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viernes, 17 de junio de 2011

Capítulo 25- PROV. TARRACONENSE, CARTAGINENSE


ARQUITECTURA ROMANA EN HISPANIA: 
Las ciudades de la Tarraconense, Cartaginense y Gallaecia
Ampurias es ejemplo de lo que podemos denominar tripolis. La nueva ciudad romana se colocó al Oeste de la griega e indígena (Indica) con un recinto alargado que ocupa una extensión de 24 Ha. Su foro queda descentrado, y fuera del recinto, justo al muro Sur la palestra o gimnasio y un pequeño anfiteatro construidos a mediados del siglo I a.C. En el extremo contrario se encuentra el teatro. La ciudad no debió poseer una fuerte población, aunque parece existieron viviendas de vecinos en la zona del foro. En la segunda mitad del siglo I d.C., se abandona la red de alcantarillado más primitivo, entonces algunas casas hicieron ampliaciones a costa de las calles abandonadas. En el siglo II d.C. sufrió un incendio que acentuó su decadencia. En Tarraco (Tarragona), la base de la ciudad pudo ser el campamento romano, mientras que continúa en duda la existencia previa de un poblado indígena. Al Sur del campamento se construyó un monumental arx que ocupaba todo el extremo Norte de la Ciudad cerrado por las murallas en tres de sus lados, y en el lado de la ciudad, sorprendentemente, por un circo. El resto de la ciudad debía poseer trazado regular con su foro. Anfiteatro y teatro se encontraban fuera de las murallas. Su puerto poseyó un muelle de unos 400 m.En el interior de la provincia citar dos ciudades más: Clunia y Segóbriga. Clunia, cerca de Peñalba de Castro (Burgos), es como Segóbriga, una ciudad construida en lo alto de un cerro de gran extensión, y de superficie plana, con una extensión de unas 130 Ha, lo que no quiere decir que poseyera una población muy numerosa. Su plante debió de ser regular. Quizá se trate más bien de un intento de regularizar una ciudad primitiva a base de algunos núcleos urbanizadores, de los que se conoce en parte el foro rectangular con restos de tabernae (tiendas) y de una basílica cerrando sus extremos cortos; un templo, calles porticadas y algunas viviendas lujosas. El teatro, de gran amplitud, está construido aprovechando el propio terreno abrupto del cerro en que se asienta la ciudad.
Por otro lado, la situación de Segóbriga (Saelices, Cuenca) se sitúa sobre el cerro de Cabeza de Griego con unas 12 Ha para la ciudad amurallada. El cerro no ofrece una superficie plana, sino apuntada, lo que debió obligar a una arquitectura movida formando terrazas. La población prerromana debió ser bastante amplia, aunque más reducida que la romana, que se encierra en unas murallas de planta aproximadamente cuadrada. Fuera de la muralla se situaron el teatro, el anfiteatro que aprovecharon para su construcción parte del terreno. Ambos se construyeron en la primera mitad del siglo I d.C., aunque se embellecieron y restauraron en el siglo II. En época paleocristiana se sabe que el teatro y el anfiteatro dejaron de usarse, aprovechándose sus restos para habitaciones. Fuera de la zona amurallada debieron de existir villae que quizá vinieron a sustituir a las casas señoriales de difícil situación dentro de la ciudad amurallada. Se conoce la existencia de dos termas. Otros edificios fuera de las murallas son un posible circo y quizá un foro. 
TARRACO
Fundación:
Los antiguos habitantes de la zona que posteriormente colonizaron los romanos con la ciudad de Tarraco eran los Cesetanos. Los límites del territorio de este pueblo hispánico son inciertos; acaso se extendieron entre el Coll de Balaguer y Garraf, ocupando por el interior hasta Montblanch, incluida la comarca del Panadés. En el siglo III los tesetanos se hallaban en camino de constituir una clara unidad política. Les pertenecieron las cecas Cese o Cose, Cesse y Taracon.
Sin duda, Tarraco surgió como consecuencia directa de las favorables condiciones estratégicas de cara a la defensa el núcleo recientemente fundado y de su inmemorable situación geográfica, la base principal de las campañas de la segunda guerra púnica y, avanzando más aún este proceso, de las operaciones de conquista y de anexión del territorio hispano. Todo esto implicó la fundación de un praesidium militar en la parte alta de la ciudad -el sector mejor dotado topográficamente por su defensa-, que, en una fecha aún muy temprana, incorporó un potente recinto amurallado para garantizar la protección.
También se habilitó, lógicamente, una zona portuaria para poder canalizar el movimiento incesante de refuerzos humanos y materiales necesarios para el mantenimiento del esfuerzo bélico de estos primeros años de presencia y, también, para iniciar y consolidar los intercambios que podían asegurar, en el futuro, la vitalidad de la ciudad.
Se conoce que desde el S.V a.C existieron poblados ibéricos en la desembocadura del río Francolí. En esa misma zona y dentro de las guerras púnicas, el ejército romano establece un campamento para asegurar sus primeras victorias en la península. Poco a poco este asentamiento militar adquiere gran importancia, siendo la base principal de la estrategia que llevaría a la victoria completa. Se le llamo "Scipionis opus", esto es, obra de Escipión. 

Una vez asentados en la península, durante los siguientes años los romanos emprenderían su conquista. En el S.II a.C. el antiguo campamento ya está amurallado y convertido en una ciudad romana con todos los servicios públicos.
 
En el año 45 a.C. es cuando Julio Cesar, después de derrotar a Pompeyo, otorga a la población la categoría de Colonia Iulia Urbs Tarraco (CIUT). En los siguientes años se construyen templos, el foro municipal y el teatro. La ciudad que estaba cruzada por la vía Augusta, llegó a tener más de 30.000 habitantes.
Augusto visita varias veces la ciudad, primero como nieto sobrino -todavía Octavio- de Julio Cesar. Más tarde, ya siendo emperador, convierte a Tarraco -año 27 a.C.- en capital de la Hispania citerior, que tras las reformas políticas, pasa a ser capital de la provincia Tarraconensis. Esta capitalidad no la perderá en toda la vida del imperio romano. 
Precisamente en una de estas estancias, la ciudad experimenta una gran mejora en todos sus servicios e infraestructuras, se amplía el foro municipal, se construyen templos de adoración imperial, se acuña moneda... Además se crean, amplían y embellecen todos los edificios necesarios para la vida de una gran ciudad. Por lo tanto, aparecen el impresionante foro provincial, el circo, el anfiteatro, el acueducto, la basílica judicial y muchos otros edificios y viviendas residenciales.
Durante todo este tiempo desde su creación, el diseño urbanístico de Tarraco evoluciona de una forma singular, fundamentalmente motivado por la orografía del terreno. Se realizan superficies "en terraza" que decoran con muros monumentales, donde se asientan los edificios y conjuntos como el foro provincial. Las murallas construidas desde sus inicios -S. III al S. II a.C.- también influyen en el su desarrollo urbano, que alcanza unas dimensiones excepcionales, más de 70 Ha.
Plano de Tarraco, sobre la actual Tarragona. 

Entre el S.I y el S.II el crecimiento de Tarraco es evidente, siendo en el S.III cuando se estanca, sin perder importancia política pero si económica. En esa época las persecuciones a los cristianos son permanentes y culminan en el año 275 con el martirio de los santos Fructuoso, Augurio y Eulogío que son quemados vivos en el Anfiteatro. 
Ya en el S.V las incursiones visigodas son constantes, culminando en el año 475, cuando el Rey Alarico se apodera definitivamente de la ciudad.
Dentro de la ciudad tenemos multitud de restos, muchos de los cuales son declarados "Monumentos Histórico Artístico":
Las Murallas. Los mejores restos de la época republicana. Un monumento excepcional, tanto por su construcción como por ser el mejor conservado de todos los que nos quedan de la época republicana. Concretamente esta muralla se construyó entre los S.III y II a.C. Su originalidad reside en la conjunción de formas constructivas íberas y romanas y la utilización de diferentes aparejos utilizados en cada fase. Actualmente se conservan más de 1.300 m. en buenas condiciones. 
Plano de los restos de las murallas de Tárraco
En su primera fase -S.III a.C.-, tiene unos grandes sillares sin desbastar -algunos ciclópeos de más de 4 por 1m.-, a modo de zócalo, con una altura de 6m. y 4,5m. de anchura. Se compone de dos lienzos de estos grandes sillares rellenos de escombro y piedras. 
En una segunda fase, en el S.II A.C., se amplía su perímetro, anchura y altura. Sobre la base megalítica se apoyan unos sillares más pequeños, algunos ligeramente almohadillados, bien trabajados, "opus quadratum", elevando su altura hasta los 11 m. Está compuesta, como en la anterior fase, de dos muros paralelos, separados 4,5 m. rellenos de mampostería, adobes encajados, piedras y cal, con tirantes transversales cada 10 m. Para acceder a la parte superior de las murallas se habilitaron una serie de rampas, de las que nos quedan los restos de tres. En los muros de las murallas se abrieron puertas y seis pequeños accesos adintelados o poternas. Periódicamente tiene sus torres defensivas, situadas en los puntos más vulnerables: torre de Minerva, del Cabiscol y del Arzobispo. Estas torres han sido modificadas posteriormente, en especial de del Arzobispo.
La torre de Minerva es la más interesante de todas, ya que se construyó en la primera fase. Como tal, tiene un basamento con piedras ciclópeas sobre las que se asientan sillares que conforman sus muros. El interior es una cámara casi cuadrada de 7,50 m. de lado con dos pequeños vanos a modo de saeteras y dos puertas que comunicaban con el interior de la ciudad y con el acceso a la Torre del Cabiscol. Está situada en un ángulo de la muralla. Tiene varias representaciones esculpidas en sus sillares: Cinco cabezas en el zócalo y en la parte superior un relieve de la diosa Minerva, así como inscripciones alusivas de la divinidad, datadas en el S.III a.C., muy probablemente las más antiguas de la península. Situada en las inmediaciones la única puerta conservada de esta época, la llamada "Porta dels Socors" -arco de medio punto-, su función pseudo-religiosa era evidente, al ser paso a la ciudad.

Más tarde, se amplió esta muralla, ya sin torres, lo que condicionó la evolución del urbanismo, determinando su crecimiento. 
Las murallas fueron utilizadas y modificadas en varias épocas, perdiéndose en gran parte al usar sus sillares como canteras para otras construcciones.
El Foro provincial El más grande de los recintos forales de la península. Su construcción se fija hacía el año 70, en época del emperador Vespasiano.
Uno de los foros más extensos -de casi 8 Ha.- del imperio romano. Además es, sin duda, del que más aportaciones documentales nos quedan.
El motivo de su construcción fue la necesidad de tener un gran centro para la administración social y política de la capital de una gran provincia, que comprendía más de 300 ciudades y necesitaba alojar a sus representantes, convirtiéndose asi en el Concilium Provinciae Hispaniae Citerioris
Evolucionó sobre dos terrazas adaptadas a la topografía de la zona. Nos quedan restos en buen estado de estructuras y algunos elementos de su decoración. De estos, se deduce la importancia que la ciudad tenía dentro del imperio. Posiblemente los materiales, los profesionales y los arquitectos fueran de la misma ciudad se Roma. 
Es la ciudad pionera en la construcción de templos de culto imperial, que luego serían imprescindibles en todas las ciudades Hispánicas: Corduba, Emerita Augusta.
Este recinto de culto Imperial, situado en la terraza superior, comprendía una plaza rectangular rodeada por un pórtico de columnas con capiteles compuestos, que medía de 150 m. por 130 m. Se accedía a él desde la plaza central del foro provincial, mediante unas escaleras. El templo de culto imperial está situado al fondo del pórtico, en su centro. Era octástilo -ocho columnas en la fachada- y medía 24 m. de ancho.

Planta del Foro provincial

Alzado de la plaza de culto imperial con el templo en su centro. 

La segunda terraza estaba ocupada por la plaza del Foro Provincial. Comunicada por su norte con el recinto de culto imperial, y por el sur, con el circo mediante unas escaleras que salvaban los distintos niveles de cada terraza. La comunicación con el circo además estaba cubierta por la tribuna presidencial del mismo. 
Esta plaza, también es rectangular, de 320 por 175 m. y se delimita por un pórtico elevado en un podium de casi 4 m. en tres de sus lados. Su cubierta, de madera, se sustentaba por un muro con pilastras dóricas en su interior y columnas en el exterior. El muro interior con las pilastras empotradas formaba uno de los lienzos de sillares que sustentaban unas cámaras abovedadas -criptopórticos- que circundaban la plaza por tres lados.


Sección del pórtico de la plaza del Foro Provincial. 

En sus dos extremos lindantes con el circo, se encuentran dos torres de comunicación para las distintas alturas del circo y la plaza. Actualmente se conservan las dos, la del oeste, la Antigua Audiencia y la situada al este, el palacio del Pretorio
Este edificio, conocido también como Torre de Pilatos, es una construcción de planta rectangular, de 30 por 25 m. Era la torre que comunicaba mediante pasillos y escaleras -en forma de u- las distintas alturas del circo y del foro. Su altura no era excesiva, 22 m., la necesaria para cumplir su función. Se divide en dos cuerpos, uno con tres plantas y terraza y otro, solo con dos.
Su fábrica se compone de grandes sillares rectangulares bien tallados -opus quadratum-. De la construcción romana nos quedan los 5 primeros metros de altura, los superiores, de igual fábrica, son medievales. En la planta superior, en su fachada del foro, se observan las pilastras dóricas que recorren el muro interior del pórtico de la plaza. En estas plantas se abren distintas puertas adinteladas o de medio punto. 
Por utilizarse en la edad media como residencia de Reyes y Nobles, se le consideró erróneamente palacio romano sin serlo.
El Circo. Uno de los circos romanos mejor conservados del mundo. 
La importancia de esta construcción radica no solo en sus aspectos arquitectónicos, sino también en su ubicación dentro de la ciudad: está construido dentro de las murallas, al lado del foro, cosa muy poco frecuente debido al tamaño de los circos. Situado en la terraza inferior de la parte alta de la ciudad, es lógico pensar que fue diseñado conjuntamente con los elementos del foro, planificando así las comunicaciones entre los edificios situados detrás, y la ciudad desplegada delante. Realmente era una "barrera arquitectónica" que separaba la ciudad imperial -foro provincial- y los barrios comerciales o residenciales.
Planta hipotética del Circo

El proyecto de urbanización es de época flavia, su construcción se data en el final del siglo I., época del emperador Domiciano. Por tanto es el último de los elementos construidos en la zona imperial. 
Su tamaño no era excesivo, posiblemente limitado por su ubicación dentro de las murallas. En total medía 325 m. de largo por 105 a 115 m. de ancho. En su interior, la arena, que medía 290 m. por 75 m., estaba dividida por una "spina"- de 190 m. de largo. Tenía capacidad para unos 25.000 espectadores acomodados en una cavea de 12 filas de asientos. 
La fábrica general del edificio estaba compuesta de "opus caementicium" en las bóvedas estructurales y "opus quadratum" o sillares en el podium, escaleras y fachada. Las bóvedas se comportaban como estructura de sustentación del graderío y de una superficie superior o visorium.
En su lateral oeste se encontraban los aparcamientos de los carros, carceres, además de la "porta Pompae" esto es, la entrada principal.

Perspectiva seccionada del ángulo sur este del Circo 

En el lateral contrario, el este, se encontraba la salida para los participantes heridos -porta livitensis- y el acceso general de los espectadores a las gradas. En su centro se erguía una tribuna para los jueces de las carreras. Toda esta zona estaba soportada con unas las bóvedas radiales, que además servían de pasillos de comunicación. 
En los otros dos laterales, largos y rectos, se encontraban las gradas. Estas, estaban soportadas por bóvedas de cañón paralelas, de 40 grados de inclinación, consiguiendo así, una estructura hueca
El lateral sur se compone de 46 de estas bóvedas sobre ellas se situaban las gradas. La fachada, que estaba limitada a esta alzado meridional, se componía de conjuntos de arcos soportados por falsa pilastras empotradas en los muros. 
El norte también las tiene, pero al situarse en una ladera, primeramente se excavó esta para luego construir las bóvedas. Esta intervención es muy característica de este circo, ya que habitualmente se construía el graderío aprovechando el desnivel. Sobre él se sitúa la tribuna presidencial, el pulvinar. Esta tribuna estaba comunicada con el foro por unas escaleras para facilitar el acceso de las personalidades al espectáculo.
Si vida útil fue muy larga, casi 300 años, posiblemente hasta el S. V. Es posible que se siguiese utilizando hasta el S.VII, ya bajo dominación visigoda.  
Es uno de los mejor conservados del mundo, curiosamente por encontrase debajo de nuevos edificios que no destruyeron las estructuras romanas
El Anfiteatro Sus restos comparten solar con una iglesia visigoda y otra románica. 
Construido a finales del S.I o a principios del S.II. Se ubicó en las afueras de las murallas, a uno de los márgenes de la Vía Augusta y cerca del Circo y del Foro Provincial. Era la culminación de uno de los conjuntos imperiales más importantes del mundo romano. 
Como otros anfiteatros, parte de su graderío está apoyado sobre la ladera de un cerro, para así aprovechar su inclinación para acomodar las gradas. Una sección de ellas está excavada directamente sobre la roca. El lado contrario esta soportado por arcos y bóvedas de hormigón -opus caementicium-, formando una típica estructura hueca
Con un aforo de cerca de 15.000 espectadores, tenía una longitud de 110 m. por 86 m. de ancho. La arena -de 60 m. por 38 m.- estaba separada del graderío por un podium que lo elevaba, que estaba recubierto por placas de mármol.
Disponía de fossa bestiaria, aprovechada después para edificar dos construcciones cristianas, una visigoda y otra románica. El origen de ellas es el martirio del Obispo Fructuoso y los diáconos Augurio y Eulogio, en el año 257 durante las persecuciones de Decio. Más tarde se efectuaron numerosos enterramientos en sus alrededores. 
Su fachada exterior estaba compuesta por una sucesión de arquerías.

Planta de los restos del anfiteatro,con una reconstrucción de su superficie original
y las plantas de las iglesias cristianas.

El Teatro.
Construido en el S.I. en los alrededores del foro municipal, forma con él un conjunto fundamental en la vida social de la ciudad, siendo ambos elementos de adoración y propaganda de los emperadores, en especial a Augusto. En el S.II empezó su declive ya que los espectáculos preferidos por la población se celebraban en el circo o en el anfiteatro. Se conoce que un incendio en el s.III terminó por completo con las representaciones, siendo reutilizado el solar para edificar viviendas. 
Como es habitual, su ubicación está determinada por la orografía del terreno, aprovechando las laderas de un desnivel para la sustentación de las gradas.
Por desgracia los restos son pocos y en mal estado. Sus sucesivas utilizaciones como vivienda, tienda o almacén han contribuido a ello. Se conservan parte de la ima cavea, algunas gradas de las cinco primeras filas, con sus dos escaleras de acceso. La orchestra con parte de su enlosado de mármol. En su frente está el conjunto de la escena. Un pulpitum elevado por un podium con exedras circulares y planas. De la Frons Scaenae solo quedan restos de sus cimientos, que nos revelan su composición a base de columnas. Estas eran de estilo corintio y estaban acompañadas de estatuas imperiales y divinas. Todo el conjunto del escenario estaba recubierto de losas de mármol.
Detrás de la escena se diseñó una plaza ajardinada para el acceso de los espectadores al Teatro. En su centro existía un gran estanque con estatuas sobre pedestales en su interior. 
El Acueducto de las Ferreras. Uno de los mejores conservados de la Península. 
La Torre de los Escipiones. Importante monumento funerario situado a las afueras de Tarraco. 
El monumento funerario romano más famoso de la península, está situado en el trazado de la vía Augusta -comunicaba Gades y Roma- cerca de Tarraco -capital de la Hispania citerior-. 

Posiblemente fuese propiedad de una gran familia de la ciudad, pero no de los Escipiones, error de apreciación que le ha dado el nombre. En su segundo plano en altura hay unas esculturas que se identificaron con los famosos hermanos, y que en realidad son la representación de divinidades -posiblemente el dios Attis-. Las distintas escrituras exculpidas -posible epitafio- en la construcción están en un estado precario, con lo que su posible asignación por su significado es prácticamente imposible. Únicamente se distingue el nombre de "Cornelius".
Se construyó en el S.I.  
Su fábrica es de sillares rectangulares bien compuestos.  
En alzado se pueden distinguir tres cuerpos rectangulares situados en forma de torre de tamaño decreciente. El inferior, a modo de podium en de planta casi cuadrada 4,40 x 4,70m. En el segundo "piso" de esta torre -de planta un poco inferior a la anterior-, y en su fachada principal se encuentran las esculturas anteriormente mencionadas. Por fin, el tercer estadio del alzado hay un inscripción muy deteriorada. Posiblemente estuviese cubierto por una estructura piramidal. 
En el segundo cuerpo, en su interior, existe una cámara funeraria destinada a la urna y al ajuar del difunto. 

