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sábado, 11 de junio de 2011

Capítulo 10 - Las Técnicas de Edificación romanas

LAS TÉCNICAS DE EDIFICACIÓN EN EL MUNDO ROMANO
Veremos, en primer lugar, la terminología en relación con la manera de disponer los elementos de un muro:
Paramento: Cualquiera de las dos caras de una pared o muro (la fachada del muro). También el aspecto exterior de la estructura de un muro.
Aparejo: La forma concreta de disponer los materiales constructivos en un paramento o muro, principalmente los sillares y los ladrillos. Existen distintos tipos de aparejos:
Aparejo a soga: También llamado de cítara o de media asta. Es el que presenta al exterior hiladas formadas por las caras mayores o longitudinales de los sillares o ladrillos.
Aparejo a tizón: También de llaves o de asta. Es el que presenta al exterior las caras menores o transversales (el nº 5 de la lámina se le parece aunque no es completo. La cara menor).
Aparejo a soga y tizón. Se alternan los dos anteriores


Aparejo perpiaño. Cuando el sillar atraviesa transversalmente todo el muro
Aparejo isódomo. Son las hiladas en las que todos los sillares están labrados con iguales dimensiones
Aparejo pseudoisódomo. El compuesto por hiladas de dos alturas, colocadas alternativamente, donde los sillares son perfectamente regulares en cada una de ellas .
Opus: Literalmente significa trabajo. La palabra era ya utilizada por los propios romanos (el propio Vitrubio la usaba). Para Vitrubio, el opus es un trabajo completo y designa un muro tanto en su núcleo interno como en el paramento externo y los materiales para cobertura y recubrimiento. Esta palabra es la que emplea el pueblo y la que aparece también en las inscripciones.
Structura. Núcleo interno del muro y modo como se ha ligado con el paramento externo. Es un término culto y no aparece en el lenguaje vulgar.
Existen maneras puras de construir, independientemente del tipo de aparejo, con la utilización exclusiva de piedras. Otros utilizan en el interior del muro otros materiales, por ejemplo el opus caementicium. Cuando el opus se seca y agarra el sillar no hay quien lo mueva, siendo casi más sólido que la piedra pura.

INTRODUCCIÓN (según Lugli).
La preocupación de los historiadores del arte, ya desde el Renacimiento, es averiguar la fecha de los monumentos, y este empeño no siempre es fácil. Hay que estudiar un montón de detalles para llegar a una conclusión. Si el monumento en cuestión no se conoce tan bien como, por ejemplo, el Coliseo, será difícil de fecharse. Esta preocupación era típica de los anticuarios y de los historiadores. Hay que establecer un análisis de los materiales del monumento y de los detalles que le rodean. Lugli afirma que para los muros construidos en ladrillo (no los sillares) que tengan marca o sello, se pueden establecer una cronología afinando en más o menos diez años (casos, en realidad, excepcionales).
Los principios básicos para datar un monumento, en una fecha en que esto era difícil, fueron intuidos por Giampini en 1690. Hay que esperar a 1814 cuando un arqueólogo; Nibby, defina esto. A éste se le considera el padre de la topografía romana.
La obra en ladrillo la estudia en el Siglo XIX Dressel pero fue perfeccionada por Bloch en un trabajo de 1936. También a fines del siglo pasado, pero publicado en 1905, el alemán Durm escribió un tratado en el que se preocupaba por diseccionar los elementos de los que se compone una construcción. Es una obra totalmente analítica con muy buenos dibujos.
Existe un número de estudiosos del cambio del siglo XIX al XX que estudian cosas muy concretas. Es menester llegar a un estudio de 1912 de E. B. Van Deman, en el que se estudian seriamente las técnicas constructivas dividiéndolas en periodos, determinando las pautas a seguir para estudiar el monumento y considerándose tres factores:

1.    El interior. Estudio estructural del edificio en sí mismo.
2.    El exterior. Las fuentes literarias.
3.    El ocasional. Todo lo que rodea al edificio.

Este trabajo lo continúa una americana: M. E. Blake (que publica en 1947). Éste último trabajo no está superado. La autora se dedicará a recorrer Italia repasando todos los antiguos monumentos existentes hasta el momento. Detallará un catálogo exhaustivo en el que se estudia todo. En esto trabajará toda su vida.
Después del estudio de la Blake viene el trabajo de Lugli que es una síntesis con aportaciones propias. Es una obra excelente aunque pesadísima a decir del profesor Baena.
Tras el de Lugli, lo que han salido son trabajos parciales. Una obra reciente y muy útil es la de Adams aunque infinitamente menos extensa que las otras.
                                                                                                    
DIFERENTES TIPOS DE OPUS QUE HACÍAN GRIEGOS Y ROMANOS.
En España existe una gran especialista en estos temas: la profesora de la Universidad de Madrid L. Roldán Gómez que escribió una obra tituladaTécnicas arquitectónicas en la Baetica Romanapublicado en 1992. Antes ya había escrito sobre el tema y después también lo ha hecho sobre Carteia (en 1992) así como una monografía sobre Itálica en 1993. Analiza la construcción de esas dos ciudades y se constata la existencia de obras parecidas a las de la Urbs (Roma).
             Opus incertum                      Opus Recticulatum               Opus Latericium

Opus Recticulatum               Opus Quadratum                  Opus Mixtum


EL OPUS SILICEUM.
Este es el nombre con el que se conoce este tipo de trabajo (aunque también con el de obra ciclópea o poligonal). Los antiguos ya se refieren a este tipo de obras definiéndola como ciclópea, saturnia, pelásgica, tirintia, lésbica, etc. siempre pensando en que eran muy antiguas, casi imposible de hacer por los hombres con lo que eran los cíclopes los que habrían construido estas obras, sobre todo en lo referido a la primera manera. A partir de fines del Siglo XVIII y principios del XIX y desde entonces, ha existido un apasionamiento por averiguar el origen y fecha de estas grandes obras y qué pueblos y qué grupo humano inventó la técnica, cuándo se introdujo en el Mediterráneo y particularmente en Italia. Son cuestiones difíciles, sin solución clara. Sí sabemos que se usa esta forma de construcción para la realización de muros defensivos, para hacer torres o ciudadelas, para infraestructuras de carreteras y terrazas agrícolas y basamentos de otros monumentos que irían encima (villas, sepulcros, cisternas, ...). Lugli, que estudia esta forma constructiva meticulosamente, establece cuatro formas de hacer la construcción advirtiendo que no se trata de cronología sino más bien de una clasificación tipológica. En líneas generales, cuando se quiere fecharlas, hay que contar con las consideraciones de Gerhard, aceptadas por Lugli:
·       Un mayor o menor volumen de los bloques.
·       Superficie desbastada o no.
·       Si los lados del polígono son o no curvos.

Así, Lugli diferencia cuatro tipos:
Masas informes o esbozadas con uniones discontinuas, material cercano de canteras locales. La forma de desbastar es rudimentaria (con mazos). El problema es la elevación de los bloques y más cuando en esta época no existen máquinas para levantar los pesos. La estabilidad muraria se establece por su propio peso. Es difícil asignar cronología a estos muros. En Italia estas construcciones se fechan en el Siglo VII a.C., perdurando hasta principios del Siglo V. Se emplea en interiores de tumbas, acrópolis y basamentos de vías. Algunos investigadores han buscado el porqué de esta imperfección en utensilios inadecuados, falta de preparación humana, piedras duras, escasa población (se requiere organización social). También se piensa que eran construcciones de emergencia con lo que no es necesario perfeccionarlas. Todo esto es discutible. El ejemplo más característico de Italia son las murallas de Circei.
Polígonos irregulares en los que ya se utilizan calzos o piedras más pequeñas para unir las mayores. En este caso la extracción de la cantera está hecha por la técnica de los $$$$$$$$$$ para romper grandes bloques, trabajándose a golpes de martillos, dejándose las partes de unión trabajadas para encajarlas. En algunos lugares, estos muros están inclinados hacia adentro. Se utilizan para murallas y cimentaciones de calzadas (Vía Appia, en algunos tramos). La tenemos en el Siglo V y IV a.C. (Ej. Arpino).
Polígonos regulares con frentes pulidos y lados encajados perfectamente. Incluso existen muescas macho-hembra para su perfecto encaje. En este caso ya sí se tiene constancia de la utilización de máquinas elevadoras de pesos. Los paramentos están tallados toscamente y dan una sensación de fortaleza y construcción maciza. Sirve esta tercera manera para murallas, torres y basamentos de villas, templos y carreteras. Ésta, a diferencia de otras, fue la más preferida por los romanos. Según Lugli sería la más característica romana, la más empleada. Ejemplos los tenemos en Cori, Nerva y Alatri y su cronología va desde el Siglo IV al II.
Trapecios con tendencias a planos horizontales pero discontinuos, de distinto tamaño cada bloque. Puede considerarse precedente del opus quadratum. Así puede aparecer también el opus caementicium, formando los muros y base de cimentación  de las grandes calzadas romanas. También en villas, puentes y acueductos. El empleo es muy grande. En España existe esta forma en las murallas de Ampurias. Su cronología va del Siglo III al I a.C. Suelen aparecer las almohadillas pero aun toscas.
Fragmentos de opus siliceum de Gerunda, detrás del Pati de les Aïgues.

Es de destacar que estas formas son irregulares en su construcción (pueden existir construcciones en las que pervivan varios tipos poliédricos). 

EL OPUS QUADRATUM. Es un sistema  de construir con bloques de piedra tallados en forma de paralelepípedos y dispuestos en hiladas horizontales. Es la manera más antigua de alzar un edificio estable en la arquitectura romana (ojo, un edificio). Los escritores antiguos atribuían su invención a los etruscos. Un escritor ya tardío, Servio, comentando la visita de Eneas a Dido, dice que los muros de Cartago estaban hechos según etrusca disciplina”. Después, los escritores latinos se refieren a ellos (Vitrubio, Livio) como saxum quadratum.
A pesar de lo que dijeron estos escritores, la verdad es que los etruscos, cuando construían con bloques, parece que construyeron más con opus siliceum que con opus quadratum. Los etruscos no hacían bien el opus quadratum al principio, pero con su contacto con los griegos van perfeccionando este opus. La perfección de los instrumentos (empleo de cinceles) hace que los bloques sean más regulares. Los sillares de opus tienen unas características que son las medidas.

