miércoles, 8 de abril de 2020

Capítulo 5 - Los Caprichos


LOS CAPRICHOS

Los Caprichos de Goya ejemplifican un mundo en crisis, entendida esta idea en el sentido de cambio. Conceptualmente revelan las fisuras de una estructura sociopolítica basada en una anquilosada estratificación estamental, y de un sistema de valores fundamentado en el inmovilismo de las costumbres y la tiránica opresión religiosa de las conciencias.  
Estéticamente anticipan la sensibilidad moderna y el desplazamiento hacia un arte dominado por la subjetividad y la libertad creativa. Biográficamente, los Caprichos aparecen en una de las décadas más decisivas en la trayectoria vital y en la producción artística de Goya. Es por ello que las sucesivas generaciones de escritores, artistas e intelectuales de los dos últimos siglos no han podido sustraerse a su condición de símbolo: símbolo del fin del Antiguo Régimen, del cambio de gusto entre las estéticas clasicista y romántica, y de la crisis producida en la biografía y el arte de un creador universal.
La historiografía especializada en Goya ha establecido una secuencia de acontecimientos supuestamente determinantes de la creación de los Caprichos. Tal secuencia aparece caracterizada por un progresivo apartamiento del arte normativo con el consecuente acercamiento al dominio de la invención, unida esta nueva concepción del arte a los episodios biográficos de la grave enfermedad que le deja sordo, las relaciones íntimas con la duquesa de Alba y los vínculos de amistad con el círculo de intelectuales ilustrados. La conclusión es que Goya tenía necesidad de una serie de estampas satíricas que dieran respuesta múltiple a su percepción inventiva del arte, su progresivo aislamiento, su desconfianza del ser humano y sus inquietudes sociales de raíz ilustrada.
Se ha generalizado la deuda de Goya con el ambiente reformista de finales del Setecientos, aunque penetrada la actitud racionalista del autor por una profunda crisis física y emocional. La versión del artista filósofo ha tenido una enorme vigencia en la fortuna crítica de los Caprichos. De hecho, las estampas han sido entendidas como expresión ideológica del siglo de la razón, situándolas en el nivel de representación visual de un movimiento de índole filosófica, política y cultural.
El ideario de la serie se contextualiza dentro de una específica visión de la historia, según la cual el entorno cada vez más degradado de Carlos IV, María Luisa y Godoy generó una violenta contestación dentro y fuera de la corte por parte de los reformistas. La monarquía es colocada en la misma diana de los estamentos privilegiados y el pueblo, contra quienes supuestamente dirigen sus críticas Goya y la minoría ilustrada. Acorde con este discurso ideológico, el artista pudo idear su colección de estampas satíricas coincidiendo con un momento políticamente favorable, caracterizado por la constitución de un gabinete progresista con Jovellanos como Secretario de Gracia y Justicia, y Francisco Saavedra como responsable de Hacienda.

Afianzando la versión del artista filósofo, Goya es concebido como un pintor de amplia cultura, en contacto con algunos de los hombres más destacados de su tiempo. Convertidos en paradigma de la imaginería satírica del siglo XVIII, los Caprichos han sido vinculados a distintas tradiciones, algunas cultas, otras populares, desde los escritos de los ilustrados a los modelos vigentes en refranes, expresiones proverbiales, festividades carnavalescas y representaciones teatrales, pasando por la asimilación de fuentes emblemáticas y estampas satíricas importadas del resto de Europa. No estaría exenta de interés la reconstrucción de la biblioteca virtual de Goya, o al menos sus lecturas y miradas, a partir de una recurrente secuencia de nombres y títulos: los Sueños de Quevedo y Torres Villarroel, las sátiras de León del Arroyal, los artículos en El Pensador de Clavijo o en El Censor de Cañuelo y Pereira, El hechizado por fuerza de Zamora, la sátira A Arnesto de Jovellanos, las Cartas marruecas de Cadalso, El dómine Lucas de Cañizares, la Historia del predicador fray Gerundio de Campazas de Isla, el Arte de las putas de Moratín padre, las comedias y la Relación del auto de fe celebrado en la ciudad de Logroño en 1610 de Moratín hijo, los emblemas de Alciato, Covarrubias o Núñez de Cepeda, las empresas políticas de Saavedra Fajardo, las caricaturas de la commedia dell'arte, las ilustraciones de Monnet para La Dunciade de Palisseau de Montenoy, los dibujos de Fragonard para ilustrar La chose impossible de La Fontaine, los Scherzi di fantasia de Tiépolo, en fin, las producciones visuales de Le Prince, Giovanni David, Joseph-François Foulquier, Rembrandt... La asignación de algunas de estas fuentes se mantiene en un nivel de conjetura teórica difícilmente demostrable.
 El elemento textual que acompaña a los Caprichos constituye un componente nada despreciable. Han llegado a nosotros un buen número de anotaciones y textos diversos, entre ellos leyendas y comentarios escritos sobre muchos dibujos preparatorios, títulos grabados en las láminas, inscripciones anotadas en varias pruebas antes de letra, dos anuncios de venta de la serie y casi una veintena de explicaciones manuscritas. Un asunto relevante es el de la determinación de la autoría de dichos textos, entre otras cosas porque la interpretación del mensaje subliminal de los Caprichos se ha basado tradicionalmente en el contenido de las leyendas, anuncios y explicaciones de época. Desde un punto de vista metodológico, la confianza absoluta en los textos, como base para el conocimiento del significado profundo de las imágenes, podría ser aceptable si el autor de los mismos hubiera sido Goya. Ahora bien, en caso de tratarse de una persona distinta, tal circunstancia llevaría necesariamente a cuestionarse la validez de los textos como instrumentos contenedores de claves interpretativas. La participación en los mismos de, al menos, un individuo ajeno a Goya parece hoy fuera de toda duda. De hecho, tanto el anuncio de la venta como alguna de las más conocidas explicaciones manuscritas suelen atribuirse a Moratín.
Una importante corriente de opinión ha sugerido que la explicación conservada en el Museo del Prado fue interpuesta por el artista para salir al paso de las críticas surgidas en los círculos gubernamentales e inquisitoriales contra los Caprichos. Tal hipotética reconstrucción de las precauciones tomadas por Goya se encuentra al servicio de la caracterización de las estampas como vehículos de expresión de los intereses ilustrados. La letra habría cumplido, según este discurso, un objetivo estratégico de ocultamiento.
Algunos de los puntos de vista reseñados han sido sometidos recientemente a revisión, lo que significa que el conocimiento de la serie no debe darse aún por concluido. Para comenzar con las dudas, conviene tomar con cautela la extendida opinión de que la enfermedad del año 1793 fue la causa principal del aislamiento del mundo y la génesis de un extremo pesimismo hacia la condición humana. La enfermedad no aisló tanto a Goya de la sociedad como se cree, de hecho continuó con la pintura de encargo y fue después de esta crisis cuando logró su tan deseado nombramiento de primer pintor de cámara. Tal circunstancia induce a replantearse la relación causa efecto entre la enfermedad y la creación de los Caprichos.

