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martes, 10 de octubre de 2017

Capítulo 39 - Guerras contra los partos


Guerras contra los partos

Campaña Parta de Macrino (217-218)
Al principio Macrino, que no tenía experiencia militar y que deseaba evitar una batalla, intentó aplacar y llegar a un acuerdo con Artabano IV, ofreciendo devolver a todos los prisioneros. Artabano rechazó esta proposición, exigiendo una compensación económica, la reconstrucción de los pueblos destruidos y la cesión de las provincias romanas del norte de Mesopotamia, recientemente conquistada por Septimio Severo. Estos términos eran inaceptables para los romanos los rechazaron.
Macrino disponía del ejército de Caracalla intacto: 8 legiones (I y II Adiutrix, II Pártica, III Augusta, III Italica, III Cirenaica, IV Escítica y XVI Flavia Firma), los 16.000 falangitas macedonios, una unidad de espartanos y auxiliares germanos y locales, entre los que se encontraban los lanciariio lanceros que eran una especie de vélites que actuaban delante de las legiones.
Artabano IV había reunido un gran ejército entre los que se encontraban gran número de catafractas, dromedarios y jinetes arqueros, e invadió los territorios romanos. Esta vez los sorprendidos fueron los romanos, ya que Macrino estaba más pendiente de consolidar su posición como emperador. Éste reunió apresuradamente las tropas que pudo y marchó a enfrentarse con los partos.

Batalla de Nisibis 217
Los dos ejércitos se encontraron cerca de la ciudad romana de Nisibis (la fecha exacta no está clara, pero sería junio o julio del 217). No se conoce la composición del ejército parto, pero estaría compuesto por catafractas sobre caballos y dromedarios, jinetes arqueros e infantería ligera.
Según Dión Casio, la primera escaramuza se produjo por la posesión de un abrevadero.
En el primer día de la batalla, los romanos desplegados en una formación típica, con su infantería en el centro y su caballería y tropas ligeras (árabes lanzadores de jabalina) en las alas para proteger sus flancos. Al mismo tiempo, entre los huecos dejados por las cohortes de infantería pesada, colocó la infantería ligera conocidos como lanciarii. Estos podrían escaramuzar hacia adelante y luego retirarse a la seguridad de las formaciones más pesadas ​​si fuese necesario.

Batalla de Nisibis 217. Auxiliares lanceros o lanciarii, pertenecientes a la legión II Pártica atacando a los catafractas partos, primero solían poner trampas o abrojos, después les lanzaban las jabalinas y finalmente acometían con la lanza. Esto permitía frenar el impulso de la carga de los catafractas contra las legiones.

Los partos atacaron al amanecer, disparando andanadas de flechas, mientras que las catafractas, apoyados por lanceros sobre dromedarios, cargaban contra el frente romano. Los infantes ligeros lanciarii ponían delante un gran número de abrojos (dispositivo con varias púas que se dejaba en el suelo y al menos una punto queda hacia arriba), cuando los caballos o camellos partos los pisaron, caían arrastrando a sus jinetes con ellos y rompiendo el impulso de la carga con resultados mortales, momento que aprovechaban los lanciarii para atacar a los jinetes. Los lanciarii sufrieron muchas pérdidas, pero cumplieron bien su misión. En los combates a corta distancia, los legionarios tenían la ventaja.
Los partos lanzaron varios ataques con escasos resultados hasta que cayó la noche, cuando ambos bandos se retiraron a sus campamentos respectivos.

Batalla de Nisibis 217: legiones romanas contra las catafractas. Autor Igor Dzis

El segundo día fue una repetición del primero, pero al tercer día los partos, haciendo uso de su superioridad numérica y su mejor movilidad, trataron de flanquear la línea romana. Los romanos respondieron abandonando su formación habitual de triplex acies y extendieron su frente. De esta forma, también hizo maniobrar sus tropas ligeras y de caballería para proteger las alas, con el fin de evitar ser rebasados ​​y envueltos.

Catafractas partos sobre dromedarios atacando a las legiones romanas. Autor Mariusz Kozik

En esos momentos, bajas en ambos bandos eran tan grandes que toda la llanura estaba cubierta con los muertos; los cuerpos fueron apilados en enormes montones, y los dromedarios especialmente habían caído a montones. En este punto, Macrino, con su ejército al borde de la ruptura, envió otra embajada a Artabano, informándole de la muerte de Caracalla y ofreciendo una compensación sustancial. El ejército parto también había sufrido grandes bajas, y por otra parte, ya que no era un profesional, sino una fuerza de milicia feudal, que había comenzado a ser conflictiva en una campaña prolongada. Por lo tanto Artabano acordó la paz, después de recibir 200 millones de sestercios.
Nisibis fue así la última gran batalla entre Roma y Partia, como la dinastía de los partos.

Secuelas
Los pagos fueron financiados por recortes en el sueldo de los legionarios. Esto cambió la actitud de las tropas hacia él. Macrino fijó desde entonces su residencia en Antioquía, desde donde se dedicó a planear reformas judiciales. Desde allí nombró a Dion Casio gobernador de Pérgamo y Esmirna.
La situación política se agravó al presentarse Vario Avito Bassiano (Heliogábalo ), quien contaba apenas con catorce años, como presunto heredero de Caracalla. En la mañana del 16 de mayo de 218 las legiones romanas proclamaron a este joven de 14 años como emperador. Macrino reaccionó proclamando a su propio hijo Diadumeniano como Augusto, pero no consiguió calmar la situación.
En junio de 218, Macrino fue derrotado por fuerzas que apoyaban a Heliogábalo cerca de Antioquía, envió a su hijo Diadomeano a la corte de Artabano IV, pero fue capturado en Zeugma y muerto, su padre consiguió huir afeitándose la barba, fue reconocido en Calcedonia, mientras esperaba un barco que le debía llevar al otro lado del Bósforo, y fue capturado y ejecutado en junio o julio de 218 en Archelais.

Final del imperio parto
En el 219, los romanos habían sido rechazados, y los partos concentraron sus fuerzas en el oeste para invadir de nuevo Asia Menor. Entonces, de repente, hubo una revuelta en Persia que dejó al rey parto atrapado entre dos frentes, y se desmoronó en cuestión de meses.
El año 224 marcó el final del dominio parto. Ardashir, príncipe de una pequeña ciudad de Persia, se alzó contra el rey Artabano IV y lo derrotó en la batalla de Hormuzjan. Poco después ocupó la capital, Ctesifonte, proclamándose Rey de Reyes e invocando la protección del dios Ahura Mazda, Ardashir dio inicio a un nuevo imperio persa y mesopotámico, el sasánida, que durante cuatro siglos se alzaría ante Roma y Constantinopla como una amenaza no menos temible que la representada por sus predecesores partos.

Campaña Parta de Craso, batalla de Carras (54-53 a.C)
Contacto de los partos con Roma
Sila, gobernador de Cilicia, no pareció entender el poderío del Imperio Parto, cuando en el 92 a.C. los embajadores del gran Rey se entrevistaron con él junto al Éufrates, para acordarlo como frontera. A partir de entonces, las regiones del oeste se verían siempre en disputa.
Fraates III Theos sucedió a su padre Sinatruces en el trono parto, cuando Mitridates VI del Ponto y Tigranes de Armenia disminuían a costa de Roma.
Tras la batalla de Tigranocerta en el 69 a.C, ambos pidieron ayuda a Fraates contra Roma, ofreciendo 70 valles, Adiavane y el norte de Mesopotamia a cambio. Mitídates propuso que atacasen Mesopotamia mientras él y su aliado atacaban en Armenia, cortando los suministros a Lúculo, el rey parto decidió esperar y ver como se desarrollaban los acontecimientos.
Cuando los partos se enteraron de la victoria de Lúculo, recibieron al legado Sextilio para continuar las negociaciones con los partos. Fraartes tenía la impresión de que el legado había acudido para espiar las fuerzas partas. Luculo quiso atacar a los partos, pero el riesgo de un motín general de las tropas romanas, cansadas de la larga guerra, obligó al procónsul romano que renunciar a la campaña parta, volviendo a concentrarse en el enemigo armenio, retirándose del río Eufrates.
En el año 66 a.C, Pompeyo fue nombrado gracias a la lex Manilia, gobernador de Asia, Bitinia y Cilicia. Lo primero que hizo fue enviar representantes al monarca parto Fraates III para establecer relaciones amistosas con Roma y persuadirle de que invadiera la región de Gordyene cuya capital era Nisibis, que Tigranes había recuperado después de la partida de Lúculo. De esta manera contaba con dirigir la atención del rey armenio a su frontera meridional.
La preocupación inmediata de Pompeyo era conocer la actitud de Fraates. Lúculo también había entrado en negociaciones con el monarca parto, había podido alcanzar un eventual acuerdo en el que se había asegurado su neutralidad y, posiblemente se estableció que el río Éufrates fuese la frontera entre las zonas de influencia romana y parta. Ambos tenían interés en mantener el statu quo.
Tras el fallido golpe de estado de Tigranes el Joven contra su padre, buscó refugio entre los partos y Fraates III le ofreció su ayuda. Las fuerzas partas invadieron Armenia y llegaron a Artaxata, poniendo sitiando la ciudad, dejó un destacamento con Tigranes el Joven y regresó a partia. Posteriormente sería derrotado por Tigranes el Viejo.
Tigranes el Joven se dirigió al encuentro de Pompeyo, que se dirigía a Artaxata, actuando como guía. En las negociaciones Pompeyo concedió Sofena y Gordiana al Joven, mientras que el Viejo conservaba Armenia, pero cedía a Roma sus conquistas en Siria. Poco tiempo después volvieron las disputas entre padre e hijo y Pompeyo depuso al Joven.
En el 63 a.C, mientras que Pompeyo estaba haciendo tratados con las poblaciones caucásicas, llegaron embajadores del rey de los partos, con el fin de renovar el tratado existente, mientras que los diversos lugartenientes del general romano estaban sometiendo el resto de regiones de Armenia y Ponto, y Gabinio había realizado una incursión más allá del Éufrates al Tigris, generando una gran preocupación en el rey parto Fraates III, Pompeyo parece que había prometido la región a Tigranes el Joven, los partos invadieron la zona y envió a su legado Lucio Afranio para tomar posesión de la misma, rechazando las fuerzas partas hasta Arbelas.
Fraates y Tigranes se enfrentaron de nuevo, y el general romano se ofreció como pacificador entre los ambos contendientes, envió tres árbitros, porque consideró que era una mera cuestión de las fronteras entre los dos reinos. Fraates y Tigranes II aceptaron la propuesta de Pompeyo que daba Adiabene a Fraates y Gorduene y Nisibis a Tigranes. Ambos se reconciliaron, ya que sabían que una derrota, o la aniquilación de uno de los dos, sólo habrían favorecido a los romanos. Eran conscientes de que sólo su supervivencia o una alianza y un futuro comunes podrían detener el avance romano de Oriente.
En el año 60 a.C Julio César, Cneo Pompeyo y Marco Licinio Craso formaron el llamado Primer Triunvirato (60-53 AC), una alianza informal de ayuda mutua para ocupar los más altos puestos del Estado. Así, tras el fin de su consulado, César recibió poderes proconsulares y el gobierno de la Galia Cisalpina y de Iliria, provincias poco pobladas y pobres. Pompeyo recibe Oriente y Craso Italia.

El imperio Parto antes de la batalla de Carras o Carrae

Craso, viendo como sus otros dos colegas del triunvirato tenían ya renombrada fama política y militar, Pompeyo ya lo era por méritos propios por sus campañas en Hispania, contra los piratas y en Asia y César estaba a punto de conseguirlo gracias a la conquista de la Galia, se sintió desplazado y planeó realizar una campaña militar para así ponerse a su altura.
Siendo nombrado nuevo gobernador de Siria y el hombre más ilustre de los publicanos, preparó en secreto y sin contar con el apoyo de sus dos colegas y del Senado invadir el reino de los partos, solo le faltaba algún tipo de casus belli para declarar la guerra por parte de Craso.
En el 58/7 AC, el rey parto Fraates III fue asesinado por sus hijos Orodes y Mitrídates, que inmediatamente empezaron a luchar por el poder. Mitridates fue depuesto por los nobles que pusieron a Orodes en el poder. Mitridates huyó y buscó refugio en el comandante romano Aulo Gabinio, pidiéndole que le restaurara en el poder. Gabino cruzó el Eúfrates con un destacamento, pero Ptolomeo XI Auletes, le pidió ayuda, poniendo más dinero que el parto. Mitrídates regresó a Partia e inició una revuelta, consiguiendo hacerse con Babilonia y Seleucia, pero finalmente fue derrotado entregándose a su hermano, siendo ejecutado en el 55 a.C.
Marco Licinio Craso con 60 años fue nombrado finalmente gobernador de Siria, llamó a su hijo Publio Craso, que estaba sirviendo en la Galia bajo las órdenes de César, necesitaba también, éxitos militares para ir escalando posiciones en Roma e iniciar así una carrera política.
Sólo César le apoyó y le escribió desde la Galia instándole a que se diera prisa en ir a la guerra ya que alguien tardaría poco en tratar de ponerle impedimentos legales a la campaña. Finalmente, en el otoño del año 54 a.C, Craso estaba listo para partir de Roma junto con 5 legiones (25.000 hombres) a las que se unirían 4.000 auxiliares reclutados en Judea y 4.000 jinetes (3.000 jinetes reclutados en Asia Menor y 1.000 héduos procedentes de la Galia) y las 2 legiones de Gabinio.

Llegada de Craso a Siria
Por fin, y sin el apoyo de la gran mayoría, Craso y las siete legiones salieron de Roma hacia Brindisi. Desde allí embarcó a Dorraquio, y con el mar embravecido, embarcaron de inmediato y durante la travesía se perdieron varios barcos. Al llegar a la península de Anatolia decidieron continuar el viaje por tierra y atravesaron Cilicia, llegando a Siria en abril o mayo del 54 a.C, tomando el mando de las tropas de Gabibio, reuniendo las 7 legiones.
El primer año lo dedicó a operaciones menores, quizás para aclimatar y adiestrar sus tropas, y establecer una base de operaciones. Cruzó el Eúfrates y se internó las tierras entre los dos ríos. Silaces, el sátrapa parto de la zona, no pudo oponer seria resistencia al ejército romano y tras ser derrotado y herido cerca de Ichnas, logró escapar y se dirigió a dar la noticia personalmente a su rey. Tomó varias ciudades que se rindieron sin luchar, sobre todo las de origen griego o semi griego, esperaban la llegada de los romanos como una liberación de la dominación del Imperio Parto. Tras tomar varias ciudades como Carras (Carrhae), Zenodotio, Niceforio, Ichnas y probablemente Batnas, Craso dejó 2 cohortes de cada legión, unos 7.000 legionarios y 1.000 jinetes repartidos como guarnición entre ellas, y se dirigió con el resto de su ejército hacia Siria para pasar el invierno allí. Durante el invierno se unió a la expedición su hijo Publio que traía consigo 1.000 jinetes veteranos de la tribu de los héduos, regalo de César procedente de la Galia, para reforzar su caballería.
Mientras Osroes mandó dos generales a la zona para levantar la zona y preparar las futuras operaciones. También mandó un embajador para pedir explicaciones por el ataque sin provocación y sin el consentimiento del Senado Romano. Craso respondió que la respuesta la tendría en Seleucia. El embajador respondió que  “el pelo te crecerá antes de ver Seleucia”.
Craso saqueó el templo de Jerusalén y de Hierapolis-Bambyce (Membidj) para reclutar tropas adicionales.
Desgraciadamente el invierno en Siria trajo consecuencias negativas para Craso. Al no avanzar hacia el este tras haber cruzado el Eúfrates dio tiempo a los partos a reorganizarse. La estrategia militar de Craso consistía en marchar directamente sobre Mesopotamia y tomar Seleucia del Tigris y Babilonia.
Artavasdes II, el rey armenio, que conocía la expedición e intenciones de Craso, quiso astutamente a sumarse a ella ofreciendo su guardia personal compuesta por 6.000 jinetes. Artavasdes aconsejó a Craso que atacara Partia desde Armenia donde gozarían del relieve ondulado del país y tendrían un camino más seguro frente a la caballería enemiga y además se les unirían 10.000 jinetes catafractas y 30.000 infantes. Pero Craso rechazó la oferta, quizás para no tener que compartir el botín de su campaña con el monarca, y marchó directamente a Mesopotamia.

