Siglos XV y XVI
Catedral
de Sevilla Segunda Parte
Capillas del lado sur
Las capillas del lado
sur se encuentran divididas en 2 grupos por la puerta de San Cristóbal. En el
primer grupo, comenzando desde la fachada este, se encuentran la Capilla del Mariscal,
Antesacristia, Capilla de los Dolores y Capilla de San Andrés. En el segundo,
Capilla de la Virgen de la Antigua que es de mayor dimensión que las
demás, Capilla de San Hermenegildo, Capilla de Santa Ana y Capilla de San
Laureano que entra en contacto con la fachada oeste. En las cercanías de la
Puerta de San Cristóbal se ubican el altar de la Piedad, el altar de la
Concepción y el monumento a Cristóbal Colón.
Capilla del Mariscal.
El patronazgo de esta
Capilla se debe su nombre a don Diego Caballero, rico mercader y armador de
buques, Mariscal de la Isla de la Española, el cual entregó al Cabildo de la
Catedral de Sevilla en 1.553, la nada despreciable suma de 26.000 maravedíes
para fundar una capellanía y construir el retablo pictórico que persiste en la
actualidad, sin duda una joya del arte renacentista.
Entrada a la Capilla del Mariscal.
El retablo es obra del
pintor flamenco Pedro de Campaña, en colaboración con Antonio de Alfián, y
consta en total de diez tablas. En el banco o parte inferior, a la izquierda un
retrato de Diego Caballero, su hijo y su hermano Alonso, en el
centro Jesús entre los doctores, a la derecha otro retrato de doña Leonor
de Cabrera (esposa de don Diego) y su hermana doña Mencía (esposa de Alonso),
con sus hijas.
Don Diego Caballero, su hijo y su
hermano Alonso.
Doña Leonor de Cabrera, doña Mencía y
sus hijas.
En el cuerpo principal,
la tabla central representa La Purificación de la Virgen, también conocida
como La Presentación de Jesús en el Templo; en ella, Pedro de Campaña
recrea grabados de Durero y Rafael, realizando una de las mejores composiciones
de la pintura renacentista española. El conjunto de figuras femeninas que
intervienen en esta escena tiene una significación alegórica, ya que cada una
de ellas simboliza las virtudes que habían de adornar a la Virgen en su vida
futura; así se pueden identificar a la Caridad, Templanza, Justicia, Fortaleza,
Prudencia, Fe y Esperanza.
Retablo de la Capilla del Mariscal.
Diego de Campaña, siglo XVI. Calle izquierda del retablo. Santo
Domingo (arriba) y Santiago en la batalla de Clavijo (abajo).
Calle derecha del retablo. La
imposición de la casulla a san Ildefonso (abajo) y La estigmatización de san Francisco (arriba).
Tema central del retablo: La Purificación
de la Virgen o Presentación de Jesús en el Templo.
Vista del retablo desde los pies del
mismo.
A la izquierda de la
tabla principal encontramos a Santo Domingo (arriba) y al
políticamente incorrecto en la actualidad Santiago en la batalla de
Clavijo (abajo); a la derecha, La imposición de la casulla a san
Ildefonso (abajo) y La estigmatización de san
Francisco (arriba). En el ático vemos La Resurrección y, más
arriba, en el remate, El Calvario.
La magnífica reja que
cierra esta capilla fue realizada en 1.555 por Pedro Delgado, siguiendo un
diseño de Martín de Gaínza; en su remate figura una soberbia representación
del Santo Entierro.
Capilla de san Andrés o del Sagrado Corazón.
El elemento artístico
más importante de este espacio es sin duda el Cristo de la
Clemencia o Cristo de los Cálices (1.603), escultura de madera
policromada de Martínez Montañés, obra cumbre de la escultura barroca; se
trata de un bello crucificado que inspira una enorme serenidad. Tiene la
particularidad de estar unido a la cruz con cuatro clavos en lugar de los tres
habituales.
Vista frontal de la Capilla de San
Andrés. Cristo de la Clemencia o de los Cálices.
Martínez Montañés.
A la derecha se
encuentran cuatro sepulcros góticos de gran antigüedad (sobre 1.400),
realizados en el taller toledano del escultor Ferrán González. En ellos
están enterrados Alvar Pérez de Guzmán, Adelantado y Almirante Mayor
de Castilla, su padre, su esposa, Elvira de Ayala, y su hijo.
Cuelgan también dos
cuadros de gran interés atribuidos a Lucas Jordán que fueron pintados
alrededor de 1.700, en el primero se representa El traslado del Arca
de la Alianza y en el segundo El Cántico de la profética María,
es decir la escena en la que la hermana de Moisés canta acompañada de otras
mujeres israelitas en acción de gracias por haber podido atravesar el Mar
Rojo. En la parte superior está colocada una copia del Martirio de san Andrés,
de Juan de Roelas; el original se encuentra en el Museo de Bellas
Artes de Sevilla.
Capilla de los Dolores o de santo Tomé.
En el muro frontal se
encuentra el sepulcro del que fuera arzobispo de Sevilla, cardenal Marcelo
Spínola, representado en actitud de oración sobre un fondo de relieve con una
representación de la Inmaculada; fue esculpido por Joaquín Bilbao en
1.906.
Retablo barroco de la Capilla de los
Dolores.
En la parte superior de
la capilla cuelga una soberbia pintura de Valdés Leal, Los Desposorios de
la Virgen y san José, fechada en 1.657. Otros cuadros de interés que adornan
esta capilla son La Negación de San Pedro y El Entierro de
Cristo, obras francesas anónimas del siglo XVII, y Jacob bendiciendo a sus
hijos, pintura flamenca también del XVII, atribuida a Pieter van Lint.
Sacristía de los Cálices.
Es un recinto
donde se expone una selección de las mejores pinturas que posee la
Catedral. Esta sacristía es de planta rectangular y cubierta con bóveda
gótica; la inició Alonso Rodríguez en 1.509, intervino en ella Juan Gil de
Hontañón y, después de varios años de inactividad constructiva, trabaja en la
obra Diego de Riaño, desde 1.532 hasta su muerte en 1.534. La concluyó en
1.537 Martín de Gaínza.
Entrada a la sacristía de los cálices Vista de la Sacristía de los Cálices
desde la puerta de entrada.
En
el frente de esta Sacristía se abren dos pequeñas capillas-oratorios cuyas
puertas flanquean la pintura Santa Justa y Santa Rufina, de Francisco de
Goya, fechada en 1.817. Primitivamente ocupaba el lugar actual del Cristo
de la Clemencia, pero cuando éste llegó a la Catedral en 1.836
la pintura ocupó este nuevo emplazamiento.
Recorramos
la estancia comenzando por el lado izquierdo. Primero encontramos cuatro
pinturas de Alejo Fernández, encargo realizado a lo largo del año 1.510.
Los lugares de honor de
la sacristía son ocupados por dos obras de pintores mundialmente reconocidos.
En el muro principal, frente a la puerta.
Santa Justa y Santa Rufina. Francisco de
Goya, 1.817. Virgen del Valle o del Pozo Santo.
Alonso Vázquez, 1.597. Virgen de Gracia con san Pedro y san
Jerónimo. Juan Sánchez de Castro, siglo XV. San Pedro. Pedro Fernández de Guadalupe,
1.528. Ecce Homo, con la Virgen y san Juan.
Luis de Morales, 1.550.
Terminadas las
pinturas, podemos admirar los cálices que dan nombre a la sacristía y que se
guardan en dos vitrinas acristaladas, a ambos lados de la puerta.
Situado a la izquierda
de la Puerta de san Cristóbal o del Príncipe, fue donado por Alonso Pérez de
Medina y su esposa, Mencía de Salazar, cuyos retratos pueden contemplarse, como
era costumbre en la época, en los laterales del banco del retablo. La pintura
central es de Alejo Fernández en 1.527 y representa la escena de La
Piedad, con las figuras de Jesucristo, la Virgen María, José de Arimatea, María
Magdalena, María de Betania y María Salomé (las Tres Marías). En el fondo se
representa un amplio paisaje donde aparecen en pequeñas figuras la Magdalena a
los pies de Cristo y la visita de Cristo a los patriarcas.
En los laterales del
retablo figuran pinturas con san Andrés, san Miguel, Santiago y san Francisco,
mientras que en el banco aparece Cristo atado a la columna con san
Pedro.
Se cierra con una reja
del siglo XVI. No os puedo ofrecer fotos de momento, pues se encuentra en
obras en la actualidad (febrero 2.011).
Altar de la Piedad. Vista general. Altar de la Piedad. Pinturas del banco.
Altar de la Concepción.
A la derecha de la
Puerta del Príncipe tenemos el Altar de la Concepción, que no debe
confundirse con la Capilla de la Concepción Grande, que se
encuentra también en la Catedral de Sevilla y está dedicada a la misma
advocación de la Virgen María.
Altar de la Concepción.
Destaca en este espacio
la pintura principal del retablo que fue realizada por Luis de Vargas en 1.561
y representa una Alegoría sobre la Inmaculada Concepción, también
llamada La Genealogía de Cristo. Los personajes que aparecen en torno al
árbol de Getsé son los distintos eslabones genealógicos desde Adán hasta la
Virgen. En esta obra ha sido siempre famoso el dibujo de la figura de Adán y
especialmente su pierna, que constituye un gran acierto pictórico. Es conocida
popularmente desde muy antiguo como Cuadro de la Gamba. El origen del
nombre es el siguiente:
Alegoría sobre la Inmaculada Concepción.
Luis de Vargas, 1.561.
Se cuenta que en el
siglo XVI, el maestro italiano Mateo Pérez de Alesio se encontraba en la
Catedral pintando un san Cristóbal de gran tamaño, y admiraba tanto la obra de
Luis de Vargas, que un día le dijo a éste: "Piu vale la tua gamba, che tutto il mio San Cristoforo" (Vale
más tu pierna que todo mi San Cristóbal). De esta anécdota proviene la denominación
popular.
En los laterales del
retablo figuran pinturas de san Pedro y san Pablo, mientras que
en el banco aparece una representación de La Iglesia Triunfante,
flanqueada por el Retrato del chantre Medina y su escudo de armas.
Está cerrado por una
reja renacentista diseñada por Hernán Ruiz II, comenzada a construir por Juan
Méndez y concluida por Pedro Delgado en 1.562.
