jueves, 3 de diciembre de 2020

Capítulo 10 - Arquitectura barroca española - Segunda parte - Churrigueresco

 III.- Corriente nacional: Churrigueresco.
Durante el siglo XVIII se acelera la construcción de edificios; resalta la plena asimilación de las formas espaciales de Italia (De Borromini y Bernini) en edificios como: San Marcos de Madrid, las Salesas Reales de Madrid, San Francisco El Grande -Madrid-, Palacio Real de Aranjuez -capilla. Son todos ellos edificios en los que destaca su compleja planta con juegos de curvas y contracurvas, cambitación de formas ovaladas, tangentes y secantes; con alzados en los que las cúpulas, bóvedas, etc. son de gran complejidad (destacan las cúpulas encamonada creadas por Francisco Bautista en e1 siglo XVIII: son un sistema de doble cúpula en el que el intradós es de madera y yeso, mientras que el exterior se despega y separa quedando un espacio hueco para lograr mayor efecto de altura y monumentalidad. Al ser de menor peso permite la constitución de espacios más desahogados).
Por otro lado, la arquitectura del siglo XVIII aumenta la tendencia ornamental hasta límites nunca conseguidos; a este estilo se le llama Churrigueresco: por el nombre de la familia con este apellido que produjo mayores obras. Es una decoración de amontonamiento de formas en ciertos lugares del edificio –puertas, fachada, etc; sobresalen por su monumentalidad y aparatosidad, frente al resto del edificio de líneas más sobrias-. Destacan: colegios de Anava y Calatrava en Valladolid, plaza Mayor de la ciudad de Salamanca. De Pedro Ribera son el puente de Toledo en Madrid, y el Hospicio de Madrid. Otros edificios de este estilo son: San Telmo en Sevilla. La fachada del Obradoiro en Santiago, etc. Esta fachada de Casas y Novoa sustituye a la románica construida delante del Pórtico de la Gloria; es una monumental fachada estructurada como un grandioso arco de triunfo en diversos planos de profundidad (hasta tres) y de una gran verticalidad.
Otra complicación del barroco español se encuentra en los espacios creados para dar cabida a las imágenes religiosas como: reliquias, sagrario , sacristías e imágenes de gran devoción : vienen a combinarse teatrales efectos en la utilización del espacio, la luz indirecta y de procedencia extraña, la pintura, escultura, etc. Son pequeños lugares en los que el barroquismo estalla en su mayor grado de complicación y teatralidad. Destacan el Transparente de la catedral de Toledo (de Narciso Tomé), el camarín y tabernáculo de la Cartuja del Paular, o el Sagrario de la Cartuja de Granada (Francisco Hurtado Izquierdo). Otra de las grandes escuelas del barroco español, es la fundada a inicios del siglo XVIII por Francisco Hurtado Izquierdo, en Priego de Córdoba. En la que intervinieron, sucesivamente, los hermanos Sánchez de Rueda, Juan de Dios Santaella, Francisco Javier Pedraxas, Remigio del Mármol y José Álvarez Cubero. 

El churrigueresco es una etapa, así como un estilo arquitectónico, de España, que se dio en la época del barroco, y llegó hasta el Nuevo Mundo, como en los edificios construidos en los virreinatos de Perú y Nueva España (donde se le conoció como barroco anticlásico).
El término churrigueresco proviene del apellido Churriguera. Los Churriguera fueron una familia de arquitectos barrocos de origen catalán cuya obra se caracterizó porque presentó una recargada decoración. Por extensión, el término se ha utilizado para denominar el barroco español del primer tercio del siglo xviii. Se entendían por churriguerescas todas aquellas arquitecturas que poseían un marcado movimiento y una abigarrada ornamentación, sobre todo en la retablística.
Este estilo es muy parecido al estilo barroco que este presenta más ornamentación. Fueron construcciones de retablos efímeros y también en lo arquitectónico.
El primero de los Churriguera fue José de Churriguera (1665-1725), quien se formó como ensamblador de retablos, elaborando algunos muy importantes para diversos templos de Salamanca, Madrid, Valladolid y otras ciudades españolas. Algunos han desaparecido y actualmente solo se conservan algunas trazas.
Por otra parte Francisco de la Maza señala que el término churrigueresco no solo  se utiliza para el barroco con Estípite (arquitectura), pues «muchas obras o casi todas las obras con pilastras comunes muy ornamentadas y que correspondan, en España, de 1689 a 1730, y en México de 1725  a 1780, más o menos, ya que uno solo es el sentido de voluntad de forma que preside a esas obras».
Por consiguiente el churrigueresco no es un estilo arquitectónico, es más bien un estilo escultórico y decorativo.
Las formas del Barroco en España y México tuvo dos maneras especiales: la columna salomónica y la pilastra estípite:
«Se le ha llamado al primero Barroco Salomónico y al segundo, con tropiezos y oposiciones, Barroco Churrigueresco, dos adjetivos derivados de un nombre y  apellido que se deben a dos muy distintos personajes: un rey hebreo y un arquitecto madrileño».​
La columna salomónica barroca  tiene su origen en Roma, en la capilla de san Pedro: «Se creyó como el templo de Salomón, regalada al papa por el sultán Bayaceto. Es una columna, ciertamente, de origen oriental por ondular y torcer su fuste en tirabuzón, pero es ya helenística por su capitel jónico.» ​
Mientras la pilastra estípite nació también en Grecia, su forma se caracteriza por ser pedestales en forma de pirámide  invertida, truncada y alta «sirvieron para colocar bustos de héroes y dioses y sobre todo de Hermes y Mercurio».​
Los romanos y renacentistas  siguieron empleando el estípite: «Continuaron realizándose en la misma forma y estos últimos lo incorporaron a las estructuras arquitectónicas, otorgándole categoría de pilastra, por lo que aparece sobre él un capitel, o bien, el busto emerge con todo el torso y levanta las manos sirviendo como atlante o cariátide». ​Así en el siglo xvii se hizo en volúmenes y fue llevado al su máximo desarrollo por José Benito Churriguera: «El estípite no fue realizado en volúmenes sino hasta la segunda mitad del siglo xvii, de manera incompleta, por Barromini y ya completo, con nuevas y precisas secciones y capitel, por Benito de Churriguera».​ 

Si bien el estípite se caracteriza por representar un esquema geométrico del cuerpo humano:
«El capitel es la cabeza; el cubo o sección bulbosa es el pecho; el angostamiento entre el cubo y la parte superior de la pirámide invertida, sería la cintura; la pirámide  misma hace claramente la figura de caderas y piernas, estrechándose al descender a los pies».​
Manuel González Galván señala que esta abstracción se debe a un simbolismo franco y tan humanista o más que la misma Grecia, donde se consideraba al dórico, robusto y sobrio, como representativo de lo masculino y al jónico, más esbelto y curvo, de lo femenino. Los romanos llegaron a presentarla sexuada pero la pilastra estípite barroca, en su asexual y rigurosa abstracción, está más cerca de lo humano que aquellas interpretaciones hechas sobre lo clásico. Pero para Francisco de la Maza esto lo señala como parte de la influencia latina pues se apoya en  la idea de que coincide con la sensibilidad del arte precolombino, escultórico por excelencia y  con la sensibilidad misma del indígena mexicano. Sin embargo, las más notorias características del churrigueresco, están presentes en el retablo del Convento de San Esteban (Salamanca), obra del español José Benito de Churriguera que por su impacto originó el adjetivo churrigueresco. 

Convento de San Esteban 
Es un convento dominico situado en la ciudad de Salamanca, en la plaza del Concilio de Trento.
Los dominicos se instalaron en Salamanca entre 1255 y 1256. En el actual solar del convento, ocupado por la iglesia parroquial de San Esteban, levantaron el primitivo convento, luego destruido para construir el actual, en 1524 por iniciativa del cardenal fray Juan Álvarez de Toledo.
Su construcción se extendió hasta 1610, participando en ella Fray Martín de Santiago, Rodrigo Gil de Hontañón, Juan Ribero de Rada y Pedro Gutiérrez. No obstante, la planta y diseño son de Juan de Álava, quien comienza la obra en 1524, como demuestra el plano conservado de este mismo maestro. Rodrigo Gil de Hontañón se ocuparía del crucero con el cimborrio y de la cabecera. Aunque se le considera un excelente ejemplo del estilo plateresco, lo prolongado de sus fases constructivas explica la mezcla de estilos que van desde el gótico final hasta el barroco, estilo este poco apreciable en su arquitectura pero bien presente en el retablo mayor obra de José Benito de Churriguera.
Según la tradición, Colón se alojó en este convento (en realidad en el anterior, destruido para construir este) cuando fue a Salamanca para defender ante los geógrafos de la Universidad la posibilidad de llegar a las Indias navegando hacia Occidente.
Durante la Contrarreforma fue un importante centro donde se forjaron los padres dominicos que fundaron la Escuela de Salamanca, con Francisco de Vitoria a la cabeza, y se prestó ayuda a Santa Teresa de Jesús y a San Ignacio de Loyola. 

Fachada
La fachada está compuesta por la portada de la iglesia y el pórtico de acceso al convento que forma ángulo recto con ella.
La portada de la iglesia es uno de los más bellos ejemplos de plateresco. Está concebida como portada-retablo formando un arco de triunfo bajo cuya bóveda de medio cañón se despliega la abundante decoración característica del estilo. En su centro se representa el martirio de San Esteban y por encima un Calvario, relieves ambos ejecutados por Juan Antonio Ceroni a comienzos del siglo XVII.
El pórtico, compuesto por arcos de medio punto, está inspirado en las logias renacentistas italianas, contrastando su escueta ornamentación con la exuberancia decorativa de la fachada de la iglesia. Fue realizado por Juan Ribero de Rada entre 1590 y 1592, pero los medallones de las enjutas son obra del escultor Martín Rodríguez.

Iglesia
Su construcción la comenzó el arquitecto Juan de Álava en 1524 y fue seguida por Fray Martín de Santiago a quien sucedió Rodrigo Gil de Hontañón, siendo consagrada en 1610.
Tiene planta de cruz latina y una sola nave, con el coro elevado sobre un arco escarzano a los pies de la iglesia. Los estilos presentes son el gótico tardío desde el crucero a los pies, y el renacentista que abarca el crucero, el cimborrio y el presbiterio. Mide 14,50 m de anchura, 27 m de altura en la nave y 44 m en el cimborrio. En el coro destacan la pintura del Triunfo de la Iglesia, de Antonio Palomino, y una Virgen con el Niño, de Rubens.
Coro con la pintura del Triunfo de la Iglesia de Antonio Palomino.
 

Claustro y capítulos
El claustro principal, denominado «de procesiones» o de los Reyes, es obra de Fray Martín de Santiago, religioso del convento. En la planta baja mezcla elementos góticos y renacentistas. Los arcos que lo separan del jardín son de medio punto, renacentistas, aunque tratados al estilo gótico ya que están divididos por tres maineles. Las bóvedas de sus cuatro crujías son de crucería, características del gótico. En el centro del jardín se levanta un templete.
Claustro de los Reyes.
 

En la planta alta la cubierta es un sencillo artesonado de madera, abriéndose las galerías mediante cuarenta arcos de medio punto, que descansan sobre pilastras cuyos capiteles están decorados con grutescos y otros motivos.
Desde la planta baja se accede a los «Capítulos». El «Capítulo antiguo», oscuro, modesto y austero, data del siglo XIV, con obras en los siglos siguientes. Una de sus partes es la capilla, en la parte más elevada y donde se enterraron los más destacados miembros del convento, como Francisco de Vitoria o Domingo de Soto. En la parte más baja se enterraban los demás religiosos y en los bancos adosados a sus paredes tomaban asiento los frailes en sus reuniones. El «Capítulo nuevo», más grande, monumental e iluminado que el antiguo, data del siglo xvii, pareciéndose en su traza a la Sacristía, a la que se accede a través del arranque de la Escalera de Soto.

Sacristía
Construida en el siglo xvii bajo el mecenazgo de fray Pedro de Herrera Suárez, obispo de Tuy, por los arquitectos Alonso Sardiña y Juan Moreno. De gusto clásico, los muros están cubiertos por pilastras de orden corintio con frontones curvos y triangulares partidos rematados con pirámides. El friso está decorado con ménsulas y distintas alegorías.
El fundador construyó la sacristía para hacerla también lugar de su enterramiento. Así en una hornacina elevada en el lado izquierdo se encuentra su efigie orante en piedra policromada, obra de Antonio de Paz. Del mismo autor son las imágenes de la Asunción de la Virgen, San Pedro y San Pablo que se encuentran en el testero, presidido por un Cristo anterior conocido como Jesús de la Promesa.
Sacristía.
 

Escalera de Soto
Se construyó entre 1553 y 1556. Su nombre se debe al mecenazgo de Fray Domingo de Soto, catedrático de la Universidad (pertenece a la Escuela de Salamanca) y confesor del emperador Carlos V. El autor fue el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón, que utilizó una técnica nueva y revolucionaria, puesto que solamente se apoya en los muros, en voladizo, sin otros soportes, creando un espacio bastante diáfano que parece sostenerse milagrosamente, y que permite el tránsito desde la parte baja del claustro a la parte alta. Su decoración la constituyen casetones floreados y un relieve policromado en su tramo superior en el que aparece María Magdalena.
Escalera de Soto diseñada por Rodrigo Gil de Hontañón entre 1553 y 1556.
 

Retablo mayor
Obra de José Benito de Churriguera, que remata la cabecera de la iglesia. Seis grandes columnas salomónicas, recubiertas de decoración vegetal, recorren el primer cuerpo, en cuyo centro se halla el tabernáculo central concebido como un templete, flanqueado por un par de columnas a cada lado; entre estas y las de los dos de los extremos se encuentran dos hornacinas que dan cobijo a las esculturas de Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís, atribuidas al autor del retablo.
El segundo cuerpo tiene como centro y remate una pintura de Claudio Coello cuyo tema es el martirio de San Esteban.
Todo está dorado y recubierto de profusa decoración, dando lugar a uno de los más monumentales retablos barrocos típicamente españoles.
Retablo mayor de la iglesia del Convento, diseñado en 1692 por José Benito de Churriguera.
 

Sepulcro del III duque de Alba
Fernando Álvarez de Toledo murió en Tomar, localidad próxima a Lisboa, el 11 de diciembre de 1582, a la edad de setenta y cuatro años.
Sus restos fueron trasladados inicialmente a Alba de Tormes, donde fue enterrado en el convento de San Leonardo. En 1619 fueron trasladados al convento de San Esteban, en donde desde 1983 reposan en una capilla del convento que contiene un mausoleo proyectado por Chueca Goitia y que fue costeado por la Diputación Provincial de Salamanca. ​ 
Zonas reservadas a la comunidad
En la zona no visitable actualmente por estar reservada a la comunidad existen dos claustros más. El primero de ellos, conocido como «claustro de Colón», es denominado así porque según la tradición fue aquí donde el descubridor conferenció con los frailes sobre sus proyectos. Data de fines del siglo xv, pero su trazado es sencillo, con arcos de medio punto que descansan en capiteles robustos y simples; cuenta con un ventanal barroco en el fondo. El otro claustro, llamado «claustro de los Aljibes», presenta arcos rebajados y una austeridad decorativa marcada por los espacios vacíos y las superficies lisas que contrasta con la exuberancia decorativa presente en otras partes del monumento. 

