sábado, 4 de noviembre de 2017

Capítulo 19 - Civilizaciones del Mar Muerto


Las civilizaciones del Mar Muerto
Gerasa – Qumrán y los “rollos del Mar Muerto” – Massada – Petra y los nabateos – La pentápolis bíblica: Sodoma y Gomorra.

El Mar Muerto se encuentra a unos 80 kilómetros al este del Mediterráneo, ubicado entre Israel, Jordania y el territorio Palestino; flanqueado por montañas al este y por las colinas de Jerusalén hacia el oeste, dando al paisaje una belleza casi de otro mundo.
Su cuenca está situada a más de 400 metros bajo el nivel del mar, resulta ser la zona más hundida de la superficie de la Tierra. 
En la orilla norte del Mar Muerto se encuentran tan sólo unos pocos restos de asentamientos humanos. En cambio, en la costa sur la presencia del hombre ha sido evidente desde siempre, sabiéndose que las gentes que aquí vivían en épocas antiguas se dedicaban a extraer los ricos minerales que se hallaban en las partes menos profundas de las aguas de este mar. Hoy día, cerca de la ciudad de Sedom, los israelíes han construido un complejo sistema de canales, cuencas de evaporación y fábricas para la obtención de potasio, magnesio, cloruro cálcico, bromuro, cloruro sódico y otros compuestos químicos que se pueden extraer de las sales del Mar Muerto.
La verdadera importancia de este lago salado está en el papel que ha desempeñado en la historia, y no sólo en la local, sino en la historia de toda la humanidad en el aspecto político, económico y religioso. En efecto, en épocas prehistóricas el Mar Muerto fue un punto vital en las rutas migratorias de los pueblos. Más tarde fue uno de los principales caminos comerciales del mundo antiguo, la vía por donde pasaba la mayor parte de las mercancías de aquellos tiempos.
Pero ese mismo camino se convirtió en ruta de guerra al ser utilizado también por los ejércitos invasores que se desplazaban entre Siria y Egipto. Mas donde el Mar Muerto figura en lugar preeminente es en la historia bíblica. La moderna ciudad de Sedom, en el extremo meridional del lago, está cerca de las sumergidas ciudades de Sodoma y Gomorra, dos de las “malvadas ciudades de la llanura”, a las que se refiere el Génesis. 

Gerasa
Durante el período neolítico, durante el séptimo milenio antes de Cristo y en la primera edad de Bronce (es decir, en el periodo cananeo) el lugar denominado Gerasa estaba inhabitado.
El origen de Gerasa parece ser semítico, así lo testifica su primera ocupación, aunque la primera mención de la ciudad aparece durante el período helenístico, cuando fue llamada "Antioquía" sobre la ribera de Chrysorrohas, indicando que el asentamiento helenístico fue establecido bajo la dinastía seleúcida. Esta dinastía fue fundada por Antioco IV, pero una leyenda griega atribuye su establecimiento a Alejandro Magno.
La jurisdicción de la ciudad se extendía al sur más allá del Yabok, por el norte al otro lado del río Yabis, por el oeste cerca de Negev y por el este con el desierto.
Durante el final del reino seleúcida, el centro de Gerasa estaba gobernado por Zenón y Teodoro, los gobernantes de Filadelfia (Amán), hasta que fue conquistada por Alejandro Janneo. Así permaneció en poder de los amoneos, hasta el tiempo de Pompeyo. Después una comunidad de judíos comenzó a vivir en la ciudad y mantenía relaciones de amistad con sus habitantes.
Bajo Roma el papel importante de la autonomía de la ciudad de Gerasa fue incrementando, especialmente después de la conquista del reino nabateo por Trajano (105 d. C.) y la organización de la provincia de Arabia.

Es bajo el emperador Adriano, que visita la ciudad en el 129/130, cuando Gerasa comienza a crecer, a desarrollarse y posee espléndidas edificaciones.
En tiempo de Caracalla, en la tercera centuria, le fue conferido el título de colonia romana.
La localización de Gerasa fue un problema hasta el año 1895 en que se estudió arqueológicamente. 
Posteriormente durante los años 1928 y 1934 se desarrollan excavaciones sistemáticas. Porque la derivación del nombre a partir de ge'rontej (veteranos) de Alejandro Magno que habrían sido asentados allí es una mera especulación etimológica. Otra cosa es que ciertamente la ciudad fue fundada como una ciudad griega por Alejandro Magno. La fundación está atestiguada por una moneda de la ciudad que corresponde al reinado de Cómodo y sobre todo por la existencia en la misma ciudad de una imagen de Perdicas. Este hecho sugiere que dicha ciudad fue fundada por el emperador griego, sobre todo porque es sobre la estatua de Perdicas donde aparece la moneda con la inscripción: "Alejandro de los macedonios fundador de Gerasa".
La ciudad existía en el siglo II a C. y es mencionada por primera vez en un contexto narrativo durante el reinado de Alejandro Janneo quien la conquista al final de su reinado, como ya hemos indicado.

Gerasa (Jerash) y la Decápolis 
Gerasa, denominada por los griegos Garshu, llevaba muchos años siendo un enclave estratégico en la zona. La aparición de los helenos por aquí, en tiempos de Alejandro Magno, asentó las poblaciones de la zona en el camino del crecimiento y el gran general romano Pompeyo, cuando en el 64 a.C. recorrió la futura provincia romana de Siria, halló ciudades con un desarrollo óptimo. Los romanos cambiaron el nombre a Garshu, Gerasa sería parte de la nueva provincia, en los antiguos terrenos de los nabateos. Era el 106 d. C. y Gerasa iba a entrar en su mejor época.

Además, Gerasa formaba parte de un club muy selecto desde los tiempos griegos: la Decápolis, una asociación de mutuo beneficio de diez ciudades de la zona, que colaboraban entre sí en aspectos relacionados con el comercio, la economía o la cultura. Junto a Gerasa estaban, en el territorio jordano de hoy, Philadelphia (la actual Ammán), Pella y Gadara (la actual Um Quais). A ellas se le unían Escitópolis e Hippos (en Israel) y repartidas por Siria Dion, Canatha, Raphana y la capital, Damasco. Curiosamente, para la Decápolis el periodo romano fue el de mayor prosperidad, convirtiéndose en auténticas ciudades estado que se beneficiaron de las calzadas romanas, del impulso urbanístico de Roma y de la forma de gobierno de ésta.
Por ello, cuando Adriano (que gobernó Siria antes de ser emperador) cruzó el Arco al que daría nombre, se encontró con una ciudad muy importante. Los cultivos y las minas de Ajlun le proporcionaban riqueza y más de veinte mil habitantes la disfrutaban. Otra cosa es lo que vino después, la razón por la que entre el arco y la muralla defensiva Gerasa no tuvo la oportunidad de crecer. 
El Arco, por cierto, está en fase de recuperación. La cara orientada al Sur ya está parcialmente recuperada, con su precioso frontón señoreando el paisaje. El contraste con la cara norte, aún sin "tejado" es notorio, más cuando los restos de este frontispicio están repartidos en el suelo que lo circunda, preparados para ser reintegrados en su lugar de origen. Satisface encontrarse con éstas iniciativas, que tienen continuidad en otros edificios de Jerash. Columnas con bases de acanto y empotradas en las paredes separaban los tres pasos de entrada, sobre los que se disponían hornacinas hace mucho tiempo abandonadas por las esculturas que las ocupaban.
Inmediatamente a la izquierda del arco se sitúa la entrada al antiguo circo/hipódromo. Quince mil espectadores debieron poblar sus gradas en los mejores momentos del siglo II d. C. El hipódromo ha sido totalmente restaurado porque en él se realizan hoy luchas de gladiadores (no hace falta decir que simuladas), carreras de caballos y de cuadrigas... todo en ello en uno de los hipódromos más pequeños que hay (sólo tenía 10 puertas de acceso frente a las 12 habituales) pero que resulta asombroso (al fin y al cabo son 245 metros de largo y 51 de ancho). 
Su interior muy posiblemente sirvió también como área de entrenamiento del ejército, como zona de ocio y como área de descanso para caravanas, habiéndose hallado cuadras de caballos y dromedarios en sus terrenos. Un anuncio en la entrada facilita información sobre el espectáculo que está a punto de comenzar, pero no nos quedamos, continuamos hacia la verdadera entrada de la ciudad.
Por cierto, que enfrente del hipódromo se sitúa la entrada a las catacumbas de Gerasa, evidentemente fuera de la propia ciudad. Los restos de una capilla prevista para la incineración de cuerpos completa este pequeño apartado funerario extramuros.