Entre el Altar de la
Piedad y el de la Concepción, y justo delante de la Puerta del Príncipe,
tenemos uno de los lugares más visitados de la Catedral:
Sepulcro de Cristóbal Colón.
Sepulcro de Cristóbal Colón. Al fondo,
la Puerta del Príncipe. A los lados, los Altares de la Piedad y de la
Concepción, y más a la izquierda, el San Cristóbal de Mateo Pérez de
Alesio Es obra de Arturo Mélida
y Alinari (1.849-1.902), artista madrileño de gran renombre que llegó a ser
distinguido con la Medalla de Oro de la Academia Francesa y con la Gran Cruz de
la Legión de Honor por sus trabajos en la Exposición Universal de París de
1.889. Es también el autor del Monumento a Colón, en Madrid, y de numerosas
pinturas.
Forman el monumento
funerario cuatro reyes de armas vestidos de gala que portan a hombros el
féretro de Colón. Representan a los cuatro reinos históricos de España:
Castilla, León, Aragón y Navarra sobre una base de estilo azteca con numerosas
inscripciones. Quería simbolizar la unión de España con las tierras
de América.
Las discrepancias
comienzan cuando se considera si los restos que guarda el sepulcro son los del
Almirante o no. Se disputan tal honor la República Dominicana y Sevilla.
Lo que se sabe de cierto es que Cristóbal Colón murió y fue enterrado en
Valladolid en 1.506 y, en 1.509, se le dio nueva sepultura en la
Cartuja de Sevilla.
Dejó escrito en su
testamento la voluntad de ser enterrado en el Nuevo Mundo, deseo que no fue
cumplido hasta 1.537, cuando María de Rojas y Toledo, viuda de Diego Colón,
hijo, embarcó los huesos de su esposo y de su suegro rumbo a Santo Domingo. En
1.795, España perdió en guerra contra Francia la isla de La
Española, por lo que las autoridades españolas trasladaron los restos del
navegante a Cuba. En 1.898 se repitió el proceso, esta vez a causa de los
Estados Unidos. Nuevo viaje de los restos, que quedan finalmente depositados
en la Catedral de Sevilla.
No obstante, expertos
dominicanos afirman que, en 1.877, al realizarse unas obras en la
Catedral de Santo Domingo, se encontró un sarcófago de plomo con una
inscripción que rezaba: “Varón ilustre y distinguido, don Cristóbal Colón”.
Interpretaron que, en 1.795, los españoles se equivocaron la tumba y se
llevaron los restos de Diego Colón.
Las nuevas
posibilidades abiertas por los avances científicos en el estudio e
identificación del ADN llevaron, en junio de 2.003, a nuevamente
abrir el sepulcro sevillano. Los muy escasos restos, apenas 200
gramos de huesos, fueron confiados al Laboratorio de Identificación
Genética de la Universidad de Granada, dirigido por el Dr. José
Antonio Lorente. A su vez, éste distribuyó porciones de huesos entre los
laboratorios forenses de las universidades de Santiago, Barcelona, Tor Vergatta
de Roma y el Instituto Max Planck de Leipzig. Las conclusiones de los
análisis del Dr. Lorente indican que los huesos tienen exactamente una
antigüedad de 6.002 meses y, al comparar la secuencia de su ADN con la de los
restos de Diego Colón, hermano menor del Almirante, la conclusión no ofrece la
menor duda: son hijos de la misma madre y, por tanto, la sepultura de Sevilla
es auténtica.
Capilla
de la Virgen de la Antigua.
Según la leyenda, antes de la conquista de
Sevilla por los cristianos, un ángel condujo al Rey san Fernando al interior de
la mezquita principal de la ciudad, donde, detrás de un muro que se hizo
transparente, pudo ver la imagen de la Virgen de la
Antigua que permanecía allí oculta desde hacía siglos. Pocos días después
se rindieron las fuerzas musulmanas y san Fernando entró triunfante en la
ciudad el 22 de diciembre de 1.248, siendo su primera orden rescatar la pintura
de la Virgen de la Antigua de su cárcel de piedra.
Retablo de la Virgen de la Antigua. Juan
Fernández Iglesias. Virgen de la Antigua. Siglo XIV. Segundo cuerpo del retablo.
Tiene dos entradas; una
lateral, desde el Altar de la Concepción, y otra frontal que da directamente a
la nave central.
El espacio de la
capilla tenía en su origen la misma altura que el resto de las demás del
templo, pero en el año 1.500, cuando el cardenal Diego Hurtado de Mendoza
decidió situar en ella su enterramiento, ordenó elevarla y duplicar su anchura;
la bóveda actual es una reconstrucción de la primitiva, realizada por Diego
Antonio Díaz en 1.734.
La capilla actual está
presidida por un retablo en cuyo centro hay una imagen pintada al fresco de la
Virgen de la Antigua, realizada según los historiadores en el siglo XIV, sobre
un muro de la antigua mezquita que ocupaba el espacio de la actual Catedral
(según este dato, la leyenda de la visión de san Fernando no puede ser cierta).
La Virgen sostiene a su Hijo con la mano izquierda y con la derecha una rosa, mientras
que el Niño sujeta un pájaro. Sobre su cabeza dos ángeles mantienen en el aire
una corona que fue realizada en 1.929 con motivo de la coronación canónica de
la imagen y más arriba otro ángel muestra la inscripción Ecce Maria venit.
A los pies de la Virgen y a escala muy reducida aparece la figura arrodillada
de una donante que se identifica con doña Leonor de Alburquerque, esposa de don
Fernando de Antequera quien, según la tradición aparecía en el lado opuesto,
aunque actualmente no queda rastro de su imagen.
El retablo, diseñado
por Juan Fernández de Iglesias está realizado en mármol de colores y las
diferentes esculturas que posee están talladas por Pedro Duque Cornejo.
En el muro izquierdo se
ubica el bello sepulcro del cardenal Diego Hurtado de Mendoza,
tallado en Italia por Domenico Fancelli en
1.510. Nacido en Guadalajara sobre 1.443, el cardenal fue hijo segundón de
familia noble y, por lo tanto, destinado a servir a la Iglesia, según costumbre
de la época. Su tío era nada menos que don Pedro González de Mendoza, arzobispo
de Toledo y Sevilla, llamado popularmente El Gran Cardenal o El
Tercer Rey, por la influencia de que gozaba en la corte de los Reyes
Católicos. A este familiar uniría su carrera eclesiástica durante toda la vida.
Fue deán de Sigüenza, obispo de Palencia y, en 1.487, obtuvo el arzobispado de
Sevilla. Sin embargo, no pudo hacer realidad su principal deseo: el arzobispado
de Toledo, que quedó vacante a la muerte de su tío. En vez de Mendoza fue
nombrado un fraile confesor de la reina, llamado Jiménez de Cisneros. En el año
1.500 fue designado cardenal de Santa Sabina y patriarca de Alejandría,
falleciendo en 1.502 de enfermedad pulmonar. En realidad, el cardenal Mendoza
fue más ayudante de su tío y diplomático de la corte que pastor de almas.
Sepulcro del cardenal Diego Hurtado de
Mendoza.
En la peana del altar
reposan los restos de otro arzobispo, Gaspar de Zúñiga y Avellaneda. Era nieto
de Gutierre de Cárdenas, financiero de los Reyes Católicos, y de Teresa
Enríquez, La Loca del Sacramento, de la que hablaremos más adelante cuando
abordemos la iglesia del Sagrario. Obispo de Segovia primero, y de Santiago de
Compostela después, solicitó la sede de Sevilla cuando la peste asoló las
tierras compostelanas, solicitud que fue aprobada en un tiempo asombrosamente
corto. No cayó bien este asunto entre el clero y los ciudadanos gallegos, que
consideraban que Compostela tenía más categoría que Sevilla y que, por tanto,
el obispo había huido por miedo a la peste. Esta enemistad fue el comienzo de
la llamada Maldición Gallega, a saber: todo obispo que pase de la sede de
Santiago a la de Sevilla morirá prontamente. De hecho, Zúñiga no llega a pisar
Sevilla vivo, ya que, tras cumplir un encargo del rey, fallece en Jaén cuando
se dirigía a tomar posesión de su cargo sevillano.
Esta "maldición" también se cumplió en el
siguiente arzobispo que tuvo la ciudad, Luis Fernández de Córdoba, igualmente
procedente de Santiago. Apenas duró un año escaso.
Sepulcro del arzobispo Luis de
Salcedo y Azcona.
Evitó el mal fario el
ocupante del otro sepulcro (obra esculpida por Duque Cornejo) de esta
capilla, el arzobispo Luis de Salcedo y Azcona. Dirigió la archidiócesis
durante casi veinte años, impulsando gran cantidad de construcciones
religiosas: ampliación de la Capilla de la Antigua, dos altares nuevos en la
iglesia del Sagrario, un nuevo órgano para la Catedral, el altar de san
Francisco de Borja de la iglesia de San Luis, la iglesia del convento de santa
María de los Reyes, el altar mayor del convento de las capuchinas, destruido
por un incendio años antes, el Palacio de Umbrete, construido sobre las
antiguas casas de los prelados, y la iglesia de la Consolación; y si no edificó
el seminario fue porque lo alcanzó la muerte, pues tenía los terrenos en Triana
e incluso había nombrado ya rector y vicerrector. Sin olvidar que cada año
repartía la nada despreciable cantidad de 50.000 ducados entre los menos
favorecidos. Ni que decir tiene que fue en su tiempo un prelado enormemente
popular.
En los laterales de la
capilla aparecen una serie de pinturas que narran la historia de la
Virgen de la Antigua, junto con varios pasajes y figuras de Santos;
estas pinturas fueron realizadas por Domingo Martínez con la colaboración de
Andrés Rubira de 1.734 a 1.738, aunque muchas de ellas son
actualmente copias de escasa calidad, ya que las originales se perdieron
durante un incendio en 1.889.
La
Virgen de la Antigua despertó gran devoción en Cristóbal Colón y
otros muchos descubridores y navegantes. Caso especial fue el de la expedición
de Magallanes y Elcano: los dieciocho supervivientes de los casi 250 iniciales
de la circunnavegación se postraron a sus pies apenas llegar a Sevilla tras su
titánico viaje. Con tal motivo, en septiembre de 2.011, se colocó una
inscripción sobre bronce en la puerta de la capilla que recuerda el 489 aniversario
de la gesta.
