miércoles, 8 de septiembre de 2021

Capítulo 42 - Catedral de Sevilla - Segunda Parte

 Siglos XV y XVI 

Catedral de Sevilla Segunda Parte

Capillas del lado sur
Las capillas del lado sur se encuentran divididas en 2 grupos por la puerta de San Cristóbal. En el primer grupo, comenzando desde la fachada este, se encuentran la Capilla del Mariscal, Antesacristia, Capilla de los Dolores y Capilla de San Andrés. En el segundo, Capilla de la Virgen de la Antigua que es de mayor dimensión que las demás, Capilla de San Hermenegildo, Capilla de Santa Ana y Capilla de San Laureano que entra en contacto con la fachada oeste. En las cercanías de la Puerta de San Cristóbal se ubican el altar de la Piedad, el altar de la Concepción y el monumento a Cristóbal Colón. 

Capilla del Mariscal.
El patronazgo de esta Capilla se debe su nombre a don Diego Caballero, rico mercader y armador de buques, Mariscal de la Isla de la Española, el cual entregó al Cabildo de la Catedral de Sevilla en 1.553, la nada despreciable suma de 26.000 maravedíes para fundar una capellanía y construir el retablo pictórico que persiste en la actualidad, sin duda una joya del arte renacentista.

Entrada a la Capilla del Mariscal. 

El retablo es obra del pintor flamenco Pedro de Campaña, en colaboración con Antonio de Alfián, y consta en total de diez tablas. En el banco o parte inferior, a la izquierda un retrato de Diego Caballero, su hijo y su hermano Alonso, en el centro Jesús entre los doctores, a la derecha otro retrato de doña Leonor de Cabrera (esposa de don Diego) y su hermana doña Mencía (esposa de Alonso), con sus hijas. 

Don Diego Caballero, su hijo y su hermano Alonso.

Doña Leonor de Cabrera, doña Mencía y sus hijas. 

En el cuerpo principal, la tabla central representa La Purificación de la Virgen, también conocida como La Presentación de Jesús en el Templo; en ella, Pedro de Campaña recrea grabados de Durero y Rafael, realizando una de las mejores composiciones de la pintura renacentista española. El conjunto de figuras femeninas que intervienen en esta escena tiene una significación alegórica, ya que cada una de ellas simboliza las virtudes que habían de adornar a la Virgen en su vida futura; así se pueden identificar a la Caridad, Templanza, Justicia, Fortaleza, Prudencia, Fe y Esperanza.

Retablo de la Capilla del Mariscal. Diego de Campaña, siglo XVI.
Calle izquierda del retablo. Santo Domingo (arriba) y  
Santiago en la batalla de Clavijo (abajo).
Calle derecha del retablo. La imposición de la casulla a san Ildefonso (abajo) y 
La estigmatización de san Francisco (arriba).
Tema central del retablo: La Purificación de la Virgen o 
Presentación de Jesús en el Templo.
Vista del retablo desde los pies del mismo.
 

A la izquierda de la tabla principal encontramos a Santo Domingo (arriba) y al políticamente incorrecto en la actualidad Santiago en la batalla de Clavijo (abajo); a la derecha, La imposición de la casulla a san Ildefonso (abajo) y La estigmatización de san Francisco (arriba). En el ático vemos La Resurrección y, más arriba, en el remate, El Calvario.
La magnífica reja que cierra esta capilla fue realizada en 1.555 por Pedro Delgado, siguiendo un diseño de Martín de Gaínza; en su remate figura una soberbia representación del Santo Entierro.

Capilla de san Andrés o del Sagrado Corazón.
El elemento artístico más importante de este espacio es sin duda el Cristo de la Clemencia o Cristo de los Cálices (1.603), escultura de madera policromada de Martínez Montañés, obra cumbre de la escultura barroca; se trata de un bello crucificado que inspira una enorme serenidad. Tiene la particularidad de estar unido a la cruz con cuatro clavos en lugar de los tres habituales.

Vista frontal de la Capilla de San Andrés.
Cristo de la Clemencia o de los Cálices. Martínez Montañés.
 

A la derecha se encuentran cuatro sepulcros góticos de gran antigüedad (sobre 1.400), realizados en el taller toledano del escultor Ferrán González. En ellos están enterrados Alvar Pérez de Guzmán, Adelantado y Almirante Mayor de Castilla, su padre, su esposa, Elvira de Ayala, y su hijo.
Cuelgan también dos cuadros de gran interés atribuidos a Lucas Jordán que fueron pintados alrededor de 1.700, en el primero se representa El traslado del Arca de la Alianza y en el segundo El Cántico de la profética María, es decir la escena en la que la hermana de Moisés canta acompañada de otras mujeres israelitas en acción de gracias por haber podido atravesar el Mar Rojo. En la parte superior está colocada una copia del Martirio de san Andrés, de Juan de Roelas; el original se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.  

Capilla de los Dolores o de santo Tomé.
En el muro frontal se encuentra el sepulcro del que fuera arzobispo de Sevilla, cardenal Marcelo Spínola, representado en actitud de oración sobre un fondo de relieve con una representación de la Inmaculada; fue esculpido por Joaquín Bilbao en 1.906. 

Retablo barroco de la Capilla de los Dolores.
Virgen de los Dolores.
 

En la parte superior de la capilla cuelga una soberbia pintura de Valdés Leal, Los Desposorios de la Virgen y san José, fechada en 1.657. Otros cuadros de interés que adornan esta capilla son La Negación de San Pedro y El Entierro de Cristo, obras francesas anónimas del siglo XVII, y Jacob bendiciendo a sus hijos, pintura flamenca también del XVII, atribuida a Pieter van Lint. 

Sacristía de los Cálices.
Es un recinto donde se expone una selección de las mejores pinturas que posee la Catedral. Esta sacristía es de planta rectangular y cubierta con bóveda gótica; la inició Alonso Rodríguez en 1.509, intervino en ella Juan Gil de Hontañón y, después de varios años de inactividad constructiva, trabaja en la obra Diego de Riaño, desde 1.532 hasta su muerte en 1.534. La concluyó en 1.537 Martín de Gaínza.

Entrada a la sacristía de los cálices
Vista de la Sacristía de los Cálices desde la puerta de entrada.
 

En el frente de esta Sacristía se abren dos pequeñas capillas-oratorios cuyas puertas flanquean la pintura Santa Justa y Santa Rufina, de Francisco de Goya, fechada en 1.817. Primitivamente ocupaba el lugar actual del Cristo de la Clemencia, pero cuando éste llegó a la Catedral en 1.836 la pintura ocupó este nuevo emplazamiento.
Recorramos la estancia comenzando por el lado izquierdo. Primero encontramos cuatro pinturas de Alejo Fernández, encargo realizado a lo largo del año 1.510.
Los lugares de honor de la sacristía son ocupados por dos obras de pintores mundialmente reconocidos. En el muro principal, frente a la puerta.

Santa Justa y Santa Rufina. Francisco de Goya, 1.817.
Virgen del Valle o del Pozo Santo. Alonso Vázquez, 1.597.
Virgen de Gracia con san Pedro y san Jerónimo. Juan Sánchez de Castro, siglo XV.
San Pedro. Pedro Fernández de Guadalupe, 1.528.
Ecce Homo, con la Virgen y san Juan. Luis de Morales, 1.550.
 

Terminadas las pinturas, podemos admirar los cálices que dan nombre a la sacristía y que se guardan en dos vitrinas acristaladas, a ambos lados de la puerta. 

Altar de la Piedad
Situado a la izquierda de la Puerta de san Cristóbal o del Príncipe, fue donado por Alonso Pérez de Medina y su esposa, Mencía de Salazar, cuyos retratos pueden contemplarse, como era costumbre en la época, en los laterales del banco del retablo. La pintura central es de Alejo Fernández en 1.527 y representa la escena de La Piedad, con las figuras de Jesucristo, la Virgen María, José de Arimatea, María Magdalena, María de Betania y María Salomé (las Tres Marías). En el fondo se representa un amplio paisaje donde aparecen en pequeñas figuras la Magdalena a los pies de Cristo y la visita de Cristo a los patriarcas.
En los laterales del retablo figuran pinturas con san Andrés, san Miguel, Santiago y san Francisco, mientras que en el banco aparece Cristo atado a la columna con san Pedro. 
Se cierra con una reja del siglo XVI. No os puedo ofrecer fotos de momento, pues se encuentra en obras en la actualidad (febrero 2.011).

Altar de la Piedad. Vista general.
Altar de la Piedad. Pinturas del banco.
 

Altar de la Concepción.
A la derecha de la Puerta del Príncipe tenemos el Altar de la Concepción, que no debe confundirse con la Capilla de la Concepción Grande, que se encuentra también en la Catedral de Sevilla y está dedicada a la misma advocación de la Virgen María.

Altar de la Concepción. 

Destaca en este espacio la pintura principal del retablo que fue realizada por Luis de Vargas en 1.561 y representa una Alegoría sobre la Inmaculada Concepción, también llamada La Genealogía de Cristo. Los personajes que aparecen en torno al árbol de Getsé son los distintos eslabones genealógicos desde Adán hasta la Virgen. En esta obra ha sido siempre famoso el dibujo de la figura de Adán y especialmente su pierna, que constituye un gran acierto pictórico. Es conocida popularmente desde muy antiguo como Cuadro de la Gamba. El origen del nombre es el siguiente: 

Alegoría sobre la Inmaculada Concepción. Luis de Vargas, 1.561.

