miércoles, 18 de octubre de 2017

Capítulo 4 - Cosmogonía GRECIA 3


NINFAS
En la mitología griega, una ninfa es una deidad menor femenina típicamente asociada a un lugar natural concreto, como puede ser un manantial, un arroyo, un monte o una arboleda.
Ninfas y sátiro

Se les aplicaba el título de olímpicas, y se decía que eran convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y que eran hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, se representan en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o semidesnudas, que aman, cantan y bailan. Poetas posteriores las describen a veces con cabellos del color del mar. Se creía que moraban en la tierra: en árboles, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas. Según el lugar que habiten se las llama Agrónomos, Orestíades y Náyades. 
Aunque nunca envejecen ni mueren por enfermedad, y pueden engendrar de los dioses hijos completamente inmortales, ellas mismas no son necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas formas.


Homero las describe con más detalle presidiendo sobre los juegos, acompañando a Artemisa, bailando con ella, tejiendo en sus cuevas prendas púrpuras y vigilando amablemente el destino de los mortales.[7] A lo largo de los mitos griegos actúan a menudo como ayudantes de otras deidades principales, como el profético Apolo, el juerguista dios del vino Dioniso y dioses rústicos como Pan y Hermes. Los hombres les ofrecían sacrificios en solitario o junto con otros dioses, como por ejemplo Hermes.[8] Con frecuencia eran el objetivo de los sátiros.
El matrimonio simbólico de una ninfa y un patriarca, a menudo el epónimo de un pueblo, se repite sin fin en los mitos fundacionales griegos; su unión otorgaba autoridad al rey arcaico y su linaje.
Las ninfas son personificaciones de las actividades creativas y alentadoras de la naturaleza, la mayoría de las veces identificadas con el flujo dador de vida de los manantiales. 
Las ninfas griegas eran espíritus invariablemente vinculadas a lugares, no muy diferentes de los genii loci latinos, y la dificultad de transferir su culto puede verse en el complicado mito que llevó Aretusa a Sicilia. En las obras de los poetas latinos educados en griego, las ninfas absorbieron gradualmente en sus categorías a las divinidades indígenas italianas de los manantiales y los cursos de agua (Juturna, Egeria, Carmenta, Fonto), mientras que las Linfas o diosas del agua italianas, debido a la similitud fortuita de sus nombres, pudieron ser identificadas con las ninfas griegas. Es improbable que las mitologías de los poetas romanos clasicistas influyeran en los ritos y cultos de las ninfas individuales veneradas por los campesinos en las fuentes y cañadas del Lacio. Entre los romanos cultos su esfera de influencia fue reducida, y aparecen casi exclusivamente como divinidades del medio acuático.
Todas las ninfas, cuyo número es casi infinito, pueden ser divididas en dos grandes clases. La primera abarca todas aquellas que pueden ser consideradas como un tipo de divinidad inferior, reconocida en el culto de la naturaleza. Los griegos antiguos veían en todos los fenómenos ordinarios de la naturaleza alguna manifestación de la divinidad. Fuentes, ríos, grutas, árboles y montañas; todos les parecían cargados de vida y no eran más que las encarnaciones visibles de otros tantos agentes divinos. Los saludables y beneficiosos poderes de la naturaleza eran, pues, personificaciones y considerados otras tantas divinidades, y las sensaciones producidas en el hombre por la contemplación de la naturaleza (sobrecogimiento, terror, alegría, placer) se atribuían a la acción de diversas deidades de la naturaleza. La segunda clase de ninfas son personificaciones de tribus, razas y estados, tales como Cirene y otras.



Las ninfas de la primera clase deben ser de nuevo divididas en varias especies, según las diferentes partes de la naturaleza de las que sean representativas:




Ninfas del elemento acuático: Deben mencionarse primero a las ninfas del océano, las Oceánides; o ninfas marinas, que son consideradas hijas de Océano, y a continuación a las ninfas del Mediterráneo o del mar interior, que son consideradas hijas de Nereo, por lo que son llamadas Nereidas. Los ríos eran representados por las Potámides, quienes, como divinidades locales, eran bautizadas según sus ríos como Aqueloides, Anígrides, Amnisíades o Pactólides. Pero las ninfas del agua dulce, ya sea de ríos, lagos, arroyos o pozos, son también designadas por el nombre general de Náyades, aunque tengan además sus nombres específicos, como Creneas, Pegeas, Limnátides o Limnades. Incluso los ríos de las regiones inferiores (el Inframundo) se describen con sus ninfas, de ahí las Nymphae infernae paludis (‘ninfas del pantano infernal’) y las Avernales. Muchas de estas ninfas presidían sobre las aguas o las fuentes, creyéndose que inspiraban a quienes bebían de ellas, por lo que se pensaba que las propias ninfas estaban dotadas de poderes proféticos u oraculares y los inspiraban a los hombres, otorgándoles así el don de la poesía. Los adivinos o sacerdotes inspirados eran por esto llamados a veces ninfileptos. Sus poderes, sin embargo, varían con los de la fuente sobre la que presiden, considerándose así que algunas tenían el poder de devolver la salud a las personas enfermas, y como el agua es necesaria para alimentar a la vegetación así como a todos los seres vivos, las ninfas acuáticas (Hidríades) eran también adoradas junto con Dioniso y Deméter como dadoras de vida y bendición a todas las criaturas, y este atributo es expresado por una variedad de epítetos. Como su influencia era de esta forma ejercida sobre todas las secciones de la naturaleza, aparecen con frecuencia relacionadas con divinidades superiores, como por ejemplo con Apolo, el dios profético y protector de las manadas y rebaños; con Artemisa, la cazadora y protectora del juego, pues ella misma fue originalmente una ninfa arcadia; con Hermes, el fructífero dios de los rebaños; con Dioniso y con Pan, los Silenos y los Sátiros, a quienes se unían en deleites y bailes báquicos.

Ninfas de las montañas y grutas, llamadas Oréades y Orodemníades, pero a veces también por nombres derivados de las montañas concretas que habitaban, como Citerónides, Pelíades, Coricias, etc.

Ninfas de los bosques, arboledas y praderas, donde se creía que a veces se aparecían y asustaban a los viajeros solitarios. Eran designadas por los nombres Alseides,  Auloníades y Napeas. 

Ninfas de los árboles, de las que se creía que morían junto con los árboles en los que vivían y con los que habían llegado a existir. Eran llamadas Dríades, Hamadríades o Adríades,  que significa no sólo ‘roble’ sino también cualquier árbol silvestre que crece majestuoso. Las ninfas de los árboles frutales eran llamadas Mélides, Melíades, Epimélides o Hamamélides. Parecen ser de origen arcadio y nunca aparecen junto con los grandes dioses.

La segunda clase de ninfas, que estaban relacionadas con ciertas razas o localidades tienen normalmente un nombre derivado de los lugares con los que estaban asociadas, como Nisíadas, Dodónidas o Lemnias. 
Los sacrificios ofrecidos a las ninfas solían consistir en cabras, corderos, leche y aceites, pero nunca vino. Eran adoradas y honradas con santuarios en muchas partes de Grecia, especialmente cerca de las fuentes, arboledas y grutas, como por ejemplo cerca de una fuente en Cirtones, en Ática, en Olimpia, en Mégara, entre Sición y Fliunte y en otros lugares.

NIX
Su nombre significaba noche en griego antiguo y era una diosa primordial a quien también se le llamaba Nicte.
En la Teogonía de Hesíodo, la Noche nació del Caos. Su descendencia es mucha, y reveladora. Con su hermano Érebo (Oscuridad), la Noche concibió a Éter (Puro brillo, Luminosidad) y Hemera (Día). 


Más tarde, por sí misma y sin intervención masculina, Nix engendró a Moros (Destino), Ker (Perdición), Tánatos (Muerte), Hipnos (Sueño), Geras (Vejez), Ezis (Dolor), Apate (Engaño), Némesis (Castigo merecido), Eris (Discordia), Filotes (Amistad, Ternura), Momo (Burla), las Hespérides (Hijas de la Tarde), los Oniros (los Sueños), las Keres (Espíritus de la destrucción y muerte) y las Moiras Cloto, la que hilaba la hebra de la vida, Láquesis, la que fijaba el tiempo de vida y Antropo, que se encargaba de cortar el hilo de la vida cuando al llegar el momento de la muerte.  (Hados), correspondiéndose estas dos últimas con Ker y Moros respectivamente. 
En su descripción del Tártaro, Hesíodo añade que Hemera, quien ahora es hermana de la Noche en vez de su hija, abandonaba el Tártaro justo cuando Nyx entraba en él; cuando Hemera volvía, Nyx se marchaba. Esto asemeja el retrato de Ratri (‘noche’) en el Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.), donde ésta trabaja en estrecha colaboración pero también en tensión con su hermana Usha (‘amanecer’).
Además se le consideraba como madre del resto de los fenómenos que llegaban hasta los mortales durante la noche.
Nix extendía la oscuridad de Érebo por los cielos bloqueando la luz de Éter y llevando la noche al mundo. 
Nix y su hijo Hipnos

En el Libro 14 de la Ilíada de Homero hay una interesante cita de Hipnos, el dios menor del sueño, en la que recuerda a Hera un antiguo favor después de que ésta le pida que haga dormir a Zeus. Hipnos hizo dormir anteriormente a Zeus una vez a instancias de Hera, lo que le permitió causar grandes infortunios a Heracles (quien regresaba por mar de la Troya de Laomedonte). Zeus montó en cólera y habría arrojado a Hipnos al mar si éste no hubiera huido asustado hasta Nix, su madre. Hipnos sigue diciendo que Zeus, temiendo enfadar a Nix, contuvo su furia y de esta forma Hipnos logró escapar.
En Grecia, la Noche rara vez es destinataria de cultos. De acuerdo con Pausanias, tenía un oráculo en la acrópolis de Mégara.
Más frecuentemente, Nix merodea en el fondo de otros cultos. Por eso había una estatua llamada Noche en el templo de Artemisa en Éfeso. Los espartanos rendían culto al Sueño y a la Muerte, concebidos como gemelos: sin duda la Noche era su madre. Títulos de culto compuestos por la partícula nix- eran otorgados a varios dioses, notablemente a Dioniso Nyktelios (‘nocturno’) y Afrodita Philopannyx (‘la que ama la noche entera’).

NOTO
Era el dios que controlaba el cálido viento del Sur asociado a la aparición de Sirio tras el Solsticio de verano y se creía que llevaba consigo las tormentas del final del verano y del otoño, por lo que era temido como destructor de las cosechas.
A menudo es representado bajo la figura de un hombre joven con una urna invertida, y con parte de su capa levantada, dando significado a la lluvia que trae generalmente consigo.

NUMICIO
Era el dios del río del mismo nombre.

NYMPHE
Era una de las doce Horas que, como divinidades menores, controlaban el tiempo del día comprendido entre antes del amanecer hasta después del anochecer. Personificaba la hora matutina de las abluciones.

OCEÁNIDAS
En la mitología griega los Oceánidas eran dioses fluviales, personificaciones de los ríos a los que se suponía gobernados por ellos. Hesíodo los hace hijos de Océano y Tetis y los enumera, uno por cada río conocido en la época. De esta forma, serían hermanos de las Oceánides.
Se les representaba como ancianos de larga barba con los atributos fauna y flora propias del río del que tomaban el nombre. Lucían guirnaldas o coronas hechas con la vegetación del lugar o dos cuernos, si el río se dividía en varios brazos o afluentes. Se les solía invocar antes de cruzarlos, con el enorme respeto que merecían. En numerosas esculturas los dioses fluviales se apoyan en cántaros del que mana el agua del río, más o menos inclinados dependiendo de la rapidez con que circulaban las mismas.
Acis, Aeas, Alfeo, Almón, Amfriso, Apidano, Aqueloo, Aqueronte, Ardesco, Asopo, Asterión, Axio, Caístro, Cebrén, Ceco, Cefiso, Cidno, Cladeo, Cratais, Cremetes, Criniso, Egeo, Enipeo, Erasino, Eridano, Escamandro, Esepo, Esperquio, Estrimón, Éufrates, Eveno, Fasis, Gránico, Haliacmón, Hebros, Heptáporo, Hermo, Hidaspes, Ínaco, Istro, Janto, Ladón, Marsias, Meandro, Mincio, Neso, Nilo, Numicio, Partenio, Peneo, Prometeo, Reso, Rodio, Sangario
Selemno, Símois, Termesios y Tritón.
Acis y Galatea

OCEÁNIDES
En la mitología griega las oceánides  eran unas ninfas hijas de Océano y Tetis. Cada una de ellas estaba asociada a una fuente, estanque, río o lago. Eran hermanas de los oceánidas (o Potamoi), dioses de los ríos.


En su Teogonía, Hesíodo dice claramente que las oceánides son 3000, sin embargo nombra sólo a las 41 más antiguas:
Tuvo también una sagrada estirpe de hijas que por la tierra se encargan de la crianza de los hombres, en compañía del soberano Apolo y de los Ríos y han recibido de Zeus este destino: Peito, Admete, Yanta, Electra, Doris, Primno, la divina Urania, Hipo, Clímene, Rodea, Calírroe, Zeuxo, Clitia, Idía, Pisítoa, Plexaura, la encantadora Galaxaura, Dione, Melóbosis, Toa, la bella Polidora, Cerceis de graciosa figura, Pluto ojos de buey, Perseis, Yanira, Acasta, Pléyone, Jante, la deliciosa Petrea, Menesto, Europa, Metis, Eurínome, Telesto de azafranado peplo, Criseida, Asia, la deseable Calipso, Eudora, Tique, Ánfiro, Ocírroe y Estigia, la que es más importante de todas”

OCÉANO
Si Ponto era el dios preolímpico del mar, Océano, el mayor de los titanes, representaba el enorme río que rodeaba la Tierra según las creencias de la antigüedad clásica griega.
Océano era hijo de Urano y Gea y en los mosaicos helenos se representaba frecuentemente con el torso y los brazos de un hombre musculoso con barba larga y cuernos y con la parte inferior del cuerpo de una serpiente o con cola de pez.
En un principio parece que Océano representaba toda el agua salada, es decir, el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, únicas extensiones marinas que conocían los griegos. Más adelante el titán representaba sólo al Océano Atlántico mientras que Poseidón, perteneciente a la tercera generación divina, lo hacía del Mediterráneo.
De la unión con su hermana Tetis nacieron las tres mil ninfas del mar llamadas oceánides y todos los ríos del mundo conocidos como oceánidas, así como las fuentes y lagos. Entre las oceánides destacan Clímene, esposa de Jápeto, Electra, esposa de Taumante, y Doris, esposa de Nereo.
De su relación con su madre Gea nacieron Creúsa y Triptolemo y con Theia, hija de Memmón, tuvo a Cercotes.
Océano y su esposa Tetis estimularon en gran manera la aparición de la vida en el mundo ya que, ambos eran el símbolo fecundo del agua original que vivifica la Naturaleza.
En la mayoría de las versiones de la Titanomaquia o guerra entre los Titanes y los Olímpicos, Océano, junto con Prometeo y Temis, no se unió al bando de sus hermanos Titanes contra los Olímpicos, sino que se mantuvo ajeno al conflicto. En la mayoría de las versiones de este mito, Océano también rehusó unirse a Crono en la rebelión de éste contra su padre Urano.

OCÍRROE
Era una oceánide que, según cuenta Hesíodo, se unió a Helios, el Sol, dando a luz a Fasis. Éste sorprendió a su madre con un amante y, enfurecido, la mató. Acosado por los remordimientos, Fasis se suicidó arrojándose al río Arcturo, que, desde entonces, tomó su nombre.

OLÍMPICOS
En la religión de la antigua Grecia, los dioses olímpicos son los principales dioses del panteón griego, que moraban en la cima del monte Olimpo, el más alto de Grecia. Hubo, en diferentes épocas, catorce dioses diferentes reconocidos como olímpicos, aunque nunca más de doce a la vez. De ahí que a veces se haga referencia a ellos como los doce olímpicos, también conocidos como Dodekatheon.
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Fragmento de un relieve helenístico (siglo I a. C. - siglo I) representando los doce olímpicos con sus atributos en procesión; de izquierda a derecha, Hestia (cetro), Hermes (casco alado y bastón), Afrodita (velo), Ares (casco y lanza), Deméter (cetro y gavilla de trigo), Hefesto (bastón), Hera (cetro), Poseidón (tridente), Atenea (búho y casco), Zeus (rayo y bastón), Artemisa (arco y carcaj) y Apolo (cítara).
Los doce olímpicos ganaron su supremacía en el mundo de los dioses después de que Zeus llevara a sus hermanos a la victoria en la guerra contra los Titanes.

Zeus, Hera, Poseidón, Deméter, Hestia, Hades y Quirón eran hermanos.
Ares, Hermes, Hefesto, Atenea, Apolo, Artemisa, las Cárites, Heracles, Dioniso, Hebe, Perseo y Perséfone eran hijos de Zeus. Algunas versiones de los mitos declaran que Hefesto nació solo de Hera.
La primera referencia antigua de sus ceremonias religiosas se encuentra en el Himno homérico a Hermes. El culto griego de los doce olímpicos se remonta al siglo VI a. C. en Atenas y probablemente no tiene precedentes en la época micénica. El altar de los doce olímpicos en Atenas se fecha generalmente en el arcontado de Pisístrato el joven, en 522/521 a. C.
El concepto de “doce dioses” es más antiguo que cualquiera de nuestras fuentes griegas o romanas y es probable que su origen sea Anatolia. 
Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Hefesto, Afrodita, Atenea, Apolo y Artemisa son siempre considerados dioses olímpicos. 
Hestia, Deméter, Dioniso y Hades son los dioses variables que completaban la docena. Perséfone pasaba la tercera parte del año en el inframundo (provocando así el invierno) y se le permitía volver al Olimpo durante los restantes ocho meses para que pudiera estar con su madre, Deméter. Y, aunque Hades (mitología romana: Plutón) siempre fue uno de los principales dioses griegos, su morada en el mundo subterráneo de los muertos hacía su relación con los olímpicos más delicada. Por esta razón, generalmente incluido en esta lista. No tenía un asiento en el panteón ya que pasó casi todo su tiempo en el inframundo, en el que era el rey.
Herodoro de Heraclea incluyó en su Dodekatheon las deidades siguientes: Zeus, Hera, Poseidón, Hermes, Atenea, Apolo, Alfeo, Crono, Rea y las Cárites.
Heródoto también incluye a Heracles como uno de los doce. Luciano también incluye a Heracles y Asclepio como miembros de los doce, sin detallar qué dos tuvieron que ceder su sitio. En Cos, Heracles y Dioniso se añaden a los doce y Ares y Hefesto son olvidados. Sin embargo, Píndaro, Apolodoro y Herodoro de Heraclea discrepan con esto. Para ellos, Heracles no es uno de los doce dioses, sino el que estableció su culto. Hebe, Helios, Eros, Selene y Perséfone son otros importantes dioses y diosas que a veces se incluyen en un grupo de doce. Eros se representa a menudo junto a los otros doce, especialmente junto a su madre Afrodita, pero rara vez es considerado como uno de los olímpicos.

OLIMPO
El monte Olimpo cuyo nombre significa “el luminoso” es la montaña más alta de Grecia.
La mitología griega lo consideraba como el hogar de los dioses olímpicos, las principales divinidades del panteón griego, presididos por Zeus, creyendo que en su cima existían mansiones de cristal en la que moraban los dioses. 

ORIÓN
Según Hesíodo, Orión era el hijo de Poseidón y Euríale, hija de Minos, rey de Creta. Otra versión lo hace hijo de Poseidón y de Euríale, pero ésta no sería hija de Minos sino la mayor de las gorgonas.
A Orión le había otorgado su padre la facultad de poder caminar sobre las aguas y utilizando este don llegó a la isla de Quíos donde se emborrachó y quiso forzar a Mérope, hija del rey Enopión, quien, enfurecido, lo cegó y expulsó de la isla. 
Ciego se encaminó hacia Lemnos donde estaba situada la forja de Hefesto. Éste ordenó a su criado Cedalión que lo guiara hacia el Este donde Helios, el dios del Sol, lo curaría. Orión llevó a hombros a su guía y una vez recuperada la vista regresó a Quíos para castigar a Enopión, pero éste se escondió bajo tierra y escapó de la ira de su perseguidor. 
Después, Orión se dirigió a Creta donde se convirtió en compañero de caza de Artemisa. En el curso de una cacería se jactó de que podía matar a todos los animales de la Tierra, alarmando con esta afirmación a Gea, la Madre Tierra, quien envió un gigantesco escorpión para matarlo. El alacrán cumplió su misión y Artemisa pidió a Zeus que lo colocara entre las constelaciones del cielo. La petición fue atendida y su memoria permanece en el cielo en la constelación que lleva su nombre así como el alacrán que lo mató está representado en la de Escorpión por propia iniciativa de Zeus.
Artemisa sobre el cuerpo de Orión

Homero, en la Ilíada, también habla de Orión y lo describe como una constelación y menciona a la estrella Sirio como una representación de su perro, mientras que en la Odisea, el protagonista lo pudo contemplar cazando en el Inframundo provisto de una maza de bronce. En el mismo poema también se hacía referencia a sus amores con Eos y a su muerte provocada por una flecha lanzada por de Artemisa.
Alguna leyenda lo hace responsable de la forma del estrecho de Mesina.
Euforión de Calcis, siglo II a. C., cuenta como Zeus, Hermes y Poseidón fueron a visitar a Hirieo de Tanagra, quien los obsequió con un buey entero cocinado expresamente para ellos. Los dioses, en agradecimiento por el ágape, le ofrecieron concederle un deseo y el anfitrión pidió tener un hijo. Los dioses orinaron sobre la piel del buey que habían comido y la enterraron dando instrucciones a Hirieo para que no la desenterrara hasta transcurridas diez lunas. 
Cuando lo hizo apareció un niño a quien llamó Urión, “el de la orina”.
Higinio cuenta una versión distinta sobre la muerte de Orión. En ella se dice que Ártemisa estaba enamorada del cazador, pese al enojo de su hermano Apolo. En una ocasión en que éste observó a Orión nadando tan distante que resultaba dificultoso reconocerlo, propuso a su hermana disparar una flecha contra el bulto que se veía a lo lejos. Artemisa aceptó el reto y disparando un dardo lo mató.
Otra historia de Higinio habla de cómo Orión trató de violar a Pléyone mientras viajaba en compañía de sus hijas las pléyades por Beocia. Consiguieron escapar, pero el cazador las persiguió durante siete años hasta que Zeus se compadeció de ellas y las llevó al cielo y allí están representadas en el grupo de estrellas que lleva su nombre. También cita el autor a las constelaciones Can Minor y Can Maior como representaciones de los perros de Orión que van persiguiendo a la constelación Liebre, aunque otros autores dicen que a quien realmente persiguen es a Tauro.
Orión era muy reverenciado en Boecia donde era considerado como el héroe nacional de la misma forma que Cástor y Pólux lo eran para los dorios. La tradición afirmaba que había luchado con los boecios en la batalla de Coronea obteniendo la victoria sobre Atenas. 

ORNIA
Era la ninfa de la primavera hija de Asopo y Metope. Dio su nombre a la ciudad de Ornea, en el Peloponeso.

ORTOSIA
Era una de las Horas a quien Higinio presentaba como hija de Zeus y Temis considerándola como la personificación de la prosperidad. 

