento de la torre, hubo un proyecto de aguja gótica
ideado por Antoni Dalmau en 1453, pero nunca se construyó; en su lugar se
alzó una estructura provisional' de madera para albergar y sostener las
campanas, que permaneció así hasta que se construyó
la espadaña barroca (1660-1736) que hoy podemos contemplar. El
Micalet, acabado el 1425, fue llamado inicialmente Campanar
Nou (campanario nuevo), para diferenciarlo del campanario viejo, que era
una modesta torre de estilo románico hoy desaparecida, que se encontraba en la
calle de la Barcella (Barchilla), junto a la puerta de l'Almoina. El nombre que
triunfó para designar el monumento, sin embargo, fue Torre del Micalet,
por el nombre popular de la campana grande que toca las horas, y que fue
bendecida el 29 de septiembre de 1418, día de San Miguel, lo cual explica
el nombre cordial de Miguelete o Micalet con que los valencianos la
designan.
Presenta un estilo marcadamente gótico
valenciano, y podría estar inspirado en la torre de la Catedral de Lérida,
que es tan solo un poco anterior y presenta una estructura y altura similares,
si bien en esta segunda sí que se alzó el remate gótico que le falta al
Micalet. Está dividido en cuatro cuerpos, de los cuales solo el de más arriba
está decorado, sobre el vacío de las campanas con el trenzado ojival de unas molduras.
Este prisma octogonal mide 50,85 m, que equivale a su perímetro exacto.
Doscientos tres escalones de piedra, a través de una angosta escala de caracol,
nos conducen al pie de la espadaña final, la cual eleva la altura de la torre a
unos 70 m. Desde allí se contempla una vista que, en días claros de poniente
o mistral, abraza hasta el Montgó, por el sur, y hasta más allá
del Desierto de las Palmas, por el norte.
Antes del 1480 estaba exento del resto de la
catedral, pero gracias a la prolongación de las naves realizada
por Francesc Baldomar a partir de 1458 y por Pere
Comte desde 1476, quedó definitivamente unido a ella. A lo largo de su
historia, el "Micalet"
cumplió funciones de faro, torre de vigilancia, e incluso plataforma para
castillos de fuegos artificiales. La ciudad corría a cargo de las iluminaciones
que se hacían para las festividades extraordinarias.
Puerta de
los Hierros
Justo al lado del Micalet se encuentra la
puerta principal, llamada de los Hierros (o dels
Ferros en valenciano) por la reja de hierro que circunda el atrio de
entrada. Es la más moderna, sustituye a una previa del siglo XV, fue financiada
por una donación de doña Mariana Pont de Aguilar en 1621 e iniciada en 1703 por
el escultor y arquitecto alemán Konrad Rudolf, que llegó a Valencia con el
archiduque Carlos de Austria, pero al finalizar la guerra de
Sucesión se fue con él, ya que era su escultor de cámara, y dejó
paralizadas las obras en 1707, que fueran acabadas en 1713 por sus
discípulos Francisco Vergara "el Viejo" y Francisco Stolz. Otros escultores que
intervinieron fueron Andrés Robles e Ignacio Vergara y los
picapedreros, José Mines y Domingo Laviesa.
Esta puerta es de notable interés por su
planteamiento acertado y atrevido dentro del contexto hispánico de la época. Se
trata de uno de los pocos ejemplos de la aplicación
del barroco arquitectónico italiano, de planta ondulante y en
movimiento, al estilo de Bernini o Borromini, a diferencia de
los edificios barrocos españoles de la época, de tipo churrigueresco, con
planta tradicional y gran profusión decorativa.
La Puerta de los Hierros, que se parece a
un retablo de forma cóncava, mide más de 36 metros de altura. Cuando se
construyó pretendía crear la ilusión óptica de una mayor sensación de espacio
en un lugar realmente muy pequeño -a la manera de Bernini o Borromini- ya que
fue concebida para ser vista desde la estrecha calleja (de Zaragoza) que
acababa en la misma puerta. Hoy esta calle ha desaparecido al ensancharse
la Plaza de la Reina y quedando la puerta en una esquina de dicha
plaza, de ahí la respuesta a la incomprensión de la gente al no entender la
posición de la misma.
La puerta de los Hierros, que está precedida
por un atrio que limita una reja de hierro, también barroca, se
desarrolla en tres cuerpos superpuestos:
En el primero, hay tres columnas a cada lado de
la puerta, con fuste decorado y capiteles corintios, realizados por Konrad
Rudolf entre los que se abren sendas hornacinas con las estatuas de Santo
Tomás de Villanueva y San Pedro Pascual, obra de Francisco Stolz.
Sobre el arco de entrada destaca un bajo relieve, atribuido a Ignacio Vergara
que representa el anagrama de la Virgen, con gloria de ángeles y otros adornos,
y enmarcado sobre una venera de estilo rococó.
El segundo cuerpo, más reducido, tiene cuatro
columnas del mismo orden, en el intercolumnio del centro,
un rosetón oval, y en los laterales, las estatuas de San
Lorenzo de Francisco Stolz y de San Vicente Mártir, obra de Konrad
Rudolf, y medallones con los bustos de los papas valencianos, Calixto
III y Alejandro VI, con figuras alegóricas: a los pies del primero la
caridad y la justicia, y a los del segundo la esperanza y la fortaleza; ambas
son obras de Francisco Vergara.
En el tercer cuerpo, de menores dimensiones, se
representa la asunción de la Virgen en un alto relieve atribuido a Ignacio
Vergara y, en ático, el símbolo del Espíritu Santo en relieve bajo un
frontón partido, y en sus extremos, las esculturas de san Luis
Bertrán y san Vicente Ferrer, obra de Stolz.
Remata el conjunto una cruz de hierro sobre una
esfera de bronce entre dos ángeles de piedra. La piedra de esta puerta procede
de las canteras de Benigánim, Moncada y Ribarroja de Turia.
Nada más entrar dentro de la catedral por la
puerta de los Hierros, en el muro izquierdo y sobre la pila bautismal, se
encuentra el célebre cuadro de Vicente Macip llamado Bautismo de
Cristo en el río Jordán por Juan el Bautista (1535). Dentro del cuadro,
asisten al acto de bautizo cuatro doctores de la iglesia y el donante del
cuadro, el venerable Agnesi, mientras desde el cielo, Dios envía el espíritu
santo sobre el hijo.
Para volver a la puerta de l'Almoina y
completar toda la vuelta a la catedral, continuaremos dejándola a nuestra
izquierda, rodeando la capilla del Santo Cáliz, pasando bajo un pasadizo
de 1357 que une la catedral con el Palacio Arzobispal, por encima de
la calle de la Barcella (Barchilla), y a pocos metros topamos de nuevo con
l'Almoina.
Interior de la catedral
Cimborrio
De estilo gótico francés (siglo XIV-XV), está
formado por un prisma octogonal de dos cuerpos superpuestos, con
ocho vidrieras de fina tracería calada en cada cuerpo. El
primer cuerpo o parte baja es de autor insabido, del siglo XIV, mientras que el
segundo cuerpo o parte alta es obra de Martí Llobet (de hacia
el 1430). El cimborrio dota de luz natural siempre blanca
al crucero, gracias a las ventanas translúcidas de alabastro y
al hecho de que su armazón de piedra está reducido al mínimo.
El cimborrio descansa
en trompas cónicas y se cierra con una bóveda de crucería
compuesta por ocho nervios y plementería de ladrillo. Con una altura de
unos 40 metros, la ausencia de contrafuertes y la ligereza constructiva
derivada de la tracería calada de sus muros resulta prodigiosa desde el punto
de vista arquitectónico.
En las pechinas, bajo las trompas del
cimborrio figuran cuatro esculturas de estuco del siglo XVIII que representan
los cuatro evangelistas con los atributos con que se identifican: San
Lucas con el toro, obra de Josep Pujol, San Juan Evangelista con
el águila del mismo autor, San Mateo con el ángel, de Josep Esteve
y San Marcos con el león, de Francesc Sanchis. En su parte superior
hay una campana (el cimboriet) de 1805 que actualmente no se utiliza.
Capilla
del Santo Cáliz
Obra de Andreu Julià en estilo gótico
florido (1356-1369), la actual capilla del Santo Cáliz se destinaba
en un principio a la celebración de reuniones del capítulo de la catedral, es
decir, a sala capitular. También se usaba para enterramiento de prelados y
canónigos, y en su subsuelo hay una cripta que hoy se encuentra
cegada. Después sirvió de cátedra de teología, siendo también aprovechada
para reunirse las Cortes Valencianas. Más tarde recibió el nombre
de Capilla del Cristo de la Buena Muerte, pero el 1916 se
decidió el traslado del Santo Cáliz a la capilla, de donde proviene su actual
nombre.
Originalmente era una capilla exenta, pero en
1496 Pere Comte concluyó el pasillo, en estilo gótico florido, que la unía con
el resto de la catedral. Para acceder, hay que entrar por la puerta de los
Hierros y girar a mano derecha hasta que encontramos una entrada al pasillo o
sala de acceso, al final de la cual hay una portalada gótica en piedra que
permite el ingreso en la capilla. En este pasillo de acceso encontramos cinco
sepulcros góticos de piedra, uno de los cuales del obispo Vidal de Blanes, que
mandó edificar la Sala Capitular, hoy del Santo Cáliz. Además encontramos un
cristo tallado en madera, bajo el que hay un fresco pasado a lienzo de
la Adoración de los Pastores, obra de 1472, de Paolo de San
Leocadio. Esta obra, que se encuentra en un estado de conservación pésimo, era
uno de los frescos que realizó para mostrar su maestría y acreditarse para
pintar el presbiterio y es, al mismo tiempo, una de las primeras pinturas
renacentistas –si no la primera- hecha en la península ibérica. Ante este
fresco hay un retablo de San Miguel posterior, de principios del XVI, obra
temprana del Maestro de Gabarda, todavía de estructura gótica, aunque de
transición al Renacimiento. Resulta interesante compararlo tanto con la
Adoración de los Pastores de Paolo de San Leocadio como con el cuadro
del Bautismo del Cristo, obra de madurez del mismo Macip (ver foto en el
apartado de la puerta de los Hierros).
La Capilla del Santo Cáliz, de planta cuadrada,
mide trece metros de lado y dieciséis de altura, con paredes lisas de piedra
oscura labrada y tres ventanales con vidrieras polícromas. Destaca la bella y
complicada bóveda gótica con ocho nervaduras y veinticuatro arcos terceletes
que forman una estrella de ocho puntas, que descansan
sobre ménsulas policromadas. Sobre las claves de la bóveda, también
polícromas, figuran los doce apóstoles, salvo en la central, donde hay la
coronación de la Virgen en el cielo después de la asunción.
También hay que resaltar el retablo, tallado en
alabastro, que enmarca el Santo Cáliz, que procede de la antigua fachada gótica
del trascoro, y que fue colocado aquí en 1777, al ser sustituido aquel por
otro neoclásico, hoy desaparecido. Es obra de los arquitectos Antoni Dalmau y
Julià lo Florentí (1441-1446), y además intervinieron los escultores Joan de
Sagrera, Joan de Sogorb y Arnau de Bruselas. En la parte superior del retablo
destacan los doce relieves de Julià lo Florentí, que son una de las primeras
obras del Renacimiento en España. Las escenas inferiores corresponden
al Antiguo Testamento, mientras que las superiores corresponden
al Nuevo.
El tesoro más importante que alberga esta sala,
del que recibe el nombre, es el Santo Cáliz, donado por el
rey Alfonso el Magnánimo el 1437 y conservado en la sala de
reliquias hasta que en 1916 se trasladó a esta capilla.
Hasta 1744 el cáliz era empleado con regularidad, pero se le cayó a
un religioso al suelo y se agrietó; después dejó de usarse y quedó como simple
objeto de culto. Actualmente se encuentra protegido por un farol y descansa
sobre una ménsula dentro del retablo gótico de alabastro antes mencionado. La
copa es de piedra de tipo ágata oriental o calcedonia, de la
variedad llamada cornalina, de color rojo oscuro. Su diámetro es
aproximadamente de diez centímetros y su altura de siete. Tanto la superficie
exterior como la interior son lisas. La baza es pequeña, de forma circular.
Está fechada en el siglo I d. C.
El pie de la copa está constituido por una
navecilla, en posición invertida, también de calcedonia muy translúcida,
ribeteada en oro. La unión entre el pie y la copa y las dos asas están
finamente trabajadas en oro. La montura, de fina orfebrería, está
encastada con valiosas perlas y esmeraldas. Tanto el pie como las asas
fueron montados en tiempo medievales.
La leyenda de esta reliquia menciona que, a la
muerte de la Virgen María, los discípulos de Jesús se repartieron
todo lo que guardaba y que San Pedro se llevó el cáliz a Roma. A
causa de las frecuentes persecuciones sufridas por los cristianos, el
papa Sixto II entregó la preciada reliquia a San Lorenzo mártir,
su diácono, el cual hizo trasladar el cáliz a Huesca, su patria. Allí
estuvo el Santo Cáliz hasta el año 712, en que los cristianos, huyendo de los
musulmanes, se refugiaron en los Pirineos y finalmente en el
monasterio de San Juan de la Peña, cerca de Jaca.
De allí, según citan los historiadores, pasó a Zaragoza,
al palacio real del Aljafería. El Santo Cáliz fue donado por la comunidad
de San Juan de la Peña al rey de Corona de Aragón, Martín el
Humano en 1399, el cual, agradecido, entregó a cambio a los monjes de
San Juan otro cáliz de oro.
El Santo Cáliz estuvo en poder de los
monarcas de la Corona de Aragón hasta que en 1437 Alfonso el Magnánimo,
que había llevado a Valencia la reliquia para la capilla de su palacio real,
debiendo ausentarse del Reino de Valencia, las entregó a la catedral, que
desde entonces alberga el Santo Cáliz.
La histórica capilla presenta también unos
bancos de piedra, que circundan el recinto, que sirvieron para asiento en la
antigua aula de estudios. Y, en el muro de la derecha, se encuentra el púlpito
gótico de piedra desde el cual San Vicente Ferrer explicaba su
cátedra de teología, mientras a su derecha se encuentra el cuadro la Adoración
de los Reyes de Julià lo Florentí (1469-1472), pintado al fresco, restaurado y
pasado en lienzo.
En el muro, a mayor altura, se encuentran
colgantes dos grandes trozos -de cincuenta-nueve y de setenta metros,
respectivamente- de grandes cadenas. Son las que antaño cerraban el puerto
de Marsella, que tenía fama de inexpugnable, y que el 19 de
noviembre de 1423 rompió la nave de Romeu de Corbera, que
comandaba el ataque de Alfonso el Magnánimo a la capital de
la Casa de Anjou, rival del rey. Las cadenas del puerto fueran tomadas
como trofeo, llevadas a Valencia y donadas por el propio rey a la catedral.
En la misma acción también fueran presas como
botín de guerra las reliquias de San Luis de Tolosa, patrón de Marsella, que
fueron igualmente donadas a la catedral (si bien devueltas a Francia
por Fernando VI de España). En un primer momento, las cadenas fueron
depositadas en el presbiterio pero con las reformas del
año 1779 pasaron a la actual capilla del Santo Cáliz.
También hay un cuadro de Vicente López
Portaña, del siglo XIX, que representa la expulsión de los moriscos,
y una pintura del siglo XV que representa a San Cristóbal.
Frente al muro donde se encuentra el púlpito
hay una puerta gótica que conduce al interesante Museo de la Catedral, donde
hay obras de pintores primitivos valencianos,
como Jacomart y Rodrigo de Osona, y otros autores,
como Juan de Juanes, Castellanu, Correggio, Orrente,
Espinosa, Vicente López Portaña, Camarón, y Francisco de Goya.
Girola
Es una de las partes más antiguas de la
catedral, ya que por aquí empezó su construcción el 1262. La girola,
espacio destinado para que los fieles puedan deambular a través de las capillas
sin interrumpir el culto del Altar Mayor, no es un elemento muy habitual a las
iglesias de Valencia, ya que solo aparece en la catedral y en Santa
Catalina.
Primitivamente se podía contemplar el Altar
Mayor a través de los arcos del presbiterio (como aún hoy en la
iglesia de Santa Catalina), pero se cegaron a raíz de la reforma barroca del
ábside del siglo XVII.