Los romanos los hacen de las mismas dimensiones, tomando como base el pie romano, norma del opus no se da en otros tipos de construcciones. En Roma, el opus quadratum ya se emplea en el Siglo VI en el Palatino y en el Foro (en cisternas y pozos) y en fundamentos de Templos (como en el de Júpiter Optimus Maximus).
"Opus quadratum"  Muro Serviano y Foro de Augusto (derecha).

Lugli distingue tres maneras de construir opus quadratum:
La etrusca (de la que ya hemos hablado). De diferente altura y longitud. Mal escuadradas al principio. Sin una constante unidad de medida. Sillares tendentes hacia el cubo y sin grandes dimensiones. Suelen tener las paredes externas lisas y no se aprecian orificios para que las máquinas puedan elevar los bloques. Las hiladas no son siempre paralelas. Suele emplearse el sistema de a soga y tizón como aparece en la figura 4 de las fotocopias. Ejemplos en Orvietto, Volterra, Cortona y Fiesole.
La griega. Los griegos usaban dos maneras distintas de opus quadratum:                                                                                                                                                 
La descrita por Vitrubio como una de las formas más perfectas de construir. Este método, en ocasiones, no tiene las hiladas a igual altura y cada dos o tres se coloca una hilada más fina (pseudoisódomo griego). Estos sistemas lo utilizan los griegos en la arquitectura monumental. Este sistema es también heredado por los romanos. Ejemplo de esta primera manera griega son el pedestal de Agripa, los propileos de Atenas, los muros del Pireo y los de Pérgamo, Mileto, Siracusa, Palermo, ... Aparece en Roma en el Templo A del Conjunto de Largo Argentina, en el Templo circular del Foro Boario, en el Sepulcro de Cecilia Metela y en el Mausoleo de Augusto.

El isódomo perfecto. Esta forma se suele emplear en monumentos de especial mérito artístico. En Grecia se utiliza el mármol y en Roma el trabertino. Entre los monumentos de este sistema, en Grecia tenemos el Partenón, el Erecteion, el Teseion, los Propileos, el Templo de Atenea Niké, ... De época romana (pero tomado de los griegos) tenemos el Templo de Mars Ultor, el Templo de Adriano, el Templo de Antonino y Faustina, el Foro de la Paz, el Foro de Trajano, ...

(a)  sistema griego isodomo
(b)  sistema griego de ortostatos y diátonos alternados.
(c)  sistema romano arcaico
(d)  sistema romano en filas de ortostatos y diátonos.
  
La romana.  Su sistema es el número dos (a soga y tizón) aunque los romanos la llamarán alternis curis. Pero ellos, además, emplean fundamentalmente ese sistema de a soga y tizón pero con el opus caementicium, con lo cual la resistencia de los edificios es impresionante (se utiliza a partir del siglo VI a.C. en adelante). El templo de Juno en Gabii es el que se suele poner de ejemplo para la manera romana.

TIPOS DE ALMOHADILLADO (bugnato).
El modelo más simple (monumentos primitivos o aquellos que no requieren cuidado especial) es el almohadillado simple o rústica simple (29 a).
El más común (desde muy antiguo pero muy utilizado en el tiempo) es la pared rústica en marco excavado (29 e con variantes en el 29 f).
Cuando se hace un marco alrededor del sillar, entonces nos encontramos con el resalte del centro y los lados rehundidos (29 c): paredes de superficies planas con anatirosis (figura 31).
Finalmente están las paredes con bloques de cara abombada (29 b) cuyo ejemplo más claro es el del Foro de Augusto (figura 30). 
Estos almohadillados son rescatados del olvido en época renacentista (y ejemplos tenemos, posteriormente, en la Aduana de Málaga).
  
EL OPUS INCERTUM.

Vitrubio y los arqueólogos actuales determinan así a los muros levantados en opus caementicium que no tienen un verdadero paramento pero que muestra en su superficie pequeños trozos de piedra similares a los que tendría en su núcleo. Este paramento exterior, generalmente está pulido y tallado más regularmente. Por esa razón, para Adams esta forma de opus incertum sería la epidermis del opus caementicium. El muro se construye elevando paramentos y núcleo al mismo tiempo pero cuidando que la cara exterior presente una disposición de piedrecitas generalmente regulares. A veces se preocupan de que encajen lo mejor posible. Se emplea desde el Siglo III a.C. hasta el II d.C. En el caso del opus caementicium, éste se emplea desde el Siglo III a.C. hasta el VI d.C. El opus incertum no es uniforme en el tiempo. Lugli distingue varias maneras en el opus incertum: hay una mayor perfección cuanto más moderna es la obra. Así, por su disposición, podremos saber su cronología. Se emplea en monumentos como el Pórtico de Metelo en Roma, construcciones diversas en Cosa, el Santuario de la Fortuna Primigenia en Palestrina, en el Santuario de Casino, etc. El problema del opus incertum es cuando llega a las esquinas, entonces se utiliza otro tipo de piedras o ladrillos.
  
EL OPUS QUASI RETICULATUM.
Es un tipo de paramento que, realmente, no se utiliza durante mucho tiempo. Se encuentra fundamentalmente en Roma y viene a ser un perfeccionamiento del opus incertum. Es un intento de racionalizar la decoración del muro buscando que las irregulares piezas adquieran una cierta disposición diagonal. Los bloques suelen tener de 5 a 7 cms. de lado de forma cercana al cuadrado pero con ángulos irregulares. Entre estas piedras es visible la mezcla que, generalmente, es gris granulosa y aquí el problema ángulo es problemático porque al ser piedras pequeñas un choque las puede hacer saltar. Para ello se ponen unos sillares de contención de las piedrecitas ya con bloques de piedras ya con ladrillos. En este caso, si forman una disposición diagonal pero sin estar perfectamente casadas es quasi reticulatum y si encajan perfectamente es reticulatum. Ejemplos del quasi reticulatum son el Odeón de Pompeya o el Teatro de Casino. Cronológicamente aparece en el último cuarto del Siglo II a.C. en el Foro de Locus Iuturnae y los últimos ejemplos son de las Termas del Foro de Pompeya hacia el año 80 a.C.


EL OPUS RETICULATUM.
Aparece por primera vez en Roma en época de Sila (80 a.C.). Es una construcción bastante refinada, típicamente romana. Nace esta forma en Roma puesto que no se han encontrado ejemplos anteriores ni en el Lazio ni en Campania. Requiere una mano de obra especializada porque es menester tallar en forma de pirámide truncada los bloquecitos que van a permitir la construcción del reticulatum
Estos bloquecitos hay que tallarlos uno a uno. Después, en el opus caementicium fresco se insertan esas pirámide en la pared formando líneas diagonales, siendo un trabajo arduo. Las pirámides se llaman cubilia. Por las dimensiones de las caras de las cubilia se puede aproximar la fecha de la construcción del edificio. Así, por ejemplo, en el Teatro de Pompeyo (55 a.C.) tenemos unos lados de 5 a 6 cms. En el Teatro de Marcelo, en el que también se emplea esta técnica, los lados son de 7 a 8 cms. Los ocho centímetros, para muchos autores, sería la medida estándar.
En el Mausoleo de Augusto la cara sube a 8,5-9 cms pero lo habitual es de 8 a 8,5. La inclinación diagonal siempre esta en 45º. La piedra empleada es la que se tiene a mano. Vitrubio alaba este opus como de lo más refinado y bello de su época. El opus reticulatum puede quedar de dos maneras: normal o enfoscado. Al profesor Baena, esta segunda manera le resulta absurda y sin sentido. Su interpretación es que el reticulatum puede pasar de moda y lo revocan pintándolo porque de otra manera no tendría sentido. También interesante es que, para evitar la monotonía, se utiliza el reticulatum bícromo o polícromo lo que da viveza a las fachadas. Otra explicación para el enfoscado es buscar un núcleo estable y sin humedad pero es un argumento débil. 
"Opus reticulatum" de la  Villa Adriana (izqui.) y S. Saba (derech).

EL OPUS MIXTUM O LISTATUM. Se refiere al empleo en una misma obra de materiales distintos como el ladrillo y la piedra. Mixtum también se considera a aquella obra que tiene ladrillo o piedra con reticulatum, por eso el nombre de opus mixtum es algo ambiguo. El mixtum  es aquel que tiene más de dos materiales pero en él puede haber abundancia de una técnica sobre otra. Esta técnica se usa por primera vez en los palacios de Capri construidos por Tiberio. Se generaliza después, con Claudio en el Acueducto Anius Vetus. Cuando se populariza es en época de Domiciano. A partir de éste es cuando el reticulatum va quedando como simple decoración. En la construcción siempre se utiliza, primero, la colocación de sillares para la humedad y después los distintos elementos de la pared. A partir de Antonino Pío  se difunde fuera de Roma, finalizando a fines del Siglo II d.C., aunque para determinadas construcciones acuáticas (acueductos, ninfeos, ...) se utiliza esporádicamente. Ejemplos importantes son determinados edificios de la Villa de Adriano en Tíboli. En Ostia el Templo de Trajano. En Putteoli el Anfiteatro. En Roma la Domus Aurea de Nerón y, después, en muchas casas de Pompeya y Ostia. 

(izquierda) "Opus listatum" at Porta S. Paolo; (derecha) "Opus mixtum" at Delphi

EL OPUS VITATUM

(variante del anterior). Consiste en disponer las piedras o sillares generalmente cuadrangulares sobre hiladas de ladrillos o piedras en forma de bandas que siempre son horizontales. Tiene dos maneras:
1.    Utiliza únicamente bloques de piedra de tamaño distinto pero de forma paralela.
2.    Empleo o inserta bloques pétreos y de ladrillo como separación de hiladas.
Se utiliza fundamentalmente en tiempos de Adriano. Su uso desaparece con Antonino Pío. Está sin construirse durante un siglo y medio, reapareciendo a fines del Siglo III con Majencio. Muchas veces estos materiales se han sacado de las ruinas de otros edificios. El sistema recuerda a la Edad Media donde se utiliza mucho. En el Lazio, sin embargo, este sistema barato y cómodo se empleaba desde Augusto. No obstante también se hace ex professo para monumentos como murallas, teatros y anfiteatros. Todo esto en cuanto al primer tipo. El segundo tipo (alternancia piedra-ladrillos), que pone generalmente mucho de opus caementicium, se utiliza desde Majencio. Su uso perdura en la Edad Media. 