Protagonistas de la batalla de Carras: Craso y Surena

En respuesta, el rey Orodes II de Partia  dividió su ejército y envió la mayoría de sus tropas a castigar a Artavasdes II de Armenia, mientras dejaba solo a 10.000 hombres al mando de Surena guarneciendo Mesopotamia ayudado por el sátrapa Sillaces, pues el monarca esperaba que la fuerza inferior de su general sería incapaz de detener a Craso y le dio la misión de solo retardar su avance.

Movimientos previos
Craso cruzó el Eúfrates en Zeugma, con unos 42.000 efectivos, de los cuales 4.000 eran jinetes y otros 4.000 auxiliares. Craso recibió la ayuda del árabe Ariamnes rey de los mardanos, quien ya había apoyado a Pompeyo en sus campañas orientales, con un contingente de 6.000 jinetes. Craso confió en Ariamnes, pero éste era leal a los partos y fue diciéndole que debía atacarlos porque estaban desorganizados y débiles.
El 6 de mayo las tropas de Craso llegaron al río Balicha (Balik) en algún punto más abajo de la ciudad de Carras (Harran). El comandante romano de Carras informó que los exploradores partos se encontraban cerca. Craso apenas dejó beber y descansar a sus tropas y continuó avanzando.
Las legiones se adentraron por las partes desoladas del desierto, lejos de cualquier fuente de agua. El general romano recibió entonces una carta de Artavasdes en la que éste se excusaba por no poder acudir en su ayuda, aduciendo que Armenia también estaba siendo atacada por Orodes, y le aconsejaba que retrocediera para luchar juntos en Armenia. Craso no solo ignoró el consejo, sino que lo consideró una traición y siguió su marcha hasta que, cerca de la ciudad de Carras.
Ariamnes dijo entonces a Craso que había localizado la retaguardia parta y que éstos estaban huyendo. Él con sus 6.000 jinetes, le iba a atacar para detenerlos, habiendo cumplido impecablemente su misión de conducirle a una trampa se reunió con el ejército de Surena.

Situación en la zona de Carras en el 54 a.C. Movimientos previos a la batalla

Craso viéndose engañado por Ariamnes y tras la dura marcha, envió exploradores para reconocer el terreno, quienes le informaron de que un gran ejército de partos estaba cerca de allí y que a duras penas habían podido escapar de ellos, no esperaba que hubiera partos tan al norte salvo pequeñas unidades de exploradores que no representarían peligro alguno.
Seguidamente se reunió con sus legados y tras escuchar sus consejos hizo formar a la infantería extendiéndola lo más posible por el llano y colocando a la caballería en las dos alas para impedir que los partos pudieran llegar a ellos con facilidad.
Craso cambió en el último momento de opinión y ordenó formar al ejército en cuadro, y según Plutarco, el cuadro tenía 12 cohortes en cada lado, donde cada cohorte contaba con en los flancos con escuadrón de caballería anexo para ayudar en los contraataques. Los flancos estaban comandados por Casio en el ala izquierda y Publio Craso en el ala derecha.
Con esta formación, dio la orden de seguir avanzando hasta que llegaron al río Balisso. Al verlo, se produjo gran alivio en los soldados tras varios días de penosa marcha por territorio desértico. Se le sugirió a Craso que sería buena idea acampar allí y fortificar para dar descanso a las tropas después de tan dura travesía.

Batalla de Carras o Carrae
Craso hizo oídos sordos y ordenó avanzar de forma apresurada hasta que finalmente pudieron divisar de lejos al ejército enemigo.
Los partos se esforzaron mucho por intimidar a los romanos. Comenzaron con un redoble de un gran número de tambores para asustar a sus rivales, haciéndoles creer que eran más numerosos de los que realmente eran.
Surena mandó desplegar a sus hombres en forma de columna, de modo que sólo se mostraba la parte delantera y ocultó a la mayor parte del ejército tras una reducida vanguardia facilitándole la labor el terreno llano en el que se encontraban y además instó a las catafractas a cubrir sus armaduras con pieles y otras vestimentas. El general parto, había planeado romper las líneas romanas con sus catafractas, pero rápidamente se dio cuenta de la inutilidad de aquello.
Acto seguido hizo que las catafractas se quitaran las vestimentas y dejaran al descubierto sus armaduras y se lanzaran contra las primeras filas romanas. Éstas, aterradas, aunque manteniendo la formación y compostura, se dispusieron a soportar la embestida, pero cuando parecía que se iba a producir el choque, la caballería parta hizo un amago y volvió grupas. Repitiéndolo varias veces.

Batalla de Carras o de Carrae 53 a.C. Primera Fase. Los jinetes-arqueros partos atacan los flancos del cuadro de Craso

Con estos amagos de la caballería pesada no sólo atraían la atención sobre sí mismas, sino que además levantaban una polvareda impresionante en medio del desierto que dificultaba la visibilidad de los romanos.
Al percatarse Craso de cuál era la intención de esa maniobra táctica, ordenó a las tropas ligeras que corrieran tras ellos, pero éstas se vieron obligadas a retroceder porque los arqueros a caballo, unos 9.000, comenzaron a dispararles con mortal precisión y efectos devastadores.

Batalla de Carras o Carrae 53 a.C. Primera Fase. Jinetes arqueros partos atacan a las legiones. Los escudos pertenecen a la legión V

Después envió a los arqueros a caballo para rodear el cuadro romano, dejando una distancia prudente para no ser alcanzados y comenzaron a disparar sobre las tropas romanas por todas partes causándoles numerosas bajas.
La densidad de tropas romanas garantizó rápidamente que cada flecha conseguiría dar en un objetivo; gracias a sus arcos compuestos cada flecha llevaba suficiente fuerza para penetrar la armadura y, en parte, los escudos romanos.
De nada servía que parte de las tropas romanas cargasen e intentasen ir a por ellos porque se alejaban a gran velocidad disparando hacia atrás con sus “tiros partos”. Surena era consciente de que la victoria pasaba por evitar el choque entre las tropas, y optar por un ataque a distancia ante el cual las legiones eran impotentes.
Craso pensó en que los partos pronto se quedaran sin munición, así volverían atrás y podría su ejército continuar el avance hacia una posición más ventajosa. Surena, hábilmente, también había previsto este inconveniente y, no lejos de allí, había colocado una caravana de 1.000 camellos cargados de flechas con las que podían renovar su carcaj o gorytos. Viendo Craso que el ataque parto no terminaba nunca ordenó a su hijo Publio que estaba al mando del ala derecha que tomara el mando de la caballería y que forzara el combate.

Batalla de Carras o de Carrae 53 a.C. Primera fase. Los arqueros partos disparando contra los legionarios romanos. Autor Angus McBride

Batalla de Carras o Carrae 53 a.C. Arqueros partos a caballo disparando hacia atrás o haciendo el tiro Parto. Autor Peter Dennis

Publio al frente de los 1.300 jinetes, 500 arqueros y 8 cohortes (4.000 hombres) se separó del grueso del ejército romano y se dirigió contra los partos. Éstos huyeron al acercarse los jinetes romanos haciendo creer que se retiraban para que iniciara su persecución, pero los arqueros montados se retiraron disparándoles después de sufrir graves bajas y los catafractas les atacaron.

Batalla de Carras o Carrae 53 a.C. Segunda fase: Salida de Publio Craso con la caballería romana

Los romanos se retiraron a una pequeña altura o tell, donde formaron un círculo con sus escudos. Los arqueros a caballo rodearon a los romanos y les cortaron la retirada, resultando masacrados. Publio se suicidó y los partos le cortaron la cabeza. Solo sobrevivieron 500 que fueron hechos prisioneros.

Batalla de Carras o Carrae 53 a.C. La cabeza de Publio Licinio Craso es presentada a Surena

Los partos volvieron a hacer sonar sus instrumentos y un reducido grupo se paseó delante del ejército romano la cabeza del hijo del triunviro ensartada en la lanza de uno de los jinetes que mostraba en alto para que todos la vieran. Fue un golpe psicológico para los romanos.

Batalla de Carras o Carrae 53 a.C: Fase final. Las catafractas cargan contra las legiones para estrechar el cerco

Surena decidió proseguir la batalla y ordenó a los catafractas cargar contra las legiones, pero no con la intención de romper su formación, sino para reducirlos lo más posible a un espacio estrecho mientras que los arqueros a caballo disparaban una lluvia de flechas sobre ellos causándoles más bajas.

Batalla de Carras o Carrae 53 a.C. Fase final, los catafractas partos cargan contra los romanos para estrechar el cerco. Autor Giuseppe Rava

Al llegar la noche, el ejército parto dejó de combatir y se retiró, ya que tenían por costumbre no combatir de noche y esto libró al ejército romano de su aniquilación total. Los romanos supervivientes abandonaron a 4.000 heridos, desconociéndose el número de muertos, y se refugiaron en la ciudad de Carras, una pequeña ciudad griega donde había dejado a Canopio con una guarnición. Un contingente de 2.000 hombres se extravió en la obscuridad y fue sorprendido al amanecer, solamente sobrevivieron 20.
Surena ofreció a Craso la rendición y un salvoconducto hasta Judea, si Roma firmaba la paz con los partos. Craso aceptó, pero el ejército parto gritó que si querían sobrevivir debían entregar a sus generales atados. Esto hirió el orgullo romano y decidieron abandonar la ciudad, dado que era muy pequeña para albergar a tantas personas.

Retirada de Carras
Craso durante la noche abandonó la ciudad en varios grupos, un tal Andrómaco que estaba al servicio de los partos, convenció a Craso para ir a Siria dando un rodeo por Armenia, dado que en el camino más corto le esperaban los partos.
El grupo de Casio presintió la trampa y se dirigieron a Siria directamente (sus efectivos se estiman 500 jinetes y 5.000 infantes) consiguiendo llegar, a pesar de ser acosados por los árabes.
Otro grupo mandado por Craso que contaba con unos 5.000 efectivos, fue alcanzado por Surena, se refugió en un bosque donde la caballería no era eficaz y después de un día de duros combates consiguió rechazar a los partos.
Otro grupo al mando de Octavio con unos 5.000 efectivos, se dirigió a los montes Sinacos, un terreno difícil para la caballería, llegaron al amanecer y se fortificaron, no estaban muy lejos de Craso, pero viendo la situación crítica de éste, marchó en su ayuda y se reunió con él. Al atardecer Surena envió un mensaje a los romanos ofreciéndose a negociar con Craso. Aparecieron unos partos con un caballo, pues la reunión se celebraría entre iguales montados a caballo. Un parto tiró de las riendas del caballo de Craso y otro le dio un golpe en la grupa. Este gestó no gustó a los romanos, empezaron a insultarse, llegando a las armas, terminado muertos el mismo Craso y los generales que le acompañaban.

Secuelas
Después de eso los partos, supuestamente, vertieron oro en la garganta de Craso como símbolo de burla por su fama de avaro, le cortaron la cabeza y la mano derecha. La cabeza fue enviada al rey parto Orodres.
El resto del ejército romano, impávido, se dividió. Unos prefirieron entregarse porque Surena les hizo saber que ya tenía lo que quería y que les perdonaría la vida. En total fueron 10.000 los prisioneros romanos, que fueron enviados a Margiana (Merv), donde se casarian con locales, dando lugar al mito de la “legión perdida”. Otros en cambio, escaparon a las montañas durante la noche y un grupo muy reducido llegó a Judea.
La derrota de Craso pasaría a la historia a partir de entonces como “Craso error” cuando se refiere a grandes meteduras de pata.
Orodes II mandó decapitar a Surena, temeroso de su enorme fama y prestigio, y puso al frente del ejército a su hijo Pacoro, un militar inexperto y joven. Firmó la paz con Artavasdes rey de Armenia, casando a Pacoro con su hermana.
Los partos no atacaron inmediatamente Siria, lo que dio tiempo a Casio a preparar las defensas de las ciudades y rechazar las incursiones fronterizas, cuando en el 51 AC, un ejército parto, al mando del príncipe Pacoro I y el general Osaces, entró en la provincia. Casio, que apenas disponía de dos legiones, se refugió tras los muros de las ciudades costeras, en particular Antioquia. Los partos avanzaron y saquearon la provincia pero no conquistaron ninguna urbe y tuvieron que retroceder a Antigonea que tampoco lograron tomar. En el camino de regreso, Casio los emboscó y Osaces resultó muerto en octubre del 51 a.C.

Campaña Parta de Marco Antonio (40-33 a.C)
Ataque Parto 40 a.C
Durante la Segunda Guerra Civil, los partos no hicieron ningún movimiento, pero mantuvieron relaciones con Pompeyo. Después de su derrota y la muerte de éste, una fuerza bajo Pacoro fue en ayuda del general pompeyano Cecilio Baso, que estaba sitiado en el valle de Apamea por las fuerzas cesáreas. Julio César antes de su muerte había elaborado ​​planes para una campaña contra los partos, incluso envió a su sobrino Octavio a Apolonia para preparar el ataque, pero su asesinato evitó la guerra.
Durante la Tercera Guerra Civil, los partos apoyaron activamente Bruto y Casio, enviaron un contingente que luchó con ellos en la batalla de Filipos en el año 42 a.C.
En el 41 a.C, Marco Antonio reunió un ejército y partió hacia el Este. En Éfeso convocó a los gobernadores romanos de las provincias orientales. Más tarde convocó en Tarso (Cilicia) a los reyes clientes de Oriente para reunirse con él y contribuir económicamente y militarmente a su causa. Una de ellas era la reina Cleopatra VII de Egipto, que tenía en ese momento 28 años, pero seguía teniendo una extraordinaria belleza. Marco Antonio cayó inmediatamente bajo su hechizo. Cleopatra invitó a Antonio a pasar el invierno en su palacio en Alejandría y aceptó. Por el momento se pusieron sus planes para invadir Partia quedaron en espera. Dejó la guarnición siria bajo el mando del gobernador Lucio Decidio Saxa, mientras que él se dirigió a Alejandría a pasar el invierno con Cleopatra.
Mientras Marco Antonio estaba en Egipto, en la capital parta, Ctesifonte, el hijo de Tito Labieno, Quinto Labieno, que había huido al exilio, convenció al rey persa Orodes II de invadir territorio romano. Al mando de esta invasión estarían el hijo y sucesor del rey, el príncipe Pacoro I y el propio Quinto Labieno. Ese año, al mando de 40.000 soldados (en su mayoría jinetes) cruzaron el río Eúfrates por Zeugma y se dirigieron a Apamea, La guarnición romana de la provincia desertó y se unió a Labieno, estas tropas eran las guarniciones fronterizas, hombres de Bruto y Casio, que conocían muy bien la región. Las fuerzas combinadas derrotaron al gobernador de la provincia, Lucio Decidio Saxa que huyó a la ciudad de Antioquía. A continuación se dirigieron a Antioquia que se rindió sin resistencia.

