jueves, 10 de diciembre de 2020

Capítulo 5 - Arquitectura barroca italiana - Parte quinta

 

EL BARROCO DEL SIGLO XVIII 

La primera mitad del siglo XVIII es menos llamativa que el siglo XVII. Se va a vivir de las rentas, de la arquitectura de Borromini y en el caso de Roma aún se acentúa más esta trayectoria. Va a ser heredera de la arquitectura que se lleva a cabo en la obra de Carlo Fontana. Este artista será quien marque la pauta del desarrollo de la arquitectura del siglo XVIII. La primera mitad de este siglo es bastante fecunda, pero nos encontramos con un grave problema. En el siglo XVIII no podemos hablar de Barroco pleno. Se ha extinguido. Hablaremos de Tardo Barroco o Barroco Tardío, pero este término también es peligroso, porque también hay Barroco Tardío en la década de los sesenta y de los setenta. Es difícil equiparar a autores concretos. A partir de los años treinta hay otra manifestación: El Rococó que también afecta a la Arquitectura del momento.  El Barroco Tardío sería un alargamiento de las maneras barrocas pero aportando elementos importantes a la arquitectura de carácter biológico. El Rococó va a surgir como revulsivo o antagonismo al Barroco Tardío. Se van a eliminar todos los elementos de la aportación clásica del XVII y lo van a suprimir a cambio de la decoración. Para algunos autores no existe arquitectura Rococó, por lo que no se puede hablar propiamente de un estilo, sino de una arquitectura que tiene una decoración rococó.
Hay otros aspectos que complican el asunto. En la década de los cuarenta se produce en toda Europa un fuerte carácter clasicista que va a ser, no volver a la arquitectura del XVII, sino que puentea este siglo y se traslada a la arquitectura del siglo XVI. Es el caso del Neopalladianismo en Inglaterra. Como tal, no es un Neoclásico, sino que está en las corrientes del Barroco pero con tendencia a las formas del siglo XVI. En Roma, en la década de los cuarenta también hay una tendencia clasicista. Se crea la Academia de la Arcadia, propiciada por el Papa Clemente XII, que es una manera de pensar. Con todos los que participan va a tener este matiz clasicista. Por lo expuesto el planteamiento del siglo XVIII es complejo. 

ARQUITECTURA EN ROMA
La arquitectura romana del XVIII careció de la fuerza y originalidad que tuvo en el XVII. La mayoría de los arquitectos de la primera mitad del XVIII son continuadores de Carlo Fontana, del carácter constructivo de este arquitecto. No se levantan grandes edificios, pero se van a acometer obras de infraestructuras urbanas, con lo que supone este modelo para otros lugares de Europa. 

ALEJANDRO SPECCHI (1668-1729)
El arquitecto más significativo es Alejandro Specchi, quien rivaliza en la lista con Borromini por lo original. Carlo Fontana era bastante académico. Specchi rivaliza con Borromini por ser más atrevido. La obra principal va a ser el Puerto de la Ripetta. En el siglo XIX se construyó un muro de contención del río Tíber y se perdió la obra del puerto de Ripetta. Era una obra muy original realizada entre 1703 y 1705 y lo más significativo era cómo utiliza una serie de líneas integradoras entre el río y la ciudad, a través de las líneas convexas y cóncavas. Lo que hace es trazar una serie de escaleras, dispuestas oblicuamente para salvar la diferencia de nivel entre el río y la calle. Si los escalones son convexos, traza una pared cóncava. Es una solución original como las utilizadas por Borromini. Specchi toma la fachada de la Iglesia de San Girolamo como eje para estructurar su obra. Lo que es más importante de su obra es como la adecua a la Naturaleza o al revés, como integra el río (Naturaleza) a la ciudad. 

Escalinata de la Plaza de España
Más espectacular es el proyecto de la Plaza de España, donde ha de proyectar una escalera que salve la diferencia de nivel entre la calle y la Iglesia de la Trinidad del Monte. El proyecto lo realiza Specchi pero siguiendo de manera singular lo que había proyectado para el Puerto de Ripetta. Las obras las realizó Francesco de Sanctis entre 1723 y 1726, pero siguiendo siempre el proyecto de Specchi que adelanta los escalones sobre la línea de la calle. Luego hay unos escalones convexos, que producen movimiento hasta el espacio llamado “el teatro”. A continuación estructura otros dos tramos divergentes de escalones convexos hasta alcanzar la delantera de la iglesia. Coloca un obelisco como punto de referencia y que sirve de eje con la fachada. Es una de las obras más espectaculares de la Roma del XVIII. Este tipo de soluciones entre urbanísticas y arquitectónicas nos las vamos a encontrar en toda Europa.

NICOLA DI SALVI (1697-1751)
Fue un arquitecto famoso en su época con una profunda formación. Era un profundo conocedor de las matemáticas y va a estar integrado mucho tiempo en la Academia Arcadia, de la que llegó a ser nombrado Príncipe, pues no sólo los pintores eran consagrados como tales. Es coetáneo de Raguzzini, Valvassori, etc. 

La Fontana di Trevi  (1732-1762)
Una de las obras más importantes del siglo XVIII en Roma va a ser la Fontana di Trevi, obra muy interesante dedicada al dios Neptuno. Lo llamativo de esta fuente es como integra en un pequeño espacio una auténtica escenografía. Tiene un cuerpo arquitectónico que tapa totalmente el lateral del palacio de atrás que es absolutamente independiente y va a marcar la fusión de la arquitectura con el telón de la fachada, con la escultura y con los efectos pictóricos que realiza el agua en movimiento, a través de la integración de la Naturaleza en el espacio urbano. El telón es clásico. Orden gigante apoyado en pilastras, tramos con vanos y frontones y una profunda hornacina a la que se adelanta el dios Neptuno. Luego personajes secundarios que se funden con las rocas labradas de carácter naturalista. El remate es una obra más que de inspiración barroca, de inspiración manierista. 
Salvi también participa en la construcción de varios palacios.
La famosa fuente, la fontana di Trevi, de acuerdo a su historia, es la culminación de uno de los proyectos más ambiciosos construidos del imperio Romano, siendo su promotor el general Marco Agripa, también responsable del primer Panteón de Agripa. Dicho eso, el acueducto tiene en total 22 kilómetros que fue pensado para llevar agua pura a la ciudad, sin embargo, Agripa no conocía ninguna fuente de agua hasta que un día se encontró con una joven que le indicó donde podía hallarlo.
Fue a partir de allí, que Agripa empezó su construcción y lo finalizó en el año 19 a.C nombrándolo en honor a la mujer, Acqua Virgo. Fue usado por ciudad de Roma por más de 400 años hasta que fue destruido por una invasión de parte del pueblo godo en el siglo 476 d.C, obligando a los romanos a usar el agua del tercer río más grande Italia, Tíber y las cloacas.
Ya en el año 1453, empezaron los proyectos de reparación del acueducto destruido por orden del papa Nicolás V Parentucelli y a cargo estaba el arquitecto Leon Battista Albertidel, pero este estaba planeado con las ideas innovadoras de los romanos sobre construir una fuente donde terminaba el acueducto; y es aquí donde se originó la primera fuente Trevi aunque no tan ostentosa como la actual, ya que solo contaba con un pilar.
La idea fue mejorada en el año 1629 por el Papa Urbano VIII, ya que consideraba que la actual de ese entonces no contaba con una imagen ostentosa he impresionante que tenía en mente.
Por lo que dio el encargo de renovar la Fontana di Trevi al arquitecto Gian Lorenzo Bernini responsable de mucho de los detalles de la fuente, destacando entre ellos la ubicación actual ya que en ese entonces se hallaba al otro lado de la calle y Bernini quería que el Papa disfrutara de la vista desde el palacio del Quirinal. Sin embargo, en el año 1644 el Papa muere y es abandonado el proyecto.
En Roma se empezó a realizar concursos para recuperar obras y embellecer la ciudad, siendo retomado el proyecto de la fuente di Trevi por Papa Clemente XII en el año 1730. Entre los más destacados concursantes estaban los arquitectos italianos: Nicola Salvi, Virginio Bracci y Ferdinando Fuga los cuales fueron rechazados por Clemente debido a los diseños poco agraciados para tan importante proyecto.
Sin embargo, existía el deseo de darle continuidad a la construcción por parte de Clemente y a causa de su experiencia como arquitecto, le otorgo el proyecto a Salvi a pesar de no haber pasado la primera vez aunque debía mantener la idea por Bernini y Urbano VIII. 

¿Quién hizo la Fontana di Trevi?. En 1732 comenzó la construcción de la fuente la fontana di Trevi, pero durante el camino se produjeron ciertas complicaciones. El primero era que se debía expropiar la pared sur del Palacio Poli para lograr integrar las esculturas a la pared, y en segundo lugar el desnivel del piso entre las dos calles Vía poli y la Vía della Stamperia.
Al solucionar dichos problemas gracias a la intervención de los constructores de Mateo Caramaschi en 1735, en ese mismo año se colocaron las columnas y la cornisa, fue tallada la cascada en el año 1742 por Giuseppe Poddi y Francesco Pincellotti; en 1762 Pietro Bracci agregó al Neptuno y uno de los caballos que se visualiza en la fuente.
En 1751 fallece el arquitecto a cargo de la construcción, Nicola Salvi, y fue retomada por Giovanni Pannini culminando el proyecto en el año 1762 bajo la autoridad del Papa Clemente XIII. Dicho eso, la pregunta ¿Quién hizo la Fontana di Trevi?, es respondida de la siguiente manera, la fuente Fontana di Trevi Roma fue un proyecto que se llevó 30 años y durante ese tiempo estuvieron involucrados muchos artistas como escultores, diseñadores y arquitectos; que fueron los responsables de la magnificencia de la obra que se puede disfrutar en la actualidad. 

Detalles en su construcción
El origen de la fuente data desde el año 1453, pero fue realmente en el año 1732 que se dio inicio su construcción. Dicho eso, los bocetos originales de Salvi de la Fontana di Trevi contaban con los diseños propuestos por Bernini en 1629, donde se encontraba representado a Neptuno como figura principal y a los caballos, tritones y conchas como secundarios rodeado de piedras talladas que simulaban a las reales.
Así mismo, se presentaba como un estilo clásico romano fusionado con el estilo barroco de Bernini; además de tener integrado la habilidad en ingeniería sobre los sistemas hidráulicos para la fuente. Al tener claro los planes y diseños, en 1732 fue expropiado el frente donde se ubicada el pilar de Bernini para crear el monumento histórico.
Los primeros desafíos fueron que era necesario integrar las esculturas a la fachada del Palacio de los Duques de Poli, además de resolver los inconvenientes con el desnivel del piso, pero el más destacado eran los problemas de visualización por parte de los visitantes debido a las dimensiones de la fontana y el tamaño de la plaza.
Problema que se solucionó gracias a la idea ingeniosa de Salvi de construir una laguna o bañera alrededor de las esculturas además de tallar arcos en el fondo; elevando así a través de una enorme pieza de mármol que tenía la función de copiar la roca verdadera, el escenario que se tenía planteado.
Estos trabajos fueron realizados por los obreros de Mateo Caramaschi en 1735, encargado de las hornacinas o huecos que se observan en el fondo de Neptuno así como las columnas y los sobresalientes que se ven en las paredes, en cuanto a la enorme piedra que da elevación estuvieron a carga de Giuseppe Poddi y Francesco Pincellotti en 1742.
En 1735 y 1736 se le fueron añadidos un escudo que representaba al Papa Clemente XII, donde los talladores del escudo fueron Giuseppe Poddi y Francesco Pincellotti y los ángeles que lo adornan estuvieron bajo la responsabilidad de Paolo Benaglia.
En ese mismo año también se tallaron en el último piso del palacio las 4 figuras que representaban la riqueza en frutas, del otoño y el césped de parques y jardines construidos por diversos escultores llamados Bernardo Ludovisi, Francesco Queirolo y Bartolomeo Pincellotti respectivamente además de Alessandro Doria, encargado de las flores que las adornan.
Ya mencionado anteriormente, en 1742 y 1744 Giuseppe Poddi y Francesco Pincellotti estuvieron a cargo de tallar un acantilado que contuviera las imágenes de animales y plantas, además del carro de Neptuno y las serpientes que la integran. En ese mismo año, se realiza un tallado con las inscripciones de Clemente XII en plomo ubicado en la parte de abajo del escudo de ángeles. Sin embargo, Salvi, el arquitecto muere y Giovanni Pannini es el encargado de continuar las obras.
Ya en su último año de construcción, en 1762 se tallaron las imágenes principales de la Fontana di Trevi, como Neptuno junto al cuerpo de un caballo, los tritones llevando al mismo animal ambas del artista Pietro Bracci. El tallado en relieve del general Agripa por parte de Giovan Battista Grossi, y el otro relieve de Andrea Bergondi ubicadas ambas en los laterales del palacio y encima de las esculturas de Filippo della Valle.
Las esculturas de fertilidad y salud de Filippo y finalizando las obras de la Fontana de Trevi, está la inscripción donde se le otorga a Clemente XIII la ubicación de las estatuas y los tallados; siendo orquestado con bronce por Bartolomeo Baroni, y diseñado por Giovanni Cigno.
Ya culminada la obra, la estructura contaba con 26 metros de alto y 20 metros de ancho y una totalidad estaba hecho de mármol travertino, a excepción del borde que es de Carrara.  

Domando las Aguas
Como muy bien indica su nombre, domando las aguas es el nombre que se le otorgo a la iconografía que se muestra en la Fontana di Trevi Roma. Ahora bien, el conjunto de esculturas italianas y relieves es una representación del mar y lo impredecible que puede ser. En dicho caso, está la figura de Neptuno pieza central de la fuente, donde tiene como telón de fondo un arco y dos columnas, está flanqueado por la escultura de Abundancia la cual lleva frutas y rocía agua y en el otro lado se ubica Salubridad con una copa donde bebe una serpiente.
Así mismo, Neptuno se encuentra montado en una enorme concha que hace función de una carrosa y la cual se encuentra sostenida por dos caballos, que gracias a la habilidad y al ingeniero de los artistas y escultores las sombras que se genera con la luz da la ilusión de estar en movimiento.
Ahora bien, unos tritones sostienen a los caballos donde uno se muestra dócil y el otro incontrolable; y a su vez uno de los tritones se ve soplando una caracola. En términos generales la imagen en conjunto representa a Neptuno, o también conocido como Poseidon para los griegos, como Dios que controlaba el mar y todos los estados que pueda tener.
En cuanto a las esculturas femeninas del Fontana di Trevi, ¿Por qué llevan ese nombre? De acuerdo a los romanos, estas representaban que el agua que llegaba a la fuente era pura y podía beberse, además de darle a conocer a la gente del pueblo que por fin llegaba a la ciudad. Pero para lograr este hecho, fue posible gracias al general Agripa y a la Virgen del Agua, por lo que fueron tallados al relieve donde cuentan la historia de como se llegó a construir el acueducto.
Al verse que las escultura representan casi en su totalidad al agua, a excepción de las obras rinden homenajes a los Papas, da una pequeña señal de como los Romanos apreciaban este recurso y lo importante que era para ellos, ¡No por nada se esmeraron en tan hermosa fuente! dándole ahínco al pensamiento de que aquel que controle el agua, tendrá un gran poder en sus manos. 