Qumrán

Se encuentra en la costa noroeste del mar Muerto, cerca de Jericó. En una cueva de los acantilados del desierto de Judea, al sur de Qumrán, los beduinos hallaron en 1947 los primeros rollos del mar Muerto. A raíz de este descubrimiento se iniciaron las excavaciones de la ciudad (1951-1956), quedando al descubierto un complejo de edificios datados en el periodo del Segundo Templo. La ubicación, los rollos, las vasijas, etc. hacen pensar en una ocupación esenia de la ciudad, teoría apoyada por Plinio el Viejo. El asentamiento fue destruido durante la guerra judía contra Roma (68 d.C.) y nunca más fue repoblado. 
A finales del periodo del Primer Templo (s. VIII-VII a.C.) se estableció el primer asentamiento, pudiendo tratarse de una pequeña granja fortificada o fuerte judío. Se han planteado otras teorías; lugar de parada de caravanas o residencia de invierno para algunos acaudalados de Jerusalén. Se la ha identificado como la Ciudad de la Sal o Secaca. 
A finales del siglo II a.C. bajo reinado del rey hasmoneo Juan Hircano I, la ciudad se renovó, restauró y amplió y, a comienzos del siglo I a.C., se construyó un acueducto que traía el agua a Qumrán, llenando las numerosas cisternas con las que contaba. 
Esto era vital para un asentamiento permanente, pues las temperaturas en verano eran muy altas y apenas llovía. La planimetría de la ciudad nos muestra un asentamiento formado por escaso número de barrios residenciales, con casas de piedra y techos de madera, paja y estuco, y grandes salones con funciones públicas. La entrada principal estaba situada al norte y contaba con una torre de vigilancia que se elevaba por encima del resto de edificios, sirviendo como punto de observación y protección. 
Tenía, además, una habitación construida a lo largo de sus paredes que servía, probablemente, como punto de reunión para los miembros de la comunidad y lugar de estudio de la Torá. Las murallas estaban hechas de piedras y revestidas de estuco. El edificio principal de Qumrán tenía varias habitaciones dispuestas en torno a un patio central. Otras estructuras encontradas han sido identificadas como bodegas, cocinas, un taller de fabricación de vasijas y baños rituales o Mikvaot. Un terremoto (31 a.C.) dañó seriamente los edificios, siendo inmediatamente abandonada, hasta el siglo I d.C., cuando miembros de la comunidad regresaron y se establecieron allí, llevando a cabo la restauración de los edificios antiguos. Muy pocos eran los miembros de la comunidad que vivían siempre en Qumrán. La mayoría sólo iba con la celebración de festividades y eventos comunitarios, alojándose en carpas, cabañas y cuevas de las proximidades. Junto a la ciudad se ha encontrado un cementerio con alrededor de mil tumbas individuales, muy simples y cubiertas con piedras. 
Durante el periodo del Segundo Templo se escribieron una serie de rollos que fueron ocultados en cuevas naturales cuando el ejército romano se estaba acercando a la ciudad. El clima seco los ha preservado por espacio de 2.000 años. Entre 1950-1960 las cuevas fueron estudiadas y excavadas, encontrándose los documentos en pergamino; incluyen copias de todos los libros de la Biblia, excepto el rollo de Ester. El más famoso de ellos es el rollo completo de Isaías, escrito entre el siglo II a.C. y el año de la destrucción del lugar (68 d.C.), como ha confirmado un estudio de radiocarbono de un pergamino. También se han encontrado restos de textos esenios, cuyo centro espiritual estaba situado en ese lugar, 200 años antes de la destrucción de Jerusalén y del Templo.
La construcción original data del siglo VIII a. C. y duró abandonada varios siglos antes de ser reutilizada por los esenios; era una pequeña fortaleza, con algunas habitaciones en el interior y una cisterna circular para el abastecimiento de agua. Autores creen que era el sitio que algunos escritos antiguos llaman Secacah. Lo que quedaba en pie, fue ocupado por una comunidad hacia el 135 a. C. o unos años antes, cuando se añadieron dos cisternas rectangulares, una red de acequias, y dos hornos de alfarería. Los escritos de la comunidad, se refirieron desde entonces al sito como Damasco.
Hacia el 100 a. C. la construcción fue ampliada notablemente para servir a un número mayor de personas. Fue construido un sistema mucho más complejo de abastecimiento de agua alimentado por una corriente estacional que corría cerca, y llevado por un túnel y canales hacia grandes cisternas de almacenamiento, tres de ellas enormes.

Se levantó una torre maciza cuadrada que protegía la entrada, y se construyeron también depósitos y salones amplios, uno de ellos con bancos a lo largo de las paredes, apto para reunir muchas personas y otro, al lado, con una cocina y una despensa adyacente, vajillas y otras señales de haber servido como comedor. La mayoría de las personas que usaban estos salones no tenían instalaciones adecuadas para residir permanentemente allí, por lo que se supone que una parte habitaba extramuros, en campamentos en Ayin Feshja y sitios cercanos, donde hombres y mujeres practicaban labores agrícolas o pastoriles para garantizar su sustento, tal y como lo exigían las propias reglas de la comunidad encontradas en las cuevas.

Mapa de Qumrán después de las excavaciones realizadas por R. De Vaux y L. Hading (1049-1956). En azul se muestra el complejo sistema de cisternas: canales, cisternas, piscinas y baños rituales o “miqwaot”.

La construcción principal tenía 40 por 30 metros y el conjunto se extiende 80 metros a lo ancho y tiene 90 m de profundidad en su ala oeste, 40m en el centro y 70 m en el ala este.
Se encontró en Qumrán un ostracón (tiesto inscrito) con varias líneas en escritura hebrea. Es un contrato en el que un hombre llamado Honi dona sus posesiones, incluido un edificio, un olivar y un huerto de higueras, a un grupo llamado yajad (hebreo, juntos, comunidad). Si esta lectura es correcta, sirve de evidencia para identificar a la congregación que vivía en Qumrán, y el nombre por el cual los miembros del grupo se designaban así mismos. Este término aparece en otros manuscritos de los esenios.
Se han encontrado mil doscientas tumbas, cubiertas de piedra y alineadas en sentido norte-sur, contrariando la costumbre judía. Aunque la mayor parte de los enterramientos son de varones, hay también de mujeres y unos pocos de niños. El único lugar donde se han encontrado tumbas judías similares, una docena, es En el-Ghuweir, 15 km al sur de Qumrán, donde hay unas ruinas de dimensión mucho menor, que datan del siglo I a. C.
La antigua fortaleza parece haber sido abandonada tras un terremoto o por otras causas en el 31 a. C. y re ocupada desde el 4 a. C. Entonces fueron reconstruidas todas las instalaciones. Se han encontrado una gran cantidad de piezas de cerámica idéntica a la descubierta en la primera cueva, e incluso una jarra idéntica a la usada para depositar los rollos, así como tres mesas largas cubiertas de yeso y varios tinteros que datan de esta época final de la ocupación del sitio y que indican que en el primer piso había un lugar destinado para escribir o copiar manuscritos como los encontrados en las cuevas. La construcción fue destruida por los romanos en el 68 d. C. y ellos mantuvieron allí por un tiempo corto un puesto militar.

1. Acueducto
2. Cisterna
3. Otros baños
4. Torre de guardia
5. "Scriptorium"
6. Cocina
7. Sala de Asambleas y Refectorio
8. Grutas
9. Zona de cerámica
10. Establos

Los manuscritos del Mar Muerto
En 1945 Jum’a, un pastor beduino de la tribu ta’amireh se dio cuenta de que se le había extraviado una oveja mientras pastaba en el desierto de Judea, cerca del Mar Muerto.
Intranquilo, Jum’a empezó a buscarla junto con su primo Mohammed ed-Dhib y así llegaron a una de las cuevas de Qumrán. Allí descubrieron varios recipientes de cerámica con pergaminos en su interior y Jum’a utilizó algunos de los rollos encontrados para hacer una hoguera en la cual calentarse. Jum’a pensó entonces que su hallazgo podría tener algún valor monetario y el resto de los rollos los vendió a un anticuario en el mercado local, aunque previamente los había troceado para aumentar su precio. Con el tiempo algunos de los rollos fueron a parar a Egipto y otros a Estados Unidos. 
Posteriormente se publicaron copias de los rollos, causando gran interés en arqueólogos bíblicos, cuyo fruto fue el hallazgo de otros 600 pergaminos y cientos de fragmentos, algunos en perfecto estado de conservación.
Lo más importante de ese hallazgo es su antigüedad, lo cual permite estudiar importantes fuentes teológicas y organizativas del judaísmo y del cristianismo primitivo. La mayoría de los textos más antiguos de que se dispone están redactados en lengua hebrea y pertenecen al Tanaj o Antiguo Testamento bíblico.