La girola cuenta con ocho capillas
originalmente góticas, pero a raíz de la
reforma neoclásica proyectada en 1771 por Antoni Gilabert
fueran cubiertas de estucos y otros elementos. Con
la repristinación iniciada en 1972 algunas de las capillas
han recuperado parcialmente la piedra original.
En el deambulatorio, frente a la
sacristía, se encuentran las campanas conocidas como del rotgle,
que se utilizan todos los días, así como otras dos campanillas de
avisos, que según la tradición fueron llevadas por Jaime I en 1238 para marcar
la nueva cultura sonora de los cristianos, muy diferente a la musulmana.
Capilla de la
Resurrección
Se encuentra en el trasaltar y se llama
popularmente la Coveta. Es un bello alto relieve renacentista de la
resurrección, de 1510, hecho en piedra alabastrina pulida y abrillantada. La
mandó hacer el entonces obispo cardenal de Valencia Rodrigo de Borja,
futuro papa Alejandro VI, en memoria de su tío Calixto III. Conserva
restos de policromía y del dorado que lo decoraban y ha sido atribuido
sucesivamente a Damià Forment, Pedro Berruguete y otros, pero finalmente se ha
documentado como de Gregori de Biguerny.
En el centro del relieve hay la figura de
Cristo Resucitado saliendo del sepulcro acompañado de varios ángeles, mientras
que varias figuras que representan los guardias gesticulan despavoridos y otros
personajes no identificados se agitan de forma violenta. La incorporación de
todos estos personajes parece que tiene la clara intención de dar una sensación
de movimiento y profundidad a la escena, y de crear en el espectador una sensación
de dramatismo.
La capilla se encuentra cerrada por un
magnífico pórtico de tres arcos también de alabastro, que posiblemente sigue
los diseños de Fernando Yáñez de la Almedina; de los tres arcos el central
está mucho rebajado y los laterales son de medio punto. Se articulan por
columnas y entablamento, y permiten mostrar un interesante repertorio
decorativo de formas italianizantes, formado por águilas con las alas
desplegadas, grutescos y motivos diversos de inspiración renacentista.
Alto relieve de la capilla de la
resurrección, dentro de esta capilla se encuentra expuesto el brazo incorrupto
de San Vicente Mártir
Hay que decir que dentro de esta capilla se
encuentra expuesto el llamado brazo incorrupto de San Vicente
Mártir, que fue dado a la catedral en 1970. De este santo, diácono
de Zaragoza, dice la tradición que fue martirizado en Valencia hacia el
año 304, hecho a raíz del cual su culto se difundió con rapidez. De hecho,
antes de la llegada de los musulmanes, su basílica sepulcral, situada
extramuros de la ciudad de Valencia, era muy visitada.
La tradición cuenta que durante la dominación
musulmana las reliquias del santo desaparecieron y que hacia el año 1104 el entonces
obispo mozárabe de Valencia fue en peregrinación a Tierra Santa, donde
pensaba llevar el brazo izquierdo del santo. Este obispo murió, sin embargo,
inesperadamente en Bari, y allí permanecieron sus restos y el supuesto
brazo del santo, hasta una fecha tan tardía como 1970.
Sacristía
La sacristía es una de las partes más antiguas
de la catedral, gótica del siglo XIII. Se encuentra en la esquina derecha al
comienzo de la girola, en su intersección con el crucero. Es un espacio de
planta cuadrada cubierto con bóveda de crucería octopartita y trompas en las
esquinas. Tiene un gran ventanal gótico de seis metros de altura que la
ilumina. Se comunica con otra habitación que es la actual Sala Capitular en la
que está la galería de retratos de todos los prelados de la sede valentina.
Altar
Mayor
El Altar Mayor de planta poligonal está
cubierto por una bóveda de seis nervios. Tiene cinco ventanales y se comunica
con la girola a través de dos puertas laterales. Tanto la bóveda como los muros
estaban ornamentados con murales encargados a Miquel Alcanyís, que hizo en
1432, pero que desaparecieron en un incendio en 1469. Posteriormente, hacia
1474, se encargaron nuevas pinturas, de estilo renacentista, a Paolo de
San Leocadio y Francesco Pagano. Estas pinturas fueran tapadas, sin
embargo, por una lujosa ornamentación barroca durante 1674-1682, llevada a cabo
bajo la dirección de Juan Pérez Castiel. El ábside gótico de planta
poligonal quedó recubierto con nuevas bóvedas, superposición de adornos, imágenes, pilastras, columnas
salomónicas, canecillos, ménsulas, pechinas, tímpanos partidos, festones,
ángeles dorados, etc. La riqueza de mármoles y dorados, la suntuosidad de las
formas y profusa decoración evocaba el estilo rococó.
Así fue hasta junio de 2004, cuando por azar
fueron encontradas bajo la bóveda de Juan Pérez Castiel unas pinturas
de gran belleza que han sido fechadas en 1474. Dichas obras son las pinturas
antes mencionadas de Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano, y representan
ángeles tocando instrumentos musicales. Poco después del incendio de 1469,
hacia 1474, el que sería futuro papa Alejandro VI ordenó a ambos
pintores que realizaran las pinturas al fresco que ahora se vuelven a
contemplar, después de que la bóveda de Pérez Castiel fuera desmontada.
Capilla Mayor de la catedral de
Valencia, con los ángeles músicos de Paolo de San
Leocadio y Francesco Pagano. Los instrumentos que tocan son de
izquierda a derecha una trompeta, una pandereta, una cítara,
un organetto, un dulcémele, un laúd, una viola de arco,
una arpa, una vihuela, una dulzaina, una flauta doble
y una trompeta de nuevo.
Retablo
mayor
En el presbiterio encontramos además un retablo
que en realidad es un gran armario acotado por dos puertas, que guardaba un
retablo renacentista de plata (1492-1507) elaborado por el orfebre Bernabo
Thadeo de Piero de Pone, que fue fundido en Mallorca en 1812 para
acuñar moneda en la guerra contra Napoleón.
Las grandes puertas que cierran el armario
ocupan una superficie de 75 metros cuadrados, pintadas al óleo entre 1506 y
1510 por Fernando Yáñez de la Almedina y por Hernando de los
Llanos, los cuales fueron probablemente colaboradores de Leonardo da
Vinci y llevaron desde Italia el estilo renacentista que habría de llegar
después al resto de la península a través de Valencia.
Son en total seis tablas dobles, es decir
pintadas por ambos lados, lo cual hace un total de doce pinturas, de 1,94 metros
x 2,27 metros cada una.
Las estatuas de madera dorada que coronan el
suntuoso entablamento con canecillos, cartelas y ovales que rematan el ábside
corresponden a san Vicente Ferrer, san Pedro Pascual, san Luis
Bertrán, san Francisco de Borja, san Lorenzo y san Vicente
mártir, y son obra de Tomás Sánchez Artigas.
Los relieves de mármol importados
de Génova que ocupan las hornacinas que deja el segundo cuerpo
representan escenas de la vida de san Vicente mártir, san Francisco de
Borja, san Pascual Baylon y los santos Bernardo, María y Gracia, y se
deben en el cincel de Daniel Salanova en 1687.
La delira de vidrio que cuelga es
de Murano, traída de Roma por el
arzobispo Rocabertí (1677-1699). Las vidrieras del techo con
arcángeles y Cristo Pantocrátor son del siglo XIX.
Aquí se encuentra el sobrio coro de estilo
herreriano (1594-1604) en madera de boj y nogal, que originalmente contaba 155
sitiales y se encontraba en el centro de la nave principal, pero que se
trasladó en 1939 a su lugar actual.
Naves
La estructura principal de la catedral, formada
por las naves, el transepto y la girola, se construyó entre
los siglos XIII y XV, razón por la que es de estilo gótico y,
concretamente, gótico valenciano o mediterráneo, que se caracteriza por ser más
primitivo, horizontal y pesado que el vertical y suntuoso gótico francés. Las
naves de la catedral de Valencia se inspiran en las de la catedral de
Tarragona, ya que ambas presentan unos voluminosos pilares abovedados
de columnas gemelas y un trazado cuadrado en cada tramo de la nave mayor.
Entre 1300 y 1350 se construyeron los tres
primeros tramos de las tres naves -una central más grande y dos laterales más
pequeñas-, empezando en el crucero y acabando en los pies, llegando hasta la
actual capilla de san Francisco de Borja, pero no más allá.
La Sala Capitular y el Micalet se habían
construido separadas de las naves, a la manera
de Pisa o Florencia, donde tanto el battistero como
la torre campanario se hicieron exentos y aún lo son o como, sin ir
tan lejos, la torre campanario del Fadrí de Castellón.
En 1459 los maestros Francesc
Baldomar y Pere Comte iniciaron la ampliación de las naves de la
catedral en un tramo más, conocido como Arcada Nova o Arcada de
la Seu, y la unieron definitivamente con la sala capitular y con el Micalet. En
este último tramo hicieron numerosas ventanas y puertas con arco en
esviaje y una compleja bóveda de unión, tanto entre la catedral y el
Micalet, como entre ésta y la sala capitular.
Entre 1441 y 1446 se labró un magnífico retablo
gótico de alabastro para la parte de detrás del coro (transcoro) de
la catedral, que se encontraba en el centro de la nave central, hasta que en
1777 fue colocado en la Capilla del Santo Cáliz, siendo sustituido por otro
neoclásico, hoy desaparecido.
Entre 1594 y 1604 se hizo el sobrio coro de
estilo herreriano en madera de boj y nogal, y con 155
sitiales o sillas, obra de los tallistas Domingo Fernández Ayarza, Joan Tormo y
los italianos Francesco Maria Longo y Jacome Antonio Como. Este coro estuvo en
la parte central de la nave mayor hasta 1940, cuando fue desmontado para
trasladarlo al altar mayor. La catedral contaba con dos órganos situados a
ambos lados del coro, del siglo XVI, pero después de la Guerra Civil fueran
dañados y ya no se reconstruyeron, si bien el actual órgano posee piezas del
antiguo.
A partir de 1774 empezó la cubrición de las
bóvedas y pilares con decoración neoclásica, para tapar el gótico original de
las naves y de todo el templo, pero dos siglos más tarde, el 1972, empezó la
repristinación de la catedral y las naves recuperaron el aspecto gótico
original, con pilares desnudos y bóvedas de crucería
simples con plementería de ladrillo.
Capilla de san Francisco de Borja
Se trata de una de las capillas laterales de la
parte derecha de la nave central, dedicada a san Francisco de Borja, la
cual contiene dos magníficos cuadros de Goya de 1788, encargados por
los duques de Osuna. El de la izquierda representa a San Francisco de Borja
despidiéndose de sus familiares en el Palacio Ducal de Gandía para
ingresar en la Compañía de Jesús. A la derecha encontramos a San Francisco
de Borja, ya sacerdote jesuita, que asiste a un moribundo impenitente.
En esta capilla se encuentran enterrados los
obispos y arzobispos Simón López García, Agustín Cardenal
García-Gasco y José Gea Escolano.
Capilla
de San Pedro Apóstol
Capilla de San Pedro Apóstol De planta cuadrada
fue mandada construir por el arzobispo de Valencia Rodrigo de Borja, más tarde
papa Alejandro VI. Las obras se dilataron entre 1466 y 1486 y fueron realizadas
por Francesc Baldomar y Pere Compte encargados de construir este último tramo
de la Catedral.
Remodelada en estilo barroco entre 1696 y 1703
por Juan Bautista Pérez Castiel, autor también de la decoración de la Capilla
Mayor de esta Catedral, se cubrió con cúpula semiesférica y linterna. En la
media naranja se encuentran frescos con los siete sacramentos e incluso en
alguna de las representaciones se dice está retratado Vicente de Victoria,
responsable del programa iconográfico de la capilla.
Los seis grandes lienzos que hacen la función
de retablo fueron pintados por Nicolás Falcó a comienzos del siglo XVI y
formaban parte de las puertas que protegían el órgano renacentista de la
catedral. Representan los momentos principales de la vida de la Virgen María en
relación con los misterios salvadores de Jesucristo que se celebran en el año
litúrgico: La Anunciación, el Nacimiento de Jesús y la Adoración de los
pastores, la Epifanía y la Adoración de los Magos de Oriente, la Resurrección
del Señor, la Ascensión al Cielo y finalmente, Pentecostés con la venida del
Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en torno a María. Están pintados
con una capa ligera de óleo sobre lienzo y por eso se llaman "sargas". Algunos autores consideran
que estas sargas proceden de las puertas que cerraban el retablo de la Capilla
de los armeros (hoy desaparecida) de esta misma Catedral, en total estas
puertas contenían doce lienzos, seis dedicados a la vida de San Martín (patrón
de los armeros) y seis dedicados a los Gozos de la Virgen María que son los que
se conservan.
La reja que cierra la capilla es la única de la
Catedral que es original del siglo XV, el resto desaparecieron en la reforma
neoclásica de finales del siglo XVIII.
"Joan Pons Aloy, tiene la particularidad
de disponer de dos puertas a los laterales en lugar de una central que suele
ser lo habitual. La reja está realizada en hierro y en madera. Destaca en ellas
unas curiosas representaciones de lo que parecen ser peces con cabeza humana.
Capilla
de San Dionisio y Santa Margarita
Gótico, Religioso, Siglo XIII. Obra de Arnau
Vidal.
Antigua capilla de san Antonio Abad
repristinada en el año 1961. Antiguamente estuvo bajo el patronazgo de la
familia Catalá de Valeriola.
Retablo de san Dionisio y santa Margarita:
Temple y óleo sobre tabla de Vicente Macip (finales del siglo XV). Procedente
de la iglesia de San Juan del Hospital.
Tabla central: San Dionisio, obispo y mártir y
santa Margarita virgen y mártir. Laterales: Adoración de los Magos, Ascensión
del Señor, Pentecostés y Transito de la Virgen. Sobre la tabla central
Aparición de Jesús resucitado a la Virgen María, acompañado de los justos del Antiguo
Testamento que ha salvado en su descenso al lugar de los muertos. En los
guardapolvos: santos, San Sebastian, San Pedro mártir, Santa Isabel, San
Cristóbal, Santos Cosme y Damián, San Miguel y Ángel Custodio del reino de
Valencia. Además de La Trinidad, Cristo imagen del Padre y el Espíritu Santo.
En la Predela: Escenas de la pasión, oración de Jesús en el huerto,
flagelación, camino del Calvario y descendimiento. En el centro Cristo varón de
dolores puesto en el sepulcro. En la cimera del retablo: Cristo en la Cruz.
Lápidas sepulcrales del obispo don Raimón
Despont muerto en 1312, del arzobispo don Andrés Mayoral, muerto en 1769, del
arzobispo De los Cameros muerto en 1676 y el arzobispo Ximenez del Rio muerto
en 1800. En el muro derecho lápida memorial de don Gilaberto Carroz de
Centelles muerto en 1700 y el sepulcro de los Catalá de Valeriola, adornado con
el escudo familiar.
San Dionisio, primer obispo de Paris (siglo
III) y Santa Margarita virgen y mártir del siglo III.
A destacar que las capillas de la Virgen del
Pilar y la de los santos Dionisio y Margarita, se les ha retirado su reforma
neoclásica y se han dejado en su estilo gótico original, mientras que en el
resto de las capillas se ha mantenido la reforma neoclásica del siglo XVIII.
Esto se ha hecho a propósito con el fin de que el espectador pueda comprobar el
modelo gótico original del siglo XIII de las capillas y los cambios sufridos
con la reforma neoclásica del XVIII.
Convento
de Santo Domingo (Valencia)
El antiguo convento de Santo Domingo de
los dominicos sito en la Plaza de Tetuán de Valencia (España) y
antigua Capitanía General de Valencia, es un edificio de
estilos gótico valenciano y barroco fundado en 1239 sobre
terrenos concedidos por el rey Jaime I.
