martes, 5 de enero de 2021

Capítulo 7 - Arte nazarí - segunda parte

SEGUNDA PARTE 

Patio de los Leones
Se sabe que del Patio de los Leones o Sahan-al Osud actual no había nada más que la Sala de Dos Hermanas el 30 de diciembre de 1362, reinando Mohammed V, y que a partir de esa fecha se construyeron el resto de edificaciones que lo encierran. Este espacio abierto del Palacio de Los Leones se configura como un patio de crucero que suponía una ruptura con sus precedentes en la propia Alhambra, lo que ha llevado a los historiadores y estudiosos a analizarlo minuciosamente. Algunos ven influencia de los patios claustrales de los monasterios de la propia Península Ibérica, o de los palatinos como el normando de la Siza en Palermo, mientras que otros consideran que proviene de una tradición norteafricana cuyo antecedente sería el palacio Zirí de Asir en Argelia.
Sea como fuere, el espíritu de jardín puede apreciarse con intensidad en el planteamiento del Patio de los Leones y sus salas inmediatas, lugares destinados a la vida íntima de los soberanos de la Alhambra. El cielo y la luminosidad, con el mismo criterio del patio privado de la vivienda nazarí, constituye aquí un elemento de singular importancia, con la luz atravesando los calados de las yeserías de los paramentos decorados de sebka. Las columnas soportan unas pilastras sobre las que se apoya una estructura adintelada. Los espacios entre pilastra y pilastra están ocupados por superficies de sebka caladas o "
de cortina" que no tienen otra función que la de decorar, que nos recuerdan a la vegetación de  la copa de los árboles, en este caso en yeso y mármol.
La contemplación del Patio de los Leones no es tan sólo un ejercicio visual, sino que requiere una interpretación intelectual. La tipología de patio-crucero o jardín persa corresponde a la imagen del paraíso, representando por tanto el orden perfecto del mundo. Una tipología de jardín, donde sus elementos están cargados de simbología:
·       Las cuatro cajas divididas por dos canales corresponden a los cuatro elementos del mundo: agua, fuego, aire y tierra. 
·       Los cuatro canales corresponden con los cuatro ríos conocidos: Oxus, Indo, Tigris y Eufrates. Estos, corren desde los cuatro puntos cardinales hasta unirse en el lugar donde se levanta la fuente, símbolo de la montaña que centra el universo. Su disposición circular y radiocéntrica es la imagen de la omnipresencia del poder universal.
Investigaciones actuales apuntan que el patio, de forma rectangular de 28.5 por 17.5 metros y orientado este-oeste, debió de estar pavimentado con losas de mármol y tal vez arriates para árboles de pequeño porte, disponiendo de un jardín al norte del palacio, en la terraza inferior, ante la qubba mayor, donde hoy se encuentra el patio de la Lindaraja.
Como ya he comentado, este patio de crucero, simboliza el Paraíso, con una descripción común en la religión cristiana y musulmana, cuya ramificación de los cuatro ríos vendría representada por los cuatro andenes o brazos que parten de los ejes cardinales y que portan unos canalillos con agua que, procedentes de varias fuentes circulares rehundidas en el pavimento, llamadas pilas esquemáticas, confluyen en la fuente central: la Fuente de los Leones.
Una de las cuatro pequeñas fuentes rehundidas en el pavimento,
llamadas pilas esquemáticas y que a través de canalillos llevan
su agua hasta la fuente central de los Leones
 
Rodeando todo el perímetro del patio, una galería porticada formada por arcos sostenidos por 124 columnas de mármol de Macael -cuyos capiteles cúbicos, policromados en su día, tienen una gran variedad en la riqueza decorativa que no es apreciable a simple vista- que siguen el sistema proporcional trazado a partir de la diagonal de un cuadrado. Observando detenidamente las columnas, pueden verse pequeños trozos de plomo en las juntas, confiriéndoles mayor flexibilidad, para soportar los tan frecuentes terremotos de la zona. 

El alero de madera tallada y ensamblada, con canecillos bellamente esculpidos, estuvo policromado en época nazarí, protege en saledizo la decoración de los arcos y columnas, así como la banda epigráfica con la divisa real nazarí: "Sólo Allah es vencedor"
 

Con todo, la simetría del patio no está completa; las dos esquinas del lado este se resuelven con tres columnas, mientras que la oeste emplea cuatro. La galería este presenta a cada lado del templete dos grupos de dos columnas y una aislada, mientras que en la oeste la serie es de 1-1-2.
Las columnas que sostienen el pórtico del Patio de los Leones aparecen tanto aisladas como en grupos de dos, de tres y de cuatro; su disposición y número ha motivado diversos estudios sobre su posible simbología e intenciones a través de condicionantes matemáticos muy complejos
 

Los lados norte y sur sí son simétricos, compuestos por un arco central de medio punto con archivolta de mocárabes que señalan la entrada a las salas de Abencerrajes al sur y Dos hermanas al Norte. Además ambos pórticos cuentan, de derecha a izquierda, con otros cinco arcos más pequeños y con la misma cimbra y, en los extremos, tres claros de ojiva y colgantes estalactíticos y enjutas adornadas de rosetones y ataurique.
Lado sur del Patio de los Leones, donde destaca el arco central  de medio punto con archivolta de mocárabes que señala la entrada a la Sala de Abencerrajes
 

En los lados más estrechos del patio sobresalen sendos pabellones  sostenidos por doce arcos de estalactitas apoyados en veinte columnas. Estos templetes carecen de antecedentes claros en la tradición arquitectónica islámica, sustituyendo en todo caso a las características albercas enfrentadas que hubo en otros palacios hispanomusulmanes anteriores, reducidas aquí a surtidores o fuentes esquemáticas que refrescan el ambiente, por las que fluye el agua desde los cuatro lados hasta la Fuente de los Leones. Estos quioscos de planta cuadrada están cubiertos con techos cupulares semiesféricos de madera con labor de lazo que aún conservan restos de policromía y que se apoyan en un friso y pechina de  mocárabes.
En los lados menores del patio (este y oeste) se levantan dos  templetes -uno de ellos en esta imagen- a modo de quiosco oriental, cobijando una fuentecilla en cada uno de ellos, perteneciendo también a la imagen del jardín paradisíaco, ya que el Corán habla del Paraíso como altos baldaquinos (rafraf) o tiendas, toldos que flotan sobre delicadas columnas
 

El pensamiento artístico musulmán concibe sus espacios para ser contemplados desde una perspectiva diagonal, con una visión combinada de elementos diagonales y verticales, como pórticos, fuentes, columnas, etc para lograr un despliegue gradual de la belleza del espacio. El acceso original al Palacio de los Leones se efectuaba por el ángulo suroccidental del pórtico, invitando a nuestro ojo a recorrer y descubrir la composición del patio en todo su esplendor.
Acceso primitivo nazarí al Palacio de los Leones, situado en uno de los ángulos
del patio para conseguir una mayor visión de ángulo y disponiendo el espacio
a modo de dos diagonales convergentes que dan sensación de movimiento
mientras que las líneas verticales de las columnas dan equilibrio y
detiene nuestra mirada en un movimiento ascendente o descendente 

Sin duda, el patio de los Leones es un ejemplo interesante de integración de la arquitectura con el agua, donde la Fuente de los Leones reparte desde el centro del patio el agua por todo el palacio, significando un claro elemento visual de unión con sus costados. 

Sala de los Abencerrajes
En Granada, la leyenda está tan mezclada con la historia que a veces es difícil separarlas; el nombre "Abencerrajes" corresponde al de una familia importante del reino nazarí, rivales de los "Zenetes", otra facción de la nobleza. Según la fábula, éstos conspiraron para provocar la matanza de treinta y seis caballeros Abencerrajes con ocasión de una fiesta en esta misma sala. Desde el siglo XVI es conocida así por la creencia de que fue en ella donde se asesinó a los nobles del clan Abencerraje por orden del monarca Mohammed X aunque otros hablan de Muley Hacén. Según la tradición popular, las oxidaciones de hierro de la fuente de la sala son manchas de la sangre derramada aquella noche. 
De acuerdo con el argumento de Ginés Pérez de Hita en su conocida "Historia de los bandos de Zegríes y Abencerrajes caballeros moros de Granada" que salió a la luz en 1619, los malvados Zegríes calumniaron a los valerosos Abencerrajes, acusándoles ante el rey Boabdil de dos graves delitos: conspirar contra el poder y la vida del monarca y de los pecaminosos amores entre Moraima, esposa del rey, y el caballero Aben Hamete.
"Bien se acordará Vuestra Majestad, cuando El Generalife se hacía una zambra, entró el maestre a pedir desafío y salió Muza en la suerte; pues en  pues aquel día, paseándonos por la huerta (), yo y este caballero Gomel vimos en una calle de arrayanes, debajo de un rosal, en deshonestos deleites a la reina y el adultero de Aben Hamete; y estaban tan embebidos en sus actos libidinosos que no nos sintieron, con estar tan cerca. Yo se lo enseñé a Mahandin Gomel y admirados del atrevimiento nos apartamos un poco para ver el atrevido fin; y a poco espacio salió la Reina y se fué hacia la fuente de los laureles y de allí a donde estaban sus damas."
La Sala de Abencerrajes fue construida en la segunda mitad del siglo XIV bajo el mandato de Mohammed V (1354-1359; 1369-1391) como reflejan las inscripciones en los mocárabes de la cúpula, en cursiva sobre fondo azul y con elementos vegetales en los vacíos. Yusuf III llama a la Sala de Abencerrajes al-qubba al-garbiyya o la cúpula occidental en el Diwan Ibn Zamrak: 128, probablemente en referencia a la qubba que pervive al este en el área palatina de Ismail I. Y es que la estructura de este espacio gira en torno a la gran qubba dotada interiormente de una magnífica cúpula de mocárabes de composición tridimensional, con la que el arquitecto trató de equilibrar el volumen de la qubba mayor, situada enfrente, siguiendo la tradición de cúpulas dobles presente en otros palacios. Del mismo modo, los pabellones salientes en las plantas altas de ambas viviendas tenía la finalidad de equilibrar el efecto de los pabellones cúbicos del patio, subrayando el diseño del crucero y su división cuatripartita.
Se le han atribuido diferentes funciones a esta sala, pero ni las inscripciones de la misma, ni los poemas que albergó permiten confirmar más hipótesis que el posible uso privado y cortesano como reuniones, fiestas, etc. Esta sala se configura como una vivienda independiente dentro del Palacio de los Leones, pudiendo estar este espacio dividido en dos partes iguales a ambos lados. Una de estas partes estaría destinado a dormitorio y otra con mesas bajas, divanes, camas turcas y braseros, aislándose con cortinajes de otras estancias mayores como por ejemplo los patios. Las alcobas o alhanías laterales, en los lados este y oeste, a los que se accede por bellos arcos con variadas molduras, adornados con ocho escudos nazaríes escoltados por la inscripción cúfica con trazo muy estirado sobre fondo rojo con las palabras Yumn (Ventura) y al-Baraka (La bendición).
Los arcos están sostenidos por columnas, cuyos preciosos capiteles estofados en azul -posiblemente los mejores esculpidos de toda la Alhambra- producen un delicadísimo efecto, y con techumbres de madera policromada con pinturas del siglo XVI y lacería plateresca.
Las alcobas, separadas por columnas del resto de la sala, eran el sitio donde se disponían los lechos abiertos a patios o estancias mayores como esta, pero
aislados por cortinajes 

Frente a la Sala de Dos Hermanas, con entrada análoga a ella se encuentra el acceso. De igual modo dos arcos de ingreso a ella, el primero con nichos en sus jambas, están separados por un estrecho corredor. El primer arco es de medio punto peraltado, apuntado y con angrelados, con una gran puerta con hojas de madera que permiten aislar visualmente la sala ya que carece de ventanas en el piso superior que den al interior.
Las perspectivas interiores estaban pensadas para mostrarse
cuando se abrían las puertas de las estancias, originando una gran impresión
al permitir la visión de un paisaje idílico junto a íntimas secuencias interiores
 

Las puertas originales conservan restos de policromía, aunque el postigo sufrió una mutilación en la década de 1830 cuando, por orden de La Serna quien era gobernador de la Alhambra, se arrancaron los dos portones de su primitiva ubicación para ser abandonados en un almacén hasta que Rafael Contreras los recuperó en 1856 y los colocó en su lugar.
El arco exterior cuenta con inscripciones en los lóbulos (de abajo hacia arriba y de derecha a izquierda): La gloria es de Dios, La permanencia es de Dios, La soberanía es de Dios. Las albanegas están decoradas con una rica labor de ataurique combinada con una trama lineal que forma arcos lobulados por encima de pequeños cartuchos con la jaculatoria coránica -en cursiva, en los límites de los cartuchos la inscripción queda cortada-: La gloria es de Dios. También en el arrocabe del techo de madera puede leerse en cúfico "Ventura" donde la prolongación de la primera letra de la misma palabra, desdoblada en espejo, forman un arco que incluye una concha saliente; entre una inscripción y otra hay también piñas salientes entre la decoración vegetal del fondo.
En el intradós del arco, sobre las tacas, puede leerse la inscripción "Dios provee en toda adversidad", la primera parte en cúfico, y con la segunda parte de la jaculatoria en cursiva. Las dos tacas, hoy enmarcadas por decoración vegetal, tuvieron dos breves poemas de tres versos de diferente metro y rima:
·       El primer poema donde se vincula la grandeza de Mohammed V con la de su padre Yusuf I, además de comparar la decoración de la taca con los tejidos y se figura al jarrón cual monarca valiente, entronizado y coronado:
El imán Mohammed heredó la grandeza
igual que su padre, nuestro señor Abu l-Hayyay.
Mira el jarrón en su puerta erguido,
por mí rodeado con ornatos cual tejido.
Ahí, subido en el trono, te parecerá [el jarrón]
un valeroso sultán con su corona aposentado

·   El segundo poema es más convencional, proclamando la victoria del monarca representada por su propio palacio y se añade el habitual símil de la taca con un mihrab y del jarrón con el orante para finalmente rogar por la perpetuidad del rey y se alude a la misión divina y magnánima del mismo tanto en lo religioso como en lo mundano:
Ibn Nasr ha logrado con este palacio lo propuesto,
pues a la sublime victoria su puerta se ha abierto.
Contempla de mi mihrab su jarrón,
y lo verás cual imán comenzando la oración.
Mi Señor [Dios] haga siempre perdurar a mi dueño,
como con él sus dones perpetúa para el mundo y la religión.

