jueves, 14 de diciembre de 2017

Capítulo 38 - Gerras Macedonias


Batallas

Batalla de Cunaxa 401 a.C.
La batalla de Cunaxa fue un enfrentamiento armado que tuvo lugar el 3 de septiembre del 401 a.C, en Cunaxa, aldea a unos 70 km al norte de Babilonia, entre los ejércitos del rey persa Artajerjes II y del hermano menor del rey, el príncipe Ciro el Joven.
Con esta batalla, Ciro pretendía la muerte de su hermano para convertirse en el nuevo rey, probablemente como venganza por la conjura palaciega que lo había llevado a la cárcel tres años antes por decisión de Artajerjes, fruto de la lucha sucesoria tras la muerte del padre de ambos.
Itinerario seguido por los Diez Mil, según el Anábasis 401-400 a.C.

Ciro contrató y reunió a un gran número de tropas, de entre las que destacaban por encima de todas los mercenarios griegos  que pasarán a la historia con el nombre de los Diez Mil descritos en el Anábasis de Jenofonte que en realidad fueron 10.400 hoplitas y 2.500 peltastas mercenarios, a los que se unieron en Issos  700 hoplitas espartanos y 400 griegos. Su ejército se estima además de los griegos en 50.000 infantes ligeros, 600 jinetes de caballería pesada y 2.000 de caballería ligera.
Por su parte Artajerjes desplegó un ejército de 100.000 infantes más 20.000 de caballería ligera, 10.000 de caballería pesada y 150 carros falcados.
Ambos ejércitos se enfrentan en Cunaxa y despliegan en la margen derecha del rio Eufrates, Ciro al norte y su hermano al sur.

Despliegue de fuerzas en la batalla de Cunaxa

Ciro se dispuso a ejecutar el plan de batalla que tenía previsto de antemano, cargar directamente contra la posición de Artajerjes con la intención de matarlo, con la esperanza de que, llegado el caso, cesaría la resistencia del ejército enemigo.

Batalla de Cunaxa 401 a.C. La caballería pesada de Tisafernes penetrando en el ala derecha griega ocupada por los peltastas. Autor Johnny Shumate.

Los griegos iniciaron las hostilidades avanzando contra el ala derecha compuesta por medos y persas al mando de Tisafernes, cuando ya no mediaban más que 450 a 550 metros entre ellos, los griegos cargaron a la carrera obligando a retirarse a los persas y provocando el pánico en los arqueros y carros enemigos, quienes pronto se pusieron en fuga, arrastrando con ellos a la infantería. Los mercenarios se dispusieron a perseguir a los huidos. Mientras tanto, Artajerjes había ordenado el movimiento de su caballería ligera del flanco derecho para intentar rodear por completo al ejército de Ciro.
Ciro reunió a 600 jinetes de su escolta y cargó personalmente en un ataque directo contra el lugar en el que divisaba a su hermano Artajerjes. Era una carga suicida, ya que el rey de reyes se encontraba rodeado de miles de soldados del centro persa. Los 600 de Ciro cabalgaron exprimiendo al máximo sus monturas.

Batalla de Cunaxa 401 a.C. (1). Enfrentamiento entre un jinete babilonio (a la izquierda) y un jinete de la guardia de Ciro el joven (a la derecha) al fondo se puede ver, a los griegos de la infantería mercenaria. 

Chocaron contra el enemigo y, sin detenerse a luchar, continuaron su demoledor avance hacia su objetivo con sorprendente éxito. Por fin alcanzaron a Artajerjes, que a su vez atacó con su guardia montada. Las fuentes cuentan que Ciro, diestro jinete, logró alcanzar y herir a su hermano con la lanza. Pero las fuerzas enemigas arreciaban ya al lugar. Artajerjes se puso a salvo mientras sus tropas masacraban a los 600,  un soldado persa alcanzo a Ciro en la cabeza con una jabalina, le desmonto y otro soldado le dio muerte, allí mismo le cortaron la cabeza y la mano derecha. Tras este hecho, el ejército de Ciro quedó en manos de Arieo, quien ordenó retirada general, llegando a atravesar su propio campamento en la huida.

Batalla de Cunaxa 401 a.C. Muerte de Ciro el Joven.

Los persas de Artajerjes saquearon a placer el campamento enemigo hasta que allí llegó Tisafernes, quien con una hábil maniobra con su caballería había logrado rebasar las líneas de los griegos mercenarios para huir. Tisafernes relató a Artajerjes la victoria de los griegos en su flanco y la persecución que estaban llevando a cabo, lo que llevó al rey a ordenar el reagrupamiento de parte de sus fuerzas para dar caza a los mercenarios.
Los griegos viendo avanzar a los persas se situaron de espaldas al rio  para proteger su flanco, y rechazaron la carga persa, derrotándolos les  persiguieron hasta Cunaxa, la caballería de estos hizo un último intento de detenerlos, pero la hicieron retroceder en desorden.

Batalla de Cunaxa 401 a.C. (3). Los persas atacando la falange griega

Al caer la noche sobre el campo de batalla los griegos se retiraron a su campamento original para descubrir que había sido saqueado por el enemigo. Por lo que a ellos tocaba, habían vencido en todas partes y no comprendían donde podían estar Ciro y sus hombres.
No se dieron cuenta de la triste realidad hasta la mañana siguiente. Entonces supieron que Ciro había muerto y que ellos se encontraban profundamente atrapados en el Imperio Persa y aislados de toda fuente de suministros.
La batalla y la retirada de los mercenarios griegos fue narrada por Jenofonte en su obra el Anábasis.

Retirada de los Diez Mil, encuentro entre griegos y persas en Abyadh (colinas blancas) en el Kurdistán.

Batalla de Queronea 338 a.C.
El 7 de Agosto del año 338 a.C. cerca de la ciudad griega de Queronea, en Beocia tuvo lugar una batalla entre las fuerzas de Filipo II de Macedonia y una alianza de polis griegas compuesta principalmente por Atenas y Tebas, en que estas últimas fueron derrotadas.

Antecedentes.
Tras ascender al trono en 359 a.C., el rey macedonio Filipo II fortaleció y amplió rápidamente sus dominios por Tracia y Calcídica, en la costa norte del mar Egeo. En esta expansión se vio favorecido por la distracción en otros lugares de Atenas y Tebas, entonces las polis más poderosas del mundo heleno; que estuvieron ocupados en la guerra Social (357-5 a.C.) y la Tercera Guerra Sagrada desencadenada en el centro de Grecia en 356 entre la Fócida y el resto de miembros de la liga Anfictionía de Delfos. Gran parte de la expansión macedonia en este período fue a costa de los atenienses, quienes consideraban la costa del norte del Egeo como su esfera de influencia, por lo que Filipo fue a la guerra contra Atenas entre 356 y 346 a.C.
Filipo no fue en principio un beligerante de la Guerra Sagrada, pero se involucró a petición de los tesalios. Viendo la oportunidad de expandir su influencia dentro de la propia Grecia, Filipo propició y obtuvo entre los años 353 y 352 a.C. una victoria decisiva sobre la Fócida en la batalla del Campo de Azafrán, en Tesalia. Tras este éxito el rey macedonio fue nombrado arconte de Tesalia, lo que le dio el control sobre los impuestos e ingresos de la liga Tesalia y aumentó en gran medida su poder. Sin embargo, Filipo no intervino más en la guerra Sagrada hasta 346 a.C. A comienzos de ese año los tebanos, que habían soportado el mayor peso de la Guerra Sagrada, junto con los tesalios, pidieron a Filipo que asumiera el liderazgo de Grecia y se uniera a ellos en la guerra contra la Fócida. Para entonces el poder de Filipo era tan grande que la Fócida ni siquiera intentó la resistencia y se rindió ante él, por lo que el rey macedonio puso fin a un conflicto particularmente sangriento sin llegar a combatir. Otorgó al consejo de la Anfictionía la responsabilidad de castigar a la Fócida, pero se aseguró de que sus condiciones no fueran demasiado duras. A pesar de ello, la Fócida fue expulsada de la liga Anfictionía, sus ciudades fueron destruidas y sus habitantes reasentados en pueblos de no más de 50 casas.
Ya en 346 a.C., los atenienses estaban hartos de la guerra, incapaces de igualar a las fuerzas de Filipo II, ya habían comenzado a contemplar la necesidad de firmar la paz con el rey macedonio. A pesar de ello, cuando quedó claro que Filipo marcharía al sur ese año, los atenienses planearon auxiliar a la Fócida (de la cual eran aliados) para mantener a los macedonios fuera del centro de Grecia mediante el bloqueo del paso de las Termópilas, donde el número superior de tropas de Filipo sería menos concluyente. Los atenienses ya usaron con éxito esta táctica para prevenir el ataque de Filipo a la propia Fócida tras la batalla del Campo de Azafrán, cuando la ocupación de las Termópilas no se hizo solo para proteger a la Fócida, sino también para mantener a los macedonios alejados de la Grecia central e impedirles marchar contra Atenas. Sin embargo, a fines de febrero el general Falecos fue restaurado en el poder en Fócida y rehusó permitir a los atenienses el bloqueo del estrecho paso de las Termópilas. Privados repentinamente de asegurarse su propia seguridad, los atenienses fueron también forzados a firmar la paz con el rey macedonio. El tratado suscrito, la Paz de Filócrates, convirtió a Atenas en un reticente aliado del Reino de Macedonia.
Para los atenienses el tratado fue oportuno pero nada popular. Las acciones de Filipo II en 346 a.C., habían expandido su influencia sobre toda Grecia, y aunque había traído la paz, enseguida empezó a ser visto como el enemigo de la tradicional libertad de las polis helenas.
El orador y político Demóstenes había sido el principal arquitecto de la paz de Filócrates, pero tan pronto como fue firmada comenzó a renegar de ella. En los siguientes años Demóstenes se convirtió en líder de los partidarios de la guerra en Atenas y a cada oportunidad que se le presentaba intentaba socavar la paz. Del 343 a.C. en adelante, y con el fin de provocar la guerra, Demóstenes y sus seguidores usaban cada expedición o acción de Filipo para argumentar que estaba rompiendo la paz. Por el contrario, también existió en Atenas un sentimiento, encabezado por Esquines, de que la paz, aunque impopular, debía ser mantenida y consolidada. A pesar de ello, hacia el final de la década los partidarios de la guerra se fueron imponiendo y comenzaron a provocar abiertamente a Filipo, pues en el 341 a.C., el general ateniense Diopites asoló el territorio de la ciudad de Cardia, aliada de Filipo, ante las peticiones macedonias de desistir.
Filipo sitió, sin éxito las ciudades de Perinto y Bizancio en 340 a.C., sin que Atenas reaccionase, pero cuando en el mismo año, la flota comercial de 230 naves cargadas con grano, fue capturada en el Bósforo, la Asamblea ateniense declaró la guerra. 

Movimientos previos
Los ciudadanos de Ámfisa, en la Lócrida Ozolia, habían empezado a cultivar una tierra consagrada a Apolo en la llanura Criseana, al sur de Delfos. Tras algunas disputas internas, el consejo de la Anfictionía decidió declarar una guerra sagrada a la polis de Ámfisa. El delegado tesalio propuso que Filipo debería convertirse en el líder de la Anfictionía para esta campaña, lo que dio al rey macedonio el pretexto para iniciar la guerra en Grecia, aunque es muy probable que el rey macedonio hubiera llevado adelante sus planes solo de todos modos.
A comienzos de 339 a.C., los tebanos se habían apoderado de la ciudad de Nicea, cerca de las Termópilas, enclave que Filipo había guarnecido en 346 a.C. El rey macedonio no se tomó esto como una declaración de guerra, pero le presentó un problema significativo porque cerraba la principal ruta hacia Grecia. Sin embargo, existía un segundo camino hacia la Grecia central, atravesando el monte Calidromo y descendiendo hacia Fócida. Los atenienses y los tebanos habían olvidado este paso, o pensaron que los macedonios no lo usarían, porque quedó desguarnecido y las tropas de Filipo penetraron en Grecia sin oposición alguna. El rey macedonio había sido relativamente benévolo con los habitantes de la Fócida al final de la Tercera Guerra Sagrada en el 346 a.C., y esto le daba ahora sus frutos. Al llegar a Elateia, Filipo ordenó que la ciudad fuera repoblada, y en los siguientes meses toda la confederación de Fócida volvió a su estructura estatal anterior. Con ello el rey macedonio obtuvo una base en Grecia y unos nuevos y agradecidos aliados, los fócidos.

Batalla de Queronea 338 a.C., movimientos previos a la batalla

Durante el invierno de 339 a.C. hubo mucha actividad diplomática por ambos bandos y pocos hechos bélicos. Los macedonios consiguieron atraer a locrios, focenses y etolios, mientras que los peloponesios se mantuvieron neutrales.
En el 338 a.C. En esos meses el rey macedonio delegó su responsabilidad en el consejo de la Anfictionía. Asimismo, engañó a un ejército de 10.000 mercenarios que custodiaba el camino que llevaba de Fócida a Ámfisa para que abandonara sus puestos, tras lo que tomó esta segunda ciudad y expulsó a sus habitantes mandándolos a Delfos.
Cuando se conoció en Atenas la noticia de la llegada de los macedonios a Elateia, cundió el pánico en la ciudad. Demóstenes clamó contra la desesperación y propuso que los atenienses buscaran una alianza con los tebanos, tras lo que su propuesta fue aceptada y lo enviaron como embajador. Filipo también había enviado una embajada a Tebas solicitando que se unieran a él, o al menos que le permitieran el paso sin obstáculos a través de Beocia. Sin embargo, a pesar de la proximidad del ejército de Filipo y su tradicional enemistad con la capital del Ática, los tebanos se unieron a los atenienses en defensa de la libertad de Grecia. El ejército de Atenas ya había sido enviado de forma preventiva en dirección a Beocia, por lo que pudo unirse a las fuerzas tebanas pocos días después de que la alianza fuera acordada.
Finalmente, en agosto de 338 a.C., el ejército de Filipo marchó en línea recta por la vía principal de Fócida a Beocia para enfrentarse al grueso del ejército aliado que defendía el camino en Queronea, que era el lugar elegido por los griegos para enfrentarse a las fuerzas macedonias, el ejército aliado, similar en tamaño al suyo y en una posición ventajosa, bloqueando el camino cerca de Queronea. Filipo hizo una maniobra de distracción desde Elateia a Amisa, pero los aliados no se movieron.

Despliegue inicial
Los aliados le esperaban con una fuerza 35.000 infantes y 3.500 jinetes aproximadamente. El ejército aliado griego había tomado posición cerca de Queronea, sobre el camino principal. En su flanco izquierdo la línea griega llegaba a las faldas del monte Turión, bloqueando el lado de la vía que llevaba a Lebadea, mientras que en el derecho llegaba hasta el río Cefiso, cerca de una estribación del monte Aktion. Esta línea griega alcanzaba los 4 km de longitud y estaba asegurada en ambos flancos para evitar el empleo de la caballería macedonia. Pusieron toda su caballería en el ala izquierda (3.800) a continuación los hoplitas atenienses (8.500) en el centro 10.000 mercenarios griegos y aliados, y a la derecha los tebanos y boecios (10.300) con el batallón Sagrado que aún no había sido derrotado nunca.
Filipo contaba con una fuerza de 30.000 infantes y 6.000 jinetes. Su disposición era dos partes, la derecha mandado por Filipo con la caballería macedonia de los compañeros en el ala derecha (4.000), la mitad de la falange macedonia (10.000) hoplitas aliados en el centro (5.000) y en el ala izquierda mandada por Parmenio la otra mitad de la falange macedonia (5.000) y la caballería tesaliana al mando de Alejandro (1.800).

Batalla de Queronea 338 a.C. Filipo de Macedonia revistando las tropas antes de la batalla.

Batalla de Queronea 338 a.C.: despliegue inicial de fuerzas

Filipo sabía que la mayor amenaza eran los tebanos. Tebas había roto su alianza con macedonia para colocarse al lado de Atenas. Y eran los que más tenían que perder en caso de una posible victoria macedonia. Además eran los mejor entrenados, al contrario de los atenienses, que no habían combatido en una batalla terrestre desde hacía 20 años.
Filipo llegó a la conclusión de que la manera más rápida y más económica para lograr la victoria era derrotar a la más poderosa fuerza del enemigo, el Batallón Sagrado tebano.

Primera y segunda fase
En la primera fase, el ejército macedonio avanza en orden oblicuo por su ala derecha, hasta establecer contacto con los atenienses, estos se encontraban en ocupando una posición elevada junto a la ciudad de Queronea.

Batalla de Queronea 338 a.C. Filipo II atacando a las fuerzas atenienses.

Batalla de Queronea 338 a.C. Primera y segunda fase

En la segunda fase después del contacto, el ala derecha macedonia se repliega, atrayendo a las fuerzas atenienses y alejándolas de su posición favorable.

Tercera fase
En la tercera fase, Filipo detiene el repliegue cuando está en una posición elevada que es ventajosa, atacando a los atenienses.  Alejandro atacar al batallón Sagrado tebano.

Batalla de Queronea 338 a.C. Alejandro Magno con tan solo 18 años dirige la caballería macedonia contra el Batallón Sagrado tebano

Batalla de Queronea 338 a.C., Alejandro atacando al Batallón Sagrado tebano.

Batalla de Queronea: fase final

Batalla de Queronea 338 a.C.

En la siguiente fase Parmenion vió huecos en el centro griego y ordena un fuerte asalto partiendo el despliegue griego. Produciéndose la desbandada.
El batallón Sagrado tebano, mantuvo su formación hasta que fue prácticamente eliminad, tan solo 46 de ellos sobrevivieron. El resto, 254 muertos, fueron enterrados con honor, y allí permanecen, bajo la estatua del león de Queronea.
Diodoro dice que en la batalla murieron más de mil atenienses y fueron hechos dos mil prisioneros.

Secuelas
Filipo podría haber convertido la huida de los griegos en una auténtica masacre, pero no lo hizo. En vez de mandar a su caballería en persecución de los fugitivos, Filipo ordeno liberar a los prisioneros atenienses, sin pedir ningún rescate, colocó a sus muertos en una pira funeraria y mando las cenizas a sus familiares en Atenas.
Con los prisioneros tebanos no tuvo Filipo tanta consideración. Tebas fue duramente castigada por traicionar su anterior alianza con Macedonia. Tras enterrar a sus muertos, los prisioneros tebanos fueron vendidos como esclavos, y los altos cargos tebanos que se habían opuesto a los planes de Filipo fueron desterrados y sustituidos por tebanos afines a las políticas de Filipo.
Cuando sus generales incitaron a Filipo para dirigirse a conquistar Atenas, Filipo se negó a ello. Para sus planes de invasión a Persia, Filipo necesitaba a Atenas, sobre todo necesitaba la flota ateniense.
Un comité de paz ateniense, formado por Esquines, Démades (adversario de Demóstenes y defensor de Filipo en la asamblea ateniense) y el general Focion (siempre partidario de una alianza con macedonia), se reunieron con una delegación macedonia, formada por el propio Alejandro y los generales Antipater y Alcimaco, y entre todos se encargaron de redactar un tratado de paz duradero y conveniente para ambas partes.
Los términos el tratado, al que se llamo paz de Démades fueron los siguientes: La confederación marítima de Atenas, que ya no tenía ningún sentido, quedaba disuelta, pero en cambio Atenas conservaría la mayor parte de sus posesiones en el Asia menor, que servirían de cabeza de puente para la invasión de Persia. Ninguna tropa macedonia seria acantonada en el suelo del Ática y ningún navío de guerra accedería al puerto del Pireo: los dos estados, Macedonia y Atenas, hacían juramento de alianza recíproca.
Filipo ya tenía las manos libres y los aliados necesarios para iniciar su mayor proyecto, la invasión y conquista de Persia.

Batalla de Gránico 334 a.C.
Ocurrió en mayo del 334 a.C., fue la primera en la que el rey macedonio Alejandro Magno se enfrentó y derrotó a los persas. La batalla tuvo lugar en el noroeste de la actual Turquía, cerca del emplazamiento de Troya. Allí, un ejército bajo el mando combinado de los sátrapas persas de Asia Menor, que contaba con numerosos mercenarios griegos, que fueron derrotados por Alejandro.

Antecedentes
Después del asesinato de Filipo en el año 336 a.C por Pausanias, un capitán de su guardia, Alejandro subió al poder en Macedonia, algunas polis griegas aprovecharon el momento para alzarse en armas contra Alejandro ante la aparente debilidad de la monarquía macedonia. No obstante, Alejandro demostró rápidamente su destreza militar atravesando Tesalia para someterla nuevamente y acto seguido venció a los griegos tomando y destruyendo Tebas, y obligando a Atenas a reconocer su supremacía. Una vez apaciguada Grecia, decidió continuar el sueño de su padre de ir contra Persia.
Filipo había mandado antes de su muerte a los generales Permenio y Atalo con 10.000 efectivos para liberar las ciudades de Asia Menor y preparar la invasión.
El objetivo de Alejandro era enfrentarse con el ejército persa en Asia Menor, derrotarlo y después liberar las ciudades griegas, avanzar por la costa meridional de del Mediterráneo para llegar a Egipto, marchar a con el fin de neutralizar la flota persa que disponía de 400 naves frente a las 180 griegas principalmente atenienses, que le era muy cara y que no podía costear.
En la primavera del año 334 a.C,, Alejandro reunió su ejército en Tesalónica y se dirigió a Sesto (península de Gallipoli), cruzó el Helesponto (estrecho de los Dardanelos) se dirigió a Troya para rendir homenaje a los héroes griegos, dejando a Parmenio el cruce de las fuerzas con sus 180 buques, sin que fuesen molestados por la marina persa, reunieron una fuerza de 32.00 infantes y 5.100 jinetes y avanzó hacia Dascilio, la capital de la satrapía de Frigia, solo disponía de provisiones para 30 días.

Batalla de Gránico 334 a.C: movimientos previos

Darío creyó que los sátrapas de la región, ayudados por Memnón de Rodas, un griego al servicio de Persia,  podrían resolver la amenaza. Los persas contaban con 20.000 jinetes y 20.000 infantes.
Memnon abogó por la política de tierra quemada, y evitar un encuentro en campo abierto con Alejandro. Los seis sátrapas rechazaron la idea cuando uno de ellos dijo que “no consentiría que el fuego destruyese una sola casa de sus súbditos”.
Alejando consiguió lo que quería, una batalla pronta, al tercer día de haber cruzado el Helesponto.
Los persas habían elegido un punto sobre el rio Gránico para cerrarle el paso. De corriente y velocidad relativamente importantes y con las orillas escarpadas.

Despliegue inicial
El ejército persa había colocado 6 grupos de caballería 18.000 jinetes en un frente de 2 km (de norte a sur asiáticos: los medos mandados por Reomites, los bactrianos mandados por Arsites, los hircanianos mandados por Espiditrates, y a continuación los de Asia menor: paflagonios y persas pesados mandados  por Mitridates, los capadocios y cilicios por Memnon y los griegos por Arsemes hijo de Memnon apoyados en la orilla del rio y detrás la infantería situados sobre una elevación del terreno (10.000 griegos, y 10.000 arqueros persas mandados por Omares). La estrategia de los persas era localizar y matar a Alejandro con su caballería.
Alejandro decide atacar inmediatamente a pesar de que sus generales le aconsejan descansar y atacar al día siguiente. Despliega en de norte a sur: peltastas, caballería tracia (Calas), caballería tesaliana (Parmenio), 6 taxis o falange macedonia, hipaspistas (Nicanor), caballería compañeros (Alejandro), caballería ligera y peonia (Amintas), arqueros, y peltastas agrianos.

Batalla de Granico 334 a.C.: despliegue inicial de fuerzas

Primera fase
Alejandro mandó a los peltastas peonios (500), arqueros (500) y la caballería ligera y peonia (1.000), desplazarse hacia el sur sobre el terreno elevado para vadear el rio, la caballería de Arsemes se desplaza hacia el sur para cortarles el paso, dejando un hueco en su despliegue y abandonando su posición ventajosa.

Batalla de Gránico 334 a.C.: primera fase

Alejandro mandó cargar a Sócrates al mando de 2 ilas (500 jinetes) junto con los hipaspistas para fijar a la caballería de Memnon,  mientras que con el resto de los compañeros (1.300) la desbordaba, atacándola por la retaguardia.

Batalla del Gránico 334 a.C. (1). Alejandro y los compañeros en la orilla del río Gránico.

Batalla de Gránico 338 a.C. Alejandro y los compañeros en la otra orilla del Gránico. 
Batalla de Gránico 334 a.C.: Alejandro cruzando  el río al frente de los Compañeros.

Batalla de Gránico 334 a.C. Alejandro y los compañeros cruzando el río Gránico, el arquero no es muy ortodoxo.

Segunda fase
Mitridates (yerno de Darío) que formaba parte de la caballería paflagonia junto con Espiditrates con caballería hircaniana y otros nobles realizaron un contraataque, Mitridates es matado por Alejandro, y este a su vez está a punto de perder la vida otros nobles cuando Roesaces que le golpeó en el casco y Espiditrates que estuvo a punto de golpearle por la espalda con su espada, pero es salvado en última instancia por Clito el Negro que mandaba el Escuadrón Real (Agema).
Arriano dice que la caballería luchó como infantería, los macedonios emplearon la lanza para atacar la cara de los caballos y de los jinetes, con el fin de aumentar las posibilidades de desmontar al jinete, pero al final se impusieron la instrucción y disciplina de los compañeros, estaban más acostumbrados al choque que los persas que combatían a distancia con flechas y jabalinas. La caballería ligera de Amintas junto con los arqueros y peltatas cruzan el rio y ponen en fuga a la caballería de Arsemes. Parmenio cruza con su caballería el río poniendo en fuga la caballería asiática del norte.