Más interesante resulta la determinación del alcance exacto de la conciencia ilustrada de Goya. La reinterpretación de la historia de España a fines del siglo XVIII, la lectura detenida de la biografía del artista y un nuevo enfoque de su trayectoria profesional en esos momentos podrían conducir a nuevas conclusiones, y tal vez a reconocer que el contenido de los Caprichos no fue tan subversivo hacia el sistema de valores establecido como se ha venido afirmando. De hecho, la creación de la serie coincide con un momento de desafío de la corona a la antigua aristocracia y al clero reaccionario. Por otra parte, Goya alcanza durante los años finales de la década de 1790 el cenit en su relación profesional con los reyes y con el favorito. Teniendo en cuenta ambos datos, el programa ideológico de los Caprichos podría estar al servicio del afianzamiento del poder del monarca, sus consejeros y una elite culta, enfrentados a los sectores más conservadores del clero, la aristocracia y el pueblo. En definitiva, el pintor no tenía por qué sentir precisamente afinidad hacia la causa ilustrada sino sólo simpatía por los intereses del rey.
Nada se conoce tampoco de los libros existentes en la supuesta biblioteca del artista, ni de sus lecturas, ni de la asidua asistencia a tertulias de reformistas ilustrados. Cualquier aseveración en este sentido no pasa de ser un ejercicio meramente especulativo. Hoy se sabe, por ejemplo, que algunas de las fuentes menos discutidas por la historiografía goyesca, como la Relación del auto de fe celebrado en la ciudad de Logroño en 1610 de Leandro Fernández de Moratín, deben ser descartadas –entre otras razones porque el texto de Moratín fue publicado en 1811, es decir, doce años más tarde del anuncio de la venta de los Caprichos, de manera que difícilmente pudo haber influido en las escenas de brujería grabadas por Goya–. ¿Hasta qué punto, pues, deben ser admitidas todas las fuentes propuestas?
El mundo gráfico de las estampas no aparece dispuesto conforme al dominio de la razón, o no siempre, ya que la razón en los Caprichos está mezclada con el sueño. Ciertamente, el sueño es el recurso de que se vale el artista para ocultar la razón y obscurecer todo lo que de ostensible pudiera tener su actitud crítica. La actividad propia del sueño es creadora, no reproductiva. Cualquiera de estas opciones, o todas ellas a la vez, otorgan a los Caprichos una dimensión antitética al arte normativo o, si se prefiere, al arte razonable. Supuestamente nacidos de la razón, niegan la razón a través del sueño. Es más, al llevar la fealdad al ámbito de la apreciación subjetiva, el pensamiento estético de fines del Setecientos anula la posibilidad de un canon objetivo de belleza, canon en que se sustenta la teoría del clasicismo. Es curioso que quienes consideran los Caprichos como la herencia cultural del pensamiento ilustrado, no hayan reparado en la interesante contradicción que se plantea entre la afinidad de la minoría ilustrada al gusto clasicista y la ruptura estética de las estampas de Goya con los principios normativos de dicho gusto.
Podría también cuestionarse el carácter satírico de las escenas. Los Caprichos han sido presentados con frecuencia como una visión satírica de los vicios y errores humanos, revestida de un anhelo consecuente de reforma. Lo propio de la sátira, de la crítica y de la actitud reformista es censurar en nombre de algo, en apoyo de una alternativa y, sin embargo, dicha alternativa no aparece explicitada en las imágenes. Goya no propone soluciones, presenta la visión de una realidad cargada de elementos negativos. Las aspiraciones del artista satírico son moralizantes. Lo grotesco, por el contrario, se ampara en una visión pesimista del hombre; la deformación grotesca remite a un mundo sin salida, del que dicha disformidad constituye su esencia, su verdadera y única condición.

Estructura temática
Respecto a la estructura temática también sería posible plantear algunos interrogantes. La teoría clásica de división de la serie en dos partes implica admitir una disposición orgánica en las imágenes, según la cual las escenas aparecen ordenadas por temas que avanzan desde el ámbito racional al dominio de lo fantástico, es decir, de lo natural a lo sobrenatural. Cabría preguntarse si la progresión orgánica de la serie fue, o no, premeditada. Obviamente dicha progresión es consecuencia del orden que actualmente presentan las estampas, pero ¿fue éste el orden en que Goya las concibió? Una alternativa, en principio tan factible como cualquier otra, consiste en proponer la reordenación de la serie atendiendo a la ejecución técnica de las planchas. Aplicados los resultados de este método a la secuencia cronológica de las imágenes, las primeras láminas abiertas por Goya corresponderían a escenas de brujería; a continuación se sucederían las de cortejo y matrimonio, prostitución, ignorancia, vanidad, ociosidad de la nobleza, para finalmente retornar al mundo sobrenatural de las criaturas grotescas, que no tienen ya nada que ver con las brujas de los cobres primeros. De acuerdo con los resultados obtenidos, el orden de la serie dista radicalmente del que ahora presenta, lo que aconseja revisar el sentido de progresión de las imágenes y la tradicional estructuración temática en dos partes diferenciadas.
El asunto de las explicaciones manuscritas es otra de las cuestiones controvertidas en la fortuna crítica de la serie. La fe absoluta en ellas para interpretar el sentido de las imágenes ha sido puesta en tela de juicio. Hoy se admite la universalidad del mensaje de Goya. Sin embargo, la tendencia de las explicaciones a identificar los personajes con individuos concretos supone un proceso de reducción del carácter genérico de las escenas que no guarda paralelismo con la voluntad del artista. Mientras las estampas salieron indudablemente de la mano de Goya, las explicaciones fueron escritas por individuos que pretendían interpretar aquéllas a partir de episodios singulares. Por otra parte, no es cierto que los textos sean contemporáneos de las estampas, ya que lógicamente fueron redactados en el periodo histórico posterior a 1799, un periodo distinto al momento en que Goya graba la serie. Además, las interpretaciones propuestas por los autores de los distintos estemas no coinciden entre sí. En fin, la confianza excesiva en el valor de los textos suele generar un acercamiento a las imágenes como si fueran ilustraciones de los mismos, olvidando la incuestionable realidad de que las explicaciones se inspiran siempre en las imágenes y no al contrario.

El aguafuerte Francisco Goya y Lucientes, Pintor es un grabado de la serie Los Caprichos. Ocupa el primer lugar en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.
Edith Helman, en su ya clásico libro Trasmundo de Goya, señala que en este grabado Goya se autorretrató con el ojo avizor bajo los párpados caídos y boca firme de expresión áspera y displicente. Reflejaba el autor de las estampas con actitud de espectador desconfiado y censor, de aguda inteligencia e indomable voluntad, tal como se veía o como quería que le vieran. Dice que es la representación del personaje importante que era, pintor del Rey y de las personas más ilustres. Sin embargo Helman lo compara con otros autorretratos donde muestra otros perfiles de su personalidad. En concreto lo compara con el dibujo preparatorio del Capricho 43, El sueño de la razón produce monstruos, que en principio Goya tenía previsto que fuera la portada de estos grabados. Allí se retrató el pintor en otro estado de ánimo, abstraído, medio dormido y rodeado de sus obsesiones.
En este grabado se empleó técnicas de aguafuerte, aguatinta, punta seca y buril. Desde la cuarta edición de Los Caprichos se encuentra la plancha muy deteriorada con el aguatinta desaparecida, los detalles de punta seca totalmente desaparecidos y con zonas de aguafuerte totalmente borradas. Además de emplearse en las doce ediciones, se ha empleado en varias ocasiones también como cubierta de la edición y también fue vendida como estampa suelta. Harris considera que debieron hacer con ella un total de alrededor de dos mil estampaciones.

El aguafuerte El sí pronuncian y la mano alargan al primero que llega es un grabado de la serie Los Caprichos.
La joven entrega su mano izquierda a su esposo y esconde la derecha. Lleva un antifaz negro y se combina en su cabello con otro que forma una cabeza de rata o de perra. La máscara, como en otros grabados de Goya, sirve no para enmascarar, sino para desenmascarar y revelar el verdadero carácter de quien la lleva. Es la lujuria lo que mueve a esta mujer al matrimonio. Pero el engaño es mutuo, porque el hombre con una mirada torcida e interesada parece más bien pensar en el provecho que va a sacar de este matrimonio. El alboroto de la muchedumbre corresponde a la discordia y tumulto al pie del altar de que hablan los versos. La vieja encorvada en el bastón será el instrumento del adulterio a que aluden los versos.

El aguafuerte Que viene el coco es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 3 en la serie de 80 estampas.
Goya consideraba un grave error en la educación de los niños el que los padres los asusten con fantasmas y seres que no existen, superstición absurda que luego los va a dominar toda la vida. Los ilustrados consideraban que la corrección de estos defectos era la única forma de acabar con la ignorancia y con la superstición. Según anécdotas de la época, ciertas madres usaban esta estrategia con sus hijos diciendo que viene el coco cuando en realidad era su amante. Así se manifestaba el manuscrito de Ayala y parece confirmarlo el dibujo preparatorio con una expresión emocionada en el rostro de la madre al recibir el coco, una persona de su agrado que no interesa que vean los niños.