Entre los manuscritos hallados se encuentran los siguientes: 
·       Los Libros del Tanaj o del Antiguo Testamento, incluida una versión más extensa del Libro primero de Samuel, con la excepción de Ester, así como deuterocanónicos como Sirácides y el Libro de Tobías.
·       Estudio sobre cada Libro de las Escrituras, desde el punto de vista esenio.
·       Los manuales, reglamentos y oraciones propias de la comunidad esenia que habitó el sitio, entre los cuales destaca el Documento de Damasco.
·       Un rollo de cobre con cuestiones contables y relativas a la localización de determinados tesoros.  
·       Diversos textos religiosos, tales como:
                     El Libro de Enoc
                     El Testamento de los Doce Patriarcas
                     El Libro de los Jubileos


Los manuscritos del Mar Muerto o de Qumrán son la clave para una comprensión más clara de cómo se desarrollaron el cristianismo y el judaísmo. Evidencian un judaísmo distinto al oficial de entonces y de hoy y establecen una temática que sería fundamental en el origen del cristianismo. 
Diferentes escritos hallados en Qumrán enfatizan temas clave que fueron resaltados posteriormente por Jesús y los Apóstoles. A modo de ejemplo se detallan seguidamente algunos de ellos:

Las sectas en tiempos de Jesús
Para poder entender mejor la Biblia y su entorno debemos empezar primero por conocer el marco histórico de cada época, para así poder centrarnos en ella a fin de que la comprensión de situaciones y de personajes tenga mayor realce, ya que muchas de sus reacciones vendrán dadas por su propio entorno.
En aquella época existían diversas sectas en Jerusalén y en el resto de lo que ahora conocemos como Israel. Ninguna de ellas excluía a la otra como practicante de la Ley y de los Mandamientos en general; sus discrepancias radicaban en la forma de llevarlas a cabo. Es decir, sus discusiones eran con respecto a la forma de aplicar la Halajá a sus vidas, o sea, la práctica de la Ley.
La discrepancia en estos asuntos se refleja en el Nuevo Testamento, donde la aguda crítica de Jesús revela la forma exterior de la práctica de los fariseos y las creencias morales de los saduceos, acciones que precipitan la salida de Jerusalén de los esenios, conduciéndoles a una vida de retiro y purificación en comunidad.
Las sectas mayoritarias en activo en aquella época histórica eran las siguientes:
·       Fariseos
·       Saduceos
·       Zelotes
·       Esenios

Antes de entrar a conocer la vida de los esenios, que es el objetivo de este trabajo, haremos una breve descripción de las demás sectas para así poder analizar su interrelación.

Fariseos 
Fue una de las sectas más antiguas en el judaísmo. Eran los Maestros de la Ley de Moisés, encargados de enseñar e interpretar las Escrituras y la Ley Oral al Pueblo. Los fariseos ya habían formado sus ideas básicas sobre la Ley y mostrado su adhesión a las Tradiciones de los Padres, que es conocida también como Ley Oral por haber sido transmitida a lo largo de los siglos, de maestro a maestro.
Estimaban tanto la Escritura como la Tradición Oral, aunque se inclinaban más por la Tradición pues ésta explicaba la Ley escrita. Gracias a sus tradiciones los maestros conservaban sus ritos y la Toráh quedaba intacta posibles interpretaciones desviadas por parte de los gentiles.
Los fariseos eran de clase popular: un partido del pueblo. Sin embargo despreciaban la ignorancia religiosa del pueblo, al que denominaban las gentes del país o en hebreo, amme-ha-arets. No eran de origen sacerdotal o levítico, sino que eran generalmente pequeños comerciantes que vivían de su trabajo. Su piedad era muy estimada por la gente, quienes llamaban respetuosamente Rabí a los más instruidos. Consideraban el Templo como una institución clave en su vida y su fe. Insistían en la oración ritual, en el ayuno y en el pago de diezmo. Todo lo religioso dependía de su propia interpretación y creían en la resurrección, en la existencia de los ángeles y en la inmortalidad del alma, además de guardar devota y meticulosamente el día sábado. 

Saduceos 
Tenían funciones hereditarias y representaban el grupo sacerdotal que controlaba el Sumo Sacerdote, que era uno de ellos. Originalmente los saduceos habían sido sacerdotes piadosos, deseosos de servir a Dios en su Templo de acuerdo a sus tradiciones y reglas. Existieron remanentes de saduceos piadosos hasta la destrucción del Templo en el año 70 d.C.
Los sacerdotes saduceos representaban a los que preferían al gobierno romano, y generalmente su religiosidad encubría ambiciones personales e intereses, así como ambiciones políticas. Afirmaban que la interpretación de las Escrituras era por medio de la forma escrita, sin dependencia de la Tradición Oral, propia de los fariseos.

Los saduceos eran seguidores innatos del Pentateuco, o sea, de los cinco primeros Libros de la Biblia. También consideraban el Templo como una institución clave para su vida y su fe. 
Los saduceos no creían en la resurrección y esto les diferenciaba en mucho de los fariseos. Estaban convencidos de que las almas se desvanecen al mismo tiempo que los cuerpos, y no se preocupaban en observar nada más que la Ley. Ellos sólo se preocupaban por su bienestar temporal ya que creían que la retribución divina no era futura y ultra terrena, sino inmediata y material. Los saduceos poseían riquezas, y eso era la prueba de que Dios les bendecía puesto que ellos eran justos.


Zelotes 
Este movimiento nació antes del final del reinado de Herodes en el año 4 d.C. Su fundador había sido Judas de Gamala, llamado Judas Galileo quien, unido al fariseo Sadok, había fundado el partido de los Zelotes, el cual se caracterizaba por su celo en defensa de la libertad y por su aceptación única de la soberanía divina. Manifestaban que era vergonzoso el pago de tributos a Roma y el tener que soportar a unos dueños mortales; los romanos (Josefo: Guerra de los judíos II:18).
Su nombre hebreo era ganaim, que provenía del término celar (celo por Yahvé). Josefo describió al movimiento como la cuarta filosofía, después de los fariseos, los saduceos y los esenios. Sus adeptos estaban de acuerdo en muchos aspectos con el pensamiento fariseo, pero sentían un deseo desenfrenado por la libertad y la independencia porque creían que sólo Yahvé era el auténtico dueño y Señor. Les importaba muy poco padecer cualquier tipo de castigo o de muerte, siempre que ello fuera en defensa de la libertad. Su objetivo era el de no dar nunca el título de Señor a ningún ser humano. 

En sus comienzos ese radical partido no tuvo gran éxito; la revuelta contra Roma en los años 66 y 67 d.C. fracasó y Judas perdió la vida. Sus hijos continuaron la lucha y otro descendiente, su hijo Menahem junto con Eleazar ben Yair, comandó la defensa de la fortaleza de Masada, donde se habían refugiado ante el asedio de las fuerzas romanas, el cual finalizó con el suicidio colectivo de 960 zelotes, sobreviviendo únicamente dos mujeres y cinco niños a principios de año 73 d.C.

Los Esenios
Los esenios eran una secta judía cuyo origen se remonta al hijo adoptivo de Moisés y nieto de Aarón, llamado Esén, aproximadamente 1,500 años a.C. Sobre el origen de la palabra esenios se han aportado distintas hipótesis, algunas de las cuales detallamos a continuación:

Nombre           Significado                    Idioma
ossa                 los santos                        griego
hesé                 los piadosos                    arameo
osén                 hacedores de la Ley        hebreo

El Talmud les llamó bautistas matinales (tovilé shahrit) y algunos escritos árabes se refieren a ellos como magaritas, que significa de las cuevas.

Antiguamente han sido conocidos por medio de los escritos de diversos autores, tales como Plinio el Viejo (62-113), Flavio Josefo (38-101), Filón de Alejandría (15 a.C. – 50 d.C.), Dion Crisóstomo (40-120), Hipólito de Ostia (170-235) y Epífano de Salamina (315-403). Su existencia histórica ha sido confirmada por los hallazgos de los rollos o manuscritos de Qumrán en 1945. Todos los autores mencionados elogiaban tanto su Regla como su forma de vida. Plinio decía que eran gente solitaria y muy superior al resto de la humanidad. A Filón le inspiraron para escribir su Tratado, donde probaba que todo hombre bueno también es libre. Flavio Josefo, en el capítulo II de su libro Guerra de los judíos, nos decía que los esenios constituyen una hermandad similar a los pitagóricos y que habían renunciado al placer y a las riquezas de la vida. Arnauld de Saint-Jacques, en su obra Los Templarios y el Evangelio de San Juan, manifestaba que la fuente de Moisés fue Egipto y que los iniciados esenios aprendían de esa misma fuente, aparte de recoger la tradición hebrea en toda su pureza.