Batalla de Gránico 433 a.C.: segunda fase

Batalla de Gránico: Clito el Negro  corta el brazo de Roaseces, salvando la vida de Alejandro

Batalla de Gránico 334 a.C. (4). Clito el Negro cortando el brazo de Reomitres (que mandaba la caballería Bactriana) cuando este, iba a asestar a Alejandro con su espada.

Tercera fase
La caballería persa al ser presionada por la falange macedonia en el centro y por la caballería macedonia en sus alas, fue puesta en fuga, y no fue perseguida, la falange se enfrentó a continuación  a la infantería persa,  mientras la caballería la envolvió por la retaguardia, los arqueros persas se dieron a la fuga dejando solos a los hoplitas griegos, que fueron masacrados por Alejandro, solo sobrevivieron 2.000 que fueron enviados como esclavos a Macedonia.
Batalla de Gránico 334 a.C.: tercera fase

Batalla de Gránico 334 a.C. (5). Derrota de la caballería mercenaria griega mandada por Memnón, un mercenario griego al servicio persa.

Batalla de Gránico 338 a.C. (6). Destrucción de los hoplitas mercenarios griegos a la derecha, son fijados por los falangistas macedonios a la izquierda, siendo envueltos por retaguardia por la caballería macedónica.


Secuelas
La caballería persa sufrió entre un 10 a un 20 por ciento de muertos, dos tercios de sus mandos perecieron en combate. Mientras que por el lado macedonio se perdieron 100 jinetes y 30 infantes.
La mayoría de los sátrapas habían muerto en la batalla, en su estéril intento de matar a Alejandro. Además de 2.500 jinetes de su caballería y los 3.000 mercenarios griegos de Mennon.
En el lado macedonio las pérdidas fueron mucho menores, alrededor de 100 jinetes y otros tantos de infantería.
Tras la batalla, Alejandro consiguió su primer botín asiático. Envió a Grecia una parte, que le sirvió para pagar la deuda de 1.300 talentos que allí había dejado. También envió a Atenas 300 armaduras persas, para que fueran consagradas en la Acropolis. Fueron acompañadas de una inscripción “Alejandro, hijo de Filipo y los griegos, excepto los lacedemonios, ofrecieron estos restos arrebatados a los barbaros de Asia.”
Tras incinerar los restos de los caídos macedonios y griegos, Alejandro se dirigió hacia el sur para liberar a las ciudades griegas de Jonia y Asia Menor.
Por el lado persa, el liderazgo de Memnón el rodio quedó establecido y consolidado. Experimentado y conocedor de los macedonios, evitó todo choque en batalla campal en tierra a la vez que alistó a la flota persa para colocarla en operaciones. Intentó recapturar a las ciudades griegas jonias que se habían unido al libertador macedónico instaurando tiranos locales apoyados por los persas. Esta estrategia de guerra  continuaría por un lapso corto de tiempo, ya que la prematura muerte de Memnón durante el asedio de la ciudad de Mitilene en la isla de Lesbos, resultó en el abandono de su estrategia. 

Batalla de Issos 333 a.C.
Ocurrió en noviembre del 333 a.C., entre el ejército macedonio de Alejandro Magno y el rey persa de Darío III Codomano, en las cercanías de la ciudad de Issos. Los ganadores fueron los macedonios. 

Antecedentes
Tras la batalla de Gránico, Alejandro bajó por toda la costa jonia liberando las ciudades griegas, encontró poca resistencia exceptuando algunos focos aislados como en Éfeso o en Mileto (Halicarnaso) en cuyo puerto fue bloqueada la flota de Alejandro, pero los macedonios se hicieron con las fuentes costeras de agua potables, y la flota persa tuvo que retirarse. Para asegurarse el control de la región ocupó Gordión (Ankara) en el corazón de Lidia. Luego se dirigió hacia el sur cruzando el paso de Jonás o Puertas Cilicias. En dirección a Tarso con el fin de tomar los puertos de Siria, para neutralizar la peligrosa flota persa.
Batalla de Issos 333 a.C.: movimientos de Alejandro desde el Gránico al Issos

En la ciudad de Tarso, Alejandro cayó enfermo, parando el avance durante unos días. Allí le llegaron noticias de que Darío estaba reuniendo un gran ejército en Babilonia. Si Darío conseguía alcanzar el Golfo de Issos, podía utilizar el apoyo de la flota persa al mando de Farnabazo III, que aún operaba en el Mediterráneo, facilitando su suministro y probablemente desembarcando tropas en su retaguardia.
Una vez recuperado el rey macedonio sus tropas se encaminaron hacia las puertas Sirias, dejando a los enfermos en la ciudad de Issos, con el fin de continuar su avance hacia el sur y poder derrotar definitivamente a Darío en Siria.
En noviembre, Alejandro recibió informes de que el gran ejército había entrado en Siria. Decidió reagrupar su disperso ejército y avanzar hacia el sur desde Issos hacia la costa Siria siguiendo la costa a través de las puertas Sirias, dejando una fuerza en Issos para cerrarle el paso.
Darío, esperaba el ataque en la ciudad de Sochi, como Alejandro no se presentó, se dirigió por el interior a través de las puertas Amanies, cuya existencia Alejandro desconocía, cruzándose con las fuerzas de Alejandro. El rey persa se encontró con que su ejército se había situado tras los macedonios, cortando sus líneas de suministro.
Darío tomó la ciudad de Issos y mutiló horriblemente a los defensores y enfermos griegos que habían quedado, quizá para provocar a Alejandro.
Desplegó sus fuerzas al norte del el río Pinaro. Alejandro cuando se enteró de la situación de Darío, mandó contramarchar en dirección al enemigo, que ya había elegido el terreno para la batalla. 

Despliegue inicial
Los persas habían desplegado desde el mar a la montaña en un frente de unos 3 a 4 km: unos 6.000 jinetes ligeros (medos, griegos, al mando de Nabarzanes, 10.000 kardakes posiblemente los Inmortales, 10.000 hoplitas griegos al mando de Timondas, otros 10.000 kardakes, y 3.000  jinetes ligeros hircarnianos y 3.000 jinetes medios bactrianos, delante situó arqueros y escaramuzadores, dejó una unidad de infantería ligera en una elevación al sur del río. 

Batalla de Issos 333 a.C. Despliegue inicial

En segunda línea colocó, 25.000 infantes ligeros, 1.000 jinetes pesados detrás de los hoplitas griegos, donde se situó Darío sobre un carro y otros 25.000 infantes ligeros. En total 13.000 jinetes, 30.000 infantería pesada y 60.000 de infantería ligera.
Alejandro colocó desde la costa: la caballería ligera y traciana (800) la caballería tesaliana (2.100), infantería ligera y arqueros (1.000),  12.000 falangistas como el frente era muy grande puso 8 de fondo, 3.000 hipaspistas, la caballería de los Compañeros (2.100) infantería ligera de montaña tribalos, tracios y agrianos, (1.000) y la caballería ligera y peonia (900), delante de esta línea los escaramuzadores. En segunda línea colocó 7.000 hoplitas griegos al mando de Crétaro, con unos 1.500 peltastas a los flancos). Total 6.000 jinetes, 22.000 infantería pesada y  13.000 infantería ligera.

Primera fase
La batalla comenzó con la caballería ligera y peonia del flanco derecho junto con los la infantería de montaña, desalojan la infantería persa que se encontraba en las alturas dispersándola, un grupo regresó a sus líneas y otro se refugió en las alturas, Alejandro dejó a los a los agrianos para controlarlos.
Al mismo tiempo la caballería bactriana pasa al ala derecha para desplazar el centro de gravedad, dado que el terreno era más llano y favorecía el empleo de su caballería.
Alejandro ordena a dos escuadrones de la caballería de los compañeros (500) reforzar su ala derecha, para compensar el traslado de esas fuerzas adversarias.

Batalla de Issos: primera fase 

Segunda fase
La caballería persa  griega, bactriana y meda atacaron desde el flanco izquierdo persa. La caballería traciana, tesaliana  y compañeros retroceden aunque mantienen la cohesión. Se produce un hueco entre la línea macedonia que es cerrada por los peltastas griegos, se produjo una bolsa en la que quedó atrapada  la caballería persa, que quedó aprisionada y no se podía mover, por lo que tuvieron que luchar como infantería, lo que favoreció a los macedonios que están más acostumbrados.
Al mismo tiempo los kardakes y mercenarios griegos avanzaron, cruzaron el río y se enfrentan a la falange macedonia. Ésta como su fondo era solo de 8 hombres empezó a retroceder, y para evitar el colapso, ordenó que los hoplitas griegos reforzasen la falange.
Alejandro mandó atacar a los Inmortales persas con los hipaspistas,  rompiendo la formación y haciendo retroceder una parte de estos. Al mismo tiempo él mismo al frente de la caballería de los Compañeros y peonia, atacó a la caballería hicarniana, haciéndola retroceder.

Batalla de Issos: segunda fase

Batalla de Issos 333 A.C.: Alejandro cruzando el río Pínaro 

Tercera fase
La caballería de Navarzanes atrapada en la bolsa no se podía mover,  Parmenio empezó a presionarla con la caballería tesaliana, ligera y los peltastas y la hizo retroceder. Al mismo tiempo, la falange empieza a presionar a los kardakes  y a los hoplitas griegos, haciéndoles retroceder también.
Alejandro con los compañeros envolvió la segunda línea persa y se dirigió hacia Darío. Éste mandó a los jinetes catafractas para parar Alejandro. Al ver que sus fuerzas retrocedían en todos los frentes viró su carro, huyendo del campo de batalla. Cuando el suelo se hizo demasiado inestable para su carro, finalmente lo abandonó junto a todo su equipo y siguió cabalgando a lomos de uno de los caballos. 
Cuando los persas vieron huyendo al Gran Rey, todas las tropas ligeras persas, esos 50.000 hombres de leva, huyeron  a la carrera sin entrar en combate.  Produciéndose la desbandada general después.
Poco después se hizo de noche y se cesó en la persecución de los persas.

Batalla de Issos 333 a.C: tercera fase
Batalla de Issos 333 a.C., Alejandro y los compañeros se dirigen contra Dario.

Batalla de Issos 333 a.C. (2). Pintura basada en el famoso mosaico de Pompeya 

Secuelas
Se estoma que los muertos fueron 7.000 macedonios y 20.000 persas.
La batalla de Issos fue una victoria decisiva para los macedonios, y marcó el comienzo del fin para el poder persa. Fue la primera vez que el ejército persa era derrotado con el rey Darío III.
Como era costumbre en la época, el campamento persa fue saqueado por los vencedores pero el botín fue escaso, ya que Darío había enviado la mayoría de su tesoro real a Damasco, pero allí encontraron a Estatira, la mujer de Darío; a sus hijas, Barsine-Estatira y Dripetis; y a su madre, Sisigambis, las cuales acompañaban al rey en su campaña. Alejandro, más tarde desposaría a Barsine-Estatira, las trató con gran respeto.
En Damasco encontraron 3.000 talentos de oro (1 talento = 26 kilos), lo que le sirvió para financiar la campaña y reclutar refuerzos para compensar las bajas. 

Batalla de Gaugámela 331 a.C.
También conocida como Arbelas, ocurrió el 1 de octubre de 331 a.C. en Gaugamela (que significa la casa del camello), en la ribera del río Bumodos, afluente del Gran Zab. Dicho lugar se encuentra a unos 27 km al noreste de Mosul y a 52 km de Arbela. Se enfrentaron el ejército persa a las órdenes de su rey Darío III y el ejército macedonio bajo el mando de Alejandro Magno. Marcó el final del Imperio Persa y es considerada una obra maestra en la táctica militar y la mayor victoria de Alejandro. 

Antecedentes
La derrota de Darío en Issos dejó de nuevo el camino libre a Alejandro, quien prosiguió con su plan. Avanzó tomando todos los puertos del Mediterráneo. El más dificultoso fue el asedio de Tiro, en Fenicia, en el que tuvo que hacer un dique de 400 m desde la costa hasta la isla que era la ciudadela de Tiro con troncos y piedras con el fin de llevar las máquinas de asedio hasta las murallas de la ciudad, mientras la flota de Tiro acosaba y quemaba dichas máquinas de guerra una y otra vez desde el mar. Finalmente bloqueó la flota de Tiro y tomó la ciudad. También se encontró resistencia en Gaza, levantó un terraplén de tierra alrededor y la tomó al asalto.
Finalmente se dirigió a Egipto, donde fue muy bien recibido. Allí tendrían lugar dos acontecimientos principales: la fundación de Alejandría y su nombramiento como Faraón. Pasó el invierno del 332-31 en Egipto, y aprovechó para reforzar su ejército.

En la primavera de 331 a.C, Alejandro dejó Egipto regresando a Tiro donde estaba su flota. De allí se dirigió a Antioquía, cruzando el valle del río Orontes, y llegó al Río Éufrates a la altura de Tapsaco, donde fundó la ciudad de Niceforio para que fuera una plaza fuerte y depósito de los suministros del ejército. Aquí supo que Darío se encontraba en Arbelas, por lo que cruzó el Tigris y se dirigió hacia el norte bordeando la ribera oriental del río.
Darío movilizó un inmenso ejército en la llanura de Gaugamela en las proximidades de la ciudad de Arbela. Alejandro aceptó la invitación al enfrentamiento. Darío tuvo tiempo de allanar el campo de batalla para dejar el camino expedito para sus carros falcados o carros escitas. Era el lugar ideal para aprovechar la superioridad numérica en caballería de 10 a 1. 

Despliegue inicial
Ejército persa
En la llanura en un frente de 5 a 6 km, Darío desplegó 35.000 jinetes, 40.000 infantes pesados, 200 carros falcados, 1.500 arqueros, 30.000 takabaras o peltastas, y entre 100.000 a 150.000 eran levas.
 Ala izquierda caballería al mando de Bessos: delante 1.000 arqueros bactriano y  3.000 arqueros escitas y 100 carros falcados bajo el mando de Mausaces. Detrás segunda línea 6.000 bactrianos mandados por Bessos, 3.000 escitas dahan; 2.000 arcosianos y 1.000 persas bajo el mando de Bersantes,  y otros.
En el centro en primera línea 1.000 albanios, 1.000 secesianos, 50 carros falcados, 1.000 jinetes reales, 15 elefantes y 1.000 jinetes hindúes,  detrás, 5.000 kardakes, 5.000 hoplitas griegos mandados por Foceo, Ciro en su carro con su escuadrón Real (1.000 jinetes) o rodeado por 10.000 inmortales, hoplitas griegos mandados por Glauko el etolio, 5.000 kardakes.
Ala derecha la caballería al mando de Marzeo: 2.000 armenios,  1.000 capadocios y 100 carros falcados mandados por Orontes. Detrás 1.000 sirios y 1.000 mesopotamios mandados por Marzeo; 2.000 medos y 1.000 cadusios mandados Atropates;   2.000 partos y 1.000 hircanianos bajo el mando de Pratafernes; 1.000 albanios  y 1.000 secesianos y 1.000 areianos bajo el mando de Satibarzanes cerca del centro.

Segunda línea: Detrás desplegó las levas asiáticas reclutadas en todas las satrapías. La parte izquierda manda por Abulites lo componían aracolios, caducos, susianos, sitanaceos, daseos, indios, etc. La parte derecha mandada por Bupares lo componían mesopotamios, medos, sacios, babilonios, etc.
Batalla de Gaugámela 331 a.C.: despliegue inicial 

Ejército macedonio
Alejandro desplegó igual que en las batallas anteriores, en su ala izquierda al mando de Parmenio: la caballería ligera y traciana (800) la caballería tesaliana (2.100), infantería ligera y arqueros (1.000),  3 taxis (6.000)  y detrás 4.000 mercenarios griegos en segunda línea, Alejando mandaba el ala derecha con 3 taxis (6.000)  3.000 hipaspistas, la caballería de los Compañeros (2.100) infantería ligera de montaña tribalos, tracios y agrianos, (1.000) y la caballería ligera y peonia (1.000), delante de esta línea los escaramuzadores,  detrás 4.000 hoplitas griegos. Total 7.000 jinetes, 22.000 infantería pesada y  18.000 infantería ligera.
La táctica de Darío era la de envolver al ejército macedonio por ambas alas y romper la formación de su centro con los carros falcados o carros escitas.

Batalla de Gaugamela 331 a.C. Dario III en su carro en medio del despliegue persa.  

Primera fase
Alejandro inició la marcha en orden oblicuo desplazándose a la derecha  para evitar el terreno allanado con el fin de que los persas no pudiesen usar los carros falcados.
Cuando avanzaban, Alejandro vio como toda la caballería del ala izquierda persa mandada por Bessos se lanzaba hacia ellos, Alejandro reaccionó con prontitud mandando a la caballería ligera que cargase contra las primeras tropas que iban a rodearlo, el contraataque macedonio fue rechazado por los escitas y bactrianos, pero Alejandro volvió a demostrar una gran rapidez de reflejos y de visión del combate, ordenando a los peonios e infantería ligera un ataque con el objeto de extender su ala derecha, tal y como había previsto que sucedería. 
Bessos mandó hacía ese lugar fuerzas de refresco compuestas por el resto de los jinetes bactrianos y escitas, los cuales rompieron las filas de los compañeros, causando graves pérdidas, puesto que los caballos escitas estaban mejor protegidos por una armadura defensiva. A pesar de ello, la disciplina y el orden demostrado por los macedonios en su repliegue posibilitó que éstos se volviesen a reagrupar en perfectos escuadrones que acabaron por romper las líneas enemiga.

Batalla de Gaugámela 331 a.C.: Primera fase 

Darío al ver el desarrollo mandó a los carros falcados inicial la carga. Precedidos de jinetes persas que arrastraban ramas para levantar polvo, la falange macedonia apenas tenía tiempo para maniobrar. Alejandro había adiestrado a sus tropas para que se abrieran. Según la Anábasis, los caballos se metían por los corredores creados entre la falange inofensivamente. Lamentablemente, el polvo impidió que todo el frente reaccionara igual. La mayoría de los carros pasaron por los pasillos que abrieron los piqueros, pero muchos otros se estrellaron contra las líneas y segaron cientos de vidas con sus guadañas. No obstante, los aurigas fueron rápidamente neutralizados, a tiempo para que la falange absorbiera el grueso del ataque de la infantería persa.

Batalla de Gaugamela 331 a.C. Carga de los carros falcados contra la falange macedonia.

Batalla de Gaugámela: ataque de los carros falcados contra la falange macedonia 

Al mismo tiempo, la caballería persa del ala derecha persa mandada por Marceo, se estrelló contra el frente de Parmenio, y como eran muchos más, superó el frente y un gran número de jinetes rebasaron a los macedonios y avanzaron hacia el campamento macedonio  que se encontraba a unos 10 km del frente para  rescatar a la familia real y saquear el campamento. 

Segunda fase
La caballería escita y bactriana de Bessos pone en un serio aprieto a la caballería de Alejandro,  entonces da la orden a los hoplitas griegos de cargar contra la caballería de Bessos,  parándoles y empeñándoles en un combate  casi parados.
Se produce un hueco en la falange griega y por él se cuelan los jinetes reales, hindúes, albánios y secesianos que van a saquear los bagajes avanzados macedonios, Parmenio manda a los hoplitas griegos para evitar el saqueo y bloquearles. 

Batalla de Gaugamela: Segunda fase 

Tercera fase
Darío ordena a los griegos de Glauko en su izquierda y a los kardakes reforzar la caballería de Bessos,  Alejandro vio el hueco y mandó girar a la izquierda su caballería  y se lanzó directamente contra Darío por detrás de los Inmortales, al mismo tiempo avanzó directamente con los hipaspitas y la falange contra el centro. Esto fue demasiado para el Gran Rey, que de nuevo dio media vuelta al carro y huyó, dejando su ejército atrás.
Aquello no fue el fin de la resistencia persa. Bessos se enteró y dio orden de retroceder para cubrir la retirada del Rey. Alejandro no pudo perseguirlo porque Parmenio necesitaba ayuda urgente, dio media vuelta y tuvo que abrirse paso a través de persas en retirada, algunos en formación que iban a reforzar el ala izquierda, cuando Alejandro llegó, Permenio había contraatacado y toda la caballería de Marceo se puso en desbandada.

Batalla de Gaugámela: Tercera Fase 

Batalla de Gaugámela: Carga de la falange.

Alejandro Magno cargando con los compañeros.

Libre Parmenio, se reanudó la persecución que se prolongó hasta la noche, iniciando una marcha forzada sobre Arbelas, pero Darío logró escapar, unos 2.000 mercenarios griegos que también lograron escapar se reunieron con Darío y Bessos quien posteriormente le asesinaría. 

Batalla de Gaugámela: Alejandro embiste contra Dario

Los muertos se estiman en 40.000 muertos persas y 5.000 macedonios. 

Batalla de Hidaspes 326 a.C.
Campaña de Alejandro en Asia
Tras la muerte de Darió III y después de enterrarle con los honores de un rey, Alejandro persiguió a Bessos su asesino.
Atravesó las puertas Caspias y se adentró en los territorios de Partia donde fundó la ciudad de Alejandropolis (Meshed), siguió por la satrapia de Aria donde fundó la ciudad de Alejandría de Arelón (Herat), la satrapia de Drangiana y la satrapia de Aracosia, donde fundo la Alejandria Aracosia (Kandahar), donde se detuvo en la primavera del año 329 AC. Continuó viaje para atravesar el Paropámiso y la cordillera del Hindu Kush, tras 16 días de marcha que exigía atravesar el paso de Khawak, a casi 4.000 metros de altitud, se convirtieron en un tormento en la primavera del año 329 AC, la columna militar se extendía más de 25 kilómetros a lo largo de un sendero sinuoso, llegaron por fin al reino de Bactriana, que capituló sin oponer resistencia. Donde fundó la Alejandría de Caucaso (Kabul) alcanzando la capital Bactra (Balj), el refugio del usurpador, que, sin embargo, se había dado a la fuga. Le siguió 80 kilómetros a través de un desierto de dunas móviles y arenas movedizas hasta el río Oxus, el actual Amur Darya. El rebelde Bessos lo había cruzado en su huida y quemado todas las naves. Para atravesarlo, los macedonios tuvieron que construir balsas. En la Sogdiana la fortuna volvió a sonreír a Alejandro: en el verano de 329 AC, Bessos fue capturado y entregado por sus propios aliados. El rey ordenó que le cortaran la nariz y las orejas, y que lo crucificaran. Vengada así la muerte de Darío, Alejandro era ya el soberano indiscutido de Persia.

Campañas de Alejandro Magno en Asia y en la India 

Alejandro continuó con su ejército en Sogdiana, tomando la capital, Maracanda (Samarcanda). Una revuelta surgida en esta ciudad, encabezada por Espitámenes, fue sofocada con prontitud, con la consiguiente muerte del insurrecto. Se alcanzaba así el límite del Imperio persa en el río Jaxartes, donde fundó otra Alejandria de Escathe, ahi tuvo lugar la batalla de Jaxartes contra los escitas, a los que derrotó.
Los sogdianos pronto se levantaron contra él e indujeron a las fuerzas alejandrinas a una guerra de guerrillas que se prolongaría más de un bienio. En el verano de 328 a.C, empezó a entrenar fuerzas persas a la manera macedonia para integrarlas en su ejército, se produjo en Maracanda una acalorada discusión entre Alejandro y Clito el Negro. Desinhibido por el alcohol, este criticó la divinización del nuevo rey de reyes. El tono fue subiendo y, cegado por la ira, Alejan­dro traspasó con la lanza al hombre que seis años antes le había salvado la vida en el Gránico, una muerte que lamentaría profundamente.
En 327 a.C, Alejandro pudo finalmente regresar a Bactra (Balj). Ese mismo año desposó a Roxana, como una maniobra para consolidar sus relaciones con las nuevas satrapías de Asia Central. 