El de la Rollona es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 4
Señala Faliu-Lacourt, que el Niño de la Rollona, es un motivo folclórico que aparece en el teatro breve del siglo XVII y principios del XVIII. Señala que en el Tesoro de la lengua castellana o española (1610) de Covarrubias se refiere el siguiente refrán: el niño de la Rollona que tenía siete años y mamaba, y añade, hay algunos muchachos tan regalones que con ser grandes no saben desasirse del regazo de sus madres; salen éstos grandes tontos o grandes bellacos viciosos. El Diccionario de Autoridades define así Niño de la Rollona: Expresión baja con que se nota al que, siendo ya de edad, tiene propiedades y modales de niño. El gigantismo y la gula son características de este personaje en los textos de teatro. En la obra Mojiganga de los Niños de la Rollona y lo que pasa en las calles del siglo XVII sale el Niño, vestido con dijes (adornos que se ponía a los niños al cuello o a la cintura) y ridículo birrete. En otras obras aparece el Niño con andadores y se le dice: "Anda, niño, anda, que Dios te lo manda", parece que la dificultad de andar provocaba temores y supersticiones pensando que el Niño tenía mal de ojo. 
También Faliu-Lacourt señala que Moratín advirtió la presencia de un "Niño de Rollona" en la comedia de Cañizares, No hay con la patria venganza y Temístocles en Persia
Por tanto, quizás a través de su amigo Moratín, Goya tuvo conocimiento de este personaje clásico del teatro en los siglos anteriores. Las características descritas por Faliu-Lacourt están todas incluidas en la estampa: retraso mental, vestido con dijes y un ridículo birrete, problemas para andar (el criado tira de él mediante un andador) y la superstición que el retraso se debe a mal de ojo justifica los amuletos que lleva colgados en la cintura. 
Según Helman, aquí Goya satiriza la defectuosa educación tanto de los nobles como la real, con poca dedicación a los estudios que las familias consienten, tratándoles como niños cuando su edad es de ocupaciones serias. En la irresponsable educación veían los ilustrados la principal causa de decadencia en la clase que servía de modelo a las otras. En este caso, la explicación del manuscrito de la Biblioteca Nacional es la más explícita.

El aguafuerte Tal para cual es un grabado. Está numerado con el número 5
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Muchas veces se ha dispuesto si los hombres son peores que las mujeres, ó lo contrario. Los vicios de unos y otros vienen de la mala educación. Donde quiera que los hombres sean perversos, las mujeres lo serán también. Tan buena cabeza tiene la señorita que se representa en la estampa como el pisaverde que la está dando conversación: y en cuanto a las viejas, tan infame es la una como la otra.
Manuscrito de Ayala: Maria Luisa y Godoy.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: La Reina y Godoy cuando era Guardia, y los burlaban las lavanderas. Representa una cita que han proporcionado dos alcahuetas, y de que se están riendo, haciendo que rezan el rosario.
Camón Aznar, considera que hay una obsesión por encontrar alusiones a personas de la Corte. Piensa que en este capricho se trata más bien de una sátira al sistema social más que a individuos concretos.
El dibujo preparatorio en aguada de tinta china, conservado en el Museo del Prado, lleva a lápiz la siguiente inscripción: Las viejas se salen de risa porque saben que él no lleva un cuarto. La estampa es muy fiel al dibujo. Según Gassier, el dibujo preparatorio se trata del que estaba pensado como Sueño 19. 
Este grabado es de fuertes y recargadas tintas en negro. Las dos parejas forman dos acordes paralelos. La del galán y la maja joven y hermosa, engañada por el petimetre de mirada rapaz y suficiente. Y las dos viejas sentadas al fondo que ríen y critican la escena. 
Goya transforma la idea inicial, captada en su apunte preparatorio con el comentario Las viejas se salen de risa porque saben que él no lleva un cuarto en una escena más siniestra solamente cambiando el título Tal para cual y dando unos tonos oscuros.  

El aguafuerte Nadie se conoce es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 6
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: El mundo es una máscara, el rostro, el traje y la voz todo es fingido; todos quieren aparentar lo que no son, todos se engañan y nadie se conoce.
Manuscrito de Ayala: El mundo es una máscara; el rostro, el traje y la voz todo es fingido. Un General afeminado obsequia a madama delante de otros cornudos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Un General afeminado o disfrazado de Muger en una fiesta, se lo está pidiendo a una buena moza; él se deja conocer por los bordados de la manga; los maridos están detrás, y en vez de sombreros, se figuran con tremendos cuernos como un unicornio. Al que se tapa bien, le sale derecho; al que no, torcido. 
A finales del siglo XVIII existía en Madrid una fiebre por los bailes de máscaras. Los nobles de las grandes casas celebraban con ellos sus conmemoraciones. Goya pudo contemplarlos, por ejemplo, en la Casa de Alba, donde se celebraban con gran suntuosidad. Las caretas las hacían los escultores más afamados, como las 32 que diseñó Pedro Michel para una fiesta de este palacio. 
Como afirma Malraux, la máscara para Goya no es lo que esconde el rostro humano sino lo que desenmascara. 
Goya aprovecha para comparar y criticar los prejuicios e hipocresías de la comedia de la vida por medio de esta representación carnavalesca.

El aguafuerte Ni así la distingue es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 7.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿Cómo ha de distinguirla? Para conocer lo que ella es, no basta el anteojo, necesita juicio y práctica del mundo, y esto es precisamente lo que le falta al pobre caballero.
Manuscrito de Ayala: Para conocer lo que es, no basta el anteojo, se necesita juicio. ​
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Se ciegan tanto los hombres lujuriosos, que ni con lente distinguen que la señora que obsequian, es una ramera.

El aguafuerte ¡Que se la llevaron! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 8.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: La mujer que no sabe guardar es del primero que la pilla y cuando no tiene remedio se admiran de que se la llevaron.
Manuscrito de Ayala: La mujer que no se sabe guardar, es del primero que la pilla.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Un eclesiástico que tiene un amor ilícito, busca un gañán que le ayuda al rapto de su querida.

El aguafuerte Tántalo es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 9.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Si el fuese más galán y menos fastidioso ella reviviría.
Manuscrito de Ayala: Si él fuese más galán, ella reviviría. Esto sucede a los viejos que se casan con las mozas.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una buena hembra al lado de un viejo que no la satisface, tiene deliquios, y es como el que tiene sed, está junto al agua, y no pude gustarla.
El nombre dado a la estampa, Tántalo, fue en la mitología griega un rey de Lidia que habiendo invitado a los dioses a su mesa y faltándole comida decidió degollar a su hijo Pélope y servirlo en el festín. Tántalo fue eternamente torturado en el Tártaro. En lo que actualmente es un ejemplo proverbial de tentación sin satisfacción, su castigo consistió en estar en un lago con el agua a la altura de la barbilla, bajo un árbol de ramas bajas repletas de frutas. Cada vez que Tántalo, desesperado por el hambre o la sed, intenta tomar una fruta o sorber algo de agua, éstos se retiran inmediatamente de su alcance.

El aguafuerte El amor y la muerte es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 10.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Ve aquí un amante de Calderón que por no saberse reír de su competidor muere en brazos de su querida y la pierde por su temeridad. No conviene sacar la espada muy a menudo.
Manuscrito de Ayala: No conviene sacar la espada muchas veces: los amores exponen a pendencias y desafíos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: De los amores ilícitos, no se suelen seguir más que ruidos y pendencias.

El aguafuerte Muchachos al avío es un grabado. Está numerado con el número 11
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Las caras y el traje están diciendo lo que ellos son.
Manuscrito de Ayala: Los contrabandistas andaluces, cerca de un camino, pasan pronto a ser bandidos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los contrabandistas en acecho de cuantos pasan, cerca de un camino, poco se diferencian de los ladrones.