EL OPUS TESTACEUM O LATERICIUM.
Así se designan, indistintamente, las construcciones hechas con ladrillos. Para hablar con propiedad hay que decir que el opus latericium utiliza exclusivamente adobes mientras que el testaceum posee un núcleo interior de opus caementicium y los ladrillos se han fabricado con medidas concretas y se han cocido en hornos. El nombre que los romanos empleaban para designar el material cocido en hornos era el de tegulae mientras que el adobe se denomina later. Las primeras son al tiempo los ladrillos y las tejas.

Opus Latericium en Termas de Caracalla (Roma) 

Los ladrillos son de tres tipos: 
Bipedales. (dos pies). 60 x 60 x 3,7 cms.
Bessales. 22 x 22 x 3,7 cms En grupos de ladrillos más pequeños de 19,7 cms (2/3 de pie romano).
Sesquipedales. 45 x 45 x 3,7 cms Son los intermedios y medían 1,5 pies. Podían partirse formando triángulos.
Semiláteres (Triangulares) 22 cms de lado

De todos estos tipos, el ladrillo básico era el pedale, cuyo módulo era de 26,9 cm.; estos ladrillos eran el equivalente a un pie por un pie, que los griegos llamaban tetrádoron, equivalente a cuatro palmos por cuatro palmos. En base a este módulo se fabricaba, según Ortega Andrade, un ladrillo mayor, el bipedale o cuadrilongo, que tenía dos pies por dos pies (59,2x59,2 cm2). Era una enorme tabla cerámica que, colocada en tres o cuatro hiladas sucesivas horizontales, creaba una verdugada de refuerzo en algunas fábricas mixtas. Este gran ladrillo, podía dividirse en nueve partes para dar como resultado el bessale (19,7x19,7 cm2). El sesquipedale era otro ladrillo mayor, también cuadrado, que tenía un pie y medio de lado (44,4x44,4cm2), el cual, dividido en cuatro partes, originaba un bessale de 22,2 cm. de lado. En realidad, un sesquipedale era la diagonal del pedale, es decir, igual al producto de multiplicar la raíz cuadrada de dos por un pie, con lo que se obtenía un ladrillo rectangular que tenía un pie por un sesquipedale, el longum pedale era de un pie y medio de largo por un pie de ancho (41,8x29,6 cm2) Un ladrillo menor, aunque poco frecuente, era latum semipedale (dos palmos por dos palmos) similar al básico dídoron griego y que tenía medio pie por medio pie. No obstante, las medidas de los ladrillos secos y endurecidos presentaban dispersiones considerables. De todos ellos, el ladrillo más usado fue el triangular que resultaba de cortar el bessale por una de sus diagonales. Resultaba por tanto el triangular del sesquipedale de lado 22,2 cm. y 31,4 cm. de diagonal y el triangular de lado 19,7 cm. y 27,8 cm. de diagonal. Estos ladrillos se obtenían realizando una profunda hendidura con una cuerda en el ladrillo fresco, como paso previo a la cocción, que después facilitaba su corte a pie de obra. 4.1.5.- Otros Materiales. Los romanos emplearon también la madera como material de construcción, cuyo uso se reservaba exclusivamente para techumbres, tanto cubiertas como artesonados en general. Emplearon igualmente el bronce en mayor grado que cualquier otro metal, quedando reservado su uso para ornamentación, revestimientos y escultura fundamentalmente. Constructivamente aparece de forma muy aislada, como en el Panteón.

Las tejas, por su lado, son de dos clases:
Rectangulares.
Hexagonales.

Los ímbrices, que son de sección semicircular, encajan sobre los bordes de los anteriores.
Aparte encontramos otro tipo de materiales destinados generalmente a proporcionar aislamiento de las paredes o paso de la calefacción. Entre los principales podemos encontrar las tegulae mammatae que son ladrillos cuadrados que tienen protuberancia en los ángulos de forma que pueden ser fijados a la pared. Este sistema de caldeamiento será el empleado en las termas. Generalmente las tegulae mammatae son sesquipedales quedando una cámara de aire entre el muro y la pared de la habitación. Esto se hacía para que circulara el aire caliente o para aislar térmicamente y evitar la humedad. Ejemplos los tenemos en la Casa de Libia en el Palatino, en la Casa del Fauno en Pompeya y también en diversas casas de Ostia.

Otros tipos de ladrillos son:
1.    Ladrillos cortados de forma semicircular o de cuarto de círculo para construir columnas.
2.    Ladrillos circulares cilíndricos pequeños para parrillas de los hornos o como núcleos de las columnas,
3.    Ladrillos tubulares de sección cuadrada o rectangular, también colocados en las paredes de las termas con el mismo uso que las tegulae mammatae.
4.    Ladrillos tubulares de sección circular (tubuli) de aproximadamente 20 cms para evacuar el agua de los tejados.
5.    Pequeños ladrillos rectangulares que no son así fabricados sino que son cortados de otros y por tanto distintos, destinados a recubrir paredes o suelos los cuales se colocan en forma de espiga o espina de pescado (OPUS SPICATUM).
6.    Finalmente ladrillos cortados formando dibujos para adornos de monumentos (cimacios, golas, oras, ménsulas, ...) (OPUS FIGLINUM).

Las construcciones de Ostia emplean masivamente ladrillos: paredes, arcos, arcos de descarga, opus fliginum, incluso los capiteles. Es uno de los mejores sitios para estudiar los ladrillos.
Muchas columnas son de ladrillos y así se coloca un núcleo de cerámica en el centro y alrededor se pegan fragmentos de ladrillo. Todo se recubre enfoscándolo y pintándolo o colocando polvo de mármol.

CONSIDERACIONES DE LUGLI PARA DETERMINAR LA CRONOLOGÍA DE LOS MONUMENTOS.
Según cómo sea la forma del ladrillo, la distancia entre ellos, su grosor, la mayor o menor utilización de mezcla entre ellos y el empleo de marcas: todo esto nos permite fecharlos en una u otra época. Lugli será capaz de fechar con más o menos diez años de margen un monumento hecho a ladrillo.

MARCAS O SELLOS DE FÁBRICAS (bolli laterizi)
Son las marcas o sellos que poseen las tejas y ladrillos. Estos sellos son muy importantes porque permiten fechar de forma precisa el monumento, aparte de su valor intrínseco como epígrafes. Su importancia fue puesta de manifiesto por investigadores del Siglo XIX. En 1884 apareció la primera monografía sobre el tema. 
El estudio más exhaustivo es el de Bloch que apareció en una revista romana entre 1936 y 1938 convirtiéndose en libro en el año 1947. Este libro es la base para el estudio de las marcas, hechas con estampillas o ya impresas sobre el molde donde se fabricaría el ladrillo. 
Se empiezan a usar antes de la primera mitad del Siglo I a.C. en las tegulae. En los ladrillos se difunde desde Claudio hasta el final del Imperio. Las formas de las marcas varían: rectangulares o cuadradas, con una o dos filas, con inscripción (hasta la segunda mitad del Siglo II) o bien las marcas o sellos en forma de creciente lunar cuyos extremos se van cerrando progresivamente hasta quedar cerradas en círculos (desde la época de Domiciano a Diocleciano).                                                                                                     
En muchas marcas aparecen incluso el consulado de ese año con lo que ello implica. Los sellos también nos informan de los talleres y las oficinas donde se fabricaban, etc.

Aparecen epígrafes con:
1.    El nombre del lugar de la extracción de arcilla y del propietario de la misma. Generalmente: “ex praedii ...”
2.    El taller o fábrica donde se realiza el producto: “Ex fliginum ...”
3.    El objeto fabricado y el que lo ha hecho: “Opus doliare ex praedii, ...
4.    Puede aparecer el nombre del jefe de la fábrica o del siervo: “Fortunati Luc. servi, ...
5.    La fecha, generalmente por el consulado de ese año: “Gallicano et Vetere consulibus,
6.    Frases de salutación o de reconocimiento del trabajo bien hecho: “Valeat qui fecit, ...
7.    Abundan las abreviaturas.

LAS ESTRUCTURAS MIXTAS (en terminología de Adams).
Adams llama así a las construcciones a caballo entre aquéllas como el opus quadratus y otras menores como el opus incertum, entre los opus de gran aparejo y los de pequeño aparejo.

Existen tres estructuras mixtas:
El aparejo en damero (también llamado en ajedrezado). Esta forma consiste en alternar bloques de piedras irregulares o bloques pequeños unidos con barro, cal u opus caementicium de tal manera que si desaparecieran estos bloques más pequeños los otros se mantendrían apoyados unos sobre otros. Ejemplos tenemos en Velia (Siglo III a.C.) y Bolsena (Siglo II d.C.).
Opus damero itálica

El opus africano. Es un tipo de aparejo creado en el Norte de África y usado por los cartagineses y que, dado el contacto de estos con los griegos del Sur de Italia, terminará difundiéndose entre los romanos. Son bloques de sillares rectangulares muy entrelazados que forman cadenas en forma de T ocupando las zonas intermedias con piedras pequeñas que pueden ser perfectamente irregulares. Esta forma de construir recibe el nombre de opera atelaio?. Lugli distinguió un subtipo:  a nervature littique; armazón de sillares rectangulares formando cuadrados dentro del que se ponen piedras de pequeño tamaño mediante cualquier tipo de mezcla. Ejemplos de opus africano tenemos en la Acrópolis de Selinunte, en Pompeya y en muchos lugares del Norte de África como Duga o Bulla Regia. En España (en la provincia de Málaga) tenemos un paramento de la ciudad de Singilia Barba (en las cercanías de Antequera). Esta técnica ahorra sillares en el caso que haya pocos.