OUREA (LOS)
Eran los dioses primordiales de las montañas y se consideraban como hijos de Gea sin padre por lo que se equiparaban a Urano y Ponto.
Los Ourea más conocidos eran:
Athos, una montaña del norte de Gracia, en Tracia.
Citerón, montaña de Beocia
Etna, el volcán de Sicilia
Helicón, montaña de Beocia
Nisa, montaña de Beocia
Olimpo, la montaña más alta de Grecia situada en Frigia y considerada como el hogar de los dioses olímpicos.
Parnes, montaña de Beocia.
Tmolo, montaña de Lidia, Asia Menor

PALAS
Era hijo de Crío y Euribia y se le consideraba como el dios de la sabiduría. 
Palas era también un epíteto de Atenea, de quien a veces se piensa que fue hija suya. En una historia, Palas intentó violarla, pero ella lo mató, lo despellejó, e hizo una coraza con su piel: la Égida.
Su caballo se llamaba Esón.
En otra versión, Palas era mujer, la compañera de juegos de Atenea. Palas era una hija del dios Tritón. Un día, mientras Palas y Atenea estaban practicando lucha, Zeus apareció entre ellas con la égida y Palas, asustada, no pudo esquivar un golpe de Atenea. Atenea la mató, y en señal de duelo talló una estatua a su imagen, el Paladio, y adoptó su nombre.
Se unió a la mayor de las oceánides, Estigia, la laguna del infierno, engendrando a:
Bía, la violencia
Cratos, el poder
Nice o Niké, la victoria
Zelo, la emulación.


PALICOS
Eran hermanos gemelos cuyo nombre significaba “nacidos dos veces” porque nacieron del vientre de su madre, primero y después de las entrañas de Gea. 
Según una versión eran hijos de Hefesto y Etna, la ninfa del monte que lleva su nombre, pero otras versiones los hacen hijos de Zeus y de Talía, a su vez hija de Hefesto y Etna. La segunda versión cuenta que Zeus se enamoró de la ninfa y ésta concibió a los gemelos, pero Hera, la celosa esposa de Zeus, pidió a Gea que se tragara a la ninfa. Gea así lo hizo, pero cuando llegó el tiempo del parto, la tierra se abrió y emergieron de ella los gemelos, que fueron adorados en Sicilia como protectores de la agricultura y navegación al tiempo que los considerados como las deidades de los géiseres y las aguas termales sicilianas.

PAN
Aunque la genealogía de Pan presenta numerosas variantes sobre sus progenitores, las dos versiones más conocidas son las que lo muestran como hijo de Hermes y de Dríope o de Penélope.
La primera de ellas cuenta que Dríope, hija del rey del mismo nombre, no quiso realizar las labores propias del género femenino y fue encargada de pastorear los rebaños de su padre. Hermes la vio y se sintió atraído por ella y esta relación dio como fruto a Pan. Su figura, al nacer, tenía los miembros inferiores de macho cabrío, mientras que el resto del cuerpo poseía apariencia humana cubierto de una tupida capa de pelo. Su cara era arrugada y provista de un mentón sobresaliente y su cabeza estaba dotada de dos cuernos. Se decía que, recién nacido y tras comprobar la cara de espanto que puso su madre al contemplarlo, se escondió en el monte, donde Hermes lo buscó para llevarlo al Olimpo envuelto en una piel de liebre. En la morada de los dioses se convirtió en un bufón que divertía al panteón divino completo por lo que lo llamaron Pan, nombre que significa todos.

La segunda versión narra que Penélope, mientras su esposo Odiseo se hallaba en la Guerra de Troya, tuvo varios amantes, quedando encinta de uno de ellos sin saber exactamente de quién. Cuando nació Pan, se le impuso ese nombre cuyo significado podría interpretarse como hijo de todos.
Otra versión dice que, tras regresar de sus viajes, Odiseo repudió a Penélope por sus infidelidades y que, una vez abandonada, concibió al dios Pan en su unión con Hermes.
Pan era la divinidad de la naturaleza, las ovejas y los rebaños en general y solía llevar en la mano un cayado de pastor así como una siringa, conocida como la flauta de Pan. Como deidad de la naturaleza salvaje, se le atribuía la generación del miedo que hacía enloquecer a los rebaños provocando las estampidas.
También se le consideraba como el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina desenfrenada y se presentaba dotado de una gran potencia y apetito sexual, por lo que se dedicaba a perseguir a ninfas y efebos por los bosques tratando de satisfacer su libido. Se le atribuían dotes proféticas y formaba parte del cortejo de Dioniso cuyas costumbres seguía. Se decía de él que era dominado por la ira si se le molestaba durante sus siestas y por eso los habitantes de Arcadia creían que, cuando una persona hacía la siesta, no se la debía despertar porque si se hacía quedaba interrumpido el sueño de Pan y se incurría en su ira.
Se le conocían amores correspondidos con Pitis, que también era pretendida por Bóreas, quien, impulsado por los celos, arrojó a la ninfa desde lo alto de una roca. Gea se apiadó de ella y la transformó en pino, siendo Pan, desde entonces, coronado con las hojas del pino. También se decía que cuando soplaba Bóreas, los pinos gemían.

Otra leyenda cuenta que estaba enamorado de la ninfa Siringa, quien no le correspondía y que cuando la ninfa, huyendo del dios, se arrojó al río Ladón y se vio acorralada, pidió ayuda a otras ninfas quienes la convirtieron en un cañaveral. Se contaba que, cuando Pan llegó, sólo pudo abrazar las cañas que se mecían por el viento y el rumor que producían le causó tal agrado que decidió construir un nuevo instrumento musical con ellas. Así, creó una flauta a quien denominó con el nombre de su amada.
Según cuenta Heródoto, cuando la batalla de Maratón era inminente, un mensajero ateniense, que volvía de pedir ayuda a Esparta, encontró al dios y éste le pronosticó que los persas serían derrotados. Por ello, los atenienses, tras ganar la batalla ayudados por el pánico que súbitamente se desató en las filas enemigas, incluyeron a Pan entre los dioses benefactores del estado y le consagraron un santuario en la vertiente Norte de la Acrópolis, decretándose en su honor una fiesta anual en la que destacaban las carreras de antorchas.

PANACEA
Era hija de Asclepio y de Lampetia, a su vez hija de Helios. Fue una diosa menor de la salud que ayudaba, junto a sus hermanas, a su padre a curar y hacer medicinas con las plantas.
Tuvo cuatro hermanos varones: Podalirio, también médico y uno de los reyes que tuvo Tricca, y Macaón, el otro rey de Tricca, especialista en cirugía (ambos participaron en la Guerra de Troya, donde Macaón fue asesinado por Pentesilea, reina de las Amazonas); Telesforo, quien dedicó su vida a servir a su padre; y Arato, fue un héroe griego que liberó Sición.
Se decía que Panacea tenía una cataplasma o poción con la que curaba a los enfermos. Esto trajo consigo el concepto de panacea en medicina, una sustancia para curar todas las enfermedades. El término también se utiliza en sentido figurado como algo destinado a resolver por completo un gran y multifacético problema.

PANDORA

En cierta ocasión Prometeo sacrificó un gran buey y distribuyó su cuerpo en dos partes. Una de ellas estaba compuesta por la piel, la carne y las vísceras y la ocultó en el vientre del animal. En la otra colocó los huesos recubiertos por una capa de grasa. Ofreció a Zeus elegir la porción que comerían los dioses y la deidad suprema prefirió la parte formada por los huesos y la grasa montando en cólera al descubrir la estratagema. Desde entonces, los humanos comían la carne de los sacrificios y quemaban los huesos como ofrenda a los dioses.
Zeus, en venganza por el engaño, despojó a la humanidad del fuego, pero Prometeo subió al Olimpo y tomándolo del carro de Helios se lo devolvió a los hombres, Zeus se sintió ofendido por la sustracción y, para vengarse, encargó a Hefesto que compusiese una figura femenina de arcilla con la belleza de las inmortales a la que infundió vida y llamó Pandora. Afrodita le otorgó la gracia y la sensualidad, Atenea el dominio del arte de hilar, las cárites y las Horas la ataviaron con bella indumentaria, pero Hermes recibió el encargo de Zeus de proporcionarle un carácter inconstante y un ánimo inclinado a la mentira. A continuación Hermes la llevó a casa de Epimeteo donde se encontraba la caja que contenía todas las desgracias que podían acaecerle a los humanos y con las que el dios pretendía castigarlos. Epimeteo, pese a la advertencia de su hermano de que no aceptara ningún regalo de Zeus, se casó con ella y, tal como había previsto el rey del Olimpo, Pandora abrió la caja y las desgracias en forma de hambre, peste, enfermedades, dolor, etc. se expandieron por el mundo. Cuando Epimeteo reparó en lo sucedido quiso cerrar la caja, pero ya sólo quedaba en ella la esperanza.
Epimeteo y Pandora fueron padres de Pirra, quien, junto a su esposo Deucalión, hijo de Prometeo, son considerados como los que generaron una nueva vida humana después del Diluvio.

PENEO
Era el dios del río del mismo nombre y padre la ninfa Dafne. Cuenta la leyenda que Cupido, el dios del amor, lanzó una flecha a Apolo para que se enamorase de la hija de Peneo, al tiempo que arrojaba otra flecha, ésta de desamor, a Dafne con el propósito de que la ninfa despreciase a Apolo, como venganza a la burla de Apolo sobre su destreza con el arco. Dafne rechazó los requerimientos de Apolo y pidió ayuda a Peneo, quien la transformó en laurel, que, desde entonces, sería un árbol sagrado para Apolo.
Dafne implora ayuda al dios del río, Peneo, para escapar de Apolo, y él la transforma en un árbol de laurel.

PARTENIO
Era el dios del río del mismo nombre que desemboca en el Adriático en las proximidades de Venecia.

PEITO
Era una oceánide hija de Océano y Tetis que casó con Foroneo y fue madre de Egialeo y Apia.

PEITO
Era una hija de Hermes y Afrodita que personificaba la seducción y la persuasión. 

PERIBEA
Era también una hija del dios río Acesameno que casó con otro dios río, Axio, con quien fue madre de la divinidad del río Pelegón.

PERSÉFONE
Perséfone, ‘la que lleva la muerte’, era hija de Zeus y de Deméter y fue raptada por Hades convirtiéndose en la reina del Inframundo.
Rapto de PERSÉFONE

Cuenta el mito como Perséfone se encontraba jugando con algunas ninfas cuando Hades, el dios del Inframundo, la raptó llevándola con él hasta su morada. Cuando Deméter fue informada del rapto por Helios, castigó a las compañeras de juegos de su hija transformándolas en sirenas por no haber evitado el suceso.
La tristeza de Deméter, diosa de la fertilidad, hizo que la vida se paralizara en la tierra mientras ella buscaba a su hija. Zeus decidió intervenir para acabar con la agonía de la tierra y envió a Hermes a rescatar a Perséfone obligando a Hades a entregarla. No obstante, antes de liberarla, Hades hizo que comiese seis semillas de granada, lo que la obligaba a volver durante seis meses cada año. Los seis meses que madre e hija pasaban juntas, la tierra florecía y se llenaba de vegetación, pero cuando Perséfone regresaba al Inframundo, la tierra permanecía estéril.
Sobre Perséfone existen diversos mitos.
Cuenta una leyenda que cuando Adonis nació bajo el árbol de la mirra al que había sido convertida su madre, Afrodita se apiadó de él y lo tomó bajo su protección llevándolo al Hades para que Perséfone lo cuidara. Adonis creció hasta ser un joven increíblemente hermoso, y Afrodita volvió para recogerlo. Sin embargo, Perséfone quería que Adonis permaneciera con ella en el Inframundo. Estalló la disputa entre ambas diosas obligando a Zeus a intervenir decretando que Adonis pasaría un tercio del año con Afrodita, otro tercio con Perséfone y otro con quien desease. Adonis eligió a Afrodita.
Hades, al igual que otras divinidades, tuvo muchos amores. Ovidio cuenta cómo amó intensamente a la ninfa Mente, relacionada con el río Cocito. En cierta ocasión, su esposa Perséfone los encontró juntos y, presa de un ataque de celos, lanzó furiosa a la ninfa al suelo y la pisoteó. Hades transformó sus restos en la planta de la menta para que Perséfone no pudiera tomar más represalias contra ella.
La ninfa Leuce, a quien también había amado, fue convertida en un álamo blanco al morir.
Teseo y su amigo Piritoo prometieron casarse con sendas hijas de Zeus. Teseo eligió a Helena y ambos amigos la raptaron entregándosela a Etra, la madre de Teseo, hasta que tuviera edad para casarse. Piritoo eligió a Perséfone por lo que los dos amigos viajaron hasta el Inframundo, reino de la elegida y de su esposo Hades. Éste les ofreció un banquete, pero en cuanto estuvieron sentados, aparecieron serpientes que se enroscaron en sus pies quedando atrapados. 

PERSEIS
Hija de Océano y Tetis. También se le llamaba Creta y era protectora de la juventud. En unión con el dios Helios, tuvo a la maga Circe, Egea, Eetes, Calipso y Parsifae, la esposa del rey Minos de Creta.
Hécate, la diosa de los terrores nocturnos, era también conocida con este nombre por ser hija de Perses.

PETREA
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

PISÍTOA
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

PLEXAURA
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

PLÉYADES
Eran las ninfas del cortejo de Hartemos, y como ésta, trataron de mantener su virginidad aunque no lo consiguieron. Ninguna de las siete. Sus nombres eran Alcíone, Celeno, Estérope, Electra, Maya, Táigete y Mérope, la más tímida de todas porque fue la única que se desposó con un mortal. El resto de las Pléyades se unió con dioses que engendraron un linaje de héroes, del cual Hérmes es el más conocido de ellos. 
Orión se encontró con Pléyone y sus hijas en Beocia y se enamoró de las ninfas, por lo que decidió a perseguirlas en busca de su amor. Cinco años duró el acoso hasta que Zeus, a pedido de las Pléyades las transformó primero en palomas para poder escapar de Orión y luego en estrellas. Así quedan retratadas para siempre en el cielo nocturno junto con su acosador Orión, que aparece junto a ellas en la noche, persiguiéndolas por siempre. 
Así sucede que durante la noche, aparecen las Pléyades en el cielo, como seis estrellas brillantes y unidas, y una séptima, que sería la avergonzada Mérope, un poco más difusa. Orión continúa cerca de las ninfas, como el enamorado no correspondido que permanece fiel a su propio corazón a pesar del mundo que se le niega. Y así continuará incluso aún después que la vida en el mundo se acabe. La aparición de las Pléyades en los cielos de la antigua Grecia indicaba el inicio de la temporada de navegación y de la siembra de los campos. Para los amantes de las estrellas, las Pléyades son un espectáculo único de los cielos. Simbolizan tanto a las ninfas como a las palomas o a siete cabras, novias o bailarinas, de las cuales siempre hay una que se pierde o desaparece.
Eran hijas de Atlas y Pléyone. Son siete, seis visibles y una invisible avergonzada de su unión con Sísifo, un mortal.


PLOUTO o Pluto
Fue una oceánide madre de Tántalo con Zeus.

PLOUTO
Era la personificación de la riqueza y, por extensión, era también una divinidad agrícola al calificar la cosecha como abundancia.
Según Hesíodo era hijo de Démeter y Yasión y Aristófanes decía que fue cegado por Zeus para que distribuyera la riqueza sin prejuicios. Se solía representar como un joven o un niño llevando el cuerno de la abundancia.


POLIDORA
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

POLIMNIA
En la mitología griega, Polimnia hija de Zeus y Mnemósine, era la musa de la poesía-lírica-sacra, es decir, la de los cantos sagrados. Según varias tradiciones, ella fue quien inventó la lira y la agricultura. Al igual que otras musas, su atribuciones varían: algunas veces era considerada también como musa de la danza, de la geometría o de la historia. 
Se le suele representar toda vestida de blanco, recostada o apoyando el codo sobre un pedestal o una roca, en actitud de meditación (pensando) con un dedo puesto en la boca. Otras veces, se la representa llevando unas cadenas como símbolo del poder que ejerce la elocuencia. En otras representaciones, aparece cubierta por un velo, mostrando su carácter sagrado.

PONTO

Era el dios preolímpico del mar. Fue engendrado por Gea mediante partenogénesis. Según Higinio era hijo de Gea y de Éter. Se unió maritalmente a Gea y fue padre de Nereo, Taumante, Forcis, Ceto y Euribia. Con Talasa tuvo a Telquines.

POSEIDON
Era el dios olímpico del mar, aunque según las tablillas en griego primitivo, lineal B, ya fue venerado, al igual que Deméter, durante la civilización micénica de finales de la Edad de Bronce.
Según Hesíodo, era hijo de Cronos y Rea y Homero, en la Ilíada, dice que una vez finalizada la Titanomaquia, Zeus, Hades y Poseidón se repartieron por sorteo el gobierno del universo, correspondiendo al último el dominio sobre el mar y el control de los terremotos.
Creaba islas y procuraba que el mar estuviera en calma. No obstante, cuando los humanos lo ignoraban u ofendían, golpeaba la tierra con su tridente provocando inundaciones, terremotos y naufragios. Los movimientos convulsivos de la tierra inspiraron a Hipócrates para atribuirle la responsabilidad de la epilepsia. También se le consideraba como el dios de los caballos ya que, en ocasiones, se transformaba en uno de ellos para seducir a las humanas. Los marineros invocaban su protección sacrificándole equinos para gozar de una buena travesía.
Pausanias afirmaba que Poseidón fue guardián del oráculo de Delfos antes de su sustitución por Apolo. Ambas deidades colaboraban estrechamente en el proceso de colonización pues los colonos, tras recibir la autorización de Apolo para la partida, eran protegidos por Poseidón durante el viaje. Una vez llegados a destino se asentaban con el beneplácito de Apolo y Poseidón les proporcionaba el agua purificadora para el rito de la fundación de la nueva ciudad.

Se le representaba conduciendo un carro tirado por un hipocampo o por caballos que podían cabalgar sobre el mar. Lo asociaban con los delfines y su figura aparecía empuñando un tridente. Vivía en un palacio submarino construido con coral y piedras preciosas.
Era protector de muchas ciudades helenas y en la Magna Grecia fue proclamado dios principal de las polis.
Durante la guerra de Troya, Poseidón no tomó claramente partido por ninguno de los dos bandos contendientes. En ocasiones ayudó a los griegos tomando parte activa en el conflicto, pero también rescató al príncipe troyano Eneas cuando fue apresado por Aquiles.
El dios odiaba a Odiseo por haber cegado a su hijo Polifemo y en venganza por este hecho le impidió durante muchos años volver a su patria.

LEYENDAS
Atenea y Poseidón
Un mito refiere la pugna de Atenea y Poseidón por alcanzar la supremacía en Atenas. Parece que en la fiesta del fin del año ateniense, ambos dioses acordaron hacer un regalo a los ciudadanos para que éstos eligieran su preferido y así dilucidar la disputa. Poseidón golpeó el suelo con su tridente e hizo brotar una fuente de agua salobre, mientras que Atenea les regaló un olivo.
Los atenienses escogieron el olivo porque proporcionaba madera, alimento y aceite y con esta elección Atenea quedó proclamada patrona de la ciudad. Poseidón se enfureció por el resultado enviando una gigantesca inundación a la llanura ática como castigo por la elección. Este mito es considerado por algunos autores como un símbolo del enfrentamiento entre los primitivos habitantes de la zona en la época micénica y los invasores posteriores. 


Apolo y Poseidón
Ambos dioses fueron castigados por Zeus, a quien habían ofendido, a servir al rey Laomedonte de Troya. Éste les pidió construir enormes murallas alrededor de la ciudad y prometió recompensarles generosamente, promesa que más tarde incumplió. Como venganza, Poseidón envió un monstruo marino para atacar a Troya. El monstruo fue derrotado por Hércules.
Era muy promiscuo como todas las divinidades y, aunque estaba unido en matrimonio a la ninfa Anfítrite, hija de Nereo y Doris, tuvo muchos amoríos.

Con su esposa tuvo dos hijos llamados Rode y Tritón.
Se encaprichó con una mortal llamada Tiro quien, aunque estaba casada, se enamoró del dios río Enipeo que la rechazaba. Poseidón se disfrazó de Enipeo y se unió a ella. De esta unión nacieron Pelias y Neleo.
También tuvo una aventura con su nieta Álope de la que nació el héroe ático Hipotoonte. Cerción, el padre de Álope, enterró viva a su hija, pero Poseidón la salvó convirtiéndola en una fuente cerca de Eleusis.
Rescató a Amimone de un sátiro y tuvo con ella un hijo llamado Nauplio.
Un antiguo mito relata cómo Poseidón trató de seducir a Deméter, pero ésta no aceptaba sus requerimientos. En cierta ocasión, la diosa se transformó en yegua para esconderse entre un rebaño de equinos, pero Poseidón advirtió el engaño y, convirtiéndose en un semental, la raptó naciendo tras ello un caballo llamado Arión, que estaba dotado del don de la palabra y una hija de nombre Despoina.
Otro ejemplo de la promiscuidad de Poseidón fue la violación de Medusa en un templo consagrado a Atenea. Ésta, al enterarse, transformó a Medusa en un monstruo de cuyo cuello emergieron Crisaor y Pegaso cuando fue decapitada por Perseo.

Además se le atribuya la paternidad de otros descendientes como:
Agameda: (Famosa hechicera) Áctor, Belo, Dictis
Arne: Eolo, Beoto
Asrtipalea: Anceo, Euripilo
Calírroe: Minias
Calquinia: Perato
Cánace: Aloeo, Epopeo, Poleo, Nireo, Tríope
Celeno: Licco
Ceróesa: Bizante
Ciona: Quíos
Clito: (Fundadora de la especie de los atlantes) Amfero, Atlas, Autoctono, Azés, 
Diaprepés, Elasipo, Eucmón, Eumelo, Méstor, Mneseo
Córcira: Féax
Etra: Teseo
Euríale: Orión
Lisímaca: Adastro
Europa: Eufemo
Gea: Anteo y Caribdis
Halia: Rode
Hipótoe: Tafio
Ifimadia: Alóadas (Oto y Efialtes)
Libia: Belo, Agemor y Lamia
Melia: Ámico
Melantea: Eirene
Mitilene: Mitilo
Peribea: Nausitoo (Llegó a ser rey de Corfú)
Quíone: Eumolpo (Para evitar el enojo de su abuelo, fue arrojado al mar por su madre, pero Poseidón lo rescató).
Salamina: Cicreo (Dio el nombre de su madre a la isla donde él nació)
Satiria: Tarante (Fundador de la ciudad de Tarento)
Toosa: (Se la conocía como una sirena diosa de las corrientes marinas peligrosas). Polifemo (Cíclope)
Sin madre conocida: Cerción, Cicno, Cromo, Evadne, Lotis, Sinis.

PRÍAPO
Generalmente era considerado como hijo de Dioniso y de Afrodita, aunque también alguna versión lo hace de Adonis y Afrodita engendrado durante la expedición de Dioniso a la India. Se contaba que cuando regresó Dioniso, Afrodita volvió a su lado, pero pronto lo abandonó para dirigirse a Lámpsaco para dar a luz. Allí, Hera, decepcionada con la diosa del amor por su comportamiento, hizo que le naciera un hijo extremadamente feo y con unos genitales descomunales.
Según otras fuentes Príapo era hijo de Dioniso y de la náyade Quione, hija del dios río Nilo. También en algún relato aparece Hermes como padre.
Era un dios menor de la fertilidad, tanto de la vegetación como de todos los animales relacionados con la vida agrícola. Recibía culto como protector de los rebaños de cabras y ovejas, de las abejas, del vino, de los productos de la huerta e, incluso, de la pesca.
Príapo, se solía representar con un enorme falo en perpetua erección como símbolo de la fuerza fecundadora de la Naturaleza. Su función era la de garantizar una abundante cosecha, aunque también alejaba el mal de ojo y su estatua protegía las huertas de los ladrones. Como a otras divinidades protectoras de la agricultura, se le atribuían poderes proféticos.
Se contaba que durante un banquete, la ninfa Lotis se embriagó y quedó dormida, circunstancia que aprovechó Príapo para intentar violarla, pero cuando iba a consumar la violación, uno de los burros de Sileno, el anfitrión, rebuznó alertando a los comensales. Lotis despertó e intentó rechazar al violador, pero únicamente pudo salvarse cuando los dioses la convirtieron en la flor de loto. 
Príapo, encolerizado por su fracaso, mató al burro como venganza por haberle impedido cumplir sus propósitos.
Otra leyenda decía que quien iba a ser violada era Hestia y fue salvada por el aviso del burro, lo que justificaba que en su fiesta se impusieran a los asnos coronas florales.
Aún existía otro mito que hablaba de la disputa entre Príapo y un burro que competían por el tamaño de sus falos, con victoria de Príapo que terminó matando al equino.
Estas historias justificaban que en la ciudad de Lámpsaco, lugar de nacimiento y donde Príapo era adorado, se sacrificaban burros en su honor.