Villas residenciales próximas: 
La villa de "Centcelles". Una de sus cámaras se trasforma en conjunto funerario. 
A pesar de las numerosas investigaciones que se han realizado sobre este conjunto arqueológico correspondiente a una villa romana, las conclusiones son por lo general confusas. Se conocen varias etapas de ocupación romana, desde el S.I hasta el S.IV. En esta última etapa, la llamada "paleocristiana", es donde debemos ubicar esta construcción. 
El edificio completo de la villa mide unos 90 m. de longitud está compuesto principalmente por dos grandes estancias y a sus extremos sus correspondientes termas -solo una acabada-. La primera de las dos cámaras es de planta rectangular lobulada -con grandes cortes semicirculares en sus lados-. Fue la sala principal de la villa. Estaba cubierta por una cúpula hoy desaparecida. 
Desde está se accedía a la segunda sala de planta circular, el actual mausoleo, con cuatro nichos semicirculares, y que conserva su cúpula original, caso único en la península. Esta es la sala que le ha dado importancia al conjunto. En los muros, antes de la cornisa, se abren dos ventanas de sección cónica para la entrada de luz. Además, tiene unas excelentes pinturas murales y mosaicos policromos conservados en un estado aceptable. Hay escenas de caza, de las estaciones del año y las más importantes que se refieren a escritos bíblicos -Daniel y los leones, el Buen Pastor, Arca de Noé, la resurrección de Lázaro-. Son las representaciones cristianas en edificaciones romanas más antiguas que se conocen. Poco después de su construcción se adaptó para convertirla en mausoleo, al construir una cripta para el sarcófago y una subcripta de protección de humedades subterráneas, como se hacía en la tradición romana de los templos-mausoleo.
La fábrica del mausoleo -muros y cúpula- es de ladrillo y ha sido rectificada posteriormente en algunas partes con sillarejo. 
Su exterior, en la fachada principal, constaba de un pórtico que completaba todas las estancias.
Se especula sobre la posibilidad de que este mausoleo fuese la tumba de Constanc -Constancio-, hijo del emperador Constantino el Grande, fallecido en el año 350, o bien del mismo Constantino, pero lo que es seguro es que el inicio de su construcción es anterior. De todas maneras, la persona a la que se dedicó el mausoleo seguro que era de alto rango político, social o religioso.
Planta y sección del Mausoleo de Centcelles

La villa de "Els Munts". Una gran vivienda residencial de los gobernadores romanos de Tarraco. Situada en el campo, estaba dotada con termas, patios porticados, multitud de habitaciones y dependencias, todas ellas decoradas con mosaicos y mármoles. En la zona más alta aparece tres depósitos rectangulares de agua, bien conservados. Uno de ellos mantiene una cubierta abovedada, denominado popularmente "La Tartana".
Plano de Els Munts y ampliación de la zona termal.

La zona residencial se encontraba en la parte baja. Está determinada por un gran pasillo porticado -más de 60 m. de largo- en forma de L, abierto al campo y al mar.
Situada en un alto del terreno permite un buen control de los alrededores.
Posee un conjunto termal privado, con vestuarios, piscinas de agua caliente y fría. Fabricado en hormigón y solado con mármol se conserva en condiciones aceptables, siendo de destacar una habitación de planta octogonal y los muros del ábside de la piscina principal. La villa fué ocupada desde el S.I al S.V.
 

El Arco de Triunfo de Bara. Un ejemplo de la importancia de esta ciudad dentro del Imperio Romano. 
Es el mejor ejemplo de arco monumental de un vano que tenemos en España, y sin duda con el de Medinaceli -tres vanos- el más conocido. Posiblemente formase parte de una frontera entre dos pueblos nativos íberos, los ilérgetes y los casetanos. Su construcción data del principio del S.I, durante el mandato del emperador Augusto, incluido dentro de la reforma de la vía Hercúlea. 
Alzado del Arco romano de Bara. 

Se sitúa al norte de la ciudad de Tarraco, a 20 kilómetros de ella y al borde de la Vía Augusta. 
Su fábrica es de opus quadratum, sillares rectangulares de piedra caliza perfectamente escuadrados y colocados.
Su parte inferior está compuesta por dos podium de planta rectangular que constan de tres hileras de sillares y una cornisa de sección rectangular. La primera de las hileras es más grande en planta y tiene los sillares almohadillados. La piedra utilizada para esta parte es distinta a la del resto del monumento.
Sobre estos podium se levantan dos grandes pilares con cuatro pilastras adosadas en cada uno. Estas, están situadas, dos en los vértices exteriores -dos alzados visibles- y las otras dos en los frentes -un alzado visible-, separados del lateral por el ancho de las dovelas del arco de medio punto que une los dos pilares. Este arco se comporta como bóveda al continuar todo el ancho de la construcción. 

Las pilastras están compuestas de una base ática, unos fustes acanalados con 6 estrías y unos capiteles corintios. Apoyado en ellas se encuentra un entablamento, del que nos queda el arquitrabe con moldura superior, y un friso igualmente moldurado que además tiene una inscripción. Sobre él se ha reconstruído una cornisa con elementos originales recientemente recuperados. Del ático que culminaría el entablamento no tenemos referencia ni resto alguno.
Sus medidas principales son 12 m. de largo por 2, 40 m. de ancho. Cada pilar mide 3,70 m. en las fachadas principales por 2,40 m. en el ancho. La altura total es de 12,30 m. , que con el ático perdido llegaría cerca de los 14,70 m. El arco tiene una altura de 10,10 m. y un radio aproximado de 2,30 m.

La necrópolis. Se conservan construcciones funerarias tardorromanas y paleocristianas, formando el conjunto mejor conservado de la península. Hay resto de incineraciones, sarcófagos, inhumaciones, monumentos funerarios, muchos de ellos decorados con esculturas, mosaicos o pinturas.  

BARCINO
Antiguos habitantes de la zona
Los primeros vestigios humanos en la zona de Barcelona datan de 2500 a. C. El primer poblado conocido (fechado entre 2000 y 1500 a. C.) se situó en las proximidades del actual hospital de San Pablo.  

En cuanto a las Barcelonas ibéricas, parece ser que la primera ciudad de Barcelona tuvo asiento en el montículo Taber, tal vez edificada sobre un mísero poblado indígena, por gentes iberizadas. El hecho de referirse Rufo Festo Avieno (s. IV d. C.) en su Hora marítima a las “ricas Barcelonas” ha hecho suponer que serían varios los poblados: Uno en el Taber, cuyo nombre pudo ser Barcilo, Barcinon o Barkeno, existente en el s. III a. C.; otro en Monjuic, cuyo nombre sería Laye, Capital de los layetanos (como denominamos actualmente a los antiguos habitantes de Barcino), pueblo íbero que dominaría la comarca del Vallés en el s. II a. C. 
Dentro de lo que hoy es área ciudadana de Barcelona existieron originariamente varios poblados de la tribu ibérica de los layetanos. Más tarde (s. I) los romanos fundaron sobre el Monte Taber (actual barrio de la catedral) una colonia. La colonia fue arrasada (270) por bandas franco-alemanas y a continuación rápidamente reconstruida y protegida con una primera muralla. Aunque en un principio Barcino fue para los romanos sólo una etapa de la ruta mediterránea Roma-Tarraco, pronto pudo verse que si Tarraco ocupaba una posición más céntrica respecto del NE. peninsular, Barcino tenía más fáciles comunicaciones con el país inmediato a través del Sistema Mediterráneo Catalán. Esto, unido al mencionado amurallamiento tras la invasión germánica, que hizo de ella una sólida plaza fuerte, tuvo como consecuencia que Barcino desplazara a Tarragona y que ya el rey visigodo Ataúlfo, al servicio del Imperio, la eligiera como capital de su reino.  

Edificios más importantes:
Forum: El forum era la plaza pública más importante de la ciudad, el lugar central de reunión de comercio y de recreo. En el forum, presidido por los principales templos, se celebraban cada año las elecciones de magistrados, y cada cinco años la solemne ceremonia del census, la división actualizada de toda la población en clases sociales de acuerdo con sus posibilidades económicas. El forum era también la sede de los tribunales, la bolsa de negocios y el lugar escogido para las ceremonias, las competiciones y las fiestas públicas.
El forum era normalmente una gran plaza rectangular en torno a la cual se levantaban los edificios públicos importantes. La plaza, pavimentada con grandes losas, estaba rodeada de pórticos que comunicaban con tiendas y comercios. Todo este espacio lo ocupaba un gran número de estatuas dedicadas a los gobernantes y personajes preeminentes de la historia de la ciudad, recordados por la comunidad o por los amigos y parientes. Tener una estatua en el forum era el máximo orgullo a que podía aspirar un ciudadano. 

Canalizaciones: En llegar a la ciudad la canalización acababa en un distribuidor (Catellum Aquae) de donde surgía una red de conductos y cañerías de plomo que llevaba el agua hasta las fuentes públicas, termas y casas. Al mismo tiempo una red de alcantarillado, situado debajo de los ejes viarios, aseguraba la evacuación de las aguas pluviales y las residuales. La evacuación de aguas domésticas se realizaba a través de esta red general, acompañados de pozos secos y desagües que desembocaban directamente a la calle. Las alcantarillas principales contenían pozos de registro para permitir la limpieza periódica. La llegada de los acueductos todavía se conserva al lado de una de las puertas de la ciudad. 

Termas de Barcino: El edificio termal ocupaba el solar correspondiente a la isla nor-oeste entre la Bajada de Sant Miguel y, posiblemente, la calle de Ferrán.
Destacan tres grandes salas en el hipocausto. En el interior de la más espaciosa y sobre la superficie del suelo de opus signium se conservaban algunos de los pilares que habían servido para soportar el piso superior de la habitación de calefacción. En los muros perimetrales, de opus certum excepto la del sur-este, que la separaba de las otras dependencias, se abrían los arcos o bocas de paso de aire caliente. Las otras dos salas eran menores con una piscina en la parte sur-este de cada una.
El anexo de la del lado sud-oeste tenía hipocausto y, por tanto, correspondía al caldarium. La situada al lado nor-este, en cambio era más profunda, pero sin ningún sistema de calefacción, por lo cual debería formar parte de un tepidarium juntamente con la sala anexa.
En el edificio termal se constató la existencia de dos fases constructivas: la más moderna, posiblemente del siglo IV, se hizo sobre los restos de la primera, del siglo II, y probablemente fue construida por el derrumbamiento del piso superior del hipocausto. Por este motivo, bajo este pavimento se encontró una gran cantidad de elementos de decoración de la estructura primitiva. 

Columnas exteriores del Templo de Augusto: los restos de un templo levantado en el siglo I d.C. y dedicado al emperador Augusto, fundador de la Barcino romana. Se pueden ver en el patio (anteriormente, caballerizas) de la sede del Centro Excursionista de Catalunya, Calle Paradís, 12.

Necrópolis romana: Descubierta por casualidad en 1954, este antiguo cementerio romano tiene más de 70 tumbas de los siglos II y III, estaba originariamente construida al borde de la carretera secundaria a la Vía Augusta, a lo largo de la cual era costumbre enterrar a los muertos. Se puede ver en la Plaça Villa de Madrid, 1.

Puerta decumana de la calle Bisbe: una antigua puerta de entrada a Barcino. Se conservan las dos torres circulares del lateral. Está en el Carrer del Bisbe, 6.

Puerta decumana de Pati Llimona: En la calle Regomir 3 está la otra puerta de muralla que se conserva, la salida al mar de Barcino.
 

Cardus Maximus: una importante vía dentro de Barcino, ocupaba aproximadamente lo que hoy son las calles Llibreteria y Call. En su intersección con el Decumanus Maximus tenía el foro romano, el lugar donde se discutían todo tipo de asuntos bajo la formación de la Curia romana. Estaba localizado en lo que hoy sería la Plaça Sant Jaume, donde hoy se puede encontrar... el ayuntamiento y el Palau de la Generalitat.

Subsuelo romano de la Plaça del Rei: 4000 metros cuadrados de subsuelo con ruinas visitables de las calles de la villa y los negocios que por allí había. Se encuentran dentro del Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona.
 

Restos de la muralla romana: existen dos fases de la muralla. La más antigua está en los restos del subsuelo de la Plaça del Rei nombrados anteriormente. La segunda versión es del siglo IV y es mucho más visible, construida para tapar la anterior. Gracias a esta construcción de mortero y piedra, Barcelona se consideraba una de las ciudades mejor fortificadas del occidente romano. Poco a poco se están abriendo al público partes de la muralla tapada, pero los tramos que de momento están más visibles se pueden ver en la calle Tapineria, la del Correu Vell, y la de la Palla. 

Templo de romano de Augusto 
Solo nos quedan cuatro de las columnas de este templo romano. Concretamente las situadas en el ángulo superior derecho. También se conserva parte del arquitrabe, pero integrado en otra construcción posterior. Era un templo de 35 m. de largo por 17,5 m. de ancho. Sobre un podium se alzaban las columnas que lo rodeaban por todo el perímetro -períptero-. Su pórtico in antis consta de seis columnas al frente -hexástilo-. Estas, están coronadas por unos capiteles de orden compuesto. Formaba parte del conjunto de templos del foro de la ciudad romana de Barcino y estaba dedicado a el emperador Augusto, cuya estatua presidía la cella. 

Plano básico de Barcino donde aparecen los restos más importantes. 

Caesaraugusta
Caesaraugusta o Caesar Augusta fue el nombre de la ciudad romana de Zaragoza, fundada como colonia inmune de Roma en el año 14 a. C., posiblemente el 23 de diciembre, sobre la ciudad ibérica intensamente romanizada de Salduie. Su fundación tuvo lugar en el marco de la reorganización de las provincias de Hispania por César Augusto tras su victoria en las Guerras Cántabras.
La nueva ciudad recibió el nombre de Colonia Caesar Augusta. Gozó del privilegio de ostentar el nombre completo de su fundador, quien encomendó su deductio, como otras muchas tareas del Imperio, a su general y allegado íntimo Marco Vipsanio Agripa. 

Caesaraugusta sobre plano moderno de la ciudad. Los números 1 y 2 delimitan el cardo y el decumano, y el 6, señala el solar donde se encuentra el teatro romano.
3.- Foro de Caesaraugusta
4.- Puerto fluvial
5.- Termas públicas
6.- Teatro
7.- Muralla
 

En la fundación de la ciudad, participaron soldados veteranos de las legiones IV Macedonica, VI Victrix y X Gemina, licenciados tras la dura campaña contra los cántabros, con la doble intención de garantizar la defensa del territorio a la vez que fijar en él la presencia de Roma. Zaragoza contaba con el estatus de Colonia Inmune, que le otorgaba determinados privilegios como el derecho a acuñar moneda o la exención del pago de impuestos. Los nuevos ciudadanos fueron adscritos a la tribu Aniense.
En el proceso de reorganización de territorios hispanos, se crean tres provincias, Tarraconensis, Baetica y Lusitania, divididas en conventos jurídicos (distritos menores con funciones judiciales y administrativas); de ellos, el regido por Caesarugusta, el Convento Jurídico Caesaraugustano, era uno de los más extensos de los siete en los que se dividía la provincia Tarraconense. Caesaraugusta asumió desde un primer momento el papel de cabecera regional, sustituyendo a la colonia Victrix Ivlia Celsa (en la actual Velilla de Ebro).
El periodo de mayor apogeo de la ciudad (siglos I y II) trajo consigo muchas de las grandes obras públicas, de las que aún hoy podemos ver algunas: el foro, el puerto fluvial (que convirtió a Caesarugusta en el principal redistribuidor de mercancías en el valle del Ebro), las termas públicas, el teatro o el primer puente de la ciudad, situado en el emplazamiento del actual puente de Piedra y que probablemente era una obra de sillería o mixta de piedra y madera.
El agua también ha representado un importante papel en la Zaragoza romana, tanto por su situación a orillas del río Ebro y junto a la desembocadura del Huerva y el Gállego, como por sus complejos sistemas de abastecimiento y regadío. Junto a las ya mencionadas termas, se han documentado multitud de aljibes, fuentes, cloacas de desagüe y diversos tramos de tuberías de plomo y saneamiento.
Caesar Augusta fue fundada en el año 14 a. C. si bien se han propuesto otras fechas para la fundación de la ciudad que abarcan una horquilla entre el año 25 y el 12 a. C. como una colonia inmune donde soldados procedentes de las legiones que lucharon con César Augusto en Hispania entre el 29 y el 26 a. C. se integraron en la Salduie ibérica, formando una nueva ciudad colonial romana de carácter mixto, como refleja Estrabón en su Geografía (III, 2, 15).
La nueva colonia inmune ocupó una superficie de 44 hectáreas, delimitando una superficie de más de 900 x 500 m en torno a dos ejes axiales de comunicación: el decumano máximo (actuales calles Mayor y Espoz y Mina) y el cardo, que coincidía aproximadamente en su trazado con la calle de Jaime I, aunque la confluencia con el decumano en el límite sur situado en el actual Coso Alto y que podría encontrarse en cualquier punto desde el Teatro Principal hasta la Puerta Cinegia es inseguro, pues el trazado de la citada calle en su mitad sur data de una reforma del siglo XVIII.
La urbe contaba con cuatro entradas principales, cuyo emplazamiento se conservó hasta el siglo XV, a ambos extremos del cardo y el decumano:
Puerta de Toledo. Estaba situada al extremo oeste del decumano, entre las actuales murallas de San Juan de los Panetes y el Mercado Central. En su emplazamiento romano se mantuvo una puerta flanqueada por dos torreones almenados cuyos arranques probablemente eran cubos de muralla romana hasta 1848 en que se derribó. Aún perduran sus cimientos, descubiertos en el último cuarto del siglo XX. Un monumento de Martín Trenor y la estatua de Augusto de Prima Porta en bronce, regalada por Mussolini en 1940, sobre un pedestal de piedra negra de Calatorao, conmemoran desde 1989 el lugar donde se encontraba.
Puerta de Valencia. Extremo este del decumano, a la mitad del actual Coso Bajo. Se encontró una inscripción a la «Porta romana» en un sillar, que señalaba su situación.
Puerta Norte, o Puerta del Ángel, situada en el extremo norte del cardo, y que abocaba al Puente de Piedra. Se conservó hasta los Sitios de Zaragoza, a comienzos del siglo XIX, y se puede apreciar en su pleno uso en 1647 en la Vista de Zaragoza de Juan Bautista Martínez del Mazo.
Puerta Cinegia. Extremo sur del cardo. Su nombre proviene del barrio árabe de Sinhaya, y su localización es insegura, pues pudo estar en algún punto situado entre el Teatro Principal y la Plaza España de Zaragoza.
La ciudad de Caesaraugusta se constituyó así como la urbe más influyente del valle medio del Ebro, y sus acuñaciones monetarias se difundieron por toda la Tarraconense interior, llegando a predominar incluso en la actual provincia de Soria.
Todo el diseño de la colonia fue minuciosamente planificado antes de su ejecución. Se dotó pronto a la ciudad de un puente (probablemente de piedra), foro, acueductos y sistema de alcantarillado mediante cloacas de desagüe. Sin embargo, los estudios más recientes, sostienen la hipótesis de que estas infraestructuras (puente, puerto fluvial, foro, mercado) preexistieron a la fundación romana, aunque en muchos casos fueron reformados y ampliados (como sucedió con el foro) en época de Tiberio. El puente, el puerto y las termas pudieron formar parte de las dotaciones de la muy romanizada Salduie de los años 50-14 a. C. Debido a ello la actividad constructiva entre los años 14 a. C. y 14 d. C. fue limitada si se consideran las ingentes obras urbanísticas emprendidas a partir del gobierno de Tiberio, con la edificación del teatro o la remodelación del foro, entre otras actuaciones.
Hasta finales del siglo XX, se consideraba que los límites de la ciudad del siglo I estaban establecidos por los restos de murallas conservados. Sin embargo, a comienzos del siglo XXI toma fuerza una evolución distinta de la ciudad romana de Caesaraugusta. Por los restos de los siglos I y II encontrados fuera del perímetro de las murallas conservadas (plaza de la Magdalena, calles Antonio Agustín, Rebolería, Añón o Teniente Coronel Valenzuela por citar algunos ejemplos) la extensión inicial de la urbe ocuparía por el este el actual barrio de la Magdalena y Tenerías hasta el curso del Huerva, y por el sur una franja de terreno que llegaría hasta las calles Cinco de Marzo y San Miguel, paralelas al Coso Alto. Uno de los argumentos esgrimidos es que en la segunda mitad del siglo II se observan abandonos de casas situadas en esta zona, lo que ha hecho pensar en la construcción en este momento de la muralla en el sur y en el este, que originaría el traslado de la población de esta zona hacia el interior de estas murallas. Una hipótesis probable es que el límite occidental y norte hubiera permanecido estable desde la fundación de la ciudad, incluso contando con una muralla de opus caementicium que protegía la zona más desguarnecida, mientras que en el este la muralla fuera innecesaria en sus primeros tiempos gracias a la natural protección del curso del Huerva, que marcaría el límite oriental. En el siglo III, en todo caso, definitivamente se construye o reconstruye el perímetro descrito arriba con una muralla de sillares, de la que se conservan abundantes restos. 

Muralla
Durante mucho tiempo se había dado como segura la existencia de una muralla a comienzos de la colonia y la reedificación de esta en el siglo III. Sin embargo, abundantes restos arqueológicos hacen que desde comienzos del siglo XXI se ponga en duda que Caesaraugusta tuviera una muralla que rodeara el perímetro completo de la ciudad hasta el siglo III al menos, no en la apariencia con que se muestran los restos de lienzo conservados en la actualidad, especialmente en el lado oriental, donde la ciudad contaba con la protección del río Huerva.
El hallazgo en el año 2000 de la Casa de la calle Añón y su ubicación en la zona este de la urbe, extramuros de lo que se suponía el área incluida dentro de las murallas de Caesaraugusta, junto con otros restos arqueológicos encontrados, han hecho suponer que la superficie urbanizada se extendió en sus inicios más allá de lo que fue la ciudad romana amurallada del siglo III e incluso se ha postulado (según investigaciones de 2003), que la colonia romana de Caesaraugusta pudo carecer en un principio de murallas, particularmente, de las situadas a oriente
Tramo noroeste de la muralla romana de Caesaraugusta vista desde la Avenida César Augusto
Triclinium de la casa romana de la calle Añón, de época Claudia (mediados del siglo I d. C.). 