La primitiva iglesia fue sustituida por otra
más amplia en 1250 y ésta a su vez fue derribada a principios del siglo XIX. El
hermoso claustro gótico, el resto arquitectónico más antiguo, comenzó a
construirse hacia 1300, no siendo mucho más tardía la monumental aula
capitular. Otra estancia conservada íntegra, la capilla de los Reyes, data de
1431, y el refectorio, últimamente repristinado, destinado a sala de
recepciones, se comenzó a construir en 1560. De finales del siglo XVI es
la portada en forma de retablo y el claustro inmediato que precedían a la
iglesia, siendo ya de la segunda mitad del siglo XVIII la capilla de San
Vicente Ferrer y aún más moderno, de principios del siglo XIX, la fachada
principal del edificio conventual, parcialmente alterada al ser destinado éste
a Capitanía General (más tarde, sede de la III Región Militar).
En la galería de levante se abre además el aula
capitular, magnífica estancia abovedada cuya construcción data como se ha dicho
de principios del siglo XIV. Constituye este recinto una sala cuadrada de
doce metros por lado cuya bóveda de nervadura descansa sobre cuatro columnas
centrales; los haces fasciculados de estas columnas se prolongan efectivamente
en forma de palmera en los propios nervios de la bóveda de nervadura descansa
sobre cuatro columnas centrales; los haces fasciculados de estas columnas se
prolongan efectivamente en forma de palmera en los propios nervios de la
bóveda, produciendo un efecto de ingravidez y ligereza bien notable. Se accede
a esta sala capitular a través de un arco apuntado decorado con calada tracería
similar a la de los ventanales, estos divididos por estilizados maineles.
La iglesia conventual que, como se ha señalado,
sustituyó a la primitiva por muy reducida, hubo de ser derribada a su vez por
peligro de ruina; la tercera iglesia, de grandiosas proporciones, construida
conforme al modelo gótico occitano de planta uninave y capillas laterales, fue
comenzada a construir en 1382. De tan espacioso templo sólo resta por
desgracia la capilla de San Vicente, bellamente neoclásica, prolongada y
renovada en el siglo XVIII. La repristinación en esta capilla del tramo de
los pies ha puesto al descubierto recientemente la estructura gótica -nervios y
arcos fajones helicoidales- de una mínima parte de la nave del templo
conventual, derribado casi en su totalidad en 1812. Se mantiene íntegra,
en cambio, la capilla de los Santos Reyes, comenzada a construir
en 1431 a expensas de Alfonso el Magnánimo y concluida
en 1436 por Juan II. La singular cubrición de este noble recinto
mediante bóveda de crucería anervada le otorga un interés excepcional,
insólito; consta esta bóveda de tres tramos, oblongos los dos primeros y
hexagonal el recayente al presbiterio pues, aunque de planta rectangular la
capilla, sendas trompas a cada ángulo del muro testero permite tan ingeniosa transición
espacial.
La capilla de los Reyes, comunicada con la
capilla de San Vicente, tiene acceso propio a través del claustro renacentista;
consiste dicha entrada en un pórtico apuntado con doble arquivolta sobre
columnas pareadas en cuyo tímpano se ostentan las armas de Alfonso el
Magnánimo. Destaca de esta estancia su portada, entre gótica y renacentista, la
cubierta abovedada también sin nervios y la doble escalera helicoidal, carente
de eje de piedra, que comunica con la terraza, escalera ésta sumamente
ingeniosa por permitir el subir y bajar simultáneamente dos personas sin
cruzarse. Concluidas las partes esenciales del convento se acometió la
construcción del patio de ingreso al templo y de la respectiva fachada
exterior. Consiste ésta en un imafronte en forma de retablo dividido en dos
cuerpos.
El campanario fue construido
en 1640 sobre parte de la bóveda de la sacristía de la capilla de los
Reyes; es de planta cuadrada y consta de un cuerpo inferior más ancho terminado
en balaustrada, cuerpo de las campanas con dobles columnas pareadas de orden
toscano a cada lado de los ventanales, y terraza con balaustrada decorada con
dieciséis pináculos sobre la que se alza un edículo con frontones sobre sus
cuatro vanos y cupulín; este templete fue construido en 1755 y, tras
su derribo, en 1810, fue rehecho en 1955 con motivo del V
Centenario de la canonización de San Vicente Ferrer bajo la dirección
del arquitecto A. Ferrant.
Paralelamente a la construcción del campanario
fue construida la sacristía mayor, vasta sala abovedada situada entre el aula
capitular y el lienzo norte del claustro, y que, como ésta, ha sido objeto de
repristinación reciente por su fachada posterior, visible en la actualidad
desde el Paseo de la Ciudadela.
Capilla de los Reyes, con el retablo
renacentista en el centro, la tumba marmórea al frente, y los arcosóleos a
derecha e izquierda
Monasterio
de San Jerónimo de Cotalba
El Real Monasterio de San Jerónimo de
Cotalba (en valenciano Sant Jeroni de Cotalba) es un edificio
conventual fundado en el año 1388 y construido entre los
siglos xiv y xviii que está localizado en el término
municipal de Alfahuir (Valencia) España, a 8 km de Gandía.
El monasterio se levanta sobre el
Tossalet de Cotalba en el término de Alfahuir. Se trata de una de las
construcciones monásticas más notables de la Comunidad Valenciana, hecho
que se ve acentuado por la gran diversidad estilística de su conjunto que,
arrancando de una primitiva estructura gótica medieval se desarrolla
fundamentalmente desde el siglo XIV al XVIII y abarca cinco
estilos diferenciados: mudéjar, gótico
valenciano, renacimiento, barroco y neoclásico.
En 1388 el Alfonso de Aragón el Viejo,
nieto de Jaime II y primo de Pedro IV el Ceremonioso, impulsa la
construcción del monasterio, comprando el lugar de Cotalba a los musulmanes y
donando este terreno a la comunidad jerónima de Jávea para que se
trasladen allí, evitando con ello las reiteradas incursiones de los piratas
berberiscos en la costa valenciana ya supone un lugar mucho más seguro. A
partir de entonces se inicia la consolidación y expansión de la
famosa Orden de los Jerónimos convirtiéndose este monasterio en la
Casa Madre, al ser la primera comunidad jerónima establecida en la
antigua Corona de Aragón.
Respecto a la edificación del Monasterio, según
las crónicas, fue Pere March, padre del conocido poeta
valenciano Ausiàs March, como mayordomo del duque de Gandía, el
encargado de organizar e idear la edificación del monasterio. La íntima
relación de la familia March con este monasterio queda reflejada en la
edificación de una capilla en la iglesia y el enterramiento de varios de sus
miembros en ella. En este monasterio descansan también los restos de las dos
esposas de Ausiàs March.
Otro importante personaje literario que también
frecuentó el monasterio fue el escritor valenciano Joanot Martorell, ya
que la primera mujer de Ausias March, Isabel Martorell, era hermana suya.
El monasterio se convertirá entonces en el
centro espiritual y cultural de la corte del ducado de Gandía y de la comarca
de La Safor. La predilección que su fundador, el duque Alfonso de Aragón
el Viejo, siente por el monasterio se verá reflejada tanto por las continuas
donaciones que realiza al monasterio como por el enterramiento de su esposa,
Violante Diáz de Arenós (en 1411) y la de dos de sus hijos, Juan y Blanca, en
el propio monasterio.
Más tarde, será su hijo Alfonso de Aragón
el Joven el que continuará la construcción del monasterio, por ejemplo,
con el levantamiento del campanario en el año 1412.
La leyenda popular cuenta que en el claustro
gótico-mudéjar del monasterio que se encuentra junto a la iglesia,
predicó San Vicente Ferrer.
En estudios recientes sobre la arquitectura del
monasterio, se estima que el autor de la escalera de estilo gótico
flamígero del claustro inferior, así como de las esculturas góticas del
claustro superior, muy probablemente fue el propio taller de Pere Compte,
arquitecto de la Lonja de Valencia.
Posteriormente, en el siglo XVI, el
monasterio tendrá la protección de la familia Borja, siendo la duquesa de
Gandía, María Enríquez de Luna, viuda del duque Juan de Borja y
Cattanei y nuera del papa Alejandro VI, la que realizara obras de
ampliación en el monasterio, como el claustro superior de estilo gótico tardío
o el aljibe medieval del Patio de los Naranjos. Más tarde, también san
Francisco de Borja frecuentó el monasterio y su esposa, Leonor de
Castro, dama y amiga íntima de la emperatriz Isabel de Portugal, pasó sus
últimos días en él, recuperándose de sus dolencias, en donde fallecería el 27
de marzo de 1546.
En 1586, el rey Felipe II realiza una
visita al monasterio junto a su heredero y su hija, la infanta Isabel
Clara Eugenia, quedándose hospedados en él varios días. De nuevo, una visita
real se produce con motivo de la boda real de Felipe III con la reina
Margarita. Estas visitas dan testimonio de la predilección de la Casa de
Austria por la orden jerónima. Con anterioridad también la Casa
de Aragón favoreció a San Jerónimo de Cotalba, pues Martín el Humano y Fernando
el Católico realizaron cuantiosas donaciones y exenciones al monasterio.
Mención especial merece la figura de fray Nicolás
Borrás, pintor renacentista valenciano, que ingresó como monje en
este monasterio. Es considerado como uno de los más prestigiosos pintores
valencianos de su época, siendo discípulo y continuador de Juan de Juanes.
Trabajando en el monasterio, se sintió atraído por la vida monástica e ingresó
en él a los 45 años, donde un año después, en 1576, hizo testamento y profesó
como monje. Pintó el retablo mayor del monasterio, concluido en 1579 y varios
retablos menores junto con otras pinturas para distintas dependencias. Hoy en
día todas las pinturas que fray Nicolás Borrás realizó para el monasterio se
encuentran en el Museo de Bellas Artes de Valencia donde se conservan
en parte almacenadas debido a su tamaño. La única obra de Nicolás Borrás que
aún hoy se conserva en el monasterio es La Santa Cena, una grisalla
realizada al temple, que se encuentra en el antiguo refectorio del
monasterio. Debido a las numerosas concesiones que el pintor realizó al
monasterio, la comunidad acordó celebrar cincuenta misas todos los años por el
alma de fray Nicolás Borrás y lo incluyó en la lista de benefactores del
monasterio.
El escritor y eclesiástico Gaspar Juan Escolano en
sus Décadas de la historia de la insigne y coronada ciudad y reyno de
Valencia publicadas en 1610, investiga en la historia del monasterio que
le genera una gran impresión: «de las
delicadas y célebres pinturas que por todos sus claustros y paredes de los
lugares más vistosos, ha dejado de su mano y pincel un hijo desta casa y reino,
llamado Fray Nicolás Borrás, que murió en este año [...] su espíritu y
excelencia en el arte de pintar vivirá para siempre en las lenguas de la fama».
La custodia del monasterio, realizada
por fray Antonio Sancho de Benevento en el año 1548 corrió peor
suerte. Fue considerada una de las mejores de España por los expertos y tardó
siete años en acabarla, alcanzando un metro de altura. Su calidad y su técnica
resultó comparable a la de las custodias de la Catedral de Toledo o
la Catedral de Santiago de Compostela, siendo uno de los mejores ejemplos
de orfebrería del Renacimiento español. Después de la Desamortización
española la custodia pasó a la Colegiata de Santa María de Gandía.
Fue expuesta en la Exposición Internacional de Barcelona en 1929.
Desapareció durante el trascurso de la guerra civil española.
Más tarde, en 1757, el padre Francisco del
Castillo, monje del monasterio, escribe la Historia general de nuestro
Real Monasterio de San Jerónimo de Gandía, de la cual existe una copia en el
archivo de la Catedral de Valencia. Gracias a esta amplia y pormenorizada
crónica conocemos buena parte de su historia hasta dicha fecha.
Debido a la desamortización de Mendizábal los
monjes jerónimos se verán obligados a abandonar el monasterio, hecho que se
produce el 6 de agosto de 1835. Sus obras de arte serán repartidas por diversos
lugares y el monasterio será saqueado. La familia Trénor lo
adquiere en 1843, a la cual se le debe la buena conservación del mismo hasta
nuestros días y la mejor aportación de la cual han sido los jardines de estilo
romántico de la parte norte, que datan de principios del siglo XX. Están
inspirados en el estilo de los jardines que el arquitecto paisajista francés Nicolás
Forestier realizó en España.
Durante la Guerra Civil Española el
monasterio fue convertido y utilizado como hospital militar. Debido a su uso
sufrió importantes daños que durante la posguerra fueron restaurados por la
familia propietaria.
Fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC)
el 24 de mayo de 1994 mediante el decreto 93/1994 de la Generalidad
Valenciana. Desde el 26 de mayo de 2005 el Monasterio está abierto al
público.
El 21 de mayo de 2015, con motivo del 10º
aniversario de la apertura del monasterio al público, fue inaugurado
oficialmente por las autoridades y abierto a las visitas el claustro superior
de factura gótica y el salón de armas. Actualmente es posible visitar la
práctica totalidad del monasterio.
Por otra parte, el monasterio programa diversas
actividades culturales y lúdicas, cuyo principal exponente es el ciclo de
conciertos Música en Sant Jeroni que se inició en el año 2007 y que
tiene lugar entre los meses de julio y agosto. Está dedicado principalmente a
la música clásica y el jazz.
Arquitectura
Se pueden destacar dentro del edificio cuatro
grupos constructivos con características homogéneas: la torre del
homenaje o de las campanas, la iglesia, el claustro en sus dos
plantas y las dependencias del monasterio propiamente dichas.
· La torre del homenaje o de las
campanas es el centro de atención del edificio que sobresale por su volumen y
altura.
· La iglesia es
un espacio único de planta basilical sin crucero con la tipología
tradicional y característica del gótico valenciano. Se ordena en cuatro
tramos de bóveda cubiertos por arcos de crucería. Cuenta con un presbiterio
rectangular con añadidos barrocos y un coro elevado con bóveda estrellada. Las
capillas laterales se sitúan entre los contrafuertes interiores
encontrándose sepulturas en algunas de ellas. La portada, muy deteriorada, es
muy sencilla y sigue el esquema típico de estructura ojival moldurada. La
actual capilla de la Virgen de la Salud fue la antigua Sala
Capitular del monasterio. Adosado a sus muros se encuentra
el sarcófago medieval en piedra tallada de los hijos
de Alfonso de Aragón el Viejo: Juan y Blanca de Aragón. Constituye un
bello ejemplo de escultura funeraria gótica valenciana, que fue elaborado
en Játiva en el año 1380, unos años antes de la fundación del
monasterio, por el maestro de la piedra Pere Andreu.
· El claustro inferior. Está
considerado como uno de los más claros y singulares ejemplos del gótico-mudéjar en
la Comunidad Valenciana y se trata de un espacio policromo abierto con
nervaduras. En el ángulo más cercano a la iglesia se sitúa una singular
escalera helicoidal de estilo gótico valenciano de influencia
flamígera, de especial valor.
· El Patio de los Naranjos. Las
galerías forman un patio central llamado «Patio de los Naranjos», en el que se
encuentra un aljibe medieval, ordenado construir por la Duquesa de Gandía, María
Enríquez de Luna, en el siglo xvi, que almacenaba el agua para el
abastecimiento del cenobio, y un pozo que data de los orígenes del monasterio.
Las 24 fuentes que rodean el aljibe fue una decoración añadida en el
siglo xix por la familia Trenor.
· El claustro superior.
Consta de cuatro alas, la más antigua fue construida en el siglo XV y es
de estilo gótico, el ala este fue realizada en el siglo xvi por encargo
de la duquesa de Gandía, María Enríquez de Luna y las galerías
norte y oeste se realizaron entre los siglos XVII y XVIII. Entre el
claustro norte y el este encontramos la «Puerta de los Leones», que destaca por
sus esculturas y decoración gótica. En el claustro superior destacan sus
esculturas góticas policromadas que se encuentran en muy buen estado de
conservación.
· El refectorio. De
estilo majestuoso, se corresponde con la primera época del edificio y guardaba
similitud con el claustro mudéjar del propio monasterio. A lo largo del
siglo xviii los monjes llevan a cabo distintas mejoras en el
refectorio, cambiando su aspecto inicial y de las cuales se conserva una pila
de agua de piedra. La familia Trénor también realizará diferentes mejoras para
convertirlo en un salón de ceremonias. Construirán una gran chimenea al fondo y
una escalera imperial, inspirada en la escalera áurea de la Catedral de
Burgos, para unir el refectorio con el Salón de Armas de la planta superior.