PRIMNO
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

PROMETEO
Era un titán hijo de Jápeto y Clímene y hermano de Epimeteo, Átlas y Menecio. Su nombre significa “previsión” y a él se le atribuye haber proporcionado a la humanidad los conocimientos necesarios para la supervivencia.
Platón en su diálogo Protágoras, narra que cuando a las criaturas de la Tierra les llegó el tiempo de la génesis fueron modeladas por los dioses mezclando tierra, fuego y otras materias y cuando estaban dispuestas para sacarlas a la luz, las deidades ordenaron a Prometeo y Epimeteo que distribuyeran adecuadamente facultades entre todas ellas. Epimeteo pidió a su hermano encargarse de la tarea y éste accedió a condición de que una vez estuvieran dotados los seres de sus capacidades Prometeo supervisaría el trabajo.
Epimeteo comenzó la distribución equitativa proporcionando a unas criaturas fuerza, pero no rapidez, a otras rapidez sin fuerza, a los pequeños de cuerpo alas para volar o escondrijos donde guarecerse, a unas les entregaba armas en forma de garras y a otras astucia para evadirse, a unas pieles gruesas para defenderse del frío y del calor y a otras plumas ligeras para poder volar y así sucesivamente teniendo siempre la precaución de que ninguna especie fuera aniquilada. Después suministró alimentos distintos según cada género y a ciertas especies les permitió alimentarse con la carne de otras. Ambas clases fueron facultadas para reproducirse, pero las especies devoradas contaron con una gran fecundidad para evitar su extinción.
Epimeteo, cuyo nivel intelectual no era muy elevado, utilizó todas las facultades en los animales dejando totalmente desprotegida y vulnerable a la especie humana. Ante la inminencia de su aparición en la Tierra y la imposibilidad de encontrar un medio para que el género humano sobreviviera, Prometeo entró furtivamente en el taller donde Atenea y Hefesto desarrollaban sus artes y se apoderó de las de Atenea y del fuego de Hefesto entregándoselas a los humanos, con lo que éstos adquirieron los recursos necesarios para sobrevivir.
La humanidad, tras participar de los conocimientos divinos, fue el único género que reconoció a los dioses y los honró con sacrificios realizados en altares construidos en honor de sus creadores. Enseguida desarrolló el arte del lenguaje e inventó la construcción de refugios, la elaboración del calzado, la confección de los vestidos, el trabajo en la tierra para obtener alimentos, etc.
En un principio, los humanos vivían dispersos sufriendo el acoso de las fieras que eran más fuertes que ellos, por lo que buscaron la forma de protegerse y se unieron construyendo ciudades. Sin embargo disputaban continuamente entre ellos porque carecían del conocimiento del arte de la política y ello los impulsaba a separarse de nuevo.
Ante esta situación, Zeus, temiendo que nuestra especie quedase exterminada por completo, envió a Hermes para que distribuyera entre los hombres los dones del pudor y la justicia con el mandato de: Que todo aquel que sea incapaz de participar del pudor y de la justicia sea eliminado, como una peste, de la ciudad”.
Y, debido a esto, el hombre adquirió los conocimientos y recursos necesarios para vivir, pero Prometeo fue castigado por el robo.
Las relaciones entre Prometeo y Zeus no eran efusivas. En cierta ocasión Prometeo sacrificó un gran buey y distribuyó su cuerpo en dos partes. Una de ellas estaba compuesta por la piel, la carne y las vísceras y la ocultó en el vientre del animal. En la otra colocó los huesos recubiertos por una capa de grasa. Ofreció a Zeus elegir la porción que comerían los dioses y la deidad suprema prefirió la parte formada por los huesos y la grasa montando en cólera al descubrir la estratagema. Desde entonces, los humanos comían la carne de los sacrificios y quemaban los huesos como ofrenda a los dioses.
Zeus, en venganza por el engaño, despojó a la humanidad del fuego, pero Prometeo subió al Olimpo y tomándolo del carro de Helios se lo devolvió a los hombres,
Zeus se sintió ofendido por la sustracción y, para vengarse, encargó a Hefesto que compusiese una figura femenina de arcilla a la que infundió vida y llamó Pandora. A continuación ordenó a Hermes que la llevara a casa de Epimeteo donde se encontraba la caja que contenía todas las desgracias que podían acaecerle a los humanos y con las que el dios pretendía castigarlos. Epimeteo se casó con ella y, tal como había previsto Zeus, abrió la caja y las desgracias en forma de hambre, peste, enfermedades, dolor, etc. se expandieron por el mundo.
Tras ello, Zeus se vengó también de Prometeo haciéndolo encadenar en el Cáucaso por Hefesto ayudado por Bía y Cratos. Una vez estuvo sujeto envió un águila, procreada por los monstruos Tifón y Equidna, para que durante el día le devorara el hígado. Pero, como era inmortal, por la noche se le regeneraba para que el ave volviera a devorarlo al día siguiente. El castigo debía ser eterno, pero fue liberado por Heracles disparando una flecha al águila a cambio de la información necesaria para obtener las manzanas del jardín de las Hespérides.

Otra versión dice que Prometeo fue liberado por Hefesto tras revelar a Zeus que si alguien tuviera un hijo con la nereida Tetis, éste sería más poderoso que su padre. Ante esta revelación, Zeus facilitó la unión de Tetis con Peleo y el hijo de ambos, Aquiles, fue más poderoso que su padre.
La Biblioteca mitológica dice que Prometeo fue el creador de los hombres, modelándolos con barro y que cuando Zeus provocó el diluvio universal con el fin de exterminar a la humanidad, Prometeo hizo que su hijo Deucalión construyera un arca para salvarse él y su esposa preservando así la especie humana.
El mito de Prometeo ha tenido bastante protagonismo en el mundo del pensamiento. Si tal como cuenta la leyenda griega, los dioses primordiales, a cuya cabeza se encontraba Urano, dieron vida a los Titanes y éstos, dirigidos por Cronos, lo destronaron y los Titanes, a su vez, engendraron a la generación olímpica que, comandada por Zeus, depuso a sus progenitores adueñándose del poder, el siguiente paso sería que los sucesores de estos últimos despojaran del poder a sus mayores en beneficio propio. Los herederos naturales de la generación olímpica son los humanos que se encuentran inmersos en una incruenta lucha tratando, mediante la ciencia, de acercarse al poder y sabiduría de los dioses para, posiblemente, ocupar su lugar. El mito de Prometeo es la representación del enfrentamiento entre los dioses y la humanidad.
Prometeo cometió un crimen de lesa divinidad al intentar crear unos seres que pudieran superar a los olímpicos proporcionándoles los conocimientos necesarios para dominar la Naturaleza.
El mito también es estudiado e interpretado por el pensamiento psicoanalítico. Para esta corriente del saber, Prometeo representa la chispa que prende en la conciencia humana a partir de la cual la humanidad se siente libre de la dependencia divina y comienza a valerse por sí misma. Esta interpretación puede aplicarse al relato bíblico sobre el fruto de árbol del bien y del mal, momento en que Adán y Eva sintieron el despertar de su inteligencia como el chispazo de la vida racional.
Prometeo, al proporcionar el fuego al género humano lo libera de la dependencia divina. El fuego era absolutamente necesario para transformar el medio adaptándolo a las necesidades humanas y, al propio tiempo, resultaba imprescindible para la evolución al constituir un elemento clave en la socialización del hombre contribuyendo al intercambio de conocimientos que propiciarían el progreso social. El fuego ampliaba los horizontes humanos: era luz, calor, arma de disuasión y de destrucción, al tiempo que permitía mejorar la alimentación y estimulaba la creatividad artesanal. Y con él, la humanidad comenzó a verse como seres semejantes a los dioses y se olvidó de los sacrificios en honor de las divinidades.
Y los dioses sintieron temor de los humanos y les dominó la inquina hacia ellos por lo que decidieron castigarlos enviando a Pandora para que abriera la caja de los males terrenales. Pero eso no era suficiente y Zeus decidió castigar también a Prometeo. Sin embargo se produce un final feliz en el que Prometeo se reconcilia con Zeus y entra en el Olimpo, las consecuencias de su acción son admitidas y el fuego se transforma en un elemento purificador con el que se realizan los sacrificios divinos.
Esquilo, en su obra “Prometeo encadenado” fue el primero en mostrar a Prometeo como la representación de la libertad humana enfrentada a su destino. 

PROTEO
Originalmente era un antiguo dios del mar que, más tarde, en la época olímpica, aparece como hijo de Poseidón o de Nereo y Doris o de Océano y una náyade. 
Poseidón lo nombró cuidador o vigilante de sus colonias de focas.
Proteo poseía dotes adivinatorias, aunque siempre se mostraba reacio a utilizar su don por lo que cambiaba de forma para evitarlo. Sólo respondía a las peticiones de quienes lograban capturarlo.
Sobre esta actitud de Proteo se contaba que Menelao, una vez finalizada la guerra de Troya, recaló en Egipto donde pudo atraparlo, pese a las sucesivas transformaciones de la divinidad, para ser informado de la muerte de su hermano Agamenón y de que Odiseo se hallaba en la isla Ogigia con Calipso.
Otra leyenda hace referencia a que cuando murieron todas las abejas del hijo de Apolo y Cirene, Aristeo, éste acudió a su madre en busca de ayuda y ella le informó que sólo Proteo podía ayudarle, pero que para ello debía capturarlo y sujetarlo adoptara la forma que fuera. Así lo hizo y Proteo le dijo que sacrificase doce animales a los dioses dejando los cadáveres en el lugar del sacrificio y que volviese tres días después. Cuando Aristeo volvió encontró en uno de los cadáveres putrefactos un enjambre de abejas, que nunca volvieron a enfermar.
Proteo tuvo varios descendientes entre los que destacan Eidotea, que fue seducida por Menelao, la ninfa Cabiro y dos hijos llamados Polígono y Telégono que retaron a Heracles y murieron en el enfrentamiento.
PSIQUE
Cierta ciudad helena estaba gobernada por unos reyes que tenían tres hermosas hijas. La menor, llamada Psique, estaba dotada de tan deslumbrante belleza que muchos hombres acudían a contemplarla adorándola como si fuere la propia Afrodita, haciendo que la afluencia masculina hacia los templos de la diosa fuera disminuyendo paulatinamente hasta quedar los altares sin ofrendas.
Afrodita se sintió ofendida y pidió a su hijo, Eros, que hiciera lo necesario para que la muchacha se enamorara del hombre más feo de la Tierra y a quien la Fortuna hubiera maltratado más. Eros accedió a la petición materna, pero terminó enamorándose él mismo de Psique, al pincharse, por accidente, con una de sus flechas.
Psique se sentía desconsolada y odiaba su belleza porque permanecía en la más absoluta soledad ya que todos la admiraban, pero nadie se presentaba como pretendiente.
El padre, preocupado por la situación, consultó al oráculo de Apolo recibiendo como respuesta que su hija no estaba destinada a ser la esposa de un mortal, sino de alguien que vivía en un alta montaña y a quien el resto de los dioses temía. Además debía llevar a su hija vestida de novia al monte más alto.
El rey, desconsolado, volvió a su ciudad para cumplir el mandato del oráculo al que Psique había de someterse. Todo el pueblo acompañó a sus reyes y princesa hasta la roca situada en lo más alto de los montes donde quedó la joven a solas. Entonces Céfiro, viento del Oeste, comenzó a soplar hasta llevar a la joven hasta una pradera cubierta de flores donde quedó dormida.
Al despertar contempló un bello paisaje en el que destacaba una regia mansión en medio de un bosque con una fuente manando agua cristalina. Entró en el palacio quedando maravillada ante la riqueza sin par que se mostraba ante sus ojos sin que tuviera protección de ninguna clase.
Psique escuchó voces en su interior anunciándole que era la dueña de todas las riquezas que contemplaba y que debía disfrutar de ellas. Hizo caso a las voces y, tras un agradable festín, quedó dormida.
Estando en el lecho oyó llegar a su secreto marido que la hizo su esposa. Al amanecer el marido se alejaba presurosamente, mientras las voces la consolaban en su soledad. Y así fue pasando el tiempo.
Una noche, el marido le anunció la visita de sus hermanas ansiosas por saber si aún continuaba viva, y le rogó que no respondiera a sus llamadas porque sería peligroso para él. Tanto porfió ella que al final el marido secreto le permitió verlas y hablar con ellas, pero en modo alguno debía acceder a la petición de contemplar a su esposo porque entonces él desaparecería para siempre.
Las hermanas llegaron a la roca donde habían dejado a Psique y ésta pidió a Céfiro que las llevara ante su presencia para poder gozar del encuentro. El viento así lo hizo y la anfitriona mostró a sus hermanas la opulencia de su morada provocando la envidia de las visitantes, quienes mostraron su malsana curiosidad por conocer al marido de su hermana. Sin embargo, Psique solo las informó de que era un apuesto joven y, tras obsequiarlas con valiosísimos regalos, pidió a Céfiro que las llevara de regreso.
Tras retornar a su domicilio, las dos hermanas mayores, corroídas por la envidia, acordaron elaborar un plan para despojarla de sus riquezas y felicidad.
El misterioso marido le advertía cada noche de las intenciones de sus hermanas de que ella le viera el rostro, informándole de que si lo hacía, nunca más volvería contemplarlo y que además, si no conocía su rostro, el hijo que llevaba en su seno sería divino, pero en caso contrario sería mortal.
Tal como había anunciado el marido, las hermanas regresaron y, tras someterla a un exhaustivo interrogatorio, llegaron a la conclusión de que su hermana estaba desposada con una divinidad y el hijo que iba a nacer sería un dios.

Volvieron al día siguiente consiguiendo persuadir a su hermana, mediante engaños, para que viera el rostro de su amado entregándole un puñal para que cortara la cabeza de la serpiente maligna que, según ellas, era su marido.
Cuando llegó la noche y su amor quedó dormido, Psique se acercó a él con la lámpara encendida y el puñal en la mano contemplando al dios Eros. Se abalanzó sobre él con ansia, pero una gota de aceite caliente cayó sobre el hombro divino despertándolo y desembarazándose de los brazos de su esposa voló hacia el Olimpo.
Psique, profundamente deprimida y arrepentida de su acción, quiso suicidarse arrojándose a un río cercano, pero éste la depositó en la orilla sin daño alguno y, cuando despertó de su letargo, el dios Pan le aconsejó que pidiera perdón a Eros mostrándose dulcemente sumisa.
Psique, atormentada por los remordimientos, vagaba enloquecida como cuando se pierde el amor. En su deambular sin rumbo llegó a las ciudades de sus hermanas a quienes informó que si subían a la montaña y se arrojaban al vacío, su esposo la recogería y las llevaría al suntuoso palacio. Ellas así lo hicieron, pero Eros no las recogió y ambas perecieron al precipitarse desde la roca.
Al conocer Afrodita que su hijo Eros estaba enamorado de su enemiga Psique, estalló en cólera y profirió graves amenazas e insultos contra el dios del amor.

Hera y Deméter, conocedoras de la situación, defendieron a Eros ante su madre, pero Afrodita ignoró las razones y continuó con su enfado.
Psique continuaba buscando desesperadamente a su esposo y pidió ayuda a Hera y Deméter, pero ambas rehusaron hacerlo aconsejándole que se enfrentara a Afrodita. Siguiendo este consejo se presentó en la morada de su suegra
Fue recibida por una de las criadas, quien, colmándola de insultos, la llevó a la presencia de Afrodita. Ella la entregó a otras dos criadas, Soledad y Tristeza, para que la martirizaran. De nuevo en presencia de la dueña de la mansión, ésta mezcló gran cantidad de granos diferentes y exigiéndole que los debía tener ordenados por clases antes del anochecer. Psique se encontraba desesperada ante la imposibilidad de realizar la tarea encomendada, cuando una hormiga se compadeció de la muchacha y convocando a sus compañeras pudieron terminar el trabajo para la hora convenida desapareciendo a continuación sin dejar rastro.
Afrodita, al ver que se había producido el milagro, supo que, de alguna forma, su hijo había intervenido.
A la mañana siguiente Afrodita encargó a Psique que le proporcionara un vellón de lana dorada de unas ovejas que pastaban en un bosque próximo. Psique se dirigió hacia el bosque con la intención de arrojarse al río que discurría por las proximidades. Sin embargo, una rana la disuadió de sus intenciones y la advirtió que no se acercara a las ovejas mientras les estuviera dando el Sol ya que, en esos momentos eran, muy fieras y podían matarla. Le recomendó que espera a mediodía y cuando las vejas estuvieran descansando, recogiera la lana que había queda enganchada en la vegetación.
Cumplida la segunda misión, la diosa le encargó que le llevara una vasija de cristal llena del agua del manantial que brotaba en lo más alto de la escarpada montaña que daba origen a la laguna Estigia.
Comenzó a escalar trabajosamente la montaña, pero su esfuerzo no pasó desapercibido y de pronto apareció el águila de Zeus que le arrebató la jarra, la llenó de agua y se la devolvió para llevársela a Afrodita.
Pero ésta no quedó satisfecha y le entregó una cajita con el encargo de que fuera al Hades y pidiera a Perséfone que depositara en el interior del cofre un poco de su belleza, para que Afrodita pudiera recuperar la que había perdido cuidando a su hijo de la herida provocada por el aceite hirviendo de la lámpara de Psique.
El camino para llegar al Hades era la muerte y pensando en cumplir su destino subió a una torre altísima desde la que iba a arrojarse buscando una muerte segura. No obstante, la torre la convenció para que no lo hiciera, indicándole minuciosamente el camino que debería seguir para encontrar a Perséfone y advirtiéndole que debía pagar un óbolo al barquero Caronte, tanto a la ida como a la vuelta, además que podía distraer al can Cerbero dándole a comer un pastel de cebada.
Psique superó todos los obstáculos y encontró a la diosa del Inframundo, quien accedió a su requerimiento con lo que volvió al mundo de los vivos, pero no pudo resistir la tentación de abrir la caja para tomar un poco de su contenido y así gustar más a su amado. Lo hizo y del recipiente salió una adormidera que le provocó un sueño estigio.
Entretanto, Eros, ya recuperado de su quemadura, llegó hasta su esposa y recogiendo la adormidera, la devolvió a la caja y despertó a su esposa para que continuara su camino hacia Afrodita, mientras él se dirigió a hablar con Zeus para exponerle su caso.
Zeus, tras escuchar a Eros, ordenó a Hermes que convocara a todos los dioses en asamblea donde expuso su deseo de que se celebrara la ceremonia nupcial entre ambos amantes. Afrodita protestó, pero Zeus la apaciguó diciendo que convertiría a Psique en inmortal para lo que ordenó a Hermes que raptara a Psique y le ofreciera una copa de ambrosía.
A continuación se celebró un banquete de bodas y con el tiempo a Psique y Eros les nació un hijo al que llamaron Placer.

REA
Su nombre significaba flujo (menstrual) o facilidad (del parto) en griego antiguo. Se le identificaba con la diosa frigia Cibeles ya que ambas se representaban en un carro tirado por dos leones. Tras la derrota de Urano, Rea se unió a su hermano Cronos engendrando a Deméter, Hades, Hera, Hestia, Poseidón y Zeus.

Cronos se tragaba a sus hijos recién nacidos pues, por una revelación de Gea y Urano, supo que su destino era ser derrocado por uno de sus hijos, tal como él había destronado a su padre. Por ese motivo Rea estaba enfurecida con su marido y, cuando Zeus estaba a punto de nacer, pidió consejo a Urano y Gea para urdir un plan que le salvara y, más tarde, castigara a Cronos por sus actos contra Urano y sus propios hijos.
Rea se escondió en la isla de Creta, donde dio a luz a Zeus. A continuación engañó a su marido entregándole una piedra envuelta en pañales que éste tragó sin desconfiar.
Escondió a Zeus en una cueva del monte Ida, en Creta, donde fue criado según diferentes versiones por:
a) Su abuela Gea.
b) La cabra Amaltea, mientras una compañía de soldados llamados Coribantes hacían ruido para evitar que Cronos oyese los llantos del niño.
c) Una ninfa llamada Adamantea, quien lo colgó de un árbol evitando con ello que Cronos, que gobernaba el cielo, la tierra y el mar, pudiera verlo.
d) Una ninfa llamada Cinosura a quien Zeus, por agradecimiento, la colocó a su muerte entre las estrellas.
e) Melisa, quien lo alimentó con leche de cabra.
El símbolo de Rea es la luna, aunque también tenía el cisne, por ser un animal delicado, y dos leones, los que tiraban de su carro.
Tras hacerse adulto, Zeus obligó a Crono a regurgitar a sus otros hijos en orden inverso al que los había tragado: primero la piedra, que se la dejó a Pitón bajo las cañadas del Parnaso como señal a los hombres mortales, y después al resto. En algunas versiones, Metis le dio a Crono un emético para obligarle a vomitar los bebés, y en otras Zeus abrió el estómago de Crono. Entonces Zeus liberó a los hermanos de Crono, los Gigantes, los Hecatónquiros y los Cíclopes, de su mazmorra en el Tártaro y mató a su guardiana, Campe. En agradecimiento, los Cíclopes le dieron el trueno, el rayo y el relámpago, que habían sido previamente escondidos por Gea. En una guerra llamada la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos y hermanas junto con los Gigantes, Hecatónquiros y Cíclopes, derrocaron a Crono y a los otros Titanes, que fueron encerrados en el Tártaro, un lugar húmedo, lúgubre, frío y neblinoso en los más profundo de la Tierra. Zeus colocó entonces allí a los Hecatónquiros y a los Cíclopes como los nuevos guardianes de las puertas del Tártaro.
Según Homero Rea es la madre de los dioses, si bien no una madre universal como Cibeles, la Gran Madre frigia, con quien se la identificaría más tarde. Su lugar original de culto estaba en Creta. Allí, cuenta la leyenda, salvó al recién nacido Zeus, su sexto hijo, de ser devorado por Crono, al darle en su lugar una piedra, y lo confió al cuidado de sus guardas, los Coribantes. Estos guardias se convertirían más tarde en escoltas de Zeus y sacerdotes de Rea, celebrando ceremonias en su honor. En tiempos históricos la semejanza de Rea y la Gran Madre asiática, Cibeles Frigia, era tan evidente que los griegos resolvieron el asunto considerando a esta última como su única Rea, que había abandonado su hogar original en Creta y huido a las tierras inexploradas de Asia Menor para escapar de la persecución de Crono. También hubo una versión opuesta, y es probablemente cierto que los contactos culturales con el continente trajeran a Creta el culto de la Gran Madre asiática, quien se convertiría en la Rea cretense.
En la mitología griega, el símbolo de Rea es la luna. Sin embargo, en la romana su símbolo se conocía como el lunar. También tenía otros: el cisne, por ser un animal delicado, y dos leones, supuestamente los que tiraban de su carro.
RESO

Era el dios del río del mismo nombre en la actual Turquía. 

RODEA
Era una oceánide compañera de juegos de Perséfone. Se le confunde con Rodo, la ninfa epónima de Rodas. 

RODIO
Era el dios del río del mismo nombre en la actual Turquía.