Catafractas partos contra legionarios republicanos

Tras esto los invasores dividieron sus fuerzas: Labieno avanzo al oeste y conquisto las provincias romanas de Cilicia, Pisidia y Asia hasta las cosas del mar Egeo, llegando a Estratonicea que fue la única que resistió, más al norte las ciudades de Mylasa y Alabanda serían las primeras en levantarse contra Labieno. Mientras Pacoro fue al sur, sometiendo toda Siria y Judea. Este último envió al sátrapa Barzafranes a someter los territorios del interior mientras él mismo marchó por la costa, ante esto el noble Antígono, pretendiente al trono judío, se alzó en armas y se sumó a Pacoro tomando Jerusalén, deponiendo al rey Hircanio II subiendo al trono en su lugar, éste fue llevado a Partia mientras que su hijo Herodes huyó. Unas pocas ciudades que resistieron, incluyendo Tiro. Los sirios y los judíos los recibieron como libertadores del yugo romano.

Campaña de Lavieno y Pacoro año 40 a.C y contraataque romano año 39 a.C

En febrero o marzo del 40 a.C, Antonio recibió la noticia de la invasión de los partos y se embarcó desde Egipto a Tiro en la costa de Fenicia. Cuando estaba recibiendo las noticias sobre el desastre en el Este, recibió la noticia de que su esposa Fulvia, su principal defensora en Roma, que había tomado las armas contra Octavio, había sido derrotada y obligada a huir de la ciudad. Cuando se dirigía a su encuentro falleció.
El viudo Antonio tenía dos opciones: podía permanecer en el Este y luchar contra los partos arrasa o volver a Roma para apuntalar su posición. Decidió que los asuntos en Roma tuvieron que ser resueltos en primer lugar.
Antonio trató de hacer un trato con Octavio para fortalecer su ejército contra los partos. Se casó con su hermana Octavia y propuso a entregar 120 de sus formidables buques de guerra para que tomasen parte en la guerra de Octaviano contra Sexto Pompeyo, hijo de Pompeyo el Grande, quien controlaba Sicilia y Cerdeña, así como los mares del Mediterráneo occidental. A cambio de los barcos, Antonio recibiría 20.000 soldados reclutados en el norte de Italia para aumentar sus fuerzas en el Este. Mientras que Antonio mantuvo su parte del trato, Octavio no lo hizo y solo mandaría 2.000 soldados.

Contraataque romano 39 a.C
Solucionados los problemas en Italia, Marco Antonio pudo finalmente lanzar la contraofensiva contra los partos y eligió para mandarla a Publio Ventidio Baso quién zarpo de Grecia en la primavera del 39 a.C, desembarcando en la provincia de Asia con 11 legiones.
El primer paso fue el de fortalecer el escudo estándar romano que estaba hecho de madera, y era atravesado por las flechas partas fácilmente. En segundo lugar se prestó más atención al tiro con arco, arqueros auxiliares que podían utilizar el poderoso arco compuesto parto fueron contratados o reclutados para reforzar cada unidad romana. Se contrataron también honderos que tenían mayor alcance que los arcos. También reforzaron la instrucción de la formación en testudo o tortuga para protegerse de la lluvia de flechas partas.
Ventidio reunió a su ejército en Cilicia y de inmediato envió a su caballería para los puertos de montaña que bordeaban Asia Menor. En esos momentos Labieno tenía sus fuerzas divididas: los partos estaban ocupados en el asedio de las ciudades que aún le resistían y los aliados locales en combatir partidas de bandoleros. Ante esta situación los partos y aliados retrocedieron junto a Labieno perseguidos por Ventidio a través de Pisidia y Cilicia, en las Puertas Cilicias se enfrentaron ambos ejércitos.
Ventidio situó sus fuerzas en la parte superior de una colina con pendiente empinada con vistas al paso de montaña, a través del cual los partos tendrían que subir para volver a casa. Los jinetes que se aproximaban necesitarían cargar cuesta arriba por un terreno desigual para llegar hasta él.
Labieno se acercó con sus fuerzas, inspeccionó la situación y se decidió por un ataque al amanecer. Los arqueros partos, seguros de la victoria, cargaron cuesta arriba en medio de la niebla de la madrugada contra el muro romano, tras el cual estaban los honderos y arqueros. La carga parta perdía impulso a medida que ascendían la ladera rocosa. Mientras los jinetes tenían que conducir sus caballos sobre el terreno desigual y no podían disparar sus flechas con eficacia.
Cuando los arqueros llegaron ante las legiones romanas que habían formado en testudo, a una señal les llegó una lluvia de piedras, flechas y lanzas. Los jinetes-arquero atacantes no tenían escudos para defenderse de los misiles. Muchos jinetes y caballos fueron heridos por los proyectiles. Los partos enviaron a continuación a las catafractas, para romper la línea romana. Pero eran mucho menos eficaces al cargar cuesta arriba, y además fueron recibidos por una lluvia de proyectiles y atacados por la infantería. Cientos catafractas cayeron, y Ventidio obtuvo una gran victoria. Durante la noche, Labieno se disfrazó y huyó. Más tarde fue capturado y ejecutado al intentar cruzar las Puertas Sirias.
Ventidio envió a Pompedio Silo con un grupo de jinetes para apoderarse de las Puertas Amanas que estaban en el camino hacia Siria, pero fue derrotado por las fuerzas que defendían el paso. Ventidió llegó poco después con refuerzos y se hizo con el paso, Pacoro se retiró a Partia.
Ventidio pasó hasta mediados del año 38 a.C sometiendo los rebeldes señores de las ciudades sirias.

Batalla del monte Guindaros o Guindarus 38 a.C
A principios de la primavera del 38 a.C, mientras que las legiones de Ventidio estaban aún en los cuarteles de invierno de Judea a Capadocia, Pacoro invadió de nuevo Siria. Con el fin de ganar tiempo para reunir sus fuerzas dispersas Ventidio recurrió a un subterfugio inteligente. El sabía que el príncipe Farneo de Cirréstida, que pretendía ser un aliado romano, pero que en realidad era leal a los partos. Simuló confiar en Farneo que decía que los partos no iban a cruzar el río Éufrates por el lugar habitual, cerca de la ciudad de Zeugma, sino aguas abajo; ya que este territorio era una llanura, y por tanto terreno ideal para la caballería persa, mientras que el cruce real sería en Zeugma.
Los partos cruzaron el río sin dificultad y se dirigieron a la ciudad de Guindaros en Cirréstica, esperando hacerle algo similar a lo que hicieron a Craso. Mientras tanto, Ventidio había llegado tres días antes de que cruzasen y había establecido sus fuerzas en un campamento en las zonas altas de la región de Cirréstica, en el monte Gindaros, hacia cuya cima solo se podía llegar a través de un camino que cada vez se hacía más estrecho.

Pacoro I y Marco Antonio. A la izquierda moneda de Pacoro I corregente de Partia (51-38 a.C), a la derecha moneda del triunviro Marco Antonio (43 – 30 a.C)

El 9 de junio del 38 a.C, Pacoro estaba deseoso de atacar y no se fijó en lo traicionero del terreno, atacó al mando de la vanguardia. Los jinetes-arqueros que iban en vanguardia, fueron forzados a un combate cuerpo a cuerpo con los legionarios, y sufrieron grandes pérdidas por lo inadecuado para tal combate. La caballería ligera parta finalmente se rompió y el pánico se extendió, muchos de los jinetes-arqueros impulsados por la pendiente, chocaron contra sus compañeros en su desesperación por escapar. Los jinetes-arqueros finalmente huyeron o cayeron. La caballería pesada de los partos, que estaba estacionado en la parte inferior de la colina, fueron envueltos y rodeados por los legionarios.
En lugar de atacar inmediatamente con los legionarios, Ventidio empleó sus honderos, haciendo llover una nube de proyectiles sobre ellos, siendo alcanzado el mismo Pacoro, que fue identificado y muerto junto con sus guardaespaldas. El príncipe parto fue decapitado, para anunciar su victoria, Ventidio envió la cabeza de Pacoro de gira por las ciudades sirias para convencer a los que estaban pensando pasarse al enemigo. . La derrota parta fue total, los partos perdieron 20.000 efectivos de un total de 30.000. Ventidio no persiguió a los partos, ya que no quería que incurrir en los celos de Marco Antonio.
Tras su victoria, Ventidio pacificó Siria y Judea, y asedió a Antíoco de Commagene en Samosata, mientras enviaba a Cayo Sosio al mando de dos legiones y 1.000 jinetes a apoyar a Herodes (que tenía 3.000 infantes y 600 jinetes) contra Antígono, que se había refugiado en Jerusalén. Cuando la ciudad cayó y el rival de Herodes fue ejecutado.
Se rumoreaba que Ventidio había tomado un gran soborno de la gente de Samosata a cambio de abandonar el asedio de su ciudad sin ser molestados. Verdadera o falsa, la acusación se creía en Roma y empañó la reputación Ventidio.
Ventidio regresó a Roma y fue sustituido por Cayo Sosio que se hizo cargo de Siria y Canadio Craso se hizo cargo de Armenia.
Osrodes II tras la muerte de Pacoro, tuvo que elegir sucesor entre sus más de 20 hijos, eligiendo para su desgracia a Fraates el mayor de ellos. Para consolidar su posición, Fraates IV ordenó la ejecución de todos los que 30 de sus hermanos y medios hermanos. Esa acción brutal marcó el tenor de su reinado.

Ataque a Media Atropatena 37 a.C
Antes de su muerte César había planeado una invasión de Partia a través de Armenia. Antonio entonces adoptó esa misma estrategia. Desde su base en Siria reunió a 60.000 legionarios, junto con 10.000 caballería hispana y celta. Estos se unieron con una fuerza auxiliar de 30.000 arqueros, honderos e infantería ligera proporcionados por los reyes clientes romanos en Armenia, Galacia, Capadocia y Ponto. Falta en las filas fueron los 20.000 legionarios que Octavio había prometido.
Con o sin las legiones prometidas, Antonio tenía la intención de marchar hacia Armenia y a continuación, atacar al propio Imperio Parto, marchando hacia Media Atropatena (actual Azerbaiyán iraní). Allí, el rey armenio Artavasdes II le prestó la obligada ayuda proporcionando 7.000 infantes y 6.000 jinetes arqueros y catafractas.
Tal era su prisa por volver corriendo a Alejandría con su amante, que aceleró la campaña parta más allá de la prudencia militar. Después de una marcha de 1.500 km de Roma a Armenia, no permitió tiempo para que los soldados romanos pudieran descansar y avanzar tan rápidamente como fuera posible con el fin de atrapar al enemigo con la guardia baja.
Antonio cometió el error de no dejar guarniciones en el territorio armenio, ante lo cual Artavasdes cambiaría de bando cuando Antonio se dirigió a la capital de la Media Atropatena, Fraaspa (la actual Takht-i Suleiman). Fraates IV de Partia movilizó 50.000 combatientes para resistir la invasión, 40.000 de ellos eran jinetes arqueros y catafractas.

Fraates IV y Marco Antonio. A la izquierda moneda Fraates IV rey de los partos (38 AC-2 d.C), a la derecha moneda del triunviro Marco Antonio (43 – 30 a.C)

Antonio llevaba consigo un tren de asedio con 300 carros, llevando una gran variedad de armas para la campaña, y en un momento durante el avance perdió la paciencia por su lentitud en la progresión. Así que decidió marchar adelante con el grueso de su ejército, mientras que dejaba el tren de sitio custodiado por dos legiones sin experiencia bajo el mando de Opio Estatiano reforzados por caballería armenia.
Antonio llegó a Fraaspa, donde se decía que el rey medo guardaba su tesoro, así como las esposas y familiares, y la puso bajo asedio. Los romanos comenzaron a construir terraplenes de tierra a la espera de las torres de asedio.
Los partos enviaron un gran destacamento de jinetes para atacar por sorpresa el tren de asedio, cuando estaban cerca de la columna, los jinetes armenios se marcharon a un lugar seguro. Los partos usaron sus arcos mortales para reducir los defensores restantes, a continuación saquearon y quemaron los carros de suministro que eran de suma importancia. y los destruyeron, cuando Antonio llegó con refuerzos solo encontró cadáveres.

Cuando la noticia de la pérdida alcanzó el grueso del ejército romano, el rey armenio se escabulló del campamento y regresó a su propio país, en parte avergonzado por el comportamiento de sus hombres. Al principio Antonio decidió continuar con el asedio. Envió partidas de forrajeadores y recolectores para obtener suministros, pero partidas de jinetes partos los acosaban continuamente causándoles bajas y no permitiéndoles realizar su tarea.
Finalmente Antonio decidió que no tenía otra opción que retirarse. Solicitó a Fraates una reunión para parlamentar. Cuando sus enviados llegaron al campamento de los partos, se encontraron con el rey sentado en un trono de oro, tocando la cuerda de un arco. Fraates prometió a los enviados que tendría paso seguro para abandonar el país. Antonio finalmente decidió retirarse a través de Armenia, por una zona montañosa para reducir la eficacia de la caballería parta.
Pero Fraates mintió, pocos días después de que Antonio saliese de su campamento protegido, los partos comenzaron a hostigar a sus columnas.
Continuó la retirada siendo acosado constantemente por los partos, en una ocasión, Antonio atrajo a los arqueros a caballo a una trampa mortal haciendo que sus hombres formasen en cuadro con los arqueros y los honderos en los flancos y los jinetes en las esquinas para salí rápidamente, esto les dio una sensación de falsa seguridad, y se acercaron demasiado, siendo detenidos debido a la actuación de los honderos y arqueros que les hicieron muchas bajas, y a continuación fueron perseguidos por la caballería romana, produciéndoles 3.000 muertos y 5.000 heridos.

Retirada de Marco Antonio de Media Atropatena en el 37 AC. Autora Christa Hook

El rey parto Fraetes IV le atacó con 20.000 infantes y 4.000 jinetes, muriendo 3.000 y fueron heridos 5.000 de Flavio Galo, el mando obstinado de una fuerza de caballería e infantería ligera que iban en retaguardia, y que fueron rodeados, la rápida reacción de la Legión III que los salvó de un completo desastre.
Los romanos llegaron al río Araxes o Aras, que era la frontera entre Media y Armenia 27 días después de haber dejado Fraaspa.
Los partos no infligieron derrotas absolutas a Antonio, pero el constante acoso de los arqueros, el frío invierno, y la falta de alimentos hicieron que miles de romanos y auxiliares muriesen durante la retirada, el ejército inquieto estuvo a punto de amotinarse por el final de la campaña. Antonio perdió 20.000 efectivos a parte de los 10.000 de Estatiano.
Los partos capturaron 10.000 soldados romanos, muchos de los cuales eran alemanes de Renania, y que fueron enviados como rehenes a Merv, en lo que hoy es Turkmenistán, los alemanes ayudaron a establecer la industria del vino en esa tierra.
Como Antonio marchó con sus supervivientes a Antioquía, su esposa Octavia viajaba a su encuentro con dinero, equipos y ropa para sus soldados. También trajo un 2.000 soldados totalmente equipados, cortesía de su hermano Octavio. No eran los 20.000 que había prometido, y su llegada llegó demasiado tarde. Octavio también devolvió 85 naves maltrechas de las 120 que Antonio le había prestado para luchar contra Sexto Pompeyo.
Mientras tanto, se produjo una disputa entre el rey de Media y el de Armenia sobre el reparto del botín romano. El de Media envío a un tal Polemón a Antonio con una oferta de alianza. Antonio Aceptó y posteriormente le concedería la Pequeña Armenia por sus gestiones.

