Historia
de la antigua Grecia (I)
CAPÍTULO
I
EL MEDIO GRIEGO
La antigua Grecia se extendía ocupando diversos territorios del
Mediterráneo oriental, que marcharon juntos en un proceso histórico unidos por
una serie de vínculos comunes, pese a la diversidad geográfica y
características propias que poseía. Este conjunto de territorios constituyó la
llamada Hélade, donde se desarrolló la civilización griega. Dos grandes
regiones, la una continental y la otra insular, fueron la base geográfica de la
aludida diversidad, si bien ésta se veía también matizada por la necesaria
división de la región continental en otras dos: la europea y la asiática. Estos
tres territorios, distintos en su localización y particularismos, tuvieron
entre sí, sin embargo, una continuidad de relaciones y dependencias, que
obligan a estudiar su trayectoria histórica en una visión común a todos ellos,
si bien cabría señalar la importancia que presentaron las regiones central y
meridional frente al norte, denominado bárbaro y que, sin embargo, sería en
definitiva el territorio que pudo aglutinar de manera clara todo el contexto
helénico, pese a los intentos ineficaces, que partiendo de las zonas menos «bárbaras»
no pudieron unir en un sistema político común a toda Grecia.
En su misma historia desarrollaron hacia otros territorios, ya
cercanos o incluso alejados, como el Mediterráneo occidental, sus influencias
de maneras distintas y motivado por causas también diversas, para así extender
sus formas de vida y facilitarlas al mismo tiempo.
La primera de las tres regiones, la denominada Grecia continental
europea, plantea por sí misma una serie de características fundamentalmente
orográficas, que obliga a subdividirla en tres partes, las cuales poseen unos
elementos geográficos unitarios.
La Grecia septentrional constituye el territorio más cercano al
continente y, por lo tanto, el que mayores contactos tuvo con la Europa
oriental. El relieve tabular junto a las llanuras esteparias son sus grandes
características, así como su clima continental, que unidos configuran sus
aspectos geográficos más significativos.
En esta región estuvieron comprendidas las antiguas Tesalia, Etolia, Acarnania y Epiro.
La Grecia central, separada de la anterior por los estrechos
pasos, cuyo ejemplo más significativo es el de Termópilas, constituyó uno de
los puntos en la ruta terrestre entre estas dos regiones de Grecia. Tiene un
relieve de macizos y plataformas interrumpidos por llanuras que junto a su
clima mediterráneo la caracterizan, si bien las tres regiones que la componen: Fócida, Beocia y Ática, difieren
en clima y otras particularidades que más adelante señalaremos.
La Grecia meridional o Península del Peloponeso queda unida a la
central por el estrecho istmo de Corinto, presentando un relieve de macizos
calizos separados por fosas orientadas de norte a sur. Comprende las regiones
denominadas Acaya, Arcadia, Argólida, Elida, Laconia y Mesenia.
Grecia insular constituye una región básica en la historia de la
Hélade. Estas unidades insulares, pertenecientes en su mayoría a restos de
plegamientos continentales (separadas entre ellas por cuencas y mesetas
marinas), representan los puntos de contacto entre todo el mundo griego y
facilitan de manera explícita las comunicaciones y el comercio. Pueden
dividirse en cinco unidades menores por presentar sus características una
homogeneidad: Cícladas, Dodecaneso, Eubea y Las Esporadas, Egeo oriental y Creta.
La denominada Grecia asiática sólo ocupó una estrecha faja
litoral, sin extenderse nunca sus territorios hacia el interior. Surgió como
producto del desarrollo colonizador que imprimieron distintos núcleos urbanos
de la Grecia europea desde la época arcaica. Desde el estrecho del Bósforo
hasta el sur del macizo de Caria estuvieron ubicados la mayoría de los
asentamientos griegos, que constituyeron, a grandes rasgos, tres grandes zonas
homogéneas, si bien dos de ellas, Eólida
y Dórida, fueron perdiendo su
autonomía en el desarrollo asimilador que llevó Jonia con respecto a ellas.
La antigua Eólida ocupó el conjunto de los estrechos, limitando
por él norte con las costas del mar Negro, formadas por cadenas de antiguos
macizos paralelos, y por el sur llegaría a la desembocadura del río Hermos. Es
una zona de transición entre el mar Negro y el Egeo, en la que se intercambian
corrientes de agua dulce y salada, surcando los estrechos constituidos sobre antiguos
valles fluviales. Las alineaciones de montañas atravesadas por depresiones
configuran una costa abrupta y con escasos abrigos, si exceptuamos la gran
hendidura en tierra firme que forma el golfo frente a la isla de Lesbos.
Los vientos cargados de humedad que vienen del norte, en contacto
con los bordes montañosos, descargan gran cantidad de lluvia, fundamentalmente
en otoño e invierno, transcurriendo así unos veranos secos típicamente
mediterráneos. Sin embargo, esta mayor cantidad pluviométrica y la misma
constitución del suelo, rico y fértil, posibilitan una gran riqueza forestal en
pinos y cedros, básica para la construcción naval, al mismo tiempo que cultivos
de cereales y viñedos, fácilmente exportables debido a las necesidades
cerealistas del Ática.
El territorio más meridional, que ocupaba en toda su extensión el
litoral egeo, fue poblado desde sus comienzos por los jonios, constituyendo por
sus más favorecidas condiciones la región más próspera y hegemónica entre los
griegos del Asia Menor. Llegando a aglutinar en la denominación de Jonia otras
dos regiones anteriormente autónomas. Presentaba su relieve un conjunto de
valles excavados en los pliegues del macizo del Tauro, dispuestos perpendicularmente
a la costa mediterránea, lo que condicionó la formación de cabos y golfos alternativamente,
configurando un litoral accidentado, más acentuado si cabe por sus cercanas islas,
último exponente de los plegamientos elevados.
El conjunto de depresiones venía favorecido por el circular de
ríos, que se encontraban bien provistos de agua, recogida en las altiplanicies
de Asia, rica en pluviosidad. Los ríos con sus arrastres aluviales llegaron a
colmar algunos golfos, tal es el caso de las ciudades de Mileto y Efeso, que a
causa de los ríos Meandro y Caistro fueron separándose del litoral,
desapareciendo posteriormente.
Las condiciones orográficas, la influencia del clima benigno y los
cauces de agua favorecieron los cultivos agrícolas, no ya sólo de cereal, sino
olivo, vid y hortalizas, que encontraron un suelo y una climatología idóneos
para su producción intensiva y de renombrada calidad. Pero no sólo constituyó
la región un lugar de nuevos asentamientos, sino que aprovechando los valles se
establecieron contactos comerciales con los reinos interiores, que necesitaban
su salida al mar, intercambiando materias primas para su transformación y
cereal para la exportación al continente griego. Estas rutas vinieron a
significar el contacto directo con los antiguos Estados orientales, de gran
desarrollo comercial, del que Jonia incluso llegó a aprender el uso de moneda y
sus propios sistemas de pesas y medidas.
La más meridional de las regiones greco-asiáticas estuvo
constituida por la Dórida, cuyo núcleo urbano más importante fue Helicarnaso.
Ocupó la faja costera de un macizo de difícil acceso, donde estaba situada
Caria, presentando, por tanto, la región una costa abrupta y un suelo pobre,
con clima caluroso y seco, que dificultaba enormemente la producción agrícola,
si bien su posición geográfica fue de escala en las comunicaciones con Oriente;
de ahí su desarrollo comercial, aunque no agrícola.
Macedonia, Calcídica y Tracía
Sus límites occidentales están señalados por la cadena del Pindo,
que la separa del Epiro; por el sur, el macizo de Olimpo sirve como frontera
con Tesalia; por el este, en unos límites inciertos, se une a Tracia, y el
norte, constituido por altas montañas, queda separado de las grandes
influencias europeas.
La baja Macedonia, regada por los ríos Axio y Haliacmón, se
extiende desde las montañas hasta el golfo Termaico (actualmente Salónico),
formando una rica llanura, dedicada fundamentalmente a la agricultura junto a
una fuerte ganadería caballar, que tiene abundantes pastos beneficiados por las
lluvias y el curso de los ríos. A la productiva
llanura se oponen las montañas, divididas en tres regiones: la Lincestida, al norte; la Orestida, que ocupa el centro, y la Elimiotida, en los límites con Tesalia,
donde la vegetación crece abundante, formando extensos bosques ricos en caza y
madera, dejando los valles abiertos por los ríos posibilidades para la
ganadería y las rutas de comunicación.
La costa macedónica era baja y pantanosa, motivado
fundamentalmente por los arrastres aluviales de los ríos, que rellenaron gran
parte de sus desembocaduras haciéndolas casi inutilizables para la navegación,
poco desarrollada por estas causas.