El opus craticum.
Es también una estructura mixta que mezcla la madera con los materiales de pequeño tamaño unido mediante opus caementicium generalmente. Se trataría, por tanto, de un zócalo hecho a piedra o ladrillo sobre el que se disponen las vigas en vertical, horizontal o diagonal cuyos espacios intermedios se rellenan de piedras unidas con opus caementicium. Esta forma de construcción tendrá una gran perdurabilidad en el Occidente y, así, en la Edad Media se usará por su facilidad de construcción y por ser barato. Tenemos ejemplos en Herculano.


"Opus caementicium" at Tomb of Eurysaces (Izqui) y la  Piramide di Caio Cestio (derech).

LOS ARCOS Y BÓVEDAS
*Ojo. El profesor Baena señaló la necesidad de sacar las definiciones de algún diccionario. Las aquí expuestas están sacadas del Diccionario Enciclopédico Espasa-Calpe. 
Los elementos constitutivos de los arcos son: 
Imposta. Hilada de sillares, algo voladiza, a veces con moldura, sobre la cual va sentado un arco. Faja que corre horizontalmente en la fachada de los edificios a la altura de los diversos pisos.
Salmer. Piedra del machón o muro, cortada en plano inclinado, de donde arranca un arco adintelado o escarzano.
Dovela. Piedra labrada en figura de cuña para formar arcos o bóvedas. Cada una de las superficies del intradós o del trasdós de las piedras de un arco o bóveda
Clave. Piedra con que se cierra el arco o bóveda, también llamada dovela superior.
Trasdós. Superficie exterior convexa de un arco o bóveda contrapuesta al intradós. Pilastra que está inmediatamente detrás de una columna.
Intradós. Superficie inferior visible de un arco o bóveda. Cara de una dovela, que corresponde a esta superficie.
Luz del Arco (Diámetro). Anchura interior del arco.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL ARCO.
Muchos piensan que el arco fue una invención etrusca tomada después por los romanos que la universalizaron. Sin embargo estudios que se han realizado sobre el tema desmienten esta teoría tan asentada. El error se basaba en que se encontraban arcos a las puertas de determinadas ciudades etruscas como Volterra o Peruggia, pero el caso es que son más antiguos. La Cloaca Máxima era de los reyes etruscos de Roma, según se decía, y ello por el triple arco de medio punto de la desembocadura. Pero ello no es así. Una cosa es que lo construyeran y otra que lo embovedaran. La Cloaca, en efecto, la construyeron los etruscos, pero la que pasaba por el Foro iba al descubierto (era un canal). Plauto, que describió a los personajes ociosos del Foro, decía que éste estaba “cerca del canal” porque en su época aún la Cloaca estaba sin cubrir y se cubriría sólo con posterioridad. 
El ejemplo seguro del empleo de arcos es en el 241 a.C. en la ciudad de Falerii Novi, ciudad construida por los romanos para recoger a la destruida Falerii Vetera. En la nueva ciudad aparece el arco de medio punto.

En resumen, no existen pruebas del empleo del arco por los etruscos o los empleos son posteriores a la segunda mitad del Siglo III a.C. Entonces ¿Dónde debemos buscar el origen del arco que los romanos, desde luego, no inventaron. Séneca lo atribuye a Demócrito de Abdera. En la ciudad de Posidonia (que después se llamará Paestum), al instalarse allí una colonia latina en el 273 a.C., existirá allí un arco en la muralla de la ciudad: la puerta de la Sirena. En Velia (antigua Elea) se encuentra la Porta Rossa. En ambos casos serían construcciones de la mitad del Siglo III a.C. En la muralla de la ciudad helenística  y desde el Siglo II se hace universal. En todos los dominios de la arquitectura se introduce el arco. Se encuentra en obras de ingeniería y también en edificios civiles (Tabularium) o en edificios de esparcimiento (teatros) o en monumentos honoríficos (arcos triunfales). Un ejemplo será el Pons Fabricius donde la luz del arco tiene ya 24, 5 metros.

Los arcos de descarga están imbuidos dentro del propio muro y su función es descargar de presión la parte de la pared bajo ese arco a los efectos de que existe un reparto de las cargas de ese muro. Se colocan los ladrillos de forma radial y así el peso de encima se descarga hacia los laterales con lo que se protegen determinadas parte del edificio o muro (como, por ejemplo, para proteger una ventana debajo). Aparte tiene la misión de hacer más sólido ese muro. Pueden ser inversos, en forma de U, produciendo el mismo efecto.
El sistema de construcción de los arcos es similar al que se usará para construir las bóvedas. Se requieren unas cimbras de madera que permiten sujetar las dovelas hasta que fragüen en su posición en el arco o cúpula (ver fotocopia). Así existen salientes no por gusto sino para sujetar el andamiaje. A partir de él se levanta todo el encofrado de modo que sujete la construcción.

BÓVEDAS Y CÚPULAS:
Es un error extendido el confundir ambas. 
La bóveda es una obra de fábrica que cubre de forma arqueada un espacio entre muros, pilares o columnas. Suele estar construida de sillares expresamente labrados o ladrillos. En ambos casos se vale de unas cimbras. 
La cúpula tiene un desarrollo semiesférico o de sección cónica que se levanta a partir de una planta cuadrada, poligonal, circular o elíptica. Se apoya sobre muros, pilares o columnas que a su vez son soportes de arcos de medio punto. El paso de la planta cuadrada a la circular se hace por medio de unas esferas triangulares que se colocan en los arcos que se denominan pechinas o trompas 
La construcción de las bóvedas se hace mediante las correspondientes armaduras de madera. Los romanos también emplean aquí el opus caementicium (aparte de la piedra y el ladrillo). El procedimiento es el mismo pero dejando fraguar el opus. Las Termas de Caracalla, por ejemplo, están hechas así. Con respecto a la utilización de maderas para sujetar el techo provisionalmente se han encontrado en la arqueología romana (Terracina) huellas de la madera en la bóveda (las junturas de una tabla junto a otra) y así queda demostrado  el uso de estas tablas. También se han encontrado en Pompeya y Palestrina.  
También al construir una bóveda o cúpula se pueden introducir moldes para los casetones. Éstos tienen dos funciones: evitar que tenga mucho peso la cúpula ya que el disminuir hacia el interior hace que el peso de la cúpula sea menor y, en segundo lugar, por ser un procedimiento estético. También se emplea el sistema de nervios (que no es un invento gótico). Así, por ejemplo, el Templo de la Minerva Médica con sus nervios de ladrillo.

TIPOS DE BÓVEDAS DE LOS ROMANOS.
Bóveda de cañón. Un semicilindro, especie de prolongación de un arco de medio punto. Se utiliza en muchos monumentos (en los intradós de los Arcos de Triunfo, en la Cloaca Máxima o en los Criptopórticos.

Bóveda de arista. Intersección de dos bóvedas de cañón. Empleada mucho por los romanos desde el Siglo I d.C. (Domus Aurea, Mercados de Trajano, Termas de Caracalla, Basílica de Majencio). Se utiliza también en el primer piso del Coliseo.
Bóveda anular. Bóveda de cañón pero circular (por ejemplo en el Mausoleo de Santa Constanza). 
Bóveda rampante. Igual que la anterior pero en diagonal. Generalmente para cubrir escaleras (Coliseo y Arquitectura doméstica).
                              Cloaca Máxima                                           Criptopórtico del antiguo foro de Aeminium

Bóveda gallonada. Como gajos de naranja. Las tenemos en las Termas de Diocleciano y en Estancias de la Villa de Adriano en Tíboli.

Bóveda de cuarto de esfera. Utilizada para cubrir las exedras.

Los criptopórticos suelen ser pasillos subterráneos pero pueden ser, también, almacenes por su frescura. Así, en la Villa de los Misterios el existente sirve como sitio para estar fresco, sin ser un sitio de habitación. En Pompeya y Herculano existen muchos con cadáveres dentro que pensaron que ahí se salvarían de los efectos del Vesubio.
El Templo de Minerva Médica es muy interesante. Utiliza casi exclusivamente el ladrillo y el opus caementicium. Tiene un sistema de triples arcos que sirven como descarga. Partiendo de los ángulos sale un sistema de nervios (cinco hiladas de ladrillo) que sirven para sostener la cúpula (también de ladrillo). De forma anular también existe un anillo de ladrillos para separar una lechada de opus de la siguiente.