· Salón de Armas. En
él destaca su techo medieval realizado en madera con escudos tallados del
fundador del monasterio, junto a una colección de armas y diversa decoración
medieval.
· Las dependencias monacales. El
interior del monasterio presenta en ocasiones unos recorridos intrincados y
tortuosos y presenta variadas dependencias. El monasterio tiene numerosas salas
y salones con solución constructiva similar, consistentes en bóveda de
cañón con arcos fajones que reparten el peso de la cubierta.
· Los Jardines Románticos. Los
jardines de estilo romántico datan de principios del siglo XX y están
inspirados en el estilo de los jardines que el arquitecto paisajista francés Nicolás
Forestier realizó en España. En ellos se encuentra una interesante
variedad de árboles y plantas no autóctonos junto a un lago o estanque
artificial que recibe agua por medio de una cascada adosada al acueducto gótico
medieval. Los jardines románticos así como el resto de parajes adyacentes al
monasterio, constituyen espacios ambientales de interés paisajístico.
· Acueducto gótico. Es de
destacar el interesante acueducto medieval de estilo gótico del
monasterio, que conducía el agua desde la fuente de Batlamala o de la Finestra,
a casi seis kilómetros, en el término de Almiserà para el
abastecimiento del propio monasterio. El acueducto se divide en dos alturas, la
inferior del siglo xiv y la superior de los siglos siglo XV y
XVI. Su estado de conservación es bueno y puede contemplarse desde los
alrededores de la parte posterior del monasterio o desde los jardines
románticos del mismo.
· El
monasterio también cuenta con numerosas dependencias anexas para la explotación
agrícola, algunas de las cuales se han habilitado como un embrión de un museo
etnológico.
Iglesia de San Juan del Hospital (Valencia)
El templo de San Juan del
Hospital sito en el corazón de la ciudad de Valencia (España), calle
Trinquete de Caballeros nº 5 (barrio de la Seu-Xerea de la ciudad
de Valencia), es un edificio que combina principalmente los estilos
románico, gótico valenciano y barroco, construida en el siglo
XIII en unos terrenos donados por Jaime I de Aragón a la Orden
Militar de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén
(hoy Orden de Malta).
La iglesia está precedida de un patio decorado
(de una casa barroca) con cuadros cerámicos del Vía Crucis, donde se
conservan estos restos arquitectónicos y elementos sueltos de los edificios que
componían la fundación. Junto a este patio se levanta la
pequeña torre-campanario de la primera mitad del siglo XVII y a él se
abre la portada lateral de la iglesia compuesta por un arco de medio
punto liso con su alfiz, coronado por un bello ventanal trazado
en ojiva equilátera cuyo centro no coincide con el de la puerta,
y que lleva como tracería el delicado diseño de una cruz de Malta.
La verdadera iglesia es
de nave única, que ocupa una superficie de 36 m de longitud por 19 m
de anchura y está compuesta por una Bóveda de cañón
apuntada con plementería de piedra sobre gruesos arcos
fajones que se apoyan en ménsulas, y una cabecera poligonal
de cinco lados techada con crucería, donde se encuentra
el presbiterio. Este fue levantado a fines del siglo XIII y está iluminado
por ventanas rasgadas de estilo ojival; la central, más ancha, con tracerías y
decorada con columnillas adosadas. Sobre los nervios de piedra, las
bóvedas son de ladrillo a tizón y en
sus paramentos extremos, son obra posterior, del siglo XIV, dos
altas capillas que perforan los muros
con arquivoltas ojivales y se desarrollan entre
los contrafuertes.
Las capillas laterales son la mayor parte a
modo de grandes arcosolios que se abren a la nave por
ojivas cistercienses sobre columnillas adosadas, protegidas por un
alfiz moldurado. Sus bóvedas de piedra debieron estar pintadas con frescos que
solo se conservan parcialmente, en espera de restauración, en la primera parte
del evangelio. Las dos últimas de este lado son más amplias y están
techadas con crucería diagonal. En el testero subsisten dos tramos de
una logia con bóveda de crucería que se abre a los pies de
la nave.
En el interior se encuentra la capilla de Santa
Bárbara, donde se hallan los restos de Constanza Augusta, Emperatriz de
Grecia.
Cuando el Rey Don Jaime toma Valencia en 1238,
los Caballeros de la Orden del Hospital de Jerusalén lo acompañan y
se instalan junto a la judería, a partir de la Puerta de Xerea, ocupando
el palacio árabe del primer emir con sus eras adyacentes. Allí
erigieron una primera iglesia convertida en eremitorio, la zona de
albergue-hospital y el cementerio. Poco después, antes de 1255, comienza la
edificación de la actual iglesia. En su zona más primitiva se halla una capilla
decorada con pinturas murales de corte románico, de gran calidad técnica y
de interesante iconografía.
Todo un grupo de artistas y artesanos bajo la
influencia de una escuela común plasmaron un relato bíblico, de resonancias
eucarísticas, totalmente legible para el pueblo que lo contempló. Varios nobles
del Reino de Aragón y del Condado de Cataluña formaban parte de las
huestes del rey, entre ellos Arnau de Romaní, el Conde de Pallars y el señor de
Foces.
Arnau de Romaní levantaría en el Patio Sur del
conjunto de San Juan del Hospital una pequeña capilla funeraria de
estilo románico -recientemente abierta al público su restauración-
que poco después transformaría en gótico incipiente y en la cual
según la tradición oyó misa el Rey Don Jaime. Estaba rodeada de
un claustro de arcosolios funerarios, románicos en su mayoría, que
han sido liberados con no poco esfuerzo y estudio de las construcciones que
desde hace siglo y medio los habían embebido y que amenazan con volver a
hacerlo.
No menos interesante resulta la figura del
Señor de Foces, caballero sanjuanista oscense nombrado por Don Jaime
procurador de la ciudad, que según se sabe por documentos trae consigo sus
artesanos de Huesca para trabajar en la construcción de la parte más antigua de
la Catedral de Valencia, la Puerta del Palau, y en la zona contigua sobre
la que se encuentra un reconditorio o cámara secreta, decorada con pinturas
murales de la misma factura que las de san Juan del Hospital. En esta cámara
hay un pequeño hueco dedicado a la Corona de Espinas del Señor; seguramente
sirvió para depositar en momentos de peligro la Espina de la Santa Corona
que San Luis, rey de Francia, regaló al rey Don Jaime y que formaba parte
de su relicario personal e itinerante y que éste depositó en
la Seo valentina. El resto de las pinturas, alrededor del hueco, están
dedicadas a la Pasión de Cristo completando así la narración iconográfica. Este
reconditorio serviría casi doscientos años más tarde para depositar
el Santo Cáliz de la Cena que trajo a Valencia desde Huesca el
Rey Alfonso V el Magnánimo en el año 1424, procedente
del monasterio de San Juan de la Peña donde se hallaba desde 1134.
En San Juan del Hospital tiene su sepultura la
Emperatriz Constanza de Grecia a la que el Rey Jaime I dio cobijo en Valencia,
alojándola en el Palacio del Real hasta su muerte. En su séquito de
soberana, la emperatriz trajo desde Nicea varias reliquias: las de
Santa Bárbara y un Lignum Crucis de considerable tamaño. La columna y restos
óseos de Santa Bárbara los legó a su muerte en 1307 a la iglesia de San Juan
del Hospital, y el Lignum Crucis a la ciudad de Valencia, siendo una
de las reliquias más importantes del relicario de la Catedral. Durante muchos
años estuvo junto al Santo Cáliz de la Cena, hasta que este último fue colocado
en el Aula Capitular donde se venera.
El Conjunto histórico
La construcción de la Iglesia de San Juan del
Hospital de Valencia fue acompañada -siguiendo la práctica habitual de la Orden
de los Hospitalarios- de un hospital, un cementerio y una residencia para los
caballeros de la misma. A excepción de la Iglesia, que se encuentra totalmente
restaurada, de las otras construcciones han llegado hasta nuestros días
solamente restos arquitectónicos que actualmente se encuentran en proceso de
recuperación.
Románico
El siglo XIII fue el tiempo de transición entre
el románico y el gótico, entre lo islámico y lo cristiano en Valencia. El
templo de San Juan conserva vestigios y reminiscencias de esas
transformaciones. Podemos apreciar el estilo románico en sus puertas laterales,
formadas por un arco de medio punto y
con tímpano delimitado por lisas dovelas. En el alfiz se ubicó
el primitivo escudo de la Orden de San Juan de Jerusalén, con cruz llana de
madera, que permitió que los investigadores fecharan la construcción de este
templo. Son propios del románico, así mismo, los robustos contrafuertes que
sujetan los muros y absorben la carga de la bóveda, los escasos vanos y
aperturas en las paredes, limitados a estrechas saeteras, y la poca altura
de la nave.
Influencias
árabes
Posee marcadas
influencias árabes en la planta rectangular, uninave, propia del mudéjar,
con plementería de ladrillo alineado y falcado sólidamente, como era costumbre
de la mano de obra almohade y mozárabe, que usaron para cubrir
el presbiterio y techumbre de la primera tramada. Destacan las altas
columnas de mármol del arco toral con fuste anillado
y capitel califal del siglo X.
Gótico
incipiente
La ampliación gótica se llevó a cabo antes de
1316. El gótico incipiente se nos muestra: en la bóveda de cañón apuntado, con
tramos delimitados por arcos fajones, apoyados sobre ménsulas; en los bajos
arcos ojivales de las tres capillas laterales del lado sur y en la primera del
lado norte; en los rasgados y alabastrinos ventanales
del ábside. Muy importante por su perfección geométrica es
el óculo superpuesto a las puertas románicas. Es una simbólica
representación de la cruz de ocho puntas (las bienaventuranzas), concedida
a la Orden de San Juan de Jerusalén por el Papa Alejandro IV en
1261.
Gótico
cisterciense
Podríamos concretar el estilo de la iglesia
en gótico-cisterciense muy propio del ascetismo de la Orden
en sus comienzos. Son sus características la ausencia de ornamentación
superflua; los capiteles de las columnas – lisos troncos de
pirámide invertidos; las molduras tóricas y las altas ménsulas
de apoyo de los arcos. En la zona cementerial se construyó la capilla
hospitalario-funeraria, elemento inseparable de la arquitectura hospitalaria
medieval. Del más depurado estilo cisterciense, probablemente constituye la
primera manifestación del arte ojival en Valencia. Es conocida popularmente
como la capilla del Rey Don Jaime porque en ella oía misa el Rey Conquistador.
El gótico en todo su esplendor lo hallamos en
las dos capillas laterales del presbiterio y en las del nártex de la iglesia.
La del sur del presbiterio, o primitiva capilla de Santa Bárbara, posee un
ventanal de gran belleza y en la clave el escudo de la familia
Hohenstaufen: águila negra sobre fondo de oro. Es aquí donde descansaron los
restos mortales de la Emperatriz de Nicea, Doña Constanza Hohenstaufen en 1307.
Quiso ser enterrada en la iglesia de San Juan del Hospital, en una capilla
construida en honor de Santa Bárbara, a quien tenía gran devoción.
La capilla situada en el lado norte se une al
presbiterio por un elevado arco trilobulado de gran belleza. En lo
alto del muro oeste se halla el acceso a la Cámara Oculta.
El nártex del templo, actual capilla de la
Virgen de los Estudiantes (antiguo atrio del primitivo hospital), se compone de
tres tramadas, unidas al cuerpo general de la iglesia por un arco
conopial de interesantes capiteles polícromos y elementos reutilizados.
Fue en el siglo XVII cuando se recubrieron
los sillares de piedra y la desnudez de los paños de la
bóveda con escayolas e implantaciones de arcos de medio
punto, lunetos y profusión
de relieves, esgrafiados y policromías. Se rompieron
las cornisas y molduras y se horadaron las paredes para
sujetar las impostas de la falsa bóveda de cañón y
las pilastras. Recubrimiento que ha permanecido hasta la restauración de
1967. Recuerdo de aquella época, se conserva la Real de Santa Bárbara,
actualmente dedicada a la reserva del Santísimo, inaugurada en 1686, obra del
arquitecto Juan B. Pérez Castiel. Está situada dicha capilla al sur del templo,
separada por una antigua verja de hierro. Aquí fueron trasladados los restos de
la Emperatriz de Nicea, Doña Constanza Hohenstaufen por Real
Orden de Carlos II.
Contemporáneo
En el siglo XIX cuando por Decreto Real,
desaparecieron las órdenes militares de España, el templo sufrió diversos
destinos, invasiones, decadencia y abandono, hasta pasar a depender
del Arzobispado. En 1905, la parroquia que albergaba fue trasladada a la iglesia
de nueva construcción San Juan Bautista y San Vicente Ferrer. Saqueado e
incendiado en 1936, el estado del edificio era tal que llegó a pensarse en
derribarlo. El académico Elías Tormo, junto con otros valencianos ilustres lo
impidieron con sus protestas y argumentos, consiguiendo que en 1943 fuera
declarado Monumento Artístico Nacional. Pero el olvido siguió a este logro y
durante unas décadas se utilizó para actos públicos profanos, e incluso para
cine. Encomendado por la Diócesis de Valencia al Opus Dei en 1967, se
restableció el culto con la consiguiente restauración artístico-arquitectónica.
A lo largo de varios años se ha trabajado intensamente, y no sin dificultades,
para lograr devolver su primitivo aspecto al Conjunto de San Juan del Hospital.
En un pequeño rincón de la Iglesia de San Juan
del Hospital, la primera iglesia construida en Valencia tras la Conquista de
Jaume I, en una capilla lateral junto al presbiterio, se encuentra una pequeña
joya que estuvo oculta durante, aproximadamente, 700 años bajo sucesivas capas
de cal y recubierta de escayolas neoclásicas desde el S. XVII – XVIII. Hablamos
de las Pinturas Murales de la primitiva capilla de traza románica (gótico de
transición), dedicada a San Miguel Arcángel, donde si alzamos la vista en ella,
podremos ver uno de los escasos testimonios de pinturas murales de transición
del románico al gótico.
Esta capilla, decorada con unas preciosas
pinturas murales que tienen un significado y representación aun sin descifrar
ni definir por completo, puede pasar desapercibida por la magia que desprende
el lugar en sí, siendo un añadido más en su visita si todavía no las conocéis o
las pasasteis por alto. Las pinturas murales pueden fecharse a finales del
siglo XIII por su iconografía, composición, colorido y detalles ornamentales.
En el paño derecho, aparece Cristo glorioso, sosteniendo la cruz de la
victoria; enfrente, la Iglesia, personificada como su Esposa. Tienen un valor
único debido a que el tiempo, la humedad y los incendios han provocado la
desaparición de otros testimonios similares, siendo así únicas en Valencia.
En la capilla
del Calvario encontramos un Cristo del siglo XIV y dos tallas del XII, de
la Virgen y San Juan. En otras capillas podemos observar retablos de los siglos
XV y XVI. En uno de los muros laterales podemos encontrar un pequeño nicho de
arco apuntado excavado en el muro y en cuyo fondo figura un pequeño panel
cerámico representando a San Vicente Ferrer.
La capilla barroca de Santa Bárbara, en el lado sur, es del siglo XVII, construida por el arquitecto Juan Bautista Pérez Castiel. La decoración interior de escayolas, esgrafiados y el florón de la cúpula es obra de Leonardo Julio Capuz. Junto a ella, en el patio sur, existe un cementerio medieval.
Iglesia
de Santa Catalina (Valencia)
La iglesia de Santa Catalina Mártir se
encuentra encerrada en el entramado tortuoso de la Valencia medieval, en el
"Barri del Mercat", y sobre
el lugar donde existió una mezquita, siendo únicamente visible la fachada que
recae a la antigua Plaza de les Herbes (en la actualidad Lope de
Vega), y su famosa torre campanario. La cabecera de la iglesia queda
completamente envuelta por las casas circundantes al igual que ocurre con el
lado derecho de la nave. Respecto al lado izquierdo, resulta parcialmente
visible desde la calle de la Tapineria, cuyo trazado desigual queda cerrado por
uno de los accesos laterales del templo.