Invasión de Armenia 35 a.C
En 35 a.C, Marco Antonio, con dinero egipcio reunió un ejército de 100.000 hombres y marchó contra Artavasdes II, el rey armenio que lo había traicionado en la campaña anterior. El rey armenio fue vencido y arrestado, llevado a la ciudad de Alejandría donde el general romano realizó una parodia de triunfo por las calles alejandrinas, asesinándole después del triunfo.
En el año 33 a.C Marco Antonio estaba de nuevo en Armenia, llegando al río Araxes y firmó una alianza con el rey de Media contra Octavio y los partos, le cedió parte de Armenia y prometió a su hijo con Iotape la hija del rey medo, pero otras preocupaciones le obligó a retirarse, y toda la región pasó bajo control parto.
Posteriormente ambos reinos se perderían por luchas internas, Fraates se hizo con el poder en Partia y pronto se sublevó un tal Tiridates, ambos recurrieron a Octavio para pedir ayuda, pero éste estaba en plena guerra con Antonio. Finalmente Fraates se impuso con la ayuda de los escitas, y Tiridates huyó a Siria con el hijo de su rival, donde Octavio le permitió vivir en paz. Cuando se enteró de que tenía secuestrado al hijo de Fraates, mandó que se le devolviera inmediatamente.
Cuando el primer emperador, Augusto, tomó el poder en el año 27 a.C, pactó con los partos para tener tiempo de organizar su imperio. En el 20 a.C, se sabe que Augusto mandó a Fraates como presente, una esclava italiana llamada Musa, de la que tuvo un hijo que sería Fraates V y que sería conocido con el diminutivo de Fraataces.

Campaña Parta de Nerón (58-63)
En el 34, el rey parto Artabano III decidió colocar a su hijo, Arsaces III, en el trono armenio vacante desencadenó el conflicto con Roma, que no estaba dispuesta a abandonar Armenia. El emperador Tiberio ordenó el envenenamiento de Arsaces, que fue muerto por sus asistentes. Poco después Farasmanes I de Iberia, apoyado por los romanos se hizo con Artaxata, y situó en el trono a su hijo Mitridates.
Cuando las noticias llegaron a la corte parta, Artabano envió a su otro hijo Orodes para recuperar el trono, éste fue incapaz de asegurarse suficientes mercenarios porque los pasos estaban controlados por los íberos. El ejército parto en su mayoría eran jinetes, mientras que los íberos eran infantes, hubo una batalla en que Farasmanes I derrotó en combate singular a Orodes, los partos creyendo que su líder había muerto huyeron.
Roma no estaba en condiciones de librar una guerra, y tuvo que reconocer Mitrídates de Iberia como legítimo rey de Armenia. Aunque esta fue una gran victoria, la situación en Armenia estaba todavía lejos de ser resuelto definitivamente.
Así, en 51, por temor a la ambición de su hijo, el rey de Iberia Farasmanes I convenció a Roma para invadir Armenia y tomar el trono para sí mismo.
Radamisto invadió rápidamente Armenia. El rey Mitrídates, se refugió en la fortaleza de Gorneas, fue traicionado por la guarnición romana que había sido sobornado por su sobrino y se rindió, sólo para ser ejecutado.
El rey parto Artabano III reunió fuerzas de todo el imperio y marcho contra Iberia, el gobernador romano Lucio Vitelio acercó las legiones a la frontera, temiendo una guerra en dos frentes, Artabano III llegó a un entendimiento con el general romano, renunciando a reclamaciones partas de influencia en Armenia.
El emperador Claudio, con el deseo de evitar provocar a los partos, exigió solamente nominal que se retirasen los ibéricos. Se realizó una incursión desde Capadocia, pero una expedición desde Siria fue cancelada para evitar la guerra.
Pero un año después 52, los acontecimientos tomaron un nuevo giro que obligará a los romanos para intervenir directamente. Aprovechando la oportunidad, el rey parto Vologases I invadió Armenia, las fuerzas partas avanzaron sin oposición y conquistaron las capitales armenias Tigranocerta y Artaxata y puso a su hermano Tiridates en el trono, mientras que su otro hermano Pacoro le dio Media Atropatena. Esta acción constituía una violación del acuerdo que había alcanzado por Octavio con Fraates IV en el que se explicitaba que eran los romanos los que tenían el derecho de nombrar y coronar a los monarcas armenios.
La falta de provisiones y una epidemia invernal y una insurrección liderada por su heredero Vardanes hicieron que Vologases tuviera que retirar sus tropas de Armenia, oportunidad que volvió a aprovechar Radamisto para hacerse con el poder. Sin embargo, su comportamiento tiránico menos de dos años después provocó una rebelión, los nobles se alzaron y llamaron de nuevo a Vologases I, que ocupó el país, Radamisto se vio obligado a huir a la corte de su padre el Iberia, le condenó a muerte por haber conspirado contra el poder real. A continuación, Tirídates I fue llamado al trono por los armenios, ocupando el trono en el 54.
Al mismo tiempo, el emperador Claudio se preparó la guerra. De hecho, con la nueva invasión de Armenia, Vologases I habían roto un tratado firmado con Roma 70 años antes, que concedía a los romanos el derecho de nombrar los reyes armenios, y Tiridates no había sido coronado por Roma. Claudio murió  en el 54 y le sucedió Neron.

Ofensiva de Corbulo 58
El emperador Nerón dio a Domicio Corbulo, que fue llamado desde Germania, el control de dos provincias, Capadocia y Galacia, con autoridad o imperium propraetorial y más tarde proconsular. A pesar de Galacia era considerada un buen lugar de reclutamiento y Capadocia tenían unas pocas unidades de auxiliares, la grueso de su ejército llegó desde Siria, donde se quedaron las legiones X Fratensis y la XII Fulminata, quedaron con Umidio Cuadrato gobernador de la provincia, mientras él se llevo la III Gálica y la VII Ferrata, así como cohortes que estaban invernando en Capadocia. Corbulo quedó impresionado por el lamentable estado de las legiones. Los soldados muy viejos o incapacitados fueron sustituidos por reclutas de Galacia y Capadocia. La legión X fue relevada por la IV Escítica que estaba en Moesia. Entrenó a sus tropas en las montañas de Anatolia oriental, para la aclimatación a las nieves de Armenia.

Vologases I y Neron. A la izquierda moneda Vologases I rey de Partia (51 – 78), a la derecha moneda de Nerón emperador de Roma (37-68)

Los romanos pidieron rehenes a Vologases I rey de Partia para firmar la paz y que Tiridates fuese a Roma.
Tiridates, apoyado por su hermano, se negó a ir a Roma, e incluso participar en las operaciones contra los armenios quienes él consideraba que eran leales a Roma. La tensión aumentó y finalmente, en la primavera del 58, estalló la guerra.
Corbulo había situado un gran número de sus auxiliares en una línea de fuertes cerca de la frontera de Armenia bajo un ex primus pilus, Pacio Orfitus. Desobedecer las órdenes de Corbulo, suponía pena de muerte. Utilizó algunas alas de caballería auxiliar recién llegadas para organizar una redada contra los armenios, que parecía no estar preparados. La incursión fracasó, y las tropas se pusieron en retirada, incluso se extendió el pánico entre las guarniciones de los otros fuertes. Fue un mal comienzo para una campaña, y Corbulo castigó severamente a los sobrevivientes y sus comandantes.
Después de haber adiestrado su ejército durante dos años Corbulo, a pesar de este contratiempo, ya estaba listo. Tenía tres legiones a su disposición (III Gallica y VI Ferrata de Siria y IV Scythica), a la que se añadieron un gran número de auxiliares y contingentes aliados de reyes clientes orientales como Aristóbulo de Armenia Menor y Polemon II del Ponto. La situación era, además, favorable a los romanos: Vologases se enfrentaba a una revuelta seria de los hircanios en la región del mar Caspio, así como incursiones de escitas dahas y sakas (dahae y sacae) de Asia Central, y fue incapaz de apoyar a su hermano.

Campaña parta de Nerón 58-59: Corbulo invade y conquista Armenia

La guerra hasta ahora había aparecido en su mayoría escaramuzas en la frontera romana de Armenia. Corbulo trató de proteger los asentamientos armenios pro-romanos de los ataques, y al mismo tiempo tomó represalias contra los partidarios de los partos. Dado que Tiridates evitaba la confrontación en una batalla campal, Corbulo dividió su fuerza, de modo que pudieran atacar varios lugares al mismo tiempo, e instruyó a sus aliados, los reyes Antíoco IV de Comagene y Farasmanes I de Iberia para efectuar incursiones sobre Armenia desde sus propios territorios. Además, concluyó una alianza con los moschoi, una tribu que vive en el noroeste de Armenia.
Tirídates reaccionó enviando emisarios a preguntarle por qué estaba siendo atacado, ya que se les había dado rehenes. Corbulo reiteró la exigencia de buscar el reconocimiento de su corona por parte de Nerón. Con el tiempo, las dos partes acordaron en una reunión. Tirídates anunció que iba a llevar 1.000 hombres a la reunión, lo que implicaba que Corbulo debía llevar el mismo número de hombres “de manera pacífica, sin corazas ni cascos“. En cualquier caso, en una demostración de fuerza Corbulo decidió tomar con él la mayor parte de su fuerza, no sólo IV Ferrata, sino también hombres de 3.000 de la III Gallica más los auxiliares. Tirídates también apareció en el lugar acordado, pero, al ver a los romanos en orden de batalla, y a su vez desconfiando de sus intenciones, no lo hizo, y se retiró durante la noche. Tirídates entonces recurrió a una táctica que había funcionado bien un siglo antes en contra de Marco Antonio: envió fuerzas para asaltar ruta de abastecimiento del ejército romano, que se extendía desde las montañas a Trapezus en el mar Negro. No lo consiguieron, ya que los romanos habían tenido la precaución de asegurar las rutas de montaña mediante una serie de fortalezas.

Caída de Artaxata 58
Corbulo decidió atacar directamente a los bastiones fortificados Tirídates. No sólo eran instrumentos de control de la región circundante y fuentes de ingresos y los soldados, pero, además de ser una amenaza sobre ellos, podría obligar a Tirídates a arriesgarse en una batalla campal.
Vologases avanzó sobre Armenia, pero tuvo que volver inmediatamente por la revuelta de los hircanios en la región del Mar Caspio, que aprovecharon  su ausencia para levantarse de nuevo.
Corbulo dividió sus fuerzas en tres partes, una mandada por él mismo, otra por Cornelio Flaco su legado y la tercera por Instenio Capito su prefecto de campo. Asaltaron con éxito tres de estos fuertes, incluyendo Volandum (posiblemente la moderna Iğdır), el más fuerte de todos en esa provincia, según Tácito, se tomó en un solo día con mínimas bajas, y masacrando a su guarnición. Aterrorizados por esta demostración de poderío romano, varias ciudades y pueblos se rindieron, y los romanos preparaban para actuar contra la capital armenia norte, Artaxata.
Esto obligó a Tiridates para enfrentarse a los romanos con su ejército, cuando se acercaba Artaxata. La fuerza romana, reforzada por una vexillatio de la legión X Fretensis, marchó en formación de cuadro, con las legiones apoyadas por jinetes auxiliares y arqueros a pie. Los soldados romanos tenían órdenes estrictas de no romper la formación, y a pesar de los ataques repetidos de tanteo y retiradas fingidas por los jinetes-arqueros partos, se mantuvieron unidos hasta la noche. Durante la noche, Tirídates retiró su ejército, abandonando su capital. Sus habitantes se rindieron de inmediato y se les permitió salir sin ser molestados, pero la ciudad fue incendiada, ya que los romanos no podían prescindir de los hombres suficientes para guarnecer la ciudad. Tirídates pudo huir de la capital antes de que la capturaran los romanos.

Caída de Tigranocerta 59
En el 59, los romanos marcharon hacia el sur, hacia Tigranocerta, segunda capital de Armenia. En su camino, los hombres de Corbulo castigaron los que resistieron o se escondieron de ellos, mientras que se demostró la clemencia para los que se entregaron. En el terreno áspero y seco del norte de Mesopotamia, el ejército sufrió de falta de provisiones, en especial de agua, hasta que llegaron a las zonas más fértiles cerca Tigranocerta. Durante ese tiempo fue descubierto y suprimido un complot para asesinar a Corbulo. Varios nobles armenios que se habían unido al campamento romano fueron implicados y ejecutados. De acuerdo con una historia proporcionada por Frontino, cuando el ejército romano llegó a Tigranocerta, lanzaron la cabeza cortada de uno de los conspiradores por encima de las murallas de la ciudad. Por casualidad, aterrizó justo donde el consejo; inmediatamente decidieron entregar la ciudad, que en consecuencia se salvó. Poco después en el año 60, fue bloqueado un intento del ejército parto, bajo el rey Vologases, de entrar en Armenia, Córbulo envió al legado Verulano Severo con auxiliares que le rechazó.
Los romanos estaban ahora en el control de Armenia, e instalaron rápidamente a su nuevo rey, Tigranes V, el último descendiente de la casa real de Capadocia, en Tigranocerta. Algunas partes occidentales periféricas de Armenia también fueron cedidas a los vasallos romanos. Corbulo dejó 1.000 legionarios, tres cohortes auxiliares y dos alas de caballería (3-4.000 jinetes) para apoyar al nuevo monarca, y se retiró con el resto de su ejército a Siria, cuyo gobierno asumió como una recompensa por su éxito.

Contraataque parto 61
Los romanos eran muy conscientes de que su victoria era aún frágil, y que tan pronto como el rey parto se había ocupado de la rebelión de Hircania, volvería su atención a Armenia. A pesar de la renuncia Vologases a arriesgarse en un conflicto total con Roma, al final, se vio obligado a actuar cuando Tigranes invadió la provincia parta de Adiabene en 61. Las protestas enfurecidas de su gobernador Monobazus, y sus peticiones de protección, no pudieron ser ignoradas por Vologases, cuyo prestigio y autoridad real estaban en juego.
Vologases concluyó apresuradamente un tratado con los hircanios a fin de tener libertad de acción para hacer la campaña contra Roma, y ​​llamó a una asamblea de los grandes de su reino. Allí reafirmaron públicamente la posición de Tirídates como rey de Armenia, coronándole con una diadema. Nombró spahbod (mariscal de campo) a un tal Moneses, al que le concedió el mando de un contingente de catafractos y auxiliares adiabenos para expulsar a Tigranes de Armenia. El mismo Vologases participó en persona en la campaña tras acabar con los hircanios rebeldes.
Cuando fue informado del inminente ataque, Corbulo envió inmediatamente dos legiones la IV Escitica y XII Fulminata mandadas por Verulano Severo y Vetio Bolano para apoyar a Tigranes, aunque con instrucciones secretas de actuar de forma cautelosa en lugar de agresiva mientras él se quedó con las otras tres legiones bajo su mando (III Gallica, VI Ferrata y XV Apolinaris) para fortificar la línea del río Eufrates, por temor a que los partos pudiesen invadir Siria. Como la región tenía una importante escasez de agua ordenó la construcción de defensas en los puentes y ocultó los arroyos enterrándolos con arena. Envió una carta a Nerón en la que le solicitaba el envío de otro comandante, pues ahora eran dos provincias Armenia y Siria, las que se encontraban en peligro.