Campaña de Alejandro en la India
El año 326 AC, Alejandro se pone de nuevo en marcha con las miras puestas en la India. Atravesó el paso de Klyber y llegó a la satrapia de Gandhara, al norte de lo que ahora es Pakistán para que vinieran a él y se sometieran a su autoridad. Ambhi, rey de Taxila, cuyo reino se extendía desde el Indo hasta el Hidaspes, aceptó someterse pero los rajás de algunos clanes de las montañas, incluyendo los aspasioi y los assakenoi de la tribu de los kambojas, conocidos en los textos indios como ashvayanas y ashvakayanas (ashva significa caballo), se negaron a ello.
Alejandro se enzarzó primero en una feroz contienda contra los aspasioi en la que le hirieron en el hombro con un dardo, pero en la que los aspasioi perdieron la batalla y 40.000 de sus hombres cayeron prisioneros.
Los assakenoi fueron al encuentro de Alejandro con un ejército de 30.000 soldados de caballería, 38.000 de infantería y 30 elefantes, lucharon valientemente y opusieron una tenaz resistencia al invasor en las batallas de las ciudades de Ora, Bazira y Masaga, ciudad esta última cuyo fuerte fue reducido sólo tras varios días de una sangrienta lucha en la que hirieron a Alejandro de gravedad en el tobillo.
Cuando el rajá de Masaga murió durante la batalla, el comandante supremo del ejército acudió a la vieja madre de éste, Cleofis, la cual también parecía dispuesta a defender su tierra hasta el final y asumió el control total del ejército, lo que empujó también a otras mujeres del lugar a luchar. Alejandro no sólo mató a toda la población de Masaga, sino que redujo sus edificios a escombros. Una matanza similar ocurrió en Ora, otro bastión de los assakenoi.
Mientras todas estas matanzas ocurrían en Masaga y Ora, varios assakenoi huyeron a una alta fortaleza llamada Aornos donde Alejandro los siguió de cerca y capturó la roca tras cuatro días de sangrienta lucha. La historia de Masaga se repitió en Aornos, y la tribu de los assakenoi fue masacrada.
Frecuentemente, una vez tomada la fortaleza, la devolvía su anterior líder para que la siguiera gobernando si le habían jurado lealtad. Sin embargo, si una vez juramentados le traicionaban, Alejandro no mostraba piedad.
Poco a poco llegó a las tierras bajas que circundaban el Indo. A cada paso descubrían nuevos animales y plantas. Allí había cientos de pequeños estados en estado perpetuo de lucha, y esto fue lo que él aprovechó. Aliándose con algunos reyes, luchó contra otros y los venció.
Al llegar al valle del Indo se reunió con el grueso de su ejército que había seguido un camino más directo. Formó una alianza con Taxiles, el rey de la región, y construyó unos pontones para cruzar el río Indo con 75.000 hombres. Taxiles le pidió ayuda contra su rival el rey Poros, y le proporcionó 5.000 hombres. Alejandro avanzó contra Poros hacia su próximo obstáculo, el río Hidaspes (hoy Jhelum en la región del Punjab), con unos efectivos entre 31.000 y 34.000 infantes y unos 7.300 jinetes, de los cuales 1.000 eran arqueros escitas.
Poros contaba de 20.000 a 50.000 infantes, 4.000 jinetes, 300 carros y entre 80 y 100 elefantes. Los infantes hindúes o kshartya, eran soldados profesionales, al igual que los macedonios. Se dividían en dos tipos: los arqueros, con largos arcos de bambú de 1,8 m. que disparaban flechas de punta de hierro y que podían atravesar corazas, aunque debido a la lluvia perdieron su eficacia y los lanceros, provistos de lanzas o jabalinas y con escudos de piel sobre un tejido de mimbre. Todos, salvo los más pudientes, iban sin armadura, con la vestimenta acostumbrada era una larga falda, y armados con espadas de hoja de hierro.
Los elefantes que eran grandes machos, castrados, de 3,5 m de hombros y un peso de hasta 5 toneladas. Cada uno llevaba una coraza de piel de buey o búfalo, y del arnés colgaban campanas para amplificar el ruido del elefante al moverse. Lo montaban un cornaca y hasta cuatro guerreros, provistos de arcos o jabalinas, a horcajadas sobre el lomo del animal. Pero el arma principal del elefante era pisotear al enemigo, derribarlos con la trompa y ensartarlo con los colmillos, que podían ir cubiertos con afiladas vainas de hierro.
Los jinetes hindúes utilizaban un rudimentario estribo que proporcionaba sujeción al dedo gordo del pie del jinete, lo que les daba mayor estabilidad.

Movimientos previos
Poros, que había llegado antes a su orilla del río, se situó frente al ejército de Alejandro y se preparó para rechazar cualquier intento de cruce. La corriente era fuerte debido a las lluvias monzónicas, y el cauce profundo, por lo que cualquier intento de cruzar por la fuerza provocaría enormes bajas. Alejandro se esforzó por encontrar un vado alternativo, y pasó las dos semanas siguientes desplazando a sus tropas arriba y abajo por la orilla, con el ejército de Poros siguiéndole sin perderle nunca de vista. Tras las continuas fintas y contrafintas, localizó un buen lugar para cruzar, a unos 30 km río arriba de su campamento. En una noche de tormenta noche trasladó en secreto a ese punto una parte sustancial de sus fuerzas, incluyendo casi toda la caballería, con la intención de hacerla cruzar en secreto y sin oposición y dejó a Crátero en el campamento para que aguantara la posición.

Batalla de Hidaspes 326 a.C: Movimientos previos a la batalla 

Poros se enteró y envió a su propio hijo a atacar con 2.000 jinetes y 120 carros, pero Alejandro envió varias cargas de caballería haciendo retroceder a los hindúes, matando al hijo y capturando varios carros.

Despliegue inicial
Poros entonces decidió emplear toda su fuerza, eligió un terreno no demasiado fangoso, formando una línea de unos 3 km de longitud, colocando en cada ala 2.000 jinetes y 150 carros; en el centro los 30.000 infantes en su mayoría ligeros y delante de éstos 200 elefantes, un elefante cada 100 metros. Alejandro contaba con una fuerza de 6.000 infantes y 5.000 jinetes, escondió unos 1.000 jinetes al mando de Coenios detrás de la falange, en su  ala derecha situó 4.000 jinetes y los hipaspistas y a continuación 4 taxis. Había dejado en el campamento al mando  Cratero 2 taxis, la caballería tesaliana y los aliados hindúes.

Primera fase
Alejandro mandó a los 1.000 arqueros montados escitas al mando de Taurón contra el ala izquierda de Poros para eliminar los carros hindúes y desorganizar la caballería adversaria. Poros manda a su caballería del ala derecha trasladarse a su ala izquierda.

Batalla de Hidaspes 326 a.C: despliegue inicial y primera fase 

Segunda fase
Alejandro al frente de la caballería de los Compañeros  intentó envolver a la caballería de Poros con el fin de alejarla de su infantería, Poros avanzó para cortarle el paso, pero sus carros se atascaron en el barro. La infantería macedonia avanzó en orden oblicuo contra la infantería hindú. Coenios con sus 1.000 jinetes envuelve al despliegue hindú, atacando la caballería de Poros por retaguardia.

Batalla de Hidaspes 326 a.C: segunda y tercera fases 

Tercera fase
Cuando los elefantes de Poros atacaron fueron frenados por el bloque compacto que ofrecía la falange: una auténtica muralla de bronce erizada de hierro que detuvo en seco a los elefantes. Los elefantes cargaron enloquecidos contra los falangistas. Muchos macedonios murieron aplastados bajo los paquidermos, pero también acertaron a abrir pasillos para que los elefantes pasaran, y luego la caballería ligera y los hostigadores los rodearon, asaeteando a los conductores, otros perdieron el control, y salieron en estampida, causando daño tanto a macedonios como indios. Por fin, Alejandro y la caballería macedonia derrotaron a la caballería hindú, y cargaron contra los flancos y retaguardia del centro hindú, decidiendo la batalla.

Batalla de Hidaspes 326: lucha entre los elefantes y carros de guerra hindues contra los  macedonios. Autor Angus McBride 

Con casi ocho horas de duración, fue una batalla muy larga para los estándares de la antigüedad, y sin duda resultó tremendamente sangrienta.

Batalla de Hidaspes 326 a.C, Alejandro dirigiendo la batalla de los falangistas contra los elefantes, no es muy real dado que Alejandro mandaba como siempre la caballería . Autor Brian Palmer

Batalla de Hidaspes 326 a.C contra los elefantes hindúes. Alejandro haciendo frente a la carga de los elefantes. Autor Sergio Budicin. 

Secuelas
Las bajas de Alejandro fueron de 4.000 infantes y 280 jinetes muertos, 8.000 heridos. Las bajas de Poros: 12.000 infantes, 400 jinetes, 9.000 hombres capturados y 80 elefantes capturados.

Batalla de Hidaspes 326 a.C: el rey Poros se rinde entregando sus espadas a Alejandro 

Dos tercios del ejército de Poros fueron eliminados o capturados. Poros le pidió a Alejandro que lo trate como a un Rey. Con admiración, Alejandro permitió que Poros mantuviese su reino y logró que hiciese las paces con Taxiles.
Siguiendo con su costumbre, mientras descansaba su ejército fundó nuevas ciudades. Una de ellas se llamaría Alejandría Bucéfala, en honor a su caballo, que murió por causas naturales y no en la batalla, y otra llamada Alejandría de Nicea.
Alejandro mandó construir una flota para navegar por el río Hidaspes, luego confluirá con el Indo y de allí hacia el océano. Mientras construían la flota continuó su avance en dirección Este por la región del Punjab, hacia el fin de la India. Sin embargo, no se encontró con esto. Más bien siguió conquistando tribu tras tribu y experimentando la dureza del clima de la región. Las lluvias del Monzón y la hostilidad de la fauna, especialmente las serpientes venenosas, causaron grandes malestares. En su avance cruzó con gran dificultad el gran río Acesines (hoy Chenab) y el Hidraotes (hoy Ravi). Sin embargo, en el avance se topó con una dura resistencia de los cateanos, que logró vencer luego de un gran asedio a la ciudad de Sangala (hoy Sialkot), que fue tomada por asalto, liquidó 17.000 soldados enemigos y logró capturar otros 70.000. Llegó al río Hífasis (hoy Beas) creyendo que ya estaba cerca del fin de Asia. Pero los guías locales le informaron de que luego vendría el valle del Ganges, y que después la tierra continuaba.
Su ejército estaba exhausto y empezaba a desesperarse. Estaban en época de Monzones y durante 60 días seguidos llovió continuamente. Sus soldados le pidieron regresar. Fundó la ciudad de Alejandria del Hífasis y decidió regresar.
Alejandro dejó refuerzos en la India. Nombró a su oficial Peitón sátrapa del territorio del Indo, cargo que éste ocuparía durante los siguientes 10 años hasta el 316 a.C, y en Panjab dejó a cargo del ejército a Eudemos, junto con Poros y Ambhi. Eudemos se convirtió en gobernador de una parte de Panjab después de que éstos murieran. Él y Peitón regresaron a Occidente en el 316 a.C con sus ejércitos para tomar parte en las guerras de los Diadocos. En el 321 a.C, Chandragupta Mauria fundó el Imperio Mauria en la India y expulsó a los sátrapas griegos. 

El regreso
En noviembre del año 326 parte, para enfrentar la amenaza de las tribus del sur del Punjab el grupo se dividió en tres grupos. Alejandro navegaría con un grupo por el río Hidaspes, Hefestión con otro sobre la ribera izquierda y Crátero sobre la ribera derecha, más adelantado. Se habían establecido puntos de encuentro a intervalos regulares.
Las primeras tribus con la que se encontraron se rindieron fácilmente, pero le llegan a sus oídos noticias de que otras planeaban juntarse y enfrentarlo, especialmente los malios y oxidracas. Los malios eran las tribus más aguerridas del sur de Asia por aquellos tiempos.
Alejandro decidió atacar las tribus y vencerlas por separado antes de que se juntaran. Su victoria fue aplastante, aunque las tribus de los malios luchaban hasta la muerte. Sin embargo un ejército de 50.000 malios logró escabullirse y se atrincheraron en la ciudad de Multa. El propio Alejandro, al ver que las tropas no podían subir las murallas, encabezó el ataque subiendo él mismo el primero los muros fortificados por las escaleras, exponiéndose al límite. Iba acompañado por unos guardias, y fue herido por una flecha en el pulmón. Sus soldados, creyendo que el rey estaba muerto, tomaron la ciudadela y descargaron su furia contra los malios que se habían refugiado en ella, llevando a cabo una masacre, y no perdonaron la vida a ningún hombre, mujer o niño. A pesar de ello y gracias al esfuerzo de su cirujano, Critodemo de Cos, Alejandro sobrevivió a esa herida.
Después de esto, los malios supervivientes se rindieron ante las fuerzas macedónicas, y éstas pudieron continuar su marcha.
Alejandro llegó a la confluencia del río Indo, donde fundó Alejandría del Indo y envió a la mayor parte de sus efectivos a Carmania (al sur del actual Irán) bajo el mando del general Crátero a través de Alejandria Aracosia (Kandahar).
En el 325 el ejército llega a la ciudad de Patala en el delta del Indo, donde construyó un puerto y mandó montar una flota para explorar el golfo Pérsico bajo el mando de su almirante Nearco, mientras que él conduciría al resto del ejército de vuelta a Persia por la ruta del sur a través del desierto de Gedrosia (ahora parte del sur de Irán y de Makrán, en Pakistán), fue un terrible error que le costó miles de soldados debido al calor y la sed. La travesía por el desierto duró sesenta días, llegando finalmente a Alejandro llegó finalmente a Persépolis 7 años después de haberla dejado.

Alejandro Magno cruzando el desierto de Gedrosia. Se le ve rechazando un casco lleno de agua en medio del desierto, para que sus tropas viesen que él sufría las mismas privaciones. Autor Tom Lovell. 

Muerte de Alejandro (323 a.C)
Tras enterarse de que muchos de sus sátrapas y delegados militares habían abusado de sus poderes en su ausencia, Alejandro ejecutó a varios de ellos como ejemplo mientras se dirigía a Susa. Como gesto de agradecimiento, Alejandro pagó las deudas de sus soldados, y anunció que enviaría a los veteranos mayores a Macedonia bajo el mando de Crátero, pero sus tropas malinterpretaron sus intenciones y se amotinaron en la ciudad de Opis, negándose a partir y criticando con amargura su adopción de las costumbres y forma de vestir de los persas, así como la introducción de oficiales y soldados persas en las unidades macedonias. Alejandro ejecutó a los cabecillas del motín, pero perdonó a las tropas. En un intento de crear una atmósfera de armonía entre sus súbditos persas y macedonios, casó en una ceremonia masiva a sus oficiales más importantes con persas y otras nobles de Susa, pero pocas de esas parejas duraron más de un año. Mientras tanto, en su regreso, Alejandro descubrió que algunos hombres habían saqueado la tumba de Ciro II el Grande, y los ejecutó sin dilación, ya que se trataba de los hombres que debían vigilar la tumba que Alejandro honraba.
Su amigo más íntimo, Hefestión, murió a causa de una enfermedad o envenenado, muerte que afectó mucho a Alejandro.
El 13 de junio del 323 a.C, Alejandro murió en el palacio de Nabucodonosor II de Babilonia. Le faltaba poco más de un mes para cumplir los 33 años de edad. Se sabe que el 2 de junio Alejandro participó en un banquete organizado por su amigo Medio de Larisa. Tras beber copiosamente, le metieron en la cama por encontrarse gravemente enfermo. Los rumores de su enfermedad circulaban entre las tropas, que se pusieron cada vez más nerviosas. El 12 de junio, los generales decidieron dejar pasar a los soldados para que vieran a su rey vivo por última vez, desfilando de uno en uno.

Muerte de Alejandro Magno en el palacio de Nabucodonosor II en Babilonia el 13 de junio del 323 a.C 

Alejandro no tenía ningún heredero legítimo directo. Su medio hermano Filipo Arrideo era deficiente, y su hijo Alejandro nacería tras su muerte, y su otro hijo Heracles, cuya paternidad está cuestionada, era de una concubina. Al morir sus generales se repartieron el imperio y empezaron a luchar entre ellos, dando lugar a las guerras de los Diadocos. 

La sucesión de Alejandro Magno
La prematura muerte de Alejandro en junio del 323 a.C, no tenía dispuesto nada acerca de su sucesión, lo que planteó graves problemas con su herencia.
Su heredero legítimo era su hijo póstumo, que iba a nacer del seno de Roxana, en el caso de que fuera varón y que posteriormente recibiría el nombre de Alejandro IV. Sin embargo los soldados, apoyaban como heredero a un hermanastro de Alejandro, de nombre Arrideo, nacido mongólico, que era hijo de Filipo y una bailarina tesaliana, y que posteriormente sería nombrado rey con el nombre de Filipo III Arrideo.

Alejandro Magno moribundo. Tropas macedonias desfilando delante del Alejandro en junio de 323 a.C antes de su muerte. Autor Karl von Piloty. 

En Babilonia los soldados macedonios se reunieron en asamblea, siguiendo un antiguo derecho del ejército macedonio de poder elegir a su rey. Muchos habían envejecido sobre la campaña, sin embargo, habían continuado sirviendo a su rey, y se consideraban con todos los derechos para elegir a su sucesor. Eligieron a Arrideo, como hijo de un rey y hermano de otro, pero esta elección no le cayó bien a ninguno de los líderes macedonios.
Peitón decretó la elección, y en el alboroto que siguió Pérdicas y sus adherentes fueron obligados a retirarse de nuevo a la ciudad y al palacio, donde se atrincheraron en las cámaras de Alejandro. El general Meleagro, fue enviado por la Junta para negociar con los soldados, jugó su carta personal y se puso del lado de los soldados. Meleagro y un grupo de soldados, ahora armados y en uniforme de combate, intentaron forzar la entrada y apoderarse Pérdicas, al considerarle como un traidor. Las mentes frías prevalecieron, y Meleagro y sus hombres se retiraron.
Sin embargo, Pérdicas se dio cuenta de que su vida estaba en peligro con Meleagro teniendo el control del rey. Se ordenó a la caballería formar para la batalla en la llanura a las fueras de la ciudad. Pérdicas y muchos de los líderes consiguieron huir. A continuación, bloquearon los accesos a la ciudad, impidiendo la llegada diaria de suministros desde el campo.
La caballería macedonia de los compañeros, era la fuerza de élite para el asalto del ejército de Alejandro. A su muerte se había ampliado a unos 4.000 efectivos, incluyendo nobles persas en sus filas. Con el apoyo de unos 200 elefantes traídos desde la India, era una fuerza formidable incluso para la falange macedonia.
Lo que siguió fue casi una batalla entre la caballería macedonia y la infantería,  Pérdicas contra Meleagro. Ambos preparados para la batalla. Al final a la undécima hora, la infantería se retiró, y se evitó el derramamiento de sangre.
Se llegó a un compromiso mediante los esfuerzos conciliadores de Eumenes de Cardia, el astuto secretario de Alejandro: Filipo Arrideo podía seguir siendo rey, con el popular (y ausente) Cratero como su tutor. Antípatro permanecería como el general en jefe del ejército en Europa. Pérdicas había de ser su homólogo, al mando del ejército en Asia y quiliarca.
Crátero, que como guardián del rey o prostates (en teoría) debería supervisar cualquier orden de Pérdicas. Si Roxana deba dar a luz un varón, Pérdicas compartiría la custodia del niño con Leonato.
Meleagro, que no parecía haber quedado satisfecho con el giro de los acontecimientos, se calmó en parte al ser nombrado segundo en el mando del ejército en Asia. Sin embargo, pronto sería traicionado por Pérdicas.
Para disipar el mal ambiente en las tropas, desfilaron entre las dos mitades cortadas de un perro (una extraña y antigua costumbre de Macedonia). En este desfile Pérdicas, actuaba como quiliarca y, en nombre del rey (con Filipo Arrideo junto a él en la tribuna de honor).
Cuando acabó el desfile ordenó la detención de los hombres que habían instigado la discordia de los días anteriores. Unos 300 hombres, todos los partidarios de Meleagro, fueron capturados por la Guardia mandada por Seleuco. Pérdicas ató a esos desgraciados, y posteriormente fueron pisoteados por los elefantes.
Este golpe inesperado y el brutal castigo infligido a los instigadores pareció haber aterrorizado a Meleagro, que acudió a un templo, en busca de refugio. Allí fue sacado a rastras por órdenes Pérdicas, y asesinado.
Durante todo esto, el rey Filipo III Arrideo no hizo ningún esfuerzo para salvar a los hombres que lo habían colocado en el trono, empezando a perder la confianza de los soldados.
Fue el primer derramamiento de sangre, que sería sólo el comienzo de sangrientos años que seguirían.
Mientras tanto, el cuerpo de Alejandro estaba siendo preparado para el transporte de vuelta a casa a Macedonia, para ser enterrado en las tumbas reales en Egas (Vergina moderna). Los mejores embalsamadores egipcios y caldeos trabajaron en el cuerpo del rey. Para transportar el cuerpo, se gastó una fortuna en la creación de un carro fúnebre increíble y elaborado que llevaría el sarcófago durante su viaje. Estaba hecho de oro y decorado con piedras preciosas; y se tardaría dos años en completarse.
Había una regla que tenía que ser enterrado por su predecesor. Pérdicas quería indicar a todos que él era ahora el verdadero poder detrás del trono, con independencia de cualquier otra cosa que pueda haber sido acordada.
Actuando en nombre del rey Filipo III, Pérdicas dividió el imperio, y decidió quién gobernaría en cada provincia:
·       Ptolomeo recibió la satrapía de Egipto, sin duda, su primera y única opción.
·       Leonato le fue dada la provincia de Frigia helespóntica; las tierras asiáticas más cercanos a Europa a través del estrecho de los Dardanelos.
·       Antígono, el ya demasiado poderoso sátrapa de Frigia había ampliado su autoridad con la adición de Licia y Panfilia.
·       Antípatro siguió con Macedonia y Grecia.
·       Lisímaco se le dio Tracia y se convirtió en una satrapía separada, tal vez para debilitar el poder de Antípatro que en Europa.
·       Crátero estaba en el camino a Macedonia con 10.000 veteranos. Las órdenes originales de Alejandro eran sustituir Antípatro. Pérdicas no habían rescindido o dirigida órdenes Cratero, Pardicas esperaba que tal vez Cratero eliminaría a su rival sin él tener que mover un dedo.
·       Peitón recibió las satrapías superiores (este de Irán, Turkmenistán y Afganistán).
·       Eumenes, cuyas habilidades diplomático había impedido una guerra civil temprana, se le dio la satrapía de Capadocia y Paflagonia.
·       Seleuco, comandante de los antiguos hipaspistas reales o “Escudos de Plata” (ahora llamados argiráspidos, fue ascendido al mando de la caballería de los Compañeros. (Un honor a casi vacío, ya que muy pronto tuvo que dispersarla entre varios satrapias).
·       Antígenes tomó el mando de los argiráspidos

Partición del Imperio de Alejandro Magno en el 322 a.C

A continuación, o alrededor de septiembre de 323, se produjeron dos acontecimientos que sacudirían los planes.
Roxane dio a luz a un hijo. Fue nombrado como su padre, y en última instancia acuñó monedas como Alejandro IV. El bebé real se presentó al ejército, y fue aclamado por los soldados como co-rey con su tío, Arrideo. Ahora habría dos peones reales sobre el tablero para ser manipulados.
De Grecia llegó la noticia mucho más inquietante: Los griegos, dirigidos por Atenas y Etolia, había proclamado a sí mismos como libres de la dominación macedonia. 

Guerra de Lamia o Lamiaca (323-322 a.C)
La guerra de Lamia o Lamiaca (323-322 a.C), también llamada Guerra Griega, fue un conflicto militar ocurrido en Grecia trás la muerte de Alejandro Magno. Atenas, junto a sus polis aliadas de la Grecia Continental, se alzaron contra el gobierno supremo macedonio de Antípatro, regente de Macedonia y Grecia. 
Esta fue la última guerra en que Atenas desempeñó un papel principal; después de ser derrotada, los atenienses perdieron su independencia.

Alzamiento de Atenas
Cuando Alejandro murió en Babilonia en junio de 323, comenzaron a llegar rumores de su muerte a Grecia, Demades, el estadista ateniense, bromeó: “Si fuese Alejandro verdaderamente estuviese muerto, el hedor llenaría el mundo!” Sin embargo, en septiembre de ese año, se confirmó la muerte del conquistador. En Atenas, esta fue la señal para la revuelta.
Se produjo la unión de todos los partidos anti-macedónicos, encabezados por los atenienses y los etolios decidieron aprovechar la situación para rebelarse contra la hegemonía macedonia en Grecia. Los líderes de la revuelta eran Leostenes e Hiperides, que persuadieron a la Asamblea (Ecclesia) que había llegado el momento de deshacerse de sus ataduras. Los atenienses votaron la guerra, con el fin de alcanzar la libertad “de toda la Hélade”.
Se contrataron 8.000 mercenarios del cabo Ténaro, y Atenas se puso en pie de guerra. Se movilizaron 200 trirremes y 40 quadremes, junto con todos los ciudadanos menores de 40 años El experimentado Leostenes fue elegido para comandar las fuerzas griegas.

Hoplita ateniense a la izquierda y falangita macedonio a la derecha
Consiguieron la colaboración de muchas otras ciudades-estado o polis que proporcionaron a los atenienses un gran número de soldados formando un ejército capaz de oponerse a Antípatro de Macedonia, que poseía solamente 13.000 infantes y 600 jinetes debido a las campañas macedonias en el este. 
Pidió ayuda a las satrapias de los alrededores, entre los que se encontraban Leonato en Frigia, en busca de ayuda; así como a otros más distantes como Cratero, que marchaba a Macedonia con 10.000 veteranos y que se retrasó todo el tiempo que pudo.
Antípatro reunió lo que tenía en la mano y se dirigió hacia el sur en Tesalia. Allí se le unieron 2,000 excelentes jinetes tesalianos; veteranos de las guerras de Alejandro que habían servido bajo el mando de Parmenio y que estaban mandados por Menon de Farsalia (el futuro abuelo materno del gran rey epirota y conquistador, Pirro).
Leóstenes no había estado inactivo. Poco después de la declaración de hostilidades, había cruzado el golfo de Corinto a Etolia, donde había enviado los 8.000 mercenarios de Ténaro. Allí, se le unieron 7.000 etolios (posiblemente infantería ligera). Con este ejército combinado, se trasladó a las Termópilas (es probable marchase a lo largo de la costa norte del golfo de Corinto a Amfisa, para llegar a las Termópilas desde el oeste. Allí se enteró de que una fuerza ateniense de 5.500 ciudadanos (presumiblemente hoplitas) y otros 2.000 mercenarios que marchaban para unirse a él, estaban detenidos en Beocia por un ejército promacedonio de Beocia y Eubea. Leóstenes se apresuró hacia el sur, derrotando a los beocios y uniéndose con la expedición ateniense. Regresó inmediatamente a las Termópilas a tiempo para enfrentarse con el ejército de Antípatro, que venía del norte.
No hay datos de la batalla es posible que Antípatro no pudo aprovechar su ventaja en caballería y al encontrarse el paso cerrado, o bien que ambas fuerzas se enfrentases al norte del río Esperqueo al sur de Lamia, donde si había espacio para desplegar los ejércitos, lo que si se conoce es que Antípatro se retiró a Lamia esperando los refuerzos que venían en camino. 