Las reproducciones de la pintura original de la Virgen de la Antigua fueron
llevadas desde España al continente americano: Santo Domingo, Panamá,
Ciudad de México, Bogotá, Tunja, Chiriví (Nuevo Colón), Lima, Cuzco,
etc. La Virgen de la Antigua ocupa un lugar importante en
la Catedral de México (desde 1.652), así como en
la Catedral de Lima. En memoria de su vinculación con el Nuevo Mundo,
las banderas de los países iberoamericanos lucen en la capilla, sobre la reja.
Capilla de San Hermenegildo.
Fue el lugar elegido
por el cardenal Juan de Cervantes para descansar eternamente. El
cardenal Cervantes nació en Lora del Río (Sevilla) en el año 1.382 y fue
obispo de la ciudad durante cinco años, desde 1.449 hasta
1.453. Desarrolló una intensa actividad política y diplomática en Roma,
interviniendo en varios concilios, siempre a favor del papa Eugenio IV. En esa
época tuvo un secretario, Eneas Silvio Piccolimini, que más tarde se
convertiría en el papa Pío II, el cual, en sus memorias, califica a Cervantes
como "un español austero y santo".
Sepulcro del cardenal Cervantes
Cuando regresa a España
desempeña el cargo de obispo de Ávila, Segovia y, finalmente, Sevilla. Sin
embargo, el rey Juan II ya tenía su propio candidato, Rodrigo de Luna, sobrino
de don Álvaro de Luna, y se molestó enormemente por no haber sido solicitado su
permiso, como era preceptivo, para el nombramiento de Cervantes. El Cabildo
sevillano da marcha atrás y nombra a Luna, pero el entonces papa, Nicolás V, no
confirma el nombramiento. La disputa se resolvió con el nombramiento de Rodrigo
de Luna como obispo de Santiago y el de Cervantes como obispo de Sevilla.
Ya en la ciudad,
impulsó diversas obras en la Catedral, incluida la construcción de la Capilla
de san Hermenegildo, donde reposan sus restos en el monumento funerario más
artístico de toda la Archidiócesis. También se distinguió por sus obras de
caridad entre los pobres.
El escultor flamenco
Lorenzo Mercadante de Bretaña fue elegido para realizar, a requerimiento del
Cabildo, el sepulcro del cardenal Cervantes. Tallado en alabastro entre 1.454 y
1.458, contrastó con acusado realismo los rasgos del prelado con la riqueza
plástica de sus vestiduras litúrgicas, y en el túmulo confirió un tratamiento
flamenco no sólo a las imágenes sino incluso a los ciervos de los escudos; es
la única obra que firmó (Lorenzo Mercadante de Bretaña entallo este bulto) y
por su calidad destaca entre la escultura funeraria contemporánea.
La capilla está presidida por un retablo de mediados del siglo XVIII, realizado
por el ensamblador Manuel García de Santiago, figurando en su hornacina
principal una escultura de san Hermenegildo, obra de Bartolomé García de
Santiago, padre del anterior.
Retablo de san Hermenegildo. San Hermenegildo. Manuel García de
Santiago, 1.752.
La pared frontal nos
muestra dos pinturas de bien tamaño y aceptable calidad, atribuidas al flamenco
Frans Franken II: Las Bodas de Caná y La Cena del rey Baltasar.
Las bodas de Caná. Frans Franken II,
siglo XVIII.
De menor calidad, pero
muy interesante desde el punto de vista legendario, es el pequeño retablo
situado entre ambas pinturas, en el que vemos representada la crucifixión de un
sacerdote barbado. Craso error, pues según la información de la Catedral no se
trata de un hombre, sino de una mujer, Santa Librada.
Leyenda de Santa Librada, patrona de las mujeres mal
casadas.
En torno al personaje
de Santa Librada o Santa Wilgefortis (del latín Virgo Fuerte) se tejen
varias leyendas, mezcladas a veces entre sí, según se le rinda culto a la santa
en un lugar u otro de Europa. La versión más extendida nos cuenta que era hija
de un rey de Portugal del siglo VIII. Nació en un parto de nonellizas (nueve
hermanas alumbradas de un mismo embarazo), siendo destinada por su padre (según
unos cristiano, según otros arriano) a ser esposa del rey moro de Sicilia. Como
no deseaba el casamiento, Librada tomó el voto de virginidad y rezó a Dios para
que la convirtiera en un ser repulsivo. En respuesta a sus oraciones, le creció
vello por cara y cuerpo, lo que hizo que el futuro marido, al verla, rompiera
el compromiso.
Retablillo de Santa Librada.
Otra versión nos cuenta
que el remedio para evitar la boda consistió en dejar de comer. La desnutrición
consiguiente provocó graves desequilibrios hormonales que se manifestaban en
las uñas, muy frágiles y, sobre todo, en el crecimiento general del vello.
En cualquier caso, la
historia termina con la orden de crucifixión (gran anacronismo; esta forma de
ejecución desapareció con el Imperio Romano) contra la mártir, dictada por su
padre.
El origen de esta
leyenda se basa en una confusión, tan frecuente en historias de este tipo
(recordemos, sin salir de este blog, a las once mil vírgenes o a San Expedito).
Hasta el siglo XI se representaba a Jesús crucificado con largos cabellos y
vestido con túnica larga, en lugar del paño de pureza habitualmente usado a
partir del siglo XII. Concretamente, en la basílica de Lucca, población de la
Toscana, se venera un crucifijo que representa a Jesucristo de esta manera. La
leyenda afirma que fue esculpida por Nicodemo, uno de los protagonistas del
descendimiento de la cruz de Jesús. Por no ser un escultor experto, no habría
sido capaz de dar a la cara la forma deseada. Cansado y desilusionado, se
durmió sin haber acabado el trabajo; pero al despertar la habría encontrado
milagrosamente terminada por la mano de un ángel.
El crucifijo llegó
en 742 en una embarcación desierta que navegaba a la deriva
por el mar Tirreno, al puerto de Luni. Los vecinos de la ciudad no
consiguieron abordar la nave, que no arribó definitivamente hasta la llegada
del obispo de Lucca, que había sido advertido por un sueño. Reclamado por
ambas ciudades, Luni y Lucca, una serie de señales divinas indicaron que fuera
conducido a Lucca.
Desde entonces,
el Volto Santo (Santo Rostro o Santa Faz), procesiona cada año por
las calles de la ciudad. Siglos después, en el XV, cuando los cristianos
extranjeros que visitaban la ciudad lo veían extrañados y, ante la ya olvidada
hagiografía del Crucificado con túnica, se interpretaba que era una
representación la Santa Librada portuguesa, extendiendo su culto a sus lugares
de origen.
Existe otra leyenda
relacionada con la santa, portuguesa, gallega (de Baiona) o italiana, según
versiones, que es la del violinista. Se cuenta que un violinista interpretó
ante la imagen una pieza tan sentida que la santa le regaló uno de sus zapatos,
confeccionado en oro. Confundido con un ladrón, el músico es condenado a
muerte, manifestando entonces su deseo de tocar de nuevo ante la sagrada
imagen. Cuando lo hace, con todo el pueblo de testigo, la santa le lanza su
otro zapato, estableciendo así la inocencia del condenado. Esta es la razón por
la que a menudo se representa a Santa Librada con un músico a su lado (vihuela
o violín), descalza de un pie y con un zapato dorado entre ambos, como es el
caso de este cuadro de la capilla de San Hermenegildo.
Capilla de san José.
El altar neoclásico que
preside esta capilla fue diseñado por el arquitecto Juan Pedro Arnal y
construido entre 1.785 y 1.800, la escultura principal que representa a san
José es obra de José Esteve y las restantes fueron realizadas por Alfonso
Giraldo Bergaz.
San José. José Esteve, siglo XVIII.
En el muro de la
derecha se encuentra el sepulcro del cardenal Manuel Joaquín Tarancón y Morón.
Nacido en Covarrubias, Soria, en 1.782, comenzó una brillante carrera en el
clero, llegando a ser Rector de la Universidad de Valladolid, desviándose más
tarde a la política activa, siendo elegido durante varias legislaturas diputado
por Soria y, más tarde, senador por Valladolid. Hombre muy instruido, tanto en
ciencias como en letras, fue nombrado preceptor de la reina Isabel II y de su
hermana Luisa Fernanda, llegando a ser nombrado senador vitalicio y
concediéndosele la Gran Cruz de Carlos III. En 1.847 es nombrado obispo de
Córdoba y, diez años más tarde, arzobispo de Sevilla, ya con 75 años de edad,
viejo y cansado, por lo que necesitó de la ayuda de un obispo auxiliar para
ejercer su pálido mandato, hasta 1.862, año en que murió.
Sepulcro del cardenal Tarancón.
También vemos el más
moderno y estilizado sepulcro de José María Bueno Monreal, arzobispo de Sevilla
en 1.957, elevado a cardenal al año siguiente con 57 años de edad, jubilado en
1.982 y fallecido en 1.987. Fue el sucesor de nada menos que el cardenal
Segura, viejo león de la archidiócesis sevillana que se atrevió a negarle el
palio al mismísimo Franco. Hubo roces entre ellos, ya que Roma mantuvo de
arzobispo a Segura, pero nombró coadjutor con plenos poderes y derecho
sucesorio a Bueno Monreal; es decir, uno tenía el cargo y el otro el
poder.
Fue limando asperezas
Bueno Monreal y se dedicó a una labor pastoral intensa. Con una Sevilla
creciendo industrialmente, fomentó la creación de parroquias en los nuevos
barrios, comenzando por Los Remedios; hasta sesenta nuevas parroquias se
crearon durante su pontificado. Vivió de lleno el Concilio Vaticano II, que
tantos cambios supuso en la institución de la Iglesia... y en sí mismo. De este
Concilio salió el Bueno Monreal afable, liberal, pragmático, prudente, socarrón
y fiel a sus sacerdotes que marcó el resto de su mandato.
Tuvo que lidiar con el
espinoso asunto del Palmar de Troya, que manejó con mano izquierda, pero con
firmeza. También reestructuró de forma importante la diócesis de Sevilla, que
redujo a los límites geográficos provinciales. Participó en los cónclaves que
eligieron a los papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Precisamente
después de una cena de los obispos andaluces con Juan Pablo II, en enero de
1.982, el cardenal Bueno Monreal sufrió una trombosis que le dejó muy mermado
físicamente para el resto de sus días. Aguantó en el cargo hasta los 75 años en
que presentó su carta de renuncia. Falleció en Pamplona en 1.987 durante unas
vacaciones y fue inhumado en esta capilla de su querida Catedral.