¿Quiénes fueron los escultores de la Fontana?
El acueducto de Aqua Virgo, construido por Marco Agripa en el siglo 19 a.C en la actualidad sigue abasteciendo la fontana di Trevi, donde era tradición construir una fuente al termino del viaducto por parte de los Papas. Pero esta enorme y espectacular fuente tuvo diversos constructores y escultores que le dieron vida y la imagen que se puede observar en la actualidad
En primera instancia, el proyecto estuvo a cargo de Bernini por orden del Papa Urbano VIII en el año 1629, donde alguno de las piezas escultóricas se le acreditan a Bernini. Posteriormente, en el año 1731 Nicola Salvi adquiere los derechos de construir y esculpir casi la totalidad de la fuente, que al morir a causa de su deteriorada salud, la remodelación quedó a cargo de Giuseppe Pannini hasta la culminación de la Fontana de Trevi en el año 1762.
En cuanto a las esculturas principales que se pueden observar, fueron los escultores Pietro Bracci, encargado de la escultura de Neptuno y los complementos que se encuentran a su alrededor; Filippo della Valle quien esculpió las dos estatuas que se ubican en los laterales de la fachada del edificio que están en lo alto.
En cuanto a las figuras secundarias, Giuseppe Pannini fue el responsable de los dos relieves que muestran la historia de Agripa y su hallazgo; Paolo Benaglia quien esculpió el escudo del ático. Y por último, Corsini, Ludovisi, Pincellotti y Queirolo quienes tallaron el balaustre de la fuente. 

Nicola Salvi 
Los inicios de este escultor fueron con ayuda del arquitecto Antonio Canevari, que al irse a Lisboa le dejó a cargo sencillos proyectos de decoración, donde finalmente en el año 1732 tuvo su oportunidad al ser el vencedor del concurso donde se debía construir una enorme fuente en la ciudad. Pero debido a su deteriorada salud, este debió renunciar a muchos de los proyectos importantes que le fueron otorgados. 

Pietro Bracci 
Escultor italiano del estilo barroco tardío a cargo de las figuras que se destacan en la Fontana de Trevi, y el que dio inicio a la construcción del monumento hecho con mármol travertino. Entre las esculturas que se destacan es el famoso Océano colosal, imagen de Neptuno, los animales y las conchas que representan los dos lados que tiene el mar. Debe destacarse, que Pietro trabajó bajo el yeso del escultor Giovanni Battista Maini a causa de su muerte. 

Otros escultores 
·       Filippo della Valle, escultor italiano que fue considerado uno de los más importantes he influyentes, junto a Pietro; que prestó ayuda en las esculturas femeninas de la fontana que representan la salubridad y la fertilidad.
·       Giovanni Paolo Pannini, aunque no fue considerado un escultor, se encargó de los relieves de Agripa y Trivia así como darle continuidad a la construcción de la fontana, debido a la muerte de Salvi.
·       Giovanni Battista Maini, un escultor conocido por pocos debido pero que estuvo en el proyecto desde el año 1734; donde se involucró en la parte del diseño. Así mismo, solicito el puesto de esculpir la imagen principal de Neptuno pero fue rechazado por Salvi, siendo tallado al final por Pietro.
·       Paolo Benaglia, un escultor poco conocido que hizo aparición en la historia cuando se empezó a preparar para el proyecto de la Fontana en 1728, donde compitió junto a Salvi y fue rechazo por el Papa Clemente XII. Sin embargo, le fue otorgado la obra de esculpir dos figuras alegóricas y el escudo que se ubica en la cornisa, aunque no pudo culminar debido a su fallecimiento. 
·       Francesco Queirolo, un escultor italiano que se encargó de esculpir la estatua de Otoño.
·       Bernardino Ludovisi, un escultor con gran talento pero que fue olvidado con el tiempo. Su estilo era al inicio barroco pero al madurar cambió al estilo francés.
·       Bartolomeo Pincellotti, conocido por trabajar bajo encargos. Fue en 1735 que  le pagaron por la estatua de la virgen de los jardines y tras la muerte de Paolo Benaglia, completó las dos esculturas de ángeles  que sostienen el escudo encima del palacio.
Por otra parte, fue mejorado el sistema hídrico que usaba, se le agregaron nuevos sistemas de iluminación y seguridad para los turistas que diariamente visitan el monumento histórico y a su vez para protegerlo de actos de protestas. Uno de los cambios importantes es una barrera que previene que las palomas se posen en la estructura y la deterioren. 

ALESSANDRO GALILEI (1691-1737)
Fue un matemático y arquitecto italiano, miembro de la misma familia que Galileo Galilei. Es conocido por haber diseñado la fachada de la Archibasílica de san Juan de Letrán, catedral de Roma y uno de los templos católicos más destacados.
Se formó en arquitectura e ingeniería con Anton Maria Ferri, figura destacada de la Accademia dei Nobili que escribió un tratado sobre perspectiva, fortificaciones y artillería. Con él, el joven Galilei trabajó en el estudio de las técnicas de construcción, estereometría e hidráulica.
Algunos viajeros ingleses quedaron impresionados con el clasicismo de sus primeros diseños, y fue invitado por un grupo de ellos a trasladarse a Londres en 1714. Allí participó en varios proyectos, colaborando con el ingeniero civil Nicholas Dubois. El único otro arquitecto italiano notable en Londres en ese momento era Giacomo Leoni. Los dos compartían una inclinación clasicista muy del gusto inglés del momento, en clara contraposición al barroco italiano. Sin embargo, aparte de un monumento funerario, no se encargaron a Galilei otros proyectos de importancia.
En 1718 Robert, vizconde de Molesworth, llamó a Galilei a Irlanda. Allí, William Conolly, presidente de la Cámara de los Comunes irlandesa, comenzaba las obras de Castletown House, una gran mansión cerca de Dublín. Galilei diseñó la fachada del bloque principal, pero regresó a Italia en 1719 y no intervino directamente en las obras de construcción, que se iniciaron en 1722 y fueron dirigidas por el joven arquitecto anglo-irlandés Edward Lovett Pearce. Un Retrato de Galilei, por Giuseppe Berti, firmado y fechado en 1735, ha sido recientemente adquirido para la colección de Castletown House.
De regreso a Florencia en 1719, Galilei fue nombrado Ingegnere delle Fortezze e fabbriche di corte ("Ingeniero de los edificios judiciales y fortalezas") del Gran Duque de Toscana Cosme III de Médici, que mantuvo con su sucesor Juan Gastón de Médici, último de los grandes duques de Medici; ninguno de los cuales, sin embargo, pudo proporcionarle proyectos arquitectónicos adecuados a su talento. Los proyectos más destacados de esta época fueron una renovación del coro de la Catedral de Cortona, con un severo arco de triunfo, modificaciones en la Villa Venuti, en Catrosse, cerca de Cortona, y un diseño (1724) para el oratorio de la iglesia de la Madonna del Vivaio en Scarperia, Toscana.
En 1730, el patricio florentino Lorenzo Corsini fue elegido papa como Clemente XII y llamó a Galilei a Roma en 1731 para construir la capilla familiar (Cappella Corsini) en la basílica de San Juan de Letrán, trabajos que terminaron en 1732. Durante los siguientes seis años, Galilei creó sus obras más notables, ejecutadas en un estilo anti-barroco. 

La Archibasílica Papal del Santísimo Salvador del Mundo, y de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista en Letrán, más conocida como Archibasílica de San Juan de Letrán, es la catedral de la diócesis de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma (el papa). Está dedicada a Cristo Salvador, sin embargo es más conocida con el nombre de San Juan, por estar dedicada a los dos santos principales que llevan este nombre.
Junto al palacio anexo y algunos otros edificios cercanos, goza del estatus de extraterritorialidad dentro del Estado italiano, por lo que es propiedad de la Santa Sede. La basílica es una de las iglesias que se deben visitar en el peregrinaje de las siete iglesias de Roma para alcanzar la indulgencia plenaria en Año Santo.
En 1980 fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad en Europa por la Unesco, con el número de identificación 91-002. Desde el mismo año, además, se puede acceder a través de la estación del metro de Roma San Giovanni.
El nombre oficial es Archibasilica Sanctissimi Salvatoris, es la más antigua y la de rango más alto entre las cuatro basílicas mayores o papales de Roma, y tiene el título honorífico de «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput» (madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra), por ser la sede episcopal del primado de todos los obispos, el papa. Fue consagrada por el papa San Silvestre en el año 324.
Las otras tres basílicas mayores, todas caracterizadas por tener una puerta santa y un altar papal, son:
·       La Basílica de San Pedro del Vaticano
·       La Basílica de San Pablo Extramuros
·       La Basílica de Santa María la Mayor

La Archibasílica surge en el siglo III en tierras de los Lateranos, noble familia romana caída en desgracia bajo Nerón, cuya propiedad pasó por tanto al dominio imperial. El palacio pasó a manos de Constantino I cuando se casó con su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio, y era conocido con el nombre de Domus Faustae. Por tanto, Constantino era su propietario cuando ganó la batalla del Puente Milvio (contra Majencio), en el 312.
La tradición cristiana indica que los terrenos y la residencia de los Lateranos fueron donados al obispo de Roma (la fecha de la donación no es segura pero debería ser durante el pontificado del papa Melquíades), en señal de gratitud del emperador a Cristo, que apareciéndosele durante el sueño, le había hecho vencer en la batalla del Puente Milvio.
El baptisterio de esta basílica es un edificio independiente de planta octogonal, y tiene la forma típica de los baptisterios de los primeros siglos, cuando el bautismo se hacía por inmersión. Por tanto, cuenta con una piscina en la cual el neófito se sumergía para salir por el lado opuesto.
Anexo a la archibasílica hay un claustro con jardines y arquerías, y un palacio (el Palacio de Letrán), propiedad del papa. Antiguamente, todo este complejo lateranense fue la sede del gobierno eclesiástico, hasta el tiempo en que la corte pontificia se mudó a Aviñón (Francia), periodo conocido como Cautiverio de Babilonia. Al regresar los papas a Roma, se establecieron en la colina vaticana, donde actualmente está la Santa Sede.
Cerca de esta basílica está el edificio que alberga la Escalera Santa, cuyos escalones, traídos de Tierra Santa, son según la tradición los mismos que subió Cristo en el palacio de Poncio Pilato. No se permite subirlos de pie. Los devotos los suben de rodillas.
La actual basílica es de estilo barroco, fruto de una radical transformación de Francesco Borromini en el siglo XVII; de época anterior se conservan los magníficos mosaicos del ábside, el ciborio gótico y el pavimento de estilo cosmatesco. En lo alto de la fachada se encuentran estatuas de Cristo, los santos Juanes (el Evangelista y el Bautista) y los Apóstoles. La fachada fue reformada en el siglo XVIII, siguiendo el estilo de la de San Pedro, por el arquitecto Alessandro Galilei.
Ya en el interior, destacan las monumentales estatuas de los doce apóstoles de la nave central. Bajo el altar mayor está enterrado el papa Martín V, bajo cuyo pontificado se abrió por primera vez la Puerta Santa en esta basílica. El ara de este altar es una losa que, según la tradición, es la misma que usaban san Pedro y los primeros papas al celebrar la misa. Sobre el altar hay un baldaquino con un relicario en el que se conservan las cabezas de san Pedro y san Pablo. En el fondo del ábside está la cátedra, el trono episcopal del obispo de Roma, hecho de mármol y mosaicos.
El papa suele celebrar ciertas ceremonias litúrgicas en este lugar (por ejemplo, la misa de la Cena del Jueves Santo, y la misa de la fiesta del Corpus Christi; esta última tiene lugar en el atrio, a partir del cual parte la procesión eucarística). 

La iglesia de San Juan de los Florentinos es una basílica menor y una iglesia titular, construida por iniciativa del papa Julio II en el Ponte rione de Roma. Está al comienzo de la via Giulia. Dedicada a san Juan Bautista, el protector de Florencia, la nueva iglesia para la comunidad florentina en Roma se inició en el siglo XVI y se completó a principios del XVIII y es la iglesia nacional de Florencia en Roma.
Entre los arquitectos que contribuyeron a la creación y remodelación del edificio se encuentran Jacopo Sansovino, Antonio da Sangallo el Joven, Miguel Ángel, Giacomo della Porta, Carlo Maderno, Pietro da Cortona, Borromini y Alessandro Galilei. En esta iglesia están enterrados Horace Capponi, Carlo Maderno y Borromini.

El primer proyecto
La revolución en el urbanismo romano imaginada por el papa Julio II della Rovere se concretó en 1508 con la creación de la Via Giulia, la nueva calle que iba en línea recta desde el puente Príncipe Amedeo hasta el palacio Falconieri y al jardín del palacio Farnesio, entre el corso Vittorio Emanuele y el Tíber. Precisamente en 1508, Bramante concibió el primer proyecto para una gran iglesia de la nación florentina dedicada a Juan el Bautista, santo patrón de Florencia. Se suponía que el edificio se convertiría en la obra maestra arquitectónica de esta calle. La planta inicial, en forma de cruz griega, aunque no superó la etapa de proyecto, va a ser un precedente importante, ya que la arquitectura de San Giovanni Battista dei Fiorentini tenía que hacerse durante, para los temas, en la basílica de San Pedro, incluso copiando las partes decorativas.

Intervenciones de Sansovino y de Sangallo
Como el primer proyecto no fue realizado, el sucesor de Julio II, el papa florentino Leo X de 'Medici (1513-1521) inició el concurso de arquitectura para una nueva iglesia en 1518 en el sitio de la antigua iglesia de San Pantaleón. Participaron los grandes artistas de la época: Jacopo Sansovino, Rafael, Giuliano da Sangallo y Baldassarre Peruzzi. Las ideas iniciales dominantes eran de una iglesia de planta centralizada. El ganador, Jacopo Sansovino, comenzó la construcción en 1509 de acuerdo con una planta de cruz griega, pero inmediatamente se encontró con los primeros problemas: se dijo que la iglesia, que estaba dedicada a San Juan Bautista que había sido bautizado en las aguas del Jordán, debía haber construido su ábside en el lecho del Tíber. En ese momento, Sansovino se enfrentó con el problema de los cimientos que se construirían en las arenas del río; al mismo tiempo, se planteó la cuestión de la financiación de las obras. Esas dificultades llevaron a apartar a Sansovino y confiar el trabajo a Antonio da Sangallo el Joven, un valioso arquitecto, que había demostrado sus capacidades técnicas en construcciones militares y que resolvió brillantemente el problema de las cimentaciones. Tampoco rehusó a dar su propia idea, basada en un compromiso entre la cruz griega y la cruz latina.
En 1559, Cosme I de Médici, I gran duque de Toscana, le pidió a un Miguel Ángel ya anciano (con 84 años) que preparara diseños para la iglesia y elaboró cinco espléndidos proyectos en los que imaginaba una iglesia en cruz griega, de los que confió la realización a su alumno Tiberio Calcagni, quien hizo un modelo de madera, varias veces representada. Esa disposición centralizada no fue adoptada. 