Asedio de Lamia
Allí fue asediado por Leóstenes, pero debido a la falta de tren de sitio, los atenienses sólo podían bloquear a los macedonios. Antípatro sería asediado durante todo el invierno, y en el cerco murió Leóstenes que fue sucedido por Antífilo. El nombre de Guerra Lamiaca debe su nombre a esta ciudad.
El primero en responder fue Leonato (sátrapa de Frigia), su objetivo era doble: derrotar a los griegos y ganar un nombre para sí mismo; y casarse con la hermana viuda de Alejandro, la princesa Cleopatra. Durante todo el invierno, había estado en negociaciones con Cleopatra en Macedonia y con su madre intrigante, Olimpia, todavía en Epiro.
Con Leonato había llegado Eumenes de Cardia, que había sido nombrado sátrapa de Capadocia. Pero Eumenes no le proporcionó ningún ejército para llevar a cabo esta tarea, solamente llevó órdenes del quiliarca Pérdicas a Leonato y a Antígono “el Tuerto” para que le prestasen ayuda. Ambos dieron escusas pero ninguna ayuda.
Leonato ahora trató de asesinar a Eumenes, no se sabe los detalles, pero el caso es que Eumenes escapó.
Leonato después cruzó a Europa, y marchó por el sur de Tracia (reclutando tropas en el camino) y llegó a Macedonia, tenía un ejército de 20.000 efectivos, de los que sólo 1.500 eran jinetes. No quiso esperar a Crátero, que también estaba marchando a Macedonia, es muy posible que quisiera los laureles de la victoria para sí mismo, y no compartirlas con un colega. Tal vez el tiempo pudo haber sido un factor esencial debido a las condiciones de los sitiados.
Leonato marchó a Lamia a través del valle de Tempe, que era la puerta de entrada a Grecia. Antifilo, que mandaba la coalición griega que asediaba Lamia, se encontraba con un dilema, contaba con unos 22.000 soldados de infantería y 3.000 de caballería, la mayoría de estos últimos es las excelentes jinetes tesalios bajo Menon de Farsalia. Con una clara ventaja en hombres y en la caballería, tenían que enfrentarse con Leonato en una llanura abierta. Sin embargo, la zona al norte de Lamia era montañosa. Corría el riesgo de ser atacado en su retaguardia por las fuerzas de Antípatro, hicieron una salida de la ciudad. El viejo regente tenía una fuerza considerable dentro; sus 13.000 efectivos originales.
Esto dejaba a Antífilo dos opciones: bien retroceder hacia el sur, tal vez ofreciendo batalla en la llanura de Traquis; o bien marchar a toda prisa hacia el norte, a través de los pasos de las montañas Orthys y enfrentarse con Leonato en las llanuras del sur de Tesalia. En ambas opciones debía dejar una fuerza para fijar las fuerzas de Antípatro.

Ciudadanos atenienses preparándose para la batalla 

Antífilo eligió la última opción. Dejó una fuerza de seguridad para mantener el asedio de Lamia, y con el resto cruzó las montañas y desplegó en el borde de la llanura de Tesalia. Allí, se encontraron con Leonato y el ejército de socorro de Macedonia.
No hay detalles de la batalla, ni siquiera su nombre ha sobrevivido. Pero posiblemente, la caballería tesaliana bajo el mando de Menon de Farsalia derrotó el ala derecha de Leonato, envolviéndole, Leonato murió en los combates.
Sin embargo, la fuerza dejada para fijar a Antípatro en Lamia fue insuficiente para contener al viejo zorro. Antípatro salió de la ciudad, derrotó a los sitiadores y marchó hacia el norte, con la intención de intervenir en la batalla.
Llegó demasiado tarde para salvar a Leonato, pero con el tiempo suficiente para tomar el mando de los supervivientes y unirlos a sus fuerzas.
No dispuesto a continuar con lo que pudo haber sido una difícil batalla contra las fuerzas macedonias reunidas, Antífilo permitió a los macedonios retirarse hacia el norte, de vuelta a Macedonia.
Estos eventos probablemente ocurrieron al final de la primavera o principios del verano de 322 a.C. Para los griegos, este fue el punto culminante de su guerra de liberación. Para durante el resto de ese verano, un evento tras otro iría contra ellos.

Mapa de la guerra Lamia (323-2 a.C) con las batallas y movimientos de fuerzas. Se abrió el camino para que Cratero cruzase a Europa. Lo hizo con 1.500 jinetes y 1.000 infantes arqueros asiáticos; y, lo más importante, una fuerza de 10.000 veteranos macedonios de las campañas de Alejandro. Cuando llegó a Pella, Cratero se puso bajo el mando de Antípatro. 

La Liga Helénica había sido capaz de reclutar 40.000 hombres, así como una flota considerable. Etolia y Atenas fueron los que más aportaron.
Mientras se dirigía a oponerse a Leonato en Tesalia, Atenas envió a su flota (200 trirremes y 40 de las más grandes cuatrirremes) bajo el almirante ateniense, Euetion; para cerrar el Helesponto y evitar que refuerzos macedonios cruzasen a Grecia desde Asia. Consiguieron hacerse con Abydos, y se situaron allí para evitar que se uniera Cratero a Antípatro en Macedonia. 
Sin embargo, Antípatro tenía 110 barcos propios, y éstas fueron reforzadas por una parte de la flota imperial, estos refuerzo incluían penteras (llamadas quinquerremes por los romanos), los barcos de guerra más grandes en esos momentos. La flota macedonia entró en el Helesponto, y Clito el Blanco se marchó contra los atenienses. No hay datos de la batalla; pero es probable que las penteras macedonias marcasen la diferencia.
Los atenienses respondieron reagrupándose, y reunieron una segunda flota de unos 170 buques que estuvo lista para mediados de finales de verano.
Euetion tomó posición en Samos; probablemente para estar en condiciones de interceptar los refuerzos macedonios por mar procedentes de Siria. Sin embargo, Clito el Blanco con 240 buques se enfrentó a los atenienses, en las inmediaciones de Amorgos; y consiguió una victoria decisiva.
En agosto de 322 a.C, la flota Clito dirigió al golfo Sarónico y bloqueó el Pireo, que era el puerto de Atenas. Al mismo tiempo, Antípatro y Crátero marcharon hacia el sur hacia Tesalia, para enfrentarse al ejército de la Liga. 

Batalla de Cranón (322 a.C)
Antípatro y Crátero avanzaron con su combinado ejército al sur para obligar a los griegos a batallar. Los griegos, después de reunir a sus dispersas fuerzas decidieron enfrentarse con los macedonios cerca de Cranón, en Tesalia en agosto del 322 a.C.
Los macedonios reunieron 30.000 falangistas, 10.000 hoplitas de los cuales 3.000 eran hipaspistas, 3.000 arqueros y honderos 5.000 jinetes, mientras que los griegos mandados por Antífilo y Menón de Farsalia juntaron una fuerza de 25.000 infantes y 3.500 jinetes.
Basándose en la alta reputación de la caballería tesalia, el general ateniense Antífilo decidió utilizar la misma estrategia usada con Leonato, vencer la batalla por acción de la caballería.
La batalla, por lo tanto, se abrió con el choque entre la caballería griega y macedonia. Con la caballería de ambos flancos ocupada, Antípatro ordenó a su infantería cargar contra las líneas griegas. Los infantes griegos fueron superados por un enemigo más numeroso y se retiraron a las colinas, desde donde podrían fácilmente rechazar cualquier asalto macedonio. Viendo la retirada de la infantería, la caballería griega abandonó el campo de batalla, dejando el campo y la victoria en manos macedonias.

Lucha entre las falanges, autor Igor Dzis 

Las bajas no fueron muchas, 130 macedonias y 500 griegas, pero convenció a los griegos a pedir la paz. Esto marcó el final de las ciudades-estado libres y el principio de la hegemonía macedonia sobre Grecia.
Durante los siguientes días, Antífilo y Menon pidieron a Antípatro los términos de rendición. Antípatro anunció que sólo sería tratar con las diversas ciudades de forma individual. Al principio, la Liga se resistió, hasta que los macedonios tomaron por asalto varias ciudades cercanas de Tesalia. La Liga se derrumbó ya que la mayoría de sus miembros buscó la paz por separado.
La guerra de Lamia había terminado, y Macedonia, una vez más había afirmado su dominio.
Todos los antiguos estados de la Liga Helénica se rindieron o fueron capturados. En septiembre de 322, una guarnición macedonia se instaló en Muniquia, con vistas al puerto de Pireo; y Atenas estaría ocupada durante los siguientes 15 años, como en el resto de los pueblos y ciudades capturadas, donde Antípatro instaló oligarcas leales. Sus enemigos fueron condenados, y muchos huyeron. Hipérides fue capturado en el templo de Poseidón en Egina, y condenado a muerte. Demóstenes, un viejo enemigo de Macedonia que había regresado a Atenas sólo en el comienzo de la guerra de Lamia, se suicidó antes de que los odiados macedonios pudieran apoderarse de él. 

Primera Guerra de los Diádocos
Levantamiento en Bactriana
En Bactriana estalló una revuelta entre los colonos griegos instalados por Alejandro en los asentamientos militares, a fin de proteger esta frontera particularmente vulnerable.
Considerándose a sí mismos como exiliados, exigieron su repatriación desde 325 a.C. Las colonias militares fundadas por Alejandro en Bactriana y en Sogdiana estaban, en efecto, pobladas mayormente por colonos griegos. Tras la muerte del soberano, este movimiento fue cobrando impulso y se combinó, aparentemente, con un levantamiento bactriano. Los rebeldes formaron un ejército estimado en 20.000 hombres de infantería y 3.000 jinetes.
Pérdicas reunió un ejército integrado por macedonios designados al azar (porque eran reacios a regresar a las tierras de la Alta Asia) y por tropas orientales reclutadas en las distintas satrapías. Encargó a Peitón, sátrapa de Media, que terminase con la insurrección.
Éste utilizó la traición para vencer a los colonos griegos pero, contrariamente a las órdenes de Pérdicas, quien le había ordenado exterminar a los insurgentes, aceptó su rendición. Pero los soldados no respetaron el tratado porque consideraban que no tiene otro objetivo que servir a las ambiciones de Peitón, por lo que masacraron a todos los colonos, con la intención de hacerse con el botín prometido por Pérdicas. Bactriana fue confiada entonces al sátrapa de Aria y Drangiana, el chipriota Estasanor de Soli, quien se hizo así con un vasto territorio.

Argiraspidos matando a un mercenario griego capturado. Autor Angus McBride

Argiraspido herido. Está siendo atendido mientras un compañero le protege. Autor Angus McBride

Una vez sofocadas las insurrecciones de Grecia y Bactriana en el verano del 322 a.C, en el invierno siguiente, dos hombres cimentaron su relación con una alianza matrimonial; Cratero tomó como esposa a Phila, segunda hija de Antípatro. Phila era la viuda de Balacro, uno de los primeros “somatophylakes” o “guardaespaldas”, el círculo íntimo de los principales oficiales de estado mayor que asistió a Alejandro. Sin ser una belleza, era sin embargo una mujer sabia y sensata; que se convirtió en un asesor de confianza de su futuro esposo.
Antípatro había acordado con anterioridad con Pérdicas la solicitud de la mano de Nicea; para unir Cratero con el regente. No obstante, el viejo zorro también hizo propuestas a Ptolomeo, ofreciéndole su hija menor, Eurídice. Antípatro esperaba que la política de enlaces traería la paz, pero Olimpia la madre de Alejandro y Eumenes de Cardia tratarían de desbaratar sus planes. 

Comienzo de las hostilidades
Pronto comenzaron las hostilidades entre los diadocos, cada uno de los cuales quería ampliar sus territorios.
Pérdicas de forma unilateral se autotituló prostates, cargo que legalmente correspondía a Crátero. Pérdicas, el regente, fue acusado por los demás generales de querer restablecer la monarquía cuando se casó con Cleopatra hermana de Alejandro, y para ello se divorció de la hija de Antípatro. Se formó una coalición contra él formada por Antípatro, Crátero, Antígono, Lisímaco y Ptolomeo, quedándole tan solo el apoyo de Peiton, Seleuco y Eumenes de Cardia, que era el único general no macedonio y que había sido secretario de Alejandro.
Pérdicas y el ejército dejaron Babilonia, para irse de campaña hacia Asia Menor, dejó a cargo de la construcción del catafalco para llevar a Alejandro a su distante tumba a un oficial llamado Arrideo. El magnífico carruaje funerario tardó casi un año en estar listo.
Salió de Babilonia a primeros de septiembre del 321 a.C, hacia Siria. Pero Arrideo hizo un acuerdo con Ptolomeo, y condujo la procesión en dirección sur hacia Egipto cuando se aproximaba a Damasco, en vez de ir al norte hacia Macedonia, el catafalto era enorme y estaba tirado por 64 mulas e iba acompañado por una escolta mandada por Arrideo.

Transporte del catafalco de Alejandro, iba tirado por 64 mulas y escoltado por Arrideo. Autor Pablo Outeiral 

Pérdicas recibió esta noticia con una semana de retraso e inmediatamente mandó un contingente de caballería, bajo las órdenes de los comandantes Átalo y Polemón, para que persiguieran a Arrideo. Podrían haber capturado al lento catafalco, pero Ptolomeo había ido al norte con su ejército para escoltarlo, así que los hombres del regente fueron rechazados.
Una vez en Egipto, Tolomeo enterró temporalmente el cuerpo de su amigo viejo, en Menfis, la capital de su satrapía. Con el tiempo, lo trasladaría a una elaborada tumba que construiría en su nueva capital de Alejandría, en la desembocadura del Nilo; una ciudad entonces en construcción.
En Grecia, Antípatro y Crátero estaban en la marcha hacia el Helesponto; mientras Antigono se disponía a tomar una nave de Caria, para abrir otro frente en la guerra. Pérdicas espera a la primavera en Cilicia, para marchar sobre Ptolomeo. Y Ptolomeo estaba contratando mercenarios en previsión de desafiar el poder del regente.
Perdicas estaba ahora entre dos frentes, había decidido marchar primero contra Antípatro, pero la captura del catafalco le puso furioso y decidió atacar primero a Ptolomeo.
Lo primero que hizo fue enviar a la flota real bajo el mando de Clito el Blanco con instrucciones de patrullar el estrecho y evitar el cruce de las fuerzas de Antipatro. También dio el mando de las fuerzas de Anatolia a Eumenes, y él con el resto de fuerzas se dirigió a Egipto.

Guerra en Egipto
Perdicas inició la marcha desde Cilicia a Damasco para atacar Egipto en la primavera del 320 a.C. Sin embargo, intentó dos veces forzar el cruce del Nilo, fallando en ambas oportunidades y teniendo como consecuencia enormes pérdidas entre sus propias tropas, que se estima en 2.000 hombres.

El ejército de Pérdicas tratando de cruzar el río Nilo. Miles de hombres murieron al intentar cruzarlo, muchos fueron devorados por los cocodrilos. 

Muchos fueron arrastrados por el río y devorados por cocodrilos. Los propios oficiales del regente Antígenes, Peitón y Seleuco asesinaron a Pérdicas con sus lanzas y ofrecieron la regencia a Ptolomeo, quien la rechazó cortésmente. Aun así aprovisionó de nuevo al ejército y lo envió de vuelta al norte con algunos de sus hombres en mando conjunto (uno de los cuales era Arrideo).

Guerra en Anatolia
Mientras tanto en Europa, Clito el Blanco se pasó al enemigo, permitiendo el cruce de los ejércitos de Antípatro y Cratero. En la primavera de 321 a.C, Antígono desembarcó sus tropas en Éfeso, mientras que Antípatro y Crátero atravesaron el Helesponto.
Eumenes tuvo que abandonar Frigia, refugiándose en su satrapía de Capadocia, y alertó a Pérdicas del desembarco. Eumenes el mando de los ejércitos de Asia menor, que están en esta época bajo control de Alcetas, hermano de Pérdicas, y de Neoptólemo, sátrapa de Armenia. Esto puso en aprietos a Eumenes, pues Alceras rehúsó colaborar, y se replegó a Pisidia. El motivo es que sus soldados “sentían vergüenza de combatir contra Antípatro, y no tenían más que buenos sentimientos hacia Crátero”. Por su parte, Neoptólemo, jefe de los hipaspistas de Alejandro, no mostró nunca consideración hacia Eumenes, y aceptó las propuestas de alianza de Antípatro, retirando gran parte de la falange macedonia. Eumenes recibió a los embajadores del regente de Macedonia, pero rehusó toda negociación.

Falange kaitoikoi (significa colonia), eran falangitas de los estados helenísticos de Asia, llevaban sarissa y un equipamiento más ligeros que los pezhetairoi macedonios 

Interceptó a Neoptólemo en la Frigia helespóntica en abril de 331 a.C, consiguiendo la victoria, y reforzando su infantería con un fuerte contingente de jinetes capadocios. Eumenes se apoderó además de los bagajes de la falange, que terminó por aliarse con él. Neoptólemo consiguió escapar, con un pequeño contingente de jinetes, y se refugió con Crátero.
Antípatro trató, sin éxito, de concluir una alianza con Eumenes, por lo que se decidió que Crátero y Neoptólemo marchasen contra él, mientras que Antípatro debía llegar a Cilicia.
Las fuerzas de Cratero avanzaron por el centro de Anatolia, mientras que Antípatro con las suyas marcho hacia las puertas Cilicias para costar la retirada de Eumenes e impedir que recibiese refuerzos.
Las fuerzas de Cratero y Eumenes se encontraron en el centro de Anatolia, y ambas fuerzas desplegaron para la batalla.
Eumenes situó su caballería pesada de Capadocia, 5.000 hombres, en su ala izquierda mandada por Pharnabazos hijo Artabazos, cuñado de Eumenes; enfrente de donde Cratero estaría dirigiendo su ala derecha con su caballería que disponía de menos efectivos.
Eumenes se situó en el ala derecha (lugar desde donde los generales de los ejércitos greco-macedonios se situaban para dirigir la batalla); con sus 300 Agema o guardia, en frente estaba Neoptolemo.

Caballería de los diádocos a la izquierda un catafracta, a la derecha un compañero o hetairoi. Autor Ángel García Pinto 

Eumenes situó en el centro su infantería (20.000 infantes de todas las razas, de los cuales entre 3.000-5.000 eran falangitas macedonios.
Crátero había dispuesto su ejército para la batalla como Eumenes había previsto previsto: él en el ala derecha con 2.000 jinetes. En el centro la infantería unos 20.000 mayoría falangitas macedonios apoyados por peltastas. Neoptolemus en el ala izquierda con sus 300 Agema.
Crátero tenía una infantería superior, pero para su desgracia su caballería era inferior.
El ataque lo comenzó Eumenes atacando por ambas alas con su caballería, dejando la infantería detrás. Crateró se encontró con una formación cerrada de jinetes pesados que cargó contra él. Las dos masas de caballo cargaron con un choque atronador. Plutarco dice que las lanzas se rompieron rápidamente, y los oponentes pusieron el uno del otro con espadas. Crátero, se había quitado el casco, para no ser reconocido fácilmente, cayó del caballo Pero los Capadocios que una fuerza sobre él, no importaba un comino quien era; recibió un lanzazo y cayo del caballo, siendo pisoteado en el cuerpo a cuerpo de caballería sin que fuera reconocido.
Los Capadocios, más fuertemente protegidos y superando en número a su enemigo por más de 2 a 1, fueron puestos en fuga y los supervivientes se refugiaron detrás de su falange avanzando lentamente.
Al mismo tiempo, en el ala opuesta, Eumenes y Neoptolemus condujeron a sus respectivas agemas de 300 jinetes a la carga, retirándose y cargando de nuevo varias veces. Eumenes vio a su enemigo Neoptólemo y se dirigió contra él; sus respectivas agemas se retiraron, para ver el duelo y cuyo resultado iba a decidir la contienda.
Tras varios lances, Neoptolemus resultó gravemente herido, y todavía conserva su espada en la mano. Reuniendo las pocas que le quedaban, clavó la hoja en la ingle de Eumenes por debajo de su coraza pero estaba demasiado débil para infligir una herida de muerte, y Eumenes sólo quedó herido. Allí mismo murió Neoptólemo.
Cuando la infantería de Cratero supo de la muerte de dos de sus comandantes, detuvieron su avance. Eumenes, aunque debilitado por sus heridas, montó delante de ellos y los convenció para que cesase la lucha y para unirse a él. Sin embargo, durante la noche levantaron el campamento, marchando para unirse a Antípatro en Cilicia.
En Egipto, la noticia de la victoria Eumenes y la muerte de Crátero llegó demasiado tarde para ayudar a Pérdicas; esta noticia llegó al campamento sólo dos días después de su asesinato.
La Segunda Guerra de los Diádocos se había llegado a una fea conclusión: Pérdicas y Cratero estaban muertos. Sabiendo de la marcha del ejército de Egipto, Antípatro marchó al sur de Cilicia para enfrentarse a ellos. Los dos ejércitos se encontrarían en un lugar llamado Triparadeisos, en el norte de Siria
Los generales macedonios en vez de combatir, se reunieron en Triparadisos, para realizar un nuevo reparto de poder. Antípatro fue elegido como nuevo regente. Una de sus primeras decisiones fue enviar a los dos jóvenes reyes a Macedonia, con lo cual trataba de demostrar que en esa región se encontraba el verdadero poder. A cambio, Antígono y Casandro serían los jefes de los ejércitos, mientras que Ptolomeo y Lisimaco quedaron al cargo de sus respectivos gobiernos territoriales, Egipto y Tracia respectivamente, mientras Seleuco obtenía la satrapía de Babilonia. Los generales macedonios condenaron a muerte a Éumenes, y el consejo decidió que Antípatro y Antígono deberían llevar a cabo la sentencia. Éumenes, enterado por uno de sus oficiales, huyó a Nora, una poderosa fortaleza en la frontera entre Capadocia y Licaonia, donde permaneció más de un año, hasta que la muerte de Antípatro descontroló a sus enemigos. Logró, pues, escapar de Nora, pero perdió su satrapía.
Antipatro murió en el 319 a.C, tras su muerte surgieron dos candidatos a ocupar el puesto de regente, Polisperconte, un viejo general de Alejandro, y Casandro el hijo de Antípatro.
Sin embargo la persona elegida como nuevo regente, Polisperconte, no fue bien recibida ninguna de los antiguos generales de Alejandro.

Segunda Guerra de los Diádocos (319 – 316 a.C)
Antígono Monoftalmos “el Tuerto” también llamado”el Ciclope” se negó a reconocer a Poliperconte como regente del reino. Poliperconte, por su parte, destituyó a Antígono como estratego de Asia.
En la Segunda Guerra las alianzas serían más complicadas: Poliperconte, Kleitos y Eumenes contra Antígono, Ptolomeo, Lisímaco y Casandro. Casandro era el hijo del difunto Antípatro, y que acariciaba la regencia de su padre, pero ésta pasó a Poliperconte.
Casandro, que había huido de Antígono y buscado refugio junto a su padre, en Macedonia, en el mal momento en que a éste se le ocurrió fallecer. Lisímaco era el sátrapa de Tracia, al este de Macedonia, subordinado desde siempre a Ptolomeo. Y que, situado entre Poliperconte y Eumenes, entre Macedonia y el Asia Menor, cobraba de pronto una gran importancia estratégica.
Por su parte, Poliperconte, llamó en su auxilio a Olimpia, la madre de Alejandro, para que volviera del Épiro a Macedonia junto con su nieto, el hijo de Alejandro y de Roxana, el que sería Alejandro IV. Buscaba así reforzar su posición, pues en Macedonia residían las personas más cercanas a Alejandro, como parecía ser normal.
Eumenes se ganó la adhesión de Antígenes, el recién ascendido sátrapa de la Susiana, que se unió a la colación en torno a Poliperconte, y al comandante de los argiráspidos antiguos hipaspistas reales llamados también los “escudos de plata”, unos 3.000 hoplitas que tenían fama de invencibles.

Ejércitos diádocos: argiraspidos o guardias reales de infantería, eran los antiguos hipaspistas de Alejandro, que tras la batalla de Hidaspes cambiaron el nombre para distinguirse de los otros hipaspistas (325 – 300 a.C). Peter Dennis

Además, y con el tesoro enviado por Poliperconte, Eumenes reclutó un ejército de mercenarios que totalizaba unos 10.000 infantes y 2.000 jinetes. Con todo este ejército y su habilidad, fue desalojando de la Fenicia durante la campaña del año 317 las guarniciones colocadas por Ptolomeo. Mientras tanto, Poliperconte con el ejército macedónico, trataba de desalojar a Casandro, que se había ganado la confianza de varias ciudades griegas que se habían puesto de su parte y en contra de Poliperconte y de Macedonia.
Luego estaba Kleitos, que dominaba el mar Egeo con la flota Imperial, que seguía sujeta a él. Ahora impedía la comunicación entre Casandro, aliado de Antígono con base en Grecia, y el propio Antígono. Éste, armó una flota y presentó batalla a Kleitos, como aliado de Poliperconte. La flota de Antígono sufrió una dura derrota ante la experiencia de Kleitos en el mismo Helesponto. Pero Antígono, el incansable, fletó una segunda flota con la ayuda de Nicanor, uno de los oficiales de Casandro, consiguió transferir sus tropas a la orilla europea del Helesponto, y destruir el campamento y la flota enemiga amarrada en el 318 a.C.

Ejércitos diádocos Agema o guardia real de caballería: izquierda paje real, centro agema o guardia real de caballería de servicio, derecha agema fuera de servicio (325 – 300 a.C). Autor Peter Dennis 

El hecho de que el dominio del mar recayera en manos de Antígono fue muy importante, ya que los ejércitos de Eumenes y Poliperconte no podrían comunicarse por mar en lo sucesivo. Y eso sería malo para los protagonistas ya aislados. La guerra va a conocer por tanto dos escenarios diferentes: Grecia y Asia. Y a tener como protagonistas a Poliperconte, en pugna con Casandro, en Grecia, y Eumenes contra Antígono en Asia. 