Esta demarcación no era solo un instrumento de
cristianización, organización y control eclesiástico de la vida vecinal, sino
también un instrumento administrativo y político útil para el gobierno de la
ciudad, de hecho, el Consell municipal (hoy diríamos Ayuntamiento) estaba
formado por representantes elegidos entre las diferentes parroquias de la
ciudad. En mayo de 1239 la parroquia de Santa Catalina es citada en el "LLibre del Repartiment", y baste
recordar que Valencia fue ocupada por Jaime I en octubre de 1238. La
demarcación de la parroquia alcanzaba hasta Campanar, pero al crearse en 1529
la parroquia de San Miguel y San Dionisio en el Barrio del Carmen, la extensión
de la parroquia quedaría muy menguada.
Se cuenta que recibió el nombre de Santa
Catalina Mártir por deseo directo del Rey don Jaime en honor a la infanta
Catalina de la casa real de Aragón; sin embargo no hemos sido capaces de
determinar de que infanta de Aragón se trata.
La primera fábrica gótica de esta iglesia data hacia 1300, cuando tras la conquista de la ciudad, comenzaron a construirse parroquias de nueva planta sobre las antiguas mezquitas y en los alrededores de la Catedral. No obstante el cuerpo principal del templo se construiría a lo largo del siglo XIV, dándose por terminadas las obras entre 1367 y 1371 cuando se concluyen las últimas capillas a los pies de la iglesia, levantadas como capillas funerarias para las familias Arnau de Valeriola y Gregori Simó.
El estilo arquitectónico del templo es de un gótico mediterráneo de severidad
cisterciense, con tres naves de seis tramos, contrafuertes laterales
entre los que se ubican las capillas laterales y ábside
poligonal iluminado por cinco alargadas ventanas cerradas por otras tantas
vidrieras. La iglesia se cubre con bóvedas de crucería entre arcos
fajones. A diferencia del resto de las iglesias góticas primitivas valencianas
la de Santa Catalina Mártir se caracteriza por rodear con una girola la Capilla
Mayor. Es la única iglesia de Valencia que dispone de girola en la cabecera a
semejanza de la Catedral. La girola se abre al presbiterio a través de cinco arcos
apuntados y se articula en cinco tramos cubiertos por bóvedas de crucería
pentapartitas. La iluminación del templo se consigue por el conjunto de
ventanales abiertos tanto en los muros laterales como en el ábside y a los pies
del templo. Así además de los cinco vanos con vidrieras de la cabecera y el
rosetón de los pies, aún se abren en los muros laterales del templo un total de
doce vanos con vidrieras (seis en cada lado) que representan a personajes del
mundo iconográfico cristiano. Así podemos ver en el presbiterio a: Santa
Catalina Mártir (centro), San Pascual Bailón y San Vicente
Mártir a la izquierda y San Juan de Ribera y San Vicente
Ferrer a la derecha. En la nave central comenzando por los pies y por el
lado del evangelio: San Luis Gonzaga, Santa Teresa de Jesús, San
Miguel Arcángel, San Francisco de Asís, la Virgen de la Cueva
Santa y el Ángel Custodio de España. En el mismo orden y por el lado
de la epístola: Santo Tomás de Villanueva, Santa María Micaela, San
Rafael Arcángel, Beato Manuel Domingo Sol, Virgen de Lourdes y
el Ángel Custodio de la ciudad de Valencia. Todas estas vidrieras están
realizadas en Barcelona entre 1966 y 1968.
Dispone de seis capillas laterales en el lado de
la epístola, dos capillas en la nave del evangelio y siete capillas en la
girola incluyendo la capilla de la Adoración o de la Comunión, que es la mayor
de todas y la Capilla de San José, que se encuentra en el límite entre la nave
de la epístola y el presbiterio y que es la más pequeña de todas.
Las características de esta iglesia son muy
singulares, esta singularidad se debe a una mezcla de influencias en el estilo
gótico: las del Languedoc francés que tanto influyen en la zona mediterránea de
la Corona de Aragón, y las grandes iglesias meridionales francesas de tanta
influencia en la Corona de Castilla. A esta se añaden otras particularidades
como la inexistencia de arbotantes en los muros exteriores sustituyéndolos por
recios contrafuertes levantados en las naves laterales.
El 23 de marzo de 1584 el templo sufre un
incendio siendo remodelado y recubriéndose los muros con motivos decorativos
renacentistas. El 29 de marzo de 1648 (Jueves Santo) otro incendio destruyó
completamente el Altar Mayor, algunos retablos de las capillas laterales, la
sillería del coro y el órgano. Los archivos parroquiales se quemaron y el
Sagrario que logró salvarse fue trasladado a la cercana Iglesia de San
Martín en la calle San Vicente.
La iglesia disponía de cementerio propio, que
se encontraba situado en la actual calle de San Fernando, cerca
del Mercado Central; ya en el plano del padre Tosca de 1704 consta su
existencia y no será hasta principios del siglo XIX cuando este desapareció.
Junto a este cementerio se encontraba el también cementerio de la Iglesia de
San Martín.
Una reforma en estilo barroco fue realizada
entre 1740 y 1785 por el arquitecto Felipe Rubio Mulet; supondrá la casi total
renovación del templo. Las obras, que en conjunto suponían una fuerte transformación
del espacio, consistieron en el revestimiento interior de la iglesia, el cegado
del gran rosetón de los pies y de los óculos, el cambio de cubierta, la
construcción de las portadas de la calle Tapineria y la de la Plaza de Lope de
Vega y la reedificación de la fachada de la calle Tapineria. Durante estas
obras también se desmontará en 1742 el antiguo campanario situado a los pies de
la iglesia en el lado sur. Las capillas sepulcrales o arcosolios del
imafronte, en aquellos momentos abiertos hacia el interior del templo, se
tapiaran utilizando para ello diversas piezas góticas, entre
ellas, fragmentos de una escultura que representa a un obispo.
En el arreglo parroquial de 1902, la parroquia
de Santa Catalina Mártir pierde su titularidad parroquial y esta pasa a
la iglesia de San Agustín, tomando esta segunda el nombre de San Agustín y
Santa Catalina Mártir.
Durante la guerra civil, el templo sufrió un
nuevo incendio y graves destrozos por las bombas lanzadas que destruiría el
presbiterio al tiempo que dañaba la decoración barroca interior del siglo
XVIII. También dañó la propia estructura del edificio, hasta el punto que se
llegó a pensar en su demolición.
En 24 de julio de 1950 la Hermandad de
Sacerdotes Operarios Diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús se hace cargo del
templo y desde entonces y hasta la actualidad realiza su obra pastoral de
trabajo por las Vocaciones. La Hermandad fue creada en 1883 por el Beato Manuel
Domingo Sol (1836-1909). Hacia 1951 el arquitecto diocesano Vicente Traver Tomás
(* Castellón 23-09-1888 † 1966) comienza las obras de restauración del templo
para continuarlas en 1953 Luis Gay Ramos (* Valencia 1912 † 1966). Se
comenzaron los trabajos en el templo eliminando la decoración interior barroca,
consolidando la estructura, saneando las bóvedas y construyendo la actual
fachada interior además de pavimentar el conjunto de la superficie interna. Con
las obras de repristinización se aprovechó para devolver a la iglesia su
primitiva traza gótica. En 1960 se abre el templo a los fieles a pesar de no
estar concluidas las obras en su totalidad. En 1981 la Iglesia de Santa
Catalina Mártir es declarada Monumento Histórico Artístico.
Destaca en planta su curiosa distribución de
las capillas laterales, ya que mientras en el lado de la epístola encontramos
seis capillas; en el lado del evangelio solo encontramos dos. Esta anormalidad
se debe a que en un principio la nave del evangelio finalizaba en el segundo
tramo contando desde la cabecera, el resto de los tramos estaban ocupados por sendas
capillas abiertas directamente a la nave central. En las reformas efectuadas
después de la Guerra Civil, se decidió perforar completamente los muros de los
contrafuertes, quitar las capillas y dejar este espacio abierto como la
continuación de la nave lateral, motivo por el cual en el lado del evangelio no
existen capillas laterales.
De estas capillas ya desaparecidas, la primera
comenzando por los pies estaba ocupada por la Capilla de la Virgen de la Paz;
el siguiente espacio ocupado por la Capilla de San Blas y en este momento
ocupado por una escultura del Cristo de la Paz; el siguiente espacio lo ocupaba
y ocupa el tránsito de la puerta de la calle Tapineria y el último por la
capilla de San Antonio de Padua.
Tiene tres puertas, la principal es la que
recae a la Plaza Lope de Vega, y las dos laterales una que recae a la calle
Tapineria y la tercera que está situada a los pies de la torre en la plaza de
Santa Catalina.
Portada
de la torre o de Santa Catalina La fachada recayente a la plaza de Santa
Catalina es de tradición gótica del siglo XIV. Sobre una hornacina realizada en
el siglo XVIII y situada en la parte superior encontramos el busto de
Santa Catalina.
En el vestíbulo que precede a la entrada,
podemos encontrar en el muro izquierdo de la pared una pequeña placa
conmemorativa que dice así: 1er centenario de su muerte 1909-2009 /
Apóstol de las Vocaciones / Manuel Domingo y Sol. En la misma un altorrelieve
en bronce, con el busto del beato Manuel Domingo Sol. Junto a esta placa, una lápida
conmemorativa de parecidas características dice: La fundación Caja Madrid
/ y la Generalitat Valenciana / restauraron la torre y las / fachadas de esta
iglesia / entre 2001 y 2004. Iglesia de Santa Catalina.
Vista desde el exterior podemos comprobar que
la puerta se encuentra en posición muy forzada como consecuencia de la
construcción de la torre barroca, habiéndose comido parte de la jamba
izquierda.
Portada
calle Tapinería. La portada de la calle Tapinería está realizada en 1785. En
su fachada existen indicios de un pequeño rosetón cegado solo visible desde el
interior del templo, lo que nos hace pensar que debió existir una puerta gótica
anterior. A la derecha de la portada protegido por una reja de hierro y en el
interior del muro, encontramos un pozo conocido como "Pozo de
San Lorenzo". Recibe este nombre porque es tradición que en
este lugar se encontraba la casa donde nació este santo, ya que su lugar de
nacimiento se lo disputan Valencia y Huesca. Junto a la portada un
pequeño nicho abierto
en el muro y vacío.
La portada está formada por dos cuerpos, el
inferior aloja una portada adintelada entre pilastras toscanas adosadas. El
segundo cuerpo lo forma un nicho entre pilastras jónicas rematado por un
frontón triangular. El nicho junto con un pequeño pedestal se encuentra vacío.
La decoración es prácticamente nula a excepción de unas volutas débilmente
apuntadas que parecen sustentar el segundo cuerpo.
Portada
plaza Lope de Vega. La
fachada principal recayente a la plaza Lope de Vega muestra en su fábrica las
huellas del tiempo. Sobre una fachada gótica preexistente del siglo XIV,
representada por los tres arcosolios o capillas sepulcrales, se levantó a
principios del siglo XV una nueva fachada o imafronte. El descubrimiento
durante las obras de restauración, del óculo situado al norte nos habla de una
simetría compositiva conformada por una portada hoy sustituida por la portada
barroca del siglo XVIII, un rosetón en el eje de la nave central y
dos óculos menores simétricos que iluminaban las naves laterales.
Mientras que la fachada mantiene su gótico original, su portada es del siglo
XVIII y concretamente de 1785 pues en ella podemos leer una inscripción
que dice así: SACRAE AEDIS / INDIVAE CATHARINAE MARTYRIS / MEMORIAM DICATAE /
NOVISSIMA INSTAURATIO / AN MDCCLXXXV
La portada abre un vano adintelado que remata
en un frontón partido ondulado. Sobre el dintel de la puerta vemos
un escudo timbrado con la Corona Real y en el centro del escudo un
bajorrelieve con elementos propios del martirio de Santa Catalina.
A los pies de esta fachada se emplazaba la "llotgeta del mustaçaf" o almotacén, funcionario municipal
encargado de la vigilancia de los mercados y de la higiene pública, además del
control de las pesas y medidas de la ciudad. Todavía hoy se pueden observar
tres argollas para el regatón del mástil que sujetaba la bandera del
tribunal y que estuvo situado en este lugar hasta 1520. Rememorando la
actividad del Almotacén, el escritor setabense Vicente Boix, en su novela
"El encubierto de Valencia", explica que los pelaires de la ciudad se
sirvieron de estas argollas y anillos de la piedra para enarbolar su bandera
durante la rebelión de las Germanías en 1519.
No hay que olvidar que en las cercanías de este
lugar se encontraban las carnicerías y las pescaderías (actual Plaza
Redonda) y un poco más alejada la Lonja de los Mercaderes. Era en
definitiva una zona comercial y mercantil, donde se alojaban la mayoría de los
gremios mas importantes de la ciudad.
En el lado izquierdo de la fachada podemos ver
un panel de azulejos o retablo cerámico con una pequeña hornacina central sobre
un fondo arquitectónico. El retablo se encuentra bajo la advocación de la
Virgen de la Paz. Este panel de azulejos es el único recuerdo que queda de la
Capilla dedicada a la Virgen de la Paz que fue construida en 1510 y que se
encontraba en este mismo lugar pero en el interior del templo. Para la
construcción de la citada capilla se cegó el óculo o rosetón lateral que en la
actualidad se ha vuelto a recomponer.
La virgen de la Paz es la patrona de la población valenciana de Villar del
Arzobispo. El retablo tiene bajo la hornacina una cartela que dice: Sus devotos
/ 1888. A ambos lados de la hornacina, imagen de Santa Catalina Mártir con las
armas de su martirio (la rueda con garfios y la palma) y al otro lado, imagen
de San Antonio de Padua con el Niño Jesús en brazos. En el vértice superior San
Buenaventura (tiene una cartela que así lo indica) con una iglesia en la mano
simbolizando que es doctor de la Iglesia, y una pluma de escribir en la otra. A
sus pies dos ángeles uno de ellos con el capelo cardenalicio en alusión a su
condición de cardenal, el otro lleva también una pluma de escritura. Junto a
San Antonio y a Santa Catalina Mártir figuran unos ángeles que llevan unas
torres en las manos. En la parte superior flanqueando a San Buenaventura dos
alegorías, una de ellas lleva una espada y la otra una paloma. La hornacina del
centro albergaba una imagen de bulto redondo de la Virgen de la Paz ya
desaparecida. Posteriormente se colocó un panel cerámico con la Virgen de la
Paz, también desaparecido y desde la última restauración, realizada en 1979,
permanece vacía. En la parte inferior se ha colocado un pequeño panel cerámico
que dice: Restaurado por el Excmo. Ayuntamiento de Valencia el 3- 2-1979.
Capillas
de la Iglesia
Las capillas en la actualidad son: comenzando
por la nave de la epístola y desde los pies:
Capilla
de San Antonio de Padua. Originalmente esta capilla era propiedad de la familia de
los Valeriola (fundada por Arnau de Valeriola), importante familia valenciana
del siglo XIV dedicada a la actividad financiera. Posteriormente estaría bajo
la titularidad de Sant Bernat y Santa Llùcia. Durante mucho tiempo se ha usado
como capilla expositiva sobre la historia del templo, pero recientemente se ha
colocado una solitaria escultura de San Antonio de Padua. La capilla se cubre
con bóveda de crucería simple.
A los pies del templo un pequeño expositor
guarda una serie de textos relativos a la construcción de la iglesia, además
guarda una baldosa encontrada en esta capilla de los Valeriola, donde
se aprecia claramente las armas de esta ilustre familia valenciana, una banda
(de gules) con tres flores de lises (de oro).
En esta capilla se encontraba el sepulcro
gótico realizado entre 1370/1380 de Arnau de Valeriola, señor de Vinalesa
y fundador de la capilla. En la actualidad este sepulcro se encuentra en
el Museo de Bellas Artes de Valencia.
Capilla
de Santa Teresa Jornet. LLeva en las manos un libro abierto que dice: "Cuiden con interés y esmero a los ancianos.
Observen fielmente las constituciones. En esto está nuestra santificación".
Santa Teresa Jornet es la fundadora de las Hermanitas de los Ancianos
Desamparados.
Capilla de la Inmaculada Concepción. A la
imagen de la Inmaculada Concepción, también se le conoce como Nuestra Señora de
los Estudiantes, porque en origen esta imagen era propiedad de la Congregación
Mariana del Centro Escolar y Mercantil.