Formación romana en testudo o tortuga reforzada con arqueros para defenderse de jinetes arqueros siglo I. Autor Jason Juta

Monaeses mientras tanto, entró en Armenia y se aproximó Tigranocerta. Tigranes había tenido la precaución de reunir suministros, y la ciudad fue fortificada y guarnecida con romanos y armenios por igual. El asedio estuvo en gran parte a cargo del contingente de Adiabene, ya que los partos, siendo soldados de caballería, estaban poco cualificados y poco dispuestos a participar en asedio. El asalto de los partos fracasó, y tuvieron que replegarse debido a una salida exitosa romana. En este punto, Corbulo envió un emisario a Vologases, que había acampado con su corte en Nisibis, ubicada a 37 kilómetros de Tigranocerta y la frontera-romana de los partos. El asedio fallido y una escasez de forraje para su caballería una plaga de langostas, obligó a Vologases ponerse de acuerdo para retirar a Monaeses de Armenia. Al mismo tiempo, sin embargo, los romanos también dejaron Armenia, algo que, según Tácito, levantó sospechas de que habían llegado a un acuerdo de retirada mutua. Se firmó una tregua y una embajada de los partos fue enviada a Roma. Las negociaciones no lograron llegar a un acuerdo, y la guerra se reanudó en la primavera del 62.

Campaña parta de Nerón 61-62: Contraataque parto que culmina con la rendición de Lucio Casinio Peto

Mientras tanto, el legado para Capadocia había llegado, en la persona de Lucio Casenio Peto, el cónsul del año anterior (61). El ejército estaba dividido entre él y Corbulo, con la legión IV Escitica, XII Fulminata, y la recién llegada V Macedónica junto con los auxiliares de Ponto, Galacia, Capadocia van a Peto, mientras que Corbulo retuvo la legión III Gallica, VI Ferrata y X Fretensis. A causa de su antagonismo por la gloria, las relaciones entre los dos comandantes romanos fueron tensas desde el principio. Es de reseñar que Corbulo mantuvo las legiones que había pasado los últimos años haciendo campaña con él, y le dio a su colega, que después de todo quien debía llevar a cabo la campaña principal, las unidades más inexpertas. Las ​​fuerzas romanas totales dispuestas contra los partos eran, sin embargo, considerables: las seis legiones solas totalizaban unos 30.000 hombres. El número exacto y la disposición de las unidades auxiliares no está claro, pero había siete alas de caballería y siete cohortes de infantería sólo en Siria, que comprenderían una fuerza de 7-9.000 tropas.

Batalla de Rhandeia otoño 62
Peto no obstante se mostró confiado en la victoria, e inició su propia invasión de Armenia, mientras que Corbulo permaneció en Siria, reforzando las fortificaciones en la frontera del Eufrates. Peto tenía sólo dos legiones con él, la IV Escitica y la XII Fulminata, y avanzó hacia Tigranocerta. Algunas fortalezas menores fueron tomadas, pero la falta de suministros le obligaron a retirarse hacia el oeste durante el invierno.
Los partos habían pensado originalmente en invadir Siria, pero Corbulo hizo una exhibición convincente del poder militar, la construcción de una potente flotilla de barcos equipados con catapultas y un puente sobre el río Eúfrates, lo que le permitió establecer un punto de apoyo en la orilla de los partos. Por lo tanto los partos abandonaron sus planes para Siria, y volvieron su atención hacia Armenia. Allí, Peto había dispersado sus fuerzas y concedido permiso a sus oficiales, inconsciente del avance de los partos. Al enterarse de ello, avanzó inicialmente para satisfacer Vologases, pero después de ser derrotado un destacamento de reconocimiento, se asustó y se retiró a toda prisa.
Peto envió a su esposa e hijo a la seguridad en la fortaleza de Arsamosata, y trató de bloquear el avance de los partos mediante la ocupación de los pasos de las montañas de Tauro con destacamentos de su ejército. De este modo, sin embargo, dispersó aún más sus fuerzas, que posteriormente serían derrotados por los partos. La moral romana se hundió y el pánico cundió en el ejército, que ahora estaba sitiado en una serie de campamentos apresuradamente erigidos cerca Rhandeia. Peto, quien parece haber caído en la inactividad desesperado, envió mensajes urgentes a Corbulo para que acudiese en su rescate.


Duelo de catafractas: 1 parto, 2 armenio, 3 portaestandarte parto con draco. Autor Angus McBride

Corbulo mientras tanto, había sido consciente del peligro que enfrentaba a su colega, y puso parte de sus fuerzas en previsión; pero él no marchó para unirse a Peto, y algunos lo acusaron de retrasar con el fin de aprovechar más la gloria de haberlo rescatado. Sin embargo, cuando las peticiones de ayuda le llegaron, él respondió rápidamente y marchó con la mitad del ejército de Siria, llevaron muchas provisiones cargadas en camellos. Pronto se encontró con los dispersados restos del ejército Peto, y logró reunirlos en torno a su fuerza. Sin embargo, antes de que pudiera llegar al rescate, Peto había capitulado.
El tratado fue humillante: no sólo deberían los romanos abandonar Armenia y entregar todos los fuertes que tenían, sino que también acordaron construir un puente sobre el río Arsanias cercano sobre el que Vologases podía pasar en señal de triunfo, subido encima de un elefante. Además, el ejército romano sería saqueado a voluntad por los armenios, que tomaron incluso armas y la ropa de los romanos sin encontrar ninguna resistencia. Peor aún, según los rumores difundidos por Tácito, los romanos deberían pasar bajo el yugo, un gesto de humillación a los ojos de los romanos.
Roma, por su parte, parecía ser inconsciente de la situación real en Armenia. Tácito registra ácidamente que “los trofeos de la guerra de los partos y los arcos fueron construidos en el centro de la colina Capitolina” por decreto del Senado, aun cuando la guerra no se ha decidido. Las ilusiones se hicieron añicos por la llegada de la delegación parta a Roma en la primavera del 63. Sus demandas, y el posterior interrogatorio del centurión que los acompañaba, revelaron a Nerón y al Senado la verdadera magnitud de la catástrofe, que Peto había ocultado en sus despachos. Sin embargo, en las palabras de Tácito, los romanos decidieron “aceptar una peligrosa guerra sobre una paz vergonzosa“; Peto fue llamado, y Corbulo colocado de nuevo a cargo de la campaña en Armenia, con un extraordinario imperium que le colocaba por encima de todos los otros gobernadores y gobernantes clientes en el Este. El puesto de Corbulo como gobernador de Siria fue confiado a Cayo Cestio Galo.
Corbulo reordenó sus fuerzas, la retirada de las legiones IV Scythica y XII Fulminata derrotadas y desmoralizadas a Siria, dejando la X Fretensis para proteger Capadocia, y al frente de sus veteranas III Gallica y VI Ferrata a Melitene, donde estaba el ejército de invasión que se estaba montando. A éstos también añadió la V Macedónica, que había permanecido en el Ponto durante todo el año anterior y no se ha contaminado por la derrota, la recién llegada XV Apolinar, y un gran número de auxiliares y contingentes de los reyes de los clientes.
Después de que su ejército cruzase el Éufrates, siguiendo una ruta abierta por Lúculo más de cien años antes, recibió a los enviados de Tiridates y Vologases. La aproximación de una gran fuerza, y el reconocimiento de la capacidad de Corbulo como general, los dos arsácidas estaban ansiosos por negociar. Corbulo, siguiendo sin duda las instrucciones de Nerón, reiteró la vieja posición romana: si Tirídates aceptaba su corona desde Roma, la guerra podría evitarse.
Tirídates estuvo de acuerdo con las negociaciones, y en Rhandeia, la escena de la derrota romana del año pasado, fue acordada como punto de encuentro. Para los armenios, este lugar fue pensado como un recordatorio de su fuerza, mientras que Corbulo aceptó porque no esperaba expirar la desgracia anterior, por la paz o la guerra.
Una vez allí, Corbulo puso al hijo Peto, que había servido bajo su mando como legado, a cargo de una partida para recoger los restos de los soldados romanos y asegurarles un entierro apropiado. El día acordado, tanto Tirídates y Corbulo, cada uno acompañado por 20 hombres de a caballo, se reunieron entre los dos campos. Tirídates acordó viajar a Roma y buscar la confirmación de su corona de manos de Nerón. En señal de este acuerdo, unos días más tarde, los dos ejércitos desfilaron con el equipo completo. Tiridates se acercó al campamento romano, donde una estatua del emperador Nerón había sido erigida sobre una plataforma elevada, y se colocó su diadema real a sus pies en sumisión.

Tiridates I rey de Armenia delante de una estatua de Nerón. Autor Ángel García Pinto

En el año 66, Tirídates visitó Roma para recibir la corona y fue generosamente recibido por Nerón, que aprovechó la ocasión para aumentar su propia popularidad. Ordenó que las puertas del templo de Jano fuesen cerradas, por lo tanto se declara que la paz reinaba en el Imperio Romano.
En cuanto a Corbulo, fue honrado por Nerón como el hombre que había llevado ese “triunfo” pero debido a su popularidad e influencia en el ejército, hizo que se convirtiera en un rival potencial. Junto con la participación de su hijo político Lucio Annio Viniciano en un intento frustrado contra Nerón en 66, Corbulo se convirtió en sospechoso a los ojos del emperador en 67, mientras viajaba en Grecia, Nerón le ordenó su ejecución. Al enterarse de eso, Corbulo se suicidó.
Armenia en adelante sería gobernado por una dinastía persa, y a pesar de su lealtad nominal a Roma, habría sido objeto de una creciente influencia de los partos. A juicio de las generaciones posteriores, “romanos habían perdido Armenia“, y aunque la Paz de Rhandeia marcó el comienzo de un período de relaciones relativamente pacíficas que durarían 50 años, Armenia seguirá siendo un hueso constante de la discordia entre los romanos, los partos, y sus sucesores sasánidas.
El rey Vologases mantuvo unas buenas relaciones con los emperadores romano, en el 70 felicitó a Vespasiano por su acceso al poder y le ofreció 40.000 jinetes. En el 71 envió una corona de oro a Tito por su victoria sobre los judíos. En el 75 pidió ayuda a Roma contra los alanos que estaban invadiendo su territorio, al parecer hubo fuerzas romanas ayudando al parto.

Campaña Parta de Trajano (114-117)
El emperador Domiciano buscó la gloria en el éste y había comenzado a obtener información de la situación en Partia, pero no tuvo tiempo de llevar a cabo sus planes.
El emperador Trajano llegó al poder en el año 98, primero estuvo entretenido con las guerras Dacias y no prestó atención a los partos hasta la finalización de éstas.
En el año 104, como preparación para la campaña en el este, Trajano se había anexionado el reino árabe de los nabateos, con capital en Petra, y en 106 la convirtió en la provincia de Arabia Petraea. Era una región muy importante, cabecera de la ruta de la seda, que atravesaba desde el sur toda la península arábiga y por la que llegaban a roma especias, maderas finas, piedras preciosas y otros productos de lujo.
Petra perdió su poder comercial con oriente y cayó en el olvido poco a poco. En su lugar, el oasis ciudad de Palmira se convirtió en el nexo de unión con la ruta de la seda y se enriqueció increíblemente, rivalizando con la misma Roma. Estaba situada en medio del desierto sirio, entre Damasco y el Éufrates.
Teniendo en cuenta que sabía que tenía que enfrentarse con las catafractas partas, Trajano empleó la escolta personal del emperador, los équites singulares. Inicialmente este cuerpo estaba formado por bátavos reclutados de las unidades de caballería auxiliar.
La campaña fue cuidadosamente planeado de antemano: 10 legiones se concentraron en el teatro oriental; desde el 111, la correspondencia de Plinio el Joven describe que las autoridades provinciales en Bitinia tenían que organizar los suministros para el paso de las tropas, y las ciudades y las familia tenían contribuir a los gastos mediante el suministro de tropas. La campaña prevista, por lo tanto, era inmensamente costosa desde su inicio.
Sólo necesitaba una causa para iniciar la guerra, y esta le fue ofrecida cuando el rey parto Osroes I, depuso a Tiridates rey de Armenia, y puso en su lugar a Oxidares uno de los dos hijos de Pacoro, sin contar con el apoyo de Roma.
En el 113 Osroes I envió una embajada a Trajano cuando se encontraba en Atenas pidiendo la paz y ofreciendo que pondría a Partamasiris en el reino de Armenia, su propuesta ni siquiera fue contestada.

Osroes I y Trajano. A la izquierda moneda de Osroes I rey de Partia (109-129) y a la derecha moneda de Trajano emperador de Roma (98-117)

Invasión de Armenia 114
Trajano llego a Antioquia a principios de 114, donde se puso al mando del ejército de oriente, que constaba de 11 legiones procedentes de todas las partes del Imperio, principalmente de Panonia de las guerras Dacias (las legiones I Adiutrix, la II Trajana Fortis, la VII Claudia, la XI Claudia, la XV Apolinaris, y la XXX Ulpia), de Siria (las legiones IV Escítica y la VI Ferrata), de Palestina (las legiones X Fretensis, y la III Cirenaica), de Comagene la legión XVI Flavia Firma. Se reunieron numerosas fuerzas auxiliares de toda la zona sobre todo de Egipto.

Campaña parta de Trajano 114-115. El 114 contra Armenia y el 115 contra Mesopotamia

En primavera del 115, Trajano partió de Antioquía con Lucio Quieto, Nigrino y otros legados al mando de varias legiones, se dirigieron hacia el este hasta llegar a Beroea, y desde allí­ hacia el norte hasta Zeugma, donde les esperaba la legión IV Escitica, allí cruzaron el Eúfrates y avanzaron sin oposición ni problemas de abastecimiento de agua y ví­veres, llegando a Samosata. Allí les esperaba la legión VI Ferrata, que también se unió al ejército imperial.
El ejército romano llegó a la fortaleza de Metilene en Capadocia en pocos dí­as. Allí­se les unió la legión XII Fulminata. Mientras estaba en Metilene le llegó un mensaje del rey Partamasiris, pidiendo ser investido rey formalmente por Roma, Trajano decidió no contestarle.
Las legiones de Trajano cruzaron el Éufrates y tras varios dí­as de marcha cruzaron el paso llegaron frente a la primera gran ciudad Armenia de Arsamosata, que tomaron con suma facilidad. Desde allí cruzaron el paso Pulumur, cruzaron el Eufrates por última vez, y llegaron a Eriza, un día de Satala donde recogieron la legión XVI Flavia Firma.
Posteriormente se dirigieron a Satala en Capadocia a finales de mayo, donde Trajano había reunido las fuerzas de Dacia y el Danubio, provenientes de diecisiete legiones diferentes, con una fuerza equivalente a 8 legiones completas, habían llegado por el Danubio al mar Negro hasta Trapezus (Trevisonda), después cruzaron el paso Zigma hasta llegar a la ciudad. Estas legiones estaban perfectamente entrenadas y además tenían experiencia contra las catafractas pues se habían enfrentado a los sármatas yácigos y roloxanos.
En Satala Trajano recibió la visita de numerosos dirigentes del Caucaso y de la región de mar Caspio. Cruzaron de nuevo la frontera y penetraron en territorio armenio, llegando a Elegeia, donde Partamasis, sobrino del rey Osroes I de Partia, que había sido colocado por éste como rey de Armenia, salió al encuentro de Trajano en un acto de vasallaje y sumisión, pero Trajano no se conformó y ordenó su asesinato, le permitió partir con su escolta parta acompañados por un destacamento de caballería romana, cuando se alejaron del campamento, los romanos cargaron y mataron a todos. Desde Elegia Trajano siguió hasta Artaxata y a continuación hasta Albania para llegar al mar Caspio.
Mientras tanto, su lugarteniente Lucio Quieto al frente de sus jinetes mauros, al mando de una columna desde Elegia se dirigió Mardia (actual Ghilan). Atacó a la tribu hostil de los mardos, que vivían al oeste del lago Van, los mardos fueron cogidos por sorpresa y destruidos y después penetraron profundamente en Media Atropatena. Es posible que la campaña Quieto tuviese como objetivo la extensión de la frontera romana más reciente, extendiéndola al este hacia el Mar Caspio y el norte de las estribaciones del Cáucaso, para hacerla más defendible.