SANGARIO:
Era el dios del río del mismo nombre en la actual Turquía.

SELEMNO
Era el dios del río del mismo nombre
.

SELENE
Era una antigua diosa lunar, hija de los titanes Hiparión y Tea, que, más tarde, se identificó, en gran medida, con Artemisa, de tal forma que algunos escritores la describían como hija de Zeus o de Palas. Cuando su hermano Helios completaba su viaje a través del cielo, ella iniciaba el suyo al caer la noche sobre la Tierra.
Selene aparecía representada como una hermosa mujer de rostro pálido, conduciendo un carro de plata tirado por un yugo de bueyes blancos regalo de su amante el dios Pan. En otras ocasiones el carro era tirado por dos caballos y algunas veces se mostraba montando un caballo, o un toro, vestida con una túnica, con una media luna sobre la cabeza y portando una antorcha.
Una leyenda cuenta que Endimión era un cazador, o pastor, tan apuesto que la diosa de la Luna se enamoró de él y, tan fuerte era su sentimiento que pidió a Zeus le concediera una vida eterna. Éste accedió a la petición y así Selene, cuando salía por las noches, lo podía contemplar y estar con él. Llegaron a tener cincuenta hijas que simbolizaban las lunas que contaban los griegos entre dos juegos olímpicos sucesivos.

SÍMOIS
Era el dios del río del mismo nombre en la actual Turquía.


SPONDE
Era una de las doce Horas que, como divinidades menores, controlaban el tiempo del día comprendido entre antes del amanecer hasta después del anochecer. Personificaba las libaciones realizadas tras el almuerzo.

TÁIGETE
Era una de las pléyades hija de Atlas y Pleyone que fue amada por Zeus. Según algunos autores rechazó los requerimientos de del dios y, ante la insistencia de éste, pidió ayuda a la diosa Artemisa, quien la convirtió en la Cierva de Cerinia. Otros autores afirmaban que se entregó al dios y tuvo con él un hijo llamado Lacedemón.

TALASA
Era una diosa primordial del mar, hija de Éter y Hemera, personificación del mar Mediterráneo.
De su unión con Ponto nacieron los nueve Telquines, la ninfa Halia y los peces del mar. También fue madre de Egeón, la personificación del mar Egeo y, a veces, se le atribuye la maternidad de Afrodita al quedar encinta cuando los genitales de Urano cayeron al mar cuando su hijo Cronos lo castró.

TALÍA
Era la mayor de las tres cárites, hija de Zeus y Eurinome, y su misión era presidir los banquetes y fiestas otorgando los dones de la abundancia y la fertilidad. Se distinguía de sus hermanas porque en las representaciones era la única que llevaba flores en la cabeza y además se mostraba totalmente vestida mientras que Eufrósine aparecía semidesnuda y Aglaya sin ropa alguna.

TALÍA
Era la musa de la comedia y de la poesía bucólica. Al igual que el resto de las musas de la época olímpica, era hija de Zeus y Mnemósine y se la consideraba una divinidad de carácter rural. Aparecía representada como una joven con aspecto risueño y mirada burlona llevando entre sus manos una máscara cómica y un cayado de pastor. Su cabeza estaba coronada de hiedra como símbolo de la inmortalidad y su calzado consistía en borceguíes o sandalias. Se le atribuía la maternidad de los coribantes junto con Apolo. 


TALO
Era una de las Horas de la primera generación que representaba a la primavera. Se decía que siempre acompañaba a Perséfone cuando ésta abandonaba temporalmente el Inframundo para acompañar a su madre Deméter, simbolizando con ello el inicio de la primavera. 

TÁNATOS
Era hijo de Nix, la Noche, y personificaba la muerte no violenta. Su misión era hacer cumplir el destino que las Moiras dictaban para cada mortal.
Tenía como hermano gemelo a Hipnos, el sueño.

Tánatos era una criatura oscura que generalmente se representaba como un joven alado con una antorcha en la mano a punto de apagarse. Su papel en los mitos quedó difuminado ante la preponderancia de Hades, el señor del Inframundo. 


TAUMANTE
Era hijo de Gea y de Ponto y estaba considerado como uno de los dioses marinos primordiales. Se unió a la oceánide Electra, engendrando a Iris, Arce y las Arpías.



TEA o TÍA

Su nombre significa “la del amplio brillo” en griego antiguo. Era hija de Urano y Gea y se unió a su hermano Hiperión con quien concibió a Helios, el Sol, Selene, la Luna, y Eos, la aurora. Se le adoraba como protectora de la vista y se consideraba que era la diosa quien otorgaba el brillo al oro, la plata y las gemas.Los antiguos griegos creían que la vista era un rayo emitido por los ojos similares a los del Sol y la Luna, por lo que era lógico que la diosa de la vista fuese también madre de los dioses de estos cuerpos celestes. Tras la Titanomaquia, en la que las Titánides permanecieron neutrales, se fue a vivir al palacio de su hijo Helios.

TELESTO

Era una oceánide hija de Océano y Tetis.


TEMIS
Su nombre en griego antigua significa “la ley de la naturaleza” y era hija de Urano y Gea. Fue la segunda esposa de Zeus y con él engendró a las tres Horas; Eunomia, la disciplina, Diké, la justicia y Eirene, la paz y las tres Moiras: Cloto, Laquesis y Átropos.
Temis era la encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres y cuando se le ignoraba, Némesis aplicaba un castigo. Temis velaba por las relaciones entre los esposos como base de la familia legítima. A los jueces se les consideraba como servidores de Temis. Construyó el Oráculo de Delfos y vivió casi siempre en la Tierra, pero durante la edad de hierro, llena de espanto por los crímenes que se cometían, se trasladó al cielo formando la constelación de Virgo.

TERMESIOS
Era el dios del río del mismo nombre.

TERSÍCORE
Era la musa de la danza, de la poesía ligera que acompañaba al baile y del canto coral. Al igual que el resto de las musas de la época olímpica, era hija de Zeus y Mnemósine y se representada como una joven esbelta, de aspecto jovial y actitud desenfadada. Estaba coronada por una guirnalda de flores y tocaba una liara.
Algunas leyendas hacen a Terpsícore madre, con Aqueloo o Forcis, de las sirenas, a quienes se les consideraba como divinidades marinas dotadas de unas bellas voces que competían con las musas. En el enfrentamiento entre ambas, vencieron las musas y las sirenas se retiraron a las costas de Sicilia donde con su canto atraían a los marineros quienes no podían evitar que sus barcos se estrellaran contra las rocas.

TESPIA
Era hija del dios fluvial Asopo y de Metope. Fue raptada por Apolo siguiendo el consejo de Afrodita y dio nombre a la ciudad de Tespias en Beocia. 

TETIS
Su nombre significa en griego antiguo niñera, abuela o tía y es hija de Urano y Gea. Se unió a su hermano Océano y fue madre de los principales ríos del mundo llamados oceánidas y de tres mil hijas llamadas oceánides. Personificaba las aguas del mundo. Algún autor considera que su nombre es una transformación del acadio Tiamtu que es reconocido como Tiamat, diosa de la Tierra.
Se han encontrado escasas representaciones de Tetis y en una de ellas, en Antioquia, aparece su busto surgiendo de las aguas con los hombros desnudos, y rodeada de peces mientras que en su hombro aparece recostado un timón dorado y de su frente brotan alas grises.
Un mito cuenta que la diosa olímpica Hera no estaba satisfecha con la ubicación de Calisto y Arcas en el cielo, representados por las constelaciones de las Osas Mayor y Menor y pidió ayuda a su niñera, Tetis, quien las maldijo condenándolas a girar en el cielo sin traspasar nunca la línea del horizonte, con lo que se justifica que ambas sean circumpolares.

TETIS
Era una de las cincuenta hijas de Nereo y Doris y nieta de la titánide del mismo nombre.
Tanto Zeus como Poseidón se sintieron atraídos por Tetis, pero una profecía de Temis, según la cual si Tetis tenía un hijo éste superaría a su padre, hizo que los dioses abandonaran el cortejo y encargaran a la mensajera Iris la búsqueda de un mortal que quisiera unirse a Tetis. Iris visitó la escuela del centauro Quirón y entre sus discípulos destacaba por su apostura, inteligencia y valor Peleo, hijo de Éaco, quien fue elegido. Peleo cortejó a Tetis pero ésta, sintiéndose humillada por la actitud de los dioses, lo rechazó. Entonces Quirón aconsejó a Peleo que localizara a la ninfa del mar cuando estuviera dormida en la cueva donde solía hacerlo y la sujetara fuertemente para evitar que escapase cambiando de forma. Ella trató de evadirse transformándose en llama primero y en un león después, pero Peleo pudo controlarla y consiguió que Tetis aceptara casarse con él.
La boda se celebró en el monte Pelión y a ella asistieron todas las deidades y numerosos mortales. Se celebró un banquete que fue amenizado por los cánticos de las musas acompañadas por la música de la lira de Apolo. El novio recibió como regalo por parte de Quirón una lanza de madera de fresno y Poseidón lo obsequió con los caballos inmortales Balio y Janto. Eris, la diosa de la discordia, que no había sido invitada, se presentó en la celebración tratando de encizañarla por rencor y arrojó una manzana dorada con la inscripción “para la más bella” en dirección al grupo que formaban Hera, Atenea y Afrodita. Zeus encargó a Paris que actuara como juez para dirimir quién de las tres era la más digna de poseer la manzana. Paris sentenció que era Afrodita, quien le había prometido, si la elegía a ella, entregarle la mujer más hermosa de cuantas existían. La mujer era Helena, esposa de Menelao, y el cumplimiento de la promesa por parte de Afrodita fue la causa de la guerra de Troya.
Tetis entregando la armadura a Aquiles

Peleo y Tetis tuvieron varios hijos, pero Tetis, recién nacidos, los sometía a un ritual para tratar de hacerlos inmortales exponiendo al fuego su parte mortal durante la noche y ungiéndolos con ambrosía durante el día. Sin embargo no tenía éxito y acababa matándolos. Peleo empezó a sospechar y cuando nació Aquiles, su séptimo hijo, sorprendió a sus esposa quemando al niño y lanzó un grito que fue oído por Tetis quien, arrojando el niño al suelo, desapareció arrastrada por una ráfaga de viento que la depositó en el mar de donde nunca regresó. Aquiles quedó invulnerable físicamente excepto en el talón que su madre no había podido quemar al ser sorprendida.
Boda de Tetis y Peleo

Otra versión cuenta que Tetis hizo invulnerable a su hijo sumergiéndolo en las aguas de la laguna Estigia, pero quedó vulnerable el talón por donde lo había sujetado.
Tras la desaparición de Tetis, Peleo entregó al niño al centauro Quirón para que lo educara.
De Tetis se contaba que cuando Hefesto fue arrojado del Olimpo por Hera o por Zeus, ella, junto a su hermana Eurinome, lo acogieron y cuidaron en la isla de Lemnos donde el dios se dedicó a trabajar como herrero. También se decía que había recibido a Dioniso en un lecho de algas en el mar Eritreo cuando fue expulsado por Licurgo de su reino donde trataba de introducir su culto.
Una profecía decía que el hijo de Tetis tendría una vida larga, pero aburrida, o gloriosa, pero corta. Tetis, preocupada por ello, ocultó a su hijo disfrazado de mujer en la corte de Licomedes cuando se estaba preparando la guerra de Troya. 
No obstante, terminó participando en ella con el resto de los griegos. Viendo que no podría evitar que el destino de su hijo se cumpliera, Tetis pidió a Hefesto que forjase un escudo y una armadura que lo preservara. El dios así lo hizo, pero Tetis rehusó pagarle los favores sexuales que le había prometido como pago.
Cuando Paris mató a Aquiles, Tetis vino del mar con las nereidas para llorar su muerte, y guardó sus cenizas en una urna de oro, levantó un monumento en su memoria e instituyó unas fiestas conmemorativas de la muerte.

TICIO
Era hijo de Zeus y Elara. Hesíodo decía que Zeus había escondido a su amante bajo tierra para salvarla de la ira de Hera y que allí había concebido a Ticio, por lo que algunos autores, como Homero, lo presentan como hijo de Gea.

Se contaba que en cierta ocasión, Leto tuvo que emprender un viaje entre Panopeo y Pito y en el camino fue asaltada por Ticio con intención de violarla. Los gritos de Leto alertaron a sus hijos Artemisa y Apolo y acudieron en su ayuda matando al gigante con sus flechas. Otra versión dice que fue Zeus quien lo fulminó con un rayo y, como era inmortal, fue arrojado al Tártaro. 

TIFÓN
Era un dios primitivo hijo de Gea y Tártaro, conocido por su forma de huracán destructor o de un monstruo alado con una multitud de serpientes enroscadas en sus piernas y lanzando llamaradas por la boca.
Zeus se vio obligado a enfrentarse a la monstruosa criatura en Cilicia en una lucha conocida como la Tifonomaquia.
Al principio, Tifón atacó a Zeus con sus llamas y lo venció cortándole los tendones y encerrándolo en la cueva Coricia, en las proximidades de Delfos.
No obstante, Zeus se recuperó con la ayuda de Hermes y Pan, que le reinsertaron los tendones, y volvieron a luchar venciendo en esta segunda oportunidad el dios del Olimpo utilizando sus poderosos rayos y arrojando al monstruo al Tártaro o sepultándolo bajo el volcán Etna, lo que permite considerar a Tifón como la representación ctónica de las fuerzas volcánicas, es decir, cumplía la misma misión que más tarde correspondería al olímpico Hefesto.
Según Hesíodo, Zeus derrotó fácilmente a Tifón y lo arrojó al Tártaro.
Junto con Equidna engendró a Cerbero, Ortro, Quimera, Esfinge, la Hidra de Lerna, Ladón (el dragón de las Hespérides), el León de Nemea, el Águila de Prometeo, el Dragón de la Cólquida y la Cerda de Cromio.
También es el padre de los peligrosos vientos cálidos generadores de las tormentas que se desataban en el Océano Índico.


TIQUÉ O TIKÉ
Era la personificación de la fortuna que regía la suerte o la prosperidad de una comunidad.
Dependiendo de los autores se le atribuían distintas genealogías. Así, algunos la consideraban una de las oceánides, hija de Océano y Tetis, mientras que otros la hacían hija de Afrodita con Hermes, o bien con Zeus.
Tique podía decidir cuál era la suerte de cualquier mortal, y lo hacía de una forma aleatoria, junto con su ayudante, el dios Pluto. Se le representaba jugando con una pelota, a veces arriba, a veces abajo, como símbolo de la inseguridad de sus decisiones. Por eso nadie debía vanagloriarse de sus riquezas ni dejar de agradecérselo a los dioses, pues esto podía provocar que interviniera la diosa Némesis para ponerle en su sitio. De hecho, Tique estaba muy relacionada, por sus atributos, con Némesis, y con Agathos Daimon (el espíritu del bien). Su equivalente en la mitología romana era la diosa Fortuna.
No tenía una historia propia, ni se le rendía culto alguno. De hecho, su figura como personaje fue desapareciendo y pasó a ser meramente una abstracción del destino.

TIKÉ
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

TITANES
Se conocía con este nombre a un conjunto de deidades primigenias hijos de Urano y Gea. Por extensión se incluían en esta denominación algunos de los descendientes de los titanes propiamente dichos que conformaban la segunda generación titánica. Estos dioses primitivos gobernaron el universo durante la época conocida como edad dorada.
Se distinguían entre los de sexo masculino que eran conocidos como Titánidas y los de género femenino que recibía la denominación de Titánides.
La primera generación de Titanes la componían los seis hijos y las seis hijas de Urano y Gea.

Este grupo, instigado por Gea y comandado por Cronos, se sublevaron contra el orden establecido y derrocaron a Urano a quien Cronos castró con una hoz proporcionada por su madre.

Los Titanidas eran:
Océano, el río que circundaba el mundo.
Ceo, representación de la inteligencia.
Crío, dios de los rebaños y las manadas.
Hiperón, representación del fuego astral.
Jápeto, padre de Prometeo, ancestro de la raza humana.
Crono, que destronó a Urano y fue proclamado rey de los dioses.

Y las Titánides:
Febe, la de la corona de oro.
Mnemósine, personificación de la memoria.
Rea, reina de los dioses con Crono.
Temis, encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres.
Tetis, diosa del mar.
Tea, diosa de la vista.

Algunos autores incluyen en esta generación a Dione, mientras que otros la consideran una oceánide.

Los hijos de las uniones entre Titanidas y Titánides constituyen la segunda generación:
Océano y Tetis engendraron las ninfas llamadas oceánides, a los ríos llamados oceánidas y a los manantiales, aunque ninguno de ellos es incluido en la denominación
Hiparión y Tea engendraron a Helios (el Sol), Selene (la Luna), y Eos (la Aurora).
Jápeto en unión de la oceánide Clímene o de Asia, según versiones, engendró a Prometeo, Epimeteo, Atlas y Menecio.
Crío y Euribia, hija de Ponto, engendraron a Palas, Astreo y Perses.
Ceo y Febe a dos hijas llamadas Leto y Asteria.
Crono y Rea fueron los reyes de los dioses y tuvieron seis hijos: Hestia, diosa del hogar, Hera, diosa de la fidelidad y el matrimonio, Hades, dios del Inframundo, Deméter, diosa de la agricultura, Poseidón, dios del mar, y Zeus, rey de todos los dioses del Olimpo.
Los Titanes fueron derrotados por la generación olímpica en la Titanomaquia y la mayor parte de ellos fueron castigados a permanecer en el Tártaro, la región más profunda del Inframundo. 

TOA
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

TOOSA
Era una ninfa hija de Forcis y Ceto. Se la consideraba como la diosa de las corrientes marinas peligrosas y se la veía como una especie de sirena, es decir, con torso de mujer y cola de pez en lugar de piernas, asemejándose a Escila y Equidna. Fue amante de Poseidón con quien tuvo al cíclope Polifemo.

TRITÓN
Era el dios del río del mismo nombre.

TRITÓN.
Era el dios mensajero de las profundidades marinas hijo de Poseidón y Anfítrite. Al igual que su padre, portaba un tridente, aunque se caracterizaba principalmente por llevar una concha de caracola que tocaba para gobernar las olas obteniendo de ella un sonido tan estridente que se asemejaba al rugir de una bestia salvaje. Se le solía representar como un ser con torso humano y cola de pez, es decir, una versión masculina de las sirenas.
Según Hesiodo vivía con sus padres en un palacio situado en las profundidades marinas y Apolonio de Rodas, en su poema Los Argonautas, lo ubica en las costas de Libia.
Fue padre de Palas y padrastro de la diosa Atenea.

URANO 
Es un dios primordial personificador del cielo. Urano era hijo y esposo de Gea, la Madre Tierra, que, según cuenta Hesíodo en la Teogonía, había concebido a Urano por sí misma. Urano y Gea fueron los padres de la primera generación de Titanes, así como los ancestros de la mayoría de los dioses griegos; sin embargo, ningún culto específico de Urano sobrevivió en la época clásica. El dios no aparece entre los motivos usuales de las ilustraciones de la cerámica griega antigua. Con todo, Gea, Urano y Estigia podían ser reunidos en solemnes invocaciones en la épica homérica.

La mayoría de los griegos consideraba que Urano era un dios primordial, de manera que no se consideraba que tuviera padres, sino que se había generado a partir del Caos, la forma primera del Universo. Sin embargo, Hesíodo afirma en la Teogonía que Urano nació de Gea. Alcmán y Calímaco, poetas, lo presentan como hijo de Éter, el dios de la luz celestial y del éter, el aire que se encuentra en las partes superiores del mundo. Influido por los filósofos, Cicerón afirma en De natura deorum que Urano era descendiente de los antiguos dioses Éter y Hemera (el Día). Según los Himnos órficos, Urano era el hijo de Nix (la Noche).
En la Teogonía, Hesíodo narra que Urano retenía a sus hijos en el seno de su madre cuando estaban a punto de nacer. Gea urdió un plan para vengar el ultraje: talló una hoz de pedernal y pidió ayuda a sus hijos. Solo Crono, el menor de ellos, estuvo dispuesto a cumplir con su obligación, emboscó a su padre cuando yacía con su madre, lo castró con la hoz y arrojó los genitales tras él. Al salpicar la sangre, Gea la recogió, y de ella surgieron los Gigantes, las Erinias y las Melias. Los genitales de Urano produjeron una espuma de la que nació Afrodita Urania. Urano vaticinó que los titanes tendrían un castigo justo por su crimen, anticipando la victoria de Zeus sobre Crono.
De su unión con Gea nacieron:
Los Titanes: Ceo, Clío, Cronos, Hiperión, Jápeto y Océano
Los Cíclopes
Los Hecatonquiros
De la sangre que salpicó de los testículos al ser castrado por Cronos nacieron:
Los Gigantes: Alcioneo, Clitias, Encélado, Equión y Athos.
Las Erinias, deidades primitivas que habitan en Érebo, son Alecto, la colérica, Mégara, la celosa, y Tisífone, la vengadora del crimen.
Las Melias, ninfas de los fresnos, las más antiguas.
De la espuma que se levantó al caer los genitales al mar surgió Afrodita, diosa del amor.

URANIA
Era la musa de la Astronomía y de la Astrología. Unas fuentes la consideraban hija de Urano sin madre conocida y otras la presentaban como hija de Zeus y Mnemósine. Era la menor de las musas de la época olímpica y fue madre con Apolo de Lino. Normalmente aparecía vestida de azul simbolizando el color de la bóveda celeste y manteniendo cerca de sí un globo terráqueo sobre el que parecía medir distancias con un compás que mantenía en la mano. Sobre su cabeza aparecía una diadema de estrellas, astros que también figuraban en su manto.
Algunos autores la consideraban como musa de las ciencias exactas y de las matemáticas, especialmente.

URANIA
Era una de las oceánides hijas de Océano y Tetis.

YACO
Era un epíteto de Dioniso, dios del vino, relacionado estrechamente con los misterios de Eleusis, una pequeña ciudad situada en las cercanías de Atenas, donde se le tenía como el portador de la antorcha en el ceremonial de la fiesta. Por eso era conocido como la estrella que llevaba la luz de los misterios nocturnos y se le relacionaba con Sirio.
El mito de su origen cuenta que Zeus sedujo a su hija Perséfone y a consecuencia de ello nació Zagreo que fue confiado para su educación a Apolo y los curetes, quienes lo ocultaron en el monte Parnaso. Sin embargo, Hera, la celosa consorte de Zeus, lo descubrió y envió a los Titanes para descuartizarlo, pero Zeus hizo huir a los atacantes con sus rayos, aunque éstos ya habían devorado el cuerpo del pequeño excepto el corazón. Entonces, el padre de los dioses, implantó el órgano a modo de simiente de la vida en el vientre de Sémele consiguiendo que volviera a nacer. En otra versión se dice que el propio Zeus se tragó el corazón del niño haciéndolo nacer de nuevo con el nombre de Yaco.

YANTA
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

ZAGREO
Se le consideraba como un avatar de Dioniso, dios del vino, en quien éste se reencarnó. Cuenta el mito que Zeus sedujo a su hija Perséfone y a consecuencia de ello nació Zagreo que fue confiado para su educación a Apolo y los Curetes, quienes lo ocultaron en el monte Parnaso. Sin embargo, Hera, la celosa consorte de Zeus, lo descubrió y envió a los Titanes para descuartizarlo, pero Zeus hizo huir a los atacantes con sus rayos, aunque éstos ya habían devorado el cuerpo del pequeño excepto el corazón. Entonces, el padre de los dioses, implantó el órgano a modo de simiente de la vida en el vientre de Sémele consiguiendo que volviera a nacer. En otra versión se dice que el propio Zeus se tragó el corazón del niño haciéndolo nacer de nuevo con el nombre de Yaco. De las cenizas de los Titanes, fulminados por un rayo de Zeus, nació la humanidad.