Capilla
de Nuestra Señora de Fátima, con una imagen de madera policromada. Esta
capilla es la única que tiene una sacristía anexa por la parte de atrás. La
imagen se encuentra en el interior de una hornacina abierta en el muro.
Capilla
del Cristo de la Resignación y de la Salud. Talla del escultor Ignacio Pinazo Martínez
realizada en 1938. Fue donada por la familia a la iglesia en 1999.
Capilla
de la Anunciación.
En el interior de una hornacina de estilo neo-gótico encontramos un grupo
escultórico de principios del siglo XVI. Las imágenes de la Virgen María y el
Arcángel San Gabriel están realizadas en estuco y fueron encontradas en una de
las criptas durante las obras de reforma en el año 1960. Se desconoce en qué
lugar de la iglesia se encontraban en origen.
Capilla
de San José.
Esta capilla se encuentra en el punto de unión entre la girola y la nave
lateral; es la capilla más pequeña de todo el templo.
Tránsito
de acceso a la torre.
Al levantar la torre campanario fue necesario destruir la capilla que se
encontraba en este lugar, restando de ella solamente un pequeño espacio previo
al acceso a la torre. Sin ser propiamente una capilla, en este tránsito se ha
colocado una pequeña imagen de la Virgen de Lujan, patrona de Argentina para su
veneración por parte de la comunidad argentina valenciana.
Puerta de acceso a la plaza de Santa
Catalina. En el vestíbulo previo a la entrada al interior de la iglesia una
pequeña puerta nos lleva por una escalera de caracol a la cubierta por encima
de la girola.
Capilla
Mayor La Capilla Mayor como ya hemos comentado dispone de una girola que la
recorre por su parte exterior al igual que ocurre en la Catedral. De la vista
de esta Capilla podemos deducir en parte como debió ser en origen este mismo
espacio trasladado a la Catedral.
En las reformas del siglo XVIII cuatro de los
cinco arcos que se abren a la girola se encontraban cegados, los dos de los
extremos con sendas puertas afrontadas al inicio de la girola. Estos trabajos
fueron eliminados en la repristinización de 1959 dejándolas en su gótico
original. Preside la Capilla un gran Cristo Crucificado de 1,40 metros,
realizado en 1965 por el escultor Ramón Mateu Montesinos; escultura que fue
donada por el Ayuntamiento de Valencia.
A la girola se abren nueve pequeñas vidrieras
realizadas en Barcelona después de la Guerra Civil de similares características
a las que encontramos en el resto del templo, con la única diferencia que aquí
la decoración de los vidrios es geométrica.
Capilla
Virgen de la Vocación.
Talla en madera del 1982. La imagen fue mandada tallar por don Eugenio Fuertes,
anterior rector de la iglesia. Presidió el encuentro del papa Juan Pablo II con
cinco mil sacerdotes de toda España en el seminario de Moncada el 8 de noviembre
de 1982, siendo bendecida en dicho encuentro. El hueco que tiene a la altura
del corazón expresa el vacío que la Santísima Virgen hizo de si misma para ser
exclusiva del Señor y hacer siempre su voluntad. Esta advocación "Virgen
de la Vocación" es exclusiva y propia de la Hermandad de Sacerdotes
Operarios Diocesanos, que rigen esta iglesia, cuyo carisma es trabajar por
todas las vocaciones de la iglesia.
Capilla del Beato Manuel Domingo y Sol. Manuel Domingo y Sol
nació en Tortosa en 1836 y falleció en la misma ciudad en 1909. Es el fundador
de los Sacerdotes Operarios Diocesanos que regentan esta iglesia. Fue declarado
beato por el Papa Juan Pablo II en 29 de marzo de 1987 y es conocido como el
Santo Apóstol de las Vocaciones. La talla que preside el retablo está realizada
por Rafael Grafiá Jornet (* Valencia 1924 † 2011) en madera de Rusia. Encastrada en el muro izquierdo de la capilla, se encuentra una lápida en
piedra con una inscripción que dice: Por
decreto de N. SS. P. Pío VI de 9 de maio de /1796 pasado por la cruzada, y por
esta curia / en 27 de abril de 1797, se concede indulgen / cia plenaria por
modo de sufragio, aplicable / por el alma de D. Pedro Vidal y Roxas comerci /
ante y su consorte y de todos sus parientes y / descendientes que muriesen en
gracia en ca / da una de las misas que se celebren en esta ca / pilla de los
SS. Reyes y para perpetua memo / ria quiso su santidad se colocase esta lápida.
Capilla sin uso. Acceso a dependencias interiores de la
iglesia. La preside una pequeña imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Capilla de la Adoración o del Santísimo Sacramento. Situada en la girola,
adopta la forma de un pequeño templo de planta de cruz latina, con ábside
poligonal, crucero, cúpula que apoya en pechinas sin tambor pero con linterna.
Construida en el siglo XVIII como ampliación de una de las capillas góticas de
la girola, es por ello que su primer tramo se cubre con la bóveda original
gótica de crucería revocada en la actualidad con estuco, mientras que el
segundo tramo es la capilla ampliada propiamente dicha.
Preside el Altar Mayor una imagen de la Virgen
de los Desamparados realizada en 1966. La imagen se encuentra en el interior de
una hornacina con un sencillo retablo de corte clásico. Se cubre el Altar Mayor
con una pequeña bóveda de horno con pinturas al fresco realizadas por
el pintor Juan Collado († 1767) representando la Glorificación de la Iglesia a
Santa Catalina Mártir. En los testeros de la nave del transepto, dos imágenes
realizadas en estuco, la de la izquierda representa a San Lorenzo con
el elemento de su pasión (la parrilla) y la de la derecha a San Vicente
Mártir con el ecúleo y la rueda de molino. Ambas imágenes realizadas hacia
1753 por Ignacio Vergara. La capilla del siglo XVIII fue restaurada
siguiendo el modelo original en 2002 por Antonio Tirado.
Capilla de la Virgen del LLeó (Lidón). Antes Capilla
de San Juan Bautista. Bajo la talla de la Virgen una placa metálica nos dice:
NUESTRA SEÑORA DE LIDON / PATRONA DE CASTELLÓN DE LA PLANA / LOS CASTELLONENSES
QUE VIVEN EN / VALENCIA LE DEDICAN ESTA CAPILLA.
Capilla de la Virgen del Pilar con una talla regalada
por los fieles de la Iglesia de la Almudena de Zaragoza.
Nave del evangelio:
Capilla de Santa Catalina Mártir o de Santa Catalina de
Alejandría,
con una imagen dorada de la Santa. En su mano encontramos la rueda de molino
con clavos, instrumento de su martirio y la palma. Según la tradición fue
enterrada en el Monte Sinaí y sobre su tumba se levantó un monasterio que
todavía sigue en activo. Con anterioridad esta capilla se encontraba bajo la
advocación de San Eloy, patrón de los joyeros. Durante algún tiempo esta imagen
se encontraba en la Capilla Mayor.
En el muro, lápida en piedra con un escudo
nobiliario en el cual podemos ver una mano extendida emergiendo de una
bocamanga con gorguera (a la izquierda) y arquitectura eclesiástica sobre peñas
(a la derecha). Este escudo es de procedencia desconocida.
Capilla de la Virgen de la Cueva Santa, patrona de la
diócesis de Segorbe. La imagen fue trasladada a esta parroquia en 1963
procedente de la Iglesia del Salvador.
Puerta de salida a la calle Tapinería.
Sobre la portada interior podemos ver un óculo cegado oculto al exterior por la
construcción de la nueva portada. Sobre el Cristo de la Paz situado junto a la
portada podemos ver una ventana apuntada gótica también cegada. Ambos elementos
nos hablan de una antigua portada/fachada gótica anterior a la construcción de
la que podemos ver en la actualidad.
Torre
Campanario
La antigua torre estaba situada a los pies de
la iglesia en la actual Plaza Lope de Vega, en cuyo lugar dice la tradición se
emparedaban voluntariamente en pequeñísimas celdas algunas mujeres para vivir
de las limosnas de los fieles, práctica que fue abolida en el 1566 por el
Arzobispo Martín Pérez de Ayala (* Segura de la Sierra-Jaén 14-11-1504 †
Valencia 05-08-1566 / arzobispo entre 1564 y 1566). La actual torre de estilo
barroco es insignia junto con el Miguelete de la ciudad de Valencia y
se encuentra situada en el arranque de la girola por su lado de la epístola.
La primera piedra de la torre fue colocada el 5
de octubre de 1688 y se terminó en 1705, como relata una lápida que
dice: Este suntuoso campanario, a
que felizmente se dio principio el año 1688 merced a la munificencia de los
feligreses, en el presente año de 1705, cooperando todos, llevólo a cabo y con
toda perfección Juan Bautista Viñes. HANC SUPTUOSAM CYMBALO / RVM TURRIM,
QVAM GENEROSA / PAROCHIANORUM MUNIFICEN / TIA ANNO 1688. FOELICITER IN /
CHOAVIT, HOC ANNO 1705, NU / MERIS OMNIBUS ABSOLUTA FOE / LICISSIME RELIQUIT /
IOANNES BAPTISTA VINES. F.
Los inicios de la torre
fueron comenzados en 1688 por Valero Viñes, pero a la muerte de este en 1693,
tomó el mando de las obras su hermano Juan Bautista Viñes, que es en definitiva
el artífice final de esta gran obra y quien figura en la lápida conmemorativa.
Juan Bautista Viñes fue un gran difusor de las
formas barrocas en Valencia. Arquitecto valenciano que vivió entre los siglos
XVII y XVIII, fue discípulo de Juan Bautista Pérez Castiel quien le
inculcó la estética barroca. Su principal obra es esta torre de la Iglesia
parroquial de Santa Catalina Mártir. También realizó la portada de la Iglesia
parroquial de Vinaroz y trabajó en la ampliación de la Iglesia Arciprestal de
Santa María también en Vinaroz.
La torre campanario de Santa Catalina Mártir
está considerada como una de las torres barrocas más originales de la
arquitectura española. Como la mayor parte de las torres campanarios de la
ciudad de Valencia data del siglo XVII. El precio final de su edificación se
calculó que rondaba los 10.000 ducados. En la actualidad, es considerada como
todo un modelo original e irrepetible.
De planta hexagonal, dispone de cuatro pisos
más el cuerpo de campanas y un templete. Al exterior los pisos se adivinan por
las molduras horizontales que circundan la torre. En cada uno de sus tramos se
abren ventanas abocinadas encuadradas por una rica decoración barroca, algunas
cegadas y otras abiertas para permitir el paso de la luz a la escalera. Es en
el cuerpo de campanas donde se localiza la mayor riqueza decorativa a base columnas
salomónicas encintadas en cada una de las aristas. Un vano en forma de
arco de medio punto se abre en cada uno de los lados del cuerpo de campanas.
Remata la torre una balaustrada en piedra del que se eleva un templete de
dos pisos y que se cubre con una pequeña cúpula de piedra labrada en forma
de escamas de pez. Aquí se vuelven a repetir las columnas salomónicas
encintadas en cada una de sus aristas y un conjunto de volutas que lo unen a la
balaustrada.
Sobre la cúpula y como remate, una bola que
representa al globo terráqueo y una veleta con los símbolos de la santa
permiten alcanzar los 56,12 metros de altura. Y en lo más alto la cruz.
En 1729 la feligresía de la Iglesia de Santa
Catalina considerando que las dos campanas existentes en la nueva torre y que
procedían de la antigua torre eran insuficientes para la importancia que la
iglesia había adquirido, contrataron con el fundidor londinense Richard Phelps,
la adquisición de seis campanas con destino a la nueva torre campanario.
Provenientes de Londres llegaron al Grao de Valencia el 2 de Octubre de 1729
seis campanas para su instalación en la torre. Fue elegido como campanero, el
mismo que ejercía el oficio en la Catedral. Las mismas fueron bendecidas el 9
de Noviembre de 1729 y subidas después al campanario. El 21 de noviembre se
realizó el primer vuelo de campanas. De las seis campanas, la más famosa era la
mayor, de nombre "La Catalina" aunque conocida vulgarmente como
"La Charra" por su forma de
tinaja invertida. Tenía una inscripción que decía "Ricardus Phelps Londini me fecit 1729", que corresponde al
fundidor londinense Richard Phelps. Todas estas campanas por diversas
circunstancias se han perdido, incluida "La Charra" que lo fue en 1915, algunas durante la Guerra Civil
de 1936 y otras por traslado a otras iglesias valencianas donde fueron
refundidas. Eran conocidas como "las
luteranas" por su procedencia de un país no católico.
Actualmente solo hay dos campanas en el
campanario, la conocida como "La
Eloi" fundida por Miguel Monzó en 1846 y "La María Asunción" fundida por Salvador Manclús en 1983. Una
tercera conocida como campana de San Pedro será instalada
próximamente, ha sido fundida por Rivera Campanas en 2019. LLeva una
inscripción que dice: Ego sum ecclesiae
sanctae catharinae valentiae / recordatio Ricardus Phelps londini me fecit 1729
/ DC aniversari Sant Vicent Ferrer 2019 / Elías Dasí Lara - Bruno Dasí Lara -
Familia Dasí Navarro / Gabriel Rivera me fecit / Sancte Petre, ora pro nobis;
Tu es petrus, et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam. / Sufragada per
subscripció popular promoguda per mestres campaners XXX aniversari 1989 / 2019.
Que traducida dice: "Soy de la
iglesia de Santa Catalina de Valencia / Ricardo Phelps de Londres me hizo 1729
/ DC aniversario San Vicente Ferrer 2019 / Elías Dasí Lara - Bruno Dasí Lara -
Familia Dasí Navarro / Gabriel Rivera me hizo / San Pedro. Ruega por nosotros.
Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia. / Sufragada por
suscripción popular promovida por mestres campaners XXX aniversario 1989 /
2019. "
La torre dispuso de un reloj instalado en 1914 y que en la última reforma
efectuada a principios del siglo XXI, concretamente en 2012, fue retirado por
anacrónico. El acceso a la torre se realiza por una amplia y cómoda escalera de
caracol.
Se cuenta que en el contrato suscrito entre el arquitecto y la iglesia no se
especificó la construcción de una escalera para subir a la torre, por lo que el
arquitecto construyó la torre sin este necesario elemento. Habiéndose percatado
del error hubo que construir la escalera de caracol con posterioridad.
Desconocemos si tal hecho obedece a una realidad o es una leyenda urbana que
pasa de generación en generación.
Cofradía
del Gremio de Plateros
Una de las capillas que más predicamento tuvo
en esta iglesia fue la de la Cofradía del Gremio de Plateros (Gremi de
Argenters). Llegó esta Cofradía a tener a lo largo de su historia hasta cuatro
retablos de distintas características. El primero del que se tiene noticia está
fechado en el siglo XV y se desconoce su forma y estructura. En el siglo XVI
los hermanos Damian y Onofre Forment construyeron por encargo de la
Cofradía un nuevo retablo que además disponía de diversas tablas pintadas
por Joan de Joanes. La imagen de bulto redondo que se podía encontrar en
el centro del retablo era obra de Bernabeu de Tedeu realizado en 1505. Este
retablo fue pasto de un incendio fortuito ocurrido en 1584. Para reponer el
retablo, la Cofradía encargó al pintor Francisco Ribalta un nuevo retablo con
la imposición que las nuevas tablas pictóricas tenían que recoger la
iconografía del anterior retablo quemado con las obras de Juan de Juanes. Este
nuevo retablo fue realizado hacia 1611. Finalmente los propietarios de la
Capilla decidieron que este retablo no era acorde a los nuevos tiempos, y entre
1751 y 1753 se realizó un nuevo retablo de estilo neoclásico con mármoles y
jaspes. La figura central que presidía el retablo era obra atribuida al
escultor Juan Muñoz. Las pinturas de Ribalta del anterior retablo fueron desmontadas
y guardadas en casa de los agremiados, con el tiempo estas tablas se fueron
desperdigando y vendidas a particulares. Este último retablo resultó destruido
en la Guerra Civil Española y algunos de sus elementos fueron utilizados en la
construcción de un nuevo retablo que se encuentra en la Iglesia de San
Martín.