Se cuenta que en el siglo XVI, el maestro italiano Mateo Pérez de Alesio se encontraba en la Catedral pintando un san Cristóbal de gran tamaño, y admiraba tanto la obra de Luis de Vargas, que un día le dijo a éste: "Piu vale la tua gamba, che tutto il mio San Cristoforo" (Vale más tu pierna que todo mi San Cristóbal). De esta anécdota proviene la denominación popular. 
En los laterales del retablo figuran pinturas de san Pedro y san Pablo, mientras que en el banco aparece una representación de La Iglesia Triunfante, flanqueada por el Retrato del chantre Medina y su escudo de armas.
Está cerrado por una reja renacentista diseñada por Hernán Ruiz II, comenzada a construir por Juan Méndez y concluida por Pedro Delgado en 1.562.
Entre el Altar de la Piedad y el de la Concepción, y justo delante de la Puerta del Príncipe, tenemos uno de los lugares más visitados de la Catedral: 

Sepulcro de Cristóbal Colón.
Sepulcro de Cristóbal Colón. Al fondo, la Puerta del Príncipe. A los lados, los Altares de la Piedad y de la Concepción, y más a la izquierda, el San Cristóbal de Mateo Pérez de Alesio
Es obra de Arturo Mélida y Alinari (1.849-1.902), artista madrileño de gran renombre que llegó a ser distinguido con la Medalla de Oro de la Academia Francesa y con la Gran Cruz de la Legión de Honor por sus trabajos en la Exposición Universal de París de 1.889. Es también el autor del Monumento a Colón, en Madrid, y de numerosas pinturas. 

Detalle
 

Forman el monumento funerario cuatro reyes de armas vestidos de gala que portan a hombros el féretro de Colón. Representan a los cuatro reinos históricos de España: Castilla, León, Aragón y Navarra sobre una base de estilo azteca con numerosas inscripciones. Quería simbolizar la unión de España con las tierras de América.
Las discrepancias comienzan cuando se considera si los restos que guarda el sepulcro son los del  Almirante o no. Se disputan tal honor la República Dominicana y Sevilla.  Lo que se sabe de cierto es que Cristóbal Colón murió y fue enterrado en Valladolid en 1.506 y, en 1.509, se le dio nueva sepultura en la Cartuja de Sevilla.
Dejó escrito en su testamento la voluntad de ser enterrado en el Nuevo Mundo, deseo que no fue cumplido hasta 1.537, cuando María de Rojas y Toledo, viuda de Diego Colón, hijo, embarcó los huesos de su esposo y de su suegro rumbo a Santo Domingo. En 1.795,  España perdió en guerra contra Francia la isla de La Española, por lo que las autoridades españolas trasladaron los restos del navegante a Cuba. En 1.898 se repitió el proceso, esta vez a causa de los Estados Unidos. Nuevo viaje de los restos, que quedan finalmente depositados en la Catedral de Sevilla. 
No obstante, expertos dominicanos afirman que, en 1.877, al realizarse unas obras en la Catedral de Santo Domingo, se encontró un sarcófago de plomo con una inscripción que rezaba: “Varón ilustre y distinguido, don Cristóbal Colón”. Interpretaron que, en 1.795, los españoles se equivocaron la tumba y se llevaron los restos de Diego Colón.
Las nuevas posibilidades abiertas por los avances científicos en el estudio e identificación del ADN llevaron, en junio de 2.003, a nuevamente abrir el sepulcro sevillano. Los muy escasos restos, apenas 200 gramos de huesos, fueron confiados al Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, dirigido por el Dr. José Antonio Lorente. A su vez, éste distribuyó porciones de huesos entre los laboratorios forenses de las universidades de Santiago, Barcelona, Tor Vergatta de Roma y el Instituto Max Planck de Leipzig. Las conclusiones de los análisis del Dr. Lorente indican que los huesos tienen exactamente una antigüedad de 6.002 meses y, al comparar la secuencia de su ADN con la de los restos de Diego Colón, hermano menor del Almirante, la conclusión no ofrece la menor duda: son hijos de la misma madre y, por tanto, la sepultura de Sevilla es auténtica. 

Capilla de la Virgen de la Antigua.
Según la leyenda, antes de la conquista de Sevilla por los cristianos, un ángel condujo al Rey san Fernando al interior de la mezquita principal de la ciudad, donde, detrás de un muro que se hizo transparente, pudo ver la imagen de la Virgen de la Antigua que permanecía allí oculta desde hacía siglos. Pocos días después se rindieron las fuerzas musulmanas y san Fernando entró triunfante en la ciudad el 22 de diciembre de 1.248, siendo su primera orden rescatar la pintura de la Virgen de la Antigua de su cárcel de piedra.

Retablo de la Virgen de la Antigua. Juan Fernández Iglesias.
 
Virgen de la Antigua. Siglo XIV.
Segundo cuerpo del retablo.
 

Tiene dos entradas; una lateral, desde el Altar de la Concepción, y otra frontal que da directamente a la nave central.
El espacio de la capilla tenía en su origen la misma altura que el resto de las demás del templo, pero en el año 1.500, cuando el cardenal Diego Hurtado de Mendoza decidió situar en ella su enterramiento, ordenó elevarla y duplicar su anchura; la bóveda actual es una reconstrucción de la primitiva, realizada por Diego Antonio Díaz en 1.734.
La capilla actual está presidida por un retablo en cuyo centro hay una imagen pintada al fresco de la Virgen de la Antigua, realizada según los historiadores en el siglo XIV, sobre un muro de la antigua mezquita que ocupaba el espacio de la actual Catedral (según este dato, la leyenda de la visión de san Fernando no puede ser cierta). La Virgen sostiene a su Hijo con la mano izquierda y con la derecha una rosa, mientras que el Niño sujeta un pájaro. Sobre su cabeza dos ángeles mantienen en el aire una corona que fue realizada en 1.929 con motivo de la coronación canónica de la imagen y más arriba otro ángel muestra la inscripción Ecce Maria venit. A los pies de la Virgen y a escala muy reducida aparece la figura arrodillada de una donante que se identifica con doña Leonor de Alburquerque, esposa de don Fernando de Antequera quien, según la tradición aparecía en el lado opuesto, aunque actualmente no queda rastro de su imagen.
El retablo, diseñado por Juan Fernández de Iglesias está realizado en mármol de colores y las diferentes esculturas que posee están talladas por Pedro Duque Cornejo.
En el muro izquierdo se ubica el bello sepulcro del cardenal Diego Hurtado de Mendoza, tallado en Italia por Domenico Fancelli en 1.510. Nacido en Guadalajara sobre 1.443, el cardenal fue hijo segundón de familia noble y, por lo tanto, destinado a servir a la Iglesia, según costumbre de la época. Su tío era nada menos que don Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo y Sevilla, llamado popularmente El Gran Cardenal o El Tercer Rey, por la influencia de que gozaba en la corte de los Reyes Católicos. A este familiar uniría su carrera eclesiástica durante toda la vida. Fue deán de Sigüenza, obispo de Palencia y, en 1.487, obtuvo el arzobispado de Sevilla. Sin embargo, no pudo hacer realidad su principal deseo: el arzobispado de Toledo, que quedó vacante a la muerte de su tío. En vez de Mendoza fue nombrado un fraile confesor de la reina, llamado Jiménez de Cisneros. En el año 1.500 fue designado cardenal de Santa Sabina y patriarca de Alejandría, falleciendo en 1.502 de enfermedad pulmonar. En realidad, el cardenal Mendoza fue más ayudante de su tío y diplomático de la corte que pastor de almas.

Sepulcro del cardenal Diego Hurtado de Mendoza. 

En la peana del altar reposan los restos de otro arzobispo, Gaspar de Zúñiga y Avellaneda. Era nieto de Gutierre de Cárdenas, financiero de los Reyes Católicos, y de Teresa Enríquez, La Loca del Sacramento, de la que hablaremos más adelante cuando abordemos la iglesia del Sagrario. Obispo de Segovia primero, y de Santiago de Compostela después, solicitó la sede de Sevilla cuando la peste asoló las tierras compostelanas, solicitud que fue aprobada en un tiempo asombrosamente corto. No cayó bien este asunto entre el clero y los ciudadanos gallegos, que consideraban que Compostela tenía más categoría que Sevilla y que, por tanto, el obispo había huido por miedo a la peste. Esta enemistad fue el comienzo de la llamada Maldición Gallega, a saber: todo obispo que pase de la sede de Santiago a la de Sevilla morirá prontamente. De hecho, Zúñiga no llega a pisar Sevilla vivo, ya que, tras cumplir un encargo del rey, fallece en Jaén cuando se dirigía a tomar posesión de su cargo sevillano.
Esta "maldición" también se cumplió en el siguiente arzobispo que tuvo la ciudad, Luis Fernández de Córdoba, igualmente procedente de Santiago. Apenas duró un año escaso.

Sepulcro del arzobispo Luis de Salcedo y Azcona. 

Evitó el mal fario el ocupante del otro sepulcro (obra esculpida por Duque Cornejo) de esta capilla, el arzobispo Luis de Salcedo y Azcona. Dirigió la archidiócesis durante casi veinte años, impulsando gran cantidad de construcciones religiosas: ampliación de la Capilla de la Antigua, dos altares nuevos en la iglesia del Sagrario, un nuevo órgano para la Catedral, el altar de san Francisco de Borja de la iglesia de San Luis, la iglesia del convento de santa María de los Reyes, el altar mayor del convento de las capuchinas, destruido por un incendio años antes, el Palacio de Umbrete, construido sobre las antiguas casas de los prelados, y la iglesia de la Consolación; y si no edificó el seminario fue porque lo alcanzó la muerte, pues tenía los terrenos en Triana e incluso había nombrado ya rector y vicerrector. Sin olvidar que cada año repartía la nada despreciable cantidad de 50.000 ducados entre los menos favorecidos. Ni que decir tiene que fue en su tiempo un prelado enormemente popular.
En los laterales de la capilla aparecen una serie de pinturas que narran la historia de la Virgen de la Antigua, junto con varios pasajes y figuras de Santos; estas pinturas fueron realizadas por Domingo Martínez con la colaboración de Andrés Rubira de 1.734 a 1.738, aunque muchas de ellas son actualmente copias de escasa calidad, ya que las originales se perdieron durante un incendio en 1.889.
La Virgen de la Antigua despertó gran devoción en Cristóbal Colón y otros muchos descubridores y navegantes. Caso especial fue el de la expedición de Magallanes y Elcano: los dieciocho supervivientes de los casi 250 iniciales de la circunnavegación se postraron a sus pies apenas llegar a Sevilla tras su titánico viaje. Con tal motivo, en septiembre de 2.011,  se colocó una inscripción sobre bronce en la puerta de la capilla que recuerda el 489 aniversario de la gesta.
Las reproducciones de la pintura original de la Virgen de la Antigua fueron llevadas desde España al continente americano: Santo Domingo, Panamá, Ciudad de México, Bogotá, Tunja, Chiriví (Nuevo Colón), Lima, Cuzco, etc. La Virgen de la Antigua ocupa un lugar importante en la Catedral de México (desde 1.652), así como en la Catedral de Lima. En memoria de su vinculación con el Nuevo Mundo, las banderas de los países iberoamericanos lucen en la capilla, sobre la reja. 