ZELO
Era hijo de Palas y Estigia y hermano de Niké, la victoria, Cratos, la fuerza, y Bía, la violencia, formando con ellos parte del séquito de Zeus. Era la personificación del fervor y la dedicación o de la rivalidad y la discordia y se representaba como un sacerdote sosteniendo una lámpara en una mano y un látigo en la otra.

ZEUS
Era el más joven de los hijos de Cronos y Rea. Estaba destinado, al igual que sus cinco hermanos mayores, a ser deglutido por su padre tratando éste de evitar que se cumpliera la profecía de Urano y Gea, según la cual Cronos sería depuesto como gobernador del mundo por uno de sus hijos, tal como él había destronado a su padre. Sin embargo, cuando se aproximaba la hora del parto, Rea recurrió a su madre, Gea, tratando de salvarlo y pensando en que más adelante, cuando Zeus alcanzara la mayoría de edad, Cronos recibiera un castigo por su comportamiento con su padre e hijos. Gea aconsejó a su hija que se escondiera en Creta y cuando se produjera el alumbramiento, le entregara a su esposo una roca envuelta en pañales simulando al recién nacido. Así se hizo y Cronos, confiado, engulló la piedra quedando Zeus a salvo oculto en una cueva del monte Ida.
Existen diversas leyendas sobre su crianza, destacando la que otorga el protagonismo a la cabra Amaltea que lo alimentaba con su leche y con la miel que las abejas del monte elaboraban expresamente para él, mientras que un grupo de curetes, divinidades menores, hacía ruido para evitar que Cronos oyera el llanto del niño. Se contaba que al morir Amaltea, Zeus utilizó su piel para confeccionar la égida, su conocida armadura. Otro mito cita a una ninfa llamada Adamantea quien colgó a Zeus de un árbol haciéndolo así invisible para su padre ya que éste gobernaba sobre la tierra, el cielo y el mar y el niño no se encontraba en ninguno de los tres sitios.
Al llegar a la edad adulta, Zeus, aconsejado por Metis, la Prudencia, hizo ingerir.
a su padre un emético consiguiendo que regurgitara a sus hermanos. Más tarde, tras matar a Campe, la guardiana del Tártaro, liberó a los Hecatonquiros y Gigantes del inframundo donde habían sido recluidos por Cronos. Los Cíclopes entregaron a Zeus el trueno y el rayo en agradecimiento por haberlos liberado.
A continuación, Zeus, sus hermanos, los Hecatonquiros y los Cíclopes, se rebelaron contra los titanes iniciándose la guerra llamada Titanomaquia a resultas de la cual las antiguas divinidades fueron vencidas y encerradas en el Tártaro bajo la custodia de los Hecatonquiros.
Finalizada la guerra, Zeus y sus hermanos, Poseidón y Hades, repartieron el gobierno del mundo mediante sorteo, correspondiendo a Zeus el cielo, a Poseidón el mar y a Hades el inframundo, quedando la Tierra libre del dominio directo de ellos.

El tratamiento que Zeus dio a los Titanes provocó el resentimiento de Gea, quien, por ese motivo, envió a luchar contra él a sus otros hijos, los monstruosos Tifón y Equidna. Zeus venció a Tifón sepultándolo bajo una montaña y respetó la vida de Equidna.
Fue proclamado dios principal del panteón olímpico heleno y gobernaba tanto a divinidades como a humanos. 
Era el dios del cielo y entre sus atributos destacaban el rayo, el águila, el toro y el roble. También se le conocía como dios del trueno lo que permitía identificarlo, de algún modo, con ciertas divinidades mesopotámicas y hurritas utilizando, al igual que aquellas, el cetro como símbolo de su poder. Normalmente se le representaba de pie portando un rayo en su mano derecha o bien, sentado en actitud majestuosa. 
Su principal centro de culto estaba situado en Olimpia, donde cuatrienalmente se celebraba un festival en su honor que incluía los Juegos. El altar consagrado a Zeus estaba compuesto por la ceniza procedente de los sacrificios de animales que se habían realizado a través de los siglos. 
Zeus controlaba la lluvia, el trueno y el rayo, pero, fundamentalmente, su misión era garantizar el orden y la justicia universal. Defendía el cumplimiento de los juramentos y el respeto de la jerarquía social, tanto divina, como humana. Era el intérprete de los Hados[1] a quienes estaba sometido. 
La tradición lo presenta como un dios promiscuo, pese a su matrimonio con su hermana Hera. No obstante las leyendas de sus supuestos amoríos con ninfas y humanas tienden más a justificar el origen divino de las más importantes genealogías terrenales que a mostrar la lascivia del dios. Así, Zeus solía engendrar con una ninfa el fundador, generalmente de carácter epónimo, de un linaje distinguido que perduraría a lo largo del tiempo.

Leyendas
Zeus era hermano y marido de Hera, con quien tuvo a Ares, Hebe y Hefesto, aunque algunas fuentes dicen que Hera tuvo a Hefesto sola. Algunos autores incluyen a Ilitía y Eris como hijas suyas. Zeus es famoso por sus conquistas de muchas mujeres mortales entre las que destacan Sémele, Alcmena, Ío, Europa y Leda y ninfas, de las que nacieron los fundadores de muchas dinastías helénicas. La mitografía olímpica recoge incluso uniones con las diosas Leto, Deméter, Dione y Maya.
Muchos mitos muestran a una Hera muy celosa de estas conquistas amorosas, y enemiga sistemática de todas las amantes de Zeus y de los hijos que tenían con él. Durante un tiempo, una ninfa llamada Eco tuvo el trabajo de distraer a Hera de estas aventuras hablándole incesantemente. Cuando Hera descubrió el engaño, maldijo a Eco a pronunciar sólo las palabras de los demás.
Hera también se representa despreciando profundamente a Ganimedes, un muchacho troyano a quien Zeus llevó al Olimpo para ser copero de los dioses. 

Zeus y Hera

Zeus era una divinidad polifacética y sus múltiples aptitudes están resaltadas por numerosas leyendas en las que resulta protagonista o, al menos, personaje principal.
Una manifestación de su afán por la justicia es la intervención en el conflicto entre los hijos de Euristeo pertenecientes a la estirpe perseida.
Atreo se reivindicaba como heredero del trono por ser el primogénito, pero Triestes, con quien la esposa de Atreo cometía adulterio, se negaba a aceptar el derecho de su hermano. En complicidad con su amante se apoderó de un cordero de oro que poseía Atreo y propuso que el que tuviera el cordero fuera proclamado heredero. Su hermano, ignorante del robo aceptó el reto. Entonces, Triestes mostró el cordero robado y exigió ser proclamado heredero. Atreo solicitó la ayuda de Zeus y éste, por medio de Hermes, le anunció que iba a hacer que el Sol se pusiera por el Este y que debía apostar con su hermano que si eso se produjera Atreo sería nombrado heredero. Triestes aceptó la apuesta y el Sol se puso por Oriente con lo que Atreo recuperó su dignidad y Triestes fue desterrado.

Ejemplos de su soberbia son las leyendas de:
Campaneo quien poseía un cuerpo muy musculoso y era un gran guerrero a lo que acompañaba una enorme arrogancia que, durante el asedio a Tebas, le hizo proclamar que ni Zeus podría evitar que él tomase la ciudad. El dios, al escuchar la osadía, lo fulminó con un rayo.
Salmoneo, que era el hijo de Eolo, rey de Elis y fundador de la ciudad de Salmonia, quiso igualarse a Zeus conduciendo una cuadriga de bronce a la que había atado calderos que producían un estruendo semejante a los truenos de Zeus. Éste lo mató con un rayo arrasando su reino.

Su faceta rencorosa aparece en el mito de Tántalo.
Zeus sentía inquina hacia Tántalo porque éste intentó engañar a los dioses olímpicos pretendiendo que en un banquete al que los había invitado comieran carne de su propio hijo a quien había descuartizado. Más tarde, cuando Tántalo y su amigo Pandáreo robaron el mastín de oro que Hefesto regaló a Rea y que ahora custodiaba el templo de Zeus en Dicte, la paciencia de Zeus se terminó y, tras recuperar el perro, castigó a Pandáreo convirtiéndolo en piedra y a Tántalo lo envió al Tártaro para que durante toda la eternidad permaneciera en un lago con el agua a la altura de la barbilla y bajo un árbol cargado de fruta. Cuando apremiado por la ser o el hambre trataba de beber agua o comer una fruta estas se retiraban de su alcance impidiéndole satisfacer su necesidad. Por otra parte, una gran roca oscilaba sobre él amenazando con aplastarlo.

Perifas es un rey de Atenas aclamado por sus súbditos como si fuera un dios a causa de sus virtudes obteniendo así la estimación de Apolo. Zeus se sintió envidioso por ello y quiso condenarlo en el Tártaro, pero intervino Apolo a favor suyo y fue transformado en águila que, desde entonces, se convirtió en uno de los emblemas de Zeus simbolizando la justicia, el valor y la fuerza.
Quelona era una ninfa que fue invitada a la boda de Zeus y Hera, pero rehusó asistir permaneciendo en su casa como muestra de su desprecio a la boda. Hermes, al advertir su ausencia, la castigó arrojando su casa al agua y, a ella, la convirtió en tortuga por lo, desde entonces, carga con su casa a cuestas.
Ixión prometió a Devoneo un valioso regalo si le permitía casarse con su hija Día, pero como nunca cumplió su promesa, su suegro, en compensación, se apropió de sus yeguas. Ixión, disimulando su resentimiento, invitó a Deyoneo a una fiesta y al llegar, lo arrojó a un foso ardiente ocasionándole la muerte. Este crimen, que vulneraba las leyes de la hospitalidad, le granjeó la enemistad de sus vecinos con lo que ninguno quiso purificarle obligando a Ixión a vivir escondido huyendo de todo trato social. En esa situación imploró perdón a Zeus, que se apiadó de él y, purificándolo, lo invitó a la mesa de los dioses. No obstante, Ixión quiso seducir a Hera, quien indignada se lo contó a su marido. Zeus, pensando simplemente que el beber el néctar de los dioses había trastocado a Ixión, se conformó con desterrarlo simplemente. Pero cuando vio que el ingrato presumía de haber seducido a Hera, le mató con un rayo (la única forma de morir que tenían los que habían probado la ambrosía), y le condenó al Tártaro, donde Hermes le ató con serpientes a una rueda ardiente que daba vueltas sin cesar. 
Sólo descansó de su tormento el tiempo que Orfeo estuvo en los infiernos, pues su maravilloso canto hizo que se parara la rueda.
Otra versión afirma que Hera estaba dispuesta a complacer a Ixión para vengarse de las infidelidades de Zeus, pero enterado éste de lo que se tramaba quiso probar si la situación era cierta y para ello creó a Néfele, una nube con la forma de su mujer, haciéndola aparecer ante Ixión, quien cayó en la trampa procreando a Centauro, padre, junto con yeguas de Magnesia (Tesalia) de los hombres-caballo, que recibían el nombre de ixionadas.
Los Telquines eran unos hechiceros que tenían el poder de provocar el granizo, la lluvia y la nieve, así como de adoptar la forma que desearan. Ovidio cuenta que Zeus nunca les perdonó la facultad de manipular los fenómenos atmosféricos y acabó con ellos convirtiéndolos en rocas o inundando la isla de Rodas. Alguna versión habla de que Artemisa les avisó de las intenciones de Zeus y la mayor parte de ellos logró huir dispersándose por el mar Egeo.

Consortes y descendencia
Deidades
Aix: Egipán 
Deméter: Perséfone, Zagreo 
Dione: Talasa, Afrodita 
Eris: Limos 
Gea: Manes, Orión 
Hera: Ares, Hebe, Hefesto, Ilítia 
Leto: Apolo, Artemisa 
Maya: Hermes 
Metis: Atenea 
Mnemosina: Musas (las tres originales): Aedea, Meletea y Mnemea
Musas (las nueve definitivas): Calíope, Clío, Erato, Euterpe Melpómene, Polimnia, Talía, Tersícore y Urania
Perséfone: Zagreb, Yaco
Selene: Ersa, León de Nemea, Pandia
Temis: Horas (primera generación) Auxo, Carpo y Talo
Horas (segunda generación): Dice, Eirene y Eunomia
Horas (tercera generación): Eporia, Ferusa, Ortosia
Moiras: Átropos, Cloto y Láquesis


Con ninfas y mortales
Alcmena: Heracles
Antiope: Anfión y Zeto
Calisto: Arcas
Carme: Britomartis
Dánae: Perseo
Egino: Éaco
Elara: Tricio
Electra: Dárdano, Harmonía, Iasón
Europa: Minos, Radamantis, Sarpedón
Eurínome: Las Cárites: Aglaya, Eufrósine y Talía
Himalia: Cito, Cronio, Esparteo
Ío: Ceróesa, Épafo
Lamia: Sibila Libia
Laodamía: Sarpedón
Leda: Cástor, Pólux y Helena de Troya
Mera: Locro
Níobe: Argos, Pelasgo
Otreis: Meliteo
Pluto: Tántalo
Pirra: Helén
Sémele: Dioniso
Táigete: Lacedemón
Talía: Palicos
Yodama: Tebe


ZEUXO
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.



Personajes y seres de la mitología griega

ABDERO
Era hijo de Hermes y de madre desconocida. En el curso del octavo trabajo de Heracles, se hizo cargo de la custodia de las yeguas de Diomedes a petición del héroe y fue devorado por ellas, mientras Heracles luchaba contra el propietario de la manada y sus hombres.
Tras la muerte de su amigo, Heracles fundó la ciudad de Abdera en su honor donde, según una leyenda, se instituyeron los Juegos Olímpicos para honrar a Abdero.

ACAMANTE
Era hijo de Teseo y Fedra y hermano de Demofonte. Algunos autores decían de él que, junto a Diomedes, fue comisionado como embajador para exigir a los troyanos la devolución de Helena y así evitar la guerra. Sin embargo, para Homero los embajadores fueron Menelao y Odiseo. Durante su estancia en Troya mantuvo una relación amorosa con Laodicea, hija de Príamo, con quien tuvo un hijo llamado Múnito. Virgilio lo consideraba como uno de los guerreros que penetraron en la ciudad en el interior del caballo de madera. Al finalizar las hostilidades recibió como parte del botín de guerra a Clímene.
A partir de ese momento su historia se confundía con la de su hermano Demofonte ya que también Acamante se detuvo en Tracia durante su viaje de regreso a la patria y se enamoró y casó con Filis, princesa tracia, a quien abandonó para continuar su viaje. Filis lo maldijo y se suicidó y él murió al caerse del caballo sobre su propia espada cuando se hallaba en Chipre.

ACANTA
Era una ninfa a quien Apolo, enamorado de ella, intentó violar, pero ella se defendió arañando el rostro del dios por lo que fue convertida en una planta de acanto. 

ACASTA
Era una oceánide hija de Océano y Tetis.

ACRISIO
Era hijo de Abante y Aglaya, reyes de Argos, y hermano gemelo de Preto. 
Cuando su padre falleció, los hermanos se enfrentaron entre sí por el control del reino. Como ninguno de ellos conseguía la supremacía, acordaron dividir el reino gobernando Acrisio en Argos y Preto en Tirinto.
Acrisio tenía una hija llamada Dánae, pero no podía concebir un hijo, por lo que consultó al oráculo quien le vaticinó que no tendría hijos varones, pero que moriría a manos de un nieto. Ante ello, el rey decidió encerrar a su hija en una torre para que no pudiera mantener relaciones con ningún hombre. No obstante, la muchacha era muy bella y Zeus se encaprichó con ella seduciéndola tras penetrar en la prisión en forma de lluvia de oro y engendrando un niño que se llamó Perseo. Al enterarse de la existencia del niño, Acrisio no se atrevió a matarlo para no enfrentarse al dios, pero introdujo a la madre y al hijo en un cofre que dejó a la deriva en el mar. Zeus, para ayudar a su hijo, pidió a Poseidón que calmara las aguas del mar hasta que el cofre fue rescatado por Dictis llevando a ambos náufragos a su casa en la isla de Sérifos.
Perseo creció y, tras cortar la cabeza de Medusa y rescatar a Andrómeda de las garras del monstruo Ceto, regresó a Argos. Acrisio, al enterarse de la presencia de su nieto, y para evitar el cumplimiento de la profecía, huyó a Larisa donde se celebraban unos juegos sin sospechar que Perseo participaba en ellos. En una de las pruebas, Perseo lanzó un disco que fue desviado por el viento yendo a golpear en la cabeza de Acrisio quien cayó muerto cumpliéndose la profecía. 

ACTEÓN
Era hijo de Aristeo y Autónoe. Heredó de su padre la pasión por la caza en cuyo arte fue iniciado por el centauro Quirón y llegó a ser un afamado cazador.

Artemisa, consagrada a la castidad, estaba bañándose desnuda en los bosques cercanos a la ciudad beocia de Orcómeno, cuando Acteón la encontró casualmente. Se detuvo y se quedó mirándola, fascinado por su belleza enajenante. Como castigo, Artemis lo transformó en un ciervo por la profanación de ver su desnudez y sus virginales misterios, y envió a los propios sabuesos de Acteón, cincuenta, a que lo mataran. Estos lo hicieron pedazos y devoraron sus carnes, para después buscar a su amo por el bosque, sollozando. Entonces, encontraron al centauro Quirón, quien, para consolarlos, construyó una estatua de su difunto dueño. Según cuenta Ovidio en Las metamorfosis (libro III, 151-252), la diosa estaba acompañada de su séquito de ninfas. En otra versión de la leyenda, Acteón alardeó de ser mejor cazador que Artemisa, por lo que ésta lo transformó en un venado que fue devorado por sus propios perros de caza. Existen paralelismos entre la historia de Acteón y la ceguera de Tiresias, que perdió la vista como castigo por ver desnuda a Atenea, y entre Acteón y el mito caldeo y fenicio de Aqht y la diosa Anat.
“El color que suelen tener las nubes cuando las hiere el sol de frente, o la aurora arrebolada, es el que tenía Diana al sentirse vista sin ropa. Aunque a su alrededor se apiñaba la multitud de sus compañeras, todavía se apartó ella a un lado, volvió atrás la cabeza, y como hubiera querido tener a mano sus flechas, echó mano a lo que tenía, el agua, regó con ella el rostro del hombre, y derramando sobre sus cabellos el líquido vengador, pronunció además estas palabras que anunciaban la inminente catástrofe: Ahora te está permitido contar que me has visto desnuda, si es que puedes contarlo”, Las metamorfosis, Ovidio.

ACTIS
Era hijo de Helios y de la ninfa Rodo.
Cuando los telquines, primitivos habitantes de la isla, huyeron al decretar Zeus la inundación que trataba de aniquilarlos, dejaron a Rodo y a sus hijos como únicos gobernantes de Rodas.
Celoso porque su hermano Ténages destacaba por sus conocimientos y habilidades en astrología, náutica y metalurgia, decidió, en compañía de sus hermanos Macareo, Cándalo y Tríopas, asesinarlo. Cuando fue descubierto el fratricidio tuvo que huir de Rodas por el crimen hallando refugio en Egipto, donde fundó la ciudad de Heliópolis en honor a su padre, estableciendo en ella una famosa escuela de Astronomía y Astrología. 

ÁCTOR
Era hijo de Deión y de Diomede y hermano de Céfalo. Casó con Egina, hija del dios río Asopo, que había sido amante de Zeus y madre con él de Eaco. Tuvo varios hijo, pero los desterró de su reino por conspirar contra él nombrando como sucesor a Peleo, marido de su hija Polimela.

ÁCTOR
Era hijo de Mirmidón y Pisídice, hija de Eolo, y fue rey de Ftía en Tesalia. Purificó a Peleo, padre de Aquiles, por la muerte de su hermanastro Foco. Murió sin descendencia nombrando como sucesor a Euritión. 

ÁCTOR
Era hijo de Formante y Hermine y llegó a ser rey de los eleos, pueblo de la Élide. 
Casó con Molíone con quien tuvo dos gemelos monstruosos unidos por la cintura y dotados de una fuerza equiparable a la de Heracles que únicamente pudo vencerlos mediante la astucia. 

ÁCTOR
Era hijo de Poseidón y Agameda, la hija de Augias, rey de la Élide.

ADMETE
Era hija de Euristeo quien encomendó a Heracles que se apoderara del cinturón de la amazona Hipólita para regalárselo a su hija. Fue sacerdotisa de Hera y, cuando su padre murió, huyó de Argos a Samos llevándose la imagen de la diosa consigo. Unos piratas intentaron robar la talla, pero no pudieron zarpar por falta de viento, manifestándose así el deseo de la diosa de permanecer en Samos. 

ADMETO
Era hijo de Feres y de Periclimene, reyes de Feras en Tesalia.
Tomó parte en la expedición de los argonautas y en la caza del jabalí de Calidón. Cuando sucedió en el trono a su padre, fue famoso por su hospitalidad y justicia. 
Apolo, tras ser condenado a servir durante un año a un mortal como castigo por matar a los Cíclopes, eligió la casa de Admeto y se convirtió en su pastor. El dios quedó tan gratamente impresionado por el trato recibido de su anfitrión que hizo que todas las vacas parieran terneros gemelos.

Apolo también lo ayudó a lograr la mano de la princesa Alcestis, la hija de Pelias, rey de Yolco. Alcestis tenía tantos pretendientes que Pelias, para otorgar la mano de su hija, exigía a los aspirantes una tarea extremadamente difícil: debían conseguir que un jabalí y un león tiraran de un carro. Apolo unció a los animales y Admeto condujo el carro hasta Pelias, logrando así casarse con Alcestis.
Sin embargo, en su boda olvidó ofrecer un sacrificio para Artemisa, quien, ofendida, llenó el aposento nupcial con serpientes. Apolo le aconsejó que hiciese un sacrificio a Artemisa y ésta retiró los ofidios.
La mayor ayuda que Apolo prestó a Admeto fue convencer a las Moiras para que aplazasen su muerte el día que debía cumplir su destino. Ellas accedieron a indultar a Admeto si lograba encontrar a alguien que quisiera morir en su lugar. Admeto creyó que uno de sus ancianos padres se ofrecería para ello, pero éstos se negaron y fue Alcestis quien se ofreció a hacerlo por amor hacia él.
Sin embargo, Heracles, cuando se detuvo en Feras camino a su trabajo con las yeguas de Diomedes, al conocer lo sucedido entró en la tumba de Alcestis y luchó contra Tánatos hasta que el dios accedió a liberarla, devolviéndola al mundo de los vivos. Admeto tuvo tres hijos llamados Eumelo, que participó en la guerra de Troya, Hípaso y Perimela. 