Iglesia
de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir
La iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro
Mártir es probablemente el mejor ejemplo de convivencia de un templo de
estructura gótica del siglo XV con decoración barroca del siglo XVII que
encontramos en la ciudad de Valencia. La iglesia se construyó sobre una antigua
mezquita musulmana, englobándose en lo que se denomina las primeras doce
parroquias cristianas. Declarada en 1981 Monumento Histórico Artístico
Nacional.
Fue erigida como parroquia hacia 1242-1245
siendo una de las primeras iglesias parroquiales fundadas después de la
conquista cristiana. La primitiva iglesia de la que no se conoce nada, fue
rehecha a iniciativa del entonces rector de la parroquia Alfonso de
Borja (futuro obispo de Valencia y futuro papa Calixto III), en estilo
gótico entre 1419 y 1455. En esta última fecha el templo es terminado hacia los
pies ocupando el lugar donde se encontraba el cementerio parroquial. También se
construyó en este periodo la bóveda gótica de crucería en la nave central.
Aunque la iglesia mantiene y como tales figuran en su Altar Mayor, la
titularidad de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, la iglesia es
popularmente conocida simplemente como de San Nicolás. El santo Nicolás fue
obispo de Mira (actual Turquía), falleció hacia el 345 y se le conoce por el
apelativo de Bari ya que sus restos fueron trasladados desde Mira a Bari
(Italia) donde permanecen, ante el avance otomano sobre la actual Turquía. San
Pedro Mártir (* Verona 29-06-1205 † Como-Italia 06-04-1252) nació en Verona de
ahí que también se le conozca como San Pedro de Verona. Fraile y sacerdote
dominico fue asesinado por una conjura hereje en 1252. Su asesinato se produjo
con un golpe en la cabeza con un cuchillo de podar de ahí que se le represente
con este instrumento en la cabeza.
Se trata de una iglesia de una sola nave de seis tramos, cinco capillas
laterales no muy profundas entre los contrafuertes (seis a cada lado aunque dos
de ellas están ocupadas por las puertas de entrada laterales), presbiterio
poligonal orientado al este, al que le precede un tramo recto. La nave se cubre
con bóveda de crucería simple. Tiene unas medidas de 41 metros de largo por 13
metros de ancho y 8,65 metros de altura hasta la cornisa. Tiene además una
tercera puerta a los pies del templo. Detrás de la Capilla Mayor podemos
encontrar la sala del trasagrario construida a expensas de Jacinto Sanz en
1664.
En 1676 las dos capillas laterales más próximas
al presbiterio y que hoy forman el tramo recto previo a la Capilla Mayor, se
remodelan y la del lado del evangelio se transforma en paso a la sacristía,
mientras que la del lado de la epístola como bajada a la cripta. Los dos
retablos formados por tablas del pintor Joan de Joanes situados en la
actualidad junto al Retablo Mayor, proceden de estas dos capillas remodeladas.
Interior
Entre 1690 y 1693 se recubre el interior gótico
con decoración barroca al gusto de la época y se recubre la bóveda gótica por otra
de las llamadas encamonadas o falsa bóveda; reforma atribuida a Juan
Bautista Pérez Castiel. Aparte de la decoración churrigueresca del templo nos
sorprenderá las pinturas al fresco diseñadas por Antonio Palomino y
ejecutadas hacia 1700 por su discípulo Dionís Vidal (* Valencia ca.1670 †
Tortosa-Tarragona después de 1719), quien recubrió las bóvedas góticas, arcos,
pilares y muros con frescos con escenas de la vida de San Nicolás de Bari y de
San Pedro Mártir, junto con alegorías de Virtudes y otros personajes del ámbito
sacro en arriesgados escorzos. En total cerca de 2.000 m2 de superficie pintada
lo que la convierte en la Capilla Sixtina valenciana.
Las escenas de la nave central por su lado del
evangelio nos hablan de la vida de San Pedro Mártir, mientras que por el lado
de la epístola la vida narrada es la de San Nicolás de Bari, las escenas
guardan relación con la posición de ambos santos en el Retablo Mayor. Así se
representan escenas desde la niñez, pasando por la predicación y milagros en
vida, hasta llegar a su muerte y los prodigios que ocurrieron cuando se
veneraban sus restos mortales. Unas aberturas ficticias abiertas en el techo
sugieren la vista del cielo. Cada tramo que forma la bóveda narra un episodio
de las vidas de los santos. Al llegar al presbiterio confluyen ambos relatos en
una gloria de ángeles, doctores de la iglesia y arquitecturas fingidas.
Acompañan las escenas de la vida de los santos, una pléyade de imágenes
alegóricas.
La nave del templo formada por seis tramos, conforman un total de doce lunetos, en cada uno de ellos Palomino diseñó una escena pictórica con una figura central relativa a la vida del santo, un apóstol que guarda una aproximada relación con la escena anterior, dos alegorías o Virtudes referentes a la escena comentada y dos ángeles de los distintos coros celestiales. Además toda una serie de cartelas con mensajes o citas bíblicas que al igual que en los casos anteriores guarda relación con la escena central narrada. Así en los lunetos encontramos:
San Nicolás
de Bari
• San Nicolás de Bari curando a una anciana
enferma. Apóstol: San Pedro. Alegorías: la conmiseración o piedad y la limosna.
Dos ángeles del coro de los custodios.
• San Nicolás de Bari, dota a tres doncellas para contraer matrimonio. Apóstol:
San Mateo. Alegorías: largueza y recato. Dos Arcángeles.
• San Nicolás resucita a un niño cocinado por
su madre loca. Apóstol: San Pablo. Alegorías: la caridad y la gratitud. Dos
ángeles del coro de los principados.
• San Nicolás resucita a tres niños que habían sido descuartizados en un
mesón para ser cocinados. Apóstol: San Felipe. Alegorías: la Justicia y la
Verdad. Dos ángeles del coro de las virtudes. Bajo la escena una cartela dice:
"si est lingua curationis, est et
mitigationis" (Eclesiastés).
• San Nicolas de Bari se enfrenta a Arrio
en el concilio de Nicea. Una cartela bajo la escena dice: "Imple facies
eorum ignominia" (Libro de los Salmos). Apóstol: San Bartolomé. Alegorías:
la religión y el santo celo. Dos ángeles del coro de las potestades.
• Muerte de San Nicolás. Apóstol: Santiago el Mayor. Alegorías: la devoción y
la correspondencia. Dos ángeles del coro de las potestades.
San Pedro
Mártir
• San Pedro Mártir siendo niño predica delante
de su tío hereje cátaro. Apóstol: San Juan Evangelista. Alegorías: la pureza o
sinceridad y la doctrina. Dos ángeles del coro de los tronos.
• Toma de hábito de San Pedro Mártir como
dominico, en el Convento de San Nicolás de Bolonia de las manos de Santo
Domingo de Guzmán. Apóstol: San Andrés. Alegorías: la castidad y la vigilancia.
Dos ángeles del coro de los querubines.
• San Pedro Mártir hace hablar a un niño mudo. Apóstol: San Judas Tadeo.
Alegorías: la clemencia y la gracia. Dos ángeles del coro de los serafines.
• San Pedro Mártir hace venir una nube para protegerse del sol y así poder
convertir a un hereje. Apóstol: San Simón. Alegorías: la industria o ardid y la
protección. Dos ángeles del coro de los santos confesores.
• El martirio a espada de San Pedro
Mártir. Bajo la escena una cartela dice: "tinget sacerdos digitum in
sanguine hostiæ" (Levítico). Apóstol: Santiago el menor. Alegorías: La fe
y la constancia. Alegorías: dos figuras del coro de los mártires.
• Milagro que realizó San Pedro Mártir después de muerto. Apóstol: Santo Tomás.
Alegorías: la bienaventuranza sobrenatural y la inmortalidad. Dos figuras del
coro de las Vírgenes.
A los pies de la iglesia a ambos lados del
rosetón gótico los evangelistas San Lucas con el becerro (lado de San Pedro
Mártir) y San Marcos con el león (lado de San Nicolás), mientras que los dos
restantes evangelistas los encontraremos en la cornisa de la nave central. Los
dos pintores (Palomino y Vidal) están retratados en el muro situado a los pies
de la iglesia, al lado derecho del rosetón junto a San Lucas. Sobre la puerta y
por debajo del rosetón gótico con la estrella de David, una representación de la
Iglesia triunfante y una cartela que dice: Domus
mea domus orationis vocabitur (Mi casa será llamada casa de oración). La
iglesia está representada por una matrona que lleva la tiara papal, mientras
que en una mano sostiene una iglesia y con la otra una cruz.
Sobre la contrapuerta interior o cancel,
un tondo con la efigie de Alfonso de Borja, papa Calixto III quien antes
de ser cardenal y papa fue rector (párroco) de esta iglesia parroquial.
Alrededor del circulo una inscripción dice: "Callistvs III. Pont. Max. Alph. Borgia. Hvi. Eccl. rector".
De su pasado gótico aún conserva la sencilla
portada de los pies formada por arcos apuntados y sobremontado por un arco
conopial. Construida en la segunda mitad del siglo XV con arquivoltas abocinadas
que descansan en delgadas columnas exentas de decoración. Sobre la misma un
rosetón. Bajo el vértice del arco conopial encontramos un curioso relieve,
con un plato de carne, alusivo a un milagro de San Nicolás. La decoración
escultórica de la portada se ha perdido con el paso del tiempo, aunque
permanecen las bases donde debían ir colocadas.
El rosetón gótico está realizado hacia 1455 a imagen y semejanza de la Estrella
de David o sello de Salomón que podemos encontrar en la puerta de los Apóstoles
de la Catedral de Valencia.
El milagro al que aludíamos es totalmente
apócrifo, lo recoge Jaume Roig y nos cuenta que yendo San Nicolás de viaje,
paró en una venta para cenar, el tabernero le sirvió un plato de carne, pero al
ir a bendecir el plato se dio cuenta que la carne que le habían puesto era
carne humana. El santo denunció al tabernero y en sus bodegas fueron
encontrados los restos despedazados de tres adolescentes, que a la orden del
santo resucitaron milagrosamente. Al santo en ocasiones se le representa con un
caldero del que salen los tres niños resucitados.
En el tímpano de la puerta encontramos un
relieve en estuco de tradición barroca, con la Virgen y el Niño entre nubes
rodeados por un grupo de cabezas de ángeles con alas.
A la derecha de esta portada hay una capilla exterior cerrada con una
verja que se llama del fossar porque en este lugar estaba antes el cementerio
parroquial. En su interior encontramos un panel de cerámica representando la
crucifixión y a sus pies San Juan y la Virgen María. La capilla se cubre
al exterior con un tejado con la parte interior de madera
y pintado con los elementos de la pasión de Cristo y en el centro
las letras IHS (monograma de Cristo). En el muro de la izquierda de
la capilla un panel cerámico pintado en tonalidades verdes que dice
traducido del valenciano lo siguiente: "En el año 1962 de la Natividad de
Nuestro Señor, gobernando en la ciudad el doctor Adolfo Rincón de Arellano y
estando presente el teniente de alcalde Arturo Zabala, el excelentísimo Ayuntamiento
de Valencia restauró bajo la dirección del artista Jaume de Scals la presente
capilla del Santísimo Cristo del Fossar". Encima del mismo tres
azulejos de las mismas características en forma de escudos. Todo el
conjunto cerámico es obra de Jaume de Scals.
La otra puerta, que da a la plaza de San Nicolás, es sin embargo una recreación neogótica de 1864 realizada por Timoteo Calvo Ibarra (1799-1879), al igual que la fachada donde se enmarca. También es obra suya el pasadizo que recae a la calle Caballeros y que permite la entrada al templo por el lado contrario.
A la izquierda de la portada recayente a la
plaza de San Nicolás, encontramos un panel de azulejos colocado por
la Asociación de San Vicente del Tros Alt en Abril de 1957 que dice:
"De esta parroquia de San Nicolás
fue rector Alfonso de Borja, Calixto III quien canonizó a San Vicente Ferrer el
29 de junio de 1455 cumpliéndose así la profecía del santo". En el
centro del panel vemos las dos escenas principales de la historia: a la
izquierda San Vicente Ferrer realizando la profecía a Alfonso de Borja todavía
niño en la cual le profetiza que alcanzaría el papado y que él lo haría santo y
a la derecha al mismo Alfonso de Borja ya papa Calixto III decretando la
canonización de San Vicente Ferrer tal y como le había anunciado años atrás.
Las capillas laterales que encontramos en su interior comenzando por la
cabecera son:
Lado del
evangelio
Capilla
de San Dionisio.
Sobre un retablo de estilo neoclásico,
encontramos en el nicho central la escultura de San Dionisio, obispo de Atenas
discípulo de San Pablo en el siglo I. Por delante del retablo, un icono al
temple sobre tabla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Capilla
de San José
Capilla de estilo neoclásico del siglo XVIII.
El retablo barroco es de madera tallada y dorada del siglo XX. En el centro del
retablo y sobre un pedestal, talla de San José del siglo XVIII atribuida
a Ignacio Vergara.
Puerta
entrada callejón calle Caballeros
En este lugar y en el interior de una hornacina
podemos ver un pequeña escultura de San Bruno y bajo ella una cartela que dice:
Silencio. Es una de las tres puertas de que dispone el templo.
Capilla
de San Rafael Arcángel o de los Santos Arcángeles
Capilla barroca realizada en el siglo XVIII
sobre otra anterior gótica del siglo XV. Retablo realizado en escayola por
Ramón LLorca Plá en el siglo XX. En el centro del retablo encontramos las
imágenes del arcángel San Rafael y de Tobías, obra de Francisco Teruel Francés
(siglo XX). Sobre la mesa del altar y en el interior de una caja porta-imágenes
en madera, pequeña talla anónima del siglo XVIII representando a Nuestra Señora
de los Dolores. En los muros laterales dos tablas del pintor Yáñez de la Almedina
representando a Santa Ana, la Virgen y el Niño, mientras que la segunda tabla
representa la Anunciación.
Capilla
del Sagrado Corazón de Jesús.
En el centro del retablo en el interior de la
hornacina, imagen de Cristo Sagrado Corazón de Jesús, obra del imaginero
valenciano Andrés Lajarín (siglo XX), en la parte inferior del retablo
escultura de la Virgen del Pilar.
Acompañan en la capilla una pequeña escultura
de Santa Bárbara a la izquierda, mientras que a la derecha la talla es de Santa
Teresa de Ávila. En las paredes laterales, a la derecha óleo sobre tabla (siglo
XXI) de la beata Sofía Ximenez Ximenez (* Valencia 1876 †
Paterna-Valencia 1936), que fue fusilada en Paterna al inicio de la Guerra
Civil en 1936, por el mero hecho de ser católica y dar refugio a unas monjas de
su propia familia. En el lado izquierdo óleo sobre tabla (siglo XXI) del
también beato José Ruiz Bruixola (* Foyos-Valencia 1857 †
Gilet-Valencia 1936), sacerdote de esta iglesia de San Nicolás y que también
fue fusilado por su condición religiosa. Ambos fueron beatificados por el papa
Juan Pablo II como mártires de la Guerra Civil.
Capilla
de San Antonio de Padua
Retablo de madera en su color natural de estilo
barroco realizado en el siglo XX. En el centro del retablo imagen de San
Antonio de Padua, talla del siglo XVIII en madera policromada y vestida. Junto
al altar talla en madera de Santa Rita de Casia. En los muros laterales podemos
ver una serie de pinturas al fresco de carácter decorativo de estilo barroco.
Lado de
la epístola (continuando por los pies)
Capilla
del Bautismo
A los pies del templo, en el lado de la
epístola encontramos una pequeña capilla dedicada al sacramento del bautismo.
En la misma podemos encontrar el Retablo de la Crucifixión o del Calvario,
pintura al temple y al óleo sobre tabla de pino, realizada en 1476 por Rodrigo
de Osona (activo en Valencia entre 1440 y 1518). La firma del autor figura en
el papel blanco que se puede ver en la parte inferior de la tabla central. Se
da la circunstancia que el retablo fue realizado ex-profeso para esta iglesia y
desde entonces ha permanecido en el templo. Del retablo faltan los guardapolvos
laterales y entre 1849 y 1850 fue recortado dándole forma oval para ajustarlo a
una capilla de la iglesia.