JOSÉ BENITO de CHURRIGUERA OCAÑA (n. Madrid; 21 de marzo de 1665 – ibídem; 2 de marzo de 1725)
Fue un arquitecto y retablista barroco español, miembro de una familia de artistas de la que es recordado como el más destacado. Su influencia, junto con el trabajo de sus hermanos Alberto y Joaquín, definió el llamado estilo churrigueresco, caracterizado por la abundancia y protagonismo de la decoración.
Nació en Madrid, en el barrio castizo de Embajadores, en 1665, hijo de José Simón de Churriguera, ensamblador y retablista oriundo de Barcelona, establecido en Madrid donde contrajo matrimonio en 1665 con la madrileña María de Ocaña. Tuvo siete hijos de dicho matrimonio, siendo el primogénito José Benito.
Se formó en el taller de su padre, y a la muerte de éste en 1679, en el de José Ratés, abuelo adoptivo. En 1690, el rey Carlos II lo designó como uno de los arquitectos de la corte, si bien no recibió salario hasta 1696. En 1702 el rey Felipe V nombró arquitecto jefe a Teodoro Ardemans, y poco tiempo después, Churriguera fue acusado de insubordinación y presunción, perdiendo el patrocinio real.
Una de las primeras obras que le hicieron famoso fue el retablo de la capilla del Sagrario en la Catedral de Segovia, construido en 1689, que le valió, en 1690, la designación como arquitecto de la catedral.
Con el retablo de la iglesia del convento de San Esteban, en Salamanca, de 1692 la obra del artista se consolidó, generando admiración y también críticas.
Si bien Churriguera permaneció el resto de su vida residiendo y trabajando principalmente en la región madrileña, el puesto en Salamanca permitió la obtención de otros muchos encargos para sus hermanos y al menos para uno de sus hijos.
Una de las obras artísticas que también le valió la atención pública fue el catafalco para la primera esposa de Carlos II, María Luisa de Orleans, fallecida en 1689, que fue erigido temporalmente en la Iglesia de la Encarnación de Madrid.
A principios del siglo XVIII (1709-1713), fue uno de los primeros arquitectos en proyectar completa una población en la península: la localidad de Nuevo Baztán por encargo de Juan de Goyeneche y Gastón, para alojamiento de los obreros de la fábrica de vidrios que éste fundó en el lugar.
Al fallecimiento del artista, en 1725, su hermano Alberto completó el Palacio de Goyeneche.
El sentido teatral y ornamentado de sus obras fue criticado por los puristas, pero se convirtió en un estilo popular, y se difundió por España, México y otras capitales latinoamericanas.
Tuvo dos hijos también arquitectos, Nicolás y Jerónimo Churriguera. 

Iglesia de San Millán y San Cayetano 
Es un templo católico de la ciudad española de Madrid. De estilo barroco, está situado en el nº 15 de la calle de Embajadores.
La actual iglesia de san Cayetano tiene su origen en la iglesia del Convento de Nuestra Señora del Favor, ya desaparecido. En este lugar existió en su día un oratorio dedicado a san Marcos y a Nuestra Señora del Favor, fundado en 1612 por Diego de Vera y Ordóñez de Villaquián. El lugar de erección del oratorio fue el de unas casas de su propiedad en la calle del Oso. Treinta y dos años más tarde, el padre Plácido Mirto funda una casa de teatinos en el lugar. La iglesia quedó bajo la advocación de san Cayetano de Thiene, cofundador de la orden teatina.
En 1822, durante el trienio liberal, se decreta por parte del Gobierno el traslado de los teatinos a un convento de Zaragoza, quedando totalmente abandonado el edificio, el cual y de una manera provisional fue cedido a los frailes franciscanos de San Gil, llamados popularmente gilitos, mientras se reconstruía su convento, destruido durante la ocupación francesa. En 1836, y debido a la desamortización de Mendizábal, el propio convento pasa a ser destinado a viviendas, quedando sólo la iglesia original destinada a servicios religiosos.
En 1869 se produce el traslado de la sede de la derribada parroquia de San Millán Abad, sita en la plaza de la Cebada, a esta iglesia, creándose así la iglesia parroquial de san Millán y san Cayetano.
La iglesia resultó incendiada con latas de gasolina el 19 de julio de 1936, durante la guerra civil, por grupos de extrema izquierda. Solo quedó en pie la fachada, gracias a las labores de mantenimiento que realizó Fernando Chueca Goitia durante la guerra. ​ En 1960 una comisión de eclesiásticos y laicos que, entre otros, integraba la duquesa de Alba, aprueba la reconstrucción del templo, reabierto al culto el 6 de agosto de 1962.
En 1980 el templo fue declarado Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional. En la actualidad tiene el estatus de Bien de Interés Cultural.
La iglesia comienza a construirse en el año 1669 por el arquitecto Marcos López. Las obras son probablemente continuadas por José de Churriguera y Pedro de Ribera. Sin embargo, el templo no fue terminado hasta 1761, a cargo del arquitecto Francisco de Moradillo.
La fachada, levantada por Moradillo, fue construida en granito, componiéndose de ocho robustas pilastras rematadas con capiteles de orden compuesto. Las pilastras de los dos extremos encuadran las dos torres y entre las cuatro del centro se disponen tres arcos de acceso de medio punto. Sobre los arcos de la fachada se colocaron en hornacinas ricamente decoradas las estatuas de san Cayetano, de Nuestra Señora del Favor, y de san Andrés Avelino, realizadas en piedra por Pedro Alonso de los Ríos.
La planta es de cruz griega, constando de tres naves y cuatro capillas cerradas con sus correspondientes cúpulas, más una gran cúpula central de tambor sobre pechinas.
El interior perdió la práctica totalidad de las obras de arte que conservaba en el incendio de la Guerra Civil, incluyendo el retablo mayor. El retablo actual, realizado por Manuel Paradela Segade, imita modelos barrocos, con copias de cuadros famosos del Museo del Prado. La desnudez decorativa resalta la calidad de los detalles (ménsulas, pilastras, cornisas), y el enlucido claro dota al interior de una intensa luminosidad. En una de las capillas, bajo una sencilla lápida, se encuentra la sepultura de Pedro de Ribera, el arquitecto principal del edificio, que vivía en la casa frontera con la iglesia y fue feligrés de la misma toda su vida.

Colegio de Santo Tomás (Madrid)
El desaparecido colegio y convento de Santo Tomás (denominado también Colegio de Atocha) fue un conjunto de edificios perteneciente a los religiosos dominicos, bajo la advocación de Santo Tomás de Aquino, en Madrid.
Estaba ubicado en el arrabal de Santa Cruz, dando su fachada principal a la calle de Atocha. ​ Su localización exacta se sitúa cerca de la actual plaza de Santa Cruz, ocupando parte del solar de la moderna iglesia de la Santa Cruz.
Fue erigido a mediados del siglo XVII, siendo un buen ejemplo de la arquitectura barroca española. El convento tenía anexo un gabinete destinado a la enseñanza de TeologíaFilosofía y Retórica (Colegio de Santo Tomás), dependiente inicialmente de los dominicos del Real Monasterio de Nuestra Señora de Atocha. El conjunto se componía de un convento que hacía las funciones de colegio, un patio y una iglesia de grandes dimensiones.
Iglesia y convento fueron exclaustrados y desamortizados en 1836, pasando a tener numerosos usos, desde centro administrativo hasta cuartel de la Milicia Nacional. El conjunto desapareció del todo tres años después de haber sufrido un fuerte incendio, acaecido en 1872. ​ La primitiva iglesia de la Santa Cruz, construida en el siglo XVII (1583), anexa al convento de Santo Tomás, también se vio afectada por el incendio.
Los frailes dominicos del convento de Nuestra Señora de Atocha fundaron en 1563 un colegio de teología con el dinero obtenido de la venta de una casa que les había sido donada, muy alejados ambos del núcleo urbano de la época. En 1583, a instancias de fray Diego de Chaves (confesor de Felipe II), éste se escinde como priorato independiente. El conde-duque de Olivares tomó el nuevo convento bajo su protección. En 1635 comienza a construirse el edificio en el arrabal de Santa Cruz y las obras duran hasta 1656.
La fachada de la iglesia y la cúpula, ambas entre las más destacadas obras del barroco cortesano español, fueron realizadas por los hijos de José de ChurrigueraJerónimo y Nicolás. La fachada de la iglesia era monumental, distribuyéndose el acceso al templo en tres portadas, características del recargado estilo de la familia Churriguera. El patio de honor, de dos pisos, realizado por José Donoso, estaba considerado una de las mejores obras arquitectónicas del siglo XVII en Madrid. La iglesia fue muy utilizada por numerosas cofradías madrileñas. Era muy conocida la capilla de Santo Domingo en Soriano, propiedad de Fernando de Fonseca Ruiz de Contreras, marqués de la Lapilla. En el año 1726 se desplomó la cúpula, matando a unas ochenta personas.
Fotografía de la fachada de la iglesia, por J. Laurent (c. 1870); Biblioteca Nacional de España.
 

Durante las revueltas anticlericales de 1834 murieron varios dominicos. El edificio conventual tuvo varios usos: fue lugar de reunión de la Sociedad Landaburiana; se acondicionó para ser una de las primeras sedes del Ateneo, cárcel y cuartel de la Milicia Nacional con modificaciones realizadas por el arquitecto Juan Pedro Ayegui. A comienzos del siglo XIX, se instaló en la esquina del conjunto de edificios el Café de Santa Cruz. El 13 de abril de 1872 se produce un incendio que daña gravemente sus estructuras. ​ Cuatro años más tarde, el edificio se desploma, y como consecuencia, fue demolido completamente.
De lo que antaño fue una gran institución religiosa y cultural madrileña solamente restan unas pocas obras de su patrimonio mueble: el excelente cuadro de Santo Domingo en Soriano, obra de Antonio de Pereda, que adornaba la capilla del marqués de la Lapilla, custodiada en el Museo Cerralbo, la Asunción de la Virgen, cuadro de altar de gran tamaño pintado por Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia para la capilla de Nuestra Señora de las Nieves junto con una Coronación de la Virgen ahora en la parroquia del Corpus Christi de Sevilla y la escultura de Nuestra Señora del Rosario, obra señera de Luis Salvador Carmona, que se venera en el Oratorio del Olivar. ​
El palacio de Goyeneche es un gran palacio urbano español situado en la calle de Alcalá de Madrid. Proyectado en 1720 como residencia del industrial y financiero Juan de Goyeneche, por José Benito de Churriguera, ​ al fallecer este en 1725, fue completado por su hermano, Alberto de Churriguera.
Hasta 1773, año en que es comprado por Carlos III de los herederos de Goyeneche​ y reconvertido en sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el palacio había sido alquilado como las oficinas de las Rentas Reales y Real Estanco de Tabaco​ que se trasladaron a la contigua Real Casa de la Aduana, ​ obra recién construida por Francesco Sabatini​ y sede del actual Ministerio de Hacienda.
En 1774, antes de su ocupación por la Academia, Diego de Villanueva se encargó de una reforma importante de la fachada del edificio. Entre 1973 y 1985 el edificio es restaurado y reformado por Fernando Chueca Goitia. ​
El edificio consiste en una planta baja almohadillada en cuyo centro se abre la portada, un segundo cuerpo de dos pisos y una balaustrada de remate. Se encuentra en un solar de planta irregular, aunque fundamentalmente rectangular. Tiene fachada a dos calles y más fondo que fachada. Gracias a su forma, la planta se estructura de forma casi simétrica en torno al eje que forman las escaleras y dos patios centrales. La portada de acceso es adintelada y descansa sobre columnas exentas. ​
El actual edificio de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se asienta sobre el solar de unos viejos caserones conocidos como «Mesón de la Miel», que fueron adquiridos en 1724 por el financiero y banquero navarro Juan de Goyeneche para construir su palacio.
El responsable del proyecto fue el arquitecto José Benito de Churriguera, el cual no pudo encargarse de la dirección de las obras al fallecer en 1725. Tras su muerte, su hermano, Alberto de Churriguera, completó el edificio. El único testimonio que se tiene del aspecto original del edificio anterior a la remodelación en 1773, consiste en un dibujo de Diego de Villanueva, cuya mitad izquierda copia la fachada primitiva.
El encuadramiento de la puerta ofrece detalles ciertamente muy barrocos, pero el resto de la fachada es, al decir de Bellido, tan clásico, seco y serio que corrobora la diferencia entre el Churriguera desbordante de los retablos y el más contenido de los edificios.
Tras la muerte de Juan de Goyeneche en 1735 heredó la propiedad su hijo, Francisco Miguel de Goyeneche, marqués de Belzunce, que lo destinó a estanco de tabaco y Real Gabinete de Historia Natural. Como quiera que la Real Casa de la Panadería, viejo domicilio de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, resultase insuficiente, el rey Carlos III adquirió en 1773, como nueva sede, el palacio de Goyeneche, y es entonces, en plena fiebre neoclásica, cuando surge la determinación de cambiar la fachada y desnudarla de ornamentación, tal como lo testimonia el dibujo antes citado y otro del mismo Diego de Villanueva, que también se conserva en la Academia.
En este dibujo, suprimidas las pilastras gigantes, convertida la puerta en dórico-toscana y eliminados los bustos del coronamiento, y el zócalo rocoso, muestra la fachada del edificio tal como hoy se encuentra, a excepción de las dos chatas torrecillas (introducidas para tapar las medianerías de los edificios colindantes, que son más altos) ​ y de la cuarta planta, que Ricardo Velázquez Bosco añadió a finales del siglo XIX en la ampliación para la Escuela de Bellas Artes.
Interior del palacio, con obras de la colección de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Entre 1973 y 1985 se realizaron obras de restauración dirigidas por Fernando Chueca Goitia. ​ La reforma no solo recuperó espacios en el interior del palacio, sino que los creó nuevos. Un ejemplo es el salón de actos, construido en un antiguo patio.
Recientemente fueron incorporadas a la Real Academia las dependencias situadas en las plantas superiores, antes ocupadas por el Ministerio de Economía y Hacienda, en las que se habilitaron 22 nuevas salas del Museo según proyecto del artista Gustavo Torner, el cual previamente ya se había encargado de habilitar nuevas salas y remodelar otras ya existentes en el Museo del Prado. Además, se ha realizado una rehabilitación general del edificio, dirigida por la arquitecta Emanuela Gambini. ​
Es Monumento Nacional desde 1971. 

ALBERTO de CHURRIGUERA OCAÑA   (Madrid7 de agosto de 1676-Orgaz​ 27 de febrero de 1750)
Fue un arquitecto español del Barroco, miembro de la familia Churriguera.
Fue Maestro Mayor de la Catedral Nueva de Salamanca e inició las obras de la Plaza Mayor de Salamanca en 1728. ​ Realizó dos lienzos de la Plaza, así como otros importantes trabajos en Madrid​ y Valladolid.
Nace Alberto el 7 de agosto de 1676 en Madrid, en la calle del Oso (barrio de Lavapiés) hijo de José Simón de Churriguera, reconocido escultor y retablista oriundo de Barcelona, y de María Ocaña. ​ Es bautizado en la parroquia de los Santos Justo y Pastor de Madrid, el día 28 de agosto. Era hermano de José Benito y de Joaquín Churriguera.
Quedó huérfano muy pronto, en 1679, y aprende con su hermano José Benito las labores de la arquitectura, ayudándolo en las labores de construcción en Nuevo Baztán. En 1692 acompaña a José en su viaje a Salamanca para ayudarle a construir el retablo de la iglesia del Convento de San Esteban. Dos años después se encuentra ayudando a José en las obras del colegio de San Agustín. En enero de 1698 la colaboración entre ambos es tan estrecha que los recibos de sus trabajos son firmados indistintamente por uno u otro. ​ El 3 de abril de 1698 se compromete a ejecutar el retablo mayor (y un marco para el frontal del altar) de la ermita de Nuestra Señora de Gracia de Pedrosillo el Ralo, un pueblo ubicado a unos 14 kilómetros de Salamanca, ciudad en la que por entonces se encontraba avecindado.
El 13 de diciembre de 1723 cae un rayo en el campanario de la Catedral de Oviedo y el cabildo de la misma le comisiona junto a otros arquitectos para que revise la obra. Colabora en el retablo de la Asunción o del Tránsito de Nuestra Señora (1724-1726), en la catedral de Plasencia. El Colegio Calatrava de Salamanca, que fue comenzado por su hermano Joaquín, en 1725 pasa a Alberto y al arquitecto Pedro de Gamboa.
En Valladolid construyó el cuerpo alto de la fachada de la Catedral. Su sobrino Manuel de Larra Churriguera ayudó en la realización de esta obra. Otra de las obras vallisoletanas es la de la iglesia de nuestra señora de la Asunción de Rueda (Valladolid). ​ Realiza también algunas obras en Madrid. ​
Se encontraba Alberto con José en Madrid cuando en septiembre de 1724 muere su hermano Joaquín en Salamanca, ​ quien por aquel entonces era el encargado de las obras en la Catedral. Regresa entonces a Salamanca y allí, el 9 de marzo de 1725, es elegido oficialmente maestro mayor y finaliza las obras de la Catedral Nueva y el Colegio Mayor de Cuenca. ​
Vista de la entrada principal de la iglesia Santo Tomás Apóstol (1738-1763) de Orgaz.
 