Invasión de Mesopotamia 115
Trajano dejó bien Elegeia o Artaxata a finales de primavera, 115. A partir de ahí marchó por las montañas centrales de Tauro, posiblemente pasó por la antigua capital Tinagrocerta, se dirigió al Sur cruzando los montes Tauros, con el fin de hacerse con los el territorio comprendido entre los ríos Tigris y Eúfrates al norte de Mesopotamia. Puso guarniciones permanentes a lo largo del camino para asegurar el territorio, dirigiéndose a Nisibis.
Mientras Lucio Quieto había progresado desde el lago Van hacia el reino de Adiabene que era cliente de los partos, venciendo a su rey, Mebarsapes y avanzar en la parte este de la Mesopotamia, realizando un movimiento de pinza con éxito, convergiendo en la ciudad de Nisibis con Trajano que era su primer objetivo, era una ciudad fortaleza que protegía la ruta comercial del norte de Mesopotamia. En esos momentos estaba bajo el control de Adiabene, un reino judío vasallo de los partos.
Nisibis cayó en poder romano fácilmente. La ciudad se convirtió en la nueva sede para ese año. Desde Nisibis, Trajano se dirigió al oeste hacia la ciudad de Edesa, cuando se aproximaba a la ciudad, Abgaro VII dirigente de la ciudad, envió a su joven hijo Arbandes a entrevistarse con el emperador. Tras la entrevista, el rey Abgaro recibió al emperador en las puertas de la ciudad con un regalo de 250 jinetes catafractas y 60.000 flechas. Trajano lo confirmó en el cargo. A continuación se dirigió a la ciudad de Batnae que asedió y tomó.
Mientras Licio Quieto se dirigió hacia el sur, conquistando sin luchas las ciudades de Singara (Sindjar), Libana y Tebata. Mebarsapes se retiró más allá del Tigris.
Tras terminar la campaña de ese año, Trajano volvió a Antioquia, donde celebró un triunfo y añadió el término “Parthicus” a su nombre, como vencedor de los partos.
Durante su estancia en Antioquía, la ciudad sufrió un severo terremoto en diciembre del 115 que destruyó la mayor parte de la ciudad, en el que murieron miles de personas, entre ellos una gran cantidad de soldados romanos. Incluso la propia residencia imperial de Trajano fue destruida, viéndose obligado a permanecer en el hipódromo al aire libre.
En la primavera de 116, con un enorme ejército romano listo para la invasión, los reyes de los reinos vasallos de los partos del norte de Mesopotamia la región de Osroene, Edesa, Anthemusia y Singara enviaron emisarios con regalos, para tratar de impedir lo inevitable.
Trajano despidió a los embajadores, y organizó los pequeños reinos en la nueva provincia romana de Mesopotamia. Nisibis se convirtió en la capital de esta nueva provincia. 

Campaña de Partia 116
Aprovechando la guerra civil en Partia entre Osroes y Vologases III, Trajano decidió invadir Partia y tomar su capital Ctesifonte.
En la primavera del año 116, los romanos atacaron en dos columnas, una siguiendo el curso del Éufrates bajo el mando de Trajano y la otra siguiendo el curso del Tigris bajo el mando de Quieto, ambas confluirían sobre la capital Ctesifonte.
La columna del río Eúfrates iba mandada por Trajano, partió de Antioquí­a donde dejó una legión para la reconstrucción de la ciudad, siguieron la ruta habitual a Zeugma, donde el gran ejército imperial romano cruzó el río. De Zeugma fueron directamente a Edesa, donde el rey Abgaro, junto con su hijo Arbandes, volvieron a recibirle con agasajos,  que avanzó sin oposición hasta Dura Europos, donde fue erigido un arco de triunfo en su honor. Después continuó río abajo hasta Seleucia
La columna del río Tigris, partió de Nisibis, donde Trajano había dejado una legión con la misión de construir una gran flota de barcos pequeños, capaces de navegar por el río Tigris.
Desde Nisibis se dirigieron a Cizre, donde los partos habían concentrado un ejército arqueros. Dividió el ejército en tres partes, uno al norte y otro al sur sobre barcas para tratar de cruzar el río, el del centro construiría un puente de barcazas, mientras los barcos cargados con arqueros y honderos hacían de pantalla, el del sur descendió por el Tigris con parte de sus tropas embarcadas, y consiguió coger por sorpresa a los partos, que se retiraron sin luchar. Conquistaron Gaugamela y Arbela, la capital de Adiabene. Los partos seguían sin querer combatir. Más al sur en Adenystrae (actual Irbil), había una fuerte guarnición parta, Quito envió a un centurión llamado Sentio a la población para ofrecerles una rendición ventajosa, el comandante de la guarnición Mebarsapes le arrestó y le metió en prisión, allí convenció a otros presos para que le ayudasen y consiguió escapar, matando a Mebarsapes y abriendo las puertas de la ciudad. Después continuaron sin oposición hasta Ctesifonte.

Campaña parta de Trajano 116. Progresó con en dos columnas una siguiendo el río Tigris y la otra siguiendo el río Éufrates 

Mientras tanto, la flota fluvial había navegado, el canal de los partos al sur de Ctesifonte que unía el Tigris y el Eufrates. El emperador no tenía la intención de usarlo para su asalto a la capital. En su lugar, propuso cortar su propio canal en un sitio llamado Sippar, donde los dos ríos fluían cerca uno del otro y usar ésto para cruzar el Tigris. Pero el Éufrates fluía a una altura ligeramente superior, y el riesgo de inundación se suponía era demasiado grande. En lugar Trajano arrastró a su flota fluvial por tierra con cabrestantes y los rodillos y atacó a Seleucia, una ciudad de 600.000 habitantes que competía en riqueza y población con Alejandría. La tomaron con poca resistencia.
Después puso su flota en el agua y cruzó a tomar la capital. Trajano asedió la capital parta, Ctsifonte, que cayó tras unos pocos días de asedio, el trono de oro de Osroes y su hija fueron capturados.
Después de la captura de Ctesifonte, el emperador con una flota de 50 barcos, se trasladó a Mesene, un reino cliente de los partos que estaba en una isla en la desembocadura del río Tigris donde se lamentó de su edad avanzada, de haber sido más joven, habría ido a conquistar la India, tomó varias varias ciudades de Mesene como Akra o Agra, Oratha, Apamea y Spasinu Charax (actual Basra). Trajano tuvo el honor de ser el primer, y ultimo general romano en ver el golfo Pérsico.
Se dirigió al noroeste y tomó Babilonia, donde realizo un sacrificio a Alejandro, en el mismo lugar donde el Magno había muerto 400 años antes. Cuando estaba en Babilonia, se enteró de que muchas ciudades conquistadas se habían levantado y habían matado a las guarniciones romanas.
Trajano visitando Babilonia en el año 116. Le muestra demasiado joven para la edad que tenía. 

La respuesta parta 117
A pesar de los éxitos romanos, el ejército parto se mantuvo intacto. No se había librado ninguna batalla, y el gran rey Osroes se había retirado detrás de los montes Zagros en el comienzo de la guerra, dando instrucciones a sus tropas para llevar a cabo una política de tierra quemada mientras eran perseguidos. Ahora sus tropas se dedicaban a hostigar a los romanos a lo largo de un frente de 600 kilómetros. Las líneas de suministro romanas estaban gravemente expuestas.
Pero la guerra civil había continuado con independencia hasta la caída de Ctesifonte. Las diferentes facciones, ahora conmocionados por los logros de Roma, acordaron unirse bajo Osroes para la inmediata emergencia. El príncipe Sanatruces hijo de Vologases III, había calculado su revuelta para que coincidiese con el momento en que los romanos estaban más extendidos, antes de que pudieran consolidar sus conquistas. En poco tiempo Osroene había cambiado de bando. La fortaleza parta de Hatra, que había sido dejada a retaguardia por las legiones en su avance, se convirtió en un preocupante foco de resistencia. Las ciudades con importantes poblaciones judías, Nisibis, Edesa, Arbela, etc, se unieron a la rebelión y masacraron a sus guarniciones romanas. Así que los romanos se vieron obligados a dejar de perseguir al ejército parto y dedicarse a recuperar de nuevo las ciudades que dos años antes habían tomado fácilmente. Seleucia se sublevó también, poniendo en peligro el propio Trajano.

Campaña parta de Trajano contra Partia 117. Represión del levantamiento parto y asedio de Hatra

El emperador reaccionó rápidamente formando tres divisiones. La primera, bajo Apio Máximo Santra, que fue derrotada en Mesopotamia y su comandante muerto por las fuerzas de Sanatruces. La segunda, bajo Lucio Quieto, recapturó Nisibis y Edesa a la que saqueó e incendió, su rey Abgaro huyó a Partia. Tomó una serie de otras ciudades de la región, saqueando y quemando a todas ellas como castigo por la revuelta. La tercera, bajo el mando conjunto de Erucio Claro y Julio Alejandro volvió a tomar Seleucia y la quemó.
Trajano atrapado con los restos de una legión en Ctesifonte, mandó llamar al general Lucio Quieto. En poco Quieto se presentó junto con Partamaspates que se había unido a los romanos, junto con las fuerzas de la tercera división se enfrentaron cerca de Ctesifonte a las fuerzas partas mandadas por Sanatruces hijo de Vologases III, derrotándolas y haciéndolas huir, había salvado a todo el ejército de la destrucción, lo que hizo que Lucio fuera querido por las legiones. El príncipe parto murió poco después en circunstancias sospechosas. La revuelta fue aplastada en apariencia, pero un segundo ejército parto todavía estaba activo en Armenia bajo Valakh el hijo de Sanatruces.

Unidad de catafractas partos preparándose para una carga 

El peligro que representa este ejército está bien atestiguada por la velocidad con la que Trajano aceptó la oferta de un armisticio de Valakh a cambio de una parte de Armenia. El emperador y luego regresó a la capital de los partos y coronó a Partamaspates, hijo de Osroes, como nuevo gobernante Partia en nombre de Roma, por lo que el nuevo rey le rindió homenaje.

Rebelión judía 117
En estos momentos, llegó a oídos de Trajano la noticia de una nueva insurrección judía. En Chipre, Egipto y Cirenaica (la actual Libia) los judíos se habían revelado, alentados por agentes partos y dirigidos por líderes mesiánicos locales, como Artemion en Chipre, que había obligado a ciudadanos griegos y romanos a luchar entre sí en combates de gladiadores.
Otro líder mesiánico judío fue el rey Lukuas, que en Cirenaica masacró a 200.000 griegos y romanos, destruyendo de paso los templos e instituciones civiles paganas.
Los rebeldes zelotes se dirigieron por la costa hacia Alejandría y Judea, amenazando el vital suministro de trigo egipcio a Roma. La insurrección se extendió a las provincias partas recién conquistadas.
A principios del 117 AC Trajano envió a Quieto para a suprimir la sublevación judía, dando lugar a la Segunda Guerra Romano-judia o Guerra de Kitos, llamada así por ser “kitos” una corrupción de Quieto. También envió a Quinto Marcio Turbo para pacificar las provincias de Egipto y Cirenaica, lo que se logró en el otoño del año 117. 

Asedio de Hatra 117
Trajano después se dirigió hacia el norte para volver a tomar la fortaleza vital de Hatra, no era una ciudad grande pero tenía doble muralla, controlaba la carretera Nísibis-Ctesifonte y era clave para el control romano sobre el Tigris. Estaba situada al borde del desierto y el ambiente era inhóspito para los sitiadores, que carecían de agua, madera y forraje fresco.
Trajano ordenó levantar un campamento y cercar la ciudad, comenzando a minar sus murallas. Las enfermedades pronto llegaron, pero el emperador estaba determinado a tomar la fortaleza. Durante el verano de 117 el asedio de Hatra continuó, consiguieron abrir una brecha en la muralla, Trajano envió a los equites singulares augusti a través de la brecha, pero los hatrenos contraatacaron en consiguieron rechazarles, el propio quiso seguir de cerca la operación, se había quitado su capa imperial y distintivos, pero las canas le delataron, los arqueros que perseguían a los jinetes le reconocieron y lanzaron una lluvia de flechas contra él, salió indemne pero muchos de su escolta murieron.

Asedio de Trajano a Hatra 117. Portada del libro “la Legión perdida” de Santiago Posteguillo 

El asedio continuó y los sitiadores tuvieron que soportar plaga de moscas, calor asfixiante, tormentas de granizo. La moral de los sitiadores comenzó a decaer y el propio emperador sufrió un golpe de calor y decidió levantar el asedio y volver a Roma, para tratar de recuperarse. Embarcó en Seleucia y a finales julio se embarcó con su mujer Plotina para Roma, dejando a Adriano en Antioquia a cargo de Siria. Estaban bordeando la costa turca pero a los pocos días de viaje su salud se deterioró rápidamente. Fue llevado a tierra en Cilicia, donde murió en la ciudad de Selenus el 9 de agosto de 117. 

Secuelas
Las cenizas de trajano fueron colocadas debajo de la columna Trajana, de donde desaparecieron durante las invasiones bárbaras.
Trajano había conseguido aumentar la extensión del imperio hasta su límite máximo. Había hecho crecer el imperio de 5 millones de kilómetros cuadrados a 6 millones.
Su sucesor Adriano, firmó la paz con los partos y se dedicó a asegurar y mantener las fronteras del Imperio, la frontera volvió a ser de nuevo el río Eúfrates.
Partamaspates que fue rechazado por los partos, y Adriano le concedió Osroene. También devolvió a Osroes su hija.
Por su parte, nada más llegar al poder Adriano abandonó todas las regiones que poseía Roma más allá del Tigris y del Éufrates. En general, su gobierno es considerado como una fase de repliegue, mientras que al frente de Armenia situaba a un príncipe arsácida, favorable a los partos. En cuanto a la política interior, Adriano se mostró preocupado por la libertad de las ciudades: Laodicea, Rhosos, Tripolis, Tiro, Seleucia, pasan a ser denominadas oficialmente “ciudades autónomas”. Palmira, por su parte, y dentro de esta corriente liberalizadora fue declarada “ciudad libre”. 