A continuación, en la parte interior del arco puede leerse el lema de la dinastía nazarí "No hay vencedor sino Dios" y "Salud perpetua" en cúfico y enfrentándose la primera palabra con la segunda para crear un arquito central con la prolongación de las dos últimas letras, además de poder apreciar aún restos del color azul del fondo, además de repetir las jaculatorias de la parte exterior del arco, pero en este caso en cursiva y recto: La gloria es de Dios, La permanencia es de Dios, La soberanía es de Dios.
Entre los dos arcos hay un pasillo o estrecho corredor con una puerta en cada extremo enmarcadas por el lema nazarí. Según se accede a la sala, la puerta de la izquierda, comunica hoy con el piso superior (donde se encuentra el espacio conocido como Harén), y antes quizá también con una salida. La puerta de la derecha que conduce a la entrada primitiva al Palacio de los Leones, donde se conserva el aljibe que abastecía el Baño Real construido por Ismail I y posiblemente debía existir una letrina.
Sobre cada puerta del corredor hay una ventana desde la que ver lo que acontece en este tramo de la entrada. A ambos lados de cada ventana se disponen sendos paneles rectangulares, semejantes a otros del patio con una serie caligráfica en la que aparecen escudos nazaríes con banda y lema típico flanqueados con las palabras "Ventura" o Yumn en cúfico y desdoblada en espejo, una a cada lado de cada escudo, así como "La bendición" o al-Baraka en cúfico en espejo, con derivaciones de sus letras abrazando los escudos.
El reflejo del agua de la fuente permitiría contemplar
su cúpula de mocárabes 

El interior del arco, similar al exterior, salvo que en la cenefa estrecha sólo se repiten las jaculatorias al-Mulk li-Llah (La soberanía eterna es de Dios) y al-Baqa li-Llah (La permanencia es de Dios), y que el dintel bajo la banda de lemas repite el de la cara interna del arco exterior, con caligramas de 'Afiya baquiya (Salud perpetua) en lugar de los escudos nazaríes de la cara exterior.
El espacio central de la qubba es a la vez trasunto de un patio -con fuente dodecagonal central- trasladando la imagen de la bellísima cúpula de mocárabes en forma de estrella de ocho puntas a la fuente con su reflejo en el agua, en una genial transición tridimensional desde la planta cuadrada mediante pechinas, también de mocárabes; pasamos de un espacio de planta cuadrada en la parte inferior a un espacio poligonal en la parte superior con la cúpula de forma estrellada que cubre la estancia, alejándose de esta manera de la cubrición esférica. Se trata de una cúpula lucernario, ya que las ventanas ubicadas en cada uno de los dieciséis lados de la estrella de ocho puntas, permiten la entrada de luz iluminando la estancia a la vez que crea bellos juegos de luces cambiantes según las horas.
Sin lugar a dudas, en este pequeño espacio se encierra una hermosa metáfora del Universo, donde lo terrenal de la planta inferior es iluminado por la bóveda celeste representada simbólicamente en esta cúpula estrellada y cuya contemplación desde abajo produce el efecto ilusorio de un cielo infinito y giratorio.
Los azulejos fueron fabricados por el ceramista granadino Antonio Tenorio, así como las inscripciones que fueron copiadas de otros lugares, algunos de sus antiguos adornos, como ocurre con la inscripción que, en medallones y círculos, figura sobre el zócalo, que repite versos de la Sala de Dos Hermanas
 

Hubo una teoría que estimaba que esta fuente hubiera sido la primitiva taza que sostuvieron los leones de la cercana Fuente de los Leones y supone que Mohammed V habría decidido que labraran otra pila octogonal por considerar la original muy tosca. Por ese motivo, una vez tallada la nueva, la pila primitiva se colocó en el interior de esta sala. Sin embargo esta hipótesis ha sido rechazada hoy en día.
Las reducidas dimensiones de los espacios eran ampliadas visualmente por los artistas nazaríes que utilizaron frecuentemente la perspectiva interior en la concepción de sus espacios mediante alienaciones de vanos o fuentes, provocando ritmos espaciales, cambios de escala o fuertes secuencias lumínicas.
Por otro lado, Manuel Gómez-Moreno opinaba que el emplazamiento original de esta fuente en el interior de la sala no sería centrada, sino más avanzada hacia la puerta con la intención de dejar suficiente espacio entre el muro meridional y la pila para instalar una especie de estrado desde el que sería un goce contemplar con comodidad la inacabable perspectiva que se iniciaba en la superficie del agua, continuando por la entrada y siguiendo con la Fuente de los Leones, la Sala de Dos Hermanas, el Mirador de Daraxa y finalmente, los perfiles de la ciudad de Granada en la distancia, pero al renovar el pavimento de la sala a comienzos del siglo XX, se decidió centrar la pila con el eje vertical de la habitación.
Las perspectivas interiores en las salas del Palacio de los Leones forman auténticas escenografías en su interior con sus formas, colores, luces y sombras, produciendo un efecto sorpresa a aquellos que las visitan por primera vez ante tales visiones. La fuente de la Sala de los Abencerrajes permite una doble visión de la perspectiva interior:
La Sala de Abencerrajes está ambientada con unas pequeñas ventanas superiores  que ventilan e iluminan cenitalmente el espacio siendo la luz otra de las protagonistas de la sala al incidir en las múltiples facetas o caras
de cada uno de los mocárabes

Otra obra de ingenio de la Sala de Abencerrajes es su disposición interior que proporciona un acondicionamiento climático idóneo para su uso en verano. Su alzado presenta una geometría estrecha y alargada de anchos muros. En los días más calurosos del estío granadino esta sala se convierte en el mejor refugio: con las puertas cerradas, la única luz procede de las altas ventanas caladas de la cúpula por las que escapa el aire más caliente a modo de chimenea, mientras que el agua de la fuente, siempre fresca por provenir de una corriente subterránea, rebaja la temperatura del ambiente. La sala funcionaba como una cueva, creando un microclima que conseguía una temperatura máxima de 22º C en los días estivales más calurosos y permitía que la temperatura tampoco bajase mucho en invierno. Por este motivo, Aurelio Cid Acedo en su obra "La Alhambra de cerca" sugiere que la Sala de Abencerrajes era un refugio perfecto para soportar el verano granadino.

La ausencia de ventanas bajas, obliga al aire caliente  a ascender, escapando por las ventanas de la cúpula, mientras que el agua de la fuente se encarga de
mantener una baja temperatura ambiente

Sección de la Sala de Abencerrajes 

La sala forma un cuadrado central de 6,25 metros de lado y las alcobas o alhanías tienen 2,85 metros de fondo, levemente elevados respecto al resto de la sala. Según las cartelas de la sala, esta estancia se enorgullecía, con un vocabulario muy similar al del segundo verso del poema de la Fuente de los Leones, de su superior belleza y luego menciona la cúpula cual amuleto celeste y angelical protector del monarca, configurando un firmamento de luminosas estrellas proyectadas a través del cristal gracias a la luz solar. En las subsiguientes metáforas, al soberano se le representa cual organizador del Islam viviendo en solaz en su palacio, de noble linaje, el mejor de entre los reyes del mundo, y dotado de bondadosas virtudes y especiales dotes sapienciales.
Los capiteles, posiblemente los más hermosos de la Alhambra, sólo llevan caligrafía los del iwan oriental adosados al muro
 
Posiblemente la cúpula de Abencerrajes sea lo mejor conservado de la sala es la parte superior de los muros del espacio central y la singular cúpula de mocárabes en forma de estrella iluminada por dieciseis ventanas de arco de medio punto escoltadas por finas columnillas de yeso, con celosías de lacería que, a juzgar por el poema que hubo en la sala, pudieron tener cristales de colores.

Las molduras cóncavas tienen motivos vegetales sobre fondo azul y, entre columnillas de yeso que fingen sostener los mocárabes, varios caligramas arquitectónicos crean una base verbal ornamental para toda la cúpula, en la que predominan las caligrafías cúficas con alabanzas a Dios y el lema nazarí "No hay vencedor sino Dios", así como en la estrecha y ligera concavidad de la cornisa. En otros mocárabes se aprecian escudos nazaríes lisos o decoraciones vegetales donde quedan restos de azul, dorados y rojo oscuro o marrón, todo ello casi perdido.

Sala de las Dos Hermanas
En el lado septentrional del Patio de los Leones, es decir al norte, se encuentra esta sala, la Sala de las Dos Hermanas (también conocida por Sala de las Losas). Se desconoce el nombre original que recibió este espacio durante el dominio nazarí, aunque actualmente se la conoce como Sala de las Dos Hermanas por las dos grandes losas de mármol de Macael que existen en el suelo del centro de la sala, a cada lado de la fuentecilla central. En un poema de Ibn al-Jatib ya se recoge una cita coránica en la que se alude a las Dos Hermanas.
Sin embargo, Yusuf III denominaba a esta sala como Cúpula Mayor del Jardín Feliz o al-Qubba al-kubra en el encabezamiento del poema que aquí se grabó en las tacas del primer arco de acceso en seis versos -tres a cada lado- que aunque desaparecieron del lugar, el rey nazarí lo conservó y dice así:
Estos arcos a los astros semejantes
obra son de quien hace nobles a los reyes.
Es como si su jarrón fuera
con el panegírico ensartado en su corona. 
Mira, pues, una belleza que a las gentes de juicio espantara
que otra sarta [de versos] desearas. 
¡Oh alcázar!, gracias al imán Mohammed
que es quien con su belleza te engalana, 
y quien te ha brindado este hermosos jardín
en el que las flores sonríen cuando tus galas lo hacen florecer. 
En el firmamento del califato radiante permanezca,
iluminando las tinieblas con su deslumbrante justicia.
Vista desde el interior de la Sala de Dos Hermanas hacia la Fuente de los Leones; tanto en el arco interior como exterior destaca la rica labor de ataurique de tramos 
lobulados con pequeñas conchas en el centro e inscripciones tales como "La gloria permanente es de Dios" o "La soberanía es de Dios", bastante deterioradas
 

Según un poema rescatado de Ibn al-Jatib, esta sala sería el nuevo mexuar del rey Mohammed V, al fondo del cual el mirador de la Lindaraja le serviría de salón del trono, desde el que poder contemplar la ciudad de Granada (lo que supondría un traslado de esta función del Salón de Embajadores en el Palacio de Comares). Mientras que para otros, la estancia tendría un carácter eminentemente residencial, destinada a la esposa principal del monarca nazarí y de la familia real en invierno. De este modo estaría justificada la opinión de que en esta estancia habitara, junto con sus hijos, la esposa de Muley Hacén, Aixa, tras haber sido repudiada por el monarca. Otros opinan que estuvo destinada a las damas distinguidas o favoritas que vivían con cierta independencia dentro del harem.
Vista del piso superior de la Sala de Dos Hermanas
 