Puente
La existencia de un puente sobre el río Ebro situado en la ubicación del actual Puente de Piedra (probablemente ya existente en época de Salduie) está documentada a partir del hallazgo de tuberías de plomo que soportaba el puente y que traían agua potable desde el cercano río Gállego hasta la ciudad. Es más difícil dilucidar si ya en época romana el puente estuvo edificado en piedra sillar, aunque el prestigio de la capital del convento jurídico cesaraugustano y la requerida solidez que derivaba de su función de acueducto de pesadas tuberías induce a pensar que fuera un puente de piedra.

Teatro

A este periodo pertenece también la obra mayor del teatro, cuya edificación comenzó al final del gobierno de Tiberio y se concluyó ya en época de Claudio hacia el 50 d. C. Ocupó un solar que había sido destinado a esta infraestructura teatral desde la planificación colonial del periodo de César Augusto.
Estuvo inspirado en el modelo del Teatro Marcelo de Roma. Se utilizó en su construcción una estructura de hormigón (opus caementicium) para elevar el graderío que, en su fachada exterior de tres pisos y veintidós metros de altura, fue recubierto con losas de mármol o sillares de opus quadratum ofreciendo una decoración monumental.
Poseía, sin embargo, un singular acceso independiente desde la puerta central de la fachada hasta la orchestra de trazado perpendicular a las tablas o scena y que recorría como un eje el teatro para uso de las autoridades, que accedían así directamente a los escaños reservados a ellos en el semicírculo orquestal. Este exclusivo acceso se puede observar también en los teatros de Turín o Minturno si bien es único entre los de la Hispania romana y puede deberse a la variedad de espectáculos, no solo dramáticos, sino acaso también de gladiadores, que se celebrarían en él.
Se trata de uno de los más grandes teatros de Hispania, con sus 7.000 metros cuadrados de superficie (106 m de diámetro) y capacidad para albergar aproximadamente 6.000 espectadores. 

Termas romanas 
Las termas públicas fueron construidas en el siglo I d. C., en la época del inicio de la dinastía Julio-Claudia (con Calígula o Claudio), y se utilizaron hasta el siglo IV de nuestra Era, y se han conservado restos de las letrinas públicas y de una piscina al aire libre que se construyó posteriormente en el mismo lugar.
Los restos más notorios son los de la natatio, que presenta columnatas a sus costados. Estaba revestida con placas de mármol en suelo y paredes, y decorada con motivos florales. Todo ello en el estilo de la época final julio-claudia. El frigidarium se cerró en sus lados mediante formas absidiales.
No es este el único resto de instalaciones termales de Caesaraugusta del que quedan testimonios, pues se han descubierto canales de desagüe pertenecientes a instalaciones privadas termales en la calle Prudencio y restos de un caldarium y un frigidarium de una villa suburbana situada en la actual plaza del Pilar.

Piscina romana que era uno de los equipamientos de las Termas romanas de Caesaraugusta. 

Foro romano de Caesaraugusta
El foro estaba situado en las postrimerías del puerto fluvial (aunque lo habitual era situarlo en las vías principales de las ciudades), principalmente por su papel dinamizador de la economía constituyendo el punto neurálgico de la vida social, religiosa, civil, política y económica de Caesaraugusta.
Sé empezó a construir en el siglo I d.C., bajo el mandato del emperador Augusto y se fue ampliando bajo el mandato de Tiberio.
Los foros romanos se distribuían a partir de un gran espacio abierto, pavimentados con grandes losas y rodeados de uno o varios pórticos circundantes, en torno a los cuales se ubicaban los edificios más importantes: la Curia (edificio de carácter político), la Basílica (carácter jurídico y administrativo) y el Templo (carácter religioso). Junto a ellos estaban las tabernas, locales dedicados a usos comerciales, y otros edificios relacionados con la administración.
Se conservan de la época fundacional (siglo I a.C.) del emperador Augusto un mercado, una cloaca y tuberías de agua potable y de la época de su sucesor Tiberio se conservan restos del espléndido foro urbano, una cloaca, canales y algunas cimentaciones.
El museo del foro, está ubicado bajo el subsuelo de la Plaza de la Seo y el acceso se realiza a través de un prisma de placas de ónice iraní, y ofrece al visitante una muestra de la vida cotidiana de la ciudad durante el siglo I d.C., poco después de su fundación. 

Equipamientos hidráulicos
La colonia romana de Caesaragusta disponía de toda una red de alcantarillado, con cloacas y tuberías y abastecimiento de agua potable garantizado a través de acueductos que recogían el agua en grandes cisternas colectoras, y cuyos restos arqueológicos se han ido excavando fundamentalmente desde la última década del siglo XX. Además, en el barrio de las Tenerías, existía un drenaje para las inundaciones periódicas de las crecidas del Ebro consistente en un campo de ánforas agrupadas y colocadas invertidas.
Bajo el foro, y perpendicular al Ebro, se diseñó una cloaca de desagüe de grandes dimensiones: 2,82 m de altura y 2 m de anchura. Fue construida en opus caementicium con revestimiento de opus incertum. Otros sistemas de desagüe de la ciudad tenían notables dimensiones, sin llegar a las de la cloaca mayor. Así, hay un tramo en la calle Espoz y Mina trabajado en opus vittatum de 1,2 m de alto por 0,6 de ancho. Las proporciones de las cloacas de Cesaraugusta son similares a otras grandes ciudades romanas, y comparables, por ejemplo, a las de Emerita Augusta. 

Foro de Tiberio
La obra más destacada en época de Tiberio (14 d. C.- 37) fue la remodelación del foro, que fue ampliado mediante el diseño de un gran rectángulo de más de 50 metros en el lado occidental, donde se alojaban tiendas construidas con aparejo de sillería y provistas de sótano. Todo su perímetro alojaba un doble pórtico interior que quizá se cerraba al sur con un gran templo imperial con peristilo de doble columnata, si bien la configuración del lado sur y presencia del templo es aún conjetural. Estaba pavimentado con losas de piedra caliza y construida con varias técnicas de aparejo: opus vittatum, opus africanum y opus caementicium u hormigón romano.
En este dibujo podemos ver la antigua traza urbana así como los principales edificios públicos Romanos: Al sur (arriba de la imagen) el teatro, en el centro las termas, y al norte (en la margen del rio) los dos foros (la ciudad tenía dos foros), que hoy en día estarían sobre la Plaza del Pilar y de la Seo y la Plaza de San Bruno, y el puerto fluvial, además del puente de piedra que se situaba en el mismo lugar que el que se conserva hoy en día (que se construyó durante la edad media).

El foro de Tiberio albergó, además del templo, otros edificios y monumentos de carácter representativo e institucional. En él se han rastreado las huellas del edificio de la curia y pedestales de soporte de un programa iconográfico escultórico dedicado a Augusto, a su familia y a sus sucesores. Cerca de la cloaca máxima que discurre bajo el foro se halló una estatua de un muchacho de época de Nerón o Domiciano, a quien podría representar. 
Por otro lado, destaca una zona de almacenamiento de cereal al norte del foro a la que se accedía desde el puerto fluvial por medio de una escalera de obra monumental con una puerta de triple paso. Los restos de dicha escalinata se pueden contemplar en el Museo del Puerto Fluvial de Caesaragusta.
Por fin, en las excavaciones del Palacio de los Pardo, sede actual del Museo Camón Aznar, se encontraron a fines del siglo XX restos de un muro que formaría parte de un templo o basílica y quizá fuera el edificio más relevante de un complejo forense de carácter religioso, y no comercial como sería el de la Plaza de las Catedrales, centro del culto ciudadano que coincidiría con la intersección del cardo y decumano máximo, según otra teoría del emplazamiento del cardo, que podría arrancar de este foro y no necesitar el retranqueo que le llevara a la puerta Cinegia desde la calle de don Jaime I (también llamada San Gil), según hipótesis y planimetría planteada por María Pilar Galve en 2004. 
Hoy en día lo que queda de todo esto se puede visitar en varios museos: El del teatro romano, al que se accede por la Plaza de San Pedro Nolasco, El de las termas, situado en la Calle de San Juan y San Pedro (al lado de la Plaza de San Pedro Nolasco), el del foro romano, situado separando la Plaza del Pilar y la de la Seo, en un curioso edificio que además actúa de centro de información turística de la ciudad, y el del puerto fluvial situado en la Plaza de San Bruno. 

Bilbilis
De la primitiva ciudad indígena sabemos muy poco. Nacida como heredera de una ciudad indígena, Bilbilis era capital de los lusones aunque la escasez de restos de la ciudad anterior bajo el suelo del mvnicipivm augusteo ha hecho dudar de la continuación de emplazamiento por el momento difícilmente demostrable.

Conocemos de forma vaga que el emplazamiento indígena existente en el lugar, hoy muy transformado y alterado por las obras posteriores de época augustea, debió situarse en las alturas del cerro de Bámbola y parte del de San Paterno, como parece desprenderse de los materiales preaugusteos aparecidos en los niveles inferiores de la muralla, extendiéndose parte del primitivo asentamiento por la zona central de la ciudad romana, transformada totalmente después de constituirse como municipio romano tras la reforma augustea, teoría que parece confirmarse con la aparición de estructuras fechadas en los siglos II y I a. C. bajo las domus excavadas en el denominado Barrio de las Termas.
Hemos de considerar que la ciudad ya tenía desde antiguo una larga tradición de contacto con Roma por haber sido testigo y partícipe primero de las Guerras Celtibéricas, momento en el que debió de caer bajo la influencia romana, convirtiéndose en punto de apoyo para la toma de Numancia en el 133 a. C. y posteriormente de las Guerras Sertorianas, al mencionar las fuentes antiguas su toma por Sertorio en torno al 77 a. C. por lo que se puede intuir que en esos momentos era una ciudad «adicta» a la administración oficial. Posteriormente, las mismas fuentes mencionan cómo en sus inmediaciones entablaron combate Sertorio y Metelo en el 74 a. C. siendo derrotado el primero, lo que supuso la «normalización» de la zona según Apicio.
Este precoz contacto con Roma debió facilitar notablemente la gradual adaptación a las costumbres, cultura y elementos materiales del mundo romano, lo que posibilitó que se viese como algo normal la gran reforma urbana realizada en la primera mitad del s. I d. C., fruto de la cual son el foro y el teatro y que supuso que la ciudad alcanzase su máximo esplendor, manteniéndose cierto vigor a lo largo de todo el siglo tras retomarse las reformas, o finalizar las anteriores, en época flavia, tanto en los edificios públicos como en los privados.
Durante el s. II d. C., las sucesivas excavaciones realizadas han permitido constatar cómo se mantiene el auge de la ciudad, especialmente en su primera mitad, en la que se han documentado diversas obras en época de Trajano. A finales de siglo se aprecia un cierto decaimiento que se acentuará notablemente en el s. III, sin que se pueda explicar este hecho por la llegada de algún núcleo invasor, ya que hasta el momento, en ninguno de los sectores excavados de la ciudad, se ha constatado una destrucción violenta de la ciudad, por lo que nos encontramos más bien en un abandono gradual y pacífico condicionado por la crisis económica y social generalizada en la Península.
Actualmente las excavaciones no han podido resolver el problema de la ciudad en época tardía, aunque parece mantenerse cierto poblamiento residual durante los siglos IV-V, como parece atestiguado por el intercambio de correspondencia entre Ausonio y Paulino de Nola, así como por la presencia de un pequeño lote de sigillatas tardías. Esta población tardía parece concentrarse en torno al foro y el teatro, compartimentando y amortizando sus estructuras.
Posteriormente hay un abandono generalizado de la ciudad hasta que en un momento impreciso de la Edad Media, s. XII o s. XIII se produce un limitada reocupación del solar, según lo atestigua la necrópolis medieval excavada en la zona baja del oro, sin que ésta alcanzase gran importancia.
Posteriormente la ciudad, desde el s. XVI, se convierte en una gran cantera de extracción de material para la pujante Calatayud. Se desmontaron sus edificios más monumentales como el foro y el teatro, levantándose con su piedra la Iglesia de San Juan el Real, El Seminario de Nobles, El Colegio de los Jesuitas, etc. incluso en 1877 su piedra sirvió para la construcción de la actual plaza de toros.
Bilbilis como otras tantas ciudades provincianas es un centro comarcal indiscutible de la vida política, administrativa, económica y social desde que adquiere ese carácter en época de Augusto. Es la meca social y cultural, un lugar adecuado para desarrollar determinadas actividades que estaban vedadas por su propia configuración a los núcleos indígenas no urbanizados, progresando con rapidez respecto al resto de ciudades del entorno.
El Municipium Augusta Bilbilis tal vez sea uno de los más representativos por varias razones. Por un lado, es un núcleo antiguo con densa historia, y, por otro, había alcanzado unas cotas de transformación urbana muy altas en poco tiempo, no sin sufrir al mismo tiempo las consecuencias de un crecimiento quizás excesivo para su propia capacidad de desarrollo económico.

La urbanización de la ciudad. Las calles
El trazado de las calles y espacios urbanos bilbilitanos, estaba condicionado por la propia orografía del terreno y por la distribución interna que se hizo de espacios monumentales públicos y espacios privados.
La parte central de la ciudad quedó reservada para el conjunto monumental principal, el foro y el teatro. Hacia este lugar convergían los dos caminos principales de acceso que partían de las puertas que se abrieron en sus murallas, una en la parte baja de la ciudad flanqueada por sendas torres que se ubicaba junto a la vega del río Jalón, conducía por una calle empinada, que dejaba a ambos lados ricas domus y un templo de orden jónico. La otra venía por el enlace desde la vía principal y tras remontar mediante curvas y pendientes desde el río, alcanzaba en llano a la puerta próxima al teatro, también flanqueada por torres, facilitando así la llegada a los espectáculos de los vecinos de localidades comarcanas y a los habitantes de las villas que sin duda rodeaban la ciudad.
En el interior de la misma las calles respondían a un trazado regulador y en la compleja distribución en terrazas todavía pueden apreciarse aquellas que servían para acomodar viviendas y aquellas otras que constituían vías de tránsito. Al ser frecuentes las cuestas, la comunicación entre terrazas se realizaba mediante rampas útiles al tránsito de personas y vehículos mediante un trazado serpenteante adaptado a la ladera de los cerros. Éstas serían las vías principales en el interior de la ciudad, dispuestas por tanto de acuerdo con la propia disposición natural, mientras que otras calles perpendiculares a éstas conformaban las manzanas de viviendas, permitiendo aislarlas y comunicar calles paralelas generalmente situadas a diferente cota o altitud. Estas calles perpendiculares a las anteriores serían utilizadas preferentemente por peatones dada su mayor pendiente, facilitando este tránsito por medio de algunas escaleras a ambos lados de las mismas, según hemos documentado en el barrio de las termas o Insula I.
La anchura de los viales variaba según su importancia, pero, debido a la complicada orografía, es previsible que sólo los principales permitiesen el cruce de vehículos en dirección opuesta. En algunos casos se hallaban pavimentadas con grandes losas irregulares de piedra caliza, como la descubierta en la parte central de la ciudad (Sector C. II) posiblemente el cardo máximo que uniría la zona de las termas con la del foro, o como la rampa de acceso al foro, ambas actualmente tapadas para posibilitar su conservación.
Otras calles tienen la roca firme por solera, como la que recorre la zona superior del Barrio de las Termas, mientras las más sencillas son de tierra apisonada mezclada con piedra machacada, igualmente resistente en su momento, pero muy degradas en la actualidad. Se han documentado piedras pasaderas en algunas calles, para comodidad de los viandantes más que por problemas de lluvias que en Bilbilis debían evacuarse con gran facilidad dadas las pendientes acusadas en toda la ciudad.
En el caso de las escalinatas, éstas generalmente fueron de bloques de yeso bandeado de fácil talla, lo que generó un gran desgaste de uso y que, en la mayoría de los casos, se desmontaron para reutilizar sus escalones en otras construcciones, como se pudo apreciar en la descubierta en las proximidades de las termas con cuyos escalones se llegó a tapiar la calle previsiblemente en el s. III, coincidiendo con la transformación de este edificio en viviendas y almacenes.

El Foro
La ciudad como consecuencia de su nueva condición jurídica acomete una gran obra de modificación estructural que va a convertir aquel núcleo provinciano en un fiel exponente de las nuevas ideas que trae la administración romana.

El foro bilbilitano se edifica arrasando una zona de viviendas de época cesariana, y tal vez otros monumentos anteriores, de las que se hallaron restos de estructuras, materiales varios y restos pictóricos. Se planifica de una sola vez la construcción de un gran centro monumental compuesto por forum con plaza (48,64 m. de longitud por 44,88 m. de anchura, incluyendo en estas dimensiones sus pórticos laterales), templo dominándola y dos pórticos, convirtiéndose uno de los lados del pórtico en basílica. En el opuesto un gran basamento al final del pórtico puede suponer la existencia de una curia. La comunicación de la plaza con el templo, seguramente hexástilo, se realiza mediante una monumental escalera que salva el pórtico inferior sobre la misma plaza.
Como elementos complementarios basas de estatuas, seguramente de la familia imperial por los retratos, inscripciones; una de culto imperial conmemorativa de la construcción del foro y su posible finalización en época de Tiberio, financiado al menos parcialmente por L. AEMILIVS, evergeta conocio a través de la inscripción en placa de mármol recuperada en 1980 en una zona próxima a la escalinata de acceso al templo del foro, con el que hay que ponerla en relación, en uno de cuyos laterales pudo estar expuesta.
El hallazgo de cospeles sin acuñar induce a localizar la ceca en el mismo foro en uno de sus laterales. No conviene olvidar que la ciudad acuña una importante cantidad de monedas en los reinados de Augusto, Tiberio y Calígula que sirve para promocionar su condición municipal al mismo tiempo que para abastecer el circuito económico creado con la eclosión ciudadana y para subvenir a las necesidades económicas de la zona.

La moneda de Bilbilis, junto con la propiamente imperial, será un vehículo económico de primer orden difundiéndose, a través de los numerosos hallazgos estudiados, por buena parte del imperio. Monedas con la característica corona cívica en el reverso, junto con los nombres de sus magistrados municipales, son los rasgos más claros de esta nueva condición ciudadana. Con anterioridad la ciudad había acuñado moneda en época indígena con el típico jinete celtibérico y otras de periodo premunicipal con la leyenda BILBILIS-ITALICA que hace referencia clara a los inmigrantes itálicos asentados desde hacía varias décadas.
El emplazamiento y monumentalidad del foro, algo desproporcionado y alejado de los cánones vitruvianos, parece responder a algo más. Bilbilis deseaba, y sus ciudadanos con ella, alcanzar una promoción importante, darse a conocer a la comarca, ser vista por las gentes que transitaban por la via Augusta Emerita. Para ello la planificación de su edificación fue cuidadosamente estudiada, los volúmenes, la implantación sobre el terreno, sus dimensiones y riqueza, la distribución de sus elementos. Todo ello proclama al unísono su filiación romana decidida, su reflejo de lo que hay más allá, la capital del conventus, de la provincia y la propia Roma de la que sienten verdaderamente partícipes con todas sus energías y con el apoyo de la economía de sus elites locales que apoyaron la empresa con decisión.
Los más costosos mármoles se adquieren para su decoración, las estatuas ornamentan sus pórticos y plaza y la monumentalidad surge por doquier. La actividad política y económica rivaliza con la actividad social de unos lugareños y unos inmigrantes itálicos que han sabido hacer de aquel pequeño municipio un emporio de vida a la romana y de una riqueza que será efímera, aunque entonces no sean conscientes de ello.

El Teatro
El teatro forma un todo único con el foro al que está vinculado por una serie de pórticos y pasillos de comunicación. Se hace evidente que el arquitecto diseñó el conjunto de forma unitaria pensando en dotar a la ciudad de un gran complejo central que presidiera todas las actividades ciudadanas. La teatralidad arquitectónica, la escenografía que se consigue con ambos monumentos, está muy acorde con la finalidad propagandística que perseguía.


Por otra parte, el teatro bilbilitano hay que concebirlo como un edificio de espectáculos con carácter comarcal, ya que su capacidad, cercana a los 4.500 espectadores, excede con mucho las necesidades de la pequeña ciudad calculada en unos 3.000 ó 3.500 habitantes.
El teatro bilbilitano, de grandes proporciones, edificado en dos fases, una de ellas de forma inmediata al comienzo de construcción del foro, presenta una escena de dos pisos con capiteles corintios en ambos, y tres valvae. Su posición aprovechando una vaguada, permite apoyar directamente su graderío en el terreno natural lo que facilita su construcción y explica sus dimensiones poco canónicas de 210º de desarrollo al tener que adaptarlo a los pórticos occidentales del foro, siendo su diámetro orquestal de 20 m., con un diámetro de cavea de algo más de 73 m. que se ampliará hasta los 78 m. si incluimos el desarrollo exterior de la cripta hasta su fachada exterior conocida en gran parte por las excavaciones más recientes.
La existencia de un sacellum en la parte superior central de la summa cavea le confiere un valor añadido importante, siendo sus dimensiones de 11'5 m. por 7'5 m. con una perístasis de seis columnas en los lados largos y de cuatro en los cortos. Esta edificación sigue el modelo del teatro de Pompeyo en Roma. La aparición de restos de escultura atribuidos a Livia, permiten pensar en un repertorio iconográfico vinculado a la dinastía julio-claudia, por lo menos dedicado al culto imperial de esta emperatriz, del que conocemos otros casos como los de Leptis Magna (Libia) o Herculano.