INTRODUCCIÓN. EL USO DE LOS MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN ENTRE LOS ROMANOS. 
Los romanos fueron, ante todo, prácticos. Van conquistando territorios y, por tanto, necesitan construir una serie de monumentos, obras de ingeniería, etc. No en todos lados existen buenos materiales de forma que habrán de adaptarse a lo que encuentren (por ejemplo si no existen canteras tendrán que coger piedras sueltas). Si sólo tienen estas piedras sueltas necesitarán de mortero para unirlas.  
Fundamentalmente prefieren piedra y ladrillo, éste último a partir del Imperio sobre todo (Siglo II d.C.), ya que la piedra es cara de extraer y usar. Hacer ladrillos es más fácil y cunde mucho más, siendo un material barato con lo que en las crisis económicas del final del Imperio sobresale muchísimo el ladrillo. 
También utilizarán la madera, fundamentalmente en los edificios de sistemas arquitrabados (de filas entrelazadas). Se utilizará en las casas privadas y en puertas de edificios, fundamentalmente. El problema es que se han conservado pocos restos. 
En la mayoría de los casos, sobretodo en los edificios urbanos, el ladrillo queda feo y entonces se emplean placas de mármol para recubrir las paredes exteriores del monumento en cuestión. En la Curia Iulia aun pueden verse en el suelo las placas de mármol arrancadas del suelo (recuérdese que la mayoría del mármol de la antigüedad se utilizó con posterioridad para hacer cal). Esto sucedía en todos los monumentos de ladrillo. En los interiores, lógicamente, no siempre se utilizaba el mármol, sólo en casos contados (palacio del emperador, grandes templos, etc). En el resto se utilizaban materiales más modestos. Así en el Palatino y en la Domus Flavia tenemos el opus sectile. 
Los interiores se enlucían y pintaban mayormente, tanto en las casas como en la mayoría de los monumentos. Los suelos también pueden ser de mármol pero lo normal es que se cubran con un mosaico o con una capa de cemento. El mosaico también puede estar en la pared en el ámbito doméstico. En esto, también, los romanos difieren de los griegos superándolos. De ellos, sin embargo, heredan los sistemas arquitrabados (Templos) que los griegos habían transmitido a Occidente y que han perdurado hasta nuestros días. 
Los mosaicos realizados según por las técnicas tradicionales romanas[1], están a cargo de un técnico mosaiquista que siguie el boceto del diseñador.
El artesano del mosaico actual, por lo general, lleva a la práctica todos los procesos, de principio a fin, que requiere la confección del mismo, al contrario de lo que ocurría en época romana, en el que el trabajo se hacía en equipo, en un taller llamado officinal, donde cada operario tenía asignaba una tarea determinada.
El mundo romano, reguló estrictamente los nombres de los operarios y la función que desempeñaban en la preparación y posterior realización de los mosaicos. Así, el pictor imaginarius[2] era el artista que hacía el diseño del mosaico; el musaearius[3], era el ayudante más directo, sobre el cual recaería la tarea de controlar los aspectos más cotidianos de la marcha de la obra; el pictor parietarius[4], el que pasaba el diseño sobre el suelo o la pared; el tessellator[5] realizaba los mosaicos, siguiendo el dibujo marcado; el lapidarius[6] preparaba las teselas cortándolas de placas de mármol y el calcis coctor era el operario encargado de la preparación de la cal (LUNA LLOPIS, 1996). 
Plinio "el Viejo" dejó constancia en sus escritos de como se preparaban las superficies para recibir el mosaico, la base sustentadora más común era el mortero. Los suelos de los edificios romanos soportaban de dos a tres capas de mortero, sobre las que se aplicaba una última capa adherente o nucleus como base para el teselado. Era importante, la calidad del nivelado, debiéndose realizar con el máximo esmero el raseado de las superficies. la finalidad era obtener un pavimento grueso, consistente y sólido, donde todas las capas quedaran fuertemente unidas entre sí. Los pasos de ejecución: 
Se aplana y se alisa el suelo y sobre él se coloca una capa compuesta por gravilla y piedras statumen, con un grosor de 10 a15 centímetros, que servía de preparación y como aislante de la humedad.
Se aplicaba encima una capa de mortero llamada rudus, compuesto por una parte de cal, y tres partes de gravas y fragmentos de terracota, con un grosor de 25 centímetros. 
La siguiente capa está compuesta por tres partes de arena mezcladas con ladrillos y tejas machacadas, y una de cal, el nucleus. 
Sobre este nucleus se dibujaba mediante incisión el mosaico y se van colocando las teselas sobre un mortero muy fino de cal y arena sin fraguar. Todas las caras de la tesela se pulimentan bien, excepto la que debe ir en contacto con el nucleus, a fin de que tenga una buena adherencia. Las teselas se colocan siguiendo las líneas maestras de un dibujo abocetado sobre la superficie fijadora, que servía de guía e incluso indicaban los colores principales a aplicar en el diseño. Se han descubierto muestras de estos bosquejos básicos ocultos bajo el teselado de numerosos mosaicos murales romanos. También se usaba otro método, que era la incorporación de emblemata[7] en partes del mosaico. 
Los principales tipos de mosaico romanos son:

Opus Scutulatum
Este compuesto por piedra o mármol, que se encuentran insertados en un fondo de mortero o en forma de un mosaico[8] con teselas forma rectangular y cuadrada. Las representaciones más importantes están en Roma y en la Península Itálica, cronológicamente los primeros datan de la segunda mitad del s. II a.C. hasta finales del s. I d.C.

 “Opus Teselatum”. Realizado con teselas pequeños cubos de piedra, mármol o vidrio coloreadas de diversos modos que reproducían temas ornamentales o pinturas.
Opus teselatum. Finca del Alcaparral, Casariche, Sevilla.
Mosaico de Las Metamorfosis,  Villa de Carranque, Toledo

“Opus Albarium”. Es el nombre latino para un tipo refinado de yeso utilizado en los interiores de las casas, que consiste en un revestimiento  especial a base de yeso y cal con la incorporación de polvo de mármol, y luego golpeado compacto con apisonadoras, se hacía con el fin de que las casas fuesen más frescas.

“Opus Sectile”. De origen oriental, que consiste en cubrir una superficie con finas losas cortadas siguiendo un patrón o modelo determinado. A este tipo pertenecen algunas bellas piezas de la colección Lebrija, encontradas en Itálica, con decoraciones geométricas


Opus sectile, Villa de los Quintilios, Roma

“Opus Spicatum”. Era un pavimento de ladrillos colocados en forma de espina de pez. En la última época del Imperio, fueron empleados también como paramento. La ornamentación de muros, fue resuelta también mediante aplacados de mármol, alabastro, pórfido o jaspe, fijados mediante grapas de hierro o bronce.
Opus vermiculatum (de vermis, que significa gusano) hacía uso de teselas muy pequeñas con las que se alcanzaba una gran precisión, perfilando los bordes de las figuras representadas y las zonas que requerían mayor detalle.

Opus vermiculatum, Museo Vaticano

Opus signinum es una clase muy simple y barata de mosaico hecho con pequeñas piedrecitas o teselas de barro cocido incrustadas simplemente en el pavimento de mortero o cemento para reforzarle.

Opus signinum, Celsa, Zaragoza

Opus musivum. Es un tipo especial de ornamentación para paredes y techos que utilizaba incrustaciones de vidrios y esmaltes de colores, azul, p. ej., para los techos, simulando el cielo. Hermosos ejemplares de este tipo vemos en diversas casas de Pompeya y Herculano.

Pero lo más característico de los romanos es el uso de las bóvedas y cúpulas. En el Tabularium existen una serie de bóvedas como las de cañón o aristas que luego serán comunes en el arte románico (tal fue la trascendencia de la arquitectura romana). Es impresionante, por ejemplo, la bóveda de la Cúpula del Panteón de Agripa (llamado también Panteón de Adriano). Este sistema se consigue fundamentalmente con el opus caementicium.

Los romanos tienen tres objetivos cuando construyen:
La utilidad de lo construido. Nada se hace por gusto. El espíritu romano era reacio hacia las cosas sin utilidad (hay que recordar cómo Catón criticaba la estética griega). Ello se advierte en las obras públicas (acueductos, vías caminos, puentes, termas)

Que lo construido esté bien hecho para que perdure. Por ello no repararán en gastos. De hecho se siguen conservando multitud de monumentos, muchos reconvertidos a nuevas utilidades (la Curia se convirtió en Iglesia).

La monumentalidad de lo construido.
Dentro del conjunto de la arquitectura antigua, los romanos dan soluciones a muchos aspectos no conseguidos por otras civilizaciones. De hecho la cultura occidental hasta nuestros días es heredera de las realizaciones de los romanos aunque determinadas cosas no siempre se utilicen. Sus modelos siempre están presentes hasta hoy (en Málaga, por ejemplo, tenemos el Banco de España). 

TIPOS DE PIEDRAS Y MÁRMOLES.
El uso de la piedra como material de construcción se inicia en época remota con la recogida de las piedras adecuadas. Así se puede construir cualquier cosa (casas, murallas, etc.) amontonando unas piedras sobre otras. Cuando se hace de esta forma se trata de monumentos de piedra seca. De esta forma existen aún hoy terrazas de contención de cultivos. Es el sistema más primitivo pero, a la larga, puede derrumbarse con facilidad y, por tanto, necesita siempre del añadido de mortero, de algún tipo de mezcla que una las piedras.
La arquitectura de calidad se efectúa en piedra que es menester cortar de forma regular formando dados más o menos grandes o largos que conocemos como sillares. Por ello, desde temprano, se pondrán en uso las canteras. Éstas, en latín, se conocen con el nombre de metalla o lapicidinae (ambas palabras designan las canteras aunque su origen fuera diferente).

El cantero tiene tres nombres:
1.    Quadratarii.
2.    Lapidinarii.
3.    Servi a lapidinis.
El cantero busca en la piedra cualidades mecánicas, de resistencia y estéticas; es decir, que el buscar un sitio de extracción no siempre es fácil. Así, por ejemplo, en determinadas catedrales medievales se empezó con una buena piedra de una buena cantera. Pasando el tiempo y por distintas causas se sacaban peores piedras y lo construido se venía abajo. Esta situación difícilmente se daría con los romanos que siempre utilizaban buena piedra extraída por buenos canteros.
En un primer momento la clasificación de la piedra según su dureza tendrá importancia en el monumento a construir. Si queremos un edificio que no soporte grandes pesos no se necesitará una piedra muy dura y si el edificio sí soportará grandes pesos se necesitará piedra dura.
Hoy se clasifican las piedras en seis categorías:
1.    Blandas.
2.    Semiblandas.
3.    Semicompactas.
4.    Compactas.
5.    Duras.
6.    Frías.
Piedras blandas serán las calizas, las areniscas, ... de origen fundamentalmente sedimentario, muy porosas. Las frías serían los mármoles, muy duras. También así los granitos y las durísimas rocas basálticas.
Desde un punto de vista práctico, el identificar las piedras en un ámbito local no tiene demasiada complicación. Más difícil es localizar los mármoles porque hubo un gran comercio durante la antigüedad de este tipo de piedras que provenían de diversos lugares.
Primero veremos las piedras utilizadas por los romanos en Roma y después veremos los tipos de mármol de la antigüedad, no sólo en Roma sino también en otros lugares (así, por ejemplo, en la orchestra del teatro romano de Málaga existe una gran variedad de mármoles de todo el Imperio).
En Roma existen los siguientes tipos de piedras:
El Capelaccio. Es una toba (caliza) grisácea, muy granulada, que procede del mismo suelo de Roma. Es una piedra fea que se utilizaba en la Roma Arcaica (Siglos VII a V). Es fácil de trabajar siendo relativamente blanda. La mayoría de los monumentos se escuadran a 29,5 cms. Así, como ejemplos, tenemos los fundamentos del Templo de Júpiter Optimus Maximus, las cisternas arcaicas del Palatino o algunos tramos de los Muros Servianos.    
La Toba de Grotta Oscura. Es una piedra porosa y amarillenta. Se emplea a partir del Siglo IV (aunque existen monumentos anteriores como el Lapis Níger o el Templo Arcaico de Sant Omobono que ya la utilizaban). Se utiliza hasta el 100 a.C. y monumentos ejemplo de esta utilización son los Muros Servianos, los Templos C y A del Conjunto del Largo Argentina, la Basílica Aemilia y el Templo Circular del Foro Boario. Es el material que más se utiliza en Roma en la primera época republicana.