Un gran arco se abre en cada uno de los costados de la sala: los de levante y poniente fueron alcobas, el de la entrada por el Patio de los Leones al sur y el que da acceso a la Sala de los Ajimeces al norte, antecediendo al Mirador de Lindaraja. Por encima de estos arcos hay otros cuatro mucho más pequeños que sirven de ventanas a los aposentos de la parte alta a los que se accede por el corredor de la derecha -frente a la entrada del retrete mencionado en la fotografía- a través de una escalera. Estas estancias superiores tenían un carácter privado, cerradas al público.
Celosías de la planta superior de la Sala de Dos Hermanas
 

La estancia principal del palacio, sobre la que gira el mismo, es la qubba mayor, en cuyo interior se encuentra la Sala de Dos Hermanas. La planta baja se abría a un huerto-jardín. La distribución de esta vivienda es semejante a la vecina Sala de Abencerrajes, situada enfrente, pero de mayor amplitud y riqueza decorativa. Se diferencia de aquella por estar abierta al exterior y, en la planta alta, posee ventanas al interior de la qubba, cubiertas con delicadas celosías de madera. Sin duda debió de poseer las mejores perspectivas de la Alhambra de la época.
Flanquean la estancia dos alcobas, ligeramente elevadas mediante un peldaño, en cuyo interior se encuentra el habitual alhamí o compartimento para el reposo, situado al extremo. Ambas estancias presentan en su parte superior una elegante decoración de yesería y magníficos artesonados, así como ventanas al exterior; la de la izquierda fue transformada en puerta para comunicar con las habitaciones añadidas en época cristiana.
Este es uno de los alhamíes o compartimento de reposo en la sala que se encontraba un poco elevada con respecto al suelo central de la qubba, sin embargo fue modificada en época cristiana para permitir el acceso a los aposentos del emperador Carlos V
 

Un sobrio pero vistoso zócalo de alicatado diseñado a base de cintas de colores reviste la parte inferior de la qubba. Sobre él corre una inscripción, alternando cartelas rectangulares y circulares, un poema compuesto expresamente por ibn Zamrak para la ceremonia de circuncisión del príncipe, hijo de Mohammed V, que probablemente tuvo lugar aquí. Este poema sustituyó a uno anterior de Ibn al-Jatib que fue borrado a raíz de su exilio.
Este zócalo de azulejos adorna las paredes de la Sala de las Dos hermanas,  considerándose entre los más bellos y originales de toda La Alhambra por sus reflejos metálicos y composición.
 

Este detalle del zócalo muestra el escudo de la Banda, con el emblema de la familia real nazarí, alrededor del cual se desarrolla un laberinto de líneas quebradas sin principio ni fin

El contrapunto a la decoración de zócalos anteriormente descrita está en los motivos circulares de los zócalos de las jambas de los arcos de entrada de la zona norte

Puerta 

La cúpula de mocárabes de la Sala de las Dos Hermanas encierra un significado cósmico pues según el poema de Ibn-Zamrak que aparece en las paredes de la sala, los cuerpos celestes de la cúpula se mueven en sus órbitas cambiando su aspecto de día y de noche sugiriendo la idea de una cúpula giratoria, que refleja el ciclo diario de luz y oscuridad y las posiciones cambiantes de las constelaciones. La planta cuadrada de la sala -de ocho por ocho metros- se convierte en un octógono en la parte alta por medio de una trompas de mocárabes (que conservan restos de pintura verde, azul y rojo oscuro con formas vegetales pintadas en verde), como la cúpula. Cada una de las ventanas localizadas en los planos del octógono proyectaban la luz sobre los mocárabes del techo a través de cristaleras de colores buscando una sensación de movimiento que la luz imprime al techo según el ángulo en que incidía en cada momento. 
No hay dos segundos del día en que la cúpula de mocárabes de la Sala de Dos Hermanas tenga el mismo aspecto por la disposición de la iluminación natural que entra por ventanas y celosías; esto constituye una metáfora del cielo estrellado 
girando en torno al Norte. Sin embargo muchos vanos dejaron
de proyectar la luz a partir de 1590 a causa de nuevas construcciones
 

Incluso las esquinas y los mocárabes de las trompas guardan inscripcionestales como "bendición" o escudos lisos 

Esta cúpula es una obra cumbre en su género. Trazada a partir de una estrella de ocho puntas de 90º en el centro y su desarrollo en otra estrella de ocho puntas de 45º, incluye 16 cupulines (uno sobre cada ventana) y cuenta con un total de 5.416 piezas de mocárabe. Aún conservan restos de policromía de distintos colores además de oro y plata.
Conocida la función de nuevo mexuar que tenía esta sala, adquiere mayor sentido el simbolismo astral y cósmico de los veinticuatro versos de la qasida del poeta Ibn Zamrak que decora las yeserías de esta estancia en cartelas rectangulares y circulares, formando el más extenso poema que se ha conservado en las paredes de La Alhambra.
Sobre los zócalos de la sala se extiende una bella qasida del poeta y visir Ibn Zamrak en caracteres cursivos-andalusíes que alude a la belleza de la sala, comparándola con un jardín, y a la de la maravillosa cúpula de mocárabes que la cubre
 

La epigrafía nos descubre el significado cósmico de este espacio, a modo de visión nocturna de la constelación de las Pléyades. Sería un digno correlato y contraposición a la cúpula de Comares:
1 Yo soy el jardín (ana al-rawd) que con la belleza ha sido adornado, contempla mi hermosura y mi rango te será explicado.
2 Por mi señor el imán Mohammed rivalizo con lo más noble por venir o ya pasado.
3¡ Por Dios!, su hermoso edificio supera, por ventura, a los demás que hayan sido construidos.
4¡ Cuánta amenidad hay en él para la vista! ¡Cómo el alma del benévolo realiza allí sus deseos!
5 Cinco pléyades que lo protegen tiene, y la lánguida brisa en él sublime se vuelve.
6 Allí está la espléndida cúpula, sin igual, cuya belleza oculta y manifiesta verán.
7 Orión le tiende la mano para saludarla, y la luna llena se le acerca para conversar.
8 Las brillantes estrellas quieren quedarse en ella, dejando en el cielo de girar,
9 y en sus dos patios presentarse para servir y complacer, mejor que las esclavas, al sultán.
10 Extraño no es que a los luceros dejen en lo alto y rebasen el límite fijado
11 dispuestas a servir a mi señor, pues quien al grande sirve grandezas recibe.
12 Con la cúpula, tal esplendor alcanza al aposento que el palacio a competir llega con el firmamento.
13¡ Con qué galas de adornos bordados lo realzaste que al tejido del Yemen hacen olvidar!
14¡ Cuántos arcos se elevan en su cúspide sobre columnas envueltas por la luz!
15 Arcos de esferas celestes girando te parecen que hasta el pilar de la aurora cuando despunta ensombrecen
16 Son columnas de todo punto insólitas sobre las que vuelan y circulan los proverbios.
17 Allí, el mármol pulido y reluciente, la oscuridad de las sombras ilumina.
18 Y cuando las columnas brillan con los rayos del sol perlas las creerás a pesar de su dimensión.
19 Nunca vimos palacio de más suprema apariencia, de más claros horizontes, ni con más amplio lugar de reunión.
20 Nunca vimos jardín de más agradable verdor, de más aromáticos espacios, ni de más dulces frutos.
21 En él se cambian dos monedas por su justo valor, según el juez de la hermosura permitió,
22 pues sí, al alba, de la mano de la brisa viene llena con dirhames de flores que suficientes son,
23 al reservado del jardín luego lo llenan, entre las ramas, y lo engalanan, dinares de sol.
24 Entre mí y la victoria hay el más noble linaje, linaje que, siendo el que es, te basta.
Sobre el zócalo de alicatados se encuentra estampado este poema, el
más extenso conservado en las paredes de La Alhambra, con 24 versos

Sobre el zócalo que rodea toda la sala, alternando cartelas y medallones. 

El poema rodea el interior de la sala en sentido contrario al de las agujas del reloj, comenzando a la derecha de la entrada, a la izquierda si se mira desde el Mirador de la Lindaraja, el solio de Mohammed V, quien tenía frente a él el comienzo del poema de la Fuente de los Leones.
Tal vez en ningún otro lugar de la Alhambra, arte y naturaleza quedaron integrados de forma tan perfecta como en esta vivienda palatina, con la decoración vegetal de atauriques figurativos en el interior y los jardines que por todos sus flancos envuelven la estancia desde el exterior. 

Mirador de Lindaraja
Tras cruzar la Sala de los Ajimeces, en el arco de entrada al Mirador de Lindaraja, un arco apuntado de mocárabes colgantes, inscrito en otro arco decorativo polilobulado y apuntado, existe una curiosa yesería con unas curiosas manos sobre fondo rojo integradas perfectamente entre los arabescos que decoran las paredes de la estancia y confrontadas en espejo a cada lado de la puerta (esta misma mano aparece en las ventanas de la Sala de Dos Hermanas y en la puerta del Peinador de la Reina); de esta mano surge una rama de ataurique (que se repite más arriba, junto a los rosetones de las albanegas, esta vez sin mano) y empuña un ramo con fondo azul. Sobre el arco de entrada al mirador hay tres ventanita de celosía, pero la central es falsa y cuenta con dos escudos nazaríes lisos dispuestos verticalmente. El suelo entre las dos jambas del arco conserva aún bastante del alicatado con un motivo geométrico diferente y de mayor escala. El magnífico zócalo de finísimo alicatado, casi en miniatura, se completa con dos de las pocas inscripciones realizadas con piezas de cerámica en la Alhambra.
Según se accede al mirador, a la derecha, en cursiva con encabalgamientos hay delicados motivos vegetales en algunos huecos, sobre todo al final de la frase, la cual va dentro de una larga cartela que se enlaza con la cinta negra que enmarca la composición y con sendos círculos lobulados con el lema nazarí en escritura más fina, en dos líneas y con pequeño motivo vegetal de relleno. La inscripción traducida del árabe dice lo siguiente: "El auxilio divino, el dominio y la clara victoria sean para nuestro señor Abu 'Abd Allah, príncipe de los musulmanes". En cuanto a la inscripción de la izquierda, deteriorada en el tercio superior impidiendo la lectura completa, aunque todo indica que, como recogió la fuente Alcántara, la leyenda es traducida como sigue: "Gloria a nuestro señor el sultán Abu 'Abd Allah, hijo de nuestro señor el sultán Abu l-Hayyay" en referencia, primero a Mohammed V y, luego, a su padre Yusuf I.
Lo más interesante de este espacio es la tribuna o mirador que se abre en la mitad de su lado norte. El mirador de Lindaraja o de Daraxa es uno de los más bellos rincones de la Alhambra que como su nombre indica se abría originariamente al paisaje y no a un jardín como actualmente, permitiendo la vista del Albaicín sobre un huerto-jardín bajo que se prolongaba hasta la muralla norte de la ciudad palatina. Debió construirse en la segunda mitad del siglo XIV bajo el gobierno de Mohammed V (1354-1359; 1362-1391) junto al resto del Palacio de los Leones. La vista desde aquí debía ser espectacular antes de construirse las habitaciones de Carlos V.
El nombre de Lindaraja parece proceder de la corrupción fonética de tres palabras árabes ain-dar-Aixa que viene a decir "los ojos de la Casa de Aixa" pero no es constatable con la documentación nazarí conocida; Yusuf III lo menciona con la única denominación de bahw o pabellón o aposento, contiguo a la Cúpula Mayor. Se trata de un espacio de planta cuadrada que se abre con ventanas gemelas en cada uno de sus tres lados exteriores y con el alfeizar o poyete inferior muy bajo porque los habitantes de la Alhambra solían sentarse en el ajimez, ocupando unas jamugas (unas sillas de tijera con patas curvas, brazos y correones para apoyar la espalda), junto con almohadones dispuestos en el suelo para divisar las vistas sentado en el suelo, así como disfrutar de la luz natural procedente de las ventanas que refuerzan el ambiente relajado del mirador. Para algunos este mirador podría ser el espacio que ocupara el trono del rey de Granada, atendiendo a la consideración de la Sala de Dos Hermanas como mexuar. Para otros, y de acuerdo con la tradición y por el nombre del lugar, era el lugar de esparcimiento de la favorita del monarca.
El interior del mirador de Lindaraja atesora una de las decoraciones más primorosas del Palacio de los Leones o al-Riyad al Said, con diversas composiciones geométricas y epigráficas y con unas delicadas yeserías que enmarcan la ventana frontal, bajo un arco ciego de mocárabes con forma de V invertida que se encuentra por encima de otro arco ficticio de medio punto y lobulado. El tímpano contiene una compleja composición caligráfico-lineal rellena de ataurique con una estrella de ocho puntas en la parte central formada por dos cuadrados superpuestos; sus lados llevan un pequeño semicírculo central y sus esquinas generan lazos. En su interior la inscripción árabe Allahu jayrun hifzan / wa-Huwa arhamu l-rahimin / Sadaqa Allahu al-'Azim o traducido al castellano Dios es Quien cuida mejor / y es la Suma Misericordia (Corán 12, 64) / Dios el Grandioso ha dicho la verdad. A ambos lados de esta estrella círculos polilobulados con sendos escudos lisos rodeados de elementos vegetales.
Sobre las ventanas de ambos lados aparecen las mismas inscripciones que en la central, salvo el tímpano sobre el arco, cuya estrella central alberga esta inscripción regia en el interior de la estrella de ocho puntas que se entrelaza con el resto de la decoración:
·       En la ventana izquierda: Gloria a la honra de los siglos / y conquistador de las ciudades, nuestro señor Abu / 'Abd Allah, orgullo de los Banu l-Ansar. El fondo del tímpano tiene, como en las ventanas compañeras, un rico fondo de ataurique en segundo plano.
·       En la ventana derecha: Gloria a nuestro señor el sultán / Abu 'Abd Allah al-Gani / bi-Llah, sustente Dios su autoridad 