Campaña Parta de Marco Aurelio (163 -166)
La Guerra Romano-parta de 163-166 del emperador Marco Aurelio (también llamada la Guerra de los partos de Lucio Vero) se libró entre los imperios Romano y Parto más de Armenia. Se concluyó en 166 después de que los romanos hicieron campañas de éxito en Armenia (163), la Alta Mesopotamia (164). 

Antecedentes
Tras reunificar el reino y consolidar el poder, el rey Vologeses III, tenía a su disposición una Partia revitalizada y reanimada. Aprovechando el período de confusión y de desorganización que una sucesión imperial supone, tras la muerte de Antonino Pío, en el año 161 el trono armenio no tenía dueño, los romanos apoyaban a Soemo y los partos a Pacoro. Para imponer a su pretendiente mandaron un ejército de caballería pesada al mando del general Cosroes, quien venció al gobernador romano Marco Sedazio Severiano y sus 2 legiones (una de ellas posiblemente la IX Hispana) en Elegela o Elgia, cerca de Samosata (Alto Eúfrates), en la batalla pereció hasta el último legionario, el propio Severino se suicidó. Un año después tanto Capadocia como Siria cayeron bajo control parto.

Catafractas partos atacando a legionarios romanos. El escudo corresponde a la Legión XVI Flavia Firma

Marco Aurelio, que se había convertido en emperador tras la muerte de Antonino Pío el 7 de marzo de 161, no estaba preparado preparado para la guerra ya que no tenía ninguna experiencia militar, había pasado la mayor parte de su tiempo al lado del emperador. Su primera decisión fue nombrar a Marco Estacio Prisco, que era el gobernador de Gran Bretaña, en sustitución de Severiano como gobernador de Capadocia, éste posteriormente sería a su vez reemplazado por Sexto Calpurnio Agricola.
La respuesta romana no se hizo esperar, un poderoso ejército de 16 legiones más auxiliares (unos 200.000 hombres) se movilizó en el este, entre ellas se encontraba la legión X Gemina de Vindobona (Vienna), la I Minervia de Bonn, la II Adiutrix de Aquincum, la V Macedonica de Troesmis, más vexilationes de otras legiones, Las fronteras del norte se debilitaron estratégicamente, a los gobernadores fronterizos se les dijo que evitasen conflictos.
El mando del ejército se le dió al co-emperador Lucio Vero que era más fuerte y más sano que Marco, y por lo tanto más apto para la actividad milita, estaba acompañado de los mejores generales del momento: Avidio Casio, Estatio Prisco y Marcio Vero, también estaba acompañado por parte de la guardia pretoriana.
Lucio partió en el verano de 162 para tomar un barco desde Brindisi; Marco Aurelio le acompañó hasta Capua. Continuó hacia el este a través de Corinto y Atenas, acompañado por músicos y cantantes, como en un viaje real. El co-emperador cuando llegó a Antioquia se enamoró de Pantea (la Cleopatra del lugar) con la que se quedó, dejando el mando a Avidio Casio, que era natural de Siria y conocía muy bien la zona.
En medio de la guerra, tal vez en el otoño del 163 o a principios del 164, Lucio hizo un viaje a Éfeso, donde se enamoró de la hija de Marco Lucilla, que tenía tan solo trece años de edad, con la que se casaría en marzo. Lucilla le daría tres hijos en los siguientes años, y se convertiría en Augusta Lucilla.
La guerra partica se puede subdividir en tres fases: la la Armeniaca, la Pártica o Siriaca y la Médica por los lugares que tuvieron lugar.

Vologases IV y Marco Aurelio. A la izquierda moneda de Vologases IV rey de Partia (147-191) y moneda de Marco Aurelio emperador de Roma (169-180) 

Campaña Armeniaca 163
En el  163 las legiones I Minervia y la V Macedonica bajo mando de Estatio Prisco penetraron en Armenia, tomaron la capital Artaxata y expulsaron al pretendiente al trono, el arsácida Aurelio Pacoro, que tenía la ciudadanía romana concedida por Marco Aurelio. Pusieron en el trono a un tal Sohaemo. Al final del año, el co-emperador Vero se llevó el título “armeniaco”, a pesar de que nunca había estado en combate.
En 164, una nueva capital, Kaine Polis (“Nueva Ciudad” en griego), sustituyó a Artaxata. Esta ciudad estaría unos 50 km más cerca de la frontera romana. 

Campaña Parta o Siriaca 164
En 163, mientras que Estacio Prisco estaba ocupando en Armenia, los partos intervinieron en Osroene, un cliente romano en la Alta Mesopotamia, al este de Siria, con su capital en Edesa. Los partos depusieron líder del país, Mannos, y lo reemplazaron con su propio candidato.
En respuesta, las fuerzas romanas bajo el mando de Avidio Casio que era un soldado valiente, un general competente que imponía una estricta disciplina, cuya severidad a menudo se convertía en la crueldad, pero sin embargo era muy querido por los soldados, y poseía muchas buenas cualidades buenas. Se desplazaron aguas abajo, para cruzar el Éufrates en un punto más al sur. Antes del final del año, sin embargo, las fuerzas romanas se habían desplazado hacia el norte para ocupar Dausara y Nicephorium. Poco después de la conquista de la orilla norte del Eufrates, otras fuerzas romanas siguieron avanzando en Osroene desde Armenia, tomando Anthemusia, una ciudad al sur-oeste de Edesa. Hubo pocos movimientos en el 164; dedicando la mayor parte del año en los preparativos para un nuevo asalto en al territorio de los partos
En 164 los romanos se prepararon para atacar Mesopotamia, los persas sabiendo que podían quedar atrapados en la Siria romana y la abandonaron, replegándose detrás del río Éufrates. Tras recuperar fácilmente Siria, los romanos atacaron Mesopotamia y tomaron Edesa, Carras (Carrae) y Nisibis.
Campaña de Marco Aurelio contra los partos (163-166). Contra Armenia (163), Siria y Alta Mesopotamia (164) y Baja Medopotamia (165) 

En 165, las fuerzas romanas, tal vez dirigidos por Martio Vero con la V Macedonica, entraron en Mesopotamia. Edesa fue recuperada y Mannos reinstalado en su cargo. Los partos se retiraron a Nísibis, pero esta ciudad también fue sitiada y capturada. El ejército parto se dispersó en el Tigris. Cosroes y sus generales cruzaron nadando el río y se escondieron en una cueva.
Una segunda fuerza, bajo Avidio Casio con la legión III Gallica, construyeron un puente de pontones aguas arriba de Circesio y vencieron a los partos en las batallas de Sura y Nichephorium (Rakka), siguieron el curso del Eúfrates y llegaron a Doura Europos, donde volvieron a derrotar a los partos tras una batalla muy disputada. Después cruzaron el Éufrates por Seleucia y saquearon Ctesifonte, la capital parta.
A finales de 165, el ejército de Cassio había llegado a las metrópolis gemelas de Partia Seleucia en la orilla derecha del Tigris y Ctesifonte a la izquierda. Ctesifonte fue tomada y su palacio real incendiado. Los ciudadanos de Seleucia, siendo en gran parte de origen griego (la ciudad había sido encargada por Seleuco uno de los sucesores de Alejandro y se estableció como capital del Imperio Seléucida), abrió sus puertas a los invasores. La ciudad fue capturada, no obstante la ciudad fue saqueada, dejando un punto negro en la reputación de Lucio. El saqueo marcó un capítulo particularmente destructivo en la larga decadencia de Seleucia. Durante el saqueo, las tropas romanas robaron la estatua de Apolo Comaeus de su templo y la llevaron a Roma, donde se instaló en el templo de Apolo Palatino.
El ejército de Casio empezó a padecer escasez de suministros y los efectos de una plaga, regresó de nuevo a la seguridad del territorio romano. Lucio Vero se llevó el título ”Parthicus Máximo”.

Jinetes-arqueros partos realizando su famoso “tiro parto”. Autor Johnny Shumate 

Campaña Media 166
En el 166 las legiones bajo el mando de Casio cruzaron el río Tigris y entraron en la Media, no hay datos de esta campaña. Los partos organizaron una fuerte resistencia y partidas de jinetes que acosaban constantemente a los romanos durante su avance y posterior ocupación territorial. Se vieron forzados a retroceder dado que apareció la peste que le produjo numerosas bajas y además las experimentadas tropas romanas eran necesarias para el nuevo frente bélico que se había abierto en las fronteras germánicas.
Finalmente se aceptó un tratado de paz pero conservando Mesopotamia Superior.
El co-emperador Lucio Vero fue aclamado como imperator de nuevo, ganando el título de “Medicus”. 

Secuelas
A su regreso a Roma, los emperadores recibieron su triunfo y los apelativos de ”armeriacum y parthicus”. Pero, trajeron consigo la llamada peste Antonina que fue una epidemia que se extendió por todo el imperio y que produjo una gran pérdida de población, inestabilidad política y social, decadencia del comercio y una enorme debilidad militar. Cerca de 5 a 7 millones de personas murieron durante la peste, en la misma Roma los rebrotes continuaron hasta al menos 189, muriendo cerca de 5.000 ciudadanos por día solo en Roma en sus momentos más virulentos.
Una gran ofensiva contra los marcomanos se aplazó hasta el 169 debido a la escasez de las tropas imperiales. 

Campaña Parta de Septimio Severo (197-200)
Tras la muerte del emperador Cómodo en el 192, Narciso Pertinax fue elegido como nuevo emperador después de que pagara un generoso donativum a los pretorianos. A su llegada al poder, el nuevo emperador se percató de que las arcas imperiales estaban vacías. A fin de revitalizar la economía, Pertinax decidió eliminar gastos superfluos, para lo que eliminó a los pretorianos del poder e impuso una disciplina más severa. Tres meses después fue asesinado y sucedido por Didio Juliano, quien adquirió el trono en una subasta dirigida por los pretorianos en la que se impuso al suegro de Pertinax, Tito Flavio Sulpiciano.
Lucio Septimio Severo recibió las noticias de las muertes de Cómodo y Pertinax en Carnuntum, localidad que se situaba en Panonia Superior. Cuando se enteraron de los acontecimientos que tenían lugar en Roma, las legiones veteranas acantonadas en el Danubio decidieron proclamar emperador a Severo. Además, buscó y obtuvo el apoyo de las legiones estacionadas en las fronteras del Rin y Germania, y cuando lo hubo conseguido, marchó sobre Roma.
Severo, que se presentó en Roma con su ejército el 9 de junio del 193. A su llegada a Roma, Severo invitó a la Guardia Pretoriana a un banquete en su campamento; pero cuando los pretorianos llegaron fueron desarmados por una fuerza de soldados de Severo, que ejecutaron a los asesinos de Pertinax. Severo sustituyó a los pretorianos por soldados de su confianza originarios de Panonia.
En Oriente Pescenio Níger, gobernador de Siria, se negó a proclamar emperador a Severo y su propio ejército le proclamó emperador, y pronto obtuvo el apoyo de la provincia de Egipto.
En Britania se cernía una amenaza mucho más seria sobre el nuevo emperador. Clodio Albino era un influyente senador de origen africano igual que él, que había relevado al fallecido Pertinax en el gobierno de la isla. Su ejército era numeroso y estaba muy bien entrenado, como consecuencia de años de guerra contra los caledonios. Severo se concilió hábilmente con Albino al ofrecerle el título de César y el consulado del año 194.
Níger había recibido las felicitaciones de Vologases y varios de los reyes vasallos de reyes a lo largo de la frontera Eufrates, acompañados de ofertas de apoyo militar, en caso de conflicto con otros reclamantes imperiales. Inicialmente, Niger se negó cortésmente estas ofertas, pero cuando vió que Severo estaba movilizando las legiones del Danubio reconsideró la oferta. Vologases prometió que iba a convocar a las tropas de los sátrapas para la campaña y que le llevaría tiempo, era una escusa para ver como se desarrollaban los acontecimientos. Varios reyes clientes, como los de Adiabene, Osroene y Hatra, por el contrario sí ofrecieron su apoyo y Barsemio de Hatra prometió un cuerpo de arqueros.
Las fuerzas de Severo mandadas por Tiberio Claudio Cándido expulsaron a las fuerzas Níger en Macedonia y sitiaron Bizancio que aguantaría hasta el 196, cruzando a continuación el Helesponto y se enfrentó y derrotó a las fuerzas de Niger mandadas por Aselio Emiliano gobernador de Asia, en la batalla de Cicico, en la que murió Emiliano. Las fuerzas de Severo persiguieron a las fuerzas enemigas hasta Nicea, donde fueron derrotados de nuevo en la batalla de Nicea, obligando a las fuerzas de Níger a retirarse de nuevo a los pasos de los montes Tauro y el río Issos. A principios de otoño de 194, los dos ejércitos se enfrentaron entre sí. Dión describe la batalla de Issos como un acto de intervención divina, surgió una tormenta repentina cuyo viento en dirección a las fuerzas de Niger, que cegadas primero por el polvo y luego por la lluvia empezaron a tener dificultades.
En este momento, Valerio Valeriano, megister equitum de Severo, que supuestamente iba a desertar al lado de Níger, vio que la batalla se decantaba por  Septimio Severo, flanqueó las fuerzas de Niger, que huyeron en desbandada. Niger intentó huir a la corte parta, pero fue alcanzado y ejecutado.
En Mesopotamia, las fuerzas de los estados vasallos de Adiabene, Osroene y Hatra se volvieron contra sus antiguos aliados, masacrando las guarniciones romanas y en última instancia sitiaron Nísibis. Representantes de los estados mesopotámicos informaron a Severo que eran soldados leales a Níger y los habían atacado en su nombre.
Sin embargo, su autentica pretensión fue revelada por su negativa a devolver las ciudades tomadas en su revuelta contra Níger y la exigencia de que todas las guarniciones romanas fuesen retiradas de la Mesopotamia. 

Invasión Parta 195
Vologases V aprovechando la oportunidad de explotar el potencial de un momento de guerra civil, aprovecho la anunciada movilización del ejército parto para invadir el territorio romano, primero ayudó el rey de Osroene, Abgaro VIII para acabar con las fuerzas romanas, después marcharon contra Adiabene, su monarca Narsés, que era pro-romano Narsés, fue derrotado y se ahogado en el Gran Zab. Nísibis fue sitiada y estaba en grave peligro de caer a manos de los partos, pero fue salvada sólo por los actos heroicos de su comandante Leto.

Vologases V y Septimio Severo. A la izquierda moneda de Vologases V rey de Partia (190-207) y a la derecha moneda de Septimio Severo emperador de Roma (193-211)

Los partos cruzaron el Éufrates, y atacaron a la Siria Romana, atacando las ciudades de Zeugma y Antioquía.
Cuando parecía que los partos iban a dar el golpe decisivo en la Siria Roman, se produjo una rebelión de los reyes vasallos de Persia y Media, que hizo necesario el abandono de las importantes operaciones en Mesopotamia. Vologases reunió sus tropas y las de de sus vasallos y se enfrentó a los rebeldes en Jorasán. Las fuerzas de Vologases inicialmente fueron redondeadas y obligadas a huir, pero recuperaron su cohesión y se volvieron contra sus desorganizados perseguidores que fueron derrotados. Cuando Vologases regresaba a Mesopotamia se encontró con una segunda fuerza rebelde, que fue derrotada después de dos días de duros combates. La cronología exacta de este rebelión y la posterior campaña no está clara, y completamente ausente de las fuentes romanas.
La ocupación de las ciudades romanas y su negación a devolverlas fue la cassus belli para la campaña. 