Capilla de San Hermenegildo.
Fue el lugar elegido por el cardenal Juan de Cervantes para descansar eternamente. El cardenal Cervantes nació en Lora del Río (Sevilla) en el año 1.382 y fue obispo de la ciudad durante cinco años, desde 1.449 hasta 1.453. Desarrolló una intensa actividad política y diplomática en Roma, interviniendo en varios concilios, siempre a favor del papa Eugenio IV. En esa época tuvo un secretario, Eneas Silvio Piccolimini, que más tarde se convertiría en el papa Pío II, el cual, en sus memorias, califica a Cervantes como "un español austero y santo".

Sepulcro del cardenal Cervantes 

Cuando regresa a España desempeña el cargo de obispo de Ávila, Segovia y, finalmente, Sevilla. Sin embargo, el rey Juan II ya tenía su propio candidato, Rodrigo de Luna, sobrino de don Álvaro de Luna, y se molestó enormemente por no haber sido solicitado su permiso, como era preceptivo, para el nombramiento de Cervantes. El Cabildo sevillano da marcha atrás y nombra a Luna, pero el entonces papa, Nicolás V, no confirma el nombramiento. La disputa se resolvió con el nombramiento de Rodrigo de Luna como obispo de Santiago y el de Cervantes como obispo de Sevilla.
Ya en la ciudad, impulsó diversas obras en la Catedral, incluida la construcción de la Capilla de san Hermenegildo, donde reposan sus restos en el monumento funerario más artístico de toda la Archidiócesis. También se distinguió por sus obras de caridad entre los pobres.
El escultor flamenco Lorenzo Mercadante de Bretaña fue elegido para realizar, a requerimiento del Cabildo, el sepulcro del cardenal Cervantes. Tallado en alabastro entre 1.454 y 1.458, contrastó con acusado realismo los rasgos del prelado con la riqueza plástica de sus vestiduras litúrgicas, y en el túmulo confirió un tratamiento flamenco no sólo a las imágenes sino incluso a los ciervos de los escudos; es la única obra que firmó (Lorenzo Mercadante de Bretaña entallo este bulto) y por su calidad destaca entre la escultura funeraria contemporánea.
La capilla está presidida por un retablo de mediados del siglo XVIII, realizado por el ensamblador Manuel García de Santiago, figurando en su hornacina principal una escultura de san Hermenegildo, obra de Bartolomé García de Santiago, padre del anterior. 

Retablo de san Hermenegildo.
San Hermenegildo. Manuel García de Santiago, 1.752.

La pared frontal nos muestra dos pinturas de bien tamaño y aceptable calidad, atribuidas al flamenco Frans Franken II: Las Bodas de Caná y La Cena del rey Baltasar.
Las bodas de Caná. Frans Franken II, siglo XVIII.
 

De menor calidad, pero muy interesante desde el punto de vista legendario, es el pequeño retablo situado entre ambas pinturas, en el que vemos representada la crucifixión de un sacerdote barbado. Craso error, pues según la información de la Catedral no se trata de un hombre, sino de una mujer, Santa Librada.  

Leyenda de Santa Librada, patrona de las mujeres mal casadas.
En torno al personaje de Santa Librada o Santa Wilgefortis (del latín Virgo Fuerte) se tejen varias leyendas, mezcladas a veces entre sí, según se le rinda culto a la santa en un lugar u otro de Europa. La versión más extendida nos cuenta que era hija de un rey de Portugal del siglo VIII. Nació en un parto de nonellizas (nueve hermanas alumbradas de un mismo embarazo), siendo destinada por su padre (según unos cristiano, según otros arriano) a ser esposa del rey moro de Sicilia. Como no deseaba el casamiento, Librada tomó el voto de virginidad y rezó a Dios para que la convirtiera en un ser repulsivo. En respuesta a sus oraciones, le creció vello por cara y cuerpo, lo que hizo que el futuro marido, al verla, rompiera el compromiso.

Retablillo de Santa Librada. 

Otra versión nos cuenta que el remedio para evitar la boda consistió en dejar de comer. La desnutrición consiguiente provocó graves desequilibrios hormonales que se manifestaban en las uñas, muy frágiles y, sobre todo, en el crecimiento general del vello.
En cualquier caso, la historia termina con la orden de crucifixión (gran anacronismo; esta forma de ejecución desapareció con el Imperio Romano) contra la mártir, dictada por su padre.
El origen de esta leyenda se basa en una confusión, tan frecuente en historias de este tipo (recordemos, sin salir de este blog, a las once mil vírgenes o a San Expedito). Hasta el siglo XI se representaba a Jesús crucificado con largos cabellos y vestido con túnica larga, en lugar del paño de pureza habitualmente usado a partir del siglo XII. Concretamente, en la basílica de Lucca, población de la Toscana, se venera un crucifijo que representa a Jesucristo de esta manera. La leyenda afirma que fue esculpida por Nicodemo, uno de los protagonistas del descendimiento de la cruz de Jesús. Por no ser un escultor experto, no habría sido capaz de dar a la cara la forma deseada. Cansado y desilusionado, se durmió sin haber acabado el trabajo; pero al despertar la habría encontrado milagrosamente terminada por la mano de un ángel.
El crucifijo llegó en 742 en una embarcación desierta que navegaba a la deriva por el mar Tirreno, al puerto de Luni. Los vecinos de la ciudad no consiguieron abordar la nave, que no arribó definitivamente hasta la llegada del obispo de Lucca, que había sido advertido por un sueño.  Reclamado por ambas ciudades, Luni y Lucca, una serie de señales divinas indicaron que fuera conducido a Lucca.
Desde entonces, el Volto Santo (Santo Rostro o Santa Faz), procesiona cada año por las calles de la ciudad. Siglos después, en el XV, cuando los cristianos extranjeros que visitaban la ciudad lo veían extrañados y, ante la ya olvidada hagiografía del Crucificado con túnica, se interpretaba que era una representación la Santa Librada portuguesa, extendiendo su culto a sus lugares de origen.
Existe otra leyenda relacionada con la santa, portuguesa, gallega (de Baiona) o italiana, según versiones, que es la del violinista. Se cuenta que un violinista interpretó ante la imagen una pieza tan sentida que la santa le regaló uno de sus zapatos, confeccionado en oro. Confundido con un ladrón, el músico es condenado a muerte, manifestando entonces su deseo de tocar de nuevo ante la sagrada imagen. Cuando lo hace, con todo el pueblo de testigo, la santa le lanza su otro zapato, estableciendo así la inocencia del condenado. Esta es la razón por la que a menudo se representa a Santa Librada con un músico a su lado (vihuela o violín), descalza de un pie y con un zapato dorado entre ambos, como es el caso de este cuadro de la capilla de San Hermenegildo. 

Capilla de san José.
El altar neoclásico que preside esta capilla fue diseñado por el arquitecto Juan Pedro Arnal y construido entre 1.785 y 1.800, la escultura principal que representa a san José es obra de José Esteve y las restantes fueron realizadas por Alfonso Giraldo Bergaz. 

San José. José Esteve, siglo XVIII. 

En el muro de la derecha se encuentra el sepulcro del cardenal Manuel Joaquín Tarancón y Morón. Nacido en Covarrubias, Soria, en 1.782, comenzó una brillante carrera en el clero, llegando a ser Rector de la Universidad de Valladolid, desviándose más tarde a la política activa, siendo elegido durante varias legislaturas diputado por Soria y, más tarde, senador por Valladolid. Hombre muy instruido, tanto en ciencias como en letras, fue nombrado preceptor de la reina Isabel II y de su hermana Luisa Fernanda, llegando a ser nombrado senador vitalicio y concediéndosele la Gran Cruz de Carlos III. En 1.847 es nombrado obispo de Córdoba y, diez años más tarde, arzobispo de Sevilla, ya con 75 años de edad, viejo y cansado, por lo que necesitó de la ayuda de un obispo auxiliar para ejercer su pálido mandato, hasta 1.862, año en que murió.

Sepulcro del cardenal Tarancón. 

También vemos el más moderno y estilizado sepulcro de José María Bueno Monreal, arzobispo de Sevilla en 1.957, elevado a cardenal al año siguiente con 57 años de edad, jubilado en 1.982 y fallecido en 1.987. Fue el sucesor de nada menos que el cardenal Segura, viejo león de la archidiócesis sevillana que se atrevió a negarle el palio al mismísimo Franco. Hubo roces entre ellos, ya que Roma mantuvo de arzobispo a Segura, pero nombró coadjutor con plenos poderes y derecho sucesorio a Bueno Monreal; es decir, uno tenía el cargo y el otro el poder. 
Fue limando asperezas Bueno Monreal y se dedicó a una labor pastoral intensa. Con una Sevilla creciendo industrialmente, fomentó la creación de parroquias en los nuevos barrios, comenzando por Los Remedios; hasta sesenta nuevas parroquias se crearon durante su pontificado. Vivió de lleno el Concilio Vaticano II, que tantos cambios supuso en la institución de la Iglesia... y en sí mismo. De este Concilio salió el Bueno Monreal afable, liberal, pragmático, prudente, socarrón y fiel a sus sacerdotes que marcó el resto de su mandato.
Tuvo que lidiar con el espinoso asunto del Palmar de Troya, que manejó con mano izquierda, pero con firmeza. También reestructuró de forma importante la diócesis de Sevilla, que redujo a los límites geográficos provinciales. Participó en los cónclaves que eligieron a los papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Precisamente después de una cena de los obispos andaluces con Juan Pablo II, en enero de 1.982, el cardenal Bueno Monreal sufrió una trombosis que le dejó muy mermado físicamente para el resto de sus días. Aguantó en el cargo hasta los 75 años en que presentó su carta de renuncia. Falleció en Pamplona en 1.987 durante unas vacaciones y fue inhumado en esta capilla de su querida Catedral. 