Los zócalos de diminutos azulejos muestran una sencilla pero vistosa sucesión de ruedas de estrellas  con lazo de ocho en doble trama y bello colorido ocre, negro, berenjena, celeste y verde, y las cintas de lazo en tono marfil rematados por inscripciones con caracteres recortados en piezas de cerámica negra sobre fondo blanco, dispuestas como un puzzle. 
Todos los zócalos de alicatados están aquí formados por pequeñísimos aliceres que implica una mayor dificultad técnica, siendo algunos de los alicatados
nazaríes originales más hermosos de La Alhambra
 

El mirador está cubierto por un techo con cristales de colores ensamblados en una estructura abovedada de madera que, a modo de linterna cenital, indica como serían la mayoría de los ajimeces o cierres de los palacios de la Alhambra. Similar a este habría sido el techo de cristal que el texto árabe del Mawlid de 1362 describe en el Mexuar. A Mohammed V le debía gustar este tipo de techumbre que probablemente tuvo también en su desaparecido palacio de los Alijares o Qasr al-Disar.
Los vidrios de colores incrustados en el armazón reflejan la luz de las ventanas
superiores, reforzando el carácter aúlico del mirador
 

Coronando el mirador, una cristalera de vidrios de colores engastados en un fino armazón de madera, llenaban de luz policromada este pequeño recinto que alguna vez fuera asiento del trono 

El mirador está decorado con numerosas inscripciones epigráficas, tanto la ventana central como las laterales. La posibilidad de que fuese utilizado el mirador de Lindaraja como salón del trono otorgaría una gran importancia simbólica a los poemas que decoran las ventanas del mirador, en los que la estancia aparece definida como el lugar desde el cual el monarca nazarí podía contemplar la capital de su reino, en una alegoría del buen gobierno.
En su decoración interior, además del repertorio de zócalos alicatados, probablemente los más primorosos de la Alhambra, muestra destacadas yeserías policromadas, recientemente restauradas, con composiciones geométricas y epigráficas en torno a un arco ciego de mocárabes
 

Ibn Zamrak es el autor de los cuatro versos que aparecen inscritos en cada jamba y que se presentan en su Diwan como un mismo poema, el cual fue dividido en dos partes al grabarse en la pared, igual que sucediera en la entrada de la Sala de Dos Hermanas:
"Todas la artes me han enriquecido con su especial belleza y dotado de su esplendor y perfecciones. Aquél que me ve juzgue por mí la hermosura de la esposa que se dirige a este vaso y le pide sus favores. Cuando el que me mira contempla atentamente mi hermosura, engaña a sus ojos con una apariencia. Pues al mirar en mi espléndido fondo cree que la luna llena tiene aquí fija su morada, habiendo abandonado sus mansiones por las mías. No estoy sola, pues desde aquí contemplo un jardín admirable; no vieron los ojos cosa semejante a él. Este es el palacio de cristal; sin embargo ha habido quien el verlo lo ha juzgado un océano proceloso y conmovido.
Aquí esparce el aire fresco su aliento; la atmósfera es sana y el céfiro agradable. He llegado a reunir todas las bellezas, en términos que de ellas toman su luz los astros en alto firmamento. Ciertamente yo soy en este jardín un ojo lleno de alegría y la pupila de este ojo es en verdad mi señor." 
El poema que podemos considerar cabecera del eje poético del Jardín Feliz -por encontrarse en un extremo privilegiado del mismo en el que el propio poema dice que estaba el solio del soberano aparece inscrito alrededor de las ventanas del mirador. Los versos van en cartelas rectangulares con laterales curvos, en clara cursiva de verticales bien marcadas, con entrecruzamientos y encabalgamientos sobre un fondo de atauriques. La distribución de los versos comienzan por la ventana de la derecha según se accede al mirador, aunque faltan de la pared el primer y último versos desde el siglo XVI en que, al parecer, el mirador se agrietó en los puntos de unión con la Sala de Ajimeces, y en la reparación se sustituyeron por la copia de otros versos. Sin embargo conocemos el poema completo gracias a Yusuf III (Diwan Ibn Zamrak). Yusuf III presenta el poema diciendo que "se grabó alrededor de las ventanas tiqan del pabellón de la Cúpula o al-bahw min al-qubba. Este es el primer verso desaparecido con el que comenzaría el poema:
Tengo la más alta atalaya (marqab), y el más sublime lugar de aparición (mazhar), y, como en el Libro reza, "triunfará quien a lo más alto tienda" (Corán 20, 64) 

A continuación continuaría:
Tal límite alcanzo en toda clase de belleza,
que de la misma la toman, en su alto cielo, las estrellas.
Yo soy en este jardín el ojo fresco,
cuya pupila es, justamente, el señor
Muhammad, alabado por su valor (ba's) y generosidad (nadà),
de excelente conducta y suprema celebridad.
En el cielo del reino se manifiesta cual luna llena de la religión,
sus obras perduran, sus luces resplandecen.
Él no es sino el sol de una mansión,
en la que, con él, todo bien le da sombra.
Desde mí contempla la capital del reino (hadrat al-mulk)
cada vez que aparece en el trono del califato (kursi l-jilafa) y se manifiesta.
Envía el corcel de su mirada al espacio en que juega el céfiro
y regresa complacido por lo visto:
mansiones en las que los ojos amenidades encuentran
y donde la mirada es cautivada y la razón trabada.
En ellas, la brisa atrae el frescor del aire,
la brisa languidece, el aire sana.
El cielo de cristal muestra aquí maravillas
que escritas llenan la página de la belleza.
Una es aquí la luz, muchos los colores:
opuestos o iguales, como quieras.
(fragmento final desaparecido de las inscripciones de la ventana de la izquierda)
En el paraíso eterno [de estas mansiones] a nuestro señor se le ha hecho disfrutar
en recompensa por el bien que se le confió y supo continuar. 

Sala de los Ajimeces
Desde el norte de la Sala de  Dos Hermanas y atravesando un gran arco se llega a la Sala de los Ajimeces cuyo nombre se estableció en época cristiana por las dos ventanas del muro norte que tienen una columna parteluz central (la palabra ajimez procede del árabe andalusí al-samiz). Este espacio, como el resto del Palacio de los Leones, fue construido bajo el reinado de Mohammed V, en la segunda mitad del siglo XIV.

Bello capitel de mármol blanco con una concha con perla central rodeada
de ataurique y capiteles laterales adosados a la pared con la frase coránica al-'Izza li-Llah o "La gloria es de Dios"
 

Sobre el arco de entrada a la sala, en su cara interna, un pórtico bidimensional con veinticuatro columnitas decorativas, alternando tres arcos menores con otro mayor albergando estos un caligrama arquitectónico inusual en la Alhambra: arquito de 7 lóbulos con base de trenzado que incluye una piña y motivos vegetales con una cartela que enlaza con el arco superior y con el arco central del caligrama inferior con el lema de la dinastía nazarí "No hay vencedor sino Dios". En las jambas del arco de entrada a la Sala de los Ajimeces hay alicatados geométricos y, sobre ellos, sendas tacas coronadas por una pequeña cornisa de mocárabes sin inscripciones. En este mismo arco, en la cara interna de los lóbulos, en cursiva poco elaborada, con encabalgamientos con escasos elementos vegetales en los espacios vacíos y sobre fondo azul se incluyen:
·       al-Hamd li-Llah o Loor a Dios
·       al-Baraka o La Bendición
·       wa-l-Baqa li-Lah o y la permanencia es de Dios
·       wa-l-Qudra li-Llah o y la potestad es de Dios
·       wa-l-'Izza li-Llah o y la gloria es de Dios
·       wa-l-'Azama li-Llah o y la grandeza es de Dios
·       wa-l-Mulk li-Llah o y la soberanía es de Dios
·       wa-la galiba illa Allah o No hay vencedor sino Dios (en la clave del arco
·       al Nasr [?] o La victoria -?
·       al-'Izz al-qa'im o La gloria permanente
·       al-Baraka al-kamila o La bendición perfecta (una palabra en cada uno de los dos lóbulos finales) 
La bóveda de mocárabes está formada por una serie de cupulines octogonales, excepto el central que es de mayor tamaño y complejidad. Entre los mocárabes de la bóveda aparece la frase Allah 'udda o "Dios provee", incluyendo un elemento vegetal sobre fondos azul oscuro y rojo, alternando con otros mocárabes que contienen escudos lisos y blancos.
Otros mocárabes llevan motivos vegetales pintados, estrellas de ocho puntas con cupulilla gallonada, o mocárabes con forma de concha en rojo oscuro. Como es habitual, la bóveda aparenta estar sostenida por columnillas de yeso adosadas a las paredes dispuestas por parejas creando aquitos.
Esta sala de 15,10 por 3,15 metros cuenta con una magnífica cubierta de mocárabes reconstruida entre 1537 y 1541, obra de Francisco de las Maderas. La sala está cubierta de yeserías excepto su tercio inferior donde aparecen los lienzos de la pared desnudos, sin alicatados, probablemente para cubrirse con tejidos. Hay un brutal contraste en las paredes entre las yeserías y el muro limpio, siendo difícil imaginar que en un lugar con tanto derroche decorativo e imaginativo hubiera estos espacios vacíos para cubrirlos con tapices y cueros labrados, sobre todo sabiendo que en el extremo de levante hubo una puerta para comunicar con las habitaciones del emperador Carlos V que después fue clausurada.
La bóveda de mocárabes debe ser similar a la que había en la Sala de Mocárabes. Algunos piensan que en realidad, esos ajimeces pudieron ser balcones volados de madera con celosías desaparecidos con posterioridad. En cualquier caso esos ajimeces cuentan con estucos de alta calidad.
Un panel recorre las cuatro paredes con la inscripción en árabe que se traduce como "El auxilio divino, el dominio y la clara victoria son de nuestro señor Abu Abd Allah, príncipe de los musulmanes", bajo un campo que se extiende por todas las paredes con ornamentación geométrica de lazo de ocho, rematado por una cornisa levemente cóncava que lleva decoración vegetal sobre fondo azul intenso, según se ve en algunos restos originales.