Guerra en Grecia
Poliperconte con el ejército macedónico, trataba de desalojar a Casandro, que se había ganado la confianza de varias ciudades griegas que se habían puesto de su parte y en contra de Poliperconte y de Macedonia. Pero no lo logró, aún contando con un ejército superior, pues Poliperconte no se caracterizaba por su habilidad como estratego. Se movía mejor en las sutilezas de las alianzas y la diplomacia que en la campo de batalla o sitiando ciudades.
En ausencia de Poliperconte, Olimpia, al mando de un ejército del Épiro cedido por su primo, el rey del Épiro, (región al oeste de Macedonia), ocupó Pella, la capital de Macedonia, tomó prisioneros al hermanastro de Alejandro, rey nominal del Imperio, Filipo III Arrideo y a su esposa, y ordenó su ejecución.
Un año más tarde, en 316, Casandro, hijo de Antipatro, hizo asesinar a la reina Olimpia, madre de Alejandro, a la que los anteriores asesinatos habían hecho impopular, aunque no se atrevió a hacer lo mismo con el hijo de Alejandro, limitándose a mantenerlo encerrado, con la esperanza de que los macedonios le olvidasen y tomó por esposa a Tasalónica.
 

Guerra en Asia
En Asia, Eumenes trató de atraer a su bando a los principales sátrapas, pero los lazos de éstos con Antígono eran fuertes y ni Seleuco, sátrapa de Babilonia, ni Pitón Crateas, sátrapa de la Media, aceptaron ponerse a su lado. Por eso se refugió en la Susiana, la satrapía de su aliado Antígenes. En cambio, se le unieron varios sátrapas menores de la parte oriental, entre ellos Peucestes, que había recibido la Persia en el reparto inicial. Todos ellos estaban descontentos, pues Pitón hacía lo mismo que Ptolomeo, ir arañando ciudades fronterizas entre su satrapía y las vecinas.

Ejércitos diádocos: Hetairoi o compañeros, inspección de la caballería (325-00 a.C): 1 jinete presentando el caballo lleva el típico casco boecio; 2 oficial; 3 inspector. Autor Peter Dennis 

Poliperconte nombró a Éumenes estratego de Asia, y con la ayuda de Antígenes se enfrentó a Antígono (con 10.000 infantes, 2.000 jinetes y 30 elefantes) al que derrotó cerca de Orcynii (Capadocia) y después expulsó a Ptolomeo de Siria y Fenicia.
Eumenes abandonó Fenicia en el verano de 318 a.C, hacia Babilonia, a fin de aprovechar los disturbios que acaban de estallar en la parte oriental del imperio. Peitón, el sátrapa de Media, había tratado de crear un principado en la meseta iraní, apoderándose de Partia, para dársela a su hermano Eudamos. Derrotado por una coalición de sátrapas liderada por Peucestas, que gobernaba Persia, se refugió con Seleuco en Babilonia.
Eumenes, que pasa sus cuarteles de invierno en Babilonia, intima a Seleuco y a Peitón a unirse a él contra Antígono, pero ellos rehusaron.
A finales de 318 a.C, Antígono marchó nuevamente contra Éumenes con un ejército de 60.000 infantes, 10.000 jinetes y 30 elefantes. Éumenes cruzó entonces el Tigris en condiciones difíciles, ya que Seleuco había hecho abrir los diques. Finalmente, Seleuco le dejó pasar a Susiana, al este de Babilonia, para reunirse con sus aliados, con su ejército de 40.000 hombres y 120 elefantes.
Antígono llegó a Mesopotamia en el verano de 317 a.C, y recibió el apoyo de Peitón y Seleuco. Ambos marcharon sobre Susa, donde Seleuco comenzó el asedio, mientras Antígono se dirigió contra Eumenes.

Batalla de Paraiticene (317 a.C)
La tentativa de atravesar el río Coprates fue un desastre, donde Antígono perdió miles de hombres, así que decide remontar hacia Media. Eumenes se retira hacia Persia, al sudeste.
Entonces, Antígono emprende el proyecto de sorprender a su adversario en sus cuarteles de invierno. Por caminos escarpados, estimados impracticables para un ejército, cae sobre los acantonamientos diseminados de Eumenes.

Ejército de los diádocos. Elefantes de guerra asiáticos. A la izquierda elefantes y caballería, autor José Daniel Cabrera Peña; a la derecha elefantes e infantería en donde se aprecia los argiraspidos y falangitas, autor Christos Giannopoulos.

En el otoño de 317 a.C, Eumenes movilizó su ejército contra el de Antígono. Ambos ejércitos reconocieron las fuerzas adversarias, en los que hubo varias escaramuzas de caballería y Eumenes decidió dirigirse a la ciudad de Gabiene que ofrecía recursos y suministros, Antigono le persiguió y le obligó a presentar batalla en las tierras de los paraitacenos, al noreste de Susa.
Antígono contaba con 28.000 infantes, 9.000 jinetes y 65 elefantes, Eumenes contaba con 35.000 infantes, 6.000 jinetes y 120 elefantes.
Ejército de los diádocos. Elefantes de guerra asiáticos. A la izquierda elefantes y caballería, autor José Daniel Cabrera Peña; a la derecha elefantes e infantería en donde se aprecia los argiraspidos y falangitas, autor Christos Giannopoulos.

Despliegue inicial
Eumenes en su flanco izquierdo 3.150 jinetes ligeros apoyada peltastas y cubierta por 45 elefantes bajo el mando de Anfímaco. En el centro 3.000 hipaspistas de Susa mandados por Teatomos, 3.000 argiraspidos o escudos de plata (eran los hipaspistas de Alejandro que se cambiaron de nombre tras la batalla de Hidaspes para distinguirse de otros hipaspistas y que contarían entre 50 y 60 años) mandados por Antígenes, a continuación 12.000 mercenarios hoplitas y 12.000 falangitas nativos o pantodapoi cubiertos por 75 elefantes e infantería ligera. En el ala derecha bajo su mando, dispuso 2.300 jinetes pesados de los cuales 800 eran compañeros mandados por Tepolemos.

Pantedopoi o falange nativa. Pasaron a ser el núcleo de los ejércitos de los diadocos, ya que los macedonios eran cada vez más reacios a abandonar su patria. Su equipamiento era más ligero y asequible, aunque mantenían la sarissa como arma principal, llevaban un yelmo frigio o tipo pilos, pero es muy probable que no llevasen grebas, y como espada la recta o xiphos. No eran ni tan disciplinados ni tan entrenados como los pezetairoi o compañeros a pie.

Falange macedonia o pezetairoi o campañeros de a pié. Autor Johnny Shumate

Antígono dispuso su ejército en orden oblicuo, en su ala derecha colocó 5.000 jinetes, de los cuales 1.000 eran arqueros montados y 2.000 tarantinos armados con jabalinas y escudo pequeño bajo su mando y de su hijo Demetrio.  

En el centro colocó 8.000 falangitas macedonios bajo el mando de Policrates, a continuación 8.000 falangitas nativos o pantodapoi bajo el mando de Hipostratos, 3.000 licios y paflagonios y a continuación 6.000 hoplitas mercenarios, delante colocó los 65 elefantes protegidos por peltastas y arqueros. En su ala izquierda desplegó 3.500 jinetes entre los que estaban 1.000 compañeros al mando de Peitón.

Batalla de Paraiticene 317 a.C, despliegue inicial 

Primera Fase
La batalla la comenzó Antígono  con una carga de la  caballería dirigida por Peitón, que atacó la caballería pesada de Tepolemos, quién la rechazó y dispersó.
En el centro mientras tanto, las falanges se enzarzaron en lucha, logrando ventaja Eumenes debido a la habilidad de los argiráspidos o antiguos hipaspistas, que eran muy veteranos. Con su caballería ligera en desbandada y su falange siendo rechazada, la situación parecía grave para Antígono.

Batalla de Paraiticene, primera fase 

Segunda Fase
Sin embargo, Antígono se dio cuenta de que el fuerte avance de los argiráspidos los había llevado a adelantarse a sus compañeros, dejando al descubierto un hueco en el flanco derecho entre el centro y su caballería. En una audaz maniobra penetra por el hueco y desbarata la caballería de Eumenes. Una derrotado el flanco izquierdo de Eumenes, Antígono mandó una parte de su caballería pesada cargar contra la retaguardia de los argiráspidos y la otra parte, atacar a la caballería del flanco derecho adversaria.

Batalla de Paraiticene 317 AC, segunda fase

Batalla de Paraiticene 317 a.C. Los argiráspidos de Eumenes mandados por Antígenes, atacan a los falangitas macedonios de Antigono mandados por Policrátes (los argiráspidos no llevaban sarisa como aparece en la imagen, sino lanza de acometida) . Autor Johnny Shumate. 

El ataque fue un éxito, y consiguió equilibrar la balanza evitando la que parecía inevitable victoria de Eumenes. La intensidad de la batalla disminuyó entonces, con ambos bandos tratando de reagrupar sus unidades hasta el ocaso, en que Eumenes mandó retirar a las tropas dejando el campo de batalla para Antigono, que se hizo cargo de muertos y heridos.

Secuelas
Antígono el Tuerto se proclamó el vencedor, si bien sus bajas fueron mayores, con 3.700 infantes muertos y cerca de 4.000 heridos. Las fuerzas de Eumenes tuvieron solo 540 infantes muertos y cerca de 1.000 heridos.
En las jornadas posteriores al choque, los dos contendientes se alejaron el uno del otro para establecer sus cuarteles de invierno, manteniendo una distancia prudencial para no perder sus posiciones. Al año siguiente se libraría la batalla definitiva en Gabiene. 

Batalla de Gabiene 316 a.C
Al año siguiente, ambos contendientes vuelven a enfrentarse en la llanura arenosa de Isfahan, cerca de la ciudad de Gabiene en Irán. No muy lejos de la batalla anterior.
Esta vez las fuerzas enfrentadas son: Antígono: 22.000 infantes (5.000 menos que el año anterior), 9.000 jinetes y 64 elefantes. Eumenes: 36.000 infantes (1.700 más), 6.000 jinetes y 114 elefantes. Antígono era superior en caballería y Eumenes lo era en infantería. 

Despliegue Inicial

Batalla de Gabiene 316 a.C, despliegue inicial 

Antigono vuelve a repetir el despliegue de la batalla anterior, en su ala derecha 5.000 jinetes de caballería pesada mandada por él y su hijo Demetrio (Había 1.000 arqueros montados, 2.000 tarentinos que llevaban lanza y un pequeño escudo). En el centro colocó la falange macedonia (6.000) bajo el mando de Policrates, a continuación 6.000  pantodapoi (falangitas locales) bajo el mando de Hipostratos,  a continuación 1.600 licios y paflagonios 5.000 los mercenarios, delante colocó los 64 elefantes protegidos por peltastas y arqueros.   En su  ala izquierda desplegó 4.000 jinetes medios y tarantinos bajo el mando de Peitón.
Eumenes en su flanco izquierdo 3.000 jinetes de caballería pesada apoyada peltastas y cubierta por elefantes bajo el mando de Peulestas. En el centro 3.000 hipaspistas mandados por Teatomos, 3.000 argiráspidos o escudos de plata mandados por Antigenes, a continuación 10.000 mercenarios, y 1o.000 falangistas locales o pantodapoi. En el ala izquierda dispuso 3.000 jinetes ligeros  de Filipo.  Cubrió todo el frente con los 114 elefantes apoyados por peltastas y arqueros como una pantalla para proteger sus fuerzas al tiempo que proporciona el tiempo de la falange de romper la línea enemiga. 

Primera fase:
La batalla comenzó con las dos líneas de elefantes chocaron de forma directa en el medio del campo de batalla, levantando grandes nubes de polvo en el suelo del desierto. Esto dio a Antígono una idea aprovechando la la falta de visibilidad, ordenó a su caballería ligera de su ala izquierda envolver por el sureste el despliegue adversario e ir directamente al campamento de Eumenes que estaba ligeramente defendido. Todo equipaje Eumenes y las familias de sus soldados fueron llevados de vuelta al campamento de Antígono.

Choque de los elefantes en el centro, produciendo una nube de polvo 

Aunque la batalla continuaría, en realidad fue el momento decisivo. Mientras tanto, la caballería pesada de Antígono del ala derecha mandada por Demetrio con sus 5.000 jinetes había maniobrado desbordando la pantalla de elefantes, y se dirigió directamente contra la caballería del ala izquierda de Eumenes mandada por Peulestas que disponía de 3.000 jinetes, cuando éstos vieron la nube de polvo que se acercaba y huyeron.

Batalla de Gabiene 316 a.C, primera fase 

Segunda fase: 
Los elefantes de Eumenes destrozaron a los de Antigono, y se dirigieron contra la infantería adversaria, seguida de la infantería de Eumenes. Los hipaspistas y los argiraspidos o escudos plateados destrozaron la falange macedonia que huyó hacia el norte.
La caballería de Antígono bloqueó a la caballería de Eumenes y Filipo para que no accediera al campo de batalla, mientras que la caballería ligera de Peitón atacó a los hipaspistas y argiráspidos por la retaguardia. Estos formaron un cuadrado para poder enfrentarse, lo que permitió  que la infantería de Antígono pudiera escapar. Así pues la batalla aparentemente terminó en empate, con la infantería Eumenes victoriosa en el centro, pero derrotado en las alas.

Batalla de Gabiene 316 a.C,  segunda fase 

Sin embargo, a pesar de que la batalla fue un empate técnico, la toma del campamento de Eumenes significaba que iba a ser en cambio una victoria decisiva para Antígono.
Cuando los argiráspidos descubrieron que su equipaje y sus familias habían sido capturados por Antígono, decidieron que ya no querían luchar. Se amotinaron, y arrestaron a Eumenes. A continuación, se pusieron en contacto con Antígono y acordaron unirse a su ejército y entregar Eumenes a cambio de la devolución de sus bienes y sus familias. Antígono estuvo de acuerdo y Eumenes junto con Antígenes fueron ejecutados, poniendo fin a la guerra. Los argiraspidos o escudos de plata que ya eran muy mayores, fueron disueltos y enviados a guarniciones, pero no regresaron a Macedonia.

Batalla de Gabiene, los argiráspidos o escudos de plata en acción 

Secuelas
Esta victoria ayudó a que Antígono, a finales de 315 a controlar no sólo Anatolia y Siria, sino también todas las satrapías orientales hasta las fronteras de la India.
Apenas ha vencido a Eumenes, y mientras que su aliado Casandro se impone en Macedonia contra Olimpia, Antígono se lanza a un vasto movimiento de reorganización de Asia, comportándose como un auténtico soberano. Descarta sin contemplaciones a los sátrapas, para sustituirlos por hombres suyos. Así sucede con Peucestas, al que sin embargo, debe su victoria contra Eumenes, que fue descartado en Persia, donde era muy popular. Peitón de Media es ejecutado.
Paralelamente se produjo el fallecimiento de Filipo III Arrideo, con lo que Alejandro IV quedó como el único rey y heredero. A partir de ese momento cada diádoco trató de convertirse en el más poderoso de los generales.
Antígono lanzó sus tropas contra los ejércitos de Eumenes, consiguiendo controlar toda Asia Menor. A continuación atacó a Seleuco, sátrapa de Babilonia, quien se vio obligado a refugiarse en Egipto, bajo la protección de Ptolomeo.
Antígono, imitando en esto a Alejandro, no dudó nombrar a persas para los cargos importantes. En 315 a.C era el más rico y poderoso de los diádocos.

Situación de los reinos Diádocos en el 315 a.C tras la batalla de Gabiene 

Tercera Guerra de Diádocos (314 – 312 a.C)
Antígono se había paseado por todo el Imperio, destituyendo sátrapas, colocando a gente de su confianza y apropiándose de los tesoros de las capitales persas. Y cuando Seleuco huyó a Egipto, nombró a Pitón, (no confundir con el diádoco de igual nombre, ya muerto). Y con el ejército imperial y los tesoros recién adquiridos subió hacia Cilicia, donde pasó el invierno del año 315.
Seleuco encontró refugio con Ptolomeo en Egipto. Le fue fácil convencerle del peligro que constituía el aumento del poder de Antígono. Además, Ptolomeo desea Siria, que ya ocupó provisionalmente en 318 a.C, y que ahora controla Antígono.
Se enviaron embajadores a Casandro y Lisímaco, inquietos también por los proyectos de Antígono, y se formó una coalición de los tres diádocos, al igual que ocurriera frente a Pérdicas integrada por los diádocos amenazados: Casandro, que se había hecho con el control de Macedonia y buena parte de Grecia; Lisímaco, dueño de Tracia; Seleuco, expulsado de su satrapía de Babilonia por el Tuerto; y Tolomeo firmemente establecido en Egipto.
Se enviaron embajadores lanzando un verdadero ultimátum a Antígono, reclamando un nuevo reparto de las satrapías, lo que supondría desmantelar su dominio. El viejo diádoco, (Antígono tenía 68 años), les dio una respuesta escueta: “Decid a vuestros superiores que se preparen para la guerra”. De modo que la paz apenas duró lo que le costó a Antígono recorrer el Imperio demostrando que él era el jefe.
Se iniciaba la Tercera Guerra de los Diadocos. Antígono desea llevar la guerra a Europa, pues era, al menos nominalmente, la cabeza del Imperio. Además, esperaba probablemente apoderarse del rey superviviente, Alejandro IV, el hijo de Alejandro. Pero fue retenido en Asia por sus adversarios, y no interviene en Grecia y Macedonia más que por medio de intermediarios y aliados.

Ejércitos diádocos: Agema o guardia real de caballería con gorros de guarnición. 325-300 a.C. Peter Dennis 

Casandro en sus actividades en Macedonia, tras derrotar al ejército de Olimpia, había enviado un pequeño ejército que se había asentado en Capadocia, la región que reclamaba, y también se había hecho con el control de la flota imperial, que navegando por el Helesponto, mandada por Kleitos y fiel a Poliperconte, había pasado finalmente a sus manos.
Antígono atacó en cuatro frentes, por aquello de que la mejor defensa es un buen ataque.
A Poliperconte, su anterior enemigo, pero que estaba ahora en pugna con Casandro, le envió una fuerte suma de dinero para que contratara mercenarios y formara un ejército con el que derrotar a Casandro.
Contra el invasor Casandro mandó a un general de su confianza, su sobrino Polemón, con 8.000 infantes y 600 jinetes. Éste derrotó a las tropas de Casandro y las arrojó de Asia Menor, asegurando a Antígono el control de toda Asia Menor.
Contra Ptolomeo atacó en un doble frente: Él con el ejército imperial atacó Fenicia, el sátrapa de Egipto era un general prudente, poco inclinado a jugárselo todo en una batalla, y no le gusta alejarse de sus bases. Así que abandonó Siria, evitando enfrentarse con Antígono, y dejó una fuerte guarnición en Tiro, que resistió casi un año (315-4 a.C).
Ptolomeo confió su flota a Seleuco, que llevó la guerra a Chipre. A Chipre, isla aliada a Ptolomeo, envió a Agiselao, para hacer lo mismo que él hacía hecho en Fenicia, liberar a Chipre de su alianza con Ptolomeo, cosa que Agiselao logró.
Pero Casandro, incansable, mandó otro ejército al Asia Menor a incordiar a Antígono. Éste dejó a su hijo, Demetrio, al mando de las fuerzas de Siria y subió a la Caria a luchar contra la nueva invasión de Casandro. Como asesor de su hijo, que como todo joven era impulsivo, llamó a Pitón, el sátrapa que él había nombrado de Babilonia, para que uniera su experiencia al valor de Demetrio. Antígono derrotó al ejército invasor y lo arrojó de nuevo de su territorio, Asia Menor.

Ejércitos diádocos: Jinete de los compañeros o hetairoi y falangita macedonio o pezetairoi. Autor Igor Dzis 

Si el año 314 había sido el año de Antígono, el siguiente iba a ser el año de Ptolomeo. Ptolomeo hizo casi lo mismo que había hecho Antígono el año anterior. Como no deseaba perder el control marítimo sobre el Mediterráneo Oriental, formó un importante ejército y lo mandó a Chipre. De nuevo las ciudades chipriotas se pasaron al más fuerte, que en este momento era Ptolomeo. Envió a Polemón a Grecia para combatir a Casandro y recuperó casi totalmente del control, ya que Casandro, se encontraba en Macedonia ante un posible paso de las tropas de Antígono sobre la Tracia de Lisímaco y su Macedonia.
Es entonces cuando Ptolomeo comprendió que su cautela ya no resulta apropiada, y reaccionó al enterarse que Demetrio Poliocertes, el hijo de Antígono avanzaba con un ejército hacía Egipto, decidió salir a su encuentro.

Batalla de Gaza (312 a.C)
Demetrio Poliocertes, el hijo de Antígono avanzó con un ejército hacia Egipto. Los asesores de Demetrio le aconsejaron que no se midiera con Ptolomeo, que tenía más experiencia que él. Pero Demetrio, que tenía el mando, no aceptó la recomendación y dispuso el enfrentamiento.
El encuentro entre ambos ejércitos se produjo al sur de  la ciudad de Gaza. Ptolomeo formó su ejército que no tenía elefantes. 

Despliegue inicial
Demetrio y Pitón contaban con 11.000 infantes pesados que formaban sus falanges, 2.500 infantes ligeros, 4.400 jinetes y 43 elefantes, y los  desplegaron de la siguiente forma:

Batalla de Gaza 312 a.C:  Despliegue inicial 

Ala izquierda bajo su mando: 2.900 (200 era su agema o guardia personal compuesta por amigos entre los que se encontraban Pitón y Boeoto y cuya misión era proteger a Demetrio, 800 compañeros, el resto eran jinetes de todo tipo) 1.500 infantes ligeros (1.000 arqueros y lanzadores de jabalinas y 500 honderos persas) y 30 elefantes de guerra.
Centro: 11.000 infantes (2.000 falangistas macedonios, 1.000 falangistas lirios y paflagonios, y 8.000 hoplitas mercenarios) y 13 elefantes de guerra con infantería ligera.
Ala derecha: 1.500 jinetes bajo el mando de Andrónico que formaba en ángulo para evitar la lucha.
Ptolomeo contaba con 18.000 infantes y 4.000 jinetes  y desplegó sus fuerzas:
Ala derecha: 3.000 jinetes pesados bajo su mando y de Seleuco.
Centro: bajo el mando de Eudamos con  18.000 infantes de los cuales unos 2.000 eran falangistas macedonios, 6.000 eran jóvenes reales que se encontraban en Egipto por orden de Alejandro de Macedonia y el resto unos 10.000 era infantería egipcia.
Ala izquierda: 1.000 jinetes bajo el mando de Tiepolemos.
Ptolomeo dispuso su mejor y más numerosa caballería en el ala derecha, bajo su mando. Contempló cómo Demetrio le oponía asimismo el grueso de la suya. Para paliar la desventaja de no disponer de elefantes ideó una estratagema: Elaboró los abrojos lo que podíamos llamar las primeras minas, es decir púas de hierro unidas por cadenas que la infantería ligera debería colocar con el fin herir las plantas de las patas de los elefantes cuando éstos las pisaran al avanzar. Dio órdenes  al resto de su ejército para que no entrase en combate o lo retrasara todo lo posible, pues pensaba que la batalla la decidiría su ala derecha de caballería. 

Desarrollo
Los planes sucedieron como Ptolomeo había pensado. Demetrio dio orden a sus elefantes de avanzar y cuando estos se lanzaron contra la caballería de Ptolomeo, con la caballería de detrás. Cuando los elefantes habían cubierto más de la mitad de la distancia, dio la señal de que los porteadores egipcios que llevaban las minas, las colocaran delante de la infantería ligera, estableciendo una especie de campo de minas protegido por la infantería ligera, y una vez establecido re retiraron.

Batalla de Gaza 312 a.C: Carga de la caballería de Ptolomeo contra la caballería de Demetrio a la que puso en fuga. Autor Igor Dzis 

Cuando los elefantes de Demetrio, pisaron los abrojos punzantes o minas, se detuvo el avance, algunos elefantes se volvieron  y arrollaron a su propia infantería ligera y los que intentaron cruzar, sus conductores fueron abatidos por la infantería ligera.
Aprovechando la confusión, Ptolomeo dio orden a su infantería ligera de avanzar, así como envolvió con su caballería a los elefantes, cargando contra la caballería adversaria de  flanco.
En medio del desorden, agravado por la pérdida de los elefantes, la infantería ligera de Demetrio  rompió la formación y echó a correr. Los jinetes de también se dieron a la fuga dejando solos a los compañeros y  la agema o guardia real que fueron rodeados, Pitón y Boeto murieron y finalmente Demetrio pudo huir.
La infantería mercenaria, dejaron las armas y se rindieron, el resto se retiró a Gaza. En las puertas de Gaza se originó una gran confusión,  algunos de su caballería prefiere rescatar su equipaje y cuando llegaron las tropas de Ptolomeo nadie fue capaz de cerrar las puertas a tiempo” con el resultado de que los perseguidores consiguieron entrar  dentro de los muros, y la ciudad pasó a manos de Ptolomeo. 

Batalla de Gaza, desarrollo
La derrota de Demetrio fue flagrante, tuvo 1.500 muertos la mayoría de caballería, 8.000 prisioneros y 40 elefantes capturados. No hay datos de las bajas de Ptolomeo. 