Campaña del 197-198 toma de Ctesifonte
En 197 Severo Brundisium algún tiempo en el final del verano Severo comenzó su plan de invasión del Imperio Parto con el rápido sometimiento de Armenia. El rey armenio, un príncipe arsácida también llamado Vologases, no había ofrecido ayuda a Níger, ni había participado en la revuelta de los Osroene, Adiabene y Hatra, Armenia era una potencia aliada a los partos, a través de la cual podía atacar Siria y Asia Menor. El rey Vologases armenio pidió la paz, y fue reconocido por el emperador romano.
Una vez asegurada Armenia, a principios del otoño de 197 Septimio alcanzó Antioquía, acompañado por los generales Estatilio Barbaras, Loliano Gentiano, L. Fabio Cilo y C. Fulvio Plautiano, su prefecto pretoriano, junto con un destacamento de pretorianos. Aquí probablemente estaba acompañado por la mayor parte de la legión africana III Augusta, y las nuevas legiones recién creadas para la campaña, la I, II y III Párticas, en total dispondría de un ejército de 9 a 11 legiones (unos 150.000 hombres).
Al enterarse de la llegada de Septimio en Siria el rey parto Vologeses V, apresuradamente levantó el sitio de Nisibis y volvió a cruzar el Tigris. El emperador no perdió el tiempo. Dejando Antioquía marchó probablemente a Edesa, donde recibió la presentación de Abgaro IX, rey de Osroene, cuya lealtad vacilante se aseguró por el reconocimiento de la autonomía de ese monarca, junto con el otorgamiento del del título “rey de reyes”. El monarca agradecido adoptó el nombre de Septimio, y posteriormente visitó Roma por invitación de su patrón. En cumplimiento de esta política de asegurar el país en su parte trasera por medio de concesiones a los príncipes nativos, Severo concedió el título de colonia al estado de Palmira, entonces en manos de la familia influyente Odenato. Entre otras ventajas derivadas de esta generosidad política eran guías con un conocimiento profundo del país, y un puñado de tropas nativas.

Campaña de Septimio Severo contra los partos (207-200) 

Dejando Edesa, Septimio avanzó a Nisibis, sólo para descubrir que el enemigo había desaparecido. Severo dividió sus fuerzas en tres partes, la fuerza principal mandada por Severo avanzaría a lo largo del río Eufrates para atacar a las dos metrópolis sobre el Tigris Seleucia y Ctesifonte, mientras que una segunda fuerza causaría estragos en el este de la Alta Mesopotamia, y una tercera fuerza cruzaría el Tigris para tomar Adiabene.
Severo marchó hacia el sur, probablemente siguiendo el curso del río Mygdonio hasta su confluencia con el Éufrates cerca Circesium, la antigua Carquemis. Aquí, siguiendo el ejemplo de su predecesor Trajano, hizo que se construyera una flota en el río y continuó su avance hacia el sur, a la que apoyaron los buques de nueva construcción.
Al llegar al final Eufrates del canal Real que conecta ese río con el río Tigris, parece probable que Septimio dividió sus fuerzas, enviando o llevando a algunos más al sur para capturar Babilonia, que la ciudad del enemigo no intentó defenderse, mientras que el resto se fue en barco por el canal real y desembarcado en el Tigris extremo cercano a Seleucia, ciudad se procedió a tomar, pero había sida abandonada también por los partos. El próximo objetivo del ejército reunido era la ciudad de Ctesifonte, unos pocos kilómetros corrientes a bajo.
El rápido avance de Severo, debió sorprender a los partos, es muy probable que Vologases sofocando una sublevación y estuviese fuera con su ejército, regresando precipitadamente a Ctesifonte. Eligió enfrentarse a los romanos en un campo cerca de las murallas de Ctesifonte. Se enfrento a las legiones en un espacio confinado, que desde luego no era una buena idea táctica, y las fuerzas de los partos fueron, como era de esperar, derrotadas y obligadas a retroceder. La ciudad rodeada con obras de asedio y pronto abrieron brechas en las murallas. Los partos ofrecieron una ligera resistencia. La caída de Ctesifonte tuvo lugar en o alrededor de noviembre de 198.
La ciudad fue entregada a los soldados para su saqueo, y se puede juzgar de su tamaño, cuando leemos en Dión que a pesar de la masacre indiscriminada sobre todo contra la población masculina, se tomaron unos 100.000 prisioneros y se apoderaron de los tesoros de los partos.
Severo no persiguió a Voloneses, el motivo puede ser que sus tropas se vieron afectadas por la disentería.
Severo aceptó el título de ”Parthicus Máximo” como había hacho anteriormente Trajano y Marco Aurelio y erigió en el 203 un arco de triunfo en el Foro de Roma, a los pies de la colina del Capitolio, en honor a esta victoria, esta arco de mármol aún sigue en pie.

Arco de Septimio Severo en Roma. Fue construido en el año 203 para celebrar la victoria contra los partos 

Asedio de Hatra 199-200
Al año siguiente 199, emprende una campaña para tomar Hatra, el moderno el-Hadr, se encuentra a medio camino entre el Éufrates y el Tigris en el medio del desierto de Sendjah. Era una ciudad bastante poblada y tenía cierta importancia como una vía para el comercio, además de poseer un excelente suministro de agua, la riqueza que había acumulado era muy considerable. La ciudad, disponía de doble circuito de murallas, así como la arena abrasada por el sol que la rodeaba por todas partes, haciendo que la vida de los sitiadores muy difícil.
Al igual que Trajano antes que él, el primer intento de tomar Hatra no fue notablemente diferente del intento fallido de Trajano. Las maquinas de asedio levantadas por las legiones fueron destruidas por los arqueros hatrianos y los romanos no pudieron hacer ningún progreso. Esta falta de éxito llevó a la tensión entre los soldados y el cuerpo de oficiales, Severo ordenó la realización de varias ejecuciones.

Ballesta Hatra año 200. Recibe este nombre por haber sido encontrada en las ruinas de Hatra (actual Irak). Arrojaba piedras de 10 libras (4,5 kg). Autor Brian Delef 

Se repararon las máquinas de asedio, pero ninguna de las medidas parecía haber subsanado la baja moral del ejército. A principios de primavera del 199 Severo y las legiones se retiraron a Nísibis.
Sin embargo, Septimio fue incapaz de tomar la. El ingenio de los sitiados, también, fue importante: emplearon armas químicas arrojando nafta ardiendo desde las murallas sobre las máquinas de asedio romanas, incendiándolas. El asedio fue finalmente levantado a causa de la disentería en el campamento romano.
Un segundo asedio se inició a finales del 199 o a principios del 200. Las fuerzas romanas se aprovisionaron para una acción mucho más larga, y Dión dice que se diseñaron máquinas de asedio especiales que habían sido diseñadas por un tal Prisco de Bitinia, específicamente para la conquista de Hatra.
Sin embargo, el hatrianos también habían hecho significativos preparativos, y una vez más los romanos iniciaron los asaltos contra las murallas de la ciudad-fortaleza. La caballería hatriana se desplegaba con gran efectividad, prendiendo fuego a las máquinas de asedio romanas y acosando a las partidas de forrajeo. Los defensores habían hecho acopio de nafta, un alquitrán bituminoso que se empleaba para incendiar las máquinas de asedio romanas, así como contra el personal ya que piel y, encima era imposible de apagar, porque el agua avivaba las llamas. La nafta es un derivado del petróleo y en Irak, manaba espontáneamente del suelo.
También emplearon armas biológicas recogieron todos los insectos venenosos entre los que había escorpiones, abejas, avispas o culebras que las introdujeron en vasijas, y se los lanzaron a los romanos, cuyos ojos y partes de la piel descubiertas fueron atacadas.

Asedio romano de Hatra en el año 200. Se puede ver un ariete y dos túneles de protección 

En un momento dado, de hecho, los romanos lograron efectuar una brecha en la muralla exterior. En vez de iniciar la penetración inmediatamente, Severo ordenó retirar las tropas en un acto de benevolencia para alentar a los defensores a capitular. Se les ofreció la rendición y estos contestaron que necesitaban tiempo para considerarlo. Los hatrianos tenían ninguna intención de rendirse, y emplearon la noche para tranquilamente reconstruir la sección de la muralla destruida.
Cuando al día siguiente, un frustrado Severo se dio cuenta de lo ocurrido, ordenó un renovado asalto a las murallas, las tropas europeas se amotinaron, negándose a avanzar, las tropas sirias realizaron el asalto que fueron rechazadas con fuertes pérdidas.
Dos oficiales fueron ejecutados, uno de ellos fue el general Leto, el valiente defensor de Nisibis, cuyo único delito parece haber sido su popularidad entre la soldadesca. La otra víctima fue uno Julio Crispo, un tribuno de la guardia pretoriana.
Tras 20 infructuosos días, Septimio admitió la derrota, y se retiró a Nisibis, desde donde, tras una breve estancia, se dirigió a Antioquía. Desde Antioquía emperador viajó al sur para visitar Egipto.

Secuelas
Vologases V murió en el 207, sus hijos protagonizaron una guerra civil para disputarse su sucesión. El sucesor fue su hijo mayor Vologases VI, pero Artabano se rebeló contra él, debilitando aún más el imperio Parto. 

Campaña Parta de Caracalla (211-217)
El emperador romano Lucio Septimio Basiano conocido como Caracalla, partió de Roma, y emprendió un viaje a Germania. En esta época empezó a confraternizar con sus legionarios, abandonando todo lujo. Según algunas fuentes incluso molía su propio trigo. Lideró varias campañas exitosas contra las tribus germánicas, aunque hay rumores de que las victorias se debían sobre todo a pagos cuantiosos a sus enemigos. Al menos consiguió una relativa calma en las fronteras norteñas del Imperio que perduró hasta el reinado de Alejandro Severo.

Catafractas partos. Juego Roma II de Totalwar 

En los años inmediatamente antes de la guerra, los partos estaban en un conflicto entre los dos hijos del rey Vologases V. Vologases VI que había sucedido a su padre en 208, pero su hermano Artábano V se rebeló y se declaró rey poco después. Artábano IV finalmente consiguió ventaja, aunque sin derrotar totalmente a su hermano, el conflicto desestabilizó los reinos vecinos de Armenia y Osroene que estaban en la zona de separación entre los imperios romano y parto. Caracalla aprovechándose del conflicto parto, propuso una alianza con el rey Artabano IV e incluso le pidió casarse con su hija. Cuando la noticia se hizo pública, los partos se prepararon para la recepción del emperador de Roma y se regocijaron con la esperanza de una paz permanente.

Artabano IV y Caracalla. A la Izquierda moneda de Artabano IV rey de Partia (213-224) a la derecha moneda de Caracalla emperador de Roma (211-217) 

Después de esta pacificación de las fronteras del norte, comenzó sus campañas en el este, pasando a Dacia, y finalmente en Macedonia desarrolló una intensa admiración por Alejandro Magno reclutando una falange macedónica de 16.000 falangitas y decidió imitarle. 

Tras los pasos de Alejandro Magno
Tras considerar el limes renano-danubiano seguro. Abandonó Roma en el 214 en compañía de su madre y de Macrino su precepto pretoriano. Siguió el mismo itinerario que Alejandro Magno, primero cruzó el Holesponto y visitó Troya para ver la tumba de Aquiles. Después se dirigió a Pérgamo para visitar el templo de Escolapios, dios de la salud.
Durante el invierno de 214/15, se quedó en Antioquía con el ejército romano preparándose para lanzar una campaña contra armenios y partos. De acuerdo con Dión, Caracalla buscó un pretexto para la guerra en la negativa del rey parto Vologases VI para liberar un par de rehenes, Tirídates de Armenia y un filósofo cínico llamado Antíoco. Sin embargo, cuando Vologases fue depuesto por su hermano Artábano IV, los rehenes fueron enviados a Caracalla, privando temporalmente el emperador de su cassus belli.
Siguió los lugares donde tuvieron lugar las batallas y hechos más importantes, Gránico, Gordino, Isos, Tiro y Sidón llegando a Egipto donde pasó el invierno 215/16 visitando la tumba de Alejandro, en donde ordenó que los hombres jóvenes se presentasen a las afueras para ser seleccionados para su ejército, cuando estuvieron reunidos, mandó masacrarles, la ciudad de Alejandría fue saqueada. Continuó el viaje reclutando los medios humanos y materiales necesarios para su proyecto.

Campaña de Caracalla contra los Partos (214-217). Siguió el mismo camino que Alejandro Magno 

Ataque a Partia (216-217)
Cuando la alianza con Artabano IV fue acordada y su ejército preparado, la campaña comenzó en la primavera del año 216, Caracalla con su ejército compuesto de 8 legiones (I y II Adiutrix, II Partica, III Augusta, III Italica, III Cyrenaica, IV Scythica y XVI Flavia Firma), los 16.000 falangitas macedonios, una unidad de espartanos y auxiliares germanos y locales.
Cruzaron el río Éufrates por el vado habitual en Zegma y entraron en Mesopotamia. Los partos le ofrecían sacrificios en todas partes; los altares se adornaban con guirnaldas y perfumes y todo tipo de incienso fueron esparcidos en su camino. Caracalla pretendió estar encantado con las atenciones recibidas y continuó su avance. Ahora se había completado la mayor parte de su viaje y se acercaba al palacio de Artábano. El rey no esperó para recibir al emperador, pero salió a su encuentro en la llanura delante de la ciudad de Arbelas o Gaugamela, para dar la bienvenida a su futuro hijo político, el novio de su hija.

Ejército parto. Se observa un jinete-arquero y un catafracta. Al fondo la guardia personal.Autor Ángel García Pinto 

Los partos se vistieron de gala, poniéndose las tradicionales coronas de flores y vestidos con túnicas bordadas en oro y varios colores, bailando al son de la música de flautas y el batido de tambores. Muchos estaban ya borrachos.
Los soldados partos abanaron sus caballos y dejando con ellos sus carcajes y arcos, uniéndose a la celebración y deseosos de ver al novio y sin esperar nada fuera de lo normal.
Entonces se dio la señal y Caracalla ordenó atacar a su ejército y comenzaron a asesinar a los espectadores. Sorprendidos por este súbito ataque, los partos que estaban desarmados ya que la mayoría había dejado sus armas en los caballos, huyeron, algunos heridos y sangrando. Artábano mismo, se subió a un caballo y seguido por algunos de sus guardaespaldas personales escapó a duras penas.
Después matar un gran número de enemigos y teniendo un gran botín y muchos prisioneros, los romanos estaban libres para saquear las tierras al este del Tigris, antes de regresar a Edesa para pasar el invierno. Se permitió a los soldados llevarse todo lo que pudieran, estos aprovecharon para saquear todo incluso las tumbas esparciendo los huesos.

Muerte de Caracalla 217
Caracalla informó al Senado romano por carta que había derrotado a Partia, omitiendo los detalles de como lo había conseguido. El senado le concedió el título de “Parthicus Máximus” o gran vencedor de los partos, para que lo uniese a sus títulos anteriores de ”Británico Maximus” y ”Germánicus Maximus” (por campañas anteriores en Britania y Germania).
Caracalla se retiró con su ejército a Edesa, pero el 8 de abril 217, Caracalla cayó víctima de un complot de Marco Opelio Macrino y fue asesinado. Macrino se convirtió en emperador, pero ya Artabano se acercaba, después de haber reunido un gran ejército con el fin de vengarse de la traición de los romanos, invadiendo el territorio romano.

Próximo Capítulo: Pax Romana



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