Sepulcro del cardenal Bueno Monreal.
Entre los cuadros que
adornan los muros se puede destacar La Cena del rey Baltasar, obra del
pintor flamenco Frans Francken, el Joven. Atribuibles a Esteban Márquez son dos
apóstoles de medio cuerpo, fechables hacia 1.700.
Las pinturas de esta
capilla representan a Santa Justa y Santa Rufina, obras de un imitador de
Zurbarán de hacia 1.650, Cristo y la adúltera, obra italiana del siglo
XVII y El Sacrificio de Isaac de Llanos Valdés, hacia 1.660.
También se expone en
esta capilla, junto al sepulcro del Cardenal Tarancón, una talla de
un Cristo atado a la columna que, según apunta mi amigo Rafael Ríos,
está atribuida a Ruiz Gijón. Al parecer, formaba parte del antiguo altar o
monumento eucarístico que se alzaba en la catedral para la celebración del
Triduo Sacro. De grandes dimensiones, la estructura de esta estructura efímera
casi llegaba a tocar las bóvedas catedralicias. En el primer cuerpo se exponía
la Custodia de Arfe y, en el segundo, la imagen de la que hablamos, rematándose
el conjunto con el Calvario situado sobre la Puerta de la Asunción.
Cristo atado a la columna. Atribuida a Ruiz Gijón.
Capillas del lado oeste
Altar del Nacimiento
En el retablo se encuentran
varias obras del pintor de la escuela sevillana Luis de Vargas que se
realizaron a partir de 1555. La escena central corresponde a La Adoración
de los Pastores, uno de sus mejores trabajos de clara influencia italiana. Esta
representación sirvió de base para elaborar una vidriera por la casa Maumejean
que está situada en la Capilla de San José de esta catedral. El resto de las
pinturas corresponden a La Anunciación, La Presentación, San
Juan, San Lucas, San Mateo, San Marcos y La Adoración
de las Reyes.
Altar de Nuestra Señora de la Cinta
En este altar se
encuentra una escultura en barro cocido y policromado de la Virgen de la Cinta
que está atribuida al escultor Lorenzo Mercadante y se cree que fue
realizada en fecha próxima a 1470. La imagen posee una larga cinta en torno a
su cintura, la cual simboliza consuelo, remedio y protección.
El origen de esta
advocación mariana es muy antiguo. Según la leyenda publicada en 1714 por Fray
Felipe de Santiago, un zapatero de nombre Juan Antonio invocó a la virgen por
tener un intenso dolor en el costado. Poco después encontró una cinta en el
suelo, y al ceñírsela el dolor desapareció inmediatamente.
Capilla de San Isidoro
En su interior se sitúa
un retablo realizado por Bernardo Simón de Pineda con esculturas de
autor desconocido que representan a San Isidoro, San Leandro, San Francisco y
San Diego de Alcalá. La reja exterior fue realizada en Amberes en 1660.
Altar de la Virgen del MadroñoContiene una
composición escultórica realizada en piedra policromada en la que se representa
a la Virgen con el Niño. A sus pies un ángel arrodillado en actitud de
admiración. Se cree que el conjunto fue realizado por Lorenzo Mercadante
de Bretaña alrededor de 1455.
Altar del Ángel de la GuardaEn este altar cuelga el
bellísimo cuadro El Ángel de la Guarda, pintado por Murillo alrededor de
1655.
Altar del Consuelo
Su elemento principal
es el cuadro La Virgen del Consuelo realizado en torno a 1720 por el
pintor de la escuela sevillana Alonso Miguel de Tovar.
Altar del Niño Mudo
Recibe este nombre
popularmente por una imagen del Niño Jesús que fue tallada sobre 1650,
probablemente por un discípulo de Martínez Montañés.
Capilla de San Leandro
Destaca una espléndida
portada barroca en piedra tallada obra de Matías de Figueroa y Diego
de Castillejo que fue realizada en 1773. En el interior se sitúa un retablo
obra de Manuel de Escobar confeccionado en 1730 con tallas de Pedro Duque
y Cornejo. La figura principal del mismo es San Leandro flanqueado por San Antonio
Abad y San Fulgencio. En la parte superior se ve la talla de Santo Domingo
de Guzmán.
Altar de Nuestra Señora de la AlcobillaEn este altar se
encuentra un retablo barroco en el que está colocada una representación
escultórica de La Piedad. La Virgen tiene la advocación de Nuestra Señora
de la Alcobilla y es la que da nombre al altar. Se cree que este grupo
escultórico fue realizado en Alemania en torno al año 1500, y
pertenecía primitivamente a la capilla privada de la familia de los Pinelos. Posteriormente
fue restaurado gracias a la intermediación del canónigo José Torres
Padilla y finalmente se colocó en el sitio que ahora ocupa. La iconografía
tiene algunos detalles peculiares que se repetirían mucho en otras
representaciones posteriores. La Virgen coge solamente uno de los brazos de
Jesucristo, cuya cabeza cae con violencia.
Altar de la Visitación
En 1566 el pintor Pedro
de Villegas recibió el encargo de realizar el retablo de esta capilla que
fue costeado por el capellán de la catedral Diego de Bolaños el cual aparece
representado en el banco del mismo junto a sus familiares.
El espacio central está
dedicado a una pintura de La Visitación, es decir representa la visita de
la Virgen María embarazada de Jesús a su prima Santa Isabel que estaba
a su vez embarazada de San Juan Bautista. Está flanqueado por las imágenes
de San Blas, El bautismo de Cristo, Santiago y San
Sebastián. Este conjunto nos muestran las claras influencias manieristas y
flamencas que existen en la obra de Villegas.
En el banco se puede
contemplar un relieve de San Jerónimo fechado en 1566 que se considera una de
las mejores obras del escultor Jerónimo Hernández.
Capilla de los Jácomes
En el interior de esta
capilla, conocida como de los Jácomes o de Nuestra Señora de las Angustias, se
levanta un retablo con un esquema francamente barroco tallado por Francisco
Dionisio de Ribas entre 1658 y 1660, en cuyo cuerpo central se encuentra
el lienzo de La Piedad, también denominado de Nuestra Señora de las Angustias,
pintado por Juan de Roelas y datado alrededor de 1609.
Esta pequeña capilla se
edificó después de 1650, para la veneración del citado cuadro que gozaba de
gran devoción en la ciudad, aprovechando el vacío dejado por la pila bautismal
que se había trasladado a su actual ubicación, cuando se abrió en ese
emplazamiento una puerta de comunicación con la iglesia del Sagrario.
En 1658 la viuda y los
herederos del comerciante de origen flamenco Adrián Jácome solicitaron del
cabildo la adjudicación de esta capilla para enterramiento de la familia Jácome
y el día 8 de agosto se formalizó la cesión, a cambio de una cantidad en
metálico y el exorno de la capilla.
Capillas del lado norte
Capilla de San Antonio
Es la Capilla Bautismal
de la catedral, en el centro se sitúa una magnífica pila bautismal renacentista
del siglo XVI realizada en mármol blanco. Al fondo enmarcado por una moldura
tallada de Bernardo Simón de Pineda, se encuentra el cuadro La Visión
de San Antonio. Esta obra de grandes proporciones data de 1656 y es
una de las creaciones cumbre de Murillo. En la parte inferior del cuadro,
San Antonio en medio de la penumbra con los brazos extendidos dirige su mirada
a la parte superior del lienzo donde se representa al Niño Jesús en el centro
de una intensa luz y rodeado por nubes y numerosos ángeles.
Este cuadro ha sufrido
diversos avatares a lo largo de la historia, en 1810 estuvo a punto de ser
robado por el mariscal Soult del ejército de Napoleón, el cabildo de
la catedral consiguió hacerlo desistir entregándole a cambio El Nacimiento
de la Virgen, también de Murillo, que actualmente se encuentra en el Museo
del Louvre. El 4 de noviembre de 1874, unos desconocidos mutilaron la obra
para apoderarse de la figura de San Antonio, afortunadamente un anticuario
de Nueva York se hizo con el fragmento y lo devolvió a la catedral
Sevillana. Tras un proceso de restauración, volvió a exponerse en el año 1875.
En la parte superior
del retablo está colocada otra obra de Murillo, El bautismo de
Cristo que fue realizado en 1668. También se encuentran en esta capilla
entre otros los siguientes cuadros: La Imposición del palio a San
Isidoro de Lucas Valdés, cuatro pinturas que componen un ciclo sobre
la creación del pintor Simón de Vos, La Creación del Mundo, La
creación de los animales, La separación de la luz de las
tinieblas y La separación de las aguas de la tierra.
Capilla de Scalas
Debe su nombre
a Baltasar del Río, que fue canónigo de la catedral y durante uno de sus
viajes a Roma consiguió que el papa León X le nombrara obispo de la
modesta diócesis de Scalas en el Reino de Nápoles. En 1517 el cabildo
sevillano le cedió una capilla libre de patronato para que pudiera construir su
mausoleo, el cual fue terminado durante su vida como se contempla aún en la
actualidad. En 1531 instituyó en Sevilla un concurso literario para alentar a
los jóvenes al estudio de la oratoria y la poesía. En 1540 en su testamento
especificó su deseo de ser enterrado allí, desgraciadamente falleció poco
después en Roma el 1 de enero de 1541 y la tumba quedó vacía para siempre.
Detrás del sepulcro se
ubica un retablo de mármol en el que se representa la venida del Espíritu Santo
enmarcada por dos columnas corintias. En el banco diversas escenas talladas, el
milagro de la multiplicación de los panes y los peces, el obispo en actitud de
oración y su escudo de armas. El conjunto fue realizado alrededor de 1539 y se
atribuye al taller del escultor italiano Gagini de Bissone. Otra obra
importante conservada en esta capilla es el relieve de la Virgen de la Granada
que está atribuida a Andrea della Robbia (siglo XV), en él se
representa a la Virgen con el niño acompañada por San Sebastián, San Francisco,
Santa Casilda y Santo Domingo. Entre los lienzos, destaca La Adoración de
los Pastores, única obra firmada por su autor, el pintor Francisco
Antolínez.