Termas
Otro de los espacios públicos de gran interés dentro de la ciudad fue su espléndido recinto termal, que no significa fuera el único con el que contase la ciudad e incluso es visible alguno de carácter privado.

Las termas son el lugar dedicado a los baños públicos. Los mejor conocidos dentro de la ciudad se encuentran situados en la parte alta junto a dos grandes cisternas de agua que, imprescindiblemente, suministraban el agua necesaria para un edificio de estas características y funciones.
Se pueden señalar dos momentos dentro del edificio que alberga a los baños, marcados por la más que segura reforma que se lleva a cabo dentro de estos baños.
En un primer momento, las termas, de reducidas dimensiones, quedan por debajo de los restos que hoy pueden apreciarse, contaba con dos salas, la de aguas templadas (tepidarium) y la de aguas calientes (caldarium).
Posteriormente, tras la reforma sufrida, se aprovechan parte de las habitaciones preexistentes y se construyen nuevas salas.
La primera parte, de época augustea, se disponía de una dependencia subterránea, para calentar aire (hypocaustum) por medio de un sistema de calefacción. También contaba con un horno para calentar el agua del caldarium, esta sala se conoce como el praefurnium. Parece que la reforma de las estancias se llevaría a cabo durante el siglo II, donde se ampliarían y se acomodarían a los gustos de la época.

En una segunda fase, los baños, sufren una ampliación hacia el Norte haciéndolos mucho más completos y cómodos. Cuenta ya con unos vestuarios (apodyterium) con hornacinas para guardar enseres personales. 
De ahí se pasa a una pequeña piscina cuadrada, de agua fría (frigidarium) y de aquí de nuevo al tepidarium, sala de agua templada para después entrar en la sala de aguas calientes, caldarium, que poseía un sistema de calefacción bajo el suelo entre las paredes (concameratio), sala que contaba en uno de sus extremos con una gran bañera, con agua caliente. Abierta a esta sala se sitúa una pequeña estancia, comunicada con un elegante arco, en cuyo centro se hallaba una pequeña fuente de agua fresca con el objeto de refrescar un poco el ambiente.
Se contemplan una serie de estancias de servicio, separadas del recorrido habitual, que estarían dedicadas a los servidores de los baños, hornos para calentar agua, alimentación de los sistemas de calefacción, etc. 
Desde luego las estancias de los baños mostrarían una gran riqueza ornamental, suelos pavimentados con mosaico (opus teselatum), de los que se hallado restos durante las recientes campañas de excavación y las paredes y los techos con pinturas murales según el gusto de la época. 

Las viviendas
Las casas bilbilitanas se encaraman en un escenario natural sin parangón. La topografía del terreno parece hecha a medida de la ciudad. Las dificultades con que sin duda se encontraron los bilbilitanos se resolvieron con la pragmática eficacia de la ingeniería y la arquitectura romana. Terrazas que configuran el terreno con arreglo a las necesidades impuestas por la planificación urbana, soportan las construcciones públicas y privadas. La comunicación entre ellas mediante calles empinadas, rampas o escaleras en los puntos necesarios. Todo ello da una planificación pintoresca y de cierto abigarramiento que contrasta con las ciudades reticulares clásicas, no obstante no nos engañemos. Estamos ante una ciudad a la romana, con sus espacios hábilmente distribuidos, con sus servicios, abastecimiento de aguas, cloacas, murallas, plazas, fuentes, edificios públicos y privados. Una gran urbe en pequeño para servir de espejo a unos ciudadanos que desean fervientemente ser romanos.
Las viviendas son de una tipología variada. Las hay clásicas siguiendo la tradición de la casa helenística con patio, tal es el caso de las excavadas en la zona central de la ciudad (Casa del Ninfeo, C.II) y las hay más simples, como consecuencia de su adaptación al terreno (Casa de las Escalaras, Casa de la Fortuna). No son infrecuentes las viviendas escalonadas, aprovechando los desniveles de terrazas contiguas, así como las viviendas con huertos en las que se cultivarían parte de las hortalizas y frutas necesarias para el consumo propio y una reducida comercialización.
El conjunto más completo de cuantos se pueden encontrar en Bilbilis es el correspondiente al denominado Barrio de las Termas, en vías de excavación desde 1996. Corresponde a una ínsula de cuatro domus en disposición en terrazas con un frente de tabernas en la zona inferior, identificándose una de ellas como una popina. Las domus presentan planta itálica con atrio, destacando la riqueza de los conjuntos pictóricos recuperados en el transcurso de las excavaciones.
Las dependencias artesanales se situaban en las cercanías del foro, a espaldas de éste, habiéndose documentado la producción de algunos elementos como piezas metálicas, vidrios, textiles, etc. junto con otros que citan las fuentes y que tendrían su punto de producción o comercialización en la propia ciudad, habiéndose localizado en las últimas campaña de excavación moldes de lucernas que amplían el carácter productivo de la ciudad.
En las inmediaciones de la Bilbilis se ubicarían las explotaciones agrícolas a las orillas del Jalón y Ribota, mencionadas por los clásicos y especialmente por su ciudadano de excepción Marcial, cuyos últimos años pasó en la tranquilidad de aquella vega fértil y abundante de su ciudad no sin quejarse del exceso de calma que sufría una mente ágil acostumbrada a los tráfagos y emociones de la vida capitalina.

Las murallas
El trazado y aspecto de las murallas que pueden contemplarse actualmente debió iniciarse con antelación a la presencia romana, hacia el s. II a. C., con menos ambiciones monumentales, pero con la clara intencionalidad de albergar gentes y propiedades, recorriendo la práctica totalidad del cerro Bámbola, si bien su parte oriental sería desmontada en época de Augusto ante el crecimiento y desarrollo de la nueva ciudad.
Un recinto amurallado de la extensión del que alcanzó el de Bilbilis que llegó a encerrar unas treinta hectáreas de terreno, muestra con claridad la importancia y la capacidad económica de sus habitantes. Nos encontramos con un recinto construido más que para proteger a la ciudad para delimitarla y dotarla de prestigio, ya que en la antigüedad su presencia o no era una de los factores claves a la hora de considerar a una ciudad como tal.
Su construcción, todavía visible en muchos de sus puntos, se adapta cuidadosamente al terreno. En su trazado quebrado en el que se alternaban los baluartes y las torres de apoyo con función de vigilancia y defensa, en una de las cuales se localizó un enterramiento ritual, se ubicaban dos puertas: una en las inmediaciones del teatro con el que se reforzaba el carácter escenográfico de este conjunto monumental, y la otra en la parte baja de la ciudad junto a la vega del río Jalón, cuando comienza el conocido actualmente Barranco de los Sillares. El recinto se completaba con una serie de puertas peatonales, sin descartar la presencia de poternas todavía sin identificar.
Bilbilis no necesitaba sus murallas pero la tradición y el prestigio imponían lo contrario. Sería digna de ver desde el acceso viario aquella imponente masa presidida por la fortificación perimetral, dentro de la que se apreciaban claramente los conjuntos públicos, que junto a su magnitud habían sido erigidos en los lugares preeminentes para que pudieran servir de ejemplo a los visitantes y de orgullo a sus habitantes, que con ello se convertían en excelentes propagandistas de Roma, en un claro exponente de la política urbanística propugnada por Augusto.

Abastecimiento de agua: las cisternas
La configuración geomorfológica de Bilbilis es determinante a la hora de establecer la infraestructura de abastecimiento de agua de la ciudad. Hoy por hoy parece descartado la existencia de un acueducto, siendo las únicas soluciones posibles el aprovechamiento del agua de lluvia, el acarreo de agua con animales desde el río Jalón y, sobre todo, la explotación de las corrientes o acuíferos subterráneos mediante pozos y su posterior almacenamiento.
La solución empleada fue la utilizada en tantas otras ciudades romanas, la cisterna, de las que hasta el momento actual de la investigación conocemos sesenta y dos que presentan diversos tipos, siendo posible la construcción de alguna de ellas después de costosas obras de adaptación del terreno, presentando sólidos muros de opus caementicium, revestidos exteriormente de muros de sillarejo.
El municipium resolvió el problema del abastecimiento y distribución del agua mediante la ejecución de una tupida y compleja red de cisternas comunicadas entre sí mediante tuberías de plomo o cerámica, estableciéndose en algunos casos relaciones de vasos comunicantes. Se aprecia un plan preconcebido, de ahí la regularidad de la distancia entre ellas y la selección de las curvas de nivel donde construirlas, para así de este modo beneficiarse de la gravedad. Su ubicación en el yacimiento no parece arbitraria ya que su mayor densidad en unos sectores de la ciudad frente a otros, coincide con las zonas de mayor población, y por lo tanto con mayores necesidades, pudiéndose apreciar cómo cada una de ellas se encargaría del suministro de agua a un número concreto y determinado de viviendas.
Hasta época bien reciente, alguna de estas cisternas todavía almacenaba agua, como en el caso del denominado «aljibe de los moros» o «fuente del pastor», también conocida como «la fuente del maestro» por ser un punto tradicional de merienda durante las excursiones escolares. Su construcción en la zona de conexión de las laderas de los cerros de Bámbola y San Paterno la convertían en una pieza importante en la red de abastecimiento de la ciudad.
El elevado número de cisternas construidas generó una amplia variedad tipológica. Podemos encontrar desde las más simples de planta rectangular con cubierta plana o abovedada, hasta las más complejas con compartimentaciones internas de muros o simples columnas, asemejándose a grandes salas subterráneas, presentando otras varios pisos y alturas para facilitar de esta manera la decantación del agua y la deposición de los lodos, etc.
El resultado final es una serie de edificaciones de gran consistencia y solidez que han perdurado muchas de ellas hasta hoy en día en pie, al ser empleadas como meras casetas de aperos de los agricultores que explotaban los bancales o bien refugios para los pastores. Tal vez la cisterna mejor conservada de todas ellas es la que posteriormente se convirtió en ermita de San Paterno, patrono de Huérmeda, perfectamente visible desde esta localidad.
La ausencia de cisterna por encima de los 660 m. de altitud parece indicar la cota que alcanzó el urbanismo de la ciudad, reservándose el resto, como en el caso de la planicie (700-711 m.) situada en la cima del cerro de Bámbola, a recintos artesanales o viviendas marginales y estructuras vinculadas al recinto amurallado, asegurándose el agua mediante depósitos de agua procedentes de lluvia. En cambio, todo el vértice de la ladera de San Paterno, desde los 610 m. hasta los 650 m. aparece salpicada de cisternas, actualmente conocemos dieciocho, estando entre ellas las de mayor volumen de almacén de cuantas conocemos, lo que indica la densa trama urbana de esta zona de la ciudad que se extendía hasta el denominado Barranco de los Sillares que discurre hasta el río Jalón.
El resto de las cisternas se distribuían en torno a la zona central de la ciudad, adaptándose a las distintas curvas de nivel de la ladera occidental de Bámbola y la oriental de San Paterno, estableciéndose un complejo entramado que aseguraba la distribución del agua a viviendas, fuentes y ninfeos, evidenciándose que no están distribuidas arbitrariamente, ya que su mayor densidad en unos sectores de la ciudad frente a otros, parecen coincidir con las zonas de la ciudad más poblada, y, por lo tanto, con mayores necesidades. Se aprecia un plan preconcebido, de ahí la regularidad de la distancia entre ellas y la selección de las curvas de nivel donde construirlas, para así de este modo beneficiarse de la gravedad.
Con las informaciones disponibles por el momento podemos determinar que es con las reformas urbanas de Augusto cuando se comienza la construcción de una buena parte de este sistema hidráulico, fundamentalmente las ubicadas en la parte central y media de la ciudad. Las siguientes obras estarán vinculadas al desarrollo urbano de Bilbilis y a la expansión de la zona urbana durante el s. I d. C. e inicios del s. II d. C., especialmente durante época flavia en el que la ciudad presenta un segundo desarrollo urbano.

Desarrollo y ocaso de la ciudad
La ciudad tiene su momento de esplendor durante el s. I y primera mitad del s. II, iniciando su decadencia a partir de este momento, decayendo espectacularmente en el s. III. Sin duda ha sido el esfuerzo económico inicial, al que no ha ido parejo el desarrollo económico de la comarca, el causante de ello. La realidad es que en el siglo III Bilbilis es una ciudad semidesierta y sus habitantes han debido emigrar en parte, unos se trasladan a las villas de la comarca, poco conocidas todavía, otros lo harán a la capital del conventus Caesaraugusta que empezará ya a ser el polo indiscutible de atracción de población del Valle Medio del Ebro.
El costo de su transformación a fines del siglo I a. C. y primera mitad del siglo I d. C. es una de las preguntas clave. Su financiación tal vez en parte a cargo de la administración, pero sobre todo estuvo fundamentada en los propios recursos. Interviene el fenómeno del evergetismo de manera muy notoria y se inclina a los poderosos locales a que contribuyan al desarrollo y mejora de sus ciudades a cambio de prestigio social, cargos en las mismas y naturalmente beneficios económicos.
Pasada la euforia urbanizadora de la primera mitad del siglo I d. C., y superada a medias la crisis de fin de los Julio-Claudios, el advenimiento de la dinastía Flavia con la extensión del ius latii a todos los hispanos marca una nueva etapa. En ella parece que se renace de las cenizas. Tal vez se necesite esta medida que puede favorecer que las ciudades decaídas recuperen su frescor, se revitalicen y al mismo tiempo se creen nuevos centros para dinamizar la economía, francamente maltrecha según todos los indicios. Volvemos sobre los mismos errores. Se facilita esta proliferación urbana, se ven alzarse ciudades nuevas y en algunos casos, la historia será testigo, durarán tan solo tres generaciones como Labitolosa. Habría que profundizar en las causas. Tal vez el negocio esté en el urbanismo, en la construcción de ciudades y en la modernización de las existentes. Este es un problema no planteado y sobre el que conviene reflexionar. Los monopolios imperiales de las explotaciones de canteras de piedras ricas ornamentales, los transportes, etc. son otros tantos campos de beneficios inmediatos que pueden producir pingues beneficios a corto plazo si se revitaliza el fenómeno urbano.
Tras ello, las sombras empañan el brillo precedente. Ignoramos si supieron ver lo que se avecinaba. Las excavaciones nos muestran casas que han sido abandonadas por sus propietarios que tapian sus puertas para evitar saqueos. ¿Hasta qué punto la administración romana no estuvo favoreciendo de manera artificial una economía y un hecho ciudadano muy por encima de las posibilidades reales? La crisis de la baja romanidad tuvo más factores desencadenantes que los considerados hasta el presente y las ciudades de nuestro territorio no fueron una excepción. Bilbilis fue palideciendo y olvidando los fulgores de antaño, los ciudadanos del siglo III d. C. no fueron capaces de mantener una ciudad con costosos edificios, monumentos e infraestructuras y poco a poco se fueron degradando a medida que se abandonaban paulatinamente en búsqueda de la seguridad de las casas de campo o de otras ciudades más populosas.
En el s. V sólo hay ruinas y grupos aislados que mal vive en ellas. El volumen de material arqueológico atribuido a estos momentos es esclarecedor, únicamente cinco fragmentos de sigillata hispánica tardía, nada de monetario, en una ciudad de que abarcaba casi 30 hectáreas. La orgullosa y altiva Bilbilis de Marcial ya era historia hacía mucho tiempo.

Ciudad de Carthago Nova, en Cartagena, Murcia.

La importancia económica de la ciudad fue explotada por los romanos: su situación estratégica y la minas cercanas le convirtieron una colonia importantísima y en constante evolución. Se empezaron a construir diversas infraestructuras básicas que culminaron con la remodelación del puerto, imprescindible para el comercio. 
Ya en época del emperador Augusto se construyó el teatro, el anfiteatro y el foro que significaron un cambio en la estructura urbana de la ciudad y también política, ya que paso a ser oficialmente Colonia Urbs Iulia Nova Carthago, condición que solo ostenta Tarraco. El emperador Augusto fue el gran precursor de la ciudad y sus conceptos y estructuras continuaron vigentes en esta ciudad hasta el S.II.
Se urbaniza la ciudad con las normas romanas: calles perpendiculares que determinan los módulos donde se ubican las viviendas o edificios públicos.
Se establecieron barrios selectivos dependiendo de la situación socio económica de sus dueños y de la actividad a realizar en cada zona: en el centro, articulando la vida social, se ubicó el foro presidido por un templo y rodeado por otros edificios dedicados a Augusto -Augusteum-.
En la parte oeste de la ciudad se ubicaron los espacios publicos y la zona este las viviendas privadas para una clase acomodada o alta. Hay pavimentos de marmol opus sectile, mosaicos, y las paredes están decoradas con pinturas.
Las grandes ciudades necesitaban grandes necrópolis para sus muertos. La Torre Ciega, es un monumento funerario dedicado a Tito Didio y forma parte de este conjunto funerario. 
             
Plano de Carthago Nova, sobre la planta actual.


 A principios del S.III el declive de la ciudad es evidente, la vida se concentra en torno al puerto y la ciudad también, modificándose la estructura anterior. Este cambio fue más evidente al ser elegida como capital de la nueva provincia Carthaginensis por Diocleciano -S. IV-. El teatro se convierte en almacén y comercio, dividiéndolo en dos y utilizando además sus elementos constructivos -capiteles, fustes- para su cimentación. Esta dinámica es seguida prácticamente con todas las nuevas construcciones, termas, tiendas....
Los restos de la época romana que nos quedan son: 

El Teatro. Construido en el S.I por el emperador Augusto para engrandecer tanto en las representaciones, como en su decoración a su divina persona. Se utilizó la ladera del actual monte de la Concepción -Mons Aescullapii- para construir el graderío.

Tras el derribo en el año 1990 del palacio de la Condesa de Peralta se descubrieron los primeros restos de este importantísimo teatro. Precisamente por estar "protegido" por esta y otras construcciones próximas, su estado de conservación es bastante bueno. 
El emperador Augusto comenzó su construcción a finales del S.I a.C., e implicó a sus herederos -Cayo y Lucio- en su financiación y diseño. De hecho, además de las esculturas de exaltación al emperador, aguila, pavoreal, danzarinas, buho, se observan textos concretos dedicados a Cayo y a Lucio.
Situado en el Monte de la Concepción, se utilizó su ladera para facilitar la construcción del gradería, ya que la mayor parte de las gradas están excavadas en la piedra natural del cerro, que luego se cubrirían con sillares de caliza. Únicamente los laterales de la media cavea -centro de la grada- y parte de la summa cavea superiores poseen una estructura propia paralela a la fachada exterior. Las puertas estaban situadas en esta, desde donde se pasaba al vomitorium que enlazaba con las rampas de acceso.
Esta cavea -graderío-, se divide en tres zonas horizontales -ima, media y summa cavea-. Verticalmente, se divide por las escaleras radiales, en cuatro sectores en forma de cuña -cuneus- en la ima y la media cavea y en siete a la summa cavea. Mide aproximadamente 44 m. de radio.

El podium de fábrica de opus caementicium está cubierto de caliza gris. Mide de 46 m. de longitud, 7,50 m. de ancho y casi 2 m. de altura. 
Sobre él se asienta la fachada del escenario -scaenae frons-, de 44 m. de longitud por casi 8 m. de anchura y de 16 m. de altura, con una planta compuesta por tres exedras curvadas, que delimitan el proscaenium y donde se abren las tres puertas de acceso al escenario -la valva regia y las valvae hospitales-. A sus lados se habilitan las parascaenia, habitaciones rectangulares comunicadas con la cavea. 
En alzado se distinguen las basas doble áticas de mármol blanco que sujeta los fustes de mármol rosa con capiteles corintios, del mismo material que las basas. Una estructura similar se superpone a esta, conformando así una fachada equilibrada y armónica. Este diseño es prototipo de la época Augustea. Muy probablemente estos elementos constructivos -capiteles, basas, fustes...- provengan de un taller de la misma Roma. 
Bajo toda esta estructura discurre un canal para la evacuación de aguas, al cual comunican tres sumideros situados en las exedras.
Por último, la orchestra, mide de 6,5 m. de radio, y está rodeada por los asientos reservados a los personajes importantes de la ciudad -la proderia-.
En época de Diocleciano, ya en el S. IV, a pesar de ser la capital de la provincia de Carthaginensis, el declive de la ciudad es evidente. El teatro se convierte en almacén y comercio, dividiéndolo en dos y utilizando sus elementos constructivos -capiteles, fustes- para su cimentación. Precisamente por ello, hoy hemos podido rescatar estos elementos originales y reconstruir gran parte del teatro.

El Anfiteatro. Sobre esta construcción romana del S.I. se han edificado sucesivos edificios. En concreto, actualmente está la Plaza de Toros construida en 1854. 