La Toba de Fidena. Es una piedra más fea. Se utiliza para los cimientos de determinados edificios como los muros de contención del Palatino y del Capitolio. El periodo de utilización va desde del siglo V al II.

La Toba de Monteverde. De color marrón claro con escosías de distintos colores. Se explotaba a los pies del Gianicolo. Se utiliza desde el Siglo II d.C..

La Toba del Anienne (del río Anio; un afluente del Tíber). Es una piedra rosada que se utiliza en los últimos años de la República en infinidad de monumentos como en el Tullianum o el Aqua Marcia. Augusto la utiliza para el Templo de Mars Ultor en su Foro.

El Peperino o Lapis Albanum. Es la más utilizada tanto en la República como hasta el Siglo II d.C. De color gris ceniciento, aún está en uso. De ella tenemos el Sepulcro de los Escipiones, el Templo del Foro Holitorio, el Tabularium, el Teatro de Pompeyo o el Templo de Antonino y Faustina.

El Lapis Gabinus. Parecida a la anterior pero menos fina y con escorias. Se saca de las canteras de cerca de Gabii (de ahí su nombre). De ella es el final de la Cloaca Máxima, el Pons Fabricius o el Conjunto del Foro de Augusto.

El Travertino o Lapis Tiburtinus. Procede de unas canteras cercanas a Roma. Se trata de una piedra blanca tirando a marfil. Muy fina. Se utiliza sola o como contraste a piedras más oscuras. Como ejemplo tenemos el Teatro de Marcelo o el Coliseum. El color negro que presenta en la actualidad es debido a la polución. Se puede ver bien cuando contrasta con otros monumentos. Así tenemos los dinteles de las tiendas del Foro de César o los del Foro de Trajano. Se utiliza desde el Siglo II a.C.

En cuanto a los mármoles tenemos los siguientes tipos:
Pentélico. Se usa desde la época clásica griega (Acrópolis, Partenón, Erecteion y otros muchos edificios y esculturas). Se exporta fuera de Grecia a muchos lugares. Es de color blanco purísimo y de una excelente calidad. Muy apreciado. Con el tiempo se oxida y adquiere una tonalidad marfileña tirando a amarillenta.

Pario. De la Isla de Paros. De buena calidad. En él se hicieron las primeras esculturas arcaicas (Kouroi de Naxos). Se utilizaba mucho en un nivel local, sobretodo antes del descubrimiento de las canteras del Pentélico.

Proconesio. De Proconexus. De color azulado o blanco con vetas negras. Es muy apreciado en Roma a partir del Imperio, no antes.

Carystyum o Cipollino. De Eubea. De color blanco con vetas en verde oscuro. Utilizado a partir del siglo I.

Chyum o Portascuta. De Kios. Gris azulado de vetas rojas o rojo oscuro. Utilizado desde el siglo I d.C.

Lésbico. De Lesbos. Blanco amarillento. Poco usado y de ámbito más bien local.

Rosso Antico. Muy usado. Del Cabo Matapán (extremo sur del Peloponeso). Color rojo intenso. Muy usado desde el Siglo I a.C. Su transporte fue favorecido por su cercanía a la Península Itálica y, de esta forma, lo encontramos mucho en Roma.

Thasio. De Thaso. Blanco, de grano grueso y de uso local.

Giallo Antico. Carísimo y difícil de tallar. De color amarillo. Procedente de Túnez, razón por la que se denomina también mármol numídico. Puede tener inclusiones verdes o rojas. Es apreciadísimo durante toda la antigüedad, sobretodo en el Imperio. Las columnas del Templo de Apolo Palatino son de este mármol.

Verde Antico. Procedente de Tesalia, se trata de un mármol verde con inclusiones grises o negras.

Synadicum o pavonazzeto. De Asia Menor (también llamada Frigia). Es una mezcla de violeta y blanco. Muy bonito. Utilizado a partir del Siglo I.

Carrara. Se da en la Toscana. De excelente calidad y grano muy fino. Se utiliza tanto en esculturas como en la construcción. Estas canteras se ponen en funcionamiento con César y a partir de entonces será el mármol más utilizado en Roma. Tras esto decae la importación de mármol pentélico. Aún hoy se explota, poseyendo dos variedades:
a.    De luna. Gris azulado
b.    Lunense. Blanco (el utilizado en las esculturas renacentistas).
1                                 2                               3                            4                                   5
6                          7                             8                                     9                                  10
      11                            12                                  De luna                         Lunense

En cuanto a las llamadas piedras duras, sus tipos son los siguientes:
1.    Granito. Posee cuatro variedades:
a.    Gris.
b.    Rojo.
c.    Negro.
d.    Rosa.
Son procedentes de las canteras de Assuan en Egipto y son apreciadísimos en Roma. De él tenemos muchos obeliscos en Roma y también columnas.

Pórfido Rojo. Es una piedra muy bonita. Se denomina también lapis porfirites. Es de unas canteras de las cercanías del Mar Rojo. Es durísima. Muy difícil de tallar. De color rojo violáceo con pequeñas inclusiones blancas. Utilizada desde el Siglo I a.C.
Pórfido Verde o serpentina. De color verde intenso con cristales verde claro. Puede ser de dos sitios:
e.    De Egipto. El más apreciado y de mayor calidad.
f.      De Esparta.
En cuanto a los mármoles en España, también se explotaban algunos desde tiempos remotos. Con ellos se esculpieron muchos monumentos. Su calidad no era tan buena como los que hemos descrito. Macael ya se explotaba y de allí se sacaron algunas piezas como la de la escultura de Paris que existe en Granada. El mármol de Macael tiene dos variedades:

El Blanco Macael. Blanco muy puro, de espejuelos blancos y brillantes. En él están hechos el retrato de Vespasiano de Écija y los capiteles y el Mercado de Itálica.
El Anasol. Blanco con vetas verdes. Parecido al Cippollino. Menos usado que el anterior.

Las canteras que abastecen el sudoeste hispánico son las de Almadén de la Plata donde existen varias variedades; siempre blancos con vetas oscuras (verdes o azuladas) o azules (más raros). La mayoría de los mármoles son de allí. También cerca está la cantera de Halconera de mármoles oscuros: grises o negros con granos finos. En Extremadura también está el mármol de Carija (de no demasiada calidad). En Portugal tenemos las canteras de Extremoz, de color blanco y vetas rosas. Para el Sur de la Península y uso local tenemos las canteras de Mijas que abastecen principalmente la zona de la actual provincia de Málaga. El mármol del Museo de Málaga y de la Finca de la Concepción tienen este mármol. Para saber si un mármol es de las canteras de Mijas basta con golpear dos trozos del mármol; si huele a huevos podridos habremos dado en el clavo.
                             
TÉCNICAS DE EXTRACCIÓN Y TRANSPORTE
Previamente se dará una terminología sobre los operarios que trabajaban en las canteras: 
Serrarius. Es el menos cualificado. Corta los bloques de piedra en la pared de la cantera.
Quadratarius. Es quien prepara la piedra para ser esculpida o inscrita con epígrafes.
Lapicida. Quien graba el epígrafe en la piedra
Marmorarius. Operario de categoría superior. Es quien talla el mármol para producir piedras de carácter arquitectónico o decorativo (capiteles, balaustradas, altares, pedestales, estelas)
Sculptor. El grado más alto. Es quien exculpe imágenes o elementos figurados. Si lo trasponemos a los griegos sería quien crea esculturas. Es el de máxima categoría lo que no significa que sea un creador o un artista (aunque puede serlo). Normalmente su nombre pasa desapercibido aunque en Roma, en época de Augusto, tenemos a los neoáticos de los que sí conocemos su nombre.

En cuanto a la explotación propiamente dicha, cuando el cantero había elegido el terreno de la cantera, se hacía una serie de trabajos. En primer término deben distinguirse las canteras a cielo abierto de las subterráneas. Sus principios de extracción son similares aunque no iguales.
En las primeras (canteras a cielo abierto) el proceso sería el siguiente:

1.    Se retiraba la tierra vegetal.
2.    Se hace una primera cava en la que se quita la piedra estropeada por los elementos naturales. Esta capa se emplea para hacer carreteras y caminos o para la construcción.
3.    Explotación propiamente dicha. Generalmente se hace mediante un sistema escalonado tras lo que el cantero va dando golpes creando orificios más o menos amplios iniciándose la extracción del bloque. En los orificios se meten cuñas hasta que se extrae el bloque. Se ayuda de barras metálicas como palancas de extracción. En las hendiduras se metían cuñas de madera mojada para que con la dilatación salieran los bloques enteros (pero esto último se utilizaba sobretodo en la Edad Media). En ocasiones se siguen los estratos naturales y ello porque generalmente cada estrato tiene un color similar. En todo este proceso se utilizan las cuñas (cunei) y los martillos (mateus). En ocasiones pueden existir fisuras naturales que eviten el tener que usar las cuñas.