Sepulcro de Baltasar del Río, obispo de
Scalas.
Capilla de Santiago
Lo primero que llama la
atención de esta capilla es un cuadro de grandes dimensiones pintado
por Juan de Roelas en 1609 en el que se representa a Santiago
combatiendo contra los musulmanes en la Batalla de Clavijo, donde según la
tradición su apoyo fue fundamental para que las tropas cristianas lograran la
victoria. El lienzo se encuentra enmarcado en un retablo realizado
por Bernardo Simón de Pineda en 1663. En la parte superior del mismo
se sitúa una pintura dedicada al martirio de San Bartolomé, obra de Juan
de Valdés Leal fechada en 1663.
También se encuentra el
sepulcro gótico esculpido en alabastro en 1401 del
arzobispo Gonzalo de Mena. Sobre el sepulcro un precioso relieve realizado
en barro vidriado de la virgen con el niño que se conoce como La Virgen
del Cojín, por encontrarse el niño apoyado sobre un cojín, es una obra del
florentino Andrea della Robbia del siglo XV.
Capilla de San Francisco
Destaca en el retablo
el cuadro de 1657 de Francisco Herrera el Mozo, La apoteosis de San
Francisco y en el remate la pintura de Valdés Leal de 1661 que
representa La imposición de la casulla a San Ildefonso.
Altar de Nuestra Señora de Belén
Destaca el retablo de
Jerónimo Franco fechado en 1622 en el que se encuentra una pintura de
la Virgen de Belén realizada por Alonso Cano en 1631.
Altar de la Asunción
El altar de la Asunción
o de la Concepción, está presidida por un retablo dotado por Juan Cristóbal
de la Puebla en el siglo XVI y donde figura un relieve con el tema principal de
La Asunción de la Virgen, de autor anónimo. En el banco del mismo existen
retratos a cada lado, uno de don Juan Cristóbal de la Puebla con su hijo y el
otro de su esposa con su hija. En el guardapolvo del retablo figuran
pequeñas pinturas del Bautismo de Jesús, Santa Catalina, Ángeles Músicos,
Alegorías de las Virtudes y El Padre Eterno, todas de Alonso Vázquez.
Capilla de las Doncellas
Esta capilla también
llamada de las Vírgenes, fue la sede de una cofradía dedicada a socorrer a las
doncellas carentes de recursos económicos para casarse. Fue fundada por Micer
García de Gibraleon en 1535.
Está iluminada por una
vidriera obra de Arnao de Vergara realizada en 1543, que representa
en su parte superior La Asunción de la Virgen y en la parte inferior
La Virgen de la Misericordia protegiendo a las doncellas, una iconografía
similar a la de la Virgen de los Mareantes con la que no se debe confundir.
Dentro de la capilla
destaca un retablo realizado por José Rivera en 1771, en la hornacina central
del mismo se representa La Anunciación de la Virgen, flanqueada por
pinturas de San Bartolomé, San Pedro, Santo
Tomás y Santiago el Menor. En el ático del retablo se retrata una
representación del Calvario flanqueada por San Ambrosio y San
Agustín.
En la parte exterior
una reja de gran calidad fechada en 1579 protege la entrada.
Capilla de los Evangelistas
Representación de Santa
Justa y Rufina por Hernando de Esturmio.
El elemento principal
de esta capilla funeraria es el retablo central que contiene interesantes
pinturas del artista de origen neerlandés, vecino de Sevilla desde
1539, Hernando de Esturmio.
Se trata de un conjunto
de 9 tablas dispuestas de la siguiente forma: En el banco Santa Catalina
con Santa Bárbara, San Sebastián con San Juan Bautista y San
Antonio y Santas Justa y Rufina. En el fondo de esta última tabla,
entre otros detalles, puede verse La Giralda tal como era antes de su última
reforma.
En el primer
cuerpo La misa de San Gregorio flanqueada por San
Marcos y San Lucas.
Representación de Santa Justa y Rufina
por Hernando de Esturmio.
En el segundo
cuerpo La Resurrección de Cristo en el centro y a sus lados San
Juan y San Mateo.
Capilla de la Virgen del Pilar
Esta capilla perteneció
primitivamente a los caballeros aragoneses que acompañaron al rey san Fernando
en la conquista de Sevilla. Desde principios del siglo XVI la dotó el mercader
genovés residente en Sevilla Francisco Pinelo, sirviendo de enterramiento
a su familia.
Esta capilla tiene dos
altares. El principal, de estilo barroco, fechado a finales del siglo XVII,
posee una escultura de excepcional valor que representa a la Virgen del Pilar,
fue realizada por Pedro Millán alrededor del 1500. El segundo retablo
también de finales del XVII. Tiene en su centro una escultura de San Antonio
Abad flanqueada por las imágenes de Santa Inés y San Antonio de Padua.
Esta capilla está
agregada a la basílica de Santa María la Mayor de Roma desde 1626.
Otras dependencias
Casa de cuentas o sala de ornamentos
Antigua oficina de
cuentas, rentas y valores del cabildo, situada junto a la sala capitular. En su
interior se encuentran expuestos valiosos objetos, como el Pendón de San
Fernando que se cree portaron las tropas de Fernando III de
Castilla en el año 1248 durante la conquista de Sevilla.
Antecabildo
De la Capilla del
Mariscal pasamos al Antecabildo a través de un pequeño distribuidor con dos
puertas, obra de Hernán Ruiz Jiménez. No son de él, en cambio, los cuatro
relieves que decoran el estrecho espacio: a la
izquierda Salomón y El Salvador, y a la derecha, El Rey
David y La Virgen.
Del Antecabildo se sabe
que fue iniciado en su traza arquitectónica por Hernán Ruiz hacia 1.560 y que
fue concluido por Asensio de Maeda hacia 1.582, configurándose finalmente un
recinto rectangular cubierto con bóveda de casetones. El programa iconográfico
de este recinto está destinado a exaltar las virtudes que habrían de tener los
eclesiásticos que se ocupaban de la economía del templo.
Antecabildo. Al fondo, las dos puertas
de entrada desde el distribuidor. Bóveda de casetones del Antecabildo.
En el lado derecho hay
representaciones de La Justicia, Prudencia, Fortaleza,
Providencia, entre las cuales aparecen relieves de Moisés conduciendo
al pueblo de Israel, El castigo de Amón, Moisés obrando prodigios ante el
Faraón, La ramera apocalíptica sobre la hiedra y La torre de Babel.
Muro derecho del Antecabildo.
El muro izquierdo nos
muestra La Piedad, La Templanza, La Esperanza, La Caridad y relieves
con La Venida del Espíritu Santo, La sabiduría con las ciencias y las
artes, Jesús entre los doctores, Los Vicios con la Ira y La Justicia
expulsando a los vicios.
Muro izquierdo del Antecabildo.
En los muros frontales
aparecen representaciones de Los Cuatro Evangelistas, La entrada de los
animales en el Arca de Noé y El sacrificio de Noé después del
diluvio.
La decoración
escultórica de esta sala se atribuye con fundamento a Diego de Pesquera entre
1.575 y 1.580.
Patio del Cabildo.
Pequeño patio interior
que comunica el Antecabildo con la Sacristía Mayor y, a través de la Sala de
las Columnas, con la Sala Capitular. En el centro presenta una fuente de
alabastro con pequeños grifos tallados en bronce. Fue diseñado y construido por
Hernán Ruiz II en 1.562.
Patio del Cabildo. Al fondo, la puerta
de entrada a la Sacristía Mayor. Patio del Cabildo. Entrada a la Sala de
las Columnas.
Sala de las Columnas.
Sala proyectada por
Hernán Ruiz II como dependencia auxiliar del Patio del Cabildo. La puerta
lateral (actualmente no accesible al público) comunica con la Sala Capitular.
Las obras expuestas están relacionadas con varios miembros de la familia
Mendoza vinculados a la Catedral de Sevilla, cuyo linaje tuvo gran importancia
histórica y cultural en la época de los Reyes Católicos.
Entrada a la Sala de las Columnas. Columnas que dan nombre a la sala. Sacristía Mayor.
Con forma de cruz
griega de brazos muy cortos, en realidad no forma parte de la Catedral
primitiva, sino que fue adosada (como todo el lateral que da al Archivo de
Indias) con posterioridad.
Está rematada con una
gran cúpula sostenida por columnas y pilastras, algunas de ellas labradas con
talla plateresca, al igual que la cenefa que une los capiteles de las columnas
a través de todo el perímetro de la sala. Los espacios entre las columnas están
decorados con bóvedas en forma de abanico. La cúpula se adorna con relieves
dispuestos en tres anillos, que representan el Juicio Final, con las figuras de
Cristo entre la Virgen y san Juan Bautista, y una escenificación de la Corte
Celestial con Profetas, Patriarcas, Santos y Ángeles; en el anillo inferior,
los condenados. En las bóvedas aparecen representaciones de apóstoles y
obispos.
La Sacristía Mayor fue
comenzada por Diego de Riaño. A la muerte de éste, en 1.534, continuó la obra
Martín de Gainza hasta 1.543, año en que se entregó. De la cantidad y
riqueza de los objetos que se exhiben en esta estancia dejamos que hablen las
fotografías, con sus correspondientes pies explicativos.
Cúpula de la Sacristía Mayor.Vista de la Sacristía Mayor desde la
entrada de la nave de la Epístola.
Alberga en su interior
algunas de las mejores obras de arte de la catedral.
San Fernando. Pedro Roldán. Inmaculada. Alonso Martínez.
Las Tablas Alfonsíes, obra de madera revestida en chapa de plata dorada y piedras preciosas, contienen nada menos que 320 reliquias de santos cristianos. Se considera la pieza de orfebrería gótica más importante del mundo. En los casetones del anverso figuran reliquias cubiertas por cristal de roca; en el centro y en las hojas laterales aparecen magníficos camafeos. En el reverso se disponen medallones heráldicos de Castilla y León y relieves de La Anunciación y La Adoración de los Reyes.
Estas tablas se
atribuyen tradicionalmente al platero Juan de Toledo, artífice del siglo XIII,
y fueron donadas a la Catedral por Alfonso X en 1.284, con la condición de que
su cuerpo descansara en la Catedral, cosa que es casi del todo cierta, ya que
si bien su cuerpo recibió sepultura en la Capilla Real (igual que el de su
madre, Beatriz de Suabia), su corazón y sus entrañas tienen enterramiento
propio en la Catedral de Murcia.