Torre del Peinador de la Reina
Recibe también los nombres de Torre de Abu l-Hayyay, bajo el reinado de Yusuf I (1333 y 1354), tal como aparece en varias inscripciones de la construcción. Según una hipótesis Fernández-Puertas, lanzada en 1973, anteriormente sería conocida como Torre de Abu l-Yuyus y construida por el rey Nasr -anterior a Yusuf I-. Al parecer, Yusuf I  sustituyó en el arrocabe de madera que hay debajo de la armadura de la linterna, su kunya o sobrenombre por el de Nasr, para eliminar la memoria de este sultán que procedía de la rama directa de Mohammed I, mientras que el padre de Yusuf I, Ismail I, le había arrebatado el poder, cambiando desde entonces el poder a esa rama secundaria.
Era utilizado como pabellón de recreo o meditación en época nazarí, siendo una de las estructuras más originales de la Alhambra, que se dispuso originariamente aislada y dominando todo el entorno sobre el valle del Darro, abierto al paisaje.
La parte nazarí se compone, por un lado de una torre-mirador mide 8,10 por 5,75 metros sin estancias habitables, construida sobre el adarve que viene de la Torre de Comares y por otra parte por una sala de 7 por 5 metros con ventanas bajas y celosías, centrada por una linterna con armadura ataujerada y policromada (que se redecoró en el siglo XVI), dos columnas que sostienen el dintel en el centro (con la inscripción en los pilares cúbicos sobre las columnas en las caras que dan al centro: "Gloria a nuestro señor/ Abu l-Hayyay, glorioso sea su triunfo") y arquillos en los extremos para dividir el espacio diáfano en un vestíbulo rectangular y una sala principal cuadrada con cuatro columnas y dinteles, que recuerdan a la disposición de la Sala del Mexuar o de la Sala de las Camas del Baño Real.
Sólo se conserva completo el dintel del muro oriental, aunque todas estas ventanas son geminadas con dos arcos de medio punto, apuntados, peraltados y con angrelados, sostenidos por una fina columna central y dos laterales adosadas a la pared. En dicho dintel discurren las dos primeras aleyas y la mitad de la tercera de la azora de la Victoria del Corán 48, 1-3 modelada en yeso y rellenas de atauriques:
"Te hemos concedido una clara victoria. Para perdonarte Dios
tus primeros y tus últimos pecados, perfeccionar Su gracia en ti y dirigirte por una vía recta. Para prestarte Dios un auxilio poderoso. Él es Quien ha hecho descender la sakina [serenidad] en los corazones de los creyentes para incrementar su fe". 
Aunque la mayor parte de las yeserías nazaríes de los muros interiores de la torre se han arruinado, todavía puede apreciarse la faja de lemas nazaríes cúficos que discurre justo debajo de los alfarjes del vestíbulo. Según el Padre Echevarría en el siglo XVIII, asegura que en un friso que circundaba los cuatro lados del tocador se había grabado la Aleya de la Luz (Corán 24, 35), una aleya muy utilizada en la epigrafía islámica tanto religiosa como civil:
"Dios es la Luz de los cielos y de la tierra. Su Luz es comparable a una hornacina en la que hay un pabilo encendido (...) ¡Luz sobre Luz! Dios dirige Su Luz a quien él quiere. Dios propone parábolas a los hombres. Dios es omnisciente."

Como vemos, la decoración de yesería de esta torre era espléndida, así como su suelo que era de azulejos pintados de azul cobalto y reflejo metálico de una calidad excepcional, con representación de figuras femeninas, por lo que Manuel Gómez-Moreno Martínez los denominó “azulejos de las Señoritas”, siendo una de las pocas muestras del género que, junto con otras similares de las ruinas del palacio de los Alixares, nos han llegado de la Alhambra. Un suntuoso aposento de planta rectangular con zócalos primorosos de cerámica vidriada tachonada de pinturas de lazo compuestas con panes de oro y lapislázuli. A pesar de las muchas intervenciones que ha sufrido en su historia, la torre conserva una rica muestra epigráfica en madera, yeso, pintura y loza dorada, siendo sus alizares o bordillos de las ventanas de cerámica vidriada, unos de los pocos originales que se conservan en la Alhambra con algunos motivos caligráficos rematados por un friso de almenas escalonadas doradas sobre fondo blanco, líneas doradas, blancas y azul suave, y doble línea dorada que marca la banda caligráfica con la inscripción: "Ventura eterna, Gloria permanente". También se conserva otro de los alizares de esta torre, con la misma inscripción, técnica y ornamentación, en el Instituto Valencia de Don Juan de Madrid.
En las paredes laterales de la escalera se conservan, como en el interior de la torre, algunos de los pocos zócalos pintados que han perdurado en la Alhambra. Miden 90 centímetros de alto y en ellos se pueden apreciar aún motivos caligráficos entre la geometría de lacería rectilíneas rojas de almagra y verdes en la subida, mientras que el zócalo mejor conservado se encuentra ambos lados del rellano de la puerta, de trazado curvilíneo e incluye dobles círculos con la palabra al-Baraka o Bendición en cursiva y rellena con un ataurique de dos hojas.
Aparece en esta torre, como en otros muchos lugares de la Alhambra, el escudo de la dinastía nazarí, unas veces con el lema y otras sin él. Es un escudo con una banda en diagonal que Basilio Pavón Maldonado cree que fue dado a Muhammad V por Pedro I el Cruel tras la vuelta del sultán nazarí al poder en 1362, es decir el escudo de la Orden de la Banda creado por Alfonso XI en 1331. El escudo de la Banda nazarí es un escudo lanceolado, que Muhammad V utilizó mucho en sus reformas y construcciones tras su vuelta al poder en 1362.
Sin embargo Antonio Fernández Puertas cree que es un escudo más antiguo que pudo ser instituido en la corte nazarí por Abu-l-Yuyus Nasr (1309-1314) ya que aparece en esta torre, que como hemos visto fue construida en su época, y es anterior a la creación de la Orden de la Banda castellana. 
Mohammed V, en su segundo reinado (1362-1392) también hizo reformas en esta torre sobre todo al crear la nueva portada decorada con yesería, arrocabe de madera con el lema nazarí y cubierta con alero de madera, integrando esta torre en el palacio de los Leones de Mohammed V, accediendo a ella desde el patio de Dar al-Aisa por esa magnífica portada, de estructura y elegante diseño similar a la Puerta del Mexuar (con dovelas decorativas con diseños alternos de ataurique empuñados por una mano como se ve en las albanegas del arco de entrada al Mirador de la Lindaraja y en las ventanas sobre las alcobas laterales de la Sala de Dos Hermanas), aunque esta del Peinador se eleva sobre dos escalones. Se trata de una de las pocas inscripciones fundacionales conservadas en la Alhambra pero incompleta tanto al comienzo como al final, pero que permite advertir que esta portada fue remodelada por Mohammed V después de 1367, año en que adoptó el sobrenombre de al-Gani bi-Llah, y que en ella recuerda a su padre Yusuf I:
"... [el magnánimo?], el valiente Abu 'Abd Allah al-Gani bi Llah
hijo de nuestro señor, el príncipe de los musulmanes, el excelso sultán y noble rey, de loables acciones, hazañas, abundantes dádivas y talento, el defensor, el devastador, el subyugador de los enemigos infieles de Dios,
Abu l-Hayyay, hijo de nuestro señor el sultán magnífico..." 

En el siglo XVI fue llamada "torre de la Estufa" por el dispositivo de fuego allí instalado para la calefacción, una losa de mármol agujereada permitía que el calor entrara en la parte alta, así como los vapores de un posible quemadero de perfumes ubicado en la estancia del nivel inferior. Fue en el siglo XVII cuando se pasó a conocer como Tocador o Peinador de la Reina y que es probable que fuera por el uso que hacía de ella en 1624 la esposa de Felipe IV, Isabel de Borbón.
Los responsables de la reforma de la torre en la que se ubicó el Peinador de la Reina decidieron respetar algunos elementos decorativos de la época nazarí, creando un contraste estético, reflejo del dinamismo de la Alhambra, un recinto habituado a adaptarse al paso de la historia. Actualmente la torre contiene una sala con ventanas muy bajas a su alrededor -disposición habitual para poder contemplar el paisaje del entorno sentados en el suelo- y se cubre con una linterna con armadura de madera y una decoración que recuerda a las estancias vaticanas. Célebres son sus frescos renacentistas en estilo pompeyano que representan escenas mitológicas realizados entre 1539 y 1546 -según Gómez Moreno- por los pintores Julio de Aquiles y Alexandre Mayner, probablemente discípulos de Rafael y que fueron restauradas por Víctor Medina y Ana Bueno en la década de 1990. En ella se encuentran, entre otros temas como la "Caída de Faetón" o la "Metamorfosis" de Ovidio, representaciones pictóricas de la expedición de la Armada imperial con el desembarco en Túnez en 1535, realizadas a partir de bocetos del pintor holandés Jan Cornelisz Vermeyen que acompañó al propio Carlos V, así como el puerto de Cagliari, Sicilia y Tripani, o de las ruinas de Cartago; es significativo que precisamente en la Alhambra, último baluarte de los musulmanes en la Península, se quisiera representar la conquista de Túnez por las tropas imperiales. También otras pinturas más curiosas como las mazorcas de maíz, producto procedente del continente americano, junto al águila bicéfala correspondiente al emblema del emperador.
Como se ve en la imagen se añadió una galería cubierta por un tejado a cuatro
aguas y se conectaron las habitaciones privadas del emperador con un nuevo
 corredor sobre el adarve de la muralla
 

La torre sufrió los derribos parciales a consecuencia del estallido de un polvorín cercano a la Iglesia de San Pedro en 1590, así como bastantes reformas y restauraciones entre los siglos XVII y XX. En 1831 se cayó el sector oriental de la muralla, siendo levantada de nuevo por José Contreras en 1837 pero remetiéndola, por lo que el paso del adarve que en un principio pasaba por dentro de la primitiva torre de Abu-l-Hayyay queda al aire a partir de ese momento hacia el Este, y por ello hay en la sala baja una puerta que da al vacío, y que en realidad, en la etapa musulmana, era la salida del adarve sobre la muralla.
A la torre se accede por el adarve de la muralla que cruza el sótano de la Torre de Comares, por una puerta existente en el jardín de Daraxa o, en planta alta, por la citada galería que pasa junto a las habitaciones de Washington Irving. Esta galería adoptó su actual fisonomía en 1618, al aprovechar columnas y capiteles procedentes de las reformas de diversos lugares de la Alhambra, algunos de ellos considerados obras maestras por lo que han sido retirados para su conservación en el Museo de la Alhambra.

Torre de la Cautiva
Construida en 1340 bajo el reinado de Yusuf I, innova con respecto a las torres andalusíes incorporando un palacio de mínimas proporciones en su interior, manteniendo el aspecto defensivo del exterior, apenas diferenciándose del resto de torres. Junto con el Salón de Comares, la Torre de la Cautiva atesora el más complejo programa decorativo alhambreño.  Su nombre se debe a una leyenda del siglo XVIII, por creerse que en ella se encerró a Isabel de Solís, favorita de Muley Hacén.
Además de la sección del interior de la torre, se puede apreciar la disposición del adarve y la calle de ronda, dispuestas para no molestar a los ocupantes de la torre-palacio.
 

A diferencia de las torres de uso estrictamente militar, como la del Candil, la Torre de la Cautiva, estaba separada del recinto urbano por la calle de ronda, de manera que el adarve discurría por encima de la muralla sin que existiera comunicación posible con la ciudad - esto también sucede con vecina Torre de las Infantas-. Por el contrario, la Torre de la Cautiva salvaba la calle del Foso que pasaba por debajo mediante un puente con bóveda de cañón (reconstruido en los primeros años del siglo XX), al igual que el adarve que pasa por un túnel inferior al nivel del piso principal de la torre. De esta manera la guardia podía circular por el adarve sin importunar a los habitantes de la torre, mientras que en las torres castrenses, el adarve tenía paso obligado por la habitación interior desde el que se controlaba el paso de la guardia. Este lugar es uno de los mejores para comprender el funcionamiento de la estructura defensiva de la fortaleza.
Se trata de una torre-palacio, o Qalahurra (como ya la dominaría Ibn al-Jatib en el siglo XIV y como es llamada en el poema epigráfico que figura en su interior), cuya distribución y estructura es la misma que la de las casas y palacios de La Alhambra, llevado a la mínima expresión. Se accede por una entrada en recodo o basura, con bóveda de arista, para llegar a un patio de apenas dos metros cuadrados, porticado en tres de sus lados con arcos sobre pilares. Las paredes del patio están decoradas con una banda de yesería muy restaurada donde se alternan, como en el Partal, cuadrados con un círculo central y lazo de ocho y rectángulos con epigrafía.

En primer lugar, desde la entrada, se llega a un patio de pequeñas dimensiones

Uno de los pilares del patio interior de la Torre de la Cautiva

Sobre el acceso al patio de la Torre de la Cautiva, hay un campo de lazo de ocho que recorre las cuatro paredes del patio; bajo el mismo la inscripción: La gloria permanente y la soberanía eterna pertenecen a Dios

Rodeando la puerta que accede al pasillo en recodo aparece la siguiente inscripción: No hay dios sino Alá, Mahoma es el Enviado de Dios

Alacena a la derecha de la entrada al patio de la torre conarcos de medio punto peraltados y agallonados y repisas de mocárabes

INSCRIPCIONES EN LAS ALACENAS
A: "La dicha continua" imitación en yeso y pintado con ocre, cada palabra está separada por un perfil mixtilíneo
B: "No hay dios sino Alá, Mahoma es el Enviado de Dios”
C: "Su palabra es la Verdad y Suyo es el dominio"
(Corán 6, 73) una frase coránica poco usual en la Alhambra
D: "La permanencia es de Dios", "La gloria es de Dios",
"La bendición" y "ventura" en cúfico y desdoblada en espejo
E: poema anónimo decorado de ataurique
Oh, mi certidumbre y mi esperanza!
Tú eres la confianza, Tú eres el amparo.
¡Por el Profeta enviado,
pon buen sello a lo que hago!" 