El Anfiteatro data del siglo I d.C. Se trata de un edificio de planta elíptica con capacidad para más de 10.000 espectadores. Fue construído aprovechando la ladera del Monte de la Concepción. Hoy en día se encuentra prácticamente enterrado, después de que en 1854 se construyera sobre él la plaza de toros de la ciudad.
Se han documentado muros radiales de apoyo de las bóvedas, muros curvilíneos de cierre del edificio y pilares para el apoyo de una galería de soportales del exterior. En el ruedo actual se han realizado catas y se ha descubierto la arena del anfiteatro a 4.5 mts. de profundidad y un "podium" que lo delimitaba, de unos 2 mts. de altura, sobre el cual de apoyaban las primeras gradas de la "cavea".
En el foro podemos distinguir el Augusteum un conjunto de edificios dedicados al culto de los emperadores romanos. Un templo presidia el conjunto, situado en el actual cerro del Molinete. 
Una columnata que soportaba un pórtico peatonal y la calzada inmediata, posiblemente de la calle principal -decumanus-. En uno de sus laterales hay restos de las termas
Detalle Foro Carthago Nova extraído de la maqueta del Museo Arqueológico de Murcia:

Ciudad de Segobriga, Saelices (Cuenca).
La ciudad de Segobriga fue el centro cultural, administrativo y minero de una amplia zona del centro peninsular. Su origen, como era habitual, fue un castro celtibérico de nombre Segobriga, llamado por Plineo "caput celtiberiae". Fue conquistada por lo romanos hacia el año 200 a.C. 
Situada en el actual Cerro de Cabeza de Griego en Saelices (Cuenca), tenía una población cosmopolita y llegó a albergar en sus murallas numerosos edificios públicos y religiosos, no así viviendas particulares, que por lo general se situaron extramuros en poblaciones circundantes. Actualmente solo podemos asegurar una vivienda e la parte más elevada de la ciudad, probablemente perteneciente a un senador. 
En época de Augusto se convirtió en municipio y dejó de ser dependiente tributariamente de Roma. Ya en el Siglo I a.C. se empieza la construcción de edificios y de la muralla. Este impulso fue provocado fundamentalmente por un motivo económico, la explotación las minas, fundamentalmente de lapis specularis, yeso cristalizado que se utilizaba como cristal. Por ello se provoca la afluencia de numerosos trabajadores, esclavos y libres, que encuentran en Segobriga un sitio para progresar. Es más, la relación de la población indígena en esta ciudad es más importante que en otras ciudades hispanas, llegando a emprender negocios e incluso a tener dioses propios. Las "aportaciones empresariales" indígenas se concretaban en la minería -y otros oficios asociados: esparto, metalurgia...-, la agricultura, o el trabajo de la piedra. Esta situación no evitaba una sociedad fuertemente jerarquizada con unas diferencias sociales muy acentuadas.
Hipotética planta de Segobriga con los restos más importantes.

Como toda ciudad romana tenía infraestructuras básicas: agua corriente y alcantarillado. Para el abastecimiento de agua se construyeron diversos depósitos, fundamentalmente aljibes, que se comunicaban con la ciudad mediante acueductos. Dentro de la ciudad, para la distribución del agua a las termas y fuentes se realizaron varias canalizaciones.
La importancia de la ciudad se concretó en la construcción de los edificios característicos de toda gran ciudad romana: el teatro, anfiteatro, termas, basílicas... 
La muralla: delimitaba la ciudad en una forma poligonal y estaba jalonada de pequeñas torres de vigilancia. Se han excavado dos entradas: la puerta norte, que daba paso al cardo maximus o calle principal y la puerta oriental, que tenía una torre octogonal adherida. Esta torre, la cavea summa del circo y la muralla estaban unidas formando una misma construcción, de hecho, bajo este conjunto se desplegaba un corredor abovedado que unía las dos puertas. Su fábrica es de grandes piedras calizas, en casos ciclópeas. Se conserva en un estado aceptable el lado septentrional.
Termas monumentales: comenzadas a finales del S.I fueron construidas por mandato imperial.
Las obras comenzadas a finales del S.I fueron realizadas por mandato imperial. Situadas al oeste del foro, detrás del templo de culto imperial, y en la parte más alta de la ciudad para así aprovechar las horas de sol, al máximo. 
Se accedía a ellas por una puerta situada en un lateral de la fachada, tras unas escaleras de acceso transversal ubicadas entre el templo y el edificio termal.
De panta rectangular -88 m. por 40 m.-, su disposición es la más simple de estas construcciones, ya que el recorrido era de ida y vuelta por las mismas salas.
Nada más entrar se accedía a un gran patio peristilo con columnas, con un pedestal que sustentaba una estatua que presidía esta área donde se celebraban tertulias. Posteriormente, por dos pasillos litorales que servían de vestuarios-apodyterium- se pasaba a un frigidarium, pavimentado con mosaico ajedrezado de colores blanco y rojo, y con una piscina central de agua fría. Otro frigidarium, de forma absidial -posteriormente fue utilizada como ermita-, con una pequeña bañera daba acceso a al tepidarium, tras el cual estuvo el caldarium. Estas dos salas disponían de un suelo de ladrillos que transmitían el calor producido en dos hornos. Actualmente el caldarium está bajo la nave mayor de la ermita, que seguramente aprovecho las cimientos del lacunicum de las termas para levantar su abside.

El establecimiento disponía de numerosos desagües, tanto para el agua utilizada para el uso habitual de las termas, como para el agua necesaria para la limpieza de las distintas salas.

Teatro
Se comenzó su construcción en época del emperador Augusto, terminándose a finales del S.I. El conjunto en sí, aunque de dimensiones sensiblemente más pequeñas que otros teatros peninsulares, es de una complejidad y originalidad dignas de reseñar: bajo parte de su graderío se construyó un corredor de paso abovedado, y sobre él, en su parte norte una serie de edificaciones que integraban el conjunto dentro del recinto amurallado, aunque el teatro estuviese físicamente, fuera. 
Edificado, como era habitual, sobre una ladera para apoyar el graderío directamente sobre la roca. Se facilitó así, en primer lugar su construcción e indirectamente su conservación. También fue este uno de los motivos para que su ubicación se fijase fuera de la muralla, enfrente del anfiteatro. De pequeñas dimensiones, disponía de una capacidad para unos 2.500 espectadores.

La cavea era prácticamente semicircular y la Scaena rectangular, estructura típica de los teatros romanos. El graderío dividido en tres zonas en altura, la summa, la media y la ima cavea, separados por muretes o baltei y comunicados por escaleras, que a su vez dividía en sectores verticales llamados cunei. Actualmente se conservan en buen estado la ima y media cavea, enterradas durante años. La summa cavea, hoy desaparecida, se situaba sobre una bóveda corrida que se apoyaba en la muralla y formaba una calle cubierta. Esta comunicaba las dos puertas de la ciudad. Posiblemente, encima se situaría la tribuna principal, habilitada directamente con el interior de la ciudad por un acceso utilizado por los grandes personajes de la época.

La orchestra, casi semicircular -segmento circular-, está delimitada por las tres gradas destinadas a las autoridades, la poedria, y el frons pulpiti, decorado con pilastras y columnas acanaladas en espiral, sobre el que se sitúa el pulpitum.  
Si bien, el graderío se conserva en muy buenas condiciones, la escena -scaenae- está prácticamente destruida hasta sus cimientos. Por los restos podemos concluir que la scaenae frons estuvo decorada muy profusamente, y disponía de columnas acanaladas en espiral, de influencia oriental. Tenían capiteles corintios y pedestales con estatuas decorativas, todas ellas presididas por la "diosa Roma". Posiblemente su estructura se componía de dos órdenes de columnas superpuestas, coronadas por un arquitrabe y la cubierta. Tras ellas se distribuían pasillos y estancias para los actores.
Detrás de todo el conjunto, se alzaba una estancia con un altar, lo que resaltaba el carácter político y religioso que tenían los teatros romanos.
Termas del teatro: construidas cerca del teatro y con acceso directo desde él por una puerta en la muralla. Constaban de las dependencias típicas de estas construcciones: gimnasio con piscina, vestuarios -apodyterium- con taquillas, sauna seca -laconicum- con baño frio, sauna caliente caldarium y letrinas -letrinae-.

Anfiteatro
Con capacidad para casi 6.000 personas, el anfiteatro de Segobriga es el que mejor se conserva dentro de la Hispania interior. Es sin duda el edificio más grande de la ciudad, pero en comparación con otros construidos en la península, se puede considerar pequeño. 
Contemporáneo al teatro, fue construido enfrente, flanqueando la entrada principal de la ciudad. El sistema constructivo influyó directamente en su ubicación, ya que se localizó un terreno con una orografía adecuada para que gran parte del graderío sur se apoyase directamente sobre el terreno. El norte se sustenta mediente una fuerte estructura de 18 m. de altura.
De planta elíptica, mide 75 m. en su eje mayor y 66 m. el menor, siendo la longitud máxima de la arena de 40,5 m. 

La arena se separaba del graderio por un podium. Interiormente disponía de carceres para las fieras, habitaciones de gladiadores y de culto con un pasillo longitudinal que las unía entre si. 
La cavea se dividía en tres zonas horizontales -ima, media y summa cavea-, separadas por muretes para albergar a los espectadores según su clase social. Verticalmente se dividía en 12 cunei delimitados por escaleras que terminaban en los vomitorium, puertas de salida o entrada.
Se utilizó para su función original, los espectáculos, hasta el S. III, siendo en el S.IV cuando se utilizó como almacén agrícola. En el S. XVII se aprovechó como cantera para la construcción del monasterio de Uclés, siendo parcialmente destruido.


Foro: Situado cerca de la entrada principal que daba paso al cardo maximus, eje de la ciudad, se conservan algunos edificios y una plaza rectangular enlosada -de 38 m. por 32 m.- con su escalera de acceso y un monumento central del que solo nos queda parte del pedestal. En su lado norte se ubicaban una basílica y otro edificio de culto, seguramente privado. Enfrente de ellos está el templo de culto imperial.

Basílica: Solo podemos obsevar el criptopórtico -zona subterránea-, que consta de dos estancias separadas por una columnata. Situada en la parte posterior de las termas del teatro y en un lateral del foro, posiblemente su función se relacionase ceremonias de culto imperial celebradas en él. 

Templo de culto imperial: Compuesto por una exaedra absidiada en su cabecera y pavimentada con mosaico, a la que se accedía mediante unas escaleras y una nave central separada de otras dos laterales por dos hileras de 10 columnas con grandes capiteles corintios. Su planta medía 36 m. por 20 m. 

Saguntum
La ciudad romana de Saguntum se ubica en un lugar habitado desde mucho tiempo antes. Ya desde la Edad del Bronce se conoce la ocupación de su área, con poblados que perdurarán hasta el siglo V a.C., etapa en la que florece la cultura ibérica y en la cual los grupos de gentes que ocupaban el actual cerro del castillo se unirán a otros conjuntos habitacionales circundantes. En esta etapa ibérica, la ciudad se denominará Arse y alcanzará un gran desarrollo económico y cultural, con acuñación de moneda y contactos con los colonizadores griegos y fenicios. 

Codiciada por cartagineses y romanos, las dos potencias dominantes del Mediterráneo, queda dentro del área adjudicada a los primeros en el Tratado del Ebro (226 a.C.) aunque, aliada de Roma, será destruida por Aníbal en el 219 a.C. tras ocho meses de asedio. La destrucción de la ciudad dará lugar al comienzo de la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago. 
En el 214 a.C. la ibérica Arse es conquistada por Cneo y Publio Escipión y restaurada por Publio Cornelio Escipión, hijo y sobrino respectivamente de los dos anteriores. La ciudad fue devuelta a los iberos, en buenas relaciones con Roma, transformándose paulatinamente en hispanorromana y cambiando a la denominación latina de Saguntum. Ciudad independiente y aliada de Roma, a partir de este momento comienza un periodo de esplendor y desarrollo a todos los niveles, favorecida por su poderosa aliada hasta el punto que sus habitantes gozarán de la ciudadanía romana. 
Durante el reinado de Augusto, Saguntum conocerá una etapa de esplendor, resultando favorecida por el amplio programa urbanístico puesto en marcha por el emperador romano. Así, la ciudad se amplía, se dota de nuevas y mejores infraestructuras y recibe el título de municipium de ciudadanos romanos.
La nueva ciudad es planificada integrando en su perímetro al río Palancia, gracias a la construcción de un puente en sentido norte-sur que articula a todo el conjunto urbano y une Saguntum con la Vía Augusta. Hoy en día sólo se conservan dos pilares de este puente. 
Edificada en pendiente, el espacio urbano propiamente dicho se ubica en la parte baja, mientras que en la terraza superior se ubica el teatro. El foro, como en toda ciudad romana, articula la vida urbana y sirve de eje de conexión con elementos como las tabernae (tiendas), el templo o la basílica, lugar de reunión de los ciudadanos y sede del tribunal. 

El Castillo
Los restos del castillo se extienden a lo largo de casi un kilómetro, fueron testigos de la lucha que mantuvieron sus habitantes con Aníbal, dando lugar a la II Guerra Púnica. Fue la base de las construcciones de sus distintos moradores: íberos, romanos, godos, árabes; todos y cada uno de ellos dejaron su huella.

Los indicios de presencia romana y anteriormente ibera, con la ocupación, desmantelación y reutilización de sus elementos es cuanto al menos, difícil de constatar su estado originario. Poco tiene que ver con su estado actual, En las laderas sur y este han aparecido vestigios romanos y en la parte occidental se hallaba la muralla íbera.

Es el lugar donde estuvo emplazada la antigua ARSE ibérica y la SAGUNTUM romana.
Dada su importancia histórica, fue declarado en 1931 Monumento Nacional.
Se halla dividido en siete plazas o recintos independientes: la plaza de Almenara, la plaza de Armas, tres castelles, la plaza de la Conejera, la plaza de la Ciudadela, la plaza Dos de Mayo, la plaza de San Fernando y Estudiantes.
En la plaza de Almenara los restos son escasos, encontramos una pequeña cisterna romana rectangular, reaprovechada en épocas posteriores y construidas con opus signinum. Un poco más abajo aparece otra cisterna más deteriorada. En la parte más alta de la plaza hay otras construcciones que se asientan sobre muros romanos. En tres castelles solo nos queda de este el recinto de muralla este. En este lugar encontramos vestigios de dos cisternas romanas construidas con opus caementicium y de una cantera, que se constata por los huecos existentes para las cuñas de madera y su escalonamiento. En la plaza de armas se situaba el foro romano. La pendiente del terreno hizo que se tuviera que aterrazar. Hoy solo se conservan sus cimientos. Hay vestigios de grandes construcciones realizadas con opus caementicium y cisternas. En este recinto se hallaron restos escultóricos como un relieve con dos patas de caballo, un trozo de cornisa con dentículos y contario, un relieve zoomorfo, una cabeza masculina con corona de laurel, dos pezuñas de caballo, etc. 
Todas estas obras están realizadas en caliza travertina. El origen del foro se cree que es de época augusta. También han aparecido los restos de cuatro tabernae y la basílica, de la que solo se conservan sus cimientos. En la plaza de san Fernando aparecen los restos de dos edificios. Se observa la base de un pórtico y sillares de cimentación. En la plaza de estudiantes aparecen los restos de viviendas, escalonadas por la pendiente. También existen varias cisternas construidas con opus caementicium y revestida con opus signinum. En la Ciudadela supuestamente estarían los edificios monumentales, se han hallado gran cantidad de restos de pavimentos realizados con opus signinum y otros con argamasa y grava, vinculados a antiguos edificios hoy desaparecidos. 

Teatro de Sagunto
El poblado íbero de Arse fue conquistado por las tropas cartaginesas de Aníbal en el año 219 a.C. tras un duro asedio de más de 8 meses. Los romanos, que tenían acuerdos con este pueblo íbero, recuperaron la población cinco años más tarde y lo llamaron saguntum. Desde ese momento se comenzaron a planificar y desarrollar la planimetría y los edificios urbanos de toda ciudad romana. Las primeras construcciones fueron pequeños templos y otros edificios similares con el objeto de "romanizar" a los íberos autóctonos. Ya en tiempos del emperador Augusto se planificó la ciudad con un sentido norte-sur, siendo un sector presidido por el foro, y otro, en una ladera por el Teatro. Este, posiblemente fuese diseñado, pero no se terminó hasta la época Tiberio. 
La conformación del teatro de Sagunto es la clásica, esto es dividida en scaenae, cavea y orchestra
Al ser un teatro grande -de más de 90 m. de diámetro- la cavea se divide en ima, media y summa cavea, siendo esta, coronada por un pórtico, cripta in summa cavea. Tenía capacidad para 10.000 espectadores. Se apoya en la ladera de una colina, donde se acomoda la ima cavea y aprovecha el material de roca caliza para esculpir en el las gradas. La ima cavea dispone de seis gradas y se divide, por tres escaleras en cuatro cunei, la media cavea de ocho gradas, cinco escaleras y seis cunei y la summa cavea de nueve o catorce gradas, según la zona.
La parte superior de la grada está sustentada por pasillos radiales y escaleras abovedadas.
La orchestra tiene 7 metros de diámetro y dispone de tres gradas de poedria, destinadas a los personajes distinguidos de la ciudad.

La scanea original se ha perdido casi en su totalidad, quedándonos únicamente el espacio ocupado. Sí, sabemos que, al estar en un pronunciado desnivel necesitaba de una obra de sustentación compuesta de 17 grandes sillares cubiertos de bovedas de hormigón. Esta estructura elevaba el "proscaenium" 1,5m con respecto a la orchestra. La frons scaenae, de igual altura que la cavea, estaba dispuesta en tres órdenes y coronada por una cubierta inclinada de madera. En planta se distinguen tres exedras que coinciden con las puertas de acceso al "proscaenium", la valva regia y las hospitalarium
En 1896 fué el primer edificio declarado como Monumento Nacional en España. Actualmente está en uso y se representan obras teatrales continuamente. Para ello sufrió recientemente una polémica restauración, en la que se edificó totalmente la scaenae, y arregló la cavea. 

Muro Templo de Diana
En la calle Sagrario entre los nº 13 y 17 al lado de la iglesia de santa María, junto al ábside, tiene un muro de 15 m. de longitud y 4m. de altura, formado por grandes megalitos de caliza, que siempre se han considerado los restos del Templo. Esta construcción data del siglo V-VI a.e.c. y fue salvada de la destrucción durante el asedio protagonizado por Aníbal, por estar consagrado a la diosa Diana. Fue declarado Monumento Nacional. Posteriormente fue la mezquita mayor de Muviedro y finalmente pasó a ser la  iglesia de santa María. Actualmente no se observa todo el muro. Aunque otros estudiosos lo consideran como un vestigio de una construcción militar o muralla defensiva. 

Vía Augusta
Bajo lo que era un campo de fútbol los arqueólogos han encontrado restos de un pórtico y un tramo de la famosa Vía Augusta, con más de cinco metros de ancho lo que hace suponer que era de doble circulación.  

Puerta del Circo Romano
El Circo romano en la actualidad no existe. La puerta se halla localizada en la parte llana de la ciudad, entre la calle de los Huertos y la Avinguda dels sants de la Pedra. Este monumento se halla enterrado en su mayor parte, habiendo sido destruido por el cauce torrencial del río Palancia y en los años 70 con la edificación de las casas actuales. Lo que conocemos de él es gracias a los artículos de Santiago Bru i Vidal, quien lo describe con bastante minuciosidad antes de su perdida. Hoy en día es difícil imaginar una construcción de más de 300m de longitud. En la actualidad se conserva una de las puertas de entrada al mismo, situada en la calle de los Huertos. 
Tiene forma de prisma rectangular, con una altura total de 4,10 m, anchura frontal de 6,21 m y una profundidad de 2,07 m. en el centro se halla el vano de la puerta. Está formada por sillares de gran tamaño y sin argamasa que los una. En su parte superior existe una gran basa o pilar e indicios de otro que mediante remate en arco darían monumentalidad a la misma. Su construcción data de los siglos II-III. Las medidas del circo según Bru eran 354m de longitud, 73,40m de anchura y una altura exterior de 5,44m. Bru dato las dos metae, situadas  en los extremos de la spina, que tenía una longitud de 190m y la meta prima y secunda.  

Puente romano
En el cauce del río Palancia frente a la actual calle Remedio, se encuentra los restos del puente romano por los que la Vía Augusta accedía a la ciudad de Saguntum. Se supone que esta vía seria el cardo de la ciudad
Los restos son mínimos, el estribo de la margen izquierda, dos pilastras y restos de una o más caídas en el lecho fluvial. Las pilastras son rectangulares y se construyeron mediante opus caementicium.
De los arcos solo queda el arranque de las pilas situadas a 4,15m de distancia entre ellas, de lo que se deduce que el arco comprendido entre las pilas conservadas alcanzaría los 6,50m de luz.
El puente se construyó bajo el mandato de Augusto. 

Necrópolis Romana
La necrópolis se hallaba fuera de los límites de la ciudad, la Lex Ursonensis prohibía la inhumación o incineración dentro de los límites de esta, debían de hallarse a una distancia mínima de 500 pasos. La necrópolis estaba situada en lo que es actualmente la estación de ferrocarril y la carretera de Valencia a Barcelona. Durante la construcción de la estación aparecieron una gran cantidad de restos funerarios, gracia a Chabert tenemos constancia y una somera descripción.  Aparecieron al sur de la estación junto al camí dels Rolls un centenar de cadáveres recubiertos con tegulae, tejas planas. Más al norte se descubrieron restos de construcciones cuadrangulares y un trozo de sarcófago con los relieves de un grifo y un niño. En los alrededores de la estación aparecieron más vestigios y urnas cinerarias de vidrio.