Su primer trabajo independiente como arquitecto es el encargo del Consistorio de Salamanca como maestro mayor en el diseño y construcción de la plaza Mayor de Salamanca, ocupando una parte de la superficie de la antigua plaza de San Martín, entre 1725 y 1733.
En octubre de 1738, abandona Salamanca y empieza la dirección de las obras de la iglesia de Orgaz (Toledo). En enero de 1744 se casa en segundas nupcias por poderes con doña Josefa Nieto Fernández, natural de Orgaz. El 25 de febrero de 1746 nace su hijo José Cesáreo Alberto de Churriguera y Nieto, y un año después, el 26 de marzo nace su hija Maria Josefa Churriguera y Nieto. Falleció en Orgaz, sin lograr terminar la construcción de la iglesia.1​ Fue enterrado en la cripta de la entonces inacabada iglesia. Su construcción, interrumpida numerosas veces, finaliza en 1763. ​
La plaza Mayor de Salamanca es un espacio urbano construido como plaza mayor que con el tiempo se ha convertido en el centro de la vida social de la ciudad española de Salamanca. Fue construida en el periodo que va desde el año 1729 al 1756, en estilo barroco. El diseño es del arquitecto Alberto Churriguera (pabellones Real y de San Martín) y posteriormente continuada por otros con pocas modificaciones respecto al proyecto inicial. ​ A comienzos del siglo xix sufrió diversas remodelaciones urbanísticas, hasta que poco a poco a mediados del siglo xx fue desprovista de sus jardines, quiosco de música central y urinarios públicos para quedar diáfana. A la plaza, que cuenta con la consideración de Bien de Interés CulturalMiguel de Unamuno la definió de la siguiente forma: «Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico».
La primitiva plaza nació de forma natural en una campa en la que se comerciaba, junto a la antigua Puerta del Sol de la muralla salmantina y, por encontrarse allí la iglesia de San Martín, fue conocida desde el siglo xv como plaza de San Martín. ​ Esta plaza era mucho más grande que la actual plaza Mayor, casi cuatro veces más y se extendía no solamente por la actual plaza, sino que comprendía la plaza del [[Mercado Central de Salamanca |mercado]], la del Corrillo y la del Poeta Iglesias, siendo considerada como "La plaza más grande de la cristiandad", en la cual se realizaban simultáneamente todas las funciones de una plaza (fiestas, mercado, etc.).
La idea de su construcción proviene del empeño administrativo del corregidor andaluz Rodrigo Caballero que a la edad de sesenta años logró convencer al Ayuntamiento de la necesidad de una plaza más armónica y acorde con las corrientes urbanísticas de la época. En 1724 se segregó de la plaza primitiva y se comenzó a construir una plaza al estilo de la de Madrid, por el arquitecto Alberto de Churriguera, trasladándose a ella el Ayuntamiento (las Casas Consistoriales) lo que le dio el rango de plaza mayor. Muerto Churriguera, terminó la obra Andrés García de Quiñones (1755). Desde el punto de vista estético, la de Salamanca mejora claramente su modelo, no solamente por el material empleado (piedra franca de Villamayor con su color dorado característico), sino por sus proporciones, mucho más armoniosas y por ser completamente cerrada. Hay que tener en cuenta, que por entonces la de Madrid tenía dos plantas más y no estaba del todo cerrada: tras sufrir un incendio en 1790 (más de tres décadas después de terminada la de Salamanca), fue reconstruida por Juan de Villanueva, y fue remodelada suprimiendo los mencionados dos pisos (lo que mejoró sus proporciones) y cerrando las esquinas con arcos para la entrada de las calles, al modo de la de Salamanca.

Las obras
Se edifican los pabellones siguiendo tres fases constructivas bien diferenciadas a lo largo de un cuarto de siglo. La primera fase que aborda en sucesión dos pabellones: el Real (lado Este) y el de San Martín (lado Sur) (durante el período 1729-1735). El Pabellón Real era muy importante, porque con él se cerraba el desnivel de la plaza, haciendo su suelo plano.
El segundo período comprende quince años de interrupción de la obra (durante el período: 1735-1750) debido a los litigios habidos por el Ayuntamiento con los dueños de las casas, que era necesario expropiar para la construcción del Pabellón de Petrineros (lado Oeste) y del Consistorial (lado Norte). Una tercera fase de construcción de la Casa Consistorial y su fachada (1750-1756) a cargo del arquitecto gallego Juan García Berruguilla. Se completó el cierre de la Plaza el 29 de abril de 1755. La casa consistorial quedó arquitectónicamente incompleta, siendo construida posteriormente la espadaña de su fachada un siglo después (en 1852).
El ala este, en cuyo centro está el Pabellón Real, fue la primera que se construyó, ya que servía como muro de contención para hacer horizontal el suelo de la nueva plaza. Esta ala muestra entre sus arcos medallones con el busto de algunos reyes de España. En las otras alas, los medallones representan a otros personajes ilustres (santos, sabios, descubridores, etc.).
En 1935, fue declarada Monumento Nacional, por ser la plaza Mayor «más decorada, proporcionada y armónica de todas las de su época».
La plaza Mayor de Salamanca no es un cuadrado perfecto (es un cuadrilátero irregular) y ninguna de sus fachadas mide lo mismo. Aproximadamente, la fachada del Ayuntamiento mide 82,60 m, la fachada oriental (Pabellón Real) 80,60 m, la fachada oeste mide 81,60 m y el lado de San Martín mide 75,69 m. Haciendo un cálculo aproximado, la plaza tiene una superficie de unos 6400 m² sin contar los soportales. En total la plaza tiene 88 arcos de medio punto con medallones en los que se representan personajes importantes en sus albanegas.
Cuando a Miguel de Unamuno, que hacía su tertulia diaria en la terraza que tiene en la plaza el Café Novelty, refiriéndose a la misma, le preguntaban si era un cuadrado perfecto o no, él afirmaba: ​
Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico.
La edificación tiene tres pisos (más planta baja) de altura salvo en el pabellón de las Casas Consistoriales, en el que tiene dos (más planta baja). 
El programa iconográfico de la plaza Mayor de Salamanca consiste en un conjunto de iconos, también llamados medallones, ubicados en diferentes partes de la plaza Mayor de Salamanca. Este programa posee una historia que va unida al desarrollo de la plaza. ​ Una de las iconografías más evidentes es la que se puede ver alrededor de la misma, en los medallones ubicados en las enjutas de los ochenta y ocho arcos. Pero puede observarse igualmente escudos de armas en los soportales de los arcos mayores, en los balcones y demás elementos arquitectónicos. Además de las armas de la ciudad, siendo éstas las que más veces se repiten en el programa.
La plaza consiste en cuatro Pabellones que se fueron construyendo de forma progresiva durante el periodo que va desde el año 1729 al 1756. Se sabe que el corregidor andaluz Rodrigo Caballero que a su edad de sesenta años diseña los medallones de los dos primeros Pabellones (Real y de San Martín). ​ La evolución histórica de los medallones va desde el pabellón real, pasando por el de San Martín, el de Petrineros y finalmente el Consistorial. Los dos primeros muestran un programa iconográfico relativamente homogéneo en sus personajes, quizás debido a la existencia de patrocinadores y realizadores activos (el corregidor de Salamanca Rodrigo Caballero y Llanes y el tallador Alejandro Carnicero). Los otros dos restantes no han logrado ser homogéneos por haber sido realizados posteriormente ya sin la tutela de un personaje. 

Pabellón Real
Los medallones del Pabellón Real, de derecha a izquierda, vistos desde el interior de la Plaza (es decir hacia el Portal de San Fernando) son los que se muestran en la tabla siguiente. En el programa originario de la Plaza diseñado por Rodrigo Caballero y Llanes todos ellos corresponden a Reyes. Posteriormente se añadieron efigies como la de Francisco Franco (en 1937).




















Pabellón de San Martín

Los medallones del Pabellón de San Martín con efigies correspondientes a conquistadores españoles, así como militares, Falta en esta sección el medallón nº16 correspondiente a Sánchez Dávila posterior a Rodrigo Dávila.



















Pabellón de Petrineros
Los medallones del Pabellón de Petrineros son los de estructura iconográfica más heterogénea.











Pabellón Consistorial o del Ayuntamiento
Este Pabellón tenía en el balcón central del primer piso donde vemos dos hornacinas vacías, en ellas figuraban los bustos del rey Carlos IV y su esposa María Luisa, ambas obras del escultor José Álvarez. Los bustos desaparecieron durante la Revolución de 1868. Posteriormente se colocaron los bustos de Alfonso XII y su madre Isabel II que nuevamente desaparecieron en 1931 durante la Segunda República.
En el año 2005, con motivo de las celebraciones del 250 aniversario de la construcción de la Plaza Mayor de Salamanca, se procedió a esculpir nueve nuevos medallones en las enjutas de este Pabellón. Las efigies elegidas eran de reyes y corresponden a Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Amadeo de Saboya, Alfonso XII, Alfonso XIII, don Juan de Borbón y dos alegorías de la 1ª República y 2ª República españolas respectivamente. Juan Vázquez de Coronado en 1967 (realizado por Damián Villar).















JOAQUÍN de CHURRIGUERA
OCAÑA (Madrid, ​ 1674-Plasencia, 1724)
Fue un arquitecto y tracista de retablos español. Miembro de una dinastía de arquitectos y retablistas barrocos, hijo de José Simón de Churriguera y de María de Ocaña y hermano de José Benito y de Alberto de Churriguera, nació en la casa que tenían sus padres en la calle del Oso de Madrid, el 20 de marzo de 1674. A los cinco años quedó huérfano de padre al cuidado de José Ratés, su abuelo adoptivo. En 1692 se trasladó a Salamanca acompañando a su hermano José Benito, nueve años mayor, y allí fijó su residencia. ​ Su actividad profesional la desarrolló principalmente en la ciudad de Salamanca, si bien también trabajó en obras de cierta consideración en las provincias de Zamora, León y Cáceres. A su muerte quedaron algunos de sus trabajos inacabados, como el Coro de la Catedral Nueva de Salamanca, que sería luego continuado por su hermano menor, Alberto.
Entre sus obras más importantes destaca la realización de la gran cúpula de la Catedral Nueva de Salamanca, iniciada en el año 1714, pero que en la actualidad sólo se conserva parcialmente, ya que fue arruinada a causa de los daños ocasionados por el Terremoto de Lisboa de 1755.
Una de sus obras más importante y famosa fue la Hospedería del Colegio Mayor de San Bartolomé, también en Salamanca. Organizada según la distribución de dependencias alrededor de un patio, su construcción recuerda a la arquitectura plateresca, relegando el barroco a la disposición de ciertos elementos ornamentales.
Otra de las obras importantes de este arquitecto es el Colegio de Calatrava de esa misma ciudad, iniciada en el año 1717 empleando de nuevo elementos renacentistas, inspirados en la obra de Rodrigo Gil de Hontañón. En ella destaca su noble fachada flanqueada por dos torres ligeramente avanzadas en los extremos, con un frente organizado a través de pilastras entre las que se abren huecos decorados con frontones alternados rectos y curvos, envueltos en baquetones con orejas; dando lugar a una fachada serena que solo toma movimiento en la portada a través de un molduraje mixtilíneo aplicado en sus dos cuerpos, más un frontón curvo que interrumpiendo la balaustrada da lugar a un frontispicio.
Interviene en la obra de un Hospicio para el Concejo salmantino, que a principios del siglo XX ocuparía el colegio de San Ambrosio y ahora es sede del Archivo General de la Guerra Civil Española.
Portada occidental de la Iglesia de San Pedro y San Ildefonso (Zamora).
 

Joaquín de Churriguera interviene además en algunas otras obras, como son el cerramiento del Coro de la Catedral Nueva de Salamanca, que a su muerte continuaría su hermano Alberto, la reforma de la Capilla de la Vera Cruz o el Retablo Mayor del Convento de Santa Clara en esa misma ciudad.
Para la Iglesia de San Pedro y San Ildefonso de Zamora reforma la torre y construye su portada occidental; y para la Catedral de Plasencia (Cáceres), interviene en la remodelación del ábside y del Retablo del Tránsito de la Virgen.

Monasterio de Sancti Spiritus el Real
Perteneciente a la congregación de las dominicas contemplativas, se encuentra situado en la ciudad española de Toro (Zamora, Castilla y León).
El retablo mayor es barroco, de estilo churrigueresco, y sustituyó al que fue regalado a la iglesia de la Trinidad de Toro en 1698. Contiene cuatro columnas salomónicas de las que cuelgan racimos de uvas, y todo el retablo está dorado con pan de oro de alta calidad. En el nicho central del retablo está colocado el expositor, y sobre él se halla colocada la san Juan el Evangelista, obra de los hermanos Tomé. En los laterales del retablo están colocadas las imágenes de santo Tomás de Aquino y san Pedro de Verona, y sobre ellos están colocados tres relieves que representan la Anunciación, la Venida del Espíritu Santo y la Visitación. En el cuerpo superior del retablo está colocada la imagen de santo Domingo de Guzmán. 