La Calcídica es un conjunto montañoso que bordea la parte oriental
del golfo de Salónica y que proyecta tres grandes apéndices separados en el mar
Egeo. El situado más al este es el denominado Athos.
Territorio junto a Macedonia, poseía unas características
distintas, siendo colonizado por eubeos y corintios, que desarrollaron unos
cultivos similares a los griegos por las condiciones climáticas que en ella se
dan. También la Calcídica fue centro importante en la extracción del mineral de
cobre para su posterior transformación en centros griegos.
Por último, Tracia, país montañoso que se extendía por el norte
hasta el Danubio y al este limitaba con el mar Negro, no formó parte del
contexto helénico, pero estuvo en íntima relación con las colonizaciones
griegas, estableciendo un intenso tráfico comercial de esclavos, metales, cereales
y madera, necesarios para Grecia. Las minas del Pangeos, ricas en oro, fueron
uno de los motivos de dicho intercambio, llegando incluso a desarrollarse
enfrentamientos bélicos para conseguir su posesión.
Thasos, isla cercana a la costa de Tracia, rica en explotaciones
mineras de oro y plata, contrasta con el resto de las islas del Egeo por la
abundancia de aguas corrientes y su densa vegetación, que motivaron la
colonización de los habitantes de Paros en el siglo VII a. C. Su contacto con
Tracia le permitió proveerse de esclavos e incluso ser centro comercial en la
venta de esclavos hacia otros lugares, así como exportadora de su producción
vinícola y su riqueza en madera.
Tesalia
Constituye otro de los territorios enmarcados en el contexto
griego, pese a sus diferencias geográficas, que la hacen estar en estrecho
contacto con el continente europeo, y sus particulares características, que la
mantienen un tanto al margen de dicho mundo griego. Presenta en conjunto una
gran llanura recorrida por el río Pinios, que descendiendo desde los montes
Pindos sirve de limitación occidental con Epiro, hasta desembocar por el
Oriente después de atravesar el valle del Tempe. Al norte, un conjunto de
cadenas montañosas, donde sobresale el sagrado
Olimpo, sirve de separación con Macedonia. El este está separado
del mar y sus influencias templadas por las cadenas del Pelión y Ossa, si bien
sus laderas orientales permiten cultivos templados típicamente mediterráneos,
excepcionales en el conjunto tesaliota estepario, y cerealístico, condicionado
por el clima continental que imponen las barreras orográficas. El límite
meridional con Fócida está constituido por el macizo Othris y al sudeste se
abre al golfo Pagasético, única salida al mar para la exportación del cereal
excedente.
Esta región presenta en su geografía dos grandes características:
grandes posibilidades agropecuarias y zona de tránsito entre el mundo griego y
macedónico. La primera permite el cultivo intensivo de cereales en ricos suelos
calizos ayudado por las corrientes de agua que surcan el paisaje tabular,
aunque el extremado clima continental obligue al monocultivo, no permitiendo la
ovicultura y otros que sólo se centran en pequeños núcleos. Este sistema
agrario permite al mismo tiempo en las laderas montañosas una intensa actividad
ganadera fundamentalmente caballar, que pasta en las llanuras después de la
cosecha y constituye una de las bases fundamentales en la economía de la
región. Los bosques y las exportaciones son en conjunto el resto de las líneas
económicas tesaliotas.
Por su aislacionismo orográfico y su desarrollo histórico
significó una de las zonas de contacto y freno a los pueblos limítrofes de
Grecia, así como ser una región de gran autonomía dentro del contexto general
helénico por su independencia y características propias de desarrollo.
Epiro
Para los antiguos griegos no llegaba a constituir claramente parte
del territorio helénico; sin embargo, las similitudes y las características
comunes, pese a ser la más septentrional de las regiones, nos obliga a señalar
sus rasgos distintivos.
Limita al este con Tesalia y Macedonia, al sur con Etolia y
Acarnania, al oeste con el mar Jónico y al norte con Iliria. Está recorrida por
cadenas calizas, enmarcadas en depresiones donde las aguas corrientes favorecen
su fertilidad. Las zonas montañosas esteparias y secas sólo permiten el
desarrollo de una pobre ganadería, aunque en las depresiones favorecidas por la
circulación de aguas subterráneas pueden
desarrollarse todo tipo de cultivos agrícolas, como cereal, olivo, vid,
etcétera.
Las llanuras costeras, beneficiadas por la suavidad climática de
la influencia marítima, permiten otros tipos de plantas más perecederas a los
fríos: cítricos, horticultura, favorecido por la introducción de ciertas formas
de irrigación. Su límite oriental con Tesalia lo forma la cordillera del Pindo,
donde la riqueza forestal es grande,
constituyendo de esta forma la tercera gran unidad geográfico-económica de ésta
región.
No podemos olvidar la ubicación de la isla de Corcira frente a las
costas del Epiro, separada por estrecho canal. Isla montañosa, fue una de las
bases en la ruta hacia Occidente, tan importante para las colonizaciones
griegas. Amplia planicie excavada por depresiones favorables para los cultivos
agrarios, recibe la fuerte influencia marítima con más lluvias que en el
continente, haciendo rica su vegetación. Por último, las costas abruptas son
desfavorables para la navegación, si exceptuamos sólo la ciudad de Corcira.
Etolia
La prolongación de la cordillera del Pindo forma una cadena que
sirve de límite oriental con la Fócida, donde la abundante vegetación
arborescente favorece la recogida de las lluvias e impide una fuerte erosión
destructiva, con lo que las fuentes de agua son abundantes y forman verdaderos
ríos, como el Aquelao, que incluso llegó a ser navegable en su curso bajo,
hecho excepcional éste de la navegabilidad de los ríos griegos, ya que no
fueron usuales estos sistemas de comunicación en el contexto helénico.
Los grandes plegamientos que recorren en la mayor parte esta
región configuran un paisaje abrupto propicio para el desarrollo ganadero y,
por lo tanto, escasamente poblado en núcleos dispersos dedicados a estos
sistemas de vida.
Como contraposición, la llanura abierta al mar y a su influencia
climática, recorrida asimismo por el río Aquelao, permite los cultivos agrarios
típicos del Mediterráneo, si bien hay algunas zonas pantanosas en el delta del
río que, junto a la existencia de algunos lagos, como el Trichoris, caracterizan
conjuntamente esta unidad de Etolia.
La llanura configura las posibilidades de crear núcleos urbanos,
que, aunque no muy desarrollados, son los únicos exponentes de la región. Nos
referimos a Estratos y Terma como los dos centros más importantes, el primero
en el curso del Aquelao, el segundo centro religioso cercano al lago Trichoris
y en la ruta hacia Naupacta.
Acarnania
Situada al sur del Epiro en la costa oeste de la Grecia
septentrional, su amplia costa mira al mar Jónico, estando cerca de ella las
islas de Leucas y Cefalinia. Ocupa una estrecha faja de terreno costero entre
el golfo de Ambracia, al norte, y el río Aquelao, que sirve de límite meridional.
Esta pequeña región montañosa está recorrida por cadenas calizas cubiertas de bosques
y atravesada por una serie de lagos, como su vecino Trichoris, de Etolia.
Presenta una climatología mediterránea, pero con mayor influencia marítima y,
por lo tanto, mayor pluviosidad, lo que unido a su relieve calcáreo permitió la
existencia de pequeñas depresiones donde las aguas filtradas y los escasos
suelos agrícolas formaron su base económica.
El núcleo urbano de Tyrrheion, al norte, ocupó una colina rodeada
de estas pequeñas depresiones. El sur,
pantanoso y aluvial, está formado por la desembocadura del Aquelao, sirviendo
de unión entre los extremos del territorio una cadena de plegamientos que hace abrupta
y escarpada la costa, dejando mínimas posibilidades agrícolas en el interior
montañoso.
Región pobre y de escasas posibilidades económicas, fue uno de los
primeros puntos de Grecia en que Roma comenzó a interesarse.
Fócida
Unimos a la descripción de esta región dos unidades menores que
forman junto a ésta un territorio conjunto, aunque con matices geográficos
particulares cada una de ellas. La más septentrional es la llamada Dórida, que
por el norte está separada por el macizo Othris, de Tesalia, estando ocupada
por un gran conjunto morfológico que sirve de separación entre la Grecia
central y septentrional. Sólo los estrechos pasos que cortan este conjunto
sirven como rutas de comunicación, sobresaliendo entre ellos el de Termópilas,
tan conocido en la historia de Grecia.
La Lócrida está formada por un conjunto de macizos al norte de
Fócida, que forman la costa escarpada bañada por el canal marino que separa el
continente de la isla de Eubea. Constituye en su accidentado relieve un paisaje
dedicado fundamentalmente a la ganadería, que en los pastos y monte bajo
característicos de su vegetación encuentra su base fundamental. También se incluye
en esta denominación regional el territorio bañado por el golfo de Corinto, que
con su ciudad más importante en Amphissa limitaba con Etolia, hacia donde se
dirigía la ruta terrestre que, pasando por Naupacta, otro núcleo importante,
comunicaba el Santuario de Delfos con la zona oeste de la Grecia septentrional.