El aguafuerte A caza de dientes es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 12.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Los dientes de ahorcados son eficacísimos para los hechizos; sin este ingrediente no se hace cosa de provecho. Lástima es que el vulgo crea tales desatinos.
Manuscrito de Ayala: Los dientes del ahorcado son eficacísimos para hechizos. ¡De qué es capaz una mujer enamorada!.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Por salirse con la suya, sobre todo si está enamorada, es capaz de arrancar los dientes a un ahorcado.
En este grabado se representa una superstición que prevalecía todavía entre el pueblo: una joven está arrancando un diente al cadáver de un ahorcado, el cual piensa emplear para realizar hechizos. En esa dirección van los comentarios de los manuscritos del Prado y de Ayala. Se inspira en el Acto VII de la Tragicomedia de Calixto y Melibea, en la que la Celestina dice de la madre del personaje Pármeno: «Siete dientes quitó a un ahorcado con unas tenacitas de pelar cejas, mientras yo le descalcé los zapatos». Esta escena fue citada y anotada por Moratín en la edición anotada del Auto de fe sobre brujería que la Inquisición celebrado en Logroño en 1610 y del cual parece que se sirvió Goya para dibujos y grabados. 

El aguafuerte Están calientes es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 13.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Tal prisa tienen de engullir que se las tragan hirviendo. Hasta en el uso de los placeres son necesarias la templanza y la moderación.
Manuscrito de Ayala: Los frailes estúpidos se atracan, alla a sus horas, en los refectorios, riéndose del mundo; ¡qué han de hacer sino estar calientes!.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los frailes estúpidos se atracan bien en sus refectorios, y se ríen del mundo; ¡qué han de hacer después si no estar calientes!.
Nos encontramos ante un grabado de fuertes alusiones clericales. Los frailes se encuentran en el refectorio comiendo con cadavéricas cabezas y las bocas extremadamente abiertas destacando las cucharas y la forma de engullir la sopa. Al fondo, un lego refuerza la sensación de comida copiosa llevando una bandeja que parece repleta. 
El título de la escena encierra un doble sentido donde prevalece la ironía. Según Helman, este grabado es un resumen gráfico del pensamiento ilustrado que reflejaba Samaniego con las abejas y los zánganos al aludir a la abundancia: Con que el enjambre próvido mantiene tanto zángano gordo como tiene.

El aguafuerte ¡Qué sacrificio! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 14.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¡Como ha de ser!. El novio no es de los más apetecibles pero es rico y a costa de la libertad de una niña infeliz se compra el socorro de una familia hambrienta. Así va el mundo.
Manuscrito de Ayala: Idem anterior.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: El vil interés obliga a los padres a sacrificar una hija joven y hermosa casándola con un viejo jorobado, y no falta un cura que apadrine semejantes bodas.
Goya trata a menudo el tema de los casamientos desiguales o de los mal casados. Desde el cartón La boda, pintado en 1792 para la última serie de tapices, siempre lo trata con ironía. En este grabado, critica a los padres que sacrifican a su hija pobre y hermosa casándola con un ser viejo y repugnante, buscando la riqueza del novio. Este tema lo repite en muchas de sus comedias Moratín, desde El viejo y la niña hasta su célebre El sí de las niñas y es habitual en la literatura satírica de aquel tiempo. Goya amplifica el aspecto grotesco transformando al novio en caricatura y resaltando así el aspecto satírico del grabado. 

El aguafuerte Bellos consejos es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 15.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Los consejos son dignos de quien los da. Lo peor es que la señorita va a seguirlos al pie de la letra. ¡Desdichado del que se acerque!.
Manuscrito de Ayala: Ídem, salvo el final: Desdichado de aquel que cargue con ella. ​
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las madres suelen ser alcahuetas de sus mismas hijas llevándolas a aciertos paseos y concurrencias.

El aguafuerte Dios la perdone. Y era su madre es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 16.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: La señorita salió muy niña de su tierra: hizo su aprendizaje en Cádiz, vino a Madrid: le cayó la lotería. Baja al Prado, oye que una vieja mugrienta y decrepita le pide limosna, ella la despide; insta la vieja: vuelvese la petrimetra y halla- ¿quién lo diría?- que la pobretona es su madre.

Manuscrito de Ayala: Ídem, salvo el final: ...lotería. Hay hijas que no llegan a conocer ni aun a sus madres, que andan pidiendo limosna.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una hija viciosa que se echa a puta, luego no conoce ni aun a su madre que anda tal vez pidiendo limosna.
La cortesana no hace caso a la vieja que la sigue, que no reconoce y era su propia madre. El letrero en este caso lo dice todo. Sobre este mismo tema conmovedor, la joven que viene del pueblo, prospera y se olvida de su familia hasta no reconocer a su propia madre se escribieron muchos cuadros costumbristas, algunos moralizantes para periódicos y para sainetes. 

El aguafuerte Bien tirada está es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 17.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Oh! la tía Curra no es tonta. Bien sabe ella lo que conviene que las medias vayan bien estiraditas.
Manuscrito de Ayala: No puede haber cosa más tirada por los suelos que una ramera. Bien sabe la tía Curra lo que conviene estirar las medias.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una prostituta se estira la media por enseñar su bella pierna, y no hay cosa más tirada por los suelos que ella.
El título esconde un doble sentido, refiriéndose simultáneamente a la media y a la ramera, ambas están «bien tiradas». Baudelaire aludió a este grabado en Les Phares, en Les fleurs du mal y en su artículo sobre Goya, reflexionando sobre lo que llamó el sabat de la civilización: las blancas y esbeltas españolas que se lavan y se arreglan con viejas sempiternas para el sabat y para la prostitución de la noche

El aguafuerte Y se le quema la casa es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 18.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Ni acertará a quitarse los calzones ni dejar de hablar con el candil hasta que las bombas de la villa le refresquen. Tanto puede el vino!.
Manuscrito de Ayala: No acierta a ponerse ni quitarse los calzones un viejo que se arde todo de lascivia.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los viejos lascivos se queman vivos, y están siempre con las bragas en la mano.
El hecho de ser viejo el borracho, realza el vicio, puesto que los años generalmente aportan reflexión y moderación. La leyenda también intensifica la intención satírica, mostrando las inevitables consecuencias de su vicio: se le quema la casa. 
Según Helman, los incendios en el barrio de los esparteros era noticia frecuente en los periódicos, atribuyéndose a menudo los mismos a las borracheras de los esparteros.

El aguafuerte Todos caerán es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 19.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Y que no escarmienten los que van a caer con el ejemplo de los que han caído! pero no hay más remedio todos caerán​
Manuscrito de Ayala: Toda especie de avechuchos, militares, paisanos y frailes, revolotean alrededor de una dama medio gallina: caen, las mozas los sujetan por los alones, los hacen vomitar y los sacan las tripas.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una puta se pone de señuelo en la ventana, y acuden militares, paisanos y hasta frailes y toda especie de avechuchos revolotean alrededor: la alcahueta pide a dios que caigan, y las otras putas los despluman, y hacen vomitar, y les arrancan hasta las tripas como los cazadores a las perdices.
Las explicaciones de los manuscritos aclaran la intención de esta escena y muestran como la prostitución explota la lascivia masculina. El señuelo es un busto femenino con el lunar de moda a finales del siglo XVII. Además de un militar y de un monje, entre los avechuchos parece retratado el propio Goya, justo detrás del señuelo, con lo que parece decirnos que él se ha encontrado en estas circunstancias.

El aguafuerte Ya van desplumados es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 20.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Si se desplumaron ya, vayan fuera: que van a venir otros.todos caerán.
Manuscrito de Ayala: Después de desplumados los avechuchos son arrojados a escobazos: uno baja cojo y vizmado, y dos padres reverendísimos, con sus rosarios al cinto, les guardan las espaldas, y celebran las burlas.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Después de la copula de los avechuchos, las putas los arrojan a escobazos, desplumados, cojos y cabizbajos: dos frailes muy reverendos los guardan las espaldas, y son los que celebran la burla con sendos rosarios a la cintura.
Esta estampa es continuación de la anterior, en que los hombres -pájaros son atraídos al burdel y desplumados. Aquí ya desplumados son echados por las putas del prostíbulo a escobazos, y ellos se retiran cojos y cabizbajos. Dos pájaros más, revolotean en lo alto, está claro en la escena que también caerán y serán desplumados. Detrás hay dos figuras, al parecer frailes con rosario a la cintura, que disfrutan de la escena. 