Generalmente las canteras antiguas se han perdido porque se han seguido explotando hasta el final. A veces tenemos canteras abandonadas como en Siracusa donde en el Siglo V un tirano (Dionisio el Viejo) mandó construir unas murallas de 25 kms de perímetro. Sus bloques se sacaron de una cantera que se abandonó para siempre al término de la obra con lo que esta cantera se encuentra en perfecto estado, tal como debió ser en plena extracción: escalonada, de cortes perfectos, ...
También pueden existir canteras subterráneas que son como una mina pero sacando los bloques enteros con lo que el trabajo es penosísimo y muy peligroso. Para evitar estos inconvenientes se ponen troncos de madera o pilares en la propia piedra para sujetar los techos de la galería de extracción. 
La piedra sacada, por su forma, es variadísima; desde los bloques informes de mampostería, para carreteras o cimentaciones, hasta los habituales sillares (cubos de piedras de dimensiones variables). También se sacan columnas elaboradas o semielaboradas, algunas colosales, en muchos casos monolíticas (enteras) y en otras rodajas de tambores (recordar las columnas griegas). Finalmente también sacaban piedras cuadrangulares que servían como vigas, arquitrabes, fundamentos,

El transporte de lo extraído.
El problema de los grandes bloques es que los grandes troncos que se utilizaban para transportarlos van deteriorándose y han de ir cambiándose a cada momento.
Para piedras más pequeñas se utilizaba el sistema de Ctesifonte que consistía en horadar el centro de la cara superior e inferior del cilindro, meterle bastidas de madera a las que se atan cuerdas de las que tiran animales. Estos artefactos ruedan como un rodillo siendo más fácil su transporte. Si a estos fustes no se le hacen estrías, simplemente se pulen las paredes del cilindro y tendremos columnas tuscánicas.

El sistema de Metágenes consiste en introducir los bloques cuadrangulares en unas especies de ruedas que se hacen rodar por impulso animal.
¿Cómo se las apañaban para bajar los grandes bloques desde la montaña hasta los sitios llanos?.  Pues se ideó un sistema consistente en hacer un camino empedrado a cuyos lados van unos postes con cuerdas que se agarran a los bloques frenando la caída. Otro sistema de bajar los bloques eran los trineos de animales (sistema más complicado). En muchas ocasiones, bajados los bloques, estos eran tirados por animales, habitualmente bueyes que son animales lentos pero muy fuertes. Su empleo como animales de tracción va más allá de la Europa Antigua llegando casi hasta nuestros días.
Los romanos, para estos menesteres, utilizaban una serie de instrumentos muy sencillos pero eficaces. Los cuatro elementos esenciales son:
·       La escuadra.
·       La plomada.
·       El compás.
·       La regla.

Los bloques grandes no siempre se hacen a mano. A veces existen grandes sierras metálicas alargadas que introducidas en un artilugio de madera van cortando el mármol. Hay que echar agua constantemente para que no se recaliente la sierra.
Algunas de las herramientas usadas en todas estas labores eran:
·       La sierra grande (serra o serrula) para los grandes cortes.
·       Martillos o mazas para los desvastes menores.
·       Para los trabajos de finalización tenemos los martillos y los cinceles que se golpeaban por martillos cuadrados

Por otro lado siempre se utiliza la regla cuadrada y la unidad de medida siempre es el pie.

MÉTODOS DE ELEVACIÓN Y COLOCACIÓN DE BLOQUES.
Hay que ir levantando los bloques para levantar vigas, colocar columnas, etc. Para todo ello se utilizarán máquinas ya inventadas por los griegos. Así los romanos las perfeccionarán y las usarán frecuentemente.
Polyspasto romano 

La máquina más sencilla es la polea (orbiculus). En segundo lugar está el torno (sucula) que es el cilindro sobre el que se cuelga una cuerda que pende (como los pozos). Cuando se emplean las dos conjuntamente se denomina rechamum o cabrea. Existen representaciones en pinturas o terracotas del uso de estas máquinas. Para aumentar la potencia y disminuir el trabajo tenemos los polipastos que son la combinación de varias poleas. También se utilizaban grandes ruedas tipo norias que son las maius tympanum. Se mueven por la fuerza de los esclavos que a su vez se mueven dentro subiendo los travesaños habilitados para ello (como los hamsters).                                                                                                  
¿Cómo se sujetan los bloques de piedra? Hay que buscar un sistema para levantar los pesos. Existen varios:
1.    A los sillares se les deja espigas laterales a la piedra a las que se amarran las cuerdas y se levantan. Una vez arriba un martillazo rompe la espiga y uniendo el bloque con el compañero.
2.    Se hace una muesca en U a ambos lados. Se introduce por ahí la cuerda en ambos lados y se levanta. Al colocarse, la U no se ve.
3.    Se practica un orificio en alguna de las paredes y con ganchos o pinzas se coge lateralmente y se levanta. Esas especies de garras reciben el nombre de ferrei fortifices.
4.    Mediante el sistema de las castañuelas. Éstas son piezas metálicas que se meten en una hendidura del bloque asegurada con una barra en el centro. Hay castañuelas dobles, triples, etc. Este sistema es el más seguro de todos.

Puesta la piedra en su sitio, ¿cómo la colocamos?. Para mover el sillar podemos utilizar dos sistemas:

1.    Con rodillos.
2.    Con palancas. Éste a su vez con dos métodos: lateral y frontal, utilizando unos orificios donde meter la palanca.

Cada fila de sillares recibe el nombre de hilada. El colocar la piedra no es algo simple; tiene su técnica porque las juntas de los sillares tienen que estar perfectamente lisas y niveladas (los romanos son muy exigentes al respecto). La cara inferior y superior  reciben el nombre de lecho y sobrelecho respectivamente y tienen que estar totalmente horizontal para asegurar el reparto de presión y estabilidad. Los lados de las juntas laterales reciben el nombre de cara de junta. En ésta también tienen que estar perfectamente unidas ambas partes. 
A veces se talla un marco en el lateral del sillar ligeramente sobresaliente y se llama anatirosis que junta con el otro marco del otro lateral vecino. Se hace para no tener que alisar toda la piedra. Muchas veces el exterior del muro tiene un resalte (al contrario que la anatirosis) que sería un almohadillado (se ve mucho en el Renacimiento). Su función es mayormente estética.
Finalmente los bloques se aseguran por medio de grapas metálicas (de bronce o hierro) que se sellan a la piedra con plomo derretido (en forma de Y, de H, de T, ...). Así no hay quien mueva la piedra. En algunos sitios existen canalillos pensados para echar por ahí el plomo derretido. No sólo sirven las grapas para las construcciones horizontales sino también para los arcos (por ejemplo el Pons Cestius con un complicado sistema de grapaje que asegura los arcos del puente). 

LA ARCILLA Y EL LADRILLO.
El sistema más elemental de construcción cuando no existen piedras es el barro (arcilla). Es el material de construcción más barato que existe y es propio de los pueblos primitivos para construir chozas de caña o edificios que no precisaban de una especial calidad. Cuando se construye una pared de barro recibe el nombre de tapial o tierra apisonada. Para construirlo el sistema es bastante elemental. En el suelo se coloca un encofrado de madera lateral y el interior se rellena de barro hasta la altura deseada. Se deja secar y se le echa más barro repitiendo el procedimiento hasta donde lo queramos subir. Este procedimiento se sigue utilizando en pueblos del Norte de África. El barro se apisona con una maza. Su ventaja es que aísla el calor, aunque lo cierto es que la arquitectura es pobre. 
Un segundo sistema es con el ladrillo cocido al sol (adobe). Es el empleado en las primeras civilizaciones como la egipcia o la mesopotámica. Se trata de un sistema muy barato. Se mezcla el barro con el desgrasante (paja, hierbas,...) para evitar que se agriete el barro al desaparecer el agua. En sitios con pocas piedras como Mesopotamia se emplea casi exclusivamente el ladrillo que con el tiempo se deshace formando túmulos denominados tell.
                                                                                                              
Existen dos tipos de arcilla; grasas y magras.
Son grasas las arcillas puras sin mezclas con otros materiales. Aunque son de buena calidad son relativamente malas para ladrillos o cerámica porque al secarse se resquebrajan. Así, hay que añadirles un cuerpo para su cohesión (desengrasante) constituido por paja, hojas secas, hojas de cereal o arena. Cuando se le añade, la arcilla se empobrece pero si no se rompe.
Las arcillas magras son mejores porque ya llevan incorporadas naturalmente el desengrasante que suele ser arena muy fina. Con esas arcillas grasas y su desengrasante se han hecho los adobes que son los ladrillos secados al sol. Sus dimensiones son uniformes gracias a los moldes. Lo utilizaron las civilizaciones orientales (mesopotámicas y egipcias) ya que se secaban rápido debido al calor de estos lugares.
Existe un método de construcción sin ladrillos (el tapial) que es más antiguo que el ladrillo.
Hay tres tipos de ladrillos de adobe citados por las fuentes (Vitrubio y Plinio el Viejo):
1.    El ladrillo lidio de 1 pie por medio pie (29,6 X 18,8 cms).
2.    El ladrillo tetradorum. De cuatro palmos, 1 X 1 pie (29,6 X 29,6 cms).
3.    El ladrillo pentadron. De cinco palmos (37 X 37 cms).

LA ARCILLA COCIDA.
El sistema de cocción del ladrillo es un sistema que permite que el ladrillo sea más resistente y permite su perdurabilidad en el tiempo. Un ladrillo con su correspondiente desengrasante metido en el horno elimina el desengrasante vegetal. No obstante, en la cerámica puede aparecer (si de es de mala calidad) trozos negros o de colores diversos, más o menos grandes, que son el desengrasante. Los ladrillos y la cerámica se cuecen en hornos de diversas formas; circulares o rectangulares: los primeros más frecuentes en Roma.

PARTES DEL HORNO
El horno es una construcción sencilla y pobre de materiales baratos y formado de varias partes:
1.    Un pasaje o túnel pequeño donde se coloca el material a prender (maderas o carbones) y denominado praefurnium.
2.    El calor pasa a una cámara superior que es el horno propiamente dicho (cámara de cocción o laboratorio) que tiene un suelo o plataforma con unos orificios que permite el paso del calor a esta cámara de cocción donde existen unas estanterías para colocar los ladrillos o la cerámica.
3.    La cámara tiene una abertura superior (para humos) y un observatorio que permite ver si la cerámica coció o no.
4.    El suelo del horno es la solea.
El tiempo de cocción varía según las dimensiones del horno, el combustible o las condiciones atmosféricas. En el norte de África se encontró hace poco un horno, prácticamente igual a los romanos, en Cairban. Su cámara de cocción es de 3 metros de diámetro por 3-4 metros de alto. Tardaba tres días en cocer a temperaturas de entre 450 y 500 grados.