ADRASTO
Era hijo de Tálao y de Lisimaca y llegó a ser rey de Argos. Se casó con Anfitea„ hija de Pronax, con quien engendró a: Argie, Hipodamia, Deipile, Egialée, Egialeo y Cianipo.
Preto, rey de Argos, dividió el reino entre Adrasto y los hijos de Amitaón, Biante y Melampo. Pronto la discordia hizo su presencia entre las tres casas reinantes y Anfiarao, descendiente de Melampo, mató a Tálao, padre de Adrasto, obligando a éste huir y refugiarse junto a su abuelo Pólibo, rey de Sición quien, al morir sin hijos varones le dejó el trono. Más tarde volvió a Argos tras reconciliarse con su primo Anfiarao. Sin embargo, Adrasto no había perdonado al autor de la muerte de su padre y pensando en tener la oportunidad de vengarse algún día convino el matrimonio entre su primo y su hermana Erifila con la condición de que si en algún momento existía una desavenencia entre ellos aceptarían el arbitraje de Eurifila.
Entre tanto, Polinice, hijo de Edipo, había sido expulsado del trono de Tebas por su hermano Eteocles, al tiempo que Eneo, rey de Calidón, había expulsado de su reino a su hijo Tideo por un crimen cometido. Ambos jóvenes huyeron disfrazados con pieles de león y jabalí y pidieron asilo en el palacio de Adrasto donde comenzaron a discutir entre ellos. El anfitrión los oyó disputar y al ver sus disfraces, se acordó de que un oráculo había predicho que casaría a sus hijas con los dos animales, concediendo entonces la mano de su hija Argía a Polinices y la de Deípile a Tideo prometiéndoles que les devolvería el trono perdido. Así organizó la guerra conocida como “Los siete contra Tebas”, llamada de esta forma porque fue dirigida por siete príncipes: Adrasto, Polinice, Tideo, Anfirao, Capaneo, Hipomedonte y Parténope. Capaneo fue aniquilado por un rayo de Zeus, y Adrasto se salvó gracias a Arión, el corcel divino que le había regalado Heracles. Los tebanos rechazaron el ataque y ni siquiera permitieron a los expedicionarios enterrar a sus muertos. Más tarde, Adrasto solicitó la ayuda de Teseo, quien, después de derrotar a los tebanos, enterró los cadáveres de los soldados de Adrasto en Eleusis.
Diez años más tarde, Adrasto condujo a los hijos de los que hablan muerto en el primer enfrentamiento a una segunda guerra contra Tebas, conquistándola y destruyéndola, pero perdiendo en la batalla a su hijo Egialeo y muriendo de pena al regresar a Megara, donde, al igual que en Atenas y Sición, se le honraba como un héroe.

AÉROPE
Era hija de Catreo y nieta de Minos, el legendario rey de Creta. Una profecía había anunciado a su padre que moriría a manos de uno de sus hijos, pero él lo mantuvo en secreto. Sin embargo, su hijo Altémenes lo descubrió, y huyó a Rodas con su hermana Apemósine tratando de evitar que se cumpliera la predicción del oráculo. Entonces, sabiendo que su secreto había sido descubierto, Catreo entregó a Aérope, y a su hermana Clímene, a Nauplio para que las vendiera como esclavas en un país extranjero. Éste las llevó a Argos, donde la primera fue comprada y desposada por el rey Plístenes, con quien fue madre de Agamenón, Menelao y Anaxibia.
Otra tradición cuenta que Aérope fue entregada por su padre a Nauplio no sólo por temor a morir sino porque había descubierto que su hija mantenía relaciones con un esclavo. Según esta versión Aérope casó con Atreo, quien habría sido el padre de Agamenón, Menelao y Anaxibia.
Estando casada con Atreo, Aérope fue seducida por Tiestes y, para complacerlo, se apoderó del vellocino de oro de su marido entregándoselo a su amante lo que permitió a éste ocupar el trono de Micenas en lugar de Atreo, quien, sin embargo, lo recuperó por la intervención de Zeus. Para vengarse, Atreo arrojó a Aérope al mar, mató a los hijos de Tiestes, los cocinó y los sirvió a su mesa. Tiestes comió la carne sin sospechar, pero cuando Atreo le informó de lo que había comido vomitó y maldijo para siempre a los atridas.
Tiestes y Aérope

AÉROPE
Era hija del rey Cefeo de Etiopía y de Casiopea. Quedó embarazada de Ares, pero murió al dar a luz. Sin embargo, Ares hizo que su cadáver amamantase al recién nacido a quien llamó Aeropo. 

AÉROPO
Era hijo de Ares y de Aérope, hija de Cefeo rey de Etiopía. Su madre murió al dar a luz, pero Ares hizo que su cadáver amamantase al recién nacido. 

AGAMEDA
Era una hechicera, hija primogénita de Augias, rey de Élide, y de Epicaste, que destacaba tanto por su hermosura como por su conocimiento sobre todas las drogas y plantas medicinales que existían en la tierra.
De su matrimonio con Mulio, un general del pueblo epeo de la Élide, no tuvo descendencia, pero con el dios Poseidón fue madre de Dictis, Belo y Áctor. 

AGAMENÓN
Era hijo de Atreo y de Aérope, reyes de Micenas, y hermano de Menelao y Anaxibia o Astíoque.
Ambos hermanos, junto a su primo Egisto, hijo de Tiestes, fueron educados en la corte de Micenas. Cuando se hicieron adultos Atreo envió a Agamenón y Menelao a buscar a Tiestes. Lo hallaron en Delfos y fue llevado ante Atreo, quien lo encerró en una mazmorra., ordenando a Egisto que le diera muerte. Cuando se disponía a obedecer la orden, Tiestes reconoció como suya la espada que llevaba el joven y supo que era su hijo. Entonces se identificó ante él y Egisto mató a su tío Atreo y, tras expulsar de Micenas a sus primos Agamenón y Menelao, entregó el trono a su padre. Los desterrados hallaron refugio en la corte del rey Tindáreo en Esparta. Allí, tras dar muerte a Tántalo, marido de Clitemnestra, y a su hijo, fue obligado por los Dióscuros a contraer matrimonio con ella como reparación por su crimen. Del matrimonio nacieron Electra, Orestes, Ifigenia y Crisóstemis.
Máscara de Agamenón

Más tarde, tras recuperar el trono de Micenas, bien pacíficamente o al frente de un poderoso ejército, según versiones, Agamenón conquistó Sición convirtiéndose en el rey más poderoso de la Hélade.
Cuando Paris raptó a Helena, todos los caudillos aqueos fueron convocados para que cumplieran su juramento de ayudar a Menelao si éste lo necesitaba. La reunión se celebró en Argos, en el palacio de Diomedes, y en ella se nombró a Agamenón líder de la coalición griega, quizá por ser el rey más poderoso o por haberse ganado la voluntad de la asamblea con valiosos regalos.
Tras dos años de preparativos, la flota griega se congregó en el puerto beocio de Áulide y estando allí sucedió un hecho singular. Cuando se estaba ofreciendo un sacrificio bajo un árbol, un dragón salió reptando y devoró un nido situado en el árbol que contenía ocho polluelos y su madre. El adivino Calcas interpretó la señal como un indicio de que los griegos lucharían contra Troya durante nueve años, pero al décimo la ciudad caería. Por otra parte, Agamenón cazó un ciervo en un bosque consagrado a Artemisa y se jactó de ser mejor cazador que la diosa. Ésta se enfureció y provocó una calma absoluta en el mar de forma que los griegos no podían abandonar el puerto por falta de viento. Los videntes declararon que la ira de la diosa no podría ser aplacada a menos que Ifigenia, la hija de Agamenón, le fuese ofrecida como sacrificio. Diomedes y Odiseo fueron enviados a buscarla a Micenas con el pretexto de que debía desposarse con Aquiles. Sobre si se consumó el sacrificio existían dos versiones. Unos afirmaban que, en efecto, el sacrificio se realizó, pero otros decían que la diosa había sustituido a Ifigenia por una cierva y había llevado a la muchacha a Táuride convirtiéndola en su sacerdotisa. Tras esto cesó la calma y la armada partió hacia la costa de Troya.

Mito de Ifigenia

En una de las muchas escaramuzas que existieron, los griegos saquearon la isla de Crise tomando prisionera a Criseida, hija del sacerdote de Apolo, Crises, y entregada como regalo a Agamenón, quien la hizo su concubina. Crises intentó en vano rescatarla y, finalmente, pidió ayuda a Apolo, quien hizo que una peste atacara el campamento griego. Los augures informaron que desaparecería la peste si Criseida era devuelta a su padre. Así se hizo, pero entonces Agamenón reclamó para sí a Briseida que era amante de Aquiles. Éste se vio obligado a ceder, pero se retiró con sus mirmidones del campo de batalla, lo que permitió a los troyanos ganar terreno.
Zeus envió un sueño a Agamenón para persuadirle de que liderara a los griegos en la batalla contra los troyanos y éste, para poner a prueba a los aqueos, les dio permiso para volver a casa, lo que gustosamente se disponían a hacer si Odiseo no hubiera reavivado su valor persuadiéndolos para volver a la lucha.
Cuando Héctor desafió al más valiente de los griegos, Agamenón se ofreció a luchar contra él, pero fue elegido por sorteo Áyax. Tras haber sufrido varias derrotas, Agamenón, abatido, trató de finalizar las hostilidades y emprender el regreso, pero los demás héroes se opusieron y continuó la contienda. Quiso reconciliarse con Aquiles para que volviera al combate, pero éste rehusó y, entonces fueron convocados los jefes a una asamblea para determinar las medidas a adoptar. Odiseo y Diomedes fueron enviados como espías para tratar de averiguar alguna circunstancia que permitiera inclinar la situación del lado griego. Ante el avance victorioso de Héctor, quien trataba de incendiar la flota griega, Agamenón aconsejó de nuevo a los griegos que huyeran, pero Odiseo y Diomedes se resistieron otra vez convenciéndolo para regresar a la batalla. 
También intervino Poseidón infundiéndole nuevo coraje. La situación apremiante de los aqueos indujo a Patroclo, íntimo amigo de Aquiles, a vestir su armadura, empuñar sus armas y luchar valerosamente contra los troyanos quienes creyeron que se enfrentaban a Aquiles y sus mirmidones lo que provocó su retroceso. En el curso de la acción, Patroclo murió motivando a Aquiles para retornar a la batalla que ya no abandonaría hasta la victoria final.
Una vez tomada Troya, Agamenón recibió como botín de guerra a Casandra, la profetisa hija de Príamo condenada a no ser creída. Tuvo un regreso accidentado a causa de las tormentas y cuando llegó a la Argólida, dominada por su primo Egisto, que había seducido a su esposa Clitemnestra, fue invitado por éste a un banquete en el que tanto Agamenón como sus compañeros murieron a manos del amante de su esposa y también Clitemnestra asesinó a Casandra. 

ÁGAVE
Era hija de Cadmo, el fundador de Cadmea más tarde Tebas y de la diosa Harmonía, hija de Ares. Era hermana de Autónoe, Ino y Sémele, madre de Dioniso, y se casó con Equión, uno de los cinco espartos, con quien fue madre de Penteo, que llegó a ser rey de Cadmea, y de una hija llamada Epiro, que fue seguidora de Dioniso.
Eurípides contaba cómo Penteo prohibió que en su reino se instaurara el culto a su primo Dioniso porque no reconocía su divinidad. En venganza, el propio dios lo atrajo hasta un bosque donde fue descuartizado por sus seguidoras, las ménades, y mutilado por su propia madre.

Otra versión decía que Sémele, estando embarazada de Dioniso, fue destruida al ver el esplendor de Zeus. Sus hermanas difundieron la historia de que solo había intentado ocultar su culpa, al pretender que Zeus era el padre de su hijo, y que su destrucción fue un justo castigo por su falsedad. Por esta calumnia, Ágave sería más tarde severamente castigada pues cuando Dioniso llegó a Tebas obligó a las mujeres a celebrar sus fiestas dionisíacas en el monte Citerón. 
Penteo, deseando evitar o detener estos rituales, fue en persona al monte, pero allí fue descuartizado por su propia madre Ágave, quien en su frenesí creyó que era una bestia salvaje. Cuando volvió en sí y descubrió su crimen huyó a Iliria, donde se casó con el rey Licoterses, al que luego asesinó para entregar el reino a sus padres. 

AGENOR
Hijo de Poseidón y Libia, hermano gemelo de Belo. Desterrado por su hermano, llegó a reinar en Tiro y en Sidón. Casó con la náyade Telefasa, hija del dios río Nilo, con quien tuvo a Europa, Cílix, Fénix y Cadmo. Cuando Zeus raptó a Europa envió a sus hijos a la búsqueda de su hermana, advirtiéndoles que no regresasen sin ella. Al no encontrarla se asentaron en diversos territorios. 

AGENOR
Era hijo de Fegeo y autor, junto a su hermano Pronoo, del asesinato de su cuñado Alcmeón instigado por su padre. Alcmeón había abandonado a su esposa Alfesibea, la hermana de Agenor, para casarse con otra mujer, que le exigió la entrega del collar de Erífile, en poder de su antigua esposa, para continuar con él. Alcmeón, con objeto de obtener el collar sin violencia, fingió que lo necesitaba para entregarlo al oráculo de Delfos y liberarse así de las Erínias, que lo estaban persiguiendo. Fegeo, enterado del engaño, ordenó a sus dos hijos que lo mataran al salir de su casa. Alfesibea, que lo ignoraba todo, presenció la muerte de su marido a manos de sus hermanos y les lanzó una maldición según la cual morirían antes de la siguiente luna nueva. Fegeo aconsejó a sus hijos que se dirigieran a Delfos para purificarse del asesinato, pero éstos quisieron convencer a su hermana para que retirara la maldición y, al desviarse de su camino, fueron asaltados por los hijos de Alcmeón, que les dieron muerte.

AGLAULO
Era una hija de Acteo casada con Cécrope, con el que fue madre de Aglauro, Eresictón, Herse y Pándroso.

AGLAURO
Era hija del primer rey de Atenas, Cécrope, y de Agraulo, la hija de Acteo, el anterior gobernante del territorio. Su padre instituyó los conceptos de matrimonio y familia.
Fue amante de Ares y Hermes. Con el primero fue madre de Alcipe y con el segundo, de Cérix.
En una ocasión, Hefesto intentó violar a Atenea, pero ésta le rechazó. El semen del dios cayó en la tierra fertilizándola, naciendo de esta manera Erictonio, el futuro rey de Atenas. Gea no quiso hacerse cargo de él y lo entregó a Atenea, quien no deseando ver manchada su reputación de diosa virginal, lo colocó en una canasta cerrada y lo entregó a Aglauro y a su hermana Herse prohibiéndoles expresamente que la abrieran. Ambas hermanas no pudieron contener su curiosidad y destaparon la cesta contemplando al pequeño que tenía la mitad inferior del cuerpo con forma de serpiente. La impresión fue tan terrorífica que se volvieron locas y se suicidaron arrojándose desde la Acrópolis de Atenas. Alguna versión decía que se suicidaron impulsadas por la serpiente que estaba enroscada en el cuerpo de Erictonio. Aún existía una tercera versión en la que las hermanas murieron aplastadas por una roca que les lanzó Atenea al enterarse de que había sido desobedecida. Se decía que el origen del monte Licabeto era el peñasco que les arrojó la diosa.
Para Ovidio la historia era distinta. Según el poeta latino, Hermes se enamoró de Herse y pidió a su antigua amante que le ayudara a convencer a su hermana para que accediera a los requerimientos del dios, pero Aglauro, sintiéndose muy celosa, impidió que el dios pudiera ver a su hermana, por lo que el mensajero de los dioses, enfurecido, la transformó en una roca.
Según Plutarco, Aglauro se sacrificó voluntariamente para salvar Atenas. Decía que la ciudad estaba en guerra y a causa de ello su prosperidad iba disminuyendo de forma alarmante. Se consultó a un oráculo buscando la forma de salvar la situación desesperada y éste anunció que Atenas se salvaría si alguien se sacrificaba voluntariamente por el bien de su ciudad. Entonces, Aglauro se arrojó desde la Acrópolis y, por ello, los atenienses celebraron desde entonces festivales en su honor construyendo un templo en el lugar de su muerte. En ese templo, los jóvenes atenienses prometían defender su patria hasta la muerte durante la ceremonia en la que se les otorgaba la categoría de guerreros.
Aglauro es convertida en piedra

AGLAURO
Era hija de Erecteo y de su hija Procris por lo que Aglauro era hermanastra de su propia madre.

ÁGUILA DE PROMETEO, EL
Kaukasios o Ethon era un ave gigantesca hijo de Tifón y Equidna. Zeus le encomendó la misión de devorar a diario el hígado de Prometeo como castigo por haber robado el fuego a los dioses y entregárselos a los humanos. Durante el día devoraba la víscera que durante la noche se reproducía por ser el titán inmortal. 

AIX
Aix era una cabra mitológica que proporcionó leche para amamantar a Zeus cuando, recién nacido, fue escondido por su madre Rea en Creta, al cuidado de Amaltea, para evitar que fuera devorado por su padre Cronos. En algunas leyendas se confunde a Amaltea, nodriza de Zeus, con la cabra Aix. Cierta versión la presentaba como una ninfa que concibió un hijo con Zeus llamado Egipán.

ALCEO
Era hijo de Perseo y Andrómeda y, por tanto, descendiente de Zeus por línea paterna y de Poseidón por la materna.
Casó con Astidamía, hija de Pélope, y reinó en Tirinto. Tuvo una hija llamada Anaxo y un hijo llamado Anfitrión. 

ALCEO
Era hijo de Heracles y de Onfale y de él descendían los reyes de Lidia y Nino, rey asirio. 

ALCESTIS
Era hija de Pelias y de Anaxibia, reyes de Yolcos, en Tesalia. Casó con Admeto con quien tuvo a Eumelo y Aspasia.
Admeto, Alcestis de vuelta del Hades y Heracles con la piel del León de Nemea

Era tan bella que numerosos pretendientes aspiraban a su mano. Pelias, para librarse de ellos, declaró que daría su hija en matrimonio a quien llegara a su corte en un carro tirado por un león y un jabalí. Admeto, con ayuda de Apolo, lo consiguió. Llegado el momento de la muerte de Admeto, Apolo convenció a las Moiras para que le prolongaran la vida y éstas aceptaron si alguien se ofrecía a morir en su lugar. Admeto creyó que sus ancianos padres lo harían, pero rehusaron y entonces Alcestis se ofreció por amor y murió. No obstante, poco después llegó Heracles de camino para uno de los trabajos encomendados por Euristeo y, al enterarse del suceso, entró en la tumba de Alcestis y tras luchar contra Tánatos, logró devolverla al mundo de los vivos. 

ALCIMEDA
Hija de Fílaco y de Clímene. Esposa de Esón y madre de Jasón y de Prómaco. Cuando se enteró de la muerte de su esposo y de su hijo pequeño, se suicidó. 

ALCÍNOO
Era hijo de Nausitoo y llegó a ser rey de los feacios en Esqueria. Casó con su sobrina Arete, hija de Rexenor, con quien fue padre de Nausicaa, Laodamante, Halio y Clitoneo.
Acogió a Jasón y a Medea en su huida de Cólquida tras apoderarse del vellocino de oro y cuando llegaron los emisarios colcos exigiendo la entrega de Medea, les respondió que se la entregaría únicamente en el caso de que ella fuera aún virgen. Informados de ello, Jasón y Medea consumaron entonces su matrimonio.
Su hija Nausicaa encontró en la playa a Odiseo que había naufragado y se enamoró de él. Alción se mostró dispuesto a permitir el matrimonio, pero el héroe troyano le narró sus andanzas y, en vista de ello, el rey le ayudó a proseguir su viaje. 
Ulises en la corte de Alcínoo

ALCIPE
Era hija del rey Enómano, de Pisa, quien ordenaba asesinar a todos los pretendientes de su hija Hipodamía, y colgaba las cabezas en su carro como adorno. Alcipe casó con Eveno, hijo de Ares o de Heracles, y tuvo con él una hija llamada Marpesa.

ALCIPE
Era hija de Ares y de Aglauro y se contaba que cierta vez Halrrotio, un hijo de Poseidón, intentó violarla en una colina cercana a la fuente de Asclepio. Ares observó el intento de violación y allí mismo dio muerte al agresor. Poseidón, enfurecido por la muerte de su hijo, convocó el primer juicio por asesinato de la historia: un tribunal formado por dioses que juzgó a Ares, pero fue absuelto por falta de testigos. A partir de entonces el lugar fue conocido como la colina de Ares y allí se reunía el tribunal del Aerópago.

ALCIPE
Era la esposa de Eupálamo con quien fue madre de Dédalo. 

ALCMENA
Era una mortal hija de Electrión, rey de Micenas y de su esposa, Anaxo y, por parte de padre, nieta de Perseo. Estaba prometida a su primo Anfitrión cuando Pterelao, también primo suyo y aspirante al trono de Micenas, se alzó en armas contra Electrión y en el curso del enfrentamiento perecieron los hijos de ambos contendientes. Los tafios, pueblo comandado por Pterelao, hostigaban al reino de Micenas robándoles ganado y en cierta ocasión, cuando volvían de recuperar un rebaño sustraído, un animal enfurecido huyó de la manada y Anfitrión, tratando de impedir su fuga, le lanzó un palo para detenerlo, pero éste rebotó golpeando a Electrión, quien cayó muerto.
Zeus y Alcmena

A causa de eso, Esténelo, el rey de Argos, de quien dependía Micenas, desterró a Anfitrión que, junto con su ya esposa, se instaló en Tebas. Alcmena había jurado que mientras no fueran vengados sus hermanos no yacería con su marido, por lo que éste emprendió una nueva campaña contra los tafios.
La noche que Anfitrión regresaba victorioso, Zeus, encaprichado de Alcmena, adoptó la figura de Anfitrión e hizo el amor con ella dejándola embarazada de Heracles. Esa misma noche, Anfitrión regresó a su hogar yaciendo también con su esposa quedando ésta embarazada de Ificles. Cuando iban a nacer los gemelos, Hera, enterada del adulterio de Zeus, logró persuadir a su esposo haciéndole jurar que el primer niño nacido esa noche miembro de la estirpe de Perseo, sería un rey importante. Zeus juró y, tras ello, Hera fue a casa de Alcmena y ralentizó el nacimiento de Heracles sentando a la parturienta con las piernas cruzadas y las ropas atadas con nudos. Asimismo, provocó el nacimiento anticipado de Euristeo, primo hermano de Anfitrión y sobrino de Alcmena y, por tanto, descendiente de Perseo, quien sería rey en lugar de Heracles merced al juramento de Zeus.
Hera intentó evitar por completo el nacimiento de Heracles, pero Galantis, la sierva de Alcmena, lo impidió al informar a Hera que el niño ya había nacido. Al enterarse del engaño, la diosa se enfureció y transformó a Galantis en una comadreja. Posteriormente, y según algunas versiones, Alcmena contrajo segundas nupcias con Radamantis, en Beocia.

ALCMEÓN
Era hijo de Anfiarao y de Eurífile.
Eurifie, a cambio del collar de Harmonía que le entregó Polinices, persuadió a su marido para que tomara parte en la expedición de los siete contra Tebas. 
Anfiarao se vio obligado a hacerlo, pero sabiendo que iba a morir según le había vaticinado un oráculo, pidió a sus hijos que matasen a su madre cuando fueran mayores. Cuando los epígonos, descendientes de los siete contra Tebas, preparaban una segunda expedición para vengar la muerte de sus padres, el oráculo les vaticinó la victoria si Alcmeón era su líder. Éste rehusó asumir la responsabilidad, pero su madre, esta vez a cambio de la túnica de Harmonía recibida de Tersandro, hijo de Polínices, lo indujo a unirse a la expedición en la que mató a Laodamante, hijo de Eteocles.
Tras la caída de Tebas, Alcmeón, al conocer la razón por la que su madre le había inducido a tomar parte en la expedición, la mató, junto a su hermano Anfiloco, por consejo de un oráculo de Apolo. Por este acto se volvió loco y fue perseguido por las Erinias, huyendo de las cuales llegó a Psófile donde el rey Fegeo lo purificó y lo casó con su hija Arsínoe a quien entregó el collar y la túnica de Harmonía. Pero se desató una hambruna motivada por haber dado muerte a su madre y un oráculo le aconsejó que marchase a Aqueloo donde existía una tierra que por haberse formado después de la muerte de su madre no estaba maldita para él. El dios río le entregó en matrimonio a su hija Calírroe, quien deseaba poseer el collar y la túnica de Harmonía.
Entonces Alcmeón se dirigió a Psófide con la intención de que su anterior esposa Arsínoe se los entregara con el pretexto de depositarlos en Delfos para librarse de su locura. Arsínoe accedió a su petición, pero cuando su padre supo que los tesoros eran para Calírroe hizo que sus hijos lo mataran. No obstante, los hijos de Alcmeón y Calírroe se vengaron instigados por su madre.
Alcmeón acosado por las Erinias

ALCÓN
Era un arquero cretense hijo de Ares con madre desconocida.