Sepulcro del cardenal Bueno Monreal. 

Entre los cuadros que adornan los muros se puede destacar La Cena del rey Baltasar, obra del pintor flamenco Frans Francken, el Joven. Atribuibles a Esteban Márquez son dos apóstoles de medio cuerpo, fechables hacia 1.700. 
Las pinturas de esta capilla representan a Santa Justa y Santa Rufina, obras de un imitador de Zurbarán de hacia 1.650, Cristo y la adúltera, obra italiana del siglo XVII y El Sacrificio de Isaac de Llanos Valdés, hacia 1.660.
También se expone en esta capilla, junto al sepulcro del Cardenal Tarancón, una talla de un Cristo atado a la columna que, según apunta mi amigo Rafael Ríos, está atribuida a Ruiz Gijón. Al parecer, formaba parte del antiguo altar o monumento eucarístico que se alzaba en la catedral para la celebración del Triduo Sacro. De grandes dimensiones, la estructura de esta estructura efímera casi llegaba a tocar las bóvedas catedralicias. En el primer cuerpo se exponía la Custodia de Arfe y, en el segundo, la imagen de la que hablamos, rematándose el conjunto con el Calvario situado sobre la Puerta de la Asunción.

Cristo atado a la columna. Atribuida a Ruiz Gijón. 

Capillas del lado oeste
Altar del Nacimiento
En el retablo se encuentran varias obras del pintor de la escuela sevillana Luis de Vargas que se realizaron a partir de 1555. La escena central corresponde a La Adoración de los Pastores, uno de sus mejores trabajos de clara influencia italiana. Esta representación sirvió de base para elaborar una vidriera por la casa Maumejean que está situada en la Capilla de San José de esta catedral. El resto de las pinturas corresponden a La Anunciación, La Presentación, San Juan, San Lucas, San Mateo, San Marcos y La Adoración de las Reyes. 
Altar de Nuestra Señora de la Cinta
En este altar se encuentra una escultura en barro cocido y policromado de la Virgen de la Cinta que está atribuida al escultor Lorenzo Mercadante y se cree que fue realizada en fecha próxima a 1470. ​ La imagen posee una larga cinta en torno a su cintura, la cual simboliza consuelo, remedio y protección.
El origen de esta advocación mariana es muy antiguo. Según la leyenda publicada en 1714 por Fray Felipe de Santiago, un zapatero de nombre Juan Antonio invocó a la virgen por tener un intenso dolor en el costado. Poco después encontró una cinta en el suelo, y al ceñírsela el dolor desapareció inmediatamente. ​ 

Capilla de San Isidoro
En su interior se sitúa un retablo realizado por Bernardo Simón de Pineda con esculturas de autor desconocido que representan a San Isidoro, San Leandro, San Francisco y San Diego de Alcalá. La reja exterior fue realizada en Amberes en 1660.

Altar de la Virgen del Madroño
Contiene una composición escultórica realizada en piedra policromada en la que se representa a la Virgen con el Niño. A sus pies un ángel arrodillado en actitud de admiración. Se cree que el conjunto fue realizado por Lorenzo Mercadante de Bretaña alrededor de 1455. 

Altar del Ángel de la Guarda
En este altar cuelga el bellísimo cuadro El Ángel de la Guarda, pintado por Murillo alrededor de 1655. 

Altar del Consuelo
Su elemento principal es el cuadro La Virgen del Consuelo realizado en torno a 1720 por el pintor de la escuela sevillana Alonso Miguel de Tovar. 
Altar del Niño Mudo
Recibe este nombre popularmente por una imagen del Niño Jesús que fue tallada sobre 1650, probablemente por un discípulo de Martínez Montañés. 

Capilla de San Leandro
Destaca una espléndida portada barroca en piedra tallada obra de Matías de Figueroa y Diego de Castillejo que fue realizada en 1773. En el interior se sitúa un retablo obra de Manuel de Escobar confeccionado en 1730 con tallas de Pedro Duque y Cornejo. La figura principal del mismo es San Leandro flanqueado por San Antonio Abad y San Fulgencio. En la parte superior se ve la talla de Santo Domingo de Guzmán. 

Altar de Nuestra Señora de la Alcobilla
En este altar se encuentra un retablo barroco en el que está colocada una representación escultórica de La Piedad. La Virgen tiene la advocación de Nuestra Señora de la Alcobilla y es la que da nombre al altar. Se cree que este grupo escultórico fue realizado en Alemania en torno al año 1500, y pertenecía primitivamente a la capilla privada de la familia de los Pinelos. Posteriormente fue restaurado gracias a la intermediación del canónigo José Torres Padilla y finalmente se colocó en el sitio que ahora ocupa. La iconografía tiene algunos detalles peculiares que se repetirían mucho en otras representaciones posteriores. La Virgen coge solamente uno de los brazos de Jesucristo, cuya cabeza cae con violencia. 
Altar de la Visitación
En 1566 el pintor Pedro de Villegas recibió el encargo de realizar el retablo de esta capilla que fue costeado por el capellán de la catedral Diego de Bolaños el cual aparece representado en el banco del mismo junto a sus familiares.
El espacio central está dedicado a una pintura de La Visitación, es decir representa la visita de la Virgen María embarazada de Jesús a su prima Santa Isabel que estaba a su vez embarazada de San Juan Bautista. Está flanqueado por las imágenes de San Blas, El bautismo de Cristo, Santiago y San Sebastián. Este conjunto nos muestran las claras influencias manieristas y flamencas que existen en la obra de Villegas.
En el banco se puede contemplar un relieve de San Jerónimo fechado en 1566 que se considera una de las mejores obras del escultor Jerónimo Hernández. ​ 

Capilla de los Jácomes
En el interior de esta capilla, conocida como de los Jácomes o de Nuestra Señora de las Angustias, se levanta un retablo con un esquema francamente barroco tallado por Francisco Dionisio de Ribas entre 1658 y 1660, en cuyo cuerpo central se encuentra el lienzo de La Piedad, también denominado de Nuestra Señora de las Angustias, pintado por Juan de Roelas y datado alrededor de 1609.
Esta pequeña capilla se edificó después de 1650, para la veneración del citado cuadro que gozaba de gran devoción en la ciudad, aprovechando el vacío dejado por la pila bautismal que se había trasladado a su actual ubicación, cuando se abrió en ese emplazamiento una puerta de comunicación con la iglesia del Sagrario.
En 1658 la viuda y los herederos del comerciante de origen flamenco Adrián Jácome solicitaron del cabildo la adjudicación de esta capilla para enterramiento de la familia Jácome y el día 8 de agosto se formalizó la cesión, a cambio de una cantidad en metálico y el exorno de la capilla. 

Capillas del lado norte
Capilla de San Antonio
Es la Capilla Bautismal de la catedral, en el centro se sitúa una magnífica pila bautismal renacentista del siglo XVI realizada en mármol blanco. Al fondo enmarcado por una moldura tallada de Bernardo Simón de Pineda, se encuentra el cuadro La Visión de San Antonio. Esta obra de grandes proporciones data de 1656 y es una de las creaciones cumbre de Murillo. En la parte inferior del cuadro, San Antonio en medio de la penumbra con los brazos extendidos dirige su mirada a la parte superior del lienzo donde se representa al Niño Jesús en el centro de una intensa luz y rodeado por nubes y numerosos ángeles. ​
Este cuadro ha sufrido diversos avatares a lo largo de la historia, en 1810 estuvo a punto de ser robado por el mariscal Soult del ejército de Napoleón, el cabildo de la catedral consiguió hacerlo desistir entregándole a cambio El Nacimiento de la Virgen, también de Murillo, que actualmente se encuentra en el Museo del Louvre. ​ El 4 de noviembre de 1874, unos desconocidos mutilaron la obra para apoderarse de la figura de San Antonio, afortunadamente un anticuario de Nueva York se hizo con el fragmento y lo devolvió a la catedral Sevillana. Tras un proceso de restauración, volvió a exponerse en el año 1875.
En la parte superior del retablo está colocada otra obra de Murillo, El bautismo de Cristo que fue realizado en 1668. También se encuentran en esta capilla entre otros los siguientes cuadros: La Imposición del palio a San Isidoro de Lucas Valdés, cuatro pinturas que componen un ciclo sobre la creación del pintor Simón de Vos, La Creación del Mundo, La creación de los animales, La separación de la luz de las tinieblas y La separación de las aguas de la tierra. 

Capilla de Scalas
Debe su nombre a Baltasar del Río, que fue canónigo de la catedral y durante uno de sus viajes a Roma consiguió que el papa León X le nombrara obispo de la modesta diócesis de Scalas en el Reino de Nápoles. ​En 1517 el cabildo sevillano le cedió una capilla libre de patronato para que pudiera construir su mausoleo, el cual fue terminado durante su vida como se contempla aún en la actualidad. En 1531 instituyó en Sevilla un concurso literario para alentar a los jóvenes al estudio de la oratoria y la poesía. ​ En 1540 en su testamento especificó su deseo de ser enterrado allí, desgraciadamente falleció poco después en Roma el 1 de enero de 1541 y la tumba quedó vacía para siempre.
Detrás del sepulcro se ubica un retablo de mármol en el que se representa la venida del Espíritu Santo enmarcada por dos columnas corintias. En el banco diversas escenas talladas, el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, el obispo en actitud de oración y su escudo de armas. El conjunto fue realizado alrededor de 1539 y se atribuye al taller del escultor italiano Gagini de Bissone. Otra obra importante conservada en esta capilla es el relieve de la Virgen de la Granada que está atribuida a Andrea della Robbia (siglo XV), en él se representa a la Virgen con el niño acompañada por San Sebastián, San Francisco, Santa Casilda y Santo Domingo. Entre los lienzos, destaca La Adoración de los Pastores, única obra firmada por su autor, el pintor Francisco Antolínez. ​

Sepulcro de Baltasar del Río, obispo de Scalas. 