Como el
Antecabildo, su construcción fue iniciada por Hernán Ruiz II y
finalizada por Asensio de Maeda en 1.592. Tiene forma elíptica, con
el suelo diseñado de igual forma que el realizado por Miguel
Ángel para la plaza del Capitolio de Roma
(el Campodoglio).
La forma de la
Sala provoca una acústica que permite a los miembros del Cabildo, que se
sentaban en un banco corrido que bordea toda la Sala, verse y oírse con
total comodidad. Presidiendo la estancia encontramos un espléndido sillón
de caoba tallada y una mesa para el Secretario, obras ambas de Diego de
Velasco.
Decoran esta Sala
pinturas de Pablo de Céspedes (1.592) que representan las cinco
virtudes: Justicia, Fe, Esperanza, Caridad y Misericordia,
virtudes que debían tener los miembros del Capítulo, que se reunían en
esta sala. Los grandes relieves
verticales que figuran entre las columnas fueron realizados por Juan Bautista
Vázquez, el Viejo y Diego de Velasco en torno a 1.582-1.84.
Representan La Asunción de la Virgen, Dos milagros de san Juan
Evangelista, La expulsión de los mercaderes del templo, El Padre Eterno con los
vendimiadores, Los siete ángeles llamando a los réprobos, El éxtasis de san
Juan Evangelista y La alegoría del Cordero Místico.
Vista desde la puerta de entrada.
Los relieves de formato
rectangular fueron realizados en torno a 1.590 por Marcos Cabrera y
representan El último sermón de Cristo, Daniel en el pozo de los leones,
El Bautismo de Cristo, La tormenta en el mar Tiberiades, la parábola del
sembrador, La oración del huerto, San Pedro contemplando los animales inmundos
y Cristo lavando los pies a los Apóstoles.
La decoración de la
bóveda corrió a cargo de Bartolomé Esteban Murillo en 1.667 con
la colocación en todo su entorno de una serie de pinturas al óleo de forma
circular con la representación de ocho santos sevillanos (san Hermenegildo, san
Fernando, san Leandro, san Isidoro, san Laureano, santa Justa, santa Rufina y
san Pío) y una gran pintura rectangular de La Inmaculada (una de
las mejores que realizó en su carrera el pintor) en el centro.
LAS VIDRIERAS
En el interior de la
Catedral podemos ver las vidrieras del tipo que a continuación se exponen.
Las vidrieras de la
Catedral, si nos atenemos a lo que vemos, siguen todo un programa iconográfico
preconcebido, desde que Enrique Alemán coloca la primera en 1478 hasta las que
realiza en 1577 Vicente Menardo. En la Catedral tenemos
un buen catálogo de vidrieras góticas, todas ellas decoradas con vivos colores
como corresponde a este estilo. La estructura arquitectónica de la Catedral
tiene sus peculiaridades por ello la disposición de sus vidrieras es también
especial. La nave principal y brazos del crucero tienen ventanales con tres o
cuatro vanos separados por columnillas y rematados por labores de tracería, el
espacio que ocupan es reducido. En total hay noventa y tres vidrieras, de las
que cinco son redondas y las restantes son cuadrangulares con arcos apuntados,
las hay con columnas o pilastras con adornos calados en el tercio superior y en
otras nada. Las primeras presentan en su primer tercio y en cada uno de sus
compartimentos, la figura de un Santo, profeta, patriarca, mártir y Virgen y en
su tercio superior aparecen motivos arquitectónicos. En las segundas aparecen pasajes
del Nuevo Testamento. En las de la Nave central es en dónde únicamente aparecen
pasajes del Antiguo Testamento. Sin embargo esta simpleza en la decoración
pictórica no se da en los ventanales de vano único de las naves laterales,
algunas del crucero y en las capillas, en las que aparecen composiciones más
complicadas.
En las vidrieras de la
Nave Central aparecen toda una serie de profetas, de acuerdo con el programa
iconográfico establecido para todo el conjunto, realizado por Enrique Alemán
entre 1478 y 1483, de este grupo todas contiene cuatro figuras de profetas
excepto la primera del lado de la Epístola junto a la fachada oeste. Tras los
destrozos del hundimiento del cimborrio, Arnao de Vergara trabaja en las dos
que están situadas junto al crucero con idéntica temática que las anteriores.
De Enrique Alemán se
conservan las vidrieras que hiciera para la Nave Principal y los ventanales que
se abren en las capillas, estos ventanales están formados por cuatro vanos
alargados, perfectos para acoger en cada uno la figura de un Santo, Apóstol,
Padre de la Iglesia, Obispo o Mártir. Siendo las de la Nave Central dedicadas a
los profetas.
Las vidrieras de los
ventanales del Crucero son obra de Arnao de Flandes y representan figuras de
Santos En el rosetón que aparece sobre la puerta de la Asunción se ven
representados cuatro evangelistas. En las capillas laterales, al tener
ventanales de grandes dimensiones y un solo vano, se permitieron representar
escenas más complicadas, todas ellas dedicadas al Santo, Virgen o Cristo que
presidiera cada retablo, excepto en la capilla de San Francisco, en la que
Enrique Alemán representó a cuatro Santos Franciscanos.
En la nave lateral en
las denominadas capillas del Evangelio, Enrique Alemán ha seguido con idéntica
disposición, al ser ventanales de cuatro vanos alargados terminados en arco
lobulado, dispuso que en cada uno de ellos se representara la figura de un
Santo, en posición erguida sobre un suelo ajedrezado y colgaduras al fondo
pendiendo de un templete, cuyo remate está formado por pináculos góticos y
labores de nudos, todo ello en tonalidades grisáceas y algún toque de amarillo.
Esto se repite en la totalidad de la serie, aunque con ciertas variantes, del mismo
autor y similares características son cuatro de las vidrieras de las capillas
de la nave de la Epístola.
Nave del Evangelio
En el acceso a la
parroquia del Sagrario, la iconografía que presenta la vidriera, realizada poco
antes de 1478, es San Juan Evangelista, San Miguel, San Juan Bautista y San
Gabriel, ésta última es de las más bellas de toda la serie. Esta vidriera ha
sufrido un gran deterioro, hasta el punto de que alguna de sus figuras
desapareció, siendo totalmente rehecha la de San Juan Evangelista y San Juan
Bautista. San Miguel aparece con armadura, la cruz y un dragón a los pies,
siendo el rostro de factura moderna al deteriorarse el primitivo, conservándose
en una vidriera del Antecabildo. San Gabriel, perfectamente conservado, aparece
de pie y sosteniendo un bastón y un bonito tocado en la cabeza. Sus dimensiones
son de 7,85 m por 3,25m de ancho.
En la Capilla de San
Antonio se encuentra la vidriera, de igual disposición y medidas que la
anterior, con cuatro vanos alargados terminados en arco lobulado, representando
a los cuatro evangelistas, San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. Esta
vidriera es una de las más importantes de Enrique Alemán, está documentado que
la realizó en 1478 y es de un alto valor artístico. Las figuras sostienen
libros o cartelas, los rostros a excepción del de San Juan que se ha perdido,
presentan un aire de monumentalidad y miran hacia los lados dos a dos. En
general se conserva bastante bien.
En la Capilla de las
Scalas, aparecen Santiago el Mayor, San Felipe, Santiago el Menor y San Felipe.
En la Capilla de
Santiago al igual que en las anteriores, aparecen cuatro figuras, Santa Justa y
Santa Rufina, aparecen reflejadas, como alfareras que son, con una vasija,
Santa Bárbara con la torre del martirio y Santiago vestido de peregrino y dando
la bendición. Esta es una vidriera muy interesante desde el punto de vista de
los colores y la técnica empleados, Santa Justa destaca sobre un fondo de telas
damasco azul, en contraste con la túnica verde y el manto rojo violeta. El
fondo que ampara a Santa Rufina es rosa tostado, destacando el manto azul y la
túnica de color rojo tostado. Santa Bárbara con manto siena con tintes rojos,
túnica blanca y el cestillo rosa, destacando todo sobre un fondo de tela
damasco roja. En los tres casos el cabello es amarillo plata. En cuanto a Santiago
su fondo es damasco azul, el manto rojo y la túnica violeta. En general su
estado de conservación es correcto si exceptuamos leves pérdidas de color en
algunas de las figuras. Las medidas de las vidrieras de esta zona del Evangelio
son similares.
En la Capilla de San
Francisco, sus cuatro vanos los ocupan San Antonio de Padua, San Bernardino de
Siena, San Francisco de Asís y San Luís de Tolosa.
Nave de la Epístola
En la Capilla de San
Laureano vemos en su vidriera representadas a Santa Catalina de Alejandría,
Santa Magdalena, Santa Marta y Santa Margarita, al igual que en la nave del
Evangelio en esta de la Epístola las vidrieras son similares, de cuatro vanos
alargados y terminadas en arco lobulado siendo sus dimensiones similares. Santa
Catalina aparece con corona, espada y la rueda de su martirio y la cabeza de
Maximino a los pies. Le sigue Santa Magdalena, a continuación Santa Marta
aparece con una cruz y un hisopo echando agua bendita al dragón del pecado y
por último Santa Margarita.
Capilla de Santa Ana,
en su vidriera aparecen Santa Águeda, Santa Lucía, Santa Cecilia y Santa Inés,
todas estas figuras portan sus atributos y la palma del martirio, destacando
sobre un fondo de colgaduras de telas. En cuanto a la diversidad de colores,
Santa Águeda tiene manto rojo y túnica tostada, Santa Lucía túnica rosa tostada
y manto blanco de damasco, Santa Cecilia manto y túnica gris y Santa Inés manto
azul y túnica blanca. Su estado de conservación es muy bueno excepto pequeños
detalles.
En la vidriera de la
Capilla de San José, aparecen San Gregorio, San Agustín, San Ambrosio y San
Jerónimo, los Padres de la Iglesia, los tres primeros aparecen con las
vestiduras clásicas de los Obispos y San Jerónimo con su indumentaria habitual.
Esta vidriera ha sufrido grandes pérdidas habiendo sido restaurada.