Secuelas
Ptolomeo se fue con su ejército contra las ciudades de Fenicia, conquistando Tiro y Sidón. Demetrio, necesitando soldados, se retiró a Tripoli (ciudad de Grecia) junto con lo que quedaba de sus fuerzas de guarnición en Cilicia.
En la primavera de 311 a.C, Ptolomeo dio a Seleuco una pequeña fuerza de 800 infantería y 200 caballería para que pudiera regresar a Babilonia que había sido su satrapía y donde todavía tenía partidarios. Seleuco fue capaz de reclutar otros 3.000 hombres de los pueblos y las colonias griegas a lo largo de la ruta y recapturar Babilonia rápidamente. Pero el gobernador dejado por Antígono, Nicanor, armó contra él otro ejército con 10.000 infantes y 7.000 jinetes con fuerzas de Media y Aria y se lanzó en búsqueda del supuesto usurpador.
Seleuco no podía hacer frente a su enemigo en campo abierto, así que huyó. Nicanor le persiguió a Seleuco, astutamente, esperó a que el ejército de su enemigo hubiera acampado y lanzó un ataque sorpresa durante la noche, e hizo una masacre en el campamento rival matando a y a Evangoro, el sátrapa de Aria, y en la confusión, un gran número de sus hombres se rindieron y aceptaron luchar con Seleuco, que ahora tenía cerca de 20.000 hombres. Tras haber salido de Babilonia huyendo, retornó triunfante, con un ejército casi cuadruplicado y con gran prestigio, pero todavía no era lo suficientemente potente para hacer frente a Antígono en batalla abierta, así que acto seguido, ante la inexistencia de fuerzas importantes en las satrapías orientales, Seleuco las invadió y las hizo suyas.
Mientras tanto, ya en el año 311 a.C, Antígono volvió a Siria, donde su hijo no había estado a la altura. No obstante, sabía que su hijo era un buen estratego y que Ptolomeo era un mal enemigo. Aprovechando su prestigio marchó sobre Fenicia y las ciudades que habían abierto sus puestas a Ptolomeo, las volvieron a abrir, ahora a Antígono. Las ciudades lo único que querían era vivir en paz y tanto les daba que fuera su monarca un diádoco u otro. Ptolomeo, sabiendo que Antígono era más duro de pelar que su hijo, retrocedió a sus posiciones en Egipto.
Con el fin de poner fin a las tensiones se entablaron conversaciones de paz. Los generales se reunieron en el 311 a.C para volver a realizar un nuevo reparto de los antiguos territorios de Alejandro. Casandro fue nombrado regente, con la sede de su poder en Macedonia, Ptolomeo y Lisímaco conservaron sus territorios, mientras que Asia pasó a manos de Antígono, incluyendo Gaza que permaneció bajo su poder, pero Babilonia quedó en manos de Seleuco.
En Grecia seguía la lucha entre Casandro, hijo del difunto Antípatro, regente de Macedonia nombrado por Alejandro, y Polemón, el sobrino de Antígono. Éste se había hecho con el control del Peloponeso y la parte de Grecia situada debajo de la Tesalia.
Con Antígono dueño absoluto de Asia Menor, y con su sobrino Polemón amenazando a Macedonia desde el Sur, Casandro temió que, en cuanto Antígono terminara su operación contra Ptolomeo, podría invadir Grecia atravesando el Helesponto y recibir el apoyo de su sobrino desde el Sur. Y poco podría hacer Lisímaco en la Tracia contra el poderoso Antígono.
Así que ambos diádocos decidieron que lo mejor era hacer la paz con Antígono. Y así se lo propusieron. La noticia le llegó a Ptolomeo y éste también se apresuró a mandar emisarios a Antígono pidiendo la paz.
La paz se firmó de nuevo en el 311 a.C, y se repartieron el poder: Casandro seguiría como estratego con sede en Macedonia; nadie hablaba de regente. Pero las ciudades griegas recuperarían su independencia y las guarniciones macedónicas saldrían de ellas. Lisímaco seguiría con su Tracia, pero nada más. Ptolomeo se mantendría en Egipto. Para Antígono sería todo lo demás, incluidos los tesoros que había afanado en las capitales persas. Seleuco, ni contaba. Pero se estableció que a la mayoría de edad del hijo de Alejandro, hijo de Roxana, residentes ambos en Macedonia, pasaría a ser el dueño del Imperio. Mientras tanto, lo gobernarían los actuales diádocos. 

Cuarta Guerra de los Diádocos (308 – 301 a.C)
Los éxitos de Seleuco en las satrapías orientales cayeron como una bomba cuando fueron conocidas en el Oeste del Imperio, tanto por parte de Ptolomeo y sus aliados como por Antígono. Ptolomeo aprovechó la supuesta debilidad de Antígono y, olvidándose de una paz que para él era sólo un respiro en la gran guerra, reanudó las hostilidades sin previo aviso. Repetía así su actitud cuando le tomó Cirene a Pérdicas. Y aliviaba a Seleuco de la presión que pudiera ejercer sobre él Antígono al abrir un nuevo frente de hostilidades.
En el 309 a.C, Casandro ordenó a Glaucias que lo asesinara al pequeño Alejandro IV de 12 años y su madre Roxana, y la orden se cumplió con el envenenamiento de ambos. De esta forma Casandro eliminaba el único obstáculo que impedía su dominio total sobre Macedonia y a la vez terminaba con el último representante real. Ninguno de los diádocos protestó.
Tras el asesinato del pequeño Alejandro, Antígono tomó el título de basileus que significa rey, iniciativa en la que le siguieron, para no ser menos, los restantes diádocos, comenzando entre ellos la lucha por el poder.
Se enfrentaron las fuerzas coaligadas de Ptolomeo I (faraón de Egipto), de Seleuco (emperador de Babilonia y de los sátrapas orientales), de Casandro (rey de Macedonia) y de Lisímaco (soberano de Tracia) contra los ejércitos de Antígono y de su hijo Demetrio I Poliorcetes (“asediador de ciudades”). 

Guerra en Grecia
Antígono contaba con sus dos hijos, Demetrio y Filipo, y con un sobrino, Polemón, enviado a Grecia y en pugna con Casandro. En un momento dado quedó claro que Antígono iba a dejar el trono a sus dos hijos y que Polemón sería relegado. O eso al menos pensó ya que se pasó con armas y bagajes al bando de Casandro. No contento con esto, Polemón se ganó la adhesión del gobernador de la Frigia situada bajo el Helesponto, que también se declaró partidario de Polemón, y de Casandro, por tanto. Esto privó a Antígono de sus conquistas en Grecia y le abría un nuevo frente al Norte, a dos pasos de su capital, Antigonea. Además, tenía que hacer frente a la rebelión de Seleuco, allá abajo en Mesopotamia y demás satrapías orientales, y a los nuevos ataques de Ptolomeo en Cilicia. 

Guerra en Asia Menor
Antígono era todo un carácter y se dispuso a hacer frente a la nueva situación como si fuera joven. Para reducir al gobernador de la Frigia reunió un pequeño ejército y lo puso al ando de su hijo menor, Filipo. Su hijo mayor, Demetrio, partió con otro ejército a rechazar a Ptolomeo de las costas de Cilicia. Una vez rechazadas las tropas de Ptolomeo de la costa de Cilicia, quien no profundizó en absoluto, pues sólo quería incordiar, Demetrio fue el encargado de reducir la rebelión de Seleuco, para lo que armó un ejército mayor, y con 15.000 infantes y 4.000 jinetes se dirigió a Babilonia. Seleuco estaba ausente, guerreando contra los sátrapas de las regiones más orientales, que no aceptaban su liderazgo. No se inmutó por la llegada de Demetrio y ordenó a su general al cargo de la defensa de Babilonia que se retirara. Seleuco sabía que el tiempo corría a su favor y que Demetrio tendría que volver a sus cuarteles de invierno, al norte, en unos meses. Y así ocurrió.
Demetrio tomó una ciudadela donde aún se defendían soldados de Seleuco pero no pudo tomar la otra. Como Ptolomeo seguía dando guerra y ahora estaba sitiando Halicarnaso, capital de la Caria, en la parte inferior Asia Menor, Demetrio recibió orden de su padre de dejar una parte de su ejército en Babilonia y con el resto subir y defender Halicarnaso. Cosa que hizo. Dejó la mitad en Babilonia, persiguiendo al huidizo ejército de Seleuco, y volvió sobre sus pasos, rumbo a Halicarnaso.
Demetrio liberó Halicarnaso, pues las tropas de Ptolomeo levantaron el cerco apenas se enteraron de que venían contra ellas Demetrio y su ejército. Y también que Seleuco, que había vuelto de sus satrapías orientales, reconquistó Mesopotamia y Babilonia con gran facilidad. De modo que al año siguiente, el 308 a.C, tuvo que ser Antígono el que en persona se dirigiera a Mesopotamia para enfrentarse a Seleuco.
La sorpresa fue que el ejército de Seleuco derrotó a Antígono. Con ello Antígono regresó a Asia Menor y Seleuco tuvo campo libre para afianzar su control sobre las satrapías más orientales.
Antígono, dando por hecho la pérdida de parte de sus dominios orientales, se a dirigió en la siguiente campaña hacia el oeste, para recuperar los territorios vendidos al enemigo por su traidor sobrino Polemón. Para ello contará con la ayuda de su hijo Demetrio, experto director de la flota.
Antígono reanudó la guerra, envió a su hijo Demetrio para recuperar el control de Grecia. En 307 a.C tomó Atenas, y proclamó la ciudad libre de nuevo. 

Ataque a Egipto 306 a.C
Demetrio volvió su atención a Ptolomeo, invadió de Chipre y derrotó a la flota de Ptolomeo en la batalla naval de Salamina.
En 306, Antígono armó un fuerte ejército de 80.000 soldados de infantería y 8.000 jinetes, más de 80 elefantes y 150 naves. Pero esta vez Antígono contaba con una poderosa flota, que barrería cualquier resistencia que le ofrecieran las naves de Ptolomeo. Al mando de la flota puso a su hijo Demetrio. El plan era desembarcar parte del ejército al oeste del delta y atacar a Ptolomeo también por retaguardia. Cuando la flota de Demetrio trató de transportar soldados por mar más allá del Nilo, las tormentas empezaron a sacudir aquella parte del mar y varios barcos se hundieron con la tropa transportada. El desconocimiento del terreno le impidió encontrar pronto una playa adecuada para el desembarco y en vista de todo ello Demetrio puso proa a Gaza y se volvió con su padre. La invasión de Egipto fue un fracaso, ya que suministrar durante todo el invierno a un ejército tan inmenso en territorio enemigo era problemático. Antígono, con buen criterio esta vez, decidió volver a sus dominios de Siria, a lugar seguro. El año siguiente podía volver a intentarlo. 

Guerra en Chipre y Rodas (305-304 a.C)
Con Chipre en su poder, tras la victoria de Demetrio sobre la flota de Ptolomeo del año anterior, Antígono se propuso conquistar Rodas. La isla era una base comercial importante para Ptolomeo, ya que una escala obligada para los barcos egipcios egipcios que iban a Grecia o Macedonia. Por eso, Antígono, intentaba privar a Ptolomeo de Chipre y Rodas, lo que supondría un golpe del que difícilmente podría recuperarse y evitaba así cualquier acción de éste contra Asia Menor por mar.

Asedio de Rodas 305-304 a.C. Demetrio I Poliorcetes (asediador de ciudades) construyendo una rampa de tierra. Autor Milek Jacubiec

Asedio de Rodas 305-304 a.C. Lucha en las murallas. Autor Johnny Shumate

Demetrio con un ejército de 40.000 infantes desembarcó en Rodas con más de 200 naves de guerra. En las naves se transportaban asimismo potentes máquinas de asedio, catapultas, torres de asalto, arietes, ballistas con las que se ganó su apodo de Poliorcetes (conquistador de ciudades), a pesar de no haber podido apoderarse de la ciudad. Utilizó numerosas máquinas y tácticas, a las cuales, los rodios que disponían 7.000 efectivos se opusieron con una gran valentía. Ptolomeo, Casandro y Lisímaco abastecieron a la ciudad, por lo que Ptolomeo se ganó el apodo de Soter (salvador), la ciudad estuvo a punto de ceder en 305 AC. Por fin, gracias a la intervención de la Liga Etolia, en el 304 a.C, la ciudad de Atenas, que corría peligro de ser tomada por Casandro, quien la estaba sitiando. Demetrio levantó el cerco de Rodas y Demetrio fue reclamado por su padre para rescatar Atenas. Se firmó un acuerdo. Rodas se convirtió en aliada de Antígono, excepto contra Egipto. Para conmemorar la victoria, se levantó la estatua de 35 metros del Coloso de Rodas.
Ballista en el asedio de Rodas (305-304 a.C). Ballista diseñada por Demetrio Poliorcetes (asediador de ciudades), podía arrojar piedras de grandes dimensiones Ballista en el asedio de Rodas (305-304 a.C). Ballista diseñada por Demetrio Poliorcetes (asediador de ciudades), podía arrojar piedras de grandes dimensiones.

Ballista en el asedio de Rodas (305-304 a.C). Ballista diseñada por Demetrio Poliorcetes (asediador de ciudades), podía arrojar piedras de grandes dimensiones

Torre Helepolis empleada en el asedio de Rodas en el 305 a.C. Medía de 40 a 43 metros de altura, 22 metros  de base en cada lado y pesaba unas 150 toneladas. 

Guerra en Grecia (303-302 a.C)
Demetrio desembarcó al Norte de Atenas en el 303 a.C, entre el continente y la isla de Eubea, y repelió a las fuerzas de Casandro, liberando Atenas. Tuvo, como ya había sucedido en el pasado, una nueva entrada triunfal en Atenas, Casandro abandonó el Ática, retirándose a Tesalia, más cerca de su Macedonia.
Con gran parte de Grecia en su poder, Demetrio empleó la política para lograr que las Ligas que con más o menos poder estaban operando en Grecia se le unieran contra de Macedonia, la enemiga secular de los helenos. Aprovechando los Juegos, consiguió que lo nombraran estratego de todas las ciudades griegas.

Ejército macedonio 300 a.C: 1. comandante macedonio; 2. falangita con linotorax; 3 jinete de los compañeros; 4 falangita con torax o coraza. 

Demetrio que no se dio mucha prisa en terminar con Casandro, dado que las fuerzas de que disponía eran más numerosas que las de su contrincante. Casandro temiendo que Demetrio podía atacar sus posiciones desde el sur mientras su padre podía desembarcar en Tracia y atacarle por el oeste, mandó emisarios a los demás diádocos proponiendo renovar una alianza contra Antígono y atacarle por los cuatro costados. Él se comprometía a retener a Casandro mediante una guerra continua con parte de sus tropas, impidiendo que Demetrio corriera en ayuda de su padre.
Lisímaco fue el primero en ponerse en marcha en la primavera de 302 a.C, con ayuda de tropas enviadas por Casandro, invadió Frigia helespóntica, recibiendo la sumisión de numerosas ciudades de la costa de Licia y Caria. Estas noticias le llegaron a Antígono, ocupado en embellecer su nueva capital, Antigonea, en las orillas del río Orontes, cuando le llegaron las noticias de la invasión, e inmediatamente llamó a su hijo Demetrio. 

Guerra en Asia Menor (302-301 a.C)
Demetrio estaba invadiendo Tesalia en la primavera de 302 a.C, desbordando las Termópilas con su flota. Arregló rápidamente un armisticio con Casandro, y pasó a Asia, desembarcando en Éfeso, que se puso bajo su control. Casandro, desde la partida de Demetrio, se ocupó de restablecer su autoridad en Tesalia y Fócida, amenazando a Argos, en el Peloponeso. Derrocó a Pirro de Epiro, y le reemplazó por Neóptolemo.
La llegada de Demetrio a Asia puso a Lisímaco en dificultades. Los refuerzos que recibió de Casandro fueron barridos por Demetrio, así que se retiró a Heraclea para pasar el invierno, y esperar la llegada de Seleuco, que inverna en Capadocia. En cuanto a Ptolomeo, cometió un error importante, pues habiendo invadido Celesiria, y preparándose para recibir a Seleuco, se batió en retirada, por la falsa noticia de una victoria de Antígono.

Mapa  de los reinos Diádocos en el 302 a.C, antes de la batalla de Ipsos 

En cuanto Seleuco supo que se avecinaba una guerra contra su mortal enemigo Antígono, modificó su postura respecto a los monarcas de los reinos hindúes contra los que estaba luchando. Envió emisarios ofreciendo un tratado de paz y una relación matrimonial como prueba de su voluntad decidida de mantener dicha paz. El monarca principal de la zona accedió y se llegó a un acuerdo por el que Seleuco renunciaba a sus pretensiones de restaurar el Imperio de Alejandro en tales regiones. A cambio exigió la entrega de 500 elefantes adiestrados para la guerra de Chandragupta Maurya. Estos elefantes jugarían un papel esencial en los acontecimientos que se avecinaban.
Seleuco reunión en Babilonia un poderosos ejército de 20.000 infantes, 12.000 jinetes y casi 500 elefantes, además 120 carros falcados o escitas, y marchó hacía Frigia para unirse a Lisímaco.


Batalla de Corupedio (281 a.C) y final de los Diádocos
La batalla de Corupedio (también llamada Curupedión) fue la última batalla de los Diádocos. Tuvo lugar en el año 281 a.C, entre los ejércitos de Lisímaco y Seleuco I.
Demetrio se había refugiado en Macedonia con Casandro, cuando murió este de hidropesía en el año 297 a.C, para llegar al poder arrojó del trono a los hijos del Casandro, que eran Alejandro V, Filipo IV y Antípater I, mandando matar en el 295 a.C al llamado Filipo IV. Demetrio fue rey en activo de Macedonia desde el 294 al 285 a.C, año en que se vio obligado a capitular ante Seleuco I Nikátor de Siria.
Lisímaco había reinado en Tracia durante décadas y también en algunos lugares del oeste de Turquía desde la batalla de Ipsos. En el 288 AC invadió Macedonia y aliándose con Pirro de Epiro tomó prisionero a Demetrio a quien expulsó después. Demetrio se refugió entonces con Seleuco I Nikátor, que ya era rey de Babilonia y Siria. Después se entregó a la bebida y murió a los dos años, en el 283 a.C.
En el año 285 a.C, cuando tenía 82 años, Ptolomeo I abdicó a favor de su hijo, el más joven Ptolomeo Filadelfo o Ptolomeo II, Ptolomeo quería que su sucesor fuera prudente y capaz de mantener a distancia a Seleuco y a sus sucesores. Murió dos años después, siendo el único de los diádocos que falleció de muerte natural, todos los demás murieron de forma violenta.
Lisímaco, se había aliado con Ptolomeo I Soter antes de abdicar, y se casó por segunda vez con una hija de éste, llamada Arsínoe. Lisímaco tenía ya otro hijo llamado Agatocles. Arsínoe encizañó contra él asegurando que tramaba asesinar a su padre para acceder al trono. Fue tan persuasiva que finalmente Lisímaco hizo matar a su hijo Agatocles. Este acto provocó una gran sublevación que no le favoreció nada. Después de estos sucesos, Lisandra, la viuda de Agatocles huyó a la corte de Seleuco I a quien persuadió para que se enfrentara con Lisímaco.
Seleuco reinaba sobre el este de Turquía, Siria, Líbano, Israel, Irak e Irán decidió atacar a Lisimáco, ambas fuerzas se encontraron en Corupedio, sin que se conozca la fecha exacta.
Se estima que Seleúco desplegó 31.500 infantes, 9.500 jinetes, 60 elefantes y 15 carros de guerra falcados. Lisímaco desplegó 51.000 infantes, 8.300 jinetes y 25 elefantes de guerra.
Ejército seleúcida: disponía de caballería con jinetes pesados y arquero a caballo, infantería con falangitas pantodapoi o locales y katoikoi o colonos griegos; Carros de guerra falcado y elefantes hindúes.

Ejército seleúcida: disponía de caballería con jinetes pesados y arquero a caballo, infantería con falangitas pantodapoi o locales y katoikoi o colonos griegos; Carros de guerra falcado y elefantes de guerra hindúes 

Posiblemente desplegaron a la manera tradicional con la caballería en las alas y la infantería en el centro. No se sabe casi nada de la batalla misma, excepto que ambos reyes, que ya tenían una edad avanzada (rondarían los 70 años), combatieron cuerpo a cuerpo y que Seleuco ganó la batalla. Lisímaco murió durante el transcurso de la misma.
Tampoco se conoce con seguridad el extraño papel interpretado por Ptolomeo Cerauno (rayo), el hijo mayor de Ptolomeo que había recibido asilo con Lisímaco. Ceruano cambió de bando después de la batalla y se convirtió en un aliado de Seleuco.
Otra de las estrellas en Corupedio es Philetaros, el general de Pérgamo cuyos éxitos militares allanaron el camino para un reino independiente en Asia Occidental.
Tras la muerte de Lisímaco, parte de Tracia pasó a engrosar el reino de Macedonia y la otra parte el reino de Asia Menor, de la dinastía de los Seleucos.

Guerreros macedonios siglo III a.C. Jinete y hoplita, ambos llevan la cabeza de la Gorgona que al parecer daba la divina protección. Lo extraño es ver al jinete con un escudo. Autor Ángel García Pinto 

Aunque la victoria le dio a Seleuco el control nominal de casi todo el imperio alejandrino excepto Egipto, esta batalla no cambió prácticamente nada. 
Seleuco fue asesinado poco después de la contienda en el 281 a.C por Ptolomeo Cerauno y que había hecho una alianza con Pirro de Epiro; Seleúco fue sucedido en el trono por su hijo Antíoco I Sóter.
Ceruano venció a Antígono Gónatas y se nombró rey Macedonia. A continuación pidió a su hermana Arsínoe que se case con él, y después de la ceremonia mató a los dos hijos de Arsínoe. Ésta huyó a Egipto y se casa con su otro hermano Ptolomeo II Filadelfos.
Ceruano murió en una batalla contra los gálatas en el 279 a.C, siendo sucedido por su hermano Maleagro, que solo duró dos meses siendo depuesto por el ejército, tras varios sucesores que reinaron algunos meses, llegó al poder Antígono II Gónatas, hijo de Demetrio I Poliorcetes, instalando la dinastía Antigónida en Macedonia.
Hacia el año 270 AC, sólo quedaron 3 dinastías diádocas:

Dinastía Antigónida en Europa.
Dinastía Seléucida en Asia.
Dinastía Ptolemaica en Egipto. 

Los épigonos
Se llama epígonos (sucesores) a los reyes que sucedieron en el trono a los diádocos. No fueron tan ambiciosos como los diádocos, pues ninguno de ellos tuvo la intención de restaurar el imperio de Alejandro en toda su magnitud, sino que se dedicaron a consolidar los nuevos reinos creados. Heredaron el espíritu de la cultura griega y trataron de extenderlo y protegerlo.
También tuvieron sus guerras en Grecia fueron principalmente de infantería con algo de caballería, mientras que entre Egipto y Siria emplearon más la caballería, elefantes y carros de guerra.

Invasión de los celtas 

En el siglo III a.C, hubo una gran migración de galos (celtas) llegados de la Galia hacia oriente, recorriendo toda Grecia y llegando hasta Asia Menor donde, después de grandes enfrentamientos con los reyes de Pérgamo Eumenes I y Átalo I fueron rechazados por éstos.
El conjunto de estos galos invasores formaba una confederación de tribus, al frente de la cual iba el rey galo llamado Breno.

Raid galo en el norte de Grecia, primera mitad siglo III AC. Autor Angus McBride 

Desde 281 a 280 a.C, la presión que los galos ejercieron sobre el reino de Macedonia fue incontenible, por lo que los macedonios se aliaron con los dardanios, una tribu que ofreció 20.000 guerreros, y el rey macedonio Ptolomeo Cerauno rechazó la alianza.
Cuando los galos ofrecieron la paz al rey macedonio, la rechazó, y los celtas se dividieron en tres grupos:
·       Flanco oriental al mando de Ceretrio: en el flanco oriental atacó Tracia y venció a tribalos y getas.
·       Flanco central al mando de Breno y Acicorio: atacó Macedonia, venció al rey macedonio y lo mató, acabó con los dardanios y la Peonia.
·       Flanco occidental de Bolgios (líder máximo de los celtas) atacó a los autariataes e ilirios.

Avance de los galos en los Balcanes 281-280 a.C, las banderas indican pueblos derrotados por los galos
Por suerte para los macedonios surgió un líder llamado Sóstenes que reunió tropas y expulsó a los celtas. Sóstenes fue nombrado rey, pero en el 279 a.C, durante una nueva invasión fue vencido y muerto; todo su país fue saqueado menos las ciudades fortificadas que los celtas no pudieron tomar.
En el 279 a.C al tener noticias de las grandes riquezas helénicas, una enorme fuerza de 150.000 infantes y 15.000 jinetes (cifra de historiadores griegos) al mando de Breno, secundado por Accicorio invadieron Grecia. Los galos tuvieron sus primeros encuentros en Tesalia.
 

Batalla de las Termópilas (279 a.C)
Los griegos formaron un ejército de 30.000 soldados y 2.000 jinetes al mando de Cefisodoto (Beocia) y Poliarco (Etolia). Se atrincheraron en las Termópilas un estrecho paso donde se podía defender el acceso a Grecia Central.
Los primeros ataques galos fueron detenidos en el río Esperqueo, pero en la noche una fuerza de 10.000 galos atacó e hizo retroceder a los griegos. Al día siguiente las fuerzas celtas atacaron de frente el paso siendo retrasados, cuando los celtas intentaron flanquear las montañas fueron rechazados.

Batalla de las Termópilas 279 a.C. Intrusos galos caen sobre los soldados griegos que guardaban el paso. Autor Angus McBride 

Para hacer retroceder a los griegos, Breno mandó a 40.000 infantes y 800 jinetes celtas a Etolia, lugar de origen de muchas tropas griegas, saqueando Callium, ciudad que arrasaron por completo, mataron a todos los varones y violaron a todas las mujeres, vivas o muertas.
Tras rechazar un nuevo ataque en las colinas, los griegos supieron del ataque y retrocedieron. 