La región que sirve como denominación genérica posee, sin embargo,
un territorio propio y constituye al mismo tiempo una unidad menor, pese a que
con su nombre señale todo el conjunto. Está situada entre Lócrida y Dórida, por
el este y oeste la primera y por el norte la última, siendo su límite
meridional Beocia. La importancia de Fócida fundamentalmente estuvo acentuada
por estar situado el Santuario de Delfos en su territorio. Delfos ocupó el
macizo del Parnaso, una de las unidades más altas del relieve griego,
significando su culto no sólo un aglutinante religioso de la Hélade, sino que
incluso tuvo sus influencias fuera de este contexto.
Así, pues, la Fócida tuvo su importancia fundamental en el Santuario,
ya que los bosques y pastos no permitieron otras actividades más que las
ganaderas, siendo en materia agrícola una zona pobre y escasamente
desarrollada.
Fócida tuvo dos grandes unidades: la montañosa, con su centro en
Delfos, y la llanura de Elatea, que
sirvió de ruta de comunicación entre la Tebas beocia y la vía costera que
llegaba al paso de las Termópilas. Esta llanura sí tuvo posibilidades para el
desarrollo agrario, aunque su importancia en un contexto general helénico fue
escasa.
En conjunto, la llamada Fócida fue zona de transición entre la
Grecia septentrional y la central, si bien la hemos incluido en la última por
respetar unos límites generalizados, como pueden ser el paso de las Termópilas
o los límites con Etolia.
Beocia
El monte Parnaso, en su vertiente meridional, cortada por bruscos
desniveles, constituye el límite que separa esta región con la Fócida. El
Helicón y el Citerón continúan el sistema orográfico, que sirve para enmarcar
las llanuras centrales de Grecia y al mismo tiempo limita el último con el
Ática.
La continentalidad que le prestan las barreras de relieve a este
territorio deja, sin embargo, tres grandes unidades llanas, que constituyen las
características fundamentales de Beocia.
La hoya de Queronea queda separada del curso superior del río
Cefiso y de la Fócida por el estrecho desfiladero excavado en el Parnaso, que
comunica el curso alto con el medio. Este recorre tierras limosas y aluviales,
permitiendo el cultivo cerealístico en condiciones muy favorables hasta las márgenes
del gran lago Copais, rico en aves acuáticas y pesca abundante, estando en la
actualidad desecado.
El país de Tebas constituye en el centro la gran llanura por
excelencia, donde ganadería y agricultura se desarrollan al unísono,
sobresaliendo los caballos y los trigos blandos de gran productividad.
Representaba la ruta de contacto entre Atenas y Calcis, así como
las comunicaciones hacia la Grecia septentrional.
Por último, la hoya de Tanagra, abierta al contacto con Eubea, es
la única región de Beocia que posee facilidad en su salida al mar. Por estas
razones constituye la vía natural para el contacto marítimo y los intercambios
comerciales, imprescindibles para la civilización helénica.
Los suelos ricos potencian el desarrollo agrícola, acrecentado por
la fertilidad que proporciona el río Asopus al atravesarla, y en conjunto la
importancia económica de la hoya es debida a encontrarse en ella el puerto de
Oropos, centralizador de exportaciones e importaciones, motivo por el que fue
continuamente disputado entre áticos y beocios.
El control sobre la ruta costera a la Grecia septentrional, que le
proporciona su posición geográfica, llevó consigo el ser camino usual de
ejércitos en el afán de frenar posibles invasiones por el estrecho paso de las
Termópilas, que servía de puerta a la mencionada ruta.
También sus llanuras fueron pasos obligados de migraciones o
invasiones que incidieron en el Ática o en el Peloponeso, utilizando los pasos
abiertos en el monte Citerón; de ahí la defensa continua que de ellos hizo el
Ática y, por tanto, el influjo en los núcleos urbanos beocios cercanos, que
tuvieron en momentos distintos mayores vínculos hacia Ática que con Beocia; ejemplo:
Platea.
No podemos olvidar la costa sudeste, abrupta y de escasas
posibilidades para la navegación, pero que fue usada como salida al golfo de
Corinto, y con ello se abría para sus habitantes la posibilidad de unirse a las
rutas occidentales de las colonizaciones.
El clima continental y la excesiva humedad influyeron
decididamente en la vegetación, que en las altas laderas de sus montañas
cubiertas de nieves fue de especies forestales resistentes a las inclemencias,
dejando las zonas más bajas cubrirse de olivos y matorrales, estos últimos necesarios
para el desarrollo ganadero, que tuvo también su importancia.
Ática
Limita al noroeste con Beocia, de la que la separa el Citerón y el
Parnés, aunque este último, con las anexiones de la llanura de Drymos y sus
pretensiones sobre Oropos, pasaría a estar dentro de Ática, extendiéndose ésta
en su parte septentrional. Al oeste con el canal de Eubea y al sudeste con el
golfo Sarónico.
Ocupa la zona meridional de la denominada Grecia central, en una
orientación de noroeste a sudeste,
estando ocupada en más de la tercera parte de su superficie total por un
relieve montañoso, continuación de los plegamientos septentrionales,
presentando de este modo una serie de llanuras aisladas por conjuntos calizos
que la rodean.
Las cuatro llanuras quedan abiertas a las costas bajas y arenosas
favorables para la antigua navegación, de manera que constituyen los centros
agrícolas y comerciales por excelencia, así como las zonas de hábitat más
pobladas.
La denominada llanura aluvial triásica, con su núcleo más
importante en Eleusis, es la más occidental, encontrándose recorrida por el río
Cefiso, típicamente mediterráneo, de intensa sequía estival y escaso cauce
invernal. Está rodeada por el monte Citerón, que sirve de límite con Beocia, y
en su extensión hacia el sur hace de frontera en el istmo con el Peloponeso, y
por el Aigialeos, que junto al Parnés, Pentélico e Himeto sirven como
delimitación de la llanura ateniense recorrida por el río Cefiso ático y
abierta al golfo Sarónico, que es ocupado por las islas de Salamina y Egina.
Las dos restantes llanuras ocupan terrenos arcillosos y aluviales respectivamente,
siendo la Mesogea la más meridional, encuadrada entre el Pentélico e Himeto por
el norte y el Laurión en el sur; la última, rodeada por el Parnés y el
Pentélico, ocupa la menor extensión de todas, pero también constituye una de
las bases agrícolas áticas.
Sin embargo, tres grandes unidades geográficas tuvieron los
antiguos áticos para distinguir actividades características en cada una de
ellas. La Diacria o zona montañosa, donde son aprovechados los bosques por su
madera y el matorral para la ganadería o la apicultura en el monte Himeto. La
extracción de mármol en el Pentélico provee la demanda de los grandes artistas
griegos y la construcción, así como otros materiales más pobres, pero no menos necesarios,
entre los que sobresalen las arcillas finísimas del cabo Kolías para la
producción ceramista. Pero la fuente de riqueza del subsuelo ático será la
explotación minera fundamental de plomo argentífero y calamina en el Laurión,
que tan importante fue para la economía ateniense.
La Paralia o costa no posee una unidad, pero, sin embargo, pese a
algunas zonas abruptas, la generalidad baja y arenosa es favorable a la
navegación comercial y la pesca, presentando sus bahías y ensenadas lugares
idóneos para refugio marino. Constituye la base geográfica imprescindible en el
desarrollo ateniense, por su extensión y su situación favorable al contacto con
las islas. La extracción salinera en las costas áticas fue otra de las
actividades necesarias y satisfechas por los antiguos griegos.
Por último, la Pediea o llanura, llamada por excelencia la ateniense,
constituye la base de la actividad ática: la agricultura. El clima mediterráneo
característico de esta región y su falta de lluvias, así como de ríos con
caudal suficiente, obligó al desarrollo de una agricultura cerealística con
introducción del olivo y vid, pero pobre en productividad, aunque también de manera
menos intensa se cultivaron hortalizas en pequeños huertos cercanos a los
núcleos urbanos.
Megara, Corinto y Sición
Por la importancia que tuvieron en su desarrollo histórico, así
como por las características particulares de autonomía e independencia que
condicionaron sus relaciones con el resto helénico, debemos delimitar el
territorio, por separado de cada una de ellas y sus fuentes básicas de riqueza.
Megara comenzará a adquirir importancia a partir del siglo VIII a.