La iglesia construida por della Porta y Galilei
La construcción de la iglesia comenzó cuando Giacomo della Porta se involucró en el proyecto (en 1583-1602); impuso una planta basilical de cruz latina, con tres naves sobre pilastras arqueadas, cinco capillas a cada lado y con un ábside coronado por una cúpula de tres niveles coronado con una cruz. Esta iglesia es la que se ve hoy, aparte de estas algunas modificaciones.
La finalización tuvo lugar solo con Carlo Maderno, quien se hizo cargo de 1602 a 1620 y redujo el proyecto de Giacomo della Porta, terminando el ábside y los transeptos con tres muros perforados con ventanas y construyendo, en 1634, la cúpula en ladrillo y estuco.
En 1623-1624, Giovanni Lanfranco realizó las pinturas para la capilla Sacchetti.
En 1634, el pintor y arquitecto barroco Pietro da Cortona fue solicitado por el noble florentino Orazio Falconieri para diseñar el altar mayor. Se prepararon dibujos para el altar y su configuración y una maqueta, pero el proyecto no se llevó a cabo. Las ideas de Cortona para el coro incluían ventanas ocultas a la vista de la congregación que iluminarían el retablo, un ejemplo temprano del uso barroco de una fuente de «luz oculta», un concepto que sería muy empleado por Bernini. El ábside permaneció sin decorar hasta la década de 1640, cuando la familia Falconieri acordó financiarlo Pietro da Cortona recibió el de un proyecto final que incluía un grupo escultórico colosal debido a Francesco Mochi, pero no se llevó a cabo. Se decidió equiparlo temporalmente con madera y estuco, con pinturas tomadas de la Chiesa Nuova.
Unos veinte o treinta años después, Falconieri resucitó el proyecto del coro, pero le dio el encargo al arquitecto barroco Francesco Borromini, ​ de acuerdo con el mismo principio, con un grupo escultórico de Antonio Raggi, pero de forma diferente para permitir el entierro del cardenal Lelio Falconieri, hermano de Orazio. Después de que Borromini muriese en 1667, el trabajo fue completado y parcialmente modificado por Cortona y, a su muerte, en 1669, por Ciro Ferri, alumno y asociado de Cortona. ​ Sin embargo, la iglesia solo se completó en 1734-1738, por Alessandro Galilei, quien murió un año antes de que se completara la fachada.

El ábside de la basílica constituye un verdadero museo del arte barroco que sucedió a Bernini y a Algardi el altar principal de Borromini se abre sobre el imponente grupo escultórico que representa El bautismo de Cristo, debido a Antonio Raggi, con las tumbas de la familia Falconieri a ambos lados acompañadas por estatuas de La Fe de Ercole Ferrata y de La Caridad de Domenico Guidi, enriquecidas con genios de estuco y de putti que, desde el siglo XVIII, tienen en sus manos retratos de la familia Falconieri en medallones de mármol blanco o policromado. A Paolo Benaglia se debe el monumento a Alessandro Falconieri y a Marianna Lante, de estilo neoclásico.
El colosal altar, en mármol rojo de Francia y de mámol rojo de Cottanello, está coronado por La Justicia de Michel Anguier y por La Fuerza, de Leonardo Reti.
El transepto se enriqueció posteriormente con bustos: de Antonio Barberini, obra de Bernini; de Pietro Francesco de Rossi, de Domenico Guidi; de Ottaviano Acciaioli, de Ercole Ferrata; y de Ottavio Corsini, de Algardi.
Entre los pilares de las naves se encuentran el monumento a Francesca Calderini Pecori Riccardi, obra de Antonio Raggi (circa 1655), el monumento a Alessandro Gregorio Capponi, diseñado por Ferdinando Fuga y tallado en 1746 por René-Michel Slodtz, llamado Michelangelo o Monsù Slodtz, y el monumento a Girolamo Samminiati, obra de Filippo della Valle (1733), a quien también se debe la memoria y el busto de Clemente XII Corsini (1750). En las capillas de la Virgen de la Misericordia y de Sachetti hay estatuas y bajorrelieves en estuco blanco y dorado, trabajados con increíble delicadeza. También en esta capilla de Sachetti destaca el altar. Enmarcado en un posta de mármol negro africano pulido como un espejo, el crucifijo en bronce obra de Paolo Sanquirico sobre una idea de Próspero Antichi. En la capilla de Felipe Neri se conservó posteriormente el relicario de la cruz a la que el santo solía dirigir su oración, realizada por Giuseppe Ducrot, y, en la capilla de Jesús misericordioso, el aparato escultórico de Gino Giannetti.
Battesimo di cristo (1669), de Antonio Raggi, en el altar de Borromini (1640).

Bautismo de Cristo

Monumento del cardenal Lelio Falconieri, de Ercole Ferrata. 

Monumento de Alessandro Gregorio Capponi (1746), de Ferdinando Fuga, con esculturas de Michelangelo Slodtz.


FERDINANDO FUGA (1699-1782)
Comenzó trabajando con Giovanni Battista Foggini, para trasladarse a Roma en 1717 donde completó su formación. Su primer trabajo importante fue en Nápoles, la capilla del Palazzo Cellamare (1726-1727). Después, de vuelta a Roma en 1739, fue nombrado arquitecto de los palacios pontificios por Clemente XII y Benedicto XIV. Concluyó el Palacio del Quirinal (actual residencia del Presidente de la República de Italia) y trabajó igualmente en la fachada de la Basílica de Santa María la Mayor, el Palazzo della Consulta, la iglesia de Santa Maria dell'Orazione e Morte y el Palazzo Corsini (1736).
A partir de 1751, el rey de Nápoles, Carlos VII (más tarde rey de España con el nombre de Carlos III), le encargó diversos trabajos para Nápoles, junto a Luigi Vanvitelli. En la Corte napolitana Fuga se dedicó en la renovación de la ciudad, creando importantes construcciones como el Albergo Reale dei Poveri, hospicio para albergar 8000 pobres del Reino de Nápoles (en la actualidad es Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco), así como multitud de palacios. Sin embargo su tarea más importante fue la reordenación de la trama urbana napolitana. 

Santa María Maggiore – Fachada (1741-1743)
En esta fachada, Fuga en 1743 utiliza las mismas características composicionales. Añádase a esto el magnífico sentido de la proporción de Galilei tan parecido al de Maderno en la fachada de San Pedro de Roma y muy superior al de cualquiera de sus competidores. Además, el remate de la fachada con sus figuras barrocas tradicionales y el dibujo central del pedestal con la figura herida de Cristo. Concibe una doble loggia que imprime movimiento y da la sensación de claroscuros. Es una arquitectura más sobria y más contenida que imita la arquitectura manierista de fines del siglo XVI. La fachada lateral la remodeló Rainaldi.
La Basílica Papal de Santa María la Mayor, también conocida como Basilica di Santa Maria della Neve y Basílica Liberiana — es una basílica católica situada en Roma. Es una de las cuatro basílicas mayores y una de las cinco basílicas patriarcales asociadas con la Pentarquía: San Juan de Letrán, San Lorenzo Extramuros, San Pedro, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor.
La Basílica Liberiana es uno de los tituli, presidida por un patrón —en este caso, el papa Liberio— que alojó a las mayores congregaciones de los primeros cristianos en Roma. Construida sobre un templo pagano de Cibeles, Santa María la Mayor es (junto con la Basílica de Santa Sabina, algo posterior) la única iglesia romana que conserva la planta estrictamente basilical y la estructura paleocristiana primitiva. El alzado, en cambio, no se mantiene en su estado original debido a los varios proyectos de construcción adicionales (casi todas intentando imitar el estilo primitivo) y los daños del terremoto de 1348.
El nombre de la iglesia contiene dos términos grandiosos: el de basílica mayor, en oposición a una basílica menor, y el de Virgen María. La Basílica es la iglesia más grande e importante de las dedicadas en Roma al culto mariano.
Después de que el papado de Aviñón acabase formalmente y los papas regresaran a Roma, la Basílica de Santa María la Mayor se convirtió en residencia temporal de los papas debido al estado de deterioro en que se encontraba el Palacio de Letrán. La residencia papal se trasladó posteriormente al palacio del Vaticano en lo que actualmente es la Ciudad del Vaticano. En la basílica están sepultados varios papas, entre ellos Clemente VIII, Paulo V y san Pío V. La basílica es una de las iglesias que se deben visitar en el peregrinaje de las siete iglesias de Roma para alcanzar la indulgencia plenaria en Año Santo.
Al ser una basílica patriarcal, Santa María la Mayor es usada a menudo personalmente por el papa. Lo más destacado es su presidencia de la Fiesta de la Asunción de la Virgen, que se celebra anualmente cada 15 de agosto en la basílica. En los últimos pontificados (Juan Pablo II y Benedicto XVI) por caer esta solemnidad dentro del descanso estival del Sumo Pontífice en la residencia de verano, el papa no concurre personalmente a esta celebración, a la cual envía un cardenal legado. El papa, mientras, preside la misa solemne en la Iglesia de Santo Tomás de Villanueva, vecina a la residencia veraniega de Castelgandolfo.
Esta basílica también sirve como punto de término de la procesión de Corpus Christi encabezada por el Sumo Pontífice, que se realiza el segundo jueves después de Pentecostés por la tarde, saliendo desde la Basílica de San Juan de Letrán por la vía Merulana hasta Santa María la Mayor.
Un alto altar con baldaquino dedicado al papa se usa tan sólo por el pontífice — salvo unos pocos sacerdotes escogidos, incluyendo al arcipreste. El papa da el cargo de la Basílica de Santa María la Mayor a un arcipreste, normalmente un arzobispo hecho cardenal en consistorio. El arcipreste era anteriormente el Patriarca latino de Antioquía, un título abolido en 1964.
El actual arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor es el español Santos Abril y Castelló, arzobispo titular de Tamadia y vicecamarlengo; Benedicto XVI le nombró para este cargo, tomando posesión del mismo el 21 de noviembre de 2011.
Además del arcipreste y clero que lo sirve, un capítulo de canónigos residen en la Basílica de Santa María la Mayor. A ello cabe añadir los frailes franciscanos de la Inmaculada que sirven la iglesia diariamente en la sacristía, y los frailes dominicos que constituyen el Colegio de Penitenciarios de la Ciudad de Roma (ofreciendo confesión y administrando sacramentos).
Conforme a lo establecido en los Pactos de Letrán entre Italia y la Santa Sede, la Basílica de Santa María la Mayor y su palacio anejo, al igual que las otras basílicas patriarcales romanas y sus palacios, forma parte de Italia, pero en ellos la Santa Sede goza de derechos de extraterritorialidad.
En el primer día de su pontificado, el papa Francisco visitó la Basílica, donde realizó una ofrenda floral y rezó ante el icono de la Virgen Salus Populi Romani (Protectora del Pueblo Romano). 

Vinculación española
El 7 de octubre de 1647, mediante la Constitución apostólica Sacri Apostolatus, el papa Inocencio X, recogiendo los deseos del rey de España Felipe IV, erige la Obra Pía de Santa María la Mayor, ​ por la que se asignaba una renta anual al cabildo de la basílica a cambio de honores litúrgicos y preces para la Monarquía española. Desde entonces, los reyes de España han sido protocanónigos honorarios del Cabildo Liberiano de la Basílica de Santa María la Mayor.
La plaza del Esquilino con el área del ábside de Sª María la Mayor.
 

Tras diversas vicisitudes durante la Segunda República española y el primer franquismo, el 27 de agosto de 1953 se firma el Concordato entre la Santa Sede y España, por el que, entre otras cosas, se renueva dicho privilegio mediante la bula Hispaniarum fidelitas (de 5 de agosto de ese año), como se recoge en el párrafo primero del artículo XIII: «En consideración de los vínculos de piedad y devoción que han unido a la Nación española con la Patriarcal Basílica de Santa María la Mayor, la Santa Sede confirma los tradicionales privilegios honoríficos y las otras disposiciones en favor de España».​ En tal sentido, 10 de febrero de 1977, su Majestad el rey Juan Carlos I aceptó su nombramiento como protocanónigo honorario, pronunciando un discurso​ ante el cabildo de la basílica.

Arquitectura
Es un edificio que muestra estilos arquitectónicos diversos, desde el paleocristiano hasta el Barroco. Esta iglesia, con sus nobles proporciones, mosaicos e imponentes capillas resume las grandes etapas del arte cristiano en Roma.
Según la Enciclopedia Católica, el papa Liberio encargó la construcción de la Basílica Liberiana, hacia 360. Quería un santuario construido en el lugar donde se produjo una aparición de la Virgen María ante un patricio local y su esposa. Según la tradición, estos carecían de un heredero, y la Virgen en sueños les dijo que les indicaría dónde construir un templo. El perfil de la iglesia fue dibujado en el suelo por una milagrosa nevada que ocurrió el 5 de agosto de 358 en lo alto del monte Esquilino. Dedicado a la Virgen María bajo el título de "Nuestra Señora de las Nieves", los católicos locales conmemoraban el milagro en cada aniversario lanzando pétalos de rosa blanca desde la bóveda durante la misa festiva.
De este antiguo edificio sólo quedaría un pasaje del Liber Pontificalis que afirma que fecit basilicam nomini suo iuxta Macellum Liviae. 

Basílica antigua
Sobre la iglesia precedente, erigida según la tradición por Liberio, el papa Sixto III (432 - 440) ordenó la construcción de una iglesia dedicada al culto de la Virgen, poco después de haberse afirmado el dogma de la maternidad divina en el Concilio de Éfeso (431). El papa construyó una «gruta de la Natividad» similar a la de Belén, donde se colocaron las reliquias de la Santa Cuna y gracias a la cual la basílica adquirió el nombre de Santa Maria Ad Praesepem. Contiene muchos antiguos mosaicos de este periodo. Tiene planta de tres naves. Las columnas jónicas, de fuste liso monolítico y mármol veteado ateniense, sostienen un entablamento clasicista y separan las naves laterales de la central. Estas columnas se asientan sobre un plinto con basa ática y todo hace sospechar que proceden de algún edificio de la Roma antigua o de la primera basílica.
La propia basílica fue restaurada y ampliada por varios papas durante la Edad Media, incluyendo a Eugenio III (1145-1153), Nicolás IV (1288-92) o Clemente X (1670-76). En su interior una de las obras principales es el espléndido ciclo de mosaicos en el arco triunfal sobre la Vida de la Virgen, que data del siglo V, que muestra aún las características estilísticas del arte romano tardío bajo la influencia del estilo más hierático del arte bizantino. Son escenas de la Infancia de Cristo, contiene también una escena según los Evangelios apócrifos.
De época medieval es igualmente el suelo de mármol estilo cosmati, como el que puede verse en la tumba del cardenal Rodríguez (1299), a la derecha del altar.
En el siglo XIV, durante el pontificado de Nicolás IV fue realizado el mosaico del ábside, con la Coronación de María, obra de Jacopo Torriti, un fraile franciscano. De la misma época son los mosaicos de la fachada, obra de Filippo Rusuti.
El campanario medieval es el más alto de Roma, de unos 75 metros.