Capilla de Santiago
Lo primero que llama la atención de esta capilla es un cuadro de grandes dimensiones pintado por Juan de Roelas en 1609 en el que se representa a Santiago combatiendo contra los musulmanes en la Batalla de Clavijo, donde según la tradición su apoyo fue fundamental para que las tropas cristianas lograran la victoria. El lienzo se encuentra enmarcado en un retablo realizado por Bernardo Simón de Pineda en 1663. En la parte superior del mismo se sitúa una pintura dedicada al martirio de San Bartolomé, obra de Juan de Valdés Leal fechada en 1663.
También se encuentra el sepulcro gótico esculpido en alabastro en 1401 del arzobispo Gonzalo de Mena. Sobre el sepulcro un precioso relieve realizado en barro vidriado de la virgen con el niño que se conoce como La Virgen del Cojín, por encontrarse el niño apoyado sobre un cojín, es una obra del florentino Andrea della Robbia del siglo XV. 

Capilla de San Francisco
Destaca en el retablo el cuadro de 1657 de Francisco Herrera el Mozo, La apoteosis de San Francisco y en el remate la pintura de Valdés Leal de 1661 que representa La imposición de la casulla a San Ildefonso. 

Altar de Nuestra Señora de Belén
Destaca el retablo de Jerónimo Franco fechado en 1622 en el que se encuentra una pintura de la Virgen de Belén realizada por Alonso Cano en 1631. 

Altar de la Asunción
El altar de la Asunción o de la Concepción, ​ está presidida por un retablo dotado por Juan Cristóbal de la Puebla en el siglo XVI y donde figura un relieve con el tema principal de La Asunción de la Virgen, de autor anónimo. ​ En el banco del mismo existen retratos a cada lado, uno de don Juan Cristóbal de la Puebla con su hijo y el otro de su esposa con su hija. En el guardapolvo del retablo figuran pequeñas pinturas del Bautismo de Jesús, Santa Catalina, Ángeles Músicos, Alegorías de las Virtudes y El Padre Eterno, todas de Alonso Vázquez. 

Capilla de las Doncellas
Esta capilla también llamada de las Vírgenes, fue la sede de una cofradía dedicada a socorrer a las doncellas carentes de recursos económicos para casarse. Fue fundada por Micer García de Gibraleon en 1535.
Está iluminada por una vidriera obra de Arnao de Vergara realizada en 1543, que representa en su parte superior La Asunción de la Virgen y en la parte inferior La Virgen de la Misericordia protegiendo a las doncellas, una iconografía similar a la de la Virgen de los Mareantes con la que no se debe confundir. ​
Dentro de la capilla destaca un retablo realizado por José Rivera en 1771, en la hornacina central del mismo se representa La Anunciación de la Virgen, flanqueada por pinturas de San Bartolomé, San Pedro, Santo Tomás y Santiago el Menor. En el ático del retablo se retrata una representación del Calvario flanqueada por San Ambrosio y San Agustín.
En la parte exterior una reja de gran calidad fechada en 1579 protege la entrada. 

Capilla de los Evangelistas
Representación de Santa Justa y Rufina por Hernando de Esturmio.
El elemento principal de esta capilla funeraria es el retablo central que contiene interesantes pinturas del artista de origen neerlandés, vecino de Sevilla desde 1539, Hernando de Esturmio.
Se trata de un conjunto de 9 tablas dispuestas de la siguiente forma: En el banco Santa Catalina con Santa Bárbara, San Sebastián con San Juan Bautista y San Antonio y Santas Justa y Rufina. En el fondo de esta última tabla, entre otros detalles, puede verse La Giralda tal como era antes de su última reforma.
En el primer cuerpo La misa de San Gregorio flanqueada por San Marcos y San Lucas.
Representación de Santa Justa y Rufina por Hernando de Esturmio.
 

En el segundo cuerpo La Resurrección de Cristo en el centro y a sus lados San Juan y San Mateo. 

Capilla de la Virgen del Pilar
Esta capilla perteneció primitivamente a los caballeros aragoneses que acompañaron al rey san Fernando en la conquista de Sevilla. Desde principios del siglo XVI la dotó el mercader genovés residente en Sevilla Francisco Pinelo, sirviendo de enterramiento a su familia.
Esta capilla tiene dos altares. El principal, de estilo barroco, fechado a finales del siglo XVII, posee una escultura de excepcional valor que representa a la Virgen del Pilar, fue realizada por Pedro Millán alrededor del 1500. El segundo retablo también de finales del XVII. Tiene en su centro una escultura de San Antonio Abad flanqueada por las imágenes de Santa Inés y San Antonio de Padua.
Esta capilla está agregada a la basílica de Santa María la Mayor de Roma desde 1626. 
Otras dependencias
Casa de cuentas o sala de ornamentos
Antigua oficina de cuentas, rentas y valores del cabildo, situada junto a la sala capitular. En su interior se encuentran expuestos valiosos objetos, como el Pendón de San Fernando que se cree portaron las tropas de Fernando III de Castilla en el año 1248 durante la conquista de Sevilla. 

Antecabildo
De la Capilla del Mariscal pasamos al Antecabildo a través de un pequeño distribuidor con dos puertas, obra de Hernán Ruiz Jiménez. No son de él, en cambio, los cuatro relieves que decoran el estrecho espacio: a la izquierda Salomón y El Salvador, y a la derecha, El Rey David y La Virgen.

El rey Salomón.
El rey David
 

Del Antecabildo se sabe que fue iniciado en su traza arquitectónica por Hernán Ruiz hacia 1.560 y que fue concluido por Asensio de Maeda hacia 1.582, configurándose finalmente un recinto rectangular cubierto con bóveda de casetones. El programa iconográfico de este recinto está destinado a exaltar las virtudes que habrían de tener los eclesiásticos que se ocupaban de la economía del templo.

Antecabildo. Al fondo, las dos puertas de entrada desde el distribuidor.
Bóveda de casetones del Antecabildo.
 

En el lado derecho hay representaciones de La Justicia, Prudencia, Fortaleza, Providencia, entre las cuales aparecen relieves de Moisés conduciendo al pueblo de Israel, El castigo de Amón, Moisés obrando prodigios ante el Faraón, La ramera apocalíptica sobre la hiedra y La torre de Babel.

Muro derecho del Antecabildo.

El muro izquierdo nos muestra La Piedad, La Templanza, La Esperanza, La Caridad y relieves con La Venida del Espíritu Santo, La sabiduría con las ciencias y las artes, Jesús entre los doctores, Los Vicios con la Ira y La Justicia expulsando a los vicios. 

Muro izquierdo del Antecabildo.

En los muros frontales aparecen representaciones de Los Cuatro Evangelistas, La entrada de los animales en el Arca de Noé y El sacrificio de Noé después del diluvio.
La decoración escultórica de esta sala se atribuye con fundamento a Diego de Pesquera entre 1.575 y 1.580. 

Patio del Cabildo.
Pequeño patio interior que comunica el Antecabildo con la Sacristía Mayor y, a través de la Sala de las Columnas, con la Sala Capitular. En el centro presenta una fuente de alabastro con pequeños grifos tallados en bronce. Fue diseñado y construido por Hernán Ruiz II en 1.562.

Patio del Cabildo. Al fondo, la puerta de entrada a la Sacristía Mayor.
Patio del Cabildo. Entrada a la Sala de las Columnas.
 

Sala de las Columnas.
Sala proyectada por Hernán Ruiz II como dependencia auxiliar del Patio del Cabildo. La puerta lateral (actualmente no accesible al público) comunica con la Sala Capitular. Las obras expuestas están relacionadas con varios miembros de la familia Mendoza vinculados a la Catedral de Sevilla, cuyo linaje tuvo gran importancia histórica y cultural en la época de los Reyes Católicos.

Entrada a la Sala de las Columnas.
Columnas que dan nombre a la sala.
Sacristía Mayor.
Con forma de cruz griega de brazos muy cortos, en realidad no forma parte de la Catedral primitiva, sino que fue adosada (como todo el lateral que da al Archivo de Indias) con posterioridad.
Está rematada con una gran cúpula sostenida por columnas y pilastras, algunas de ellas labradas con talla plateresca, al igual que la cenefa que une los capiteles de las columnas a través de todo el perímetro de la sala. Los espacios entre las columnas están decorados con bóvedas en forma de abanico. La cúpula se adorna con relieves dispuestos en tres anillos, que representan el Juicio Final, con las figuras de Cristo entre la Virgen y san Juan Bautista, y una escenificación de la Corte Celestial con Profetas, Patriarcas, Santos y Ángeles; en el anillo inferior, los condenados. En las bóvedas aparecen representaciones de apóstoles y obispos.
La Sacristía Mayor fue comenzada por Diego de Riaño. A la muerte de éste, en 1.534, continuó la obra Martín de Gainza hasta 1.543, año en que se entregó. De la cantidad y riqueza de los objetos que se exhiben en esta estancia dejamos que hablen las fotografías, con sus correspondientes pies explicativos.


Cúpula de la Sacristía Mayor.
Vista de la Sacristía Mayor desde la entrada de la nave de la Epístola.

Alberga en su interior algunas de las mejores obras de arte de la catedral.
San Isidoro. Murillo.
San Leandro. Murillo
San Fernando. Pedro Roldán.
Inmaculada. Alonso Martínez.