C. Habiendo ocupado hasta entonces una situación atrasada respecto al resto de
Grecia, su situación geográfica, dominando la entrada al istmo que comunica la
Grecia central con la península del Peloponeso, le permitió participar
activamente en el desarrollo comercial y mercantil, que tanta incidencia tuvo
en la etapa arcaica griega. Su territorio quedaba abierto al golfo Sarónico,
aunque su cercanía al de Corinto también sirvió para constituirse los dos en
salidas naturales de los megarienses para sus actividades comerciales.
La cercana isla de Salamina constituyó un punto de litigio entre
Megara y Atenas, aunque el desarrollo ático obligó a Megara a prescindir de sus
argumentos en pro de su dominio sobre ella quedando dependiente de Atenas.
También el límite septentrional de su territorio con el Ática, y especialmente
con la ciudad de Eleusis, fue motivo de enfrentamientos y luchas durante la historia
de estas regiones.
Por su escaso territorio, el sistema básico de vida entre sus
habitantes estuvo condicionado a sus salidas hacia el exterior; de ahí que
fuese uno de los núcleos colonizadores más importantes de Grecia. Jugó un papel
fundamental en este proceso, no sólo fundó colonias en el Mediterráneo
occidental (Selinonte, Megara), sino que llegó incluso hasta el mar Negro (Bizancio,
Astaco, Calcedonia), participando de esta forma en el desarrollo colonizador
griego de una manera intensa y hacia todas direcciones.
Otra de las ciudades situadas en el istmo fue Corinto, que ocupó
la región más cercana al Peloponeso.
Aunque estrecho y de escasa extensión, el territorio de la ciudad estuvo
constituido por una fértil llanura donde el olivo y la vid tuvieron un fuerte
desarrollo. Pese a estas fuentes de riqueza, el desarrollo de Corinto,
fundamentalmente a partir de la época arcaica, estuvo condicionado a su
actividad comercial. Situada la ciudad en una colina que domina su salida marítima
al golfo de Corinto, ocupó también una de las etapas obligadas en la ruta que
unía el Peloponeso y la Grecia central. Su situación privilegiada, así corno la
posibilidad de abrir otra salida al mar Egeo por la estrechez del istmo, le
permitieron participar en el desarrollo helénico, constituyéndose en potente
núcleo comercial y centro importador de primera importancia, especializándose
en cerámica, llegando a monopolizar en algunos momentos este sector productivo.
Estas condiciones favorecieron también su participación
directísima en las colonizaciones griegas. Hacia occidente fundó Siracusa y
Apolonia, y hacia el Helesponto, Potidea, entre los núcleos que más desarrollo
posterior tuvieron, manteniéndose todos ellos unidos a la metrópoli por
distintos vínculos.
Por último, Sición, aunque situada dentro de la península del
Peloponeso, mantuvo un territorio anejo en condiciones de independencia y
autonomía con el resto de Grecia, lo que motiva su estudio por separado.
Situada en la costa norte del Peloponeso, ocupa una pequeña pero
fértil llanura donde se encuentra su puerto abierto al golfo de Corinto, como
pieza clave en el control comercial y con una participación intensa en las
actividades que se desarrollaron en él, teniendo importancia decisiva la
potente flota, que en el golfo tuvo una actividad intensa en todas las rutas
existentes.
Sición, por otra parte, fue punto de partida para la ruta
terrestre que, pasando por la meseta de Arcadia, unía Laconia y el golfo de
Corinto, participando decisivamente en el control de dicha ruta, como lo
atestiguan los hallazgos de monedas en ciudades interiores del Peloponeso por donde
atravesaba; por ejemplo, Mantinea y Tegea.
La etapa tiránica como forma política en Sición fue uno de los
momentos de mayor auge y desarrollo, fundamentalmente con Clístenes a
principios del siglo VI a. C. Posteriormente mantendría su independencia, pero
llegarían los momentos en que la hegemonía espartana incidiera en esta ciudad,
que pasó a ocupar un lugar secundario y dependiente de Laconia.
Acaya
Ocupa el territorio septentrional del Peloponeso, limitando al
oeste con la Elida, al sur con los macizos que elevan a la Arcadia, al este con
el territorio de la ciudad de Sición y al norte queda bañada por el golfo de
Corinto.
Pertenece al grupo denominado países de colinas. Sin gran
desarrollo agrícola, fue una región de escasa importancia en el contexto
general, recibiendo su nombre por las migraciones aqueas y su emplazamiento en
ella. Se mantuvo siempre como región poco importante y con una civilización
escasamente desarrollada.
En la antigüedad, su posición privilegiada en un ámbito climático
suave y con lluvias suficientes le posibilitó un desarrollo económico fuerte,
sin embargo dominada por la importancia de Sición y Corinto, que controlaron la
ruta del golfo de Corinto monopolizando las condiciones de la región. En la
actualidad, Patras, antigua ciudad de Acaya, situada en la zona en que el golfo
de Corinto se abre completamente al mar, es lugar privilegiado para las rutas hacia
Occidente.
Arcadia
Alta llanura rodeada de montañas que encierra en esta región una
extensa meseta donde la circulación hidrográfica es deficiente para las
necesidades agrícolas, si bien poseía algunos lagos y regiones pantanosas. El
clima continental que la caracteriza obligó a un sistema de subsistencia basado
esencialmente en la pobre agricultura de cereal duro y una ganadería extensiva
no muy desarrollada. Pese a esta situación de aislamiento, el territorio
arcadio tuvo en su suelo ubicado las grandes rutas de contacto entre las
diversas poblaciones peloponesíacas.
Los núcleos urbanos más significativos de su historia: Orcomeno en
el norte, Tegea por el sur, Mantinea al este, o los intentos de urbanización en
Megalópolis, tuvieron siempre como localización clásicas rutas con las regiones
limítrofes y zonas de características más propicias para la agricultura.
Por su posición geográfica, fue lugar idóneo como refugio en las
sucesivas invasiones al Peloponeso por pueblos exteriores, así como centro de
conflictos bélicos entre potencias enemigas, atestiguado por el desarrollo de
importantes conflictos bélicos. En Mantinea, escala de la ruta interior
Argos-Esparta, se desarrollaron importantes batallas: en el 418 a. C. los espartanos
vencen a atenienses y argivos, en el 362 a. C. el tebano Epaminondas vence a Esparta
entre otras menos importantes.
El resto de los núcleos urbanos significativos de Arcadia fueron
centros de pequeñas llanuras donde se desarrollaba la agricultura, y las
condiciones para crear puntos de concentración de la población eran mayores.
Tegea, en el centro de una pequeña planicie, estaba en las rutas Esparta-Argos
y fue sometida en la primera mitad del siglo VI a. C. por Laconia, de la que
pasó a depender perdiendo su economía. Orcomeno, al norte de Mantinea, fue un
centro agrícola importante. Por último, Megalópolis, fundada en el 371 a. C.
por Epaminondas para consolidar un centro urbano que se desarrollase en
oposición a la decadente Esparta y significase al mismo tiempo el núcleo
representativo del resurgir peloponesiaco, perdida la hegemonía espartana.
Argólida
Ocupa la parte oriental del Peloponeso, constituyendo su relieve
la continuación de los grandes macizos de la Grecia central y septentrional,
aunque su orografía está formada fundamentalmente por una gran llanura
recorrida por escasas vías de agua y abierta a las influencias marítimas en los
golfos Sarónico y Argólico.
Es la región más septentrional de la península; de ahí que sus
contactos con el istmo y la Grecia central hayan sido más continuados, bien en
función de alianza o de enfrentamiento.
Su llanura de terreno legamoso permite los cultivos típicamente
mediterráneos de cereales, olivo y vid; esta última ocupa las bajas vertientes
de las montañas, idóneo lugar para su producción. El benigno clima mediterráneo
de suaves temperaturas permitió unas condiciones propicias al desarrollo de
antiguas civilizaciones y su continuidad: recordemos que los centros de Micenas
y Tirinto estuvieron ubicados en esta región y posteriormente en ellas se
formaron los núcleos urbanos de Argos, abierto al golfo Argólico, y otros que
lucharon contra su hegemonía, incluso adquiriendo plena autonomía, como Sición,
situado en el golfo de Corinto.
La historia de la Argólida señala perfectamente sus etapas de mayor
florecimiento. La civilización aquea está representada por Micenas y Tirinto
como sus más importantes núcleos urbanos. La invasión doria destruye estos
antiguos asentamientos y crea un nuevo centro: Argos, que luchará contra
Esparta para consolidar la hegemonía en el Peloponeso sin que las primeras
victorias puedan unir la península, que permanecerá dividida, pero ocupando
Laconia el centro de una poderosa liga, con carácter de dirección hegemónica.
Aunque la isla montañosa de Egina no estuvo plenamente enmarcada
en el contexto argólico, hacemos mención de ella por la proximidad en el golfo
Sarónico a sus costas y sus fuertes contactos históricos. El núcleo urbano
insular del mismo nombre sobresalió siempre con fuerza, mediante la actividad
comercial y su desarrollo mercantil, siendo el centro transmisor de la moneda
hacia el Ática, como intermediaria de Argos, verdadero núcleo difusor.