ALETES
Era hijo de Egisto y Clitemnestra. Orestes, tras haber dado muerte a su madre y a Egisto, amante de ésta, se dirigió a Tauride huyendo de las Erinias y fue capturado junto a su amigo Pilades para ser sacrificados a la diosa Artemisa. A Micenas llegó la noticia de que ambos habían muerto y Aletes ocupó el trono. No obstante, Orestes, junto a Pilades, fue liberado por Ifigenia y, al regresar a Micenas mató al usurpador recuperando el trono. 

ALOEO
Era hijo de Poseidón y Cánace.

ÁLOPE
Era hija de Cerción, rey de Eleusis, y poseía una belleza tan deslumbrante que Poseidón se sintió atraído por ella y, adoptando la forma de un pescador, la sedujo, naciendo de esta unión un niño llamado Hipotoonte que fue entregado a una yegua para que lo amamantase. Unos pastores hallaron al niño y lo llevaron a la corte de Cerción, donde Álope reconoció que era hijo suyo. El rey, encolerizado, hizo ejecutar a su hija y abandonar al niño que fue encontrado de nuevo por unos pastores quienes lo criaron. Poseidón transformó a su amada en la fuente que llevaba su nombre que también inspiró el de la ciudad en Tesalia denominada así. 

ALTEA
Era hija de Testio, rey de Etolia, y de Eurítemis. Se casó con Eneo, rey de Caledonia, con quien fue madre, entre otros, de Climeno, Meleagro, Perifas, Eurimede, Melanipe y Deyanira. Alguna versión, no obstante, considera que Meleagro era fruto de su relación con Ares y que el padre de Deyanira fue Dioniso. También se decía que tuvo a Anceo con Poseidón.
Las Moiras, al nacer Meleagro, predijeron que sólo viviría el tiempo que tardara en consumirse un trozo de leña que estaba ardiendo en el hogar familiar. Altea recogió el tizón, lo apagó y lo ocultó inmediatamente. Más tarde, cuando Meleagro, terminada la cacería del jabalí de Caledonia, discutió con los hermanos de su madre y los mató, Altea colocó el tizón sobre el fuego ocasionando la muerte de su hijo tras lo que suicidó. 

AMAZONAS
Las leyendas cuentan que las amazonas constituían una antiquísima nación de mujeres guerreras a quienes Heródoto situaba en una región de Sarmacia, fronteriza a Escitia, aunque otros autores las ubicaban en las proximidades del Ponto Euximio (mar Negro). Los griegos decían que las amazonas se cortaban el pecho derecho para poder manejar el arco y disparar venablos sin entorpecimiento alguno. De entre sus reinas destacaban Pentesilea, que participó en la Guerra de Troya, y su hermana Hipólita, poseedora de un cinturón mágico regalo de su padre, Ares, el dios de la guerra.
A las amazonas se les atribuía la fundación de diversas ciudades como Esmirna y Éfeso.
Según el mito, ningún varón podía residir en su país, pero una vez al año, al objeto evitar su extinción, visitaban una tribu vecina para relacionarse sexualmente con hombres. Los niños que nacían tras las visitas eran sacrificados, entregados a sus padres o abandonados a su suerte. Las niñas eran criadas por sus madres y adiestradas en las labores del campo, la caza y la guerra.


Existen diversas leyendas sobre las amazonas. En una de ellas se habla de la invasión de Licia donde se enfrentaron y fueron derrotadas por Belerofonte. Otra, narra como la reina Mirina las condujo a la victoria en un enfrentamiento con los atlantes. También se decía que habían atacado a los frigios, pero que éstos habían vencido gracias a la ayuda de Príamo, futuro rey de Troya, a quien, pese a ello, ayudaron en la guerra contra los griegos bajo el mando de su reina Pentesilea, que murió a manos de Aquiles.
También se decía que habían emprendido una campaña contra la isla de Leuce, situada en la desembocadura del Danubio, donde Tetis había depositado las cenizas de Aquiles, pero tuvieron que abandonar su intento porque el fantasma del muerto asustó a los caballos que se encabritaron descabalgando a sus jinetes y obligándolas a retirarse.
Euristeo, a petición de su hija Admite, encargó a Heracles la misión de apoderarse del cinturón mágico de Hipólita. No existe unanimidad sobre el procedimiento que utilizó el héroe para hacerse con él. Unas versiones afirman que Hipólita se enamoró de Heracles y le entregó el cinturón voluntariamente, mientras que otras afirman que Heracles secuestró a Melanita, hermana de Hipólita, y exigió el cinturón como rescate.

Listas
Los nombres, y el número de amazonas, que componían el séquito de las reinas variaban según distintas versiones. No obstante la mayoría de los autores citan a:
Ainia, una de las doce que acompañaron a Pentesilea a la Guerra de Troya.
Antianira, sucesora de Pentesilea como reina de las amazonas.
Antíbrota, una de las doce que acompañaron a Pentesilea a la Guerra de Troya.
Antíope.
Apasa, la fundadora de Éfeso.
Asteria, muerta por Heracles.
Cleta, una de las doce que acompañaron a Pentesilea a la Guerra de Troya. El barco en el que viajaba perdió el rumbo a causa del vendaval y recaló en Italia, donde fundó la ciudad de Clete.
Helena, murió a causa de las heridas recibidas luchando contra Aquiles.
Hipo.
Hipólita, la reina que poseía un cinturón mágico regalo de su padre, Ares.
Lámpado.
Lisipe, la fundadora de la ciudad de Temiscira.
Marpesa
Melanipa, hermana de Hipólita secuestrada por Heracles que fue liberada a cambio del cinturón mágico.
Mirina, condujo a las amazonas en sus victorias sobre los ejércitos de los atlantes y de las gorgonas.
Otrera, madre de Hipólita y Pentesilea con Ares.
Pentesilea.
Talestris
Tebe.


AMFERO o ANFERES
Era uno de los hijos de Poseidón y Clito que formaron la generación de los atlantes.

AMFRISO
Era el dios del río del mismo nombre, en Tesalia, famoso porque sus orillas eran uno de los lugares que más frecuentaba Apolo. El dios guardaba allí los rebaños de Admeto y también desolló al sátiro Marsias tras vencerle en una competición de música. Del mismo modo en sus riberas sedujo a Evadne y Lícoris y mató accidentalmente a Jacinto mientras jugaban al tejo. Cuenta Ovidio que Amfriso fue uno de los dioses fluviales que acudieron a consolar a su hermano Peneo cuando su hija Dafne fue convertida en laurel para eludir los requerimientos amorosos de Apolo.

ÁMICO
Era hijo de Poseidón y de la ninfa Melia, una de las Melias, que fue rey de los bébrices en Bitinia. Era gigantesco y muy fuerte y retaba a todos cuantos pasaban por sus territorios a un combate con los puños., combate en el que siempre ganaba y en el que siempre mataba a sus contrincantes. Cuando los argonautas arribaron a sus costas los desafió siguiendo su costumbre y Pólux, uno de los Dióscuros, aceptó el reto. Pólux venció y mató a su rival de un golpe en la cabeza.
Otra versión narra que Amico sobrevivió y continuó con sus actuaciones violentas hasta que volvió a encontrarse con los hermanos en una fuente en la que no les permitió beber hasta que no lucharan contra él. Los gemelos aceptaron con la condición de que quien venciera podía hacer lo que deseara con el vencido. De nuevo venció Pólux y le hizo prometer a su rival que nunca más volvería a luchar contra nadie. 
Ámico castigado

AMIMONE
Era hija del rey de Argos, Dánao y de Europa, una hija del dios río Nilo. Durante una sequía promovida por Poseidón, Dánao envió a su hija Amimone en busca de agua. La joven, cansada de tanto buscar una fuente, se durmió apoyada en una roca y un sátiro que rondaba por las proximidades trató de abusar de ella. Fue salvada, en el último momento, por el dios del mar que arrojó su tridente contra la divinidad lasciva haciéndola huir. El tridente se clavó en la roca sobre la que se apoyaba Amimone haciendo brotar tres caños que formaron la fuente de Lerna. La muchacha y el dios se sintieron atraídos y el fruto de sus amores fue Nauplio.

AMINTOR
Era hijo de Hormenio, rey Ormenio. Se contaba que su esposa, celosa de la concubina Clitia, pidió a su hijo Fénix que sedujera a la muchacha. Amintor al descubrirlo pidió a las Erinias que maldijeran a su hijo para que no tuviera descendencia. Otra versión decía que Fénix fue cegado por su padre, pero que Quirón le devolvió la vista. Amintor murió a manos de Heracles por negarle la mano de su hija Astidamía o por impedirle el paso por sus tierras.

ANDRÓMACA
Era hija de Eetión, rey de la ciudad de Misia llamada Tebas, y esposa del príncipe troyano Héctor. Su padre y sus hermanos fueron muertos por Aquiles en una expedición de castigo contra los tebanos por la ayuda prestada a Troya y su madre se suicidó tras perder a su esposo e hijos.
Ella sufrió el horror de ver morir a su marido y a su pequeño hijo Actianacte o Escamandro, que fue despeñado desde lo alto de una torre de la ciudad, mientras ella se alejaba cautiva.
Correspondió a Neoptólemo como botín de guerra y éste la llevó consigo a Ftía haciéndola su concubina y engendrando con ella tres hijos: Pérgamo, Pielo y Moloso, antepasado de los reyes de Épiro. Tras la muerte de Neoptólemo a manos de Orestes, Andrómaca casó con el adivino Héleno, hermano de su difunto marido, con quien reinó en el Épiro teniendo un hijo llamado Cestrino. Un mito contaba que al final de su vida volvió con su hijo Pérgamo a Misia, donde fundaron una ciudad a la que dieron el nombre de la anciana. 

ANDROGEO
Era hijo de Minos y Parsifae, soberanos de Creta. Era un gran atleta y acudió a unos juegos panatenienses donde venció a todos sus competidores. El rey de Atenas, Egeo, envidioso por el éxito, le pidió que matara al toro que estaba asolando el territorio de Maratón. El joven aceptó, pero murió en el intento, muerte que fue la causa de que Minos invadiera el Ática y, tras apoderarse de Megara, sometiera a Atenas a un bloqueo que provocó la hambruna en la ciudad. Para librarse de ella los atenienses fueron obligados a pagar un tributo anual consistente en la entrega de siete jóvenes y siete doncellas para ser inmolados al Minotauro. 

ANFIARAO
Hijo de Ecles y de Hipermnestra, reyes de Argos. Algunas versiones decían que participó en la expedición de los argonautas. Se le consideraba como poseedor de dotes adivinatorias y que gozaba de la protección de Zeus y de Apolo. Su tío Tálao destronó a su padre y él, para recuperar el poder, mató al usurpador y desterró a su primo Adrasto. Más tarde los primos pactaron una reconciliación sellándola mediante su matrimonio con Erifila, hermana de Adrastro acordando, además, que en caso de existir un conflicto entre ellos, ambos aceptarían el dictamen de Erifila. Cuando Adrasto le propuso que formase parte de la expedición de los siete contra Tebas, Anfiarao se negó por intuir un fatal desenlace y su propia muerte. Pero Erifila, sobornada por Polinices mediante la entrega del collar de la diosa Harmonía, sentenció que debía unirse a la expedición. Él no tuvo más remedio que hacerlo, pero antes de partir pidió a sus hijos, Alcmeón y Anfiloco, que lo vengaran matando a su madre. Entablado el combate en Tebas, Anfiarao iba en su carro perseguido por Poriclimeno cuando Zeus lanzó un rayo que abrió una sima en la tierra por la que se precipitó.

ANFICTIÓN
Era el segundo hijo de Deucalión y Pirra. Fue rey de Termópilas y se casó con una princesa de Atenas, hija del rey Cránao. Más tarde destronó a su suegro y se proclamó rey de Atenas. 

ANFIÓN
Era hijo de Zeus y Antíope y hermano gemelo de Zeto. Ambos fueron abandonados recién nacidos en el monte Citerón por orden de su tío Lico, rey de Tebas, y recogidos por pastores. Anfión se convirtió en un hábil músico y Zeto destacó como ganadero.
Cuando crecieron y fueron informados de su historia decidieron vengar la afrenta a la que estaba sometida su madre por parte de Dirce, la esposa de Lico. Se dirigieron a Tebas, destronaron a su tío y mataron a su esposa atándola a los cuernos de un toro.
Como Anfión era muy aficionado a la música, Hermes le regaló una lira enseñándole a tocarla, cosa que hacía de forma tan excelsa que fomentó una leyenda según la cual, cuando los dos hermanos estaban construyendo las murallas de Tebas, mientras Zeto arrastraba los bloques de piedra con grandes esfuerzos, él simplemente tocaba la lira y las rocas se movían solas siguiéndolo dócilmente y colocándose en su lugar de destino.
Casó con Níobe, hija del rey de Lidia, con quien tuvo numerosa descendencia, pero todos perecieron a manos de Apolo y Artemisa como venganza porque Níobe se había burlado de Leto, la madre de ambos, por haber tenido sólo dos hijos, mientras ella había alumbrado una prole numerosa. Anfión se volvió loco a causa del fin trágico de sus hijos y quiso destruir el templo consagrado a Apolo en Tebas, por lo que fue condenado al Tártaro. 
Anfión y Zeto

ANFITRIÓN
Era hijo de Alceo, rey de Tirinto, y de su esposa Astidamía, y además nieto de Perseo. Estaba prometido a Alcmena, hija de su tío Electrión, rey de Micenas, cuando Pterelao, también primo suyo y aspirante al trono de su tío, se alzó en armas contra Electrión y en el curso del enfrentamiento murieron los hijos de ambos contendientes. Los tafios, pueblo comandado por Pterelao, hostigaban al reino de Micenas robándoles ganado y en cierta ocasión, cuando volvían de recuperar un rebaño sustraído, un animal enfurecido huyó de la manada y Anfitrión, tratando de impedir su fuga, le lanzó un palo para detenerlo, pero éste rebotó golpeando a Electrión, quien cayó muerto.
A causa de eso, Esténelo, el rey de Argos, de quien dependía Micenas, desterró a Anfitrión, que junto con su ya esposa se instaló en Tebas. Ésta había jurado que mientras no fueran vengados sus hermanos no yacería con su marido, por lo que éste emprendió una nueva campaña contra los tafios.

La noche que Anfitrión regresaba victorioso, Zeus, encaprichado de Alcmena, adoptó la figura de Anfitrión e hizo el amor con ella dejándola embarazada de Heracles. Esa misma noche, Anfitrión regresó a su hogar yaciendo también con su esposa quedando ésta embarazada de Ificles.

ANFÍTRITE
Según Hesíodo era una nereida hija de Nereo y Doris. Apolodoro, en cambio, la considera como una oceánide hija de Océano y Tetis.
La leyenda habla de que Poseidón, al verla bailando junto a otras nereidas, se enamoró de ella y se la llevó haciéndola su esposa. Otra versión, en cambio, cuenta que Anfítrite huyó del dios refugiándose en los confines del mundo bajo la protección de Atlas. Poseidón envió infinidad de mensajeros para que la encontraran y la persuadieran de que aceptara su oferta de hacerla reina del mar. Uno de los embajadores, llamado Delfino, la encontró y la convenció para que aceptara casarse con el dios. Delfino fue premiado dándole un lugar entre las estrella formando la constelación del Delfín.
Poseidón y Anfítrite tuvieron un hijo llamado Tritón y una hija llamada Rodo o Rode que dio su nombre a la isla de Rodas tras su matrimonio con Helios. Entre su descendencia también se incluyen los delfines y las focas.
Solía ser representada junto a Poseidón en un trono o conduciendo un carro tirado por hipocampos, caballos de mar, u otras criaturas fabulosas de las profundidades. También aparecía acompañada por Tritón y las nereidas.

ANCEO
Era hijo de Poseidón y Astipalea y estaba dotado de una fortaleza tal que sólo era superado por Hércules. Fue uno de los argonautas y participó también en la caza del jabalí de Calidón donde halló la muerte.

ANFISO
Era hijo de Apolo y Dríope y fue el constructor de una ciudad y de un templo dedicado a su padre al pie del monte Eta.

ANGELIA
Era hija de Hermes y de madre desconocida

ANIO
Era hijo de Apolo y Reo, una descendiente de Dioniso. Su padre le concedió el don de la profecía y se unió a Doripe con quien tuvo a tres hijas llamadas Elais, el olivo, Eno, el vino, y Espermo, la semilla, a quienes Dioniso había concedido la facultad de producir todo el aceite, el vino y el trigo que quisieran. Durante la Guerra de Troya, los griegos acudieron a ellas para avituallar a su ejército. Las Viñadoras, nombre con el que eran conocidas accedieron a la petición, pero pronto se cansaron y decidieron abandonar por lo que fueron perseguidas por los griegos. En su huida pidieron ayuda a Dionisio y éste las transformó en palomas.

ANQUISES
Era hijo de Capis y de Temiste y se consideraba como un pastor o, más comúnmente, como un príncipe troyano, posiblemente sobrino del rey Príamo, que estaba vigilando a sus rebaños en el monte Ida cuando Afrodita lo encontró y, dada su apostura, se enamoró de él yaciendo juntos y engendrando a Eneas. 

Fue cegado por un rayo por haber revelado a su hijo en nombre de su madre o, quizá, por jactarse de sus amores con una diosa.
Tras cargar con los Lares y Penates, es decir con las figuras de divinidades y de antepasados familiares, con Anquises y Ascanio, seguido muy de cerca por Creusa, la que se habría extraviado por el camino, Eneas huyó con un grupo de troyanos, en unas veinte naves, rumbo a Macedonia.
Tras la Guerra de Troya, fue salvado por su hijo llevándolo a Italia junto con otros troyanos fugitivos. Murió en Déprano donde fue enterrado, aunque más tarde, cuando Eneas visitó el Hades, lo encontró en los Campos Elíseos.

ANTENOR
Era un consejero del rey Príamo de Troya que abogaba por una solución pacífica entre los griegos y los troyanos, por lo que apoyó que el conflicto se resolviera mediante el enfrentamiento entre Paris y Menelao.

ANTEO
Era un gigante hijo de Poseidón y de Gea, la Tierra. Se decía de él que habitaba en los desiertos de Libia y que fundó en las proximidades de las columnas de Heracles una ciudad a la que puso el nombre de su esposa, Tingis (Tánger).
Anteo en su lucha con Heracles

Anteo había jurado que construiría un templo en honor a Poseidón hecho con cráneos humanos por lo que desafiaba a muerte a todo aquel que pasara por sus dominios. Siempre vencía en sus enfrentamientos con sus rivales pues cuando caía a tierra, su madre Gea reanimaba sus fuerzas. En su lucha con Heracles fue derribado tres veces sin consecuencia alguna hasta que el hijo de Zeus reparó en que recuperaba sus fuerzas al estar en contacto con la tierra y entonces lo mantuvo elevado hasta que consiguió asfixiarlo al impedir que recibiera el aliento de su madre.
El mito continúa diciendo que Anteo fue sepultado en la ciudad que había fundado bajo un montículo de tierra con la forma de un hombre tumbado y se decía que si se retiraba tierra de esta tumba llovería hasta que el agujero fuese tapado.

ANTEO
Era uno de los seres marinos hijos de Ponto y Talasa que eran conocidos como los telquines y que tenían cabeza de perro y cola de pez o serpiente.

ANTIANIRA
Cuando la reina de las amazonas, Pentesilea, murió durante la Guerra de Troya a manos de Aquiles, Antianira la sucedió en el trono. Fue conocida por ordenar que sus sirvientes fueran castrados y lisiados al considerar que eso les hacía ser mejores amantes. Se dice que tuvo dos hijos fruto del amor de Hermes: Equíon y Euritio.

ANTICLEA
Era hija de Autólico y de Anfitea. Su padre se había convertido en un hábil ladrón gracias a que Hermes le había otorgado el poder para cambiar el color de las cosas que robara por lo que actuaba impunemente. No obstante, Sísifo consiguió descubrirlo haciendo una marca en las pezuñas de sus reses. Cuando Sísifo acudió a casa de Autólico para reclamar su ganado sedujo a Anticlea, la hija del ladrón, quien, poco después, casó con Alertes, rey de Ítaca, y tuvo a Odiseo, motivo por el cual el progenitor del héroe troyano resultaba dudoso.
Anticlea se suicidó, o murió de pena, angustiada por la larga ausencia de su hijo, quien, cuando descendió al Hades en busca del adivino Tiresias encontró su alma y pudo hablar con ella.

ANTÍGONA
Era hija de Edipo y Yocasta, reyes de Tebas, y hermana de Eteocles, Polinices e Ismene. Acompañó a su padre al exilio y, a su muerte, regresó a la ciudad.
Tras el destierro de su padre, sus dos hermanos acordaron gobernar cada uno un año comenzando a hacerlo Eteocles, pero éste, al concluir su mandato, se negó a entregar el trono a su hermano y Polinices acudió a Argos buscando ayuda y volviendo al frente de una expedición militar conocida como Los siete contra Tebas. En el sitio a la ciudad, los dos hermanos se enfrentaron entre sí dándose muerte mutuamente, cumpliéndose la maldición que les había lanzado su padre. Entonces ocupó el trono Creonte, hermano de Yocasta, quien decretó que Polínices no recibiría honras fúnebres y sería dejado a la intemperie a disposición de los animales salvajes. Sin embargo, Antígona decidió desobedecer la orden y se disponía a enterrar a su hermano cuando fue descubierta y condenada a ser enterrada viva en la tumba que había preparado para su hermano. El adivino Tiresias comunicó a Creonte el desagrado de los dioses por sus decisiones y el rey revocó la orden, pero ya era tarde porque Antígona se había suicidado para no ser enterrada viva. Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona, al enterarse de la muerte de ésta, se suicidó y su madre Eurídice hizo lo propio cuando supo la muerte de su hijo.

ANTÍNOO
Era hijo de Eupeites y fue uno de los más destacados pretendientes de Penélope durante la ausencia de Odiseo, partícipe en la Guerra de Troya.
Su historia es narrada en la Odisea de Homero. Intentó matar a Telémaco cuando este regresó de su visita a Menelao, pero Telémaco logró escapar de sus asechanzas. Se distinguía por su violencia y su brutalidad, orgullo y dureza. Insulta a Eumeo cuando éste llevó a Odiseo al palacio bajo la apariencia de un mendigo. También provoca el enfrentamiento entre el mendigo Iro y Odiseo, cuando aquel intentó echar a Odiseo del palacio en donde él era el mendigo oficial. Antínoo fue el primer pretendiente en morir, cuando una flecha disparada por Odiseo le atravesó la garganta mientras bebía.
Matanza de los pretendientes. Antínoo yace en posición supina con una flecha en la garganta.

ANTÍOPE
Era una hija del dios río Asopo, que baña Tebas, y de su esposa Metope. Algunas versiones la consideran hija del rey Niceto, de Tebas, y de su esposa Polixoo. En cualquier caso su belleza era tan extraordinaria que Zeus la sedujo dejándola embarazada. Antíope no fue creída por su padre cuando le dijo quién era el autor de su embarazo y fue acusada de blasfema, viéndose obligada a huir hasta la corte de Epopeo, rey de Sición, donde obtuvo protección, hecho que su padre consideró como alta traición, desencadenándose la guerra entre ambas ciudades. En el curso de la batalla, el rey tebano cayó herido, pero antes de morir pidió a su hermano Lico que castigase el crimen de su hija.
Lico cumplió la promesa y tras la muerte de Epopeo capturó a Antíope y la llevó de vuelta a Tebas. Durante el viaje dio a luz a los hijos de Zeus a quienes llamaría Zeto y Anfión.
Una vez en Tebas, Lico entregó a la prisionera a su esposa Dirce para que la custodiara. Dirce la sometió a toda clase de vejaciones y tormentos hasta que logró escapar y reunirse con sus hijos en el monte Citerón. Éstos vengaron las afrentas y sufrimientos de su madre destronando a Lico y atando a Dirce a un toro que la arrastró hasta su muerte.
Dioniso, de quien Dirce era sacerdotisa, se encolerizó al conocer los hechos e hizo enloquecer a Antíope obligándola a recorrer toda Grecia en un estado lamentable hasta que encontró a Foco, un nieto de Sísifo, quien la curó de su locura y se casó con ella.