Las Tablas Alfonsíes, obra de madera revestida en chapa de plata dorada y piedras preciosas, contienen nada menos que 320 reliquias de santos cristianos. Se considera la pieza de orfebrería gótica más importante del mundo. En los casetones del anverso figuran reliquias cubiertas por cristal de roca; en el centro y en las hojas laterales aparecen magníficos camafeos. En el reverso se disponen medallones heráldicos de Castilla y León y relieves de La Anunciación y La Adoración de los Reyes. 
Estas tablas se atribuyen tradicionalmente al platero Juan de Toledo, artífice del siglo XIII, y fueron donadas a la Catedral por Alfonso X en 1.284, con la condición de que su cuerpo descansara en la Catedral, cosa que es casi del todo cierta, ya que si bien su cuerpo recibió sepultura en la Capilla Real (igual que el de su madre, Beatriz de Suabia), su corazón y sus entrañas tienen enterramiento propio en la Catedral de Murcia.

Sala Capitular.
Como el Antecabildo, su construcción fue iniciada por Hernán Ruiz II y finalizada por Asensio de Maeda en 1.592. Tiene forma elíptica, con el suelo diseñado de igual forma que el realizado por  Miguel Ángel para la plaza del Capitolio de Roma (el Campodoglio). 
La forma de la Sala provoca una acústica que permite a los miembros del Cabildo, que se sentaban en un banco corrido que bordea toda la Sala, verse y oírse con total comodidad. Presidiendo la estancia encontramos un espléndido sillón de caoba tallada y una mesa para el Secretario, obras ambas de Diego de Velasco.
Decoran esta Sala pinturas de Pablo de Céspedes (1.592) que representan las cinco virtudes: Justicia, Fe, Esperanza, Caridad y Misericordia, virtudes que debían tener los miembros del Capítulo, que se reunían en esta sala.
Los grandes relieves verticales que figuran entre las columnas fueron realizados por Juan Bautista Vázquez, el Viejo y Diego de Velasco en torno a 1.582-1.84. Representan La Asunción de la Virgen, Dos milagros de san Juan Evangelista, La expulsión de los mercaderes del templo, El Padre Eterno con los vendimiadores, Los siete ángeles llamando a los réprobos, El éxtasis de san Juan Evangelista y La alegoría del Cordero Místico.

Vista desde la puerta de entrada.
Inmaculada, de Murillo.
 

Los relieves de formato rectangular fueron realizados en torno a 1.590 por Marcos Cabrera y representan El último sermón de Cristo, Daniel en el pozo de los leones, El Bautismo de Cristo, La tormenta en el mar Tiberiades, la parábola del sembrador, La oración del huerto, San Pedro contemplando los animales inmundos y Cristo lavando los pies a los Apóstoles. 
La decoración de la bóveda corrió a cargo de Bartolomé Esteban Murillo en 1.667 con la colocación en todo su entorno de una serie de pinturas al óleo de forma circular con la representación de ocho santos sevillanos (san Hermenegildo, san Fernando, san Leandro, san Isidoro, san Laureano, santa Justa, santa Rufina y san Pío) y una gran pintura rectangular de La Inmaculada (una de las mejores que realizó en su carrera el pintor) en el centro. 
 
LAS VIDRIERAS
En el interior de la Catedral podemos ver las vidrieras del tipo que a continuación se exponen. 
Las vidrieras de la Catedral, si nos atenemos a lo que vemos, siguen todo un programa iconográfico preconcebido, desde que Enrique Alemán coloca la primera en 1478 hasta las que realiza en 1577 Vicente Menardo.
En la Catedral tenemos un buen catálogo de vidrieras góticas, todas ellas decoradas con vivos colores como corresponde a este estilo. La estructura arquitectónica de la Catedral tiene sus peculiaridades por ello la disposición de sus vidrieras es también especial. La nave principal y brazos del crucero tienen ventanales con tres o cuatro vanos separados por columnillas y rematados por labores de tracería, el espacio que ocupan es reducido. En total hay noventa y tres vidrieras, de las que cinco son redondas y las restantes son cuadrangulares con arcos apuntados, las hay con columnas o pilastras con adornos calados en el tercio superior y en otras nada. Las primeras presentan en su primer tercio y en cada uno de sus compartimentos, la figura de un Santo, profeta, patriarca, mártir y Virgen y en su tercio superior aparecen motivos arquitectónicos. En las segundas aparecen pasajes del Nuevo Testamento. En las de la Nave central es en dónde únicamente aparecen pasajes del Antiguo Testamento. Sin embargo esta simpleza en la decoración pictórica no se da en los ventanales de vano único de las naves laterales, algunas del crucero y en las capillas, en las que aparecen composiciones más complicadas.
En las vidrieras de la Nave Central aparecen toda una serie de profetas, de acuerdo con el programa iconográfico establecido para todo el conjunto, realizado por Enrique Alemán entre 1478 y 1483, de este grupo todas contiene cuatro figuras de profetas excepto la primera del lado de la Epístola junto a la fachada oeste. Tras los destrozos del hundimiento del cimborrio, Arnao de Vergara trabaja en las dos que están situadas junto al crucero con idéntica temática que las anteriores.
De Enrique Alemán se conservan las vidrieras que hiciera para la Nave Principal y los ventanales que se abren en las capillas, estos ventanales están formados por cuatro vanos alargados, perfectos para acoger en cada uno la figura de un Santo, Apóstol, Padre de la Iglesia, Obispo o Mártir. Siendo las de la Nave Central dedicadas a los profetas.
Las vidrieras de los ventanales del Crucero son obra de Arnao de Flandes y representan figuras de Santos En el rosetón que aparece sobre la puerta de la Asunción se ven representados cuatro evangelistas. En las capillas laterales, al tener ventanales de grandes dimensiones y un solo vano, se permitieron representar escenas más complicadas, todas ellas dedicadas al Santo, Virgen o Cristo que presidiera cada retablo, excepto en la capilla de San Francisco, en la que Enrique Alemán representó a cuatro Santos Franciscanos.
En la nave lateral en las denominadas capillas del Evangelio, Enrique Alemán ha seguido con idéntica disposición, al ser ventanales de cuatro vanos alargados terminados en arco lobulado, dispuso que en cada uno de ellos se representara la figura de un Santo, en posición erguida sobre un suelo ajedrezado y colgaduras al fondo pendiendo de un templete, cuyo remate está formado por pináculos góticos y labores de nudos, todo ello en tonalidades grisáceas y algún toque de amarillo. Esto se repite en la totalidad de la serie, aunque con ciertas variantes, del mismo autor y similares características son cuatro de las vidrieras de las capillas de la nave de la Epístola. 

Nave del Evangelio
En el acceso a la parroquia del Sagrario, la iconografía que presenta la vidriera, realizada poco antes de 1478, es San Juan Evangelista, San Miguel, San Juan Bautista y San Gabriel, ésta última es de las más bellas de toda la serie. Esta vidriera ha sufrido un gran deterioro, hasta el punto de que alguna de sus figuras desapareció, siendo totalmente rehecha la de San Juan Evangelista y San Juan Bautista. San Miguel aparece con armadura, la cruz y un dragón a los pies, siendo el rostro de factura moderna al deteriorarse el primitivo, conservándose en una vidriera del Antecabildo. San Gabriel, perfectamente conservado, aparece de pie y sosteniendo un bastón y un bonito tocado en la cabeza. Sus dimensiones son de 7,85 m por 3,25m de ancho.
En la Capilla de San Antonio se encuentra la vidriera, de igual disposición y medidas que la anterior, con cuatro vanos alargados terminados en arco lobulado, representando a los cuatro evangelistas, San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. Esta vidriera es una de las más importantes de Enrique Alemán, está documentado que la realizó en 1478 y es de un alto valor artístico. Las figuras sostienen libros o cartelas, los rostros a excepción del de San Juan que se ha perdido, presentan un aire de monumentalidad y miran hacia los lados dos a dos. En general se conserva bastante bien.
En la Capilla de las Scalas, aparecen Santiago el Mayor, San Felipe, Santiago el Menor y San Felipe.
En la Capilla de Santiago al igual que en las anteriores, aparecen cuatro figuras, Santa Justa y Santa Rufina, aparecen reflejadas, como alfareras que son, con una vasija, Santa Bárbara con la torre del martirio y Santiago vestido de peregrino y dando la bendición. Esta es una vidriera muy interesante desde el punto de vista de los colores y la técnica empleados, Santa Justa destaca sobre un fondo de telas damasco azul, en contraste con la túnica verde y el manto rojo violeta. El fondo que ampara a Santa Rufina es rosa tostado, destacando el manto azul y la túnica de color rojo tostado. Santa Bárbara con manto siena con tintes rojos, túnica blanca y el cestillo rosa, destacando todo sobre un fondo de tela damasco roja. En los tres casos el cabello es amarillo plata. En cuanto a Santiago su fondo es damasco azul, el manto rojo y la túnica violeta. En general su estado de conservación es correcto si exceptuamos leves pérdidas de color en algunas de las figuras. Las medidas de las vidrieras de esta zona del Evangelio son similares.
En la Capilla de San Francisco, sus cuatro vanos los ocupan San Antonio de Padua, San Bernardino de Siena, San Francisco de Asís y San Luís de Tolosa.