El aguafuerte ¡Cuál la descañonan! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 21.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: También las pollas encuentran milanos que las despluman y aun por eso se dijo aquello de: Donde las dan las toman.
Manuscrito de Ayala: Los Jueces hacen capa a los escribanos y alguaciles para que roben a las mujeres públicas impunemente.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los Jueces superiores hacen capa regularmente a los escribanos y alguaciles para que roben y desplumen a las pobres putas.
Esta estampa es continuación de las dos anteriores donde los hombres eran desplumados por las mujeres, en este caso, son las prostitutas quienes son desplumadas por la justicia, alcaldes y alguaciles. 
Los alguaciles y letrados son representados con cara de perro. 
En la obra de Nicolás Fernández de Moratín, El arte de las putas, se señala que si se quiere encontrar a las campesinas recién llegadas a Madrid solo hay que preguntar a los alguaciles que persiguen a las jóvenes rameras: no con deseos de extinguir lo malo, pues comen con sus delitos...


El aguafuerte ¡Pobrecitas! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 22.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Vayan a coser las descosidas. Recojanlas, que bastantes anduvieron sueltas.
Manuscrito de Ayala: Las rameras pobres van a la cárcel: las de rumbo a donde les da la gana.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las infelices que se hacen prostitutas, tal vez por miseria, son llevadas a las cárceles, cuando se les antoja a los alguaciles; las de rumbo viven como les da la gana, porque las leyes sólo se han hecho para los pobres.
En los manuscritos, se señala la diferencia que hace Goya en las estampas entre los amores ilícitos de las señoras casadas que la ley permite y las humildes prostituidas quizás por la miseria que la ley persigue. Estas últimas son mostradas con indulgencia. Aquí se nos muestra a las víctimas de esta justicia desigual: dos tristes indefensas con la cara tapada por mantillas son conducidas por dos alguaciles a la prisión de San Fernando.  

El aguafuerte Aquellos polvos es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 23.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Mal hecho!. A una mujer de honor, que por una friolera servía a todo el mundo diligente, tan útil, tratarla así, mal hecho!.
Manuscrito de Ayala: Auto de fe. Un vulgo de curas y frailes necios hacen su comidilla de semejantes funciones. Perico el cojo que daba polvos a los enamorados.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: El vulgo de curas y frailes es el que vive con las fiestas de los autillos. (Perico el cojo.)

El aguafuerte No hubo remedio es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 24.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: A esta Santa Señora la persiguen de muerte! después de escribirla la vida la sacan en triunfo. Todo se lo merece, y si lo hacen por afrentarla, es tiempo perdido. Nadie puede avergonzar a quien no tiene vergüenza.
Manuscrito de Ayala: Encorozada: Se relaciona con los infieles, en esa época quien era infiel, era castigado de por vida. Se le colocaba un material para mantener su cabeza avergonzada para poder avergonzarse ante todos.

El aguafuerte Si quebró el cántaro es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 25.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: El hijo es travieso y la madre colérica. ¿Cuál es peor?
Manuscrito de Ayala: Las madres coléricas rompen el culo a azotes a sus hijos, que estiman menos que un mal cacharro.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Hay madres que rompen a sus hijos el culo a zapatazos si quiebran un cántaro, y no le castigarán por un verdadero delito.

El aguafuerte Ya tienen asiento es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 26.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Para que las niñas casquivanas tengan asiento no hay mejor cosa que ponérselo en la cabeza.2
Manuscrito de Ayala: Las niñas casquivanas tendrán asiento cuando se lo pongan en la cabeza
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Muchas mujeres solo tendrán juicio, ó asiento en sus cabezas, cuando se pongan las sillas sobre ellas. Tal es el furor de descubrir su medio cuerpo, sin notar los pillastrones que se burlan de ellas.

El aguafuerte ¿Quién más rendido? es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 27.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Ni uno ni otro. Él es un charlatán de amor que a todas dice lo mismo y ella está pensando en evacuar 5 citas que tiene dadas entre 8 y 9 y son las 7 y 1/2.
Manuscrito de Ayala: La duquesa de Alba y Goya.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Un casquivano cuando solicita a una mujer, hace con ella las mismas muecas y zalamerías que un perrillo faldero (Duquesa de Alba y Goya).

El aguafuerte Chitón es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 28.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Excelente madre para un encargo de confianza.
Manuscrito de Ayala: Las señoras de distinción se valen a veces de aquellas viejas miserables, que están a las puertas de las iglesias, para llevar billetes de amor.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las señoras de distinción se valen de aquellas viejas que suelen estar rezando a las puertas de las iglesias para llevar billeticos y enviar citas a sus amantes.

El aguafuerte Esto sí que es leer es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 29.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Le peinan, le calzan, duerme y estudia. Nadie dirá que desaprovecha el tiempo.
Manuscrito de Ayala: Los ministros aguardan a última hora para enterarse de los negocios. A éste le peinan, le calzan y duerme, ¿quién desaprovecha el tiempo?
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los Ministros, Consejeros y otros tales aguardan para leer, estudiar y enterarse de los negocios a la hora que el peluquero les va a trabajar la cabeza, les despeluca y ciega de polvo, y el zapatero les prueba los zapatos.


El aguafuerte ¿Por qué esconderlos? es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 30.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: La respuesta es fácil. Porque no los quiere gastar, y si no los gasta, porque tiene los 80 cumplidos y no puede vivir un mes, todavía teme que le ha de sobrar la vida y faltarle el dinero. Tan equivocados son los cálculos de la avaricia.
Manuscrito de Ayala: Obispo avaro. En vano esconde en sus talegas rodeándose de sobrinos y otros sacristanes
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Un clérigo avaro y muy respetable esconde sus talegas; pero ya se las buscan sus sobrinos y otros sacristanes.

El aguafuerte Ruega por ella es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 31.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Y hace muy bien para que Dios la dé fortuna y la libre del mal y de cirujanos y alguaciles y llegue a ser tan diestra, tan despejada y tan para todos como su madre, que en gloria esté.
Manuscrito de Ayala: Una madre, que llega a ser alcagüeta de su hija, ruega a Dios que la dé fortuna y la libre de todo mal de cirujanos y alguaciles.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Mientras se aderezan y visten las putas, rezan las alcahuetas para que Dios las de mucha fortuna, y las enseñan ciertas lecciones.

La aguatinta Porque fue sensible es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 32.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Como ha de ser! Este mundo tiene sus altos y bajos. La vida que ella traía no podía parar en otra cosa.
Manuscrito de Ayala: La mujer de Castillo. Las muchachas incautas vienen a parar a parir a una prisión por demasiada sensibilidad.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las pobres mozas incautas van a las cárceles después de quedar preñadas por una natural sensibilidad (La mujer de Castillo.)

El aguafuerte Al conde palatino es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 33.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: En todas las ciencias hay charlatanes, que sin haber estudiado palabra lo saben todo y para todo hallan remedio. No hay que fiarse de lo que anuncian. El verdadero sabio desconfía siempre del acierto: promete poco y cumple mucho; pero el Conde Palatino, no cumple nada de lo que promete.
Manuscrito de Ayala: Los charlatans y sacamuelas venden bien sus drogas fingiéndose Condes y Marqueses.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Todos los charlatanes y sacamuelas quieren pasar por Condes y Marqueses extranjeros arruinados para vender bien sus drogas.

El aguafuerte Las rinde el sueño es un grabado de la serie Los caprichos,. Está numerado con el número 34
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿Que han de hacer sino dormir los frailes y monjas, después de borrachos y estragados allá en sus conventos?.
Manuscrito de Ayala: No hay que despertarlas, tal vez el sueño es la única felicidad de los desdichados.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los frailes suelen entrar de noche en los conventos de monjas y se entregan a toda relajación con ellas, hasta que las rinden y las coge el sueño.

El aguafuerte Le descañona es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 35.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Le descañonan y le desollarán. La culpa tiene quien se pone en manos de tal barbero.
Manuscrito de Ayala: Idem anterior.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una cortesana afeita a su amante bobalicón que se le cae la baba y le arranca así hasta el último maravedí.