Alguna versión afirma que Antíope se casó con Epopeo y tuvo con él dos hijos llamados Maratón y Enope.

ANTÍOPE
Otra Antíope fue una reina de las amazonas, hija de Ares y hermana de Hipólita y Melanipa. Cuando Euristeo encomendó a Heracles la misión de arrebatar a Hipólita el cinturón mágico que le había regalado Ares, el héroe, acompañado por Teseo, inició una guerra contra las temibles mujeres que pareció terminar cuando Hipólita les entregó el cinturón. Sin embargo, tras el fin de la contienda, Teseo secuestró a Antíope y la hizo su amante, por lo que las amazonas reiniciaron la guerra con el fin de liberarla, llegando incluso hasta Atenas donde fueron derrotadas.
Algunas versiones afirman que durante el asedio a Atenas Antíope luchó en el bando de las amazonas, y que una compañera llamada Molpadia la mató de un flechazo cuando iban a ser derrotadas para evitar que su reina fuera violada o ultrajada por los atenienses. Otros autores, confundiéndola con Hipólita, afirman que llegó a casarse con Teseo (siendo la única de las amazonas que se casó) y a tener un hijo con él llamado Hipólito. Teseo terminaría planeando casarse con Fedra, tras abandonar a su esposa, o habiendo muerto ésta tras dar a luz. En la versión en la que Teseo está casado con Antíope (o Hipólita) y la abandona, ésta intenta vengarse llevando a las amazonas a la boda de Teseo y Fedra para matar a todos, aunque fracasa al ser asesinada, según las versiones, por Teseo (siguiendo un oráculo) o por Pentesilea, otra amazona.


ANTÍOPE
También era una hija de Eolo que fue amante de Poseidón, con el que tuvo a Beoto y a Heleno.

APIS O APIA
Era hijo de Foroneo y de la ninfa Telédice o de Peito y fue rey de Sición. De su padre heredó el poder sobre el Peloponeso que tomó de él el nombre de Apia. No obstante, se comportó como un tirano y fue asesinato por Etolo, rey epónimo de Etolia. Otra versión afirma que sus asesinos fueron Telxión y Telquis. A su muerte fue venerado como un dios. Pausanias afirma que era hijo de Telquis y padre de Texión. Más tarde, Argo, descendiente de su hermana Níobe, vengó su muerte.

AQUILES
Era hijo del mortal Peleo, rey de Fitía, país de los mirmidones en Tesalia, y de la nereida Tetis, a quien habían pretendido Zeus y Poseidón hasta que Temis profetizó que si Tetis tenía un hijo, éste sería más poderoso que su padre. En vista de ello, ambos dioses renunciaron a sus a pretensiones y obligaron a Tetis a contraer nupcias con el mortal Peleo. Tetis, al nacer Aquiles, intentó hacerlo inmortal sumergiéndolo en la laguna Estigia sujetándolo por el talón por lo que esa parte del cuerpo no recibió el baño quedando vulnerable.
Otra versión decía que la diosa quemaba el cuerpo del niño durante el día para desprender sus partes mortales y por la noche lo ungía con ambrosía. Peleo la sorprendió quemando a su hijo y se lo arrebató violentamente quedando el niño con un talón carbonizado. Tetis, enfurecida, desapareció arrojándose al mar y Peleo sustituyó el talón quemado del niño por la taba del gigante Dámiso, célebre por su velocidad en la carrera, causa por la que Aquiles era conocido como “el de los pies ligeros”.
Tras ser abandonados por Tetis, Peleo entregó a su hijo al centauro Quirón para que lo criara y éste lo alimentaba con jabalíes, leones y osos para aumentar su valentía. También lo instruyó en el manejo del arco, en el arte de la elocuencia y la curación de las heridas. La musa Calíope les enseñó el canto y el profeta Calcas predijo que Aquiles tendría que escoger entre una vida corta y gloriosa o una larga y anodina.

Tetis, sabiendo que su hijo perecería en la guerra de Troya si participaba en ella, trató de evitarlo escondiéndolo disfrazado de mujer en la corte de Licomedes, rey de Esciro. Allí Aquiles, con el nombre de Pirra, vivió entre las hijas de Licomedes a una de las cuales, Deidamía, sedujo dejándola embarazada de Neoptólemo.
Como el adivino Calcas había profetizado cuando Aquiles tenía nueve años que Troya no caería sin la presencia del futuro héroe, Odiseo marchó a Esciro disfrazado de mercader ambulante vendiendo ropas y joyas femeninas entre las que había colocado un escudo y una lanza. Al exponer el muestrario a las mujeres, Aquiles tomó la lanza y Odiseo lo descubrió pese a su disfraz y lo convenció para unirse a la campaña de Troya. Según otra versión, Odiseo tocó una trompeta de alarma mientras estaba con las mujeres de Licomedes y, mientras éstas huyeron asustadas, Aquiles se preparó para defender la corte, desvelando así su identidad.
Camino de Troya, la flota griega se detuvo en Misia, donde, en una disputa, Aquiles hirió al rey Télefo. Los aqueos reanudaron su viaje y la herida de Télefo no sanaba por lo que éste consultó a un oráculo, quien le informó de que la herida sólo podría curarla quien la infligió.
Télefo disfrazado de mendigo se dirigió a Áulide, donde la flota estaba varada, pidiendo a Aquiles ayuda para curar su herida. Aquiles se negó, alegando no tener conocimientos médicos. No obstante, Odiseo pensó que la lanza era la causante de la herida y por tanto ella debía curarla. Se rasparon unas virutas del asta sobre la herida y ésta cicatrizó.
Un relato decía que al llegar los barcos griegos a Troya, Aquiles luchó contra un hijo de Poseidón llamado Cicno que era invulnerable excepto por su cabeza.
Una profecía había pronosticado que si Troilo, el hijo menor de Príamo y Hécuba, llegaba a cumplir los veinte años, Troya sería invulnerable. Cuando el joven tenía diecinueve años estaba un día abrevando sus caballos en la Fuente del León fuera de las murallas de Troya, y Aquiles lo vio enamorándose de su belleza. El joven rechazó sus proposiciones y se refugió en el templo de Apolo, pero Aquiles lo persiguió hasta el interior del santuario y le decapitó en el mismo altar del dios.
Agamenón había tomado como concubina a Criseida, hija de Crises, sacerdote de Apolo, y se negó a devolverla a su padre pese al cuantioso rescate ofrecido por éste. Crises recurrió a Apolo y el dios envió una plaga al campamento aqueo que lo estaba diezmando. Calcas, el adivino, supo los motivos de la plaga y declaró que Criseida debía ser devuelta a su padre. Agamenón terminó accediendo, pero exigió a cambio la entrega de Briseida, una concubina y esclava de Aquiles. Éste, enfurecido por la ofensa, decidió retirarse con sus mirmidones de la lucha. A causa de su retirada, los troyanos ganaron terreno tal como advirtió Néstor. Agamenón envió a Odiseo como mediador ofreciendo a Aquiles la devolución de Briseida si volvía a la lucha, pero Aquiles rechazó la oferta.
Los troyanos, dirigidos por Héctor, hicieron retroceder al ejército griego hasta las playas con la intención de incendiar sus barcos. Entonces Patroclo pidió a su amigo Aquiles que le permitiera utilizar sus armas y éste accedió. Los troyanos retrocedieron creyendo que luchaban contra los mirmidones, pero Patroclo cayó herido de muerte.
Enfurecido por la muerte de su amigo, Aquiles retornó al campo de batalla causando estragos entre sus enemigos y dispuesto a luchar, incluso, contra el dios río Escamandro que se quejaba de que su cauce se estaba obstruyendo con los cuerpos de sus víctimas, aunque Hera y Hefesto impidieron el combate. 
No obstante, el objetivo de Aquiles era Héctor contra quien, finalmente, luchó y mató atravesándole el cuello con una lanza por el único sitio que la armadura dejaba al descubierto. Entonces ató el cuerpo a su carro y lo arrastró por el campo de batalla dejándolo después a la intemperie. Finalmente, Príamo, con la ayuda de Hermes, pudo llevarse el cuerpo de su hijo y celebrar los ritos funerarios.
Tetis brinda su amor a Aquiles mientras llora la muerte de Patroclo


En el curso de las hostilidades, Aquiles se enfrentó a Pentesilea, reina de las amazonas, a quien atravesó el pecho con su lanza causándole la muerte, pero quedando impresionado por su arrojo y belleza de tal forma que, cuando Tersites, uno de los soldados griegos, se burló de él por ello, lo mató.
Tras la muerte de Patroclo, el compañero más íntimo de Aquiles fue Antíloco, hijo de Néstor y cuando Memnón de Etiopía, hijo de Titono y Eos, lo mató, Aquiles se vengó matándolo a él.
La muerte del caudillo mirmidón fue causada por una flecha envenenada disparada por Paris y guiada por Apolo hacia el talón del héroe, aunque también se conocía una versión según la cual fue Apolo el que le quitó la vida clavándole un cuchillo en la espalda cuando Aquiles iba a visitar a la princesa troyana Políxena. Tetis llevó sus huesos, junto a los de Patroclo, a la isla de Leuce, en el delta del Danubio. Tras su muerte, Odiseo, en disputa con Áyax el Grande, se apropió de la armadura que había sido forjada por Hefesto. Por no haber conseguido la armadura, Áyax se volvió loco y terminó suicidándose.

ARCAS
Era hijo de Zeus y Calisto y fue el que dio nombre a Arcadia y a sus habitantes. El mito de Arcas es diferente según versiones.
Una de ellas dice que, tras la muerte de su madre, Zeus encargó a Hermes que lo entregara a la pléyade Maya para que lo criara. Cuando alcanzó la edad adulta, se hizo reconocer como heredero por su abuelo Licaón y enseñó a los arcadios a cultivar el trigo y hacer pan así como a hilar la lana y tejer sus hilos. A la muerte de su abuelo heredó el trono y cambió el nombre del territorio que pasó a llamarse Arcadia en vez de Pelasgia.
Otra versión cuenta que era hijo de Licaón, quien, cuando Zeus lo visitó de incógnito para comprobar por sí mismo las maldades que se contaban del rey, mató a Arcas, cocinó su carne y se la sirvió al dios con objeto de comprobar su divinidad. Zeus descubrió la naturaleza del manjar y enfurecido transformó a Licaón en lobo, mató a todos sus hijos y devolvió la vida a Arcas, quien se convirtió en rey y cambió el nombre del país de Pelasgia a Arcadia.
Tuvo diversas relaciones. Una versión dice que con Leanira tuvo dos hijos llamados Élato y Afidas. Otra dice que la madre de estos dos y de Azán, fue la musa de la lírica y de la poesía amorosa, Erato. Fue padre de Trifilo con Laodamía. También se le atribuye la paternidad de Erimanto con madre desconocida.
Tras su muerte, fue elevado al cielo como la constelación de la Osa Menor junto a su madre Calisto, la Osa Mayor, pero Hera, insatisfecha por la posición relevante de Calisto y Arcas en el cielo, pidió ayuda a Tetis, su niñera, y ésta las maldijo obligándolas a no bajar nunca del horizonte, justificando así su condición de circumpolares.

ARDALOS
Hijo de Hefesto que fue escultor e inventor de la flauta.

ARGONAUTAS
Se conocen con este nombre a los acompañantes de Jasón en su viaje en busca del vellocino de oro. Su denominación procedía del nombre de la nave que utilizaron bautizada en honor a su constructor Argos. Su número variaba según los autores oscilando entre cuarenta y cincuenta y cinco, aunque en la generalidad se aceptaba que eran cincuenta los navegantes.

Desarrollo de la historia
Pelias y Neleo
Salmoneo, hermano de Atamante, tenía una hermosa hija llamada Tiro, que fue amada por Poseidón. Sin embargo, Tiro se enamoró del río Enipeo y a menudo paseaba por sus orillas. Entonces Poseidón asumió la forma del dios río y la visitó, haciendo que una ola pasara por encima de ambos. Entonces el dios reveló su identidad, y su debido tiempo, Tiro tuvo de Poseidón dos hijos gemelos: Pelias y Neleo. Éstos fueron abandonados por su madre, por vergüenza de haberse dejado engañar por Poseidón, pero fueron encontrados por dos animales. Pelias fue nutrido por una yegua y Neleo por una perra.
Neleo llegó a ser el fundador de la dinastía de Pilos, y Pelias fue adoptado en la corte de Creteo, rey de Yolco de Tesalia. Cuando Creteo falleció, dejó un hijo llamado Esón como heredero, pero Pelías usurpó el trono de Yolco.

Jasón
Esón estaba casado con Alcimede, hija de Fílaco, y tuvo un hijo llamado Jasón. Al serle arrebatado el trono a Esón, éste hizo extender el rumor de que su pequeño hijo, legítimo heredero, había nacido muy enfermo y que murió poco después; enseguida se celebraron ceremonias fúnebres, mientras Alcimede se lo llevaba secretamente al monte Pelión y lo entregó al cuidado del centauro Quirón.


Entretanto, Pelias estaba intranquilo, porque un oráculo le había advertido que no se fiase del hombre de una sola sandalia, el cual le causaría su perdición. Alcanzada la edad viril, Jasón dejó la compañía de Quirón y volvió resueltamente a Yolco para recuperar su reino; llevaba una piel de pantera sobre los hombros y un pie descalzo, pues había llovido mucho y ayudó a una anciana (que se trataba de Hera disfrazada) a cruzar el río Anauro (“torrente”), y al hacerlo, perdió en el barro una de sus sandalias. Llegando en esta manera, Jasón encontró a su tío haciendo un sacrificio público; al momento Pelias reconoció al hombre del destino, y le preguntó su nombre y su profesión. Entonces Jasón le dijo directamente cómo se llamaba, de quién era hijo y su pretensión de recuperar el trono paterno.
Pelías simuló estar dispuesto a dejar el trono, pero persuadió a Jasón de emprender una tarea prácticamente imposible, confiando en que nunca regresaría. Se trataba de la peligrosa búsqueda del vellocino de oro, del carnero que salvó de la muerte a los hermanos Frixo y Hele de la persecución de su propio padre Atamante, y que a la sazón guardaba Eetes, hijo de Helio y rey de Cólquide, región situada en el extremo oriental del Ponto Euxino (mar Negro).

El Argo
Jasón aceptó el desafío y le pidió a un maestro armador, de nombre Argos, que le construyera una embarcación nunca vista, con cincuenta remos, a la cual Atenea fijó en la proa una pieza de roble de Dodona, que tenía el poder de hablar. La nave fue llamada Argo y Jasón reunió cincuenta voluntarios de todas partes de Grecia para que zarparan con él: a cambio, la gloria y la fama acompañarían de por vida a los que participaban en la búsqueda del vellocino de oro.
El grupo elegido incluía al héroe Heracles, el músico Orfeo, Tifis, el hábil timonel; Linceo, el vigía, cuya vista era tan aguda que podía penetrar a través de la tierra; Cástor, el gran jinete, y Pólux, su hermano, el poderoso púgil; Ificlo famoso por su destreza como corredor, tan rápido que podía correr sobre un campo de trigo sin sus espigas; el veloz Eufemo, que podía correr por encima de las olas sin mojarse los pies; los hijos de Bóreas, Zetes y Calais, que siendo hijos de un dios del viento, poseían alas y podían volar; Periclímeno, que en combate podía pedirle a Poseidón lo que sea; el noble Peleo y Telamón, quienes serían respectivamente padres de Aquiles y Ayax, héroes de la guerra de Troya; Mopso, el adivino, y varios otros valerosos héroes con grandes habilidades. Argos zarpó de Yolco hacia la isla de Lemnos y pasó por el Ponto Euxino; Misia, una zona al este del mar Egeo; y Tracia.



Hipsípila
Partiendo de la costa de Pásagas, el puerto de Yolco, los héroes hicieron el primer alto en Lemnos. Aquí encontraron que todo estaba en manos de las mujeres, porque no había quedado ningún hombre; esto se debía a que las mujeres de Lemnos despreciaron el culto a Afrodita, y la diosa se vengó haciendo que ellas despidiesen un mal olor que desagradó a sus maridos. Éstos llenaron el vacío dejado por sus esposas con mujeres tracias que habían capturado en una incursión al continente. Entonces las mujeres de Lemnos, en una sola noche, dieron muerte a todos los hombres de la isla; solamente Hipsípila mostró sentimientos hacia su padre Toante (que era el rey de Lemnos) y lo ayudó a escapar poniéndolo a flote dentro de una caja vacía. Las mujeres, después de leves muestras de resistencia, alegráronse de llegar a un acuerdo con los Argonautas, los cuales convivieron con ellas durante un año y les dieron muchos hijos. Finalmente Heracles les instó para que continuaran la expedición.

Hilas
En su segundo alto, se detuvieron en la costa de Misia, en Asia Menor, porque Heracles había roto su remo. Fue en busca de material para construirse otro, pero después de reponerlo, abandonó el barco para buscar a Hilas, su amado escudero; las ninfas marinas, atraídas por su belleza, arrastraron a Hilas a la fuente de la que estaba sacando agua. Él no volvió a aparecer. Heracles abandonó la expedición para buscar a Hilas y su búsqueda se extendió a los propios misios, que la repetían un día por año.


Amico
Los Argonautas siguieron su travesía y llegaron al país de los brébices, en Bitinia, cuyo rey Amico era hijo de Poseidón por medio de Melia, ninfa de los fresnos. Amico insistía en pelear con todos los extranjeros que pisaban sus tierras; Pólux, el hábil púgil, aceptó el reto y dejó fuera de combate a Amico después de un rápido asalto. Los brébices, que carecían de instintos deportivos, irrumpieron en el cuadrilátero, armados de garrotes y otras armas bárbaras, pero enseguida fueron vencidos por los Argonautas.

Fineo y Las Arpías
La parada siguiente fue en Salmideso, al este de Tracia. Aquí los Argonautas salvaron al rey Fineo, por cuya agudeza profética lo cegaron los dioses y lo persiguieron dos arpías, criaturas aladas con cabeza y pecho de mujer vieja y cuerpo y cuerpo y garras de aves de presa. Las arpías le impedían comer quitándole la comida o defecando sobre su mesa. Antes de informar a Jasón el modo de llegar a su objetivo, Fineo pidió ser librado de las arpías. Realizaron esta tarea Zetes y Calais, quienes las persiguieron a través del mar, hasta las islas Estrófades, donde los divinos mensajeros, Hermes e Iris, les indicaron que regresaran y juraron que Fineo ya no tendría que preocuparse jamás a causa de las arpías.


Las Simplégades
En agradecimiento, Fineo dijo a los Argonautas cómo pasar a través de las Simplégades, las rocas que guardaban la entrada al mar Euxino chocando unas contra otras cuando alguien pasaba entre ellas. Tal como Fineo les había advertido, los Argonautas soltaron una paloma que voló entre las Simplégades. Como las rocas se entrechocaron y comenzaron a volver a su posición, el Argo pasó rápidamente a través de ellas, habiendo recibido sólo daños insignificantes la popa de la nave.


Los Argonautas en Cólquide
Finalmente, los Argonautas llegaron a Cólquide. Allí, mientras dormían, Hera y Atenea pidieron a Afrodita que envíe a su hijo Eros para que Medea, la hija del rey Eetes (hijo de Helio y Perse), se enamore de Jasón, pues sus poderes como sacerdotisa de Hécate serían necesarios para que los Argonautas lleven a buen término su aventura. Al día siguiente Jasón manifestó sus intenciones de apoderarse del vellocino de oro, pero Eetes afirmó que no entregaría si antes Jasón no uncía a dos toros de pezuñas de bronce que echaban fuego por la boca y con ellos arara un campo, donde debería después sembrar el campo con los dientes del dragón que Cadmo, el fundador de Tebas, había matado tiempo atrás, y, además, vencer a los hombres armados que nacieran de aquéllos.

La tarea parecía ímproba, pero Medea, en una visita nocturna, le declaró su amor a Jasón y prometió ayudarle a cambio de la promesa de una fidelidad duradera y de llevarla a Yolco con él. Jasón aceptó y la mañana siguiente llevó a cabo su proeza con una pócima para untar su cuerpo, que Medea le había dado y que hizo invulnerable su cuerpo. Así pudo domar a los toros sin sufrir quemaduras, aró el campo y sembró los dientes; de los guerreros se deshizo con el mismo método utilizado por Cadmo, arrojándoles una piedra, haciendo que comenzaran a luchar unos contra otros hasta que todos se mataron entre sí.


Eetes no estaba dispuesto, pese a todo, a ceder el vellocino de oro y concibió el proyecto de atacar a los Argonautas por la noche y destruirlos junto con su nave. Pero Medea les ayudó a robar el vellocino de oro esa misma noche, hechizando al dragón insomne que lo custodiaba. Descolgando el vellocino del árbol donde estaba sujetado, los Argonautas se lo llevaron e inmediatamente zarparon de Cólquide; Medea llevó consigo a su joven hermano Apsirto. Para escapar de la persecución de Eetes, Medea mató a Apsirto y dispersó sus restos en el mar. El rey se detuvo a recogerlos y la demora permitió escapar a Jasón y a su grupo.

El retorno del Argo
En el viaje de regreso los Argonautas fueron hasta los mismos confines de la tierra, entraron en la corriente de Océano, y dieron la vuelta remontando la corriente del Istros (Danubio), y pasaron al Erídano hasta que llegaron de nuevo al Mediterráneo. La proa parlante del Argo les hizo conocer que la cólera de Zeus los perseguía a causa del asesinato de Apsirto. Los Argonautas fueron a Ea, la isla de Circe, hija de Helio, donde todos, excepto Medea, fueron purificados por el terrible crimen. Zarparon y pasaron por delante de las sirenas, hijas de Forcis, con cuerpo de ave y cabeza de mujer, quienes hechizaban con su canto a todos los que pasaban junto a su isla, invitándoles a desembarcar para que se estrellen contra las rocas y se ahoguen; los Argonautas escaparon porque Orfeo tañó su lira tan dulcemente que consiguió anular el fatal efecto de la canción de las sirenas.


Después pasaron sin inconvenientes entre Escila, el monstruo de seis cabezas, que no pudo devorar a ningún tripulante debido a la velocidad del Argo, y las nereidas, enviadas por Hera, salvaron al barco de ser tragado por el remolino de Caribdis. Una violenta tempestad los apartó de su ruta, llevándolos al sur, y embarrancaron en la costa de Libia; se vieron obligados a transportar por tierra la nave hasta que llegaron al lago Tritonis. Aquí, cuando a duras penas se abrían paso a través de los canales del lago, Tritón les dio un terrón, que más tarde arrojaron al mar y creció hasta convertirse en la isla de Tera, donde se abastecieron de agua. Desde allí, zarparon hacia Creta y se toparon con un gigante de bronce llamado Talo, que vigilaba la isla caminando alrededor de ella tres veces al día, y a todos aquellos a quienes atrapaba, los mataba arrojándolos al fuego. Este monstruo era superviviente de la raza de Bronce, y había sido hecho por Hefesto y regalado por él a Zeus. En uno de sus talones estaba su único punto débil, la entrada de una vena, cerrada por una aguja de bronce. Medea lo sumió en un trance hipnótico, y los Argonautas se deshicieron de él sacándole la aguja.

Próximo Capítulo: Cosmogonía Griega 4


[1] Hado. (Del lat. fatum). m. Fuerza desconocida que, según algunos, obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos.

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