Iglesia de Santa María Madre 
Es un templo católico situado en el casco histórico de Orense, en Galicia (España). Ubicado probablemente en el emplazamiento de la primitiva catedral de la ciudad, ​ el santuario se encuentra en el camino por el que discurre la Vía de la Plata.
La actual iglesia, fundada en 1720 por fray Juan de Samos durante el episcopado del obispo Marcelino Siuri, fue edificada en el posible solar de la antigua catedral de la ciudad, arrasada en el año 716 por el caudillo Abdelacid. Esta había sido erigida por orden de Carriarico bajo la advocación de San Martín de Tours y por influencia de San Martín Dumiense, figura importante en la cristianización y el esplendor cultural de la Galicia sueva, siendo Orense la última capital del reino hasta la muerte de Miro y la invasión e incorporación al reino visigodo de Leovigildo. ​ 

Exterior
La fachada del templo, de estilo barroco, posee cuatro columnas de mármol en el segundo y tercer cuerpo, de estilo bajorromano o visigótico, y cuatro capiteles (dos de época sueva y dos del siglo IX) ​ pertenecientes a la antigua Catedral de Orense, ​ fechado casi todo ello en los siglos V o VI, ​ hallándose en un nicho una imagen de Santa María Madre. La iglesia fue reconstruida en el año 1084 tras ser devastada a causa de las incursiones mozárabes y normandas, siendo demolida en 1722 para ser reconstruida en estilo barroco a iniciativa del obispo Marcelino Siuri, ​ siendo a su vez ampliada por fray Juan Muñoz de la Cueva. ​ La fachada posee tres cuerpos y tres calles enmarcadas en pilastras acanaladas, ​ encontrándose en el cuerpo alto motivos heráldicos, un frontón y dos torreones a ambos lados. ​ Destacan, así mismo, varias tampas sepulcrales de estola y sepulturas antropomorfas realizadas sobre el sábrego (fechables en el siglo V algunas de ellas) apoyadas contra uno de los muros exteriores del templo, en la Plaza de la Magdalena.
Uno de los elementos que otorgan espectacularidad a la fachada es la gran escalinata que conduce a la puerta de entrada, ​ la cual conecta la Plaza de la Magdalena con la Plaza Mayor de la ciudad y es escenario de la conocida como «Ceremonia del Desplante», en la cual se recuerda el desencuentro entre las autoridades eclesiásticas y el poder político ocurrido en el siglo XVIII, cuando el gobierno local se negó a sufragar la reparación de la escalinata.

Interior
El interior del templo, de cruz latina con bóveda nervada y cabecera rectangular, posee dos retablos en los extremos y un Retablo Mayor situado en el centro, detrás del altar. Este último, de estilo churrigueresco y realizado en madera, ​ destaca por albergar en el nicho central una talla barroca del siglo XVI de Santa María Madre, patrona de los sastres, ​ mientras que en los nichos laterales se encuentran, a izquierda y derecha respectivamente, una imagen de San José y una estatua de Santa Teresa de Ávila, esta última de un tamaño superior.
Por su parte, en el retablo situado a la izquierda se muestra una talla de la Virgen Milagrosa, la cual dispone de una instalación eléctrica que permite iluminar la aureola y los rayos sujetos a la estatua, hallándose una imagen de San Vicente de Paúl en el ático, mientras que a la derecha se ubica un retablo el cual contiene una escultura de la Piedad de 1775 en estilo rococó, situándose bajo la misma, en la predela del retablo, una urna con una imagen yacente de Cristo y en el ático la cruz desnuda con el sudario suspendido. Junto a este retablo se encuentra una vitrina con una talla de vestir la cual representa a La Dolorosa, mientras que en el extremo opuesto, junto al retablo de la Virgen Milagrosa, se encuentra una réplica de la talla de Santa María Madre que preside el Retablo Mayor, la cual es sacada en procesión durante la «Ceremonia del Desplante», en el Domingo de Resurrección, procesionando también el Sábado Santo. Del mismo modo, las imágenes de Cristo yacente y La Dolorosa son sacadas el Viernes Santo en la Procesión del Santo Entierro. ​ En la nave se encuentran, a la izquierda, las imágenes de San Antonio de Padua y el Sagrado Corazón, y a la derecha, Santa Rita de Casia y la Virgen del Carmen, hallándose una talla de Cristo crucificado en la entrada del santuario. 

El palacio de Goyeneche o de Goienetxe 
Es un edificio de principios del siglo XVIII, situado en la localidad española de Nuevo Baztán, en la zona sureste de la Comunidad de Madrid. Fue levantado entre 1709 y 1713 en estilo barroco a partir de un diseño del arquitecto José de Churriguera. Era el núcleo central de un complejo industrial, ideado, promovido y desarrollado por el editor, periodista y político Juan de Goyeneche, ​ que posteriormente dio origen al actual municipio de Nuevo Baztán.
El palacio recibió la declaración de Monumento Histórico Artístico en 1941, ​ junto con la iglesia de San Francisco Javier, anexa a la edificación, y las dos plazas situadas en la parte delantera y trasera. En el año 2000 el conjunto monumental fue catalogado como Bien de Interés Cultural por parte de la Comunidad de Madrid.
El edificio toma su nombre del apellido de su promotor. También es conocido como palacio de Nuevo Baztán, localidad que, a su vez, recibe su topónimo de la villa navarra de Baztán, de donde era natural Goyeneche.
Existen otros palacios con la misma denominación, impulsados igualmente por Juan de Goyeneche (es el caso del edificio madrileño que sirve de sede a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y de la desaparecida casona palaciega de Illana, en la provincia de Guadalajara), o por otros miembros de su familia (como el Palacio de Goyeneche de Arequipa, en Perú).
El escudo ajedrezado de Baztán

Escudo superior del Conde de Saceda 

La historia de este palacio se vincula a la del complejo agrícola-industrial de Nuevo Baztán, puesto en marcha por Goyeneche a partir de 1709. Fue una iniciativa industrial pionera en España, que seguía, en buena parte, las corrientes del colbertismo, ​ como se denomina al pensamiento político-económico de Jean-Baptiste Colbert, ministro del rey francés Luis XIV.
El proyecto quedó descrito en 1722 en un informe elaborado por el arzobispado de Toledo, a cuya administración estaba adscrito el pueblo de La Olmeda de la Cebolla (actualmente, Olmeda de las Fuentes), donde fue desarrollado el citado complejo, en concreto, dentro del paraje conocido como Bosque del Acevedo: ​
Don Juan de Goyeneche, Señor de la Villa de La Olmeda de este Arzobispado, ha fundado a sus propias expensas un Lugar en un despoblado en el término y jurisdicción de la referida Villa de La Olmeda, llamado Nuevo Baztán, que tendrá ochenta casas, y más de quinientas personas, donde ha puesto fábricas de cristales, sombreros, pieles, y telares de seda, y lana, conduciendo maestros estrangeros, que enseñen a los naturales, con notable utilidad de aquella tierra, y con crecidas expensas suyas, plantando en sus cercanías olivas y viñas, y haziendo fructuoso el campo, que antes era inútil (...).
El complejo se extendía alrededor de un núcleo central de carácter monumental, formado por dos edificios anexos, el palacio de Goyeneche (donde residieron su fundador y sus herederos) y la Iglesia de san Francisco Javier. Son obra del arquitecto José de Churriguera y fueron construidos entre 1709 y 1713. ​
Alrededor de ambos, se situaban las viviendas y fábricas, dispuestas en cuadrícula, a partir de un trazado urbanístico diseñado igualmente por Churriguera, del que sólo se conservan algunos elementos. Todo el conjunto estaba concebido a modo de cortijo-pueblo, con estructuras interdependientes. ​
Las fábricas fueron realizadas en varias fases. La primera que abrió sus puertas fue la de paños (1710), instalada cerca del casco urbano de La Olmeda. ​ En 1715 empezaron a funcionar las factorías de sombreros, municiones y textiles, ubicadas ya dentro del complejo de Nuevo Baztán. Posteriormente se inauguraron las fábricas de aguardientes y aguas (1716) y de cristales y finos vidrios (1720). La expansión industrial del lugar vino acompañada de la obtención de privilegios fiscales para la producción y venta de las manufacturas, concedidos en el año 1719, y de la consecución de una entidad jurídica propia, alcanzada en 1723, cuando Nuevo Baztán se independizó de La Olmeda. El complejo comenzó a entrar en decadencia en 1735, con la muerte de Juan de Goyeneche y el cese de algunos contratos, entre ellos el suscrito con el Ejército español. En 1748 sólo funcionaban las fábricas de sombreros y paños, que cerraron definitivamente en 1778.
Durante la guerra civil española el palacio quedó en la zona republicana y acogió a los prisioneros del Bando sublevado que trabajaron en la construcción del denominado "Ferrocarril de los cuarenta días".​
Tras varios siglos de abandono, el Ministerio de Fomento ha procedido a la restauración del conjunto monumental y a su utilización para diferentes fines culturales. En octubre de 2003, fue instalada, dentro de unas dependencias próximas al recinto palaciego, la primera fase del Centro de Interpretación y Museo Etnográfico de Madrid. Al mismo tiempo, se ha barajado la posibilidad de convertir el palacio en un Centro Internacional del Arte, que albergaría parte de la colección pictórica de Carmen Cervera, a partir de una iniciativa de la Comunidad de Madrid.
El palacio de Goyeneche es una de las obras más representativas de la arquitectura barroca española. Consta de dos edificios principales, el recinto palaciego propiamente dicho y la Iglesia de san Francisco Javier, que, por su emplazamiento contiguo y trazas armónicas, conforman una estructura integrada. En los materiales empleados para la construcción, se combinan sillares de caliza y mampostería de piedra, recubierta con enfoscado.
Su arquitecto, José de Churriguera, fundador del estilo churrigueresco, junto con sus hermanos Joaquín y Alberto, se apartó de las pautas arquitectónicas de esta corriente e imprimió al conjunto un aire austero, con notables influencias herrerianas, ​ aunque rotas por la asimetría de algunos volúmenes y otros efectos visuales.​
El conjunto se completa con una serie de plazas y construcciones menores, de una y dos plantas, dispuestas siguiendo un plan urbanístico hipodámico.
El palacio es de planta rectangular y presenta dos plantas, organizadas en dos arquitecturas y separadas, en las fachadas, por una cornisa plana. Está flanqueado, en su esquina noroeste, por un torreón cuadrangular, dispuesto a cuatro alturas y rematado por una balaustrada de piedra, con cornisa saliente, acroteras y adornos de bola.
La torre es el elemento que reúne los mayores motivos ornamentales, junto con la portada principal, presidida por el relieve de un león, que sostiene en sus fauces un tablero ajedrezado, en alusión al escudo heráldico del Valle de Baztán (Navarra). ​ La entrada está enmarcada por el típico baquetón madrileño, columnilla cilíndrica característica de la arquitectura gótica, que bordea su contorno con esquinas dobladas. Este esquema se repite en las ventanas de la fachada principal del palacio, orientada al oeste, si bien con un menor grosor en el baquetón.
En la parte superior de la entrada se sitúa un balcón de hierro forjado y, encima de éste, un escudo de armas correspondiente al conde de Saceda, título que Juan de Goyeneche consiguió para sus herederos. Fue instalado con posterioridad a la construcción del palacio.
El interior se distribuye alrededor de un patio rectangular, con un pozo en su parte central. Está delimitado por dos galerías de arcos de medio punto, que se unen mediante una escalera de características similares a la existente en el palacio de Goyeneche de Madrid (sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), diseñado igualmente por José de Churriguera. 

Coro Catedral de Salamanca.
Fue construido entre 1730 y 1740 por Joaquín Churriguera. La sillería, en dos cuerpos, alto y bajo, es obra de varios artistas. La reja que cierra el coro y la que cierra la Capilla Mayor, son obra de Duperier.

Retablo de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles 
Se sitúa en el municipio de Chelva, en la provincia de Valencia.

Iglesia de la Vera Cruz
, Salamanca
Es un templo barroco sede de la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción, su Madre. La más antigua de las cofradías penitenciales de la ciudad. Es referida indistintamente como Iglesia, Ermita y más comúnmente, Capilla.
Esta iglesia fue mandada construir por su cofradía titular y data de mediados del siglo XVI según un proyecto de Rodrigo Gil de Hontañón aunque reformada en estilo barroco (1714) por Joaquín Churriguera. De la primera época renacentista solo queda la fachada y la hornacina con imagen de la Inmaculada, obra de Sebastián Dávila.
Tiene planta rectangular, presentando una sola nave dividida en tres tramos cubiertos con bóveda de cañón. Un cuarto tramo corresponde al crucero, cubierto con cúpula ciega sobre pechinas. Tanto las bóvedas como las pilastras que las soportan y las hornacinas que se abren en los muros están cubiertas por una exuberante decoración barroca realizada en yesería. Destaca el retablo mayor, obra de Joaquín Churriguera con imagen de la Inmaculada Concepción de Gregorio Fernández. A los pies hay un coro sobre arco escarzano.
Otras obras destacadas son el Lignum Crucis (siglo XVII) de Pedro Benítez, la talla barroca de Nuestra Señora de los Dolores de Felipe del Corral y un Cristo Resucitado (siglo XVIII) de Alejandro Carnicero.
Capilla de los Dolores, en la ermita de la Vera Cruz.
 

En 1718, se acondicionó la sala de Insignias como capilla de los Dolores. A dicha capilla se accede desde una puerta de rejería abierta en el lado del Evangelio de la capilla principal, a la altura del crucero. La capilla de los Dolores tiene planta rectangular, rematada la cabecera por el camarín de la Dolorosa, añadido en la reforma de 1718. Se cubre con techumbre plana, decorada también con yeserías barrocas. La actual decoración obedece a la labor de las Escuelas Salesianas de Sarriá en la tercera década del siglo XX, subvencionada por la camarera de la imagen Gonzala Santana.
Anexa a la capilla de los Dolores se encuentra el salón de Pasos, parte de la antigua sacristía, parcialmente cubierto con bóvedas de yesería. Cuenta con puerta propia que da a la calle de Sorias. Del otro lado, con puerta a la calle de Abajo, se halla la antigua casa del capellán de la cofradía y propiedad de la misma.
El edificio fue declarado BIC con categoría de Monumento el 25 de marzo de 1983, publicándose dicha declaración en el BOE el 27 de mayo del mismo año. ​ 

El Colegio de la Inmaculada Concepción de Calatrava.
Llamado corrientemente, Colegio de Calatrava es el único colegio fundado en Salamanca por las órdenes militares cuyo edificio todavía perdura; perteneció a la Orden de Calatrava.
Instituido como colegio imperial en 1552 por Carlos V e incorporado a la Universidad de Salamanca en 1554; la construcción del edificio no comenzó hasta 1717, por Joaquín de Churriguera quien dirigió las obras hasta su muerte en 1724. En 1750 las obras se reanudaron dirigidas por Jerónimo García de Quiñones. Este se vio obligado a eliminar los adornos barrocos del proyecto original por las ideas neoclasicistas imperantes en ese momento, en especial las que quiso imponer Francisco Ibáñez de Corbera, rector del colegio cuando se consagró en 1790. En la Guerra de la Independencia desaparecieron los lienzos de Goya que había en los retablos.
La fachada tiene dos cuerpos y está articulada por pilastras de orden gigante y rematada con una balaustrada. Los elementos decorativos que la adornan son en su mayoría de inspiración renacentista. Advertimos en la decoración elementos mixtilíneos propiamente barrocos en torno a la portada principal, en las puertas de las torres laterales y en las molduras que envuelven todos los ventanales de la fachada.
Hoy es sede de la Casa de la Iglesia, institución que acoge las dependencias de la Diócesis de Salamanca.