Plano de la basílica según el plan original.
 

Modificaciones posteriores
Artesonado del techo por Giuliano da Sangallo.
 

El artesonado del techo es renacentista, del siglo XVI, sigue un diseño de Giuliano da Sangallo; se dice que fue dorado con el primer oro traído desde América, regalado por el emperador Carlos I de España al papa español Alejandro VI. El interior sufrió una amplia renovación que afectó a todos sus altares entre los años 1575 y 1630.
El ábside externo, vuelto hacia la plaza del Esquilino, es obra de Carlo Rainaldi, que presentó al papa Clemente IX un proyecto menos caro que el de su contemporáneo Bernini.
De la época barroca son las fachadas, las cúpulas y las capillas. Benedicto XIV (1740-58) encargó en los años 1740 a Ferdinando Fuga edificar la actual fachada y modificar el interior. La fachada, con su logia, data de 1743, y no afectó a los mosaicos de la fachada. El ala de la canónica (sacristía) queda a su izquierda y un ala semejante está a la derecha (diseñada por Flaminio Ponzio) lo que da al frente de la basílica el aspecto de un palacio frente a la plaza de Santa María la Mayor. 

Capilla Sixtina
En la nave de la derecha está la Capilla sixtina (no confundir con la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico), donde está enterrado el papa Sixto V, quien en realidad la mandó construir para albergar el Santo Pesebre (el cual finalmente terminó en la cripta). Está trazada según diseño de Domenico Fontana, finalizado más tarde por Carlo Fontana, con cubrimiento de mármol.
Sixto V mandó construir la capilla dedicada al Santísimo Sacramento para custodiar el belén de Nazareth. Mantiene el antiguo Oratorio del Belén, realizado por Arnolfo di Cambio durante el siglo XIII.
La obra se ejecutó entre 1587 y 1589. Como en su capilla gemela, la Paulina, varios son los artistas que intervinieron en su ejecución. Hizo ejecutar un ciclo de frescos en los muros que ocultaron algunas de las ventanas paleocristianas. Aquí están enterrados Sixto V y San Pío V, que lo nombró cardenal. Cada uno de ellos tiene un monumento funerario, muy parecidos. 

Capilla Paulina
La Capilla paulina (Cappella Paolina), también llamada Capilla Borghese, tiene su origen en junio de 1605, cuando el papa Paulo V decide su edificación, con cruz griega y dimensiones de una iglesia pequeña para ser su lugar de enterramiento. Fue edificada para custodiar la imagen de la Virgen "Salus Populi Romani" bajo encargo de Paulo V. La parte arquitectónica fue realizada por Flaminio Ponzio, a quien se relaciona con la planta de la capilla gemela de Sixto V. Completada la estructura en el año 1611, fue consagrada el 27 de enero de 1613. La parte decorativa, con mármoles de colores, oro y piedras preciosas, se terminó en 1616. En las paredes laterales están dos tumbas papales, la de Clemente VIII y la de Paulo V, con una arquitectura de arco triunfal en cuyo interior está la estatua y bajorrelieves pictóricos.
La parte escultórica fue realizada entre 1608 y 1615 por un heterogéneo grupo de artistas: Silla da Viggiù, que llevó a cabo la parte mayor del trabajo, con las dos estatuas papales, Bonvicino, Vasoldo, Cristoforo Stati, Nicolò Cordieri, Ippolito Buzio, Camillo Mariani, Pietro Bernini, Stefano Maderno y Francesco Mochi.
Altar de la capilla Paulina en donde se observa el icono de la "Salus Populi Romani" (Protectora del Pueblo Romano).
 

La dirección de las tareas pictóricas de los frescos fue confiada a Giuseppe Cesari, Il Cavaliere d'Arpino, que realizó la cúpula y la luneta sobre el altar. Ludovico Cigoli pintó la cúpula mientras que Guido Reni fue el autor principal de las figuras de santos, en los cuales pudieron intervenir igualmente Domenico Passignano, Giovanni Baglione y Baldassare Croce; intervinieron posteriormente Giovanni Lanfranco, y Pietro Bellori, transformando un ángel en la Virgen.
En la capilla Borghese se encuentra la tumba de Paulina Bonaparte, hermana de Napoleón. La obra más destacada de esta capilla es el bajorrelieve del frontispicio representando al papa Liberio; es obra de Maderno. 

Exterior
A la derecha de la fachada de la basílica existe un monumento conmemorativo que representa a una columna en forma de un cañón hacia arriba coronado por una cruz: fue erigido por el papa Clemente VIII para celebrar el fin de las Guerras de religión de Francia.
La columna mariana erigida en 1614, según diseño de Carlo Maderno es el modelo de numerosas columnas marianas erigidas en los países católicos en acción de gracias por la remisión de la plaga durante la época barroca (un ejemplo es la Columna de la Santísima Trinidad en Olomouc, República Checa). La columna en sí es lo único que queda de la Basílica de Majencio y Constantino en Campo Vaccino, que es como se llamó al foro romano hasta el siglo XVIII. En 1611 se le añadió una estatua de bronce, representando a la Virgen y el Niño. La fuente de Maderno en la base combina las águilas y los dragones heráldicos de Paulo V.
La columna en la plaza conmemora el famoso icono de la Virgen María en la capilla Paulina de la basílica. Es conocida como Salus Populi Romani, o Salud de los romanos, debido a un milagro en el que el icono, sacado en procesión en tiempos del papa san Gregorio, terminó con la epidemia de peste que diezmaba la ciudad. El icono tiene al menos mil años de antigüedad, y según la tradición fue pintado del natural por Lucas el Evangelista. Recientes dataciones por medio de la radiación del carbono han establecido que el icono tiene aproximadamente dos mil años, con lo que se refuerza esta tradición sagrada.

FILIPPO RAGUZZINI (1680-1771)
Es otro de los arquitectos relacionados con el nuevo florecimiento de la arquitectura en Roma. 

Piazza de San Ignacio (1727-1728)
Es otra de las grandes obras del Rococó italiano. Es una plaza pequeña en proporciones, íntima, con sencillas casas de la clase media, típicas de la creciente civilización burguesa. Esta plaza cerrada sólo puede verse de cerca, y al entrar en ella, un acto de percepción instantánea, más que una revelación gradual, determina el estado de ánimo del espectador. Se detecta una gran elegancia en el dibujo curvilíneo. Así se integran pequeños espacios a la trama urbanística de la ciudad.

GABRIELE VALVASSORI (1683-1761)
Fue un arquitecto italiano del período barroco tardío, principalmente activo en su ciudad natal de Roma.
En 1711-1717, ayudó a diseñar la pequeña iglesia de San Giuseppe alle Fornaci cerca de Foligno y, como asistente de Filippo Barigioni, ayudó a la ampliación de las instalaciones en los baños termales de Nocera Umbra.
En Roma, fue patrocinado por la familia Pamphilj, ayudando a diseñar el altar principal (1720) en la iglesia de Sant'Agnese en Agone, que se encuentra adyacente al palacio familiar original en Roma. En la década de 1730, ayudó en los diseños del Palazzo Doria-Pamphili donde se observa un alegre movimiento de los frontones de ventanas y balcones y barandillas.
. El complejo que vemos hoy se había expandido lateralmente desde el palacio en el sitio que alguna vez fue propiedad de las familias Della Rovere y Aldobrandini. Los diseños iniciales de Carlo Maderno fueron amplificados por Antonio del Grande y añadidos por Carlo Fontana (incluida la capilla) y Francesco Nicoletti. Valvassori es responsable de la fachada masiva en el Via del Corso. 

El Palacio Doria, conocido en Roma como Palazzo Doria-Pamphili, es considerado la mansión particular habitada más importante de dicha ciudad. Este dato es especialmente reseñable pues casi todos los palacios romanos de la vieja nobleza se emplean actualmente como sedes de museos, organismos públicos y embajadas. Al contrario que ellos, el Palazzo Doria sigue siendo residencia de la familia nobiliaria del mismo nombre y alberga aún una fastuosa colección privada, la llamada Galleria Doria-Pamphili, que incluye pintura, esculturas romanas y objetos decorativos. Es visitable en horario más o menos común al de los museos públicos romanos.
La saga de los Doria-Pamphili es el resultado de múltiples alianzas entre familias aristocráticas de toda Italia. Entre sus miembros más ilustres están el almirante Andrea Doria y el papa Inocencio X, popular en España por el retrato que le hizo Velázquez en 1650. Dicho retrato se conserva en el palacio y es su mayor joya.
El Palacio ocupa toda una manzana en el centro de Roma. Su fachada principal domina la Via del Corso no lejos de la Piazza Navona. No hay que confundirlo con el palacio Pamphili, ubicado en la citada plaza y que actualmente es sede de la embajada de Brasil.
Entre las estancias más llamativas del palacio, destacan la capilla diseñada por Carlo Fontana y sobre todo la Galería de los Espejos, de gusto barroco y que fue modelo a seguir para muchos palacios posteriores. Los grandes espejos que le dan nombre se trajeron de Venecia en el siglo XVIII, cuando estas grandes lunas de vidrio eran carísimas, por su compleja elaboración y por la dificultad que implicaba transportarlas sin que se rompieran. El edificio cuenta con un patio central cuadrado, al que se asoma la Galería de los Espejos. Las restantes tres galerías que lo rodean están igualmente decoradas y albergan numerosas pinturas colgadas a varias alturas.
En otra sala, antaño empleada como salón de baile, se exhiben instrumentos musicales. Otra sala exhibe un trono, pues el palacio llegó a albergar fiestas de rango principesco. Durante la dominación napoleónica, el palacio fue empleado para fiestas en honor de los franceses.
Otra gran sala de doble altura (Sala Aldobrandini) alberga valiosas esculturas de época imperial romana, y otra (la primera que se visita) está consagrada a los paisajes del siglo XVII, al estilo de Poussin, realizados por Gaspard Dughet.
Las salas visitables se hallan en la planta principal, mientras que las lonjas de la planta baja orientadas a la Via del Corso están ocupadas por comercios. Esta fachada del bloque es la considerada principal y su aspecto actual, de gusto rococó, es producto de una remodelación realizada a principios del siglo XVIII por el arquitecto Gabriele Valvassori. Las formas ondulantes de esta fachada suscitaron críticas en la época neoclásica, si bien se respetaron y constituyen un inusual ejemplo de influencia francesa en Roma.
Por una puerta lateral de la fachada opuesta se accede a una pequeña cafetería, decorada al gusto clásico con asientos tapizados y cuadros. En ella se venden chocolatinas y demás productos con el nombre del palacio. Ya en el circuito del museo se halla una pequeña tienda con libros y demás objetos.
Patio interior del palacio
 

Entre las joyas artísticas más valiosas, sobresale el Retrato de Inocencio X de Velázquez, que ha pertenecido a la saga Pamphili (y luego a la Doria-Pamphili) desde que fue pintado. Se exhibe en una salita anexa a la Galería de los Espejos, junto con un busto del mismo papa esculpido por Bernini. De manera excepcional, este retrato se exhibió en el Museo del Prado en enero-febrero de 1996.
Caravaggio cuenta en este palacio con dos pinturas magistrales: Sagrada Familia con ángel músico y La Magdalena llorosa.
Joyas claves de la colección son: Retrato doble de Andrea Navaggero y Agostino Beazzano de Rafael, Venus, Marte y Cupido de Paris Bordone, Salomé con la cabeza de san Juan Bautista de Tiziano, Retrato de un caballero de 37 años de Lorenzo Lotto, Paisaje con la huida a Egipto y Susana y los viejos de Annibale Carracci, Erminia halla herido a Tancredo de Guercino y Paisaje de Delfos de Claudio de Lorena. También son relevantes La Madonna Doria de Parmigianino, El descendimiento de Cristo de Giorgio Vasari, Dido de Dosso Dossi, Lucha de angelotes de Guido Reni, Alegoría de la Virtud de Antonio Allegri da Correggio y un busto en mármol esculpido por Alessandro Algardi (Retrato de Olimpia Maidalchini Pamphili). También se encuentra La Anunciación Doria de Filippo Lippi.
Hay que destacar obras de autores no italianos como Los hipócritas de Quentin Metsys, Combate naval en el puerto de Nápoles de Pieter Brueghel el Viejo, El Paraíso de su hijo Jan Brueghel y La Piedad de Hans Memling.
Retrato de Inocencio X de Velázquez, la joya principal del palacio.