Batalla de Delfos (279 a.C)
Tras obligar a los griegos a huir de las Termopilas y dejar el paso libre, Breno llevo a sus tropas hacia el sur, hacia Delfos. Ni siquiera quiso esperar al resto de su ejército, mandado por Achichorius, que se encontraba arrasando Etolia y masacrando a todos sus habitantes.
Para defender Delfos e intentar que no cayeran en manos celtas sus inmensas riquezas se reunió un pequeño ejército griego: contingentes de varias ciudades de Foecia, 400 hoplitas de Anfisa y 1200 etolios que acudieron a Delfos a toda prisa en cuanto se enteraron de la cercanía de los celtas.

Galos preparándose para atacar el templo de Apolo en Delfos en el 279 a.C. Autor Angus McBride 

Los galos se dirigieron a Delfos con la pretensión de saquear el famoso recinto sagrado, bien conocido por su oráculo y por la gran riqueza de sus tesoros. El santuario en Delfos estaba totalmente desprotegido, sin ningún tipo de fortificación o defensa, las ciudades estado griegas de la zona creían que los dioses castigarían a cualquiera que osara perturbar un lugar sagrado, y no vieron necesario fortificarlo. Parece ser que en la defensa de Delfos los griegos que eran unos 4.000, hirieron intentaron defender el recito, e incluso hirieron de gravedad a Breno, pero no pudieron contenerlos y los galos saquearon el recinto sagrado.

Brenno jefe de los galos saqueando el templo de Apolo en Delfos en el 279 a.C. Autor Angus McBride. 

Los griegos pasaron a utilizar tácticas de escaramuzas y guerrillas. Afortunadamente para ellos, tenían en su bando a un contingente de focios, que conocían la zona a la perfección. Además tenían la considerable ventaja de que los celtas no usaban ningún tipo de coraza o protección corporal, así que todos los proyectiles lanzados por los griegos (jabalinas, flechas, piedras, etc.) eran muy efectivos, si acertaban en el blanco.
Desde allí, el rey se dirigió con su gente a Epiro, donde saqueó el templo de Zeus que tenía sus dependencias en la ciudad llamada Dodona o Dódona, famosa por su oráculo.

Galos enfrentándose a epirotas. Autor Angus McBride 

A continuación marchó con su ejército a la ciudad de Olimpia en el Peloponeso, donde Zeus tenía el santuario más rico del mundo antiguo. El lugar fue totalmente saqueado y Breno y sus tribus confederadas se llevaron un buen botín. Pero la guerrilla griega de Macedonia ofreció una gran resistencia a su paso y Breno tuvo que retirarse y suspender los siguientes ataques que tuviera programados. Poco después murió a consecuencia de la herida recibida en Delfos.
Las tribus galas, al quedarse sin su caudillo, se dispersaron. Un grupo cruzó el Holesponto. Otro grupo que incluye los volcos y tectosagos regresaron a su lugar de origen, en el suroeste de la Galia, en la región de Tolosa (la actual Toulouse). Este grupo llevaba consigo el botín de la campaña llevada a cabo por su rey Breno. Al llegar a Tolosa, se cree que fundieron el oro y la plata; la plata la transformaron en gigantescas ruedas de molino. Escondieron el tesoro en diversos lagos sagrados ubicados en el recinto del templo del dios Heracles en Tolosa. Se sabe que el total ascendía a 15.000 talentos romanos.

Batalla de los Elefantes (275 a.C)
Los galos que cruzaron el Holesponto incluían a los tolistobogii, los trocmi y parte de los volcos y tectósages y pasaron a Asia Menor en el 277 a.C. Tenían unos 20.000 efectivos y después de algunos enfrentamientos con los reyes de Pérgamo, se asentaron en una región al sur del Ponto, que pasó a llamarse Galacia, y sus habitantes se llamaron gálatas.
Desde Galacia, los gálatas lanzaban razias contra los dominios de Antíoco en busca de botín, lo que llevó al rey Antioco I sucesor de Seleuco, una vez fue reprimida la revuelta siria en 275 a.C a encararse a los invasores.
Se dispone de poca información acerca de la batalla, ignorándose el lugar del encuentro y la composición de los ejércitos enfrentados. Si se conoce, en cambio, que en el combate participaron el propio Antíoco I y elefantes de guerra asiáticos en el bando seléucida, es muy posible que los gálatas nunca hubiesen visto elefantes, y que su presencia causara terror en sus filas, detalle este último que además de dar la victoria a los griegos hizo que la batalla fuera conocida como la batalla de los Elefantes.

Elefantes seleúcidas en una batalla. Posiblemente los gálatas nunca habían visto elefantes, y es muy posible que causaran terror en sus filas. Autor Angus McBride

Batalla de los Elefantes 275 a.C entre Antíoco I y los gálatas. Autor Johnny Shumate 

Tras la derrota, éstos volvieron más sumisamente a Galacia, aunque siguieron haciendo incursiones contra los vecinos. 

Guerras Sirias
Primera Guerra Siria (276-271 a.C)
Después de la muerte de Antígono I Monóftalmos, Ptolomeo gobernante de Egipto, había obtenido numerosos territorios de las posesiones al este en Anatolia. Ptolomeo desencadenó el conflicto en 278 a.C, adjudicando terrenos de Antíoco a Mileto, ciudad que estaba en posesión del lágida. Antíoco no respondió inmediatamente a la provocación, porque se hallaba implicado en varios conflictos: una rebelión de la Liga del Norte, una revuelta en Siria, y una invasión de los gálatas. Ptolomeo aprovechó la situación invadiendo Siria en 276 a.C Antíoco, que estaba en Sardes, cruzó el Tauro y expulsó al invasor, con ayuda de Ariobarzanes del Ponto. Al año siguiente, venció a los gálatas en la batalla de los Elefantes, quedando con las manos libres para enfrentarse con Ptolomeo.

Agema o Guardia Real de caballería, los epógonos crearon una guardia personal para que los protegieran durante el combate, solían elegir a los mejores jinetes para esta función. Autor Johnny Shumate 

La primera campaña de Ptolomeo II se saldó con un fracaso militar, pero lo contrarrestó con un triunfo diplomático, instalando en Mileto a su homónimo Ptolomeo, hijo de Lisímaco y Arsínoe II, lo que le atrajo el apoyo de las ciudades jónicas. Antíoco reaccionó fomentando una insurrección en Cirene de Magás, hermanastro de Ptolomeo II, que se había casado con la princesa Apama, hermana del seléucida. Sin embargo, no pudo lograr su propósito, a causa de una rebelión de una tribu indígena de la Cirenaica.
En 271 a.C, Ptolomeo ocupó la Fenicia, Celesiria y extendió sus dominios a Caria, y partes de Cilicia y Licia, logrando una paz muy ventajosa, y consolidando su posición como indiscutible potencia naval del Mediterráneo. 

Segunda Guerra Siria (260-253 a.C)
Antígono II Gónatas y Antíoco II Theos sucesor de Antíoco I Sóter se aliaron y atacaron a Ptolomeo II, quien, por su parte, intentó atraer a su bando a Eumenes I de Pérgamo. La guerra concluyó con la derrota de la flota egipcia en la batalla naval de Cos en el 256 a.C, en la que el faraón perdió el predominio naval en el Egeo.
Al parecer Ptolomeo perdió terreno en Cilicia, Panfilia y Jonia, mientras que Antíoco recuperó Mileto y Éfeso. La participación macedonia en la guerra cesó cuando Antígono tuvo que hacer frente a la rebelión de Corinto y Calcis en 253 a.C, posiblemente instigada por Ptolomeo, así como un aumento de la actividad enemiga a lo largo de la frontera norte de Macedonia.
La guerra concluyó en torno a 253 a.C, con el matrimonio de Antíoco con la hija de Ptolomeo, Berenice Sira. Antíoco repudió a su anterior esposa, Laodice, y entregó una sustancial porción de sus dominios como dote. Antíoco murió en Éfeso en 246 AC, envenenado por Laodice según algunas fuentes. Ptolomeo II murió en el mismo año. 

Tercera Guerra Siria (245-241 a.C)
También conocida como la guerra de Laodice, comenzó con una de las muchas crisis de sucesión que plagaron los estados helenísticos. Antíoco II al morir, dejó dos madres con grandes ambiciones para sus hijos, ya que tras su muerte se abrió una competición entre su repudiada esposa Laodice y Berenice Sira, la hija de Ptolomeo II, por poner a sus respectivos hijos en el trono. Laodice alegaba que Antíoco había nombrado heredero a su hijo en su lecho de muerte, mientras que Berenice sostenía que su hijo recién nacido era el heredero legítimo. Berenice pidió ayuda a su hermano Ptolomeo III Evergetes (el Benefactor) el nuevo faraón, para que marchase a Antioquía y colocase a su hijo en el trono. Cuando Ptolomeo llegó, Berenice y su hijo habían sido asesinados por partidarios de Laodice.
Ptolomeo III Evergetes entonces declaró la guerra al recién coronado hijo de Laodice, Seleuco II, y se movilizó con gran éxito. Ganó importantes victorias sobre Seleuco en Siria y Anatolia, ocupó brevemente Antioquía y, al parecer llegó incluso a Babilonia. Sin embargo, por razones desconocidas, se volvió a Egipto sin consolidar las conquistas.
Seleuco reaccionó, consiguiendo una alianza matrimonial con Mitrídates II del Ponto, y pudo centrarse en la reconquista de Siria y la construcción de una nueva flota. La reconquista fue rápida, facilitada por la acción de Antígono II Gónatas, que venció a Egipto en la batalla naval de Andros perdiendo las Cícladas.

Ejército de Seléuco II: a la izquierda infante ligero para proteger al elefante, centro infante gálata, derecha tureoforo o u hoplita con escudo ovalado; detrás elefante de guerra y sus tripulantes. Autor Angus Mcbride 

Seleuco II tenía sus propias dificultades. Su dominante madre le pidió que concediese la corregencia a su hermano menor, Antíoco Hierax, así como el dominio de los territorios seléucidas en Anatolia. Antíoco rápidamente declaró su independencia, socavando los esfuerzos de Seleuco por defenderse de Ptolomeo.
En 241 a.C se firmó la paz, que no fue mal para Ptolomeo III, pues pudo conservar bases en el Egeo: Éfeso, Mileto, Samos, partes de Caria, Licia y Cilicia, además de Fenicia y Seleucia Pieria en el norte de Siria. 

Cuarta Guerra Siria (219-217 a.C)
Al subir al trono seléucida en 223 AC, Antíoco III Megas (el Grande’) (241-187 a.C), se encomendó a sí mismo la tarea de restaurar las pérdidas de las posesiones imperiales de Seleuco I Nicátor, que se extendían desde el reino grecobactriano e India en el este, el Helesponto en el norte, y Siria en el sur.
En 221 a.C, había vuelto a establecer el control seléucida sobre las provincias orientales y tomado de nuevo Asia Menor a su tío rebelde Aqueo. El ambicioso rey dirigió entonces su mirada hacia Siria y Egipto.
Egipto se había debilitado considerablemente debido a las intrigas palaciegas y el malestar público. El imperio del recién coronado Ptolomeo IV Filopator (el que ama a su padre) (221-204 a.C) comenzó con el asesinato de la reina madre, Berenice II. El joven rey rápidamente cayó bajo la absoluta influencia de cortesanos imperiales. Sus ministros utilizaron su poder absoluto en su propio interés, lo que disgustó a su pueblo.
Antíoco trató de sacar provecho de esa caótica situación. Después de una fracasada invasión en 221 a.C, finalmente comenzó la Cuarta Guerra Siria en 219. Se reconquistó Seleucia Pieria, así como las ciudades de Siria, entre ellas Tiro. En lugar de invadir Egipto con celeridad, Antíoco esperó en Palestina durante más de un año, consolidó sus nuevos territorios y escuchó las propuestas diplomáticas del imperio Egipcio.
Mientras tanto, el ministro de Ptolomeo, Sosibio, comenzó el reclutamiento y la formación de un ejército. El criterio de contratación no sólo reclutaba griegos de la población local, como solían hacer los ejércitos helenísticos en general, sino que también alistó nativos egipcios, llegando a enrolar hasta 30.000 nativos en sus tropas como falangitas (los conocidos como machimoi-epilektoi). Esta novedosa selección dio sus frutos, pero finalmente tuvo consecuencias para la estabilidad ptolemaica. En el verano de 217 a.C, Ptolomeo derrotó al largamente demorado Antíoco en la batalla de Rafia, la mayor batalla desde la batalla de Ipsos.
La victoria de Ptolomeo le hizo conservar su control sobre Celesiria, pero el débil rey se negó a seguir avanzando sobre el imperio de Antíoco, incluso a volver a tomar Seleucia Pieria. 

Quinta Guerra Siria (202-195 a.C)
La muerte de Ptolomeo IV Filopator en 204 a.C, fue seguida por un sangriento conflicto en torno a la regencia como su heredero de la que emergió Ptolomeo V Epífanes (el Ilustre), que era sólo un niño. El conflicto se inició con el asesinato de la esposa y hermana del rey muerto, Arsínoe, por los ministros Agatocles y Sosibio. El destino de Sosibio estaba claro, pero parece Agatocles llevó a cabo la regencia durante algún tiempo hasta que fue linchado por una volátil turba alejandrina. La regencia pasó de un asesor a otro, y el reino se encontraba en un estado cercano a la anarquía.

Mercenarios gálatas también llamados keltoi en Egipto. Los gálatas introdujeron el escudo ovalado y la cota de malla en Asia 

Tratando de aprovechar las ventajas de esta agitación, Antíoco III Megas preparó una segunda invasión de Celesiria. Llegó a un acuerdo con Filipo V de Macedonia para conquistar y compartir los territorios de los Ptolomeos de ultramar, a pesar de lo cual, aquella codiciosa alianza no duraría mucho. Antíoco rápidamente arrasó la región a su paso. Después de un breve retroceso en Gaza, dio un aplastante golpe a los Ptolomeos cerca de la cabeza del río Jordán que le valió el importante puerto de Sidón.
En 200 a.C, emisarios romanos llegaron a Filipo y Antíoco exigiendo que se abstuviesen de invadir Egipto. Los romanos así no sufrirían alteración alguna en la importación de granos de Egipto, clave para la manutención de la masa de la población de Italia. Como los monarcas no habían planeado invadir Egipto en sí, cumplieron voluntariamente las demandas de Roma. En 198 AC, y gracias a su victoria en la batalla de Panion, Antíoco completó la subyugación de Celesiria y lanzó una incursión sobre el resto de fortalezas de Ptolomeo en la costa de Caria y Cilicia.
Problemas internos llevaron a Ptolomeo V Epífanes a buscar una rápida y desfavorable paz. El movimiento nacionalista, que se había desarrollado entre los nativos egipcios que habían luchado en Rafia. Confiados y bien formados, rompieron con Ptolomeo en lo que se conoce como la revuelta de Anjunnefer, en la cual establecieron su propio reino en el Alto Egipto.
Con el fin de centrarse en el frente interno, Ptolomeo firmó un tratado de conciliación con Antíoco en 195 a.C, dejando al rey seléucida la posesión de Celesiria y acordando la boda de Ptolomeo con la hija de Antíoco, Cleopatra.
Ptolomeo V Epífanes pudo reconquistar el Alto Egipto finalmente alrededor de 185 a.C. 

Sexta Guerra Siria (170-168 a.C)
Las causas de este último conflicto no están claras. En 170 a.C, Eulao y Leneo, los dos regentes del joven rey ptolemaico Ptolomeo VI Filometor (el que ama a su madre), declararon la guerra al rey seléucida Antíoco IV Epífanes. En ese mismo año, los hermanos menores de Ptolomeo, Ptolomeo VIII y Cleopatra II, fueron declarados co-gobernantes con el fin de reforzar la unidad de Egipto. Las operaciones militares no se iniciaron hasta 169 a.C, cuando Antíoco ganó rápidamente la iniciativa aprovechando la importante ciudad estratégica de Pelusio, en territorio tradicionalmente egipcio.
Cuando los egipcios se dieron cuenta de su locura al iniciar la guerra, Eulao y Leneo fueron derrocados y sustituidos por dos nuevos regentes, Comano y Cineas, y fueron enviados emisarios a negociar un tratado de paz con Antíoco. Antíoco tomó a Ptolomeo VI Filometor (que era su sobrino) bajo su tutela, dándole un control efectivo de Egipto. Sin embargo, esto fue inaceptable para el pueblo de Alejandría, que respondió proclamando a Ptolomeo VIII Fiscón (Barrigón) como único rey. En respuesta a este atrevimiento, Antíoco asedió Alejandría, pero fue incapaz de cortar las comunicaciones de la ciudad y también necesitaba hacer frente a una revuelta en Judea a finales de 169 a.C, por lo que retiró su ejército.

Ejército ptolemaico siglo II a.C. De izquierda a derecha thorakitai o soldado de infantería de la antigua Grecia; infante ligero cretense; infante ligero de Psidia; tureoforos que era un hoplita con escudo oval. Autor Angus McBride. 

En ausencia de Antíoco, Ptolomeo VI y su hermano se reconciliaron. Antíoco, encolerizado por la pérdida del control sobre el rey, invadió de nuevo el país. Los egipcios pidieron ayuda a Roma y el Senado despachó Cayo Popilio Laenas a Alejandría. Mientras tanto, Antíoco se había aferrado a Chipre y Menfis, e inició de nuevo la marcha a Alejandría. En Eleusis, en las afueras de la capital, se reunió Antíoco con Popilio Laenas, de quien había sido amigo durante su estancia en Roma. Pero en lugar de una cálida bienvenida, Popilio dio al rey un ultimátum de parte del Senado: debía evacuar Egipto y Chipre de inmediato.
Antíoco suplicó al romano tiempo para estudiar la orden de repliegue, pero Popilio cogió una caña, y empezó a trazar un círculo alrededor del seléucida en la arena y le ordenó no salir de él hasta que se decidiese. Antíoco optó por obedecer el ultimátum romano. El “día de Eleusis” puso fin a la Sexta Guerra Siria y a las esperanzas de Antíoco de conquistar territorio egipcio.

Día del Eleusis: Antíoco IV y el embajador romano Popilio Laenas, que está trazando un circulo alrededor de Antíoco. Autor Angus McBride 

Batalla de Rafia (217 a.C)
La batalla de Rafia se encuadra dentro de la llamada Cuarta Guerra Siria, entre Ptolomeo IV Filopator del imperio Egipcio y Antíoco III Megas del imperio Seléucida. Tuvo lugar el 22 de junio de 217 a.C cerca de la moderna Rafia en Siria, en la que Ptolomeo resultó victorioso.

Antecedentes
La guerra la inició  el rey seléucida Antíoco III, deseoso de echar mano a las riquezas egipcias, se dirigió a Palestina, para desde allí iniciar la invasión del Egipto propiamente dicho con 62.000 infantes, 6.000 de a caballo y 102 elefantes. La invasión no podía haber llegado en peor momento, si bien Egipto era rico y próspero, su ejército había sido descuidado de modo alarmante, el tesoro real había financiado guerras entre monarcas del mar Egeo, pero la triste realidad es que no había dedicado inversiones entre su propio ejército, así que tuvieron que montar un ejército de manera casi improvisada, consiguiendo juntar unos efectivos de 70.000 infantes, 5.000 jinetes y 73 elefantes de guerra. Y partió desde Alejandría en la primavera de 217. 

Despliegue inicial
Los dos contendientes se dieron cita a unos 25 Km. de lo que hoy en Gaza (Palestina), ocupando un frente de unos 5 kilómetros.

 Ptolomeo IV desplegó sus fuerzas:
·       Ala derecha: 2.000 jinetes mercenarios griego-tesalianos mandados por Equécrates, 2.000 peltastas tracios, 1.000 neocretenses y 1.000 arqueros neocretenses, y  33 elefantes libios de 2 metros de altura, iban equipados por un conductor, un arquero y un jabalinero.
·       Centro: 8.000 hoplitas griegos mandados por Fóxidas, 20.000 machimoi o falangitas egipcios que formaron con 48 filas de fondo, 5.000 falangitas grecomacedonios de Sócrates, 3.000 infantes libios, 3.000 hipaspistas
·       Ala izquierda: 700 jinetes de la Agema o guardia real, 2.300 jinetes libio-egipcios al mando de Policrates, 4.000 peltastas tracios, 2.000 arqueros cretenses, y 40 elefantes. 

Antioco III desplegó sus fuerzas:
·       Ala izquierda: 2.000 jinetes medos y mercenarios, 1.000 jinetes compañeros y 1.000 jinetes de la guardia real o Agema,  3.000 peltastas de Asia Menor, 2.500 arqueros cretenses y 60 elefantes hindúes  portando pequeñas torres en sus lomos con 3 infantes provistos de arcos y lanzas arrojadizas.
·       Centro: 10.000 infantes ligeros árabes, 20.000 falangitas macedonios, 10.000 kardakes y 5.000 hoplitas griegos mandados por Antioco.
·       Ala derecha: 2.000 jinetes milicianos al mando de Temiso,  1.000 arqueros persas y  2.000 peltastas y honderos bajo el mando de Menedemo, y 53 elefantes indios bajo el mando de Músico. 

Previamente a la batalla, ambos reyes recorrieron las formaciones de batalla de ambos ejércitos, con vistas a exhortar a sus hombres y darles ánimos para la batalla que se avecinaba, tras estos prolegómenos dio comienzo la batalla. Ptolomeo se situó en el ala derecha con su guardia Real, y Antioco hizo lo mismo con su Agema.

Batalla de Rafia 217 a.C, despliegue inicial 

Primera fase
Los elefantes hindúes de Antioco, que eran mucho más grandes y fuertes, atacaron frontalmente a los elefantes adversarios seguidos de arqueros, y detrás la caballería seguida de los peltastas, los elefantes africanos de Ptolomeo de menor tamaño y menos numerosos, no aguantaron el choque.

Batalla de Rafia 217 a.C. Duelo entre elefantes seleúcidas (derecha) y ptolemaicos (izquierda). Los ptolemaicos son africanos y solo llevan dos tripulantes, los seleúcidas son asiáticos y llevan 3 tripulantes. Autor R. Palacios.

Batalla de Rafia 217 a.C, combate de elefantes entre los asiatícos seleúcidas y loa africanos ptolomaicos. Autor Igor Dzis

Batalla de Rafia 217 a.C. Juego Total War Rome II 

Los elefantes africanos, se revolvieron para huir y desbarataron a la guardia real de Ptolomeo, momento que fue aprovechado por Antíoco para desbordar con sus jinetes la línea de los elefantes y atacar a la caballería de Polícrates. Los mercenarios griegos de Antíoco cercanos a la falange atacaron a los peltastas de Ptolomeo haciéndoles retroceder; también entre los peltastas de Ptolomeo los elefantes africanos habían causado estragos.
En líneas generales se podía decir que el ala izquierda de Antíoco había destrozado el ala derecha de Ptolomeo, que abandonó el ala y se refugió en el centro, en la falange.
En la otra ala, los elefantes seleúcidas avanzaron con timidez, pero no se produjo ningún otro movimiento en su apoyo. Los paquidermos egipcios no osaron enfrentarse a sus rivales, pero al menos mantuvieron la línea. Equécrates  decidió no esperar a que sus elefantes se desbandaran y los aplastaran y ordenó a la infantería mercenaria griega al mando del general Foxidas avanzar flanqueando a los elefantes por la izquierda, mientras él con la caballería flanqueaba por el lado derecho,  golpeando por  el flanco y la retaguardia del ala seleúcida, desbaratándola.

Batalla de Rafia 219 a.C, primera fase 

Segunda fase
Antíoco persiguió con su caballería a la caballería egipcia, creyendo que Ptolomeo se encontraba en ella, alejándose del centro. Ptolomeo empleó a los hipaspistas para evitar ser atacados por el flanco izquierdo, evitando el ataque de peltastas y caballería.
En el centro de ambos ejércitos, las falanges permanecían intactas y a la expectativa en espera de órdenes. Ptolomeo después de retirarse de su derrotada ala derecha,  se dirigió al centro de su falange, lo cual infundió confianza a sus hombres, los cuales dirigidos por los generales Andrómaco y Sosibios avanzaron contra el centro de la formación enemiga.
La falange seleúcida viendo que el rey enemigo se ponía al frente de la falange ptolemaica y  no sabiendo  dónde estaba su rey se puso nerviosa.
La falange seleúcida aguantó un tiempo la embestida enemiga, pero al cabo de un tiempo se produjo una grieta en las fuerzas del general seleúcida Ninarco, donde las fuerzas ptolemaicas penetraron, rompiendo la cohesión de la falange seleúcida.
Equecrates, después de derrotar al ala izquierda seleúcida, atacó el flanco de la falange adversaria.
Antíoco fue advertido de lo que ocurría, y con su “Agema” o escuadrón real se dirigió a toda velocidad para intervenir en la lucha. Pero era demasiado tarde, cuando llegó ya la cosa no tenía solución y el centro del ejército seleúcida estaba totalmente roto y en franca huida.

Batalla de Rafia 217 a.C, segunda fase 

Tras la batalla Antíoco pasó la noche en su campamento y al día siguiente tras enterrar a sus muertos, despojar a sus enemigos caídos y reagrupar a sus fugitivas tropas, marchó a la localidad de Rafía.
El balance de bajas era favorable a Ptolomeo, el cual solo había sufrido 1.500 infantes y 700 jinetes muertos más 16 elefantes. Por el contrario Antíoco tenía unos 10.000 infantes y 300 jinetes muertos más 5 elefantes y perdió 4.000 hombres prisioneros. 