Capilla de San
Hermenegildo, su vidriera sirve de marco para que aparezcan cuatro Santos
Obispos, es muy posible que sean San Leandro, San Isidoro, San Nicolás y San
Martín o San Silvestre, aunque la ausencia de atributos hace imposible
aseverarlo. Esta sería la última vidriera encargada a Enrique Alemán, aunque es
posible que la primitiva de la capilla de la Antigua también fuera de él,
habiendo sido reemplazada por orden del arzobispo Diego Hurtado de Mendoza,
cuando decide la ampliación de la capilla para situar en ella su sepulcro.
La Capilla de la
Antigua cuenta con una vidriera diseñada por Virgilio Mattoni, en la que vemos
a San Fernando, fue realizada en 1908 por la Real Compañía Vidriera de Munich.
En el lateral existe
otra realizada por Otto Kruppel en 1930 en la que aparecen San Hermenegildo,
San Jerónimo y San Eustaquio.
La Capilla de las
Doncellas presenta una vidriera de un vano alargado rematado en un arco
apuntado, de Arnao de Vergara de 1534, esta vidriera es de dimensiones bastante
distintas a las que hemos visto, mide 5,06 metros de alto por 1,80 de ancho, y
en ella presenta a la Virgen de la Misericordia amparando bajo su manto a las
Doncellas en una decoración en la que abundan los motivos arquitectónicos. Otra
de 7,31 por 2,15 metros representa el pasaje de la Magdalena unge los pies de
Cristo La Capilla de los Evangelistas cuenta con una vidriera de Arnao de
Flandes de 5 metros de alto por 1,85 de ancho, de un solo vano terminado en
arco apuntado. Nos muestra en el centro, la escena del Nacimiento, San José y
la Virgen arrodillados ante el Niño Jesús teniendo a ambos lados las restantes
figuras de pastores con instrumentos musicales y al fondo unos ángeles portan
cintas en las que se puede leer “Gloria y
Excelsis Deo” y en otra “In Terra
Pace”. En la parte superior de la vidriera un rompimiento de Gloria con el
Padre Eterno sobre las nubes y rodeado de ángeles, enmarcando todo este remate
una orla de cabecitas de pequeños ángeles. Este conjunto se conserva
relativamente bien.
Capilla de San Andrés
Representa la Santa
Cena, es una vidriera de un solo vano de 7,22 metros por 2,20, alargada y
rematada en arco apuntado, su autor es Arnao de Flandes y es de 1555.
Capilla de la Concepción
Degollación de San
Pablo, consta de un solo vano, alargada y de arco apuntado, mide 6,50 por 2
metros. Es atribuida a Vicente Menardo.
Puerta del Bautismo
Es de un vano circular
de 3,65 metros de diámetro, está representada la Visitación. Obra de Vicente
Menardo de 1568.
Aparece la Virgen con
Santa Isabel y una sirvienta, a la izquierda se encuentra San José.
Relación de las
Vidrieras que podemos ver en la Catedral.El color identifica el
periodo en el que fue realizada
El Rojo de
1.450 a 1.520
El Azul
de 1.525 a 1.570
El Verde
de 1.591 a 1.770
El
Amarillo de 1.777 a 1.932
1-1 SOBRE LA PORTADA
DEL SAGRARIO
San Juan Evangelista,
San Miguel, San Juan Bautista y San Gabriel.
Enrique Alemán (1478)
1-2 CAPILLA DE SAN
ANTONIO-SOBRE LA REJA
San Mateo, San Marcos,
San Lucas y San Juan.
Enrique Alemán (1478)
1-3 CAPILLA DE
SCALAS-SOBRE LA REJA
Apóstol, Santiago el
Mayor, San Felipe y Santiago el Menor (?) o San Judas Tadeo (?)
Enrique Alemán (1478)
1-4 A LA DERECHA DE LA
ÚLTIMA BÓVEDA-A LOS PIES
San Pedro, San Pablo,
San Juan Evangelista y San Juan Bautista.
Enrique Alemán (1478)
1-5 CAPILLA DE
SANTIAGO-SOBRE LA REJASanta Justa, Santa
Rufina, Santiago el Mayor y Santa Bárbara.
Enrique Alemán (1478)
1-6 CAPILLA DE SAN
FRANCISCO-SOBRE LA REJA
San Antonio de Padua,
San Bernardino de Siena, San Francisco de Asís y San Luis de Tolos.
Enrique Alemán (1478)
1-7 CAPILLA DE SAN
LAUREANO-SOBRE LA REJA
Santa Catalina, Santa
Magdalena, Santa Marta y Santa Margarita.
1-8 CAPILLA DE SANTA
ANA-SOBRE LA REJASanta Águeda, Santa
Lucia, Santa Cecilia y Santa Inés.
Enrique Alemán
(1478-79)
1-9 CAPILLA DE SAN
JOSÉ-SOBRE LA REJA
San Gregorio, San
Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo.
Enrique Alemán (1479)
1-10 CAPILLA DE SAN
HERMENEGILDO-SOBRE LA REJA
Cuatro Santos Obispos.
Enrique Alemán (1479)
1-11 A LA DERECHA DE LA
PENÚLTIMA BÓVEDA
Jeroboán, Profeta (?),
Joaquín, Joaquín.
Enrique Alemán (1478-83)
1-12 SOBRE LA CAPILLA
DE LA ENCARNACIÓN
Oseas, Abraham, Elías y
Aarón.
Enrique Alemán
(1478-83)
1-13 A LA IZQUIERDA DE
LA ÚLTIMA BÓVEDA-A LOS PIES
Miqueas, Abraham, Isaac
y Amos.
Enrique Alemán
(1478-83)
1-14 A LA IZQUIERDA DE
LA PENÚLTIMA BÓVEDA
Abdías, Joel, Miqueas y
Naum.
Enrique Alemán
(1478-83)
1-15 A LA IZQUIERDA DE
LA ANTE-PENÚLTIMA BÓVEDA
Daniel, Salomón, Abacuc
y Matusalén.
Enrique Alemán
(1478-83)
1-16 SOBRE LA CAPILLA
DE LA VIRGEN DE LA ESTRELLA
Manases, Ananías (?),
Jeroboam y Josafat.
Enrique Alemán
(1478-83)
1-17 A LA DERECHA DE LA
ANTE-PENÚLTIMA BÓVEDA
David, Jeremías, Daniel
y Jeremías.
Enrique Alemán (<
1484)
2-1 A LA DERECHA DE LA
TERCERA BÓVEDA-SOBRE ALTAR MAYOR
La Muerte de la Virgen.
Juan Jacques y su
Taller (1511-12)
2-2 A LA IZQUIERDA DE
LA TERCERA BÓVEDA-SOBRE EL ALTAR MAYOR
La Glorificación de la
Virgen.
Juan Jacques y su
Taller (1518-20)
03-01 EN EL
CRUCERO-SOBRE LA REJA DEL ALTAR MAYOR
La Presentación de la
Virgen en el templo.
Arnao de Vergara
(1525-26)
03-02 EN EL CRUCERO-SOBRE
LA REJA DEL ALTAR MAYOR
La Visitación.
Arnao de Vergara
(1525-26)
03-03 A LA IZQUIERDA
DEL CRUCERO
Encuentro de Jesús.
Arnao de Vergara
(1525-26)
03-04 A LA IZQUIERDA
DEL CRUCERO
Búsqueda de Jesús.
Arnao de Vergara (1526)
03-05 EN EL CRUCERO-SOBRE
LA REJA DEL ALTAR MAYOR
La Anunciación.
Arnao de Vergara
(1525-26)
03-06 A LA IZQUIERDA
DEL CRUCERO
Jesús entre los
Doctores.
Arnao de Vergara (1526)
03-07 SOBRE EL ÓRGANO
DE LA IZQUIERDA
Tobías, Zacarías,
Balaam y Jonás.
Arnao de Vergara (1534)
03-08 CAPILLA DE LAS
DONCELLAS-EN EL MURO EXTERIOR
Virgen de la
Misericordia amparando bajo su manto a las doncellas.
Arnao de Vergara (1534)
03-09 SOBRE LA PUERTA
DE PALOS
San Sebastián.
Arnao de Vergara (1535)
03-10 SOBRE LA PUERTA
DEL PRÍNCIPE
La Asunción de la
Virgen.
Arnao de Vergara
(1536-37)
04-01 SOBRE LA PUERTA
DE LA CONCEPCIÓN
La Ascensión.
Arnao de Flandes (1539)
04-02 BRAZO NORTE DEL
CRUCERO EN LA PRIMERA BÓVEDA (CABECERA)
San Juan, Santiago, San
Andrés y San Pedro.
Arnao de Flandes (1543)
04-03 BRAZO NORTE DEL
CRUCERO EN LA SEGUNDA BÓVEDA (CABECERA)
San Simón, San
Bartolomé, Santiago y Santo Tomás.
Arnao de Flandes (1544)
04-04 BRAZO SUR DEL
CRUCERO EN LA SEGUNDA BÓVEDA (CABECERA)
Los Cuatro Doctores de
la Iglesia Latina.
Arnao de Flandes (1544)
04-05 BRAZO SUR DEL
CRUCERO EN LA PRIMERA BÓVEDA (PIES)
San Leandro, San
Laureano, San Isidoro y Santa Florentina.
Arnao de Flandes (1544)
04-06 SOBRE LA PUERTA
DE CAMPANILLAS
San Cristóbal.
Arnao de Flandes (1546)
04-07 A LA IZUIERDA DE
LA PRIMERA BÓVEDA-EN LA CABECERA
Los Cuatro
Evangelistas.
Arnao de Flandes (1547)
04-08 BRAZO SUR DEL
CRUCERO EN LA SEGUNDA BÓVEDA (PIES)
Santas Justa, Rufina,
Bárbara y Catalina.
Arnao de Flandes (1548)
04-09 BRAZO NORTE DEL
CRUCERO EN LA PRIMERA BÓVEDA (PIES)
San Leonardo, San
Lorenzo, San Vicente y San Esteban.
Arnao de Flandes
(1548-49)
04-10 BRAZO SUR DEL
CRUCERO EN LA PRIMERA BÓVEDA (CABECERA)
Santa Inés, Santa
Agueda, Santa Lucía, Santa Cecilia.
Arnao de Flandes (1549)
04-11 BRAZO NORTE DEL
CRUCERO EN LA SEGUNDA BÓVEDA (PIES)
San Cosme, San Damián,
San Jorge y San Hermenegildo.
Arnao de Flandes (1549)
04-12 ¿BRAZO NORTE DEL
CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE LA CAPILLA DE LA ASUNCIÓN?