Descanso en la huida a Egipto

Magdalena penitente

Retrato de Andrea Navagero y Agostino Beazzano

Paris Bordon o Paris Paschalinus Bordone 


FILIPPO JUVARRA (1678-1736)
Nació en Messina, Sicilia y es el arquitecto más famoso y cotizado del siglo XVIII. Cuando muere Guarini, Juvarra tenía cinco años. Llegó a Turín como arquitecto ya formado en 1714, es decir, treinta y un años después de la muerte de Guarini.  Por eso no hay ningún edificio de Juvarra en Turín que muestre ninguna influencia de Guarini. Por el contrario, la concepción arquitectónica de Juvarra era diametralmente opuesta a la de Guarini, aunque existe un lazo peculiar entre ellos. Al nacer Juvarra en Messina, creció junto a los edificios de Guarini y hasta es posible que asistiese a sus clases de Filosofía y Matemáticas.
Se formó con su padre, que era un orfebre, por lo que trataría los efectos ornamentales dando gran importancia a los mismos en su arquitectura. Su interés decorativo nada tiene que ver con las tendencias del Rococó. Su entrenamiento e impresiones juveniles le vienen dados por una estancia en Roma de diez años (entre 1703 y 1714). Se unió al estudio de Carlo Fontana y se dice que su maestro le influenció para que olvidara cuanto había aprendido anteriormente. Juvarra siguió este consejo y asumió el Barroco tardío de Fontana. Estudió arquitectura tardía renacentista y barroca con entusiasmo e imparcialidad. Su inmenso talento como dibujante, su extraordinaria imaginación y su mente siempre activa le impidieron perpetuar el estilo de su maestro.
Juvarra se consagró sacerdote, como Guarini y en 1706 fue elegido miembro de la Academia de San Lucas. En 1714 fue llamado a la corte de Turín donde se estableció durante bastante tiempo. Sus trabajos más importantes en Turín fueron sus proyectos que fueron solicitados por las cortes de Francia, Portugal y España. Para Portugal, donde estuvo, hizo el proyecto del Palacio en Mafra para el rey Juan V entre 1719 y 1720. También proyectó la Iglesia del Patriarca de Lisboa. En 1735 le fue concedido permiso para trasladarse a Madrid al ser requerido por el Rey Felipe V para construir el Palacio Real, en sustitución del viejo Alcázar de los Austria que había desaparecido en un incendio en 1734. Juvarra presentó un proyecto muy novedoso, pero al año de estar en España falleció repentinamente en 1736. Realizó una de las pocas maquetas en madera existente de dicho proyecto del Palacio Real. El Palacio Real de Madrid lo realizó su discípulo Sachetti.
La actividad arquitectónica del siglo XVIII se centró en los edificios del siglo XVII. Fue un continuador. El sistema ortogonal de Strozzi fue ampliado y continuado por Juvarra. Organiza una nueva Vía, con entrada por la Plaza Real, conocida como Plaza Saboya. Allí articuló una serie de edificios llamados los Quartieri Militari, siguiendo el mismo criterio que medio siglo antes había llevado a cabo Castellamonte, pero ahora Juvarra va a jugar con el espacio en forma de exedra, lo cual nos va a recordar más a la Plaza Real francesa, porque en vez de hacer la plaza en forma semicircular la realiza de forma rectangular.  En los Quartieri Militari utiliza el orden dórico, siguiendo las teorías vitrubianas de personalizar la arquitectura adecuando los órdenes según la finalidad de los edificios.
Hemos de reflexionar sobre la obra de Juvarra. En su arquitectura se funden elementos muy característicos y elementos muy novedosos. Apuesta por la espacialidad de la estructura. En sus edificios no se atiene a elementos propios de la tradición, sino que en cada edificio investiga y a veces lo hace hasta el infinito. Los desmenuza y acaba siempre referenciando sus edificios con otros anteriores. Así relacionará a Miguel Ángel con Borromini, a Bernini con Palladio. Disecciona cada proyecto relaciona a los autores. Es importante la fantasía de su arquitectura, en las que también atiende a las decoraciones. Realiza los decorados de la coronación del primer rey Borbón español: Felipe V. Busca un lenguaje arquitectónico propio, pero atiende a las edificaciones clásicas, a las soluciones espaciales de otros autores. También piensa que la arquitectura no se desarrolla en el vacío, sino que precisa de un ambiente comprensivo, es decir, los edificios han de estar en un entorno para ser significativos. Sus edificios parecen a veces los personajes de una obra. Aunque es un arquitecto novedoso, sin embargo sienta sus bases en la arquitectura clásica, pues continuamente interpreta a Vitruvio.
En Roma se le encarga la escalera de la Plaza de España, aunque la realizaría Specchi. También se le encarga la fachada de San Juan de Letrán, aunque no la realiza. La única obra que deja en Roma va a ser la Capilla Antamolli de la Iglesia de la Caridad realizada en 1707. En ella transformó un simple espacio rectangular en una verdadera obra barroca, con una bóveda en forma de baldaquino, pero que crea un espacio formal, conformado por una bóveda que está soportada por el baldaquino. En 1714 se desarrolla la mayor parte de su faceta artística. Entre 1732 y 1735 levanta la Iglesia del Carmen, con una fuerte teatralidad, efecto que consigue por medio de la luz. Se filtra por las altas ventanas abiertas en las capillas laterales. Las pilastras embocan las capillas. Levanta la iglesia y convento de La Superga, a las afueras de Turín, en lo alto de un montículo desde el que se domina toda la ciudad. La Plaza de San Carlos, como en la plaza del Popolo de Roma. La vía del Carmen queda enmarcada por las dos iglesias. 

Basílica de la Superga (1717-1731)
Situada a las afueras de Turín, sobre un promontorio desde el que se domina toda la ciudad de Turín. Es el santuario barroco más grande de los elevados en un monte. La iglesia contiene pocos elementos de los que se emplearían en el futuro, pero es un brillante resumen de diferentes ideas, unidas de manera inesperada. Mientras una parte de la iglesia está cerrada por un lado corto del gran rectángulo del monasterio, las tres cuartas partes de su exterior circular se proyectan a partir de una línea recta de este edificio. Delante de la iglesia circular, adelanta un pórtico columnario parecido al del Panteón de Agripa. El pórtico está fundido con el espacio circular de la iglesia.
La torre del campanario en su último remate, nos recuerda a Borromini. Está retrasado con respecto a la posición de la iglesia porque es un elemento que va a depender más del monasterio que de la iglesia. 

Realizada en un orden gigante. Denota un juego cromático al retranquear los focos de luz que hace que ésta quede matizada.

Palazzo Madama de Turín (1718-1721)
Si analizamos esta edificación veremos que Juvarra utiliza lo que le es más apropiado para sus fines. Cuando diseña la fachada de Santa Cristina, se vuelve hacia Roma mientras que en el diseño de Madama se vuelve hacia Versalles. Lo que realiza es que al edificio medieval le antepone una fachada barroca. El palacio se encuentra ubicado en la Plaza Saboya y fue encargado por la viuda del rey. Presenta dos cuerpos, estando el primero almohadillado. El cuerpo principal tiene un adelantamiento en la parte central para crear movimiento, realizándose la articulación de vanos a la francesa. Hay autores que ven en esta fachada el germen del Palacio Real de Madrid, con claras influencias de Bernini.
A comienzos del siglo I a. C., el lugar de este palacio estaba ocupado por una puerta en los muros romanos de la que partía el decumanus maximus de Augusta Taurinorum (el antiguo nombre de Turín). Dos de las torres, aunque restauradas, aún testifican este núcleo original. Después de la caída del Imperio Romano de Occidente, la puerta se usó como baluarte fortificado en las defensas de la ciudad.
Más tarde el edificio se convirtió en posesión de los Saboya-Acaya, una rama secundaria de la Casa de Saboya; a principios del siglo XIV, lo ampliaron para hacer de él un castillo. Un siglo más tarde, Ludovico de Acaya lo reconstruyó en forma cuadrangular, con un patio interior y un pórtico, y cuatro torres cilíndricas, una en cada esquina. La forma de este edificio aún se reconoce claramente en la parte posterior del palacio. Después de la extinción de los Acayas, el edificio se convirtió en residencia para invitados de los Saboya.
En 1637 la regente del duque Carlos Manuel II, Cristina de Francia, lo eligió como residencia personal. Encargó que se cubriera el patio y una renovación de los apartamentos interiores. Sesenta años más tarde, otra regente, María Juana Bautista de Saboya-Nemours, vivió en el palacio, y de ella obtuvo el apodo definitivo de Madama (palabra italiana para Madame). Ella le pidió al arquitecto Felipe Juvara que diseñara un nuevo palacio barroco en piedra blanca, pero las obras cesaron en 1721 después de que se acabara sólo la sección frontal.
Más tarde se dieron varios usos al palacio, y albergó los cuarteles del gobierno provisional francés durante las guerras napoleónicas.

Parte posterior, que aún muestra el aspecto de un castillo del siglo XV.
 

La restauración de los Saboya, en Turín y el Piamonte, dio nueva vida al palacio: fue sede del Mando Militar, y luego se convirtió en observatorio astronómico en el año 1822, y durante gran parte del siglo pudo observarse, sobre la techumbre del edificio, una curiosa cupulilla para las observaciones científicas: posteriormente fue trasladada a la colina.
La imponente escalinata proyectada por Felipe Juvara.
 

Carlos Alberto reconsideró el edificio, haciéndolo sede de la Pinacoteca Regia, la galería de arte real, y posteriormente del Senado Subalpino (el Parlamento del Reino de Cerdeña) y luego de la Corte de Casación: el Senado fue inaugurado el 8 de mayo de 1848, mientras el rey estaba en guerra contra Austria; la última sesión se celebró el 9 de diciembre de 1864. El local del Senado, aún íntegro hasta el año 1927, fue luego demolido durante unas obras internas en el edificio.
Hacia finales del siglo XIX se inicia el interés por la historia del palacio, excavándose los cimientos del edificio y encontrando restos de la arquitectura de construcciones y versiones precedentes.
La sección construida por Juvara da a la Plaza Castello, y constituye actualmente una fachada escenográfica, de un solo hueco de profundidad, ocultando la parte posterior del edificio, que permaneció inalterado. Juvara expresó en este exterior lo que pretendía que fuera un magnífico preámbulo arquitectónico a un edificio que nunca se construyó, con una planta noble de altos techos y ventanas bajo arcos, que está unido a un mezzanine sobre él por un orden colosal de pilastras de orden compuesto. Cada pilastra destaca sobre una planta de mampostería rústica en la planta baja del palacio. Los tres huecos centrales están subrayados por un relieve más marcado ofrecido por las columnas unidas a la fachada, que se reproduce al interior para permitir un amplio espacio central interior de cristal, como una logia vidriosa.
Su prominencia queda enfatizada por los altos pedestales sobre los que se erigen, tallados con trofeos de armas en relieve. En los tres huecos de los lados, cada espacio central está ligeramente roto hacia delante, dando a su ventana un relieve más profundo y sombreado dentro de la profundidad del muro; sus dos enormes pilastras exteriores solapan el orden principal como si éste continuase detrás de ellas. A ambos lados, los huecos de las ventanas están colocados juntos dentro de un panel ligeramente retranqueado, de tal manera que hay tres planos en la fachada. Una balaustrada decorada con jarrones y estatuas en mármol blanco remata la fachada. 

Vista del Palazzo Stupinigi 1729-1733)
Este palacio no está edificado en un ámbito urbano sino en uno rural. Es un “refugio” real de caza o pabellón de caza. Juvarra consideró la posibilidad del diseño del château francés, pero se inclinó por el plano italiano en forma de estrella. Lo articula por una gran vía conectada con Turín, situando a los lados edificios para los servicios del palacio. En planta presenta un edificio centrado y con edificios colaterales que conforma una X. El espacio central está presidido por el gran salón de baile.
El castillo original era propiedad de la línea Acaja de la Casa de Saboya, señores del Piamonte hasta 1418, y fue vendido al marqués Rolando Pallavicino en 1493. Fue adquirido por Manuel Filiberto de Saboya en 1563, cuando la capital ducal fue trasladada desde Chambéry a Turín.
El nuevo palacio fue diseñado por el arquitecto Felipe Juvara para ser usado como palazzina di caccia («pabellón de caza»), por Víctor Amadeo II, rey de Cerdeña. Las obras empezaron en 1729. A los dos años la construcción estaba suficientemente avanzada para que se celebrara la primera caza formal.
Juvara llamó a todo un equipo de decoradores, muchos de ellos provenientes de Venecia, para realizar el decorado del interior del palacete. En los reinados de Carlos Manuel III y Víctor Amadeo III el pabellón y su parque siguieron ampliándose, al principio por el ayudante de Juvara, Giovanni Tommaso Prunotto, y luego por numerosos arquitectos del norte de Italia, como Ignazio Birago di Borgaro, Ludovico Bo, Ignazio Bertola y Benedetto Alfieri. El edificio final tiene un total de 137 habitaciones y 17 galerías, y cubre 31.050 metros cuadrados.
El propósito original del pabellón de caza está simbolizado en el venado de bronce, obra de Francesco Ladatte colocado en la cumbre del tejado inclinado de su cúpula central, y las cabezas de perros de caza que decoran los jarrones del perfil del tejado. El edificio tiene un plano con forma de cruz de San Andrés: cuatro alas en ángulo se proyectan a partir de la sala principal con forma ovalada. En los brazos están situados los apartamentos reales y los de los huéspedes. Las extensiones dan como resultado pabellones separados unidos por largas galerías en ángulo y un largo patio anterior octogonal encerrado por alas, extendidas hacia delante en otros dos patios de entrada.
El núcleo central está constituido por ese gran salón central con planta oval del que parten los cuatro brazos más bajos para formar la cruz de San Andrés. Tiene doble altura y balconada. Fue la primera idea de Juvara que se terminó, de manera que ya en 1730 había acabado y el 10 de febrero de 1731 el rey encargó a los hermanos Giuseppe y Domenico Valeriani un gran fresco sobre la bóveda, representado el Triunfo de Diana, la diosa de la caza. Los trabajos para la realización de tales frescos se iniciaron el 8 de marzo de aquel año, concluyéndose en 1733. Parece que Juvara había impuesto el esquema de la cuadratura a los dos hermanos para no arruinar su complejo diseño.
Salón central del pabellón.
 

Stupinigi fue el edificio preferido para ser usado en las celebraciones y bodas dinásticas por miembros de la casa de Saboya. Aquí, en 1773, María Teresa, princesa de Saboya, se casó con Felipe, conde de Artois, hermano de Luis XVI y futuro Carlos X de Francia.
Actualmente el palacio de Stupinigi alberga el Museo di Arte e Ammobiliamento, un museo dedicado al mobiliario y la decoración, algunos originarios del pabellón, otros traídos de las residencias saboyanas de Moncalieri y Venaria Reale. Stupinigi tiene la más importante colección de mobiliario piamontés, incluyendo obras de los más famosos carpinteros reales de Turín, Giuseppe Maria Bonzanigo, Pietro Piffetti y Luigi Prinotti. Algunas de las esculturas de figuras de caza son obra de Giovanni Battista Bernero. Además, se celebran en sus galerías exposiciones temporales, como la Mostra del Barocco que se celebró en 1963. 

BERNARDO VITTONE (1702-1770)
Este arquitecto funde a la perfección o reconcilia el estilo Guarini con el estilo Juvarra. Piamontés de nacimiento, es poco conocido fuera de Piamonte. Fue un arquitecto dotado de una rara habilidad, lleno de ideas originales y con una capacidad creativa igualada únicamente por algunos de los grandes maestros. Su relativamente poca fama es debido a que casi todos sus edificios se hallan repartidos en pequeñas ciudades piamontesas. Estudió en Roma, donde ganó un primer premio en la Academia de San Luca en 1732. A principios del año siguiente regresa a Turín justo a tiempo para ver la creación de las últimas obras de Juvarra. La Superga acababa de ser concluida, la gran sala de Stupinigi estaba casi terminada y estaban edificando el Carmine. Poco después de su vuelta a Roma, editó en 1737 la Architettura civile de Guarini, pero añadiendo textos a las láminas de Guarini que estaban en poder de los Teatinos. De esta manera adquirió un conocimiento excepcional de la obra y de las ideas de Guarini. No dejó de aprender los largos capítulos de enseñanza sobre geometría y sobre esta base firme empezó a ejercer su carrera como arquitecto.
Sus pocos palacios no tienen un interés especial. Su interés se enfocó hacia la arquitectura eclesiástica y es un hecho notable que sus iglesias son de planta centralizada. No le preocupó la planta longitudinal. En sus edificios de planta centralizada, lo que le preocupa es el desarrollo vertical de los mismos y la relación entre el espacio y la luz. Para Vittone la luz va a tener una gran importancia. Mientras Bernini la utilizaba con carácter escenográfico, casi dramático, Vittone la va a utilizar con carácter casi divino, con carácter simbólico. No sólo perfora las cúpulas, sino también las pechinas, que las va a calar, como también hará con el primer aro del tambor, constituyendo auténticas cámaras de luz. Va a crear osamentas estructurales como hizo Guarini, pues vacía las paredes dobles. Va a hacer los contrafuertes dentro del edificio, por lo que no sólo van a tener una función estructural sino también decorativa. De la interpretación específica de Guarino de la tradición italiana del Norte, proviene la disminución escalonada en tres partes como en una pagoda. Pero contrariamente al tratamiento propio del Alto Barroco de Guarini, de las paredes con pilastras y columnas, nichos y frontones, adornos y estatuas, encontramos aquí paredes de gran sencillez acentuadas únicamente por discretas pilastras y sencillas franjas y paneles. Evidentemente esto se hizo bajo la influencia de los detalles clasicistas de Juvarra, como en la parte externa de Stupinigi. Esta arquitectura la vamos a ver repetida en la arquitectura de Centro Europa. Ejemplos de la obra de Vittone son las iglesias de la Visitación, San Bernardino en Chieri, Santa Clara en Brá de 1742, que es probablemente la mejor iglesia de Vittone y otras. Sus plantas son centralizadas, siendo lo mismo cuadradas que hexagonales, que octogonales o de cruz griega. Les suele añadir otras plantas centralizadas que serán los presbiterios de estas iglesias, unificándolos elementos espaciales. Vittone que siempre se había sentido atraído por la planificación estrictamente centralizada, aceptó la tradición de Palladio de un espacio aislado, una tradición con la que se familiarizó a través de Juvarra y Guarini, aunque preservando la integridad del espacio centralizado y, al mismo tiempo, vencer sus limitaciones.
Cuando muere Vittone, el Neoclasicismo estaba invadiendo Europa. Desde una perspectiva histórica, su intenso Barroco tardío puede considerarse como un remanso provincial. Atacó la planificación centralizada con valentía e imaginación y acaso ningún arquitecto antes que él lo había estudiado con igual devoción e ingeniosidad. Después de haber mezclado las influencias de Guarini y Juvarra se volvió hacia lo extravagante tanto como a lo sobrio en la tradición de la arquitectura italiana. Hacia Borromini por un lado y hacia Bernini, Carlo Fontana y Palladio por otro. Escribió dos tratados: Istruzioni Elementari de 1760 y Istruzioni Diverse de 1762. El primer tratado es el que más largo se haya escrito nunca, aunque la obra publicada es una pequeña parte de su producción literaria.
Entre los arquitectos piamonteses, el más distinguido contemporáneo de Vittone fue el conde Benedetto Alfieri (1700-1767), que sucedió a Juvarra como Primer Arquitecto del Rey. Continuaría con la tradición de Juvarra y Guarini, pero al nacer en el siglo XVIII le van a influir otras corrientes con influencias de aspectos ornamentales y decorativos.
El Milanese también está dentro del concepto barroco y se preocupa por aspectos ornamentales. La iglesia de San Juan Bautista, de planta centralizada, con forma de cruz griega recibe un añadido de exedras en los extremos de la cruz.