Su origen 
El origen de la comunidad esenia se remonta alrededor del año 170 a.C. cuando un grupo de judíos huyeron al desierto de Judea, a orillas del Mar Muerto, donde establecieron el primer asentamiento que posteriormente ampliaron con casas sencillas de piedra, una plaza, un comedor comunitario, depósitos para áridos y agua potable, así como una biblioteca con algunos textos sagrados que habían logrado sacar de Jerusalén. 
Esa primera emigración hacia Qumrán se originó debido a que el rey de Siria, Antíoco Epífanes, de la dinastía seléucida, al ingresar a Jerusalén buscando el exterminio tanto de los judíos como de su religión, profanó el altar del Templo vertiendo sangre de cerdo sobre el altar. El cerdo era un animal impuro para los israelitas y no era apto ni para el sacrificio ritual ni para el consumo humano. Pero el establecimiento definitivo de la comunidad esenia tuvo lugar en el transcurso de la segunda emigración, ocurrida alrededor del año 160 a.C., después de la revuelta macabea, cuyos resultados no apoyaron los esenios de Jerusalén. Los Macabeos o hasmoneos liberaron a Judea de la hegemonía griega, pero usurparon el cargo de Sumo Sacerdote y ello ocasionó que un grupo de personas fueran a incorporarse a la comunidad esenia ya existente en Qumrán, y así preparar el camino del Señor bajo el mando de un nuevo líder: el Maestro de Justicia.

El Maestro de Justicia 
El Maestro de Justicia o More Tzadek fue una persona religiosa y destacada en la comunidad judía de Jerusalén, quien se opuso al Sumo Sacerdote Jonatán, hermano de Judas Macabeo, al considerar que éste había abandonado la fidelidad a Yahvé. Dicho Maestro de Justicia organizó e impulsó la comunidad esenia, pero no se le podía considerar como Sumo Sacerdote por razones de genealogía. Sin embargo él era quien efectuaba la preparación de los discípulos, la enseñanza de los iniciados y la administración de la Ley mesiánica, la Halajá esenia. El ingreso del Maestro de Justicia a la comunidad esenia fue trascendental ya que sus propios discípulos consideraban que antes de su llegada la comunidad había caminado a tientas, mientras que cuando se hizo presente la figura del Maestro de Justicia apareció la luz en la comunidad. Los manuscritos de Qumrán revelan que el documento conocido como Regla de la Comunidad procede sin duda de la inspiración personal del Maestro de Justicia, así como los Himnos o los Hodayot, que nos permiten acceder hasta la raíz de su subjetividad espiritual.
La tarea de identificar históricamente la figura del Maestro de Justicia ha sido objeto de diversas especulaciones desde el mismo descubrimiento de los rollos de Qumrán. Sin embargo la tesis que lo compara con Jesús es totalmente nula e imposible de sostener ya que el Maestro de Justicia vivió mucho antes del nacimiento de Cristo. 
Sin embargo hay una tesis no demostrada, pero tampoco exenta de posibilidad, de que uno de sus sucesores haya sido Santiago, conocido como el hermano de Jesús. Esta hipótesis tiene visos de realidad si leemos detenidamente la vida de Saulo de Tarso, de quien haremos mención al final de este estudio. 
Los esenios se consideraban guardianes de las enseñanzas divina, las cuales no podían revelar a personas que no estuvieran preparadas para recibirlas. La ley del silencio y el discernimiento se imponía de manera estricta. Así, un esenio nunca trataba de convertir a otra persona a sus creencias, tal como expresa la advertencia de Jesús: No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, se vuelvan y os despedacen
La doctrina esenia condenaba fuertemente la esclavitud y cualquier otra forma de servidumbre. Ningún esenio podía tener sirviente; eso era pecado. También lo era el hecho de trabajar para hacer dinero, porque so igualmente se convierte en una forma de esclavitud. Cualquier persona que se afiliara a la comunidad esenia tenía que liberar a sus esclavos y también abstenerse de comer carne. Para ellos la esclavitud también estaba vinculada al aspecto carnívoro, porque aquel que no puede dejar de comer carne animal no puede controlar las pasiones de su naturaleza animal y, por lo tanto, no puede pensar con claridad y queda reducido a la esclavitud por su propia naturaleza. 
Los esenios se consideraban guardianes de las divinas enseñanzas. Poseían un gran número de manuscritos muy antiguos, algunos de los cuales databan del inicio de los tiempos. Una parte de la comunidad esenia se dedicaba de lleno a descifrar los códigos de los manuscritos, traduciéndolos y reproduciéndolos para perpetuar y preservar ese avanzado conocimiento. El movimiento esenio no se limitó únicamente a Qumrán y alrededores, como tampoco todos vivían en grutas o cuevas, sino que una parte residía en sencillas construcciones. Se sabe que en el siglo I a.C. había un barrio esenio en Jerusalén. Según Flavio Josefo, unos cuatro mil esenios vivían en las ciudades, aunque seguían y practicaban la forma de vida de los esenios que estaban en Qumrán.

Algunas consideraciones esenias 

·       Los esenios se creían parte de la verdadera Congregación de Israel, fieles al Pacto con Yahvé.
·       Se consideraban los sucesores de los israelitas del Éxodo de los tiempos de Moisés, ya que los esenios fueron al desierto y allí se establecieron. Ellos creyeron que por medio de esa salida al desierto seguían ritualmente puros y que allí esperarían al Mesías prometido, que se manifestaría entre ellos debido precisamente a esa pureza de vida.
·       Los esenios se denominaban a sí mismos como los justos escogidos, refiriéndose a la elección de Israel en el Monte Sinaí.
·       Se conocían también como Hijos de Zadoc por asimilación a la familia de Zadoc, el fiel sacerdote del rey David (Samuel 8:17), considerándose a sí mismos como casta de sacerdotes de Ezequiel.

Con el paso del tiempo algunos esenios desistieron de la espera del Nuevo Pacto y se consideraron como verdaderos poseedores de la verdadera Ley o la Toráh. Pero otros esenios se volvieron a la fe por Jesús, el Mesías.

Massada
Masada se localiza en el límite oriental del desierto de Judea con el rift del valle del Jordán (perteneciente al sistema del Gran Valle del Rift), a unos 5 km de la costa sudoccidental del Mar Muerto y frente a la antigua península de Lisán, próxima por tanto a la frontera con Jordania.  

Su forma, si bien irregular, es similar a la de una pirámide truncada, con un plano superior cuya altura es de 450 metros sobre el nivel del mar Muerto (59 metros sobre el nivel del mar Mediterráneo). 
Las dimensiones de esta meseta son de 600 m de longitud y 300 m de anchura, conformando un espacio romboidal cuya superficie es de 9,3 hectáreas. La meseta se encuentra separada de la planicie por dos ramblas, denominadas actualmente Nahal Masada y Nahal Ben Ya'ir  en hebreo (los antiguos  uadis Sebbeh y Nimrein en árabe), situados al sur y al norte respectivamente.
Los acantilados del borde oriental miden 400 metros de altura, mientras que los del lado occidental miden 100 m, lo que origina que los dos únicos accesos naturales a la cima sean muy complicados: el denominado Camino de la Serpiente (así llamado por lo sinuoso de su trazado, restaurado en 1954) en su lado oriental y el Camino de la Roca Blanca en su lado occidental, sobre el cual fue construido un agger que utilizó el ejército romano para el asalto a la fortaleza.
Las primeras evidencias de poblamiento en Masada se remontan a la Edad del Cobre, en torno al IV milenio a. C. La ocupación se centra en las cuevas situadas en el acantilado meridional, en una de las cuales se hallaron restos vegetales, esteras, tejidos y cerámica calcolítica en hoyos excavados en el suelo, probablemente para albergar recipientes. Se trataría de poblaciones muy concretas de carácter nómada, un patrón de asentamiento característico de esta época en el desierto de Judea, donde se han documentado ocupaciones como en Tel Goren, cerca de Ein Guedi.También se encontraron restos cerámicos en la terraza central del palacio septentrional y en otras zonas de la meseta, fechados en la etapa del Primer Templo (del siglo X al VI a. C.), sin que se hallasen evidencias de construcciones.
En la época clásica varios historiadores mencionan la existencia de Masada: Estrabón utiliza la forma corrupta Μοασάδα, mientras que Plinio romaniza el nombre a Masada.[] No obstante, es el historiador judeorromano Flavio Josefo quien proporciona una significativa información histórica en su obra La guerra de los judíos,[] escrita en griego clásico. Según narra Josefo, la fortaleza fue originalmente establecida por el sumo sacerdote Jonathán, identificado con el rey asmoneo Alejandro Janneo (103-76 a. C.) y que no debe ser confundido con Jonathán, uno de los hermanos de Judas Macabeo. El hallazgo de varias monedas y enyesados dentro de algunas cisternas de la época de Janneo son las únicas evidencias arqueológicas que confirmarían la identidad de su fundador. En este tiempo, Masada era un discreto refugio, sin llegar a poseer la importancia que tendría un siglo más tarde.
Años más tarde, tras la conquista romana de Judea por Pompeyo, Herodes utilizó la fortaleza de Masada para albergar a su madre Cypros, su prometida Mariamne y su hermana Salomé durante la invasión parta del año 40 a. C. de Judea,[] antes de dirigirse hacia Roma para solicitar apoyo contra esta invasión. La familia de Herodes, apoyada por una guarnición de 800 defensores liderada por su hermano José,[] tuvo que afrontar un asedio de las fuerzas partas, llegando casi a perecer de sed, cuando fueron salvados por una lluvia providencial que llenó las cisternas la noche anterior a una arriesgada huida que habían decidido efectuar hacia territorio nabateo. 