En la tabla central vemos a Cristo Crucificado
y junto a él y a ambos lados, dos grupos de personas, en un lado personajes
masculinos, en el otro femeninos. También destacar la presencia de un perro
muerto en el ángulo inferior derecho. En la predela y de izquierda a derecha,
vemos a Santa Ana con la Virgen y el Niño Jesús, a continuación San Pedro, La
Piedad, San Pablo y el Ángel Custodio de la ciudad de Valencia.
Capilla
de San Vicente Ferrer
En la hornacina central talla de vestir del
santo dominico, obra del escultor Carmelo Vicent. En la hornacina inferior
relicario con una reliquia de San Vicente Ferrer, propiedad de la Asociación
Vicentina del Altar del Tossal.
En esta capilla fue enterrado el médico
valenciano Jaume Roig junto con su esposa Isabel Pellicer. Jaume Roig † 1478,
además de médico de la reina María de Castilla (esposa del rey Alfonso el
Magnánimo) fue fabriquero y administrador de esta parroquia y además escritor,
destacando su obra en verso "El
Espill" (El Espejo), una de las obras cumbres del Siglo de Oro
Valenciano.
Capilla
de la Inmaculada
Capilla de estilo neoclásico siglo XVIII. El
retablo de madera tallada y en su color natural es obra de José Blesa Prats
realizado en el siglo XX. En su centro encontramos una talla en madera
policromada de la Inmaculada, obra de José Esteve Bonet en el siglo XVIII. En
la parte inferior una imagen yacente en madera policromada de Santa Filomena
mártir, obra de José Estupiñá Ribes (* Valencia 1928). A ambos lados, en el
retablo, tallas en madera policromada de San Joaquín (a la izquierda) y Santa
Ana y la Virgen Niña (a la derecha). San Joaquín y Santa Ana son los padres de
la Virgen María. Fueron realizadas en el siglo XVIII por un autor anónimo.
Capilla de estilo neoclásico del siglo XVIII.
Retablo realizado por Ramón LLorca Plá en escayola (siglo XX). Preside el
retablo San Judas Tadeo, apóstol de Cristo, talla en madera policromada
realizada en 1981 por Vicente López. LLeva en sus manos un hacha (símbolo de su
martirio y el "mandilion" o
Santa Faz). En las paredes óleos sobre lienzos de Jerónimo Jacinto de
Espinosa (siglo XVIII). A la derecha del retablo encontramos un pequeño
devocionario en bronce con la imagen del santo llevando el "mandilion", es de fe acercarse
hasta él, tocar la cabeza del Cristo y pedirle una gracia. Recordar que San
Judas Tadeo es abogado de las causas perdidas y los casos imposibles.
Esta capilla está unida a una curiosa tradición
valenciana conocida como los lunes de San Nicolás. De origen incierto, la
tradición dice que hay que acudir tres lunes seguidos hasta esta iglesia de San
Nicolás, pasado este periodo de tiempo solicitar a San Nicolás una petición de
tipo no material y esta se cumplirá. Es requisito imprescindible realizar el
trayecto desde casa a la iglesia en completo silencio. De unos años a esta
parte la solicitud de ayuda parece que se ha visto traspasada a San Judas Tadeo
y éste es el santo que se encarga de recibir las peticiones previo paso por el
devocionario de bronce al que antes hemos aludido. Así todos los lunes es
posible ver concurridos grupos de gentes que vienen a solicitar favores una vez
cumplimentado el requisito de los tres lunes mencionados.
Puerta de
entrada plaza de San Nicolás.
Situada justo enfrente a la entrada recayente a
la calle Caballeros.
Capilla del Beato Gaspar
Bono Capilla de estilo neoclásico del
siglo XVIII. Las columnas que sostienen el entablamento son copias de las que
podemos encontrar en el Templo de Hera en la ciudad de "Paestum" cerca de Nápoles. Centra
el retablo una pequeña urna con los restos mortales del beato Gaspar Bono,
titular actual de la capilla, ya que antes estaba bajo la titularidad de la
Virgen de la Paz.
En el interior de la capilla cuatro lienzos con
imágenes de santos del siglo XX, obras del pintor contemporáneo José Manuel
Pozo Serrano. En ellos podemos ver a San Pío X papa, San Juan XXIII papa, San
Juan Pablo II papa, María Teresa de Calcuta, Padre Pío, Santa María Goretti,
Santa Edith Stein, San Maximiliano María Kolbe, San José María Escrivá fundador
del Opus Dei y el beato Álvaro del Portillo.
En los muros laterales de la capilla, óvalos
con imágenes pintadas de San Francisco de Borja y San Vicente Ferrer (a la
derecha) y San Pedro Pascual y San Vicente Mártir (a la izquierda). Todos ellos
santos nacidos en Valencia o ligados a la iglesia valentina.
Capilla
del Santo Sepulcro
Retablo formado por una imagen de bulto redondo
de Cristo Crucificado (siglo XVI) sobre un fondo pictórico realizado por
Vicente Macip y su hijo Joan de Joanes. Es el conocido como retablo de la
Crucifixión (siglo XVI). En el retablo pictórico solo está representada la cruz
de madera por lo que la talla de Cristo viene a complementar el conjunto.
El retablo pictórico está formado por una gran tabla central con una representación del Gólgota y una gran cruz en el centro sobre la que se superpone la escultura de Cristo. En la predela cinco tablas de la Pasión de Cristo: La Oración en el Huerto, El beso de Judas o el Prendimiento, la Flagelación, Camino del Calvario y la Lamentación sobre Cristo muerto. En los laterales del guardapolvos: San Pedro Mártir, San Nicolás de Bari, San Cristóbal y San Sebastian. En el guardapolvos superior: San José y San Vicente Ferrer. En el ático, en el centro tabla del encuentro de Jesús y María camino del Gólgota (El Pasmo), a la izquierda el Arcángel San Miguel y a la derecha el Ángel Custodio de Valencia. En lo más alto del ático Dios Padre.
Bajo el retablo en una urna de cristal, una
imagen de Cristo yacente realizada en el siglo XVIII, es el conocido como
Cristo del Fossar, titular de la capilla exterior a los pies del campanario y
que en tiempos pasados procesionaba en Semana Santa en la procesión del Santo
Entierro.
Capilla Mayor
Preside el Altar Mayor un retablo barroco
realizado en el siglo XVIII en madera dorada con una decoración desbordante y
apabullante. El dorado del retablo es de 1867. Este retablo está formado por
dos cuerpos, en su centro, una hornacina con los santos titulares del templo
flanqueados por tres columnas salomónicas a cada lado adornadas con racimos y
pámpanos. Las esculturas titulares son obras realizadas hacia 1940 por
Francisco Teruel y Enrique Tamarit. El cuerpo superior lo ocupa un lienzo
de Nuestra Señora del Rosario, obra del pintor José Vergara o
mas probablemente de Jerónimo Jacinto de Espinosa. Bajo los titulares de
la iglesia, el sagrario con una pintura en su frontal de Cristo Eucarístico.
En el presbiterio encontramos además del Retablo Mayor, dos retablos laterales formados por diversas tablas. Ambos realizados a expensas del gremio de pelaires ya que lucen y repiten sus emblemas en los frontales de los mismos. El escudo gremial de los pelaires se compone de unas tijeras de tundir entre dos cardas (instrumento con púas para cardar la lana), y como fondo los palos de Aragón y sobremontado la corona real ya que el escudo es un privilegio del rey de Aragón Juan I otorgado en Mallorca en 1395. La situación de las tablas en el contexto general del retablo seguramente han sido modificadas, nosotros relacionamos las mismas tal y como se encuentran en la actualidad.
En el situado en el lado del evangelio,
encontramos el Retablo de la Trinidad (siglo XVI). La tabla central
ha desaparecido y en su lugar se ha colocado una pequeña tabla de la Verónica
de la Virgen en el interior de un ostensorio.
Las cuatro tablas laterales representan a un
amplio grupo de personajes, las del lado izquierdo a los Apóstoles
(reconocibles por sus atributos) y a Doctores de la iglesia, mientras que en el
lado derecho se representan Vírgenes mártires y Santos mártires. Entre los
reconocibles están: San Dionisio, San Sebastián, San Fabián, San Esteban (con
un libro), San Vicente Mártir, San Lorenzo, San Jorge y San Pedro Mártir
(co-titular de la parroquia) entre otros muchos. Entre las Vírgenes
representadas: Santa Cecilia, Santa Úrsula, Santa Catalina de Alejandría, Santa
Bárbara y Santa Catalina de Siena entre otras. En la parte superior de cada
tabla podemos leer las siguientes inscripciones: "A tu el gloriós cor dels Apòstols", "A tu l'exèrcit de
Màrtirs vestit de blanc, t'alaba", "A tu la Santa Església et proclama per tota la terra" y "A tu
la bellíssima multitud de Verges t'alaba".
En la predela, tres tablas: la Creación de las aves, la Creación de Adán y Eva
y la Creación de los mamíferos. En el ático tabla con la Coronación de la
Virgen por la Santísima Trinidad. Todas estas obras son del pintor Joan de
Joanes.
En el retablo situado en el lado de la epístola encontramos el conocido
como Retablo de San Miguel. La tabla central ha desaparecido y en su lugar
encontramos un ostensorio con una pequeña tabla del rostro de Cristo-Salvador y
a ambos lados cuatro tablas de Joan de Joanes: Procesión al monte
Gárgamo, La aparición de San Miguel en el Castell de Sant Angelo, La
batalla de Manfredonia, y La caída de los ángeles rebeldes, todas ellas
con escenas en las que el Arcángel San Miguel es protagonista. Según se dice en
la tabla de la Procesión al monte Gárgamo, la figura central que mira al
espectador es el autorretrato de Joan de Joanes, aunque tal extremo no ha sido
confirmado. Las tres tablas de la predela del retablo representan: el
Nacimiento de Jesús, la Anunciación y la Adoración de los Magos. En el ático
escena de la Circuncisión de Jesús.
La Capilla Mayor se ilumina por ventanales de arcos apuntados con vitrales
policromados. Una ventana por cada uno de los lados del polígono. El púlpito
situado volado en el lado del evangelio es obra del escultor Tomás Artigues del
siglo XVIII.
Los frescos de la bóveda al igual que el resto
de las pinturas al fresco del templo son obra de Dionís Vidal realizadas hacia
1700. Vemos la Glorificación de San Pedro Mártir y San Nicolás de Bari en el
centro de la bóveda, ambos santos son llevados al Cielo por espíritus
angélicos. Alrededor del óvalo que forma la glorificación, distintos doctores
de la iglesia: Santo Tomás de Aquino, San Agustín obispo de Hipona, San
Gregorio Magno papa, San Ambrosio obispo de Milán, San Jerónimo y San Buenaventura.
Una inscripción dividida por silabas a los pies de cada uno de los doctores
dice en su conjunto: "Vos estis sal
terrae. Vos estis lux mundi (Vosotros sois la sal de la tierra. Vosotros
sois la luz del mundo).
Las pinturas del ábside fueron restauradas hacia 1917 por José Renau Montoro,
profesor de dibujo y padre del célebre cartelista y dirigente comunista durante
la guerra civil Josep Renau; el resto fueron restauradas en 2014.
Capilla de la Comunión A los pies del
templo en su lado del evangelio encontramos la puerta que accede a la Capilla
de la Comunión por el interior del templo. Capilla en origen de planta
centralizada cubierta con cúpula realizada en 1760, ampliada en 1853 con un
segundo tramo y una segunda cúpula. Se configura actualmente con una nave
rectangular de dos tramos separados por un arco toral. Cada tramo se cubre con
cúpula semiesférica sobre pechinas y su interior se recubre con decoración
rococó en escayola. La rocalla dorada cubre los muros, las pilastras y las
cornisas.
En los muros laterales del segundo tramo (el más cercano a la puerta de
entrada) encontramos dos pinturas murales enmarcados en estucos dorados, son
obra del alcoyano Joaquín Pérez, discípulo de Hipólito Rovira y representan uno
el "Lavatorio de los pies" y dos "Jesús dando la comunión a los
apóstoles". Sobre las pechinas de la cúpula de la entrada las cuatro
virtudes cardinales mientras que las pechinas de la cúpula más cercana al Altar
Mayor encontramos a los cuatro evangelistas. Obras también del pintor Joaquín
Pérez. Además zócalos cerámicos del siglo XVIII. En el arco de separación de
ambos tramos el escudo de la familia Melchor Valenciano, de origen guipuzcoano
aunque su apellido diga lo contrario. Preside el Altar Mayor una imagen de
Nuestra Señora de los Desamparados situada en un retablo barroco.
En el muro que enfrenta con el Altar Mayor y en
su lado de la epístola, una lápida en mármol gris con letras doradas dice:
"Ad majorem divini cultis splendorum
fideliumque commodum vicerector beneficiari, devoti hanc fabricam suis
sumptibus amplificandam curantur an. 1853 Catharina Arripe et Almenar
deauravit, exornavitque an.1853". Lo que nos viene a decir que las
obras de ornato de la capilla fueron sufragadas por Catalina Arripe Almenar en
1853.
En la capilla podemos encontrar además cuatro lienzos: La glorificación de
Santa Lucía, obra del siglo XVIII de Luis Antonio Planas, San Bartolomé, San
Juan Evangelista y un lienzo de pequeño formato de San Francisco Javier.
El exterior de la Capilla de la Comunión ha sido restaurada en el año
2013 y luce en este momento en todo su esplendor. Sobre la portada adintelada
formada por dos cuerpos sin ninguna decoración escultórica se alza un Cáliz
Eucarístico. Por encima de este, un óculo permite la iluminación interior de la
capilla. Se han hallado restos de una inscripción que no permiten su
lectura. A los lados del segundo cuerpo dos óvalos que originalmente irían
pintados pero que en la actualidad se han perdido. Bajo la moldura que marca
las divisiones de los cuerpos de la capilla una inscripción en forma de friso
dice: AÑO 1760.
El campanario situado a los pies de la
iglesia en el ángulo sur-oeste, dispone de tres cuerpos: el primero construido
en sillería alcanza la altura del tejado de la iglesia y se corresponde con la
antigua estructura gótica. Los dos cuerpos restantes fueron realizados entre
1658 y 1755 en ladrillo. El tercer cuerpo aloja las campanas. El cupulino o
remate del campanario se terminó en 1757. El campanario a falta del remate
final se terminó en 1755 para conmemorar el tercer centenario de la
canonización de San Vicente Ferrer.
Este remate lo forma un arco de medio punto en
cada uno de sus lados, flanqueados por pares de pilastras toscanas. Se remata
por una balaustrada y una linterna formada por dos cuerpos: el inferior
cuadrado con contrafuertes y el superior octogonal.
Las campanas desaparecieron durante la Guerra
Civil a excepción de la conocida como Vicent. El nombre de sus campanas en la
actualidad son: El Vicent (1755), El Colau (1947), Triple (1947), Pere la gran
(1948) y El Miquel (1976). El campanario fue restaurado en el año 2007 como
bien nos lo recuerda una lápida conmemorativa situada en la base del mismo. En
el primer cuerpo del campanario podemos leer una lápida en piedra que
dice en latín: Expensis Hieronimi Fer/
rer mercatoris et pav / l sae escorigvela cony / vgvm turris hec extr / vcta
est anno 1658. Que en mi latín olvidado traduzco como: "A expensas de
Jerónimo Ferrer comerciante y de Paula Escorihuela conyuges levantaron esta
torre en el año 1658".
Patrimonio mueble Otro elemento de la iglesia es el órgano barroco
del siglo XVIII situado en el presbiterio en el lado del evangelio. Además la
iglesia posee un soberbio cáliz y una patena de fina orfebrería romana de fines
del siglo XV, regalo al parecer del Papa Alejandro VI a su tío Calixto III. En
la sacristía un retablo de Rodrigo de Osona, fechado en 1476 en cuya tabla
central encontramos un Calvario. También un retablo de Yáñez de la Almedina.
Decoración
barroca
Los nervios curzándose en
las bóvedas góticas de crucería, cubiertas de la decoración barroca como
los trampantojos de unos óculos mirando hacia el cielo.
La nave gótica cubierta de las
pinturas barrocas al fresco, diseñadas por Palomino y ejecutadas
por Dionís Vidal
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