Palacio de San Telmo, Sevilla
Es la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía. Se trata de un edificio barroco ubicado en Sevilla y construido entre los siglos XVII y XVIII para ser la sede de un colegio de marineros. ​ 

Siglos XVII y XVIII
A comienzos del siglo XVII la Universidad de Mareantes estaba establecida en unas casas del barrio de Triana. En 1607 comenzaron a realizarse gestiones para construir un colegio-seminario para enseñar a los niños huérfanos a ser pilotos y emplearlos así en los barcos que iban a las Indias. Este proyecto no se concretó hasta la Real Cédula de Carlos II del 17 de junio de 1681. ​
Según la Real Cédula, esta institución estaría a cargo de la Universidad de Mareantes. En un primer momento se quiso construir donde se encontraban las casas que esta institución tenía en Triana desde 1573. ​ El colegio estaría situado al lado de la desaparecida capilla de Nuestra Señora del Buen Aire, en la calle Larga (actual calle Pureza), ​ que serviría de capilla del centro. Se trataría de un gran edificio para 150 alumnos, sus maestros y la servidumbre. ​
El Consejo de Indias nombró como "juez conservador" de la nueva institución al presidente de la Casa de Contratación de Indias. ​ No obstante, el edificio proyectado no cabía entre las calles de Triana donde se encontraban las casas. El presidente de la Casa de Contratación, Juan Jiménez Montalvo, propuso que se construyese frente a la Puerta de Jerez, en un terreno conocido como haza de San Telmo, que pertenecía al Tribunal de la Inquisición. ​ Esta decisión fue suscrita por otras personas que habían inspeccionado la ubicación trianera, que fueron; Acisclo Burgueño, maestro mayor de la ciudad; Francisco Escobar, arquitecto del Alcázar; y Francisco Moreno, maestro mayor de obras de fábricas. ​ El presidente de la Casa de Contratación y el de la Universidad de Mareantes escogieron, entre varias, una planta para el nuevo colegio-seminario y la enviaron al Consejo de Indias, en Madrid, para su aprobación. ​ Las obras comenzaron en 1682. ​ El edificio siguió con la misma planta durante todo el proceso de construcción, que se prolongó durante el siglo XVIII. ​ El colegio ya tenía algunos alumnos a finales del siglo XVII. ​
En 1691 consta que era director de las obras el albañil Antonio Rodríguez, que seguía trabajando en las estancias del edificio en 1696. ​ En la década de 1690 realizaron labores de cantería los maestros Francisco Gómez Septier y Antonio Gil Gataón. ​ En 1699 las obras se paralizaron por falta de fondos y no se reanudaron hasta 1722. ​ En 1722 el arquitecto encargado de continuar el edificio fue Leonardo de Figueroa. ​ Tras la muerte este en 1730 su hijo Matías se encargó de finalizar los proyectos de su padre. ​ Las obras se suspendieron de nuevo en 1736 y no fueron reanudadas hasta 1775 y prolongaron un par de años más. ​
En 1787 las obras fueron retomadas por Lucas Cintora, que se encargó de terminar la fachada norte y de hacer la escalera principal del palacio. Las obras en la escalera fueron de 1787 a 1791. ​ El edificio original se dio por terminado en 1796. ​
En 1704 la Universidad de Mareantes dejó de tener su sede en Triana para trasladarse a este palacio. ​ Esta institución vendió su sede de Triana en 1778. ​ Permaneció teniendo el palacio como sede hasta que en 1793 se suprime la Universidad de Mareantes. ​ Por Real Cédula del 6 de noviembre de 1786 el colegio dejó de depender de la Universidad de Mareantes para pasar a depender de la Secretaría de Estado y Despacho Universal de la Marina.
Los principales elementos del palacio original conservados en la actualidad son la fachada principal, el patio principal y la capilla. ​
La portada principal fue terminada en 1734, aunque la parte superior fue reformada entre 1775 y 1776. ​ En el primer cuerpo se encuentra la entrada y, a ambos lados, columnas con diversos relieves. En el segundo cuerpo hay un balcón sostenido por figuras de atlantes y, a ambos lados del mismo, columnas jónicas junto a doce figuras alegóricas de la navegación. En el tercer cuerpo hay columnas de orden corintio y figuras de los monarcas san Fernando y san Hermenegildo y, en un arco en el centro, una figura de san Telmo. En el cuerpo superior hay dos estatuas sentadas con cornucopias. ​ En el intercolumnio del tercer cuerpo hay una inscripción que dice: ​
Reinando en España el señor don Felipe V, el animoso, siendo juez conservador de este real colegio y seminario del señor San Telmo don Manuel de Torres, del Consejo de S.M. en el Real de Castilla y alcaide de los Reales Alcázares, y siendo mayordomo y diputado de la Universidad de Mercaderes [sic] y dicho colegio y seminario don Gregorio de los Ríos, del Orden de Calatrava, don Juan Sánchez y don Pedro Hernández Colarte, del Orden de Santiago, se edificó esta portada y torres del claustro. Año de 1734
Pasada la portada se accede a un zaguán y, tras este, está el patio principal, ​ realizado por Leonardo de Figueroa. ​ En el otro lado de este patio se haya la entrada a la capilla. ​
El patio está rodeado por una galería con pilares cuadrados que, en su parte exterior, tienen adosados capiteles jónicos. ​ Estos pilares sostienen arcos de medio punto. Los lados este y oeste tienen siete arcos y los lados norte y sur tienen cinco. Se levanta un segundo cuerpo de ladrillo rojizo, que tiene balcones que coinciden con las pilastras, divididos por pilastras con capiteles corintios. ​ Las pilastras, los frisos, las jambas y otros elementos del patio están decorados con relieves. ​ Sobre el zaguán de acceso al patio hay una pequeña torre con un reloj y sobre la parte de acceso a la capilla hay otra semejante con unas campanas. ​
La capilla cuenta con cinco retablos del siglo XVIII. En el centro del altar mayor está la Virgen del Buen Aire. A sus lados están san Pedro y san Andrés. En la parte superior del retablo están representados san Fernando y san Telmo. Este retablo se realizó entre 1723 y 1726 y sus autores principales autores fueron Domingo Martínez y José Maestre. ​
Antonio Cabral Bejarano realizó algunas pinturas para la capilla entre 1850 y 1851. La bóveda de la capilla tiene tres óvalos pintados por este autor; uno con san Luis, otro con san Fernando y otro con la Virgen con el Niño. ​ En cada uno de los laterales hay seis lunetos del mismo autor y del mismo año. En el muro izquierdo están santa Elena, san Juan de Dios, santa Cristina, san Felipe, san José con el Niño y santa Isabel de Portugal. En el muro derecho se encuentran san Francisco de Asís, san Clemente, san Carlomagno, santa Amelia, san Carlos Borromeo y santa Isabel de Hungría.​ Los frescos de la bóveda y la pared del coro también son obra de Antonio Cabral Bejarano. En la pared hay dos lunetos con dos momentos de la vida de san Antonio de Padua; uno con la aparición del Niño Jesús y otro predicando a los peces. ​ En el centro de la pared hay un cáliz, simbolizando la Eucaristía. ​ En la base de la bóveda del coro hay ángeles adultos con instrumentos musicales y sobre los mismos hay pintados querubines. ​ Antonio Cabral Bejarano también realizó un frontal para el altar mayor. ​
Galería de sevillanos ilustres, en la fachada norte del palacio.
 

En 1895, se finalizó la fachada norte. En su parte superior hay una serie de doce esculturas de sevillanos ilustres (por nacimiento o por residir en la ciudad) realizadas por el escultor Antonio Susillo. Los personajes representados en esta galería son: Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén), Rodrigo Ponce de León y Núñez (nacido en Cádiz), Diego Velázquez, Miguel Mañara, Lope de Rueda, Diego Ortiz de Zúñiga, Fernando de Herrera, Luis Daoíz, Benito Arias Montano (nacido en Fregenal de la Sierra, Badajoz), Bartolomé Esteban Murillo, Fernando Afán de Ribera y Téllez-Girón y Bartolomé de las Casas.

PEDRO de RIBERA PÉREZ (Madrid, 4 de agosto de 1681 - ibídem, 19 de octubre de 1742).
Arquitecto español del período Barroco. Su actividad se desarrolló casi exclusivamente en Madrid durante la primera mitad del siglo xviii. Fue discípulo de José Benito de Churriguera (creador del estilo churrigueresco). Siguiendo la estela de su maestro, llevó a su pleno desarrollo los principios del «Barroco exaltado», hasta el punto de ser considerado uno de los arquitectos más relevantes del Barroco final en España. Fue muy destacable su labor urbanística en la capital, dotando a la ciudad de puentes, palacios, fuentes monumentales, iglesias y todo tipo de edificios públicos, muchos de los cuales aún pueden contemplarse.
Nació el 4 de agosto de 1681 en la calle del Oso del barrio de Lavapiés, en el seno de una familia humilde. Era hijo de Juan Félix de Ribera, carpintero natural de la villa de Gea de Albarracín (Teruel), y de Josefa Pérez, procedente de la villa madrileña de Torrejón de Velasco. Parece que fue discípulo de José de Churriguera y Teodoro Ardemans, arquitectos del máximo prestigio en ese momento.
Fue nombrado, entre los años 1718 y 1719, teniente del citado Ardemans, que era entonces maestro mayor de las obras y fuentes de Madrid, sucediéndolo en el cargo a su muerte. Dicha posición consagró su prestigio y le permitió ocupar un puesto relevante en la Corte, a pesar de la preferencia clara del rey Felipe V por el estilo de arquitectos extranjeros que trabajaban en Madrid en la década de 1720. Uno de sus más decididos protectores fue Francisco de Salcedo y Aguirre, marqués de Vadillo, corregidor de la Villa de Madrid, que le encargó numerosas e importantes obras.
Murió el 19 de octubre de 1742 en Madrid, a los sesenta y un años, en su casa de la calle de Embajadores, cerca de su lugar de nacimiento y, por deseo propio, fue sepultado con el hábito de los monjes teatinos en la cercana iglesia de San Cayetano, que él mismo había proyectado. 

Estilo y elementos característicos
Supo introducir Ribera en su lenguaje arquitectónico novedosos elementos que singularizan su estilo. Entre ellos se pueden citar los baquetones en sección asimétrica y más salientes que los utilizados hasta su época, que enmarcan frecuentemente la puerta del edificio.
Una constante en la obra de Pedro de Ribera es la presencia de un módulo de fachada que repite casi sin variaciones, formado por la fusión de la puerta y la balconada superior, habitualmente muy decorado todo ello. Utiliza también imitaciones en piedra de cortinajes plegados, telas, borlas y elementos similares, tomados quizá de las arquitecturas efímeras tan frecuentes en la vida cortesana. Quizá uno de los elementos más característicos de su obra sea el estípite, que utiliza en sustitución de la columna o añadido a ésta. La parte central del estípite suele estar formada por un cubo que se prolonga en dos pirámides truncadas, la inferior más alta que la superior. Todo el conjunto suele estar recubierto con abundante ornamentación.
Asimismo es importante el partido que supo sacar Ribera de la cúpula y sus posibilidades decorativas. Muchas de sus cúpulas adquieren formas bulbosas, extrañas a la arquitectura tradicional castellana. Sin embargo, utilizó también el chapitel característico de la arquitectura herreriana.
Muchas de las mejoras urbanas que se desarrollaron en Madrid en el siglo xviii llevan la firma de este arquitecto, quien, gracias a la estima en que le tenía el corregidor de la capital, el marqués de Vadillo, realizó edificios públicos, palacios, fuentes, iglesias, puentes e incluso un proyecto para la construcción del nuevo Palacio Real, aunque finalmente el elegido fue el del italiano Filippo Juvara. Muchas de las obras de Ribera fueron destruidas o modificadas posteriormente, en especial durante el Neoclasicismo, cuando se atacó el estilo abigarrado del arquitecto por parte de eruditos como Antonio Ponz. La relación de sus proyectos más destacados es la siguiente: 

Ermita de la Virgen del Puerto de Madrid (España)
Está situada en el paseo de la Virgen del Puerto (antiguo paseo Nuevo de la Corte), en las inmediaciones del Palacio Real. Es obra de Pedro de Ribera, ​ fue construida entre 1716 y 1718 por empeño personal de Antonio de Salcedo y Aguirre, primer marqués de Vadillo, por entonces corregidor de Madrid. La ermita resultó completamente destruida en el transcurso de la Guerra Civil durante la defensa de Madrid, junto con la talla de la Virgen ubicada en su interior. ​ El edificio existente a comienzos de la primera época del siglo XXI es una reconstrucción realizada en 1945. Durante siglos fue el destino de la romería madrileña en veneración de la imagen de la Virgen del Puerto que hay en su interior, costumbre que dio lugar a la verbena de la Melonera.
La ermita tuvo su origen en la imagen tallada de la Virgen del Puerto existente en su interior. Bajo el reinado de Felipe V el corregidor de Madrid, Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, marqués de Vadillo, le encargó al entonces joven Pedro de Ribera embellecer y ordenar los alrededores del viejo Alcázar. La primera gran obra que realizó Ribera en Madrid fue la ordenación del terreno que había entre el Manzanares (Campos de la Tela) y el Campo del Moro. ​ El paseo y arboleda se denominó paseo de la Virgen del Puerto en honor a la patrona de Plasencia, ciudad de la que el marqués de Vadillo había sido corregidor durante siete años (1689-1696) y en la que había desarrollado una gran devoción por la advocación mariana placentina. ​ Las obras estaban completas en 1718, ya que el 7 de septiembre se solicitó permiso para trasladar la imagen desde el Colegio Imperial hasta su nueva sede. La procesión se celebró el día 10 de ese mismo mes. Al acto asistió el Ayuntamiento, el cabildo y los grandes de la Corte.
Antonio de Salcedo y Aguirre realizó las gestiones necesarias para que la Virgen del Puerto, patrona de Plasencia, se instalara en las dependencias de la ermita, y dispuso que en sus dependencias se encontraran al servicio religioso dos capellanes. Dejó el patronazgo de la ermita a sus descendientes del marquesado de Vadillo. A pesar de ello, y debido a la residencia de los marqueses fuera de Madrid, el patronazgo recayó en los Padres Rectores del Colegio Imperial. El edificio es uno de los ejemplos del arte barroco madrileño, siendo una de las primeras obras en Madrid de Pedro de Ribera. El encargo fue doble, por un lado el edificio, por otro el paseo que se finalizó en 1726. ​ En época de Carlos III el Paseo Nuevo (en la actualidad de la Virgen del Puerto) se elevó y se construyó una escalera para salvar el desnivel entre el paseo y la ermita. En 1780 se construyeron casas en los alrededores de la ermita, iniciándose así la urbanización de la zona. El arquitecto Juan Durán hizo ampliaciones a la ermita incluyendo nuevas dependencias al edificio. También tomo la decisión de retirar las cubiertas de pizarra de los chapiteles y recubrirlas con cinc.
En el año 1936 la ermita fue asaltada por grupos anticlericales y se perdieron los retablos originales. ​
Durante la Guerra Civil, la ermita y sus edificios anejos quedan muy dañados por encontrarse en las inmediaciones de un frente de batalla que existió durante casi dos años y medio. Al finalizar la contienda el edificio estaba tan deteriorado por el efecto de los proyectiles que sólo mostraba en pie sus muros maestros de fábrica y la cúpula ochavada. Los chapiteles de pizarra quedaron agujereados por el bombardeo artillero; los paramentos exteriores derribados. La talla de la virgen quedó destrozada y la nueva se encargó al escultor Víctor González Gil. Finalmente fue declarada Monumento Nacional en 1945, año en el que comenzó su completa reconstrucción. Del encargo se hizo cargo al ingeniero Carlos Mendoza (autor de la canalización del Manzanares). La reconstruida nueva ermita fue inaugurada de nuevo en 1951. La reconstrucción fue mencionada en el NO-DO, ​ se confirió una condecoración al párroco de Santa María de la Cabeza y se efectuó una romería a la misma ermita. ​ Con posterioridad se volvió a restaurar, eliminando el revoco de las fachadas y dejando al aire los ladrillos y la sillería de sus paramentos. En esta restauración se volvieron a poner las pizarras en su cubierta, retirando las planchas de cinc que había desde 1789. Entrado el siglo XXI el conjunto del paseo y la ermita se incluyeron en el entorno de Madrid Río.
Se trata de uno de los primeros ejemplos de arquitectura barroca en España. La fachada se encuentra marcada por dos torres, cada una de ellas coronadas por campanas y chapiteles. El portal es adintelado. El interior de la ermita fue construido en periodo borbónico. La capilla es de planta ochavada. En su interior se puede ver el sepulcro del marqués de Vadillo, también realizado por Pedro de Ribera. Las decoraciones de las torres se realizan con balcones, sitios privilegiados desde los que los patronos asistían a los momentos más interesantes de las romerías y los festejos. El chapitel de la cúpula se soporta sobre un tambor octogonal (ochavado). El edificio está sustentado por pilastras. La explanada en torno a la ermita sirvió de lugar para la celebración de las romerías que posteriormente se trasladaron al Parque de la Arganzuela a finales del siglo XX. Inicialmente fueron celebradas por los inmigrantes gallegos y asturianos que se congregaban en Madrid. ​ Su forma general fue calcada en las ermitas seiscentistas de los jardines del palacio del Buen Retiro, formaba parte de un interesante complejo urbanístico, lo mismo que el puente de Toledo sobre el cauce del río Manzanares. 