En Roma, Herodes fue designado rey de Judea gracias a su resistencia a la invasión parta, tras lo cual volvió a Judea y, tras una breve guerra civil, en el 37 a. C. consiguió controlar toda la provincia. Tras percatarse de la importancia de Masada, Herodes decidió fortificarla entre los años 37 y 31 a. C., ante la amenaza que suponía el incipiente expansionismo de la vecina reina Cleopatra VII de Egipto, amparada por el triunviro Marco Antonio. Asimismo, otra de las funciones de Masada fue como refugio frente a su propio pueblo, ya que los judíos nacionalistas detestaban a Herodes por ser de origen idumeo, por restablecer el dominio romano y por eliminar a los últimos asmoneos.
Aprovechando sus excelentes condiciones geográficas (aislada en el desierto de Judea y alejada de núcleos habitados) y sus defensas naturales, Herodes dotó a la meseta de una muralla a lo largo de su perímetro, además de erigir una amplia torre en el sendero occidental que custodiara el acceso, unos 400 metros antes de la meseta. También construyó un palacio para disponer del refugio como lugar de descanso personal y para albergar visitas de otros dignatarios que pudieran disfrutar con las impresionantes vistas del desierto de Judea, del oasis de Ein Guedi, del Mar Muerto y de las montañas de Moab. 

La Primera Guerra Judeo-Romana
En el año 66 d. C. dio comienzo la Primera Guerra Judeo-Romana debido a las tensiones religiosas entre judíos y griegos. 
Según Josefo, los zelotes ("celosos de Dios") fueron el grupo principal que llevó el peso de la sublevación para liberar la provincia de Judea de la dominación romana. Otro de los grupos que también se sublevó fue el de los sicarios (en latín sicarii), rivales no obstante de los zelotes y otros grupos judíos, que usaban el asesinato y el pillaje para lograr sus objetivos, siendo uno de los grupos más extremistas; según Josefo, constituían una escisión de los propios zelotes.
De esta forma, en el mismo año de la rebelión, un grupo de rebeldes sicarios liderados por un tal Menájem asaltó y aniquiló a la guarnición romana, compuesta por una cohorte de la Legio III Gallica (acuartelada en Samosata[] a orillas del Éufrates), que se hallaba estacionada en Masada desde la deposición de Herodes Arquelao (6 d. C.). Los sicarios encontraron en la fortaleza un arsenal suficiente para equipar un ejército de diez mil hombres, e importantes reservas de metal (hierro sin trabajar, bronce y plomo) para fabricar nuevas armas y municiones. Los almacenes estaban surtidos de trigo, leguminosas, aceite, dátiles y vino (bien conservados gracias al ambiente árido del desierto circundante), los fértiles huertos interiores podían proporcionar alimentos frescos, y los canales excavados en la roca calcárea capturaban y conducían el agua de lluvia a las cisternas subterráneas. La fortaleza estaba por tanto preparada para resistir un sitio prolongado. 

El sitio de Masada
En el año 70 llegó a Masada un nuevo grupo de sicarios y sus familias, liderado por Simón bar Giora, y que habían sido expulsados de Jerusalén poco antes del asedio y destrucción de la capital judía por parte de Tito, hecho con el cual concluía prácticamente la Primera Guerra Judeo-Romana. Sólo subsistían tres fortalezas desafiantes al poder romano: Herodión, Maqueronte y la propia Masada, desde la cual se lanzaron numerosos asaltos contra unidades romanas e incluso aldeas judías durante los dos años siguientes.
En el año 72, hastiado por los problemas que suponía la existencia de una Masada aún rebelde, el gobernador romano de Judea Lucio Flavio Silva marchó hacia la fortaleza dispuesto a asediarla con un ejército compuesto por una legión romana (la Legio X Fretensis). Para albergar estas tropas dispuso la creación de ocho campamentos que rodearan la fortaleza, ubicados tanto en la planicie occidental como en la llanura costera oriental, que pudieran acoger un efectivo de 15.000 hombres, entre legionarios, auxiliares, seguidores y prisioneros judíos esclavizados. También se erigió una muralla que rodeara la fortaleza (similar a la que se levantó rodeando Jerusalén años atrás), de tres kilómetros de longitud y tres metros de altura en origen, y en la actualidad reducida a la mitad debido a la intensa erosión que existe en la zona, un efecto también apreciable en los muros de los campamentos. Las labores de construcción de las murallas estaban reservadas a los legionarios: al ser una labor muy específica y fundamental para el éxito del asedio, Silva sólo empleó soldados de confianza, dejando a los esclavos y a los auxiliares otros menesteres, como el aprovisionamiento de agua y otras labores de mantenimiento general.
Respecto a los accesos, sólo existían dos senderos que ascendían hasta la fortaleza. Uno de ellos, el Camino de la Serpiente, consistía en un angosto y escarpado sendero que ascendía sinuosamente por el flanco oriental a lo largo de 30 estadios (5,2 kilómetros), cuya estrechez y acusada pendiente imposibilitaba un asalto sobre Masada. El segundo acceso era otro angosto camino situado en el flanco occidental y custodiado desde la fortaleza.  Silva ordenó construir una rampa (agger) que ascendiera hasta su lado occidental, desde un promontorio denominado la Roca Blanca situado a 300 codos (unos 150 m) por debajo de la cumbre de Masada. La construcción duró varias semanas, tras utilizar miles de toneladas de piedras y tierra apisonada ubicadas sobre una pendiente de origen natural preexistente,[] conformando así una de las mayores estructuras de asedio conocidas en época romana. Finalmente la rampa alcanzó unos 196 m de base y 100 m de altura, con un 51% de pendiente. Josefo no registra ninguna acción importante de los sicarios para impedir el avance romano, a diferencia de lo ocurrido en otros asedios anteriores contra fortalezas judías como en Maqueronte, y cuya causa podría ser la progresiva falta de medios de los sicarios para combatir al ejército sitiador romano. También se ha especulado con la posibilidad de que la rampa hubiera sido erigida por los esclavos judíos del ejército romano, por lo cual los sicarios se habrían mostrado reacios a atacar a otros judíos debido a sus creencias. 

El asalto
Unos tres meses después de haberse iniciado su construcción, y siete meses después de iniciarse el asedio, la rampa fue finalmente finalizada en la primavera del año 73, contando en su cumbre con una plataforma cuadrada de 22 metros de lado. Sobre ella se situó una torre de asedio (reforzada con hierro y de unos 30 metros de altura) junto al exterior de la muralla de Masada, y mientras los artilleros de los pisos superiores de la torre disparaban sus escorpiones y ballistas para mantener el parapeto libre de sicarios, un ariete situado en el piso inferior de la torre golpeaba continuamente la muralla hasta que se consiguió abrir una brecha. Sin embargo, los legionarios descubrieron que los sicarios habían construido una segunda muralla a continuación del parapeto exterior. Cuando el ariete comenzó a golpear esta segunda muralla, los romanos comprobaron que había sido erigida con capas alternas de piedras y madera, de forma que ésta absorbía los golpes del ariete e incluso se fortalecía así, tal como Julio César había comprobado en sus asedios en las Galias un siglo antes; es ésta la razón por la cual este tipo de estructura recibió el nombre de muralla gala (murus gallicus) desde entonces.
Esa misma tarde Silva canceló las embestidas del ariete y envió a un grupo de hombres armados con antorchas para incendiar la muralla interior, que comenzó a arder rápidamente a lo largo de la estructura. No obstante, comenzó a soplar un fuerte viento desde el norte y de cara al ejército romano, que amenazó la maquinaria de asedio hasta que cambió de sentido y avivó las llamas, lo cual fue interpretado como un buen augurio. Entonces Silva ordenó montar una fuerte guardia que custodiara la muralla incendiada, para así evitar que los judíos escaparan por la noche a través de la brecha, ya que su intención era lanzar el asalto definitivo al día siguiente.
Dentro de Masada, los sicarios fueron conscientes de que el asalto final del ejército romano llegaría con el nuevo día. Según el relato de Josefo, el líder de los sicarios, Eleazar ben Ya'ir, reunió esa noche a sus hombres en el palacio occidental, pronunciando un discurso donde propuso darse muerte ellos mismos para evitar ser hechos prisioneros y vendidos como esclavos. De esta forma, dado que el suicidio como tal es denostado por las leyes del judaísmo, los hombres mataron a sus familias, y posteriormente eligieron por suertes a diez de ellos para quitar la vida al resto. Finalmente, entre estos diez eligieron de nuevo a uno que acabó con la vida de los demás, y antes de darse muerte prendió fuego a la fortaleza, excepto a los depósitos de víveres, para así demostrar a sus enemigos que actuaban por resolución, no por desesperación.
A la mañana siguiente los legionarios romanos colocaron pasarelas sobre la muralla incendiada e irrumpieron en la fortaleza, preparados para combatir a los sicarios, mas toparon con un silencio sepulcral y la visión del fuego y de los cuerpos sin vida de sus enemigos. Únicamente hallaron con vida a una anciana y una mujer, parienta de Eleazar, que se habían refugiado junto a sus hijos en una de las galerías subterráneas que conducía a las cisternas, siendo quienes relataron las últimas palabras que el líder sicario pronunció a sus hombres. Impresionados por la resolución de los sicarios, los romanos perdonaron la vida a los supervivientes, escribiendo Josefo sobre este episodio:
Cuando allí se toparon con el montón de muertos, no se alegraron, como suele ocurrir con los enemigos, sino que se llenaron de admiración por la valentía de su resolución y por el firme menosprecio de la muerte que tanta gente había demostrado con sus obras.
Flavio Josefo da como fecha tradicional de la caída de Masada el 15 de Nisán, el primer día de Pésaj,[]  del quinto año de la rebelión judía, el año 3833 en el calendario judío. En el calendario juliano esta fecha se ubicaría en el mes de abril del año 73, ofreciéndose días tan dispares como el 14, el 16 o incluso el 10 de abril. Otros análisis mencionan la posibilidad de que la conquista de la fortaleza pudiera haber sucedido en la primavera del año 74, un año después de lo aceptado generalmente.[] Se fundamentan en la presencia en Masada de monedas acuñadas en Ascalón en el verano del año 73, o en inscripciones epigráficas que narran el cursus honorum de Silva y que discuten que fuera gobernador de Judea antes de abril de ese mismo año.[] Si se acepta la fecha del 15 de Nisán, la correspondencia con el calendario juliano para ese año establecería la fecha del 31 de marzo del año 74. 