ARQUITECTURA EN NÁPOLES
Nápoles es otra zona importante para la arquitectura barroca. Durante doscientos años el sur de Italia fue de dominio de la Corona española y en 1734 Carlos III fue coronado en Palermo. Fue durante los primeros veinticinco años de su reinado cuando Nápoles y Sicilia tuvieron un florecimiento sin precedentes de las artes y a este período pertenecen algunos de los proyectos arquitectónicos más importantes de toda Italia.

FERDINADO SANFELICE (1675-1750)
Modernizó la ciudad de Nápoles y su fama la consigue por los tipos de escalera que proyecta, que suelen ser abiertas y comunican los cortile con los jardines. Es una solución espacial, como una arquitectura abierta, porque perfora las escaleras y parecen esculturas. Aquí es donde va a estar presente el ingenio de Sanfelice. En la aglomeración de Nápoles estas escalinatas se encuentran, a menudo, en los lugares más insospechados y esto favorece su efecto sorprendente. Su obra más importante va a ser la Escalera del Palacio Sanfelice de 1728. Este tipo de escalera lo vamos a ver en Centro Europa, en Baviera, en Austria y otros.
También aparecen tendencias neoclásicas que combinan con el Barroco, conecta este Barroco que solo pueden dar soluciones decorativas.

El Palacio San Felice o Sanfelice  es  un  palacio  rococó  o  de  estilo barroco 
tardío en Via Sanità 167 en Rione Sanità en el centro de Nápoles. Es mejor conocido por su elaborada escalera.
El palacio fue erigido durante 1724 a 1726 por el arquitecto Ferdinando Sanfelice. El portal de entrada tiene dos sirenas de estuco de la familia Sanfelice. A través de una fachada indistinta, uno ingresa a un patio octogonal interior que conduce a una escalera de doble rampa. Los frescos interiores originalmente de Francesco Solimena ahora se pierden. Las escaleras con arcos en planos cambiantes aún otorgan un aura de escenografía compleja, a pesar de su estado actual, estrecho y deteriorado: una entrada grandiosa que conduce solo a un palacio decrépito.  El cercano Palazzo dello Spagnolo se atribuye al mismo arquitecto y tiene escaleras similares.
Escaleras del patio del Palazzo Sanfelice

Estaricasa interna 

 
LUIGI VANVITELLI (1700-1773)
Nacido en Nápoles en una familia de artistas originaria de Amersfoort (Países Bajos), su apellido original (van Wittel) fue italianizado en Vanvitelli por su padre Gaspard van Wittel (Gaspare Vanvitelli) que, emigrado a Roma en 1674, se desempeñó como pintor hasta 1736, convirtiéndose en el iniciador del vedutismo (la pintura de paisajes y vistas de ciudades). Luigi Vanvitelli inició su actividad como pintor, siguiendo el ejemplo de su padre, y más tarde se dedicó a la arquitectura para convertirse en uno de los más importantes arquitectos italianos de la época entre el barroco y el neoclasicismo.
Alumno en Roma del poco conocido Antonio Valeri, Vanvitelli se inspiró en la obra de algunos de los grandes arquitectos del barroco, como Gian Lorenzo Bernini, Francesco Borromini, Carlo Fontana o Filippo Juvarra y estudió cuidadosamente los tratados y las obras de los arquitectos de la antigüedad y el Renacimiento. En esos años de formación estableció una amistad duradera y colaboró con el afamado arquitecto Nicola Salvi y se afilió a la Accademia dell'Arcadia (con el nombre de Archimede Fidiaco​).
Se distinguió como un arquitecto participando en los concursos para la fachada principal de San Juan de Letrán —que ganó Alessandro Galilei— y para la Fontana de Trevi —finalmente adjudicado a su amigo Nicola Salvi, que la adosará a la fachada sur del Palazzo Poli —, concursos que marcarían el renacimiento artístico de los Estados Pontificios bajo el gobierno ilustrado del papa Clemente XII; los proyectos vanvitellianos, que seguían las nuevas tendencias neoclásicas, fueron muy apreciados en los ambientes más educados, pero el jurado tuvo a bien premiar proyectos que apoyaron el estilo barroco, aún plenamente vigente en Roma.
Después de participar en los concursos romanos, el nombre de Vanvitelli era ya conocido y apreciado, y esto le valió al arquitecto su primer encargo importante, obtenido directamente del papa Clemente XII: rediseñar el puerto de Ancona para que fuese adecuado para actuar como puerto de Roma hacia oriente.
Como parte de los proyectos de Ancona, se recuerda especialmente el Lazareto (1733–1738), construido sobre una gran isla artificial en forma de pentágono, realizada en el puerto por el mismo Vanvitelli que, como buen holandés, sabía bien cómo arrebatar tierras al mar. La forma geométrica regular del gigantesco edificio en pentágonos concéntricos, el templete de San Rocco en el centro del patio, la genial técnica constructiva, la composición armónica de las diversas funciones, el rivellino que apunta hacia el mar abierto hacen del lazaretto anconitano una verdadera obra maestra.
Además del Lazareto, en Ancona también diseñó el Muelle Nuevo, su monumental entrada (el Arco Clementino) y la iglesia del Gesù, que con su fachada cóncava y elevada sobre el mar, reasume la curvatura de todo el puerto. Con estas obras Vanvitelli rediseñó y reinterpretó personalmente la forma del puerto y de la ciudad. Así dio un anticipo de su gran habilidad como paisajista, la misma que desarrollará más adelante en el famoso Reggia di Caserta. ​ En Ancona también trabajó en el Duomo (donde diseñó el edículo de la Regina de todos los santos) y en el Palazzo Ferretti (hoy Museo arqueológico nacional de las Marcas).
En los años treinta y cuarenta del Settecento, el artista trabajó en toda la región que hoy son las Marcas: diseñó el característico campanile de la Basílica de la Santa Casa de Loreto, la fachada y el interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia de Macerata, ​ la iglesia de la Magdalena de Pesaro. ​
Por otra parte, durante la permanencia en Ancona para las obras portuarias, fue abordado por la Comuna de Ascoli Piceno para elaborar un dictamen sobre el proyecto de la nueva sala de teatro para llevar a cabo en el Palazzo Arringo; juzgando la estructura de madera de carácter bibienesco concebida por el tallador ascolano Giuseppe Gualtieri bien adaptada al gran vano destinada al propósito en el palacio, Vanvitelli culpó la moda bastante generalizada de imitar las bizarras salas de espectáculos de Bibiena.
La presencia de Vanvitelli y sus muchas obras en las Marcas influyó profundamente en la arquitectura de Ancona y de la región, donde dejó una multitud de seguidores. 

Actividad en Roma
En Roma obtuvo el puesto de arquitecto de la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano, que mantuvo toda su vida y tuvo que enfrentar las labores de estabilizar la cúpula. También pintó los frescos de la cappella delle Reliquie de la Basílica de Santa Cecilia en Trastevere. Realizó algunas intervenciones de ordenación, a la vista del Jubileo de 1750, en la iglesia de Santa María de los Ángeles y de los Mártires, obtenida de Michelangelo Buonarroti en las Termas de Diocleciano. En 1911 se demolió la fachada construida antes de las intervenciones de Vanvitelli, pero el interior es todavía el diseñado por Vanvitelli.
Además, como ya se mencionó, había participado sin éxito en el concurso de la fachada de San Juan de Letrán y de la Fontana de Trevi (1732). 

Palacio Real de Caserta (1751-1764)
El Palacio Real de Caserta es un palacio barroco situado en Caserta, en la región italiana de Campania. El edificio fue encargado por el rey Carlos VII para que sirviese de centro administrativo y cortesano del nuevo Reino de Nápoles, al tiempo que símbolo del poder real. El monarca quiso dotar a la dinastía Borbón-Dos Sicilias de una residencia de la talla de Versalles. Fue encargado al reconocido arquitecto napolitano Luigi Vanvitelli, y también participó en su construcción Francesco Sabatini, que emprendería también proyectos en Madrid. ​
El arquitecto elegido fue Luigi Vanvitelli, en cuya obra predominaba el Barroco racionalista, muy próximo al Neoclasicismo. Vanvitelli se hizo cargo del diseño del parque y los jardines, aparte de dirigir las obras del palacio.
No obstante, Carlos jamás vio su proyecto finalizado, pues hubo de partir de Nápoles para ocupar el trono español a la muerte de su hermano, Fernando VI. El palacio sirvió de residencia veraniega a su hijo Fernando y a los demás monarcas de las Dos Sicilias hasta su incorporación al Reino de Italia.
El rey Víctor Manuel III lo donó al pueblo italiano en 1919. El edificio, junto con los jardines y el complejo arquitectónico de San Leucio, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997. ​ En la actualidad es un museo abierto al público y ha sido empleado en varias ocasiones como escenario para películas de ficción.
En términos de volumen, el Palacio Real de Caserta es la residencia real más grande en el mundo con más de dos millones de metros cúbicos. 

Orígenes
En el año 1734, el Primer Pacto de Familia concedió a la dinastía borbónica española los reinos de Nápoles y de Sicilia, que habían estado bajo dominio austriaco desde la Guerra de Sucesión española. No obstante, el tratado estipuló que Nápoles y Sicilia debían formar un estado único e independiente que no podría estar bajo la soberanía de la Corona de España.
Carlos de Borbón, tercer hijo de Felipe V y su segunda mujer, Isabel de Farnesio, ocupó el trono como Carlos VII de Nápoles y Sicilia. Fue un magnífico monarca ilustrado que emprendió numerosas reformas administrativas y sociales para la modernización del reino.
Uno de sus principales proyectos fue la creación de una residencia real que sirviese de sede cortesana y gubernamental del nuevo reino, siguiendo el ejemplo del palacio de Versalles en Francia. Esta nueva capital estaría situada cerca del mar, pero no en la costa, para evitar la continua amenaza a la que estaban sometidas ciudades como Nápoles. ​ El emplazamiento elegido fueron las tierras de Michelangelo Gaetani d'Aragona, conde de Caserta, que le fueron compradas por 489 343 ducados. ​ Mientras se construía el palacio, la casa real casertana se instaló en la antigua residencia de los Gaetani, el Palazzo Vecchio. 

Proyecto
El ambicioso proyecto del rey no se limitaba a la edificación de un palacio, sino a crear una nueva ciudad que tuviese todos los adelantos urbanísticos de la época y fuese la capital más avanzada de toda Europa. Se barajaron muchos nombres de arquitectos para recibir el singular encargo, como Ferdinando Fuga o Nicola Salvi, aunque finalmente se tomó la decisión de contratar a Luigi Vanvitelli.
Este arquitecto trabajaba en Roma a las órdenes de Benedicto XIV, que le había contratado para preparar el jubileo de 1750. El rey Carlos hizo una visita a los Estados Pontificios, con el fin de pedir permiso al papa para contratar a su protegido, ​ objetivo que finalmente logró. En 1751, Vanvitelli presentó su proyecto a don Carlos, que quedó gratamente satisfecho del mismo.
El palacio se propuso como un edificio de enormes dimensiones (una superficie de 44 000 metros cuadrados) de planta rectangular. Del pabellón central arrancarían cuatro galerías alrededor de un patio en forma de plaza, una estructura utilitaria muy similar a la del Palacio de Versalles. ​ Las fachadas presentarían dos plantas principales sobre una doble primera planta de gran altura, siendo diseñadas exteriormente con dos pórticos en los extremos y uno en el centro. De este modo, la estructura y organización interiores podrían ser observadas desde el exterior, al tiempo que los elementos arquitectónicos respondiesen a las exigencias funcionales del palacio. Además, otros cuatro patios fueron proyectados para iluminar las 1.200 habitaciones que se construirían, de las cuales sólo 134 serían destinadas a la Familia Real. 
Se dispuso una sucesión de planos y espacios concebidos en una perspectiva escénica, que habrían de satisfacer las exigencias ceremoniales y administrativas. El palacio debía albergar un teatro, las oficinas estatales, una capilla y muchas otras dependencias palatinas, por lo que resultó muy difícil armonizar el conjunto. ​ Vanvitelli supo alcanzar el objetivo del rey, emular sus dos palacios favoritos: Versalles y el Buen Retiro madrileño. 