Elida
Situada el noroeste de la península del Peloponeso y abierta por
sus costas a la influencia marítima, constituye una serie de llanuras aluviales
alternadas de pequeñas colinas onduladas del terciario, que atravesadas por los
cauces del Alfeo y Peneo presentan una zona de amplias posibilidades agrarias.
Dos núcleos urbanos sobresalieron en esta región fundamentalmente
rural y dispersa. Elis, en las márgenes del Peneo, y que sirvió de centro para
las comunidades rurales de su llanura, y el santuario panhelénico de Olimpia, a
orillas del Alfeo, que tanta importancia tuvo entre los centro representativos
del sistema religioso griego.
Presenta por su distribución una diferencia básica con la Arcadia
central mesetaria, pero aunque constituye con el resto del Peloponeso las
denominadas regiones periféricas y costeras, pertenece a la transición entre la
llanura y la meseta, por su formación ondulada de colinas y las actividades
características de dicha transición, fundamentalmente pastoril y en núcleos
escasos agrícola.
Hacia el 1200 a. C. sufrió, junto a Epiro, Etolia y Acarnania, la
invasión doria en su camino occidental, igual a las otras regiones orientales
que también vieron modificadas sus formas de vida por los grandes movimientos
de pueblos que ocurrieron en este siglo.
La importancia del santuario de Olimpia en el contexto religioso
griego, como centro de los juegos deportivos Panhelénicos, hizo que
continuamente estuviese dominado por potencias extranjeras su territorio y así
el control pasó de manos argólidas a los laconios, en el cambio que ocurrió con
la consolidación de la hegemonía espartana en el Peloponeso después de la
derrota de Argos.
Mesenia
El golfo de Mesenia baña la mayor parte de la costa, abrupta y
rocosa, de esta región que ocupa todo el suroeste de la península. Recorrida
por una cadena litoral de plegamientos, sólo permite abrir puertos marítimos al
pie de las cadenas montañosas en refugios de fondo rocoso, ya que las
desembocaduras de los ríos con sus aluviones impiden la navegación por la abundancia
de dunas y los cordones litorales que se forman.
Limita al este con Laconia, separada por el alto macizo de
Taigeto, lo que configura dos grandes llanuras meridionales en el Peloponeso,
siendo la más occidental Mesenia. La planicie recorrida por el río Pamisos
recoge durante todo el año las lluvias acumuladas de las grandes mesetas
centrales y proporciona un caudal abundante para el beneficio agrícola, así
como para el progresivo traslado de su desembocadura por el transporte aluvial
que realiza. La llanura queda también beneficiada por estar su costa occidental
más abierta a la influencia marítima, y por lo tanto recibe mayor pluviosidad,
dado que la altura de las cadenas litorales es menor que en el este. Estas
condiciones permiten una riqueza agraria muy desarrollada, que la hizo estar en
constante lucha con la población guerrera de Laconia.
Pilos fue uno de los más antiguos núcleos urbanos que se
constituyeron en esta región; la prosperidad durante la época micénica ha sido
ampliamente reconocida con la excavación del palacio de su anciano rey Néstor y
el resto de datos aportados por la arqueología. Sin embargo, Mesenia estuvo
constantemente en una lucha abierta con Laconia, la cual estableció en su región
vecina el sistema de los ilotas con la población conquistada, desarrollando
éstos continuados intentos por alcanzar la independencia y romper el sistema de
dominio que había impuesto Esparta.
Sería después de la batalla de Leuctra cuando adquirieron su
autonomía, siendo fundada entonces la nueva ciudad de Mesenia por Epaminondas.
Laconia
Situada entre altas montañas, el Taigeto, al oeste, y el Parnón,
al este, forman una estrecha y fértil llanura recorrida por el río Eurotas.
Ocupa la zona sudoriental de la península del Peloponeso, formando las
prolongaciones de los macizos que la limitan dos entrantes anchos y profundos
separados por el golfo Lacónico. El accidentado relieve que recorre sus costas
hace que ellas no posean ninguna característica idónea para la navegación y la
práctica de una economía marítima, excepción hecha del puerto de Gythium.
Incluso contribuyen al aislamiento geográfico que tuvo la región. La parte
septentrional de su territorio limitaba con las altas mesetas de Arcadia, pobre
y atrasada.
La estrecha llanura recorrida por el Eurotas es la base de los
asentamientos humanos, ya que en ella los terrenos aluviales formados por el
río y las condiciones climáticas perfilan unas condiciones favorables para el
desarrollo de una rica producción agraria fundamentalmente basada en la
trilogía mediterránea del olivo, vid y cereales.
El curso alto del Eurotas recoge todas las lluvias de la meseta,
con lo que su curso es constante y abundante, manteniendo con el deshielo
parecidas características, sin que llegue a dar nunca la sequía estival
completa. Recorre toda la llanura formando meandros, hasta desembocar en el
golfo Lacónico, donde a través de los siglos los aluviones acumulados han hecho
avanzar su costa en la actualidad.
En la antigüedad las laderas de los sistemas montañosos estaban
cubiertas de bosques coníferos y alternando los pastizales y el monte bajo, que
eran aprovechados, fundamentalmente en verano, para el pastoreo, existiendo
también gran abundancia de animales salvajes que poblaban estos lugares. El
clima, aislado a las fuertes influencias marítimas de Occidente, era típicamente
mediterráneo, seco con unos veranos largos y calurosos e inviernos suaves y sin
excesiva humedad.
El escaso aprovechamiento que permitieron las costas de Laconia,
excepción hecha de la pesca por pequeñas comunidades aisladas, se basó
fundamentalmente en la extracción de púrpuras, de la que Grecia tuvo su centro
más importante de abastecimientos en estas costas.
Las rutas de comunicación, teniendo como centro a Esparta, en las
orillas del Eurotas, utilizaban fundamentalmente el valle del río hacia el
norte; recorriendo su curso alto se ponía en contacto con Megalópolis y con
ellos toda la Arcadia. Hacia el sur, siguiendo también el valle del río, se
comunica con el núcleo urbano de Gythiun, único puerto lacedemonio fundamentalmente
dedicado a arsenal militar. El resto de la costa no permitió más establecimientos.
Otro camino, partiendo de Esparta y atravesando los pasos del Parnón, pondría
en comunicación con la Argólida, aunque las rutas que permitieron tener
contacto con Laconia no eran numerosas, fundamentalmente el exterior vivió
aislado del resto del Peloponeso. El sistema orográfico de Laconia, que tenía
su fin continental en el cabo Malea, continuaba en la isla de Citera, cercana a
la costa, en forma de plegamientos que a través de Creta y Rodas prolongaba las
cadenas montañosas hasta Asia.
La explotación de mineral de hierro en los yacimientos del Taigeto
y Parnón no fue muy utilizada en la época clásica, así como tampoco el mármol y
el pórfido, que sólo tuvieron importancia por su extracción después de la
conquista romana.
Eubea y Las Esporadas
Constituye la primera una de las mayores islas griegas y de las
que participaron en el proceso histórico general con más intensidad. Está
situada paralelamente a las costas orientales de Beocia y Ática, separada por
un estrecho canal marino, que permite una comunicación segura y rápida con el
continente.
Morfológicamente forma parte de la prolongación de la Grecia
central, sobre todo el macizo de Othris, al sur de Tesalia, configurando este
relieve una primera unidad orográfica en el septentrión de la isla. Esta zona
estrecha está formada por colinas onduladas de fértil suelo, que permiten los
cultivos agrícolas en las partes más bajas y una vegetación arbustiva en las
más elevadas. De ahí que las dos zonas de vegetación formen, ayudadas por el
clima benigno mediterráneo, de gran influencia marítima, un paisaje basado en
la agricultura y en la ganadería principalmente.
En el centro, los macizos calizos que la forman hacen aumentar su
anchura y distinguen dos tipos de regiones. La montañosa y la rica llanura
aluvial, que permitirá una agricultura intensiva de olivos y viñedos, sirviendo
también como centro de consolidación de los núcleos urbanos más extensos, por
ejemplo, Calcis, que cohesiona el hábitat de la llanura y es el centro político
fundamental de la isla, si bien cercana a ella se desarrollaría Eretria, de
fuerte actividad y poder comercial en la generalidad helénica.
Esta llanura tuvo también un fuerte desarrollo por el trabajo
metalúrgico del cobre, cuyo centro fundamental fue Calcis, siendo la isla uno
de los centros más importantes de extracción, resaltando también el de los
minerales de hierro.