San Pablo, San Juan
Bautista y San Roque.
Arnao de Flandes (1551)
04-13 ¿BRAZO NORTE DEL
CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN?
San Mateo, San Tadeo,
San Felipe.
Arnao de Flandes (1551)
04-14 ¿BRAZO SUR DEL
CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE EL ALTAR DE LA SANTA CRUZ?
Tres Santos Obispos,
San Nicolás, San Martín, San Silvestre.
Arnao de Flandes (1552)
04-15 A LA DERECHA DE
LA PRIMERA BÓVEDA-EN LA CABECERA
Jesús con la Cruz a
Cuestas.
Arnao de Flandes (1552)
04-16 CAPILLA DE SAN
PEDRO-SOBRE EL MURO
San Pedro.
Arnao de Flandes (1552)
04-17 CAPILLA DE LOS
EVANGELISTAS-EN EL MURO EXTERIOR
El Nacimiento.
Arnao de Flandes (1553)
04-18 CAPILLA DEL
PILAR-SOBRE LA REJA
Entrada de Jesús en
Jerusalén.
Arnao de Flandes (1553)
04-19 CAPILLA DE SAN
FRANCISCO-EN EL MURO EXTERIOR
San Francisco
recibiendo los estigmas.
Arnao de Flandes (1554)
04-20 CAPILLA DE LAS
DONCELLA-SOBRE LA REJA
La Magdalena unge los
pies de Cristo.
Arnao de Flandes (1554)
04-21 CAPILLA DE LOS
EVANGELISTAS-SOBRE LA REJA
La Resurrección de
Lázaro.
Arnao de Flandes (1554)
04-22 CAPILLA DE LA
CONCEPCIÓN GRANDE-SOBRE EL MURO
Degollación de San
Pablo.
Arnao de Flandes (1554)
04-23 CAPILLA DE SAN
ANDRÉS-SOBRE LA REJA
La Santa Cena.
Arnao de Flandes (1555)
04-24 CAPILLA DE LOS
DOLORES-SOBRE LA REJA
El Lavatorio.
Arnao de Flandes (1555)
04-25 CAPILLA DEL
MARISCAL-SOBRE EL MURO
Desposorios de la
Virgen.
Arnao de Flandes (1556)
04-26 TRÁNSITO A LA
SACRISTÍA MAYOR-SOBRE EL MURO
La Expulsión de los
Mercaderes del templo.
Arnao de Flandes (1556)
04-27 ¿BRAZO SUR DEL
CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE EL ALTAR DE LA SANTA CRUZ?
Tránsito de la Virgen.
Arnao de Flandes (1556)
04-28 ¿BRAZO NORTE DEL
CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE LA CAPILLA DE LA ASUNCIÓN?
La Venida del Espíritu
Santo.
Arnao de Flandes (1557)
05-01 ¿BRAZO NORTE DEL
CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA O SOBRE LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN?
La Resurrección.
Carlos de Brujas (1558)
05-02 CAPILLA DE
SANTIAGO-EN EL MURO EXTERIOR
La Conversión de San
Pablo.
Vicente Menardo (1560)
06-01 SOBRE LA PUERTA
DEL NACIMIENTO
La Anunciación.
Vicente Menardo (1566)
06-02 SOBRE LA PUERTA
DEL BAUTISMO
La Visitación.
Vicente Menardo (1568)
06-03 CAPILLA DE SAN
LAUREANO-EN EL MURO EXTERIOR
San Isidoro, San
Laureano, San Leandro.
Vicente Menardo (1572)
06-04 CAPILLA
REAL-BÓVEDA
El escudo de España.
Vicente Menardo (1575)
06-05 CAPILLA
REAL-BÓVEDA
El escudo de España.
Vicente Menardo (1575)
06-06 SOBRE LA PUERTA
DE LA ASUNCIÓN
Los Evangelistas.
Vicente Menardo (1577)
Serie de siete
vidrieras de la Sala Capitular.
Mateo Martínez (1591)
08-01 CAPILLA DE SAN
ANTONIO-EN EL MURO EXTERIOR
Santas Justa y Rufina.
Juan Bautista de León
(1657 o 1685)
08-02 PUERTA DEL
SAGRARIO
Vidriera de los pies de
la nave del Sagrario.
Bautista de León
(1657-62)
08-03 PUERTA DEL
SAGRARIO
Dos vidrieras pequeñas
de los tramos de nave más próximos a los pies del Sagrario: cruz rematada con
INRI, dos
Escaleras, calavera y
tibias cruzadas.
Juan Bautista de León
(1657-62)
09-01 y 09-02 CAPILLA
DE SAN ISIDORO-MURO EXTERIOR
Dos vidrieras de la
Capilla de San Isidoro.
Autor desconocido
(¿fines del XVII?)
10-01 CAPILLA DE LOS
JÁCOMES
Emblemas del Cabildo,
en fachada exterior capilla Jácomes.
Francisco Gutiérrez
(1777)
10-02 CAPILLA DE SAN
PEDRO-MURO IZQUIERDO
Atributos de San Pedro.
Francisco Gutiérrez
(1784)
10-03 CAPILLA DE LA
CONCEPCIÓN GRANDE-MURO DERECHO
Anagrama mariano.
Francisco Gutiérrez
(1789)
10-04 CAPILLA DE SAN
LEANDRO-MURO EXTERIOR
Dos vidrieras de la
Capilla de San Leandro.
Francisco Gutiérrez
(1790)
10-05 CAPILLA DE LOS
JÁCOMES-MURO EXTERIOR
Cuatro vidrieras de la
capilla de los Jácome.
Autor desconocido
(fines del XVIII)
10-06 CAPILLA DE SANTA
ANA-EN EL MURO EXTERIOR
La Sagrada Familia.
Autor desconocido
(fines del XVIII)
10-07 CAPILLA DE SAN
HERMENEGILDO-EN EL MURO EXTERIOR
Atributos de San Hermenegildo.
Autor desconocido
(1819)
11-01 CAPILLA DE
SCALAS-EN EL MURO EXTERIOR
La venida del Espíritu
Santo.
Casa Zettler
(1880-1903)
11-02 SOBRE EL ÓRGANO
DE LA DERECHA
Isaías, Jeremías,
Ezequiel y Daniel.
Casa Zettler (1908)
12-01 CAPILLA DE LA
ANTIGUA-SOBRE EL RETABLO
San Fernando.
Diseño de Virgilio
Mattoni y realizada por la Real Compañía de Vidrieras de Munich en 1908.
13-01 CRUCERO-SOBRE LA
REJA DEL COROEpifanía.
Casa Zettler (1913)
13-02 CRUCERO-SOBRE LA
REJA DEL CORO
Sagrada Familia.
Casa Zettler (1913)
13-03 CRUCERO-SOBRE LA
REJA DEL CORO
Presentación de Jesús a
los Padres de la Virgen.
Casa Zettler (1913)
13-04 A LA DERECHA DEL
CRUCERO
Sagrada Familia.
Casa Zettler (1913)
13-05 A LA DERECHA DEL
CRUCERO
Dormición de la Virgen.
Casa Zettler (1913).
13-06 A LA DERECHA DEL
CRUCERO
Oración en el Huerto.
Casa Zettler (1913)
14-01 BRAZO SUR DEL
CRUCERO EN LA TERCERA BÓVEDA-SOBRE LA REJA DE LA CAPILLA DE LA ANTIGUA
San Hermenegildo, San
Jerónimo y San Eustaquio.
Otto Kruppel de la casa
Maumejean en 1930.
14-02 CAPILLA DE LOS
DOLORES-SOBRE EL MURO DE ACCESO A LA SACRSITÍA DE LOS CÁLICES
Escudo del Cardenal
Ilundain.
Otto Kruppel (?) de la
casa Maumejean (1931)
14-03 CAPILLA DE SAN
JOSÉ-EN EL MURO EXTERIOR
El Nacimiento.
Otto Kruppel (?) de
casa Maumejean (1932)
Bibliografía
Almagro Gorbéa, Antonio
(2007). La piedra postrera, V centenario de la Catedral de Sevilla.
Sevilla Tvrris Fortissima. OCLC 434517432.
Cardoso Bueno, Diego A.
(2006). Sevilla, el casco antiguo. Historia, arte y urbanismo. Guadalquivir
ediciones. OCLC 173183314.
Falcón Márquez,
Teodoro (1999). La Giralda: rosa de los vientos. Diputación de
Sevilla, Área de Cultura. OCLC 21872887.
Ferrand, Manuel
(1981). El Retablo Mayor de la Catedral de Sevilla. Fundación El Monte. OCLC 492009674.
Jiménez Martín, Alfonso
(2013). Anatomía de la catedral de Sevilla. Diputación de
Sevilla. OCLC 870196564.
Jiménez Martín, Alfonso
(2006). La catedral gótica de Sevilla: fundación y fábrica de la obra
nueva. Universidad de Sevilla. OCLC 70766866
.Morales, Alfredo; Sanz,
María Jesús; Serrera, Juan Miguel y Valdivieso, Enrique (2004). Guía
artística de Sevilla y su provincia. Diputación de
Sevilla. OCLC 432881155.Navascués Palacio,
Pedro; Sarthou Carreres, Carlos (1997). Catedrales de España.
Madrid: Espasa
Calpe. ISBN 84-239-7645-9. OCLC 249825366.Nieto Alcaide,
Víctor (1994). Arnao de Vergara. Sevilla, Excma. Diputación de
Sevilla. OCLC 2052563.Nieto, Víctor; Morales,
Alfredo J.; Checa, Fernando (1989). Arquitectura del Renacimiento en
España 1488-1599. Guida Editori. OCLC 21460480.
Recio Mir, Álvaro
(1999). Las estancias capitulares de la Catedral de Sevilla. Universidad
de Sevilla, Fundación Focus Abengoa. OCLC 42932933.Ros Carballar,
Carlos (1989). Los fantasmas de la Catedral de Sevilla. Editorial
Castillejo. OCLC 433581732.
Valdivieso González,
Enrique (1991). Guía de la Catedral de Sevilla. Guadalquivir ediciones. OCLC 27303671.
Ross McWhirter y Norris McWhirter (1976). Guinness Book of World
Records. Sterling Publishing.
Donald
McFarlan y Norris McWhirter (1992). Guinness Book of
Records. Bantam Books.
No hay comentarios:
Publicar un comentario