El cuartel del Conde-Duque 
Es un edificio de estilo barroco churrigueresco construido en la ciudad española de Madrid por el arquitecto madrileño Pedro de Ribera, a partir de 1717. Se encuentra en la calle del Conde Duque, no lejos del palacio de Liria y el Museo ABC. Su uso inicial militar dio paso a su reconversión como centro cultural y de ocio, donde son programados conciertos, exposiciones y ferias.
El 4 de noviembre de 1717 el rey Felipe V firma la orden dirigida al corregidor de Madrid, el marqués de Vadillo, para «que se haga la fábrica y obra que se necesita en el cuartel de sus Reales Guardias de Corps que está en la calle de la Puerta de Conde-Duque, junto al convento de nuestra Señora de los Afligidos, para el alojamiento de 600 guardias y 400 caballos».
Las Compañías Reales de Guardias de corps fueron un cuerpo militar de élite creado en el año 1704 como custodia personal de los reyes. Formadas por «los mejores soldados en valor, costumbres, nobleza, confianza, robustez y presencia», llamaban la atención por la riqueza y vistosidad de sus uniformes. Desde el tiempo de la creación de esta fuerza de élite, se hizo cargo el Ayuntamiento de los gastos de alojamiento y conservación de su cuartel de los Afligidos.
De esta manera, en 1717 el corregidor de Madrid, don Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, cumpliendo la orden real, dispuso la construcción del nuevo cuartel, encomendándosela al entonces maestro mayor de obras, Pedro de Ribera. Para ello, el Concejo madrileño contribuyó con 2000 escudos de vellón, obtenidos a partir de nuevos impuestos. El arquitecto madrileño proyecta un gran edificio con planta rectangular, en el que consigue armonizar funcionalidad y belleza. Las caballerizas se situaban en la vecina manzana 543. Para procurar perspectiva a la portada, Ribera trazó una pequeña plaza frente a ella.
Se edificó tomando terrenos de cuatro pequeñas manzanas pertenecientes a don Juan de Chaves, en una de las cuales construyó su quinta don Gaspar de Guzmán. El edificio resultante fue un caserón de 244.365 pies cuadrados, con el número 550, y para el cual Ribera diseñó una llamativa portada, que resulta ser el ornamento más importante de la construcción. Dicha portada, situada en la fachada este, fue muy criticada por los clasicistas del siglo xviii. Las dos líneas principales se corresponden a las fachadas este y oeste. En el interior del cuartel existen tres grandes patios, siendo el central el mayor.
Portada churrigueresca.
 

En el año 1869 un fuerte incendio destruyó los pisos superiores, y casi hizo desaparecer la torre situada en la fachada oeste, que había sido utilizada como prisión para numerosos personajes políticos. Este hecho provocó la decadencia de las instalaciones. En el año 1969 el edificio dejó de tener uso militar, y comenzó a ser rehabilitado por el arquitecto Julio Cano Lasso, bajo encargo del Ayuntamiento de Madrid. En 1975, existió un plan para derribarlo y construir un edificio de ópera. ​
Patio interior

Interior de la planta baja.


En 2006 el Ayuntamiento comenzó a ejecutar un nuevo plan de rehabilitación a fondo del inmueble (interior, fachada e incluso cimientos), ​ encomendado al arquitecto Carlos de Riaño. ​ Los nuevos espacios culturales de que consta el edificio se inauguraron escalonadamente a lo largo del año 2011. ​ El edificio alberga además, desde los años 90, instituciones como: el Archivo de Villa, la Biblioteca Histórica Municipal, la Biblioteca Musical Víctor Espinós, la Hemeroteca Municipal de Madrid, la Biblioteca Pública Conde Duque o el Museo de Arte Contemporáneo. 

El puente de Toledo 
Se encuentra situado en la ciudad española de Madrid. Es de estilo barroco churrigueresco y fue construido entre los años 1718 y 1732 por el arquitecto Pedro de Ribera. Une ambas riberas del río Manzanares, enlazando la glorieta de Pirámides, en la orilla este, con la glorieta del Marqués de Vadillo, en la orilla oeste.
El origen de esta construcción data del siglo xvii, cuando Felipe IV proyectó enlazar la villa de Madrid con el camino de Toledo por medio de un puente sobre el río Manzanares.
El primer proyecto fue concebido por Juan Gómez de Mora y construido por José de Villarreal entre 1649 y 1660, y era conocido con el nombre de Puente Toledana. Sin embargo, una crecida del río lo destruyó poco después, obligando a proyectar uno nuevo en 1671.
En 1680, recién terminado el nuevo puente, otra riada lo volvió a destruir. En esta ocasión los encargados de su reconstrucción fueron José del Olmo, que realizó el diseño en 1682 y José de Arroyo. Las líneas básicas de este proyecto fueron mantenidas por Teodoro Ardemans cuando se hizo cargo de las obras en 1684.
Pedro de Ribera fue encargado de realizar el puente actual en el año 1715. Sin embargo, no se retomó el proyecto hasta 1718, cuando el corregidor Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, marqués de Vadillo, se propuso terminar la obra. Estas comenzaron en 1719 y concluyeron en 1732.
El puente, con un diseño barroco, se compone de una parte central formada por nueve arcos de medio punto con sólidos contrafuertes y tambores que se rematan en balconcillos. El tablero tiene un ancho de 4,95 metros.
En la zona central se encuentran dos hornacinas o templetes adornados con elementos churriguerescos y que contienen las estatuas en piedra caliza de los patrones de Madrid, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, realizadas en 1723 por el escultor Juan Alonso Villabrille y Ron con la colaboración de Luis Salvador Carmona. ​
En cada extremo del tablero se extienden sendas rampas que enlazan con cada una de las orillas. En el lateral correspondiente a la glorieta de Pirámides otras dos rampas, transversales al puente, daban antiguamente acceso a los lavaderos y huertas situados en la orilla del río. Llamativos son también los obeliscos que incluyó en el siglo xix el arquitecto Francisco Javier de Mariategui en el extremo norte, así como las dos fuentes que diseñó Ribera en la parte más cercana al centro de la ciudad.
                                                                         Hornacina con San Isidro

Hornacina con Sta. Mª de la Cabeza 

Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat 
Es una iglesia de estilo barroco localizada en la calle de San Bernardo de Madrid.
Fue fundada por Felipe IV para dar acogida a los monjes castellanos procedentes del monasterio de Montserrat que llegaban huyendo de la insurrección en Cataluña. El monasterio de Montserrat era el principal centro benedictino de Cataluña aunque pertenecía a la jurisdicción castellana de Valladolid desde el 1493, cuando Fernando el Católico envió 14 monjes de Valladolid e hizo que el monasterio pasara a depender de la congregación de esta ciudad castellana. Los monjes catalanes, que estaban molestos con que su abad fuese casi siempre castellano, aprovecharon la insurrección para expulsar con violencia a los monjes castellanos. ​
Las obras de la iglesia no comenzarían hasta 1668, reinando ya Carlos II, bajo la dirección de Sebastián Herrera Barnuevo. La aportación económica para dicha construcción fue donada por el ilustre barón de Gilet, en el Reino de Valencia, Pedro Arnaldo Llansol de Romaní, a raíz del ascenso de barón a marqués de Llansol en 1690. La fachada está inspirada en la de la iglesia del Gesú de Vignola y es considerada como la más compleja y elaborada del Barroco local. ​
Para salvar el desnivel de la calle, Herrera coloca sobre un alto basamento tres cuerpos estrechos con cuerpos mayores y menores presionados entre sí. Las pilastras son de estilo dórico, desdoblándose con frecuencia. Tras el fallecimiento de Herrera en 1671, Gaspar de la Peña seguiría con las obras sin llegar a terminar el presbiterio ni la fachada principal. Las obras serían abandonadas hasta 1716 que las retoma Pedro de Ribera al inicio de su carrera. Ribera respetó la fachada inicial aunque redecoró la puerta y los ventanales. Puede verse la diferencia entre los ventanales de Herrera y los de Ribera cotejando el ventanal clásico del ático central con el resto, adornados con copetes, veneras y otros elementos riberescos.
Al no existir los planos iniciales, se desconoce si las dos torres que en principio estaban contempladas, se debían a Herrera. Sea como fuere, su construcción no se inició hasta 1729, comenzando con la torre del lado de la epístola, y en 1731 se pasó a levantar el primer cuerpo del lado contrario, concluyéndose sólo la primera en 1740. Obra característica del dinamismo decorativo de Pedro de Ribera remata con singular chapitel, dando al conjunto la personalidad y armonía suficientes como para entrar en la historia de la arquitectura madrileña. En su parte superior se abren en cada cara sendos ventanales de medio punto flanqueados por llamativos estípites. El tejado de pizarra se corona con una arandela, una caperuza con un decorativo bulbo y el mencionado chapitel, terminado por una bola del mundo con una cruz.
El templo sólo cuenta en la actualidad con la nave de los pies y sus capillas. Los basamentos que quedan en el interior del monasterio permiten recrear la planta de una iglesia grandiosa que no llegó a ser terminada. Motivos diversos no lograron recabar los ingentes recursos para continuar una obra tan ambiciosa. Faltó construir la gran cúpula del crucero, la cabecera y las sacristías. Su cerramiento actual se realizó en 1986. El planteamiento estilístico de la nave corresponde a una fase evolucionada del barroco español del siglo XVII, consistiendo la contribución de Ribera en el revestimiento ornamental.
Detalle de la fachada principal
 

El 25 de julio de 1835 un decreto de la Reina suprimía todas las casas religiosas con menos de doce religiosos. Montserrat fue cerrado junto a otros mil conventos y monasterios españoles. El monasterio se convirtió en 1837 en prisión para mujeres con el sobrenombre de La Casa Galera, con el que sería conocida durante el siglo XIX. ​ En 1851 parte del monasterio e iglesia se cedieron a Sor Patrocinio y sus monjas concepcionistas, que fueron expulsadas en 1868. En 1918 la iglesia fue cedida a los monjes benedictinos de Santo Domingo de Silos. El 1 de agosto de 1922 siete monjes de Silos pudieron abrir al culto la nave norte de la iglesia y en 1928 la totalidad de la iglesia. La guerra civil de 1936 interrumpió bruscamente la vida de la comunidad. Los monjes buscaron refugio en casas amigas, el Frente Popular convirtió la iglesia en salón de baile. Tres monjes fueron llevados a la cárcel modelo, luego a Alicante y salvaron su vida. Otros cuatro monjes fueron martirizados. En 1939 de nuevo seis monjes de Silos ocupan el monasterio y en 1953 se les entrega también el resto del mismo que había sido ocupado por la cárcel de mujeres. En 1988, durante el priorato de Norberto Núñez, culmina una restauración completa de todos los edificios bajo la dirección de los arquitectos Antón Capitel, Antonio Riviere y Consuelo Martorell.
Pináculo del campanario
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Antonio Palomino indica que en una de sus capillas se guardaba un crucifijo en madera obra de Alonso Cano, trasladado durante la invasión napoleónica a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que en 1891 lo cedió a los capuchinos de Lecároz, Navarra. También contaba con una bella pintura, La moneda del César, de Antonio Arias Fernández, regalada por la Duquesa de Monteleón, representando a los fariseos en el momento de presentar a Jesús el denario. Este cuadro se encuentra hoy en el Museo del Prado. Otra imagen, muy venerada en esta casa, era la de Nuestra Señora del Mayor Dolor.
En la actualidad cuenta con algunas obras artísticas de mérito, destacando un gran lienzo anónimo del siglo XVIII de curiosa iconografía inmaculista y la talla de la Virgen titular, atribuida a Manuel Pereira. A los pies se encuentra una copia del Cristo de Burgos, talla popular del siglo XVIII. Como su modelo, la imagen tiene a sus pies unos huevos de avestruz que, según la tradición, fueron una ofrenda de un rico comerciante de América. En la novela "Miau" de Benito Pérez Galdós se narra el temor que impone esta imagen con su melena de pelo natural. Las pinturas de las bóvedas, historias de la vida de San Benito, fueron realizadas a comienzos del siglo XVIII por Pedro de Calabria a quien también se encargaron los escudos situados debajo del coro y un cuadro grande de San Basilio, perdido.
En su recinto fue sepultado el literato y Comendador de Calatrava, Luis de Salazar y Castro, cuyo valiosísimo archivo se conservó en el monasterio hasta 1835. Al suprimirse el monasterio esos 49 volúmenes de documentos fueron llevados a la Real Academia de la Historia.
Hace tiempo era costumbre dar un clamor con las campanas todos los días del año al anochecer, por el alma de Felipe IV, por ser esta la hora en que se les comunicó a los benedictinos la muerte del fundador.
Conocida como "el montserratico", es una construcción que según el profesor Bonet no es arquitectura para ser descrita ni fotografiada, sino para ser vista. ​ Actualmente el templo lo ocupan los benedictinos burgaleses de Santo Domingo de Silos, teniendo la condición de priorato. También alberga una residencia para mayores (anteriormente era de estudiantes). ​ 

El Real Hospicio del Ave María y San Fernando 
Es una construcción del siglo XVIII obra de Pedro de Ribera, que destaca por su fachada barroca churrigueresca, considerada obra cumbre del arquitecto y joya del barroco madrileño. Se encuentra situado en el distrito Centro de Madrid. En el siglo xx comenzó a utilizarse para exposiciones, lo que originó su reconversión en museo municipal, denominado hoy en día Museo de Historia de Madrid. 

Fundación
Tras su muerte en 1624, la congregación continuó su trabajo, fundando el Hospicio el 25 de marzo de 1668 en un pequeño local de la calle de Santa Isabel, que fue donado para tal efecto por don Juan Carvajal y Vargas, Señor del Puerto y Caballero de Calatrava (conde del Puerto).
Debido a las malas condiciones del emplazamiento, en 1674 se decidió su traslado a la calle Alta de Fuencarral, a unas casas propiedad de Carlos Goveo, donde entraron el 1 de mayo. Parece que esta refundación del Hospicio fue auspiciada por la reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV, y financiada por el camarista de Castilla Benito de Trelles, marqués de Torralba. ​
En 1721, durante el reinado de Felipe V, se decidió el derribo de estas casas, para que comenzara la construcción del edificio definitivo, sobre el diseño de Pedro de Ribera. De las construcciones anteriores se conserva tan solo la Capilla, cuya traza se debe a José de Arroyo, donde se expone el magnífico lienzo de Luca Giordano, San Fernando ante la Virgen, pintado para la misma. Las obras terminarían en 1726.