Mausoleo
Junto al colegio Romeu se hallan los restos de un mausoleo romano. Es un muro de opus caementicium que conserva el arranque de la bóveda. Al lado sur se abre una pequeña puerta que daría acceso a lo que sería el interior del edificio. Conserva los goznes para el ajuste de las hojas. 

Puerto Romano
Polibio nos indica que la montaña saguntina estaba a siete estadios del mar, es decir, unos 1.290m, mientras que Tito Livio la establece a mil pasos, unos 1.478m y Plinio la aumenta a tres mil pasos, unos 4.436m.
Al principio se propuso que el puerto podía estar en los estanys de Almenara pero no se ha podido constatar. Las prospecciones efectuadas en la costa en el grau Vell han constatado la existencia de un enterramiento a orillas del mar y han aparecido una gran cantidad de ánforas. En la superficie han aparecido restos cerámicos y monedas. Las excavaciones han constatado la ocupación de esta zona desde el S V a.e.c. hasta el S V, y parece indicar que allí se situó un núcleo portuario. Han aparecido restos de construcciones realizadas con cantos rodados y barro a unos 50 m del mar. También aparece una construcción con forma de torre.
Gracias a las excavaciones financiadas por la Autoridad Portuaria de Valencia en 2001, se corroboró que en la época republicana existía un elevado tráfico comercial y  que el espigón llegó a medir 140 m. 

Acueducto
Los restos del acueducto del Saguntum se encuentran al oeste de la ciudad. Esta construcción fue mencionada en el S XVII por Escolano. Se sitúa en la partida de Figueroles a 1,5 Km. al sudoeste de la ciudad. Se conserva un muro de 50m de largo por 1,30 de ancho y 1,90 de alto, realizados en opus caementicium. Sobre él existe un trozo de la pared norte del specus, canal, de 1,80m de largo, 3,32 de ancho y 0,65 de alto de hormigón más fino.
Otro tramo aparece a 150m al noreste del anterior, el siguiente tramo aparece en la llamada colina de las alturas de Aníbal, que precede a la montaña del castillo por su ladera norte. Consta de unos 30 m de opus caementicium. El siguiente tramo comienza en el barrio de las Balsas y el último tramo discurre por encima de la carretera de Sagunto a Gilet y mide unos 350m. Posteriormente el acueducto se pierde con las primeras casas. Gracias a los datos de Chabret sabemos que los restos de esta construcción se podían ver en la calle Dos de Mayo y Acueducto pasando por debajo de la torre de la muralla medieval y un tramo más discurría por la calle san Ramón.  

Ciudad de Colonia Clunia Sulpicia, Coruña del Conde (Peñalva de Castro, Burgos).
La actual ciudad de Clunia fue fundada por Tiberio en un emplazamiento nuevo, ya que la población se ubicaba en otro lugar, primeramente como un oppidum arévaco y más tarde como ciudad romana bajo el emperador Augusto. De hecho se conoce que el pueblo arévaco sufrió varios asedios -Pompeyo, Matelo y Afranio- hasta que fue conquistado. 
Tiberio le otorga la categoría de municipium y, como hemos dicho, la ubica en un nuevo sitio, la cima de un pequeño cerró llamado el "Alto de Castro". Fue en época de Claudio cuando pasa a ser capital de un convento jurídico que incluía una amplia zona del centro norte penínsular.  
El hecho histórico más relevante de esta ciudad fue el protagonizado por Galba. En el año 68, este, era el gobernador de Hispania y un enemigo de Nerón, el por entonces emperador. Se produjeron numerosas revueltas en todo el imperio y Galba se refugió en Clunia, donde recibió el anuncio de la muerte de Nerón y su proclamación por el senado como nuevo emperador. La ciudad que le dió cobijo fue entonces nombrada "Colonia Clunia Sulpicia".  

La ciudad ocupó una extensión de unas 120 hectáreas, siendo difícil el concretar sus límites, sus calles, la existencia de murallas y muchos otros elementos debido fundamentalmente al gran trabajo necesario para que las excavaciones afloren todos los secretos que nos oculta. 
Como ciudad romana de nueva planta tiene todas las características y elementos habituales, como es lógico adaptándose a la orografía del terreno, llegándonos en un estado aceptable. Destacamos el teatro -uno de los más grandes de Hispania-, las viviendas, el foro, y por supuesto las termas:
Los conjuntos termales son uno de los restos más importantes de este tipo de toda la Hispania romana. 
En las excavaciones de la Colonia Clunia Sulpicia podemos encontrar tres conjuntos termales distintos, todos ellos de una gran importancia arqueológica. Dos de ellos, los más grandes y públicos, están situados juntos -Los Arcos I y los Los Arcos II-, y el tercero, posiblemente de uso privado o restringido, en las proximidades del foro.  

Las características más importantes de cada complejo son: 

Los Arcos I", el primero es un gran conjunto termal de diseño simético, esto es, con las salas principales duplicadas y colocadas respecto a un eje longitudinal. Posiblemente este diseño fuese para destinar cada sección a un sexo, la derecha a los hombres y la izquierda a las mujeres.
Así, la entrada es común mediante una exedra semicircular porticada. A ambos lados se duplican sucesivamente las estancias: la palestra con peristilium -patio porticado con columnas- desde el que se accede al apoterium o vestuario. Tras ellos aparecen el frigidarium o piscina fría, el tepidarium o estancia templada. En el centro de estas estancias y detrás de la entrada se encuentra un jardín con la natatio o piscina general. Detrás de este jardín y comunicados con los tepidarium hay una sala de paso por la que se accede al caldarium, sala común pero con dos piscinas de agua caliente independientes a cada lado. El motivo era poder aprovechar el calor al máximo calentando únicamente una sala. A su izquierda se observa una sala circular que posiblemente fuese una sudatio o sauna. Además disponía de letrinas y las habitaciones de servicios necesarias para mantener el complejo.
Su construcción data del S.I siendo utilizado como baños hasta finales del S.III, donde su función cambió hasta su abandono hacia el S.V. 

Las segundas termas "Los Arcos II", son de difícil solución, ya que no se han excavado en su totalidad. Su distribución todavía es confusa y solo se dispone de un conocimiento parcial del conjunto. Se han descubierto una palestra porticada tras la cual se encontraba un gran apoterium de planta octogonal con una cúpula. Por él se acede a un frigidarium con dos natatio -piscinas-. Posteriormente se encuentra el tepidarium, y luego el caldarium con sus respectivas piscinas. Por último una sala circular albergaría la sudatio o sauna, que disponía de una fuente central.
Por último, cerca del foro se encuentran otras termas, mucho más pequeñas y posiblemente privadas o semiprivadas. Situadas en la parte sur de la denominada casa nº3, probablemente fuesen para el uso exclusivo de sus dueños.

Teatro
El Teatro: Situado en un lugar preciso para la utilización de ladera del cerro sobre el que se asentaba la ciudad para excavar la cavea semicircular y acomodar las gradas directamente sobre la roca. Concretamente la summa cavea y la media cavea están en su totalidad construidas de esta manera, siendo únicamente en la ima cavea donde se realizaron pequeños trabajos estructurales para su construcción. Este graderío, que tiene un diámetro máximo de 95 m, podía albergar más de 9.000 espectadores, siendo uno de los más grandes de la península. En su parte baja se acomoda la Orchestra, también semicircular de 25 m. de diámetro. 
Planta del teatro romano de Clunia.


Del conjunto de la Scaenae solo nos quedan algunos restos de hormigón de lo que fue la Scaenae frons. La fábrica del teatro se utilizó primeramente como cantera para construcciones próximas y posteriormente se ha expoliado de una manera incesante. De todas maneras la disposición de los contrafuertes rectangulares de hormigón que se mantienen en pie nos dan una idea clara de lo que en su día fue una gran Scaenae frons.

La construcción del edificio data de la época del Emperador Tiberio. El estado general es deficiente debido a los motivos ya expuestos, pero aun así se puede observar claramente las dimensiones y volúmenes de este gran teatro romano. 


Tres excavaciones de domus
Domus de Taracena. Es la más grande de las excavadas hasta el momento. Su distribución es confusa debido a las numerosas variaciones que sufrió durante su vida útil, desde el S.I hasta el S.IV. Tiene mosaicos y salas subterráneas. 
Domus nº1 Situada cerca del foro ha sido excavada solo en parte. Posiblemente fuese destruida alguna de sus estancias al edificarse el foro. En su lado sur tiene unas termas privadas. 
Casa Triangular. Actualmente solo esta excavada una pequeña parte y se conoce poco de su distribución. 
Un mercado o macellum. Realmente es un edificio del que no se sabe bien su función. Se supone que fue un mercado. Es curioso fundamentalmente por su planta de forma de botella. Se accedía a su interior por un pórtico con cuatro columnas. Ya en el interior unas basas paralelas al muro exterior hacen suponer la existencia de un peristilium circundante.  
Un importante foro municipal de planta rectangular que disponía de todos los edificios necesarios para ejercer su función social: 
La Basílica, de tres naves y abierta al foro por una columnata. En su nave central se situaría el espacio para el tribunal. Está situada el el fondo norte del foro ocupando todo el ancho del conjunto. 
Las tabernae o tiendas públicas que ocuparían los dos flancos más largos del foro. 
Los templos tripartitos, situados en el centro de laterales, entre las tabernae, y ocupando el espacio de tres de ellas. Estaban recubiertos de marmol y decorados con estatuas. 
El templo, situado en el lateral opuesto a la basílica, está elevado sobre un podium al que se accedía mediante unas escaleras laterales situadas en la fachada posterior. Su planta es rectangular con un abside. 

Basilica del foro

La Basílica ocupa el costado Norte del Foro. Era un lugar cubierto donde se alojaban los tribunales y otras dependencias administrativas y comerciales. En ella los magistrados, bajo una imagen del emperador, impartían justicia y sancionaban los contratos mercantiles. 

Se trata de un edificio de tres naves, separadas por dos hileras de 14 columnas paralelas. El espacio entre columnas es de 5,50 metros y la distancia entre las hileras de columnas de la nave central es de 12,50 metros. Las tres naves tenían techos a gran altura. En los extremos, había pequeñas tribunas a las que se accedía a través de algunos peldaños, y que sirvieron en principio para impartir justicia.
Lo que se observa en la actualidad de la Basílica sólo es la mitad Este. Se supone, en base a diversos sondeos e indicios arqueológicos, que ocuparía toda la anchura del Foro. Sus dimensiones, por lo tanto, alcanzarían los 114 m de longitud. En el tribunal de la basílica han aparecido monedas de Claudio.
Gallaecia
León
Aunque la fundación oficial de la ciudad se atribuye a la "Legio VII Gemina", legión romana que hacia el año 70 de nuestra Era, estableció, su campamento a orillas del río Bernesga, hoy sabemos –gracias a los recientes hallazgos arqueológicos- que unos años antes se estableció en León otra legión romana, concretamente la Legio VI.
Los romanos eligieron para emplazar la ciudad de León una amplia y fértil vega situada en la confluencia de los ríos Bernesga y Torío. No fue una elección al azar:
Los ríos Bernesga y Torío proporcionaban abundante agua a la vez que servían de fosos naturales para la defensa.
Su situación permitía controlar los accesos hacia la Meseta de cántabros y astures, pueblos que se habían resistido a la conquista romana y protagonizaban frecuentes revueltas.
La abundancia de oro en el territorio leonés aconsejaba la presencia de tropas que garantizaran su explotación y el envío de la producción a Roma.
La zona contaba con excelentes comunicaciones para la época, especialmente la calzada que unía Tarragona con Astorga.
El campamento de la Legio VII
Restos conservados de la muralla  Reconstrucción ideal del campamento 

Estructura general del campamento
Pronto contó con infraestructuras importantes para la época: termas, canales para el abastecimiento de agua, cloacas, etc.
El trazado del campamento era muy simple, como podemos ver en los dibujos. Dos calles principales que se cruzan y alrededor de las cuales se disponen los alojamientos de la tropa.
El perímetro se rodeó de diversos sistemas defensivos, primero una empalizada que se reforzó progresivamente con amplios muros de piedra. Al exterior cuatro puertas, que se corresponden con los cuatro puntos cardinales.
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante los últimos años en León han podido precisar, con incontestables pruebas, el origen de la ocupación romana del solar. La hipótesis de que el acantonamiento de la Legio VI Victrix —unidad que tomó parte en las Guerras Astur-Cántabras (29 a. C.-19 a. C.), permaneciendo luego largo tiempo estacionada en Hispania— hubiera precedido a la Legio VII Gemina en el mismo lugar que ésta ocupó más tarde cada vez parece más segura.
Las evidencias arqueológicas que vienen a verificar el inicio del asentamiento romano han sido proporcionadas por excavaciones efectuadas tanto en el interior como fuera del actual recinto fortificado. Las primeras, además de atestiguar importantes vestigios de la ocupación de la Legio VII Gemina, han permitido determinar la existencia de dos campamentos precedentes. El más antiguo se fecharía entre los últimos años del siglo I a. C. y los albores de la siguiente centuria. Poco tiempo más tarde se erigiría el segundo, perdurando hasta prácticamente la llegada de la Legio VII Gemina.
El recinto ocupado por la Legio VII tiene forma rectangular, la de un campamento o castra de 570 por 350 m, capacitado, por ello, para albergar una legión en sus 20 ha de superficie. Fue amurallado en dos momentos diferentes. El primero, representado por un muro de opus vittatum reforzado con un terraplén interno, debió de ser contemporáneo o ligeramente posterior al establecimiento de la legión, respondiendo a la tendencia generalizada de levantar, o sustituir progresivamente, las defensas de los recintos militares de tierra y madera por otras de piedra.
 La segunda fortificación es la muralla torreada actualmente visible en varios puntos de la ciudad. Debió de levantarse a finales del siglo III d.C o comienzos del IV. Conserva 36 cubos, la mitad de los que debió incorporar inicialmente, además de las ocho torres que flanqueaban sus puertas.
El campamento contó, al menos, con un acueducto, que llegaba al recinto por el noroeste, y cuyo trazado pudo conocerse en mayor profundidad tras su localización (durante unas obras) en las terrazas del río Bernesga, paralelo a la carretera que se dirige a Carbajal de la Legua, en el alfoz de la capital. No obstante, sus fuentes o captaciones no se conocen con exactitud. Su cronología habría que situarla entre finales del siglo I y los albores del siglo III.
Las últimas intervenciones han permitido conocer alguno de los rasgos de las edificaciones campamentales. Las más completas aparecidas hasta el momento son los restos de dos barracones (centuriae), donde podían distinguirse los diversos espacios destinados al alojamiento de los soldados (contubernia), o también los Principia, o cuartel general de la Legio VII.
Especial mención merecen las termas, situadas en buena parte debajo de la Catedral (cripta de Puerta Obispo), en las inmediaciones de la puerta oriental del campamento (Porta Principalis Sinistra), y que se ha abierto al público en el mes de abril de 2006, tras 10 años de polémica por el pago de las obras, con un espectacular volumen de visitantes, que ha superado cualquier expectativa (más de 11.000 personas en solo 10 días).
Asimismo, una excavación realizada al exterior del recinto amurallado, en las proximidades de su ángulo sureste (calle Cascalerías), ha permitido descubrir los restos de una galería abovedada, que ha sido conservada en una cripta visitable, y que, si bien inicialmente no había podido asociarse con una edificación determinada, tras el hallazgo en la misma calle de restos similares (que serán conservados gracias a la incuestionable implicación en temas culturales de la Fundación Carriegos), ha podido concluirse que se trata de lo que fue el anfiteatro del núcleo civil anejo al campamento.
Restos de unas pequeñas termas han aparecido recientemente en el barrio de San Lorenzo, al este del recinto fortificado. Su cronología se puede establecer de una manera amplia por los sellos latericios presentes en los muros. Todos portaban la inscripción Legio VII Gemina Felix, lo que nos indica que pudieron construirse en o después del 73-74, sin superar el principado de Septimio Severo (193-211), momento en el que recibe el epíteto de Pía.
El entorno suburbano ha proporcionado hasta el momento dos necrópolis de inhumación de época tardía. Las características de los enterramientos son similares en ambos casos, fosas delimitadas con ladrillos o cantos y cubierta con ladrillo o tejas (tegulae) a doble vertiente (a capucina) o plana, etc. Existe también algún sarcófago de lajas.
En el periodo comprendido entre los siglos VI y VIII, la escasez de evidencias arqueológicas, sólo localizadas en lugares concretos, proyectan una imagen carente, en principio, de vitalidad urbana, con una clara reducción del espacio habitado, que parece concentrarse en la zona sur. Hasta ahora, nada acreditaba que pudiéramos hablar de una civitas, ya que se aprecia una total continuidad con la etapa bajoimperial, lo que nos indicaba que la implantación del poder hipanovisigodo fue nula o mínima, reducida, quizás, al acuartelamiento de algunas tropas. Sin embargo, recientes hallazgos arqueológicos, como unas excepcionales cerámicas omeyas en las excavaciones de Puerta Obispo, nos hablan de que la ciudad no solo no fue abandonada como núcleo de residencia de población civil, sino que incluso conservó cierta importancia. 
Murallas de León
La primera fortificación militar data de la época augusta, en torno al siglo I a. C. En ese momento la ciudad no era tal, sino un campamento militar romano. La construcción consistía en dos muros paralelos de madera rematados por un parapeto y que estaban unidos por un entarimado. Los guardias se movían sobre él para realizar los correspondientes turnos de vigilancia. En el interior del muro había tierra procedente del foso excavado en el exterior. Tenía una altura de 5 metros y una anchura de 3 metros, mientras que el ya citado foso estaba a un metro de distancia.
En los 200 años siguientes, hasta el siglo I, la Dinastía Julio-Claudia construyó una nueva muralla unos 20 metros por delante de la original (que se derribó y cuyo terreno se utilizó para albergar barracones). La nueva estructura defensiva estaba hecha en madera, revestida en ambos lados por una pendiente de tepes, bloques de tierra arcillosa colocados de manera regular y con varias almenas de defensa. Antes de ellas había dos zanjas a modo de foso, y en total tenía en torno a 6 metros de altura y 4 de ancho.
En los siglos I y II se sustituye la pared exterior de tepes por un muro de piedra -material extraído de la cadena montañosa cercana a la ciudad-. La piedra estaba colocada en opus caementicium -mezcla de fragmentos de piedra y argamasa (mortero de cal), que se colocaba en el interior y equivale al hormigón actual- y en opus vitattum -filas de piedras de unos 30 centímetros-. Se erigieron cuatro accesos dobles que hoy están desaparecidos y se eliminaron los fosos. La altura era de 6.5 metros, y el ancho de tan solo 2 metros.
En un periodo indeterminado entre finales del siglo III o quizá comienzos del IV se alzó una nueva muralla, esta vez con cubos o torres de planta semicircular situados a cortos intervalos. Se levantó con cuarcita y sillería y su interior se rellenó con opus caementicium. Tiene unos 5 metros de grosor y una altura de 10 metros. Esta es la muralla que se puede recorrer actualmente en la ciudad. Se realizaron diversas reparaciones a lo largo de la Edad Media y Moderna a lo largo de todo el trazado, de diferente alcance, aunque en la época moderna sufrió bastante abandono, lo que motivó que a comienzos del siglo XIX la ciudad estuviera desprotegida. Las últimas obras de refortificación importantes se debe al periodo de la primera guerra carlista, concretamente al periodo de 1836 al 1840. 

Ciudad de Astúrica Augusta, Astorga (León). 
Las legiones romanas diseñaban sus campamentos como verdaderas ciudades, tanto es así que algunos han sido el origen de estas. Durante las guerras cántabras -28 a. C al 19 a. C- se establecieron es estas tierras leonesas varios campamentos, de uno de ellos nació la ciudad de Astúrica Augusta, la actual Astorga. Fué más tarde cuando estos campamentos adquirieron más importancia, en el 22 a.C. las revueltas Astures y la proximidad de las minas de oro de Las Médulas hicieron que las legiones VI Victrix y X Gémina habitasen en este campamento.  
Situado estratégicamente entre los ríos Tuerto y Jerga no nos ha quedado mucho de él, ya que al construir la ciudad -año 35- sobre ellos se perdieron casi todos, únicamente nos quedan los fosos exteriores de defensa -fossae fastigata- y algún tramo de la muralla.

Plano de un hipotético trazado de calles de Astúrica Augusta
situado sobre otro de la actual Astorga
donde aparecen los restos más importantes.
 