Batalla de Pidna (168 a.C.)
Tuvo lugar el 22 de junio de 168 a.C, en el noreste de Grecia cerca de la localidad de Pidna en el golfo de Tesalónica. Se enfrentaron el ejército romano bajo el mando del cónsul Lucio Emilio Paulo Macedónico y el de Macedonia dirigido por su rey Perseo. Esta batalla puso de manifiesto la supremacía de la legión romana sobre la rígida falange macedonia.

Antecedentes
En los años 187 y 186 a.C, el rey Filipo V de Macedonia conquistó las ciudades costeras tracias de Enós y Maronia, lo que inquietó al rey Eumenes de Pérgamo, quien solicitó el envío en el 185 a.C de una comisión romana para que investigara la situación.
Los romanos decidieron que Filipo debía retirarse de ambas ciudades y también de Tesalia. Filipo, como no se encontraba listo para enfrentarse en una guerra contra Roma, envió a su hijo Demetrio para que negociara este asunto y así tener tiempo para prepararse. Demetrio regresó con una respuesta favorable de Roma, lo que causó gran alegría en el pueblo pero que provocó los celos de su hermano Perseo, que temió ser excluido de la sucesión, por lo que inventó una intriga debido a la cual Filipo ordenó la muerte de su hijo Demetrio mediante un veneno en 181 a.C. Posteriormente Filipo se enteró de que había sido engañado por su otro hijo y sintió gran remordimiento por lo acontecido. Fue abandonado por los cortesanos y murió dos años después, siendo enterrado sin honores y en una tumba vulgar.
En 179 a.C, Perseo subió al trono de Macedonia y siguió la política de su padre de fortalecer su dominio sobre Tracia. Procuró ganarse las simpatías de los habitantes de las ciudades griegas del norte que deseaban un cambio respecto a la propiedad de la tierra y de las deudas que los agobiaban. Finalmente estalló la revolución social y las facciones de los ciudadanos afectados acudieron a Perseo en busca de ayuda.
Esto alarmó sobremanera a los senadores romanos, los que decidieron enviar una comisión a Macedonia, que fue recibida con desprecio por parte del rey macedonio. En el 172 a.C, Eumenes de Pérgamo se fue a Roma y presentó pruebas de las intenciones hostiles hacia su reino por parte de Perseo. Los romanos le dispensaron todo tipo de honores y éste, satisfecho, emprendió el regreso a Asia pasando por el santuario de Delfos para ofrecer sacrificios a Apolo. En esta ciudad sufrió un atentado contra su vida por parte de asesinos enviados por Perseo. Este fue el pretexto para comenzar la Tercera Guerra Macedónica entre Roma y Macedonia.
A principios de 171 a.C, Roma envió al pretor Gneo Sicino a Apollonia, en Iliria, para establecer una cabeza de puente en la costa oriental del Adriático para ser empleada en los futuros desembarcos de sus tropas.
En ese momento Macedonia estaba en mejores condiciones económicas y materiales para una guerra que Roma, pero Perseo, en lugar de actuar ofensivamente adoptó una actitud defensiva esperando el ataque de su adversario. 

Batalla del Calicino (171 a.C)
En el verano de 171 AC, Roma envió al cónsul Licinio Craso al mando de un ejército consular (dos legiones romanas y dos aliadas) que se trasladó desde Brindisi a Apollonia. El rey Eumenes de Pérgamo, para cooperar con los romanos, puso su ejército en pie de guerra.
Perseo, después de hacer acopio de trigo en todos los campos de los alrededores, mandó a sus tropas a devastar el territorio de Feras para evitar que el ejército romano pudiese abastecerse. Al percatarse de que no efectuaban movimiento alguno repartió entre sus soldados el botín para que organicen un banquete.
En los días posteriores tanto el cónsul como el rey celebraron consejo para decidir qué estrategia iban a seguir. La moral de los macedonios era alta al haber consentido los romanos que devastaran el territorio de Feras; de ahí que la opinión general era que se debía marchar contra ellos sin más demora.
Los romanos eran conscientes de que su indecisión era objeto de comentarios negativos entre los aliados, indignados sobre todo porque no se hubiera prestado ayuda a los habitantes de Feras.
En plena deliberación sobre que se podía hacer llega un mensajero despavorido llegó con la noticia de la aproximación de un gran ejército. Disuelto el consejo se llamó inmediatamente a las armas; como medida inicial se decidió que salieran 100 jinetes y 100 infantes ligeros de las tropas de Eumenes de Pérgamo.
Sobre la hora cuarta del día, a poco más de una milla de distancia del campamento romano, Perseo dió la orden de hacer alto; él se adelantó con la caballería y la infantería ligera junto a Cotis y los jefes de los otros contingentes de sus tropas auxiliares. Cuando estaban a menos de 500 pasos del campamento romano se toparon con dos alas de caballería (duae alae) formadas en gran parte por gálatas, mandados por Casignato, y unos 150 misios y cretenses de armamento ligero. Perseo, dudando sobre cuantos efectivos tendría el enemigo, se detuvo y destacó de la formación 2 escuadrones (turmas) de tracios y 2 de macedonios acompañados de 2 cohortes de cretenses y de tracios cada uno de ellos.
El combate finalizó sin que se decidiera la victoria, pues estaban en igualdad numérica y no llegaron nuevos refuerzos ni de un lado ni del otro. De los hombres de Eumenes cayeron unos 30, entre ellos el jefe gálata Casignato.
Perseo regresó a su campamento de Sicurio. Al día siguiente, en torno a la misma hora (la cuarta) avanzó hasta el mismo lugar con las tropas seguidas de carros con agua, pues a lo largo de los 15 km que había que recorrer el camino era seco y polvoriento. Como los romanos no se habían movido, e incluso habían retirado al interior de la empalizada, las tropas del rey regresaron a su vez al campamento.
Esta operación se repitió durante varios días a la espera de que los jinetes romanos atacasen la retaguardia de la columna cuando se retirase pues la intención de Perseo era atraerlos a bastante distancia del campamento y hacerles frente aprovechando la superioridad de su caballería e infantería ligera.
Perseo, al ver que su plan no daba resultado, aproximó su campamento y lo fortificó a 3 km del romano. Al rayar el alba salió con toda la caballería y la infantería ligera.
La vista de un volumen mayor de tropas y de una polvareda más próxima que de costumbre causó desconcierto en el campamento romano.
Perseo alineó a sus hombres a menos de 500 pasos de la empalizada, sobre un cerro denominado Calícino. Cotis, rey de los odrisas, estaba en cabeza del ala izquierda con 1.000 jinetes y 1.000 infantes, las líneas de jinetes estaban separadas por tropas de armamento ligero intercaladas; en el ala derecha estaban los jinetes macedonios con los cretenses entremezclados en sus escuadrones; Midonte de Berea mandaba estas tropas ligeras, y Menón de Antigonea la caballería y el conjunto de este sector. Contiguos a las alas estaban formados los jinetes reales y tropas auxiliares de élite de varios pueblos con Patrocles de Antigonea y el gobernador de Peonía, Didas, al frente de las mismas. En medio de todos se encontraba Perseo; en torno a él, su agema o guardia personal. Delante suyo situó a 400 honderos y 400 lanzadores, al mando de los cuales puso a Ión de Tesalónica y al dólope Artemón.

Ejército romano en la batalla de Pidna, equite con linotorax, príncipe con coraza y yelmo etrusco-corintio, triario con yelmo montefortino y cota de malla. No llevan grebas. Autor Angus McBride 

Publio Licinio Craso formó a la infantería pesada en el interior de la empalizada y hizo salir a toda la caballería y la infantería ligera, que formaron delante del campamento. Cayo Licinio Craso, hermano del cónsul, asumió el mando en el ala derecha con toda la caballería itálica y los velites intercalados; en el ala izquierda, Marco Valerio Levino mandaba a los jinetes y los infantes ligeros de los aliados griegos. El centro lo ocupa Quinto Minucio con el resto de la caballería. Delante formaron 200 jinetes gálatas y 300 soldados auxiliares de Eumenes del pueblo cirtio, 400 jinetes tesalios se situaron a corta distancia por delante del ala izquierda. Eumenes y Átalo ocuparon la retaguardia, entre la última línea y la empalizada.
Con un número casi igual de jinetes unos 4.000 y de tropas ligeras por ambas partes, corrieron a enfrentarse una vez iniciado el combate por los honderos y lanzadores. Los tracios cargaron contra los jinetes itálicos en el ala derecha romana sembrando el desconcierto; “los de infantería golpeaban las lanzas con sus espadas, les seccionaban los tendones a los caballos o los ensartaban por el costado”. Perseo se lanzó contra el ala izquierda y el centro de las líneas poniendo en fuga a los griegos a la primera carga; cuando éstos se dispersaban y eran acosados por los macedonios, la caballería tesalia, que se había mantenido en la reserva sin intervenir en el choque separada del ala izquierda por un corto espacio, al principio se limita a mirar y después, cuando la situación toma un mal cariz, se replegó poco a poco sin romper las filas y se unió a las tropas auxiliares de Eumenes facilitando de esta manera a los soldados dispersos por la huida un refugio seguro entre sus filas.
La falange que Hipias y Leonato, por propia iniciativa se presentaron a la batalla. El cretense Evandro, en cuanto ve llegar a la columna de infantería con las enseñas desplegadas corrió junto al rey y le advirtió con insistencia que no se deje llevar por la euforia arriesgándolo todo sin necesidad de forma tan irreflexiva. Perseo le hizo caso y ordenó que se replieguen las enseñas y regresaran al campamento la columna de infantería; a su vez, se dió el toque de retirada a la caballería.

Batalla de Calícino 171 a.C. Mercenarios tracios presentando sus trofeos al rey Perseo de Macedonia después de la batalla. Autor Johnny Shumate 

En el bando romano cayeron aquel día 200 jinetes y 2.000 infantes, siendo 600 los prisioneros. De las tropas de Perseo únicamente murieron 20 jinetes y 40 infantes.
Nunca un ejército romano había estado tan desorganizado, desmoralizado e indisciplinado, pero Perseo no aprovechó la oportunidad.
Al día siguiente Perseo se marchó de allí y acampó en Mopselo, altura que dominaba el valle del Tempe, a medio camino entre Larisa y Gonno.
Los romanos, sin apartarse de la orilla del Peneo, trasladaron el campamento a un lugar más seguro. Allí se presentó el númida Misagenes con 1.000 jinetes y 1.000 infantes, además de 22 elefantes.
En 170 a.C. Licinio fue sustituido por el cónsul Aulo Hostilio Mancino, quien intentó avanzar por la llanura de Tesalia, pero fue rechazado. En el 169 a.C, asumió el mando del ejército romano el cónsul Marcio Filipo, tan incompetente como los anteriores, quién emprendió la travesía del monte Olimpo y cuando llegó a Heraclea se dio cuenta de que no podía abastecer a su ejército. Pero una vez más Perseo no aprovechó la oportunidad y, peor aún, al ver al enemigo en territorio macedónico, pensó que estaba todo perdido y huyó a Pidna, ordenando quemar sus naves y ocultar el tesoro en el mar.
Marcio avanzó cuatro días pero la flota no pudo abastecerle más, por lo que se detuvo y retiró al sur. Perseo a su vez avanzó hacia el sur y ocupó una posición, en el Elpeo al sur de Díon, que era prácticamente invulnerable, ante lo cual Marcio abandonó toda esperanza de atacarla. En esta posición, Perseo trató de comprar a los aliados de Roma: Gencio de Ilirico, Eumenes y los rodios. También trató con un jefe celta el servicio de 10.000 jinetes galos, pero con todos, excepto con los rodios, tuvo problemas en cuanto al precio, no concretando la llegada de refuerzos.
Mientras tanto en Roma, la presión popular era enorme por un cambio en la dirección de la guerra, hasta que el Senado comprendió que no podía continuar entregando el mando a cónsules incompetentes, que se preocupaban más en enriquecerse que en combatir, por lo que eligió, como nuevo cónsul, a Lucio Emilio Paulo. Paulo pertenecía a la antigua nobleza romana era nieto de Emilio Paulo que murió en Cannas, se había distinguido en diversas campañas en España y Liguria. Tenía 60 años y según varios historiadores era uno de los pocos romanos importantes de la época capaces de resistir la tentación del dinero.
El primer acto de Emilio Paulo fue requerir del Senado el nombramiento de una comisión que investigara la situación existente en Grecia. El Senado aprobó el requerimiento dejando el asunto en sus manos. Lucio Emilio designó tres delegados, entre los que se encontraba Lucio Enobarbo, triunfador en Magnesia; les entregó un cuestionario con preguntas precisas relacionadas con la situación en Grecia y especialmente con el estado del ejército y la marina en cuanto a alistamiento, medios y abastecimiento.
Una vez que los delegados regresaron, presentaron un lapidario informe de la situación: que los campamentos romano y macedonio se encontraban en las orillas opuestas del Elpeo, que ninguno de los dos jefes pensaba atacar, que los romanos no tenían fuerzas suficientes y estaban en la más completa ociosidad, que les restaba trigo para sólo tres días, que la flota estaba en estado deplorable y que dudaban de la lealtad de Eumenes.
A consecuencia del informe de los delegados, Emilio Paulo recibió la autorización para que seleccionara a los tribunos de sus dos legiones, que sumaban en total 14.000 ciudadanos romanos y confederados latinos más 1.200 jinetes. Además le permitieron que reclutara dos legiones de 5.000 hombres cada una y 200 jinetes en Iliria, las que pondría bajo el mando de Lucio Anicio Galo. 

Acciones preliminares a la batalla de Pidna
Al comienzo de la primavera de 168 a.C, Emilio Paulo partió para Grecia. A su llegada, el ejército estaba escaso de agua, ya que el río estaba seco. Ordenó excavar pozos en búsqueda de agua, la que encontraron muy pronto. Esto aumentó la buena reputación del general ante sus soldados. Luego ordenó que todo se efectuara en forma metódica y en silencio y dio varias tareas para sacar a su ejército del letargo en que estaba.
Ante la noticia de la llegada del cónsul Emilio, Perseo se da cuenta del peligro que corría la costa. En Tesalonica había una pequeña guarnición de 2.000 hombres bajo el mando de Eumenes y Atenágoras. Allí envió a Androcles con orden de acampar justo al lado de los astilleros. A Enea se destacaron 1.000 jinetes al mando de Creonte de Antigonea para proteger la zona costera, con la misión de partir inmediatamente a cualquier punto donde pudiera desembarcar la flota romana.
Por lo que respecta a la zona montañosa por donde podía ser flanqueado envió a 5.000 macedonios, al mando de Histeo, Teógenes y Midonte, a la guarnición situada entre Pitoo y el paso de Petra.
Tras la partida de las tropas se dedicó a fortificar la orilla del río Elpeo ya que en esos momentos el cauce se hallaba seco. Con el objeto de tener a todos sus soldados disponibles empleó en esta tarea a las mujeres de las ciudades vecinas que solían acarrear los suministros al campamento.
Emilio Paulo acampo en la orilla sur del Epeo, y llamó a reunión de oficiales para ver su estado de ánimo y escuchar proposiciones sobre la línea de acción a seguir. Desechó el ataque inmediato porque las posiciones macedonias por el lado del río Elpeo ya que contaban con toda clase de máquinas de guerra, como catapultas y ballistas. Otra sugerencia fue efectuar una maniobra de rodeo para atacarlo por el flanco.
Finalmente, Paulo planificó atacar a Perseo de frente enviando una fuerte columna que atravesara las vertientes del monte Olimpo y que luego continuara a Pitium y Petra hasta llegar a Díon, a la retaguardia del campamento macedonio. Unos lugareños le informaron que los pasos del Olimpo estaban custodiados por tropas macedonias, por lo que varió su plan original y envió a los extraordinari 8.200 infantes y de 200 jinetes bajo el mando de Publio Escipión Nasica a Heracleum y que desde allí, en marchas nocturnas, se dirigiera hacia el oeste y ocupara Pitium para luego avanzar por Petra hasta Díon. Al pretor Octavio lo envió con la flota y víveres a Heracleum para que Perseo creyera que iba a atacar una posición macedonia en esa dirección.
En cuanto Escipión se puso en movimiento, para desviar la atención de Perseo, Paulo lanzó el primero de sus ataques de distracción contra las posiciones macedonias. Se combatió con armas ligeras por ambas partes debido a lo accidentado del cauce. El combate se desarrolla allí en medio del cauce, mientras desde las empalizadas de ambos campamentos observaban el resto de las tropas.
A distancia se batián mejor las tropas auxiliares del rey, los romanos eran mejores en el cuerpo a cuerpo. Al mediodía el cónsul ordenó dar el toque de retirada; ambos bandos habían sufrido bastantes bajas.
Al día siguiente, con los ánimos más encendidos, el combate es más enconado. Los romanos eran heridos en mayor medida por toda clase de proyectiles arrojados desde las fortificaciones macedonias. Cuando se acercaban a la orilla enemiga, los proyectiles lanzados por las máquinas alcanzaban incluso a los más alejados. Aquel día el cónsul retiró a sus hombres un poco más tarde, después de sufrir pérdidas mucho más cuantiosas.
Al tercer día se abstuvo de combatir y descendió a la parte más baja del campamento como si fuera a intentar el paso a través del brazo de la fortificación que se extendía en pendiente hacia el mar.

Batalla de Pidna 168 a.C: Movimientos preliminares 

Mientras sucedían estos hechos, Escipión Nasica había partido hacia Heracleum siguiendo las instrucciones del cónsul. Cuando recuperaran fuerzas sus soldados y oscurece revela al resto de comandantes el propósito de su misión y condujo a las tropas a Pythium (templo de Apolo) para que descanse el ejército. Allí alcanzaba las faldas del monte Olimpo.
Entretanto, Perseo se enteró del movimiento de Escipión por un desertor romano. El monarca envió 10.000 mercenarios y 2.000 macedonios bajo el mando de Milo para que bloquearan a los romanos en las faldas del Olimpo. Ambas fuerzas se encontraron en las montañas y tras un encarnizado combate, los romanos vencieron a los macedonios.
Perseo, al enterarse de la derrota de Milo, comprendió que sería atacado desde dos direcciones. Para evitarlo se retiró hacia el norte en dirección a Pidna, tomando posiciones en una llanura apropiada para su falange, al sur de Katerina, que quedaba flanqueada por el rio Aeson y un arroyo.
Paulo, por su parte, avanzó hacia el campamento Macedonio, situando su campamento al sur del río.
Se sabe la fecha exacta de la batalla porque en la noche del 21 al 22 de junio de ese año hubo un eclipse de luna, eclipse que Paulo hizo explicar a sus tropas de que era un fenómeno completamente natural. Los macedonios lo consideraron un mal augurio.
La batalla empezó de modo casual, por la disputa de una mula de aguadores romanos, que durante la recogida de agua cruzó el río accidentalmente y fue capturada por los auxiliares tracios. Los soldados romanos la siguieron, dando muerte a uno de los tracios que la sujetaba, esto encolerizó a los tracios que estaban de seguridad y que acudieron a matar a los italianos, varias unidades de vélites se enzarzaron con los tracios y poco a poco cada vez se fueron uniendo unidades hasta que ambos ejércitos desplegaron a ambos lados del río Leucus. 

Despliegue inicial
El ejército macedonio disponía de 38.000 infantes y unos 4.000 jinetes, los desplegó de la manera clásica macedonia: En el ala izquierda la caballería tracia y osiria (2.000). En el centro los hipaspistas escudos de bronce o chalcaspides (3.000), a continuación los hipaspistas escudos blancos o leucaspides (3.000), a continuación la falange (15.000), a continuación los mercenarios galos y cretenses (8.000) delante del centro situó los peltastas y tureóforos o thureophoroi que eran guerreros que llevaban el thureos o escudo ovalado, javalinas, lanza y espada corta (7.000). En el ala derecha la caballería macedonia y tesaliana (2.000).

Batalla de Pidna 22 de junio del 168 a.C: Despliegue de fuerzas 

Los romanos disponían de un ejército consular de 20.000 romanos y aliados itálicos repartidos entre: 4.800 velites, 4.800 hastati, 4.800 príncipes, 2.400 triarios, 2.400 de cohortes itálicas adicionales y 1.200 extraordinarii. 12.200 soldados de infantería compuestos por: 1.200 arqueros aqueos, 1.000 lanzadores de jabalina númidas, 1.500 thureophoroi de Pérgamo, 2.000 peltastas misios, 1.000 honderos cirtios (kurdos), 1.000 lanzadores de jabalina griegos, 4.500 thureophoroi griegos. 4.000 jinetes repartidos entre: 600 de caballería pesada romana, 1.200 de caballería pesada itálica, 2.200 de caballería ligera númida y 32 elefantes. Emilio Paulo desplegó sus fuerzas: En el ala derecha la caballería aliada (2.000 númidas) y delante de esta 20 elefantes. En el centro situó la legión 2ª romana frente a los hipaspistas escudos blancos o leucaspides, la legión 1ª romana frente a los escudos de bronce o chalcaspides, a continuación las dos legiones aliadas y a la izquierda los aliados etolios (14.000), delante situó los vélites y thureophoroi (7.200). En el ala izquierda situó la caballería romana e italiana (2.000).

Tureóforos o thureophoroi. Se trata de una nueva clase de infantería griega entre el falangita y la peltasta, que era capaz de enfrentamiento a distancia y en la lucha cuerpo a cuerpo. Llevaban un yelmo, un thureo o escudo alargado ligero de madera cubierto de cuero, varias jabalinas y una espada corta. Autor Angus McBride 

Desarrollo
Perseo tomó la iniciativa y cruzó el río primero con los peltastas que hacen retroceder a lo vélites romanos y protegidos por estos, cruzó la falange.  Paulo envió sus elefantes contra el ala izquierda macedonia, que pronto fueron dispersados.
La falange choca contra la legión y al igual que en Cinocéfalos, los romanos y aliados empiezan no encuentran huecos en la legión y son incapaces de mantener la presión, comenzando a retroceder hacia las faldas del monte Olocro, al principio mantienen la formación, pero poco a poco empiezan a perder el orden.

Romanos contra macedonios. Autor Vladimir Vaksheyev

Batalla de Pidna 168 a.C. Legionarios de la 1ª legión contra chalkaspidos o escudos de bronce. Los infantes romanos están basados en el monumento de Emilio Paulo en Delfos. Las grebas han sido abandonadas del todo. Las filas delanteras llevan yelmo tipo Monteforino y coraza musculada, Las filas traseras cota de malla y yelmo etrusco-corintio. Autor Angus McBride

Batalla de Pidna 168 a.C. La falange haciendo retroceder a la legión. Juego Total War 

Perseo, en lugar de emplear su caballería y tropas ligeras en la persecución, hizo avanzar a sus falanges por el terreno cada vez más accidentado de  las faldas del monte, perdiendo la cohesión y rompiendo la formación. Los centuriones comenzaron a infiltrar a sus hombres por los huecos que dejaba el enemigo, para golpear por los flancos desprotegidos y la retaguardia de los falangistas y así, poco a poco, grupos de legionarios se fueron rompiendo las líneas macedonias.

Batalla de Pidna 168 a.C: Falange contra legión, los legionarios buscando huecos en la falange. Autor Peter Connolly 

El hueco más grande se produjo entre la falange y los tracios, cuando la falange persiguió a los pelignos (legión aliada) y los tracios fueron detenidos por los aliados griegos.  Una vez que los romanos rompieron la formación la lucha se volvió entre grupos aislados que luchaban cuerpo a cuerpo, lo que favorecía a los romanos que estaban acostumbrados al cuerpo a cuerpo, mientras que los macedonios, su principal instrucción era con la sarisa,  la batalla se inclinó del lado romano. La batalla no duró más de una hora y la falange fue masacrada, la caballería macedonia, que prácticamente se encontraba intacta, abandonó el campo de batalla y Perseo huyó con ella a Pella.

Hastato romano contra falangita macedonio. Una vez que se rompía la formación, los romanos eran superiores a los macedonios en la lucha cuerpo a cuerpo. Autor Johnny Shumate 

La matanza que siguió fue terrible. Según Livio los macedonios sufrieron 20.000 muertos y 6.000 prisioneros, a los que después se les sumaron otros 5.000 capturados en la persecución. Los romanos perdieron poco más de varios centenares de hombres (700 muertos y 400 heridos).
Rendido Perseo, Paulo le prometió respeto a su dignidad, animándole a confiar en la clemencia del Senado. Sin embargo, poca clemencia obtuvo el rey cuando fue llevado a Roma como parte del séquito de prisioneros. Vivió el final de sus días como cautivo en una villa romana. 

Secuelas
En cuanto Roma supo el resultado de la batalla, dispuso que todos los estados de macedonios y griegos, amigos y enemigos, fueran despojados de su fuerza. Macedonia desapareció siendo dividida en una federación compuesta por cuatro ligas republicanas.
Emilio Paulo tuvo que permitir, contra su voluntad, que fueran saqueadas setenta ciudades y se vendiera como esclavos a 150,000 hombres. Roma, una vez que aplastó a sus enemigos, hizo lo mismo con sus aliados.
En el año 152 a.C, un tal Andrisco que se proclamaba hijo de Perseo de Macedonia, reunió un ejército de tracios con el que invadió Tesalia. Fue derrotado en el 148 por Quinto Celio Metelo, la lucha fue seguida por varios pretendientes y una vez aplastados en el 146 a.C, las 4 Ligas se convirtieron en una provincia romana.
Mientras tanto la Liga Aquea quebrantó la paz, y J. Metelo marchó contra Corinto, tras derrotar a los aqueos en el istmo, entró en Corinto, saqueando el territorio. Pasando a ser responsabilidad del gobernador de Macedonia. 

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