La estancia principal es de planta cuadrada, de casi 5 metros de lado, con ventanas geminadas al exterior que a su vez forman pequeñas alcobas abiertas al paisaje. Encierra todos los elementos necesarios y habituales de los palacios de los alcázares granadinos, salvo la letrina, de la que no ha quedado rastro. Pero a la vez, es una verdadera fortaleza por fuera, de volúmenes limpios y rectos que apenas se diferencian de las restantes torres del recinto, haciendo difícil adivinar lo que guardan en su interior. 

Vista del salón y del mirador norte desde el patio 

En las alcobas que rodean en tres de los lados de la sala principal de la Torre de la Cautiva, en concreto en la alcoba que se encuentra justo en frente de la entrada a la sala principal desde el patio, aparecen unas inscripciones en elegante cursiva que llega hasta la concha central del arco y que luego se repite. En ella se recuerda al padre de Yusuf I, Mohammed IV, como mártir ya que fue asesinado por su primo, señor de Algeciras en 1324. Aunque el calificativo muqaddas, es decir, venerado o santificado, es visto hoy por muchos musulmanes como inapropiado, lo cierto es que en algunas inscripciones, como en la Puerta de la Justicia, se aplica a los soberanos ya fallecidos. En las inscripciones identificadas en la foto más abajo con la letra C, indican: "Gloria a nuestro señor el sultán preservado, el príncipe de los musulmanes Abu l-Hayyay Yusuf, hijo de nuestro señor el sultán y venerado mártir, el difunto Abu l-Walid Ismail, Dios le favorezca con su ayuda".
Alcoba y ventana frontal, donde aparece A "Salud Perpetua" y en la
B "Dios es mi Señor", así como en un lateral del muro derecho "Loor a Dios por los favores que, uno tras otro, concede mañana y tarde" así como en el izquierdo "Espero que al igual que en el pasado favores dio, en el porvenir generoso sea también" 

Sus zócalos están recorridos por bellos alicatados, rematados por cenefas con inscripciones coránicas de compleja factura y una perfecta curvatura de las piezas que se adaptan a las medias columnas de las alcobas. Van en cerámica azul sobre fondo blanco, en cursiva, con entrelazamientos y encabalgamientos de letras y palabras, vocalización casi completa y algunos elementos vegetales en los vacíos. Las letras de cerámica azul fueron recortadas y combinadas con otras piezas en blanco, apreciándose los cortes para formar el conjunto.
La sala principal de la Torre de la Cautiva contiene uno de los programas poéticos más interesantes de la Alhambra, con 4 casidas principales escritas por Ibn al-Yayyab cada una en cada esquina de la sala por encima del zócalo, en torono a dos grandes
cartelas rectangulares con un pasaje coránico cúfico haciendo
el marco del pasaje que hay en los muros palaciegos.
 

Sobre los zócalos, se combinan adornos de yesería con unos epígrafes que recogen poemas creados por Ibn al-Yayyab para Yusuf I:
Torre entre las torres grandiosa,
corona de la que la Alhambra esta orgulllosa.
Calahorra nos aparece y dentro encierra
un luminoso palacio de ardiente fulgor.
Tiene excelentes labores en simétricas
proporciones de pares e impares.
La fábrica de azulejos de sus muros y el suelo
son como maravillosos brocados.
Bastante gloria para la religión es que se forzara
a trabajar en ella a infieles esclavos.
Viste bordados (tiraz) de honor, pues en ella
se muestra el nombre de Abu l-Hayyay, nuestro señor,
rey majestuoso, valeroso y generoso,
socorro de quien lo pide, lluvia de quien espera.
Es de la faamilia de Sa´d, de los Banu Nasr,
y de quienes ayudaron y asilaron "al Señor de la Escala"
-Dios le bendiga y salve-
(Poema 1, en los muros sur y este de la esquina derecha según se entra en la sala principal de la Torre de la Cautiva)

Nunca tan excelso edificio como éste se erigió,
de él en todas partes ya se habló.
¡Por Dios! Torre, que le viene de león, altiva y defensiva:
¡cuidado con su acometida!
Tal adorno es para la Alhambra que ésta,
con la belleza de sus alhajas, embriagada se ufana.
Calahorra que entre las estrellas en su órbita se mete
y que vecina es de Piscis y de Pléyades.
En su construcción, de alta piedra,
el arte se afanó cuando quiso.
Ella nos muestra la faz de Yusuf
cual sol al que no oculta el ocaso.
Conél se nos regala todo bien que nos contente,
y se nos evita cualquier mal que nos consterne.
Es de la familia de Nasr: ¡que feliz y triunfantes permanezca
y que construya lo que quiera y como quiera!
(Poema 2, en los muros norte y este de la esquina frontal derecha desde la entrada principal) 

Esta obra que a la Alhambra engalana
del pacífico y del guerrero es morada.
Calahorra que un palacio tiene en custodia:
fortaleza, di, o también alegre lugar de reunión.
Es un palacio cuyo esplendor se reparten
cubierta, suelo y cuatro partes.
Maravillosos son sus yesos y azulejos,
pero la carpintería del techo más prodigiosa es aún;
tras ser ensamblada se levantó, con precisión,
a su elevadísima posición.
Al igual que en la poética, allí hay paranomasias,
antítesis, rameados y taraceas.
El rostro de Yusuf nos muestra
cual signos en el que todas las beldades se completan.

Es de los gloriosos Jazray, cuyas obras a favor de la religión
luminosas como el rayo son.
(Poema 3, en la esquina izquierda frontal, en los muros norte y oeste) 

Enaltece a la Alhambra torre que en el cielo se alza
y que el más alto imán proyectara.
Calahorra que un palacio tiene en su interior:
fortaleza, di, o también gozoso lugar de solaz.
Los recamados de sus paredes,
por su inefable belleza, al más elocuente callan.
Cada forma, sola o emparejada,
se corresponde con otra en simétrica proporción
Adonde mires verás variados trazados,
todos ellos coloreados, dorados y ornados.
Maravilloso edificio surgido de una sabiduría
que sólo el califa Yusuf alcanzó.
Rey que, si los reyes de gloria se jactan,
su gloria, al invocar, nos la recita el propio Corán.
Es de lo mejor de los Ansares: ¡que en su reino perdure un triunfo
que camino preferente tiene en la religión!

(Poema 4 de la esquina izquierda desde la entrada, en los muros sur y oeste) 

Por el resto de las estancias inferiores, en arcos, tacas, jambas, etc se recogen epígrafes de contenido religioso con continuas alusiones a Dios y los beneficios recibidos por su especial protección, así como mencionan al rey Yusuf I como su constructor.
La cartela epigráfica alicatada que bordea la parte superior de los zócalos, parientes directos de las existentes en los umbrales del mirador de la Lindaraja, constituyen obras maestras en su tipología. Desgraciadamente el pavimento original se ha perdido, que se piensa pudo ser de azulejos (como aparece en el poema de Ibn al-Yayyab), así como la armadura original de madera. También se ha perdido la policromía de las yeserías de la sala, que se distribuían a modo de entelado o tapizado por encima de los alicatados, algo muy característico de la decoración arquitectónica nazarí, presente en los espacios más destacados de los palacios de la Alhambra. 

Torre de las infantas
Es la última construcción reconocible que se construyó en La Alhambra (1393-1394), bajo el mandato rey Mohammed VII, ocaso del mejor siglo de la arquitectura nazarí, siendo un buen ejemplo de contraste, pues tras el paramento liso de las fachadas de la torre se esconde una compleja vivienda-palacio encerrado en su interior. También sorprende la distribución interior de una gran originalidad y riqueza espacial para un palacio tan pequeño, pero con un singular encanto que lo convirtió en un espacio predilecto para los viajeros románticos del siglo XIX. 

Sección de la Torre de las Infantas
 

Planta de la Torre de las Infantas 

La Torre de las Infantas o Qalahurra nueva tiene su denominación unida a las tres princesas, Zaida, Zoraida y Zorahaida de Cuentos de la Alhambra, como lo está a este cuento  el castillo de Salobreña. Aunque continúa los esquemas de desarrollo tradicional estético, su ejecución tiene una mayor rudeza de ejecución y unas proporciones menos perfectas que su vecina, la Torre de la Cautiva.
Una entrada en recodo a través de un pasillo, se accede a su interior. Este pasillo está cubierto por una peculiar bóveda de aristas con grandes mocárabes con imitación de ladrillos rojos, cobijando escudos nazaríes pintados; cada elemento se compone de tres poliedros encajados entre sí.
El recibidor nos da la bienvenida con un poema que ocupa una estrecha cenefa bajo la bóveda, comenzando por la derecha de la pared frontal, continuando con un segundo poema en la pared oeste y acabando en la puerta, repitiéndose en los otros dos muros:
!Oh tú que entras, por Dios, detente y contempla el esplendor de esta maravillosa y perfecta belleza!
Recorre con tu mirada las beldades de mi morada, cuyos efluvios de aromática madera nos impregnan.
Más, si en la verdad te fijas, me dirás: en los moradores, no en la morada, está lo esencial. 

El recibidor nos da la bienvenida con un poema que ocupa una estrecha cenefa bajo la bóveda, comenzando por la derecha de la pared frontal, continuando con un segundo poema en la pared oeste y acabando en la puerta, repitiéndose en los otros dos muros:
!Oh tú que entras, por Dios, detente y contempla el esplendor de esta maravillosa y perfecta belleza!
Recorre con tu mirada las beldades de mi morada, cuyos efluvios de aromática madera nos impregnan.
Más, si en la verdad te fijas, me dirás: en los moradores, no en la morada, está lo esencial. 

Tras el triple recodo de la entrada, una puerta abre a una letrina (a la izquierda) y otra a una escalera que lleva a la segunda planta (a la derecha) y en las albanegas se puede leer en dos lineas de escritura cursiva: la gloria permanente, la soberanía es de Dios. Un arco desemboca a un reducido patio cuadrado, originalmente una bóveda de mocárabes lo cubría, pero fue destruida por un terremoto y fue sustituida por una linterna octogonal en el siglo XIX. Sobre el arco de las tacas laterales se puede leer: Gloria a nuestro señor el rey Abu ´Abd Allah al-Musta ´in bi-Llah, Dios le preste su ayuda.
La luz de la linterna se refleja en los restos de la cúpula original
 

Poco se conserva de sus zócalos de azulejos y sobre estos, en cartelas circulares alternadas con otras circulares y sobre un tupido fondo de ataurique se puede apreciar la siguiente inscripción: Beneficios diste !mi Señor!, auméntalos, pues Tú eres, a quien dirigirse, el mejor. Sobre estas cartelas, recordando a los pórticos del Patio de los Arrayanes, caligramas arquitectónicos-arbóreos con la base ancha y la base superior apuntada a modo de triángulo guardan el lema de la dinastía nazarí: "No hay vencedor sino Dios" y "La soberanía es de Dios". Este lema se repite igualmente en las ménsulas de mocárabes que sostienen los dinteles cercanos a la entrada y en la cenefa con dobles columnillas.
En el interior de la alcoba este sólo se conserva una cenefa de lemas cúficos bajo el techo, y en la oeste, otra a esa misma altura con el verso Beneficios diste !mi Señor!, auméntalos, pues Tú eres, de a quién dirigirse, el mejor. En las albanegas, entre el ataurique vuelves a repetirse alabanzas a Dios y alrededor de las tacas:
El auxilio divino, el dominio y la clara victoria sean para nuestro señor Abu ´Abd Allah
al-Musta ´in bi-Llah, Dios le ayude en su causa y haga gloriosa su victoria 

En el capitel central de las ventanas norte y sur se puede leer una inscripción en honor a Mohammed VII: Gloria para nuestro señor Abu Abd Allah. Antiguamente las ventanas geminadas de la Torre de las Infantas estaban cerrados por celosías muy tupidas y tal vez sería necesario volver a colocarlas para evitar que las aves se introduzcan en su interior y aniden en las paredes para mejorar su conservación.
Vista de la sala norte con tarima
 

Por último, al acceder a la sala norte, encontramos sobre las tacas la siguiente inscripción repetida dos veces El paciente vence y en su centro La soberanía.
En el interior del arco de entrada a esta sala, perfilado por una estrecha cenefa con la inscripción El auxilio divino, el dominio y la clara victoria sean para nuestro señor Abu ´Abd Allah al-Musta ´in bi-Llah, Dios le preste su ayuda, similar a las que se encuentran en las tacas de las salas este y oeste. En sus laterales, en las albanegas del arco, escudo nazarí con banda y lema.
En el interior de la sala norte, casi todas las caligrafías y yesos de la pared sur, la más próxima al patio, han sido recompuesta por restauradores que al combinarlas han quedado incompletas y sin sentido, como por ejemplo en las grandes tacas de la pared, rehaciéndolas con la misma inscripción que rodea al arco de entrada pero quitando o recortando palabras para adaptarlo a este espacio más reducido, inclusive cambiando la dirección de la escritura.
El muro norte de esta sala esta profusamente decorado y posee una ventana de dos arcos de herradura con angrelados que mira hacia el Generalife (Yannat al'arif) y apoyados en una delicada columna parteluz. En las incripciones se repite el lema nazarí y la inscripción que perfila el arco de entrada a la sala. Se conservan escasos fragmentos y muy gastados, lo que debió ser un poema dedicado al rey.