Por último, el apéndice que se va estrechando en la zona
meridional está compuesto de un macizo calizo de mayor antigüedad, que
condiciona el paisaje montañoso, de vegetación arbustiva, sólo dedicado a una
ganadería extensiva con hábitat muy disperso. Por su orografía, las costas son
abruptas y con escasas posibilidades para la navegación u otras tareas
típicamente marítimas, como la pesca.
Las Esporadas del norte son un conjunto de pequeñas islas donde
sobresale Skiros, fértil y de posibilidades marítimas junto a otras menores más
pobres y con relieve accidentado, que forman al este de Eubea la prolongación
del Pelión tesaliota, en un arco desde el sudoeste en dirección noreste.
Las Cícladas
Las prolongaciones de Eubea y Ática forman en el mar Egeo un
conjunto de características plenamente griegas, que con su centro en la pequeña
Delos, pero de importancia
fundamental por ser centro religioso, forman un círculo alrededor. Difieren en
sus formas de relieve; mientras unas son volcánicas, otras son suelos fértiles
que permiten ricos cultivos de cítricos y vid, e incluso algunas fueron básicas
para la explotación de su subsuelo en materiales para la construcción, como los
mármoles de Paros.
En conjunto, la gran meseta en que se apoyan las Cicladas es un
punto más del camino seguido por los griegos en sus contactos con el mundo
oriental, al mismo tiempo que constituye parte compacta con el continente por
estar basado el sistema de intercambio fundamentalmente en las rutas navales.
Entre las restantes islas podríamos destacar Sifnos, importante centro de producción de plata en la época
arcaica. La de Naxos, rica en
agricultura, y otras mayores, como: Andros,
Tenos, Siros, etc.
Dodecaneso
Forma el conjunto de islas situadas en la costa sudoeste de
Anatolia. Samos, Icaria, Patmos, Leros y Calymnos son el grupo más
septentrional, que como fragmentos del continente surgen frente a él con un
relieve de plegamientos calcáreos. Samos presenta altas montañas orientada de
Este a Oeste que dejan pequeñas depresiones entre ellas, pobladas y cultivadas
por sus habitantes. Separada por un estrecho de doce kilómetros de Asia Menor,
frente al cabo Micala, posee un paisaje de vegetación rica por sus abundantes
lluvias y una agricultura mediterránea donde el olivo y la vid crecen en las
laderas y el cereal es abundante en las pequeñas llanuras.
Icaria está situada como prolongación de Samos y posee unas
características similares a ésta aunque de menor extensión. Patmos y Leros
constituyen la continuación del relieve en dirección sudeste, que en la isla de
Calymnos modifica su constitución por macizos calcáreos.
Al sur, las islas de Cos
y Rodas, como apéndices del Tauro,
forman el comienzo de las rutas a Egipto y Oriente, pasando por Creta hacia el
Peloponeso. Cos fue significativa, pese a su escasa extensión, debido al
santuario de Asclepios y su importancia durante el siglo IV a. C.
Rodas está formada por bloques montañosos que, sin embargo,
permiten la instalación de los grandes puertos comerciales, el de Lindos y el
de Rodas, perfectamente defendidos del mar y escala obligada de rutas
comerciales. Sería fundamentalmente su posición la que le dio importancia
comercial, al margen de su riqueza natural que también poseía. El clima húmedo posibilitó
en todas las islas una riqueza intensa, más abundante que en las Cicladas, y
donde la ganadería y la agricultura fueron fuentes de riqueza importantes.
Islas del Egeo oriental
La más meridional de todas, Chios,
está situada frente a la costa recortada de Anatolia, siendo una continuidad de
su relieve, por lo que queda recorrida de norte a sur por una alta cadena de
montañas alternadas por ricas depresiones donde se desarrolló la agricultura y
una ganadería favorecida por la abundante vegetación que crece en las laderas
regadas por una pluviosidad abundante.
Su dependencia continuada de Atenas hizo de esta isla y de sus
núcleos urbanos anejo del desarrollo general ateniense.
Lesbos fue una de las islas más extensas y más fértiles del Egeo. Frente
a las costas del noroeste asiático constituyó uno de los centros de población
eolia que se establecieron desde la antigua edad de hierro en esta zona.
Presenta un relieve accidentado con tres alturas importantes en los vértices,
que señalan sus puntos más distantes, recorrido por depresiones y estrechas llanuras
donde se desarrollaron la agricultura y la ganadería.
Por último, Lemnos,
situada en la desembocadura del Helesponto, es la más pequeña, junto a la de Imbros, de las islas de esta región. Su
carácter volcánico da una riqueza en toda su extensión oriental para los
cultivos y como centro del culto a Hefaistos, dios del fuego. Se encuentra casi
partida en dos por los profundos golfos de Pardisos, al norte, y Madros, al
sur.
Por su superficie (260 kilómetros de largo por 60 de ancho),
constituye la mayor isla griega, que sirve de límite sur al mar Egeo, formando
una barrera con el Mediterráneo; su orografía, formada por el arco que une el
Peloponeso con Asia Menor, es accidentada y de formación similar a la de la
Grecia meridional. Está recorrida en dirección Oeste-Este por varios sistemas montañosos
que hacen su costa meridional abrupta y escarpada, dejando la zona de la isla
que mira al Egeo con llanuras propicias a la producción agropecuaria.
Tres grandes regiones podemos distinguir, las llanuras que ocupan
toda la zona norte de la isla, donde el clima suave y las lluvias invernales
favorecen el desarrollo de la agricultura en sus cultivos más típicos del
Mediterráneo: olivo, vid y cereales. La costa, con abundantes bahías, posibilita
lugares idóneos para la navegación y un intenso comercio con el resto de
Grecia, así como el empleo en la pesca de gran parte de los habitantes que la
pueblan, constituyendo otra de las fuentes básicas de su subsistencia.
Más al sur, las montañas se elevan y forman con su clima menos
suave otra unidad rica en vegetación y bosque, estos últimos utilizados para la
fabricación naval y los matorrales y montes bajos, fuente importante para el
desarrollo de una ganadería extensiva, así como una abundante caza, que fue
base económica de las civilizaciones neolíticas.
La costa meridional escarpada permite, en algunas regiones, la existencia
de centros urbanos, como Faistos y Hagia-Triada, verdaderos núcleos comerciales
mirando hacia Oriente y Egipto, y que mantienen la hegemonía durante sus
momentos de esplendor. No obstante, esta parte de la isla, con un clima
subdesértico y por la pobreza de su suelo, tuvo un menor desarrollo que el resto
de la superficie insular.
En conjunto, Creta representó, por su localización, el centro
monopolizador del comercio helénico durante los denominados tiempos minoicos,
fundamentalmente apoyadas en el desarrollo del núcleo urbano de Cnosos, situado
cerca de la costa septentrional y donde la civilización cretense tuvo uno de
los mejores exponentes. Del mismo modo, Malia, situada también en esta costa.
Los Antecedentes
La peripecia vital desarrollada por la antigua Grecia presenta
unas características no igualadas por ninguna otra civilización a lo largo de
la Historia. Todos los elementos que actúan en este proceso parecen haber sido
dispuestos para ofrecer un panorama armónico y completo del nacimiento,
evolución, auge, decadencia y muerte de la organización de una sociedad dotada
de muy específicas señas de identidad.
A partir del asentamiento de pueblos procedentes de Centroeuropa y
del Medio Oriente, el espacio griego habría de adquirir progresivamente rasgos
muy singulares en medio de un ámbito definido, ante todo por la confusión y
mezcla de poderes, poblaciones e intereses. La cuenca del Egeo servirá como
indispensable plataforma para la aparición, desarrollo y, finalmente,
decadencia de esta civilización a lo largo de los diferentes y consecutivos
períodos que la conforman.
Este mar sirve como espacio central de asentamiento de los pueblos
que de forma sucesiva contribuyen a formar los estratos necesarios para la
obtención del resultado final básico: la civilización griega. Este ámbito es
ante todo un centro de intercambio de influencias y corrientes de pensamiento,
así como correa de transmisión de conocimientos y experiencias adquiridas por
civilizaciones precedentes, sobre todo la egipcia y la mesopotámica. Egipto,
Babilonia y Fenicia, sobre todo, aportarán a la naciente civilización griega
algunos de sus elementos fundamentales, desde aplicaciones prácticas en materia
económica hasta referencias de orden sobrenatural o conocimientos científicos.
Está fuera de toda duda la determinante influencia que en la
organización primitiva de las poblaciones situadas sobre el territorio de la
Grecia clásica tuvo la vecindad egipcia. El país del Nilo, situado en medio de
un marco de decadencia que conocía periódicas recuperaciones temporales,
actuaría sobre las islas y el espacio continental que se situaban frente a sus
costas.
Así, Grecia partiría inicialmente de unas bases dotadas de un alto
valor, que el Egipto faraónico le prestaba por medio de una expansión poco
interesada en la colonización, según la actual idea que tenemos de este
concepto.