El aguafuerte Mala noche es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 36.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: A estos trabajos se exponen las niñas pindongas, que no se quieren estar en casa.
Manuscrito de Ayala: Malo anda el negocio, cuando el viento y no el dinero levanta las sayas a las buenas mozas.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Noche de viento recio, mala para las putas.

El aguafuerte ¿Si sabrá más el discípulo? es un grabado de la serie Los caprichos. Está numerado con el número 37.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: No se sabe si sabrá más o menos, lo cierto es que el maestro es el personaje más grave que se ha podido encontrar.
Manuscrito de Ayala: Los maestros burros no pueden sacar otra cosa más que borriquillos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Un maestro burro no puede enseñar más que a rebuznar en resumen un burro, en ese caso el profesor (que refleja la enseñanza en aquella época).Es claramente una crítica. 

El aguafuerte ¡Bravísimo! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 38.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Si para entenderlo bastan las orejas, nadie habrá más inteligente. Pero es de temer que aplauda lo que no suena.
Manuscrito de Ayala: Si para entenderlo bastan las orejas, ninguna más a propósito.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Hasta los burros aplauden por moda la música mala, cuando ven otros que dicen brabísimo.

El aguafuerte Hasta su abuelo es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 39.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: A este pobre animal lo volvieron loco los genealogistas y reyes de Armas.
Manuscrito de Ayala: A este pobre animal le han vuelto loco las genealogías (Godoy).
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los borricos preciados de nobles descienden de otros tales hasta el último abuelo.
Fernando García-Mercadal, estudioso del linaje de Goya, cree que lo que el pintor pretendió con el Capricho 39 fue fustigar a los genealogistas y reyes de armas que tantos quebraderos de cabeza le provocaron y que le frustraron en sus aspiraciones para ser reconocido por la Audiencia de Aragón como parte del estamento nobiliario.

El aguafuerte ¿De qué mal morirá? es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 40.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: El médico es excelente, meditabundo, reflexivo, pausado, serio. ¿Qué más hay que pedir?.
Manuscrito de Ayala: El médico es excelente, meditabundo y pausado.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: No hay que preguntar de que mal ha muerto el enfermo que hace caso de médicos bestias e ignorantes.

El aguafuerte Ni más ni menos es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 41.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Hace bien en retratarse: así sabrán quien es los que no le conozcan ni hayan visto.
Manuscrito de Ayala: Hace bien en retratarse el Sr. Golilla. Así sabrán quien es los que no le hayan visto.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Un animal que se hace retratar, no dejará de parecer por eso animal, aunque se le pinte con su golilla y afectada gravedad.

El aguafuerte Tú que no puedes es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 42.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿quién no dirá que estos caballeros son caballerías?.
Manuscrito de Ayala: Las clases útiles de la sociedad llevan todo el peso de ella, ó los verdaderos burros a cuestas.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los pobres y clases útiles de la sociedad, son los que llevan a cuestas a los burros, o cargan con todo el peso de las contribuciones del Estado, ​dos caseros con los burros a cuestas

El aguafuerte «El sueño de la razón produce monstruos» es un grabado de la serie los Caprichos. Está numerado con el número 43.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y origen de las maravillas».
Manuscrito de Ayala: «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos, y unida con ella es madre de las artes».
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: «Portada para esta obra: cuando los hombres no oyen el grito de la razón, todo se vuelve visiones».​
En el primer dibujo preparatorio, «El sueño de la razón produce monstruos», realizado entre (1796 y 1797​) se ve un caballo y varios rostros, incluyendo el del propio Goya.
El dibujo preparatorio conocido como «Idioma universal» estaba pensado originalmente como frontispicio. Tiene dos inscripciones: arriba: «Sueno 1º» y en la mesa: «Idioma universal. Dibujado y Grabado por Francisco de Goya, año 1797». A pie de imagen: «El autor soñando. Su intento solo es desterrar vulgaridades perjudiciales, y perpetuar con esta obra de caprichos, el testimonio solido de la verdad». La primera, «Sueño 1º», se refiere a la numeración original de Goya, que pretendía titular la serie como Sueños, por la obra de Francisco de Quevedo, Sueños y discursos, publicada entre 1606 y 1621. Al igual que Quevedo, Goya utilizó las visiones de los sueños para criticar a la sociedad, intención que manifestó tanto en el texto a pie de imagen como en su anuncio de su publicación en el Diario de Madrid, el 6 de febrero de 1799, en que refería a «la multitud de extravagancias y desaciertos que son comunes a toda sociedad civil».
Preparatorio

El aguafuerte Hilan delgado es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 44.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Hilan delgado, y la trama que urden, ni el diablo la podrá deshacer.
Manuscrito de Ayala: Las infames alcahuetas hilan tan delgado que ni el diablo puede deshacer la trama de chiquillos que urden.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las alcahuetas llevan una cuenta muy cabal de sus tercerías y se hacen pagar muy bien los niños que van despachando, y se ven detrás colgados como cerros de lino.

El aguafuerte Mucho hay que chupar es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 45.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Los que llegan a 80, chupan chiquillos: los que pasan de 18 chupan a los grandes. Parece que el hombre nace y vive para ser chupado.
Manuscrito de Ayala: Parece que nace el hombre y vive para ser chupado. Los rufianes llevan buena cuenta de las cestas de chiquillos, que se fabrican por su medio, o se desgracian con sus abortivos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los rufianes y alcahuetas desgracian centadas de chiquillos, dando drogas para abortar: cuando el secreto lo exige.

El aguafuerte Corrección es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 46.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Sin corrección ni censura no se adelantaba en ninguna facultad: y la de la Brujería necesita particular talento, aplicación, edad madura, sumisión y docilidad a los consejos del gran Brujo que dirige el seminario de Barahona.
Manuscrito de Ayala: Tribunal del Santo Oficio. Los hombres son a veces buenos o malos por monería o imitación.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los picaros de todos estados y condiciones, mercaderes, frailes y villanos, aparentan deseo de la enmienda cuando les predica un mono cualquiera: pero pronto vuelven a las andadas porque todo lo hacemos por imitación.

El aguafuerte Obsequio al maestro es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 47.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Es muy justo: Serían discípulos ingratos, si no visitaran a su catedrático, a quien deben todo lo que saben en su diabólica facultad.
Manuscrito de Ayala: Frailes y monjas más...turbadores.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las monjas y frailes que adoran la lujuria, cuyo simulacro se ve delante de la figura cabruna, no tienen más arbitrio regularmente que tocarse la pera, o tener policiones continuas.

El aguafuerte Soplones es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 48
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Los Brujos soplones son los más fastidiosos de toda la Brujería y los menos inteligentes en aquel arte. Si supieran algo no se meterían a soplones.
Manuscrito de Ayala: Confesión auricular, Los brujos soplones son los más fastidiosos de toda la brujería.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: La confesión auricular no sirve más que para llenar los oídos de los frailes de suciedades, obscenidades y porquerías.

El aguafuerte Duendecitos es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 49.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Esta ya es otra gente. Alegres, juquetones, serviciales y un poco golosos, amigos de pegar chascos, pero muy hombrecillos de bien.
Manuscrito de Ayala: Los curas y frailes son los verdaderos duendecitos de este mundo. La iglesia de mano larga y diente canino, abarca todo cuanto puede. El fraile calzado trisca alegremente y echa sopas en vino, al paso que el descalzo, más brutal y gazmoño, tapa las alforjas con el santo sayal y encubre el vino.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los verdaderos duendes de este mundo son los curas y frailes, que comen y deben a costa nuestra. La iglesia o el clero tiene el diente afilado y la mano derecha monstruosa y larga para agarrar; el fraile descalzo, como más gazmoño, tapa el vaso de vino: pero el calzado no se anda con melindres y echa sopas en vino y trisca alegremente.

El aguafuerte Los Chinchillas es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 50.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: El que no oye nada, ni sabe nada, pertenece a la numerosa familia de los Chinchillas, que nunca ha servido para nada.
Manuscrito de Ayala: Los necios preciados de nobles se entregan a la haraganería y superstición, y cierran con candados su entendimiento, mientras los alimenta groseramente la ignorancia.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los necios preciados de nobles siempre están con su executoria al pecho, reclinados desidiosamente, rezando como unos fanáticos el rosario y bostezando. La ignorancia los alimenta groseramente y tienen su entendimiento cerrado a candado.