Nave de la Epístola
En la Capilla de San Laureano vemos en su vidriera representadas a Santa Catalina de Alejandría, Santa Magdalena, Santa Marta y Santa Margarita, al igual que en la nave del Evangelio en esta de la Epístola las vidrieras son similares, de cuatro vanos alargados y terminadas en arco lobulado siendo sus dimensiones similares. Santa Catalina aparece con corona, espada y la rueda de su martirio y la cabeza de Maximino a los pies. Le sigue Santa Magdalena, a continuación Santa Marta aparece con una cruz y un hisopo echando agua bendita al dragón del pecado y por último Santa Margarita.
Capilla de Santa Ana, en su vidriera aparecen Santa Águeda, Santa Lucía, Santa Cecilia y Santa Inés, todas estas figuras portan sus atributos y la palma del martirio, destacando sobre un fondo de colgaduras de telas. En cuanto a la diversidad de colores, Santa Águeda tiene manto rojo y túnica tostada, Santa Lucía túnica rosa tostada y manto blanco de damasco, Santa Cecilia manto y túnica gris y Santa Inés manto azul y túnica blanca. Su estado de conservación es muy bueno excepto pequeños detalles.
En la vidriera de la Capilla de San José, aparecen San Gregorio, San Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo, los Padres de la Iglesia, los tres primeros aparecen con las vestiduras clásicas de los Obispos y San Jerónimo con su indumentaria habitual. Esta vidriera ha sufrido grandes pérdidas habiendo sido restaurada.
Capilla de San Hermenegildo, su vidriera sirve de marco para que aparezcan cuatro Santos Obispos, es muy posible que sean San Leandro, San Isidoro, San Nicolás y San Martín o San Silvestre, aunque la ausencia de atributos hace imposible aseverarlo. Esta sería la última vidriera encargada a Enrique Alemán, aunque es posible que la primitiva de la capilla de la Antigua también fuera de él, habiendo sido reemplazada por orden del arzobispo Diego Hurtado de Mendoza, cuando decide la ampliación de la capilla para situar en ella su sepulcro.
La Capilla de la Antigua cuenta con una vidriera diseñada por Virgilio Mattoni, en la que vemos a San Fernando, fue realizada en 1908 por la Real Compañía Vidriera de Munich.
En el lateral existe otra realizada por Otto Kruppel en 1930 en la que aparecen San Hermenegildo, San Jerónimo y San Eustaquio.
La Capilla de las Doncellas presenta una vidriera de un vano alargado rematado en un arco apuntado, de Arnao de Vergara de 1534, esta vidriera es de dimensiones bastante distintas a las que hemos visto, mide 5,06 metros de alto por 1,80 de ancho, y en ella presenta a la Virgen de la Misericordia amparando bajo su manto a las Doncellas en una decoración en la que abundan los motivos arquitectónicos. Otra de 7,31 por 2,15 metros representa el pasaje de la Magdalena unge los pies de Cristo La Capilla de los Evangelistas cuenta con una vidriera de Arnao de Flandes de 5 metros de alto por 1,85 de ancho, de un solo vano terminado en arco apuntado. Nos muestra en el centro, la escena del Nacimiento, San José y la Virgen arrodillados ante el Niño Jesús teniendo a ambos lados las restantes figuras de pastores con instrumentos musicales y al fondo unos ángeles portan cintas en las que se puede leer “Gloria y Excelsis Deo” y en otra “In Terra Pace”. En la parte superior de la vidriera un rompimiento de Gloria con el Padre Eterno sobre las nubes y rodeado de ángeles, enmarcando todo este remate una orla de cabecitas de pequeños ángeles. Este conjunto se conserva relativamente bien.

Capilla de San Andrés
Representa la Santa Cena, es una vidriera de un solo vano de 7,22 metros por 2,20, alargada y rematada en arco apuntado, su autor es Arnao de Flandes y es de 1555.

Capilla de la Concepción
Degollación de San Pablo, consta de un solo vano, alargada y de arco apuntado, mide 6,50 por 2 metros. Es atribuida a Vicente Menardo.

Puerta del Bautismo
Es de un vano circular de 3,65 metros de diámetro, está representada la Visitación. Obra de Vicente Menardo de 1568.
Aparece la Virgen con Santa Isabel y una sirvienta, a la izquierda se encuentra San José.

Relación de las Vidrieras que podemos ver en la Catedral.
El color identifica el periodo en el que fue realizada

El Rojo de 1.450 a 1.520

El Azul de 1.525 a 1.570

El Verde de 1.591 a 1.770

El Amarillo de 1.777 a 1.932

 

1-1 SOBRE LA PORTADA DEL SAGRARIO
San Juan Evangelista, San Miguel, San Juan Bautista y San Gabriel.
Enrique Alemán (1478)
1-2 CAPILLA DE SAN ANTONIO-SOBRE LA REJA
San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan.
Enrique Alemán (1478)
1-3 CAPILLA DE SCALAS-SOBRE LA REJA
Apóstol, Santiago el Mayor, San Felipe y Santiago el Menor (?) o San Judas Tadeo (?)
Enrique Alemán (1478)
1-4 A LA DERECHA DE LA ÚLTIMA BÓVEDA-A LOS PIES
San Pedro, San Pablo, San Juan Evangelista y San Juan Bautista.
Enrique Alemán (1478)

1-5 CAPILLA DE SANTIAGO-SOBRE LA REJA
Santa Justa, Santa Rufina, Santiago el Mayor y Santa Bárbara.
Enrique Alemán (1478)
1-6 CAPILLA DE SAN FRANCISCO-SOBRE LA REJA
San Antonio de Padua, San Bernardino de Siena, San Francisco de Asís y San Luis de Tolos.
Enrique Alemán (1478)
1-7 CAPILLA DE SAN LAUREANO-SOBRE LA REJA
Santa Catalina, Santa Magdalena, Santa Marta y Santa Margarita.

1-8 CAPILLA DE SANTA ANA-SOBRE LA REJA
Santa Águeda, Santa Lucia, Santa Cecilia y Santa Inés.
Enrique Alemán (1478-79)
1-9 CAPILLA DE SAN JOSÉ-SOBRE LA REJA
San Gregorio, San Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo.
Enrique Alemán (1479)
1-10 CAPILLA DE SAN HERMENEGILDO-SOBRE LA REJA
Cuatro Santos Obispos.
Enrique Alemán (1479)
1-11 A LA DERECHA DE LA PENÚLTIMA BÓVEDA
Jeroboán, Profeta (?), Joaquín, Joaquín.
Enrique Alemán (1478-83)
1-12 SOBRE LA CAPILLA DE LA ENCARNACIÓN
Oseas, Abraham, Elías y Aarón.
Enrique Alemán (1478-83)
1-13 A LA IZQUIERDA DE LA ÚLTIMA BÓVEDA-A LOS PIES
Miqueas, Abraham, Isaac y Amos.
Enrique Alemán (1478-83)
1-14 A LA IZQUIERDA DE LA PENÚLTIMA BÓVEDA
Abdías, Joel, Miqueas y Naum.
Enrique Alemán (1478-83)
1-15 A LA IZQUIERDA DE LA ANTE-PENÚLTIMA BÓVEDA
Daniel, Salomón, Abacuc y Matusalén.
Enrique Alemán (1478-83)
1-16 SOBRE LA CAPILLA DE LA VIRGEN DE LA ESTRELLA
Manases, Ananías (?), Jeroboam y Josafat.
Enrique Alemán (1478-83)
1-17 A LA DERECHA DE LA ANTE-PENÚLTIMA BÓVEDA
David, Jeremías, Daniel y Jeremías.
Enrique Alemán (< 1484)
2-1 A LA DERECHA DE LA TERCERA BÓVEDA-SOBRE ALTAR MAYOR
La Muerte de la Virgen.
Juan Jacques y su Taller (1511-12)
2-2 A LA IZQUIERDA DE LA TERCERA BÓVEDA-SOBRE EL ALTAR MAYOR
La Glorificación de la Virgen.
Juan Jacques y su Taller (1518-20)
03-01 EN EL CRUCERO-SOBRE LA REJA DEL ALTAR MAYOR
La Presentación de la Virgen en el templo.
Arnao de Vergara (1525-26)
03-02 EN EL CRUCERO-SOBRE LA REJA DEL ALTAR MAYOR
La Visitación.
Arnao de Vergara (1525-26)
03-03 A LA IZQUIERDA DEL CRUCERO
Encuentro de Jesús.
Arnao de Vergara (1525-26)
03-04 A LA IZQUIERDA DEL CRUCERO
Búsqueda de Jesús.
Arnao de Vergara (1526)
03-05 EN EL CRUCERO-SOBRE LA REJA DEL ALTAR MAYOR
La Anunciación.
Arnao de Vergara (1525-26)
03-06 A LA IZQUIERDA DEL CRUCERO
Jesús entre los Doctores.
Arnao de Vergara (1526)
03-07 SOBRE EL ÓRGANO DE LA IZQUIERDA
Tobías, Zacarías, Balaam y Jonás.
Arnao de Vergara (1534)
03-08 CAPILLA DE LAS DONCELLAS-EN EL MURO EXTERIOR
Virgen de la Misericordia amparando bajo su manto a las doncellas.
Arnao de Vergara (1534)
03-09 SOBRE LA PUERTA DE PALOS
San Sebastián.
Arnao de Vergara (1535)
03-10 SOBRE LA PUERTA DEL PRÍNCIPE
La Asunción de la Virgen.
Arnao de Vergara (1536-37)
04-01 SOBRE LA PUERTA DE LA CONCEPCIÓN
La Ascensión.
Arnao de Flandes (1539)
04-02 BRAZO NORTE DEL CRUCERO EN LA PRIMERA BÓVEDA (CABECERA)
San Juan, Santiago, San Andrés y San Pedro.
Arnao de Flandes (1543)
04-03 BRAZO NORTE DEL CRUCERO EN LA SEGUNDA BÓVEDA (CABECERA)
San Simón, San Bartolomé, Santiago y Santo Tomás.
Arnao de Flandes (1544)
04-04 BRAZO SUR DEL CRUCERO EN LA SEGUNDA BÓVEDA (CABECERA)
Los Cuatro Doctores de la Iglesia Latina.
Arnao de Flandes (1544)
04-05 BRAZO SUR DEL CRUCERO EN LA PRIMERA BÓVEDA (PIES)
San Leandro, San Laureano, San Isidoro y Santa Florentina.
Arnao de Flandes (1544)
04-06 SOBRE LA PUERTA DE CAMPANILLAS
San Cristóbal.
Arnao de Flandes (1546)
04-07 A LA IZUIERDA DE LA PRIMERA BÓVEDA-EN LA CABECERA
Los Cuatro Evangelistas.
Arnao de Flandes (1547)
04-08 BRAZO SUR DEL CRUCERO EN LA SEGUNDA BÓVEDA (PIES)
Santas Justa, Rufina, Bárbara y Catalina.
Arnao de Flandes (1548)
04-09 BRAZO NORTE DEL CRUCERO EN LA PRIMERA BÓVEDA (PIES)
San Leonardo, San Lorenzo, San Vicente y San Esteban.
Arnao de Flandes (1548-49)
04-10 BRAZO SUR DEL CRUCERO EN LA PRIMERA BÓVEDA (CABECERA)
Santa Inés, Santa Agueda, Santa Lucía, Santa Cecilia.
Arnao de Flandes (1549)
04-11 BRAZO NORTE DEL CRUCERO EN LA SEGUNDA BÓVEDA (PIES)
San Cosme, San Damián, San Jorge y San Hermenegildo.
Arnao de Flandes (1549)
04-12 ¿BRAZO NORTE DEL CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE LA CAPILLA DE LA ASUNCIÓN?
San Pablo, San Juan Bautista y San Roque.
Arnao de Flandes (1551)
04-13 ¿BRAZO NORTE DEL CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN?
San Mateo, San Tadeo, San Felipe.
Arnao de Flandes (1551)
04-14 ¿BRAZO SUR DEL CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE EL ALTAR DE LA SANTA CRUZ?
Tres Santos Obispos, San Nicolás, San Martín, San Silvestre.
Arnao de Flandes (1552)
04-15 A LA DERECHA DE LA PRIMERA BÓVEDA-EN LA CABECERA
Jesús con la Cruz a Cuestas.
Arnao de Flandes (1552)
04-16 CAPILLA DE SAN PEDRO-SOBRE EL MURO
San Pedro.
Arnao de Flandes (1552)
04-17 CAPILLA DE LOS EVANGELISTAS-EN EL MURO EXTERIOR
El Nacimiento.
Arnao de Flandes (1553)
04-18 CAPILLA DEL PILAR-SOBRE LA REJA
Entrada de Jesús en Jerusalén.
Arnao de Flandes (1553)
04-19 CAPILLA DE SAN FRANCISCO-EN EL MURO EXTERIOR
San Francisco recibiendo los estigmas.
Arnao de Flandes (1554)
04-20 CAPILLA DE LAS DONCELLA-SOBRE LA REJA
La Magdalena unge los pies de Cristo.
Arnao de Flandes (1554)
04-21 CAPILLA DE LOS EVANGELISTAS-SOBRE LA REJA
La Resurrección de Lázaro.
Arnao de Flandes (1554)
04-22 CAPILLA DE LA CONCEPCIÓN GRANDE-SOBRE EL MURO
Degollación de San Pablo.
Arnao de Flandes (1554)
04-23 CAPILLA DE SAN ANDRÉS-SOBRE LA REJA
La Santa Cena.
Arnao de Flandes (1555)
04-24 CAPILLA DE LOS DOLORES-SOBRE LA REJA
El Lavatorio.
Arnao de Flandes (1555)
04-25 CAPILLA DEL MARISCAL-SOBRE EL MURO
Desposorios de la Virgen.
Arnao de Flandes (1556)
04-26 TRÁNSITO A LA SACRISTÍA MAYOR-SOBRE EL MURO
La Expulsión de los Mercaderes del templo.
Arnao de Flandes (1556)
04-27 ¿BRAZO SUR DEL CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE EL ALTAR DE LA SANTA CRUZ?
Tránsito de la Virgen.
Arnao de Flandes (1556)
04-28 ¿BRAZO NORTE DEL CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE LA CAPILLA DE LA ASUNCIÓN?
La Venida del Espíritu Santo.
Arnao de Flandes (1557)
05-01 ¿BRAZO NORTE DEL CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN?
La Resurrección.
Carlos de Brujas (1558)
05-02 CAPILLA DE SANTIAGO-EN EL MURO EXTERIOR
La Conversión de San Pablo.
Vicente Menardo (1560)
06-01 SOBRE LA PUERTA DEL NACIMIENTO
La Anunciación.
Vicente Menardo (1566)
06-02 SOBRE LA PUERTA DEL BAUTISMO
La Visitación.
Vicente Menardo (1568)
06-03 CAPILLA DE SAN LAUREANO-EN EL MURO EXTERIOR
San Isidoro, San Laureano, San Leandro.
Vicente Menardo (1572)
06-04 CAPILLA REAL-BÓVEDA
El escudo de España.
Vicente Menardo (1575)
06-05 CAPILLA REAL-BÓVEDA
El escudo de España.
Vicente Menardo (1575)
06-06 SOBRE LA PUERTA DE LA ASUNCIÓN
Los Evangelistas.
Vicente Menardo (1577)