Construcción
El 20 de enero de 1752, coincidiendo con el aniversario del nacimiento del rey, ​ se puso la primera piedra en el Palacio de Caserta. Un enorme cortejo acompañó al monarca durante la ceremonia, entre los que destacaban la reina María Amalia, el primer ministro Tanucci y el nuncio apostólico.
Los trabajos comenzaron con gran apoyo económico, por lo que avanzaron con rapidez. No obstante, en 1759, el rey hubo de partir a España para ocupar el trono tras la muerte de su hermano Fernando, lo que supuso un estancamiento en las obras del palacio. Tanucci se convirtió en regente del reino, pues el nuevo rey Fernando de Borbón sólo contaba ocho años de edad, y no mostró un gran interés en el proyecto de Caserta. De hecho se redujo la plantilla de obreros a la mitad​ y el propio Vanvitelli se lamentó de la marcha del rey Carlos – «Las obras darán un magnífico resultado, pero ¿para qué sirve? El Rey Católico se mostraba muy interesado en el palacio, ahora somos ignorados».​
No obstante, el arquitecto se mantuvo ilusionado con la construcción del palacio, a pesar del poco apoyo que recibió por parte del gobierno de la «maligna creatura».​ En 1766, aunque las obras no habían acabado, el embajador Galiani quedó extasiado ante la belleza de la construcción, juzgándola aún más bella que Versalles. ​
Un año más tarde, el Vesubio entró en erupción, por lo que el rey Fernando tuvo que abandonar su residencia de Portici y mudarse a Caserta. Con esto se produjo un incremento del presupuesto de las obras y de la plantilla, que posibilitó la finalización de la mayor parte del proyecto. En 1773 Vanvitelli murió y dejó a su hijo Carlo a cargo del último tramo de la construcción del palacio, aunque su talento artístico era inferior al de su padre.
El palacio que planeó Vanvitelli nunca se culminó, pero las obras se dieron por terminadas en 1847. El capital invertido ascendía a 6 133 547 ducados, ​ pues se emplearon los más lujosos materiales: toba de San Nicola la Strada, travertino de Bellona, cal de San Leucio del Sannio, puzolana de Bacoli, azulejos de Capua, hierro de Follonica, mármol gris de Mondragón y mármol blanco de Carrara.
Desde entonces, el Palacio Real de Caserta sería una residencia habitual de los soberanos de las Dos Sicilias junto a los palacios de Portici, Nápoles y Capodimonte, aunque nunca llegó a ser la idílica capital con la que había soñado el rey Carlos de Borbón. ​
 
Residencia real
El Rey Fernando IV eligió el Palacio de Caserta como su residencia veraniega y se convirtió en una de las principales cuando tuvo que abandonar su Real Sitio favorito, el Palacio de Portici, tras la erupción del Vesubio de 1767. Su esposa María Carolina se encargó de la decoración del palacio, pues tenía un gusto exquisito que ya había demostrado en diversas ocasiones, ​ reuniendo una importante pinacoteca y una gran colección de porcelana.
La proclamación de la República Partenopea en 1799 quitó el control del palacio y las demás propiedades a la Familia Real, aunque fue derrocada ese mismo año con ayuda internacional. El edificio no sufrió grandes daños pero fue saqueado y gran parte del mobiliario desapareció, aunque las piezas más importantes habían sido puestas a buen recaudo. ​ La reina se afanó en la redecoración de los apartamentos reales, cuyo aspecto es el que principalmente se mantiene en la actualidad.
En 1806, Napoleón conquistó el Reino de Nápoles y le otorgó la corona a su hermano José. La familia real huyó a Sicilia abandonando todas sus propiedades, que quedaron en manos del nuevo rey. Con la conquista de España en 1808, José fue enviado a gobernar allí y su cuñado Murat se convirtió en el nuevo monarca. Murat sentía una especial predilección por el palacio de Caserta y mandó instalar unos apartamentos de estilo Imperio.
Tras el Congreso de Viena de 1815, se restauró la monarquía borbónica en el nuevo Reino de las Dos Sicilias. En lo sucesivo, el palacio serviría como residencia veraniega de los reyes aunque entró en un estado de decadencia. En 1860 todo el reino fue incorporado al Reino de Italia y el palacio fue utilizado ocasionalmente por algún miembro de la Casa de Saboya, como el duque de Aosta, pero acabó siendo donado al pueblo italiano por Víctor Manuel III en 1919. 

El palacio
La imponente Scala Regia del palacio, ápice del poder absoluto de la monarquía borbónica de Nápoles. Esta nueva dinastía dotaría al reino de una independencia que no disfrutaba desde tiempos del rey Federico IV.
El conjunto palatino ocupa una superficie de alrededor de 47 000 metros cuadrados (o 61 000 metros cuadrados), teniendo dos fachadas principales iguales: una sobre el patio de armas y otra sobre el majestuoso parque. No obstante, el edificio difiere en algunos aspectos del proyecto inicial, pues no se construyeron la cúpula central ni los torreones en sus ángulos.​ Además, en lugar de que las fachadas fueran coronadas por una balaustrada, se había planeado una larga hilera de estatuas alegóricas alusivas a las virtudes del rey.
La estructura del palacio sigue rigurosamente los planos de Vanvitelli, un área rectangular con dos cuerpos cuya intersección en forma de cruz da lugar a cuatro patios interiores. La colocación de las ventanas y las columnas es muy precisa, dando la sensación escenográfica tan característica del estilo vanviteliano, a cuya homogeneidad contribuyen los pórticos centrales y los situados en los extremos. 

Vestíbulos y escalera
Del centro del edificio, rodeado por los cuatro patios, arrancan cuatro galerías y en ambas plantas lo ocupa el vestíbulo. Ambas son piezas de forma octogonal que representan perfectamente el Barroco equilibrado que prima en el palacio, muy cercano al Neoclasicismo. El vestíbulo inferior consta de ocho columnas de orden dórico que dividen la estancia en ocho nichos en los que se colocaron esculturas romanas de la colección Farnesio, como el famoso Hércules.

A la derecha del vestíbulo, para no entorpecer la perspectiva del parque, se encuentra la escalera de honor que arranca en un solo tramo y se divide en dos al alcanzar el primer rellano, permitiendo contemplar toda la estructura arquitectónica de los vestíbulos. Sus 117 peldaños y los demás elementos decorativos (balaustrada, frisos...) están tallados en mármoles de diversas tonalidades.
El vestíbulo superior reproduce las proporciones y el esquema del inferior, aunque está dotado de mayor grandiosidad gracias a su mayor tamaño y a la gran bóveda de estilo palladiano que lo cubre. ​ Es destacable la armonía y el equilibrio que consiguió Vanvitelli entre el Barroco y el Clasicismo, evitando la sobrecargada suntuosidad del primero y la repetición de esquemas del segundo. 

Capilla palatina
La capilla ocupa una de las cuatro alas del palacio que arrancan del vestíbulo superior, con una estructura muy similar a la del Palacio de Versalles, pues se debía adaptar a las exigencias del ceremonial cortesano. Tiene la misma forma que una galería, rematada por un ábside semicircular y flanqueada por una columnata de mármol.
Está consagrada a la Inmaculada Concepción como representa el único cuadro que adorna el sencillo altar, obra de Francesco Solimena, y fue inaugurada en la misa del gallo de 1784, en presencia del rey y toda la corte.
La Capilla Palatina.

Capilla Palatina.
 

Apartamentos reales

La Sala del Otoño es uno de los mejores ejemplos de decoración rococó dentro del palacio. Las paredes están tapizadas con diferentes sedas y en el techo hay pintados unos típicos frescos dieciochescos, la lámpara de Murano y el jarrón de Meissen ponen en evidencia el exquisito gusto de la reina.
Los apartamentos reales eran las habitaciones destinadas a la Familia Real y ocupaban la mitad sur del piano nobile del palacio, la otra mitad del palacio jamás se llegó a terminar. Dichas salas destacan sobre todo por su decoración y mobiliario, que permanece igual que cuando eran habitadas por los soberanos. En la mayoría de las estancias predomina el estilo imperio, pero algunos cuartos han mantenido un aspecto típicamente rococó.
Los aposentos reales pueden dividirse en tres áreas: las salas de guardias, el Appartamento vecchio y Appartamento nuovo. 

Salas de guardias
Situadas a continuación del vestíbulo central, las salas de los Alabarderos, de los Guardias de Corps y de Alejandro destacan por su gran tamaño y sus proporciones rectangulares. Sus paredes están cubiertas de paneles decorativos de diversos minerales, molduras bañadas en pan de oro y están decoradas con escasos muebles y cuadros, lo que acrecienta sus imponentes medidas. 

Appartamento Vecchio o del Settecento
El conjunto de cuartos rococó fue el primer appartement habitado por el rey Fernando de Borbón y su esposa María Carolina, en su origen estaba destinado al príncipe heredero. Las estancias se caracterizan por su reducido tamaño, sus bóvedas pintadas al fresco y la abundancia de cuadros, espejos y boiseries que cubren sus paredes, creando una atmósfera muy diferente al resto del palacio. Además, contiene una importante colección de porcelana dieciochesca reunida por la reina María Carolina. Las salas de la Primavera, el Otoño, el Invierno y el Verano, el despacho y el dormitorio de Rey, dónde falleció Fernando II, y el apartamento de la Reina, con su boudoir y su sala de baños, son los ejemplos más notables.
La biblioteca Palatina, que puede incluirse en dicho aposento, está compuesta dos salas de lectura y tres de bibliotecas que custodian un importante archivo referente al Reino de las Dos Sicilias. Aparte de sus colecciones, destaca por la belleza de los muebles que la guardan y un enorme pesebre napolitano que guarda gran similitud con el que se conserva en el Palacio Real de Madrid. 

Appartamento Nuovo o dell'Ottocento
Estos aposentos no fueron ultimados hasta la primera mitad del siglo XIX. La Sala de Marte y la Sala de Astrea destacan por su imponente arquitectura neoclásica y por la profusión de minerales con las que están decoradas. No obstante, la más bella y remarcable estancia de este grupo es el Salón del Trono, sala inaugurada en 1845, que representa perfectamente el prototipo de palacio real de la época. Esta sala debía desplegar todo el fasto y riqueza de la Casa de Borbón, como reflejan sus profusos estucos dorados, sus mármoles y sus abundantes molduras: elementos que representan las armas del Reino de Nápoles y las virtudes del monarca o retratan a los más destacados reyes.
Siguiendo el estilo decorativo de las anteriores salas, prosiguen una serie de estancias destinadas a albergar a la Familia Real. Aunque fueron proyectadas en época de Murat, solo se terminaron durante el breve reinado de Francisco II, que fue el único en habitarlas. Debido a su función, tienen un menor tamaño y las molduras y paneles decorativos se sustituyen por frescos de estilo pompeyano. Están amuebladas en estilo Imperio, de una manera menos ligera que el Appartamento Vecchio. Entre estas salas se encuentran el Salón del Consejo, el dormitorio y el baño de Francisco II y el despacho y el dormitorio de Murat, así llamados por albergar muebles de dicho soberano.
El salón del trono.

El salón del trono.
 

Teatro de la corte
El teatro del palacio fue asimismo ideado por Vanvitelli y guarda enormes similitudes con el Teatro de San Carlos de Nápoles, pero su reducido tamaño le confiere una notable armonía. Consta de cinco logias de palcos, un palco real y una platea; que acogían durante las representaciones a los nobles más encumbrados, a la familia real y a los cortesanos de menor rango respectivamente.
Su interior está decorado con damasco azul y sencillas estructuras doradas, alejándose mucho de los suntuosos teatros europeos que emplean terciopelo rojo y profusas estructuras bañadas en oro. El escenario es muy pequeño, pero en su época contaba con la más avanzada tecnología, pues su parte trasera se podía abrir al parque creando un fondo natural. La primera representación fue la ópera L'incoronazione di Poppea de Monteverdi, el 5 de mayo de 1769, pero el teatro quedó prácticamente inactivo tras el reinado de Fernando IV.  

El parque
El parque del Palacio Real de Caserta es uno de los jardines reales más bellos de Europa, rivalizando con los de Versalles, Aranjuez o Peterhof. No sólo destaca por su diseño paisajístico, realizado por el propio Vanvitelli, ni por la calidad de sus esculturas; sino por ser el marco perfecto para el Real Sitio. El edificio queda engrandecido, se muestra imponente y su dominio arquitectónico se expande por un espacio mucho mayor gracias a este decorado.
El diseño original de Vanvitelli (hoy modificado en la zona frontal del palacio) estaba concebido como una «enorme línea de fuga que, llegando por la carretera real de Nápoles, atravesaba el propio palacio y se perdía en el horizonte. Las vías del ferrocarril han arruinado el efecto escenográfico en la fachada principal, ya que cortan perpendicularmente el viejo camino e impiden toda perspectiva. Sin embargo, en la fachada trasera el parque se mantiene intacto: praderas, lagos artificiales, glorietas con estatuas e hileras de árboles que flanquean el larguísimo estanque que sirve de eje del conjunto».
Fachada norte del palacio y passeggio monumental del parque, ambos fruto del genial diseño de Vanvitelli. El arquitecto los concebía como elementos de igual importancia, necesarios en la misma medida para crear el majestuoso efecto que había proyectado - la figura dominante del palacio queda engrandecida gracias a la perspectiva escénica que le otorgan los jardines escalonados
.

Vanvitelli decidió introducir dos tipos de jardín en el parque del palacio: uno italiano que rodease al edificio y un passeggio monumental con numerosas fuentes, siguiendo el modelo francés. Para aprovechar el agua de los montes, se proyectó una hilera de fuentes en sus laderas que llegase hasta el palacio, reservando el resto del espacio para el jardín de boj.
Fuente de Eolo y por detrás la cascada.

La Fuente de Diana y Actaeon a los pies de la Gran Cascada. 


Jardín italiano
El jardín a la italiana ocupa el espacio inmediatamente posterior al palacio. Este fragmento del parque tiene un diseño paisajístico muy similar al de los Jardines del Bóboli de Florencia, con una estructura geométrica basada en caminos y dibujos de boj. Las especies botánicas son las típicas de la flora autóctona de Italia meridional, que debido al descuido que sufrieron en el último siglo, aumentó su espesor haciendo desaparecer parte del diseño original.
En esta zona, también conocida como el viejo bosque, abundan pequeñas construcciones de recreo, como pabellones o casini, que servían para amenizar las jornadas que la corte pasaba en el jardín. Cuenta, asimismo, con un gran estanque en el que se criaban los peces para el suministro del palacio. A pesar de la bella arquitectura de estas edificaciones y la antigüedad de sus árboles, es la parte menos valorada del parque. 