La Grecia arcaica se vería de esta forma determinada por sus
ámbitos geográficos más meridionales, situados en las islas y sobre todo en
Creta, que habría de desarrollar una perfeccionada civilización y serviría como
punto de partida de la posterior evolución conjunta del territorio griego. En
aquellos primeros momentos, es característica la falta de unidad entre las
diversas entidades políticas de carácter marcadamente rudimentario que se
reparten el suelo del país. A esta primera presión ejercida sobre el espacio
griego a partir del sur seguirá la oleada de penetraciones procedentes del
noroeste, que conseguirán estabilizar la presencia de nuevas poblaciones y ordenar
los fundamentos que harán posible la aparición de unidades políticas que ya
configuran el aspecto general de la Grecia propiamente clásica.
Los Hechos
A partir de la acción de estas dos corrientes centrípetas, que
tendrían en Atenas su mejor plasmación práctica, debe efectuarse toda
observación de la evolución histórica de la Grecia clásica. La Atenas de
Pericles centra con toda justicia este prolongado período, y lo hace debido a
una serie de motivaciones específicas de las que carecían los demás ordenamientos
socioeconómicos existentes hasta entonces. Todos los historiadores están de
acuerdo en que la existencia de una Atenas ordenada en función de principios
que entonces se manifestaban como verdaderamente revolucionarios sería capaz de
transformar a fondo la historia del mundo occidental. El clasicismo griego en
todas sus manifestaciones, sociales y políticas, literarias y plásticas,
vendría determinado por un interés enfocado hacia la sencillez. Grecia
ofrecería al mundo muestras de las posibilidades de aplicación de este
practicismo sobre todos los ámbitos de la vida, tanto los de carácter personal
como aquellos que trascendían de éste para convertirse en directo reflejo de
necesidades de índole comunitaria. La mentalidad burguesa que constituía la base
ideológica de Atenas en sus etapas de esplendor determinaría la implantación
del pragmatismo en todas sus manifestaciones posibles.
Al lado de esta realidad que tampoco debe ser elevada a los
niveles de mitificación que de forma tradicional han sido utilizados para su
consideración la Grecia antigua ofrece toda una amplia gama de presencias en el
orden de la organización social y política. Así, del modélico ejemplo de Estado
policial que presentaba Esparta puede pasarse hasta el propuesto por una Macedonia
en trance de pasar de ser un reducido espacio marginal hasta convertirse en la
primera potencia mundial del momento. Mejor que cualquier manual actual de
comportamientos públicos, una aproximación a la gran aventura colectiva que fue
el desarrollo y decadencia de la Grecia clásica aporta al lector de hoy
informaciones dotadas de una validez y vigencia que incluso pueden alcanzar
niveles sorpresivos.
El practicismo que centra toda consideración de la Atenas clásica
es la obligada clave de referencia del prolongado período tratado en un estudio
de la cuestión. Los aspectos intelectuales de la vida eran para los atenienses
posibilidades concretas de realización de actos encaminados a la consecución de
finalidades de orden práctico. La filosofía y la poesía, la retórica y el
teatro eran de esta forma instrumentos de utilización directa, y no meros
elementos de distracción ofrecidos a la población. Existen muestras de la
escasa tolerancia que en la Atenas de Pericles existía hacia cualquier clase de
enseñanza filosófica que no se encontrase encaminada a la aplicación práctica.
El florecimiento de los estudios físicos y matemáticos, de forma
paralela con los ya citados de creación puramente intelectual, definiría ya por
sí misma el ambiente reinante en el Ática durante su siglo de oro. Con todo,
también deben efectuarse las necesarias salvedades ante toda posible
mitificación del mismo, que contó con sus ámbitos oscuros y negativos del que
el proceso y muerte de Sócrates puede servir, como ejemplo, más ilustrativo.
Sin embargo, el contraste ofrecido por la Atenas de Pericles y el resto de las
organizaciones estatales del momento no puede resultar más llamativo.
Pero el equilibrio establecido entre este sistema y el de los que
lo rodeaban por completo carecía de posibilidades de mantenimiento efectivo.
Así, resulta posible acercarse el declive material demostrado mediante los
sucesivos fracasos bélicos de una Atenas incapaz de enfrentarse con la fuerza
de sus oponentes, organizados en primer término hacia un fortalecimiento de
tipo material. En primer lugar serían los persas, más tarde Esparta, luego
Macedonia y finalmente Roma quienes decidirían el marco vital del espacio
griego. Persia y Roma constituían poderes exteriores a esta realidad, pero
Macedonia y Esparta formaban parte de aquella Grecia varia en sus expresiones y
absolutamente opuesta al espíritu que emanaba de Atenas en multitud de
conceptos esenciales.
Las Consecuencias
Si la actuación del fortalecido Imperio romano convirtió a la
totalidad del territorio griego en un conjunto de provincias de segundo orden
dentro del entramado común mediterráneo, el prestigio de Atenas seguiría
manteniéndose a pesar de las adversas circunstancias dominantes.
De ello provendría la atención aplicada en forma muy moderada, es
cierto por algunos gobernantes del Imperio sobre el espacio del que provenían
sus principios inspiradores más valiosos. Pero Grecia ya se había convertido de
hecho en un espacio deprimido e incapaz de competir con las demás zonas
integrantes del conglomerado mundial.
La implantación del cristianismo como religión oficial del Imperio
por Constantino en el año 313, o la prohibición de la celebración de los juegos
olímpicos por Teodosio en el 394, serían algunos de los hechos más relevantes
en el desarrollo histórico de Grecia tras su sumisión a los poderes situados al
otro lado del mar Adriático. La partición del Imperio en dos fracciones tampoco
habría de aportar a Grecia consecuencias de interés práctico, ya que el
traslado de todos los centros de decisión a Bizancio la privaría de toda
posibilidad de actuación en defensa y cuidado de los mismos.
La presencia bizantina en Grecia constituiría el elemento
determinante de su posterior evolución, ya que la Iglesia griega habría de
constituirse en depositaría de los valores y esencias que la fragmentación del
cristianismo otorgaría a su mitad oriental de actuación. El año 1054
significaría la fecha clave para la escisión definitiva de estas dos
posiciones, y la denominada Iglesia ortodoxa griega se erige como intérprete
exclusivo de las creencias oficiales en el Imperio bizantino, que se encuentra
sometido a la creciente presión ejercida desde el este por los turcos. Grecia
conocería posteriormente episodios definidos por la fundamental movilidad de los
hechos acaecidos durante los mismos; de entre éstos resulta preciso mencionar
siquiera someramente la prolongada presencia catalana en su territorio, período
durante el cual Atenas volvió a alcanzar la consideración siquiera en el plano
teórico que merecía debido a su esplendoroso pasado. En el año 1456 los turcos
ocupan la que fuera centro de civilización universal durante siglos; a partir
de entonces una Grecia convertida, de igual forma que bajo la dominación
romana, en provincia de segundo orden vegeta bajo el dominio de sus
tradicionales enemigos.
La rebelión en contra del ocupante, iniciada en el año 1821,
supondría el comienzo de la liberación del país y la recuperación de su
soberanía nacional, que es alcanzada ocho años más tarde. La Grecia de nuevo
independiente se vería afectada a partir de entonces en todos sus niveles de
desarrollo, tanto en el plano exterior como en el interno. Situada en una zona
permanentemente conflictiva dentro del continente europeo, la Grecia moderna no
dejaría en ningún momento de erigirse como disminuida sucesora de los fastos
intelectuales que habían definido a su edad dorada. Precaria descendiente de
una grandeza pasada, Grecia tendría que admitir que los valores que habían
informado a sus sociedades en los momentos de esplendor habían trascendido
ampliamente su propio espacio físico, para convertirse en elementos de
imprescindible referencia para toda consideración civilizada del hombre y de
todo el mundo occidental a partir del momento en que fueron expresados.
Fechas clave
2100 a.d.C. En el espacio ocupado por la actual Grecia continente
e islas se desarrollan varias manifestaciones de vida y cultura muy
importantes, destacando de entre ellas la micénica y la minoica.
2000 Los Pueblos más adelante denominados griegos se
asientan definitivamente sobre el suelo de la península.
1700 La ciudad de Cnosos, centro de la cultura minoica de la isla
de Creta, es destruida por un movimiento sísmico, con lo que inicia de forma
irreparable su decadencia, que culminará en el año 1400 con la invasión del
pueblo micénico.
1184 Estallido de la guerra denominada «de Troya», primer
enfrentamiento significativo de las fuerzas que intentan repartirse el espacio
egeo.
1150 La región denominada hoy Tesalia conoce la estabilización de
la presencia de sus pobladores definitivos, operación similar a la que unas dos
décadas más tarde tendrá lugar en la de Beocia.