Ventana geminada del muro norte 

El Partal y la torre de las damas
Enclavado al este del Palacio de los Leones, el Partal es una extensión de terreno poblado de explanadas y jardines escalonados en paratas situados junto a los restos de una notable construcción nazarí, el Palacio del Partal, siendo la llamada Torre de las Damas el elemento mejor conservado. Parece ser que tanto el pórtico, como la torre y el mirador fueron levantados en los primeros años del siglo XIV, durante el reinado de Mohammed III (1302-1309), y a decir de algunos cronistas, puede que desde estas edificaciones hubiese huido Boabdil para reunirse con sus partidarios y liderar al grupo opositor a su padre Muley Hacen. También se plantea la posibilidad de que el rey Mohammed V hubiera reservado tales dependencias para uso de su hermanastro Ismail, por lo que un tiempo se conoció la Torre de las Damas como Palacio de Ismail y Palacio del Príncipe.
Partal viene del término árabe bartal, equivalente a la palabra pórtico, que haría referencia al elemento arquitectónico más vistoso de este edificio, es decir, el pórtico abierto de cinco arcos angrelados que se reflejan en el agua de una gran alberca situada delante de él.
Levantado sobre la muralla, con su estructura arquitectónica en torno a la torre de las Damas, creando una extraña disimetría arquitectónica pero de bello efecto, este palacio es el más antiguo de los conservados en La Alhambra. Su disposición recuerda al cercano Palacio de Comares: una gran alberca central presidida por un pórtico formado por cinco arcos tras el que se desarrolla la estancia principal en el interior de la torre.
La decoración de sus paramentos acusa el deterioro ocasionado por los efectos del tiempo y la intemperie, presentando el habitual zócalo de alicatado, amplios paños de yeserías, originalmente policromadas hasta el arrocabe, y una cubierta de ensamblar de madera. La estancia principal o qubba presenta zócalos con gamas frías (azul, blanco y verde), que son prueba de su antigüedad, así como restos decorativos de yeserías, destacando la originalidad de algunos temas y la fuerza expresiva del ataurique y letreros epigráficos.
En el ala oeste del pórtico, sobre el pórtico sobresale una torre-mirador con ventanas hacia los cuatro puntos cardinales, muy característico de la arquitectura nazarí, semejante a los que existieron en otros palacios de La Alhambra como el de Comares o el del Generalife (Yannat al'arif).
Por una puerta y escalera, excluida de la visita por lo angosto del espacio, se accede a la planta superior de la Torre de las Damas. Por sus extraordinarias vistas y la afición por la astronomía y la astrología de los reyes nazaríes, se le ha venido conociendo como "el observatorio", en cuyo interior se conserva la cupulita de mocárabes más antigua de La Alhambra. Este observatorio está abierto a los cuatro puntos cardinales, reservado para la vida privada de los monarcas. Es irónico que Mohammed III lo construyera para observar las estrellas cuando terminó siendo ciego.
La Torre de las Damas contiene en su interior un mirador con ventanas hacia los cuatro puntos cardinales; este tipo de torreones es muy característico en la arquitectura nazarí

Cúpula de mocárabes del observatorio de la Torre de las Damas,
la más antigua de las que hay en La Alhambra
 

El desarrollo de la astronomía andalusí queda patente en manuscritos e instrumentos como el astrolabio, cuadrantes, esferas y sofisticados instrumentos, así como un patrimonio intangible en lo que concierne a ideas, vocabulario y nombre de estrellas. Tras una fase inicial de traducción y asimilación de civilizaciones mediterráneas anteriores, los astrónomos árabes no tardaron en producir las primeras obras originales en cuanto a descripción de estrellas, astronomía esférica, trigonometría aplicada, modelos planetarios y elaboración de tablas. Esto les permitió observar el cielo, elaborar teorías, computar tablas y medir el tiempo, además de rezar, ayunar, peregrinar y enterrar a sus muertos de acuerdo con la ortodoxia requerida por el Islam. Las fuentes medievales árabes dan cuenta de la existencia de estaciones de observación al aire libre, en residencias particulares, en jardines reales o en lugares públicos. En el siglo IX, existieron observatorios en Bagdad, al-Samasiyya, y en Damasco, al-Qasiyun, pero estos observatorios son una excepción y habrá que esperar al siglo XIII cuando se creó el importante Observatorio de Maraga, al que seguirán los de Samarcanda en el siglo XV y Estambul en el siglo XVI. No hay noticia de la existencia de observatorios en el occidente musulmán más allá de alguna referencia al uso de torres como esta para observar el firmamento.
En una de las paratas que ascienden frente al pórtico, aún puede verse los restos del pabellón frontero que conformaría el flanco sur del palacio, aunque se han perdido los muros y edificaciones que rodeaban y cerraban este palacio. Junto al mismo pórtico se levantan unas construcciones que fueron adosadas posteriormente: en dirección oeste se alza un mirador que rompe la simetría inicial del conjunto, más una vivienda que se conoce como la Casa de las Pinturas.
Junto con el estanque, la Torre de las Damas es el único elemento conservado de las construcciones de Mohammed III en esta zona, por tanto anterior al resto de los Palacios. A diferencia de los palacios vecinos de Comares y Leones que más o menos han mantenido intacta su estructura desde la etapa nazarí, es que este palacio ha tenido diferentes propietarios privados, muy modificado para adaptarlo a vivienda, siendo incorporado al conjunto monumental el 12 de marzo de 1891, fecha en que su último propietario, Arthur von Gwinner, cedió su titularidad al Estado español.
Muy deteriorada en el siglo XIX, con su fachada enmascarando gran parte de la estructura y decoración original, fue restaurada por Torres Balbás, colocando pilares en el pórtico que fueron sustituidos por estilizadas columnas que se labraron pero que habían quedado guardadas y capitales de mármol por Francisco Prieto Moreno. Durante la excavación dela galería en los años veinte aparecieron la cimentación de las columnas centrales que se habían perdido mientras que se evidenciaron las pilastras de los extremos.
Mirador de la Torre de las Damas; las celosías, hoy desaparecidas aislaban y protegían hasta el nivel del suelo donde se sentaban.
La óptica occidental tiende a visualizar todo horizontalmente, frente a la oriental que desde las esquinas admira la globalidad y en todas las direcciones

Vista del Albaicín desde una de las ventanas de El Partal
 

En su restauración se recuperó la estructura original que responde a la idea de espacio abierto a todos los aires: intimidad envuelta por los paisajes de alrededor, donde las vistas importan tanto como el lugar desde el que se contempla.  El arco central del pórtico apareció casi completo y los laterales fueron rehechos imitando la decoración romboidal con la típica decoración de sebka mediante trozos de yeso agujereados que en la distancia dieran la impresión de la antigua disposición.
Desafortunadamente,  la cubierta del Chapitel de la Torre, que era una de las más bellas de la artesanía nazarí, fue desmontada por el último propietario Arthur von Gwinner en el sigo XIX (y sustituida por una copia en la década de 1964, obra del ebanista José Romera Baena en la misma técnica de ataurgía del original a partir de unos planos del XIX que quedaron en la Alhambra, con cintas agramiladas y tablerillos con atauriques tallados) y apareció nuevamente en Berlín. Hoy es una pieza destacada de la colección de Arte Islámico del Museo de Pérgamo de la capital alemana. 
Alfarje o techo de la sala porticada de la  Torre de las Damas
 

Admirable por su originalidad es el alfarje de madera que cubre el pórtico, cuyas cupulitas y delicados lazos juegan con la luz reflejada por el agua del estanque, así como los aleros del mirador, uno de los pocos primitivos conservados. A levante cierra el conjunto un pequeño edificio rectangular que alberga un oratorio construido sobre la muralla.
En definitiva, la zona de El Partal estaba organizada como un espacio palatino, un área exclusiva, aunque más tarde quedo aneja a otra zona más amplia con los palacios de Comares y Leones en el centro. La construcción de El Partal significó el aterrazamiento de la vertiente norte de la colina, siendo decisiva la urbanización de este espacio para el desarrollo de la propia ciudad de la Alhambra y de los palacios reales. Sobre el número de paratas y su relación se conoce poco, por lo que es necesario contar con excavaciones arqueológicas que permitan establecer una cronología, así como establecer el sistema de acceso al palacio y la circulación por el mismo para una comprensión global de El Partal, desvirtuada por las sucesivas restauraciones y estructuras posteriores edificadas en el entorno. 

El oratorio del Partal
Adosada a la vivienda del que fuera escudero del conde de Tendilla se conserva un pequeño oratorio construido sobre el adarve de la muralla. La casa es obra anterior al oratorio pues, según Leopoldo Torres Balbás, en el muro que lindan ambos edificios, está revestido por pinturas fingiendo ladrillos en rojo, con las supuestas llagas, trazadas en linea incisa en blanco.
Al parecer, los muros exteriores del oratorio estaban coronados por un alicer y canecillos tallados que sobresalían mucho. La puerta de entrada la flanqueaban dos pilastras que soportaban un guardapolvo de canecillos protegiendo las yeserías que tuvo, pues hoy sólo quedan restos muy escasos.
El Oratorio del Partal es una capilla palatina construida, a juzgar por los elementos decorativos, en la misma época de la Torre de la Cautiva, es decir, bajo el reinado de Yusuf I, con posterioridad a la casa de Astasio de Bracamonte y a la Torre de las Damas en el Palacio del Partal.
El espacio del oratorio se divide en dos: un pequeño 
vestíbulo y un oratorio propiamente dicho
 

El interior es diminuto, dividido en dos sectores mediante un arco. El primero lo forma un vestíbulo cubierto por un techo plano, mientras que el segundo, rectangular y de 4.16 metros por 3 metros, lo constituye la sala de oración propiamente dicha con el mihrab en la pared del fondo frente a la puerta. El mihrab es de planta rectangular aunque con los ángulos del fondo en chaflán, cubierto por una cúpula octogonal de mocárabes.
En la imagen el mihrab del oratorio, situado en el muro
sureste y cubierto por una pequeña cúpula de mocárabes

Inscripción de la séptima Sura del Corán en el mirhab del oratorio:Haz tu oración, no seas de los despreocupados 


El edificio construido con ladrillo en sus cerramientos es de forma rectangular y está cubierto por un tejado a cuatro aguas, yeso en sus decoraciones exteriores e interiores y madera en la armadura y en el alfarje. Cuenta con la orientación característica de los edificios religiosos de la Alhambra: hacia el sureste.
La sala está cubierta por una armadura de madera apeinazada con lazo, valiéndose de vigas estructurales para la decoración, uno de los pocos modelos de este tipo que existen en la ciudad palatina.
La reciente restauración del Oratorio del Partal nos ha desvelado nuevas claves
de la Alhambra del siglo XIV, permitiendo reconocer el funcionamiento
estructural de esta espectacular pieza y descubrir las técnicas originales que
utilizaron los artesanos nazaríes en la decoración de este espacio
 