07-01/07 SALA CAPITULAR
Serie de siete vidrieras de la Sala Capitular.
Mateo Martínez (1591)
08-01 CAPILLA DE SAN ANTONIO-EN EL MURO EXTERIOR
Santas Justa y Rufina.
Juan Bautista de León (1657 o 1685)
08-02 PUERTA DEL SAGRARIO
Vidriera de los pies de la nave del Sagrario.
Bautista de León (1657-62)
08-03 PUERTA DEL SAGRARIO
Dos vidrieras pequeñas de los tramos de nave más próximos a los pies del Sagrario: cruz rematada con INRI, dos
Escaleras, calavera y tibias cruzadas.
Juan Bautista de León (1657-62)
09-01 y 09-02 CAPILLA DE SAN ISIDORO-MURO EXTERIOR
Dos vidrieras de la Capilla de San Isidoro.
Autor desconocido (¿fines del XVII?)
10-01 CAPILLA DE LOS JÁCOMES
Emblemas del Cabildo, en fachada exterior capilla Jácomes.
Francisco Gutiérrez (1777)
10-02 CAPILLA DE SAN PEDRO-MURO IZQUIERDO
Atributos de San Pedro.
Francisco Gutiérrez (1784)
10-03 CAPILLA DE LA CONCEPCIÓN GRANDE-MURO DERECHO
Anagrama mariano.
Francisco Gutiérrez (1789)
10-04 CAPILLA DE SAN LEANDRO-MURO EXTERIOR
Dos vidrieras de la Capilla de San Leandro.
Francisco Gutiérrez (1790)
10-05 CAPILLA DE LOS JÁCOMES-MURO EXTERIOR
Cuatro vidrieras de la capilla de los Jácome.
Autor desconocido (fines del XVIII)
10-06 CAPILLA DE SANTA ANA-EN EL MURO EXTERIOR
La Sagrada Familia.
Autor desconocido (fines del XVIII)
10-07 CAPILLA DE SAN HERMENEGILDO-EN EL MURO EXTERIOR
Atributos de San Hermenegildo.
Autor desconocido (1819)
11-01 CAPILLA DE SCALAS-EN EL MURO EXTERIOR
La venida del Espíritu Santo.
Casa Zettler (1880-1903)
11-02 SOBRE EL ÓRGANO DE LA DERECHA
Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel.
Casa Zettler (1908)
12-01 CAPILLA DE LA ANTIGUA-SOBRE EL RETABLO
San Fernando.
Diseño de Virgilio Mattoni y realizada por la Real Compañía de Vidrieras de Munich en 1908.

13-01 CRUCERO-SOBRE LA REJA DEL CORO
Epifanía.
Casa Zettler (1913)
13-02 CRUCERO-SOBRE LA REJA DEL CORO
Sagrada Familia.
Casa Zettler (1913)
13-03 CRUCERO-SOBRE LA REJA DEL CORO
Presentación de Jesús a los Padres de la Virgen.
Casa Zettler (1913)
13-04 A LA DERECHA DEL CRUCERO
Sagrada Familia.
Casa Zettler (1913)
13-05 A LA DERECHA DEL CRUCERO
Dormición de la Virgen.
Casa Zettler (1913).
13-06 A LA DERECHA DEL CRUCERO
Oración en el Huerto.
Casa Zettler (1913)
14-01 BRAZO SUR DEL CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA-SOBRE LA REJA DE LA CAPILLA DE LA ANTIGUA
San Hermenegildo, San Jerónimo y San Eustaquio.
Otto Kruppel de la casa Maumejean en 1930.
14-02 CAPILLA DE LOS DOLORES-SOBRE EL MURO DE ACCESO A LA SACRSITÍA DE LOS CÁLICES
Escudo del Cardenal Ilundain.
Otto Kruppel (?) de la casa Maumejean (1931)
14-03 CAPILLA DE SAN JOSÉ-EN EL MURO EXTERIOR
El Nacimiento.
Otto Kruppel (?) de casa Maumejean (1932)
 

Bibliografía
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Falcón Márquez, Teodoro (1999). La Giralda: rosa de los vientos. Diputación de Sevilla, Área de Cultura. OCLC 21872887.
Ferrand, Manuel (1981). El Retablo Mayor de la Catedral de Sevilla. Fundación El Monte. OCLC 492009674.
Jiménez Martín, Alfonso (2013). Anatomía de la catedral de Sevilla. Diputación de Sevilla. OCLC 870196564.
Jiménez Martín, Alfonso (2006). La catedral gótica de Sevilla: fundación y fábrica de la obra nueva. Universidad de Sevilla. OCLC 70766866
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Recio Mir, Álvaro (1999). Las estancias capitulares de la Catedral de Sevilla. Universidad de Sevilla, Fundación Focus Abengoa. OCLC 42932933.Ros Carballar, Carlos (1989). Los fantasmas de la Catedral de Sevilla. Editorial Castillejo. OCLC 433581732.
Valdivieso González, Enrique (1991). Guía de la Catedral de Sevilla. Guadalquivir ediciones. OCLC 27303671.
Ross McWhirter y Norris McWhirter (1976). Guinness Book of World Records. Sterling Publishing.
Donald

McFarlan y Norris McWhirter (1992). Guinness Book of Records. Bantam Books.

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