1100 Las invasiones dorias ocupan las regiones centrales de la
península y llegan hasta el mismo Peloponeso. Este hecho supone la culminación
de la civilización doria y la desaparición de la micénica.
1068 Con la desaparición de Codro, el postrer monarca legendario
de Atenas, se cumple el primer período de aparición histórica de esta ciudad.
1000 Alrededor de esta fecha puede centrarse el comienzo de las
operaciones de colonización griega sobre la costa de Asia Menor, donde se
habrán de situar algunos de los puntos neurálgicos de su proceso cultural.
850 Licurgo elabora la Constitución espartana de legendaria
existencia. Alrededor de esta misma fecha se sitúa la redacción de la Ilíada,
poema épico en el que el poeta Homero relata los hechos acaecidos en la
batalla «de Troya».
814 Los colonizadores fenicios, procedentes del extremo oriental
del Mediterráneo, fundan en el norte de África la ciudad de Cartago, de tan
alta significación posterior.
775 Celebración de los primeros Juegos Olímpicos, que coinciden
con los inicios del período denominado helénico. Esta fecha servirá a
los griegos durante más de siete siglos para contar los años de su propia
cronología.
753 La ciudad de Roma es fundada por los hermanos Rómulo y Remo,
según las tradiciones posteriormente aceptadas por la civilización latina.
750 El poeta Hesiodo elabora su obra Los trabajos y los días, poema
didáctico-moral.
738 El legendario rey Midas gobierna sobre la región de Frigia, en
la región central del Asia Menor.
734 Los colonizadores corintios fundan en Sicilia la ciudad de
Siracusa.
721 Inicios de una etapa colonizadora, que crea importantes
ciudades, como Sibaris y Crotona.
700 Unificación de los reinos integrantes de la región del Ática,
cuya capital es Atenas.
683 La creación de la institución del arcontado, que sustituía a
la monarquía, da comienzo a la estabilización de la ordenación propia de la
ciudad de Atenas.
660 La colonización de Asia Menor se extiende hasta el mar Negro;
fundación de Bizancio y de Neápolis.
621 Primeras reformas llevadas a efecto en base al célebre código
de Dracón.
612 Destrucción de la ciudad de Nínive y del poderío de Asiria.
Nacimiento de la poetisa Safo, que vivirá hasta 568.
600 Obra filosófica y científica de Tales de Mileto, el más
ilustre de los llamados siete sabios de Grecia.
594 Arcontado de Solón en Atenas. Era descendiente del rey Codro y
primo de Pisístrato.
582 Nacimiento del matemático Pitágoras, uno de los fundadores de
la Geometría.
561 Pisístrato se erige en tirano de Atenas. Esparta constituye ya
la potencia determinante en Arcadia, región central del antiguo Peloponeso.
550 Nacimiento, en Efeso, del filósofo Heráclito, llamado el
Físico, que vivirá hasta 480.
525 Nacimiento del gran dramaturgo griego Esquilo, autor de la
trilogía La Orestíada.
508 Las reformas políticas emprendidas por Clístenes en Atenas
establecen las bases para la instauración del sistema democrático.
500 Nacimiento de Anaxágoras y del escultor Fidias que dirigió las
obras del Partenón.
495 Nacimiento del dramaturgo Sófocles, uno de los más grandes
artistas de la literatura universal.
490 Los persas son derrotados por los atenienses en la batalla de
Maratón; Milcíades dirige el bando vencedor. Nacimiento de Pericles.
483 Nacimiento del geógrafo Herodoto y del dramaturgo Eurípides,
rival de Sófocles.
480 Batalla de las Termopilas y combate naval de Salamina en el
que Tenístodes luchó contra los persas.
470 Prosiguen los triunfos griegos sobre los persas en Micala y
Platea.
478 Fundación de la Confederación de Delos, liga militar contra
los persas.
471 Nacimiento de Tucídides, seguido en 470 por el de Demócrito y
en 469 por el del filósofo Sócrates.
460 Pericles se alza hasta el poder supremo en Atenas; con ello
inicia la era que llevará su nombre y que significará la etapa más brillante en
la historia de Grecia. La capital del Ática se convierte en centro de la más
avanzada civilización hasta entonces conocida.
447 Inicio de las tareas de construcción del Partenón, templo de
Palas Atenea, sobre la colina ateniense de la Acrópolis. En el exterior, los
hechos de armas producidos no se manifiestan favorables a los atenienses, que,
sin embargo, continúan su política colonizadora.
434 Nacimiento del general, historiador y filósofo griego
Jenofonte.
431 Episodios iniciales de la guerra del Peloponeso, que habrá de
extenderse a lo largo del siguiente decenio. Un año más tarde se declara la
peste en Atenas mientras Herodoto se encuentra elaborando su obra básica.
429 Nacimiento del filósofo Platón, continuador de la obra de
Sócrates. Un año más tarde muere Péneles.
415 Continúan los fracasos atenienses en el exterior a lo largo de
los siguientes años.
404 Finalización de la guerra del Peloponeso e instauración en
Atenas del gobierno de los Treinta Tiranos; la época de la democracia ha
concluido. Un año más tarde, los tiranos son expulsados y los usos democráticos
son reinstaurados.
399 Proceso y muerte del filósofo Sócrates. Acusado por Melite,
fue condenado a beber cicuta.
394 Inicios de la recuperación de Atenas con el hundimiento del
poderío de la rival.
Esparta.
387 Platón crea la institución pedagógica denominada Academia. Tres
años más tarde nacen el futuro filósofo Aristóteles y el político Demóstenes.
382 Nace Filipo de Macedonia, padre del gran Alejandro. Tres
décadas más tarde comenzará a ejecutar sus acciones de ocupación sobre la
península griega.
356 Nacimiento de Alejandro el Grande, que habrá de
continuar la política expansiva de su padre, Filipo. Su educación corrió a
cargo de Aristóteles.
351 Primera Filípica de Demóstenes, a la que seguirán las
emitidas en los años 344 y 341.
336 Asesinato de Filipo y ascenso al trono de Alejandro, que al
año siguiente destruye la ciudad de Tebas.
335 Aristóteles funda su institución pedagógica llamada Liceo, por
encontrarse cerca de este edificio.
334 Alejandro Magno penetra en Persia y dos años más tarde se
extiende su poder sobre Egipto. Fundación en 331 de Alejandría.
323 Alejandro muere tras haber conquistado un inmenso imperio que
alcanza hasta la India por el Oriente y en el que se mezcla la cultura
helenística y las autóctonas.
322 Muertes de Aristóteles y de Demóstenes el más famoso de los
oradores griegos.
310 Zenón comienza su actividad pedagógica en Atenas, seguido
cuatro años más tarde en la misma línea por Epicuro, que fundó una escuela
filosófica propia.
287 Nacimiento del físico Arquímedes. Entre sus inventos se citan
la rueda dentada y el tornillo sin fin.
286 Comienzan 1as expediciones de Pirro, rey de Epiro, sobre
Italia.
270 Grecia es invadida por los galos celtas. Atenas conoce una
nueva etapa de decadencia en todos los órdenes.
249 Creación del reino de Partia, mientras el de Esparta conoce un
período de estabilidad, base de futuras reformas.
217 Se establece la paz de pactos entre los diferentes reinos de
Grecia.
216 Con la victoria de Cannas, el cartaginés Aníbal se presenta
como el más peligroso enemigo para el poder que ejercía Roma sobre las colonias
del Imperio.
210 Roma conquista la totalidad de las colonias griegas
establecidas en Sicilia.
207 La monarquía espartana desaparece a manos de Nabis, que accede
al poder absoluto.
197 Macedonia es derrotada por Roma; el cónsul Flaminio concede la
libertad a las ciudades de Grecia.
170 Perseo sube al trono de Macedonia. Dos años más tarde será
derrotado por los romanos en la batalla de Pidna. Ello significa la
desaparición del reino de Macedonia, cuyo territorio se convierte en colonia
romana.
168 El Poder de Roma actúa sobre Rodas, que ve hundirse su
organización económica.
148 El territorio del antiguo reino de Macedonia es convertido en
provincia dentro del Imperio romano.
146 Roma consigue destruir el poderío de Cartago. Sobre el espacio
griego, disuelve la liga Aquea y procede a saquear y a destruir la ciudad de
Corinto.
87 Mitríades es derrotado en el campo de batalla por Sila. Como
consecuencia de este hecho, la ciudad de Atenas es sometida al saqueo.
44 Julio César es asesinado en Roma por sus oponentes políticos.
Comienza la era de triunfos para Marco Antonio, hasta que en el año 31 es
derrotado por Octavio, que a continuación se proclama emperador.
27 Grecia es convertida en una de tantas provincias del Imperio
romano.
Próximo Capítulo: EL MUNDO EGEO DEL III AL II MILENIO A. C.
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