Passeggio
El passeggio representa perfectamente el estilo paisajístico monumental de siglo XVIII, y resalta la función escenográfica del parque. Un camino de más de 3 kilómetros de longitud que recorre la ladera de uno de los montes circundantes, aprovechando su inclinación para crear un complicado conjunto de fuentes y cascadas. Aquí Vanvitelli tuvo que poner en práctica su faceta de ingeniero, aunque contó con la ayuda del experimentado Francesco Collicini.
Muy cerca de la cima del monte, el agua traída por el Acueducto Carolino comienza su descenso a través de la grande cascada cuya acentuada verticalidad hace que alcance una gran velocidad que le permitirá continuar su recorrido. A partir de aquí, se suceden muchas fuentes con grandes grupos escultóricos y vertiginosos juegos de agua. Entre ellas destacan:
·       La fuente de los delfines
·       La fuente de Venus y Adonis
·       La fuente de Eolo
·       La fuente de Ceres
·       La fuente de Diana y Acteón
La fachada posterior del palacio mira al passeggio, de modo que la mayoría de las habitaciones tenían vistas a esta bella sucesión descendente de fuentes. El torrente de agua llega al jardín italiano con mucha menos velocidad, pero sirve para alimentar sus numerosos surtidores. El genio de Vanvitelli está especialmente presente en esta obra, en perfecta sintonía con el edificio. No obstante, fue su hijo Carlo quién se encargó de ejecutar los planos y participaron numerosos escultores, como Porzio Lionardi, Gaetano Salomone y Paolo Persico

Jardín inglés
Este jardín no fue diseñado por Vanvitelli, pues la reina María Carolina lo encargó poco después de la muerte del arquitecto. De nuevo, su hijo Carlo se encargó del proyecto, asistido por el botánico inglés John Graefer, pupilo de sir Joseph Banks. Situado en la parte oriental del parque, reúne en sus 2.500 metros cuadrados una gran variedad de especies exóticas que, sin embargo, se aclimataron muy bien a las suaves condiciones meteorológicas napolitanas. De un estilo completamente diferente al resto, el jardín inglés se introduce perfectamente en el conjunto del parque. Hay varios lagos artificiales, un riachuelo y las plantas crecen en aparente libertad entremezcladas con estatuas, creando un efecto evocador muy del gusto romántico. Aquí no se busca crear un bello decorado con plantas y fuentes, sino acercarse lo más posible a un estado natural, como un bosque en el que se ocultasen pabellones y estatuas.
El templo del jardín a la inglesa fue construido utilizando restos hallados en las excavaciones de Pompeya, que se funden perfectamente en su entorno natural. La reina María Carolina implantó el gusto por la naturaleza en la corte, al igual que había hecho su hermana María Antonieta en Versalles.
 

El Lazareto de Ancona, también llamado Mole Vanvitelliana, es un gran edificio de Ancona, localizado aislado y rodeado de agua en una isla artificial en medio del puerto de Ancona, diseñado y construido por el arquitecto Luigi Vanvitelli en 1733-1743 como almacén portuario, lugar de cuarentena y fortificación.
El edificio se levanta sobre una isla artificial pentagonal situada en el interior del propio puerto de Ancona; está conectada a tierra firme por tres puentes, y ocupa una superficie de 20 000 m²; el canal que la separa de la parte continental se llama mandracchio (vocablo usado en algunos puertos italianos que designa un cuerpo de agua reservada para el amarre de un gran número de barcos de pesca y embarcaciones pequeñas).
Originalmente la isla y el edificio solamente podían ser alcanzados mediante embarcaciones. El suministro de agua estaba garantizado por una red de cisternas subterráneas y el agua se sacaba de tres pozos, situados en el pequeño templo de estilo neoclásico dedicado a San Rocco (protector de la peste y las epidemias), presentes en el centro del patio interior. El templete está abierto en sus cuatro lados, lo que permitía a las personas recluidas en las habitaciones que daban al patio asistir a la misa sin que entrasen en contacto entre ellos ni con el oficiante.
El sitio podría alojar hasta 2000 personas, además de una gran cantidad de bienes. En el interior del edificio se dispusieron las instalaciones del verdadero lazareto, destinadas a la cuarentena, mientras que las estancias en la parte externa fueron utilizadas como almacenamiento de mercancías. Hacia el mar abierto el lazareto está equipado con un revellín, diseñado para la defensa militar del puerto. Ya desde su origen la obra era, por tanto, una instalación de usos múltiples.

Historia
En las primeras décadas del siglo XVIII, la ciudad de Ancona comenzó a experimentar un período de gran desarrollo económico, gracias a la concesión del puerto franco por el papa Clemente XII. El papa pretendía mejorar las condiciones del puerto de Ancona y encomendó la tarea de Luigi Vanvitelli, arquitecto que más tarde se haría famoso por el diseño del Palacio de Caserta. Vanvitelli rediseñó por completo el puerto, respetando su forma natural y, de hecho inspirándose en ella. Proyectó también el muelle Nuovo (que ahora forma parte del muelle Norte) y el Lazareto, en una isla artificial pentagonal que dispuso en la zona meridional del puerto. Los trabajos se iniciaron el 27 de julio de 1733 y terminaron diez años más tarde.
Originalmente, el Lazareto era un edificio polifuncional: lazareto de sanidad pública, fortificación para la defensa del puerto, depósito de almacenamiento de mercancías y protección del puerto de la acción del oleaje. Salvaguardaba la salud pública hospedando depósitos y alojamientos de bienes y personas en cuarentena, que llegaban al puerto de áreas consideradas inseguras, y por eso fue construido en una isla artificial frente a la zona urbana. Su encanto se debe también a su forma geométrica, rica en valores simbólicos: el número cinco puede indicar el poder del hombre para cambiar la realidad circundante. Además, el Lazareto se relaciona con la dominante Ciudadela de Ancona, con planta estrellada de cinco puntas, y por tanto también basada en cierta forma en el número cinco.
El sitio ha jugado un papel importante durante el asedio de los austriacos a la ciudad ocupada por los franceses en 1799 y durante la Primera Guerra Mundial. Con el tiempo fue utilizado como hospital militar; en 1884 cambió de uso y se convirtió en una refinería de azúcar. Durante las dos guerras mundiales vuelve a ser una ciudadela militar; más tarde, en 1947, se destina a depósito de tabaco.
En 1997 la ciudad de Ancona compró la propiedad y comenzó una restauración que devolvió al Lazareto su armoniosa apariencia original, pero no borró por completo los cambios más significativos realizados a lo largo de los siglos. Ahora el monumento se utiliza para exposiciones temporales y otras actividades culturales; parte de él se destinó a acoger el Museo Tattile Omero. Desde que adquirió la propiedad, la Comuna ha comenzado a indicar el monumento con la expresión mole vanvitelliana y no con el término Lazareto, utilizado de siempre, tanto en el ámbito culto (por el mismo Vanvitelli) como a nivel popular.
El revellín acoge el club deportivo Stamura SEF y la base naval del Instituto náutico Elia.
En el lado exterior izquierdo de la Mole del lado de la puerta Pía se ha colocado una placa de bronce en memoria de los defensores del ataque frustrado de saboteadores habsburgicos al puerto de Ancona en 1918. 

La basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires es un templo que se encuentra en Roma, junto a la actual plaza de la República. El cardenal titular de Sanctae Mariae Angelorum in Thermis es William Henry Keeler.
La dedicación a los mártires hace referencia al dato que afirma la hagiografía cristiana, según el cual las termas de Diocleciano fueron construidas con el trabajo de cristianos hechos esclavos. El ímpetu para la dedicación a los ángeles fue generado por el relato de una visión del Arcángel Uriel experimentada en las ruinas de los baños termales de Diocleciano en 1541 por el monje siciliano, Antonio del Duca.
El edificio fue diseñado en 1562 por Miguel Ángel sobre la base del aula central de las Termas, a solicitud de papa Pío IV y del sacerdote siciliano Antonio del Duca.
Nave central de la basílica.
 

Miguel Ángel se limitó a recubrir algunos muros y a restaurar un aula del tepidarium, creando así un edificio eclesiástico del todo particular: dilatado de modo lateral en vez de longitudinalmente. El ingreso a la iglesia se hace a través de un vestíbulo circular, también de origen romano, y termina en un profundo presbiterio, donde se encuentra el coro de los cartujos, a quienes se confió esta iglesia una vez terminada.
Durante el siglo XVIII se realizaron los trabajos de Luigi Vanvitelli (1750), quien decoró el sobrio interior de Miguel Ángel según el estilo de la época y se encargó de transportar a Santa María de los Ángeles los grandes retablos de altar de la basílica de San Pedro en el Vaticano, en donde habían sido reemplazados por copias hechas en mosaico con el fin de conservarlos mejor (estaban amenazadas por la humedad).
De este modo, Santa María de los Ángeles se transformó en una rica pinacoteca con obras del siglo XVI al siglo XVIII, entre ellas el Martirio de San Sebastián de Domenichino, la Caída de Simón el Mago de Pompeo Batoni, el Bautismo de Jesús de Carlo Maratta, y la Misa de San Basilio de Pierre Subleyras. En el transepto se encuentra un retablo de Giovanni Odazzi.
En esta iglesia se encuentran enterrados Salvator Rosa, Carlo Maratta, Armando Diaz, Paolo Emilio Thaon de Revel y Pío IV. Actualmente se suele utilizar para funerales de estado o personajes del ejército italiano.
En el convento de los Cartujos, ubicado junto a la basílica, se encuentra una de las secciones del Museo Nacional Romano.
La gran meridiana solar de Francesco Bianchini, situada bajo el crucero del templo, fue construida sobre diseños de Miguel Ángel, a solicitud del papa Clemente XI e inaugurada el 6 de octubre de 1702. Su fin era, más allá de competir con el reloj semejante entonces existente en San Petronio en Bolonia, demostrar la exactitud del Calendario Gregoriano y determinar la fecha de la Pascua cristiana en el modo más coherente posible con los movimientos del Sol y la Luna.
La gran meridiana solar de Francesco Bianchini
 

Funciona como gnomon un agujero por el cual la luz solar, al cénit, cae en un punto variable y medido por la línea de bronce de cerca de 45 metros de largo trazada en el suelo. La llegada de las estaciones es representada por las figuras de las señales zodiacales incrustadas en mármol y dispuestas a lo largo de la línea. En un extremo se encuentra la señal de Cáncer, que representa el solsticio de verano, y en el otro la de Capricornio, que representa el solsticio de invierno. 

La Basílica de San Agustín en Campo Marzio, comúnmente conocida como Basílica de San Agustín y localmente como Sant'Agostino, es una basílica menor católica dedicada a San Agustín en Roma, Italia. Es la iglesia madre de la Orden de San Agustín y se encuentra a metros de la Piazza Navona, en el rione Sant' Eustachio.
Primero concevida en 1286 donde se ubicaba una primitiva iglesia dedicada al mártir San Trifón de Campsada, la basílica es conocida por su estilo arquitectónico del renacimiento romano, por sus obras de arte prominentes de artistas como Caravaggio, Rafael y Guercino, y por ser el lugar donde se encuentra la tumba de Santa Mónica (332-387), madre de San Agustín de Hipona.
La construcción fue fundada por Guillaume d'Estouteville, arzobispo de Ruan y canciller papal. La fachada se construyó en 1483 por Giacomo di Pietrasanta, usando mármol cogido del Coliseo.
La obra de arte más famosa alojada en la iglesia es la Virgen de Loreto de Caravaggio. La iglesia contiene también un lienzo de Guercino representando a los Santos Agustín, Juan Evangelista y Jerónimo; un fresco del Profeta Isaías de Rafael; y las estatuas de la Virgen con Niño, de Andrea Sansovino y de la Virgen del Parto obra de su alumno, Jacopo Sansovino. Esta segunda estatua se considera tradicionalmente como fuente de milagros. Según una leyenda, se hizo adaptando una antigua estatua de Agripina sosteniendo a Nerón en sus brazos. A principios de su carrera, el artista del siglo XVII, Giovanni Lanfranco, pintó al fresco el techo de la Capilla Buongiovanni en el transepto izquierdo con una Asunción. También conserva una escultura de Melchiorre Cafà de Santo Tomás de Villanova distribuyendo limosna, acabada por su mentor, Ercole Ferrata. Pietro Bracci también diseñó y esculpió la tumba policromada del cardenal Giuseppe Renato Imperiali (1741).
Alberga la tumba de santa Mónica, madre de san Agustín, la de Fiammetta, amante de César Borgia y famosa cortesana y la de Contessina de Médici, hija menor de Lorenzo el Magnífico y posible enamorada de Miguel Ángel. 

ARQUITECTURA EN SICILIA
 La arquitectura barroca va a desempeñar un importante papel a partir de 1693 en que se produjo un terrible terremoto que asoló toda la isla. Como consecuencia de este desastre se tuvieron que reconstruir todas las ciudades de la isla, sobre todo las de la parte oriental. Catania fue una de las ciudades donde más edificios se levantaron, que aunque son de gran calidad constructiva, no aportan nada importante a la arquitectura europea. Es un Barroco de gran calidad, pero no aporta, como hemos dicho, nada nuevo.

ARQUITECTURA EN VENECIA
En Venecia es muy fuerte la influencia de Palladio. Los referentes serán Palladio y Longhena. Al contrario que la pintura, la arquitectura en Venecia vivió muchos años de su tradición durante el siglo XVIII y esto es cierto en cuanto a su último y principal practicante, Scalfarotto.

GIOVANNI ANTONIO SCALFAROTTO (1690-1764)
Se dice que enseñó dibujo arquitectónico al grabador Giovanni Piranesi. Como muchos arquitectos eclécticos de su tiempo, es difícil precisar un estilo específico. Probablemente estuvo limitado en parte por el peso de la tradición arquitectónica en muchos de sus proyectos. Por ejemplo, sus diseños para la fachada de la chiesa de San Rocco, completados póstumamente, parecían particularmente antiguos, pero están destinados a coincidir con la adyacente Scuola di San Rocco. Diseñó el actual campanario para la iglesia de San Salvador y San Bartolomeo (1747-1752)  cerca del Rialto. Es mejor conocido por los diseños de la iglesia de San Simeone Piccolo cruzando el Gran Canal desde la moderna estación de ferrocarril. Su sobrino, Tommaso Temanza, también fue arquitecto en Venecia. 

San Simeone Piccolo (también llamado San Simeone e Giuda) es una iglesia en el sestiere de Santa Croce en Venecia, norte de Italia. Desde el otro lado del Gran Canal se enfrenta a la terminal del ferrocarril que sirve como punto de entrada para la mayoría de los visitantes de la ciudad.

Historia 
Construida en 1718–38 por Giovanni Antonio Scalfarotto, la iglesia muestra el eclecticismo emergente de la arquitectura neoclásica. Acumula citas arquitectónicas académicas, al igual que la Karlskirche contemporánea en Viena. Wittkower, en su monografía,  reconoce que San Simeone está inspirado en el Panteón con un pronaos en el frente del templo, por otro lado, la cúpula de pico recuerda la iglesia de Santa Maria della Salute, más embellecida y prominente de Longhena. El diseño centralizado de la iglesia circular y la cúpula metálica recuerdan los modelos bizantinos y San Marco, aunque las numerosas capillas centrífugas son características de las iglesias posttridentinas.
Esta fue una de las últimas iglesias construidas en Venecia, en uno de sus sestieri más pobres.
El frontón de la entrada tiene un relieve de mármol que representa "El martirio de los santos" de Francesco Penso, conocido como "il Cabianca". San Simón aparentemente era el primo mártir de Cristo, martirizado como judío por los romanos.
La misa se celebra según el Misal Romano de 1962 por la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro.
Como se menciona en el cuadro de información, la iglesia tiene un estilo neoclásico, con una cúpula ovalada, especialmente diseñada con la intención de hacer que la iglesia parezca más grande de lo que realmente es. También va ligeramente bajo tierra, donde se encuentran algunas representaciones y pinturas religiosas. Alrededor del interior de San Simeone Piccolo hay varias salas de altar, conocidas por óperas menores. En estos altares, algunas otras obras de Antonio Marinetti, Francesco Polazzo y otros. Hoy, algunas partes del edificio tienen prohibido visitar el público.

 

 

 Próximo Capítulo: Capítulo 6 - Escultura barroca italiana

 

 

 

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