El aguafuerte Se repulen es un grabado de la serie Los caprichos. Está numerado con el número 51.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Esto de tener uñas largas es tan perjudicial, que aún en la Brujería está prohibido.
Manuscrito de Ayala: Los empleados ladrones se disculpan y tapan unos a otros.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los empleados que roban al estado se ayudan y sostienen unos a otros. El Jefe de ellos levanta erguido su cuello y les hace sombra con sus alas monstruosas. 

El aguafuerte ¡Lo que puede un sastre! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 52.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¡Cuantas veces un bicho ridículo se transforma de repente en un fantasmón que no es nada y aparenta mucho!. Tanto puede la habilidad de un sastre y la bobería de quien juzga las cosas por lo que parecen.
Manuscrito de Ayala: La superstición hace adorar un tronco vestido al público ignorante.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: La superstición general hace que todo un pueblo se prosterne y adore con temor a un tronco cualquiera, vestido de santo.

El aguafuerte ¡Qué pico de oro! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 53.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Esto tiene trazas de junta académica. ¿ quién sabe si el papagayo estará hablando de medicina pero no hay que creerlo sobre su palabra. Médico hay que cuando habla es un pico de oro y cuando receta un Herodes: discurre perfectamente de las dolencias y no las cura: emboba a los enfermos y atesta los cementerios de calaberas.
Manuscrito de Ayala: Oradores plagiarios con auditorios de necios.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los frailes son regularmente predicadores plagiarios; pero como se alaban mucho unos a otros, el auditorio necio está con la boca abierta.

El aguafuerte El vergonzoso es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 54.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Hay hombres cuya cara es lo más indecente de todo su cuerpo y sería bien que, los que las tienen tan desgraciadas y ridículas, se las metieran en los calzones.
Manuscrito de Ayala: Los sodomitas suelen tenes las vergüenzas como puños. Hay hombres cuya cara es lo más indecente de todo su cuerpo y sería bien la metieran, lo mismo que éste, en sus calzones.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los hombres de grandes narices suelen ser también de gran birote y gordas gandumbas. Como suelen dar en sodomías, se representa éste con calzones por gorro, descubriendo sus vergüenzas por la trampa, y en el acto de echarse sobre un pobre diablo y de remangarse la faldamenta.

El aguafuerte Hasta la muerte es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 55.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Hace muy bien en ponerse guapa: son sus días; cumple 75 años y vendrán las amigas a verla.
Manuscrito de Ayala: La Duquesa vieja de Osuna. (Y lo mismo que el Ms. P.)
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las mujeres locas lo serán hasta la muerte. Esta es cierta Duquesa (la de Osuna) que se llena la cabeza de moños y carambas, y por mal que le caigan no faltan quitones de los que vienen a atrapar las criadas, que aseguran a Su Excelencia que está divina.

El aguafuerte Subir y bajar es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 56.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: La fortuna trata muy mal a quien la obsequia. Paga con humo la fatiga de subir y al que ha subido le castiga con precipitarle.
Manuscrito de Ayala: Príncipe de la Paz. La lujuria le eleva por los pies; se le llena la cabeza de humo y viento, y despide rayos contra sus émulos... 
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: El Príncipe de la Paz levantado por la lujuria, y con la cabeza llena de humo, vibra rayos contra los buenos ministros. Caen estos y rueda la bola; que es la historia de los favoritos.

El aguafuerte La filiación es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 57.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Aquí se trata de engatuzar al novio haciéndole ver la ejecutoria quienes fueron sus padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de la Señorita y ella, ¿quién es?, luego se verá.
Manuscrito de Ayala: Se engatuza al novio con la Ejecutoria de sus padres, abuelos y tatarabuelos; ¿¿ y ella quién es? luego lo verá.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: La gente vana pretende descender de hombres grandes, cuando los parientes lejanos apenas se conocen y es necesario anteojos para ver lo que está cerca.

El aguafuerte Trágala perro es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 58.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: El que viva entre hombres será geringado irremediablemente: si quiere evitarlo habrá de irse a habitar a los montes y cuando esté allí conocerá también que esto de vivir solo es una geringa.
Manuscrito de Ayala: Intentan unos frailes curar a un pobre Marcos, colgándole al cuello una reliquia y echándole lavativas por fuerza.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: No le echan mala lavativa a cierto Juan lanas unos frailes que galantean a su mujer y le ponen un taleguillo al cuello a manera de reliquia para que se cure y calle. La mujer se ve detrás cubierta con un velo y un monstruo de enorme cornamenta preside la función autorizándolo todo nuestro Padre Prior.
"Trágala, perro" se convirtió durante la revolución liberal de 1812 en una especie de himno liberal. El artista, que mantuvo una muy difícil relación con el poder -dividido entre su posición en la corte y su repulsión por el absolutismo- pudo haber conocido una versión anterior de la popular tonada satírica.

El aguafuerte ¡Y aún no se van! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 59.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: El que no reflexiona sobre la inestabilidad de la fortuna, duerme tranquilo, rodeado de peligros: ni sabe evitar el daño que amenaza, ni hay desgracia que le sorprenda
Manuscrito de Ayala: Encenegados los mortales en los vicios, están viendo caer la losa de la muerte y ni aun se enmiendan.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Aún estando con el pie en la sepultura, se hallan tan encenegados en los vicios, que no huyen de la losa de la muerte que va a caer sobre ellos, o no piensan en la enmienda.

El aguafuerte Ensayos es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 60.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Poco a poco se va adelantando, ya hace pinitos y con el tiempo sabrá más que la maestra.
Manuscrito de Ayala: Ídem anterior
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Dejar las labores del sexo; regañar continuamente los casados; robar y estar siempre como gatos, son ensayos y principios de cabronería.

El aguafuerte Volavérunt es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 61. 
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: El grupo de brujas que sirve de peana a la petimetra, más que necesidad, es adorno. Hay cabezas tan llenas de gas inflamable, que no necesitan para volar ni globo, ni brujas.
Manuscrito de Ayala: La Duquesa de Alba. Tres toreros la levantan de cascos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Tres toreros levantan de cascos a la Duquesa de Alba, que pierde al fin la chaveta por su veleidad.

El aguafuerte ¡Quién lo creyera! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 62.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Ve aquí una pelotera cruel sobre cuál es más bruja de las dos: quién diría que la petiñosa y la crespa se repelaran entre así: la amistad es hija de la virtud; los malvados pueden ser cómplices, pero amigos, no.
Manuscrito de Ayala: Dos viejos entregados a la lascivia son devorados por monstruos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una vieja y un viejo lascivos idean nuevas posturas de fornicación; regañan por no poder hacer cosa derecha y los monstruos de la lujuria los van a arrebatar para el abismo.

El aguafuerte ¡Miren qué graves! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 63.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: La estampa indica que estos dos brujos de conveniencias y autores que han salido a hacer un poco de ejercicio a caballo.
Manuscrito de Ayala: Dos personajes bestiales hacen ejercicio a caballo. El uno célebre por lo devoto y el otro por lo ladrón.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: No se ven en el mundo más que monstruosidades: dos fieras monstruosas llevan a cuesta a dos personas: el uno da por ser valiente, pero ladrón; el otro por fanático, pero salvaje. Tales son los Reyes y Principales magistrados de los pueblos; y con todo esto los llaman de lejos; les aclaman y les confían el gobierno.

El aguafuerte Buen viaje es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 64.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿Adónde va esta caterva infernal dando ahullidos por el aire entre las tinieblas de la noche? Aun si fuera de día, ya era otra cosa, y, a fuerza de escopetazos, caería al suelo toda la gorullada; pero como es de noche nadie las ve.
Manuscrito de Ayala: Vuelan los vicios con alas extendidas por la región de la ignorancia, sosteniéndose unos a otros.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los vicios remontan el vuelo por la región de la ignorancia. Estragados los hombres, caen en él vivió nefando de la sodomía.