La Puerta del Vino
La Puerta del Vino la vemos actualmente aislada del enlace que probablemente tuvo con la línea de construcciones que cerraba la actual plaza de los Aljibes y que se uniría con los jardines de Machuca, donde otra línea de edificios cortaría aquella en ángulo recto. Sin embargo tuvo un papel muy importante en la comunicación interna de La Alhambra, enlazando la Calle Real con los caminos provenientes de la Alcazaba y la Puerta de la Justicia, de construcción posterior, con los Palacios, la Mezquita Mayor y la medina alhambreña. Destaca su dimensión urbana, sobresaliendo entre los edificios del entorno de la Calle Real, como referencia o hito en el camino de comunicaciones interiores de la medina palatina.
Sin pruebas concluyentes, se ha querido identificar esta Puerta con la Bab al-Hamra que Ibn al-Jatib nombra en sus escritos y en la que indica que frente a ella había una palmera y una plaza que había antes de entrar en los palacios nazaríes. Este supuesto confirmaría que se trataba del acceso directo a la Alhambra Alta, sirviendo para cerrar por esta parte el recinto de la población palatina, quedando los palacios reales a la izquierda, en la depresión norte del cerro de la Sabika, separados de aquella por una muralla de mampostería, cuyos restos se hallaron en la nave meridional del palacio de Carlos V y que arrancaba en linea recta desde la parte izquierda de la Puerta, prolongándose hasta los límites orientales del recinto.
En cierto modo, La Puerta del Vino, mantiene una función semejante a la que tuvo en época nazarí, separando dos zonas diferenciadas del monumento, lo que antiguamente era el recinto amurallado de la Alcazaba y el sector residencial y artesano al servicio de la corte. Hay que tener en cuenta que las ciudades musulmanas como Granada, estaban formadas por barrios amurallados -una ciudad fragmentada en recintos cerrados-, comunicados entre sí por puertas que podían cerrarse de noche para mantener la seguridad o estar custodiadas por soldados.
También se ha sugerido que pudo llamarse Puerta del Vino ya en época nazarí -vino se decía al-jamr similar a al-Hamra- en alusión a los "ríos de vino" del paraíso coránico, lo cual vendría representado por la decoración vegetal con hojas de palmera y por la policromía de sus albanegas de la fachada Este. No debemos olvidar que los musulmanes tienen prohibido por precepto de su religión beber alcohol, un precepto que no seguía rigurosamente en al-Ándalus.
Estructuralmente es uno de los edificios más antiguos de la Alhambra nazarí, en los que destaca la simetría si se traza una línea imaginaria pasando por el centro de la puerta pasando por la llave y la columna existente entre las ventanas del piso superior. 
De las dos fachadas de la Puerta del Vino, la exterior o portada de poniente (la más cercana a la Alcazaba de La Alhambra) y más antigua es de piedra de la Malahá (debió construirse a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV), con arco de herradura apuntado y dovelas rebajadas y en relieve, decorando sus enjutas vástagos y hojas. Sobre él corre un dintel adovelado, en cuyo centro aparece grabada la simbólica llave o miftah representando la entrada solemne a un lugar con un importante valor religioso y político como era La Alhambra.
La fachada de poniente es más antigua y presenta una decoración más tosca, mostrando uno de los pocos arcos de herradura apuntada del recinto, así como la simbólica llave o miftah, también de época de Mohammed V,  y dovelas alternadas resaltadas y rehundidas de piedra de la Malahá (Granada)

Delgadas columnitas flanquean este cuerpo sobre el que se alza otro con balcón gemelo y arquitos de igual tipo que el de entrada y tras éste existe otro nuevo arco en el que encajaban las hojas de madera de la puerta, pasada la cual se halla un espacio cuadrado cubierto de bóveda de aristas y asiento a derecha e izquierda, cobijados también por arcos y bóvedas de esquife y lunetos.
La puerta muestra una llamativa decoración de fina cerámica de cuerda seca que consiste en disponer los distintos motivos decorativos separados por finas líneas de óxido de manganeso que le otorgan el color plomizo antes de cocer la 
pieza para evitar la mezcla de colores

En cuanto a la fachada posterior, más moderna, presenta en su centro un arco con enjutas guarnecidas de decoración polícroma de ladrillo a la cuerda seca (blanca, negra, verde, azul y amarilla), obra nazarí de gran valor y riqueza. Sobre el arco, un dintel adovelado sirve de apoyo al segundo cuerpo, con balcón gemelo, en el cruce de cuyos arcos aparece el escudo de la dinastía nazarí y su lema "Sólo Dios es vencedor" y, a los lados del balcón, fajas de escayola, con labores y letreros religiosos, encuadradas en los extremos por columnillas con capiteles.
La fachada del Este es la más decorada, conserva su decoración cerámica, muros decorados con yeserías, restos de estuco y policromía perteneciente al segundo mandato de Mohammed V, subrayando su aspecto cromático rojizo al que pudiera 
hacer referencia Ibn al-Jatib

Detalle del escudo de la dinastía nazarí cruzado por el lema:"No hay vencedor sino Dios" 

Todo apunta a que fue construida bajo el reinado de Mohammed II o Mohammed III, por los elementos más antiguos que la forman (y cuando quedó configurada la Calle Real). Según refiere Ibn al-Jatib y Aben-Fahde-allah, el cadáver del Infante Don Pedro de Castilla, muerto por los musulmanes en la Batalla de Sierra Elvira fue expuesto aquí metido en un ataúd a guisa de trofeo, lo que demuestra que su construcción es anterior a 1319, año en que se libró la batalla. 
Posteriormente por Mohammed V retoca la Puerta, inscribiendo su nombre con el sobrenombre de al-Gani bi-Llah (el Satisfecho por Dios), apodo adoptado por el monarca a finales de 1367 tras sus campañas en apoyo de Pedro I "el Cruel" por tierras de Sevilla, Córdoba y Jaén, por lo que la inscripción situada en la fachada Oeste debe de ser posterior a estos acontecimientos, presumiblemente se colocaría tras su victoria en Algeciras en 1369 cuando tomó la ciudad y que se menciona igualmente en el poema del Patio de los Leones.

En su fachada de ingreso hay una inscripción muy deteriorada en cursiva en tres apretadas líneas dentro de una cartela rectangular de flancos polilobulados
 

"Dios me proteja de Satanás lapidado. En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso. Dios bendiga y salve a nuestro señor y dueño Mahoma y a su familia y compañeros. Te hemos concedido una clara victoria. Para perdonarte Dios tu pecado, pasado y futuro, perfeccionar Su gracia en ti y dirigirte por una vía recta. Para prestarte Dios un auxilio poderoso. Gloria a nuestro señor el sultán Abu Abd Allah al-Gani bi-Llah, Gloria a nuestro señor el sultán Abu Abd Allah al-Gani bi-Llah, Gloria a nuestro señor el sultán Abu Abd Allah al-Gani bi-Llah"
El edificio dispone de una planta superior en la que, como era común en la sociedad gremial hispanomusulmana, residiría el cuerpo de guardia real que custodiaría el acceso por la Puerta del Vino.

La decorada ventana geminada cubierta por celosías así como la disposición recta y no acodada de la Puerta demuestran su uso civil más que defensivo
 
 
LOS MOSAICOS Y LA GEOMETRÍA DE LA ALHAMBRA
La geometría de La Alhambra seduce. En la Alhambra hay un libro -metafóricamente- escrito sobre este espacio para quien quiera acercarse a él con una mirada de matemático o de geómetra. En La Alhambra se crean formas bellas para reproducir la belleza del mundo, la belleza que crea sólo Dios y esas forman son una serie de símbolos que le dan razón a esta arquitectura. Evidentemente es una mirada abstracta y esto exige una óptica matemática.
El cuadrado central de la Sala del Trono del Palacio de Comares es el
germen a partir del cual se levanta el complejo del edificio
 

El cuadrado en La Alhambra es la génesis del proyecto arquitectónico de los palacios nazaríes. El Palacio de Comares (la torre, la alberca y el salón del trono) son matemáticas puras por ejemplo. Como cualquier palacio de arquitectura islámica, el palacio guarda un esquema sencillo, una torre al que se anexa un patio en cuyo centro se ubica un estanque. La armonía del espacio se percibe con claridad, pero el elemento que ha generado todo el palacio está escondido: la planta del salón del trono. Se trata de un cuadrado de proporciones pitagóricas, 7 a 5, lo que hoy llamamos un cuadrado raíz cuadrada de dos, pero hay que destacar que en aquella época los números irracionales no se conocen, aunque sí se pueden dibujar.
Duplicando, como si fuera un reflejo en la alberca se obtiene la otra parte
del palacio, el pabellón que está al sur, y haciendo lo mismo
transversalmente se tiene la planta completa del Palacio de Comares.
 

Los principios compositivos que rigen el sistema ornamental islámico pueden reducirse, básicamente, al ritmo repetitivo y a la estilización. El ritmo es un elemento compositivo básico en las artes del Islam, incluidas la poesía y la música. En el arte, los motivos o diseños ornamentales se suceden en ritmos reiterativos hasta el infinito, como una metáfora de la eternidad que llena todo el espacio.
Como esta es una arquitectura islámica del poder, la idea de la presencia de Alá se tiene que manifestar repetidamente en todo rincón y detalle arquitectónico de la Alhambra, como si fuera un mantra que se repite continuamente y en este caso, el sistema para provocar la repetición es la geometría. Los tracistas y geómetras nazaríes siguieron caminos indirectos para expresar su visión del mundo; en La Alhambra lo evidente siempre esconde algo más: realidades reflejadas, ideas que superponen lo divino y lo humano.
Disponiendo de un número de piezas blancas y negras suficiente, se puede rellenar el plano de forma infinita, tanto horizontal como verticalmente, además de contar con puntos donde se puede girar y hacerlos coincidir con las formas básicas. Esto matemáticamente es lo que se conoce como un grupo cristalográfico plano.
Panel de alicatado nazarí recompuesto en los talleres del Museo de La Alhambra
a través de los fragmentos hallados que permite conocer el trazado geométrico original
dejando el hueco en las zonas donde las piezas de alicatado no se han encontrado
 

A nivel formal, hay dos órdenes de cubiertas de paredes de cerámica en la Alhambra:
·       Mosaicos donde se repiten uno o más elementos, generalmente hechos a molde, para cubrir una superficie de modo periódico, habiendo una figura básica cuya traslación en dos ejes produce el conjunto
En el Baño Real de La Alhambra puede apreciarse en los paramentos de
las camas un sólo elemento con simetría ternaria o hexagonal

O más de un elemento como en este paño del patio de los Arrayanes, similaral anterior de los baños, retomando el tema del triángulo-hélice pero rompiéndolo con la adición de estrellas y hexágonos -al negarle color a los hexágonos les hace parecer como fondo y nos induce a ver como figura las tres aspas que convergen- alternando un mismo elemento 

·                 Alicatados donde no puede aislarse un elemento generatriz, pues intervienen procedimientos sucesivos de escala, rotación, saltos de nivel, que hacen un conjunto indivisible.
Lo que entra en juego en este caso es la simetría, bien respecto a uno, dos, tres, cuatro, seis ejes del plano, y los juegos de los elementos más pequeños que combinan para formar otros de orden superior, como este alicatado del Salón de Comares, en La Alhambra
 

La Alhambra de Granada es el único monumento del mundo que contiene los 17 grupos cristalográficos planos posibles. Tengamos en cuenta que la Alhambra se construyó entre el siglo XIV y el siglo XV y no fue hasta cuatro siglos después cuando Evgraf Fedorov, matemático ruso, enumera en 1891 la lista de grupos cristalográficos planos que representan la descripción de la simetría de las estructuras cristalinas en 2 dimensiones (simetría plana) con la que se puede “empapelar un plano” y repetirlo siguiendo ciertas reglas de simetría. El siguiente enlace muestra las 17 estructuras algebraicas existentes de teselación del plano.
Los 17 grupos de simetría del plano se pueden agruparlos en cinco apartados, según el orden máximo de los giros:
·       Grupos de simetría sin giros: 4 grupos de simetrías.
·       Grupos de simetría con giros de 180º: 5 grupos de simetrías.
·       Grupos de simetría con giros de 120°: 3 grupos de simetrías
·       Grupos de simetría con giros 90°: 3 grupos de simetrías.
·       Grupos de simetría con giros de 60°: 2 grupos de simetrías. 

El arte nazarí, desarrollado por los hispanomusulmanes del Reino de Granada, presenta un gran desarrollo del concepto de simetría, debido a su carácter abstracto. Efectivamente, todos ellos están representados en los variados y bellísimos mosaicos de la Alhambra. Abundan los que tienen giros de 90º mientras que algunos grupos aparecen escasamente, pero absolutamente todos están representados. Os invito a visitar el monumento y buscarlos.
Esta imagen puede servir de guía para identificar los posibles grupos cristalográficos planos de La Alhambra

 

 

 

Bibliografía
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Bermúdez López, Jesús y otros: La Alhambra y el Generalife, Guía Oficial. TF Editores, 2010. ISBN 978-84-86827-28-1
Grabar, Oleg; La formación del arte islámico, Madrid, Cátedra, (1979). ISBN 84-376-0169-X
Grabar, Oleg; La Alhambra: iconografía, formas y valores (2003) Alianza Editorial, ISBN 84-206-7009-X
Grabar, Oleg; La Alhambra. Alianza Editorial, 2006 (2 ed.). ISBN 978-84-206-5319-8
Lleó Morugán, Joaquín; Esencias arquitectónicas y simbolismo de "La Roja". Otra manera de mirar la Alhambra (2010). Ed. Bubok. ISBN 978-84-9916-844-9
Malpica Cuello, Antonio; La Alhambra, ciudad palatina nazarí (2007). Editorial Sarriá (Málaga) ISBN 978-84-96799-12-7
Santos, Juan Domingo; Moreno Álvarez, Carmen. "Identidades del territorio Alhambra. Instrumentos de registro y procesos de reconocimiento de un paisaje cultural" rita Revista Indexada de Textos Académicos, 10, pp. 136-145. DOI: 10.24192/2386-7027(2017) (v8)(09)

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