En el año 35 se construyen las primeras edificaciones, con ayuda del ejército. Cuando definitivamente se decide hacer una ciudad, se rediseña una nueva planta, ya que las de las minas hacen que Astúrica Augusta tenga una importancia relevante y vivan en ella grandes personajes de la vida social, jurídica y económica de la Hispania romana. 
Nos quedan restos de los edificios construidos en esta floreciente ciudad: 
Las termas. Hay dos conjuntos termales en Astorga, las Termas Mayores y las Menores. 
Termas Menores. Posiblemente construidas para la alta sociedad. Se diseñaron linealmente, y sufrieron modificaciones posteriores. El caldarium se duplica y varía su orden de acceso, se coloca después del sudatorium. Podemos ver parte de los sótanos, un horno -el nuevo- y las excavaciones de otro -el antiguo-, las salas de baño, las estancias templadas y el caldarium duplicado. 
Termas Mayores. Son de carácter público, por lo tanto se ubicaron en el centro de la ciudad. 
El Foro. Los restos no nos permiten muchas conclusiones claras sobre la disposición de los edificios que lo componían. Sabemos que era de grandes dimensiones y que estaba limitado por un pórtico monumental -la Ergástula- con un muro exterior de hormigón romano. En el eje central se situaba, en un alto, el templo de Aedes Augusti
Templo de Aedes Augusti. Edificio de grandes dimensiones, situado en un cerro dentro del Foro, del que nos quedan pocos restos. Se adivina la planta de un templo con pórtico en antis con una cella rematada con un abside. Sus grandes muros indican una posible cubierta abovedada. El pavimento es de marmol con formas geométricas y la fábrica de los muros de hormigón -opus caementitium-. Era un templo dedicado al culto Imperial. 
La casas -domus. Las viviendas que podemos descubrir tras las excavaciones son de un grupo social acomodado, con lo que no se pude extender a todos los habitantes de la ciudad. Solían tener un vestíbulo con fuente, un patio central con piscina -impluvium- sobre el que se articulaban las habitaciones -cubiculos-, los comedores -triclinios-, y zonas de servicio y acceso. Algunas, las más importantes, se completaban en su parte posterior, con otro patio con columnas -peristilo- adornado con fuentes y jardines. 
Es de resaltar la domus del Mosaico del oso y los pájaros, vivienda de una familia acomodada con una sola planta. Poseía unos baños propios, lo que nos da idea de la buena situación social de su dueño. Las excavaciones nos ha dejado ver solo una parte de la casa, ya que se encuentran debajo de un convento. Se pueden observar varias modificaciones de su planteamiento general, debido posiblemente a la mejora económica de la familia. Su planta consta de varios patios con habitaciones rodeándolos. Tiene decoración en las paredes de motivos vegetales. Tiene importantes mosaicos en el salón de invitados -oecus-, que le han dado el nombre a la casa. En ellos se ven escenas de Orfeo y del otoño. Las otras estancias se pavimentan con signinum o spicatum
Las Murallas. Parte de la urbe se amuralló al final de S.III. Aunque ha sufrido numerosas modificaciones después de las destrucciones parciales producidas por los godos y los árabes. Nos quedan restos de una muralla de sección trapezoidal asentada con torres o soportes circulares cada 15 metros. Además se conserva una de la puertas, recientemente catalogada como fábrica romana, ya que casi toda está modificada por el Conde Gatón en el S.IX.  
El Alcantarillado. Varias fueron las cloacas construidas por los romanos, fundamentalmente debido al crecimiento de la ciudad. El agua residual era conducida hasta los ríos cercanos -Jerga y Tuerto-. Las primeras eran adinteladas y las posteriores abovedadas. Estas tenían una altura de 1,60 m. y 0,90 m. de ancho. Se diseñó una magnífica red compuesta únicamente de cuatro subredes que daba servicio a toda la ciudad. 
La ciudad romana conocía ya los centros comerciales. En las aceras porticadas se situaban las tabernae, donde los ciudadanos intercambiaban ases, denarios, dupondios y aurios por víveres, cerámica, joyas, telas y otros objetos. Acabado el trabajo, ricos y pobres emplean su tiempo de ocio en las termas y los juegos de azar.

Lucus Augusti (Lugo)
Algunos expertos dicen que la ciudad fue fundada en el año 25 a. C. como un campamento militar capaz para dos legiones por Cayo Antistio, uno de los conductores de la guerra contra los cántabros, permaneciendo como tal durante unos diez años. 
El proyecto de la ciudad realizado para Lucus Augusti poseía una planta cuadrada perfecta con una dimensión total de sus lados de 2.160 codos, o 3.240 pies, o 648 pasos, (aprx.960 m.), la cuadricula de la zona edificada era de una malla formada de 10x10 ínsulas de 180 codos cada una (80m.), y poseía un pomerio perimetral de otros 180 codos de anchura. De esta manera la forma urbana total, edificaciones y pomerio, era una cuadrícula perfecta de 12x12 de 180 codos cada cuadra. El cruce de los ejes principales produce cuatro barrios urbanos con orientación igual a los puntos cardinales.
Como ciudad mediterránea (en el interior), la ciudad poseía el foro en el centro de su geometría, en Lucus Augusti, por ser de capital importancia su diseño, este era de grandes dimensiones en comparación del resto, e inscrito en un rectángulo de 360 x 180 codos. En su centro se encontraba el punto central de la ciudad, de manera que toda ella podía inscribirse en un círculo de 2.291 pies de radio. El foro se encontraba en el punto más alto de la urbe y su pavimento poseía la menor pendiente de toda ella. 
Las dos vías principales, el decumanus y cardo máximo, se entrecruzaban en el foro en sus trazas, no sus caminos, que no entraban en el interior del foro. De manera general los decumani poseen dos pendientes en función del emplazamiento respecto al cardo máximo y de las pendientes naturales del terreno (aproximadamente un 5%), en dirección O.SO. y E.NE. respectivamente y los cardines de manera general siguen la misma cota natural del terreno en su trayecto dirección N.NO.-S.SE. 
Siguiendo las especificaciones de Vitruvio, el trazado de las calles menores se realizó en función de los vientos dominantes, de manera que el viento Norte y Noroeste, el más dañino en el emplazamiento de la ciudad, no afectara de gran manera a sus habitantes, se diseñaron los cardines en la dirección N.NO.-S.SE. de manera que las calle se intercalasen entre las edificaciones y así cumplir lo establecido por Vitruvio: "la planificación de los barrios deberá declinarse de la dirección de los vientos, para que llegando estos a los ángulos de las islas, se rompan, y repelidos se disipen". 
Esta alternancia de los cardines hace que sus trazas varíen en la cuadricula principal, siguiendo una regla igual a la dimensión básica de 180 codos dividida por dos y por tres. De manera que se trazaron calles alternando las trazas a 60 y 120 codos respecto a los ejes de la malla principal. 
Los decumanus se trazan en dirección continua en todo su desarrollo. Las anchuras de las calles varían en función de su categoría, siendo las principales de 48 pies de anchura, siendo los menores de 36 , 24 y 12 pies. 
La forma urbana queda definida como un cuadrado de lados iguales en su forma global, con ínsulas rectangulares en dirección N.NO.-S.SE. El foro ocupa su parte central y existen plazas en las zonas cercanas a este, como la del teatro y el mercado, además de cuatro plazas secundarias en cada uno de los barrios en que la ciudad se divide.  

LA FORMA URBANA EN EL ALTO IMPERIO
La ciudad proyectada inicialmente para una superficie de 64 Ha. no fue ejecutada en su totalidad a lo largo del periodo comprendido entre los siglos I al III de nuestra era. Si bien, Lucus Augusti alcanzo durante esta época su mayor actividad comercial, su carácter de centro agropecuario, con la gran mayoría de la población residiendo en el campo, solo hacía preciso atender las necesidades habitacionales de las clases dirigentes y de los oficios centralizados en la urbe. 
El área E.NE. posee la mayor pendiente de todo el territorio urbano, y su cercanía al río Chanca le provee de nieblas permanentes en invierno, estas circunstancias, hicieron que esta zona no fuera ocupada durante esta época. Las vías de acceso a la ciudad discurrían por descampados sin edificaciones por los ejes marcados para las calles. 
Durante esta época se edificó, de la trama inicial definida por el proyecto, una superficie de unas 46 Ha., un 70 por ciento aproximadamente. 
Por otra parte, la fachada urbana al O.SO. fue utilizada para establecer muchos de los nuevos edificios que se realizaron en esta época. En este lugar se encontraba la puerta principal de la ciudad, que desde el decumanus máximo comunicaba directamente con la vía proveniente de Braccara Augusta, el río Miño y las termas medicinales existentes en su orilla. 
En esta ladera se construyeron a lo largo del siglo I d.C. el anfiteatro de la ciudad, el Templo de Isis, (de acuerdo al mandato expreso de Augusto), y el Templo de Venus. 
Estos tres edificios, generaban una gran actividad y afluencia de visitas, sus características y cultos hacían de esta zona de la ciudad la más atractiva para el ocio de los habitantes de todo el convento. Asociados a ellos existían bodegas y prostíbulos que configuraban el lugar como el más concurrido de toda la urbe. La ciudad modifica su pomerio en esta época para dar cabida a todas las nuevas edificaciones. Fue la primera modificación de suelo producida en la ciudad. 
En la zona más al norte de esta fachada se encontraba la necrópolis utilizada de este periodo. 

BAJO IMPERIO 284 d.C. - 459 d.C. 
Maximiano Honorio era consciente que la situación en Lucus Augusti en el año 347 d.C. empeoraba cada día, las tensiones que existían dentro de la curia reflejaban el sentir de los ciudadanos de la urbe. 
Lejos quedaban los días en que Lucus Augusti celebraba sus concurridos mercados, hacía más de ochenta años que se habían cerrado las explotaciones mineras de Asturica, por lo tanto las necesidades de abastecimiento de aquella región habían desaparecido y por ese motivo los ingresos de las familias oligarcas de la ciudad habían disminuido considerablemente.
Maximiano Honorio había escuchado de su padre el relato de cómo la curia aprobó el proyecto de construcción de una muralla nueva para la ciudad, sesenta años antes, y como las tensiones, que en el principio del proceso se produjeron dentro la curia, tuvieron que ser superadas con negociaciones y sobornos a cada uno de los decurianos que inicialmente se opuso.
Sus argumentos sobre el debilitamiento que Roma estaba sufriendo en las provincias debido a las intrigas en la metrópoli y la evidencia de que las minas de Asturica, así como las industrias metalúrgicas del norte, no volverían a tener la producción de tiempos anteriores, diezmando el comercio de la ciudad, hacía necesario tomar medidas drásticas. Los campesinos que hasta la fecha trabajaban los campos, en explotaciones dirigidas por los terratenientes, tuvieron que trasladarse a los barrios pobres de la ciudad, generando problemas sociales.
En el año 278, la noticia de las sublevaciones campesinas en Roma había corrido por todas las ciudades del imperio, generando miedo e incertidumbre en las clases dirigentes, los relatos de violaciones, saqueos y asesinatos eran descritos cada tarde en las termas por los recién llegados.
Cada día era más fuerte la idea, entre algunos decuriones del gobierno, de una ciudad independiente de Roma, con mecanismos defensivos contundentes que permitiera defenderse de atacantes con intención de saquear las riquezas existentes. Además, cada vez era mayor la sangría vía impuestos que Roma exigía para luego dilapidarlos en festejos y corrupción. Era necesario que los gobernantes de Lucus Augusti afrontaran de una vez una solución que permitiese mirar al futuro con garantías e independencia.
Su proyecto, realizado por un ingeniero militar que había estudiado las murallas de Roma, exigía una gran inversión en materiales y mano de obra. La muralla sería en mampostería de laja de pizarra y bloques de granito, de planta en forma rectangular, con una longitud de 1.430 pasos y una anchura de 15 pies, con 85 torres de dos pisos y modificaría la estructura original de la ciudad proyectada por sus fundadores.
La ciudad original, abierta a los caminos, sería transformada por una nueva tras una cerca de pizarra, fuera quedaron los barrios conflictivos, donde habitaba la población sin recursos, y quedarían limitadas las entradas a cinco puertas para carruajes en los caminos principales.
La construcción de la muralla de Lucus Augusti significó, en los años que duró su construcción, un gran esfuerzo de recursos para las familias dirigentes, habían decidido una construcción que evidenciase su poder, su riqueza, en definitiva su identificación frente a las ciudades vecinas, pero tal megalomanía, excesiva y costosa, no podía resolver las carencias que la ciudad tenía.
Maximiano Honorio comprobaba como la muralla orgullo de sus creadores no era suficiente para detener el descontento de una población falta de trabajo y alimento, que miraba con odio a sus gobernantes. La ciudad, cerrada en sí, dejó de ser un foro abierto, lugar de comercio, y poco a poco su muralla fue convirtiéndose en objeto material del poder a derribar.
En el año 459, los suevos, comandando a los descontentos, asaltaron la ciudad dando muerte a su gobernador.
Lucus Augusti dejo de ser romana. 

FORO
El foro de Lucus Augusti ocupaba el centro geométrico de la ciudad donde de manera exacta, pero intangible, se cruzaban las trazas iniciales del decumanus y el cardo máximo. Solo se han podido encontrar evidencias visibles gracias a las excavaciones arqueológicas recientes llevadas a cabo en las actuales calles Reina, San Pedro, Progreso, y Plaza de Santo Domingo, estas cuatro calles marcan, y no de manera exacta en el caso de la calle Progreso, el perímetro que ocupaba el conjunto monumental. Las investigaciones aun en curso darán con el tiempo nuevas interpretaciones.
Esta zona así delimitada es la parte más alta de la colina donde se asienta la ciudad, y desde ella se desarrollan las dos pendientes que la forman, hacía el este desde la calle Progreso y hacía el oeste desde la calle Reina. El área foral ocupaba un rectángulo de aproximadamente 168 por 108 metros en sus lados y al centro de estos llegaban el decumanus y cardo máximo respectivamente.
El foro de Lucus Augusti sigue el esquema arquitectónico descrito por Vitruvio y que fue modelo en el período de Augusto, un gran espacio abierto de forma rectangular rodeado de un pórtico que delimita sus fachadas interiores.
El foro de Lucus Augusti estaba diferenciado en dos espacios enlosados, a norte y sur del decumanus máximo y delimitados por los edificios de la Curia y la Basílica que se encontraban en su centro. Al sur, el espacio sagrado principal de la ciudad, donde se alcanzaba el punto de mayor altitud y donde se encontraba el templo de la Tríada Capitolina o Capitolio. Y al norte el espacio cívico público donde se producía la vida política y las asambleas de la urbe.
1-Foro - 2-Ara Capitolina - 3-Capitolio - 4-Curia
5-Basílica - 6-Tabernae - 7-Decumanus - 8-Cardo

El foro en sus fachadas exteriores tenía pequeños habitáculos o tiendas (tabernae), en lo que son las calles Reina y Progreso actuales, habilitando al igual que hoy en día una actividad comercial permanente.
Las entradas al foro se producían a través del decumanus máximo que accedía a los frentes de la Curia y la Basílica y a través de estas a la zona sagrada donde se encontraba la escalinata del Capitolio. También por el sur, desde el cardo máximo y a través de dos puertas monumentales, se podía tener acceso al área del templo Capitolino.
Este espacio sagrado era un ámbito recogido a la manera de un claustro, seguramente así era posible preservarlo de las grandes afluencias de visitantes exteriores de la ciudad en los momentos importantes del culto.
En la parte norte, existía una plaza enlosada en una cota inferior a la del Capitolio, y en la que se abrían diferentes dependencias públicas, como archivos y anexos a la Basílica y la Curia. Seguramente en este lugar y en gradas existentes al aire libre se discutían públicamente algunos aspectos del gobierno además de exponerse los edictos oficiales en las paredes exteriores.

DOMUS
La domus de Dr. Castro se organizaba en torno a un espacio central, "el atrium". Desde la actual calle Gustavo Freire que coincide aproximadamente con el "decumanus máximo" se accedía al atrio a través de un vestíbulo. El vestíbulo era una sala abierta a la calle, situada antes de la puerta propiamente dicha de la casa y donde los visitantes esperaban a ser recibidos por el señor de la casa. Las diferentes habitaciones y salas domésticas se abrían hacia el atrio y no tenían ventanas al exterior. Este espacio principal de la domus del gobernador se encontraba en el lugar que ocupó en los últimos años el salón azul de la antigua cafetería Monterrey y figura dibujado en la mejor cartografía del siglo XIX.
En la parte posterior de la casa, bajo el actual edifico Cortes, aún se puede ver el lugar donde existía un pequeño jardín rodeado de un peristilo, y al que se abrían las dependencias más importantes de la casa. Estas habitaciones ventilaban a través del jardín privado y poseían un sistema de calefacción en el suelo (hipocausto) que las hacía más acogedoras para sus moradores.
Las domus principales estaban emplazadas en las calles más importantes de la ciudad, por ello existían en sus fachadas unas habitaciones abiertas a la calle que se alquilaban a comerciantes o artesanos para que instalaran sus negocios, o incluso como vivienda para la gente más pobre. La domus de la calle Dr. Castro vista desde fuera daba una pobre impresión. Apenas tenía ventanas, pues la luz y el aire entraban por el atrio o por el jardín del peristilo. La domus principal de Lucus Augusti guardaba su tesoro en su interior, en el centro geométrico de la edificación se encontraba la sala principal a la que solo podían acceder a participar los invitados por el dueño de la casa.
Los romanos pavimentaban el suelo de las salas principales de sus viviendas y de algunos edificios públicos con mosaicos. Los más espectaculares y suntuosos son los realizados con la técnica conocida como "opus tessellatum", hechos con pequeñas piezas de mármol de diferentes colores, que forman en el suelo composiciones pictóricas. Para su realización era necesario dominar una cuidada técnica y por ello la intervención de un grupo de artesanos especializados que eran llamados de toda Hispania para realizar los mejores trabajos.
Los especialistas que los han visitado han determinado que los mosaicos de la domus pueden pertenecer a los realizados por un equipo que trabajaba en la península en el siglo III de nuestra era y que realizaron los mejores trabajos que hoy conocemos, existen villas romanas en Palencia que poseen trabajos que pertenecen con toda probabilidad a los mismos artesanos y que están catalogados en la cúspide de los realizados en esa época.
Los mosaicos que pertenecían a la gran domus de Lucus Augusti son diferentes por dos motivos, primero por donde se encuentran, es decir, por el tipo de arquitectura que revisten en su suelo. Y segundo por sus motivos pictóricos de altísimo significado simbólico.
Los mosaicos de Batitales, conocidos así porque ese era el nombre de la calle Dr. Castro en el siglo XIX, y por la información que hasta ahora han podido recavar los arqueólogos, revisten el pavimento de dos habitaciones diferentes, la primera, que es visible desde la ventana que existe en la zapatería Cortes, era el vestíbulo previo de entrada a la sala principal.

Se accedía a él desde un corredor que provenía de las zonas comunes de la domus, tenía forma rectangular y sus dimensiones eran de diez metros y medio por cuatro metros y medio, la habitación con pinturas en sus paredes tenía en su pavimento central el dibujo de unas figuras, hoy desconocidas, montadas sobre dos caballos, y a ambos lados de esta, dibujos geométricos compuestos por círculos que en su interior tienen el nudo de Salomón y cuadrados que en su interior tienen una doble svástica, y entre ambas figuras geométricas corazones entrelazaban el conjunto. El simbolismo que este mosaico representa tiene relación con la protección solicitada a los dioses del cielo para los ocupantes de la sala principal a la que el vestíbulo daba paso.



PLANTA DE LA SALA BATITALES - CALLE DR. CASTRO 


El vestíbulo de dibujos geométricos que se encuentra en el sótano de la zapatería Cortés daba paso en su extremo derecho al jardín interior de la casa, pero en su frente tenía tres entradas a una sala de planta cuadrada que ocupaba el punto central de toda la domus y que en parte está actualmente a la vista en la calle. Esta sala era la pieza principal de todo el edificio y a ella solo podían entrar las personas autorizadas a las ceremonias que allí se celebraban.

La sala de planta perfectamente cuadrada tenia unas dimensiones de diez metros y medio de lado y en su centro poseía doce columnas de gran altura y robustez, aproximadamente de cuatro metros de longitud y sesenta centímetros de diámetro. Las doce columnas soportaban una cúpula de siete metros de diámetro que ocupaba la parte central de la sala. Todo el conjunto, por su configuración, se presentaba con un gran simbolismo arquitectónico. La cúpula soportada por las doce magníficas columnas representaba a la bóveda celeste y los doce signos zodiacales en las que esta se apoya.

Los mosaicos no han podido ser rescatados en su totalidad, solo se conocen pequeños fragmentos del conjunto, en el siglo XIX se levantó la parte central de acceso a la sala por la puerta central del vestíbulo, la figura del mosaico era la del dios Neptuno, representado entre delfines y otros habitantes del fondo marino. Neptuno dios del mar también ejerce su influencia sobre los lagos y las aguas corrientes. Era uno de los dioses principales del panteón romano y su influencia divina actuaba sobre uno de los cuatro elementos principales del universo, el agua.
Entre diversos dibujos geométricos que recuerdan constelaciones y estrellas, y todas ellas salvaguardadas por nudos de Salomón con un claro mensaje simbólico, "lo de abajo es como lo de arriba y lo de arriba como lo de abajo", aparecen dos pequeñas figuras de animales que permiten comprender mejor el sentido del conjunto.
Un león y un toro fueron rescatados en la excavación de la calle, ambos pertenecen a uno de los mosaicos existentes bajo la cúpula, pero el resto que les acompaña se ha perdido para siempre. Hoy todos podemos reconocer al signo de Leo y de Tauro, dos de las constelaciones zodiacales presentes en el universo y que con su presencia en el mosaico, bajo la cúpula, reafirman el sentido de la sala de Batitales. 