Los ladrillos solían llevar sellos o estampillas de forma variable (cuadrada, rectangular, ...). Estas marcas son importantes porque nos permiten establecer mucha información (comercio, cronología, epigrafía, ...). Generalmente aparece el nombre del propietario del taller, también el del encargado (aunque con menos frecuencia).
Junto a los ladrillos se cocían las tejas; las romanas son de forma rectangular (tegulae). Son de tamaño variable y van cubiertas lateralmente, en las junturas, por tejas semicilíndricas que son las imbrices. 

LOS MORTEROS Y LA CAL.
La cal se conoce desde el VI milenio a.C. Se ha detectado en Çatal Hüyuk. Más recientemente la conocieron los griegos que la utilizaron para estucar las paredes y pintar. En época helenística aparece incluso en las murallas. Sin duda el empleo que de ella hacen los romanos es fundamental para sus edificios. Con la cal los romanos confeccionan morteros uniendo piedras y elementos varios. La cal en latín es calx
Se obtiene quemando piedra calcárea a 1000 grados. La mejor piedra calcárea es el mármol (por eso sucedió lo que sucedió en la Edad Media con las estatuas). Desprende un gas carbónico peligroso resultando cal viva (trozos de piedra desmenuzable) con lo cual, tras hidratarlo (apagar la cal) se consigue la cal propiamente dicha (un líquido más o menos espeso) que puede servir para blanquear o, como los romanos hacían, para confeccionar los morteros. Los hornos de cal son parecidos a los de cerámica variando de altura y tamaño según las regiones (de dos a siete metros de diámetro), durando varios días el proceso de quemar la piedra. Las fuentes (Catón y Vitrubio) describen el proceso de la cal y nos cuentan como los hornos estaban fuera de las ciudades y cerca de las canteras calcáreas.
En cuanto a los morteros son, en latín, los mortarium que viene del recipiente donde se echaba la cal con otros materiales. Las materiales y las proporciones las especifica Vitrubio en el Capitulo 2 Apartado 8 de sus libros de arquitectura: una parte de cal por dos o tres de arena, a ser posible el pulvis puteolani que es la arena de las cercanías de Pozzuoli (de origen volcánico). Si no hay de ésta, Vitrubio la recomienda del río o de la playa; si bien ésta es desaconsejable por la sal que contiene que es mala para la estabilidad del edificio.
Estos dos ingredientes; cal y arena, tienen un añadido de cerámica o teja machacada y agua en proporción. Cuando esta, más o menos espesa, mezcla se vierte sobre un encofrado, previamente relleno de piedras, y fragua la mezcla, se consigue lo que llamamos opus caementicium o cemento romano, de una dureza casi indestructible. Este opus es la gran aportación de Roma a la arquitectura puesto que así construirán cimentaciones, muros y bóvedas. Su empleo está atestiguado intermitentemente en distintas casas de Pompeya, siendo la más antigua la Casa del Quirurgo de finales del Siglo IV a.C. En Roma el testimonio más antiguo es de fines del Siglo III a.C. en el Templo de la Magna Mater en el Palatino y después se perfeccionará en el 193 a.C. cuando se construya el Porticus Aemilia (enormes almacenes junto al Tíber, donde se guardaban todos los productos que llegaban a Roma por el río). Estos almacenes se cubrían con bóvedas de opus caementicium.
Literariamente tenemos constancia del empleo del opus caementicium por los textos de Catón (160 a.C.), aunque varios autores también lo nombran, incluso Palladius (Siglo IV d.C.) también lo menciona (lo que implica más de siete siglos, por lo menos, usando este material). Se utilizará en todas las partes del Imperio. Para embellecer su tosquedad se utilizan piedrecitas que son antecedentes del mosaico.

EL ANDAMIO.
La construcción de los muros está atestiguada en una pintura de una catacumba de la Vía Latina donde se ve un andamio con obreros construyendo un muro. Los andamiajes se hacen con madera. Existen tres sistemas de sujetar los andamios:
1.    Independiente al muro. Se va levantando el andamio a medida que se levanta el muro.
2.    Colocar, atravesando el muro, los troncos de madera y, sobre ellos, colocar las tablas sobre las que se trabaja. A los orificios que queda se le denominan machinales.
3.    los troncos atravesarían totalmente el muro. Sobre ellos se ponen las tablas. 

LA CIMENTACIÓN.
Se ve en el Templo que Antonino Pío dedicó a Adriano (actualmente es la Bolsa de Roma) que tiene la cimentación a la vista. En éste se advierte el buen hacer de los romanos y su seriedad constructiva. El empleo de los cimientos no es un invento romano y ya lo conocían de antes griegos, egipcios, etc. aunque los romanos lo perfeccionan. Vitrubio (Libro I, Capítulo IX) aconseja que la cimentación sea superior a la altura del edificio y que la base (solidus) sea consistente y compacta y preparada para el peso que soportaría (aunque lo ideal son los suelos rocosos).
En el Templo de Adriano se ve como donde se asientan las columnas tiene una cimentación de piedra en grandes bloques, mientras que los espacios intercolumnios (sin apenas peso) están en ladrillo. Una buena cimentación garantiza la estabilidad del edificio. La perfecta horizontalidad del solidus es fundamental y se consigue con métodos tan simples como la escuadra y la plomada. Cuando no existen buenos suelos es necesario hacer una adecuación del terreno.
                                                                                                             
EL TRABAJO EN LA MADERA ENTRE LOS ROMANOS.
Es Vitrubio el que nos informa sobre el aprovechamiento romano de la madera desde el principio. Se utilizarán siempre los mejores árboles.
¿Cómo y cuándo se hace la tala?. Vitrubio recomienda la tala a fines del otoño o durante el invierno que es cuando las fibras del tronco están prietas, con poca sabia, siendo éste el mejor momento. Este conocimiento lo tenían ya otros pueblos de la antigüedad. Esto sucede así en los climas templados. Vitrubio y Plinio (en su “Historia Natural”) nos hablan de los árboles y sus tipos. Son fundamentalmente la encina, el roble, el castaño y el fresno  y estos por el deseo romano de perdurabilidad. De esta forma sabían que la del roble era una madera excelente y, bien cuidada, duraba mucho tiempo. Sabemos, hoy, que esto es así y que la madera de roble en contacto con el suelo dura 10 años, en el exterior pero sin tocar el suelo puede durar unos 120 años y, si además, está a cubierto puede durar 500 o incluso más años (por ejemplo los artesanados mudéjares del Siglo XV existentes en Toledo, Granada, etc). Todo ello será tenido en cuenta por los romanos, por lo que será utilizado para sus construcciones.

El proceso de la madera es el mismo que hoy.
Primero se tala, llamándose el leñador lignarius y siendo el instrumento típico y propio el hacha (ascia o dolabra). También conocían, los romanos, la sierra aunque lo cierto es que no la emplean mucho (tampoco los puños). El tronco sin ramas llega a los talleres o serrerías por vía fluvial o en carros tirados por bestias.
Llegado al sitio es el dolabrarius el que convierte el tronco, devastándolo, en una viga cuadrangular. Mediante sierras lo convierte en tablas o vigas para el uso deseado. Las herramientas aparecen representadas en varios sitios (por ejemplo en un relieve del Museo Capitolino y en una casa de Pompeya).
El tercer paso lo hace el carpintero o citrarius que hace los muebles, realiza los ensamblajes, armaduras de edificio, etc. También tenemos representación de todo esto en sitios como el Museo de la civilittà romana o en Siracusa. En ellos también podemos ver que conocían instrumentos como las reglas, los compases y las plomadas.


Próximo Capítulo: Vestimenta romana


[1]   La fuente más importante es el libro de Arquitectura de Vitrubio y en menor medida Plinio en el Libro 36 de su Historia Natural. Vitrubio, no aclara mucho sobre cómo se realizaban los
mosaicos, aunque si nos habla de cuáles eran los materiales que empleaban, mármoles, tipos de arena, cal, y de forma de preparación de los suelos que iban a recibir los mosaicos.
Esclarecedor es el Edicto de Diocleciano (301 d.C.) “edictum de pretiis rerum “venaliu”), donde habla de las retribuciones de diversos oficios y abre pistas, como son: cuanto cobraban los empleados de un taller de mosaicos, y por lo tanto en cuanto era considerado su trabajo. De una forma sucinta José Vicente LUNA LLOPIS, en su MANUAL DE MOSAICO ANTIGUO, nos describe la actividad en el Taller Musivario de Época Romana.
[2]   “Pintor de figuras” y realizar las partes más complejas del mosaico, coordina la labor del resto de artesanos. Es el que tiene la cualificación más alta, según el edicto cobraba 150 denarios diarios, su ayudante más directo el musivario, 60 denarios diarios, y por último el teselario 50 denarios diarios. Estos artesanos constituyen la parte fundamental del taller de mosaico, al cual hay que añadir un número de aprendices.
[3]   El musaearius; en griego mousiario keu: el término latino solo se encuentra con esa forma
en el Código de Diocleciano, en el Código de Justiniano contempla la forma musivarius y en papiros e inscripciones griegas hallamos la variante musarius.
[4]   “Pintor parietal”, actividad claramente diferenciada de pictor imaginarius
[5]   Es el operario que coloca teselas, el termino tessellarius, etimológicamente del griego quiere decir alude al “canto rodado”.
[6]   Lapidarius, se encargan de las tareas más técnicas de talla y corte de las teselas.
[7]   Los emblemata eran los paneles centrales y más significativos de suelos y muros, realizados con teselas más pequeñas, y presentando diseños más finos y de mayor calidad artística. Generalmente se realizaban aparte y se transportaban prefabricados para su embebido en el mortero con su dibujo ya completo, mientras el resto de la superficie se teselaba de forma directa.
[8]   Este sistema de colocación entre las teselas de mismo color y se incluyen otras de distintas dimensiones y colores. Las teselas están formado por una forma rómbica y en ocasiones se confunde con el opus reticulatum que es de forma oblicua.

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