El aguafuerte ¿Dónde va mamá? es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 65.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Madama es hidrópica y la mandan pasear. Dios quiera que se alivie.
Manuscrito de Ayala: Idem anterior.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: La lascivia y embriaguez en las mujeres traen tras de sí infinitos desordenes y brujerías verdaderas. 

El aguafuerte Allá va eso es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 66.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Ahí va una bruja a caballo en el diablo cojuelo. Este pobre diablo, de que todos hacen burla, no deja de ser útil algunas veces
Manuscrito de Ayala: Ahí va una a caballo en el diablo cojuelo, que es útil algunas veces.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las viejas astutas, son las que pierden a los jóvenes; las echan a volar; y enseñan a ser sierpes y garduñas de los bolsillos.

El aguafuerte Aguarda que te unten es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 67.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Le envían a un recado de importancia y quiere irse a medio untar; entre los brujos los hay también troneras, precipitados, botarates, sin pizca de juicio; todo el mundo es país.
Manuscrito de Ayala: La Extrema-Unción.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Con la untura de la ignorancia y la torpeza se convierten al final los hombres en cabrones. (La extrema-unción.)

El aguafuerte Linda maestra! es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 68.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: La escoba es uno de los utensilios más necesarios a las brujas, porque además de ser ellas grandes barrenderas, como consta por las historias, tal vez convierten la escoba en mula de paso y van con ella que el diablo las alcanzará.
Manuscrito de Ayala: La escoba suele servir a algunas de mula de paso: enseña a las mozas a volar por el mundo.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las viejas quitan la escoba de las manos a las que tienen buenos bigotes; las dan lecciones de volar por el mundo, metiéndolas por primera vez, aunque sea un palo de escoba entre las piernas.

El aguafuerte Sopla es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 69.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Gran pesca de chiquillos hubo, sin duda, la noche anterior; el banquete que se prepara será suntuoso; buen provecho
Manuscrito de Ayala: Los niños son objeto de mil obscenidades para los viejos y relajados.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los hombres estragados hacen mil diabluras con los niños;[...].

El aguafuerte Devota profesión es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 70.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿juras obedecer y respetar a tus maestras y superiores, barrer desvanes, hilar estopa, tocar sonajas, aullar, chillar, volar, quisar, untar, cocer, soplar, freír, cada y cuando se te mande?. Pues, hija, ya eres bruja. Sea en hora buena.
Manuscrito de Ayala: Eclesiásticos hay que, saliendo de la nada, subieron a las más altas dignidades atenazando los libros santos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Dos hombres cualquiera, salidos de la nada, son levantados en alto por la lascivia y la ignorancia, y llegarán a ser mitrados atenazando los libros sagrados. (Las Bulas.).

El aguafuerte Si amanece, nos vamos es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 71.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Y aunque no hubierais venido, no hicierais faltas.
Manuscrito de Ayala: Conferencian de noche las alcahuetas sobre el modo de echarse criaturas al cinto.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los rufianes y alcahuetas conferencian de noche sobre sus liviandades y los medios de ir echándose más niños al cinto.

El aguafuerte No te escaparás es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 72.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Nunca se escapa la que se quiere dejar coger.
Manuscrito de Ayala: La Duten perseguida por Godoy. Duro y llore.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: En vano huye una hermosa bailarina de los muchos pajarracos que la persiguen: el más atrevido, o el más cazurro elevado en hombros de otros, caerá sobre ella más tarde o temprano. (Ore, Duro, Godoy y la Dutim.)

El aguafuerte Mejor es holgar es un grabado de la serie Los caprichos. Está numerado con el número 73.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Si el que más trabaja es el que menos goza, tiene razón: mejor es holgar.
Manuscrito de Ayala: Más quieren las mujeres echarse a la bribia, que desenmarañar madejas y trabajar en casa.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una familia viciosa difícilmente se sujeta a las ocupaciones honestas caseras. El bestia del marido se pone a tener la madeja, se enreda; la suegra la desenmaraña y la mujer se cansa y manifiesta en sus ademanes que la tiene más cuenta echarse a la bribia.

El aguafuerte No grites, tonta es un grabado de la serie Los caprichos. Está numerado con el número 74.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¡Pobre Paquilla, que yendo a buscar al lacayo se encuentra con el duende, pero no hay que temer: se conoce que Martinico está de buen humor y no le hará mal.2
Manuscrito de Ayala: Las feas y devotas se entregan a los frailes o primer espantajo que se meta por la ventana.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: A las mujeres feas de distinción, se las entran los frailes por las ventanas a pares: ellas hacen como que se asustan; pero no tienen otra cosa y les reciben con los brazos abiertos.

El aguafuerte ¿No hay quién nos desate? es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 75.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿Un hombre y una mujer atados con sogas y forcejeando por soltarse y gritando que los desaten a toda prisa?. O yo me equivoco o son dos casados por fuerza.
Manuscrito de Ayala: Dos casados por fuerza o dos amancebados.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Dos jóvenes amancebados en vano intentan desatarse por sí mismos: más nudos se dan.

El aguafuerte Está vuestra merced... pues, como digo... ¡eh! ¡cuidado! si no... es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 76.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: La escarapela y el bastón le hacen creer a este majadero que es de superior naturaleza y abusa del mando que se le confía para fastidiar a cuantos le conocen, soberbio, insolente y vano con los que son inferiores, abatido y vil con los que pueden más que él.
Manuscrito de Ayala: Los militares hinchados, llenos de gota y de potra, echan brabatas a los tullidos, ya que no las echaron a los enemigos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Idem anterior.

El aguafuerte Unos a otros es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 77.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Así va el mundo, unos a otros se burlan y torean: el que hacía de toro, hoy hace de caballero en plaza. La fortuna dirige la fiesta y distribuye los papeles, según la inconstancia de sus caprichos.
Manuscrito de Ayala: Aún siendo los hombres unos carcamales, se torean los unos a los otros.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Todavía se torean unos a otros los viejos carcamales. (Voltaire y Piron.)

El aguafuerte Despacha, que despiertan es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 78.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Los duendecitos son la gente más hacendosa y servicial que puede hallarse: como la criada los tenga contentos, esfuman la olla, cuecen la verdura, friegan, barren y callan al niño; mucho se ha disputado si son Diablos o no; desengañémonos, los diablos son los que se ocupan de hacer el mal, o en estorbar que otros hagan el bien, o en no hacer nada.
Manuscrito de Ayala: Los frailes y monjas tienen francachelas de noche para cantar bien de día.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los frailes tiene sus comilonas a solas de noche con las monjas; ellos friegan los platos y ellas soplan la lumbre.

El aguafuerte Nadie nos ha visto es un grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 79.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿Y qué importa que los curas bajen a la bodega y echen cuatro tragos, si han trabajado toda la noche, y queda la espetera como una ascua de oro?.
Manuscrito de Ayala: Los abates y frailes echan gaudeamus a solas y luego nos aparentan arregladas costumbres.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los curas y frailes echan valientes tragos cuando nadie los ve; pero el mundo bien lo sabe. El vaso del abate es de buena marca para indicar el desorden que hay en el clero.

El aguafuerte Ya es hora es un grabado de la serie Los caprichos. Está numerado con el número 80.
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Luego que amanece huyen, cada cual para su lado, Brujas, Duendes, visiones y fantasmas. ¡Buena cosa es que esta gente no se deje ver sino de noche y a oscuras! Nadie ha podido averiguar en donde se encierran y ocultan durante el día. El que lograse coger una madriguera de Duendes y las enseñase dentro de una jaula a las 10 de la mañana en la Puerta del Sol, no necesita de otro mayorazgo.
Manuscrito de Ayala: Los obispos y canónigos se llevan una vida ociosa y regalada, desperezándose, roncando y cantando sin ser útiles a sus semejantes.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los obispos y canónigos después de dormir a pierna suelta, se levantan tarde para ir a misa; bostezan; se desperezan y no piensan más que en darse buena vida sin trabajar nada. Uno lleva como figurando el roquete las patillas y articulaciones de los chiquillos que malogran por la masturbación.



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