Masada tras la conquista
Con la conquista del último bastión rebelde que significaba Masada concluyó la Primera Guerra Judeo-Romana. Tras la caída de la fortaleza, y pacificado todo el territorio de Judea, Silva replegó las tropas hasta Cesárea, dejando estacionada una unidad auxiliar en la meseta de Masada. Este acantonamiento se mantuvo regularmente hasta principios del siglo II, trasladándose entonces la guarnición al rehabilitado campamento F (el principal de Silva), que habría llegado a formar parte del Limes Arabicus en época de Diocleciano, tres siglos más tarde.
Después de su abandono, Masada permaneció deshabitada hasta principios del siglo V, cuando fue visitada por San Eutimio y su discípulo Domiciano, quienes erigieron en su cumbre una capilla que sería más tarde el núcleo de un pequeño monasterio del tipo laura, perteneciente a una pequeña comunidad eremita de monjes bizantinos; algunos investigadores identifican este lugar con el topónimo Marda que aparece mencionado en algunas fuentes canónicas. La conquista árabe supuso el fin de esta comunidad y el abandono definitivo de Masada a mediados del siglo VII, con una posible ocupación esporádica durante la época de las Cruzadas. Desde entonces, la ubicación del histórico sitio cayó en el olvido.

Plano de Masada con las estructuras más destacables numeradas (la muralla de casamatas y sus torres no se destacan al ser sus contornos evidentes): 1. Puerta del Camino de la Serpiente; 2. Viviendas de los sicarios; 3. Celdas de los monjes bizantinos; 4. Cisterna; 5. Viviendas de los sicarios; 6. Baño ritual (mikve); 7. Puerta del sur (puerta de la cisterna); 8. Viviendas de los sicarios; 9. Cisterna subterránea; 10. Fortaleza meridional; 11. Cisterna; 12. Palacete; 13. Falso Columbarium; 14. Taller bizantino de mosaicos; 15 y 16. Palacetes; 17. Baño público (piscina); 18 a 21. Palacio occidental: 18. Ala de servicio; 19a y 19b. Zona de viviendas; 20. Almacenes; 21. Edificios administrativos; 22. Torre del curtido; 24. Puerta bizantina occidental; 24. Torres columbaria; 25. Sinagoga; 26. Capilla bizantina; 27. Edificio de la guarnición; 28 a 38. Palacio septentrional: 28. Residencia del comandante; 29. Cantera; 30. Cuarteles del comandante; 31. Torre vigía; 32. Edificios administrativos; 33. Puerta; 34a y 34b. Almacenes; 35. Sala de baños; 36. Puerta del foso; 37 a 39. Residencia de Herodes: 37. Terraza superior; 38. Terraza intermedia; 39. Terraza inferior. Otros puntos de interés: A. Casamata donde se hallaron varios pergaminos; B. Salón del trono de Herodes; C. Mosaico de colores; D. Brecha de la muralla por donde entró el ejército romano; E. Tesoro de siclos de plata; F. Lugar donde se hallaron varios pergaminos; G. Estancia donde se encontraron tres esqueletos.

El reino de los nabateos. 
En el siglo II a.C. surgió en el norte de Arabia un rico y poderoso reino que resistió largo tiempo a las dinastías Helenísticas y a Roma.
Gracia a la arqueología se sabe hoy que a principios del I milenio a.C. se situó allí un asentamiento de los edomitas, largo tiempo  enemigo de Israel. Pero luego el lugar fue abandonado, y fue un pueblo de origen árabe, los nabateos quienes en su errar ocuparon en el siglo VI a.C. la región que anteriormente había pertenecido a los edomitas y convirtieron Petra en el centro de reunión de sus tribus.

La ciudad de los nómadas
Los nabateos entran en la historia a finales del s IV a.C., en el contexto de la lucha de los sucesores de Alejandro Magno. Siria -Palestina era una zona estratégica muy codiciada por los reyes ptolomeicos de Egipto y los seleucidas de Asia. Por ello Antígona I el Tuerto, soberano en Anatolio central, organizó una expedición contra los nabateos en el año 312 a.C. para controlar este territorio. Pero tanto Ateneo, su lugarteniente, como Demetrio Poliorcetes, su hijo, fracasaron. Según cuenta Diodoro Sículo, los nabateos se resguardaron en la "roca", que no estaba defendida por ninguna muralla, pero solo tenia una vía de entrada; esta descripción coincide con la morfo logia e Petra y su desfiladero de entrada, el Siq. Antígono tuvo que firmar la paz con ellos.

Diodoro Sículo ofrece la primera descripción de los nabateos en esta etapa de su historia. Desprovistos de una clara entidad política y territorial, eran recalcitrantemente nómadas, hasta el punto de condenar a muerte a los que se oponían a ese modo de vida. Vivian de hierbas silvestres y de la carne y la leche de sus rebaños. Acumulaban agua en cisternas escavadas en la arena, impermeabilizadas con estuco y disimuladas para que nadie supiera donde se encontraban. Su conocimiento del terreno les permitió sobrevivir.
¿Como llego este pueblo nómada a crear un reino que incluyo la península del Sinai, Jordania, el sur de Siria y el noroeste de Arabia Saudi?. La explicación se encuentra en su dominio del comercio con Oriente. A pesar de su sencillo estilo de vida, los nabateos se enriquecieron con el comercio de productos de lujo, cómo el incienso, la mirra y las especias, que importaban desde Arabia Felix (el actual Yemen) hacia el Mediterráneo. En esas rutas caravaneras, Petra, el núcleo que Antígono quiso asaltar a finales del s IV a.C., era el nudo principal de comunicaciones y en cada etapa de ese viaje las tasas que cobraban los nabateos eran muy elevadas. 

Otra muestra del nivel de sofisticación que alcanzo este pueblo es que ya en el año 312 a.C. conocían la escritura: Diodoro afirma que los nabateos, tras la campaña de Ateneo, presentaron sus quejas a Antígono en una carta escrita en caracteres siriacos,  sea, en arameo, la "lingua franca " en el próximo oriente en esa época. En efecto los nabateos se servían de una forma de arameo, con vocabulario y formas gramaticales del árabe, e idearon su propio sistema de escritura, antecesor del árabe actual. Con todo el contenido de los documentos conservados, es poco y variable, y solo informa de aspecto muy concretos de la religión (como los nombres de los dioses), la organización social, y la onomástica nabatea; no se han encontrado, en cambio, relatos mitológicos o decretos extensos.
La importancia que los nabateos daban a la escritura se observa en la existencia del culto a al-Kutbâ, dios de la escritura y la adivinación. Otro dios del panteón nabateo era Dushara, "señor de al- Shara"(un monte al este de Petra), que se convirtió en la divinidad tutelar de la dinastía real. A el estaba dedicado, según la mayoría de los estudiosos, el principal templo de la ciudad, llamado por los árabes Qsar al-Bint Faroum (el palacio de la hija del Faraon) Al.Uzza, identificada con la afrodita griega y la Isis egipcia, era otra diosas popular; su templo en Petra, llamado por los romanos Afrodiseion se cree que corresponde al templo de los leones alados. Al-Uzza formaba una triada con Allath, dios de la guerra y Manat, diosa del destino.