La arquitectura de la sala, los dibujos y figuras de sus pavimentos hacen referencia directa a un simbolismo que en Roma se relacionaba con el dios principal del panteón romano, con Jano Quirino. Este dios tenía desde los tiempos de Numa, un templo dedicado en el foro romano, la arquitectura de este templo principal tenía la misma forma cuadrada que la sala Batitales y en su interior guardaba mosaicos con motivos similares a los encontrados en Lugo.
Jano Quirino velaba por los habitantes de las ciudades, por los ciudadanos, su culto tenía que ver con la paz y el equilibrio universal, según el escritor Ovidio, Jano Quirino tenía como misión la vigilancia del eje del mundo, quiere esto decir que de una manera muy amplia este dios romano, de origen etrusco, se encargaba de la correcta marcha de las cosas, en el cielo y la tierra, entre los dioses y los hombres, y las ciudades, como lugares de unión entre los unos y los otros, dependían directamente de él.
Esa sala se encontraba en el centro de la domus principal de la ciudad, en esa casa habitaba el dirigente de más responsabilidad en el gobierno de Lucus Augusti y a él estaba encomendada la toma de decisiones que afectaban a la vida de los ciudadanos de la urbe, por ello esa sala era el lugar en que se invocaba a Jano Quirino y a su divina influencia para la correcta toma de decisiones. No debemos olvidar que Lucus Augusti como ciudad templo de Augusto tenía una influencia capital en la vida de los habitantes de la Galaecia, y desde este centro espiritual debían de emanarse las benefactoras influencias de la ciudad sagrada.

Es muy significativo comprobar que el trazado de la calle Dr. Castro parte desde la puerta sur de la domus, en la actual Plaza Mayor y se dirige a la entrada principal de la sala Batitales. Se acaba de comprobar con las recientes excavaciones arqueológicas que el trazado de la calle se superpone sobre diferentes habitaciones y muros romanos hasta alcanzar la sala. Podemos avanzar la hipótesis que al asaltar la ciudad los suevos en el año 460, y al asesinar a su gobernador, completaron su ataque destruyendo el lugar donde este y sus antecesores recibieron el conocimiento para el buen gobierno de Lucus Augusti. La sala Batitales fue profanada y su arquitectura demolida, y bajo sus escombros quedaron ocultos los mosaicos que revestían de simbolismo el lugar. 


ANFITEATRO
De tamaño reducido para su tipología, tenía una capacidad para aproximadamente 2.800 espectadores, de acuerdo con el número de habitantes de la ciudad de Lucus Augusti. 
Posee unas dimensiones exteriores de 234 x 216 pies, (69.26 x 63.93 m.) en ambos ejes, que son múltiplos de las dimensiones 13 y 12 que componen la escuadra pitagórica que rige la geometría de la ciudad y sus edificios. 
El anfiteatro está situado en el exterior de la urbe, en la fachada O.SO. en el camino de acceso a la puerta principal de la ciudad, que desde el decumanus máximo comunicaba directamente con la vía proveniente de Braccara Augusta, el río Miño y las termas medicinales existentes en su orilla. En esta ladera se construyeron a lo largo del siglo I d.C. además del anfiteatro, la palestra de los gladiadores, el templo de Isis, (de acuerdo al mandato expreso de Augusto), y el templo de Venus. 
El eje principal del anfiteatro, que lo es también de la palestra, nace geométricamente en el centro de la puerta del templo de Isis y termina en la puerta del templo de Venus. Esta geometría urbana explica la estudiada relación de los edificios en esta zona. Este eje principal sigue la dirección marcada por la escuadra pitagórica que rige la ciudad.
Estos cuatro edificios, generaban una gran actividad y afluencia de visitas, sus características y cultos hacían de esta zona de la ciudad la más atractiva para el ocio de los habitantes de todo el convento. Asociados a ellos existían bodegas y prostíbulos que configuraban el lugar como el más concurrido de toda la urbe.
La orientación y el emplazamiento son apropiados de acuerdo al urbanismo romano. (Similar emplazamiento respecto a la ciudad del anfiteatro de Ampurias e Itálica). 
Se sitúa en un terreno en pendiente, con el emplazamiento cercano a la puerta principal de la ciudad. En el momento de su construcción, primeros años del siglo I d.C. la cercanía del anfiteatro no era un problema militar o de seguridad porque el territorio estaba en paz. Se aprovecha el terreno en pendiente situando la arena a mitad de cota, en la parte inferior se construyen muros de carga para soportar las gradas, y en la superior, estas se desarrollan sobre el terreno en pendiente. 
Los muros existentes en la actualidad poseen una disposición axial y apropiada al uso como anfiteatro. Los muros existentes presentan a simple vista una clara forma elíptica y radial, que a través de un análisis formal determinan la forma de un posible anfiteatro de planta casi circular.
Los muros existentes en la actualidad (espesor 60 cm, 2 pies) Son muros de carga y pueden soportar un edificio de hasta tres plantas. 
Los muros existentes han sido modificados a lo largo del tiempo y poseen en la actualidad diferentes fábricas y aparejos, lo que permite pensar del mantenimiento en el tiempo de las cimentaciones ocultas por el terreno. 
Las características de los sillares de granito existentes en los cubos de la puerta Miñá y Santiago, de mayor tamaño a ningún otro de la muralla, con una curvatura superior a la adecuada para su uso en las torres y por poseer en sus caras diferentes marcas, huellas, encajes y formas de cantería, hacen pensar la hipótesis de que se reutilizaron del anfiteatro, ya en desuso, en el momento de construcción de la muralla 300 años después. 
Las prospecciones realizadas por los arqueólogos municipales en años anteriores determinan según sus informes la existencia de muros y pavimentos datados en el siglo I. (Coincidente con la fecha de la hipótesis) en el lugar señalado por el estudio del emplazamiento del anfiteatro. (Carreño y González, Lucensia nº 16 - 20).
La trayectoria de la cloaca del siglo IV encontrada por los arqueólogos municipales en el lugar, (Carreño y González, Lucensia nº 16 - 20) coincide con la dirección de la cloaca general que el anfiteatro debería de poseer para el desagüe del propio edificio. (Los especialistas señalan que estos edificios poseen por sus características una gran cloaca de evacuación de las aguas de lluvia). La hipótesis señala la posible conexión de la cloaca encontrada con la más antigua del anfiteatro.
Las ruinas del anfiteatro son dibujadas por Coello en un plano de la ciudad de Lugo a mediados del siglo XIX. 
Los especialistas en anfiteatros señalan que el espacio de la arena suele mantenerse sin edificar en la gran mayoría de los casos ya estudiados a lo largo del tiempo. Existen algunos anfiteatros urbanos que en los siglos XIX y XX se han utilizado como corral de animales en espera de su paso por un matadero adyacente. Situación que se produjo según testimonios en la ciudad de Lugo con el emplazamiento señalado en la hipótesis. 

PALESTRA
El edificio estaba destinado como residencia de los gladiadores que realizaban la exhibición de combates en el anfiteatro colindante. 
De planta perfectamente cuadrada, posee unas dimensiones exteriores de 120 pies, (35,52 m.) en ambos lados, que es múltiplo 12, cifra que rige la geometría de la ciudad y sus edificios. Su orientación respecto al norte, sigue la marcada por la escuadra pitagórica común a toda la ciudad. 
La palestra está situada en el exterior de la urbe, en la fachada O.SO. en el camino de acceso a la puerta principal de la ciudad, que desde el decumanus máximo comunicaba directamente con la vía proveniente de Braccara Augusta, el río Miño y las termas medicinales existentes en su orilla. En esta ladera se construyeron a lo largo del siglo I d.C. además del anfiteatro, la palestra de los gladiadores, el templo de Isis, (de acuerdo al mandato expreso de Augusto), y el templo de Venus. 

Templo de Cibeles
A 14 Km. de la ciudad y en el camino que se dirigía a Bracara Augusta, se encuentra el santuario de Cibeles/Rhea (Santa Eulalia de Bóveda). El edifico, de principios del siglo III, tenía según establecía el rito dos plantas, aunque en la actualidad solo se conserva la inferior o cripta que se encuentra casi en su forma original salvo la parte central de la bóveda que se perdió cuando se demolió la antigua capilla cristiana que ocupó el piso superior donde originalmente se sacrificaba el animal sagrado. Del piso superior solo permanece como vestigio parte del muro que inicia la bóveda de cubierta en ladrillos cerámicos. 
La cripta, de planta perfectamente cuadrada, tiene una longitud exterior de 12 metros de lado. Su estructura posee dos muros perimetrales, el exterior que realiza la función de contención de las tierras que la rodean en tres de sus caras, y otro interior que soporta la bóveda de la sala central.
La cripta tiene una sola fachada al exterior; ésta posee un pequeño atrio que da acceso a la puerta de entrada del recinto inferior. 
La fachada, además de la puerta de entrada en arco de herradura, posee dos pequeñas ventanas que iluminan la sala interior en la que se encuentra en el centro un estanque de planta rectangular de poca profundidad en la que se situaba el sacerdote o devoto que iba a ser bautizado en el ritual. 
Esta estancia posee una bóveda de ladrillos cerámicos que era soportada por dos pórticos de tres arcos apoyados en dos columnas de mármol. Este lugar se encontraba abierto en la parte central para que la sangre del animal sacrificado en el piso superior permitiese el bautismo del devoto. La parte central de la bóveda así como los arcos laterales se perdieron. Toda la bóveda se encuentra decorada por pinturas sobre estuco en varios colores que representan aves diversas.
En ambos laterales de la sala existen dos pequeñas hornacinas o cella en las que se depositaba el "kernos", especie de crátera de barro, susceptible de ser coronada de luces en los momentos solemnes de la ofrenda y destinada a contener los "vires" u órganos sexuales del devoto en los casos más dramáticos, o los del animal sacrificado (toro o carnero) la mayoría de las veces. 
En la parte central posterior existe un arco de medio punto que permite el acceso a un corredor perimetral de toda la cripta y en el que existía una escalera por la que descendía el sacerdote con el "kernos" en el momento del sacrificio. Este corredor, que posee ventilación en la fachada en sus dos extremos, alojaba las aves sagradas que realizaban sus cantos proféticos de manera oculta a los devotos.

ESCULTURAS Y RELIEVES
El edificio posee varias piezas escultóricas y ornamentales que hacen referencia directa a la diosa titular del santuario, así como al rito que se practicaba.
En la fachada exterior de la cripta, en sus sillares de granito y emplazados de manera simétrica a ambos lados del pequeño atrio de entrada existen seis relieves en la piedra que representan las mismas figuras en ambos lados. 
En la parte superior el relieve representa la danza de los gallus, con todas sus galas e instrumentos, que se hacía según el rito en grupos de cinco. En el relieve intermedio, a la altura de los ojos y en ambos lados, la representación del archigallus engalanado o sumo sacerdote del rito de Cibeles, y en la parte inferior de estos, un león, guardián de los santuarios de la diosa. 

León de Cibeles 

En el pequeño atrio de entrada, y ocultos a la directa mirada desde el exterior existen otros relieves más sorprendentes, a la izquierda y derecha dos aves zancudas similares a una avestruz. Una de ellas, la más oculta a la vista, se encuentra encaramada a una piedra sobre una esbelta columna. Ambas imágenes hacen referencia a Rhea la diosa Griega, que era representada por un avestruz, el ave conocida de mayor tamaño en la antigüedad.
No es casual que estas aves reciban en la actualidad el nombre científico en su orden (rheiformes), familia (rheidae) y especie (rhea). 
Además a la derecha existe otro pequeño relieve que muestra dos figuras lisiadas en pierna y brazo respectivamente. Se cree que eran los discapacitados uno de los grupos sociales más devotos de la diosa. 
No deja de ser sorprendente también la existencia de otro relieve en granito procedente del edifico superior que representa una astro y su luna. Rhea, esposa de Saturno, es el nombre que recibe la luna de mayor tamaño del planeta del mismo nombre descubierta en el siglo XVII. Saturno como dios astro ya era conocido en la antigüedad, y su esposa Cibeles/Rhea era representada como diosa luna. 
En el fondo y presidiendo la ceremonia se encuentra como objeto de culto la "Piedra Negra", considerada de origen celeste y tenida como epifanía de la diosa Kybéle, con la inscripción PRO SA(lute). 
Recuperadas de la demolición de la parte superior del santuario existen expuestas en el pequeño museo cercano tres ménsulas de cantería de granito que representan un león, un tunpanón (tambor) y una tercera que recuerda un manojo de violetas (flor de cibeles). Las tres son claros elementos de la iconografía que acompaña a la diosa.

PINTURAS
SECCION SANTUARIO DE BOVEDA 

En el interior de la cripta existe en su bóveda un maravilloso conjunto mural, que representa las sibilas en forma de aves. El conjunto posee perdices, faisanes, gallináceas, pavos reales, palomas, un ganso y un pato, todos ellos entre motivos vegetales estilizados que representan el árbol sagrado de Atis, el pino y su fruto. La representación pictórica hace referencia directa a la relación que las aves y sus cantos tenían con el santuario y su funcionamiento como oráculo.
Las aves vivas permanecían ocultas a la vista de los devotos y sus cantos proféticos resonaban sobre las pinturas de la bóveda en el interior de la cripta.


ORACULO DE JUPITER-AMMON
El agua de una fuente, manaba de manera natural en el lugar a través de la máscara de la esfinge, guardián de los lugares sagrados del dios Ammón en la antigüedad, el agua se embalsaba en la piscina que tenía en su interior un fondo de cornamentas de carnero. El agua al rebosar salía por la máscara de Ammón y de nuevo se reintroducía en el interior de la piscina para mantener sus propiedades.
A través de un conducto oculto, el agua del interior caía de manera suave sobre la bandeja sagrada de granito situada en una pequeña cripta bajo la piscina.
En Lucus Augusti para consultar al oráculo se procedía de la siguiente forma:
Los habitantes de Lucus Augusti interesados en conocer su futuro, se acercaban al oráculo de Júpiter-Ammón en las noches de luna llena, y recibido el permiso del adivino arrojaban un objeto personal dentro de la piscina sagrada.
El adivino, una vez que el objeto estaba en el interior del agua, interpretaba el futuro a través de los reflejos e imágenes que se producían en el agua que caía sobre la bandeja de piedra. Esta visión se realizaba de manera oculta al peticionario en la pequeña cripta inferior, donde el adivino entraba en trance gracias a los efluvios del amoniaco producido en la piscina.
El fuerte olor a amoniaco envolvía todo el lugar, dando un halo trascendente al oráculo.
En la antigüedad, en el interior de las piscinas de Júpiter Ammon se producían, por destilación de las cornamentas de carnero que se depositaban en su interior, las sales amoniacales, (sales de Ammón), que eran la única profilaxis conocida para luchar contra la peste.
Los sacerdotes de Ammón tenían además de poderes adivinatorios, conocimientos de medicina que les revestían de un carácter doblemente trascendente.
"El Oráculo de Amón - el Cuerno de Amón- de ilustre crédito y verdad; y la fuente que llaman del Sol. La fuente a media noche está hirviendo y luego, entibiándose poco a poco, viene con el día a quedar fría. Después, como el Sol va subiendo, así se va enfriando más, y así cuando llega el mediodía es cuando queda en su mayor frialdad. Desde allí torna poco a poco a entibiarse hasta que vuelve a hervir cuando la noche es ya mediada."
Pomponio Mela, geógrafo del siglo I d.C.
La fuente del Sol, al igual que la de Lucus Augusti, poseía agua amoniacada, el amoniaco se evapora a -20º y condensa a 40º, por lo tanto en la noche, con bajas temperaturas y cuando era visitada por los fieles, parecía hervir y durante el día con más calor, permanecía en tranquilidad.
El yacimiento de Lucus Augusti es similar a la "Fuente del Sol" que Pomponio Mela describe en su tratado. 

Campo de Marte
En Lucus Augusti el Campo de Marte se encontraba en la fachada N.NO. de la ciudad, estaba formado por dos explanadas de igual tamaño de 132 por 143 metros de lado aproximadamente cada una, proporciones contenidas en la escuadra pitagórica generadora de la trama urbana. El espacio consagrado al dios de la guerra ocupaba el espacio comprendido entre las actuales calles Mondoñedo, Tuy, Coruña y Concepción Arenal. Entre ellas cruzaba el camino que procedía desde el norte y que es conocido hoy en día como Camiño Real, (anterior 18 de Julio).
Desde la ciudad se alcanzaba el Campo de Marte por una de las puertas norte, estaba situada en donde hoy existe la que recibe el nombre de puerta de la Rua Nueva, y que en el siglo XIX sustituyo la original de la muralla bajo imperial del siglo III.
En ese lugar existía una de las doce puertas de la ciudad alto imperial del siglo I de las que se han encontrado evidencias arqueológicas en recientes excavaciones. La puerta es sin duda propietaria del nombre de Puerta de Marte. En el siglo XIX, cuando se demolió la puerta original de la muralla bajo imperial para abrir la actual, se rescató un relieve en el que figura una imagen del dios Marte. Existen monedas y otros relieves del imperio con representaciones exactamente iguales al relieve que hoy se expone en el Museo Provincial de Lugo.
Por otra parte, igual que comentamos en otros capítulos de la tesis, la gran fortuna de contar con un grabado realizado a escala en 1861 por el ingeniero Coello de Portugal nos permite comprobar la existencia en el siglo XIX de una estructura que aún conservaba la forma original del Campo de Marte del siglo I.
Además se constata la existencia del templo de planta a la toscana, y los diferentes caminos que se dirigían tanto a la explanada como al edificio. Esa edificación señalada por el autor de la cartografía determina una forma de construcción para el culto aun visible en siglo XIX pero del que se carece de referencia cristiana en los archivos episcopales. 

Muralla
La muralla romana de Lugo rodea el casco histórico de la antigua ciudad romana de Lucus Augusti, fundada por Paulo Fabio Máximo en nombre del emperador Augusto en el año 14-15 antes de Cristo con la finalidad de anexionar, definitivamente, el noroeste de la península Ibérica al Imperio Romano. En época bajo imperial y ante la presión que ejercían los pueblos bárbaros en el limes, con continuas invasiones y debastaciones de otras ciudades, se planifica y construye en Lucus Augusti una muralla defensiva cuya construcción se realiza hacia finales del siglo III dc y que perdurará hasta nuestros días con escasas reformas. La muralla, con una longitud de más de 2 km, delimita el casco histórico de la urbe y ha pasado de ser un obstáculo para su evolución y crecimiento a ser un monumento integrado en la estructura urbana y fuente de riqueza turística.
Construida como separación y defensa se ha transformado en un elemento integrador entre la antigua Lucus y la que se ha desarrollado a su alrededor. Sus diez puertas realizan la función de unir una parte de la ciudad con la otra y su paseo de ronda adarve, se ha tornado en una calle más que es recorrida por los viandantes autóctonos y visitantes. 
Descripción
La muralla de la antigua Lucus Augusti es la mejor conservada de las murallas que el Imperio Romano construyó en su vasto territorio. Las modificaciones que ha sufrido a lo largo de sus más de 17 siglos de existencia no han llegado a modificar, sustancialmente, su aspecto original que sigue las directrices del ingeniero romano Vitrubio.

Dimensiones
El conjunto defensivo tiene una longitud de más de 2km, exactamente 2.117 m, aunque hay divergencias en la medida, y abarca una extensión de 34,4 Ha. La anchura de los muros es de 4,20 m alcanzando los 7 m en algunos tramos.
La muralla mantiene una serie de torres defensivas entre las cuales se levantan los lienzos de la misma. La distancia entre torres varía entre los 8,80 y 9,80 metros hasta los 15,90 y 16,40 metros con una altura entre los 8 y los 12 metros por la parte exterior. Hay constancia de que había 85 torres, de las 75 que se conservan, 64 presenta planta semicircular original o modificada, 8 la tienen trapezoidal por seccionamiento longitudinal en diferente épocas y 3 en cuarto de círculo por seccionado transversal.
Las torres tienen unas dimensiones de 5,35 metros hasta 12,80 metros en el hueco o segmento, y de 4,80 hasta 6 metros, en la flecha. Una de las torres, la más famosa y conocida como de "A Mosquera", tiene ventanales de medio punto de 1,15 m de ancho y de 1,43 m de alto (alguno llega a los 1,53m). 
Trazado
El trazado de las construcción defensiva está envuelto en el misterio, todavía nadie acierta a entender por qué dejó fuera importantes núcleos residenciales de la antigua ciudad a la vez que protegía zonas deshabitadas.
Se extiende por una orografía irregular, más alto al noroeste y en descenso hacia el sudeste. La forma es cuadrangular, con vértices suavizados. 

Materiales
Los materiales de la que está construida la muralla son, principalmente, el granito, para los remates de las puertas y ángulos de refuerzo de las torres y las lajas de pizarra, que constituye la exterior de los muros. El interior está relleno de un mortero compuesto de tierra, piedras y guijarros cementados con agua. Todos los materiales son abundantes en la zona.


Torres
 
De las 85 torres originales de conservan 75. Debieron estar coronados por torres de dos pisos que tenían ventanales, como atestigua la torre llamada de "A Mosquera" en la que todavía permanecen 2 de esos ventanales. La disposición de las torres evita la existencia de ángulos muertos Las cortinas (tramo de muro que se extiende entre dos torres) tienen una longitud de entre 6,30 m. y 13,50 m.
Los restos de la torre llamada "A Mosquera" hacen suponer que cada una de las torres, o cubos, tenía en origen una estructura superior que contaba, al menos, con dos pisos. Estos pisos tenían grandes ventanales donde se estima que servirían a los legionarios para defender la ciudad apostando en ellas diversos tipos de armas.
Puertas
La muralla disponía de cinco puertas de acceso que correspondían a las vías principales del trazado urbano. Entre 1853 y 1921 de abrieron otras cinco debido al crecimiento extramuros de la ciudad, de las diez puertas existentes, seis son peatonales y cuatro permiten el tráfico rodado.
En la época romana habia cinco puertas que coinciden con las actuales de Porta Miñá, Porta Falsa, Porta de San Pedro, Porta Nova y Porta de Santiago. De ellas la Porta Miñá es de factura original, las otras cuatro recibieron reformas posteriores.













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