Monumento Histórico Artístico
En 1919 fue declarado Monumento Histórico Artístico, cesando en sus funciones de Hospicio en 1922. El edificio parecía condenado a su desaparición, sin embargo la intervención de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y la iniciativa de la Sociedad Española de Amigos del Arte, consiguió que en 1926 se organizara la extraordinaria “Exposición del Antiguo Madrid”. El ayuntamiento había adquirido el edificio y ordenado una profunda restauración al arquitecto Luis Bellido, con el objeto de albergar dicha muestra. Tras ella, el consistorio tomó la decisión en 1929 de crear el Museo Municipal.
En julio de 2002 comenzaron las obras de rehabilitación integral del edificio, dirigidas por el arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade, armonizando el respeto por los elementos originales con la adecuación a los criterios museográficos más modernos, con el fin de mejorar la atención al visitante. La reapertura, tras más de una década de espera, se produjo al fin el 10 de diciembre de 2014, con humedades en la fachada y con trabajos aún pendientes, como la adecuación de la capilla y el arreglo de la fachada que da a la calle Beneficencia.​
La portada, en mayo de 2014.

Fachada
La fachada, organizada como un retablo, se divide en dos cuerpos cuyo intenso movimiento se desprende de todas sus formas arquitectónicas. Estípites, óculos y rocallas generan el ritmo ondulatorio y ascensional que conduce la mirada hasta la hornacina en que se erige la escultura de San Fernando. Esta fachada parece una monumental escultura que busca un efecto escenográfico y se integra eficazmente en el tejido urbano. 

Iglesia de San Millán y San Cayetano 
Es un templo católico de la ciudad española de Madrid. De estilo barroco, está situado en el nº 15 de la calle de Embajadores.
La actual iglesia de san Cayetano tiene su origen en la iglesia del Convento de Nuestra Señora del Favor, ya desaparecido. En este lugar existió en su día un oratorio dedicado a san Marcos y a Nuestra Señora del Favor, fundado en 1612 por Diego de Vera y Ordóñez de Villaquián. El lugar de erección del oratorio fue el de unas casas de su propiedad en la calle del Oso. Treinta y dos años más tarde, el padre Plácido Mirto funda una casa de teatinos en el lugar. La iglesia quedó bajo la advocación de san Cayetano de Thiene, cofundador de la orden teatina.
En 1822, durante el trienio liberal, se decreta por parte del Gobierno el traslado de los teatinos a un convento de Zaragoza, quedando totalmente abandonado el edificio, el cual y de una manera provisional fue cedido a los frailes franciscanos de San Gil, llamados popularmente gilitos, mientras se reconstruía su convento, destruido durante la ocupación francesa. En 1836, y debido a la desamortización de Mendizábal, el propio convento pasa a ser destinado a viviendas, quedando sólo la iglesia original destinada a servicios religiosos.
En 1869 se produce el traslado de la sede de la derribada parroquia de San Millán Abad, sita en la plaza de la Cebada, a esta iglesia, creándose así la iglesia parroquial de san Millán y san Cayetano.
La iglesia resultó incendiada con latas de gasolina el 19 de julio de 1936, durante la guerra civil, por grupos de extrema izquierda. Solo quedó en pie la fachada, gracias a las labores de mantenimiento que realizó Fernando Chueca Goitia durante la guerra. ​ En 1960 una comisión de eclesiásticos y laicos que, entre otros, integraba la duquesa de Alba, aprueba la reconstrucción del templo, reabierto al culto el 6 de agosto de 1962.
En 1980 el templo fue declarado Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional. En la actualidad tiene el estatus de Bien de Interés Cultural.
La iglesia comienza a construirse en el año 1669 por el arquitecto Marcos López. Las obras son probablemente continuadas por José de Churriguera y Pedro de Ribera. Sin embargo, el templo no fue terminado hasta 1761, a cargo del arquitecto Francisco de Moradillo.
La fachada, levantada por Moradillo, fue construida en granito, componiéndose de ocho robustas pilastras rematadas con capiteles de orden compuesto. Las pilastras de los dos extremos encuadran las dos torres y entre las cuatro del centro se disponen tres arcos de acceso de medio punto. Sobre los arcos de la fachada se colocaron en hornacinas ricamente decoradas las estatuas de san Cayetano, de Nuestra Señora del Favor, y de san Andrés Avelino, realizadas en piedra por Pedro Alonso de los Ríos.
La planta es de cruz griega, constando de tres naves y cuatro capillas cerradas con sus correspondientes cúpulas, más una gran cúpula central de tambor sobre pechinas.
El interior perdió la práctica totalidad de las obras de arte que conservaba en el incendio de la Guerra Civil, incluyendo el retablo mayor. El retablo actual, realizado por Manuel Paradela Segade, imita modelos barrocos, con copias de cuadros famosos del Museo del Prado. La desnudez decorativa resalta la calidad de los detalles (ménsulas, pilastras, cornisas), y el enlucido claro dota al interior de una intensa luminosidad. En una de las capillas, bajo una sencilla lápida, se encuentra la sepultura de Pedro de Ribera, el arquitecto principal del edificio, que vivía en la casa frontera con la iglesia y fue feligrés de la misma toda su vida.
Retablo mayor
 

Capilla del Monte de Piedad de Madrid 
Situada en la Plaza de las Descalzas, fue un templo de culto católico, parte del complejo donde se situaba la entidad benéfica Monte de Piedad en el Centro de Madrid ahora propiedad de Caja Madrid. Del templo original, sólo se conserva en la actualidad la portada principal de la capilla, finalizada seguramente en 1721. Se la considera dentro del período conocido como Barroco final en España, también denominado Barroco exaltado. El Monte de Piedad fue creado en 1702 del padre Piquer, capellán del convento de las descalzas.

Características
En la portada, se observan elementos característicos del arquitecto español Pedro de Ribera al que se le atribuye su autoría, ​ como la sustitución de las columnas pilastras por estípites. Está dividida en dos partes mediante una moldura o imposta, separando la puerta del balcón. Sobre la puerta se observa un rosetón, que al igual que el vano del balcón está enrejado. Sobresaliendo en la parte más alta tenemos una estructura mural con vano donde acomodar una campana, conocido como espadaña. 

Monasterio de Santiago de Uclés 
Se halla en la localidad española de Uclés, en la provincia de Cuenca, y fue construido por la Orden de Santiago, cuya casa central (Caput Ordinis, «Cabeza de la orden») se encontraba allí. Tiene el estatus de Bien de Interés Cultural.
La fachada principal o del mediodía fue construida en 1735 por Pedro de Ribera, importante maestro barroco del foco cortesano. Destaca en esta fachada tanto su composición, a modo de fachada retablo, como su ornamentación esculpida.
En la portada aparecen dispuestas cuatro pilastras, sin sujeción arquitectónica, que actúan como elementos decorativos.
En la parte superior se hallan delfines, leones, cabezas, guerreros, trofeos, frutas y dos cruces de Santiago. Como remate, dos bustos de moros sujetos con cadenas, medio cuerpo de Santiago con la cruz maestral en la mano izquierda y una espada en la derecha en la que se lee Fidei defensio («Defensa de la fe»).
En la parte inferior figura la inscripción Caput Ordinis («Cabeza de la orden»), cruces sueltas, corona real, caballeros con trofeos y moros encadenados, exponente del dominio que se tenía sobre ellos y de la esclavitud a la que los redujeron.

Palacio de Torrecilla 
Fue en su origen un edificio de estilo churrigueresco de Madrid (España), construido entre los años 1716 y 1731 por el arquitecto Pedro de Ribera.
Situado al comienzo de la calle de Alcalá, se levantó como residencia de Félix de Salabert y Aguerri, Marqués de Torrecilla y Valdeolmos. El edificio se distribuía en tres plantas y piso bajo, y su estructura seguía las líneas habituales utilizadas por Pedro de Ribera, que fundía en un único conjunto ornamental la puerta y la balconada superior, de forma que la fachada servía de fondo al conjunto.
En el siglo XVIII fue utilizado como estación de partida para las Postas Generales, albergando en él la Fonda Peninsulares. A partir del siglo xix fue hotel de la Compañía de Diligencias Peninsulares, sede del Círculo de Bellas Artes y Centro Asturiano.
Durante la guerra civil, y dado que la Junta de Defensa estuvo situada en los bajos del vecino Ministerio de Hacienda –a la entrada de la calle de Alcalá–, la zona sufrió habituales bombardeos que destruyeron varios de los edificios contiguos, entre ellos este palacio de Torrecilla, del que solo quedó en pie la fachada que había sido protegida con sacos terreros. Después de la guerra las necesidades de espacio para los servicios administrativos del ministerio determinó la adquisición de los solares contiguos, como el palacio. Se planteó la construcción de un edificio que armonizara con el conjunto que forman los edificios de la Real Casa de la Aduana, obra de Sabatini, y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El arquitecto Miguel Durán Salgado diseñó el edificio siguiendo un estilo clasicista, que comenzó a construirse en 1944, y la portada del antiguo palacio, datada en 1730, fue integrada en el centro de la nueva construcción. 

Palacio de Miraflores​
Es un edificio de la ciudad española de Madrid, situado en el número 15 de la Carrera de San Jerónimo, en el distrito Centro.
El edificio original fue diseñado por el arquitecto Pedro de Ribera​ y construido entre 1731 y 1732. El edificio fue ampliado y remodelado según proyecto de Eduardo Gambra y Sanz​ en 1920, por lo que del palacio original sólo se conserva la fachada. Hacia 1946, siendo propiedad de la Compañía de Seguros Atlántida, experimentó de nuevo obras de restauración, acometidas por Joaquín Sainz de los Terreros. ​ Declarado «monumento histórico-artístico nacional» por real decreto el 23 de abril de 1976, ​ también ha sido conocido con el nombre «edificio Atlántida».​ Fue adquirido en 1999 por la Mutua Madrileña​ y más adelante, hacia 2007, pasó a servir como sede en Madrid de Casa Asia. ​ 

Palacio de Santoña o palacio de los duques de Santoña (antiguamente palacio de Goyeneche)
Es un palacio urbano español que se encuentra en la esquina de las calles Huertas y Príncipe, en la ciudad de Madrid. Se trata de una construcción del siglo XVI, reformada posteriormente en el siglo XVIII por el arquitecto Pedro de Ribera, y en el siglo XIX por Antonio Ruiz de Salces.
En el siglo XVI ya existía un palacio en la parcela, según el arquitecto Mariano Carderera y Ponzán, y en 1576 era propiedad de los marqueses de Fresneda y vizcondes del Fresno.
En 1593 adquiere cierta relevancia, debido a que sirvió de residencia durante algún tiempo al príncipe de Marruecos Muley Xeque, conocido como el Príncipe Negro y que después de bautizado se llamó Felipe de África.
Los planos de Witt (1635) y Texeira (1656) incluyen el palacio. 

Palacio de Goyeneche
En 1731 el antiguo caserón fue adquirido por el político y banquero Juan Francisco de Goyeneche, Marqués de Ugena. Este terrateniente navarro había acumulado una gran fortuna como banquero de Felipe V e Isabel de Farnesio en las primeras décadas del siglo XVIII.
El arquitecto de confianza de Goyeneche era José de Churriguera, pero tras su muerte en 1725, para la reforma del palacio recién adquirido se vio forzado a buscar un nuevo arquitecto. Resultó elegido Pedro de Ribera, continuador del estilo barroco de los Churriguera. Obra suya fue la portada de la calle Huertas, labrada en granito, ejemplo genuino del estilo de Ribera.
Fallecido en 1744 el marqués de Ugena, su viuda María de la Cruz Acedo siguió residiendo en el palacio hasta su muerte.
En 1800 el palacio fue alquilado por los sucesores de Goyeneche a la Contaduría del Pósito Real, siguiendo la costumbre familiar de rentabilizar sus construcciones.
Tras la guerra de la Independencia volvió a ser habitada por los condes de Saceda, pertenecientes a la poderosa familia de los Goyeneche, hasta el año 1874. Ese año es adquirido por don Juan Manuel de Manzanedo, Marqués de Manzanedo y Duque de Santoña, del que toma su nombre actual. 

Palacio de Santoña
Bajo la magnificencia de los Duques de Santoña, el palacio adquiere la categoría de los más representativos palacios del siglo XIX. A Juan Manuel de Manzanedo se debe la reforma más importante nada más adquirirlo en 1874, encomendada al arquitecto Antonio Ruiz de Salces, quien copió la portada principal en la fachada de la calle Príncipe.
El 19 de agosto de 1882 muere Juan Manuel de Manzanedo. Poco antes de su muerte llega su hija desde Cuba para, después de su muerte, denunciar a su madrastra por la herencia de su padre. Tras diez años de pleitos, en los que la duquesa viuda se vio traicionada por sus abogados y administradores, el juicio terminó con fallo a favor de la hija. En el año 1893 arruinada a consecuencia del largo proceso, y por embargo judicial, la duquesa de Santoña debe abandonar el palacio.
La propiedad pasó entonces a José Canalejas, político del Partido Liberal y presidente del Gobierno, que lo habitó hasta el día de su asesinato, el 12 de noviembre de 1912. Su viuda continuó ocupando el palacio hasta su muerte, momento en que pasó a uno de sus sobrinos, que a su vez vendió la propiedad el 6 de junio de 1933 a la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, su actual propietaria y de la cual fue sede hasta el año 2003.
El aspecto exterior del edificio muestra las trazas típicas de los palacios madrileños del siglo XVIII. Composiciones simétricas con perspectiva horizontal, combinando ladrillo con cantería, sobre todo en la portada principal, labrada en granito y con los elementos decorativos habituales hasta entonces en la madera de los retablos, que Ribera se especializó en aplicar a portadas palaciegas.
Cuando en el siglo XIX los duques de Santoña adquirieron el palacio lo adaptaron a los gustos de la época, decoración exótica con influencias orientales, que se ha conservado hasta la actualidad. En las paredes de sus estancias hay pinturas alusivas al comercio y a la industria, entremezcladas con otras relacionadas con las Bellas Artes.
Varios salones del palacio son dignos de nombrar por su valor artístico:
·       Salón de Fiestas: esta sala incluye varios cuadros atribuidos a Francisco Sans Cabot, que representan el origen del título de Santoña y una alegoría de las cuatro estaciones.
·       Salón Pompeyano: recibe el nombre del estilo en él está decorado. Las pinturas del techo y de los medallones, cuya temática incluye alegorías de las artes plásticas y retratos de artistas renacentistas, fueron obra de Manuel Domínguez.
·       La Rotonda: destaca el contraste de colores de los mármoles, así como las pinturas que la decoran, atribuidas a Plácido Francés.  

Palacio del marqués de Perales 
Es un edificio de la ciudad española de Madrid cuya construcción se remonta al siglo XVIII.
Se trata una antigua mansión nobiliaria de Madrid (España), diseñada por el arquitecto Pedro de Ribera en el siglo xviii por encargo de los marqueses de Perales del Río. ​ Se encuentra ubicado en la calle de la Magdalena. El edificio posee una portada barroca. En la actualidad es la sede de la Filmoteca Española, debido a la restauración que realizaron los arquitectos Manuel Sainz de Vicuña y García Prieto, y Manuel Sainz de Vicuña y Melgarejo en el periodo que va desde 1979 y 1983.
Cuando el marqués de Perales encarga a Pedro de Ribera diseñar un edificio de cuatro pisos en una planta, la ciudad se encuentra bajo las transformaciones del nuevo monarca borbón Felipe V. La decoración de la portada barroca con balcón superpuesto forma parte de la fachada. Su interior posee varios patios.
El edificio responde a la tipología de palacio urbano de la primera mitad del siglo XVIII. En la fachada principal, de gran sencillez de líneas, resalta la gran portada barroca obra de Pedro de Ribera, donde se superponen la puerta y el balcón, ricamente decorados y con un gran movimiento de formas y planos. Su planta casi cuadrada, entre medianerías y dos fachadas, tiene dos partes: la zona principal a la calle Magdalena y la secundaria, de menor importancia y altura, a la calle Cabeza. Sufrió una reestructuración parcial para adaptarla para la Hemeroteca Nacional entre 1979 y 1983. Entonces se mantuvo la disposición de crujías, patios y escaleras, pero la zona a la calle Cabeza se rehizo totalmente, manteniendo la misma altura y la portada se trasladó a un lateral. También se recuperó el gran sótano cubierto con bóvedas de ladrillo y galerías. En los últimos años, ha vuelto a ser reformado y rehabilitado por Javier Feduchi para sede de la Filmoteca Nacional.