Reino Nabateo
Durante la época helenística, los nabateos mantuvieron una relativa independencia frente a los Estados vecinos. Libraron una dura pugna con los Ptolomeos de Egipto por el dominio de las rutas del Mediterráneo y el Mar Rojo. Piratas nabateos atacaban las naves egipcias, provocando la respuesta del soberano de Alejandría. Es probable que ambos Estados solicitaran la mediación extranjera para resolver sus diferencias; ello justifica la presencia en Petra y Alejandría, en el 129 a.C. del embajador de la ciudad Jonia de Priene, Mosquion. Al mismo tiempo, el constante contacto con el reino ptolomaico hizo que los nabateos de Petra imitaran la arquitectura helenística e introdujeron el culto a Isis. 

Tampoco los seleucidas pudieron impedir el ascenso del reino nabateo. La campaña en su contra emprendida por Antíoco XII en el 88-87 a.C. resulto un absoluto fracaso y el mismo Antíoco murió en la batalla de Cana. Su vencedor Obodas I, murió poco después; fue enterrado en la nueva ciudad nabatea de Oboda (Avdat), donde fue venerado como el verdadero fundador de la dinastía del reino de Petra. Aretas III, su sucesor, expandió el reino a costa de los Seleucidas. Cuando los habitantes de Damasco, amenazados por los itureos en el año 84 a.C., solicitaron la ayuda de Aretas III, este acudió presto y ocupo la ciudad. La moneda que acuño muestra su imagen acompañada del titulo en griego de filo heleno, en una imitación de la numismática seleucida.
El debilitamiento seleucida fomento no solo la expansión del poder nabateo, sino también la independencia de sus vecinos, los judíos. Durante la revuelta de los macabeos contra seleucidas (168-167 a.C.), los nabateos al mando de Aretas I, apoyaron a los hebreos. Sin embargo, muy pronto los dos pueblos se enfrentaron por el dominio de territorios limítrofes y los nabateos se vieron envueltos en los conflictos de los Asmoneos, la dinastía que reino en Judea hasta el 37 a.C.
En cambio,  los nabateos no pudieron resistir de la misma forma la expansión del poder de Roma. Desde que se anexionaron el reino de Bérgamo ( Asia Menor) en el año 133 a.C., los romanos ambicionaban controlar el Próximo Oriente, y en el año 64 a.C. Pompeyo el Grande llego a Siria con el objetivo de deponer a Antíoco XIII y liquidar el reino seleucida. Pompeyo se propuso enseguida poner fin a los continuos conflictos que mantenían Asmodeos y Nabateos, de modo que, tras conquistar Jerusalén planeo una campaña contar el reino arábigo. Puso al frente de la operación a su lugarteniente Marco Emilio Escauro, quién volvió en el 58 a.C. a Roma donde acuño moneda con la imagen del rey Aretas III arrodillado. En realidad, como antaño le había sucedido a Antígono el Tuerto, Escauro no había podido vencer a los nabateos, atrincherados en su inaccesible Petra, y tuvo que conformarse con una paz que el rey Aretras le compro por 300 talentos, Eso si, desde ese momento Petra paso a convertirse en un reino cliente de Roma.
En el agitado periodo de las guerras civiles romanas, Marco I se vio obligado a aportar sumisamente tropas de refuerzo tanto a Cesar como a Marco Antonio.
Obodas III, su sucesor fue también un rey dócil, pero junto a el se encontraba su primer ministro, el maquiavélico Sileo (ver articulo al final), que aspiraba a ocupar el trono nabateo con el beneplácito de Augusto. Sin embargo, a la muerte de Obodas III sin descendencia, Sileo se encontraba en Roma (donde acabaría sus días pagando cara su ambición) y fue otro miembro de la casa real quien acabo asumiendo el poder con el nombre de Aretas IV.


Capital de lujo y riqueza
Con Aretas IV (9 a.C.-40 a. C.),el reino nabateo vivió su época de máxima esplendor, La imagen de la vida en Petra que nos ofrece Estrabon en su "Geografía" (s I a.C.) corresponde precisamente a este periodo. En ella abundan las referencias a la riqueza de la región, la magnificencia de los edificios, la posesión del oro y en plata, los nutridos rebaños de vacas y ovejas e incluso a lso fértiles campos de cultivo de la zona, un detalle que puede resultar sorprendente para el visitante moderno, pero que reciente investigaciones arqueológicas han corroborado. Se ha localizado en efecto, un complejo sistema de canalizaciones que servía no solo para abastecer de agua a los habitantes, si no también para el mantenimiento de estanques y jardines de la ciudad que había descubierto las ventajas que ofrecía la pax romana de Augusto.
El influjo helenístico se hizo patente, asimismo, en la etiqueta cortesana de Petra. Siguiendo la estela de Aretas III, el filoheleno, los reyes adoptaron títulos que recordaban a los de otros soberanos helenísticos como "el que ama a sus pueblo" o el "salvador de su pueblo". Del soberano dependía su esposa llamada "hermana" así como un primer ministro "hermano”, cargó supremo al que estaban subordinados otros que también levaban nombres griegos como el "estratego", el "hiparco" o el estropedarca", (esto es interesante en anábasis para los títulos de los acompañantes de generales y miembros de familia).Por otra parte, la lengua griega empezó a emplearse cada vez junto al nabateo en los documentos. Según se advierte en los que se han conservado; los dioses del panteón nabateo se asimilaron a los griegos (Dushara se confunde con Zeus como con Dionisisos  y al -Uzza con afrodita); la élite nabatea adopto nombres griegos junto con los tradicionales.
Resulta curioso que de un pueblo antaño caracterizado por la sobriedad del nómada, garantía de su identidad, surgiera una elite que compitió por acumular riquezas .Como testimonia Estrabon ,en Petra se multaba a los que disminuían su fortuna, mientras que se distinguía con honores y cargos políticos a aquellos que habían aumentado su patrimonio. Incluso se introdujo la costumbre griega del banquete, o simposio, cómo forma de reunión de la elite nabatea. Bien regados con vinos de Rodas, que se importaba en abundancia(como lo atestiguan numerosas ánforas procedentes de esta isla desde el s.III ,halladas en Petra),los banquetes se celebraban con todo lujo, pero siguiendo un minucioso protocolo: se admitía un máximo de 13 comensales por cada simposio, el numero de copas de vinos que se permitía beber por persona era de 11 ,usando una copa de oro distinta cada vez, y no había esclavos, pues el propio soberano, regido por estas convenciones, servía a sus propios invitados.
A pesar de que la forma de gobierno era una monarquía, en Petra subsistían algunos rasgos "democráticos" que quizás fuese un vestigio de la época en que los nabateos eran un pueblo nómada, cuando el jefe tribal no era mas que el primero entre los iguales (primus inter pares), aunque también podía tratarse de un remedo de la vida de las polis, la ciudad-estado griega. El rey tenia que dar cuenta de su labor a sus súbditos en asambleas que probablemente se celebraban en lugares como el odeón del llamado gran templo de Petra.
Estrabon hace referencia a la importancia y autoridad de los tribunales de Petra en el Mediterráneo, hecho que nos consta gracias a un conjunto de papiros hallados al sur del mar Muerto y  pertenecientes a Babatha, una judía de Maoza (la actual Jordania). Entre los documentos que Babatha decidió ocultar había copias de contratos, sentencias y actas de tribunal expedidos en Petra, cuyas copias se guardaban en Afrodiseion de esta ciudad.

Templos; Teatros y Villas
La influencia de los modelos grecorromanos es también patente en los monumentos de Petra. El primer edificio que surge tras recorrer el Siq es el que los beduinos llamaron Khazneh al-Faraoun, el "tesoro del faraon" que en realidad fue la tumba de Aretas IV. Con su monumentalidad barroca, propia del arte helenístico-romano, es un buen ejemplo del legado de Aretas: a creación de una importante capital nabatea, digna de un gran reino helenizado al abrigo de Roma. Y, es que los principales monumentos fueron construidos o engrandecidos durante su reinado, como el teatro y los dos templos ya citados: el de Qasr al -Bint y el de los Leones Alados.  
Las viviendas particulares de Petra dan cuenta de la senderizacion definitiva de los nabateos. El lujo de estas residencias aparece testimoniado por Estrabon en la época romana. La mayoría de las casas no se construyeron sobre una red de calles, sino en terrazas naturales a lo largo del valle, excavadas en la roca. En Az-Zantur, un área por encima de la calzada romana, se encuentran restos de ricas villas del s. I d.C. que impresionan no solo por la amplitud y el numero de habitaciones de cada vivienda (que incluyen termas, atrios y letrinas) sino también por los restos de estatuaria exenta, los mármoles importados, los mosaicos y las pinturas de estilo pompeyano que nos permiten revivir el tren de vida de los habitantes de Petra.
Los sucesores de Aretas IV, Malco II y Rabel II, extendieron la política de construcciones monumentales a otras regiones del reino. La capital se traslado mas al norte a Bosra, y otras ciudades nabateas empezaron a gozar de una época de prosperidad. Mientras tanto, Roma reforzaba su presencia militar en el Próximo Oriente con motivo de la revuelta judía del 66-70 d.C. y la creciente amenaza del vecino imperio parto. Por fin, el incremento de la presencia romana en la zona culmino con la anexión del reino nabateo por el emperador Trajano en el 106 D.C a la muerte de Rabel II.

Petra ciudad romana
Pocos años después de la anexión, Trajano hizo construir la gran vía Nova Traciana, que atravesaba arabia pasando por Petra o sus cercanías.
Con esta importante obra el emperador buscaba reafirmar las fronteras del imperio durante su campaña contra los partos. Cuando Trajano visito Petra en el año 114 d.C. el cortejo imperial discurrió por una calle porticada construida en su honor. El desfile desemboco en un arco triunfal erigido para la ocasión, en el que se ensalzaba a aquel como "el soberano Cesar, hijo del dios Nerva, el divino Nerva Trajano Germánico Dacico Partico Máximo". El antiguo reino nabateo constituyo el núcleo de una nueva provincia romana: Arabia pétrea. Aunque su capital se estableció en Bosra, Petra aún tenía la consideración de "metrópoli de Arabia" y su papel administrativo no era desdeñable. Es lo que se desprende de una importante inscripción hallada en Petra, en la tumba del sexto Florentino,  "Legatus augustus pro praetore " en Arabia a principios del s.II. Este funcionario a lo largo de su brillante carrera, sirvió en diversas provincias del imperio, pero murió en Petra mientras llevaba a cabo un censo en la provincia de Arabia. La ciudad era asimismo sede de un "conventus" o distrito judicial.
En el año 130 d.C. fue el emperador Adriano quien visito la ciudad, donde fue recibido con festivales en su Honor. Como muestra de su agradecimiento el soberano le otorgo el privilegio de llamarse Adriana Petra. Unas décadas después, la instauración de la dinastía de los Severos reforzó la conexión del poder imperial con el Próximo Oriente: Séptimo Severo el fundador del linaje estaba casado con Julia Doma, hija del sumo sacerdote de Baal en la ciudad siria de Emesa. No es de extrañar, por tanto, que a comienzos del s.III el emperador Heliogábalo concediera a Petra el estatuto de colonia romana.
El final de la Antigüedad en Petra quedo marcado por un suceso dramático: un terremoto que el año 363 destrozo la vía porticada y causo daños en numerosos edificios. Por entonces ya había llegado a la ciudad el cristianismo, que dejo una notable huella arquitectónica.
La conquista musulmana de la zona en el s. VII vino seguida por el definitivo declive de la antigua capital nabatea, convertida en una simple aldea y luego abandonada.
En lo sucesivo solo los beduinos utilizaron sus ruinas como abrigo en sus travesías.

Hegra: La otra gran ciudad del reino nabateo
El enclave más meridional del antiguo reino, fue la ciudad de Hegra, la actual Medain Saleh situada a 320 km al sur de Petra en Arabia Saudi. Aunque se conocía su existencia y su fisonomía, los arqueólogos han empezado a estudiarla desde hace solo unos años.
El yacimiento consta de una amplia zona residencial que estuvo rodeada por una muralla de terracota, de un oasis alimentado por unos 130 pozos y de una esplendida necrópolis situada sobre una elevación del terreno. Aquí se localiza un centenar de tumbas, excavadas en la roca, en excelente estado de conservación. Hasta ahora se creía que la ciudad la fundaron los nabateos de Petra en el s. I a.C.  Como parada de caravanas y puesto de defensa en la frontera sur del reino nabateo, y que fue abandonada por la anexión de este con Roma en el 106 d.C.

Sodoma y Gomorra
La Pentápolis bíblica, situada al sur de Canaán, estaba formada por las ciudades de Sodoma, Gomorra, Adama, Seboim y Segor. Según la Biblia, allí se estableció Lot, sobrino de Abraham, hijo de su hermano Arán. Ciudades dadas al vicio, fueron castigadas por Dios.

La historia de Sodoma y Gomorra fue considerada por mucho tiempo como una leyenda. Los críticos suponían que fue creada para comunicar principios morales. Sin embargo, a lo largo de la Biblia esta historia es tratada como un suceso histórico. Los profetas del Antiguo Testamento se refieren a la destrucción de Sodoma en varias ocasiones (Deuteronomio 29:23; Isaías 13:19; Jeremías 49:18), y estas ciudades juegan un papel clave en las enseñanzas de Jesús y los apóstoles (Mateo 10:15; 2 Pedro 2:6 y Judas 1:7). 
¿Qué ha encontrado la arqueología para establecer la existencia de estas ciudades? Los arqueólogos han buscado en la zona del Mar Muerto durante muchos años tratando de encontrar las ciudades de Sodoma y Gomorra. Génesis 14:3 da su ubicación, en el valle de Sidim, conocido como el Mar Salado, otro nombre para el Mar Muerto. Del lado este, seis lechos de ríos secos fluyen hacia el Mar Muerto. A lo largo de cinco de estos lechos secos se descubrieron ciudades. La que está más al norte se llama Bab edh-Drha. En 1924, el renombrado arqueólogo, el Dr. William Albright, excavó en este sitio en busca de Sodoma y Gomorra. Descubrió que era una ciudad fuertemente fortificada. Si bien relacionó esta ciudad con una de las "ciudades de la llanura" bíblicas, no pudo encontrar evidencia concluyente que justificara esta suposición. 
Se hicieron más excavaciones en 1965, 1967 y 1973. Los arqueólogos descubrieron un muro de 60 cm. de ancho alrededor de la ciudad, junto con numerosas casas y un gran templo. Fuera de la ciudad había grandes sitios de sepultura donde se desenterraron miles de esqueletos. Esto reveló que la ciudad había estado bien poblada durante la baja Edad de Bronce, alrededor del tiempo en que habría vivido Abraham. 
Lo más intrigante fue evidencia de un gigantesco incendio que había destruido la ciudad. Yacía sepultada bajo un manto de cenizas de más de un metro de altura. Un cementerio a un kilómetro de distancia de la ciudad contenía restos carbonizados de techos, postes y ladrillos enrojecidos por el calor. 
El Dr. Bryant Wood, al describir estas sepulturas, dijo que un fuego comenzó en los techos de estos edificios. Luego los techos se derrumbaron y cayeron hacia el interior y se difundió el fuego dentro del edificio. Esto ocurrió en el caso de cada casa excavada. Una destrucción tan enorme por fuego coincidiría con el relato bíblico de que la ciudad fue destruida por fuego que cayó del cielo. Wood dice: "La evidencia sugeriría que este sitio de Bab edh-Drha es la ciudad bíblica de Sodoma".

Se mencionan cinco ciudades de la llanura en Génesis 14: Sodoma, Gomorra, Adma, Zoar y Zeboim. Los restos de estas otras cuatro ciudades también se encuentran a lo largo del Mar Muerto. Siguiendo un camino sur desde Bab edh-Drha hay una ciudad llamada Numeria. Siguiendo hacia el sur está la ciudad llamada es-Safi. Más al sur están las antiguas ciudades de Feifa y Khanazir. Los estudios en estas ciudades revelaron que fueron abandonadas al mismo tiempo, alrededor de 2450-2350 a.C. Muchos arqueólogos creen que, si Bab ed-Drha es Sodoma, Numeria es Gomorra, y es-Safi es Zoar. 
Lo que fascinó a los arqueólogos es que estas ciudades estuvieron cubiertas por las mismas cenizas que Bab ed-Drha. Numeria, que se considera que es Gomorra, tenía más de dos metros de ceniza en algunos lugares. En casa una de las ciudades destruidas los depósitos de ceniza convirtió el suelo en un carbón esponjoso, lo que hizo que fuera imposible la reconstrucción. Según la Biblia, cuatro de las cinco ciudades fueron destruidas, permitiendo que Lot huyera hacia Zoar. Zoar no fue destruida por el fuego, pero fue abandonada durante este período.
Si bien los arqueólogos aun cuestionan estos hallazgos, este es un descubrimiento acerca del cual oiremos más en los próximos años.



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