La fuente de la Fama
 
Es una fuente monumental de Madrid que se encuentra en los jardines del Arquitecto Ribera, entre la calle de Fuencarral y la calle de Barceló. ​ De estilo churrigueresco, fue obra de Pedro de Ribera en 1732 y estuvo originalmente instalada en la plazuela de Antón Martín, ​ y alimentada por el viaje del Arroyo Abroñigal. ​ Según Pedro Felipe Monlau tenía cuatro caños y asignados catorce aguadores. ​
Fue encargada por el rey Felipe V «para el embellecimiento de la villa y mejora de los suministros de agua», que en 1716 encargó el proyecto al Arquitecto Mayor de las Obras Reales, Pedro de Ribera. La obra, iniciada el 14 de junio de 1731, no se concluyó hasta el 10 de mayo del año siguiente. ​Se ha conservado la leyenda de que, habiendo sido financiada mediante una subida de impuestos, el día en que fue inaugurada colgaron en ella un letrero en el que podía leerse: «Deo volente, rege survente et populo contribuente, se hizo esta fuente», es decir «Dios lo quiso, el rey lo mandó y el pueblo lo pagó».
Alfonso Begué fotografió en 1864 la errante fuente de la Fama, instalada en 1732 en Antón Martín. Según Cayetano, ​ tras trasladarse en principio al barrio de Las Peñuelas, en 1880, fue desmontada y ‘guardada’. En 1911, recurriendo a materiales de otros monumentos se colocó en el parque del Oeste, hasta que en 1941 se trasladó a los jardines del Arquitecto Ribera, junto al Museo Municipal de Madrid.
Su enclave original fue la plaza de Antón Martín, razón por la cual fue conocida inicialmente como fuente de Antón Martín. Debido a su mal estado y a que estorbaba al creciente tráfico en la plazuela, fue desmantelada en 1880. El nueve de septiembre de 1907 se decidió reconstruirla, para lo que fue necesario usar 68 sillares del desaparecido cuartel de San Gil. La obra se encomendó al poco afortunado escultor Ángel García, que introdujo algunas variaciones poco ortodoxas (además, durante su instalación en el parque del Oeste, un desprendimiento de parte del monumento mató a 7 ‘viandantes’, según recoge Guerra Chavarino). ​
En el año 1941, fue trasladada al barrio de Justicia, en los jardines que rodean el antiguo Real Hospicio de San Fernando –otra obra de Pedro de Ribera– donde luego se instaló el Museo de Historia de Madrid. ​
La fuente combina en su construcción piedra berroqueña (granito) y piedra blanca de Colmenar de Oreja, materiales habituales en los grupos escultóricos de la capital de España. El cuerpo del monumento, custodiado por cuatro delfines mitológicos que arrojan agua, se levanta sobre un pilón en forma de trébol de cuatro hojas. Estas esculturas sujetan una pilastra profusamente adornada, siguiendo la moda churrigueresca de la época. Entre los motivos ornamentales hay hornacinas con floreros y las estatuas de cuatro niños, cada uno de ellos sosteniendo una concha invertida, que actúa de parapeto sobre sus cabezas. La pilastra se estrecha en su parte superior, donde se sitúa, a modo de remate, una “Fama”, según unos, o Victoria alada, que sopla una trompeta, obra del escultor Juan Bautista. Los estudiosos especulan que se trata de una alegoría simbolizando que a pesar del triunfo, ejemplificado por la trompeta, la fama no perdura, siguiendo el precepto clásico: «Carpe diem, carpe horam [aprovecha los días, aprovecha las horas]». ​

NARCISO TOMÉ (1690-1742)
Arquitecto y escultor español, nacido en Toro. Junto con su hermano Diego esculpió en 1715 la fachada de la Universidad de Valladolid. Trabajó en Salamanca con los Churriguera.
En el 27 de octubre de 1721 fue nombrado maestro de la catedral de Toledo, a las órdenes de Teodoro Ardemans y a su muerte le sucedió como maestro mayor. En esta iglesia mayor construyó, junto con cuatro hijos suyos, el célebre Transparente (1721-1732), uno de los ejemplos más notables del barroco español. También en este templo realizó otras labores escultóricas, como el retablo marmóreo de los santos Vicente, Sabina y Cristeta que se encuentra frente al Transparente.
Narciso Tomé terminó el Transparente en 1732 y justo entonces una delegación de Orgaz le visita en Toledo para hacerle el encargo de una imagen de Jesús Nazareno, encargo que Tomé aceptó y cumplió en un plazo corto, ya que la nueva imagen llegó a Orgaz el 19 de marzo de 1733.
Conocemos el origen de la imagen y cómo fue su traslado desde Toledo a Orgaz gracias a un memorial escrito en 1734 por José Gómez Manzaneque, vecino de Orgaz, que está incluido en las "Ordenanzas, Privilegios y Concesiones de Indulgencias de la Esclavitud de Jesús Nazareno", que se conservan en el archivo parroquial de Orgaz. El memorial está fechado en Orgaz el 18 de marzo de 1734, y está legalizado por el notario apostólico don Juan de Segovia Miguel, vecino de Orgaz, y a la vez secretario de la Esclavitud de Jesús Nazareno. 

El Transparente de la catedral de Toledo 
Es una obra viva del arte barroco construida entre 1721 y 1732 por el escultor del período barroco Narciso Tomé (ayudado por sus hijos), nombrado arquitecto suplente en 1721 en esta catedral. El transparente se encuentra en el muro absidial de la catedral, en el trasaltar mayor. La obra es de estilo churrigueresco, un estilo estético iniciado por José de Churriguera (1665 - 1725). Tomé y sus hijos realizaron el Transparente de la catedral de Toledo en tiempos del arzobispo Diego de Astorga y Céspedes (1720 a 1734) y cuya tumba se halla a los pies del altar del transparente. En el ángulo inferior de la derecha puede verse una inscripción grabada en latín donde se da a conocer al autor. Traducido al castellano es como sigue:
«Narciso Tomé, Arquitecto Mayor de esta Santa Catedral Primada, delineó, esculpió y a la vez pintó por sí mismo toda esta obra compuesta y fabricada de mármoles, jaspe y bronce»
Está considerada la obra maestra de este arquitecto-escultor. Todo el grupo escultórico es estimado como composición arquitectónica más que escultórica. Desde su fabricación fue considerada una obra de opiniones en que se dio una exaltación llevada a la exageración y más tarde se la combatió hasta el aborrecimiento. En la actualidad está contemplada con mucho respeto e interés internacional. Está hecho en mármoles traídos de Génova, jaspe y bronces. La idea de hacer este transparente rompiendo el muro absidal surgió con el fin de dar luz al sagrario que se encuentra justo a su espalda. Se abrió un óculo a través de un hueco abierto en el muro. A su vez este óculo recibe la luz de los tragaluces hechos en la parte superior del ábside, de manera que el transparente queda iluminado al mismo tiempo que reparte la luz a través del óculo hacia el sagrario. Dicho óculo puede recordar al que talló Bernini sobre el altar de la Cátedra de San Pedro en Roma. Fue una técnica impuesta en el arte barroco.
La estructura está concebida a manera de retablo con dos cuerpos en altura unidos o separados por el óculo que es el símbolo del Sol con sus rayos acompañados de un séquito de angelitos dispuestos en múltiples posturas. A su alrededor se encuentran los cuatro arcángeles, y además pasajes de Gedeón y profetas que llevan en sus manos las filacterias con el texto de sus adivinaciones.
El eje de todo el grupo está compuesto de abajo a arriba en primer lugar por la mesa de altar sobre la que se realza la estatua de la Virgen de la Buena Leche, trabajada en mármol blanco de Carrara y enmarcada por columnas decoradas ampliamente con ornamentación exuberante. A continuación el óculo transparente que consiste en una vidriera adornada por un sol de bronce.
Se ven bellos relieves en bronce: a la izquierda Abigaíl ofrece al rey David pan y vino para aplacarle en su enfado con Nabal; a la derecha Ajimelec entrega a David la espada de Goliat más el pan consagrado. El cuerpo superior está ocupado por la Última Cena, de tamaño ligeramente mayor que el natural, cuyo tema tiene un significado eucarístico. Más arriba pueden verse las esculturas de la Fe, la Esperanza y la Caridad.
En los laterales del grupo están las imágenes de san Eugenio y santa Leocadia a la izquierda; san Ildefonso y santa Casilda a la derecha. La obra entera presenta movimientos de líneas como corresponde a lo más espectacular del barroco español. Como culminación está la gran oquedad de la bóveda por donde entra la luz. Es una bóveda decorada con pinturas al fresco de temas bíblicos. Tiene también gran ornamentación de figuritas esculpidas en mármol y alabastro.

Fachada barroca de la Universidad de Valladolid (España)
Fue construida entre 1716-1718, bajo la dirección de los Padres del Convento del Carmen Descalzo, de Valladolid, siguiendo las trazas de Fray Pedro de la Visitación y que fue debida a la ampliación y reformas llevadas a cabo en el edificio de la Universidad al haberse quedado con poco espacio para sus necesidades.
En ella se encuentran distintos grupos escultóricos de calidad y que representan alegorías de las materias que se impartían en el edificio. Es de destacar el cuerpo central, organizado por cuatro columnas gigantes y rematado por una gran peineta. En la balaustrada se disponen cuatro esculturas que representan a los reyes que favorecieron a la Universidad vallisoletana. 
El primer edificio de la Universidad del que tenemos noticias de su entidad arquitectónica es el construido a finales del siglo XV, tras el traslado de la institución desde la Colegiata hasta su nuevo emplazamiento. Constaba de un claustro de cuatro lados, al que se abrían las aulas, y una capilla tardogótica de cierta magnitud. Al claustro se entraba por una portada, también tardogótica, que se abría a la calle Librería. A principios del siglo XVIII, este edificio resultaba insuficiente, por lo que se amplió con otro claustro cuadrangular, con cuatro galerías, al que se abrían varias aulas construidas en el mismo momento. Cerrando el conjunto a la plaza de Santa María (hoy plaza de la Universidad), se realizó una interesante fachada barroca proyectada por el carmelita Fray Pedro de la Visitación y que se construyó en 1715.
Este conjunto, formado por estos dos claustros, el del siglo XV y el del XVIII, sus aulas respectivas y otras edificaciones anexas, como la capilla o la torre del reloj -construida en el siglo XIX-, subsistió hasta 1909.
En 1909, y con gran polémica, se decidió derribar el antiguo edificio (incluyendo la portada del siglo XV que se abría a la calle Librería), para construir un nuevo edificio siguiendo líneas eclécticas y proyectado por el arquitecto Teodosio Torres. De este derribo sólo se salvó la fachada barroca de Fray Pedro de la Visitación y parece ser que la idea inicial contemplaba también su destrucción. El proyecto de Torres planteaba un edificio universitario con dos claustros, como el preexistente. Su organización se efectuaba mediante una caja de escalera situada entre ambos claustros y un gran vestíbulo que se abría a la calle Librería. La fachada del edificio universitario a esta calle se basaba en una nueva interpretación de la fachada barroca de Fray Pedro, pero utilizando elementos decorativos provenientes del plateresco, barroco, neoclasicismo y grandes huecos propios de la mentalidad higienística de la época. A un lado de la fachada se encontraba la torre del observatorio y al otro, la nueva torre del reloj que solucionaba la esquina entre la plaza de la universidad y la calle librería.
El escudo de la Universidad esculpido en la fachada.
 

El proyecto poseía algunos problemas no solucionados: se construía una grandiosa fachada representativa a una calle estrecha como era la de la librería, por lo que estaba ahogada, y la fachada barroca se encontraba incorporada al edificio de manera muy torpe. El edificio de Torres se incendió en abril de 1939 y al ser reparado se añadió la actual escalera principal, obra de Constantino Candeira e inaugurada en 1942. A esta escalera se accede desde la fachada barroca, con lo que esta queda más integrada en el edificio de Teodosio Torres.
Concebida en dos cuerpos, está realizada con piedra caliza de la vecina población de Campaspero, presenta un marcado carácter horizontal, contrastado por la articulación en vertical de pilastras corintias, entre las que se sitúan amplios ventanales, que en el segundo piso quedan precedidos por una balconada corrida de hierro, obra de Francisco Núñez.
El eje central de la fachada acentúa esta verticalidad mediante cuatro columnas corintias de orden gigante sobre alto pedestal, dos a cada lado de la portada, entre las que se dispone cuatro hornacinas con estatua que alegorizan las Ciencias y las Letras. A los lados de la puerta, en el piso inferior, la Retórica y la Geometría, y en el superior la Teología, flanqueada por la Ciencia Canónica y la Ciencia Legalis. En el ático, sobre las columnas, se dispone la Astrología, la Medicina, la Filosofía y la Historia.
Por encima, un frontispicio, que repite la articulación de la parte inferior, alberga la estatua de la Sabiduría, -una matrona pisando a la ignorancia-, y remata en un ondulante frontón abierto en un óculo.
La realización escultórica es obra de la familia Tomé, en la que interviene tanto Antonio, el padre, como los hijos, Narciso y Diego.
La decoración se completa con guirnaldas, tarjetas y escudos, tarea en la que intervienen Alonso Carnicero, Manuel Gutiérrez, Juan de Lazbal, Francisco de Lazbal y Manuel Barredo.
El escudo de la Universidad, con el Árbol de la Ciencia y la tiara -emblema del carácter pontificio de la Universidad- se sitúa en el centro.
La fachada remata con un movido entablamento y balaustrada, sobre la que emergen las estatuas de los reyes protectores de esta Universidad: Juan I, Alfonso VIII, y Enrique III de Castilla y el rey Felipe II de España.
Un espacioso atrio, delimitado por dieciocho columnas rematadas con figuras de leones sosteniendo el escudo real, precede a la fachada y contribuye a su mejor contemplación. Entre los estudiantes existe la superstición de que quien cuenta estos leones, jamás terminará sus estudios.
La Unidad Técnica de Arquitectura de la UVA planteó la posibilidad de sustituir las esculturas de la fachada por réplicas para poder conservar las originales en un museo. La situación de la fachada es grave, aunque no tan urgente como si corriera riesgo de derrumbe, ya que la mayor parte de los desprendimientos que motivaron el vallado del perímetro pertenecían a la restauración que se hizo 25 años atrás, y que se mostró, con el tiempo, poco adecuada para este tipo de piedra y el clima de la ciudad. La fachada, además, está orientada al norte, y algunas de las figuras, sobre todo las situadas por encima de la balaustrada, sufren grandes contrastes de temperatura.
A modo de prevención, está previsto que se instale un sistema electrostático antiaves para intentar evitar en lo posible los problemas derivados de la presencia de palomas en el friso de la fachada, ya que sus excrementos han dañado gravemente grandes zonas del monumento, especialmente en los grupos escultóricos. Por otro lado, también se va a acometer lo que se conoce como cámara bufa, que permitirá que la humedad que se acumula en la base de la fachada, por debajo del nivel del suelo, y que después asciende por toda la pared dañándola, se evapore. Esto aliviará, cara al futuro, el sufrimiento de la piedra y evitará daños mayores.​

 




 

 

Bibliografía
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